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APUNTES GEOGRÁFICOS SOBRE LA DISTRIBUCIÓN Y
EVOLUCIÓN RECIENTE DE LA PAPA EN CANARIAS
FRENTE A LAS POLÍTICAS AGRARIAS EUROPEAS:
ESPECIAL REFERENCIA A TENERIFE
Irène Dupuis
Antonio Perdomo Molina
La papa es, junto con el plátano, uno de los cultivos más firmemente ligados al imaginario
colectivo de los canarios. Su imagen supera el marco de su realidad agrícola y, como no podía
ser de otro modo, también está profundamente relacionada con la realidad del consumo 1 de
esta hortaliza.
La papa es, por superficie productiva, el tercer cultivo de Canarias, tras el viñedo y la
platanera, es decir el 11% de la superficie cultivada. 2 En cuanto a su papel social, hemos
de indicar que el cultivo está mayoritariamente en manos de pequeños agricultores, cifrándose
el número de explotaciones en unas 10.000, con lo cual cualquier decisión o política adoptada
para este cultivo tiene una repercusión social muy alta. Por el contrario, su participación en la
producción final agraria es baja con respecto a otros cultivos: el 5% del total. La perspectiva
de los últimos 20 años de este producto nos sitúa en un escenario de profunda crisis, lo que se
plasma en un vertiginoso retroceso de la superficie cultivada.
La importancia socioeconómica del sector de la papa, en el momento de la entrada a la
Comunidad Europea (CE), lleva a las autoridades públicas a apoyarlo dentro del Programa de
Opciones Especificas a la Lejanía e Insularidad (POSEICAN). 3 Este programa, adoptado en
1992, constituye una de las herramientas más importantes de la plena integración de las
Canarias a la CE, creando medidas fiscales, agrícolas y estructurales, únicas en el ámbito
europeo. 4 Dentro del paquete agrícola, el sector de la papa es sin duda el que se benefició de
la estrategia más completa. Después de 12 años desde su puesta en marcha, es posible realizar
hipótesis sobre los efectos de estas medidas y la aplicación del conjunto de la Política Agraria
Común sobre este cultivo.
¿Qué han supuesto para el sector estas medidas, en gran parte financiadas por fondos
europeos? ¿Han tenido un impacto sobre las dinámicas del sector? ¿En qué medida? ¿Cómo
se articula territorialmente esta producción? Estas cuestiones se enmarcan en un contexto
donde predomina una percepción ambivalente de las políticas europeas, balanceándose entre
ignorar sus impactos o magnificar su capacidad a transformar las realidades, sin tener en
cuenta las peculiaridades de cada isla o comarca.
Intentaremos en esta comunicación describir y analizar, desde un punto de vista
geográfico, la distribución territorial del cultivo y desentrañar los efectos de las políticas
europeas sobre el sector. Para tratar este tema, los resultados expuestos se basan en un análisis
de las fuentes estadísticas existentes, a partir de las cuales se elaboró una cartografía que
sirvió de base a nuestro análisis. 5 Igualmente, se estudió el conjunto reglamentario de medidas
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adoptadas para este sector. Se completó el trabajo con la realización de encuestas de campo y
la labor profesional del coautor como Agente de Extensión Agraria.
LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DEL CULTIVO DE PAPAS EN CANARIAS: ESPECIAL REFERENCIA A
TENERIFE
Para el conjunto del archipiélago, se ha producido, durante las dos últimas décadas, una
progresiva reducción de la superficie cultivada, la cual ha disminuido hasta menos de la mitad
de la sembrada a mediados de los ochenta (ver Figura 1).
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Has
Entrada en la CE
Aplicacion
POSEICAN
Figura 1. Evolución de la superficie cultivada en Canarias de 1980 a 2002
Fuente: CEDOC 1987 y Consejería de Agricultura, series de 1987 a 2003. Elaboración propia.
Resulta interesante destacar que esta reducción producida entre 1988 y 2002 no es de igual
intensidad en todo el conjunto del territorio canario (Mapa 1). 6 Mientras que en las islas de
mayor producción –Tenerife, Gran Canaria y La Palma (Mapa 2)–, la reducción de superficie
cultivada oscila entre el 40 y el 58%, en La Gomera y en Lanzarote, es menor, con un 30% y
un 10% respectivamente. Destacan por ambos extremos las islas de Fuerteventura y El Hierro,
pues mientras en la primera se produce un fenómeno de índole contrario, es decir, aumenta la
superficie cultivada en más del doble, es en El Hierro donde la reducción alcanza el 75% de
la superficie. No pretendemos entrar analizar con profundidad las causas de este retroceso, la
dinámica general de la agricultura en las medianías de Canarias ha sido abordada en trabajos
específicos 7 y la papa, como cultivo principal de esa comarca, no es ajena a la misma. Sin
embargo, sí debemos intentar explicar lo contradictorio de los datos de Fuerteventura, para
ello es necesario considerar que las estadísticas oficiales de este año han sido cuestionadas por
diferentes investigadores, aunque bien ha podido influir en la magnitud de las cifras el hecho
de haberse producido un cambio de orientación productiva del campo majorero por el
progresivo abandono del cultivo del tomate.
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Mapa 1. Evolución de las superficies insulares de papas entre 1988 y 2002
Fuente: Consejería de Agricultura, 2003. Elaboración propia.
Para ver cómo se plasma en el territorio insular este cultivo, hemos elegido tomar como
estudio el caso de Tenerife. Se trata de la isla que presenta una mayor superficie cultivada de
papas, más del doble de Gran Canaria que es la segunda en cuanto a superficie productiva. Sin
embargo, las diferencias espaciales, organizativas, de tecnificación, de sistema de cultivo, etc.
entre las Islas son muy marcadas.
La distribución espacial de los cultivos de papa en la isla de Tenerife, y su combinación
con el resto de cultivos, nos permite extraer una serie de conclusiones que avanzamos ahora y
desarrollaremos a continuación:
· por un lado, la existencia de municipios donde la producción de papas tiene un peso
fundamental en su actividad agraria. Cuando la superficie cultivada de papas supere el
50% municipal consideraremos que nos encontramos ante un municipio que hemos
denominado como “papero”.
· por otra parte, la existencia de sistemas de cultivo diferentes según las vertientes de la
isla: barlovento y sotavento.
Si observamos con detenimiento la distribución de la superficie cultivada por términos
municipales en la isla de Tenerife (Mapa 3) podemos concluir que existen municipios, en el
oeste insular y el Puerto de la Cruz, donde la superficie cultivada de papas es testimonial.
Frente a ellos existen otros municipios de la vertiente norte, como Icod, Los Realejos, La
Orotava, La Laguna y El Rosario, donde la superficie cultivada es bastante elevada. Esta
característica de disponer de una amplia superficie dedicada al cultivo no nos parece
suficiente razón como para considerar a estos municipios como “paperos”, pues bien podría
suceder, y éste es el caso, que se incluyan entre esos municipios con una gran producción en
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otros subsectores y para los cuales la papa no es en modo alguno su cultivo principal. Por
tanto preferimos definir un municipio como “papero” según la importancia relativa del cultivo
de papa frente al total de la superficie cultivada, tal y como viene reflejado en el Mapa 4.
Cuando se representa este fenómeno vemos que aparecen nuevos municipios “paperos” en la
vertiente sur, en los cuales la papa representa más del 50% de la superficie cultivada, estos
son: San Miguel, Granadilla, Arico, Fasnia y Candelaria, mientras que de la relación de
municipios del norte con alta producción de papas, habría que matizar su importancia en el
caso de La Orotava y La Laguna, pues para ellos la papa representa menos del 50% de la
superficie cultivada. 8 Aparece como el primer municipio “papero” por importancia relativa de
su producción El Tanque, puesto que la papa ocupa casi el 75% de su superficie cultivada,
aunque ésta es comparativamente pequeña.
La segunda conclusión, la diferencia de sistema de cultivo entre vertientes, queda reflejada
muy bien al observar la distribución de la superficie de papas en regadío y en secano (Mapa
5). Como no podía ser de otro modo por las características climáticas, el regadío ocupa todo
el sotavento insular, mientras que el secano se circunscribe al barlovento. En aquellos
municipios que carecen de plataforma costera o medianías bajas y, por lo tanto, con ausencia
de terrenos situados a cotas regables, el secano es casi el único sistema de cultivo, lo cual se
advierte en el caso de El Sauzal, La Matanza, La Victoria y El Tanque.
También aparece una diferencia espacial por vertientes cuando estudiamos la
estacionalidad de los cultivos (Mapa 6), la cual se relaciona en gran medida con la posibilidad
y necesidad de regar. En la vertiente sur predominan los cultivos denominados tardíos
(sembrados del 1 de julio al 30 de septiembre) y los extratempranos (sembrados del 1 de
octubre al 31 de diciembre). La razón de esta estacionalidad de la producción se explica por
conjugarse la posibilidad de regar con otros dos factores: por un lado, la búsqueda de los
mejores precios de mercado, huyendo de la mayor producción de la vertiente norte que
masivamente se coloca en el mercado en los meses de mayo y junio; por otro lado, la herencia
de un pasado agroexportador que comercializaba la papa en el mercado extratemprano inglés
y que definitivamente desapareció en 1981. No existe la misma estacionalidad en la vertiente
de barlovento, ya que en ella la “obligación” del cultivo de secano y las condiciones
climáticas, circunscriben la producción al periodo extratemprano (especialmente en el Valle
de La Orotava) y especialmente de media estación (sembrado del 1 de enero al 31 de marzo),
mientras que las papas sembradas en verano (tardías) son testimoniales y se reducen a
aquellos municipios con posibilidad de riego. 9
Las conclusiones de diferencia entre vertientes y la existencia de municipios “paperos”
quedan otra vez meridianamente claras cuando observamos el mapa que representa la
asociación en una misma parcela de la papa con otros cultivos (Mapa 7). Es en los municipios
del norte y en algunos del sur como San Miguel, Candelaria y Vilaflor donde la papa es el
único cultivo, mientras que en el resto del sotavento la papa es predominantemente un cultivo
asociado. Igualmente, resalta la diferencia en cuanto a vertientes si nos fijamos en cuál es el
cultivo con el que predominantemente se combina la papa. En el norte es la viña y los frutales
los cultivos con los cuales existe asociación, mientras que en el sur ésta se produce con las
hortalizas. 10 Excepción al predominio de la asociación papahortaliza
en el sur es el Valle de
Güímar pues en esta comarca la combinación papaviña
también tiene su importancia relativa.
El análisis espacial a escala archipielágica, insular y comarcal del cultivo de la papa, nos
da pie a manifestar lo complejo que es definir políticas unitarias para el subsector, que en
cualquier caso tienen una repercusión espacial diferente. Esta variabilidad espacial no siempre
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ha sido tenida en cuenta en el diseño de las políticas y medidas adoptadas, bien sea por la
complejidad antes señalada; por las dificultades a establecer medidas europeas a menor escala
que la regional o por el temor del Gobierno Regional a aplicar medidas diferentes según la
isla o comarca. Pero... ¿cuáles han sido estas políticas y cuáles sus repercusiones?
Dedicaremos el siguiente apartado a aproximarnos a las mismas.
ANÁLISIS DE LOS EFECTOS DE LAS MEDIDAS TOMADAS A FAVOR DEL SUBSECTOR DE LA PAPA
Dentro del Poseican, tres son las medidas que han sido establecidas a favor de la papa: una
ayuda al cultivo; una limitación de las importaciones en los periodos de fuerte producción
local y una ayuda a la importación de semillas. Posteriormente, el retroceso del sector llevó a
la definición de dos nuevas medidas orientadas a la comercialización. A través de su
descripción, iremos analizando paralelamente cada una de estas medidas con sus posibles
efectos.
La “ayuda a la papa” siempre ha sido la medida más comentada por los agricultores. Se
otorga a los cultivadores, a razón de 500 ecus/ha por hectárea cultivada, lo que apenas
representa el 10% del coste de producción. 11 Se trata, pues, de un montante marginal, sobre
todo se si considera que el 62% de las explotaciones no llega a media hectárea de superficie, 12
o sea que no alcanza a 250 € por año. Sin embargo, esta ayuda ha sido adoptada rápidamente
por los agricultores, a pesar de unos montantes tan poco atractivos. El relativo éxito de esta
medida se debe en parte a que las condiciones de elegibilidad fueron establecidas con el
objeto de abarcar al mayor número de personas. Los trámites, al contrario de otras ayudas, se
caracterizan por su simplicidad. A partir de 1993, más de 4.000 personas percibieron la ayuda.
En 2000, son más de las 7.000 personas acogidas, o sea cerca de ¾ de las explotaciones. La
superficie con ayudas tiende a estabilizarse, desde 1996, en menos de 5.000 has (Figura 2).
El retroceso de la superficie con ayudas ese mismo año está relacionada con una amplia
operación de control que implicó la exclusión de numerosos agricultores, pues sus
declaraciones no se correspondían exactamente con lo cultivado en la realidad. 13 A pesar de
ello, el número total de inscritos no dejó de aumentar. Entre 1993 y 1999, esta ayuda
representó 17,68 millones de ecus, o sea el 14% del total de los fondos derivados del Poseican
agrícola. 14 Pero considerar sólo los aspectos financieros sería erróneo, ya que otras medidas
de apoyo, cuya forma no es presupuestaria, también jugaron un papel en los procesos del
sector.
Figura 2. Evolución de la superficie con ayudas de papas en el marco del Poseican
Fuente: I. Dupuis, 2004 y Oficina pagadora del FEOGA, Gobierno de Canarias.
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Con el fin de reducir los costes de producción, se subvencionó la importación de semillas
de papas en 3,5 ecus por 100 kilogramos. Las semillas representan de un 15 a 20% del total
de los costes de producción, sin embargo, su precio se sitúa alrededor de las 110 pts/kg, con lo
cual la ayuda se corresponde sólo con un 6,5% del precio. 15 Este montante es tan escaso que
su repercusión sobre los costes de producción es insignificante, sin embargo, su interés
consistía en hacer que los importadores mostrasen interés por la fase de producción, ya que
esta ayuda la percibía el importador. 16 Se podría también pensar que la existencia de una
ayuda, por el control que supone, favorece la importación de semillas autorizadas evitando la
introducción de nuevas enfermedades y plagas, pero la historia reciente ha mostrado lo
contrario, así ha sucedido con la difusión rápida de patologías de cuarentena mundial 17 cuyo
origen no está en las semillas comerciales.
A estas dos medidas se añadió una limitación de las importaciones durante los periodos de
fuerte producción local. Esta limitación disminuía progresivamente y su duración prevista era
de 10 años, o sea hasta el año 2001. Pero como consecuencia de los Acuerdos de la Ronda
Uruguay adoptados en 1994, 18 esta excepción tuvo que ser suprimida a partir de 1998.
A pesar de la aplicación de las ayudas a la modernización de las explotaciones desde la
entrada a la Comunidad Europea, en 1986, el sector de la papa muy poco se ha modernizado y
son escasas las explotaciones que se acogieron a estas ayudas. Esto contrasta bastante con lo
ocurrido en muchos otros subsectores de la agricultura canaria donde las mejoras técnicas de
las explotaciones han sido notables. La causa estaría en el tamaño de los terrenos de cultivos,
demasiado exiguos para dejarse mecanizar, a la vez que la pendiente del terreno obstaculiza la
ampliación de las parcelas. La marginalidad de esta actividad dentro de las rentas familiares
constituye indirectamente un freno a las inversiones para la mejora de las fincas. Además, las
ayudas a la modernización estaban, hasta 1993, exclusivamente dirigidas a los agricultores a
tiempo completo, o sea los que dedicaban más de 50% del tiempo y/o recibían más de 50% de
la renta anual de la agricultura. Aún con la excepción prevista dentro del Poseican, que reduce
el tiempo mínimo y la renta al 25%, muy pocos agricultores de papas pudieron acogerse. En
este panorama de modernización escasa, cabe resaltar la progresiva puesta en regadío de
zonas tradicionalmente de secano, como las medianías altas de La Palma, Gran Canaria y
Tenerife, gracias en parte a las ayudas provenientes de los Consejos Insulares de Aguas y de
los Cabildos Insulares. Varios elementos han llevado las autoridades públicas a fomentar el
acceso de estas explotaciones a las ayudas, como las sucesivas sequías y el retroceso de un
subsector que representa una importante fuente de votos. Desde finales de los noventa, sobre
todo desde las sequías de 1997 y 1998, la puesta en regadío de este subsector para permitir
riegos de apoyo se ha acelerado.
Como consecuencia de los escasos cambios en los sistemas de cultivo, los rendimientos no
registraron alzas como en otros sectores. Las variaciones son debidas principalmente a las
variaciones climáticas y a la difusión de patologías (Figura 3). Excepcional es el aumento de
los rendimientos de papas de color, debido a la limpieza de virus de las semillas que se logró
mediante el cultivo in vitro impulsado por el Cabildo de Tenerife a través de la empresa
Cultesa.
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T m/ ha
Figura 3. Evolución del rendimiento medio entre 1980 y 2002
La sequía del año 1995 redujo considerablemente la cosecha. El rendimiento medio ha sido calculado
dividiendo la producción anual por la superficie regional. Fuente: CEDOC 1987 y Consejería de Agricultura,
series de 1987 a 2003. Elaboración propia.
Uno de los cambios notables radica en la lenta modificación de la organización del
subsector. Pero sería equivocado atribuir al sector una voluntad o “tendencia natural” a
organizarse: al contrario, la creación de nuevas entidades colectivas sólo surgieron cuando la
situación del mercado local se hizo muy difícil. La supresión anticipada de la limitación de las
importaciones de papas en 1998 dificultó las ventas de las papas locales por sus altos precios.
En respuesta a esta nueva situación, el Gobierno autónomo estableció una “ayuda a
la comercialización”. Esta ayuda, unas 30 pts. por kilo, se repartía entre el agricultor y
entidades de comercialización: cooperativas, intermediarios e importadores. 19 La ayuda al
comercializador se daba por el almacenamiento y la venta del producto. La desventaja de la
papa local, en cuanto a precio, frente a las importaciones, se veía disminuida con esta ayuda.
Esta medida no sólo tuvo el efecto de apoyar sustancialmente la venta de la papa local, sino
que sensibilizando a los importadores por la producción local, se esbozó la organización de la
comercialización de este producto.
La organización de los agricultores del sector estuvo claramente favorecida por las reglas
que estableció el Gobierno para obtener esta ayuda, al restringirla exclusivamente a los
agricultores integrados en una cooperativa o una Sociedad Agraria de Transformación (SAT).
Esta restricción fue polémica, al perjudicar, en un primer momento, a los agricultores de
Gran Canaria que estaban muy poco organizados. Sin embargo, encaminó el proceso
en la dirección deseada. Las políticas suelen ser aceptadas en lo que aportan de
dinero, pero no en sus reglas… En este punto, la percepción en Canarias no es nada original.
Condicionar las ayudas a los agricultores asociados ha sido, desde siempre, una de las
principales herramientas de las políticas europeas establecidas para fomentar la organización
de los susbsectores. 20 Globalmente, esta tendencia es el fruto del razonamiento europeo,
según el cual la modernización agrícola y comercial debe, por concentración, constituir
fuerzas capaces de negociar con los compradores, los cuales ya se caracterizan por una fuerte
concentración, como sucede con las centrales de compra y las cadenas de supermercados…
La Comisión persigue esta idea en el marco de la reforma de la PAC de 1999 y de 2003.
Casi de forma paralela, las autoridades agrarias fomentaron la construcción de
instalaciones de almacenamiento, una ayuda exclusivamente otorgada a agrupaciones de
agricultores. Esta línea se financió a través de los fondos europeos dedicados a las unidades
de transformación y comercialización y también a través de Programa de Desarrollo y de
Diversificación Económica de las Zonas Rurales (PRODER). 21 Estas dos ayudas orientadas a la
comercialización dieron pie a la creación de al menos cinco nuevas cooperativas de papas, las
cuales se equiparon con cámaras frigoríficas. Con la capacidad de retrasar la venta del
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producto, las cooperativas disponían de una herramienta muy interesante para comercializar
en un momento más oportuno. Pero se han enfrentado a otras circunstancias que han
frenado seriamente su consolidación. La aparición de nuevas plagas y enfermedades en el
cultivo de la papa, cuyos efectos han sido desastrosos, ha obstaculizado enormemente este
proceso. Sin estas dificultades añadidas, la consolidación de la organización hubiera podido
desembocar en mejorar los periodos de comercialización, influyendo sobre la estacionalidad
de la producción. El alargamiento de los periodos de producción, con escalonamiento
repartido entre cultivadores, ha sido una de las herramientas de las agrupaciones de
agricultores, en la Unión Europea, para enfrentarse a las exigencias y presiones de los
compradores. Esta estrategia poco se ha utilizado en Canarias, con la excepción del sector del
tomate. A pesar de cierta rigidez que provoca que gran parte de la producción sea de secano,
en el caso de la papa se podría, mediante el juego varietal, lograr un mayor escalonamiento de
la producción.
Si la progresiva organización del sector no ha alcanzado el óptimo, sí ha traído efectos
positivos. Por un lado, la disminución de los intermediarios que compraban a agricultores
individuales, donde la relación de fuerza estaba desequilibrada a favor del intermediario que
controlaba todo el circuito de comercialización, lo cual se vio además favorecido por las
mejoras sustanciales de las vías de comunicación intrainsulares que han facilitado el acceso de
los agricultores a las entidades de comercialización. Por otro lado, los precios pagados a los
agricultores no han sido objeto de tantas presiones como en otros subsectores.
Más recientemente, el Poseican revisado 22 estableció una nueva medida para la
comercialización de los productos locales dentro del Archipiélago, con lo que desapareció la
ayuda regional a la comercialización. Los agricultores pueden percibir unas 60 €/tonelada por
comercializar papas individualmente, y 150 €/tonelada si están integrado en una Organización
de Productores de Frutas y Hortalizas (OPFH). 23 Los años transcurridos desde la aplicación de
la medida no son suficientes para determinar su impacto, pero queda claro que las condiciones
de aplicación no favorecen el proceso: supone que los agricultores se acojan a una OPFH (no
existe ninguna en el sector de la papa, por no estar contemplado este tubérculo dentro de la
OCM de frutas y hortalizas), lo que les obliga a cultivar alguna fruta u hortaliza incluida en la
misma. Por este condicionante, impuesto por razones jurídicas de orden europeo, es difícil
saber si esta nueva medida representará una oportunidad para el desarrollo del sector.
CONCLUSIONES
En resumen, las medidas europeas pensadas inicialmente pretendían favorecer el
mantenimiento de este cultivo actuando en la casi totalidad del proceso: el cultivo, con la
ayuda a la importación de semillas; la producción, con la ayuda correspondiente; y, por
último, la comercialización, con la instauración de periodos sensibles. Paradójicamente, la
suspensión de la limitación de las importaciones en 1998 marcó un punto de inflexión:
ciertamente la superficie cultivada siguió disminuyendo, pero a partir de este momento el
sector se propuso la organización como única salida. Si el enfoque inicial de las medidas era
muy interesante, falló al no incentivar activamente la organización del sector. La intervención
del Gobierno autonómico y local en ese momento jugó un papel positivo; sin las medidas
definidas a nivel regional, el retroceso habría sido sin duda mucho más pronunciado.
Oficialmente, la estrategia integrada viene de la voluntad de apoyar las producciones
interiores y mantener los hábitos de consumo local. 24 En este sentido, la papa habría sido
considerada igual que la viña. Una lectura más geográfica resaltaría que se trata de las
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actividades agrícolas más significativas de las medianías y de las zonas rurales más
deprimidas. Pero la comparación con las medidas establecidas para otros subsectores, como
las flores y plantas ornamentales, el plátano o el tomate, deja pensar que la voluntad política
se limitó a pensar una estrategia con razones eminentemente sociales, o sea pensada para no
crear disparidades flagrantes de tratamiento, máxime teniendo en cuenta que la población
afectada, directamente o indirectamente, era importantísima.
¿El retroceso de la superficie cultivada tiene que ser interpretado como un fracaso de las
políticas europeas? De ser así, todas las políticas europeas habrían tenido un impacto negativo
sobre el ámbito agrario europeo desde su comienzo, lectura que no hacemos. En primer lugar,
esta postura ignoraría que la relación causaefecto
resulta muy difícil de establecer, incluso
después de estudios detenidos. En segundo lugar, apartaría por completo el peso de los
contextos socioeconómicos y territoriales, a escala mundial y a escala local, sobre las
dinámicas agrarias. Igualmente, los cambios de mercado mundial, como sucedió con el fin de
la exportación de la papa canaria, pueden ser mucho más determinantes que la aplicación
de medidas, por muy atractivas o eficaces que sean. Esta situación se da peculiarmente en las
Islas Canarias, donde la terciarización de su economía ofrece sectores más atractivos que la
actividad agrícola. En otros términos, las decisiones de los agricultores no sólo responden a
una política. Se inscriben en un marco más amplio de la situación agrícola en su conjunto, de
la vida socioeconómica regional, de sus motivaciones personales. Así, una política o una
medida sólo toma valor en un contexto dado.
Si no se puede negar que la combinación de las medidas adoptadas en Canarias para el
sector frenó su retroceso, sin llegar a mantenerlo idéntico al momento de la aplicación del
primer Poseican, en 1993, queda claro que no favoreció la organización del subsector, ni
tampoco la de la comercialización. Las medidas regionales han tenido un impacto más
decisivo sobre su organización. Puede ser que el segundo Poseican suponga nuevas dinámicas
para este subsector, aunque su definición inicial tenga inconvenientes para su aplicación al
subsector de la papa.
Como hemos mantenido, atribuir la dinámica de un subsector a una política o una medida
concreta es una exceso de simplificación, debemos pensar que las consecuencias de las
mismas y el propio devenir del sector, no es igual para todo el territorio, ni para todo el
archipiélago, ni incluso dentro de una misma isla. Así es, del análisis espacial del cultivo que
hemos realizado para Tenerife constatamos la existencia de unos municipios que hemos
denominado “paperos”, donde la producción de papas es con mucho la principal actividad
agraria y, por otro lado, hemos descrito una clara diferencia en el sistema de cultivo según la
vertiente en que se asiente el cultivo. Por lo tanto, la progresiva disminución de la superficie
cultivada de papas no puede vivirse con igual magnitud en una vertiente o municipio que en
otro.
Para muchos municipios de la vertiente norte, la papa es el cultivo por antonomasia, sin
alternativas y con márgenes escasos, cuando no negativos si se considerase la mano de obra
familiar. Para el sur se trata de un cultivo de menor importancia relativa, que en el caso de los
municipios “paperos” de esta vertiente produce en épocas en que se obtienen mejores precios
y con un nivel de tecnificación que le permite reducir costes de producción, lo cual viene
determinado por la existencia de regadío, jable y parcelas que permiten, por su dimensión y
tipo de suelo, una más fácil mecanización. Es obvio, por tanto, que la dinámica negativa que
ha venido sufriendo el cultivo en los últimos decenios tiene una trascendencia que es diferente
según la isla, comarca o municipio, es decir, que sus efectos son geográficamente diferentes.
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NOTAS
1 Canarias se sitúa en primer lugar en cuanto a consumo de papas, por el cual está muy por encima de
cualquier otra Comunidad Autónoma española. La Encuesta Nutricional de Consumo de Alimentos sitúa
el consumo en una media por persona de 53 Kg/año (L. Serra Magen et al., 1999).
2 Datos del año 2002 publicados por el Servicio de Estadística de la Consejería de Agricultura, Ganadería y
Pesca del Gobierno de Canarias en el 2003.
3 Reglamento n° 1601/92 del Consejo del 15 de junio 1992 sobre medidas específicas en favor de las Islas
Canarias relativas a determinados productos, Diario Oficial de las Comunidades Europeas L n°173 de
27/6/92.
4 El Poseican se elaboró sobre el ejemplo del Poseidom, creado para los Departamentos franceses de
Ultramar. Paralelamente, se extendió a los archipiélagos de Madeira y Azores. El conjunto de estos
territorios vinieron a formar una categoría territorial específica dentro de la arquitectura europea: las
regiones ultraperiféricas. Para el análisis de la elaboración del Poseican y de las políticas especificas
hacia esas regiones. Vid. Irène Dupuis, 2004.
5 Como es sabido, las estadísticas permiten acercarse a los fenómenos, aunque no podamos considerarlas
una fuente precisa y segura para el estudio de las cuestiones agrícolas.
6 Para facilitar la lectura de los mapas, la cartografía no respeta las distancias entre las islas.
7 Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación de Canarias, 2000 (a).
8 Sin lugar a dudas, la disposición costa/cumbre de los municipios juega un papel distorsionador, puesto
que los altos de La Orotava son eminentes productores de papas.
9 En muchos casos, como para las papas Negras, el cultivo de verano se reduce a la obtención de “semilla”
para el cultivo que se sembrará en invierno, tal es el caso de El Rosario de manera destacada.
10 Aunque habría que matizar que en este apartado el mapa de cultivos del Cabildo incluye todas aquellas
parcelas de jable potencialmente productivas que no estaban sembradas con papas en el momento del
trabajo de campo.
11 Consejería de Agricultura, 1998.
12 Íbidem.
13 Buena parte de los errores venía de errores catastrales o de que los agricultores declaraban la superficie
total cultivada en dos cosechas sucesivas de un mismo año, mientras la medida sólo se preveía para una
sola cosecha anual.
14 Irène Dupuis, 2004.
15 Irène Dupuis, 2004.
16 La ayuda se incluía en el marco de Régimen Especial de Abastecimiento (REA), un sistema que permite
reducir el precio de las importaciones alimentarias, exclusivamente previsto para las regiones
ultraperiféricas y las islas de Mar Egeo. Reglamentariamente, el REA está desarrollado dentro del
Poseican.
17 Se trata de la polilla guatemalteca (Tecia Solanivora Povolny) y de la «papa llorona» (Ralstonia
solanacearum).
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XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana
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18 Reglamento (CE) nº 3290/94 del Consejo, de 22 de diciembre de 1994, relativo a las adaptaciones y las
medidas transitorias necesarias en el sector agrícola para la aplicación de los acuerdos celebrados en el
marco de las negociaciones comerciales multilaterales de la Ronda Uruguay, Diario Oficial de las
Comunidades Europeas n°349 de 12.12.1994.
19 Ver como ejemplo el Convenio de la papa entre los intermediarios y los productores, de Las Palmas de
Gran Canaria.
20 Esta condición es idéntica en las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM), como la de las frutas y
hortalizas, la del vino y la de plátano.
21 Se trata de un programa específico de España, muy parecido a la iniciativa Leader. Tanto en Canarias
como en Asturias, se aplica simultáneamente con Leader a título excepcional, excepción otorgada por la
Comisión, con la condición de que PRODER dependa de la administración regional y que las medidas se
distingan de Leader. PRODER financia las acciones de iniciativa pública superiores a 20 millones de ptas.
22 Reglamento (CE) n°1454/2001 del Consejo, de 28 de junio de 2001, por el que se aprueban medidas
específicas en favor de las Islas Canarias en relación con determinados productos agrícolas, DO n° L 198
de 21/07/2001, pp. 4557.
23 Se trata de las agrupaciones de agricultores establecidas a través de la OCM de las frutas y hortalizas.
24 Reglamento n° 1601/92 del Consejo del 15 de junio 1992.
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