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1632 LOS VIAJEROS Y SUS PERCEPCIONES SOBRE EL ARTE EN CANARIAS: ESCULTURA Y PINTURA María Lourdes Martín Hernández Gloria Elsa González Martín La relación de los viajeros que visitan el Archipiélago es muy amplia, como se podrá comprobar a lo largo de esta comunicación, pues las Islas Canarias han sido parada y aliento para otros viajes más lejanos o complicados. Sobre todo, en el siglo XIX crece esta lista porque, en ese momento, se produce la gran expansión de Europa sobre las otras tierras del planeta y sus océanos, constituyéndose gigantescos imperios coloniales cuyos máximos mentores serán Gran Bretaña y Francia. De ahí que la mayor parte de los viajeros que vamos a estudiar tengan alguna de estas dos nacionalidades. Aunque nos hemos centrado en su aportación sobre las artes plásticas: escultura y pintura, no puede olvidarse su gran aportación en todos los aspectos (geología, biología, antropología, etc.) ni su particular visión de un mundo que les resultaba extraño en la mayoría de los casos, llena de comentarios irónicos o sorprendentes. ESCULTURA El archipiélago, del cual ya tuvieron noticias fenicios y romanos; cuyas rutas eran conocidas por los navegantes mallorquines e italianos del siglo XIV, entra en la cultura europea cuando la ocupación por los españoles de las grandes islas, en el reinado de los Reyes Católicos, hace ya accesibles sus puertos, pero es valorado solamente por sus bellezas naturales, por sus producciones agrícolas y sus particularidades étnicas. Desde comienzos del siglo XVI hasta fines del XVIII el concepto que forma Europa del archipiélago se va integrando por los relatos más o menos exactos, de los viajeros ingleses.1 Si bien es cierto que las consideraciones sobre arte no abundan en la literatura de viajes a lo largo de los siglos, incluso después del siglo XVIII citado ahora, las mismas no pueden ser obviadas, ya que nos ofrecen datos de gran interés para los investigadores. Éstas son importantes no ya desde el siglo XVI sino desde algún tiempo antes. Han sido apuntadas algunas noticias de etapas anteriores, no pudiendo negar que las mismas nos ofrecen detalles bastante vagos al respecto. Entre dichas noticias encontramos las que nos indican la existencia, a mediados del siglo XIV, de un ídolo semidesnudo portando algo en sus manos. Este argumento fue presentado por Buenaventura Bonnet en un documento titulado “La expedición portuguesa a las Canarias en 1341”.2 Además, resulta significativo señalar que, aunque los testimonios que nos facilitan los extranjeros llegados desde el Atlántico Norte, fundamentalmente de Inglaterra, son valiosos no podemos reducir nuestras investigaciones únicamente a éstos. De esta manera nos lo hacía llegar en sus estudios sobre la Virgen de Candelaria J. Hernández Perera,3 al explorar, hasta el momento en que realiza sus pesquisas, la documentación existente sobre las estatuas de esa época en las islas. No olvidemos que, aunque lo que se apunta no es únicamente específico para esta imagen, la ahora nombrada se encontraba precisamente, según cuentan las fuentes de la época, en la isla de Tenerife mucho © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1633 antes de la llegada a la isla de los conquistadores. Entre los autores que apunta este autor se encuentran: Boutier (Bontier), cronista junto a Le Verrier de Jean de Bethencourt, López de Gomara, Fray Martín Ignacio, P. Juan de Mendoza o, por ejemplo, Torriani. Sin embargo, no nos llegarán únicamente testimonios de los relatos de viajeros y otros estudiosos, de la época, sino que existen los de otra índole: “(...), si hay constancia de que una imagen de la Virgen con el Niño era venerada en la primitiva capilla o ermita de Santa Catalina, erigida por los mallorquines a media legua de la ciudad de Las Palmas, imagen que se sabe subsistió, lo mismo que otras de San Juan Evangelista y de la Magdalena, hasta 1590, fecha en que por ser las tres de tosca figura fueron enterradas y sustituidas”.4 En la Relación Genealógica realizada por Fray Juan Suárez de Quintana que recoge Leopoldo de la Rosa Olivera5 en su estudio sobre los Rivarola nos dice: “ROQUE DE RIVEROL tenía sepulturas delante del altar de Nuestra Señora de Guía, que oy está en el altar mayor, fue de la familia de lo Riveroles, quienes la tenían en el altar suyo propio, el cual estaba pegado al arco de la Capilla de Nuestra Señora de Rosario (...)”. Muchas de las esculturas existentes en las Canarias de esos momentos no existen ya y no debemos dejar a un lado que, precisamente, gran cantidad de ellas fueron traídas por los extranjeros que hasta aquí llegaban para permanecer en las islas algún tiempo o establecer su residencia de un modo fijo, ya que, como recoge, el autor ya citado,6 siguiendo las ideas de Roberto López en su “Il predominio economico dei Genovesi nella Monarchia spagnola”: “El ascendiente genovés en la Península no fue tanto militar como económico. Los genoveses, (...), eran más numerosos y más ricos en el extranjero que en su propia ciudad”. Entre ellos podemos destacar, los bastante conocidos por todos, Ascanios, Justinianos, Pontes, etc. Esto mismo sucedió con los provenientes desde el Atlántico, pudiendo encontrar, sobre todo, los que llegaban de los Países Bajos (Monteverde, Van de Walle, etc.), entre otros. Debemos tener en cuenta, que esto no será un fenómeno propio del siglo XVI y que se repetirá a lo largo del tiempo, como bien lo indica, entre otros, Álvarez Rixo en sus Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872. Éste habla de algunas familias asentadas en tanto en la isla de Tenerife –fundamentalmente en el entonces Puerto de La Orotava–, como en la isla de Gran Canaria. Entre estas familias cita a los Brook, Valois, Cólogan, Murphy, Madan, Forstall, Power, White, Key, etc. Ellos también financiarán obras de arte, entre ellas escultura. Un caso claro lo tenemos en los Valois –como han recogido en sus investigaciones C. Calero Ruíz y P. Hernández Díaz7– los cuales costearon en el convento de Nuestra Señora de las Nieves un retablo dedicado a Santa Catalina, obra de Guillermo Vernaud, tras el incendio de 1718. Como podemos observar, no sólo se dedican a encargar obras de arte sino que lo hacen a artistas foráneos, como el nombrado ahora, Guillermo Vernaud. En ocasiones el encargo se realiza a artistas extranjeros que se encuentran residiendo aquí, mientras que otras se piden fuera, como sucedería con los encargos realizados sucesivamente a Génova o a los Países Bajos, así como a América. Las necesidades existentes en los que financian estas obras con respecto a su preocupación por mantener un papel relevante dentro de la comunidad en la que se mueve (isleña o propiamente extranjera), provoca que generalmente se mantengan vínculos estrechos dentro de los grupos más altos en la escala social. Entre ellos, como hemos señalado más arriba, los propios comerciantes extranjeros, vinculados a una cultura diferente, y que intentan introducirse en la nuestra, bien a través del camino económico, de la política o, también, del artístico, convirtiéndose en el escaparate y vehículo público de su poder y ostentación, apareciendo muchas veces como protagonistas de la propia obra. De nuevo, el propio Rixo no vuelve a señalar en los Anales, esta vez para el año 1723: “(...), adquirió nuestra parroquia las © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1634 bonitas andas de plata para sacar en procesión al Santísimo; dádiva de la piedad y munificencia de don Diego Sturdi, hermano mayor de esta cofradía; cuyo costo no bajaría de 6 a 700 pesos corrientes. Cada una de las cuatro columnas que sostienen la cúpula de forma arabesca, es una ‘S’ que parece simbólico del nombre del Santísimo y Sturdi su siervo”.8 Estos extranjeros se vincularán, además, con toda suerte de viajeros (otros comerciantes, científicos, médicos, etc.), que nos visitan, bien esporádicamente o bien por un largo intervalo de tiempo, les ofrecen en muchos casos su residencia –ya ha sido señalada por José Luis García Pérez el paso de éstos por el “Sitio Litre”– o, en su defecto, cartas de recomendación para poder alojarse en determinados lugares, fundamentalmente cuando se trasladan a otras islas; aunque tampoco debe ser olvidada la especial relación que mantienen con los isleños. Prueba de ello la tenemos en la abundante correspondencia existente entre los residentes aquí y los que regresan a su lugar de origen, por ejemplo, el caso de Berthelot con Miguel Maffiotte, el cual había nacido y posteriormente educado en Francia. Serán dichos viajeros los que acumulen en sus diarios y libros de viaje, junto a la gran cantidad de observaciones generales sobre las islas (datos geográficos, económicos, políticos, etnográficos, etc.), algunas sobre la escultura, teniendo la mayoría de las veces un carácter bastante general, deteniéndose en bastantes ocasiones más en la anécdota que en datos propiamente artísticos. Sin embargo, no debemos desdeñar otros que sí consideramos importantes y que pueden servir para ahondar en el conocimiento de la escultura y, además, de las otras artes. Del siglo XVI destacan las obras antes citadas y estudiadas por J. Hernández Perera en sus investigaciones sobre la Virgen de Candelaria, cuya imagen será una de las más tratadas a lo largo del tiempo. Ésta también es tratada en la obra Knight of the Pike of Tenariffe, de Sir Edemund Scory, basándose en la obra de Alonso Espinosa como recoge F. J. Castillo9 en sus investigaciones sobre el autor: “Scory no menciona en ningún momento la fuente que utiliza y no se limita a copiar literalmente los materiales publicados por Espinosa, sino que los elabora y presenta de un modo personal, y en diversos momentos se pueden apreciar claramente tanto la contribución y la observación personal de Scory como el aprovechamiento de otras referencias que no encontramos en la obra del dominico (...)”. En el caso de Francisco López de Gomara y su Historia General de las Indias, partiendo de nuevo de la documentación aportada por Perera, encontramos: “(...), tras aludir a las incursiones de los mallorquines por el archipiélago (...), se refiere a la presencia de “una Imagen antigua” que tenían los canarios. (...), es la más remota cita, al parecer, de la existencia en las Islas de una escultura antigua en poder de los indígenas. (...)”.10 Con respecto a la obra de Fray Martín de Ignacio, Perera indica que la misma no aporta una descripción de la escultura, aunque da su versión del hallazgo de la imagen cuya localización, sin embargo, no coincide con el descubrimiento por los pastores en la costa de Güímar plasmado por otros autores, sino que habla del encuentro que se produjo en la cueva de San Blas utilizada posteriormente, en el siglo XVI, como parroquia: “En esta dicha Isla hai una imagen de Nuestra Señora, que ha hecho i haze muchos milagros, i se llama i la iglesia a sonde está, Nuestra Señora de Candelaria; i es Monasterio de Religiosos de Santo Domingo. Está como cinco leguas de la Ciudad de San Cristobal. Esta santissima imagen apareció en aquella Isla en tiempo que era de Gentiles, i mucho antes que los cristianos fuesen a ella; (...)”.11 Otro de los autores citados es L. Torriani12 el cual en su obra de 1590 afirma: “Esta isla se halla ilustrada por la devotísima imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, que apareció en ella noventa años antes de que fuera de cristianos (...)”. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1635 Al tiempo que estos autores en sus obras tocaban el tema de la Virgen se producía en esa centuria la apertura por la Inquisición de expedientes en contra de numerosos extranjeros considerados herejes, los cuales fueron abundantes y bastante sonados. A ello se unen los conflictos bélicos con potencias enemigas de la Monarquía hispana, como Inglaterra, aunque de ello hablaremos algo más adelante. En cuanto a los conflictos con el Santo Oficio : “(...), los extranjeros protestantes no constituyeron un problema para la Inquisición de Canarias en la primera mitad del Quinientos: en primer lugar, porque la extensión y consolidación de las doctrinas e iglesias reformadas no se había producido aún en algunas de las tierras más relacionadas con Canarias –Países Bajos, Inglaterra o Francia– ; pero también porque en la persecución de los protestantes extranjeros concurrirán durante el reinado de Felipe I las circunstancias nuevas de orden político”.13 Uno de los testimonios más destacados lo aporta Th. Nichols –factor de compañías inglesas en Tenerife–, en Descripción de las Islas Afortunadas en 1583,14 cuyo testimonio en contra del Tribunal de la Santa Inquisición se expone muy claramente.15 Mas, conforme dejamos atrás el siglo XVII, los datos de estos viajeros comienzan a hacerse progresivamente más abundantes e interesantes. Este siglo estuvo marcado en Canarias por el crecimiento y consolodación de “una élite agraria que con una política matrimonial endogámica y a tono con el bienestar económico proporcionado por la alta cotización internacional del vino de malvasía, aumentó su patrimonio constituyéndose como un grupo rector nobiliario diferenciao, merced a sus mayorazgos y títulos de Castilla”.16 En dicho ambiente desarrolló su obra el inglés Marmaduke of Rawdon que, al igual que Nichols a finales del siglo XVI, se vería obligado por las circunstancias del momento, la guerra con su país, a abandonar el archipiélago. Rawdon permaneció gran parte de su vida en las islas como comerciante, instalándose en La Laguna, ciudad en la cual consigue junto a su amigo, el doctor Pieugh –al que él mismo había hecho venir de Inglaterra–, introducirse en los conventos de clausura de Santa Clara y Santa Catalina, ofreciendo algún dato interesante, como el paseo de las monjas del primer cenobio por el claustro sacando en procesión las imágenes que poseían. Sin embargo, es precisamente aquí donde acaba su relato sin especificar nada más acerca de las mismas. Durante el siglo XVIII las islas reciben la visita de figuras tan conocidas por todos como el inglés G. Glas o el francés P. Ledru. Para entonces, en ciudades como el Puerto de la Cruz o Santa Cruz, se encontraban instalados algunos comerciantes llegados fundamentalmente desde Gran Bretaña, siendo la comunidad más nutrida la procedente de Irlanda. Las islas presentaron, en general, un panorama marcado por diversas crisis (hambre, epidemias, guerras), aunque el ambiente intelectual conocía un gran auge, encontrándose marcado por las ideas ilustradas que habían tenido sus gérmenes en la sociedad del XVII, aunque al contrario que en este último siglo, y siguiendo de nuevo las ideas de Hernández Perera, la elite nobiliaria para consolidar su preminencia social no utilizaría en general los mismos cauces que antaño, ya no necesitaría de las apariencias sociales para dar a conocer su importancia. La historia que nos presenta Glas en su Descripción de las Islas Canarias (1764),17 a pesar de su título, se centra, dentro del tema que nos compete, únicamente en esta isla, y de modo específico, en la imagen de la Virgen de Candelaria, proporcionándonos una abundante e interesante información, señalando a Argote de Molina como fuente de la que ha tomado sus datos. Al llegar a Tenerife con anterioridad al gran temporal que en el segundo decenio del XIX haría desaparecer a la misma, pudo haber visto la imagen. Su narración comienza señalando las leguas de distancia entre Candelaria y Santa Cruz y comparando la devoción a la imagen con la de la Diana de la ciudad de Éfeso; para continuar hablando de la celebración © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1636 de la fiesta en su honor, de algunos milagros realizados por ella y de la aparición en la isla. A continuación, comienza la parte más interesante de su exposición, donde describe cómo es la escultura (medidas, colores, etc.), y de qué está compuesta, siendo la parte más interesante la que dedica a intentar desvelar las letras que recorren algunas partes de su vestimenta. Por último, desvela cuál es el objetivo establecido a partir de la inclusión de esta explicación: intentar concienciar de su antigüedad. (...). En las grandes fiestas algunas de las grandes familias reclaman el privilegio de vestir y adornar la imagen de la Virgen de Candelaria. Los cristianos, desde esta milagrosa aparición, llamaron a la imagen Nuestra Señora de Candelaria; y también porque lleva una candela de color verde en una mano; en la otra mantiene un niño Jesús, que tiene un pájaro dorado en cada una de sus manos, que no pueden ser sino palomas de la purificación de nuestra bendita Señora de la Virgen. Esta imagen de la Virgen María de Candelaria es pequeña, como de unos tres codos o tres pies de alto; el color de la cara es atezado, las prendas azul y oro. Sobre ellas hay algunas letras romanas, que nadie pudo explicar, hasta que Gonzalo Argote de Molina, Provincial de la Santa Hermandad de Andalucía, nos dio la siguiente interpretación. Sobre la chaqueta cerca de la nuca figuran las siguientes letras: T I P F S E P M E R I, con una rosa de cuatro hojas entre cada una de ellas. Las considera las iniciales de las palabras siguientes: Tu Illustra Es Patri Filio Spiritui Sancto Et Pia Mater Ejus Redemptoris Jesu En la faja: N A R M P R L M O T A R E. Lo que parece ser las iniciales de Nostrum Altissimum Regem Marua Peperit Redidit Libertatem Maria Omnibus Testis A Regis Erebi. Y al borde de la manga, cerca de la candela verde, hay cuatro letras: L P V R las cuales él interpreta de la forma siguiente: Lucem Perpetuam, Vobis Reddidi. En el faldón de la prenda figuran las tres letras que siguen: I N N I P E P N E I F A N T: que según su explicación son iniciales de las palabras Ista Nequaquam Nivariae In Perpetuus Effugiet Pio Nomine Evocato Insulae Fortunatae Adversarius Nullum. La razón de ser tan detallado al describir esta imagen, es de iluminar a cualquier persona curiosa e ilustrada, de manera que pueda formarse algún juicio acerca de su antigüedad.18 Avanzando en el tiempo, nos referimos ahora a los viajes de J. Cook, Fleuriot de la Langre, F. Martínez de Fuentes y Ledru, los cuales tuvieron lugar a finales del siglo XVIII. En el del francés J. M. De Fleuriot de la Langre se nos cuenta la existencia del monumento santacrucero a la Candelaria, en los siguientes términos: “(...), en uno de sus extremos, un monumento a la caridad de un español muerto hace unos días. Es un obelisco de mármol blanco, de mediana altura, en cuya cima está situada la Santa Virgen, que mantiene el niño Jesús en un brazo y un cirio en la otra mano”.19 Ledru, también francés, plasmó igualmente este monumento en su obra Viaje a la isla de Tenerife (1796),20 donde alude al mismo y lo © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1637 critica por su temática, aunque le sirve de pauta para acudir a la explicación de la aparición de la Virgen de Candelaria a los guanches y de la historia de este pueblo, además de la suerte que los mismos corrieron con la conquista.21 En este sentido, resultarán especialmente interesantes los comentarios hechos por él, ya que no se resiste, de acuerdo con la mentalidad francesa ilustrada y su rechazo a la religiosidad practicada por el pueblo, a realizar comentarios en contra del mismo, calificándolo por ello de una realización de mal gusto. También, es de destacar, la aparición en su narración de datos que no son totalmente ciertos, apuntando, como impulsores para la elaboración de dicho monumento, a los monjes del convento dominico responsable de la imagen de la Virgen, cuando el encargo fue hecho por el Capitán Montañez en 1759, como se indica en el propio monumento. Además, a partir de este momento, dicho monumento será descrito sucesivamente por los viajeros que hasta Santa Cruz se acercan, aludiendo en sus comentarios a pautas muy parecidas a las de Ledru, y entre ellos podemos citar a: Bory de Saint Vincent,22 A. Coquet,23 G. H. Von Langsdorf,24 el reverendo Chas W. Thomas,25 W. R. Wilde,26 R. Burton,27 J. Leclerq,28 O. Stone,29 M.J. Milbert,30 Proust y Pitard,31 G. Barrington,32 J. Maluquer y Viladot,33 etc.; así como el propio J. Cook que en su libro Cartas desde la isla de Tenerife (1764), en una breve cita expone: En el puerto, casi enfrente del muelle, se ve una bonita columna de mármol, construida hace poco, adornada con algunas figuras que no avergüenzan al autor. Se lee una inscripción en español que indica la fecha y el motivo de este monumento.34 Algunos de los datos que nos presentan con respecto a esta pieza no van a resultar ciertos, mostrándonos el desconocimiento de la cultura artística de las islas. Así, por ejemplo, Arribas y Sánchez, para este caso concreto, cita al escultor neoclásico Canova (1757-1822) como su autor, relacionando este dato con la procedencia genovesa de dicha obra. Otros, por el contrario, no sólo la describen perfectamente sino que, además, hablan de la necesidad del cuidado de la misma para evitar posibles destrozos o su desaparición. Es de lamentar, en este sentido, que por ejemplo Wilde, hablase de la pérdida de determinados elementos de la cara de los guanches.35 También existirán, aunque por causas totalmente contrarias, ciertos comentarios, como los de su conservación, realizados por Martínez de Fuentes.36 Otros, como R. Burton, se referirán al monumento que, antiguamente, estuvo ubicado dentro del mismo espacio. Se trata de la cruz de mármol situada en el extremo opuesto al obelisco de la Virgen, hoy día en la plaza que está junto a la Iglesia de la Concepción de esta ciudad. Pero, volviendo a Ledru, en su visita a la ciudad de La Laguna nos proporciona, de nuevo, algunos datos acerca de esculturas que más llaman allí su atención. Las mismas se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, la Concepción y en el convento de San Diego del Monte. En la primera iglesia resalta una de las capillas por el lujo que la compone (vestimenta de la imagen, adornos, etc.). La Concepción es importante para él por su púlpito, que presenta como de factura francesa del XVI, haciendo gala, además, de su buena ejecución. En cuanto al convento, desde el cual elogia la hermosura del paisaje percibido, destaca la tumba de don Juan de Ayala, como representación iconográfica del perfecto caballero devoto y a la moda del XVII (capa corta y armadura).37 No olvidemos que en ese siglo, la nobleza de las islas Canarias “trató de fundamentar su preeminencia a través de la constitución y el sostenimiento de comunidades religiosas, de la dilapidación de gruesas sumas de capital y la amortización de sus propiedades para fiestas, cofradías nobiliarias y una multitud ingente de © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1638 misas y capellanías. (...). El elevado énfasis puesto en la construcción y sostenimiento de conventos y capellanías, 35 sólo en el caso de Tenerife, 9 de ellos femeninos, y más de cien ermitas vinculadas, eso sin contar la pléyade de capillas particulares sitas en las iglesias de los conventos y parroquias, se había realizado sobre la base del bienestar económico de un periodo de elevados ingresos producidos por la alta cotización internacional de los caldos y sobre la imposición de tributos y gravámenes que debía subvertir una ingente superficie de terreno cargada con esos censos”.38 Por su parte, el viaje de Martínez Fuentes, en 1792, es interesante por la descripción que hace de la alameda que se encuentra cercana al muelle, de ella destaca sus esculturas y la fuente de mármol y el resto de los componentes de dicho lugar. Además, su visita a Canarias se distingue por el testimonio que nos deja de su presencia en otras islas, algo poco frecuente en los viajeros de esta centuria. Contiguo a la muralla, cerca del muelle, se ve una bonita alameda. La frontera son tres arcos anchos de piedra con su correspondiente frontón de remate, sobre el cual descansan dos estatuas grandes de mármol, y sobre el friso, las armas del rey, también de mármol. Todo el petril de sus muros está coronado alrededor de vasos etruscos para macetas de flores. representar a Salomé. (...) Tiene también en medio la alameda una fuente de mármol, con cuya agua riegan frecuentemente la alameda.39 Una vimos [se refiere a la casa de los señores Massieu], que está acabada de fabricar, en cuyo frontis están embutidos cuatro bustos de mármol; de que no vi ejemplar en los pueblos de Tenerife. (...) La Virgen [la de las Nieves], tiene muchas riquezas y sus culto se sirve con mucho esmero. (...) En el mismo día, al volver para la ciudad, vimos de camino las ermitas del Señor del Planto y de la Encarnación. Ambas están aseadas y la primera tiene dos buenas esculturas de Nuestra Señora de los Dolores y de San Juan Evangelista, ambas en talla.40 A comienzos del XIX se produce la visita del geógrafo Humboldt, por lo que sus comentarios en el campo que nos interesa no son abundantes, aunque debemos tenerlos en cuenta, ya que él mismo se detiene a indicárnoslo en su diario del viaje. En su libro Viaje a las Islas Canarias realiza tan sólo un breve repaso al monumento a la Candelaria, al tiempo que comenta que no se detendrá para hacer de nuevo comentario alguno41 sobre este tipo de materias. En este siglo experimentamos en las islas una mayor profusión de viajeros que nos visitan y, fundamentalmente, se dirigen hacia las islas mayores –Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife– conociendo gran parte de sus pueblos del interior y la costa. La información sobre las otras islas comienza a ser presentada con mayor frecuencia y, aunque muchas veces éstas no sean visitadas, las noticias sobre las mismas se nos darán a través de otras fuentes, pongamos por caso la de los viajeros que les han precedido o historiadores canarios de épocas pasadas. Pero, la realidad del archipiéago de esos momentos era bien distinta de la europea, ya no sólo por los cambios que en el continente y en Gran Bretaña se estaban dando tanto en lo social, político y económico, como en el mundo del arte. Así, algunos de los movimientos artísticos que se están experimentando allí en esos momentos los reflejarán aquí los viajeros a través de sus reflexiones sobre muchas de las obras que están observando. En cuanto a las esculturas de épocas pasadas, frente al elogio de las más antiguas cercanas al gótico42 –una © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1639 vez se ha puesto de moda el gusto por el pasado medieval hasta entonces despreciado–, encontramos el desdén generalizado por las obras más cercanas al barroco contrarreformista y de raigambre popular, como se manifiesta en los comentarios acerca de la vestimenta de las imágenes o de ciertas costumbres practicadas por el pueblo, sobre todo durante los festejos. Al son de la música lánguida, cuyo ritmo monótono me ha perseguido durante mucho tiempo, la muchedumbre pasea las estatuas que representan los personajes de la pasión: santos vestidos con suntuosas vestimentas; un Cristo flagelado, todo chorreante de sangre, hecho con un realismo que sólo los artistas españoles saben llevar hasta sus últimos límites.43 Habiendo llegado a este sagrado lugar, las estatuas del santo y su esposa son majestuosamente colocadas en sus correspondientes hormacinas. A continuación comienza una misa solemne; se toca música sacra y se pronuncia un elocuente sermón panegirista en honor del venerado San Isidro. Cuando la congregación se dispersa, la procesión se forma nuevamente, y, entre los acordes de una música marcial, las imágenes vuelven a su ermita, donde permanecen hasta que llegue otro nuevo año para repetir los honores otorgados por la supersticiosa multitud.44 Hay un extraño parecido entre el conjunto de las formas del catolicismo romano, tal y como se practica en estas islas, y la adoración fetichista de las tribus negras del Golfo de Guinea. Ambos, (...) afirman creer en una poderosa y omnipotente deidad, a la que prácticamente desconocen, adorando en su lugar a dioses secundarios, fetiches o santos. (...) Siendo mejores obreros los españoles tienen imágenes de cera o de madera, hechos en imitación de la forma humana y vestidos con ropas como las que ellos llevan o sus antepasados solían llevar. El negro, siendo un pobre modelador, hace una grotesca imagen de arcilla.45 Si hacemos una comparación con épocas anteriores, los datos sobre escultura resultan cada vez más abundantes. Los comentarios realizados no se limitan a una imagen religiosa determinada, como bien puede ser la de Candelaria, ya que su recorrido a través de los diversos pueblos que conforman cada territorio favorece la realización de múltiples comentarios sobre otras de esta índole o sobre monumentos funerarios, retablos y, también, a cerca de los materiales que las componen, tipo de imágenes y otros. Al tiempo, en esta centuria se multiplican las informaciones sobre esculturas cuyo carácter es civil, como las que se encuentran formando parte del mobiliario urbano (fuentes, bustos, etc.), los escudos de las fachadas de los edificios, mausoleos en los cementerios, etc. Sin embargo, la abundancia de templos, edificios conventuales, capillas, ermitas, etc., junto a la intensa religiosidad popular, hará que este patrimonio sea del que más información se tenga. Además, otro punto a considerar es que muchas veces se presta refugio a los viajeros cerca de estos edificios por parte de la autoridad eclesiástica y, otras, será simplemente, el edificio religioso el que llame su atención por ser el más interesante del lugar en que están en ese momento . En la isla de Gran Canaria, para todos aquellos que la visitan, serán de destacar, las imágenes que se encuentran en el interior de la catedral y, por supuesto, la Virgen del Pino de la cual se detienen en contar la historia de su aparición milagrosa, detalle que como hemos visto no es algo original para la misma, puesto que para la Virgen de Candelaria, se contará lo mismo, salvo los detalles propios de cada una (lugar de aparición, personajes a los que se aparece la Virgen, etc.) y para la el resto de la Vírgenes milagrosas del © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1640 archipiélago: Virgen de la Peña en Fuerteventura, Virgen de las Nieves en Lanzarote, entre otras. Teror es famoso por una extraña leyenda de un notable pino, en el que se apareció la imagen de la Virgen. La figura fue llevada a la iglesia parroquial, donde todavía se guarda con gran honor, y gran cantidad de joyas. Como no se le pudo poner las sortijas de diamantes en sus manos originales, se confeccionó un par de manos extras. Así las piedras preciosas lucen resplandecientes en unos dedos completamente cubiertos por ellas; mientras sus manos originales, que son muy bellas, quedan ocultas bajo sus magníficas ropas brocadas. Es conocida como la Virgen del Pino, nombre que ha llegado a ser tan popular en la isla de tal manera que muchas jóvenes llevan este apelativo cristiano.46 El resto de las islas, serán tratadas únicamente por ciertos viajeros, no concluyendo por ello que fuesen necesariamente visitadas, ya que muchas veces se utilizan los datos que aportan informadores, ya sean contemporáneos a ellos o de épocas pasadas, introduciendo de este modo datos históricos sobre las mismas (ataques piráticos, costumbres más notables y otros hechos relevantes), aunque también es cierto que muchos de los que sí las visitan acogen igualmente esta costumbre. Entre éstos últimos, el interés se centra fundamentalmente, además de en lo puramente científico –casi siempre relacionado con la botánica, la fauna de las islas o la geografía–, en lo antropológico y lo arqueológico, quedando los datos sobre arte relegados a un segundo o tercer orden, siendo el papel más destacado el que ocupa la arquitectura. Todos los relacionados con la escultura se tratan de modo pasajero, aunque no por ello dejan de tener, al igual que en el caso de las islas mayores, interés para nosotros. De este modo las cuestiones que más se trabajan son las que tienen que ver con las poblaciones más importantes o con aquello que les llama por alguna razón la atención de una forma especial. En este sentido, los viajeros que ofrecen las noticias más destacadas serán S. Berthelot, R. Vernau, L. Proust y J. Pitard u O. Stone, sabiendo que, al menos para ella y su marido: “Lo que echaban de menos en (...), libros era la falta de una visión completa dle Archipiélago entendiéndolo como totalidad, como un territorio formado por un conjunto de islas, cada una de ellas con sus propia identidad, con su propio paisaje y con su carácter distintivo”.47 No debemos olvidar que tal y como afirma C. Vega en ningún momento les abandona la pasión por descubrir, por conocer lugares nuevos a los que otros no han tenido posibilidad de acceder, sobre todo vencidos por las trabas ofrecidas por el propio hecho de viajar. Recordemos que no sólo los viajeros extranjeros experimentarán algunas dificultades respecto a esto, ya que con anterioridad lo habían hecho los propios isleños. Así, durante el siglo XVIII lo experimentaría el propio A. de Urtusaústegui: “(...), me embarqué desde allí el 7 a las 5 de la tarde y al amanecer el día 9, a las 36 horas de navegación, llegué a la ensenada del Golfo, no con tanta felicidad que dejara de padecer algún sobresalto al desembocar en el canal que forman las tres islas de Palma, Gomera y ésta”.48 De las islas occidentales, en cuanto a escultura interesan únicamente las poblaciones más relevantes, destacando entre ellas las que se ubican, claro está, en los templos capitalinos, aunque como ya hemos dicho no son las únicas. Esta iglesia [la de la Asunción en San Sebastián de la Gomera], exteriormente es aparentemente muy pobre. Ella no tiene estilo, a pesar de un pretensioso portal con sus columnas torsas que son del peor gusto; en el interior, ella guarda algunas curiosidades; sobre el altar mayor podemos ver un inmenso tabernáculo en madera © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1641 esculpido y una bella copia hecha de la Virgen de Murillo. Debajo se encuentra la tumba del conquistador de la isla.49 San Andrés es famoso porque posee la iglesia más antigua de La Palma. La visita mucha gente procedente de todos los puntos de la isla, que viene a que la cure el Gran Poder de Dios, favor que concede a los que visitan la iglesia (...), nos mostraron imágenes talladas de San Juan y la Magdalena y una talla, de tamaño real de un Cristo yacente en la caja de madera: “El Cristo Muerto” lo llamaban.50 Al igual que en las islas occidentales, las informaciones más abundantes e interesantes corresponden a las zonas más conocidas, aunque encontramos algunas notas dedicadas a lugares que por alguna razón causaron impresión en ellos. Se caracterizan por ser escuetas y llevar adjuntas información sobre sucesos históricos, hechos milagrosos, etc. Se venera allí [Río Palmas], una Virgen milagrosa que San Diego de Alcalá (...), encontró, según cuenta, entre unos riscos. Esta madona tiene los ojos cerrados y se asegura que tal ceguera se produjo en el tiempo de la primera invasión berberisca.51 La iglesia [la parroquial de Teguise], desde el punto de vista arquitectónico, no tiene nada de notable, pero contiene algunas bellas estatuas de madera de los siglos XV y XVI.52 Habiendo hecho parte de esta intervención divina a sus fieles nosostros seguimos al lugar indicado y él lo encuentra, en efecto, sobre una piedra, una pequeña imagen de Espinal reprentando a la Virgen, teniendo en sus brazos al niño Jesús.53 La escultura de tipo civil, es fundamentalmente consecuencia de la transformación urbana que comienzan a experimentar desde algún tiempo antes, pero fundamentalmente en este siglo XIX, tanto Las Palmas como Santa Cruz, es causa directa de la influencia causada por el intenso tráfico comercial, permitiendo su transformación y embellecimiento, gracias a la inversión realizada, fundamentalmente por la iniciativa privada. Fruto de la impresión que les produce la ciudad y lo que ella contiene con relación a este tema son algunos de los comentarios que realizan, teniendo como ejemplo los siguientes: Perpendicularmente a la calle de San Francisco, desembocan, las calles que vienen al teatro, al hospital, a la Alameda del Príncipe, soberbio paseo donde el punto principal es un estanque, a mitad del cual se levanta sobre una base sólida una buena copia del Niño con un ganso de Canova; (...).54 (...), en la elegante plaza de la Constitución, cuyo centro, algo más elevado que el nivel de las calles que la circundan, aparece guardado por artísticos ejemplares del perro canario vaciados en bronce. En una placita próxima, hay una encantadora fuente, rematada con un busto del poeta Cairasco.55 Pero, no sólo les interesarán las esculturas que se encuentren en plazas y alamedas, sino que se van más allá, desde los escudos de las casas hasta su interior, llamando más su atención aquellas que están formando parte de sus patios, como uno de los lugares más importantes de la vida hogareña del isleño, donde destacan las fuentes. En el exterior, como ya hemos dicho, los escudos de las casas nobles, el tallado de las gárgolas junto al de los balcones, si se encuentran integradas en la fachada del inmueble, y otros elementos esculpidos de la fachada son los que más llamarán su atención. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1642 Una casa en particular, la del Conde de Salazar, es una bella obra de arte, un ejemplo perfecto de la arquitectura italiana, al menos en cuanto a la fachada (...). Tiene columnas corintias acanaladas a cada lado tanto de la puerta principal como de las ventanas superiores, rematadas por capiteles. Hay dos torrecillas cuadradas en cada extremo del edificio y en el centro, sobre el portal y la ventana central, la fachada es muy hermosa, con una hornacina que contiene una estatua (...).56 En cuanto a los materiales, las esculturas en mármol, ya hemos dicho, en general, frente a las de madera –salvo algunas excepciones, como el púlpito de madera de la Iglesia de la Concepción de la Laguna57 o la capilla de la familia Carta en la Concepción de Santa Cruz58– son las preferidas. Durante el siglo XIX, el apogeo del clasicismo francés se expande a numerosos lugares de Europa para desembocar en lo que conocemos como Neoclásico, el cual tenía como material preferido para la elaboración de sus obras el mármol. Pensamos que por esta razón abundan estos comentarios, al igual que los que hablan del mal gusto que reina en la decoración de nuestros templos a pesar de la riqueza que presentan.59 Las piezas a las que más se hace alusión serán: el púlpito de la Catedral de La Laguna, algunos monumentos funerarios (Juan de Ayala en San Diego del Monte, el del Marqués de la Quinta Roja, etc.), tabernáculo de la Concepción de La Orotava y diversas pilas bautismales. La iglesia de la Concepción es muy moderna: su reconstrucción se acometió en 1776. Su arquitectura es armoniosa y bien dispuesta. A su embellecimiento han contribuido generosamente las familias nobles, como lo revela el lujoso ornamento del interior del templo. Esbeltas columnas sostienen la nave central. El altar mayor, que se levanta al fondo de la nave, puede considerarse una obra de primera magnitud. Las distintas partes que lo componen están ejecutadas en mármol de Carrara y proceden de los talleres de Canova: sólo el transporte ha debido costar una fortuna. Ocho bellas columnas sostienen una cúpula elíptica donde cuatro pequeños angelotes agrupados sobre el entablamiento portan en las manos diversos símbolos. A ambos lados del altar, dos arcángeles arrodillados sobre una nube llevada por dos serafines llama poderosamente la atención: uno, en actitud de recogimiento, parece rezar con gran devoción; el otro, con expresión de profundo éxtasis, alza la cabeza y contempla la cruz. Estas dos grandes esculturas son del más delicado gusto y del más bello efecto. La Virgen, colocada en el altar a ella consagrado, también procede de Italia. Los ropajes de esta imagen son elegantes y ligeros. Pero las viejas devotas estiman que dichos ropajes destacan demasiado las formas. El púlpito es otra obra de la misma escuela y de una excelente ejecución. Desafortunadamente, el cimborrio y los vitrales laterales proyectan demasiada luminosidad sobre todo este bello conjunto escultórico. Este templo debe ser visitado a la hora del crepúsculo vespertino o a la luz de los cirios; entonces, con los contrastes de luz y sombras, las figuras cobran relieve, resalta la blancura de los mármoles y el brillo de los dorados, y resplandecientes reflejos destellean sobre el conjunto.60 La obsesión colectiva por los viajes y posterior necesidad de relatar su experiencia, el tener algo que decir, la narración inmediata o posterior de sus jornadas de viaje o, simplemente, la descripción de los lugares visitados, junto a las impresiones percibidas, las curiosidades, el interés por nuestra historia o, al menos, por ciertos detalles generales de las islas es la nota común de estos libros expresados muy subjetivamente y también comparativamente, según © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1643 sus intereses, aficiones, educación, costumbres y otros tantos condicionantes que nos transmiten realidades diferentes dependiendo de cada autor. Así, las notas sobre escultura se entremezclan, con las de arquitectura y pintura, entre el resto de la información resultando muy interesante para conocer parte de la realidad canaria de esos momentos así como la manera en que es visto desde fuera. PINTURA Coinciden la mayoría de nuestros autores en mostrar las sensaciones impactantes que les causan las imágenes religiosas de los cuadros que pueden observar en los diversos templos de la geografía insular, que pocas veces alaban, alejándose de ese gusto por el sufrimiento que aparece en muchas de estas manifestaciones pictóricas. Si bien, otros viajeros como Olivia Stone, van más allá e incluso se arriesgan a valorar e implorar la conservación de la Prehistoria insular al observar la Cueva Pintada de Gáldar: La sensación principal con que abandoné la cueva fue de indignación ante el hecho de que no hubiera nadie con el suficiente sentido cívico de conservar para la posteridad esta antigua reliquia histórica. (...) me acerqué al alcalde y le pregunté a quién pertenecía el terreno donde se encontraba la cueva. –Sólo a un pobre hombre– me dijo. Le contesté que era una gran pena que se permitiese que un lugar así fuese mal utilizado o cerrado, que la carretera pronto estaría terminada y que llegarían visitantes a la isla deseosos de ver aquella cueva. Le sugerí que la ciudad debería comprar pronto la cueva mientras todavía pudiera hacerse a un precio bajo; que después deberían limpiarla completamente y cerrarla (...), que si se cobraba una pequeña entrada, digamos, un real, el lugar se podría mantener en buen estado(...). Cuando hube terminado el alcalde levantó la cabeza, me miró y dijo solamente: –Se hará, señora–. (...) Algunos meses después una nota apareció en un periódico de Las Palmas diciendo que el Ayuntamiento de Gáldar había comprado la cueva, procediendo luego a limpiarla y cerrarla. Sentí que mi visita a las Islas Canarias había tenido al menos una consecuencia útil.61 Vemos cómo muestra un acusado sentido de la responsabilidad y la preocupación por nuestro patrimonio, además de realizar una profunda descripción de este espacio. 62 Este lugar le impresionó profundamente, y no estaba equivocada, ya que el repertorio abstracto de estas pinturas parietales es el mismo que presenta la cerámica grancanaria, tanto en vasos como en “pintaderas”, por lo que no es posible separar la Cueva Pintada del resto de las manifestaciones artísticas de la isla. Otros viajeros hacen mayor hincapié, tal y como ya se ha mencionado, en la pintura religiosa, destacando, entre otras, las que se encontraban en la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios en La Laguna. Entre estos viajeros llaman nuestra atención las apreciaciones de Rev. Chas. W. Thomas: “En la vieja y bien construida catedral hay una pintura, una copia de algún destacado maestro italiano, que muestra el extremo en el que inevitablemente cae el simbolismo cuando no está subordinado a una religión bíblica y espiritual. Es un intento de representación de la Trinidad en la que Dios Padre está representado por un venerable anciano; Dios Hijo, por un joven, cuya cara está marcada con arrugas de profundo pesar; y el Espíritu Santo por una paloma blanca, rodeada de un halo”.63 Sin duda, estaban más preocupados estos autores por las connotaciones religiosas que por la calidad artística de las obras que observaban ya que en estos momentos la reforma anglicana ya se había afianzado en el país anglosajón. Además critica cómo puede representarse a Dios –ser omnipotente e © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1644 inalterable– por un anciano o “conseguir comprensión espiritual o intelectual de un pintarrajo de tonalidad blanca que forma la figura de una paloma? Los que puedan beneficiarse con tal representación no están más adelantados, religiosamente hablando, que los salvajes alrededor de los ídolos; y para ellos, la conversión al mahometismo sería una elevación”.64 Kinderley da una visión artística al mencionar que “la iglesia principal –de La Laguna– está decorada con algunas imágenes de la Virgen y unas pocas pinturas de pésimo gusto”65 igual que John Barrow que da el calificativo de “pasables” a algunos de estos cuadros.66 Según Ledru en esta iglesia de los Remedios se encuentran “ante la vista tres cuadros escandalosos. Los dos primeros ofrecen la imagen de dieciséis cabezas de herejes condenados por la Inquisición”.67 Tanto este autor como Bory de Saint- Vincent hacen una minuciosa descripción de esta obra donde también se condena al mencionado tribunal: “Se ven cuadros de varias ejecuciones ordenadas por ese odioso tribunal. A través de las llamas, entre las víctimas de la institución más monstruosa que ha existido –después de los tribunales revolucionarios– se distingue la figura de una hermosa y joven desgraciada; y como en ese cuadro figuran las sentencias y los nombres de los desafortunados condenados, se ve a un ruanés y a unos pobres guanches quemados como herejes, todo para reconciliarlos con Dios. Apartemos la vista de semejante horror”.68 Aunque esta horrible percepción disminuye porque el viajero es consciente de que la celebración del último auto de fe había tenido lugar hacía más de 100 años y en ese momento la Inquisición ya estaba degradada, siendo sólo importante al prohibir algunos textos impresos. Según Ledru había otro cuadro en el que también aparecía un hereje arrodillado, quien, con gran dolor, muestra un libro con los errores a un santo de la Orden de los carmelitas, el cual mientras le coge el cabello, le clava un puñal en el corazón y otro monje da la autorización para la ejecución. Además, un moro de rodillas pide indulto a sus verdugos mientras que en el paisaje del fondo aparece un navío con tres mástiles donde se encuentran varios monjes que actúan como testigos de esta escena.69 Estos viajeros también visitaron la iglesia de La Concepción, A. B. Ellis admira una pintura que se adscribe a Murillo, pero se muestra cauto ya que el cuadro parece más una tabla de caoba ennegrecida por el humo de las velas. “Se supone que representa la Asunción de la Virgen, pero para un ojo profano representa mucho mejor descuido y suciedad (...) naturalmente el cuadro parece el trabajo de un antiguo maestro”.70 Cuadro que también describe Elisabeht Murray quien afirma que se trata de una obra del pintor sevillano que apenas puede observarse debido a lo estropeada que está por el tratamiento que recibe. Y es que antes de la fiesta de la Concepción se “embadurna con óleo”71 que, después de varias semanas, va recogiendo gran cantidad de polvo que hace imposible distinguir la huella del artista. A. B. Ellis menciona también el cuadro de San Juan Evangelista del que se dice que poseía poderosos milagros e incluso nos relata el primer milagro que se atribuye a la imagen: La leyenda tuvo lugar en mayo de 1648, cuando un sacerdote, que estaba celebrando misa ante un cadáver extendido delante del altar mayor, observó que el cuadro, que estaba pintado sobre tea, se encontraba cubierto con gotas de humedad. Habiéndose terminado el servicio, preguntó al sacristán que si lo había salpicado de agua cuando estaba quitando el polvo de la iglesia; y como ese individuo declaró que no lo había hecho, enseguida el reverendo padre olfateó un milagro y ordenó que fueran tocadas © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1645 las campanas para celebrar el jubiloso acontecimiento. (...) Aunque parezca mentira, no encontraron nada que pudiera justificar razonablemente la extraordinaria humedad, pero para verificar que no había ningún engaño, dejaron la pintura y otras dos que estaban próximas bien salpicadas de agua y luego abandonaron el edificio (...). Pasadas unas horas, los reverendos padres, acompañados por el capitán general, abrieron de nuevo la iglesia y, como esperaban, encontraron que el cuadro milagroso todavía estaba transpirando, mientras que los otros dos que también habían sido humedecidos estaban bastante secos; así pues, los ciudadanos entraron, de modo que pudieran tener una demostración ocular del milagro.72 De este mismo milagro dan noticias otros viajeros como E. Murray, quien ubica la pintura en el retablo del altar, junto con los retratos de los otros tres evangelistas, además de volver a relatar el milagro ya contado, o Verneau quien, al mencionar la imagen milagrosa del Cristo de Tacoronte la compara con este cuadro atribuyendo verdaderos milagros a la imagen lagunera: “esta última sudó de tal forma durante cuarenta días que perdió el color”.73 La pintura y el dorado de este retablo corrieron a cargo de Cristóbal Ramírez quien los contrató en 1602, guardándose en marco barroco de plata en la capilla colateral del evangelio. Ledru menciona una pintura que llama su atención porque en ella aparecía Santo Domingo amamantado por los senos de la Virgen,74 y es precisamente esta misma obra la que critica Jean M. J. Fleuriot de Langre al considerar que no es necesario demostrar el “ridículo” de esta manera.75 Como vemos, los viajeros se atreven a hacer crítica artística tanto de la técnica como de la temática de las mismas. Elisabeth Murray menciona el cuadro de San Cristóbal que adorna la mayor parte de las iglesias predicando su lección de humildad.76 Santa Cruz también es ampliamente descrita en estos relatos, donde encuentran obras destacadas, sobre todo, en la Iglesia de la Concepción. Ledru manifiesta que todas las pinturas de esta iglesia, excepto dos, son de mala calidad. La primera que llama su atención es obra de Juan de Miranda fechada en 1773 y muestra la Natividad de Jesucristo y la adoración de los pastores, donde destaca el efecto que consigue con la luz que se refleja en los ángeles y pastores.77 Este pintor es considerado la figura más importante de la pintura canaria del siglo XVIII, sabemos que en la década de los setenta se encuentra trabajando en nuestra isla por lo que los datos que nos otorga el viajero son verídicos. La otra obra es un cuadro de ánimas que según Ledru: “tiene como tema el juicio de las almas del purgatorio. Varios condenados, con el cuerpo quemado, cargados de cadenas y desgarrados por las serpientes, elevan sus manos hacia el cielo ocupado por los santos (...). En medio de los jueces se ve a San Miguel sosteniendo una balanza cuyos platillos tienen cada uno un papel enrollado. Los magistrados que componen este tribunal singular son los obispos, curas y monjes (...). Sea cual sea su contenido, este cuadro, sin nombre de autor y sin fecha, es apreciable por el colorido de las carnes y la expresión de las caras”.78 A. B. Ellis plantea que el dibujo y tratamiento de estos cuadros religiosos es pésimo sin cotización alguna ya que “nunca pudieron haber tenido ningún valor, excepto el coste del lienzo y la pintura. Algunos son perfectos enigmas pictóricos, que nadie, excepto un sacerdote español, podría descifrar”.79 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1646 En la capital de la isla observó también Jean M. J. Fleuriot de Langre una pintura de la pasión, de mala factura también ya que menciona el viajero que le hubiese resultado complicado reconocer el tema de no ser por los judíos, discípulos y romanos que se encontraban junto a la cruz. Aprovecha el autor para hacer una crítica a la cultura española: “es necesario tener una imaginación española para creer que un franciscano crucificado es el salvador del mundo. Lo que podría hacer el cuadro más creíble es que los ladrones también están vestidos con el hábito de San Francisco y, con un poco de generosidad, se puede llegar a creer que, sobre tres franciscanos, se encuentra uno bueno”.80 Según Ledru lo único destacable que poseía la iglesia de Santo Domingo era un cuadro de Jesucristo, pintado por Dionisio Coraz en 1776. Mientras que en uno de los dormitorios comunes se encuentra otro que llama la atención del viajero porque representa unas setenta cabezas de santos, doctores, papas, obispos…, y personajes (María Teresa, el delfín Luis, Luis XIV,...) que tomaron el hábito de Santo Domingo o que fueron protectores de su orden.81 De las obras que se encuentran en La Orotava hace especial mención Olivia Stone, sobre todo en La Concepción ya que, según su parecer, es la iglesia más artística del archipiélago, alejada de las “grotescas pinturas e imágenes que tantas veces desfiguran las iglesias de estas islas”82 puesto que, según argumenta, la mayor parte de la alta sociedad isleña realiza sus cultos en ella. Francisco Martínez de Fuentes, por su parte, muestra que en el convento religioso de San Francisco hay buenas pinturas de Miranda83 del que ya hemos mencionado su gran contribución a la pintura barroca canaria. Además, menciona O. Stone la existencia de unos retratos de la época de los “caballeros” y de Jorge III que se encontraban en la casa de una señora llamada Balbina Machado. La escritora manifiesta que en las Canarias, los cuadros, cuando no son de temática religiosa, tienen un carácter muy sentimental, destacando las series de grabados franceses en color, cuyo título aparece en castellano y en la lengua de origen.84 En la iglesia de Los Realejos manifiesta la viajera su asombro ante la perspectiva de un cuadro de ánimas “por encima del altar, sobre la pared izquierda al entrar, hay un antiguo cuadro curioso, incluso grotesco, que muestra las almas ardiendo en el purgatorio”85 y en el templo de Santa Catalina de Tacoronte en el que hay un cuadro de muy buena calidad de San Jerónimo. Hasta Garachico se acerca Leclerq quien manifiesta la existencia de “bellas pinturas de la escuela española”86 en la única iglesia que se salvó de la lava. Glas menciona que aparecen colgados cuadros pintados en los que se representaba la Virgen, los doce apóstoles, santos y mártires, de tamaño natural y con iconos de su vida: San Pedro con el gallo, San Antonio predicando a los peces, etc.87 En Gran Canaria destacan las apreciaciones de O. Stone sobre la pintura de la Virgen del Pino, enmarcada en plata, a cuya imagen debe Teror su fama.88 Relata la escritora la existencia de algunos grabados en color que adornan las paredes de una vivienda particular. En esta serie aparece la vida de Ester y escenas de la vida de Jacobo, José y Alcibiades, aceptable en la temática pero muy mala desde el campo artístico. Aunque critica duramente una obra que se encuentra en su habitación donde se representa el purgatorio, ya que le asola la idea de que la Virgen pueda seguir de pie, en actitud tranquila, ignorando a los desgraciados que, rodeados por el fuego y el dolor, le piden ayuda. Según la autora es imposible que una mujer actuase de esta manera, ignorando el sufrimiento que le rodea. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1647 Además, enumera otra habitación que visitó en la que había tres cuadros: uno, de Nuestra Señora del Monte Carmelo, el segundo de Santa Eulalia y el tercero sin título.89 Menciona también que en una pequeña iglesia, llamada de San Teófilo, existe un gran cuadro que se encuentra detrás del altar y es bastante antiguo. Tanto el Rev. Chas. W. Thomas como Langsdorff destacan algunos óleos con imágenes de la crucifixión y resurrección de Nuestro Señor, que imitaban obras de Murillo.90 Las visitas a las islas menores fueron menos frecuentes aunque algunos viajeros estuvieron en todo el archipiélago dejando marcada cuenta de su estancia en ellas. Olivia Stone menciona un gran fresco que se encuentra en la pared izquierda, cerca del presbiterio, en la iglesia de San Sebastián de La Gomera, donde se encuentran representados unos barcos atacando un fuerte. Según la viajera tiene unos veinte pies de largo por doce de alto, con un marco pintado alrededor, si bien parece que ha sido repintado y enjalbegado: “En el fuerte ondea la insignia inglesa, en lo alto de un estandarte blanco, y posee una campana. Varias galeras se divisan en la obra, aunque predominan las banderas y los disparos de cañón, ondeando y destellando entre los remos”.91 La obra la firma José Mesa en 1780, aunque no se sabe si se refiere al intento de desembarco del pirata Francis Drake en 1685, camino de las Antillas. Según otro viajero, Glas, hubo un ataque en 1739 de dos navíos ingleses contra San Sebastián, que no tuvo éxito. Como Inglaterra y España estaban en guerra, probablemente fueron varias las ocasiones de ataque pero de las que tiene noticia Olivia Stone ninguna parece corresponderse con la imagen. En El Hierro aparecen obras de un artista llamado Marcos Machín en las paredes de la iglesia según relata la misma viajera, mientras que en San Miguel de Teguise en Lanzarote, Samler Brown observa un buen lienzo en el lado Norte del Coro. Proust y Pitard dan cuenta de dos o tres cuadros antiguos que se encuentran en esta misma iglesia, la más antigua de la isla,92 además de una obra que representaba a un señor de Haría, ofreciendo al Señor las llaves del pueblo en la iglesia del mismo.93 Según Samler Brown, en el Convento de Santo Domingo, existe una pintura de la virgen que se supone paró la corriente de lava en 1824.94 En Betancuria aparecen pinturas en la sacristía de su iglesia relacionadas con la vida de Cristo. “Un cuadro de gran tamaño, que cubre toda la pared, es emblemático, increíblemente emblemático. Representa una barcaza llena de gente, de cuyas bocas salen pliegos con palabras. Lamentablemente el color claro de los pliegues destruye cualquier pretensión artística a que pudiera aspirar el cuadro. De las troneras asoman bocas de cañones que expelen con una explosión los siete sacramentos de la iglesia de Roma. Está claro que el cuadro es un piadoso testimonio de la fe cristiana que los navíos españoles trajeron a las Islas Canarias, con los cañones disparando los siete sacramentos además de la metralla y los proyectiles. Me temo que los cañones en las troneras son un anacronismo y que el artista se olvidó de la fecha de la invasión, ya que los cañones se dispararon desde cubierta durante mucho tiempo tras ser utilizados por primera vez en los barcos durante el siglo XIV”.95 Falta mencionar el apartado dedicado a la decoración de las diferentes partes de estos edificios, como nos muestra Olivia Stone del altar principal de la Iglesia de San Gregorio en Telde: “El altar principal está pintado en oro y blanco y hay cuatro altares laterales, pero la iglesia es pobre (...). El púlpito es de madera, pintado de blanco y con la parte superior en amarillo”.96 Son innumerables las iglesias que poseen arcos pintados simulando materiales más ricos, tan escasos en estas islas: “arcos y columnas, estas últimas pintadas imitando © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1648 mármol verde”97 o las casas que, según Coquet, tiene techos de tejas y paredes enlucidas con cal, con decoraciones pintadas de negro o rojo, grabadas a la manera de los graffiti italianos.98 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1649 BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ RIXO, J. A.: Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872, Aula de Cultura de Tenerife- Patronato de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, 1994. CASTILLO, F. 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Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1651 NOTAS 1 CONTRERAS Y LÓPEZ DE AYALA, J.: “Visión del Arte en Canarias”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n.18, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1972, pp. 14-15. 2 BONNET, B.: “La expedición portuguesa a las Canarias en 1341”, en Revista de la facultad de Filosofía y Letras, La Laguna, 1943, p. 10. 3 HERNÁNDEZ PERERA, J.: “Precisiones sobre la escultura de la Candelaria venerada por los guanches de Tenerife”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 21, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1975, pp. 14-19. 4 RUMEU DE ARMAS, A.: “El obispado de Telde”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 6, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1961, pp. 20-21. 5 ROSA OLIVERA, L.: “La varia fortuna de los Rivarola”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 12, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1966, p. 31. 6 HERNÁNDEZ PERERA, J.: “Esculturas genovesas en Tenerife”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 7, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1960, pp. 391-392. 7 CALERO RUÍZ, C. y HERNÁNDEZ DÍAZ, P.: “El convento de Nuestra Señora de las Nieves, San Juan Bautista y Tomás de Aquino. Puerto de la Cruz (Tenerife), en V Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, t. II, 1985. 8 ÁLVAREZ RIXO, J. A.: Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872, Aula de Cultura de Tenerife-Patronato de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, 1994, p. 36 9 CASTILLO, F. J.: “El texto de Sir Edmund Scory sobre Tenerife”, en Revista Tabona, VIII, Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, t. I, 1992-93. 10 HERNÁNDEZ PERERA, J.: Op. cit. nota n. 2, p. 14. 11 HERNÁNDEZ PERERA, J.: Op. cit. nota n. 2, pp. 16-17. Nos remite este autor además a un artículo de Luis Diego Cuscoy: “La aparición de la Virgen de Candelaria en un libro portugués del siglo XVII”, en Revista de Historia, n. 73, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1946, pp. 92-99. 12 TORRIANI, L.: Descripción e historia del reino de las Islas Canarias (1590), Editorial Goya, Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 172. 13 FAJARDO SPÍNOLA, F.: “Los protestantes extranjeros y la inquisición canaria durante el reinado de Felipe II”, en Revista de Historia de Canarias, n. 180, Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, La Laguna, 1998, p. 99. 14 CIORANESCU, A.: Thomas Nichols. Mercader de azúcar hispanista y hereje, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1963. 15 A. Rumeu de Armas y B. Bonnet y Reverón, se han ocupado del proceso realizado a Nichols por el Santo Oficio de Las Palmas, cuyo expediente se encuentra en El Museo Canario, como se sabe desde 1947. 16 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Ilustración, Centro de la Cultura Popular, La Laguna, 1988. 17 GLAS, G.: Descripción de las Islas Canarias (1764), Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1976. 18 GLAS, G.: Op. cit., p. 72. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1652 19 FLEURIOT DE LA LANGRE, J. M.: Viaje de Fígaro a la isla de Tenerife. 20 LEDRU, A. P.: Viaje a la isla de Tenerife (1796), Ed. J. A. Delgado Luis, La Orotava, 1991. 21 “La gran plaza, situada dentro de la ciudad, está adornada con una fuente de piedras de lava negra, en forma de pilón, y con un obelisco de mármol blanco dedicado a Nuestra Señora de Candelaria. El origen de este último está apoyado en una tradición popular que difícilmente resistiría la discusión de una crítica sana. Los monjes han convencido a los canarios de que hace unos cuatrocientos años los reyes guanches de Güímar, prevenidos por unos pastores de la aparición milagrosa de una mujer, cuyo resplandor y belleza anunciaban alguna divinidad descendida del cielo, se trasladaron al lugar indicado por los pastores (cerca de Candelaria, un pueblo de Tenerife). Uno de los reyes, (...).” 22 BORY DE SAINT VINCENT, J. B. G. B.: Viaje a las cuatro principales islas de los mares de África, durante los años 9 y 10 de la República, año 1801, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 80. 23 COQUET, A.: Una excursión a las Islas Canarias, Eds. Gráficas La Torre, La Orotava, 1982, p. 20. 24 LANGSDORF, G. H. von: Viajes por diferentes partes del mundo. Durante los años 1803, 1804, 1805, 1806 y 1807, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 68. 25 THOMAS, Ch. W.: Aventuras y observaciones en la Costa Occidental de África y sus islas, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 109. 26 WILDE, W. W.: Narración de un viaje a Tenerife, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 18. 27 BURTON, R.: Viajes a las Islas Canarias. I, 1861, Edén Eds., Puerto de la Cruz, 1999, p. 65. 28 LECLERQ, J.: Viaje a las Islas Afortunadas, Gobierno de Canarias, Marid, 1990, pp. 52-53. 29 STONE, O.: Tenerife y sus seis satélites, Eds. Cabildo Insular de Gran Canaria, Gran Canaria, 1995, t. I, pp. 31 y 34. 30 MILBERT, M. J.: Viaje pintoresco a la Isla de Tenerife, Colección “A través del tiempo”, La Orotava, 1996, p. 27. 31 PROUST, L. y PITARD, J.: Les Iles Canaries. Description de L´Archipel, Paris, 1908, p. 74 32 BARRINGTON, G.: Viaje a Botany-Bay, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 123. 33 MALUQUER Y VILADOT, J.: Recuerdos de un viaje a Canarias, Imprenta de Henrich y Compañía en Comandita, Barcelona, 1906. 34 COOK, J.: Cartas desde la isla de Tenerife: (1764), JADL, La Orotava, 1990, p. 34 35 “Sin embargo, sólo disfrutan de una nariz; las tres perdidas se pueden encontrar en la colección de curiosidades de nuestros guardias marinas, quienes como se podía esperar de esa gente, no podían dejar pasar la oportunidad de hacerse notar por su buen gusto, sentido y decoro”, en WILDE, W. W.: Op. cit., p. 18. 36 “Hay en la misma plaza, al otro extremo, una cruz grande de mármol sobre su base, rodeada de una valla de hierro como la pirámide de candelaria para su adorno y conservación”, en MARTÍNEZ FUENTES, F.: © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1653 Diario de un viaje a España por Portugal. Año 1792, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1998, p. 179. 37 “La mejor Iglesia de la ciudad es la de Nuestra Señora de los Remedios. EL púlpito de mármol, realizado en Génova en 1767, es una obra maestra de la escultura. Es una repisa adornada con figuras alegóricas, sostenidas por un ángel de pie sobre un zócalo”, en LEDRU, P.: Op. cit., p. 57. 38 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: Op. cit, p. 14. 39 MARTÍNEZ FUENTES, F.: Op. cit., 179. 40 MARTÍNEZ FUENTES, F.: Op. cit., p. 188. 41 “Santa Cruz de Tenerife, la Añaza de los guanches, es una ciudad bastante linda (...). Tampoco me detendré en describir los templos, la biblioteca de los Dominicos, que apenas se eleva a unos centenares de volúmenes, el muelle donde por la tarde se reunen los habitantes para tomar fresco, y ese famoso momumento de mármol de apareció que en 1392 hizo ella en Chimisay, (...)”, en HUMBOLDT, A.: Viaje a las Islas Canarias, Francisco Lemus Ed., La Laguna 1995, p. 87. 42 Entre los comentarios sobre este tema encontramos, entre otros, los siguientes: “El estilo gótico está recobrando adeptos con rapidez patidarios en Europa y encuentra admiración en América, y no está lejana la época en que será imitado en la arquitectura de la iglesia”, en LANGNSDORF, G. H. Von: Viajes por diferentes partes del mundo, Ed. Jose Luis García Pérez, La Orotava, 1991. Tras una corta estancia en la villa gótica, continuamos nuestra ruta hacia el valle de Río Palmas para visitar la capilla de Nuestra Señora de la Peña”, en BERTHELOT, S.: Misceláneas canarias, Francisco Lemus, Ed., La Laguna, 1997, p. 133. 43 COQUET, A.: Op cit., p. 35. 44 MURRAY, E. (1859): Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Pedro Duque Canrias S.A. (Ed.), Santa Cruz de Tenerife, 1988, p. 88. 45 ELLIS, A. B.: Op. cit. p. 76. 46 MURRAY, E.: Op. cit., p. 185. 47 VEGA DE LA ROSA, C.: “Viaje fotográfico a un archipiélago inédito: las imágenes de J. Harris Stone para el libro Tenerife and its six satellites (1887)”, en XI Coloquio dde Historia Canario-Americana, Eds. del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1994, t. II, p. 401. 48 URTUSAÚSTEGUI, A. de: Diario de viaje a la Isla de El Hierro en 1779, Centro de Estudios Africanos, La Laguna, 1983, p. 35. 49 “Cette église extérieurement est de bien pauvre apparence. Elle n’ a pas de style, malgré un portail prétentieux avec ses colonnes torses qui sont du plus mauvais goût ; à l’ interieur, elle renferme quelques curiosités : sur le maître-autel, on peut voir un inmense tabernacle en bois scuplté et assez belle copie de la Vierge de Murillo. Au dessous, se trouve le tombeau du conquérant de l’île”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 255. 50 STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 388. 51 BERTHELOT, S.: Op. cit., p. 137 52 VERNEAU, R.: Cinco años de estancia en las Islas Canarias, Ed. JADL, La Orotava, 1981 p. 117. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1654 53 “Ayant fait part de cette intervention divine à ses ouailles, on fouilla le lieu indiqué el l´on trouva, en effet, sous une pierre, une petite image d´Epinal représentant la Vierge, tenant dans ses bras l`enfant Jésus”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 170 54 “Perpendiculairement á la calle San Francisco, débouchement les rues qui vienent au théâtre, á l´hôpital, à la Alameda del Principe, superbe promenade dont le point central est un bassin, au milieu duquel se dresse sur un base en voucailles, un bonne copie de l´Enfant à l’oie de Canova”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., 76. 55 MALUQUER Y VILATOT, J.: Op. cit., p. 129. 56 STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 59. 57 “En 1819 la iglesia de Los Remedios fue elevada a la dignidad de Catedral para la nueva diócesis de Tenerife (...). Su interior tiene una llamativa decoración donde no hay mucho realmente que destacar, a excepción de un púlpito de mármol y del famoso cuadro de San Cristóbal que adorna las paredes de la mayoría de las iglesias predicando su lección de humildad (...)”, en MURRAY, E.: Op. cit., pp. 134-135. 58 “Al entrar por una puerta a la derecha del altar, se encuentra una capilla de madera totalmente tallada. Tiene forma octogonal y la luz entra por una cúpula octogonalmente. Las tallas son florales. Encima del altar hay un águila con las alas extendidas y varios querubines, el primero sirve de soporte a la hornacina con una imagen de San Matías. La capilla sólo mide catorce pies por catorce. Originariamente estaba completamente tallada con formas florales muy elaboradas pero parte de las paredes se quemaron. Todo el trabajo lo realizó una persona que ahora se encuentra bajo el piso y de la que sólo se dan escasos datos sobre su macimiento y muerte en una placa de mármol en la pared: (...)”, en STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 34. 59 “Las iglesias son grandes, ricas, pero de mal gusto y hasta tiene que ser un pueblo entusiasta por su culto, que posee minas de oro y plata (...). En sus santuarios se ven altares cubiertos de láminas de plata, estatuas del mismo metal enriquecidas con pedrerías, pero esa plata está mal cincelada, las estatuas no tienen figura humana y las piedras preciosas están distribuidas con torpeza”, en FLEURIOT DE LA LANGRE, J. M.: Op. cit., p. 129. 60 BERTHELOT, S.: Primera estancia en Tenerife (1820-1830), Aula de Cultura de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1980, p.67. 61 STONE, O.: Tenerife y sus seis satélites, Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1995, pp. 55-56. 62 “La cueva principal era casi circular y tenía, donde pudimos medirla, dieciocho pies de diámetro. (...) Otra cueva, a la derecha de ésta, también está pintada. Las pinturas están en secciones, cubriendo casi toda la cueva en tramos de diez pulgadas de ancho. El techo está cuadriculado, como un tablero de ajedrez, con líneas blancas que cruzan los cuadrados diagonalmente, más abajo tiene unos círculos rojos de dos anillos, el exterior de diez pulgadas de diámetro, y después hay triángulos que encajan unos en otros, siendo la base de uno el vértice de otro; éstos están pintados alternativamente de negro y rojo. La Línea inferior está formada por un zigzag doble con las puntas o vértices a cada extremo. (...)” en STONE, O.: Op.cit., p. 54. 63 REV. CHAS. W. THOMAS y otros: Observaciones en la costa occidental de África y sus islas y otros relatos, Colección “a través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 120. 64 Ibídem, p. 120. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1655 65 KINDERLEY, P.: Cartas desde la isla de Tenerife y otros relatos, Colección “A través del tiempo”, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1990, p. 18. 66 BARROW, J.: “Viaje a la Cochinchina por las Islas de Madeira, Tenerife y Cabo Verde”, en MILBERT, M. J.: Viaje pintoresco a la isla de Tenerife, colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1996, p. 94. 67 LEDRU, A. P.: Viaje a la Isla de Tenerife (1796), Ed. JADL, La Orotava, 1991, pp. 57-60. 68 BORY DE SAINT-VINCENT: “Viaje a las cuatro principales islas de los mares de África”, en W. R.WILDE: Narración de un viaje a Tenerife, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1996, p. 144. 69 LEDRU, A. P.: Op. cit., Ed. J. L. Delgado Luis, La Orotava, 1991, pp. 57-60. 70 A. B. ELLIS: Islas de África Occidental (Gran Canaria y Tenerife), Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1993, p. 86. 71 MURRAY, E.: Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Ed. Pedro Duque Canarias S. A., Santa Cruz de Tenerife, pp. 132-133. 72 ELLIS, A. B.: Op.cit., Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1993, pp. 86-88. Si bien el autor también explica que ante el escepticismo de dos de los testigos se los llevaron de ese lugar para interrogarles, y es que, sin duda, el “milagro” estaba fuera de toda duda. Después de varias pruebas, se celebró una misa solemne y un acto de acción de gracias. Aunque para confirmar el milagro se observó que durante el invierno el cuadro no transpiraba con tanta copiosidad, lo que era una prueba más de que no era una farsa, ya que una persona no suda igual en invierno que en verano. Y pasado el tiempo la transpiración fue cesando, de hecho, cuando escribe Ellis su relato hacía más de doscientos años que no transpiraba. 73 VERNEAU, R: Cinco años en las Islas Canarias, Ed. JADL, La Orotava, 1981, p. 211. 74 LEDRU, A. P.: Op.cit., Ed. JLDL, La Orotava, 1991, p. 60. 75 FLEURIOT DE LANGRE, J. M.: “Viaje de Fígaro a la isla de Tenerife” en ZURARA, G. E. da: Crónica del Descubrimiento y conquista de Guinea, Ayuntamiento Puerto de la Cruz y Villa de La Orotava, La Orotava, 1981, p. 131. 76 MURRAY, E.: Op.cit., pp. 134-135. 77 LEDRU, A.P.: Op.cit., p. 50. 78 LEDRU, A. P.: Op.cit., p. 50. 79 ELLIS, A. B.: Op.cit., p. 68. 80 FLEURIOT DE LANGRE, JEAN M. J.: Op.cit., p. 131. 81 LEDRU A. P.: Op. cit., p. 50-51. 82 STONE, O.: Op.cit., p. 427. 83 MARTÍNEZ DE FUENTES, F.: “Diario de un viaje a España por Portugal. Año 1792”, en ZURARA, G. E. da: Crónica del Descubrimiento y conquista de Guinea, Ayuntamiento Puerto de la Cruz y villa de La Orotava, La Orotava, 1981, p.186. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1656 84 STONE, O.: Op. cit., p. 432. 85 STONE, O: Op.cit., p. 463. 86 LECLERQ, J.: Op.cit., 131. 87 GLAS, G.: Descripción de las Islas Canarias (1764), Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1976, p. 114. 88 STONE, O.: Op. cit., p. 99. 89 STONE, O.: Op.cit., p. 106. 90 REV. CHAS. W. THOMAS: Op. cit., p. 86. Langsdorff destaca lo valiosas que eran estas imitaciones en LANGSDORFF, G. H.: Viajes por diferentes partes del mundo, Ed. JLGP, La Orotava, 1991, p. 86. 91 STONE, O.: Op. cit., p. 227. 92 “L'église est la plus ancienne de l'île: (...); deux o trois vieux tableaux” en PROUST L. y PITARD, J.: Les Iles Canaries. Description de l'archipel, E. Gulimoto Ed., Paris, (s.f.), p. 206. 93 “(...) une vieille horloge se trouve à côté d'un tableau, représetant un seigneur d'Haria, offrant a Dieu les clefs de la ville” en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 200. 94 “The old Convent of Santo Domingo contains an image of the Virgin which is said to have stopped the flow of lava in 1824” en BROWN, S.: Madeira, Azores y las Islas Canarias. Una guía práctica y completa, Ed. Sampson Low, Marston & Co. Limited, Londres, 1910, 10ª edición, p. 3. 95 STONE, O.: Op. cit., p. 415. 96 STONE, O.: Op.cit., p. 163. 97 STONE, O.: Op. cit., p. 142. 98 COQUET, A.: Op. cit., p. 33. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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Título y subtítulo | Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias: escultura y pintura |
Autor principal | Martín Hernández, María Lourdes; González Martín, Gloria Elsa |
Publicación fuente | XV Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 15 |
Sección | Arte |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2002 |
Páginas | P. 1632-1656 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 354664 Bytes |
Texto | 1632 LOS VIAJEROS Y SUS PERCEPCIONES SOBRE EL ARTE EN CANARIAS: ESCULTURA Y PINTURA María Lourdes Martín Hernández Gloria Elsa González Martín La relación de los viajeros que visitan el Archipiélago es muy amplia, como se podrá comprobar a lo largo de esta comunicación, pues las Islas Canarias han sido parada y aliento para otros viajes más lejanos o complicados. Sobre todo, en el siglo XIX crece esta lista porque, en ese momento, se produce la gran expansión de Europa sobre las otras tierras del planeta y sus océanos, constituyéndose gigantescos imperios coloniales cuyos máximos mentores serán Gran Bretaña y Francia. De ahí que la mayor parte de los viajeros que vamos a estudiar tengan alguna de estas dos nacionalidades. Aunque nos hemos centrado en su aportación sobre las artes plásticas: escultura y pintura, no puede olvidarse su gran aportación en todos los aspectos (geología, biología, antropología, etc.) ni su particular visión de un mundo que les resultaba extraño en la mayoría de los casos, llena de comentarios irónicos o sorprendentes. ESCULTURA El archipiélago, del cual ya tuvieron noticias fenicios y romanos; cuyas rutas eran conocidas por los navegantes mallorquines e italianos del siglo XIV, entra en la cultura europea cuando la ocupación por los españoles de las grandes islas, en el reinado de los Reyes Católicos, hace ya accesibles sus puertos, pero es valorado solamente por sus bellezas naturales, por sus producciones agrícolas y sus particularidades étnicas. Desde comienzos del siglo XVI hasta fines del XVIII el concepto que forma Europa del archipiélago se va integrando por los relatos más o menos exactos, de los viajeros ingleses.1 Si bien es cierto que las consideraciones sobre arte no abundan en la literatura de viajes a lo largo de los siglos, incluso después del siglo XVIII citado ahora, las mismas no pueden ser obviadas, ya que nos ofrecen datos de gran interés para los investigadores. Éstas son importantes no ya desde el siglo XVI sino desde algún tiempo antes. Han sido apuntadas algunas noticias de etapas anteriores, no pudiendo negar que las mismas nos ofrecen detalles bastante vagos al respecto. Entre dichas noticias encontramos las que nos indican la existencia, a mediados del siglo XIV, de un ídolo semidesnudo portando algo en sus manos. Este argumento fue presentado por Buenaventura Bonnet en un documento titulado “La expedición portuguesa a las Canarias en 1341”.2 Además, resulta significativo señalar que, aunque los testimonios que nos facilitan los extranjeros llegados desde el Atlántico Norte, fundamentalmente de Inglaterra, son valiosos no podemos reducir nuestras investigaciones únicamente a éstos. De esta manera nos lo hacía llegar en sus estudios sobre la Virgen de Candelaria J. Hernández Perera,3 al explorar, hasta el momento en que realiza sus pesquisas, la documentación existente sobre las estatuas de esa época en las islas. No olvidemos que, aunque lo que se apunta no es únicamente específico para esta imagen, la ahora nombrada se encontraba precisamente, según cuentan las fuentes de la época, en la isla de Tenerife mucho © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1633 antes de la llegada a la isla de los conquistadores. Entre los autores que apunta este autor se encuentran: Boutier (Bontier), cronista junto a Le Verrier de Jean de Bethencourt, López de Gomara, Fray Martín Ignacio, P. Juan de Mendoza o, por ejemplo, Torriani. Sin embargo, no nos llegarán únicamente testimonios de los relatos de viajeros y otros estudiosos, de la época, sino que existen los de otra índole: “(...), si hay constancia de que una imagen de la Virgen con el Niño era venerada en la primitiva capilla o ermita de Santa Catalina, erigida por los mallorquines a media legua de la ciudad de Las Palmas, imagen que se sabe subsistió, lo mismo que otras de San Juan Evangelista y de la Magdalena, hasta 1590, fecha en que por ser las tres de tosca figura fueron enterradas y sustituidas”.4 En la Relación Genealógica realizada por Fray Juan Suárez de Quintana que recoge Leopoldo de la Rosa Olivera5 en su estudio sobre los Rivarola nos dice: “ROQUE DE RIVEROL tenía sepulturas delante del altar de Nuestra Señora de Guía, que oy está en el altar mayor, fue de la familia de lo Riveroles, quienes la tenían en el altar suyo propio, el cual estaba pegado al arco de la Capilla de Nuestra Señora de Rosario (...)”. Muchas de las esculturas existentes en las Canarias de esos momentos no existen ya y no debemos dejar a un lado que, precisamente, gran cantidad de ellas fueron traídas por los extranjeros que hasta aquí llegaban para permanecer en las islas algún tiempo o establecer su residencia de un modo fijo, ya que, como recoge, el autor ya citado,6 siguiendo las ideas de Roberto López en su “Il predominio economico dei Genovesi nella Monarchia spagnola”: “El ascendiente genovés en la Península no fue tanto militar como económico. Los genoveses, (...), eran más numerosos y más ricos en el extranjero que en su propia ciudad”. Entre ellos podemos destacar, los bastante conocidos por todos, Ascanios, Justinianos, Pontes, etc. Esto mismo sucedió con los provenientes desde el Atlántico, pudiendo encontrar, sobre todo, los que llegaban de los Países Bajos (Monteverde, Van de Walle, etc.), entre otros. Debemos tener en cuenta, que esto no será un fenómeno propio del siglo XVI y que se repetirá a lo largo del tiempo, como bien lo indica, entre otros, Álvarez Rixo en sus Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872. Éste habla de algunas familias asentadas en tanto en la isla de Tenerife –fundamentalmente en el entonces Puerto de La Orotava–, como en la isla de Gran Canaria. Entre estas familias cita a los Brook, Valois, Cólogan, Murphy, Madan, Forstall, Power, White, Key, etc. Ellos también financiarán obras de arte, entre ellas escultura. Un caso claro lo tenemos en los Valois –como han recogido en sus investigaciones C. Calero Ruíz y P. Hernández Díaz7– los cuales costearon en el convento de Nuestra Señora de las Nieves un retablo dedicado a Santa Catalina, obra de Guillermo Vernaud, tras el incendio de 1718. Como podemos observar, no sólo se dedican a encargar obras de arte sino que lo hacen a artistas foráneos, como el nombrado ahora, Guillermo Vernaud. En ocasiones el encargo se realiza a artistas extranjeros que se encuentran residiendo aquí, mientras que otras se piden fuera, como sucedería con los encargos realizados sucesivamente a Génova o a los Países Bajos, así como a América. Las necesidades existentes en los que financian estas obras con respecto a su preocupación por mantener un papel relevante dentro de la comunidad en la que se mueve (isleña o propiamente extranjera), provoca que generalmente se mantengan vínculos estrechos dentro de los grupos más altos en la escala social. Entre ellos, como hemos señalado más arriba, los propios comerciantes extranjeros, vinculados a una cultura diferente, y que intentan introducirse en la nuestra, bien a través del camino económico, de la política o, también, del artístico, convirtiéndose en el escaparate y vehículo público de su poder y ostentación, apareciendo muchas veces como protagonistas de la propia obra. De nuevo, el propio Rixo no vuelve a señalar en los Anales, esta vez para el año 1723: “(...), adquirió nuestra parroquia las © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1634 bonitas andas de plata para sacar en procesión al Santísimo; dádiva de la piedad y munificencia de don Diego Sturdi, hermano mayor de esta cofradía; cuyo costo no bajaría de 6 a 700 pesos corrientes. Cada una de las cuatro columnas que sostienen la cúpula de forma arabesca, es una ‘S’ que parece simbólico del nombre del Santísimo y Sturdi su siervo”.8 Estos extranjeros se vincularán, además, con toda suerte de viajeros (otros comerciantes, científicos, médicos, etc.), que nos visitan, bien esporádicamente o bien por un largo intervalo de tiempo, les ofrecen en muchos casos su residencia –ya ha sido señalada por José Luis García Pérez el paso de éstos por el “Sitio Litre”– o, en su defecto, cartas de recomendación para poder alojarse en determinados lugares, fundamentalmente cuando se trasladan a otras islas; aunque tampoco debe ser olvidada la especial relación que mantienen con los isleños. Prueba de ello la tenemos en la abundante correspondencia existente entre los residentes aquí y los que regresan a su lugar de origen, por ejemplo, el caso de Berthelot con Miguel Maffiotte, el cual había nacido y posteriormente educado en Francia. Serán dichos viajeros los que acumulen en sus diarios y libros de viaje, junto a la gran cantidad de observaciones generales sobre las islas (datos geográficos, económicos, políticos, etnográficos, etc.), algunas sobre la escultura, teniendo la mayoría de las veces un carácter bastante general, deteniéndose en bastantes ocasiones más en la anécdota que en datos propiamente artísticos. Sin embargo, no debemos desdeñar otros que sí consideramos importantes y que pueden servir para ahondar en el conocimiento de la escultura y, además, de las otras artes. Del siglo XVI destacan las obras antes citadas y estudiadas por J. Hernández Perera en sus investigaciones sobre la Virgen de Candelaria, cuya imagen será una de las más tratadas a lo largo del tiempo. Ésta también es tratada en la obra Knight of the Pike of Tenariffe, de Sir Edemund Scory, basándose en la obra de Alonso Espinosa como recoge F. J. Castillo9 en sus investigaciones sobre el autor: “Scory no menciona en ningún momento la fuente que utiliza y no se limita a copiar literalmente los materiales publicados por Espinosa, sino que los elabora y presenta de un modo personal, y en diversos momentos se pueden apreciar claramente tanto la contribución y la observación personal de Scory como el aprovechamiento de otras referencias que no encontramos en la obra del dominico (...)”. En el caso de Francisco López de Gomara y su Historia General de las Indias, partiendo de nuevo de la documentación aportada por Perera, encontramos: “(...), tras aludir a las incursiones de los mallorquines por el archipiélago (...), se refiere a la presencia de “una Imagen antigua” que tenían los canarios. (...), es la más remota cita, al parecer, de la existencia en las Islas de una escultura antigua en poder de los indígenas. (...)”.10 Con respecto a la obra de Fray Martín de Ignacio, Perera indica que la misma no aporta una descripción de la escultura, aunque da su versión del hallazgo de la imagen cuya localización, sin embargo, no coincide con el descubrimiento por los pastores en la costa de Güímar plasmado por otros autores, sino que habla del encuentro que se produjo en la cueva de San Blas utilizada posteriormente, en el siglo XVI, como parroquia: “En esta dicha Isla hai una imagen de Nuestra Señora, que ha hecho i haze muchos milagros, i se llama i la iglesia a sonde está, Nuestra Señora de Candelaria; i es Monasterio de Religiosos de Santo Domingo. Está como cinco leguas de la Ciudad de San Cristobal. Esta santissima imagen apareció en aquella Isla en tiempo que era de Gentiles, i mucho antes que los cristianos fuesen a ella; (...)”.11 Otro de los autores citados es L. Torriani12 el cual en su obra de 1590 afirma: “Esta isla se halla ilustrada por la devotísima imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, que apareció en ella noventa años antes de que fuera de cristianos (...)”. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1635 Al tiempo que estos autores en sus obras tocaban el tema de la Virgen se producía en esa centuria la apertura por la Inquisición de expedientes en contra de numerosos extranjeros considerados herejes, los cuales fueron abundantes y bastante sonados. A ello se unen los conflictos bélicos con potencias enemigas de la Monarquía hispana, como Inglaterra, aunque de ello hablaremos algo más adelante. En cuanto a los conflictos con el Santo Oficio : “(...), los extranjeros protestantes no constituyeron un problema para la Inquisición de Canarias en la primera mitad del Quinientos: en primer lugar, porque la extensión y consolidación de las doctrinas e iglesias reformadas no se había producido aún en algunas de las tierras más relacionadas con Canarias –Países Bajos, Inglaterra o Francia– ; pero también porque en la persecución de los protestantes extranjeros concurrirán durante el reinado de Felipe I las circunstancias nuevas de orden político”.13 Uno de los testimonios más destacados lo aporta Th. Nichols –factor de compañías inglesas en Tenerife–, en Descripción de las Islas Afortunadas en 1583,14 cuyo testimonio en contra del Tribunal de la Santa Inquisición se expone muy claramente.15 Mas, conforme dejamos atrás el siglo XVII, los datos de estos viajeros comienzan a hacerse progresivamente más abundantes e interesantes. Este siglo estuvo marcado en Canarias por el crecimiento y consolodación de “una élite agraria que con una política matrimonial endogámica y a tono con el bienestar económico proporcionado por la alta cotización internacional del vino de malvasía, aumentó su patrimonio constituyéndose como un grupo rector nobiliario diferenciao, merced a sus mayorazgos y títulos de Castilla”.16 En dicho ambiente desarrolló su obra el inglés Marmaduke of Rawdon que, al igual que Nichols a finales del siglo XVI, se vería obligado por las circunstancias del momento, la guerra con su país, a abandonar el archipiélago. Rawdon permaneció gran parte de su vida en las islas como comerciante, instalándose en La Laguna, ciudad en la cual consigue junto a su amigo, el doctor Pieugh –al que él mismo había hecho venir de Inglaterra–, introducirse en los conventos de clausura de Santa Clara y Santa Catalina, ofreciendo algún dato interesante, como el paseo de las monjas del primer cenobio por el claustro sacando en procesión las imágenes que poseían. Sin embargo, es precisamente aquí donde acaba su relato sin especificar nada más acerca de las mismas. Durante el siglo XVIII las islas reciben la visita de figuras tan conocidas por todos como el inglés G. Glas o el francés P. Ledru. Para entonces, en ciudades como el Puerto de la Cruz o Santa Cruz, se encontraban instalados algunos comerciantes llegados fundamentalmente desde Gran Bretaña, siendo la comunidad más nutrida la procedente de Irlanda. Las islas presentaron, en general, un panorama marcado por diversas crisis (hambre, epidemias, guerras), aunque el ambiente intelectual conocía un gran auge, encontrándose marcado por las ideas ilustradas que habían tenido sus gérmenes en la sociedad del XVII, aunque al contrario que en este último siglo, y siguiendo de nuevo las ideas de Hernández Perera, la elite nobiliaria para consolidar su preminencia social no utilizaría en general los mismos cauces que antaño, ya no necesitaría de las apariencias sociales para dar a conocer su importancia. La historia que nos presenta Glas en su Descripción de las Islas Canarias (1764),17 a pesar de su título, se centra, dentro del tema que nos compete, únicamente en esta isla, y de modo específico, en la imagen de la Virgen de Candelaria, proporcionándonos una abundante e interesante información, señalando a Argote de Molina como fuente de la que ha tomado sus datos. Al llegar a Tenerife con anterioridad al gran temporal que en el segundo decenio del XIX haría desaparecer a la misma, pudo haber visto la imagen. Su narración comienza señalando las leguas de distancia entre Candelaria y Santa Cruz y comparando la devoción a la imagen con la de la Diana de la ciudad de Éfeso; para continuar hablando de la celebración © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1636 de la fiesta en su honor, de algunos milagros realizados por ella y de la aparición en la isla. A continuación, comienza la parte más interesante de su exposición, donde describe cómo es la escultura (medidas, colores, etc.), y de qué está compuesta, siendo la parte más interesante la que dedica a intentar desvelar las letras que recorren algunas partes de su vestimenta. Por último, desvela cuál es el objetivo establecido a partir de la inclusión de esta explicación: intentar concienciar de su antigüedad. (...). En las grandes fiestas algunas de las grandes familias reclaman el privilegio de vestir y adornar la imagen de la Virgen de Candelaria. Los cristianos, desde esta milagrosa aparición, llamaron a la imagen Nuestra Señora de Candelaria; y también porque lleva una candela de color verde en una mano; en la otra mantiene un niño Jesús, que tiene un pájaro dorado en cada una de sus manos, que no pueden ser sino palomas de la purificación de nuestra bendita Señora de la Virgen. Esta imagen de la Virgen María de Candelaria es pequeña, como de unos tres codos o tres pies de alto; el color de la cara es atezado, las prendas azul y oro. Sobre ellas hay algunas letras romanas, que nadie pudo explicar, hasta que Gonzalo Argote de Molina, Provincial de la Santa Hermandad de Andalucía, nos dio la siguiente interpretación. Sobre la chaqueta cerca de la nuca figuran las siguientes letras: T I P F S E P M E R I, con una rosa de cuatro hojas entre cada una de ellas. Las considera las iniciales de las palabras siguientes: Tu Illustra Es Patri Filio Spiritui Sancto Et Pia Mater Ejus Redemptoris Jesu En la faja: N A R M P R L M O T A R E. Lo que parece ser las iniciales de Nostrum Altissimum Regem Marua Peperit Redidit Libertatem Maria Omnibus Testis A Regis Erebi. Y al borde de la manga, cerca de la candela verde, hay cuatro letras: L P V R las cuales él interpreta de la forma siguiente: Lucem Perpetuam, Vobis Reddidi. En el faldón de la prenda figuran las tres letras que siguen: I N N I P E P N E I F A N T: que según su explicación son iniciales de las palabras Ista Nequaquam Nivariae In Perpetuus Effugiet Pio Nomine Evocato Insulae Fortunatae Adversarius Nullum. La razón de ser tan detallado al describir esta imagen, es de iluminar a cualquier persona curiosa e ilustrada, de manera que pueda formarse algún juicio acerca de su antigüedad.18 Avanzando en el tiempo, nos referimos ahora a los viajes de J. Cook, Fleuriot de la Langre, F. Martínez de Fuentes y Ledru, los cuales tuvieron lugar a finales del siglo XVIII. En el del francés J. M. De Fleuriot de la Langre se nos cuenta la existencia del monumento santacrucero a la Candelaria, en los siguientes términos: “(...), en uno de sus extremos, un monumento a la caridad de un español muerto hace unos días. Es un obelisco de mármol blanco, de mediana altura, en cuya cima está situada la Santa Virgen, que mantiene el niño Jesús en un brazo y un cirio en la otra mano”.19 Ledru, también francés, plasmó igualmente este monumento en su obra Viaje a la isla de Tenerife (1796),20 donde alude al mismo y lo © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1637 critica por su temática, aunque le sirve de pauta para acudir a la explicación de la aparición de la Virgen de Candelaria a los guanches y de la historia de este pueblo, además de la suerte que los mismos corrieron con la conquista.21 En este sentido, resultarán especialmente interesantes los comentarios hechos por él, ya que no se resiste, de acuerdo con la mentalidad francesa ilustrada y su rechazo a la religiosidad practicada por el pueblo, a realizar comentarios en contra del mismo, calificándolo por ello de una realización de mal gusto. También, es de destacar, la aparición en su narración de datos que no son totalmente ciertos, apuntando, como impulsores para la elaboración de dicho monumento, a los monjes del convento dominico responsable de la imagen de la Virgen, cuando el encargo fue hecho por el Capitán Montañez en 1759, como se indica en el propio monumento. Además, a partir de este momento, dicho monumento será descrito sucesivamente por los viajeros que hasta Santa Cruz se acercan, aludiendo en sus comentarios a pautas muy parecidas a las de Ledru, y entre ellos podemos citar a: Bory de Saint Vincent,22 A. Coquet,23 G. H. Von Langsdorf,24 el reverendo Chas W. Thomas,25 W. R. Wilde,26 R. Burton,27 J. Leclerq,28 O. Stone,29 M.J. Milbert,30 Proust y Pitard,31 G. Barrington,32 J. Maluquer y Viladot,33 etc.; así como el propio J. Cook que en su libro Cartas desde la isla de Tenerife (1764), en una breve cita expone: En el puerto, casi enfrente del muelle, se ve una bonita columna de mármol, construida hace poco, adornada con algunas figuras que no avergüenzan al autor. Se lee una inscripción en español que indica la fecha y el motivo de este monumento.34 Algunos de los datos que nos presentan con respecto a esta pieza no van a resultar ciertos, mostrándonos el desconocimiento de la cultura artística de las islas. Así, por ejemplo, Arribas y Sánchez, para este caso concreto, cita al escultor neoclásico Canova (1757-1822) como su autor, relacionando este dato con la procedencia genovesa de dicha obra. Otros, por el contrario, no sólo la describen perfectamente sino que, además, hablan de la necesidad del cuidado de la misma para evitar posibles destrozos o su desaparición. Es de lamentar, en este sentido, que por ejemplo Wilde, hablase de la pérdida de determinados elementos de la cara de los guanches.35 También existirán, aunque por causas totalmente contrarias, ciertos comentarios, como los de su conservación, realizados por Martínez de Fuentes.36 Otros, como R. Burton, se referirán al monumento que, antiguamente, estuvo ubicado dentro del mismo espacio. Se trata de la cruz de mármol situada en el extremo opuesto al obelisco de la Virgen, hoy día en la plaza que está junto a la Iglesia de la Concepción de esta ciudad. Pero, volviendo a Ledru, en su visita a la ciudad de La Laguna nos proporciona, de nuevo, algunos datos acerca de esculturas que más llaman allí su atención. Las mismas se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, la Concepción y en el convento de San Diego del Monte. En la primera iglesia resalta una de las capillas por el lujo que la compone (vestimenta de la imagen, adornos, etc.). La Concepción es importante para él por su púlpito, que presenta como de factura francesa del XVI, haciendo gala, además, de su buena ejecución. En cuanto al convento, desde el cual elogia la hermosura del paisaje percibido, destaca la tumba de don Juan de Ayala, como representación iconográfica del perfecto caballero devoto y a la moda del XVII (capa corta y armadura).37 No olvidemos que en ese siglo, la nobleza de las islas Canarias “trató de fundamentar su preeminencia a través de la constitución y el sostenimiento de comunidades religiosas, de la dilapidación de gruesas sumas de capital y la amortización de sus propiedades para fiestas, cofradías nobiliarias y una multitud ingente de © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1638 misas y capellanías. (...). El elevado énfasis puesto en la construcción y sostenimiento de conventos y capellanías, 35 sólo en el caso de Tenerife, 9 de ellos femeninos, y más de cien ermitas vinculadas, eso sin contar la pléyade de capillas particulares sitas en las iglesias de los conventos y parroquias, se había realizado sobre la base del bienestar económico de un periodo de elevados ingresos producidos por la alta cotización internacional de los caldos y sobre la imposición de tributos y gravámenes que debía subvertir una ingente superficie de terreno cargada con esos censos”.38 Por su parte, el viaje de Martínez Fuentes, en 1792, es interesante por la descripción que hace de la alameda que se encuentra cercana al muelle, de ella destaca sus esculturas y la fuente de mármol y el resto de los componentes de dicho lugar. Además, su visita a Canarias se distingue por el testimonio que nos deja de su presencia en otras islas, algo poco frecuente en los viajeros de esta centuria. Contiguo a la muralla, cerca del muelle, se ve una bonita alameda. La frontera son tres arcos anchos de piedra con su correspondiente frontón de remate, sobre el cual descansan dos estatuas grandes de mármol, y sobre el friso, las armas del rey, también de mármol. Todo el petril de sus muros está coronado alrededor de vasos etruscos para macetas de flores. representar a Salomé. (...) Tiene también en medio la alameda una fuente de mármol, con cuya agua riegan frecuentemente la alameda.39 Una vimos [se refiere a la casa de los señores Massieu], que está acabada de fabricar, en cuyo frontis están embutidos cuatro bustos de mármol; de que no vi ejemplar en los pueblos de Tenerife. (...) La Virgen [la de las Nieves], tiene muchas riquezas y sus culto se sirve con mucho esmero. (...) En el mismo día, al volver para la ciudad, vimos de camino las ermitas del Señor del Planto y de la Encarnación. Ambas están aseadas y la primera tiene dos buenas esculturas de Nuestra Señora de los Dolores y de San Juan Evangelista, ambas en talla.40 A comienzos del XIX se produce la visita del geógrafo Humboldt, por lo que sus comentarios en el campo que nos interesa no son abundantes, aunque debemos tenerlos en cuenta, ya que él mismo se detiene a indicárnoslo en su diario del viaje. En su libro Viaje a las Islas Canarias realiza tan sólo un breve repaso al monumento a la Candelaria, al tiempo que comenta que no se detendrá para hacer de nuevo comentario alguno41 sobre este tipo de materias. En este siglo experimentamos en las islas una mayor profusión de viajeros que nos visitan y, fundamentalmente, se dirigen hacia las islas mayores –Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife– conociendo gran parte de sus pueblos del interior y la costa. La información sobre las otras islas comienza a ser presentada con mayor frecuencia y, aunque muchas veces éstas no sean visitadas, las noticias sobre las mismas se nos darán a través de otras fuentes, pongamos por caso la de los viajeros que les han precedido o historiadores canarios de épocas pasadas. Pero, la realidad del archipiéago de esos momentos era bien distinta de la europea, ya no sólo por los cambios que en el continente y en Gran Bretaña se estaban dando tanto en lo social, político y económico, como en el mundo del arte. Así, algunos de los movimientos artísticos que se están experimentando allí en esos momentos los reflejarán aquí los viajeros a través de sus reflexiones sobre muchas de las obras que están observando. En cuanto a las esculturas de épocas pasadas, frente al elogio de las más antiguas cercanas al gótico42 –una © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1639 vez se ha puesto de moda el gusto por el pasado medieval hasta entonces despreciado–, encontramos el desdén generalizado por las obras más cercanas al barroco contrarreformista y de raigambre popular, como se manifiesta en los comentarios acerca de la vestimenta de las imágenes o de ciertas costumbres practicadas por el pueblo, sobre todo durante los festejos. Al son de la música lánguida, cuyo ritmo monótono me ha perseguido durante mucho tiempo, la muchedumbre pasea las estatuas que representan los personajes de la pasión: santos vestidos con suntuosas vestimentas; un Cristo flagelado, todo chorreante de sangre, hecho con un realismo que sólo los artistas españoles saben llevar hasta sus últimos límites.43 Habiendo llegado a este sagrado lugar, las estatuas del santo y su esposa son majestuosamente colocadas en sus correspondientes hormacinas. A continuación comienza una misa solemne; se toca música sacra y se pronuncia un elocuente sermón panegirista en honor del venerado San Isidro. Cuando la congregación se dispersa, la procesión se forma nuevamente, y, entre los acordes de una música marcial, las imágenes vuelven a su ermita, donde permanecen hasta que llegue otro nuevo año para repetir los honores otorgados por la supersticiosa multitud.44 Hay un extraño parecido entre el conjunto de las formas del catolicismo romano, tal y como se practica en estas islas, y la adoración fetichista de las tribus negras del Golfo de Guinea. Ambos, (...) afirman creer en una poderosa y omnipotente deidad, a la que prácticamente desconocen, adorando en su lugar a dioses secundarios, fetiches o santos. (...) Siendo mejores obreros los españoles tienen imágenes de cera o de madera, hechos en imitación de la forma humana y vestidos con ropas como las que ellos llevan o sus antepasados solían llevar. El negro, siendo un pobre modelador, hace una grotesca imagen de arcilla.45 Si hacemos una comparación con épocas anteriores, los datos sobre escultura resultan cada vez más abundantes. Los comentarios realizados no se limitan a una imagen religiosa determinada, como bien puede ser la de Candelaria, ya que su recorrido a través de los diversos pueblos que conforman cada territorio favorece la realización de múltiples comentarios sobre otras de esta índole o sobre monumentos funerarios, retablos y, también, a cerca de los materiales que las componen, tipo de imágenes y otros. Al tiempo, en esta centuria se multiplican las informaciones sobre esculturas cuyo carácter es civil, como las que se encuentran formando parte del mobiliario urbano (fuentes, bustos, etc.), los escudos de las fachadas de los edificios, mausoleos en los cementerios, etc. Sin embargo, la abundancia de templos, edificios conventuales, capillas, ermitas, etc., junto a la intensa religiosidad popular, hará que este patrimonio sea del que más información se tenga. Además, otro punto a considerar es que muchas veces se presta refugio a los viajeros cerca de estos edificios por parte de la autoridad eclesiástica y, otras, será simplemente, el edificio religioso el que llame su atención por ser el más interesante del lugar en que están en ese momento . En la isla de Gran Canaria, para todos aquellos que la visitan, serán de destacar, las imágenes que se encuentran en el interior de la catedral y, por supuesto, la Virgen del Pino de la cual se detienen en contar la historia de su aparición milagrosa, detalle que como hemos visto no es algo original para la misma, puesto que para la Virgen de Candelaria, se contará lo mismo, salvo los detalles propios de cada una (lugar de aparición, personajes a los que se aparece la Virgen, etc.) y para la el resto de la Vírgenes milagrosas del © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1640 archipiélago: Virgen de la Peña en Fuerteventura, Virgen de las Nieves en Lanzarote, entre otras. Teror es famoso por una extraña leyenda de un notable pino, en el que se apareció la imagen de la Virgen. La figura fue llevada a la iglesia parroquial, donde todavía se guarda con gran honor, y gran cantidad de joyas. Como no se le pudo poner las sortijas de diamantes en sus manos originales, se confeccionó un par de manos extras. Así las piedras preciosas lucen resplandecientes en unos dedos completamente cubiertos por ellas; mientras sus manos originales, que son muy bellas, quedan ocultas bajo sus magníficas ropas brocadas. Es conocida como la Virgen del Pino, nombre que ha llegado a ser tan popular en la isla de tal manera que muchas jóvenes llevan este apelativo cristiano.46 El resto de las islas, serán tratadas únicamente por ciertos viajeros, no concluyendo por ello que fuesen necesariamente visitadas, ya que muchas veces se utilizan los datos que aportan informadores, ya sean contemporáneos a ellos o de épocas pasadas, introduciendo de este modo datos históricos sobre las mismas (ataques piráticos, costumbres más notables y otros hechos relevantes), aunque también es cierto que muchos de los que sí las visitan acogen igualmente esta costumbre. Entre éstos últimos, el interés se centra fundamentalmente, además de en lo puramente científico –casi siempre relacionado con la botánica, la fauna de las islas o la geografía–, en lo antropológico y lo arqueológico, quedando los datos sobre arte relegados a un segundo o tercer orden, siendo el papel más destacado el que ocupa la arquitectura. Todos los relacionados con la escultura se tratan de modo pasajero, aunque no por ello dejan de tener, al igual que en el caso de las islas mayores, interés para nosotros. De este modo las cuestiones que más se trabajan son las que tienen que ver con las poblaciones más importantes o con aquello que les llama por alguna razón la atención de una forma especial. En este sentido, los viajeros que ofrecen las noticias más destacadas serán S. Berthelot, R. Vernau, L. Proust y J. Pitard u O. Stone, sabiendo que, al menos para ella y su marido: “Lo que echaban de menos en (...), libros era la falta de una visión completa dle Archipiélago entendiéndolo como totalidad, como un territorio formado por un conjunto de islas, cada una de ellas con sus propia identidad, con su propio paisaje y con su carácter distintivo”.47 No debemos olvidar que tal y como afirma C. Vega en ningún momento les abandona la pasión por descubrir, por conocer lugares nuevos a los que otros no han tenido posibilidad de acceder, sobre todo vencidos por las trabas ofrecidas por el propio hecho de viajar. Recordemos que no sólo los viajeros extranjeros experimentarán algunas dificultades respecto a esto, ya que con anterioridad lo habían hecho los propios isleños. Así, durante el siglo XVIII lo experimentaría el propio A. de Urtusaústegui: “(...), me embarqué desde allí el 7 a las 5 de la tarde y al amanecer el día 9, a las 36 horas de navegación, llegué a la ensenada del Golfo, no con tanta felicidad que dejara de padecer algún sobresalto al desembocar en el canal que forman las tres islas de Palma, Gomera y ésta”.48 De las islas occidentales, en cuanto a escultura interesan únicamente las poblaciones más relevantes, destacando entre ellas las que se ubican, claro está, en los templos capitalinos, aunque como ya hemos dicho no son las únicas. Esta iglesia [la de la Asunción en San Sebastián de la Gomera], exteriormente es aparentemente muy pobre. Ella no tiene estilo, a pesar de un pretensioso portal con sus columnas torsas que son del peor gusto; en el interior, ella guarda algunas curiosidades; sobre el altar mayor podemos ver un inmenso tabernáculo en madera © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1641 esculpido y una bella copia hecha de la Virgen de Murillo. Debajo se encuentra la tumba del conquistador de la isla.49 San Andrés es famoso porque posee la iglesia más antigua de La Palma. La visita mucha gente procedente de todos los puntos de la isla, que viene a que la cure el Gran Poder de Dios, favor que concede a los que visitan la iglesia (...), nos mostraron imágenes talladas de San Juan y la Magdalena y una talla, de tamaño real de un Cristo yacente en la caja de madera: “El Cristo Muerto” lo llamaban.50 Al igual que en las islas occidentales, las informaciones más abundantes e interesantes corresponden a las zonas más conocidas, aunque encontramos algunas notas dedicadas a lugares que por alguna razón causaron impresión en ellos. Se caracterizan por ser escuetas y llevar adjuntas información sobre sucesos históricos, hechos milagrosos, etc. Se venera allí [Río Palmas], una Virgen milagrosa que San Diego de Alcalá (...), encontró, según cuenta, entre unos riscos. Esta madona tiene los ojos cerrados y se asegura que tal ceguera se produjo en el tiempo de la primera invasión berberisca.51 La iglesia [la parroquial de Teguise], desde el punto de vista arquitectónico, no tiene nada de notable, pero contiene algunas bellas estatuas de madera de los siglos XV y XVI.52 Habiendo hecho parte de esta intervención divina a sus fieles nosostros seguimos al lugar indicado y él lo encuentra, en efecto, sobre una piedra, una pequeña imagen de Espinal reprentando a la Virgen, teniendo en sus brazos al niño Jesús.53 La escultura de tipo civil, es fundamentalmente consecuencia de la transformación urbana que comienzan a experimentar desde algún tiempo antes, pero fundamentalmente en este siglo XIX, tanto Las Palmas como Santa Cruz, es causa directa de la influencia causada por el intenso tráfico comercial, permitiendo su transformación y embellecimiento, gracias a la inversión realizada, fundamentalmente por la iniciativa privada. Fruto de la impresión que les produce la ciudad y lo que ella contiene con relación a este tema son algunos de los comentarios que realizan, teniendo como ejemplo los siguientes: Perpendicularmente a la calle de San Francisco, desembocan, las calles que vienen al teatro, al hospital, a la Alameda del Príncipe, soberbio paseo donde el punto principal es un estanque, a mitad del cual se levanta sobre una base sólida una buena copia del Niño con un ganso de Canova; (...).54 (...), en la elegante plaza de la Constitución, cuyo centro, algo más elevado que el nivel de las calles que la circundan, aparece guardado por artísticos ejemplares del perro canario vaciados en bronce. En una placita próxima, hay una encantadora fuente, rematada con un busto del poeta Cairasco.55 Pero, no sólo les interesarán las esculturas que se encuentren en plazas y alamedas, sino que se van más allá, desde los escudos de las casas hasta su interior, llamando más su atención aquellas que están formando parte de sus patios, como uno de los lugares más importantes de la vida hogareña del isleño, donde destacan las fuentes. En el exterior, como ya hemos dicho, los escudos de las casas nobles, el tallado de las gárgolas junto al de los balcones, si se encuentran integradas en la fachada del inmueble, y otros elementos esculpidos de la fachada son los que más llamarán su atención. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1642 Una casa en particular, la del Conde de Salazar, es una bella obra de arte, un ejemplo perfecto de la arquitectura italiana, al menos en cuanto a la fachada (...). Tiene columnas corintias acanaladas a cada lado tanto de la puerta principal como de las ventanas superiores, rematadas por capiteles. Hay dos torrecillas cuadradas en cada extremo del edificio y en el centro, sobre el portal y la ventana central, la fachada es muy hermosa, con una hornacina que contiene una estatua (...).56 En cuanto a los materiales, las esculturas en mármol, ya hemos dicho, en general, frente a las de madera –salvo algunas excepciones, como el púlpito de madera de la Iglesia de la Concepción de la Laguna57 o la capilla de la familia Carta en la Concepción de Santa Cruz58– son las preferidas. Durante el siglo XIX, el apogeo del clasicismo francés se expande a numerosos lugares de Europa para desembocar en lo que conocemos como Neoclásico, el cual tenía como material preferido para la elaboración de sus obras el mármol. Pensamos que por esta razón abundan estos comentarios, al igual que los que hablan del mal gusto que reina en la decoración de nuestros templos a pesar de la riqueza que presentan.59 Las piezas a las que más se hace alusión serán: el púlpito de la Catedral de La Laguna, algunos monumentos funerarios (Juan de Ayala en San Diego del Monte, el del Marqués de la Quinta Roja, etc.), tabernáculo de la Concepción de La Orotava y diversas pilas bautismales. La iglesia de la Concepción es muy moderna: su reconstrucción se acometió en 1776. Su arquitectura es armoniosa y bien dispuesta. A su embellecimiento han contribuido generosamente las familias nobles, como lo revela el lujoso ornamento del interior del templo. Esbeltas columnas sostienen la nave central. El altar mayor, que se levanta al fondo de la nave, puede considerarse una obra de primera magnitud. Las distintas partes que lo componen están ejecutadas en mármol de Carrara y proceden de los talleres de Canova: sólo el transporte ha debido costar una fortuna. Ocho bellas columnas sostienen una cúpula elíptica donde cuatro pequeños angelotes agrupados sobre el entablamiento portan en las manos diversos símbolos. A ambos lados del altar, dos arcángeles arrodillados sobre una nube llevada por dos serafines llama poderosamente la atención: uno, en actitud de recogimiento, parece rezar con gran devoción; el otro, con expresión de profundo éxtasis, alza la cabeza y contempla la cruz. Estas dos grandes esculturas son del más delicado gusto y del más bello efecto. La Virgen, colocada en el altar a ella consagrado, también procede de Italia. Los ropajes de esta imagen son elegantes y ligeros. Pero las viejas devotas estiman que dichos ropajes destacan demasiado las formas. El púlpito es otra obra de la misma escuela y de una excelente ejecución. Desafortunadamente, el cimborrio y los vitrales laterales proyectan demasiada luminosidad sobre todo este bello conjunto escultórico. Este templo debe ser visitado a la hora del crepúsculo vespertino o a la luz de los cirios; entonces, con los contrastes de luz y sombras, las figuras cobran relieve, resalta la blancura de los mármoles y el brillo de los dorados, y resplandecientes reflejos destellean sobre el conjunto.60 La obsesión colectiva por los viajes y posterior necesidad de relatar su experiencia, el tener algo que decir, la narración inmediata o posterior de sus jornadas de viaje o, simplemente, la descripción de los lugares visitados, junto a las impresiones percibidas, las curiosidades, el interés por nuestra historia o, al menos, por ciertos detalles generales de las islas es la nota común de estos libros expresados muy subjetivamente y también comparativamente, según © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1643 sus intereses, aficiones, educación, costumbres y otros tantos condicionantes que nos transmiten realidades diferentes dependiendo de cada autor. Así, las notas sobre escultura se entremezclan, con las de arquitectura y pintura, entre el resto de la información resultando muy interesante para conocer parte de la realidad canaria de esos momentos así como la manera en que es visto desde fuera. PINTURA Coinciden la mayoría de nuestros autores en mostrar las sensaciones impactantes que les causan las imágenes religiosas de los cuadros que pueden observar en los diversos templos de la geografía insular, que pocas veces alaban, alejándose de ese gusto por el sufrimiento que aparece en muchas de estas manifestaciones pictóricas. Si bien, otros viajeros como Olivia Stone, van más allá e incluso se arriesgan a valorar e implorar la conservación de la Prehistoria insular al observar la Cueva Pintada de Gáldar: La sensación principal con que abandoné la cueva fue de indignación ante el hecho de que no hubiera nadie con el suficiente sentido cívico de conservar para la posteridad esta antigua reliquia histórica. (...) me acerqué al alcalde y le pregunté a quién pertenecía el terreno donde se encontraba la cueva. –Sólo a un pobre hombre– me dijo. Le contesté que era una gran pena que se permitiese que un lugar así fuese mal utilizado o cerrado, que la carretera pronto estaría terminada y que llegarían visitantes a la isla deseosos de ver aquella cueva. Le sugerí que la ciudad debería comprar pronto la cueva mientras todavía pudiera hacerse a un precio bajo; que después deberían limpiarla completamente y cerrarla (...), que si se cobraba una pequeña entrada, digamos, un real, el lugar se podría mantener en buen estado(...). Cuando hube terminado el alcalde levantó la cabeza, me miró y dijo solamente: –Se hará, señora–. (...) Algunos meses después una nota apareció en un periódico de Las Palmas diciendo que el Ayuntamiento de Gáldar había comprado la cueva, procediendo luego a limpiarla y cerrarla. Sentí que mi visita a las Islas Canarias había tenido al menos una consecuencia útil.61 Vemos cómo muestra un acusado sentido de la responsabilidad y la preocupación por nuestro patrimonio, además de realizar una profunda descripción de este espacio. 62 Este lugar le impresionó profundamente, y no estaba equivocada, ya que el repertorio abstracto de estas pinturas parietales es el mismo que presenta la cerámica grancanaria, tanto en vasos como en “pintaderas”, por lo que no es posible separar la Cueva Pintada del resto de las manifestaciones artísticas de la isla. Otros viajeros hacen mayor hincapié, tal y como ya se ha mencionado, en la pintura religiosa, destacando, entre otras, las que se encontraban en la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios en La Laguna. Entre estos viajeros llaman nuestra atención las apreciaciones de Rev. Chas. W. Thomas: “En la vieja y bien construida catedral hay una pintura, una copia de algún destacado maestro italiano, que muestra el extremo en el que inevitablemente cae el simbolismo cuando no está subordinado a una religión bíblica y espiritual. Es un intento de representación de la Trinidad en la que Dios Padre está representado por un venerable anciano; Dios Hijo, por un joven, cuya cara está marcada con arrugas de profundo pesar; y el Espíritu Santo por una paloma blanca, rodeada de un halo”.63 Sin duda, estaban más preocupados estos autores por las connotaciones religiosas que por la calidad artística de las obras que observaban ya que en estos momentos la reforma anglicana ya se había afianzado en el país anglosajón. Además critica cómo puede representarse a Dios –ser omnipotente e © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1644 inalterable– por un anciano o “conseguir comprensión espiritual o intelectual de un pintarrajo de tonalidad blanca que forma la figura de una paloma? Los que puedan beneficiarse con tal representación no están más adelantados, religiosamente hablando, que los salvajes alrededor de los ídolos; y para ellos, la conversión al mahometismo sería una elevación”.64 Kinderley da una visión artística al mencionar que “la iglesia principal –de La Laguna– está decorada con algunas imágenes de la Virgen y unas pocas pinturas de pésimo gusto”65 igual que John Barrow que da el calificativo de “pasables” a algunos de estos cuadros.66 Según Ledru en esta iglesia de los Remedios se encuentran “ante la vista tres cuadros escandalosos. Los dos primeros ofrecen la imagen de dieciséis cabezas de herejes condenados por la Inquisición”.67 Tanto este autor como Bory de Saint- Vincent hacen una minuciosa descripción de esta obra donde también se condena al mencionado tribunal: “Se ven cuadros de varias ejecuciones ordenadas por ese odioso tribunal. A través de las llamas, entre las víctimas de la institución más monstruosa que ha existido –después de los tribunales revolucionarios– se distingue la figura de una hermosa y joven desgraciada; y como en ese cuadro figuran las sentencias y los nombres de los desafortunados condenados, se ve a un ruanés y a unos pobres guanches quemados como herejes, todo para reconciliarlos con Dios. Apartemos la vista de semejante horror”.68 Aunque esta horrible percepción disminuye porque el viajero es consciente de que la celebración del último auto de fe había tenido lugar hacía más de 100 años y en ese momento la Inquisición ya estaba degradada, siendo sólo importante al prohibir algunos textos impresos. Según Ledru había otro cuadro en el que también aparecía un hereje arrodillado, quien, con gran dolor, muestra un libro con los errores a un santo de la Orden de los carmelitas, el cual mientras le coge el cabello, le clava un puñal en el corazón y otro monje da la autorización para la ejecución. Además, un moro de rodillas pide indulto a sus verdugos mientras que en el paisaje del fondo aparece un navío con tres mástiles donde se encuentran varios monjes que actúan como testigos de esta escena.69 Estos viajeros también visitaron la iglesia de La Concepción, A. B. Ellis admira una pintura que se adscribe a Murillo, pero se muestra cauto ya que el cuadro parece más una tabla de caoba ennegrecida por el humo de las velas. “Se supone que representa la Asunción de la Virgen, pero para un ojo profano representa mucho mejor descuido y suciedad (...) naturalmente el cuadro parece el trabajo de un antiguo maestro”.70 Cuadro que también describe Elisabeht Murray quien afirma que se trata de una obra del pintor sevillano que apenas puede observarse debido a lo estropeada que está por el tratamiento que recibe. Y es que antes de la fiesta de la Concepción se “embadurna con óleo”71 que, después de varias semanas, va recogiendo gran cantidad de polvo que hace imposible distinguir la huella del artista. A. B. Ellis menciona también el cuadro de San Juan Evangelista del que se dice que poseía poderosos milagros e incluso nos relata el primer milagro que se atribuye a la imagen: La leyenda tuvo lugar en mayo de 1648, cuando un sacerdote, que estaba celebrando misa ante un cadáver extendido delante del altar mayor, observó que el cuadro, que estaba pintado sobre tea, se encontraba cubierto con gotas de humedad. Habiéndose terminado el servicio, preguntó al sacristán que si lo había salpicado de agua cuando estaba quitando el polvo de la iglesia; y como ese individuo declaró que no lo había hecho, enseguida el reverendo padre olfateó un milagro y ordenó que fueran tocadas © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1645 las campanas para celebrar el jubiloso acontecimiento. (...) Aunque parezca mentira, no encontraron nada que pudiera justificar razonablemente la extraordinaria humedad, pero para verificar que no había ningún engaño, dejaron la pintura y otras dos que estaban próximas bien salpicadas de agua y luego abandonaron el edificio (...). Pasadas unas horas, los reverendos padres, acompañados por el capitán general, abrieron de nuevo la iglesia y, como esperaban, encontraron que el cuadro milagroso todavía estaba transpirando, mientras que los otros dos que también habían sido humedecidos estaban bastante secos; así pues, los ciudadanos entraron, de modo que pudieran tener una demostración ocular del milagro.72 De este mismo milagro dan noticias otros viajeros como E. Murray, quien ubica la pintura en el retablo del altar, junto con los retratos de los otros tres evangelistas, además de volver a relatar el milagro ya contado, o Verneau quien, al mencionar la imagen milagrosa del Cristo de Tacoronte la compara con este cuadro atribuyendo verdaderos milagros a la imagen lagunera: “esta última sudó de tal forma durante cuarenta días que perdió el color”.73 La pintura y el dorado de este retablo corrieron a cargo de Cristóbal Ramírez quien los contrató en 1602, guardándose en marco barroco de plata en la capilla colateral del evangelio. Ledru menciona una pintura que llama su atención porque en ella aparecía Santo Domingo amamantado por los senos de la Virgen,74 y es precisamente esta misma obra la que critica Jean M. J. Fleuriot de Langre al considerar que no es necesario demostrar el “ridículo” de esta manera.75 Como vemos, los viajeros se atreven a hacer crítica artística tanto de la técnica como de la temática de las mismas. Elisabeth Murray menciona el cuadro de San Cristóbal que adorna la mayor parte de las iglesias predicando su lección de humildad.76 Santa Cruz también es ampliamente descrita en estos relatos, donde encuentran obras destacadas, sobre todo, en la Iglesia de la Concepción. Ledru manifiesta que todas las pinturas de esta iglesia, excepto dos, son de mala calidad. La primera que llama su atención es obra de Juan de Miranda fechada en 1773 y muestra la Natividad de Jesucristo y la adoración de los pastores, donde destaca el efecto que consigue con la luz que se refleja en los ángeles y pastores.77 Este pintor es considerado la figura más importante de la pintura canaria del siglo XVIII, sabemos que en la década de los setenta se encuentra trabajando en nuestra isla por lo que los datos que nos otorga el viajero son verídicos. La otra obra es un cuadro de ánimas que según Ledru: “tiene como tema el juicio de las almas del purgatorio. Varios condenados, con el cuerpo quemado, cargados de cadenas y desgarrados por las serpientes, elevan sus manos hacia el cielo ocupado por los santos (...). En medio de los jueces se ve a San Miguel sosteniendo una balanza cuyos platillos tienen cada uno un papel enrollado. Los magistrados que componen este tribunal singular son los obispos, curas y monjes (...). Sea cual sea su contenido, este cuadro, sin nombre de autor y sin fecha, es apreciable por el colorido de las carnes y la expresión de las caras”.78 A. B. Ellis plantea que el dibujo y tratamiento de estos cuadros religiosos es pésimo sin cotización alguna ya que “nunca pudieron haber tenido ningún valor, excepto el coste del lienzo y la pintura. Algunos son perfectos enigmas pictóricos, que nadie, excepto un sacerdote español, podría descifrar”.79 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1646 En la capital de la isla observó también Jean M. J. Fleuriot de Langre una pintura de la pasión, de mala factura también ya que menciona el viajero que le hubiese resultado complicado reconocer el tema de no ser por los judíos, discípulos y romanos que se encontraban junto a la cruz. Aprovecha el autor para hacer una crítica a la cultura española: “es necesario tener una imaginación española para creer que un franciscano crucificado es el salvador del mundo. Lo que podría hacer el cuadro más creíble es que los ladrones también están vestidos con el hábito de San Francisco y, con un poco de generosidad, se puede llegar a creer que, sobre tres franciscanos, se encuentra uno bueno”.80 Según Ledru lo único destacable que poseía la iglesia de Santo Domingo era un cuadro de Jesucristo, pintado por Dionisio Coraz en 1776. Mientras que en uno de los dormitorios comunes se encuentra otro que llama la atención del viajero porque representa unas setenta cabezas de santos, doctores, papas, obispos…, y personajes (María Teresa, el delfín Luis, Luis XIV,...) que tomaron el hábito de Santo Domingo o que fueron protectores de su orden.81 De las obras que se encuentran en La Orotava hace especial mención Olivia Stone, sobre todo en La Concepción ya que, según su parecer, es la iglesia más artística del archipiélago, alejada de las “grotescas pinturas e imágenes que tantas veces desfiguran las iglesias de estas islas”82 puesto que, según argumenta, la mayor parte de la alta sociedad isleña realiza sus cultos en ella. Francisco Martínez de Fuentes, por su parte, muestra que en el convento religioso de San Francisco hay buenas pinturas de Miranda83 del que ya hemos mencionado su gran contribución a la pintura barroca canaria. Además, menciona O. Stone la existencia de unos retratos de la época de los “caballeros” y de Jorge III que se encontraban en la casa de una señora llamada Balbina Machado. La escritora manifiesta que en las Canarias, los cuadros, cuando no son de temática religiosa, tienen un carácter muy sentimental, destacando las series de grabados franceses en color, cuyo título aparece en castellano y en la lengua de origen.84 En la iglesia de Los Realejos manifiesta la viajera su asombro ante la perspectiva de un cuadro de ánimas “por encima del altar, sobre la pared izquierda al entrar, hay un antiguo cuadro curioso, incluso grotesco, que muestra las almas ardiendo en el purgatorio”85 y en el templo de Santa Catalina de Tacoronte en el que hay un cuadro de muy buena calidad de San Jerónimo. Hasta Garachico se acerca Leclerq quien manifiesta la existencia de “bellas pinturas de la escuela española”86 en la única iglesia que se salvó de la lava. Glas menciona que aparecen colgados cuadros pintados en los que se representaba la Virgen, los doce apóstoles, santos y mártires, de tamaño natural y con iconos de su vida: San Pedro con el gallo, San Antonio predicando a los peces, etc.87 En Gran Canaria destacan las apreciaciones de O. Stone sobre la pintura de la Virgen del Pino, enmarcada en plata, a cuya imagen debe Teror su fama.88 Relata la escritora la existencia de algunos grabados en color que adornan las paredes de una vivienda particular. En esta serie aparece la vida de Ester y escenas de la vida de Jacobo, José y Alcibiades, aceptable en la temática pero muy mala desde el campo artístico. Aunque critica duramente una obra que se encuentra en su habitación donde se representa el purgatorio, ya que le asola la idea de que la Virgen pueda seguir de pie, en actitud tranquila, ignorando a los desgraciados que, rodeados por el fuego y el dolor, le piden ayuda. Según la autora es imposible que una mujer actuase de esta manera, ignorando el sufrimiento que le rodea. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1647 Además, enumera otra habitación que visitó en la que había tres cuadros: uno, de Nuestra Señora del Monte Carmelo, el segundo de Santa Eulalia y el tercero sin título.89 Menciona también que en una pequeña iglesia, llamada de San Teófilo, existe un gran cuadro que se encuentra detrás del altar y es bastante antiguo. Tanto el Rev. Chas. W. Thomas como Langsdorff destacan algunos óleos con imágenes de la crucifixión y resurrección de Nuestro Señor, que imitaban obras de Murillo.90 Las visitas a las islas menores fueron menos frecuentes aunque algunos viajeros estuvieron en todo el archipiélago dejando marcada cuenta de su estancia en ellas. Olivia Stone menciona un gran fresco que se encuentra en la pared izquierda, cerca del presbiterio, en la iglesia de San Sebastián de La Gomera, donde se encuentran representados unos barcos atacando un fuerte. Según la viajera tiene unos veinte pies de largo por doce de alto, con un marco pintado alrededor, si bien parece que ha sido repintado y enjalbegado: “En el fuerte ondea la insignia inglesa, en lo alto de un estandarte blanco, y posee una campana. Varias galeras se divisan en la obra, aunque predominan las banderas y los disparos de cañón, ondeando y destellando entre los remos”.91 La obra la firma José Mesa en 1780, aunque no se sabe si se refiere al intento de desembarco del pirata Francis Drake en 1685, camino de las Antillas. Según otro viajero, Glas, hubo un ataque en 1739 de dos navíos ingleses contra San Sebastián, que no tuvo éxito. Como Inglaterra y España estaban en guerra, probablemente fueron varias las ocasiones de ataque pero de las que tiene noticia Olivia Stone ninguna parece corresponderse con la imagen. En El Hierro aparecen obras de un artista llamado Marcos Machín en las paredes de la iglesia según relata la misma viajera, mientras que en San Miguel de Teguise en Lanzarote, Samler Brown observa un buen lienzo en el lado Norte del Coro. Proust y Pitard dan cuenta de dos o tres cuadros antiguos que se encuentran en esta misma iglesia, la más antigua de la isla,92 además de una obra que representaba a un señor de Haría, ofreciendo al Señor las llaves del pueblo en la iglesia del mismo.93 Según Samler Brown, en el Convento de Santo Domingo, existe una pintura de la virgen que se supone paró la corriente de lava en 1824.94 En Betancuria aparecen pinturas en la sacristía de su iglesia relacionadas con la vida de Cristo. “Un cuadro de gran tamaño, que cubre toda la pared, es emblemático, increíblemente emblemático. Representa una barcaza llena de gente, de cuyas bocas salen pliegos con palabras. Lamentablemente el color claro de los pliegues destruye cualquier pretensión artística a que pudiera aspirar el cuadro. De las troneras asoman bocas de cañones que expelen con una explosión los siete sacramentos de la iglesia de Roma. Está claro que el cuadro es un piadoso testimonio de la fe cristiana que los navíos españoles trajeron a las Islas Canarias, con los cañones disparando los siete sacramentos además de la metralla y los proyectiles. Me temo que los cañones en las troneras son un anacronismo y que el artista se olvidó de la fecha de la invasión, ya que los cañones se dispararon desde cubierta durante mucho tiempo tras ser utilizados por primera vez en los barcos durante el siglo XIV”.95 Falta mencionar el apartado dedicado a la decoración de las diferentes partes de estos edificios, como nos muestra Olivia Stone del altar principal de la Iglesia de San Gregorio en Telde: “El altar principal está pintado en oro y blanco y hay cuatro altares laterales, pero la iglesia es pobre (...). El púlpito es de madera, pintado de blanco y con la parte superior en amarillo”.96 Son innumerables las iglesias que poseen arcos pintados simulando materiales más ricos, tan escasos en estas islas: “arcos y columnas, estas últimas pintadas imitando © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1648 mármol verde”97 o las casas que, según Coquet, tiene techos de tejas y paredes enlucidas con cal, con decoraciones pintadas de negro o rojo, grabadas a la manera de los graffiti italianos.98 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1649 BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ RIXO, J. A.: Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872, Aula de Cultura de Tenerife- Patronato de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, 1994. CASTILLO, F. 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Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1651 NOTAS 1 CONTRERAS Y LÓPEZ DE AYALA, J.: “Visión del Arte en Canarias”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n.18, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1972, pp. 14-15. 2 BONNET, B.: “La expedición portuguesa a las Canarias en 1341”, en Revista de la facultad de Filosofía y Letras, La Laguna, 1943, p. 10. 3 HERNÁNDEZ PERERA, J.: “Precisiones sobre la escultura de la Candelaria venerada por los guanches de Tenerife”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 21, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1975, pp. 14-19. 4 RUMEU DE ARMAS, A.: “El obispado de Telde”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 6, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1961, pp. 20-21. 5 ROSA OLIVERA, L.: “La varia fortuna de los Rivarola”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 12, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1966, p. 31. 6 HERNÁNDEZ PERERA, J.: “Esculturas genovesas en Tenerife”, en Anuario de Estudios Atlánticos, n. 7, Casa de Colón, Las Palmas-Madrid, 1960, pp. 391-392. 7 CALERO RUÍZ, C. y HERNÁNDEZ DÍAZ, P.: “El convento de Nuestra Señora de las Nieves, San Juan Bautista y Tomás de Aquino. Puerto de la Cruz (Tenerife), en V Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, t. II, 1985. 8 ÁLVAREZ RIXO, J. A.: Anales del Puerto de la Cruz de la Orotava. 1701-1872, Aula de Cultura de Tenerife-Patronato de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, 1994, p. 36 9 CASTILLO, F. J.: “El texto de Sir Edmund Scory sobre Tenerife”, en Revista Tabona, VIII, Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, t. I, 1992-93. 10 HERNÁNDEZ PERERA, J.: Op. cit. nota n. 2, p. 14. 11 HERNÁNDEZ PERERA, J.: Op. cit. nota n. 2, pp. 16-17. Nos remite este autor además a un artículo de Luis Diego Cuscoy: “La aparición de la Virgen de Candelaria en un libro portugués del siglo XVII”, en Revista de Historia, n. 73, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1946, pp. 92-99. 12 TORRIANI, L.: Descripción e historia del reino de las Islas Canarias (1590), Editorial Goya, Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 172. 13 FAJARDO SPÍNOLA, F.: “Los protestantes extranjeros y la inquisición canaria durante el reinado de Felipe II”, en Revista de Historia de Canarias, n. 180, Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, La Laguna, 1998, p. 99. 14 CIORANESCU, A.: Thomas Nichols. Mercader de azúcar hispanista y hereje, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1963. 15 A. Rumeu de Armas y B. Bonnet y Reverón, se han ocupado del proceso realizado a Nichols por el Santo Oficio de Las Palmas, cuyo expediente se encuentra en El Museo Canario, como se sabe desde 1947. 16 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Ilustración, Centro de la Cultura Popular, La Laguna, 1988. 17 GLAS, G.: Descripción de las Islas Canarias (1764), Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1976. 18 GLAS, G.: Op. cit., p. 72. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1652 19 FLEURIOT DE LA LANGRE, J. M.: Viaje de Fígaro a la isla de Tenerife. 20 LEDRU, A. P.: Viaje a la isla de Tenerife (1796), Ed. J. A. Delgado Luis, La Orotava, 1991. 21 “La gran plaza, situada dentro de la ciudad, está adornada con una fuente de piedras de lava negra, en forma de pilón, y con un obelisco de mármol blanco dedicado a Nuestra Señora de Candelaria. El origen de este último está apoyado en una tradición popular que difícilmente resistiría la discusión de una crítica sana. Los monjes han convencido a los canarios de que hace unos cuatrocientos años los reyes guanches de Güímar, prevenidos por unos pastores de la aparición milagrosa de una mujer, cuyo resplandor y belleza anunciaban alguna divinidad descendida del cielo, se trasladaron al lugar indicado por los pastores (cerca de Candelaria, un pueblo de Tenerife). Uno de los reyes, (...).” 22 BORY DE SAINT VINCENT, J. B. G. B.: Viaje a las cuatro principales islas de los mares de África, durante los años 9 y 10 de la República, año 1801, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 80. 23 COQUET, A.: Una excursión a las Islas Canarias, Eds. Gráficas La Torre, La Orotava, 1982, p. 20. 24 LANGSDORF, G. H. von: Viajes por diferentes partes del mundo. Durante los años 1803, 1804, 1805, 1806 y 1807, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 68. 25 THOMAS, Ch. W.: Aventuras y observaciones en la Costa Occidental de África y sus islas, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 109. 26 WILDE, W. W.: Narración de un viaje a Tenerife, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 18. 27 BURTON, R.: Viajes a las Islas Canarias. I, 1861, Edén Eds., Puerto de la Cruz, 1999, p. 65. 28 LECLERQ, J.: Viaje a las Islas Afortunadas, Gobierno de Canarias, Marid, 1990, pp. 52-53. 29 STONE, O.: Tenerife y sus seis satélites, Eds. Cabildo Insular de Gran Canaria, Gran Canaria, 1995, t. I, pp. 31 y 34. 30 MILBERT, M. J.: Viaje pintoresco a la Isla de Tenerife, Colección “A través del tiempo”, La Orotava, 1996, p. 27. 31 PROUST, L. y PITARD, J.: Les Iles Canaries. Description de L´Archipel, Paris, 1908, p. 74 32 BARRINGTON, G.: Viaje a Botany-Bay, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1994, p. 123. 33 MALUQUER Y VILADOT, J.: Recuerdos de un viaje a Canarias, Imprenta de Henrich y Compañía en Comandita, Barcelona, 1906. 34 COOK, J.: Cartas desde la isla de Tenerife: (1764), JADL, La Orotava, 1990, p. 34 35 “Sin embargo, sólo disfrutan de una nariz; las tres perdidas se pueden encontrar en la colección de curiosidades de nuestros guardias marinas, quienes como se podía esperar de esa gente, no podían dejar pasar la oportunidad de hacerse notar por su buen gusto, sentido y decoro”, en WILDE, W. W.: Op. cit., p. 18. 36 “Hay en la misma plaza, al otro extremo, una cruz grande de mármol sobre su base, rodeada de una valla de hierro como la pirámide de candelaria para su adorno y conservación”, en MARTÍNEZ FUENTES, F.: © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1653 Diario de un viaje a España por Portugal. Año 1792, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1998, p. 179. 37 “La mejor Iglesia de la ciudad es la de Nuestra Señora de los Remedios. EL púlpito de mármol, realizado en Génova en 1767, es una obra maestra de la escultura. Es una repisa adornada con figuras alegóricas, sostenidas por un ángel de pie sobre un zócalo”, en LEDRU, P.: Op. cit., p. 57. 38 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: Op. cit, p. 14. 39 MARTÍNEZ FUENTES, F.: Op. cit., 179. 40 MARTÍNEZ FUENTES, F.: Op. cit., p. 188. 41 “Santa Cruz de Tenerife, la Añaza de los guanches, es una ciudad bastante linda (...). Tampoco me detendré en describir los templos, la biblioteca de los Dominicos, que apenas se eleva a unos centenares de volúmenes, el muelle donde por la tarde se reunen los habitantes para tomar fresco, y ese famoso momumento de mármol de apareció que en 1392 hizo ella en Chimisay, (...)”, en HUMBOLDT, A.: Viaje a las Islas Canarias, Francisco Lemus Ed., La Laguna 1995, p. 87. 42 Entre los comentarios sobre este tema encontramos, entre otros, los siguientes: “El estilo gótico está recobrando adeptos con rapidez patidarios en Europa y encuentra admiración en América, y no está lejana la época en que será imitado en la arquitectura de la iglesia”, en LANGNSDORF, G. H. Von: Viajes por diferentes partes del mundo, Ed. Jose Luis García Pérez, La Orotava, 1991. Tras una corta estancia en la villa gótica, continuamos nuestra ruta hacia el valle de Río Palmas para visitar la capilla de Nuestra Señora de la Peña”, en BERTHELOT, S.: Misceláneas canarias, Francisco Lemus, Ed., La Laguna, 1997, p. 133. 43 COQUET, A.: Op cit., p. 35. 44 MURRAY, E. (1859): Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Pedro Duque Canrias S.A. (Ed.), Santa Cruz de Tenerife, 1988, p. 88. 45 ELLIS, A. B.: Op. cit. p. 76. 46 MURRAY, E.: Op. cit., p. 185. 47 VEGA DE LA ROSA, C.: “Viaje fotográfico a un archipiélago inédito: las imágenes de J. Harris Stone para el libro Tenerife and its six satellites (1887)”, en XI Coloquio dde Historia Canario-Americana, Eds. del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1994, t. II, p. 401. 48 URTUSAÚSTEGUI, A. de: Diario de viaje a la Isla de El Hierro en 1779, Centro de Estudios Africanos, La Laguna, 1983, p. 35. 49 “Cette église extérieurement est de bien pauvre apparence. Elle n’ a pas de style, malgré un portail prétentieux avec ses colonnes torses qui sont du plus mauvais goût ; à l’ interieur, elle renferme quelques curiosités : sur le maître-autel, on peut voir un inmense tabernacle en bois scuplté et assez belle copie de la Vierge de Murillo. Au dessous, se trouve le tombeau du conquérant de l’île”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 255. 50 STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 388. 51 BERTHELOT, S.: Op. cit., p. 137 52 VERNEAU, R.: Cinco años de estancia en las Islas Canarias, Ed. JADL, La Orotava, 1981 p. 117. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1654 53 “Ayant fait part de cette intervention divine à ses ouailles, on fouilla le lieu indiqué el l´on trouva, en effet, sous une pierre, une petite image d´Epinal représentant la Vierge, tenant dans ses bras l`enfant Jésus”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 170 54 “Perpendiculairement á la calle San Francisco, débouchement les rues qui vienent au théâtre, á l´hôpital, à la Alameda del Principe, superbe promenade dont le point central est un bassin, au milieu duquel se dresse sur un base en voucailles, un bonne copie de l´Enfant à l’oie de Canova”, en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., 76. 55 MALUQUER Y VILATOT, J.: Op. cit., p. 129. 56 STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 59. 57 “En 1819 la iglesia de Los Remedios fue elevada a la dignidad de Catedral para la nueva diócesis de Tenerife (...). Su interior tiene una llamativa decoración donde no hay mucho realmente que destacar, a excepción de un púlpito de mármol y del famoso cuadro de San Cristóbal que adorna las paredes de la mayoría de las iglesias predicando su lección de humildad (...)”, en MURRAY, E.: Op. cit., pp. 134-135. 58 “Al entrar por una puerta a la derecha del altar, se encuentra una capilla de madera totalmente tallada. Tiene forma octogonal y la luz entra por una cúpula octogonalmente. Las tallas son florales. Encima del altar hay un águila con las alas extendidas y varios querubines, el primero sirve de soporte a la hornacina con una imagen de San Matías. La capilla sólo mide catorce pies por catorce. Originariamente estaba completamente tallada con formas florales muy elaboradas pero parte de las paredes se quemaron. Todo el trabajo lo realizó una persona que ahora se encuentra bajo el piso y de la que sólo se dan escasos datos sobre su macimiento y muerte en una placa de mármol en la pared: (...)”, en STONE, O.: Op. cit., t. I, p. 34. 59 “Las iglesias son grandes, ricas, pero de mal gusto y hasta tiene que ser un pueblo entusiasta por su culto, que posee minas de oro y plata (...). En sus santuarios se ven altares cubiertos de láminas de plata, estatuas del mismo metal enriquecidas con pedrerías, pero esa plata está mal cincelada, las estatuas no tienen figura humana y las piedras preciosas están distribuidas con torpeza”, en FLEURIOT DE LA LANGRE, J. M.: Op. cit., p. 129. 60 BERTHELOT, S.: Primera estancia en Tenerife (1820-1830), Aula de Cultura de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1980, p.67. 61 STONE, O.: Tenerife y sus seis satélites, Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1995, pp. 55-56. 62 “La cueva principal era casi circular y tenía, donde pudimos medirla, dieciocho pies de diámetro. (...) Otra cueva, a la derecha de ésta, también está pintada. Las pinturas están en secciones, cubriendo casi toda la cueva en tramos de diez pulgadas de ancho. El techo está cuadriculado, como un tablero de ajedrez, con líneas blancas que cruzan los cuadrados diagonalmente, más abajo tiene unos círculos rojos de dos anillos, el exterior de diez pulgadas de diámetro, y después hay triángulos que encajan unos en otros, siendo la base de uno el vértice de otro; éstos están pintados alternativamente de negro y rojo. La Línea inferior está formada por un zigzag doble con las puntas o vértices a cada extremo. (...)” en STONE, O.: Op.cit., p. 54. 63 REV. CHAS. W. THOMAS y otros: Observaciones en la costa occidental de África y sus islas y otros relatos, Colección “a través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1991, p. 120. 64 Ibídem, p. 120. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Los viajeros y sus percepciones sobre el arte en Canarias… 1655 65 KINDERLEY, P.: Cartas desde la isla de Tenerife y otros relatos, Colección “A través del tiempo”, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1990, p. 18. 66 BARROW, J.: “Viaje a la Cochinchina por las Islas de Madeira, Tenerife y Cabo Verde”, en MILBERT, M. J.: Viaje pintoresco a la isla de Tenerife, colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1996, p. 94. 67 LEDRU, A. P.: Viaje a la Isla de Tenerife (1796), Ed. JADL, La Orotava, 1991, pp. 57-60. 68 BORY DE SAINT-VINCENT: “Viaje a las cuatro principales islas de los mares de África”, en W. R.WILDE: Narración de un viaje a Tenerife, Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1996, p. 144. 69 LEDRU, A. P.: Op. cit., Ed. J. L. Delgado Luis, La Orotava, 1991, pp. 57-60. 70 A. B. ELLIS: Islas de África Occidental (Gran Canaria y Tenerife), Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1993, p. 86. 71 MURRAY, E.: Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Ed. Pedro Duque Canarias S. A., Santa Cruz de Tenerife, pp. 132-133. 72 ELLIS, A. B.: Op.cit., Colección “A través del tiempo”, Ed. JADL, La Orotava, 1993, pp. 86-88. Si bien el autor también explica que ante el escepticismo de dos de los testigos se los llevaron de ese lugar para interrogarles, y es que, sin duda, el “milagro” estaba fuera de toda duda. Después de varias pruebas, se celebró una misa solemne y un acto de acción de gracias. Aunque para confirmar el milagro se observó que durante el invierno el cuadro no transpiraba con tanta copiosidad, lo que era una prueba más de que no era una farsa, ya que una persona no suda igual en invierno que en verano. Y pasado el tiempo la transpiración fue cesando, de hecho, cuando escribe Ellis su relato hacía más de doscientos años que no transpiraba. 73 VERNEAU, R: Cinco años en las Islas Canarias, Ed. JADL, La Orotava, 1981, p. 211. 74 LEDRU, A. P.: Op.cit., Ed. JLDL, La Orotava, 1991, p. 60. 75 FLEURIOT DE LANGRE, J. M.: “Viaje de Fígaro a la isla de Tenerife” en ZURARA, G. E. da: Crónica del Descubrimiento y conquista de Guinea, Ayuntamiento Puerto de la Cruz y Villa de La Orotava, La Orotava, 1981, p. 131. 76 MURRAY, E.: Op.cit., pp. 134-135. 77 LEDRU, A.P.: Op.cit., p. 50. 78 LEDRU, A. P.: Op.cit., p. 50. 79 ELLIS, A. B.: Op.cit., p. 68. 80 FLEURIOT DE LANGRE, JEAN M. J.: Op.cit., p. 131. 81 LEDRU A. P.: Op. cit., p. 50-51. 82 STONE, O.: Op.cit., p. 427. 83 MARTÍNEZ DE FUENTES, F.: “Diario de un viaje a España por Portugal. Año 1792”, en ZURARA, G. E. da: Crónica del Descubrimiento y conquista de Guinea, Ayuntamiento Puerto de la Cruz y villa de La Orotava, La Orotava, 1981, p.186. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XV Coloquio de Historia Canario-Americana 1656 84 STONE, O.: Op. cit., p. 432. 85 STONE, O: Op.cit., p. 463. 86 LECLERQ, J.: Op.cit., 131. 87 GLAS, G.: Descripción de las Islas Canarias (1764), Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1976, p. 114. 88 STONE, O.: Op. cit., p. 99. 89 STONE, O.: Op.cit., p. 106. 90 REV. CHAS. W. THOMAS: Op. cit., p. 86. Langsdorff destaca lo valiosas que eran estas imitaciones en LANGSDORFF, G. H.: Viajes por diferentes partes del mundo, Ed. JLGP, La Orotava, 1991, p. 86. 91 STONE, O.: Op. cit., p. 227. 92 “L'église est la plus ancienne de l'île: (...); deux o trois vieux tableaux” en PROUST L. y PITARD, J.: Les Iles Canaries. Description de l'archipel, E. Gulimoto Ed., Paris, (s.f.), p. 206. 93 “(...) une vieille horloge se trouve à côté d'un tableau, représetant un seigneur d'Haria, offrant a Dieu les clefs de la ville” en PROUST, L. y PITARD, J.: Op. cit., p. 200. 94 “The old Convent of Santo Domingo contains an image of the Virgin which is said to have stopped the flow of lava in 1824” en BROWN, S.: Madeira, Azores y las Islas Canarias. Una guía práctica y completa, Ed. Sampson Low, Marston & Co. Limited, Londres, 1910, 10ª edición, p. 3. 95 STONE, O.: Op. cit., p. 415. 96 STONE, O.: Op.cit., p. 163. 97 STONE, O.: Op. cit., p. 142. 98 COQUET, A.: Op. cit., p. 33. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 |
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