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PRIMERAS DESCRIPCIONES DE LAS ISLAS CANARIAS
EN LENGUA ALEMANA
Marcos Sarmiento Pérez
Si bien a partir de la segunda mitad del siglo XIX la aportación de autores de lengua
alemana a la investigación científica de Canarias es sorprendentemente amplia y diversa,
hasta ese momento la presencia del Archipiélago en la literatura alemana había sido
sustancialmente menor que en la inglesa y en la francesa. Dado que Alemania, como nación,
no tomó parte en los grandes descubrimientos de la Edad Moderna, y su participación se
produjo bajo los auspicios de España y Portugal, hasta principios del siglo XIX no disponemos
de relatos extensos de viajeros y naturalistas alemanes. No obstante, la presencia de Canarias
en textos alemanes se remonta a la última década del siglo XV: Hieronimus Münzer 1 y
Valentin Ferdinand 2 –aunque no estuvieron en las Islas, y sus textos no se escribieron
originalmente en alemán–, en sus respectivos informes sobre su viaje y estancia en la
Península Ibérica, nos dejan breves referencias al Archipiélago, especialmente con relación a
su encuentro con aborígenes canarios –en Valencia y en Sevilla, respectivamente–. Luego, ya
entrado el siglo XVI, el reinado de Carlos I favoreció la participación de ciudadanos alemanes
en la colonización de Venezuela, en la que destacó particularmente la familia de los Welser.
Esta circunstancia propició los primeros cinco textos escritos en alemán sobre Canarias: por
un lado, de la pluma de Nicolaus Federmann, 3 Ulrich Schmidel 4 y Philipp von Hutten, 5 que se
dirigieron a Venezuela en conexión con dicha familia, y, por otro, de la de Lukas Rem 6 y Carl
Mollwo, 7 ambos relacionados con las plantaciones de caña de azúcar que los Welser tenían en
La Palma. Una vez iniciada la decadencia del Imperio español, el diario de un aventurero,
Johan von Leubelfing, 8 enrolado en la escuadra de Van der Does, recoge a principios del siglo
XVII el breve relato de su estancia en nuestro Archipiélago.
Entre estos textos iniciales y la publicación a principios del siglo XIX de las obras de los dos
primeros científicos –Alexander von Humboldt 9 y Leopold von Buch–, 10 contamos con cuatro
descripciones del Archipiélago escritas por autores que no estuvieron en él, sino que bebieron
de diversas fuentes escritas, especialmente inglesas y francesas. Estas descripciones
constituyen el objeto del presente trabajo, que, además de presentarlas, resalta los aspectos
más llamativos de sus respectivos textos.
Unos cincuenta y ochos años después de publicarse el texto de Leubelfing, se edita en 1670
la primera descripción general del Archipiélago. Se trata de la obra del médico y geógrafo
holandés Olfert Dapper, en versión alemana probablemente del propio autor. En el prólogo se
señala que a pesar de las numerosas descripciones que portugueses, españoles, franceses,
ingleses y holandeses habían realizado de regiones lejanas, nadie había emprendido hasta ese
momento una descripción general y completa del Viejo Mundo, es decir, de Asia y África.
El archipiélago canario, tratado en unas ocho páginas, se describe dentro del apartado
dedicado a las islas de África. Al igual que para el resto de las regiones descritas, Dapper se
basa en un amplio número de autores cuyos nombres detalla en su prólogo. Igualmente, a lo
largo de la descripción, se menciona a Ptolomeo, Plinio, Porcaci, Thevet, Sanut, Grammay,
Vechio Marino, Linfchoten y Purchas. Primeramente, se aborda el Archipiélago en general y,
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luego, cada una de las Islas por separado. La primera parte recoge las diferentes
denominaciones que se habían dado a las islas (Ptolomeo, Plinio, Purchas), añadiendo que, si
bien la mayoría de los autores sólo mencionan las siete grandes, Purchas añade también las
isletas. Del mismo modo, se especifica la posición geográfica del archipiélago, situándolo
entre los 20 o y los 26 o de latitud norte, al tiempo que se ofrece una sinopsis de la Conquista.
En cuanto a la naturaleza de las Islas, se destaca que están sometidas a un gran calor por su
proximidad al Trópico de Cáncer, que, no obstante, no menoscaba su fertilidad: “La tierra es
por doquier muy fértil / pero particularmente famosa por el vino canario” (1670, p. 76). 11
Se señala que en ellas se produce todo tipo de cereales, higos, naranjas amargas, granadas,
limones y otras frutas, además de azúcar, palmitos, y árboles de papel, que crecen al borde de
los ríos [sic]. También se alude a la orchilla, a la semilla canaria para alimentar a los pájaros
canarios, y a la brea –describiéndose incluso el procedimiento para su obtención–.
En cuanto a la fauna, se relata que en las Islas abundan los bueyes, los carneros, los burros
salvajes y los venados, además de muchas aves. Los mares, se dice, son ricos en esturión,
alimento de la gente pobre.
Respecto a los aborígenes y sus costumbres, Dapper relata que son de fuerte constitución,
morenos y de narices anchas, así como de carácter sutil y vivaz, orgullosos y dispuestos a la
guerra. Ya sólo quedan algunos descendientes de los últimos aborígenes; hablan poco y
pronuncian las palabras entre los dientes y los labios.
Sobre el gobierno de las islas en general, se nos dice que Gran Canaria es la isla más
distinguida: en ella se encuentran la sede del obispado, de la inquisición y la residencia del
Gobernador de todo el Archipiélago: “En cuanto a fertilidad y a los restantes ámbitos,
aventaja a todas las demás [islas]: y en la misma viven 1.000 personas” (1670, p. 77).
De sus dimensiones se dan dos cifras, en función de las fuentes: 18 millas alemanas, por un
lado, y 12, por otro.
Con respecto a Fuerteventura, se alude a la denominación –Capraria– que recibe de los
autores clásicos, y se dice que sus ciudades, ubicadas en la costa, son: Lanagla, Tarafalo y
Pozo Negro [sic].
El tercer lugar de la descripción corresponde a Lanzarote. Se narra que la ciudad
denominada Kaias [sic] había sido saqueada por piratas argelinos en 1618, y que se llevaron
de la isla 1.468 personas.
De Tenerife, a la que se dedican cinco páginas –una de ellas la ocupa un dibujo del Pico–
se nos dice que está habitada por unas 5.000 almas. El Teide aparece como el pico más alto
del mundo, al que únicamente se puede subir en julio y agosto, pues el resto del tiempo está
cubierto de nieve. La mayor parte del espacio dedicado a esta isla lo ocupa la reproducción
que Th. Sprat [sic] [obispo de Rochester] hace del informe de un grupo de comerciantes
ingleses con respecto al Pico del Teide.
Sobre La Gomera, aparte de indicarse la posición geográfica, se nos dice que allí no se da
más que vino y azúcar.
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De La Palma se relata que es pequeña, pero fértil. Tiene mucho azúcar y otros frutos,
abundante leche y el queso, y sobresale por el comercio del vino.
En cuanto a El Hierro, después de Tenerife es la isla más ampliamente tratada,
fundamentalmente porque se le dedican varias líneas al Garoé o árbol santo. Por lo demás, se
dice que es árida, aunque fértil, y que posee cereales, caña de azúcar, muchas frutas, hierbas
en abundancia y ganado, por lo que sus habitantes disponen de leche y queso.
Por último, se hace mención a las isletas, incluso a la legendaria San Borondón.
Ya en el siglo XVIII, en 1733, sesenta y siete años después de la descripción de Dapper, nos
encontramos con otra, esta vez en forma de entrada en el tomo V del Gran léxico universal de
J. H. Zedler. 12 Al igual que en el texto de Dapper, en este léxico se hace referencia a la
situación geográfica, aunque sin precisar la latitud. Asimismo, se alude a las denominaciones
y al número de las islas, remitiéndose a los autores de la Antigüedad (Ptolomeo, Plutarco,
Plinio, Estrabón). En clara coincidencia con el autor holandés, se señala que [Gran] Canaria es
la más destacada, tanto por encontrarse allí la residencia del Gobernador, como por su
fertilidad:
Hay también 12 molinos de azúcar en esta isla. Se cosechan cereales dos veces al
año, en febrero y en mayo, y por doquier hay gran abundancia de todo tipo de frutas;
sobre todo produce buen vino, del que sólo a Inglaterra se exportan anualmente unos
16.000 barriles (1773, p. 510).
En cuanto a la dimensión geográfica, frente a las 18 o 12 millas alemanas de Dapper, aquí
se nos dice que la isla tiene 18 o 20 millas francesas. En otro contexto, se hace mención a la
existencia en la isla de dos fuentes: de una brota agua que quien la bebe muere riendo al
instante; pero el agua de la otra puede contrarrestar los efectos y salvar la vida. Probablemente
se trate de la leyenda de las dos fuentes que nos relata Pomponio Mela, y que en opinión de
Millares Torres 13 pudiera tener su origen en las aguas dulces y amargas de las férulas o
cañahejas que se encontraban en la isla Ombrios de Plinio.
Con respecto al resto de las islas, se nos dice que son Teneriffa, Palma, Ferro,
Forteuentura, Gomera y Lancelote [sic], a las que algunos añaden las islas Madera, Salvajes,
Rocca y Graciosa [sic]. Se hace referencia al desconocimiento del archipiélago por parte de
los europeos hasta el siglo XIII, así como a dos expediciones: la de los genoveses en 1291, y la
planeada por Ludovico de la Cerda en 1344 con el objeto de llevar allí la fe cristiana, pero que
no llegó a realizar, por su participación en la guerra entre Francia e Inglaterra. Asimismo, se
subraya el papel desempeñado por Jean de Bethencourt.
A El Hierro se le dedican aquí también varias líneas en relación con el árbol santo, del que
se hace una minuciosa descripción, e incluso se indican sus medidas: 12 pies para su
perímetro, 40 para la altura y 120 para el ancho de sus ramas.
De los aborígenes se dice que tienen buen humor, y que son muy rápidos, pero, por otro
lado, tan necios e ignorantes que cuando se descubrieron las Islas no conocían ni el fuego, ni
el hierro, y que creen en un dios creador del mundo.
Finalmente, como referencias bibliográficas, se dan los nombres de Benzoni, Surita,
Comare, Antonini y Beckman.
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Algo más de medio siglo después de la entrada en el léxico de Zedler, ve la luz otra
descripción de las Islas Canarias, en 1789, obra de August Christian Borheck. Muy a pesar
nuestro, sólo tuvimos ocasión de consultarla fugazmente en nuestra reciente estancia en la
Biblioteca de Berlín (Staatsbibliothek zu Berlin ). El delicado estado en que se encontraba el
libro sólo permitía su consulta en la sala especial de la que dispone la Biblioteca para este tipo
de libros, sin que fuera posible fotocopiarlo. Por razones que desconocemos, no hemos
recibido la copia microfilmada que solicitamos. Así pues, habremos de esperar a nuestra
próxima visita a la capital alemana o a otra ciudad cuya biblioteca cuente con esta obra para
hacer un comentario más exhaustivo, limitándonos aquí a las breves notas que pudimos
tomar.
August Christian Borheck 14 nació en Osterode en 1751 y murió en 1816. Filólogo e
historiador de profesión, fue profesor y Rector de la Universidad de Duisburg. Publicó
numerosos trabajos de Geografía, Historia, Lingüística, Filología, Pedagogía y Teología.
Entre sus obras más conocidas figura una descripción de África, 15 en la que se inserta la parte
referida a las Canarias. El primer tomo lleva por título Las Azores, Madeira e Islas Canarias,
además de los Estados de Marruecos y Argelia . 16
El apartado dedicado a nuestro Archipiélago ocupa las páginas 40188.
Se trata, por tanto,
de una extensa descripción. En el prólogo, Borheck señala que el libro lo dedica a Franz
Christian Freiherr von Borries, que le había ayudado con medios de su propia biblioteca.
Asimismo, nos dice que había consultado la de la Universidad de Göttingen. Como quiera que
entre las fuentes utilizadas se cita a Georg Glas –que, como es sabido, incluye, además de su
propia descripción de las Islas, el manuscrito de Abreu sobre la Conquista e historia de las
Canarias–, pudimos contrastar con la traducción alemana de la obra de Glas, que en ese
momento teníamos en nuestras manos, que hay párrafos completos, e incluso páginas enteras
de la descripción de Borheck coincidentes al pie de la letra, en parte, con el texto del propio
Glas y, en parte, con el correspondiente a Abreu Galindo.
En otro contexto, el propio Borheck señala que se toma la libertad de resumir algunas de
las noticias, con el objeto de facilitar la labor al lector alemán:
Nos hemos tomado la libertad de abreviar algunas noticias demasiado detalladas, y
omitir totalmente algunos otros aspectos que pudieran no interesar ni siquiera al
lector más curioso, especialmente algunas descripciones que únicamente son útiles
para barcos que vayan a las Islas Canarias; y, de este modo, confiamos en ser
merecedores del agradecimiento del lector alemán (1789, p. 53).
Como señalábamos antes, hemos de dejar para otra ocasión el comentario más detallado
que merece esta descripción, pues, aunque su contenido no sea muy novedoso en relación con
obras ya existentes de otros autores extranjeros (ingleses y franceses), sí cumplió el objetivo
de difundir el conocimiento de las Canarias entre los lectores alemanes de finales del siglo
XVIII y principios del XIX.
Aun cuando no se trate de una descripción propiamente dicha, cabe destacar aquí una
breve referencia a las Canarias, en un manual sobre vinos publicado en 1790, cuyo título en
español sería Nuevo manual completo para comerciantes de vinos, comisionistas,
transportistas y amantes del vino en general, 17 y que está dedicado a los diferentes vinos,
tanto de la propia Alemania como de otras partes del mundo. Dentro del capítulo dedicado a
los vinos españoles, el apartado diez –que comprende unas 27 líneas– se refiere a los
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producidos en las Canarias, particularmente a los de Tenerife, Gran Canaria y La Palma. Se
señala que las Islas producen vinos fuertes, deliciosos y dulces en cantidades extraordinarias,
y que el elaborado en Tenerife es especialmente importante para Europa.
La isla suministra por término medio 30.000 pipas al año, de las que 10.000 son del
denominado malvasía; y las restantes, de un vino menos dulce o espumoso (1790,
p. 306).
Igualmente, se nos dice que una gran parte de estos vinos se exporta a América, otra a
España y un tercio lo adquieren los ingleses y los holandeses.
Publicado nueve años después que la descripción de Borheck, tenemos un capítulo
dedicado a las Islas Canarias, insertado en una obra de Theophil Friedrich Ehrmann. Este
autor, que nació en Estrasburgo 18 en 1762 y estudió Derecho en su ciudad natal, tradujo al
alemán –desde el inglés, el francés y el holandés– varias colecciones de descripciones de
viajes, que luego recogió en su obra Historia de los viajes más singulares emprendidos por
tierra y por mar desde el s. XII. 19 El capítulo III –titulado Las Islas Canarias, 20 y que
comprende las páginas 64147–,
es el referido al Archipiélago Canario. Además de Glas 21 –a
quien menciona una y otra vez a lo largo de las 83 páginas–, Ehrmann se nutre de otras
fuentes, como se desprende del comentario que hace en relación con el cataclismo de 1704 en
Tenerife:
[...] Algunos años después del mismo se redactó la noticia que transcribimos
seguidamente y que se encuentra en varias descripciones de las Islas Canarias: [...]
(1799, p. 98).
Si –por las razones antes expuestas– exceptuamos el texto de Borheck, el de Ehrmann
podríamos considerarlo como la primera guía en lengua alemana, exhaustiva y bien
documentada para la época, sobre las islas. Es indudable que, con las naturales imprecisiones
de su tiempo, proporcionó abundante información al alemán ávido de conocer el Archipiélago
en aquel momento. El nombre de d'Urville aparece con frecuencia al señalar y describir las
localidades de las diferentes islas, particularmente para indicar que no se encuentran en el
mapa de este autor. Las 83 páginas vienen distribuidas en diez apartados: una introducción
general sobre las islas, una sección dedicada a cada una de las siete mayores, otra a las
menores e islotes y, por último, un breve comentario sobre la Conquista. De forma parecida a
como lo hace Dapper con el informe del grupo de comerciantes ingleses con respecto al
Teide, Ehrmann también dedica varias páginas a reproducir el ascenso al Pico realizado por
Glas.
Por lo que a la introducción general se refiere, se nos señala la ubicación geográfica del
Archipiélago, la consideración de Islas Afortunadas ya en la Antigüedad y que el producto
principal es el vino, aunque también se mencionan otros, como los cereales, la seda y el
ganado, tanto doméstico como salvaje. Asimismo, se hace alusión a los guanches, a sus
costumbres y situación actual, a los habitantes de las islas, a la situación política, al ejército, al
comercio y a la iglesia. De los guanches se nos dice, por ejemplo, que quedan sólo unos
pocos, de los que algunos se han establecido en Güimar, y que únicamente se casan entre ellos
mismos. Se destaca su especial habilidad para trepar por lugares inaccesibles para los
españoles, así como la sencillez tanto de sus costumbres como de su religión. Del comentario
de los canarios de la época destacamos lo siguiente:
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Las costumbres son españolas, aunque con algunas diferencias. A los canarios
actuales se los caracteriza como lerdos, orgullosos, vengativos, muy enamoradizos,
santurrones y muy ignorantes. Tienen enorme apego por su tierra (1799, p. 66).
La sección destinada a las islas por separado se inicia con la de El Hierro –una página y
media–, de la que se menciona el meridiano cero, las especiales condiciones para las abejas y
la exquisita miel por la gran abundancia de hierbas y flores, la rada y el hecho de contar con
una única parroquia. Se resalta su escasez de agua:
Sólo hay tres fuentes en toda la isla. Debido a esta escasez de agua, se dice que las
ovejas, las cabras y los cerdos no beben ni una gota en verano, sino que, para apagar
su sed, han de arrancar las raíces de los helechos y mascarlas. Al ganado mayor se le
da de beber de las tres fuentes mencionadas, y también en un lugar en el que de las
hojas de un árbol caen gotas de agua (1799, pp. 6869).
En nota a pie de página, se añade que la antigua leyenda del árbol que supuestamente
abastecía de agua a esta isla es demasiado simple como para que merezca más mención.
De la Palma, a la que se dedican diez páginas, se describe profusamente su relieve, sobre
todo la Caldera y sus barrancos, algunos de los cuales se utilizan para mover molinos de
azúcar. Se nombra la cueva de Uguer y se hace alusión a la orografía, con mención de las
erupciones volcánicas de 1677 y 1750. Se habla de su bosque y del estado en que se
encuentra, indicándose que en otro tiempo la cumbre de la isla contaba con un excedente de
árboles, pero una gran sequía los había exterminado, por lo que ahora está pelada y desértica;
no obstante, en la zona de nubes y por debajo de esta sí hay abundante arboleda. De allí se
exporta madera a las restantes islas. En cuanto a la situación atmosférica, se resalta la
diferencia de temperatura entre la montaña y la costa, como ocurre también en Gran Canaria,
Tenerife, La Gomera y El Hierro:
A mitad del invierno reina en las montañas cerca de las nubes un frío severo; por
ello, los habitantes tienen dentro de sus casas fuego encendido durante todo el día.
Muy distinta es la situación en las zonas bajas junto al mar, donde no se tiene más
fuego que el de las cocinas (1799, p. 75).
Respecto de la producción de la isla, se menciona la gran cantidad de azúcar –y, por ello,
de confituras y otros productos que se exportan a las demás islas y a las Indias Occidentales–,
su buen vino, la miel, la resina de drago y el pan de raíces de helechos cuando la cosecha de
cereales era mala. Finalmente, se nos ofrece información sobre el puerto y las condiciones
atmosféricas que lo rodean, una descripción de Santa Cruz de la Palma con sus iglesias,
conventos y casas, a las que se compara con las de Gran Canaria y Tenerife. De sus otras
localidades se nombran Tazacorte y Punta de Barlovento.
Siguiendo con La Gomera, se nos dice que en la isla se encuentra agua subterránea con
sólo excavar entre cinco y seis pies, y que, aunque no hay pinos, existe otra gran variedad de
árboles. La Gomera se autoabastece y en esto se parece a Gran Canaria, siendo sus productos
casi los mismos que los de esta isla, Tenerife o La Palma. Del vino se observa que no es muy
bueno. En cuanto a la fauna, se relata que esta isla es la única donde existen serpientes,
aunque son totalmente inofensivas.
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Por lo que a sus localidades se refiere, se señala que Villa de Palmas es la ciudad más
distinguida de la isla; no se encuentra en el mapa de d'Urville, y está situada a los pies de una
bahía, en cuyas tranquilas aguas los barcos están seguros de cualquier viento excepto de los
del Suroeste. Tiene una iglesia, un monasterio de monjes y unas 150 casas, en su mayoría
pequeñas y de mala calidad.
En cuanto al carácter de los gomeros, destacamos la siguiente observación:
[...]; y si la diligencia de los habitantes tuviese el pertinente estímulo, podrían
elaborar con su propia lana y tosca seda tanto como necesitan para vestirse (1799,
p. 80).
A Tenerife le dedica Ehrmann la parte más extensa de su relato: 32 de las 83 páginas del
capítulo, de las que, a su vez, 11 las destina a la descripción del ascenso de Glas al Pico
del Teide a principios de septiembre de 1761.
Antes de pasar a la descripción de las localidades, la famosa montaña llamada el Pico
merece una descripción extensa y detallada, toda vez que se trata de una de las
montañas más singulares de esta parte del mundo (1799, p. 87).
Aparte de señalar la etimología del nombre de la isla, se ofrece una minuciosa descripción
orográfica. Cabe destacar la división de las zonas conforme a la altura: primera milla a partir
de la costa, viñedos; segunda milla, cereales; y la tercera, algo de cereales, árboles y arbustos;
a partir de ahí, las nubes. También son objeto de comentario la buena calidad de los vinos, la
abundancia de orchilla, y el régimen de los vientos reinantes en la isla.
Respecto del ascenso al Teide, se relata que sólo lo realizan los extranjeros, y algunos
isleños pobres que se ganan el pan recolectando piedra pómez, ya que los españoles
distinguidos no saben de este tipo de curiosidad. Tal era el caso del guía que había
acompañado a Glas:
Su guía, un hombre mayor, flaco y ágil, no sabía de nada, sino que trepaba con la
facilidad de una cabra; pues era uno de esos hombres pobres que se ganaba el
sustento recolectando piedra pómez en la caldera y en otros volcanes (1799, p. 95).
En esta descripción del Teide se nos dan las dimensiones de la cumbre del Pico: 140 varas
de largo y 110 de ancho; del borde de la caldera hasta el fondo hay 40 varas. Asimismo, la
distancia desde la Estancia de los Ingleses hasta La Orotava se calculó en 15 millas inglesas.
No obstante, también se destaca que Glas no había llevado consigo instrumentos, y que
probablemente a ello se debieran los errores.
Tras estas informaciones generales, se pasa a dar una descripción de las ciudades y lugares
más destacados. Se empieza con Santa Cruz, de cuyo puerto, descrito detalladamente, se dice
que es el más visitado del archipiélago. Es la capital de las restantes islas, al tiempo que
centro del comercio de éstas con Europa y América. La población de la ciudad se cifra entre
6.000 y 7.000 personas. Posee tres calles pavimentadas, varias iglesias, tres conventos de
monjes, un hospital y las mejores casas de las islas.
Continuando hacia el sur, al describir Candelaria se hace referencia a los milagros de la
Virgen y a la riqueza de esta localidad. De Adeje se menciona que el Conde de La Gomera
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posee una casa y algunas fincas en las que mantiene mil esclavos negros trabajando en las
plantaciones de caña y en la producción de azúcar. Aquí y allá se menciona que tal o cual
pueblo no se encuentran en el mapa de d'Urville o de Glas.
Al referirse a Garachico, se señala que antes de ser destruido por la terrible erupción de
1704 había sido el mejor puerto de la isla; en esta localidad, que sigue siendo considerable y
posee varias iglesias y monasterios, se construyen vehículos con capacidad para transportar
300 toneladas. De forma detallada, se describe también La Orotava, tanto la villa como su
puerto, que había ganado en importancia tras la destrucción del de Garachico.
De San Cristóbal de La Laguna, se menciona que no se puede llegar hasta allí en coche,
sino en mulo o en burro. Se describe minuciosamente su clima, resaltando el frío del invierno
y los fuertes vientos. Es la ciudad más distinguida de la isla: con dos parroquias, tres
conventos de monjes y dos de monjas, y tres hospitales –dos de ellos destinados al tratamiento
de enfermedades venéreas, y uno para expósitos. No hay comercio ni indicios de actividad,
pues allí vive la nobleza, sobre todo los funcionarios judiciales, el Corregidor, los regidores, y
el Juez de Indias, aparte de muchas familias distinguidas de Santa Cruz que tienen aquí su
residencia de vacaciones. También se menciona la existencia de un Tribunal de la Inquisición.
Sin embargo, la ciudad parece no tener vida:
A pesar de que aquí viva toda esta gente, a alguien de fuera esta ciudad le resulta
como abandonada y casi deshabitada, pues apenas se ve gente en las calles, y la
hierba crece hasta en aquellas más distinguidas. Podría decirse que en relación con
Santa Cruz es como Delft a Amsterdam (1799, pp. 111112).
En cuanto a Güimar y Chasna, se dice que allí viven aún algunas familias que se jactan de
ser descendientes de los guanches. Se continúa mencionando otras localidades, y, finalmente,
se señala que Tenerife es la isla más poblada del archipiélago, pues su población supera en
número a la del conjunto de las restantes islas, que, según la cifra señalada por Glas, se eleva
a 69.000 personas.
A Gran Canaria se le dedican once páginas. Se describe su orografía, y se detalla el
régimen de los vientos y su relación con la navegación. Respecto de su clima, destacamos
el siguiente comentario:
En ninguna otra parte es el aire más agradable que en esta isla, pues en verano el
calor rara vez es desmesuradamente elevado, y pocas veces sobrepasa el de Inglaterra
en los meses de julio y agosto; y el frío más extremo en invierno no es más severo
que en Inglaterra en los últimos días de mayo en una primavera tardía [...] Además,
el aire de esta isla es tan extraordinariamente saludable, y su clima tan exquisito que
de sus habitantes se dice que disfrutan de más salud y más larga vida que los de
cualquier otro pueblo de la Tierra (1799, pp. 117118).
Con profusión de detalles se describe la flora de la isla, destacando la tupida vegetación del
Monte Doramas, así como la gran abundancia y variedad de frutos que produce la tierra. El
vino no es tan bueno como el de Tenerife, pero se exporta a las Indias Occidentales, y ha
reemplazado al cultivo del azúcar. También se hace referencia a la huella de la actividad
volcánica, a la fauna de la isla y las plagas de langosta traídas de África por el viento del
Suroeste, y que devoran todo lo verde. Por último, se describen las diferentes localidades,
empezando por el puerto de las Isletas y la ciudad de Las Palmas, de la que se dice, citando a
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Glas, que tiene unos 6.000 habitantes. De las demás localidades sólo se mencionan Gáldar,
Agaete, Telde, Arucas, Agüimes, Maspalomas y Tirajana.
De Fuerteventura, a la que se dedican 13 páginas, se destaca la abundancia de orchilla en
sus costas, y su relación con la púrpura. Se detallan los frutos y las plantas que se dan en la
isla. Del vino se dice que lo produce mejor y en mayor cantidad que Lanzarote. Sus habitantes
alcanzan una avanzada edad por la benignidad del clima. Los vientos y el problema del agua,
así como las fórmulas empleadas para almacenar la de la de lluvia, son, igualmente, objeto de
mención. Se destaca la gran abundancia y excelente calidad del pescado, al tiempo que se
ofrece una exhaustiva descripción de la fauna de la isla. En cuanto al ganado, se señala:
En primavera todo el ganado está rollizo y de buen ver; entonces está gordo, liso y
brillante, como si lo hubiesen untado con aceite. Sin embargo, a principios del otoño,
cuando toda la hierba está marchita y consumida, presenta un aspecto totalmente
distinto y no vale para el consumo (1799, p. 131).
De las localidades, se nombran prácticamente todas las importantes, resaltando, cuando son
costeras, si tienen buenas condiciones para el atraque y amarre de embarcaciones. Betancuria
es la localidad más distinguida, con su iglesia, su convento de franciscanos y unas cien casas.
Con respecto a Lanzarote, se destaca que el vino es avinagrado y que sólo hace algunos
años que se cultiva en esta isla. Como en el caso anterior, se describen las localidades costeras
en relación con el atraque de embarcaciones. Se hace alusión a las erupciones volcánicas de
1731. Dada la escasez de agua, se señala que los habitantes recogen la de la lluvia para el
consumo humano y el de los animales. A esta isla se dedican cinco páginas y media.
En la descripción se recogen también las islas menores –Lobos y La Graciosa–, así como
los islotes –Alegranza, Roque del Este y Montaña Clara. Se termina mencionando que las
islas fueron descubiertas por un buque francés llevado hasta ellas por una tormenta en el año
1330, así como las posteriores tentativas y dificultades de los españoles hasta que culminaron
la conquista de Tenerife en 1495.
Finalmente, nos resta por señalar con respecto a Ehrmann que también tradujo al alemán 22
–aunque con posterioridad a la publicación de la obra que acabamos de comentar– el
manuscrito de Bory de SaintVincent,
escrito originalmente en francés. Este texto 23 constituyó
otra excelente fuente de información sobre Canarias para los autores alemanes coetáneos y
posteriores a Ehrmann.
CONCLUSIONES
Con las numerosas imprecisiones y errores propios de su tiempo (particularmente, en
cuanto a datos poblacionales, topónimos, estereotipos, etc.), estas primeras descripciones
proporcionaron abundante información sobre el archipiélago canario al lector alemán de
aquellos momentos. Aunque sus autores no estuvieron en las Islas, y se nutren de fuentes
extranjeras –de forma muy especial, de la obra del escocés Georg Glas–, se trata de
documentos importantes en el desarrollo de la presencia de Canarias en textos alemanes:
representan el preludio de los informes de viaje de los primeros naturalistas del siglo XIX, y, en
cierto modo, en ellas comienza a forjarse la imagen con la que se nos a ver desde la cultura
alemana.
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XVI Coloquio de Historia Canario Americana
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BIBLIOGRAFÍA
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gefundenen spanischen Handschrift übersetzt, nebst einer Beschreibung der Canarischen Inseln, Leipzig,
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und zu Land unternommen worden sind. Bd. 22, Frankfurt / M., Hermannsche Buchhandlung, 1799,
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Primeras descripciones de las Islas Canarias en lengua …
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NOTAS
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2 Schmeller, J.A., “Ueber Valenti Fernandez Alemā und seine Sammlung von Nachrichten”, München,
Abh. d. I. Klasse der Kön. Akad. d. Wissenschaften IV / Bd.3 / Abth. a , 1845, pp. 173.
3 Federmann, Niclaus, Indianische Historia . FaksimileDruck
nach der Ausgabe von 1557, 1557.
4 Schmidel, Ulrich, “Reise nach Südamerika
in den Jahren 1534 bis 1554”, Tübingen, Bibliothek des
Litter. Ver. in Stuttgart CLXXXIV, 1889, pp. 125.
5 Hutten, Philipp (ca. 1535), [Reisebericht über die Kanarischen Inseln].Anhang
zu: Cortesius,
Ferdinandus [Hernándo Cortéz] (1550), Von dem Newen ispanien, so im Meer gegen Nidergang.Philipp
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in Kellenbenz, H. (1991), „Las relaciones comerciales
de Alemania con Canarias hasta comienzos del siglo XIX“, Las Palmas, VIII Coloquio de Historia
CanarioAmericana
, 1988 / T. II, pp. 131149.
6 Greiff, B., “Tagebuch des Lukas Rem aus den Jahren 14941541”,
Augsburg, 26. Jahresbericht des Hist.
Kreisvereins im Regierungsbezirk von Schwaben und Neuburg für das Jahr 1860, 1861, pp. 1110.
7 fol. 1a. Bericht der Sachen zwuschen Gierharten van Wasservass und syner hausfrauwen und Jacoben
Groenenberg.
8 Pullenreith, J.Z.F., v. Ein schön lustig Reißbuch vor niemals in Truck kommen, Ulm, Johan Meder, 1612.
9 Humboldt, A.v., Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802,
1803 et 1804 par Alexndre de Humboldt et A. Bonpland, rédigé par Alexandre de Humboldt, Paris, 1814.
— Reise in die AequinoctialGegenden
des neuen Continents in den Jahren 1799, 1800, 1801, 1802, 1803
und 1804.6
Teile, Stuttgart/Tübingen, 18151832.
10 L. v. Physikalische Beschreibung der canarischen Inseln. Berlin, 1825.
11 La traducción de todas las citas es obra nuestra.
12 Zedler, J.H. (ed.), Grosses UniversalLexicon,
5. Bd. CCh,
HalleLeipzig,
Reprint ADEVA / Graz, 1733,
pp. 506511.
13 Millares Torres, Agustín, Historia General de las Islas Canarias, Las Palmas, Edirca S.L., 1977,
T. 1., p. 136.
14 Allgemeine Deutsche Biographie, Berlin, Duncker & Humblot, 1970, pp. 159.
15 Borheck, August Christian, Neue Erdbeschreibung von ganz Afrika. Aus den besten ältern und neuern
Hülfsmitteln gesammelt und bearbeitet von A.Ch. B, Frankfurt am Main, Barrentrapp und Wenner, 1789.
16 Die Azorischen, Madeirischen und Kanarischen Inseln, nebst Staaten von Marocks und Algier.
17 Schedel, J. Chr. Neues und vollständiges Handbuch für Weinhändler, Kommissionaire, Speditoers und
alle Weinliebhaber überhaupt, Leipzig, A.F. Böhme, 1790, p. 306.
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XVI Coloquio de Historia Canario Americana
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18 Allgemeine Deutsche Biographie, Berlin, Duncker & Humblot, 1970, p. 721.
19 Ehrmann, Theophil Friedrich, Geschichte der merkwürdigsten Reisen welche seit dem zwölften
Jahrhunderte zu Wasser und zu Land unternommen worden sind. Bd. 22, Frankfurt / M., Hermannsche
Buchhandlung, 1799, pp. 64147.
20 Die Kanarieninseln.
21 Glas, G. (Ed.) The history and discovery of the Canary Islands. Transl. from a Spanish MS, lately found
in the Island of Palma. With an inquiry into the origin of ancient inhabitants, to which is added a
description of the Canary Islands, incl. the modern history of the inhabitants, and an account of their
manners, customs, trade, etc, London, 1764.
De esta obra de Glas, que incluye la traducción al inglés del manuscrito de Abreu Galindo y una
descripción de las Islas escrita por el propio autor escocés, se editó una versión en alemán en 1777: Glas,
G., Geschichte der Entdeckung und Eroberung der Canarischen Inseln; aus einer in der Insel Palma
gefundenen spanischen Handschrift übersetzt, nebst einer Beschreibung der Canarischen Inseln, Leipzig,
Weygandsche Buchhandlung, 1777.
22 Bory de SaintVincent,
JeanBaptisteGenevièveMarcellin,
Geschichte und Beschreibung der KanarienInseln.
Aus dem Französischen. Mit einer Einleitung, Anmerkungen und zusätzen herausgegeben von T.
F. Ehrmann, Weimar, Verlag des LandesIndustrieComptoirs,
1804.
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