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PIRATERÍA, CORSO
Y GUERRA MARÍTIMA
Coordinador: Dr. Luis Alberto Anaya Hernández, ULPGC
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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APROXIMACIÓN A LA GUERRA NAVAL
EN CANARIAS ENTRE 1939 Y 1945
Juan José Díaz Benítez
Diversos historiadores han demostrado la importancia estratégica del archipiélago en las
principales coyunturas bélicas del siglo XX, especialmente para Gran Bretaña, principal
potencia naval hasta la II Guerra Mundial. 1 Sin embargo, todavía no disponemos de una
valoración durante este último conflicto, pese a la reconstrucción de la ayuda clandestina
recibida por la Armada alemana en Canarias o a la presencia de unidades navales del Eje en
aguas del archipiélago. 2 Sin embargo, todavía desconocemos qué papel desempeñaron estas
islas en el marco de la guerra submarina en el Atlántico entre 19391945.
En este sentido, la
presente comunicación realiza una aproximación al valor de Canarias para los beligerantes
durante la guerra naval en el Atlántico, tanto para el Eje como para los Aliados y la actitud del
Gobierno español. No pretende ser una conclusión a un tema pendiente aún de un estudio en
profundidad, sino un punto de partida para futuras investigaciones.
EN RUTA HACIA EL ATLÁNTICO SUR
Hace ya más de 30 años que Charles Burdick identificó los seis submarinos que fueron
reabastecidos en el Puerto de la Luz. Hubo otros que recibieron la orden de tomar combustible
allí, como el U107
, lo cual ha llevado a algunos historiadores a creer que también pasaron
por el Puerto, pese a que no hay pruebas que lo confirmen. Sin embargo, es interesante
señalar que los tres submarinos reabastecidos en marzo de 1941, U105,
U106
y U124
, se
dirigían al área de Freetown, donde pretendían atacar al tráfico marítimo británico en una
zona escasamente defendida. Por tanto, a la hora de analizar el valor de Canarias para los
beligerantes habría que comenzar por comentar el papel que jugó el archipiélago con respecto
a las operaciones submarinas en el Atlántico sur e incluso la importancia de este escenario en
el conjunto de la batalla del Atlántico. 3
La ruta principal para el esfuerzo bélico británico era la que llegaba hasta los EEUU a
través del Atlántico norte. El tráfico con dirección al Atlántico sur no era tan importante,
aunque a mediados de junio de 1940 se revalorizó, pues la entrada de Italia en la guerra obligó
a desviar los convoyes del Mediterráneo a través del Cabo de Buena Esperanza. Por tanto, la
principal relevancia de esta ruta para Gran Bretaña era el envío de refuerzos al norte de África
y Oriente Medio, más que la recepción de materias primas y combustible que en ese momento
obtenía con mayor rapidez de los EEUU. Sin embargo, eso no quiere decir que se
intensificara el tráfico marítimo británico que pasaba por Canarias. En realidad, las rutas
fueron desviadas al oeste, evitando así los puertos del archipiélago, donde la mayoría de los
buques que recalaban en ellos eran españoles. 4
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XVII Coloquio de Historia CanarioAmericana
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Año Atlántico norte Atlántico sur e Índico América Total
1939 50 50
1940 136 2 138
1941 272 33 16 321
1942 295 60 213 568
1943 515 55 78 648
1944 172 52 42 266
1945 125 7 20 152
Total 1.565 209 369 2.143
Tabla I. Patrullas submarinas alemanas en el Atlántico, 19391945.
Fuente: BLAIR, Clay. “Hitler’s Uboat
War. The Hunters 19391942”,
Londres, Cassell & Co., 2000, pp. 709732.
Del mismo autor: “Hitler’s Uboat
War. The Hunted 19421945”,
Londres, Cassell & Co., 2000, pp. 734766
y 771776.
Elaboración propia.
El Alto Mando de la Armada alemana (OKM) y el jefe de sus fuerzas submarinas
comprendieron bien la importancia del tráfico entre Gran Bretaña y EEUU. Por ello, la mayor
parte de las patrullas submarinas ordenadas a lo largo del conflicto se dirigieron contra ese
objetivo, demasiado alejado de Canarias como para que el archipiélago resultara de algún
valor. Menos del 10% del total de patrullas se dirigieron al Atlántico sur, es decir, una
proporción incluso menor que la de los submarinos que operaron en América. Los resultados
tampoco auspiciaban el envío de más submarinos al Atlántico sur y al Índico, donde las
pérdidas causadas al enemigo fueron menores que en el Atlántico norte y América. Después
de 1942, el número de buques hundidos, así como su tonelaje, fue decreciente y solo en 1944,
cuando los UBoote
ya habían sido derrotados, consiguieron convertirse en el escenario con
mayores pérdidas para los Aliados.
Año de
la
patrulla
Atlántico norte Atlántico sur e Índico América Total
Buques Toneladas Buques Toneladas Buques Toneladas Buques Toneladas
1939 108 507.451 108
507.451
1940 374 1.957.957 15 58.986 389
2.016.943
1941 319,5 1.564.414 129 541.107 64 386.484 512,5 2.492.005
1942 189,5 1.075.774 175 1.067.349 702 3.689.918 1.066,5 5.833.041
1943 166,5 963.738 90 508.891 65 339.708 321,5 1.812.337
1944 48 199.754 48 271.318 20 94.118 116 565.190
1945 42 126.906 3 20.090 6 22.832 51 169.828
Total 1.247,5 6.395.994 460 2.467.741 857 4.533.060 2.564,5 13.396.795
Tabla II. Hundimientos por los submarinos alemanes en el Atlántico, 19391945.
Nota: Clay Blair no contabiliza los hundimientos en la fecha en que tuvieron lugar sino que los asigna al mes en
el que el correspondiente submarino inició su patrulla. Por esta razón aparecen hundimientos en América en
diciembre de 1941, cuando en realidad se iniciaron en junio de 1942.
Fuente: BLAIR, Clay. “Hitler’s Uboat
War. The Hunters 19391942”,
Londres, Cassell & Co., 2000, pp. 709732.
Del mismo autor:” Hitler’s Uboat
War. The Hunted 19421945”,
Londres, Cassell & Co., 2000, pp. 734766
y 771776.
Elaboración propia.
Los primeros submarinos que llegaron hasta el África occidental partieron desde las bases
en la costa atlántica francesa a mediados de 1940. De allí salió el UA
en julio, tras los ataques
británicos a Orán y Dakar. En octubre zarpó el U65
y en diciembre el U37
con el fin de
interceptar los suministros del Ejército del Nilo. Durante el invierno de 19401941,
el OKM
quiso enviar más submarinos al Atlántico sur, no solo para evitar el mal tiempo en el norte
sino también con el propósito de debilitar las fuerzas militares y navales británicas en el
Mediterráneo. Dönitz se opuso a desviar más unidades del escenario principal, el Atlántico
norte, sobre todo teniendo en cuenta los escasos resultados del U37
, el cual ni siquiera llegó
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Aproximación a la guerra naval en Canarias...
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al África occidental, y el U65
. Además, la presencia británica en Canarias, así como el
alejamiento del buque de abastecimiento Nordmark dificultaban el apoyo logístico a los
submarinos. 5
Sin embargo, en febrero Dönitz cambió de opinión, no solo por la conveniencia de apoyar
al Deutsche Afrika Korps (DAK) y el escaso éxito de los submarinos italianos en el Atlántico
sur, sino también por la presencia de los buques de abastecimiento de los cruceros de batalla
Schanhorst y Gneisenau. A finales de ese mes zarparon el U105,
U106
y U124
rumbo al
África occidental, adonde llegaron tras ser reabastecidos por el Corrientes en el Puerto de la
Luz. En total, entre marzo y julio de 1941 fueron reabastecidos seis submarinos en dicho
puerto, los únicos de los 209 enviados al Atlántico sur y al Índico. Dönitz prefería apoyarlos
mediante buques de abastecimiento, pues si las autoridades españolas cambiaban de opinión,
los submarinos que se encontraran en Canarias podrían ser internados. De hecho, en julio las
presiones diplomáticas británicas obligaron a Franco a denegar la autorización para el
reabastecimiento de submarinos, lo que obligó a cancelar el envío de cuatro. En septiembre
estas presiones acabaron definitivamente con esta ayuda clandestina, pero no con la guerra
submarina en el Atlántico sur. 6
Por tanto, la guerra submarina en esos escenarios no dependía de la utilización del
archipiélago como base naval sino de otros puntos de apoyo logístico. Inicialmente, de los
buques de abastecimiento para los cruceros auxiliares y los grandes barcos de guerra de
superficie, especialmente el Egerland y el Nordmark. La pérdida de nueve de estas naves en
junio de 1941 fue lo que obligó a realizar los otros tres abastecimientos en La Luz: el U69
y
el U103
de regreso a Francia, y el U123
camino del África occidental. A finales de ese
mismo año fueron interceptados otros dos buques de abastecimiento, de modo que a partir del
verano de 1942 se comenzaron a utilizar submarinos de abastecimiento, los UTanker
, y los
petroleros Charlotte Schliemann, el cual zarpó de Canarias en febrero de 1942, y Brake. 7
DE CAZA POR CANARIAS
El cancelamiento de la expedición de julio de 1941 a Freetown, tras la negativa del
Gobierno español a que los cuatro submarinos entraran en el Puerto de la Luz, obligó a
desviar su zona de patrulla al oeste de Canarias, apoyándose en caso de urgencia en los
buques alemanes refugiados en Vigo y Cádiz. Después de cinco semanas de patrulla
infructuosa, este grupo, formado por el U93,
U94,
U109
y U124
, abandonó la zona. 8 No
eran los primeros que habían actuado en las proximidades del archipiélago y tampoco fueron
los últimos, aunque la cuestión en este caso consiste en delimitar el espacio marítimo que
consideramos propio de las islas. El Convenio de Jamaica de 10 de diciembre de 1982 fijó el
límite del mar territorial a unas 12 millas (22,224 kilómetros) a partir de la costa, y la zona
económica exclusiva a unas 200 (370,4 kilómetros). En el caso de Canarias todavía está
pendiente la delimitación de dicha zona económica con las Islas Salvajes portuguesas y la
costa marroquí, ambas a menos de 400 millas del archipiélago. 9
Si nos limitamos a los criterios aplicados durante los años de la II Guerra Mundial, el
límite de las aguas territoriales se encontraba a tres millas desde la costa. Algunos
historiadores han definido el triángulo formado por Azores, Madeira, Canarias y las islas de
Cabo Verde como una zona de operaciones, pero para los beligerantes era un área demasiado
extensa y fragmentada en otras que incluían territorios y espacios marítimos ajenos a dichas
islas. El OKM establecía líneas de patrulla que tomaban como referencia alguno de estos
archipiélagos o las costas continentales de Europa y África. Por su parte, en marzo de 1943
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XVII Coloquio de Historia CanarioAmericana
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los Aliados dividieron el Atlántico en áreas de responsabilidad y control estratégico. El Área
de GibraltarMarruecos
se extendía desde el sur del Cabo Finisterre hasta el norte de Cabo
Juby, encontrándose en ella Canarias y Madeira. Al oeste y a la misma latitud se hallaba el
Área de Azores. Al sur comenzaba el Área de Freetown, en la que estaban las islas de Cabo
Verde. 10
Las tres millas de las aguas jurisdiccionales en 19391945
parecen demasiado escasas para
analizar la guerra naval en el archipiélago. En cambio, las 200 millas de la zona económica
exclusiva cubren los espacios marítimos interinsulares y parecen una distancia más razonable.
Tomando como referencia esta última distancia es posible recoger varios incidentes navales
con repercusiones en Canarias durante la II Guerra Mundial. Siguiendo este criterio, los
primeros buques de guerra beligerantes que patrullaron las aguas del archipiélago fueron los
franceses. El comandante militar de Marina de Las Palmas afirmó en marzo de 1940 que solía
haber algún submarino francés por el archipiélago, como el que detuvo al correíllo León y
Castillo en viaje de Santa Cruz de Tenerife a Las Palmas. Su presencia aumentó en junio de
1940, tras la beligerancia de Italia, cuando la Armada francesa intentó interceptar a los
mercantes italianos que buscaban refugio en los puertos canarios. Fue entonces cuando el
Madda embarrancó en la ensenada de Las Galletas, perseguido por un crucero ligero francés
en aguas jurisdiccionales españolas. 11
El primer submarino alemán que llegó hasta Canarias durante la guerra fue el U37
en
diciembre de 1940, cuando iba rumbo al África occidental. La presencia de unidades navales
británicas evitó que entrara en el Puerto de la Luz a reabastecerse, pero no que hundiera tres
buques neutrales, entre ellos el vapor San Carlos, a 30 millas de Fuerteventura. Poco después,
en enero de 1941, el submarino italiano Capellini sí pudo ser reparado en La Luz, aunque en
este caso cumpliendo con el XIII Convenio de la Haya (1907). Pero Canarias no era una zona
de operaciones, probablemente porque el OKM era consciente de que el tráfico marítimo
aliado no pasaba por el archipiélago y no quería provocar incidentes que pusieran en peligro
la ayuda clandestina que España prestaba al Eje. Todo ello no impidió que, ocasionalmente y
lejos de las islas, fuera hundido algún buque por los submarinos que se dirigían al Atlántico
sur, como el vapor italiano Ernani, hundido el 28 de junio de 1941 a unas 450 millas al oeste
de La Palma por el U103
. 12
Sin embargo, las inmediaciones de Canarias se revalorizaron a partir de finales de octubre
de 1942. Incialmente, con el ataque al convoy SL125
a finales de octubre. Atacado al oeste
del archipiélago por los 10 submarinos del grupo Streitaxt, estos consiguieron hundir una
docena de sus buques, aunque este desastre permitió que la expedición principal de la
operación Torch lograra llegar a Gibraltar sin sufrir pérdidas. Al menos tres de ellos fueron
hundidos a menos de 200 millas de Canarias, Anglo Maersk (27º 55’ N, 18º 50’ W), Pacific
Star (29º 16’ N, 20º 57’ W) y Nagpore (31º 30’ N, 19º 36’ W), de los cuales llegaron 153
náufragos a las islas. No obstante, también es preciso señalar que durante la guerra arribaron
más de 800 náufragos al archipiélago, procedentes de una veintena de buques, de los cuales
solo nueve fueron hundidos a menos de 200 millas de las costas canarias. 13
La apertura de nuevas rutas de convoyes a través del Atlántico central atrajo a numerosos
submarinos. Una de ellas fue la que enlazaba EEUU y Gibraltar (UGGU)
desde enero de
1943, en la que los UBoote
solo lograron hundir 25 de sus 12.300 buques entre 1942 y 1945.
Las otras tres rutas de convoyes creadas a principios de año eran las que iban del Caribe al
Reino Unido (CUUC)
y las que llevaban combustible a las fuerzas aliadas en el norte de
África y el Mediterráneo (OTTO
y TMMT).
En noviembre, Dönitz envió 25 submarinos al
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área comprendida entre Gibraltar y la costa atlántica marroquí, así como otros 36 entre enero
y marzo de 1943, en este último caso también hacia Azores. Algunos de ellos estuvieron entre
Canarias y la costa africana, como el U106
a principios de marzo y el U123,
U513
y U167
a finales de ese mes y principios de abril. 14
Sin embargo, ninguno consiguió grandes éxitos, a excepción del ataque al TM1,
e incluso
muchos de los buques hundidos no eran de los convoyes con destino o procedencia del otro
lado del Atlántico, sino de los que seguían la ruta nortesur,
como el Moanda (24º 44’ N, 16º
48’ W), hundido a 12 millas de Cabo Blanco o el William Wilberforce (29º 90’ N, 26º 53’ W)
y el James W. Denver (28º 52’ N, 26º 30’ W), cuyos náufragos llegaron a Canarias. La razón
de estos fracasos se debía no solo a la fuerte escolta de los convoyes, sino también a la
cobertura aérea que proporcionaban las aeronaves instaladas en las bases marroquíes desde
noviembre de 1942. En febrero, los ataques aéreos forzaron la suspensión temporal de los
ataques a convoyes al norte y nordeste de Canarias, mientras que a principios de abril las
pérdidas de submarinos fueron una de las razones que decidieron la suspensión también
temporal de las patrullas alemanas al área comprendida entre Gibraltar y Azores. A mediados
de 1943, tras la destrucción de otros seis UBoote,
Dönitz no envió más unidades a dicha
área. 15
La rápida actuación de los Aliados para proteger los convoyes del Atlántico central evitó
que estos experimentaran grandes pérdidas, sobre todo teniendo en cuenta los numerosos
grupos de submarinos enviados a la zona. Ya en marzo de 1943 Gran Bretaña, Canadá y
EEUU habían reorganizado el control y protección de los convoyes atlánticos. Los
norteamericanos se hicieron cargo de los que atravesaban el Atlántico central, protegidos en el
extremo oriental por los 6 escuadrones aéreos desplegados en Gibraltar y Marruecos, con un
total de 72 aviones. En junio ascendían a 99 aparatos, de los cuales 61 estaban en Gibraltar y
38 en Marruecos. Entre estos se incluía los B24
Liberator con base en Port Lyautey, los
cuales realizaban patrullas de hasta 1.000 millas hacia Azores, Cabo Finisterre y Madeira. A
mediados de 1943 se le sumaron los grupos de apoyo formados por portaaviones de escolta y
destructores, los cuales batían amplios espacios martítimos a miles de millas de la costa
marroquí. 16
Fruto de estas medidas antisubmarinas fue el elevado número de UBoote
hundidos en el
Atlántico central. Solo en el segundo semestre de 1943 los grupos de apoyo norteamericanos
hundieron 28, además de otros cuatro a cargo de dos portaaviones británicos. Sin embargo,
dentro del límite de las 200 millas solo fueron perdidos cuatro: U111,
U167,
U135
y U524.
El primero de ellos fue hundido a cañonazos el 4 de octubre de 1941 por un arrastrero
británico, el HMS Lady Shirley, al oeste del archipiélago (27º 15’ N, 20º 27’ W). El U167
fue
hundido por su propia dotación a 2,5 kilómetros de la playa de Las Burras (27º 47’ N, 15º 00’
W), en el sur de Gran Canaria, tras ser atacado por dos aviones británicos. El U135
fue
hundido entre Fuerteventura y Cabo Juby el 15 de julio de ese mismo año (28º 20’ N, 13º 17’
W), tras ser atacado por un avión norteamericano y los escoltas británicos de un convoy.
Finalmente, el U524
fue destruido por un Liberator entre Canarias y Madeira (30º 15’ N, 18º
13’ W). A todos ellos habría que añadir la captura del U505
el 4 de junio de 1944 a 130
millas al oeste de Cabo Blanco (21º 30’ N, 19º 20’ W). 17
REPERCUSIONES DE LA GUERRA NAVAL EN CANARIAS
La planificación militar británica con respecto a las islas se desarrolló de forma paralela a
la batalla del Atlántico, pero no en función de ella. Por un lado, los primeros estudios sobre la
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posible conquista de Canarias se remontan al menos a mayo de 1940, es decir, mucho antes de
que la guerra submarina representase una seria amenaza para la navegación aliada. Por el otro,
en los planes británicos no aparece ninguna referencia al estado de la guerra naval en el
Atlántico, cuyo escenario principal estaba demasiado alejado de Canarias. Finalmente, el
factor más importante en la elaboración de dichos planes era la posibilidad de que España
entrara en la guerra, lo cual determinó el aplazamiento y la reanudación de la planificación a
lo largo de tres años. El archipiélago no era considerado más que como una alternativa a la
base naval de Gibraltar, en caso de que fuera inutilizada por una hipotética beligerancia
española. 18
De igual modo, el interés alemán en ocupar las islas no está directamente relacionado con
el curso de la guerra naval en el Atlántico. El archipiélago se encontraba demasiado alejado
del escenario principal como para que su utilización resultara decisiva en el curso de la
batalla. El número relativamente reducido de mercantes y submarinos hundidos a menos de
200 millas de sus costas sugiere que no fue una de las principales zonas de guerra, a
excepción de los meses posteriores a los desembarcos aliados en el norte de África. Además,
tanto su ocupación como posterior defensa recurriendo exclusivamente a submarinos y
fuerzas aéreas planteaban serias dudas, al mantener los Aliados la hegemonía naval. Ni
siquiera resultaba esencial para proyectar a los UBoote
hacia el Atlántico sur y el Índico,
donde contaban con buques y submarinos de abastecimiento.
Por tanto, el interés alemán en obtener la cesión de una de las islas, ya trabajado por
diversos historiadores, no está relacionado con la batalla del Atlántico, sino con los planes del
verano y otoño de 1940 para la posguerra. Era entonces cuando Alemania esperaba crear un
gran imperio colonial en África central, a costa de Francia, Gran Bretaña y Bélgica. Canarias,
situada en el noroeste del continente, serviría como base aeronaval para proteger la ruta que
conectaba a la metrópoli germana con las nuevas colonias. No era la única opción para
hacerse con un punto de apoyo en esa zona, pues el III Reich también intentó conseguir
infructuosamente Casablanca de manos del Gobierno de Vichy. La negativa española ante la
petición de una de las islas se tradujo en el estudio del refuerzo de su defensa con fuerzas
aéreas y navales alemanas, tal y como se plasmó en el plan Felix, nunca realizado. 19
Faltan aún por abordar importantes cuestiones con respecto al impacto de la guerra naval
en aguas canarias. Una de ellas es la percepción que se tenía en las islas de estas acciones
bélicas, no tanto a través de la prensa, férreamente controlada por el Gobierno español, como
mediante la llegada de restos de naufragios y combates. También es preciso analizar las
consecuencias que pudo tener para la navegación insular que, salvo el hundimiento del San
Carlos, no parecen tan evidentes como el control de la navegación ejercido por los Aliados.
No podemos olvidar tampoco las tensiones diplomáticas entre el Gobierno español y los
Aliados, especialmente con motivo de la ayuda clandestina española a la Armada alemana y
los incidentes protagonizados por los aviones aliados con base en Marruecos. Finalmente es
necesario abordar las posibles represalias económicas que estos últimos aplicaron frente a la
colaboración clandestina de las autoridades españolas con Alemania, la cual no forzó una
ayuda en la que no tenía mucha confianza y tampoco consideraba esencial.
En conclusión, Canarias fue escenario de acciones de guerra entre 1939 y 1945, e incluso
el Puerto de La Luz fue utilizado para que el Corrientes abasteciera a seis submarinos que se
dirigían o venían de África occidental. Sin embargo, ese papel de apoyo logístico no fue
esencial para el esfuerzo bélico alemán, el cual disponía de medios alternativos y zonas de
operaciones más importantes. Tampoco fue el escenario principal de la guerra naval en el
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Atlántico medio, en el que la mayoría de los ataques submarinos y antisubmarinos se
desarrollaron a más de 200 millas de las costas del archipiélago. En este sentido parece poco
probable que Gran Bretaña y Alemania intentasen ocupar las islas para obtener ventajas en la
batalla del Atlántico. Tal y como demuestra la documentación disponible, los proyectos de
ocupación británicos estaban relacionados con el riesgo de perder Gibraltar, mientras que los
alemanes pensaban en el imperio colonial que esperaban crear en África tras la guerra. Falta
aún por abordar el impacto económico y psicológico de la guerra naval en el archipiélago,
objeto de estudio para futuras investigaciones.
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NOTAS
1 MÁRQUEZ QUEVEDO, Javier Octavio. Canarias en la crisis finisecular española (18901907):
del
desastre ultramarino a la garantía de seguridad exterior , tesis inédita, Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria. PONCE MARRERO, Francisco Javier. Canarias y la política exterior española en la primera
guerra mundial, 19141918:
el protagonismo internacional de las islas como escenario de confrontación
diplomática y estratégica , tesis inédita, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2001.
2 ROS AGUDO, Manuel. La guerra secreta de Franco (19391945),
Barcelona, Editorial Crítica, 2002, pp.
72117.
GONZÁLEZ QUEVEDO, Manuel y MARTÍNEZ MILÁN, Jesús M. Submarinos y Buques de las
Pontencias del Eje. La II Guerra Mundial en Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, Fundación Puertos de
Las Palmas, 2004. DÍAZ BENÍTEZ, Juan José. “Colaboración naval hispanoalemana
en Canarias durante
la II Guerra Mundial”, XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana
(2004), en prensa.
3 Sobre el supuesto reabastecimiento del U107:
GONZÁLEZ QUEVEDO, Manuel y MARTÍNEZ MILÁN,
Jesús María. Submarinos y..., p. 86, op. cit. Para el primer trabajo sobre la presencia de submarinos
alemanes en los puertos españoles: BURDICK, Charles. “Moro. The resupply of German submarines in
Spain 19391942”,
Central European History, volumen III, núm. 3 (1970), pp. 256284.
En cuanto al
destino de estos tres primeros submarinos: WYNN, Kenneth. Uboat
Operations of the Second World War ,
volumen I. Career Histories, U1U510,
Londres, Caxton Editions, 2003, pp. 8587
y 100.
4 Para la dependencia económica de Gran Bretaña respecto a EEUU: KENNEDY, Paul. The Rise and Fall of
British Naval Mastery, Londres, Penguin Books, 2001, pp. 312318.
Sobre el desvío del tráfico
mediterráneo a través del Atlántico sur: BELOT, Raymond de. La guerra aeronaval en el Mediterráneo,
Madrid, Editorial Naval, 1983, pp. 5357.
En cuanto a los buques que recalaban en Canarias: BURRIEL
DE ORUETA, Eugenio L. El Puerto de la Luz en Las Palmas de Gran Canaria , Las Palmas de Gran
Canaria, CIES, 1974, pp. 2324.
5 BLAIR, Clay. Hitler’s... The Hunters…, op. cit., pp. 176177,
184, 196, 208209,
222 y 224225.
6 Para la decisión de enviar los submarinos al Atlántico sur: BLAIR, Clay. Hitler’s… The Hunters…, op. cit. ,
pp. 233235.
Sobre el reabastecimiento de estos tres submarinos: ROS AGUDO, Manuel. La guerra…, op.
cit., pp. 102105.
Véase también: WYNN, Kenneth. Uboat…,
op. cit., volumen I, pp. 8587
y 100. Este
autor indica que el buque de abastecimiento fue el Charlotte Schliemann, pero la documentación del
agregado naval alemán y la del Ministerio de Marina demuestran que fue el Corrientes. DÍAZ BENÍTEZ,
Juan José. “Colaboración naval...”, op. cit., en prensa.
7 BLAIR, Clay. Hitler’s... The Hunters…, op. cit., pp. 268269,
294304,
404408
y 669674.
Del mismo
autor: Hitler’s... The Hunted..., op. cit., pp. 226233,
296306,
372374,
398402
y 545557.
8 BLAIR, Clay. Hitler’s... The Hunters…, op. cit. pp. 332337.
Véase también: WYNN, Kenneth. Uboat...,
op. cit., pp. 7273,
93 y 100101.
9 ELICES HUECAS, Adolfo. “Régimen jurídico. Evolución del derecho del mar”, El mar en la defensa
económica de España , colección Cuadernos de estrategia , núm. 88, Madrid, Secretaría General Técnica
del Ministerio de Defensa, 1997, pp. 4364.
10 Para la consideración del espacio comprendido entre los archipiélagos ibéricos como una zona de
operaciones: GONZÁLEZ QUEVEDO, Manuel y MARTÍNEZ MILÁN, Jesús María. Submarinos y..., op.
cit., pp. 104133.
En cuanto al reparto de áreas de responsabilidad en el Atlántico: MORISON, Samuel E..
The Atlantic Battle Won, May 1943 – May 1945, volumen X de la colección History of United States Naval
Operations in World War II, Nueva Jersey, Castle Books, 2001, pp. 1920
y 368. Véase también:
ROSKILL, Stephen. The Navy at War 19391945,
Herforshire, Wordsworth Editions, 1998, pp. 272273.
BLAIR, Clay. Hitler’s… The Hunted…, op. cit. , pp. 239249.
11 Sobre la presencia de submarinos franceses: Archivo General de la Administración (AGA), Marina, Estado
Mayor de la Armada (EMA), legajo 136 (envío AB22),
parte de campaña núm. 30 del minador Vulcano, 2
de abril de 1940. Para la detención del correíllo: AGA, Marina, EMA, caja 23.638, escrito del comandante
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Aproximación a la guerra naval en Canarias...
1569
general del Departamento Marítimo de Cádiz al Ministro de Marina, 14 de marzo de 1940. En cuanto a la
persecución del Madda : AGA, Marina, EMA, legajo 139 (envío AB22),
parte de campaña núm. 15 del
guardacostas Xauen, 23 de junio de 1940.
12 DÍAZ BENÍTEZ, Juan José. “Colaboración naval...”, op. cit., en prensa. Para el Ernani : PAGANO, Gian
Paolo. Navi Mercanti Perdute, Roma, Ufficio Storico della Marina Militare, 1997, p. 171.
13 Sobre el ataque al SL125:
BLAIR, Clay. Hitler’s... The Hunted..., op. cit. , pp. 6971.
Según Stephen
Roskill los buques hundidos fueron 13. ROSKILL, Stephen. The Navy at…, op. cit., pp. 225226
y 244.
Para la localización de los tres hundimientos citados: Lloyd’s War Losses. The Second World War, 3
September 1939 – 14 August 1945, Londres, Lloyd’s of London Press Ltd, 1989, volumen I. British, Allied
and Neutral Merchant Vessels sunk or destroyed by War Causes, pp. 560 y 561. Véase también:
ROHWER, Jürgen. Axis Submarine Successes of World War Two. German, Italian and Japanese
Submarine Successes, 19391945,
Londres, Greenhill Books, 1999, pp. 129 y 130. En cuanto a los
náufragos: DÍAZ BENÍTEZ, Juan José. “Náufragos en Canarias durante la batalla del Atlántico”, Revista
de Historia Naval, núm. 77 (2002), pp. 3551.
14 Para la apertura de las nuevas rutas de convoyes y los primeros ataques alemanes: MORISON, Samuel E.
The Battle of the Atlantic 19391943,
Nueva Jersey, Castle Books, 2001, pp. 352358.
Véase también:
BLAIR, Clay. Hitler’s..., The Hunted..., op. cit. , pp. 78,
106117,
142148
y 192208.
15 BLAIR, Clay. Hitler’s... The Hunted..., op. cit. , pp. 194, 206208
y 341346.
Para la localización de estos
hundimientos: ROHWER, Jürgen. Axis Submarines..., op. cit., pp. 146, 160 y 162. Véase también: Lloyd’s
War Losses…, op. cit., volumen I, pp. 608, 651 y 660.
16 MORISON, Samuel E. The Atlantic…, op. cit., pp. 1926,
44 y 129132.
BLAIR, Clay. Hitler’s…, The
Hunted…, op. cit., pp. 103106
y 239249.
17 WYNN, Kenneth. Uboat...,
op. cit. , volúmenes I (pp. 9495,
11011,
127128
y 323) y II (p. 13).
NIESTLÉ, Axel. German Uboat
losses during World War II. Details of Destruction, Londres, Greenhill
Books, 1998, pp. 45, 120, 126 y 127. MORISON, Samuel E. The Atlantic…, op. cit. , pp. 129132,
153177,
290293
y 370373.
BLAIR, Clay. Hitler’s…, The Hunters…, op. cit. , pp. 385386.
Del mismo autor.
Hitler’s…, The Hunted, op. cit. , pp. 203206
y 344345.
18 MORADIELLOS, Enrique. Franco frente a Churchill, Barcelona, Ediciones Península, 2005, pp. 138148,
223228
y 237247.
Véase también. DÍAZ BENÍTEZ, Juan José. “Tonic y la defensa de Gran Canaria a
comienzos de 1943”, Revista de Historia Militar, núm. 98 (2005), pp. 93125.
19 GODA, Norman. Tomorrow the World. Hitler, Northwest Africa and the Path toward America , Texas A &
M University Press, 1998, pp. 68,
2627,
6769,
115121
y 132134.
Véase también: DÍAZ BENÍTEZ,
Juan José. “Colaboración hispanoalemana
para la defensa de Canarias. El viaje del capitán de fragata
Krauss”, Boletín Millares Carló, núm. 21 (2002), pp. 147164.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009