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DOS VISIONES DIFERENTES DE UNA ESCALA EN
CANARIAS: LOS DOCUMENTALES DEL EXPLORADOR
SCHOMBURGK Y DEL AVIADOR PLÜSCHOW SOBRE
SUS VIAJES A LIBERIA Y TIERRA DEL FUEGO
(19231931)
María Teresa Sandoval Martín
INTRODUCCIÓN
El relato de un viaje realizado a lugares poco accesibles para la mayoría de los europeos
fue una práctica frecuente entre aristócratas, burgueses y científicos de la época victoriana. La
llegada de la fotografía contribuyó a darle aún más realismo a sus excitantes vivencias, a los
hermosos paisajes y a las costumbres y ritos de los pueblos y tribus que encontraban a su
paso. Con el cinematógrafo, el romanticismo del viaje y de la aventura pudo ser trasladado a
la gran pantalla; allí cobró forma en la película de viaje y el filme de expediciones. Después
de la primera guerra mundial, a pesar de las dificultades económicas con las que
se encontraban las productoras alemanas, se llevan a cabo numerosos documentales
que responden al interés del público, aislado –por el bloqueo– del resto del mundo.
Concretamente, las películas sobre las colonias africanas perdidas contribuían a fomentar el
deseo de su recuperación. Científicos, cazadores y apresadores de animales se convirtieron en
“documentalistas” que “mediatizaban” el tema exótico, dando así su visión de lo extraño.
Entre los exploradores alemanes que pasaron por Canarias en los años 20 y 30 y captaron
con su cámara cinematográfica su paso por las Islas, destacan, por las imágenes escogidas y el
tratamiento dado a las escenas, el explorador y cazador Hans Schomburgk y el aviador del
“Silberkondor” Gunther Plüschow. Schomburgk realizó varios viajes al interior de África con
el fin de realizar un documental sobre tribus y lugares nunca vistos. A su paso por Canarias,
realizó filmaciones en Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife. Algunas de
estas escenas se recogen en el documental Mensch und Tier im Urwald (Hombres y fieras en
la selva virgen del África Occidental, 19231924).
Schomburgk utilizó su escala para mostrar
unas islas antesala de África, pobres y con costumbres similares a las de otros pueblos
del interior de África. Plüschow efectuó un viaje a Sudamérica para tomar imágenes
aéreas inéditas de la Tierra del Fuego en 1928. De lo filmado extrajo dos películas en las que
aparece al comienzo la isla de Tenerife: Silberkondor über Feuerland (El Silberkondor sobre
Tierra del Fuego, 1929), producida por él mismo, y Fahrt ins Land der Wunder und Wolken
(Viaje al país de las maravillas y las nubes, 1931). La imagen que Plüschow ofrece de
Canarias es en general idílica.
HANS SCHOMBURGK, EL EXPLORADOR DE ÁFRICA
Hans Hermann Schomburgk nació en 1880 en Hamburgo y desde muy joven soñaba con
recorrer el continente africano. Este interés lo llevaba en la sangre: su tío abuelo, Robert
Schomburgk, a quien admiraba enormemente, había traído la primera Victoria regia a Europa
y fue amigo de Alexander von Humboldt, y otro tío suyo, Otto Schomburgk, fue un
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investigador reputado por sus trabajos como naturalista en Australia. Con 17 años consiguió
el consentimiento de sus padres para viajar por primera vez a África y hacer de aprendiz en
una granja, aunque finalmente ingresó tres meses después en la Natal Mountain Police
británica y participó en varias sublevaciones del lado de los ingleses. A finales de ese mismo
año (1898) tomó parte en la represión de los Griqua y, desde 1899, en la guerra civil. A
mediados de junio regresó a Alemania para cumplir con el servicio militar obligatorio durante
un año, periodo tras el cual volvió a Suráfrica, a Johannesburgo. En 1904 fue nombrado
oficial de la policía del Noroeste de Rhodesia (antigua colonia británica compuesta por lo que
son hoy Zimbabue, Zambia –Rhodesia del Norte– y Malaui) y tomó parte por primera vez en
una expedición estatal (inglesa) cuyo objetivo era el descubrimiento del nacimiento de un río,
lo que le permitió aprender a organizar empresas de este tipo y formase una idea de la
metódica forma de trabajo de los zoólogos y geógrafos. Cuando se disolvió la tropa, en 1906,
decidió emprender una vida en libertad como cazador. Con su amigo y camarada H.S.L.
Hemming, cruzó África de oeste a este y tomó numerosas fotografías. Poco antes de llegar al
final de la expedición, cerca de Zanzíbar (Tanzania), cuando estaban entrando en la ciudad de
Morogoro seguidos por un grupo de elefantes, se encontraron con un hombre que les captó
con su cámara cinematográfica. Era el pionero Schumann, con el
que Schomburgk decidió permanecer el mayor tiempo posible para aprender a realizar
filmaciones.
Como cazador de grandes presas, Schomburgk mató, entre otros animales, 63 elefantes, y
en 1909 trajo por primera vez a Europa uno de estos ejemplares del Oeste de África. Un año
más tarde, Carl Hagenbeck, conocido propietario de zoológicos y circos de Alemania, le
encarga viajar a Liberia para buscar y cazar al hipopótamo enano (Hoeropsis liberiensis
[Morton 1944]), lo que logra por primera vez en la primavera de 1912. Ello le convierte en el
primer hombre blanco que apresa vivos congéneres de los escasos hipopótamos enanos
existentes. Los “Gola”, en cuyo territorio le había dado caza, lo llamaron con honor
“Bwakukama” (“El elefante que nunca pisa la selva que tiene delante”). Schomburgk dio
nombre también a algunas especies del reino animal africano, entre otros, un nuevo tipo de
búfalo, el Babalus schomburgkii , así como a una concha, la Mutela hargeri schomburgkii, con
la que pudo entregar la prueba de que el lago Bangweolo estaba formado por unas aguas
independientes en la cuenca del Congo. 1 Destacan asimismo sus trabajos como geógrafo:
“cartografió Liberia del Oeste, descubrió el lago Schikande y el Sengwe en Angola, los cursos
de ríos, montañas y, con la colina de Bomi (Liberia), los yacimientos de hierro más ricos de
África”. 2 Hans Schomburgk se convierte así en un reputado y conocido explorador, cazador y
apresador de grandes animales salvajes, y recibió, por ello, varios nombramientos, el más
importante el de miembro de la Royal Geographical Society.
CANARIAS BAJO LA RETINA DE SCHOMBURGK
Hans Schomburgk, a pesar de ser el primer explorador –reconocido– que filmó en
Canarias, en 1913, no obtuvo los resultados esperados de su primera expedición a Liberia y
Togo, y las tomas cinematográficas que realizó durante su estancia de 10 días en Las Palmas
de Gran Canaria nunca llegaron a ver la luz. Tampoco las que llevó a cabo 10 años más tarde
en esta misma ciudad durante su segunda expedición a Liberia. Mejor suerte corrieron las
escenas recogidas en Tenerife en esa misma ocasión, noviembre 1923. Éstas no sólo aparecen
en Hombres y animales en la selva virgen (Mensch und Tier im Urwald, 19231924),
película
resultante de este viaje, sino que las repitió 24 años más tarde en la cinta de montaje Mujeres,
máscaras y demonios (Frauen, Masken und Dämonen, 1948).
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En Santa Cruz de Tenerife se detiene para filmar en el puerto. Capta la marcha de una
hilera de camellos que portan pesadas cargas sobre sus lomos y algunas calles de la ciudad
con mujeres que trasladan grandes objetos sobre sus cabezas. Del interior muestra parte de
Las Cañadas del Teide (aunque apenas se aprecian por la mala calidad de estos fotogramas),
explica las características del pico, enseña un drago milenario, y algunos lugares de la ciudad
universitaria de La Laguna. La duración de su particular esbozo de Canarias es de
aproximadamente siete minutos.
La presencia de Canarias en estas dos cintas no deja de llamar la atención por el carácter
etnográfico que presentan ambas películas. Esa impronta le lleva a hacer un retrato parcial de
las Islas: descubre a una población pobre, sin los medios de transporte existentes por aquel
entonces (vehículos, tranvías o ferrocarriles), en su lugar, camellos y mulos de carga; sin
agricultura; con apenas población; sin costumbres, ni cultura. Sin embargo, en el retrato que
hace del interior de África sí se detiene a mostrar diversas plantaciones, aunque lo más
destacado son las filmaciones de los ritos de las tribus más primitivas del continente.
Schomburgk trató a este Archipiélago, que no era ni había sido nunca una colonia europea,
como la antesala de la selva africana. Éstas le ofrecían sin dificultad el atrezzo idóneo para ir
conformando el decorado que luego tendría su obra: primero los dromedarios, luego
las mujeres llevando enseres sobre sus cabezas, y, finalmente, las tierras desérticas de las
cumbres volcánicas de la isla.
La prensa alemana especializada se refirió a estas imágenes como “escenas típicas de
Canarias” y las calificó de “muestras interesantes de Santa Cruz, Tenerife y Monrovia”
(Reichsfilmblatt , Nr. 45, 1924 y B.z. am Mittag, 4 de noviembre de 1924). Para el numeroso
público que vio las películas de Schomburgk y leyó sus aventuras en innumerables versiones
literarias, Canarias era la antesala del continente negro.
GUNTHER PLÜSCHOW, EL AVIADOR DEL “SILBERKONDOR”
Gunther Plüschow 3 fue uno de los grandes exploradores de los extremos más al sur de
Suramérica. El origen del interés por esta zona geográfica le vino durante su adiestramiento
en la marina alemana cuando, casualmente, encontró una postal de la Tierra del Fuego. Más
tarde ingresó en la escuela de aviación y, tras su graduación, fue enviado a Tsingtao, China
(en aquel entonces, una posesión alemana por contrato de 99 años). Tras pasar por numerosas
vicisitudes durante nueve meses fue la única persona que se salvó del sitiado Tsingtao 4 por los
japoneses, lo que le convirtió en un héroe.
En 1927 pudo hacer realidad su sueño de juventud y partió para la Tierra del Fuego a
bordo de su barco de vela, el Feuerland (que significa, asimismo, Tierra del Fuego). En el
trayecto hasta el Estrecho de Magallanes, que duró casi un año, pasó por Tenerife, Bahía, Río
de Janeiro, Santos, Montevideo y Buenos Aires. Durante el viaje escribió artículos para la
prensa, hizo fotografías y filmaciones cinematográficas.
En el mes de diciembre de 1928 Plüschow se convirtió en el primer hombre en sobrevolar
Tierra del Fuego en un Heinkel modelo HD 24, que había bautizado Silver Condor . En su
segundo viaje a esta parte del globo sobrevoló la región Paine y el glaciar Perito Moreno. Sin
embargo, ésta sería su última aventura en tierras del sur de Suramérica. El 28 de enero de
1931 hizo un aterrizaje forzoso en un lago encajado entre glaciares. Aunque su ayudante
Ernest Dreblow y él intentaron reparar el avión y lograron salir del lugar, en el camino de
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vuelta al campamento base falló un ala. Plüschow saltó en paracaídas, pero no se le abrió y
pereció. Dreblow cayó al lago Rico cerca del glaciar Perito Moreno y también falleció a las
pocas horas. La agenda de vuelo de Plüschow sobrevivió para documentar sus enormes
esfuerzos y proezas, que fueron reconocidas en todo el mundo.
PLÜSCHOW Y SU PASO POR LAS ISLAS CANARIAS
Plüschow extrajo dos películas de lo filmado en su viaje a Sudamérica de 1928 y en ambas
aparece la isla de Tenerife al comienzo de las cintas: Silberkondor über Feuerland (El
Silberkondor sobre Tierra del Fuego, 1929) y Fahrt ins Land der Wunder und Wolken (Viaje
al país de las maravillas y las nubes, 1931).
La primera de ellas tuvo una enorme trascendencia en su momento por su originalidad y el
riesgo que corrieron los miembros de la expedición. Ésta comienza con la botadura del
pequeño velero Feuerland en la localidad de Büsum, pueblo costero alemán del Mar del Norte
del Land de SchleswigHolstein.
Las primeras escenas se corresponden con la primera
etapa del viaje hasta Tenerife: diversas tomas del mar, del oleaje, el agua sobre la cubierta
del barco, el Golfo de Vizcaya, Vigo, el puerto de Lisboa, el trasatlántico alemán “Cap
Arcona”..., un hombre que mira por unos prismáticos... Han pasado los primeros diez minutos
de película y “Tenerife aparece” en escena. La silueta del Teide dibujada en el fondo y el mar
brillante por los rayos del sol en primer plano componen el cuadro. El hombre de los
prismáticos –presumiblemente Gunther Plüschow–, surge de nuevo centrando la escena. Esta
vez contempla la costa volcánica de la isla (parece tratarse del litoral del noreste).
Tenerife deja de ser, por un momento, la protagonista y la cámara muestra cómo bañan a la
mascota de la expedición (un perro llamado Schnauf). El barco se acerca a la orilla, casas
al fondo sobre una ladera (presumiblemente el antiguo barrio de pescadores de Valleseco, en
Santa Cruz de Tenerife), y se ve la entrada del barco en el puerto de la capital. La imagen
de la costa se repite: los planos de los riscos, del mar, de las olas y de las rocas volcánicas se
alternan formando un poema del océano y de la isla. Algunas tomas se realizan desde una
playa. Ésta aparece en pantalla arropada por las montañas y una hilera de palmeras marca el
perfil de la cumbre a la izquierda del plano. Las palmeras rozan las nubes en los siguientes
fotogramas. Del cielo se pasa de nuevo en un plano picado a las olas que llegan a la orilla de
la playa. Esta suave danza de la naturaleza se ve interrumpida por el grito del capitán, trascrito
en un rótulo: “Arriba el ancla! Rumbo hacia el sur...”.
El Teide, con su imponente silueta, parece despedirles desde lo lejos. La tripulación del
barco mira a la isla desde alta mar. El siguiente fotograma es un gráfico que muestra el
itinerario seguido hasta llegar a Canarias (Tenerife). Las escenas del archipiélago canario
duran dos minutos aproximadamente. Un marino mira a la cámara y el siguiente cartel reza:
“Si todo va bien quedan aún cuatro semanas hasta Brasil”. Acto seguido se ve a Gunther
Plüschow escribiendo en su cuaderno de bitácora: “Así surgió el primer capítulo del libro
Silberkondor über Feuerland”. 5 Luego se muestra la ceremonia marinera del paso del
Ecuador, típico rito que aparece en la mayoría de las películas de viajes de la época.
En el libro de este viaje, Gunther Plüschow cuenta que arribaron a la isla de noche, y las
luces de Santa Cruz de Tenerife les sorprendieron de repente. En el muelle, un arriero
ayudado por dos mulos traslada los tanques de agua, que se habían estallado durante la
travesía, hasta el taller del cónsul alemán, 6 y añade que nunca más se volvieron a estropear.
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Desde Tenerife manda el primer envío de película impresionada de Agfa a Alemania. Sobre
su estancia en la isla comenta:
Ahora estos días de belleza y hospitalidad, de la amable excepción y de la ayuda
también han pasado. Cuanto más nos alejamos de la patria, más amablemente nos
tratan las personas a nosotros, los miserables “habitantes de la tierra de fuego”.
Pasados, por lo tanto, el valle de los plátanos de brillo dorado, del embate de las olas
fosforescentes en las rocas del litoral y en la playa [...] Las velas están izadas, el
motor suena, la noche irrumpe y nosotros vamos saliendo del puerto mientras que
nuestra sirena ulula alegremente en señal de despedida. A nuestro lado hay algunos
“grandes hermanos negros y voluminosos”, barcos alemanes que nos prestaron ayuda
y auxilio. [...] La luna que parece un disco enorme está en lo alto del firmamento
como un fantasma, su color es tan fantasmal como su tamaño, un verde muy suave e
intenso; un grabado de madera japonés en color no podría ser más bello. Ahora el
disco de la luna desaparece un poco y una extraña montaña alta que termina en una
punta se intercala y de la punta emana un resplandor de un blanco verdoso – la punta
de Tenerife. 7
Las escenas de Canarias son muy diferentes a las siguientes de Brasil, país del que se
destacan sus plantaciones de tabaco, cacao, café, naranjas, algodón... En las de Canarias no
aparece ninguna persona, ni construcciones en primer plano, ni agricultura, sólo la naturaleza
en su estado puro. Plüschow, al igual que hizo Schomburgk en sus documentales, filmó en
Canarias aquello que le pareció más oportuno según el contenido general de su película.
A Plüschow le impactó la orografía de la isla, las playas de arena volcánica, las formas de
sus rocas, las olas rompiendo contra los acantilados, y jugó con estas imágenes líricas en
el montaje, buscando un cierto dinamismo que agilizara esta parte del documental, que, no
obstante, mantiene un ritmo excesivamente lento en comparación con el adoptado en el resto
del filme.
El viaje por Brasil finaliza en Blumenau, en la región de Paraná, ciudad colonizada por los
alemanes a la que Plüschow exalta como “perla del esfuerzo alemán”. Tras atravesar la
provincia de La Pampa, en Argentina, y pasar por el estrecho de Magallanes, en aguas de
Chile, llega a su destino, Tierra del Fuego, y logra sobrevolar, con el Silberkondor , aquella
cordillera nevada y el cabo de Hornos por primera vez en la historia. Las imágenes aéreas de
las montañas y los golfos son de una extraordinaria belleza, así como lo filmado desde el
velero Feuerland mientras navega entre glaciares, focas y pingüinos. Aparecen, además,
escenas de caza de gansos salvajes.
La película exhala la belleza de la naturaleza constantemente y su calidad va in crescendo.
Con el mismo material cinematográfico de la expedición a Tierra de Fuego, Plüschow
realizó dos años más tarde Fahrt ins Land der Wunder und Wolken (Viaje al país de las
maravillas y las nubes, 1931). La mención de su paso por las Islas Canarias en la ficha de
censura de esta cinta es idéntica a la de Silberkondor über Feuerland, un escueto “Tenerife
aparece de pronto”. 8 Si tenemos en cuenta el tiempo transcurrido entre la primera versión del
viaje (1929) y la última (1935), Plüschow proyectó no sólo una imagen bucólica de Canarias
en Alemania, sino que, además, esta “virgen” representación se extendió durante al menos
seis años.
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En definitiva, la imagen que ofrece Plüschow de las Islas Canarias es en general idílica:
planos de riscos, del mar, de las olas, de las rocas volcánicas, playas, montañas y palmeras, y
omite, por tanto, toda referencia a la sociedad, sus constumbres y los posibles signos de
desarrollo industrial.
CONCLUSIONES
Las películas de estos exploradores, desarrolladas en tierras lejanas para atraer a un público
ávido de experiencias exóticas, que recibía con agrado imágenes sobre pueblos y lugares
remotos, incluyeron las Islas Canarias, porque dentro de este grupo de tierras extrañas
también se consideraba en aquel entonces a este Archipiélago. Por tanto, para el explorador
cinematográfico, el periodista de lugares lejanos y el cazador, este conjunto de islas
pertenecientes a la Macaronesia, aunque lo reconocían como el último puerto europeo, no
dejaban de verlo como un lugar muy alejado, previo a la llegada a su destino a la costa
africana, y de ahí que fuese retratado como un preludio de lo que se encontrarían en el
continente negro. No obstante, en función del tono general del filme, estos exploradores
cinematográficos tomaban las imágenes que más les convenían para sus propósitos, en
función del retrato que quisieran plasmar en sus cintas del Archipiélago.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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BIBLIOGRAFÍA
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© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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NOTAS
1 Los datos de la biografía de Hans Schomburgk han sido extraídos de diversas partes de su libro Pulschlag
der Wildnis, 5ª Ed., Berlín, Verlag der Nation, 1956; Publikationen zu Wissenschatlichen Filmen. Im
Deutschen Sudan, Göttingen, Institut für Wissenschaftlichen Film, 1978, pp. 46;
Gerlinde Waz, op. cit.,
pp. 9596;
y Bernhard Krüger, op. cit. , pp. 2426.
2 Waz, Gerlinde, op.cit., p. 95.
3 Los datos biográficos de Gunther Plüschow han sido extraídos fundamentalmente de Allstar Network,
URL: http://www.allstar.fiu.edu/aero/pluschow.htm (página de Internet sobre la historia de la aviación
consultada el 10 de noviembre de 2004) y Bernhard Krüger, op. cit., pp. 1112.
4 Véase lo comentado sobre esta hazaña en Sandoval Martín, María Teresa, “Tenerife, primeros versos de
dos docuemtnales cinematográficos sobre la Tierra del Fuego (19291931)”,
Las Palmas de Gran
Canaria, Casa de Colón, Actas del XV Coloquio de Historia Canario Americana , 2002; Plüschow,
Gunther, Die Abenteuer des Fliegers von Tsingtau, Berlín, Ullstein, 1916 (traducido al holandés, islandés
y español, Las hazañas del aviador de Tsingtao, México, Müller, 1917), y Whittaker, Robert E., Dragon
master: the Kaiser's oneman
Air Force in Tsingtau, China, 1914, Cleveland (Wisconsin), Compass
BooksVideoFilms,
1994.
5 El libro de la expedición llevó el mismo título que el documental: Silberkondor über Feuerland, Berlín,
Ullstein, 1939. La primera edición es de 1929 con 44.000 ejemplares, en esta edición de 1939 se
imprimieron 81.000, y aún hubo otra edición anterior de 1935.
6 El cónsul alemán en Tenerife Jacob Ahlers era propietario de una casa consignataria de buques.
7 Gunther: Silberkondor über Feuerland, op. cit., pp. 4647.
En la obra biográfica escrita por su mujer Isot
Plüschow, se reseña asimismo el paso del Feuerland y su tripulación por la isla de Tenerife. Plüschow,
Isot, Gunther Plüschow. Deutscher Seemann und Flieger , Berlín, Ullstein, 1933, p. 241.
8 Ante la ausencia de la película, desconocemos si se utilizaron íntegramente las escenas de la primera
versión o si éstas se vieron reducidas.
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