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PEPE DÁMASO: PINTOR
Violeta Izquierdo Expósito
INTRODUCCIÓN
El artista Pepe Dámaso es una de las principales figuras del arte contemporáneo de las Islas
Canarias, y concretamente en la Isla de Gran Canaria puede considerarse como uno de los
máximos exponentes de la vanguardia creativa plástica. Su quehacer es multidisciplinar
abarca diferentes ámbitos de la creación: pintura, murales, objetos escultóricos, cine,
escenografías para teatro y ballet, etc., lo que hace especialmente atractivo el estudio y
análisis de una personalidad tan compleja como versátil.
La comunicación que presentamos para este coloquio es un estudio secuencial y
cronológico sobre la trayectoria pictórica de este artista, desde sus orígenes autodidactas en su
isla natal, su formación en Madrid y Sevilla, sus primeras exposiciones y sus series más
conocidas y discutidas: La Rama, Juanita, La muerte puso huevos en la herida,
Sexoquemado, Héroes atlánticos, etc., hasta el momento actual en el que su genio y
creatividad se hayan en la plenitud de sus recursos expresivos y con una honestidad creativa
poco frecuente, pues ha renunciado a la comodidad de lo sabido, y sin perder el enraizamiento
en sus visiones y obsesiones, ha ido adentrándose en nuevos territorios.
Presentar una comunicación sobre un artista vivo es algo inusual en una manifestación
cultural de esta índole. A la excepcionalidad del mismo hay que sumarle el sentido de la
oportunidad que se nos ofrece, pues podemos manifestar nuestro reconocimiento en vida a
una trayectoria profesional rica y destacable en el ámbito artístico contemporáneo, que
trasciende su condición insular y lo entronca con los valores universales del arte.
CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA DE PEPE DÁMASO
Son muchos los aspectos de la obra de Pepe Dámaso que podríamos destacar para
analizarla y comprenderla en profundidad, pero en líneas generales podemos destacar los
siguientes:
1- Conexión de su obra con la tierra y su historia, es decir, el arraigo a las islas. El hecho
de pertenecer a un entorno tan diferenciado como las islas Canarias es determinante para el
artista, que no puede o no quiere sustraerse a ciertas influencias, pues el contagio comienza
por su específica espacialidad geográfica. Esta característica ha marcado a muchos de los
grandes artistas canarios conocidos como Néstor, Óscar Domínguez, Millares, Chirino o
César Manrique.
A Dámaso le han interesado los elementos mágicos y lo mitológico de la escena histórica
canaria y también del ámbito popular. Recordemos la serie Juanita, el ceremonial
prehispánico de La Rama, la indagación épica en los Héroes Atlánticos, la obra dramática de
Alonso Quesada La Umbría, las inscripciones prehistóricas en el Aborigen de Balos o el
nacimiento del mito.
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XV Coloquio de Historia Canario-Americana
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El trabajo del artista Pepe Dámaso es uno de los ejemplos más claros de conexión con el
pueblo canario y su historia. Todo queda al descubierto a través de la interpretación que hace
Dámaso de una realidad que le rodea y en la que se halla completamente inmerso y
identificado.
2- La modernidad. Pepe Dámaso ha militado en la vanguardia de la pintura española, como
un pintor que consciente del compromiso con la circunstancia histórica que le ha tocado vivir,
asume una peculiar forma de interpretar la obra de arte. A caballo entre la simbología y el
surrealismo, sus cuadros tienen un planteamiento compositivo y pictórico muy personal que
no es contrario a la primera de las características que definen su trabajo. En su deseo de
trascender, de ir más allá, de experimentar con la pintura, crea un lenguaje plástico
contemporáneo que partiendo de lo próximo supone un esfuerzo constante, un logro
apasionado que se inscribe en los canales cosmopolitas de creación.
Su lenguaje es en ocasiones “modernista” (por su dinamismo, su arabesco fantástico), en
otras ocasiones “surrealista” (porque con imágenes simbólicas representa aspectos del mundo
psíquico, del mundo de los deseos, de los instintos, los sueños y en general de la faceta
irracional del hombre), a veces es “informalista” en algunas de sus pinturas abstractas porque
basa la estructura del cuadro en la materia pictórica. No podemos olvidar su interés por
determinados movimientos como el Dadá o el Pop Art, que aparecen esporádicamente en
algunas de las series que realiza a lo largo de su trayectoria pictórica.
3- La individualización técnica es otra característica que distingue la pintura de Pepe
Dámaso. Introduce una serie de innovaciones expresivas que muchas veces rayan lo
sorprendente, como su especial manera de aplicar la cal a sus obras, la cal en fragmentación
que se inserta en el discurso conductor de sus historias, de manera que el color advierte un
desvanecimiento y una amortiguación de su fuerza para regalársela a la expresión del cuadro
y su contenido. Emplea también con virtuosismo la técnica del collage, algo que le acerca a
las grandes vanguardias del siglo XX.
4- En el trabajo por series que realiza a partir de la década de los sesenta ha modificado
con lucidez el concepto pictórico, manteniendo una tónica en todas ellas en la que es decisiva
la combinación de la delicadeza plástica y de presencias contundentes. La preocupación por
ciertos aspectos filosóficos en torno a la condición humana y la utilización de símbolos como
huella de esa mística o espiritualidad.
5- Una temática en la que la Muerte y el Sexo, son dos presencias constantes.
Referencias a la muerte. La muerte constituye lo más esencial del conjunto de sus
reflexiones, tanto en sus trabajos pictóricos como los cinematográficos. Desde la
serie Juanita (1965), sus series de Homenaje a García Lorca con el título de uno de
sus poemas, La muerte puso huevo en la herida, su Muerte blanca, negra, roja
(1969-70), Sudarios, las pinturas de La Umbría (1974) que toma de una obra de
Alonso Quesada, etc., a las películas La Umbría, Requiem para un absurdo. En todas
ellas la calavera (símil de la muerte y el misterio), el cráneo de las vanitas (símbolo
barroco) se convierte en el icono que ilustra el sentido trágico de las composiciones.
Hay siempre en este creador un fantástico tono poético, un ritmo sensual y una
preocupación por el tema de la muerte que se torna obsesiva y es la verdadera
urgencia de su arte. El sentido trágico y existencial de la vida en expresión última: la
muerte.
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Las referencias al sexo y su relación con la muerte están también presentes en la obra
de Dámaso. El pintor nunca ha tenido reparos en reivindicar el desnudo masculino
como parte integrante de la temática de sus obras. Cráneos que se besan
apasionadamente, que exhiben un sexo corroído. Un espasmo sexual sacude el
lienzo.
ETAPAS DE SU PINTURA
1- Etapa de Aprendizaje (1933-1955)
Pepe Dámaso nace en Agaete (Gran Canaria) el 9 de diciembre de 1933. Su infancia se
desarrolla en su apacible pueblo de nacimiento y su paisaje y cultura son la base y la
inspiración de su primera exposición individual que tiene lugar en agosto de 1951 en el
Casino de la Luz de Agaete. Contaba entonces con 18 años, era un pintor joven y autodidacta
que se nutre del entorno que le rodea, sus paisajes, sus gentes, sus colores y su luz. Las 18
obras que componen la exposición1 revelan a un pintor de excepcionales aptitudes para captar
la realidad circundante, una postura típica de una época de aprendizaje. Esa capacidad de
absorber, de aprender de todo lo que ve o le estimula y expresarlo en imágenes, se convierte
en forma y materia prima para sus cuadros.
Las exposiciones se suceden, en 1952 lo hace en La Galería Wiot de Las Palmas, la
muestra consta de 25 óleos con temática de paisajes, marinas y bodegones, y 5 acuarelas que
componen el Poema Guanche (“Mujer canaria”, “Sed”, “Idilio”, “Amor”, “Hogar”) el
preludio de su meditación sobre el hecho insular, su historia y su pasado. En todos ellos se
observa de manera esquemática las claves iniciales, el punto de partida de la insularidad
histórica y estética que caracterizaran obras posteriores de mayor madurez y plenitud.
En 1954 se traslada a Madrid par estudiar un curso en la Escuela de Artes y Oficios
Artísticos. Este año conoce a César Manrique en una exposición que este celebra en la galería
Clan, desde entonces se establece entre ambos una profunda relación de amistad que durará
hasta la muerte de Manrique en 1992.
En 1955 aprueba el examen de ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa
Isabel de Hungría (Sevilla)
2- Etapa postacadémica (1955-1963)
Al finalizar la década de los cincuenta y principios de los sesenta el arte español atravesaba
un momento óptimo y su apreciación dentro y fuera de nuestras fronteras pasaba por la
asimilación con el Expresionismo Abstracto americano, en España llamado Informalismo,
pero guardando siempre las señas de identidad y tradición que lo hacían diferente del que se
practicaba en otros países. Se hablaba de seriedad, austeridad y sobriedad españolas, de
ascetismo y penitencia cromática, de la búsqueda de nuevos materiales y de la influencia del
paisaje. Dámaso, como otros artistas del momento se hallaba inmerso en ese ambiente de
experimentación y ebullición, buscando su camino en la combinación de algunas premisas:
color, materia y tradición.
En España las tendencias del Informalismo pueden resumirse en tres grupos: la abstracción
geométrica, la pintura de formas fluctuantes (variedad gestual, dispersa, espacialista) y la
pintura matérica o de denso empaste.
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La materia se convierte en razón primera de esta corriente pictórica, la única razón del
cuadro, situándose por encima del interés por el dibujo, color, forma o composición. Cada
artista que decide su trabajo en esta tendencia experimenta y busca la individualidad a través
de un material concreto, al que extrae la máxima expresión plástica y así aparecen cuadros de
arpillera, de cemento, de tela metálica, de cuero, de arena, etc.
Entre 1956 y 1963 la obra de Dámaso sigue tres líneas creativas, que tienen mucho que ver
con el panorama artístico español del momento.
-La Abstracción de carácter gestual o surrealizante: sustituye la realidad inmediata por la
intuición que le producen los efectos del color, la forma, la luz, las transparencias, etc., sin
preocuparse por la definición del objeto representado, es una abstracción gestual.
Su Abstracción surrealizante tiene que ver con aquella vertiente del Surrealismo a la que se
llegaba por el procedimiento del automatismo psíquico, una especie de lenguaje personal
guiado por impulsos incontrolados que va alumbrando formas arbitrarias. Es un acto de pintar
surrealista, independiente de los resultados, no se planifica previamente la obra que se va a
hacer o cómo se va a hacer, no hay ideas preconcebidas ni control sobre lo que se va
realizando. De ahí que la mayor parte de las veces los resultados linden con la abstracción.
En esta línea se inscriben obras como Abstracción (1956, acuarela) en la que una maraña
de líneas o símbolos surgen de fondos abstractos cargados de color.
-La Abstracción Matérica: un mundo informal de materiales pétreos, materiales nuevos en
la pintura que entroncan con las corrientes estilísticas del momento. La expresividad de la
obra la dicta la materia empleada en primer lugar, y en segundo término el color y las formas
representadas. La búsqueda pictórica de Dámaso tiende a las calidades calcinadas y a las
representaciones de formas rocosas relacionadas con el paisaje de las islas.
Los cuadros ejecutados bajo esta corriente dispone de arenas y piedrecitas sobre los que
vuelca el color, dejando que chorree al azar. El resultado es una superficie erosionada.
-Dibujo de carácter naturalista que se vinculan con su tierra natal: Retrato de su madre
(1956)
En esta etapa su obra se caracteriza por su continua experimentación con diversos
materiales y temática diversa: abstracciones gestuales, matéricas, composiciones con cerámica
quebrada, retratos a punta de caña, murales, etc., que son muestra de sus excepcionales dotes
plásticas y poéticas.
3- Grandes Series (A partir de 1963)
El trabajo pictórico de Pepe Dámaso tiene mucho que ver con la elaboración de un
discurso.
Ese discurso se inicia en una intuición, una idea sorprendida, más con el sentimiento
que con el razonamiento. Pero a medida que aquélla se desarrolla, va pesando la
intención: lo que comienza como un atisbo se revela como un hallazgo y se convierte
en una reflexión. De ahí que el pintor no sea por lo común autor de cuadros exentos,
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sino de series amplias que desarrollan un tema desde ángulos distintos, aunque con
unidad de visión, exprimiendo las sugestiones que fluyen de la idea central.2
Por tanto Dámaso no es pintor de un solo cuadro, sino un artista de grandes serie, compone
varias obras alrededor de un solo tema, jugando con la simbología y los espacios pictóricos.
Como en su día hiciera Néstor con los mitos clásicos de La Atlántida y Las Hespérides,
reconstruyendo toda una mitología Atlántica en el Poema de los Elementos, abriendo para el
arte canario esa senda de las grandes series pictóricas.
SERIE “LA RAMA” (1963)
En 1963 tiene lugar en Madrid en la Sala Prado del Ateneo la primera exposición
individual en la Península. Presenta su serie “La Rama” compuesta por diez obras.3
La Rama es el primer hallazgo temático importante de su carrera de pintor. Es un rito
prehispánico, una fiesta ancestral y casi religiosa, con la cual los aborígenes canarios
invocaban a la lluvia. Una danza nativa que se celebra en Agaete, único lugar donde se ha
conservado. En la fiesta, hombres y mujeres danzan y cantan llevando ramas de álamos, se
mueven frenéticamente con abundante sensualidad.
Este motivo festivo y propio de la cultura local le sirve al pintor como tema para crear una
pintura simbólica, informal pero en la que se representa algo que no es originariamente
pintura, hay un contenido simbólico que va más allá de lo meramente formal de sus pinturas
anteriores. La materia está más atenuada que en sus obras precedentes.
Los cuadros de “La Rama” tienen una unidad, pese a su diferenciación particular, en todos
ellos se aprecia un sentido rítmico, trazos apasionados, esquematización de las figuras. Pocas
veces el arte no imitativo logrará captar con veracidad una impresión subjetiva sugerida por
un baile. Brazos extendidos, altos, perfiles juntos, ráfagas de color crean un clima de magia
que se traduce en todos los cuadros.
A partir de la serie “La Rama” el magicismo esotérico va a caracterizar toda la labor de
Pepe Dámaso.
SERIE “JUANITA” (1965)
La serie Juanita es un homenaje a la memoria de un personaje magicista que Dámaso
conocía desde su infancia en Agaete. Juanita era una mujer marginada y perseguida por las
gentes de un pueblo que no aceptaban su carácter supersticioso y cercano a la brujería. La
serie compuesta por veinte obras de gran maestría está realizada con la técnica del collage,
con materiales pobres ensamblados dentro de la estética dadá, del realismo crítico y la
nostalgia. Por este procedimiento con fotografías, toda clase de utensilios domésticos y
técnicas eleva a lo sublime su expresión poética, culmina con desgarro todo el poder
expresivo de su autenticidad popular.
La serie Juanita no será expuesta hasta 1968 (después de ser rechazada por la Casa Colón)
en la galería Módulo de Las Palmas de Gran Canaria, patrocinada por el Ayuntamiento.
SERIE: “LA MUERTE” (1968)
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Quizá la muerte de Juanita y de su madre, acontecimientos capitales en su vida, le empujan
a un viraje en su obra y una nueva trascendencia que le induce a convertir el tema de la
muerte en una constante en su producción.
En 1968 hace un homenaje al pintor Óscar Domínguez en el Museo Municipal de Santa
Cruz de Tenerife, con cuatro cuadros dedicados al tema de la muerte, cuatro obras realizadas
en la técnica del collage, pinturas surreales y hedonistas que tienen a la calavera por motivo,
calaveras en las que la osamenta se mezcla con cortinas caladas de estructuras florales en
encajes. Esta serie insiste en el tema único de la muerte: la calavera a partir de la cual se
desarrolla su fantasía ornamental, las flores de los encajes, los hilos transparentes, la muerte
se llena de primavera.
Para Dámaso la muerte no es la destrucción total del ser, él toma el acontecimiento para
descargar en el cuadro “el esplendor vital de la naturaleza, sus formas dinámicas, de su
ensoñación, de la lujuria barroca de sus volutas y ornamentos que comportan un movimiento
continuo, un aliento y una manera de respiración permanente”.4
SERIE: “LA MUERTE PUSO HUEVOS EN LA HERIDA” (1969)
Expuesta en la galería Iolas-Velasco, es una carpeta de 12 dibujos sugeridos por un verso
de Federico García Lorca.
Pintura literaria en la que busca referencias plásticas. García Lorca tan afín a las alianzas
entre el amor y la muerte, sirve de universo pictórico a Dámaso, de semillero de imágenes, un
motivo iluminador para su obra.
AÑOS SETENTA
Los años setena se abren para Dámaso con perspectivas muy favorables, numerosas
exposiciones, se inicia su relación con la escena, al entrar en contacto con la compañía del
bailarín rumano Gelu Barbu, realizando para él decorados y figurines de numerosas obras.
SERIE: “SEXOQUEMADO” (1974)
SERIE: “SUDARIOS DEL 2001” (1974)
SERIE: “LAS LAGRIMAS DE EROS” (1975)
Sugerida por textos de Bataille en la que predomina el erotismo, la ritualidad y la muerte,
tres de los componentes básicos de su obra.
SERIE: “LA UMBRÍA” (1975)
La Umbría fue su primera película, basada en un libro de Alonso Quesada (duración de 60
minutos), sobre ella hizo una serie pictórica, en la que la ritualidad y la muerte son los
protagonistas de las obras. Imágenes de la muerte, lectura apasionada de la obra de Quesada.
La calavera y el collage perviven, lo novedoso es el espasmo sexual que sacude el lienzo y
anega unos cráneos que se besan apasionadamente, o que exhiben un sexo corroído. El sexo y
la muerte, la voluptuosidad y el estrago, anidan en estas pinturas.
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En 1979 rodará la película Réquiem por un absurdo.
SERIE: “HÉROES ATLÁNTICOS” (1979)
En 1979 traslada su estudio a Agaete, donde pintará su conocidísima serie Héroes
Atlánticos sobre los protagonistas aborígenes de la conquista y colonización de Canarias. Al
trabajar un tema local el artista pretende trascenderlo a lo universal. La historia local y la
estética universal se mezclan en una obra de carácter surreal y mitológico. Otros artistas
canarios lo precedieron en esta idea, recordemos a Néstor con el Atlántico, Óscar Domínguez
que llevó a su pintura los dragos y guanches, Manolo Millares con sus homúnculos, o César
Manrique con su micromundo de magma volcánico.
“Héroes Atlánticos” se exponen por primera vez en la galería Rodin de Tenerife, que
posteriormente recorrerían hasta 1984 todas las islas del archipiélago canario, Portugal y
Barcelona. En estas obras Dámaso se sumerge en la búsqueda de una identidad isleña a través
del estudio de los principales personajes de la historia de Canarias, siempre polémicos, unas
veces enaltecidos y otras vilipendiados. De esta manera, elabora la temática del héroe
prehispano. De sus manos salen Doramas de Gran Canaria, Tinguaro de Tenerife, Tanausú de
La Palma, Hautacuperche de La Gomera, Armiche de El Hierro, Atchen de Lanzarote y
Tinguaro de Fuerteventura. Todos ellos forman parte del elenco de personajes que desfilan
por los pasajes de la historiografía aborigen canaria. Dámaso se nutre de su historia y de la
anécdota, la utiliza y la transforma en belleza plástica, en pura creación.
A la temática une una nueva técnica de trabajo cuyo elemento primordial es la cal, el
resultado es un efecto plástico en relieve escarificado, como escamillado y dotado de
tonalidades casi desvanecidas que nos recuerdan los frescos pompeyanos. La superficie
pictórica aumenta su densidad, adquiere una consistencia calcárea y un aspecto decrépito.
Estos personajes son sentidos por Dámaso a la manera de fresco arqueológico, con la cal en
fragmentación, agrietada, consigue esa textura inquietante, creando una atmósfera magicista y
fantástica poblada por seres inquietantes e intimistas.
La mitología canaria se encuentra en estos cuadros pero trascendida peculiar iconografía
plástica de Pepe Dámaso.
SERIE: “CABALLOS” (1980)
Dámaso sigue experimentando en esta serie con la técnica de ruina, sus lienzos semejan un
mural desmoronándose por la presión del tiempo, de la humedad o la polución. Esta técnica
tuvo sus precedentes en la utilización del mármol molido en vez de la cal, y los efectos eran
muy similares. Mediante esta técnica consigue hallazgos expresivos muy sugerentes, las
cabezas erguidas de los caballos se presentan como personalísimas ejecuciones de temas
cercanos.
SERIE: “BALOS O EL NACIMIENTO DEL MITO” (1986)
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Esta serie tiene como protagonista único el Aborigen de Balos (Gran Canaria): un hombre
esquemático, esencializado, dibujado sobre la piedra por un hombre de la edad de piedra. Este
hombre ya intentaba razonar con el arte, lo que le llena de misterio y magia. Así lo ve el
propio Dámaso que crea cuadros con fondos abstractos, ejecutados con refinadísimos colores,
sobre los que se dibuja la figura
En esta serie rinde culto a ese ámbito hechizado que aflora en las inscripciones de Balos.
El elemento simbólico es perceptible en cada cuadro, es un reencuentro desde la modernidad,
con el misterioso lenguaje de los artistas milenarios que grabaron su señal en aquella gran
roca de basalto. Dámaso sabe interrelacionar con originalidad los elementos expresivos en
cada uno de los cuadros con la técnica precisa, el planteamiento compositivo y pictórico y el
cromatismo seductor que se conjugan con el mito referencial.
SERIE: “DÁMASO A LORCA” (1987)
Dámaso se identifica con Lorca en esta serie de obras en las que además se inspira en el
marco que la acoge. El concepto general de esta serie se realiza a base de materiales pobres
pero con elementos de gran riqueza plástica: el arco nazarita, las yeserías moras, la geometría,
mosaicos, unidos a elementos técnicos que ya venía utilizando, como la pátina calcárea que
hace de estas obras una interpretación libre y cargadas de vitalidad creadora, que sobrepasa el
cuadro para evocar realidades trascendentes que aluden al personaje homenajeado.
“SERIE BLANCA” (1989)
En la que el Drago, árbol mítico de las Islas Canarias, lleno de resonancias sagradas y
ancestrales, se une a la ingenuidad y blancura del Siurell, estableciendo una vinculación entre
el Atlántico y el Mediterráneo. En estas obras de superficie agrietada, se acerca a la
abstracción y el blanco y el collage son los planteamientos que desarrolla.
SERIE: “HOMENAJE A FERNANDO PESSOA” (1996)
En 1996 recibe el Premio Canarias de las Bellas Artes, trabajando en un homenaje a
Fernando Pessoa.
En esta serie Dámaso sucumbe a la fascinación y el enigma del poeta lisboeta Fernando
Pessoa y también al entorno en el que habitó, las casas de colores, los tranvías, las escaleras,
esquinas en las que el poeta vivió. En esta serie rinde un homenaje al poeta y a la ciudad con
versiones plásticas particulares, un mundo transfigurado, un poeta y una ciudad que se funden
en una verdad plástica creada por él.
En algunas de estas obras bebe en las fuentes del pop, y otras en el modernismo,
imprimiendo su propia condición atlántica, su alegría lumínica y sus obsesiones mortuorias.
Imbuido del imaginario poético del poeta, Dámaso reimagina plásticamente este mundo y lo
hace suyo investigando en los conceptos de secuencia y movimiento.
SERIE: “DÁMASO A CUBA” (1997)
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Pepe Dámaso: pintor
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SERIE: “TRAGEDIAS ATLÁNTICAS” (2000)
Las referencias a lo afrocaribeño están presentes en sus obras desde muy temprano, los
rasgos negroides de los personajes retratados, las formas de ciertos objetos y diseños creados
por el artista tienen un componente formal de clara significación africana. No es de extrañar
que dos de sus últimas series tengan que ver con esta temática.
“DÁMASO A MANRIQUE” (2002)
La última exposición de Dámaso ha sido un homenaje a la figura de César Manrique. Un
reconocimiento de una amistad y un gesto de admiración que se plasma en una serie de
retratos en los que la figura de Manrique es reinterpretada plásticamente por Dámaso bajo una
óptica habitada por huellas culturales, cargadas de libertad y frescura plástica, en las que la
perfección técnica y la armonía del color refuerzan la ejecución del dibujo, del que hace
alarde su creador.
CONCLUSIÓN
Dámaso ha creado un espacio plástico propio, inconfundible. Es hoy uno de los pintores
más potentes y más enfrascados en su propio mundo de trabajos laberínticos. Su obra diversa
y compleja, a vueltas con lo oculto, lo olvidado, la memoria de la historia de su pueblo se
entrelazan con lo más universal del mundo del arte. Muchas de sus obras no ocultan una
dificultad de interpretación que no pasa inadvertida al contemplador, enfrentado a la belleza y
la razón estética que emanan. Aquellos iniciales intereses por los temas y símbolos mágicos,
los ritos ancestrales prehispánicos, los mitos y la muerte, adquieren hoy en Dámaso una
interpretación personal y metafórica.
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NOTAS
1 Obras de la exposición individual en el Casino de La Luz: Camino de la Palmita, El Roque, Marina de las
Nieves, Marina de las Nieves, Trigal, Marina de las Nieves, Camino de las Salinas, Marina de las Nieves,
El Roque partido, El Barranco, Atardecer en día gris, Las Merinas, Marina con Teide al fondo, Huerto de
las flores, Paisaje de Agaete, Carretera de las Nieves, Paisaje de Agaete, El Cantil, celebrada el 4 de
agosto de 1951.
2 Santana, Lázaro: Dámaso en Canarias 7, las Palmas de Gran Canaria, 1 diciembre de 1987.
3 Las obras fueron: Mujer bailando, Pareja bailando, Grupo de gente bailando, Pareja bailando, Pareja de
mujeres bailando, Trozo de multitud bailando, Pareja bailando, Pareja bailando, Un hombre bailando,
Multitud bailando.
4 Westerdahl, Eduardo: Dámaso en catálogo de la exposición del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa
Cruz de Tenerife, 1968.
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