ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS PRINCIPALES
CORRIENTES INMIGRATORIAS ESPAÑOLAS
HACIA CUBA: 1846-1898
MANUEL R. MORENO FRAGINALS
JOSÉ JOAQUÍN MORENO MAsó
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Mínima advertencia
A partir del último tercio del siglo XVIII y aproximadamente
hasta 1868, ningún otro país colonial del mundo exhibe un desarrollo
estadístico semejante al cubano. Es una época en que aun las
publicaciones literarias se llenan de cifras. Los números surgen
como el gran símbolo de una clase dominante cuyos valores han
pasado del reino del espíritu a la esfera concreta de las cosas cuantificables.
En cuanto a la calidad de las recopilaciones estadísticas
hay que reconocer que alcanzaron un apreciable nivel íecnico. Los
estadígrafos hispano/criollos fueron algo más que simples compiladores,
mostraron conocer la metodología científica de la época y
poseer un serio conocimiento de la literatura especializada. Esto que
hemos afirmado es válido para las estadísticas económicas y también
para las demográficas. Juan Pérez de la Riva, mediante estudios
comparativos y cotejos de diversas fuentes, demostró que los
censos cubanos de población no fueron inferiores a los que por la
misma época se levantaban en Europa, ni desde el punto de vista
metodológico ni en la confiabilidad de sus resultados.
En los países despoblados o poco poblados de América Latina
el concepto de emigración está estrechamente vinculado al de desarrollo
económico: los censos de población son en cierta forma censos
económicos. Esto a su vez se refleja en la forma de agruparlos
datos. Por ejemplo: en Cuba, como los canarios se consideraban una
población con determinadas condiciones laborales, a partir de
mediados de siglo se les tabula aparte de los peninsulares. A su vez,
los peninsulares son tabulados en grupo sin anotar las diferencias
regionales que no se estimaban significativas. Los grupos de edades
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tienen el mismo carácter laboral: 0-7 años (<<párvulos», en la terminología
de la época), con una mortalidad de catástrofe; 8-15 años,
en que los hombres carecen de valor como productores de mercancías
y las hembras no son reproductoras sociales; 16-60, comienzo y
final de la vida productiva y familiar. Más de 60 se consideran
ancianos (recuérdese que estamos en una época en que el promedio
de vida al nacer no pasaba de los 26 años y, si se arribaba a los 10
años, la esperanza de vida era 44). La clasificación de edades varió
bastante en distintas épocas y diversos censos. Las divisiones raciales
a su vez eran formas de delimitar sectores sociales, tan nítidamente,
como las clasificaciones de «esclavos» y «libres».
Para los objetivos del presente trabajo las cifras publicadas en
las memorias de los censos, son importantísimas, pero insuficientes.
De ahí la necesidad de complementarlas con otras numerosas fuentes
que exponen de manera más amplia el abanico de características
sociales. Así hemos utilizado libros parroquiales, libros de cementerios
(las recopilaciones de mortalidad ofrecen una riqueza informativa
tan amplia como las de la vida misma), censos económicos, etc.,
etc. Tratamos de ofrecer una visión global, comparativa, de las distintas
migraciones españolas, aunque concentrándonos en el
segundo tercio del siglo XIX. En la selección de las fechas' que
enmarcan nuestro estudio hemos obrado con un criterio simplemente
pragmático: se trata de la etapa sobre la cual poseemos mayor
información y, por tanto, son los años sobre los que podemos brindar
más datos inéditos. Tenemos la esperanza de, en un futuro,
cubrir completo el ciclo migratorio hacia Cuba: por ahora queden
estas páginas como un avance de la visión global.
Introducción
Cuba es una isla históricamente abierta a las corrientes inmigratorias.
Extinguida muy pronto la población aborigen, el desarrollo
económico-social se asentó en la inmigración: durante casi cuatro
siglos los conceptos de crecimiento ypoblamiento se han de manejar
como sinónimos. Durante los siglos XVIII y XIX, en todos los
estudios e informes que se elevan a la Corte, la queja general es la de
una isla vacía de habitantes donde cualquier labor -defensa, construcción
de fuertes, cultivos de manteñimiento y exportación,
extracción de minerales, etc .• etc.- son casi imposibles porque fal-
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tan «brazos». Naturalmente que la idea de «brazos» no siempre
implica un poblamiento racional mediante el establecimiento de
núcleos demográficos autosostenidos; por el contrario, en muchas
ocasiones lo que subyace es la id~a de importar hombres que ejecuten
las tareas de la producción. Esta es la razón por la cual desde
muy temprano se traen esclavos negros.
Para finales del siglo XVI y principios del XVII, en Cuba, la relación
cuantitativa fue de 10 hombres por cada 3 mujeres de los grupos
inmigrantes blancos. Sin embargo, un análisis regional muestra
que casi el 80% de estas mujeres procedían de Canarias y Andalucía,
mientras el resto de los grupos de inmigrantes estaban integrados
casi por hombres solos. Es decir, la inmigración canaria estaba
insertada dentro de la concepción de poblamiento, de enraizamiento
en las nuevas tierras. Es posible también que los canarios fuesen,
después de los andaluces, el grupo más numeroso de los inmigrantes
a Cuba en los tempranos años de la formación poblacional. Son muy
pocos los canarios registrados en los Catálogos de Pasajeros a
Indias, pero sí aparecen en los libros parroquiales y de protocolos, lo
que ha permitido a Alejandro de la Fuente García calcular que los
canarios representaban una magnitud del 25,6% del total de inmigrantes
a La Habana entre 1585 V 1645.
No es fácilmente explicable el proceso migratorio canario de
dichos años. Canarias es por entonces un archipiélago con problemas
muy semejantes a los confrontados en las Antillas Mayores.
Pierre Chaunu ha dejado un capítulo de brillante síntesis sobre el
papel de las Islas Canarias en el tráfico marítimo con América. Y
señala cómo ya en 1550 existe una pequeña colonia comerciante
canaria en Santo Domingo. Pero los lazos que unen a Canarias con
las Antillas son algo más: son lazos de sangre, derivados de la recoIonización
canaria de Santo Domingo a mediados del siglo XVI. «Se
trata de una población perfectamente adaptada a una economía
insular de implantación subtropical», agrega Chaunu. Cuba, al
suplantar el papel de Santo Domingo en el tráfico marítimo y la
defensa imperial americana, incorpora también el papel comercial y
poblacional canario. Es un hecho humano yen cierta forma también
biológico.
La Habana, también como Canarias, es ciudad sometida a los
peligros de las armadas enemigas lo que obliga a la continua fortificación
de su puerto. Pero mientras Canarias es la escala obligada en
la travesía hacia América, La Habana, por el contrario es la escala
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obligada de retorno. Expuesta a las enfermedades epidémicas que
también arriban en los navíos, más las endemias de España y
África, La Habana ha de ser uno de los puertos más insalubres de
América con una impresionante tasa de mortalidad. Quizás estos
factores, económicos, ambientales y biológicos expliquen la fusión
canario-cubana en un proceso de poblamiento en parte espontáneo y
en parte forzoso, «impuesta como un tributo de sangre -5familias
de 5 miembros cada una por cada 100 toneladas exportadas»(
Marrero XII, 18). No es casual que el primer documento literario
conocido en Cuba (Espejo de Paciencia) lo escriba un canario y el
primer relato histórico publicado por un cubano, se deba a la pluma
de un hijo de canario y mulata habanera.
En la segunda mitad del siglo XVII se inicia en Cuba y Santo
Domingo el proceso fundador de núcleos demográficos con familias
canarias. Desconocemos la fecha exacta en que se comienzan a
establecer en Cuba, pues desdichadamente no hemos encontrado
información al respecto en el Archivo Nacional de Cuba. Los documentos
más reveladores al respecto se hallan en los archivos españoles
y en las propias Canarias, a partir de los cuales se han escrito
los excelentes trabajos de Francisco Morales Padrón, Francisco
Castillo Meléndez, José Pérez Vidal, Julio Hernández García,
Lourdes Díaz-Trechuelo, etc. Ignoramos el número de pobladores
canarios asentados en las distintas regiones de Cuba a lo largo de los
siglos XVII y XVIII, Yen repetidas ocasiones hemos hallado contradicciones
entre las cifras de población que se ofrecen en documentos
oficiales y los resultados obtenidos al analizar los libros parroquiales
de la zona en cuestión. Lo parcial de las estadísticas que hasta
ahora hemos reconstruido, no nos permite en el presente trabajo
extendernos sobre un largo período. La primera cifra global concreta
la arroja el censo levantado en 1846 que señala 19.759 canarios
(14.336 varones y 5.423 hembras) frente a 27.264 peninsulares.
Para este año los canarios constituyen el grupo regional (español)
inmigrante más numeroso de Cuba. A partir de estas cifras es que
puede intentarse un análisis comparativo entre los canarios y los
demás grupos inmigratorios en Cuba.
Análisis global
Desde inicios del siglo XIX la sacarocracia criolla de Cuba
expresó una preocupación muy seria con respecto al hecho de que la
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gran cantidad de esclavos que estaban siendo introducidos determinaría
a medio plazo un peligroso desbalance entre el número de
pobladores blancos y negros. Fue ésta una razón más para que la
Junta de Fomento y la Real Sociedad Económica promovieran proyectos
y organizaran instituciones destinadas al fomento de la
población blanca. Durante la primera mitad del siglo XIX el buscado
predominio cuantitativo del sector blanco fue cada vez más precario
debido al auge de la trata de esclavos. En la zona occidental del
país, donde dominaba la economía de plantación, fue haciéndose
evidente el acelerado incremento de la población negra, que quedó
reflejado en los censos de población de 1817, 1827 Y 1841. Este
último censo, que dividía la isla de Cuba en tres grandes departamentos
(Oriental, Central y Occidental) arrojó una población «de
color» de 425.291 contra 418.291 blancos. A escala global, el predominio
numérico negro sobre los 'blancos era menor del 1%: sin
embargo en el Departamento Occidental, donde se asentaba la esencial
riqueza azucarera cubana, la relación era de 315.389 negros y
mulatos contra 244.023 blancos.
En un país cuya economía estaba asentada en la esclavitud de
los negros, y un hondo prejuicio racial dividía la sociedad en dos
grandes sectores antagónicos diferenciados entre sí por el color de la
piel, las cifras del Censo de 1841 fueron como un detonante que
movilizó a gran parte de los grupos dominantes en el sentido de
poner un freno a la ilegal trata negrera, y al mismo tiempo abrir el
país a otras migraciones no africanas. Bajo el gobierno conservador
del capitán general Gerónimo Valdés (1841-1843), la trata fue efectivamente
perseguida, y la población negra esclava, que se incrementaba
gracias a la inmigración continua, comenzó a descender.
En 1846, el nuevo capitán general Leopoldo O'Donnell hizo levantar
otro Censo de Población de la isla de Cuba cuyas cifras reflejaban
un importante aumento de la población blanca y estancamiento
o disminución (según las distintas regiones) de los negros y
mulatos.
Como era de esperarse, el nuevo censo resultó altamente polémico:
sus autores fueron acusados de falsear los resultados reales
persiguiendo fines políticos de ocultar el contrabando negrero en el
cual estaban comprometidas altas personalidades oficiales. Sin
embargo, independientemente de una posible sub-enumeración de
los negros y sobre-enumeración de los blancos (que no podemos
probar en la actualidad), hay un hecho real: la diferencia entre las
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cifras de esclavos enumerados en 1841 y 1846 se corresponde con
relativa exactitud a la disminución real que debió experimentar en
estos años la población negra esclava. Un estudio demográfico de
las plantaciones demuestra que la población esclava decrecía anualmente
a una tasa mínima del SO por mil, por la alta mortalidad, el
gran desequilibrio en la relación porcentual de sexos, y la baja
fecundidad de la mujer negra en servidumbre: pero entre 1790 y
1840 la introducción masiva de esclavos superó con creces esta disminución.
De todos modos la cuestión demográfica tenía en la época
un gran contenido político y las polémicas sobre la validez del censo
fueron violentas: pero no obstante las impugnaciones, estimamos
que es un punto de partida aceptable, a falta de otro mejor, para un
análisis comparativo de los distintos grupos migratorios a Cuba.
El citado Censo de 1846, es el primero que diferencia la población
blanca de Cuba, según su naturalidad, y publica estas cifras
ofreciendo la siguiente relación:
CUADRO 1
Isla de Cuba
Población española, no nacida en Cuba (1846)
Clasificada por Departamentos
Occidental Central Oriental
V H V H V H
Peninsulares 19.302 2.455 3.063 204 2.104 123
Baleares 7 3 3
Canarios 12.123 4.802 1.664 374 549 247
Total 31.432 7.260 4.730 578 2.653 370
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Resumen
Varones Hembras Total %
Peninsulares 24.469 2.782 27.251 57,95
Baleares 10 3 13 0,04
Canarios 14.336 5.423 19.759 42,01
Total 38.815 8.208 47.023 100,00
Fuente: Cuadro Estadístico, 1847.
Éste es el primero de los censos levantados en Cuba que, al
publicarse, diferencia la población blanca por el lugar de origen,
aunque sea en los grandes grupos de extranjeros, criollos (españoles
nacidos en Cuba), peninsulares, balear~s y canarios. Hasta entonces
sólo se mantenían las categorías clásicas por razas (blancos, pardos
y morenos) y categoría social (libres y esclavos). El Censo siguiente
(1862) ha de enriquecer aún más estas clasificaciones. Varios de los
censos y padrones anteriores a estos dos, recogieron informaciones
sobre el lugar de origen de la población blanca: pero no la
publicaron.
En la década del 40 el interés primordial del censo parece ser
económico-social: conocer las características regionales del pobla~
miento de Cuba, el número de esclavos y el balance de razas. Aunque
existe también un definido interés político: la relación cuantitativa
criollo/español en una isla donde débiles pero crecientes
movimientos separatistas van poniendo en duda el lema oficial
de «la siempre fiel». En la década del 60 el factor político ha
cobrado mucha más fuerza y los datos sobre el origen de la población
son más minuciosos aún.
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Puede afirmarse que durante las tres primeras décadas del
siglo XIX la inmigración blanca hacia Cuba tuvo un carácter espontáneo
provocado por los clásicos factores de expulsión y atracción.
Por el contrario, a partir de los años 30, a la inmigración espontánea
se suman acciones migratorias organizadas (el gran negocio de la
migración), cada vez más cuantiosas. Un análisis de la composición
de la población blanca habanera, para el período 1800-1830, estimada
a partir de los libros parroquiales de las iglesias, nos permite
aventurar, entre otras, las tres siguientes conclusiones:
1.- A principios de siglo, y como resultado del gran boom
económico azucarero, se asentaron en La Habana numerosos peninsulares,
franceses y norteamericanos. La población blanca masculina,
adulta, no nacida en Cuba, era más numerosa que la criolla de
las mismas características (posiblemente 62% contra 38%). Si tenemos
en cuenta que los varones, adultos, son quienes dirigen la política
y la economía en la época, puede decirse que La Habana era, en
cierta forma, una ciudad extranjera.
2.- Para esta época (1800-1815), la colonia peninsular habanera
estaba compuesta en más de un 30% por catalanes y un 25%
de vascos: entre ambos dominaban el comercio local, compitiendo
con una migración norteamericana, más numerosa aún que la catalana.
Detrás de estos grupos, en número, aunque no en importancia
económico-social, estaban canarios, gallegos y andaluces. Aunque
muy alta en valores relativos, en valores absolutos estimamos que
para estos años debieron vivir en La Habana unos 1.400 catalanes,
1.200 vascos, unos 800 gallegos, andaluces y 500 canarios. Los
demás grupos inmigratorios peninsulares eran relativamente pequeños.
3.- A partir de la década del 30, la corriente inmigratoria
vasca fue disminuyendo. Hubo una muy fuerte inmigración gallega
iniciada en los años 20 y también comenzÓ a crecer sensiblemente
la inmigración canaria. Hasta los años 40, los catalanes continuaron
siendo el grupo migratorio peninsular más numeroso de La Habana
y, posiblemente de Cuba. En 1845, José de Esteva y Grops, Marqués
de Esteva de las Delicias (hombre clave dentro de la esfera oficial
y por cuyas manos pasaron todos los resultados de los censos de
1841 y 1846, incluyendo los no publicados) estimaba que en Cuba
residían unos 15.000 catalanes.
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En pocos momentos históricos como las décadas de 1830 y
1840 se dieron, simultáneamente, en la Península, Canarias y Cuba
factores complementarios de expulsión/atracción. Los factores de
expulsión en la península son conocidos y sobre ellos se ha hecho
gran énfasis en los estudios sobre el desmoronamiento del antiguo
régimen. Respecto a la Península, el censo de población de la Isla
de Cuba levantado en 1846 habla de que «... la guerra civil española de
1833 a 1839 produjo una intensa migración ...» y agrega que ade- .
más debe tenerse en cuenta a los «españoles expulsados de
México», y a los expulsados también del resto del continente americano,
agregamos nosotros.
Respecto a Canarias, hasta 1825, aproximadamente, puede
afirmarse que las relaciones comerciales Canarias-Cuba mantuvieron
un importante nivel y el propio comercio Canarias-USA se
basaba en gran parte en la relación cubana. Pero a partir de dicho
año se inicia un declive económico de gravísimas consecuencias
donde la emigración hacia América comienza a ser una solución, no
sólo para los ciudadanos canarios, sino para los empresarios navales
«que solían sustituir con pasajeros sus mermados fletes». (Millares
Cantero, 1982). Oficialmente, entre 1822 y 1831, la emigración
canaria hacia América fue de 1.873 (1.550 varones y 323 hembras).
También oficialmente (desconocemos las cifras reales) entre
1835 y 1840 arribaron, sólo al puerto de La Habana, 7.475 canarios.
(Revista de los Canarios, y Hernández García, 1982).
La emigración canaria era la alternativa a una economía cada
vez más precaria. Sin embargo es importante tener en cuenta una
observación: el hambre, como factor generador de emigraciones,
sólo actúa dentro de determinadas condiciones. Existen decenas de
sociedades aguijoneadas por terribles urgencias económicas y que
no acuden a la válvula migratoria. Es decir a la presión económica
hay que agregar factores socioculturales, una determinada dimensión
psicológica y una coyuntura favorable. La emigración canaria a
Cuba era lógica en una sociedad también insular, instaurada en el
mismo tradicional camino marinero y con tres siglos de estrechas
relaciones comerciales y humanas.
Los factores de atracción de Cuba eran especialmente poderosos.
Hay que señalar que en 1829 Cuba pasó a ser la primera exportadora
mundial de azúcar de caña, que a su vez era el primer
producto básico del comercio internacional. Además, la Isla era
también primera exportadora de mieles finales, aguardiente de caña
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y café. De este último producto se mantuvo entre los tres primeros
exportadores mundiales hasta 1842. Además, durante toda la década del
30fue una extraordinaria exportadora de cobre, miel de abejas, cera y reinició
un creciente desarrollo tabacalero. Finalmente, hay que considerar
que durante estos años España ocupó un puesto muy importante
como compradora de productos cubanos, aunque el primer lugar lo
tuvo Estados Unidos. El intercambio comercial fue un importante
nexo de relación social. La forma en que estos factores de
expulsión/atracción cambiaron el balance poblacional cubano entre
1846 y 1862, puede verse comparando el siguiente cuadro II
con el anterior.
CUADRO 11
Isla de Cuba
Población española, no nacida en Cuba (1862)
Peninsulares
Canarios
Total
Fuente: Censo (1862).
Varones
58.293
32.082
90.375
Hembras
9.269
16.470
25.739
Total
67.562
48.552
116.114
Entre 1846 Y1862, la población peninsular en Cuba pasará de
27.264 (incluyendo los baleares) a 67.562 o sea un incremento
absoluto de 40.268: a su vez los canarios saltan de 19.759 a 48.552
que supone un aumento de 28.793. Un cálculo hecho a partir de los
índices de mortalidad de los inmigrantes en la época, en el primer
año de llegada, más la tasa de mortalidad en los años sucesivos, y
suponiendo un índice de retomo anual del 3%, nos daría en cifras
redondas un valor necesario de 70.000 inmigrantes peninsulares y
50.000 canarios, entre 1846 y 1862, lo que representa un flujo anual
promedio de unos 3.600 inmigrantes peninsulares y 3.000 canarios
durante el período.
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Este proceso inmigratorio, que hemos calculado, de unos
120.000 peninsulares y canarios en 16 años (1846 a 1862) para
unos 7.500 anuales parece ser el resultado combinado de los mecanismos
autónomos de migración más la política metropolitana de
<<españolización» de la Isla. En efecto, el año de 1846 (casualmente
la fecha del censo que sirve de base inicial a nuestros cálculos)
marca el momento de ruptura en la relación global del comercio
Cuba-España y Cuba-Estados Unidos. A partir de esta fecha el
comercio cubano con Norteamérica crecerá rápida e ininterrumpidamente
hasta 1892, mientras el mantenido con España quedará estacionado
en valores absolutos. En la medida que fue mayor el
desfasaje entre ambos comercios, fue también mayor la penetración
norteamericana en Cuba, y cada vez más difícil de integrar la economía
y la política cubana al concierto metropolitano. El conflicto económico
se expresó en disyunción política: en los años 40 se organizaron
movimientos de anexión de Cuba a los Estados Unidos,
y en la década siguiente tuvieron lugar las expediciones armadas de
Narciso López, quien fue hecho prisionero y ejecutado en garrote vil
en 1852.
Los acontecimientos delinearon, entre otras muchas medidas,
el intento de «españolizar» a Cuba en su forma más objetiva y elemental:
trayendo españoles. Como esta situación política estaba
apoyada por los señalados factores económico/sociales de atracción
y expulsión complementaria del proceso migratorio, muy pronto surgieron
numerosos proyectos de «colonización» que se desenvolvieron
con variado éxito. El impulso demográfico parece fue creciente
durante la década del 50.
Análisis comparativo
A) Región de asentamiento en Cuba
El censo de 1846 utiliza la división territorial de la época consistente
en 3 grandes departamentos, Occidental, Central y Oriental,
con 12,9 y 7 jurisdicciones respectivamente, para un total de 28. El
censo de 1862 se ajusta a la nueva organización del territorio, con
sólo dos departamentos y 32 jurisdicciones (24 el Departamento
Occidental y 8 el Oriental). Por lo tanto, para poder llevar a cabo un
análisis comparativo nos hemos visto obligados a una minuciosa
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492 Manuel R. Moreno Fraginals - José Joaqu ín Moreno Maso
reconstrucción de los datos de dicho censo, ayudados además por
otras fuentes que utilizaron la información censal recogida pero no
publicada en las memorias, y también mediante la retabulación de
varios miles de planillas originales de enumeración que, casualmente,
se han conservado. Finalmente hemos reorganizado la información
agrupando las jurisdicciones de 1862 en tres regiones
correspondientes a los departamentos del censo de 1846. Este ajuste
no es exacto, pero su error debe ser muy pequeño (menos del 5%).
Naturalmente en el esfuerzo de reconstrucción estadística sólo pudimos
acopiar un 75%, aproximadamente, de la información total: por
lo tanto las cifras que a continuación ofrecemos deben tomarse
como estimadas a partir de una encuesta por muestreo, aunque la
muestra es tan alta que respecto a la Isla en general llena sobradamente
las condiciones de suficiente y representativa, y respecto a la
mayoría de las jurisdicciones no debe considerarse «muestra» sino
totalidad del universo estudiado. Esto explica también las diferencias
entre los totales de los cuadros II y IlI.
CUADRO III
Isla de Cuba
Población española. no nacida en Cuba
Reordenamiento y retabulación parcial del Censo (1862)
Reclasificada por departamentos
Occidental Central Oriental
v H v H v H
Peninsulares
Baleares
27.748 2.657 8.842
668 89 85
377 5.040
10 112
394
19
Canarios 15.976 9.177 6.527 2.729 2.813 1.008
Total 44.392 11.923 15.454 3.116 7.965 1.421
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Resumen
Varones Hembras Total %
Peninsulares 41.630 3.428 45.058 53,47
Baleares 865 118 983 1,17
Canarios 25.316 12.914 38.230 45,36
Total general 67.811 16.460 84.271 100,00
Fuente: Ver apéndice de Bibliografía y Fuentes.
En general, los años de 1840 a 1868 fueron en Cuba de enorme
crecimiento azucarero, y aunque se produjo la ruina cafetalera hubo
un impresionante ensanche de la producción y comercio del tabaco.
Surgieron centenares de pequeñas y medias industrias, algunas de
ellas complementarias de los ingenios azucareros -tonelerías,
fabricación y reparación de hormas para purgar el azúcar, fundiciones,
destilerías, etc.- otras relacionadas con el tabaco, y muchas de
ellas respondiendo a las necesidades de una alta oligarquía enriquecida
y una potente clase media. Hubo igualmente un extraordinario
ensanche del sector de servicios: ferrocarril (uno de los primeros
del mundo), telégrafo (en la década del 50 ya estaba comunicada
toda la Isla yen el 60 se establecía la comunicación internacional),
servicio de comunicaciones urbanas (La Habana llegó a ser el país
de mayor número de coches per caput) etc., etc. Y por último, aunque
no lo último, se produjo un verdadero boom de edificaciones
urbanas y obras de la infraestructura (calles, alcantarillado, agua,
luz ... ). En general puede afirmarse que se abría continuamente un
amplio mercado de trabajo, mejor pagado que en España y Canarias,
aunque también el costo de la vida era muy superior.
También hay que señalar un hecho social sumamente importante.
En la década del 30, los escritores racistas, como José Antonio
Saco, se quejaban amargamente de que las «artes y oficios
» estuviesen en manos de los negros. Pero especialmente a
partir de la famosa Sublevación de la Escalera (1844) tanto la oligarquía
criolla como los gobernantes peninsulares llevaron a cabo
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una labor sistemática de desplazamiento de los trabajadores negros
por inmigrantes blancos. El caso de los cocheros es sintomático: en
1832todos eran negros y mulatos, en 1862 eran blancos. La preferencia
por los blancos abrió numerosas puertas a los inmigrantes:
ser blanco, en esta sociedad, era en sí un oficio bien pagado.
Por último, un factor decisivo: el gran crecimiento económico
de Cuba en los años antes indicados, no fue sólo Habanero-Matancero
(la gran zona plantadora de la primera mitad del siglo) sino
que se extendió por el occidente creando grandes cultivos tabacaleros,
y hacia el centro y oriente de la Isla. Ahora bien, como las
regiones de nuevo crecimiento estaban situadas en zonas semidespobladas,
este crecimiento hubo de ser forzosamente sobre la base
inmigratoria. En números absolutos la población canaria de los
departamentos Central y Oriental saltó de 2.843 a 13.077, equivalente
a un aumento del 460%; en el Departamento Occidental el
aumento fue sólo del 148,6%. En síntesis, hasta los años 40, más
del 82% de la inmigración se asentaba en la zona occidental de la
Isla. Esta tendencia cambió a mediados de siglo entre los inmigrantes
canarios y, por ejemplo, en Holguín (Departamento Oriental),
entre 1846 y 1862, la población canaria saltó de 106 inmigrantes a
3.387. Al mismo tiempo otros miles lo hicieron hacia las jurisdicciones
de San Juan de los Remedios, Sagua la Grande, Puerto Príncipe
y Nuevitas (todas en el Departamento Central). En estas cuatro
jurisdicciones el total de canarios pasó de 919 a 6.304. Los peninsulares,
por su parte, siguieron prefiriendo las grandes zonas urbanas:
La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba.
B) Por región de origen
Como es lógico, los factores de atracción y expulsión no se proyectaron
en forma igual hacia todas las regiones españolas y, por
tanto, la composición porcentual de los grupos canario y peninsulares
en Cuba, para el año de 1862 (primero del cual tenemos estadísticas
válidas) es como sigue:
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Analisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias ... 495
CUADRO IV
Isla de Cuba
Población peninsular y canaria (1862)
Valores absolutos y relativos, por regiones de origen
Estimados sobre una muestra total de 80.101 casos
Región Varones Hembras Total %
Asturias 9.825 300 10.125 20,35
Cataluña 9.269 851 10.120 20,34
Galicia 9.343 384 9.727 19,55
Andalucía 4.163 683 4.846 9,73
Santander* 4.665 155 4.820 9,70
Vascongadas 3.628 215 3.843 7,00
Baleares 1.397 190 1.587 3,18
Castilla la Vieja 1.338 75 1.413 2,84
Navarra 968 42 1.010 2,03
Valencia 756 50 806 1,62
Aragón 582 60 642 1,29
Castilla la Nueva 547 60 607 1,22
Murcia 320 18 338 0,67
Extremadura 238 6 244 0,48
a León 7 7
Subtotal 47.046 3.089 50.135 100,00
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496 Manuel R. Moreno Fraginals - Jase Joaqu in Moreno Maso
Isla de Cuba
Población peninsular y canaria (1862)
Valores absolutos y relativos, por regiones de origen
Estimados sobre una muestra total de 80.101 casos. (Cont.)
Región Varones Hembras Total %
Peninsulares** 15.353 2.434 17.787
Total peninsulares 62.399 5.523 67.922 58,00
Canarios 31.913 16.279 48.192 41,50
Total general 94.312 21.802 116.114 100,00
* Aunque dentro de la organización territorial de la época Santander formaba parte
de Castilla, nosotros la -tabulamos aparte porque tiene uña especificidad
migratoria distinta.
** Dentro de este epígrafe están incluidos todos los que aparecen registrados como
peninsulares. sin otra especificación regional. También se incluyen 127 identiticados
como Castilla sin precisar más la región.
Fuente: Tabulación de datos censales no publicados en las memorias del Censo de
1862.
El cuadro anterior revela los grandes cambios experimentados
a mediados del siglo XIX en la composición regional de los inmigrantes.
Como hemos visto antes, hacia el año de 1862, la canaria continúa
siendo la más numerosa de las migraciones blancas que se
asientan en Cuba, superada sólo por la inmigración peninsular (considerada
esta última globalmente y no como suma de sus diversas
regiones). También la migración canaria es ligeramente superior al
total de todos los otros inmigrantes blancos sumados: Estados Unidos,
Francia, Italia, etc., etc.
En general puede hablarse de un síndrome migratorio en
cadena. A partir del momento en que en una determinada región en
desarrollo se organiza un núcleo poblacional de inmigrantes con un
origen común, se incrementa la corriente migratoria del mismo tipo
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 497
y hacia el mismo lugar. Algo así debió ocurrir con los canarios de la
zona de Holguín. Otro ejemplo lo ofrecen los catalanes y vascos que
dominaron el comercio habanero a fines del siglo XVIII y durante la
primera mitad del XIX constituyendo núcleos cerrados poderosos
que ejercieron una gran atracción sobre las regiones de Cataluña y
Vascongadas. Naturalmente que esto tiene mucho que ver con el
concepto de la organización familiar de las empresas económicas,
que estudiamos en el siguiente epígrafe.
En el año de 1862, la población asturiana en Cuba ha igualado
la catalana. Por su parte la migración gallega muestra un impetuoso
índice de crecimiento. En general, la inmigración galaicoasturiana
parece haberse acelerado cuando la nueva Ley de
Reemplazos de 1856 eximió de fianza a los jóvenes peninsulares
que emigraban a Cuba. El 14 de enero de 1861, el diputado a Cortes
por Asturias, Méndez Vigo, planteó dramáticamente la situación
económica de las provincias del noroeste español y ofreció cifras
que calificó de «recogidas con escrupuloso cuidado» (aunque sin
aclarar la fuente de donde las había tomado) según las cuales ascendía
a 16.000 el número de jóvenes asturianos salidos anualmente
para América, «cuya mayor parte va a Cuba». Y estimaba, empíricamente,
que moría un tercio al arribar, que cinco años más tarde ya
había fallecido otro tercio, y que a los cinco años sólo quedaba un
quinto de la cifra inicial. Después, entraba en datos más precisos: en
el año de 1860, en Asturias, entraron en sorteo de quintas 5.566
mozos de 20 a 25 años, para un grupo de 2.101. Pero ingresaron
sólo 1.625, porque 470 ya habían emigrado. Es decir, el 23% de los
jóvenes a quienes tocó el sorteo ya habían escapado del servicio
militar.
Continuando con su argumentación Méndez Vigo señaló que
desde Cuba era <<muy facil» (textual) enviar un certificado de «inutilidad
». Hubo interpelación al Ministro de Gobernación y se pusieron
de relieve dos hechos significativos. Primero, que por la Ley, los
buques sólo podían transportar un pasajero por tonelada vacía, después
de descontar la carga y la aguada (por cierto ésta era la misma
norma de los barcos negreros a principios de siglo). Pero los armadores,
según Méndez Vigo, no cumplían esta reglamentación (tampoco
lo hicieron los negreros). Y señaló el caso particular de un
navío de 300 toneladas que después de la carga y el agua, embarcó
300 emigrantes. En segundo lugar se puso de relieve la situación
«bastante triste» (sic) de las tierras que no producen para que los
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
498 Manuel R. Moreno Fraginals - José Joaquú¡ Moreno Maso
labradores alimenten a sus hijos, y que después que el mayor se va a
la labranza, los restantes miran hacia América como única vía de
buscar sustento. Y también para huir de las quintas: esto último no
se planteó de modo explícito, pero quedó implícito en su discurso.
El hecho concreto fue que el antiguo predominio catalán en
Cuba fuera borrado por la creciente ola migratoria galaico-asturiana
en la década del 60. Respondiendo al síndrome migratorio en
cadena, los asturianos se establecieron preferentemente hacia el interior
de la Isla, en lugares donde ya había estables colonias de naturales de
Asturias: los gallegos lo hicieron preferentemente en la capital. Por
eso, en La Habana, en la citada década del 60, los gallegos constituyen
la mayor colonia peninsular (un 35% de todos los peninsulares),
los asturianos la segunda (29%) Y los catalanes la tercera (13%).
Sin embargo, a nivel global, en toda la Isla, y para esta época, los
asturianos predominan numéricamente. Aunque hubo gallegos y
asturianos que acumularon una gran riqueza en la colonia, esta inmigración,
como conjunto, no tuvo la ascendencia económica global de
catalanes y vascos. Campeones de la voluntad, dominaron el pequeño
comercio y determinados sectores artesanales.
La colonia andaluza, como siempre, continuó siendo muy
numerosa. Los santanderinos merecen una mención especial. Estos
«montañeses» -así se les llamó corrientemente en Cuba- tuvieron
siempre una intensa comunicación con la Isla, incrementada por el
hecho de ser Santander el centro fundamental de molturación del
trigo castellano y Cuba el mercado preferencial de las harinas españolas,
gracias al proteccionismo arancelario impuesto. Establecidos
principalmente en las ciudades portuarias cubanas (La Habana,
Matanzas, Sagua, Cienfuegos y Santiago de Cuba), dan la impresión
de haber sido el grupo empresarial más activo, después de catalanes
y vascos. Como colectividad regional, mostraron una
excepcional solidaridad en la defensa de los intereses comunes, y
fueron un poderoso grupo de presión.
Los vascos, aunque disminuida la importancia que tuvieron a
principios de siglo, puede decirse que hacia 1862 continuaban
siendo una fuerza económica y, sumados a los navarros, un importante
sector migratorio. La fuerza económica de los vascos fue muy
superior a su significación numérica dentro del complejo poblacional
cubano.
De la presencia catalana en Cuba pudiera hablarse muy largamente.
Parece indudable que la década del 40 fue el momento del
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 499
máximo auge catalanista en Cuba. Fueron tantos y tan poderosos
que, a veces, como en un juego, la Sociedad de Beneficencia de
Naturales de Cataluña, se daba el lujo de elegir la nueva directiva
procurando que todos tuviesen el mismo nombre de pila; y así hubo
la directiva de los loan, de los Francesc y de los Jaume. Fue ésta la
época de los Samá, Torrents, Grops, Blanxart, Conill, Carbonell,
Martorell, Massó, Vilardebó y otras decenas de apellidos catalanes
que aparecen continuamente en los protocolos notariales, dominando
las actividades económicas de la Isla. Por entonces, el
racismo de los criollos dominados económica y políticamente por
los catalanes crea la famosa frase falsamente atribuida a los negros
de <<quién fuera blanco, aunque fuera catalán». También por
entonces al grupo de presión gobernante que giraba alrededor del
Capitán General se le llamaba !<el Partido Catalán».
Es posible que a partir de la década del 50 se comenzase a producir
una cierta disminución de la migración catalana hacia Cuba.
Esta disminución absoluta, sumada a las grandes oleadas de canarios,
gallegos y asturianos, va a producir pronto un desbalance relativo
de estos grupos. Creemos que, después de 1860, el monto anual
de los nuevos inmigrantes catalanes resultó insuficiente para reponer
la erosión demográfica determinada por la mortalidad y el retorno.
Pero no obstante esta disminución, el grupo de presión catalán continuó
siendo una importante fuerza política dentro de la institucionalización
oficial de la colonia. Los inmigrantes catalanes constituyeron
el único grupo étnico con un definido programa de política
colonial.
Las sociedades regionales como el «Centro Gallego», el «Centro
Asturiano», el «Centro Vasco» y las distintas entidades canarias,
constituidas todas muy tardíamente en la década del 80, fueron
instituciones de ayuda mutua donde la solidaridad étnica era un
apoyo para vencer las dificultades del medio. Pero la <<Sociedad de
Beneficencia de Naturales de Cataluña», el «Centre Catalá» y la
prensa catalanista fueron mucho más que eso. Fueron, por una
parte, organizaciones que reforzaron el marco de referencia de los
antepasados redescubriendo y reconstruyendo la herencia etnocultural.
Y por encima de este aspecto que pudiera considerarse común a
todos los grupos migratorios hay que reconocer que los catalanes,
vistos como grupo de presión dentro de la política colonial metropolitana,
mostraron un nivel superior de comprensión del conflicto
nacional y señalaron la necesidad de unas relaciones Cuba-España
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
500 Manuel R. Moreno Fraginals - José Joaquin Moreno Maso
mucho más racionales que las existentes. Las medidas que propusieron
revelan un sector con plena conciencia de la nueva etapa económica
a que se estaba arribando y en la cual los métodos del
colonialismo español estaban obsoletos. Estas medidas, de haberse
adoptado, es posible que no hubiesen modificado el proceso histórico
ya irreversible, pero quizás hubiesen prolongado el dominio
español en Cuba y facilitado una transición menos sangrienta y
desgarrante.
C) Sexo y edad de los grupos migratorios
El análisis de las estadísticas migratorias desde el siglo XVI
hasta finales del siglo XIX, conduce a una conclusión general: la
migración peninsular hacia Cuba fue, en impresionante mayoría, de
hombres solos. La migración canaria, por el contrario, tuvo un relativo
carácter familiar. Éstas no son simples conclusiones cuantitativas
sino afirmaciones de trascendencia cultural. La proporción en
que arribaron a Cuba hombres y mujeres de la Península y de Canarias,
a mediados del siglo XIX, puede verse en el siguiente cuadro,
donde ofrecemos en valores porcentuales las cifras ya expuestas en
valores absolutos en el cuadro IV. Para no extendernos en datos no
significativos, tomamos sólo las primeras siete regiones de la Península,
que suman el 90% de los peninsulares residentes en Cuba, y
agregamos los canarios:
CUADRO V
Isla de Cuba
Relación porcentual de sexos
Principales grupos migratorios
Región Varones Hembras Total
Asturias 97.04 2.96 100.00
Cataluña 91.59 8.41 100.00
Galicia 96.05 3.95 100.00
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 501
Región Varones Hembras Total
Andalucía 85.92 14.08 100.00
Santander 96.79 3.21 100.00
Vascongadas 94.40 5.60 100.00
Promedio total 93.82 6.18 100.00
Canarias 66.22 33.78 100.00
Total general 77.83 22.17 100.00
En el caso peninsular se puede señalar que, conformada la
migración casi por hombres solos, con la idea subyacente de retorno
al país natal, la gran mayoría de estos inmigrantes no crearon familia
en Cuba o, si la crearon, fue casándose con criolla. Como tercera y
cuarta opción quedaba el traer esposa de España o formar una parafamilia
amancebando con blanca o mulata criolla, perteneciente a
los sectores más pobres de la sociedad donde se diluían los prejuicios
de la virginidad y el necesario casamiento legítimo. No es posible
analizar estadísticamente el comportamiento de estas cuatro
opciones. Además, aunque hay una serie de características comunes
a todos los grupos regionales de la Península, hay también aspectos
con marcadas diferencias. El estudio de los libros parroquiales
de La Habana, sumado al análisis de datos censales y relaciones de
inmigrantes desembarcados, nos permite acercar los siguientes estimados
válidos, exclusivamente, para el quinquenio 1862-1866 y
para los seis (6) grupos indicados que conforman casi el 90% de la
total emigración de la Península a Cuba. Procediendo al análisis, en
orden descendente de acuerdo a la magnitud migratoria:
1. Asturianos. Constituyen el grupo migratorio peninsular más
numeroso de la época, dirigido tanto hacia Cuba como hacia otros
países de América Hispana. Son también el grupo migratorio más
joven de los arribados a Cuba en la época, con un 4% de varones de
10-14 años y un 12% en la escala de 15-19 años. Esto significó un
23% de inmigrantes asturianos menores de 20 años (casi una cuarta
parte!!!). La edad promedio de los asturianos residentes en La
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
502 Manuel R. Moreno Fr4ginals - Jase Joaquín Moreno Maso
Habana era de 33 años. En el análisis del promedio de edad de los
inmigrantes residentes, debe tenerse siempre en cuenta que, como
no hay población de niños y adolescentes (0-14 años) que compense
la media aritmética -el caso asturiano es excepcional-los resultados
son muy superiores de los que ofrece una sociedad con una normal
pirámide de edades. Para esta época los asturianos constituyen
el grupo regional más joven de todos los residentes en Cuba.
Continuando el análisis tenemos que el 79% de los varones,
mayores de 20 años (>=20) son solteros, el 16% casados y el 5%
viudos. Ahora bien, si 16 de cada 100 asturianos residentes en La
Habana son casados y sólo hay 3 mujeres asturianas por cada 100
hombres, es obvio que como mínimo el 81% de los hombres asturianos
casados lo están con mujeres que residen en la Península, o con
criollas en Cuba, o una combinación de ambas posibilidades. En
síntesis, las esposas de estos hombres o son criollas, lo que respalda
nuestras afirmaciones anteriores, o están en España, lo que revela un
matrimonio con mar por medio, basado en los envíos de dinero de
América y con la idea fija de retorno «al terruño». Por otra parte el
98% de las mujeres mayores de 20 años son casadas o viudas, mostrando
que sólo emigran como esposas. Se trata de matrimonios sin
hijos, o que viajan sin ellos, pues casi no hay asturianos menores de
10 años.
Esto plantea una conclusión que afecta en mayor o menor
medida a todos los grupos regionales peninsulares de inmigrantes.
El proceso de redescubrimiento y reconstrucción de la herencia cultural
de la región de origen sólo puede tener lugar dentro de la familia,
que es a fin de cuentas la unidad básica de la actividad social.
Pero este proceso no podía llevarse a cabo cuando la madre era criolla,
ya que los niños pasan sus años formativos en estrecha relación
con la madre que es la que transmite junto a los valores y patrones
de comportamiento, las tradiciones que conforman la base etnocultural.
Así, el niño al crecer se transformaba culturalmente en criollo.
La famosa frase nacionalista, <<los españoles pueden tener en Cuba
todo lo que quieren, excepto hüos españoles», resultó cierta.
2. Catalanes. Conforman el segundo grupo en importancia
de los inmigrantes peninsulares. En los años de 1862-1864 constituyen
el sector migratorio residente en Cuba «más viejo», en el sentido
de la más alta edad promedio: en efecto el 56% tienen 40 años o
más, para una media de 45.13 años. Este impresionante envejeci-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 503
miento de la colonia catalana debió originarse en el hecho de haber
sido durante más de medio siglo el grupo inmigrante más numeroso,
y también al altísimo promedio de los que casan con criolla y enraízan
en Cuba. Esta última afirmación es fácil de probar: peninsulares
y canarios, para contraer matrimonio en Cuba, debían iniciar un
expediente en el arzobispado. Cuantificados los «expedientes ultramarinos
» en el período 1834-1843, encontramos que más de un
50% corresponden a catalanes. Esto explica que el 53% de los catalanes
residentes con 40 años y más (>=40) estén casados. Ningún
otro grupo migratorio peninsular ofrece estas características. Por
otra parte resalta la cifra de un 47% soltero después de los 40 años,
cuando las fuerzas que anclan al inmigrante tienden a ser más poderosas
que las de retorno. Es indudable que esta soltería no debió significar
celibato. La imagen burlesca del catalán de la época,
representado siempre en las obras bufas del teatro como amancebado
a una mulata, debió ser en buena parte cierta.
Creemos que es posible calificar a los catalanes como el grupo
regional peninsular que, en aparente antinomia, enraizó más en
Cuba y, al mismo tiempo, mantuvo en alto sus tradiciones etnoculturales.
El largo proceso de movilización para la erección de los
santuarios de la Virgen de Montserrat en La Habana y Matanzas, la
reedición de «La Colla de Sant Mus», etc., etc., intentaron fijar a los
catalanes en sus raíces culturales. Sus casamientos con criollas y la
decisión de centenares de ellos de quedar definitivamente en Cuba,
muestran la otra cara de la moneda: dos actitudes divergentes pero
no necesariamente incompatibles.
Finalmente los libros de enterramientos de los dos mayores
cementerios de La Habana (Cementerio Espada y Cementerio de
Colón) tabulados íntegramente de 1860 a 1898 revelan otra característica
de este grupo regional. Los catalanes enterrados «de limosna
», es el menor de todos los grupos migratorios y se refiere
casi exclusivamente a inmigrantes de 15-25 años. A partir de los 40
años, los catalanes fallecidos duplican a los demás grupos inmigrantes
en enterramientos en bóvedas particulares. Una bóveda particular
implica no sólo un nivel económico alto sino un sentido de
permanencia: nadie adquiere una bóveda en el cementerio de un
lugar donde supone que no va a morir.
3. Gallegos. Numéricamente constituyeron en la época el tercer
grupo migratorio regional de la Península. Para las dos últimas
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
504 Manuel R. Moreno Fraginals - Jase JoaquÚl Moreno Maso
décadas del siglo han de ser el más numeroso, sobrepasando con
mucho a catalanes y asturianos. En el período estudiado, 18621864,
es como la asturiana una migración esencialmente masculina,
muy joven, que arriba con 15-19 años (huyendo de las quintas), y
también en un alto porcentaje con 20-24 años. Parece tener un bajo
índice de retorno, como se deduce del promedio de residentes de 40
años en adelante (34%), que es alto para una inmigración relativamente
reciente, y un promedio de edad de 35,55 años entre los residentes.
También el 69,5%. de los residentes son solteros. Las
mujeres gallegas son muy pocas, y no hay niños ni adolescentes, por
lo tanto no inmigración familiar.
4. Andaluces. En número, fueron el cuarto grupo migratorio
del período, pero en los siglos XVI al XVIII parece constituyeron el
sector regional peninsular más numeroso de Cuba. En este sentido
se trata de una migración «vieja» y, por tanto con nexos históricos
en la Isla. Por razones que desconocemos es el único sector peninsular
con un relativo aporte de mujeres (casi el 20% de su inmigración
total) y niños de 5-14 que revela un cierto flujo familiar. Con un
45% de hombres casados mayores de 25 años (>=25), muchos de
ellos con criollas (lo que se revela por los «expedientes ultramarinos
del arzobispado» de La Habana), fue el grupo peninsular de más
honda influencia transculturadora en Cuba. De Andalucía deriva
gran parte de la medicina verde cubana, el refranero, oraciones,
ensalmos y conjuros, numerosos aspectos del complejo de la rumba,
etc., etc. Es posible que esta influencia se deba a la gran cantidad de
mujeres andaluzas que arribaron a Cuba, de acuerdo a nuestra tesis
de la mujer como cadena de transmisión de la herencia etnocultural.
También respondiendo a su condición de migración «vieja» muestra
un altísimo promedio de residentes de 40 y más años.
5. Santanderinos. Estos montañeses constituyeron una fuerte
corriente migratoria. Se trata de un grupo típico, que deja la Península
a los 15-24 años, y casi todos (98,6%) los emigrantes son hombres
solteros. Una vez levantada la economía de subsistencia casan
por poder con mujer santanderina o con criolla (según revelan los
expedientes ultramarinos). Sin embargo, hay una sorprendente tendencia
a mantenerse solteros, y los montañeses constituyen el grupo
peninsular con más bajo número de casados en las edades de 40 y
más (>=40). También constituyen el grupo peninsular con más alto
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Análisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 505
por ciento de mayores de 60 años lo que puede interpretarse como
una notable tendencia a establecerse definitivamente en Cuba.
6. Vascos. Fue, con los catalanes, un grupo inmigratorio muy
numeroso a principios del siglo XIX, constituyendo un grupo regional
importantísimo por su fuerza económica y su influencia en el
gobierno colonial. En un momento dado, posiblemente hacia los
años 20, por razones que aún no hemos precisado, el volumen de
inmigración vasca hacia Cuba comenzó a disminuir y es posible que
hacia 1862-1864 los nuevos inmigrantes fuesen insuficientes para
compensar el decrecimiento vegetativo del grupo establecido. Para
estos años casi no hay inmigración vasca en las edades 15-19, que
es precisamente cuando comienzan a emigrar gallegos y asturianos
huyendo de las quintas y la acuciante. necesidad económica de
la región.
La colonia residente tiene las características de un grupo migratorio
«viejo», que no se renueva, con un altísimo índice de retorno a
juzgar por la pirámide de edades, y la población casada lo está con
mujeres residentes en España, pues son muy pocos los expedientes
ultramarinos iniciados para contraer matrimonio en Cuba. Los
navarros, que desde un punto de vista migratorio podemos asimilar a
los vascos, formaron un grupo regional de idénticas características.
7. Canarios. Los canarios constituyeron el grupo atípico de la
migración española. La primera característica distintiva es el alto
número de mujeres que emigran, que fue superior al de la suma de
todas las que llegaron de la Península y Baleares. Puede decirse que,
en determinadas zonas, el crecimiento demográfico blanco cubano
fue posible gracias a la presencia de mujeres canarias. En efecto,
hacia 1862-1865, ya nivel global, las mujeres canarias constituyeron
aproximadamente el 7% de la población femenina, blanca, en
edad de procreación; pero en determinadas regiones en desarrollo
llegaron a representar más del 40%. La presencia de la mujer canaria
-las «isleñas» en lenguaje popular cubano- dio un tono de
estabilidad a las familias de las zonas rurales, donde la presencia
esclava había erosionado seriamente las normas básicas del comportamiento
familiar clásico europeo.
De paso es bueno precisar que aunque tradicionalmente se
habla de la migración «familiar» canaria, hubo mucha migración de
hombres solos y mujeres solas, es decir, no arrastradas dentro de un
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
506 Manuel R. Moreno Fraginals - José Joaquín Moreno Masó
núcleo migratorio. El número de mujeres canarias solteras arribadas
a Cuba, en la década del 60, es mayor que el de casadas, al contrario
de lo que sucede con la inmigración peninsular. A pesar de la continua
inyección migratoria joven, la edad promedio de los canarios
residentes en Cuba era sensiblemente alta (40 años) como corresponde
a una inmigración «vieja» y a un pobre índice de retorno.
Aunque hubo un fuerte asentamiento canario en La Habana, la
migración canaria se dirigió preferentemente hacia las zonas rurales
y sus células familiares crearon a la larga la base del campesinado
blanco cubano. En las zonas de plantación este campesinado blanco,
canario o de origen canario, tuvo que enfrentar la voracidad
latifundista de la producción azucarera cuando el gran proceso de
industrialización de los 'años 80 y 90 exigió multiplicar las zonas
cañeras. El gran historiador cubano Ramiro Guerra Sánchez, descendiente
de canarios, dejó un bellísimo libro testimonial -titulado
Mudos Testigos- sobre esta lucha entre pequeños campesinos y
latifundistas azucareros. Un escritor, por cierto canario, se refirió a
la posibilidad de que las mujeres canarias constituyesen buena parte
del gran núcleo de la prostitución habanera: hemos logrado encontrar
las fichas estadísticas de las prostitutas habaneras -levantadas
por el Departamento de Sanidad y la Policía- y las canarias están
en franca minoría.
El ejército colonial como migración
En los estudios migratorios se olvida siempre el ejército colonial
que, sin duda alguna, puede ser considerado un grupo migratorio
forzado. En el presente trabajo no nos vamos a extender en este
tema, que constituye parte de un libro que se ha de editar en 1992.
Por ahora sólo queremos dejar constancia de dos puntos: entre 1860
y 1898, murieron en Cuba, aproximadamente medio millón de soldados
españoles.
En Cuba existen fuentes suficientes para un estudio particular
de este ejército colonial. Nuestra investigación ha trabajado principalmente
los libros de los principales cementerios cubanos y un
cierto número de libros de hospitales militares. Estas fuentes, por lo
regular aportan varios, o todos, de los siguientes datos de los militares
fallecidos:
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 507
a) Nombre y apellidos
b) Nombre de los padres
c) Edad al momento del fallecimiento
d) Fecha y lugar del enterramiento
e) Lugar de origen: provincia, pueblo, etc.
f) Grado militar y cuerpo de ejército a que pertenecía
g) . Estado civil
h) Causa de muerte
Como puede observarse las últimas seis variables pueden ser
cuantificadas y ofrecer una información cruzada de notable interés
demográfico, aparte de su valor histórico/militar. Como señalamos
anteriormente no vamos ahora a desarrollar este tema, pero sí creemos
importante adelantar algunos resultados de nuestra investigación
que complementan el análisis comparativo de la población civil
que hemos hecho. A modo de síntesis, las siguientes conclusiones:
Primera: en cuanto al origen regional de los soldados fallecidos,
a mediados de siglo, gallegos y andaluces representan casi el 40%
del total (22.15 de gallegos y 16.84 andaluces). Catalanes (11.10%)
y valencianos (11.02) agregan otro 22% para con las cuatro regiones
completar las dos terceras partes del ejército. Vascos (0.29) y
canarios (0.66) aparecen en proporción mínima. Esta distribución
varió durante los años posteriores de guerra, pero siempre gallegos,
andaluces, catalanes y valencianos nutrieron el grueso del ejército
colonial.
Segunda: se trata de un ejército muy joven. En la década del 40
tienen un promedio de edad de 25 años. Este promedio va disminuyendo
en la medida que España se ve obligada a aumentar sus tropas
en Cuba: en la década de los 60 es 23 años; en los 70 baja a 22 y
en los 90 es ligeramente inferior a 21 años. Obviamente, el 99% de
la tropa es soltera.
Tercera: las muertes en combate, o como resultado de heridas
de guerra, son muy pequeñas. La primera causa de mortalidad está
constituida por las enfermedades gastrointestinales (disentería, diarreas,
etc.). Después viene la variada gama de enfermedades tropicales
(fiebre amarilla, malaria, etc.). La tuberculosis, «enfermedad
del siglo», constituye una muy importante causa de mortalidad. Las
epidemias de cólera morbo y viruelas también hicieron estragos en
este ejército.
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508 Manuel R. Moreno Fraginals - José JoaquÚl Moreno Maso
Cuarta: la tasa bruta de mortalidad entre los recién llegados, es
de catástrofe: a veces alcanza algo más del 100 por mil. Por esta
razón se establecieron los centros de «aclimatación»: uno de estos
centros fue en Canarias. Habría que investigar la tasa de mortalidad
de las tropas en Canarias, en tránsito a Cuba.
Por todas las razones anteriores, un análisis de la población
migratoria peninsular y canaria hacia Cuba debe incluir, forzosamente,
el estudio del ejército colonial.
La contrapartida de este estudio estaría en determinar el
número de españoles y canarios que combatieron alIado del ejército
cubano de independencia. Un estudio completo de los miembros del
ejército libertador en 1898, que incluye sólo los que participaron en
la última guerra (1895-1898), ofrece los siguientes resultados:
CUADRO VI
Participación española en el primer cuerpo
del ejército Libertador. Por regiones
Regiones Participantes
Andalucía 44
Aragón 7
Asturias 6
Castilla la Nueva 8
Castilla la Vieja 16
Cataluña 14
Extremadura 9
Galicia 22
León 12
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Andlisis comparativo de las principales corrientes inmigratorias... 509
Participación española en el primer cuerpo
del ejército Libertador. Por regiones. (Cont.)
Regiones
Murcia
Valencia
Navarra
Vascongadas
Baleares
Total Península
Canarias
Total general
Participantes
7
14
3
12
175
51
226
Fuente: Iglesias y González, Presencia extranjera en la Guerra del «95».
Finalmente, queda también por estudiar el impacto migratorio
en las diversas regiones españolas. Referido exclusivamente al ejército
colonial, las estadísticas demuestran que la composición de
dicho ejército no guarda relación directa con la población masculina,
en edad militar, de las diversas regiones. En otras palabras, el costo
humano del ejército fue pagado en alto grado por gallegos, asturianos
y andaluces. Pero esto corresponde a otro aspecto de esta compleja
temática.
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