DRAMATURGIA DE JOSÉ MAL:
HISTORIA Y COMPROMISO
Personajes, conflicto y moral conforman una triada determinante en
Ubra de José Afitofiio Ria:, dwíriaiurgu que ! en Saii Fernando
(Cádiz), creció en Canarias y terminó viviendo en Venezuela, donde ha
desarrollado la mayor parte de su labor literaria.
José Antonio Rial es uno de estos autores en los que es imposible
separar texto y contexto, obra y vida del creador. Es difícil obtener una
cabal comprensión de su obra sin el conocimiento de su propia vida y
de su compromiso ideológico, ya que éste es el que se proyecta en su
creación para dar su visión particular de la realidad.
Desde muy joven residió en las Islas Canarias, donde comenzó a
escribir a los dieciocho años, viviendo todo el proceso del movimiento
surrealista de Santa Cruz de Tenerife. Debido a su filiación política fue
detenido durante la guerra civil y recibió dos condenas de muerte, que
posteriormente le fueron conmutadas. Estuvo encarcelado durante siete
años -entre 1936 y 1943-, parte de ellos en la prisión de Fyffes de
Santa Cruz de Tenerife. Poco después, al serle insoportable seguir vi-viendo
bajo la dictadura, se marchó a Venezuela (como muchos otros
canarios), cuya nacionalidad adoptó y donde ha ejercido como periodis-ta
en prensa * y televisión. Quizá uno de sus trabajos periodísticos más
destacados haya sido la realización del programa televisivo «El rostro y
sus máscaras»', dedicado al teatro. Además, ha continuado su creación
literaria, que, si bien no es muy extensa, sí que ha significado una im-portante
aportación para la narrativa y el teatro venezolanos.
La mayor parte de su producción canaria desapareció 4, excepto Los
amzadores de la goleta Ilusión, el más valioso equipaje con el que lle-gó
a Caracas y que le supondría al año siguiente de su llegada, 1951,
obtener el primer Premio de Teatro del Ateneo de Caracas. Ya de crea-
804 Carmen Márquez Montes
ción venezolana son las novelas Jezabel, Venezuela Imán, Arcadio
Reverón, etc. y las piezas dramáticas La torre (1951), Nuramí (1954),
La escuela nocturna (1963), pero hasta 1979 no vio sobre el escenario
el montaje de una de sus obras. Será La muerte de García Lorca, escri-ta
y publicada en 1975 y montada por el grupo Rajatabla con direc-ción
de Carlos Giménez. Este montaje supuso, tanto para el grupo
Rajatabla como para nuestro dramaturgo, la consagración teatral, ya que
obtuvo una total aceptación de critica y público, tanto en Venezuela como
el resto de Latinoamérica, EE.UU. y Europa, donde se hicieron decenas
de representaciones. Curiosamente, el único lugar donde no obtuvo una
buena acogida fue en España 6.
A partir de este momento serán varios los trabajos que realicen en
2
común, de hecho el montaje de la obra Bolívar, en 1982, fue otro de w
los grandes éxitos de Rajatabla, considerado por la crítica como uno de P
los mayores logros del teatro latinoamericano contemporáneo ', incluso - n
se !!egS z hzcer ma versiSn para te!evisiin De igual modo fue memo- m
Y
rable el montaje de Cipango en 1989, año en el que también se realizó E
la producción de La fragata del sol, auspiciado por la Viceconsejería 5
de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, realizada con actores -
de Rajatabla y actores españoles. 5
El entendimiento entre dramaturgo y grupo es evidente, ambas tra- - a yectorias son confluyentes y los trabajos en común se han convertido Q
B
en hitos del teatro venezolano. De hecho, José Antonio Rial afirmó en
O una ocasión: «Sé que Carlos [Giménez] me hizo dramaturgo». Por otro S
parte, la crítica es unánime al afirmar que José Antonio Rial le confirió n
a Rajatabla su lenguaje teatral De ahí que para hablar de José Anto- $
nio Rial haya sido imprescindible mencionar al grupo Rajatabla y su di-
A - rector Carlos Giménez. n
n
Como anteriormente mencioné, la producción dramática de José 5 S Antonio Rial no es muy extensa, pero, a pesar de ello, el espectro te- a
mático es muy amplio. La historia como principio para revisar e inter-pretar
el comportamiento humano e intentar vislumbrar un futuro más
alentador, el mundo de la inmigración y la búsqueda de la tierra pro-metida
son el principal acervo de SU imagiiiaii~; todo e b desde üiia
visión poética y plena de fantasía, con juegos de tiempo y espacio, y
con la música como componente integrador son los elementos que con-ducen
su línea creativa.
La muerte de García Lorca, Bolívar, La fragata del sol y Arcadio
son las obras en las que el autor ha tomado acontecimientos históricos
para tratar de descifrar ios comportamientos humanos y utiiizarios como
espoletas para que el público los analice y tome conciencia de ellos. Son
Dramaturgia de José Antonio Rial: historia y compromiso 805
situaciones alusivas que se forman como pretexto para indagar las ra-zones
del sacrificio humano, de la ruptura de los anhelos e ilusiones,
etc. Como queda patente en La muerte de García Lorca (pieza en la
que el autor hace una visión panorámica y a la vez muy pormenorizada
de los personajes), las circunstancias y sucesos de los últimos días del
poeta granadino, pero que son dispuestos siguiendo los preceptos del dra-ma
de investigación para que sea el lector/espectador quien vaya exa-minando
y juzgando, a la vez que ata los cabos de tan funesto hecho.
Y para que quizá lleguen a la misma idea que el relator expone en el
prólogo:
«Europa preguntaba: pero lo mataron, ¿por qué? ¿quiénes? y esas
preguntas, sobre un hecho del siglo XX, continúan en pie» (p. 8).
FE es& misma !i~?ea de pesenta SU hkeche hisfSricc ?m qüe sea
analizado por el lectodespectador, se inscribe Bolívar. En ella, un gru-po
de presos preparan una representación en la que escenificarán los ú1-
timos días de la vida de Simón Bolívar, motivo por el que hay enfren-tamiento~
entre los presos y los guardianes, quienes quieren que no se
haga referencia a ciertas ideas y no se citen ciertas palabras del Liber-tador,
lo cual propicia a la reflexión sobre el contenido mítico-histórico
que se la adjudica a Bolívar. El autor, de todas formas, lo presentó li-bre
de toda imaginería heroica para evitar que se convirtiera en un ar-quetipo,
que es el que, según Rial, rechazaría Bolívar, tal y como refle-ja
uno de los parlamentos del personaje.Preso Bolívar:
«PRESOB OLIVAR¿S: omos un grupo de náufragos? ¿Quiénes son
ustedes?. La menfira encubierta. Los trapos fingiendo honra. (Al ERU-DITO):
vil disfrazado, no te atrevas a invocar mi nombre. Táchame
en tu contrahecha historia de bandidos. No soy tu mascarón de proa,
ni la fachada de tu tétrico calabozo. Dame muerte, pero honrada, con
puñales o con veneno, no con lisonjas. Escupe en mi sepulcro, no lo
abrillantes. Dame muerte total, en un abismo que no oscurezca tu
sucia sombra. Renaceremos de entre los humillados. La suciedad
quema la escoria y resurge de su ceniza» (p. 62)
El autor ha querido dar del héroe una visión distinta de la histórica,
y para ello, como dice Rubén Monasterios:
«En Bolívar el dramaturgo juega a ser Dios, creando un uni-verso
de ideas en cuyo contexto se enfrentan los arquetipos eter-
Carmen Márquez Montes
nos del bien y del mal. Bolívar es el poder benéfico, sin que por
serlo experimente internas y destructoras contradicciones. De ese
supratelúrico enfrentamiento el héroe emerge puro, aunque derro-tado.
» (p. 104)
En toda la pieza se respira la sensación del hombre como náufrago,
al no lograr que sus ilusiones se hayan hecho realidad. Así mismo, la
idea del náufrago es el leitmotiv de La fragata del sol, en la que Leo-nor,
personaje principal, espera en la playa la llegada de una ficticia
fragata que la devuelva a su país de origen. Es Leonor otro de los per-sonajes
de Rial a los que las esperanzas de una nueva vida en la tierra
prometida se le han roto, y su desesperación llega a la enajenación al e -
hallarse en un lugar ajeno y agitado por la guerra -pues la obra está
encuadrada en 18 1 O-. o
En esta pieza Rial ha expresado una idea repetida en varias ocasio- n--
nes, y que ha desarrollado en su obra Cipango: el hecho de que al hom- m
O
E
bre no le queda ya tierra prometida. Esta pieza se desarrolla en un bur- E
2
del ajado, de estilo art nouveau, llamado «La Madre Patria)) durante el E
día 12 de octubre. El burdel es regentado por Isabel, una española de
-
Granada que siente verdadera veneración por el país que abandonó para 3
probar fortuna en tierras venezolanas. Es pues una historia de inmi- - -
0
grantes, de todos esos seres anónimos que dejaron atrás la miseria de m
E
sus lugares de origen y llenos de sueños y esperanzas intentaron encon- o
trar otro espacio, un lugar en el que desarrollarse. Pero la obra no es
alentadora, ya que en ella lo que se percibe es que estos personajes lo n
-E
único que han logrado es cambiar una opresión por otra, también en la a
ilusoria «tierra prometida)) hay un ansia desmedida por la dominación 2
n
del ser humano por parte de aquellos que se sienten poderosos. n
Está construida en dos tiempos y dos espacios, el primero se 3
ambienta en los años veinte y en el burdel llamado «La Madre Patria» O
durante la celebración de «El día de la raza»; el segundo, un poco más
ambiguo, es el tiempo que vive el Almirante con un matiz muy onírico
e intimista, podría decirse que es ei rccursü dei que se sime e1 XüZii
para intentar reproducir la aventura americana. Ambos tiempos y espa-cios
confluyen debido a que el Almirante mira continuamente un barco
encallado y cree poder lograr que vuelva a navegar, lo que ha dado pie
a que se expanda el rumor de que Isabel y el Almirante van a fletar un
barco para volver a España; y hay un gran número de personas intere-sadas
en el viaje. Ello hace que Isabel tome, a veces, ciertos tintes que
la asemejan a Isabel la Católica y al Almirante se le identifica con
Cristobal Colón. De hecho, en un momento el burdel deviene en transa-
Dramaturgia de José Antonio Rial: historia y compromiso 807
tlántico, que puede interpretarse como una síntesis buscada para el au-tor
para entrelazar el pasado y el futuro de la aventura americana. Pero
sin las figuras heroicas que la historia nos muestra. El propio autor ha
hecho incidencia sobre el tratamiento de estos dos personajes:
«En vez de estar agigantados [Isabel y el Almirante] como en
un teatro épico, fueron llevados a las medidas más humanas posi-bles,
para que la gente de una y otra orilla del Atlántico los com-prenda,
para que el humor y el drama los acerquen al público,
mientras ellos, a la vez que su mezquina aventura, puedan referir
tanto lo íntimo y lo sórdido de la vieja conquista, como el duelo
del emigrar» 9.
Es la misma idea de náufragos y desencantados que aparece en las
obras antes comentadas, y es la idea de la inexistencia la tierra pro-metida,
tal y como dice uno de los personajes de la pieza cuando se
supone que están en el transatlántico de vuelta a España:
«PAOLOC: ada uno soñó su Nuevo Mundo, icipango!, en la
tierra descubierta, en una sociedad distinta o en una fe. Ahora ya
sabemos que todo fue probado, y que el hombre redujo cada idea
redentora y toda tierra de promisión. a cárcel, a infierno, a cti-men.
Tú Marco, aún chapoteas en la pocilga de tu triunfo. Noso-tros
estamos de vuelta, honradamente desengañados» (p. 741)
José Antonio Rial ha reflejado estas mismas ideas en su obra narra-tiva,
es un tema que le preocupa en la medida que él lo conecta con la
crisis ideológica del presente siglo y con la falta de referencias para
luchar por una vida más justa. El autor siempre ha creído que el teatro
debe ser un instrumento que, y en la medida de lo posible, contribuya a
la concienciación del lector/espectador sobre el mundo que le rodea. Así,
su obra Arcadio es un grito de alarma en contra de la carrera armamen-tí'stica
y de ia utilizacion de los avances científkos en contra de la hu-manidad,
como se evidencia en los diálogos de los personajes, como
ejemplo baste el siguiente parlamento:
«DOMINGOE:s difícil tratar con el sabio sin obediencia ni dis-ciplina
moral. En él aparece el enemigo. Hay ciencia impía.
FAUSTOI: mpío puede ser el modo de aplicarla.
DOMENICOO:p penheimer lo confesó: "Nosotros los sabios he-mos
conocido el pecado". Sí, después de Hiroshima. ¡Recuerde!
Carmen Márquez Montes
FAUSTO (alzándose. Casi gritando): jLa aplicación fue el gran
pecado!» (p. 145)
Y este fragmento nos lleva a otra de las grandes preocupaciones de
José Antonio Rial, como es la moral. La moral y el respeto por el ser
humano; de ahí que una vez más incidamos en la tesis de que todo el
teatro de Rial esté concebido como un arma para luchar contra la injus-ticia
humana que rodea desde todos los ámbitos; pero ello no quiere decir
que opte por un teatro moralista en el sentido clásico del termino, como
él mismo dice:
«Pareció como si yo defendiera un teatro con sermones, es
decir un teatro al que le preocupara fundamentalmente lo moral,
y no, lo moral en el teatro debe estar infuso, pero lo moral me
interesa mucho sobre todo en un tiempo en el que las ideologías
están en crisis, y están tan en crisis que, como yo señalo en mi
obra Cípango, ya no hay tierra prometida para el proletariado del
mundo, para los descontentos del mundo después del desplome del
comunismo, no hay una ideología que nos ofrezca un refugio sen-timental
o una retaguardia desde donde luchan>'0.
Para terminar sólo nombrar el compromiso de José Antonio Rial, que
siempre está presente en su obra, para la que se ha nutrido de aconteci-mientos
del pasado, conocidos por los lectores/espectadores, para hacer
una revisión de ellos y procurar que no sean olvidadas y así evitar que
sean reproducidos en el futuro. Pero ello estructurado con un gran sen-tido
del humor, del que ha dicho que es indispensable, sobre todo, en
los momentos trágicos, a los que puede servir de medicina. Es pues un
teatro muy en la línea brechtiana, buscando el distanciamiento para que
lo que sucede en escena pueda ser analizado lo más objetivamente po-sible
por el espectador. De ahí que en todo momento haya librado a sus
personajes históricos de toda la carga ornamental y los estereotipos para
qüe pedm ser vistvs COEG seres humamx cm sus proplus i!~simes,
luchas y contradicciones; en definitiva, con su justa dimensión humana.
Dramaturgia de José Antonio Rial: historia y compromiso 809
CHOCR~INsa,a c (ed.) (1982): Teatro venezolano, tomo 111, Caracas, Monte Ávila.
GARC~RAA MOS,J uan Manuel (1989): «La fragata del sol: la contrautopía»,
en programa de ia producción de ¿a fragata del sol de ia Viceconsejeria
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- VV.AA. (1992), «Turno de palabra», en El Público, n." 91, pp. 83-95.
Carmen Márquez Montes
NOTAS
1. En 1911.
2. Principalmente en el diario El Universal.
3. En la televisión Nacional de Venezuela.
4. Tales como Los hombyes azules, El frecuentador de sombras y Odisea zntenor.
5. Publicada por Monte Avila Editores.
6. En 1982 estuvo programada durante dos semanas en el Teatro María Guerrero,
Cfr. PÉREZ, 1992:205 y 213, quien dice «El espectáculo, desde luego, "fracasó sin pa-liativos"~
(p. 205).
7. Cfr. PÉREZA RIZA,P ÉREZC OTERILLO(1 992) Y MONASTERIO(S1 991).
8. «[J. A. Rial] Con sus obras Bolívar y La muerte de García Lorca, otorgó a
Rajatabla un lenguaje teatral que no poseía», SANTANAR,. (1991). p. 233.
9. Cita tomada de TORREALBAp. , 682.
10. En VV.AA., p. 84.