REFUGIADOS CANARIOS EN MÉXICO (1939-1949)
PILAR DOMÍNGUEZ PRATS
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Resumen
Esta comunicación se ocupa del exilio hacia México que
se produjo tras la guerra civil española, y dentro de él del exilio
canario. Este fue bastante reducido -menos del 5% del total
debido, en primer lugar a las dificultades para salir de las islas
durante la guerra y en 1939, y en segundo lugar, porque no
existía una tradición migratoria importante desde Canarias a
México. Sin embargo fue una emigración cualitativamente
importante, formada en su mayoría por gente instruida (profesores,
funcionarios, abogados, periodistas ..) que habían tenido
cargos políticos de responsabilidad en la República, por lo que
se encontraban en la península durante la guerra. Están entre
ellos cuatro diputados canarios, tres de ellos socialistas y algunos
intelectuales de renombre (A. Millares Cario).
El trabajo se centra en una pequeña muestra compuesta
por 6 expedientes del archivo de la JARE (Junta de Ayuda
a los Refugiados Españoles). A partir de los expedientes,
podemos reconstruir, parcialmente, el pasado de estos exiliados
en España, su profesión, filiación y actividad política; con
más detalle su situación familiar y laboral durante los primeros
años de estancia en México.
La labor asistencial del SERE y la JARE es otro aspecto
clave para entender la vida de los refugiados españoles en los
años 40. Su ayuda mediante los subsidios de llegada, las pensiones
a ancianos, viudas, etc.., la asistencia médica y las becas
escolares, alivió las dificultades de los primeros años.
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El rápido éxito del golpe militar de Franco en las Islas Canarias
impidió una amplia participación de los canarios en los frentes de la
guerra civil española, debido a las dificultades para salir de las islas
hacia la península.
Por la misma razón, el exilio canario tras la derrota del bando
republicano en 1939 fue bastante reducido. En el caso concreto de
México hay que añadir la falta de una tradición migratoria significativa
de Canarias hacia este país, que sí existía a otros países como
Cuba y Venezuela.
Sin embargo esta emigración fue cualitativamente importante,
pues numerosos políticos republicanos y especialmente los diputados
de las Cortes (desde las Constituyentes hasta las del Frente
Popular) se concentraron en la ciudad de México, una vez que la 11
Guerra Mundial les obligó a dejar Francia.
Son cuatro los diputados canarios que encontramos en México:
Elfidio Alonso Rodríguez, diputado de Unión Republicana por
Tenerife, José Antonio Junco Toral, diputado socialista por Las
Palmas, Antonio Lara y Zárate, diputado republicano de
Tenerife y vicepresidente de las Cortes Constituyentes, y Domingo
Pérez Trujillo, otro diputado del PSOE por Tenerife.
Además se dieron cita en México otras personalidades canarias
del mundo intelectual, algunas muy conocidas como Agustín Millares
Carló, y otras más olvidadas como la feminista Mercedes Pinto,
el físico Felipe Bias Cabrera o el historiador Jorge Hernández
Millares.
No obstante, no sería correcto conceptuar el exilio español en
México, y en concreto el que viene de las Islas Canarias, como un
exilio intelectual. Se encuentran también los refugiados «comunes»
que aparecen al consultar los expedientes personales del archivo de
la JARE (Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles) y se corresponden
con aquellos que solicitaban algún tipo de subsidio o prestación:
de esta organización; en ellos se centra nuestro trabajo. Dichos
expedientes personales aportan información sobre los refugiados
cabezas de familia, durante los años cuarenta; los datos básicos que
contienen son: la edad, el lugar de nacimiento, estado civil, y otros
datos de su pasado en España (profesión, filiación y actividad política)
y más específicamente, a su situación en México: fecha de llegada,
familiares con los que vive y trabajo.
La pequeña muestra del exilio canario en México encontrada
son seis expedientes de cabezas de familia, con información sobre
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cuatro familias (3 mujeres, 7 hombres y 4 niños), un hombre soltero
y otro del que no se especifica estado civil. Además contamos con
las personalidades antes citadas, para completar esta visión del exilio
canario en México.
Las características sociales de esta muestra son similares a las
del conjunto de los exiliados españoles en México:
1. Es una emigración de tipo familiar. Los hombres no viajan
solos, como lo hacían en las migraciones de carácter económico que
atraían ajóvenes solteros, sino que, al tener una motivación política,
la esposa y los hijos van también. al exilio.
2. La edad media de los refugiados es más elevada como consecuencia
de lo anterior. Son hombres y mujeres casados (menos un
caso), con hijos pequeños y edades comprendidas entre los 29 y los
50 años.
3. El nivel educativo y su cualificación profesional es alta, si
lo comparamos con la situación general de España en la época de la
República, con elevadas tasas de analfabetismo. De hecho, en este
grupo, no sólo no hay analfabetos sino que está integrado por profesionales
cualificados: abogados, funcionarios, un comerciante,
maestro, más los intelectuales de renombre. La cualificación de las
mujeres es más baja, pues la mayoría se dedicaban al trabajo doméstico,
a excepción de una de ellas, funcionaria de Obras Públicas.
4. La afiliación política de los exiliados se reparte entre PSOE,
Unión Republicana y PCE, con mayor número de socialistas.
Todos estuvieron claramente comprometidos con la República.
Los hombres habían ocupado cargos políticos de importancia
en las instituciones del estado o en la administración local. Estos
puestos les hacían víctimas de la ley de «Responsabilidades políticas
» de 1939, por la cual podían ser objeto de la represión.
Las mujeres, suponemos, pues no hay datos concretos sobre
ellas, fueron al exilio acompañando a sus familiares, aunque tenemos
el caso distinto de Mercedes Pinto, que actuó de forma
independiente.
Veamos con más detenimiento la trayectoria personal de estos
refugiados durante la República, relatada por ellos mismos en los
informes de la JARE.
Julián Henrfquez Caubfn '. Nacido en Arucas en 1907. Abogado
y funcionario del Ministerio de Obras Públicas, especializado
en legislación de aguas; en los años treinta, vivió y trabajó en
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Madrid, primero en el canal de Lozoya y luego en la Cámara Agrícola
y Forestal de Guinea española. Declara que perteneció a la
UGT (rama de agua y electricidad) y no manifiesta su filiación política.
Estaba casado con Matilde Ripoll Salva, también funcionaria
de Obras Públicas y tuvieron dos hijos. En la guerra fue soldado,
ascendiendo por méritos de guerra a Mayor Jefe en el Ejército
del Ebro.
Jose Antonio Junco Toral. Su expediente2 no consigna sus
datos personales, quizás porque los consideraba de sobra conocidos.
Declara ser funcionario de la Administración Civil del estado «con
31 años de servicio activo. Licenciado en derecho... actué como
diputado a Cortes en las últimas Cortes de la República española»
en la que desempeñó varios cargos, el último de ellos: «Subsecretario
de Justicia en el Gobierno del Sr. Negrín, por orden del cual pasé
la frontera a Francia al caer Cataluña». Otras fuentes de información3
indican que formó parte del Frente Antifascista de Canarias,
junto a otros diputados de las islas como Elfidio Alonso y que el presidente
honorario era el propio presidente del gobierno, el teldense
Juan Negrín. Estaba casado desde la época de la Dictadura con
Antonia González Vera, de la que sólo sabemos que tuvo cuatro
hijos y que en 1943 todavía sufría las secuelas de las heridas sufridas
por bombas de aviación en Valencia el 27 de enero de 1938.
Seguramente toda la familia se trasladó a esta ciudad cuando lo hizo
el gobierno, y allí se produjo el accidente.
Domingo Pérez Trujillo. Nacido en 1890 en el Puerto de la
Cruz4 hace un relato pormenorizado de su actividad profesional:
Tuvo varios oficios: fue telegrafista, contable y finalmente comerciante;
como tal trabajó de emigrante en Japón y luego regresó a
Canarias para dedicarse a la agricultura industrial. No terminan
aquí sus viajes: Cuba fue su siguiente destino, como el de tantos paisanos
suyos. Durante la República se instala en Madrid
-seguramente por su cargo político- con un negocio de productos
canarios, de importación y venta de plátanos y tomates. Pertenece al
PSOE ya la UGT desde 1917 (Federación obrera del valle de La
Orotava) y fue diputado en 1931 por dicho partido. En la guerra se
trasladó a Barcelona con el cargo de administrador de una fábrica de
armamento.
Su mujer es Carmen Marichal, también canaria; no tiene hijos,
pero viven con ella sus sobrinos como hijos adoptivos: Juan López
Marichal, estudiante de bachillerato y su hermano Carlos.
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Francisco Pestana Lorenzo. Natural de Mazo (La Palma), fue
maestro en Tacoronte (Tenerife). Allí vivía casado con Blanca Suárez
Padrón y sus dos hijos pequeños, cuando le sorprendió el golpe
militar; su pertenencia al partido comunista fue la causa de que 10
encarcelaran; él 10 narra así:
«estuve preso en Santa Cruz de Tenerife más de dos años. Por
virtud de un canje de presos, salí con otros en número de 100
para la cárcel de Ondarreta, y después de unos días allí se efectuó
el canje y pasé a Francia por Irún e inmediatamente a Barcelona
el l.o de Septiembre de 1938»5 •
El resto de la guerra permaneció en Barcelona; allí fue inspector de
la Enseñanza y después maestro del grupo escolar «Casa del
Marino» . En las últimas semanas de la guerra estuvo en un grupo de
recuperación de material militar.
Todas estas vicisitudes le impusieron la separación de su familia
que quedó en Canarias y a la que no verá hasta 1942 en
México.
Sin embargo, los demás exiliados canarios que se encontraban
en la península en 1936 no tuvieron tantas dificultades para salir de
España con su familia como el caso de F. Pestana.
VIAJE RUMBO AL EXILIO
La salida desde Francia hacia México se produjo, en estos
casos, formando parte de las e~pediciones colectivas montadas por
los dos organismos del exilio: el SERE y la JARE.
La creación de dos organizaciones con los mismos fines de
ayuda a los refugiados españoles evidencia la fragmentación política
del exilio republicano. En efecto, la división interna del PSOE al
fmal de la guerra, llevó a que por un lado el Dr. Negrín, como presidente
del gobierno republicano en 1939, constituyera en París el
Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE).
Por otro lado la Diputación Permanente de las Cortes, a instancias
de Indalecio Prieto, declaró disuelto el gobierno y decidió asumir su's
responsabilidades, entre ellas la administración de los cuantiosos
valores de que disponía el gobierno de la República fuera de
España6 •
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A continuación la Diputación Permanente creó la JARE para
administrar esos fondos. De esta manera, como dice Heine7 :
«Prieto y sus seguidores tenían en la JARE el instrumento idóneo
para reorganizar el movimiento socialista e influir en la
marcha de algunos otros partidos».
La actuación de la JARE en México hace patente esta
afirmación.
Labor asistencial del SERE y la JARE
El primer organismo que se ocupó del traslado de refugiados
españoles de Francia a México fue el SERE. El Dr. Puche, que
había formado parte del último gobierno republicano como Director
General de Sanidad de guerra, fue el responsable de dirigir la emigración
a México mediante el Comité Técnico de Ayuda a los Republicanos
españoles. Dicho comité contaba con los fondos que
enviaba el ministro de Hacienda de la República.
A finales de 1939, el SERE había trasladado desde Francia a
México 5.787 refugiados españoles. Dos de los exiliados canarios
vinieron en el «Mexique», uno de los barcos fletados desde Francia
que salió el 13 de julio de 1939 del puerto de Puillac y llegó a Veracruz
el 27 del mismo mes; según los datos del informe de Patricio
Quintanilla -uno de los miembros del Comité Técnico en Veracruz-
en esta expedición la mayoría de los pasajeros viajaba con su
familia (1.483, de un total de 2.067) y predominaban los hombres,
1.088 sobre las mujeres, 574 y los niños, 405.
A partir de 1940 la JARE sustituye al CTAE en la labor asistencial
a los refugiados; formaban parte de la Junta Indalecio Prieto,
José Andréu Abelló y Carlos Esplá, pero era I. Prieto quien la dirigía
y controlaba personalmente.
En estas fechas los viajes a México parten de Marruecos francés
a causa del avance alemán en Europa. Los refugiados españoles
se trasladan a Orán y luego a Casablanca esperando la partida hacia
América. Este fue el caso de D. Pérez Trujillo y su familia pues se
encontraban viviendo en Casablanca, en agosto de 1940. El poseía
un negocio de frutas: «Fruitrujillo» con el que continuaba su trayectoria
comercial anterior. Además, en una carta, aparece como porta-
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voz de un grupo de 16 cabezas de familia «todos ellos socialistas»,
que le piden a Prieto: «invocando su inquebrantado afecto ... que les
consiga visa de entrada para cualquiera de las repúblicas de
América»9 •
Probablemente entre este grupo había más de un canario:
«varios de ellos se dedicaban a la navegación (Capitán de
marina mercante, mecánico naval y patrón de cabotaje) y a
otros oficios. Poco después' recibían contestación de Prieto,
aludiendo al problema de los refugiados de Marruecos francés,
Orán, Tunis y la propia Francia»lO.
Sin embargo, poco más de un año más tarde, se embarcaban en
el «Quanza» , que llegó a Veracruz el 19 de noviembre de 1941, con
338 pasajeros (del total de 444, se quedaron 106 en otros países de
América). Posteriormente, salieron otros «vapores» del puerto de
Casablanca: el «Guinea» y el «Nyassa» con sus tres expediciones,
y el «Serpa Pinto», en 1942.
La sección de socorros de la JARE otorgaba un «socorro
extraordinario» a los pasajeros de los barcos recién llegados; éste
era, en 1941, de 100 pesos por cabeza de familia, 50 pesos para la
esposa y 25 por cada hijo; además se les daba un subsidio extra por
tres meses (3p. diarios por cabeza de familia y 1p. por familiar)ll.
Posteriormente se les daba un subsidio ordinario durante 6
meses, como máximo, para ayudarles a instalarse en el nuevo país;
en este sentido, la ayuda económica de la JARE fue fundamental
para la integración de los refugiados en la sociedad mexicana.
Además la sección de socorros de la JARE otorgaba ayudas
permanentes a los refugiados residentes en México D.F. Eran las
pensiones para los «ancianos» (mayores de 60 años) para las «viudas
de guerra», un colectivo muy numeroso compuesto, generalmente
por mujeres jóvenes con hijos pequeños; también los
mutilados, «inútiles totales y parciales», los enfermos crónicos y los
militares, recibían una ayuda de la JARE.
Mención aparte son los subsidios extraordinarios permanentes
para las «personalidades del. exilio y las 'viudas ilustres ' (Vda. de
Azaña, Vda. de Zugazagoitia...); en ellos se emplearon 7.308 p.
para 21 personas ilustres», en 1942, mientras que se gastó una cantidad
mucho menor, 5.105 pesos, en las ayudas permanentes de 80
refugiados (ancianos, mutilados, viudas etc ...)12 .
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Otro apartado importante de esta ayuda fue la gestión y pago de
los viajes de los familiares de los exiliados, desde España, Francia u
otros países. Debido a la precipitada salida de España hacia Francia,
muchos hombres se adelantaron solos al exilio, dejando a su
mujer u otros miembros de la familia, que no tenían responsabilidades
políticas, y luego tuvieron que reclamarlos desde México.
Un buen ejemplo de esta solicitud se encuentra en la carta que
escribe J. Junco Toral a Prieto, en febrero de 194113 ; en ella explica
que su hijo José Manuel de 18 años se encontraba en Barranquilla
(Colombia):
«a donde logró recalar como tripulante de aquel velero que
salió de La Rochelle en junio de 1939 con once animosos canarios
refugiados en Francia».
En agosto de 1941 le conceden al Sr. Junco 120 dólares para pagar
el viaje de su hijo hasta México.
Sin embargo, no todos conseguían sus peticiones con tanta facilidad;
en la documentación del archivo aparece con frecuencia el
trato discriminatorio a los refugiados, en función de sus ideas políticas.
La lucha entre los partidarios de Negrín y los seguidores de
Prieto, continuó viva en la política de la JARE. Este organismo
trató de contrarrestar el supuesto trato de favor a los comunistas en el
SERE, negando a los miembros de este partido las ayudas pedidas.
Uno de los refugiados canarios, F: Pestana, se encontró con
estas dificultades por su pasado comunista. El estaba gestionando
desde México una ayuda para los pasajes de su familia, su mujer y
dos hijas pequeñas que -según explicaba-
«habitan en Tacoronte (Tenerife) y tienen posibilidades de
pagar alli en pesetas, su pasaje hasta La Habana. Pero no pueden
alli adquirir el de La Habana a México... y es posible que a
esta fecha hayan vendido y liquidado allí sus medios de vida a
fin de pagar los gastos de viaje hasta La Habana»14.
Ante la contestación negativa a su solicitud, recabó los informes
favorables de los diputados canarios en el exilio, Elfidio Alonso y
Antonio Lara y Zárate; este último escribió una carta a
Indalecio Prieto:
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«para que fije su atención en mi paisano F. Pestana... y dar testimonio
de que, en efecto, sufrió las persecuciones que en su
escrito menciona» 15 •
Suponemos que el caso se resolvería favorablemente, pues la amistad
con Prieto era decisiva para conseguir una ayuda de la JARE;
buena prueba de ello son las innumerables cartas que se dirigen personalmente
en este sentido.
Hasta 1943 la JARE administró libremente sus cuantiosos
recursos. Pero en enero de 1941, el nuevo presidente de México,
Avila Camacho, invitó a la JARE a transformarse en una entidad
económica mixta, en la que participasen representantes del gobierno
mexicano; la entidad Financiera Hispano-Mexicana sólo se creó
sobre el papel; entonces, el gobierno mexicano decretó el fin de la
JARE y en noviembre de 1942 formó la CAFARE (Comisión
Administradora del Fondo de Auxilio a los Refugiados Españoles).
En 1948 se agotarán definitivamente los recursos traídos de
España por la JARE y su labor asistencial.
Inserción de los exiliados en la sociedad mexicana
El gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas dio todo tipo de
facilidades para instalarse a los refugiados españoles. El informe de
la Secretaría de Gobernación de 194016 , señalaba que:
«se les ha autorizado para dedicarse a actividades remuneradas
o lucrativas y para que intervengan en todo acto de comercio
con excepción de cantinas, cabarets y similares».
Frente al país se justificaba esta decisión como un acto de solidaridad
entre los republicanos de América y España y también por su
conveniencia para la economía. México, en 1939, era prácticamente
un país sin industrializar, necesitado de la producción de bienes y
servicios para la población. Además la 11 Guerra Mundial creó una
nueva demanda interna de exportaciones mexicanas y forzó el
aut9abastecimiento de la industria. Esta se concentrabª en la capital
que, desde la época colonial, era también el principal centro demográfico
y comercial del paísl7
; por esta razón la capital atrajo masi-
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vamente al exilio español y en este caso acoge a todos los canarios
de la muestra.
Los refugiados españoles no podían aportar capitales, pero
tenían una habilidad profesional y entrenamiento en los negocios
que les iban a ser muy útiles para obtener un empleo. Tendieron a
situarse en el sector ~erciario por ser el que menos inversiones
requería.
Por otra parte, el hecho de ser españoles les facilitó la ayuda de
sus compatriotas, antiguos residentes en México; éstos, allí llamados
«gachupines», proporcionaron, en muchas ocasiones, un puesto
de trabajo a los exiliados, pues, aunque su ideología fuera otra, en lo
referente al trabajo, tenían más confianza en un español que en los
propios mexicanos.
Sin embargo, los primeros años -que son los que se registran
en los expedientes- fueron difíciles para los refugiados españoles.
En lo que se refiere a los refugiados canarios, el hecho de ser en su
mayoría profesionales, dificultaba aún más su colocación. El SERE
había tratado de crear empresas de trabajo destinadas a los
refugiados:
«Entre otras cosas para resolver el problema de aquellos que
'por su profesión liberal o por sus actividades administrativas
encuentran difícil acomodo en el medio mexicano»,
como decía el Dr. Puche en su informe ante la Conferencia Panamericana
de Ayuda a los Refugiados Españoles, celebrada en México
D.F. en febrero de 194018 .
Esas empresas fracasaron y algunos refugiados, como el abogado
Junc9 Toral, se encontraron en paro forzoso varios meses después
de su llegada. Tras buscar afanosamente trabajo -como dice
su carta de 1941- puso un consultorio jurídico con el ex-diputado
Félix Fernández Vega; pero se queja de que la falta de relaciones y
el ambiente en que se desenvuelve no le permiten obtener recursos
suficientes como abogado, para atender a su numerosa familia. En
efecto, sus ingresos mensuales oscilaban entre 200 y 250 pesos.
Además, su mujer estaba enferma y «harto tiene con los trabajos del
hogar y cuidado de los dos pequeños»19, por lo cual no puede completar
los ingresos familiares, como muchas otras amas de casa, con
labores de costura en su domicilio. Junco Toral también trató de
colocar como oficinista a su hijo mayor José Manuel, que estaba en
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México desde 1941, pero en 1943 el joven se encontraba todavía en
paro. Debido a estas dificultades el abogado volvió a demandar el
auxilio económico de la JARE, que ya le había concedido un donativo
de 500 pesos y los beneficios de la tarjeta médica, en atención a
las dolencias de su mujer.
En contraste, el también ex-diputado A. Lara y Zárate pudo
dedicarse con más éxito a la abogacía en México. Igualmente, otros
canarios, principalmente intelectuales de renombre como Agustín
Millares CarIo, Felipe BIas Cabrera o Jorge Hernández Millares,
tuvieron la posibilidad de continuar sus trabajos de investigación en
México dentro de la Casa de España y con sueldos bastante altos, al
hab~r sido invitados por Daniel Cossío Villegas y otros intelectuales
mexicanos.
Otros factores que contribuyeron a ,aumentar las dificultades de
los primeros años fueron, en primer lugar «la actitud proteccionista
de los sindicatos para con el elemento trabajador del país» 20, lo que
impidió en varias ocasiones que los refugiados españoles fueran contratados.
En segundo lugar, se produjo en estos años un alza de precios
considerable, mientras los salarios seguían siendo bajos.
Octavio Feijoo, un exiliado que había residido varios años en las
Islas Canarias, se quejaba de los elevados gastos mensuales que
debía afrontar una familia con dos hijos, contando sólo con un subsidio
de 128 pesos al mes en 194Pi.
Sin embargo, los rerfugiados que habían llegado antes, en 1939
ya habían conseguido alguna colocación aunque estuviera poco relacionada
con su profesión en España. Por ejemplo F .Pestana decía
en 1941 que «trabaja vendiendo por la calle para la casa 'Fernando
Prieto' con 75 pesos al mes y el 5% de comisión»22. Este tipo de
venta a comisión fue una de las primeras actividades remuneradas
para muchos refugiados españoles, que vivían en la capital. Muchos
de ellos trabajaron en los comercios de los «gachupines» y vendían
por las casas artículos de ferretería, espejos, camisas o bien productos
quimicos y farmacéuticos, además de pólizas de seguros, que al
parecer, era lo mejor pagado con 200 pesos al mes ya en 1940. Posteriormente
la mayoría de los exiliados dejaron este trabajo por otros
más cualificados y seguramente F. Pestana haría lo mismo, dedicándose
a otra profesión más acorde con su formación como
maestro.
J. Henríquez tuvo más suerte -en un primer momento- con el
empleo; consiguió un puesto de gerente de la Compañía Central Dis-
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tribuidora Comercial S.A, con un buen sueldo, 750 pesos mensuales,
pero dicha compañía fue disuelta en diciembre de 1940 y la
bonanza económica cesó. En este tiempo su mujer también trabajaba
fuera de casa, como ya lo había hecho en España; estaba en
EDIAPSA (Editora y Distribuidora Iberoamericana de Publicaciones
S.A), empresa creada por el exiliado Rafael Giménez Síles en
julio de 1939, con varios refugiados como pequeños accionistas,
editó la revista «Romance» y puso, con gran éxito, varias librerías
en la ciudad de México.
Después, la familia Henríquez se traslada a Teoloyucán, en el
estado de México, pues él «tiene posibilidades de hallar trabajo en
dicha ciudad por sus conocimientos agrícolas, sin que tenga oferta
. concreta de trabajo»23 , en octubre de 1941. La siguiente noticia que
aparece en su expediente es de marzo de 1942, dando cuenta del
intento de asesinato del refugiado canario:
«se encuentra en gravísimo estado en el Sanatorio Español, a
consecuencia de la agresión de que fue vícitima en el rancho
donde trabajaba».
Parece ser que el trabajo en el campo mexicano era todavía arriesgado,
pues, en este caso el Sr. Henríquez fue herido por los disparos
de una escopeta de perdigones, sin que sepamos el motivo.
En vista de los acontecimientos, la JARE acordó otorgar a la
madre un subsidio de 250 pesos y admitir a los niños, de 5 y 4 años
como becarios en el colegio Madrid. Las becas para dicho colegio,
fundado por la JARE en 1940, fueron otra ventaja para muchos exiliados
españoles, pues pudieron educar a sus hijos con gran número
de maestras y maestros de probada experiencia durante la
República.
Pérez Trujillo tampoco tuvo suerte en México. En 1942 tenía
todavía el subsidio de llegada, luego trató de poner una fábrica de
jabones, con otros dos refugiados, recurriendo a un préstamo de la
JARE, pero éste le fue denegado. Las peticiones de préstamos fueron
muy abundantes, sobre todo en los comienzos de la JARE; se
referían a todo tipo de negocios (panadería, casa de huéspedes, despacho
profesional, lavandería, compra de una máquina de coser,
etc ...) y se concedían en muchos casos, a veces a cambio de renunciar
al dinero del subsidio de llegada. En este caso desconocemos
las circunstancias, en su expediente no aparecen más datos de su
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actividad laboral, únicamente una carta de su mujer que señala que
en 1942 se encontraba enfermo; ya curado, en octubre del mismo
año, solicita ayuda para marcharse a Cuba, país que ya conocía y
además -como ocurría con muchos canarios- dice que «tiene allí
familiares que atenderían a su subsistencia»24. Por otra parte, C. Marichal
se quedó viviendo en México junto a sus dos sobrinos que
estaban allí estudiando.
Curiosamente, en el mismo año que Pérez Trujillo salía de
México hacia Cuba, una canaria, Mercedes Pinto, hacía, con sus
dos hijos, el recorrido inverso y se instalaba definitivamente en la
ciudad de México. Parece claro que, para los canarios, México y
Cuba eran dos destinos relacionados.
A partir de 1943 son escasos los datos que se encuentran en el
archivo de la JARE, ahora ya CAFARE, porque su actividad asistencial
fue mucho menor. De enero de 1947 es el expediente de
Alejo Pérez Pérez, natural de Las Palmas y de 29 años25 . Sólo se
indica que había llegado de Inglaterra a fines de 1946 y solicitaba un
subsidio, pues no le había sido posible encontrar colocación; la respuesta
a su petición fue negativa, quizás por lo reducido de los recur'"
sos de la CAFARE.
A finales de los años 40 la situación va mejorando para la
mayoría de los exiliados. Las dificultades iniciale~ (falta de empleo
o bajos sueldos, malas condiciones de vivienda e inadaptación a la
sociedad receptora) se superan en gran parte.
En este proceso el apoyo de las asociaciones de refugiados
SERE y JARE fue fundamental para aliviar los problemas, pues
proporcionó ayudas de diverso tipo: subsidios económicos y préstamos,
asistencia médica y becas escolares.
En consecuencia, los exiliados se fueron integrando ecnómicamente
en la sociedad mexicana, especialmente a partir de los años
50, cuando se consolida internacionalmente el franquismo y pierden
la ilusión del regreso a España. Sin embargo, la integración social no
se produjo con facilidad. Los exiliados españoles tienden a cerrarse
dentro de su grupo étnico y a desarrollar sus relaciones sociales en
torno a sus propios centros de reunión (Asociaciones regionales,
Ateneo Español, Centro Republicano), colegios (Instituto L1is
Vives, Colegio Madrid) y sanatorios (Sanatorio Español,
Benéfica Hispana).
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NOTAS
1. Archivo Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE). Documentos de la
Ayuda a los Republicanos Españoles, caja M-97.
2. Archivo MAE, M-105.
3. ANAYA, L. Yotros. «Huidos, evadidos, desertores y canjeados. Los canarios
republicanos en la guerra civil española y la 2.a guerra mundial, 19361945.
»
4. Archivo MAE. M-159.
5. Archivo MAE. M-159. Este canje de presos puede ser el mismo que cita
ANAYA (obra citada) «compuesto a partes iguales por militantes del PSOE, de la
CNT y del PCE».
6. Sobre este tema, ver HEINE, H. «La oposición política al franquismo»,
pág. 31.
7. Idem, pág. 126.
8. «Boletín al Servicio de la Emigración Española», 7 sept. de 1939, n.O 4,
pág. 1. .
9. Archivo MAE. M-159.
10. Archivo MAE. M-159.
11. Norma del 14-6-1941. M-220.
12. Archivo MAE. M-308.
13. Archivo MAE. M-105.
14. Archivo MAE. M-159.
15. Archivo MAE. M-108.
16. MATESANZ, J. «México y la República Española. Antología de documentos
1931-1977», pág. 65.
17. GARZA, G. «El proceso de industrialización en la ciudad de México
(1821-1970), pág. 153. La población de México D. F. pasó de 1,6 millones en 1940
a 2,9 millones en 1950.
18. «Boletín al Servicio de la Emigración Española», 7 sept. de 1939, n.O 4,
pág. l.
19. Archivo MAE. M-105.
20. Archivo MAE. M-96.
21. Ibídem.
22. Archivo MAE. M-159.
23. Ibídem.
24. Ibídem.
25. Ibídem.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
BmLIOGRAFÍA
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© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009