MARRERO REGALADO Y EL REGIONALISMO:
ESTACIONES DE TREN, LA MONTANA
Y LA EXPOSICION IBEROAMERICANA
n
José Enrique Manero Regalado nació en Granadilla de Abona -- m
(Tenerife) en 1897. Tras realizar sus estudios primarios y secundarios O
E
en Alcoy (Alicante) y La Laguna respectivamente, se traslada a Madrid E
2
para iniciar los estudios de Ingenieria de Caminos, Canales y Fuertos. -E
0 . - --L ---- 1-- -2 ---- 1-" A-.J:-- -1 X.#..A2A A- l.." --CL-a
i r i c r ~ i u a r g u , I US ~ I I I I I U U ~a í íu~I US UGUIL<L a~ l v l a u l l u UG IUS L ~ I G > - 3
teatros, los cupl6s, la ópera y los bailes rusos; además de las tertulias y -
las visitas diarias al Ateneo madrileño para consultar, con su amigo y -
0
m
compañero de pensión el pintor José Aguiar, las revistas que recogían E
tanto del territorio nacional como fuera de él las numerosas y variadas O
manifestaciones artísticas que se producían en la segunda década de n
este siglo. a-E
Cuando muere su padre en 1916 cambia de actitud ante los estudios, l
se decide por estudiar arquitectura y asiste a vanas academias prepara- n
n
torias. Su constancia daba sus frutos en 1925 al finalizar la carrera en la
Escuela de Arquitectura de Madrid. 3
O
ñlo-n-n "nrihi. l n a aat . i r l ;nc an i ~ n of n ~ h or ; n n ;Ge o t ; i r o la?<-
I V L C U I U I V UUUUU IUJ U J C U U I U J U L L U L I U I b b I L L I J I ~ L I I I I b U I I I U ) I / & J ) UOYU-cialmente
relevante ya que en los años anteriores predominaba una
gran confusión: la arquitectura madrileña insistía en la búsqueda de un
estilo, -basado sobre todo en cuestiones ornamentales- que manifes-tase
alguna caractenstica específicamente nacional. Hasta 1925, - e n
que comienzan a ordenarse las ideas y se centra el interés en problemas
reales de la arquitectura-, las propuestas se reducían a dos: arquitectu-ras
fundadas en el renacer de los estilos históricos nacionales y
arquitecturas que se apoyan en lo regional para dar carácter a las mo-dernas
realizaciones; aunque también hubieron excepciones como las
de Teodoro Anasagasti, introductor en España de las nuevas posibilida-des
del hormigón armado o Secundino Zuazo, cuyas primeras obras aún
1 034 Alvaro Ruíz Rodríguez
eclécticas presentan, sin embargo, un espíritu moderno al concebir la arqui-tectura
tradicional más como punto de partida que como finalidad a recrear1.
En definitiva, un periodo peculiar de nacimiento y desarroilo del carác-ter
nacionalista ylo regionalista dentro de una pauta ecléctica que contrastaba
con el nacimiento del primer racionalismo europeo. Marrero Regalado par-ticipará
de estos planteamientos propios de una generación, con influencias
contradictorias en la Escuela de Arquitectura que pasaba por una crisis de
índole general, coincidente en titulación, formación e inquietudes, que rea-liza
sus primeras propuestas entre 1922 y 1930.
Una vez finaliza los estudios de arquitectura intenta abrirse camino
profesionalmente colaborando, entre 1925 y 1927, en estudios de arqui-tectos
consagrados, algunos antiguos profesores de la Escuela de m
D
Arquitectura. Compañeros de estudios como Francisco Iñiguez y E
Morcillo lo pusieron en contacto por Pascua1 Bravo, muy conocido en O
esas fechas por el proyecto del "Pabellón de España" en la "Exposición n -
=m
de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París" en 1925. Juan O
E
de Zavala, también compañero de estudios, lo introduce en el estudio E
2
de Luis Gutiérrez Soto. Juntos realizarán el Cine Callao, el proyecto del =E
Fdifirin r l ~ C nmpñiz -A-qeg&gxja & T ~ ~ ~ Cy dQiyEer,r e~~ h&!r pfi ---e---- --
San Sebastian. Pero el inicio de su despegue profesional surgirá en 3
-
Febrero de 1927, justo cuando cumplía 30 años, y por influencia de su -
0m
pariente Felix Boix, Director de la Compañía de Ferrocarriles del Norte E
de España, ya que entra a formar parte de la misma como Agregado O
Técnico de la Sección de Vías y Obras. En esos momentos, y por n
recomendación de Pascua1 Bravo, va a visitarle Julian Otamendi y -E
Machimbamena, y comienza a colaborar con é1 en la Compañía Urbani- a
2 zadora Metropolitana. Así, Manero trabajará por las mañanas en la n
oficina de Otamendi, en la que se realizaban numerosos chalets y algu- 0
na que otra casa de pisos, y por las tardes en la Compañía de O3
Ferrocamles, donde dólo surgían construcciones de almacenes y repa-raciones
de edificios.
Sin embargo, su situación pronto cambiará cuando el jefe de su
departamento le encarga el proyecto de la nueva estación de Bilbao. Se
habían presentado cuatro proyectos, uno por cada arquitecto de la Com-pañía
y todos fueron rechazados por el Ayuntamiento de la ciudad.
Nueva Estación de Bilbao o Estacidn 'de Abando
El proyecto de la estación de Abando estaba condicionado a una
doble aprobación de la propia Compañía de Ferrocarriles y del Ayunta-
Marrem Regalodo y el regionalismo: estaciones de tren, ... 1035
miento de Bilbao. Marrero era consciente de la importancia y enverga-dura
de la empresa y puso todo su empeño y esmero en la preparación.
Era un reto, su primer gran reto: ya se habían rechazado 4 proyectos
anteriores que debía superar, era deudor de la confianza de su pariente,
el Presidente de la Compañía, y además sabía que podría ser el arran-que
de una fructífera trayectoria profesional.
En 1927 comienza a preparar el proyecto, que interrumpe voluntaria
y momentáneamente para realizar un viaje a París con su madre. De
vuelta a Madrid se dedica intensamente a la definitiva redacción del
mismo, "me aferré a él como un naúfrago". Presentó toda la documen-tación,
cuidadosamente, en carpetas encuadernadas, y varias maquetas.
Al cabo de cierto tiempo, el Ayuntamiento de Bilbao aceptaba el pro-yecio
de la. e~ia~ióidie Abaiid~f dicitaiidv a ki Coíiipa-íx,a por SÜ azieto.
Situada céntricamente en los alrededores de la Plaza de España es
una estación urbana y por ello de mayor complejidad que las estaciones
rurales en los aspectos funcionales y expresivos de su arquitectura.
Marrero realiza una distribución racional de los servicios facilitando la
circulación en todo el edificio. Se trataba de que el viajero al entrar en
la estación accediera en el vestíbulo a las taquillas, expedición de equi-pajes,
salas de espera, etc., y el que llegara pudiera dirigirse fácilmente
a la salida tras recoger su equipaje. Marrero lo consigue ordenando el
interior del edificio con diferentes niveles. Dispone taquillas, informa-ción
general, servicios de W.C., registro de equipajes, pantallas de
información puntual, oficinas varias, etc., en un nivel, -al que se acce-de
directamente desde la calle Hurtado de Mezága-, y en otro, las vías
con sus andenes, -al que se accedía a través de escaleras que recorren
dos plantas en altura-, tal y como aparece con frecuencia en las esta-ciones
alemanas. De esta forma, queda el tráfico de viajeros totalmente
separado del de equipajes, idea que se extiende a partir del ejemplo
francés de Orsay de 1900 y que Marrero conoció muy bien en el viaje
que realiza a París antes de la redacción definitiva del proyecto de la
Estación.
El interior del edificio de viajeros además de facilitar con su distri-bución
el tránsito de usuarios y empleados, debe ofrecer igualmente
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UIlil JCllG UC LUIIIUUIUdUC3 LULl U11 LlClLU gldUU 1IIUIIUIIICIlLUI Y dlLlbLlLU
en consonancia con la imagen exterior de la terminal. Es decir, junto a
las condiciones técnicas y funcionales hay que prever la cuestión esté-tica,
fundamental en el edificio de viajeros, pues era mayoritaria la idea
de dar a estas edificaciones, sobre todo, en las grandes ciudades, un
aspecto decorativo y monumental. "de las dos estructuras diferentes
que componen la estación. -comenta Mercedes López García-, el
1036 Alvaro Ruíz Rodríguez
edificio de viajeros propiamente dicho y la nave, la primera .de ellas es
la parte que liga la estación con las estructuras tradicionales, de las que
tomará los diferentes elementos arquitectónicos que el eclecticismo ve-nía
a ofrecer. La nave en cambio, será el campo donde se experimenten
las nuevas formas, potenciando así el quehacer del ingeniero y su inte-gración
en el campo de la arq~itectura"~E.n la decoración de la nave
destaca una gran cristalera en la que se recogen escenas de la vida y
costumbres del pueblo vasco, y en el edificio de viajeros es más senci-lla,
a base de cenefas y cartelas con diferentes paisajes románticos del
norte de la península.
Marrero se inspiró en el proyecto de la Estación-Norte o Estación de
Abando, de manera muy directa en la "Estación Central de Helsinki" de m
E!ie! (14'4 pr=yva=!!o!'=!o ehru), que hahk &anzu&. gran
notoriedad esos años por el funcionalismo y la claridad de su diseño, la O
eficacia pldstica de su composición y el empleo expresivo de los mate- n
=m
riales. Una solución que se pone de actualidad por la discusión sobre O
E
horizontalidad y verticalidad que ocupaba ese año la -vista "Arquitec- SE
tura". E
También trabaja la resolución figurativa de las torres a partir de un
proyecto americano, la sede comercial e industrial de la firma Schraff 3
de Massachusets; obra del estudio de arquitectura e ingeniería em-
Lockwood, Greene & Co., que se divulgaba ese año en algunas revis- E
tas. La resolución de estas torres aparecerá de nuevo en la solución O
definitiva que realizará Marrero para el Cabildo Insular de Tenerife. n
En 1928 se le notificó la aprobación del proyecto por parte del E
Ayuntamiento de Bilbao. Las obras se inician el mismo año y en 1935 a
se paralizan debido a la negativa del Ministerio a reconocer nuevos n
precios a pesar del incremento de jornales. El contratista Mariano Juste
se arruinó. O3
A raiz del éxito obtenido con el proyecto de la estación de Bilbao el
jefe de la Sección le vuelve a encargar a Marrero la redacción de los
proyectos para las estaciones de la doble vía de Orduña a Bilbao.
La línea de Orduña a Bilbao comprendía la construcción de las
estaciones de Amumo. Luiaondo (Luyando). Llodio, Areta, Miraballes,
Arrigomaga, Artomañá, y Dos Caminos (Arizgoiti), y sus respectivos
equipamientos, atravesando el Valle del rio Nervión. Son estaciones
Manero Regalndo y el regionalismo: estaciones & tren, ... 1037
rurales, obviamente más sencillas que las urbanas, y apenas presentan
problemas de emplazamiento al disponer libremente de los terrenos,
colocándose el edificio en el lado donde está el pueblo al que sirve. Las
más simples sólo tienen oficinas, vestíbulo y almacén, disponiéndose el
alojamiento del guardabarrera en una caseta. Sin embargo, las más
abundantes, y es el caso de las estaciones de Manero, son algo más com-plejas.
Constan generalmente de dos plantas, la parte superior para vivienda
del jefe de la estación y factor, y en el piso inferior, los locales propios del
servicio con la sala de espera generalmente separada del vestíbulo.
Desde el punto de vista arquitectónico, y salvo excepciones, las
compañías ferroviarias preferían para ellas modelos estandarizados que
suponen una economía de gastos bastante considerables, salvo las que
exigen la utilización de determinados materiales y la adecuación a
tipologías estilística peculiares de la zona.
Una estación como la de Bilbao Abando expresa la función para la
que sirve por la disposición y dimensiones de las naves, por su altura, la
forma de las ventanas, una cubierta más amplia etc.; sin embargo, en
las estaciones pequeñas, como las de la doble vía de Orduña a Bilbao,
dende !r. sda prkripd y de espera tienen !u mism a!turr. que !os
demás locales de la planta baja y además existen habitaciones sobre los
locales principales, es difícil evitar el aspecto de casas particulares; por
ello precisamente hay que dar relieve, en una posición escogida ade-cuadamente,
a otras características como el nombre de la estación y el
reloj. Cuando una estación pierde al jefe de bandera, para el reloj y éste
amanece con las agujas rotas y el cristal astillado se dice que ha sido
convertida en apeadero.
Para documentarse, Marrero realizará en 1928 un viaje decisivo
para su carrera y para el desarrollo de sus propuestas regionalistas.
Recorre el Ferrocarril del Valle de Urola en Guipúzcoa, recién termina-
& por P.! q - i r ~ . c td~_ on~-tjmR am-n Coflha_r y toda la lfnea &
Bilbao a San Sebastian. En este viaje, tuvo ocasión de conocer en
Zumaya la casa del pintor Ignacio de Zuloaga recientemente acabada, y
quedó muy impresionado. Junto a una ermita del s. XV, el arquitecto
Pedro Guimón Eguiguren había proyectado una casa en estilo vasco-francés
con motivos de inspiración segoviana. Esta inquietud en relación
ai regionaiismo se confirmará posteriormente en 1932 con motivo dei
inicio de una serie de artículos sobre la imagen de Canarias, dada la
importancia del turismo como fuente de riqueza del Archipiélago; una
campaña que coincide con la "Campaña del tipismo" desarrollada por
el pintor grancanario Néstor Martín Femández de la Torre, al que
Marrero admiraba desde hacía años.
1038 Alvaro Ruíz Rodríguez
La línea del Valle del Urola, encomendada al arquitecto Ramón
Cortázar en 1923 y terminada en 1924, comenzaba en el punto costero
de la Villa de Zumaya, y continuaba en las estaciones de Iraeta. Cestona
(estación balneario y estación de la villa). Azpeitia y Azkoitia, como
estaciones de primera clase. Se continuaba en dirección Ordicia, Tolosa
y Hernani hasta San Sebastián. Cortázar había aplicado la distinción
entre estaciones de primera y segunda clase, expresándola respectiva-mente
en lenguajes cultos y populares. Así, las estaciones de primera
clase de Zumaya y Cestona-Balneario en barroco de casona solariega
blasonada, y, por el contrario, las estaciones de Iraeta y Cestona-villa,
en variantes del caserío popular.
Marrero aplica los mismos criterios en su serie, distinguiéndo la m
D
estación principal de Llodio, con una solución histórica muy patente de E
gran casona barroca, de las otras estaciones de segunda clase. Una O
arquitectura eminentemente racionalista cuya singular belleza radica en n-- m
el acuse de su estructura. El caserio constituye la más genuina repre- O
E
sentación de la arquitectura rural vasca; es de dos pisos, igual que las E
2
estaciones, de planta rectangular, aglomerada, es decir sin patio, y está -E
rnnrnhi r la r n n lnc rnateAalpc inm~ r l i a tncd ~pzl & , pi&z y 12 m&rz. """"""*.'U -v.. L"" 'S.U."~Z.'Z"" s..r'.".-.z.'.-" U".
La mamposteria y el entramado de madera son los componentes del 3
-
edificio: la silleria queda al descubierto y se reserva a los arcos de -
0
m
medio punto del portalón, las jambas de ventanas y puertas, zócalos, los E
enlaces de las esquinas y las fajas divisorias de los pisos. La piedra O
suele tener diversas coloraciones y está revestida de un grueso revoco n
uniforme blanquedo con cal. No hay lujos ornamentales ni caprichos -E
decorativos y sí desprenden una gran sobriedad con predominio de la a
2
línea recta. n
Los balcones son siempre de madera y pintados de verde, y por lo n
general situados en el piso alto, son estrechos, están abrigados por el O3
sa!iente de las techumbres y siempre presentan balaustres torneados.
En su autobiografía incompleta, sobre estos proyectos, Marrero co-mentaba.
"Tardé varios meses en terminarlo. Quería que fueran bien
estudiados y hasta la presentación tenía que ser original. Cada edificio
llevaba una perspectiva acuarela y los planos simulando antiguos per-gaminos.
El conjunto del documento iba envuelto en una carpeta de
piei cuiciaciosamente rotuiacia. Yo sabía que Ci Consejo no estaba acos-tumbrado
a estos refinamientos. El éxito fue rotundo. De la Dirección
me llamaron a los pocos días para comunicarme que se había aprobado
mi pr~yecto"~
El Consejo de Administración acordó, en 1929, por unanimidad ele-varle
la categoria a la de arquitecto de la Compañía con un sueldo
Marrero Regalado y el regionalismo: estaciones de Fe n,... 1039
equivalente a 15 años de antigüedad. Tras los proyectos de las estacio-nes
le surgirán diversos encargos privados en Bilbao y Santander.
Arquitectura de la Montaña
En tercero de carrera Marrero había conocido el libro de Vicente
Lámperez, de 1922, "Historia de la arquitectura Civil en España" don-de
se recogían dibujadas las propuestas regionales que la caracterizan
como la casona montañesa, el caserio vasco, la masía catalana o el
cortijo andaluz; además, conocerá expresamente la arquitectura monta-ñesa
en el curso de proyectos, con Teodoro Anasagasti, cuando realiza
en 1924 una excursión de estudios a la provincia de Santander. Desde
las oficinas de Gutiérrez Soto y los hermanos Otamendi tendrá la opor-tunidad
de proyectar los lenguajes de la arquitectura regionalista vasca
y montañesa; pero serán, sobre todo, los trabajos de las estaciones de
tren, el conocimiento de la obra de Leonardo Rucabado, figura funda-mental
del regionalismo cántabro, y de la arquitectura de la provincia
de Srilitaiid~i,q üieíies seiiiaiáii las bases ylua !a postei-ioi prupüestas
marreriana, en la creación de un estilo arquitectónico regional cuando
se traslada definitivamente a Canarias, en 1933. Con esta idea, en sep-tiembre
de 1932, pocos meses antes de su partida, publica en el
periódico tinerfeño "La Tarde", un artículo titulado "Hacia el estilo
arquitectónico regional", con el que inicia una serie de conferencias y
escritos en los que hace una defensa de la necesidad de reivindicar un
cierto populismo regional. "El estilo -escribía Marrero-, general-mente,
es producto de una emulsión entre el arte y las condiciones
sociales y cIimatoIógicas sostenidas en determinadas etapas de
florecimiento o decadencia de un pueblo y ese balcón sostenido impor-
?& p r ! OS primprec spfigriec que zvpcinci,mfi pfi 12s i s ! ~n ~ i ~ crerl ~ r---- ---
un elemento histórico de la arquitectura regional, pero nunca un estilo ...
Nuestras características están aún cristalizando ... y ya hoy con una
minuciosa observación podrían entresacarse una porción de detalles
que sólo esperan que el arte los una y los ennoblezca como primer
brote de un estilo serio y bien cimentado'"! En el artículo a pesar de lo
ambicioso del título, condensa la opinión que le merece la arquitectura
tradicional de las islas, en la que no distingue entre arquitectura culta y
popular; su síntesis de los elementos definitorios de un posible estilo
canario los realiza a partir de las construcciones populares rurales ubi-cadas
en los caminos y en diseminado. En realidad defiende la
racionalidad arquitectónica de las construcciones populares en su res-
1040 Alvaro Ruiz Rodriguez
puesta al programa mínimo de la vivienda. Este artículo no se acompa-ña
de una propuesta dibujada, pero es el precedente de su actividad
como Fiscal Provincial de la vivienda a partir de 19395. Este mismo año
en que escribe el articulo realiza su primer proyecto de Chalet para
situarse en la Rambla del General Franco, en el tramo correspondiente
al parque municipal, en construcción en aquel momento.
Santa Cruz de Tenerife
El tipo arquitectónico del Chalet de Aurora Meléndez (viuda de
Beautell) dibujado por Marrero es la arquitectura montañesa, que como ,, -
hemos indicado conocía sobradamente, de torres, soportales, aleros de E
gran voladizo, balcones, tejas, etc ... Es una vivienda unifamd~ar, de 3 O
plantas, paralela a las construidas por Miguel Martín Femández de la n-- m Torre para Mercedes y Rafael Martín, en la entonces Rambla XI de O
E
Febrero, y donde ambos comenzarán a desarrollar los elementos que SE
posteriormente demandará la sociedad canaria en la posguerra. El lu- -E
!zari es significativo del pugilato de ambos arquitectosi que se completa Ci
con el chalet que años más tarde ejecutará Marrero para los Acea. 3
El Chalet de Maxirnino acea, de 1933, es el primer proyecto realiza-
- -
0
m
do en Santa Cruz de Tenenfe, en la Rambla General Franco, en el que E
se combina la tipología de la vivienda moderna y los elementos regio- O
nales, y en el que destaca el diseño y amueblamiento de interiores, con n
una aplicación imaginativa de los materiales; también hay que resaltar -E
la vivienda para Concepción Pedreira, de 1938, primer proyecto de a
2 vivienda unifamiliar en que Marrero recurre al tipo de "hotelito", con n
lenguaje regional y diseño de elementos con materiales tradicionales; n
añadiéndosele la importancia concedida al color, que tanto defendió en O3
sus escritos y cuyo resultado constituye una expresión de la tradición
del pintoresquismo británico en su aspecto más exótico. Dado el origen
tipológico de la arquitectura montañesa y la procedencia británica de
muchos de sus elementos, constituía una continuidad con respecto a la
tradición del "hote1ito"generalizado en los barrios de ciudad-jardín de
ambas capitales, y en áreas residenciales suburbanas y rurales de alta
¿L;idad M La go-ül, a (Tener;' fe o Taihha(.G iai czE&-iaj.
Así, podriamos citar otros ejemplos más tardíos, como la casa para
Martínez de la Torre, en la Rambla del General Franco semiesquina a
Lavaderos, de 1941. Es una vivienda unifarniliar, también, según la
tipología del hotelito, heredera del cottage transformado desde princi-pios
de siglo en el país, especialmente en el Norte, que constituye una
Marero Regalado y el regionalismo: estaciones de iren, ... 1041
variedad rica de tipos regionales en la obra de regionalistas de esta
zona como Leonardo Rucabado o Manuel M." Smith Ibarra. La vivien-da
para Pablo Larrarte, en la Rambla General Franco y Avda. Benito
Pérez Armas, de 1942, tiene de nuevo claras influencias de la arquitec-tura
montañesa, que se acompaña de un proyecto decorativo para los
interiores; o ya en las postrimerias de los 50, la Casa de Ruíz Benítez
de Lugo y García Sanjuán (1949), en la Rambla del General Franco,
ejemplar representativo de los criterios racionalizadores de las plantas y las
fachadas regionalistas inspiradas en la arquitectura montañesa de Rucabado.
La Palmas de Gran Canaria
Estas influencias las podemos encontrar también en muchas de las
obras que Manero realizó en Las Palmas -después de abrir estudio a
mediados de los años 40 en la calle Albareda-, por recomendación de
su gran amigo el decorador Juan Márquez; estudio que permanecerá
funcionando después de su muerte en 1956 por medio de su sobrino
f?éfix M&Tere, q u i t e c t ~te &vfz e.", ac-il~e. e;emp!~~!e
constituyen, el proyecto realizado para Crisóstomo Díaz Castellano, en
Ciudad Jardín, León y Castillo 279, de índole y configuración similar a
la vivienda de Ruíz Benítez de Lugo, ambos de 1949; o el proyectado
para Pedro A. Neyra, también en Ciudad Jardín, de 1950, en la calle
García Castrillo esquina a Jovellanos.
Además, no podemos olvidar otros proyectos y obras significativas
de la Ciudad como el Frontón de Las Palmas y el edificio de Editorial
Prensa Canaria, en la calle de León y Castillo, la casa de Margarita
Galván de Culatto, en la Plaza de Cairasco, el edificio para la Cruz
Roja, en Ciudad Jardín, diversos chalets en Tafira y Ciudad Jardín,
cinematógrafos, etc ...; así como otras propuestas diferentes: el Colegio
de Médicos, el edificio de los hermanos González Suarez y el de Hijos
de Juan Rodríguez, en el Puerto de La Luz, la Escuela de Magisterio, el
edificio para Factoria de Pescados, en Guanarteme, importantes inter-venciones
en Triana, en el Gabinete Literario, o las 306 viviendas que
realizó para el Cabildo de Gran Canaria, en el Barrio de San José.
El Mission Revival
Marrero, además, antes de regresar a las islas tuvo la oportunidad de
enriquecerse con otras propuestas. El mismo año que era nombrado
1 042 Alvaro Ruíz Rodríguez
arquitecto de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, se
celebraba en nuestro país dos grandes exposiciones: la Exposición In-ternacional
de Barcelona en los terrenos de Montjüic y la Exposición
Iberoamericana de Sevilla en los jardines del Parque Maria Luisa, entre
la ciudad y el Guadalquivir. La Exposición del 29 en Barcelona no
abrió nuevos derroteros para la arquitectura, -y a destacar el famoso
pabellón de Mies Van der Rohe como pieza fundamental del movi-miento
moderno- y la Exposición Iberoamericana, -como dice Oriol
Bohigas-, "fue el cante del cisne de la tendencia regionalista que
había tenido gran predicamento en toda Españav6. A Marrero le intere-só
más la Exposición de Sevilla que la de Barcelona. En Sevilla, en el
Pabellón de Canarias, o más correctamente. Pabellón de las Mancomu- m
D
nidades Interinsulares de cabildos de las provincias de Santa Cruz de E
Tenerife y Las Palmas, colaboró desinteresadamente en algunos aspec- O
tos decorativos que fueron realizados por los artistas Bonnín Guerín y n -
=m
Torres Edwards. En cambio sí realizó, por encargo del Ingeniero jefe, O
E
los trabajos de decoración del stand del Cultivo del Tabaco en España: SE
el diseño de diversas vitrinas, dibujos de cartelas ornamentales para las =E
diferentes variedades de tabaco, un mostrador y anaquelena para una
expendeduria pública y un estudio-maqueta de una fábrica ideal. La 3
exposición, aglutinada bajo la idea del hispanoamericanismo, fue inau-
- -
0m
gurada en 1929 pero comienza a gestarse en la primera década del E
siglo. De hecho. "la pervivencia que el regionalismo en las artes tuvo O
en Sevilla fue paralela a la larga historia del desarrollo de los prepara- n
tivos para la celebración del certámen7. Mientras se hacían estos -E
preparativos comenzaban a llegar a España las revistas americanas que a
2 daban impulso a un estilo basado en las misiones de California; presen- n
te en la Exposición Iberoamericana, el llamado "estilo misiones", o 0
como lo denomina acertadamente Karen J. Weitze. "Mission Revival", O3 interesó de forma particular a Marrero Regalado.
Después de más de un siglo en el que sucesivos grupos de inmigran-tes
había impuesto, en una tierra cuya diversidad física animaba al
colonialismo cultural, unas formas de construir heredadas, los
californianos descubrieron en las misiones Franciscanas la fuente para
la creación de un estilo regional distintivo. Los constructores echaron
mano de ia arquirecrura pasrorai y monásrica para dar formas a hoteies,
estaciones de ferrocarril, edificios, escuelas y chalets. Sin embargo, lo
que había empezado como una protesta romántica pasará a rentabilizar
las ruinas franciscanas para atracción del turismo y desarrollo de la
zona. La semilla del "Mission revival", estaba en el pasado hispano
dominado por la religión en California. Fue un movimiento de ida y
Matrero Regalado y el regionalismo: estaciones de Iren, ... 1 043
vuelta pues inspirándose en el estilo colonial español repercute de nue-vo
en nuestra arquitectura contribuyendo a nuevas realizaciones con
matizaciones propias de la arquitectura tradicional canaria en el caso
del Mercado de Nuestra Señora de Africa en Santa Cruz de Tenerife.
Una arquitectura dominada por un gran patio central rodeado de arca-das,
alrededor del cual se distribuyen las diversas estancias y otros
patios secundarios, cubiertas de tejas y diferentes relaciones de escala,
balcones, grandes arcos de entrada, torres; sólo falta su iglesia de porta-da
barroca, que aunque no fue ideada porque el edificio se concibió
como pueblo canario para exposición Iberoamericana y el Mission
Revival, en los momentos que el pintor grancanario Néstor Martín
Femández de la Torre instala su estudio definitivamente en Las Pal-mas.
Ambos compaginarán el ejercicio profesional con una importante
de diuUlgacj~r,d e arq."iiecc"ia y aíllGOS tiüSieiV1i eli
cha una serie de objetivos, no siempre coincidentes, que tenían como
principal preocupación la creación de una infraestructura turística
generadora de riqueza para las islas. La idea principal que trae Néstor a
Las palmas consiste en una contribución personal al despegue económi-co
insular en el que el turismo habría de convertirse en un nuevo ciclo
económico; propuesta que resumirá en una conferencia dictada en 1936,
pocas fechas antes del inicio de la Guerra Civil, con un enorme éxito de
convocatoria por la efervecencia de la reciente división provincial; todo
ello, ha sido estudiado con profundidad por la profesora Saro Alemán
en sus distintas publicaciones sobre el pintor.
Marrero también se dedicó a dar conferencias y hacer declaraciones
diversas en la prensa escrita y radio. Publicó diversos artículos, entre
ellos, "Hacia el estilo arquitectónico regional", "Expresión de la arqui-tectura
en Tenerife" y "El color en la arquitectura", que polemizarán
con el Consejo de redacción de Gaceta de Arte, y que nos ofrece una
clara idea de la operatividad perseguida en la campaña. En realidad
la-...-,...,. ,.c.-,.,.:.. -- ..-" A- ,.-*--A-- 1- -..-.-:*--A .--- -:-..
1 v l a I I c x u uIicLia ~u uiia iiiaiicia uc cii~ciiucii a aiqulLcxLuld, ~ 1 1 U1 I~I ~
arquitectura determinada. Intención que explica su posterior actividad
oficial durante la autarquía. Seguirá defendiendo la vigencia del
neocanario hasta sus últimos días como queda patente en la "sesión
crítica de arquitectura", llevada a cabo en su casa-estudio, (y de la que
da constancia la "Revista Nacional de Arquitectura" en su número ex-traordinario
dedicado a Canarias, del año 1953), y en su reflexión final
en el "Diario de Las Palmas" en el año 1956; ya enfermo y tal vez
presintiendo un cercano final escribió un articulo titulado "Nueva Ar-quitectura
Canaria", en el que examina diversos aspectos de esta
arquitectura y que concluía así. "En los interiores, por ese amor que
1 044 Alvaro Ruíz Rodríguez
secularmente se ha tenido en Canarias por el hogar y después de las
creaciones de nuestro gran pintor Néstor, se marca muy fuertemente en
la decoración y la artesania, el sello de las nuevas y originales tenden-cias
que, al guardar una armonia con las composiciones arquitectónicas,
crean un conjunto de innegable estilo que el público, crítico o profano,
en rara coincidencia, reconociendo una nueva orientación bautizó
merecidamente titulándolo: Estilo canario. Indudablemente este estilo,
-bueno o malo, pero con una indiscutible y cierta originalidad-, na-ció
en las Islas después del primer tercio de nuestro 1900 y está creado
en sus principios. Resta sólo que por una vulgarización ejemplar y con
la esforzada ayuda de los arquitectos que hayan de.-venir se mantenga,
se mejore y se etemicem8. Poco después de regreso de un viaje por m
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América fallece en su casa de Santa Cruz de Tenerife. E
fie üii -U&ectu fGrn,6 pafie de toda Uiia geiicracibn se "
n caracterizó por una elección alternativa entre la tradición, -y aquí -
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cabe tanto el tipismo como los "autenticos valores" nunca bien aclara- O
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dos, en una mezcla llena de ambigüedades-, y la asimilación E
2
racionalista; en este último sentido, efectivamente, no podemos dejar de =E
referirnos al compromiso de Manero Regalado con lamodernidad en 3 una interesantísima obra realizada en la década de los 30, sobre todo en -
Tenerife, de resultados similares a la producción de Miguel Martín -
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Femández de la Torre, sobre todo en Gran Canaria. De hecho, cuando E
Marrero llega a Tenerife en 1933 proyecta al mismo tiempo un edificio O
neocanario y otro racionalista. n
La Escuela de arquitectura, la Seseción vienesa, el germen del Mo- -E
vimiento Internacional, la Exposición de Artes decorativas de París, la a
2
Exposición Iberoamericana de Sevilla y la arquitectura califomiana de n
0 misiones, la arquitectura vasca y Rucabado ..., de toda esa mezcla sale
con dignidad una arquitectura de composición escenográfica con una O3
intencionalidad lógica del equilibrio de quien será una de los mayores
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Matrero Regalado y el regionalismo: estaciones de tren,... 1045
1. Su personalidad está vinculada a Canarias, por las obras y proyectos que legó
tras su forzada residencia en Las Palmas de Gran Canarias, entre 1939 y 1942, exiliado
después de la Guerra Civil espaiiola.
2. LOPEZ GARCIA, Mercedes: M.Z.A. Historia de sus estaciones. Madrid, 1986,
p. 31.
3. MARRERO: Autobiografín ... pp. 191, 192.
4. La Tarde. Santa CNZ de Tenerife, 15 de septiembre de 1932.
5. NAVARRO SEGURA, María Isabel: "La opción regional como expresión de
lo típico". En Arquitectura y Urbanismo en Canarias (1968-1988). Las Palmas de
Gran Canaria (1989).
6. BOHIGAS, Oriol: Arquitectura Espariola de la Segunda República. Barcelona,
1973. p. 42.
7. TRILLO DE LEYVA, Manuel: La Exposición Iberoamericana. Sevilla, 1980,
p. 46.
8. Diario de Los Palmas, 17 de Enero de 1956.