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ESTADO DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN LA
CUBA DE 1898:
APORTES CIENTÍFICOS DE CUBANOS,
ESPAÑOLES Y EXTRANJEROS
Roberto Díaz Martín
Se pasa revista a la situación de la Ciencia y la Tecnología en Cuba durante el
período inmediato anterior y posterior a 1898. En el campo de las ciencias médicas, físicas
y naturales y otras cercanas se destaca el papel desempeñado por la Real Academia de
Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana, constituida fundamentalmente por
cubanos que en ese momento tenían ciudadanía española. Sin embargo existieron casos
que mantenían ciudadanía francesa o británica, que se vieron precisados a pasar a miem-bros
honorarios (con la consiguiente pérdida del derecho al voto dentro de la Academia).
La principal influencia científica del momento en el campo de la medicina en Cuba era de
Francia, país en el que se habían formado no pocos Académicos. Dos razones existieron
para que pocos cubanos fueran a España en busca de formación científica y técnica, en
muchos casos no veían a la ciencia española como la más avanzada y la otra que España
como país dominante no inspiraba a quienes buscaban una cultura de matices indepen-dientes
y anhelaban alcanzar superioridad sobre los propios españoles alcanzando un am-biente
de libertad y progreso.
Resulta innegable sin embargo que en determinadas esferas, como la construc-ción
tanto civil como militar española resultó de gran impacto y requiere ser estudiada con
mayor profundidad. En otros campos tecnológicos la influencia inglesa y norteamericana
fue determinante, tal y como se podrá ver de la acción de personajes y de los hechos que se
relatan con posterioridad en el presente trabajo. En los casos de la tecnología no se cono-cen
de asociaciones o corporaciones similares a las de la Academia, (excepción hecha de
la Sociedad Económica de Amigos del País) y en la introducción de nuevos productos
tecnológicos se pueden apreciar casos de negociantes de espíritu emprendedor, quizá sin
mucho conocimiento técnico pero con mucho deseo de lograr éxitos comerciales.
La ofensiva comercial de los Estados Unidos en Cuba, se puede apreciar de una
cita conocida del Cónsul norteamericano en La Habana, quien alrededor del año de 1881,
expresó: “Comercialmente, Cuba se ha convertido en una dependencia de los Estados
Unidos, aunque continúe dependiendo políticamente de España”. Ya por esa época las
compañías norteamericanas eran poseedoras o iniciaban la compra de ingenios, fincas
azucareras y otras propiedades importantes.
Esta situación, en la ciencia y la tecnología se agudiza a partir de 1898 con la
intervención militar norteamericana y la influencia del vecino del norte resulta aún mayor.
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La ciencia
La Ciencia en Cuba del siglo XIX se encuentra indisolublemente ligada a la Real
Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, fundada en 1861, si bien sus antece-dentes
se remontan a mucho antes.
En 1728 se funda la Real y Pontificia Universidad de la Habana. Ya en el año de
1797, se editan en Cuba obras de botánica, medicina, agricultura, y química.1 Es conocido
también el papel de la Sociedad Económica de Amigos del País (1793), en el desarrollo
económico, educativo, científico y en la introducción de las tecnologías de avanzada de la
época. La labor educativa a partir de la segunda década del siglo XIX de figuras como
Félix Varela, introductor de la enseñanza moderna de la Filosofía, la Física y del primer
laboratorio de física experimental en Cuba, y su influencia a través de sus seguidores,
José Antonio Saco, y José de la Luz y Caballero, preparan el camino.
Toda esta labor precursora, sirvió para que un nutrido grupo de médicos, físicos,
naturalistas y farmacéuticos, promovieran la creación de la Academia de Ciencias Médi-cas
Físicas y Naturales, en La Habana, que quedó solemnemente inaugurada el 19 de
mayo de 1861 como resultado de un decreto de la Reina de España, Isabel II, de 6 de
noviembre de 1860.2
Real academia de ciencias médicas, físicas y naturales de La Habana
La creación de la Academia fue el resultado de 35 años de peticiones de científi-cos
cubanos, encabezados por el notable médico cirujano Nicolás José Gutiérrez, que
resultó electo su primer Presidente y reelecto durante los años subsiguientes hasta su muerte
en 1890. Debido al poco interés de las autoridades españolas de la época el proyecto de
una Academia de Ciencias en Cuba, había sido rechazado al principio pero, con los años
resultó de gran ayuda el hecho de que dos pacientes del Dr. Gutiérrez hubieran sido los
Capitanes Generales, General José G. de la Concha y Leopoldo O’Donnell que con poste-rioridad
ostentaron relevantes cargos en la península. El General Francisco Serrano Go-bernador
General de la Isla en 1857, muy ligado a las anteriores figuras, apoyó la última
solicitud efectuada durante su gobierno las pasó a las Cortes. Desde luego que esta rela-ción
médico-pacientes no fue la única influencia para la aprobación de la solicitud.
La Academia contó en su inicio con 30 miembros, y a partir de 1867 pasó a tener
50 miembros, contaba con tres secciones: medicina y cirugía, ciencias físicas y naturales y
farmacia. Además contaba con 7 comisiones permanentes por ciencias (14 a partir de
1867). No existían limitaciones en cuanto al número de miembros de mérito, honorarios
(retirados) o corresponsales. Sólo los miembros plenos tenían derecho al voto.
Entre 1861 y 1898 formaron parte de la Academia 172 miembros plenos y 33
miembros de mérito, además de 69 miembros correspondientes: 24 de las restantes ciuda-des
de la Isla, 21 de España (península), 13 de los Estados Unidos, 6 de Francia, 2 de
México, 2 de Venezuela y 1 de Puerto Rico.
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El status de Real, confería a la Academia una posición oficial, sin embargo los
estatutos aprobados por la Reina, le concedían una considerable autonomía. La principal
función de la Academia, relativa a las discusiones científicas, estuvo sin embargo afectada
por labores oficiales relacionadas con la solicitud de las autoridades de pronunciarse con
relación a honorarios por servicios médicos, acerca de la introducción y calidad de los
medicamentos, dictámenes forenses, etc. La actividad de la Academia a pesar de los es-fuerzos
por mantenerse como una “república de la ciencia” estuvieron afectados por los
acontecimientos políticos de la época. Lo cual llevó a algunos de sus miembros al exilio o
a pasar a la condición de honorarios.
Por su composición, el principal tema de la Academia era la Medicina, la Cirugía
y la Farmacia, pero también en menor grado se ocupó de la Historia Natural, la Ingeniería,
las Humanidades, la Química, la Arquitectura y la Física.
A pesar de las escasas asignaciones financieras y que nunca logró contar con
dependencias o laboratorios propios para las investigaciones, la Academia logró formar
una Biblioteca pública especializada, y un importante Museo principalmente de Historia
Natural... Además apoyó la creación y sostuvo una importante relación con la Sociedad
Antropológica (1877) y la Sociedad de Estudios Clínicos (1879). Asimismo publicó miles
de trabajos científicos de manera ininterrumpida en sus Anales de la (Real) Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana (1864-1958).3
Las discusiones científicas mas importantes llevadas a cabo por la Academia
fueron relacionadas con la fiebre amarilla, el cólera y la vacunación antivariólica, relati-vas
a farmacia, higiene y medicina legal, así como otras relacionadas con la historia natu-ral,
la física, la meteorología y el clima, con la agricultura y también tecnológicas, en las
cuales brillaron importantes figuras científicas.4
En el año de 1898, la Academia tomó el nombre de Academia de Ciencias Médi-cas
Físicas y Naturales de la Habana, nombre que mantuvo hasta su extinción en el año de
1962.
Tecnología
Los conocimientos y detalles acerca de la situación de la isla de Cuba con res-pecto
a la tecnología y su transferencia desde los países más avanzados, Europa y Estados
Unidos en muchos aspectos aún no se encuentra profundamente estudiado, aun cuando
algunos estudiosos cubanos y extranjeros han aportado obras de gran valor en campos
específicos. En el presente trabajo pretendemos presentar de manera sintética una panorá-mica,
aunque parcial, de la situación tecnológica en nuestra Isla alrededor de 1898, con
particular énfasis en los aspectos de la tecnología eléctrica, el alumbrado eléctrico, las
comunicaciones eléctricas y el inicio de la enseñanza superior en el campo de la ingenie-ría.
5 Lamentablemente la importantísima tecnología azucarera no ha podido ser incluida.6
Una breve cronología de hechos significativos, científicos, tecnológicos o no,
acaecidos avanzado el siglo XIX y principios del XX, relacionados de una forma u otra
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con la ciencia, la tecnología (su introducción en Cuba), y que nos permiten tener una idea
general de la situación al respecto se incluye en el Apéndice I al final de este trabajo.
Ferrocarriles
La Historia de la introducción de los ferrocarriles en Cuba está íntimamente rela-cionada
con la necesidad de la transportación de la industria azucarera, y lo consideramos
de gran interés en tanto marca un punto de partida en la tradición cubana de introducción
temprana de tecnología.
Como se sabe la introducción del ferrocarril en Cuba antecede la de su utilización
en su antigua Metrópoli, España.
Gracias a las gestiones de la Junta de Fomento, presidida por el Conde de
Villanueva, el 19 de noviembre de 1837, fue inaugurado el primer tramo de la Habana a
Bejucal, y tan solo un año después se abrió el segundo tramo Bejucal- Güines.7
En el mes de enero de 1842, fue sacada a pública subasta el arriba mencionado
ferrocarril que pasó a manos de la Compañía de Caminos de Hierro de la Habana, que
obtuvo la concesión a cambio de la ampliación del ramal Rincón San Antonio, San Felipe
a Batabanó, y de Güines a Unión, obras que fueron concluidas entre 1843, que entró el
tren a Batabanó y 1849 en Guanajay. Entre 1857 y 1861, se ampliaron los servicios a
Catalina y el tren entró en Matanzas en 1861.
Fue autorizada la Compañía del Ferrocarril de la Bahía de la Habana a construir
un ferrocarril de Regla a Matanzas. Esta propia compañía inició el servicio Regla
Guanabacoa por esta misma época.
Esta compañía amplio sus servicios y después fusionada con otras se convirtió en
la empresa de Ferrocarriles Unidos de la Habana. Esta última compañía, en fusión con
otros ferrocarriles que operaban en las provincias de Pinar del Río, Matanzas y Santa
Clara formaron ya hacia 1898 la compañía inglesa Ferrocarriles Unidos de la Habana y
Almacenes de Regla Ltd. con un capital de 16 millones de pesos. Esta compañía operó con
diversas ampliaciones hasta el triunfo de la Revolución.
A partir de 1900 se comenzaron obras de construcción de FFCC de Santa Clara a
Santiago de Cuba y por el norte desde Santa Clara a Puerto Tarafa cerca de Nuevitas a
cargo de la empresa F.C. del Norte de Cuba. Inició sus operaciones también los Ferrocarri-les
Consolidados (Cuba y Norte de Cuba) que cubrieron tramos en las antiguas provincias
de Santa Clara, Camagüey y Oriente.
Telégrafo y cable submarino
Las comunicaciones han resultado siempre una necesidad de la humanidad. Des-de
su presencia en las Américas los españoles se vieron necesitados de una rápida y confiable
comunicación, el servicio de Correos fue organizado prácticamente desde la llegada de los
colonizadores. Sin embargo por razones de tiempo no nos adentraremos en esta interesan-
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te tema, al igual que otros medios de comunicación a distancia de amplio uso por el ejér-cito
español como lo fue el aparato óptico llamado Heliógrafo. Nos concentraremos en la
introducción y posterior desarrollo del telégrafo eléctrico.
El telégrafo eléctrico se ensayó por primera vez en Cuba, con carácter experi-mental
en 1851, por iniciativa del ingeniero norteamericano Samuel Kennedy, pero la
primera línea telegráfica permanente no entró en uso hasta 1853 entre La Habana y Bejucal,
de unos 25 km de longitud y que seguía el trazado del primer tamo de ferrocarril. Según
opinión de los empresarios de este último, “la introducción del telégrafo incrementó la
rapidez y seguridad de la operación y equivalía de hecho a sustituir por una doble vía los
caminos de hierro del país...”
La primera oficina telegráfica, denominada estación Cañedo, estaba situada jun-to
a las puertas de Monserrate de la, todavía existente en esa fecha, muralla de la ciudad.
A mediados de 1853 el gobierno decidió crear una Escuela de Telegrafía, donde
se graduaron después de unos 4 ó 5 años unos 17 alumnos. En 1857, entró en vigor el
primer Reglamento Telegráfico y ya funcionaban 19 estaciones del telégrafo. Ya por esta
época se consideraba inminente el tendido del cable submarino interoceánico entre Amé-rica
del Norte y Europa, lo cual después de fallidos intentos se estabilizó a mediados de
1866. Fueron varias las propuestas para realizar un enlace submarino entre Cuba y el
exterior, pero después de varias fallidas propuestas, se inauguró en septiembre de 1867 un
servicio de telegrafía a través del cable tendido entre Cuba y la Florida por la International
Ocean Telegraph Company, autorizada por el gobierno español para en forma de monopo-lio
por 40 años, explotar el negocio de las comunicaciones telegráficas entre Cuba y los
Estados Unidos. El privilegio mencionado fue más tarde transferido a la Western Union
Telegraph Company. El cable submarino de 1867 fue el primero que se tendió para comu-nicar
dos naciones en el hemisferio occidental.
Mientras tanto la red telegráfica no deje de extenderse por el interior de la isla; en
1864 la red llegó a Santiago de Cuba.
En 1868 la red tenía 29 estaciones. Es conocido el hecho de la filtración de la
noticia de orden de detención de los principales conspiradores (para lograr la independen-cia
de España), que llegó telegráficamente a las estaciones de Bayamo y Manzanillo, y
que precipitó el estallido de la revolución el 10 de octubre de 1868.
Durante los 10 años de la Guerra, el gobierno español, por razones obvias, impul-só
extraordinariamente la expansión del telégrafo y al final de las hostilidades el número
de estaciones era de 172.
Sin embargo, como puede imaginarse, la red telegráfica resultaba altamente vul-nerable
por los insurgentes cubanos, por ello y como una forma de evitar las interrupcio-nes
realizadas a filo de machete, en abril de 1870, se autorizó a la empresa británica Cuba
Submarine Telegraph Company para tender un cable telegráfico bajo el mar entre Santia-go
de Cuba y Cienfuegos con continuación hasta Batabanó. Por esa misma época también
fue autorizada la West India and Panama Telegraph Company para unir mediante otro
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cable submarino a Cuba y Jamaica. En 1888 se instaló otro cable similar entre Guantánamo
y Haití. Como era de esperarse, los daños infligidos durante la guerra a la red telegráfica
fueron de consideración. También, esta técnica de destruir las comunicaciones del enemi-go
fue utilizada por los Nortemericanos en abril de 1898, ya a finales de la Guerra de
Independencia, cortando los cables submarinos de la isla. La fusión de los servicios de
Correos y Telégrafos dispuesto y ejecutado por las autoridades españolas de la isla a fines
de siglo, fueron nuevamente separados a partir de la intervención militar norteamericana,
que dispuso el paso de los servicios telegráficos al Cuerpo de señales del ejército norte-americano.
Se reconstruyeron las líneas dañadas durante la guerra y ampliaron las mis-mas
extendiéndose a unos 5.600 km las líneas en servicio. Quedaron en funcionamiento
77 estaciones telegráficas y los equipos receptores Morse de cinta fueron sustituidos por
otros de tipo acústico. El resultado de los trabajos realizados por el Cuerpo de Señales del
Ejército Interventor de los EE.UU. aparece en un mapa editado por este organismo el
estado a principios del siglo XX.8
Teléfono
Se acepta generalmente, que el escocés Alexander Graham Bell inventó el teléfo-no
en Boston entre 1875 y 1876. Sin embargo se discute, aún hoy día, si el florentino
Antonio Meucci, no le precedió en el invento. Antonio Meucci, trabajó en la Habana,
como mecánico del Teatro Tacón, y durante su tiempo libre utilizó sus baterías eléctricas
(usadas principalmente en los “efectos” de teatro y adicionalmente, para realizar trabajos
de electroplateado contratados por el ejército español) y también para realizar experimen-tos
de electroterapia. Entre 1849 y 1850, Meucci aseguró haber descubierto en la Habana
la transmisión de la palabra por medios eléctricos, cuando realizaba una sesión de
electroterapia en un paciente. Al respecto realizó la solicitud provisional de la patente en
los Estados Unidos en 1870, pero no logró obtener el apoyo financiero necesario para
desarrollar su telégrafo parlante.9
Si se exceptúa la instalación experimental de Meucci, los primeros teléfonos no
fueron introducidos en Cuba hasta 1879 (de fabricación norteamericana). En 1881 se die-ron
los pasos para instalar el primer sistema telefónico de la capital (Western Electric
Co.), ya a finales de este año la red disponía de unos 33 km de líneas y 78 estaciones
instaladas. En 1884, el número de teléfonos instalados ascendía a 533, cifra que decreció
en 1888. A partir de esta fecha se hizo cargo del sistema la compañía titulada Red Telefó-nica
de la Habana que ya en 1895 contaba con 34 km de líneas y unos 1.500 abonados.
Hasta 1909 no se contó con el servicio telefónico de larga distancia y en ese propio año el
presidente de la República concedió a la empresa Cuban Telephone Company (constituida
en los Estados Unidos) para instalar y explotar por tiempo indefinido servicio telefónico
de carácter local en distintas poblaciones de la isla, y de larga distancia en toda el territorio
y le fueron traspasados todos los derechos que disfrutaba la Red Telefónica de la Habana
y la Havana Telephone Company.
En noviembre de 1910, las 112 telefonistas que se habían encargado de
interconectar a los 3.700 abonados de La Habana fueron sustituidas por un sistema auto-mático
Strowger instalado para 5.000 líneas que contaba con una estación central, dos
sucursales y una red soterrada. En 1913 el número de abonados llegaba a 8.220 y el siste-
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ma se había extendido a toda la isla (31 centrales y más de 12.200 abonados). Según
periódicos de la época en 1915 el Centro Telefónico de la Habana se encontraba entre los
siete del mundo con más de 10.000 líneas automáticas.
Radiocomunicaciones
Como inicio de las comunicaciones por radio (telegráficas) pudiera señalarse la
comunicación de carácter experimental realizada entre el Morro y la Punta entre los ope-radores
(presumiblemente norteamericanos) G. Morin y C. G. Rowe y del otro extremo
los estudiantes de la recién inaugurada escuela de ingenieros electricistas de la Universi-dad
de la Habana con su profesor al frente el Ing. Ovidio Giberga.10
Sin embargo no fue hasta mayo de 1905 que comenzó a funcionar de manera
continua la primera estación comercial radiotelegráfica, propiedad de una empresa funda-da
por el inventor norteamericano Lee de Forest y su objetivo principal era establecer
comunicación con los buques que surcaban aguas cercanas. En 1907 durante la segunda
intervención norteamericana, la United Fruit Company instaló una estación radiotelegráfica
del mismo tipo para servir sus intereses con centroamérica.
En 1909 el Gobierno cubano contaba con 8 estaciones radiotelegráficas marca
Telefunken. También en esa época funcionaba una potente estación radiotelegráfica desde
la base naval de Guantánamo, amén de dos cables submarinos tendidos desde la misma
hasta Nueva York y Cristóbal puerto de entrada del futuro Canal de Panamá (iniciado en
1906).
En 1916 el Gobierno adquirió nuevos equipos en los Estados Unidos y se instaló
un potente emisor de 20 kw en la estación del Morro que contó con los primeros tubos
electrónicos (audiones) que aumentaban la sensibilidad de la misma.
Como nota curiosa podemos decir que el primer radioaficionado parece haber
sido Frank J. Jones que residía en Cuba en Tuinicú cerca de Sancti Spiritus, y que en 1912
instaló un emisor de chispa y una antena dispuesta desde la torre de enfriamiento del
central.
La educación tecnológica superior
En cuanto a la enseñanza tecnológica se refiere parece ser que en la primera
mitad del siglo XIX era prácticamente nula, a pesar de los esfuerzos al respecto de figuras
tan prestigiosas como la de Don José de la Luz y Caballero. A mediados del siglo XIX se
iniciaron estudios de nivel medio en la Escuela de Náutica y Máquinas y en la ya mencio-nada
Escuela de Telegrafistas. En 1863 se realiza una reforma general de la enseñanza que
trata de introducir asignaturas de aplicación a la Agricultura, Artes Industriales y Comer-cio.
El título que se aspiraba a alcanzar era el de Bachiller en Artes. Se propusieron escue-las
superiores (escuelas de ingeniería) con sus correspondientes grados de Bachiller, Li-cenciado,
y de Doctor. Pero todo no pasó de los decretos. Y la realidad obligaba al trasla-do
a la Península (o a otros países) a los interesados en obtener instrucción técnica supe-rior.
En 1871 aparece un nuevo decreto que en la práctica limita aún más las posibilidades
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de la escasa educación técnico profesional disponible, aun cuando organizaba los estudios
en las Escuelas Profesionales.
El 30 de abril de 1882, bajo los auspicios de la Diputación Provincial de la Haba-na
y por iniciativa de Fernando Aguado y Rico, se funda la Escuela Preparatoria de Artes
y Oficios para las enseñanzas técnicas y profesionales.
Esta Escuela, de enseñanza gratuita y clases nocturnas jugó un importante papel
desde su fundación hasta nuestros días. En 1900 el Secretario de Instrucción Pública y
Bellas Artes, Enrique José Varona, informa elogiosamente acerca de la gestión de la Es-cuela
y propone la construcción de un nuevo edificio, construido e inaugurado el 16 de
mayo de 1902 en la calle de Belascoaín.
A diferencia de la Escuela Profesional de la Habana que desaparece con la crea-ción
de los estudios de ingeniería en la Universidad de la Habana, la Escuela de Artes y
Oficios de la Habana continuó sus labores durante el siglo XX y contribuyó notablemente
a la formación de obreros calificados y técnicos medios para el desarrollo del país.
La Escuela de Ingenieros, Electricistas y Arquitectos se creó por la Orden No.
226 de 30 de junio de 1900, dictada por el gobierno interventor norteamericano, a pro-puesta
del Secretario Enrique José Varona.
En el plan Varona, la duración de los estudios en las carreras de Arquitectura e
Ingeniería Civil eran de 5 años mientras que en la de Ingeniería Eléctrica eran de 4 años.
Esta última estaba orientada básicamente hacia la rama energética, si bien se incluía la
enseñanza de elementos de la telefonía y la telegrafía. Ya hemos visto la participación de
los alumnos de ingeniería eléctrica junto a su profesor en el experimento de telegrafía sin
hilos entre el Morro y la Punta.
Como dato curioso podemos decir que el primer título expedido en estas Escue-las,
el 21 de mayo de 1901 a nombre del Sr. Andrés Ramón Castellá y Abreu, como inge-niero
civil, que también recibió el primer título de Arquitecto el 13 de septiembre de 1901.
La matrícula inicial en el curso de 1900-1901 fue de 80 alumnos.11
Iluminación y suministro de energía eléctrica
La iluminación eléctrica se introduce de manera experimental en La Habana, en
el año de 1862.12 Sin embargo fue en la noche del 22 de febrero de 1889, a eso de las doce
y media, cuando se encendieron por primera vez en el Parque Central de la Habana las
lámparas de arco que se habían instalado allí poco antes. Amén de otras consideraciones
de estética no podía negarse que las nuevas lámparas daban mucha más luz que sus ante-cesoras
de gas.
El generador había sido situado en la antigua fábrica de gas de Tallapiedra, de la
compañía Spanish-American Light & Power, empresa dirigida por hombres de negocios
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estadounidenses y con capital aportado principalmente por inversionistas del patio, que
habían fundado la Compañía Española de Alumbrado de Gas en 1844.
A comienzos de 1882, el inventor norteamericano T. A. Edison, llamado el “Mago
de Menlo Park”, había inaugurado su primera central en los Estados Unidos en la calle
Pearl en Nueva York.
El sistema de bombillos incandescentes de Edison fue instalado en el café El
Louvre, frente al Parque Central. A pesar de los esfuerzos de Edison por promover su
sistema en Cuba, parece que solo logró instalar su sistema en los locales del Diario de la
Marina.
En la época a que nos referimos se libraba una batalla por conquistar el mercado
y a pesar del desarrollo alcanzado por el sistema Edison, éste se basaba en el uso de la
corriente directa, lo cual restringía fuertemente el tamaño máximo del área de servicio. El
sistema de corriente alterna, desarrollado originalmente en Europa, daba la posibilidad de
servir con una sola planta una ciudad grande.
Esta ventaja fue utilizada por el conocido hombre de negocios estadounidense
George Westinghouse, que se aprovechó adquiriendo patentes europeas y otras del inven-tor
croata de ascendencia servia Nikola Tesla, y desarrolló un sistema de corriente alter-na,
y cuya primera instalación comercial funcionó en 1886. Este sistema perdura hasta
nuestros días.
La primera instalación comercial que la Spanish American instaló y puso a fun-cionar
en la capital fue del sistema Westinghouse, con alternadores monfásicos situados
en Tallapiedra, lámparas de arco en calles y parques y lámparas incandescentes para el
alumbrado de interiores.
Estas instalaciones se hicieron a base de alambres desnudos tendidos al aire libre
y a pesar de las protestas airadas de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales
de la Habana, en boca de su Secretario el Dr. Torralbas y del Dr. Claudio Delgado (Acadé-mico)
que abogaban por el soterrado, el Ayuntamiento hizo caso omiso a las recomenda-ciones.
En 1895 accionistas cubanos y españoles de la Spanish American se rebelan con-tra
los malos manejos de la Directiva norteamericana y reorganizan la compañía de forma
que la mitad de la directiva quede integrada por accionistas del país. El Dr. Claudio Delga-do
es designado Administrador de la compañía. En esta época el Diario de la Marina
reproduce la información de que la Spanish American es una de las principales propieda-des
norteamericanas en el país.
El 22 de febrero se prueba con éxito el encendido de la iluminación eléctrica de
los parques Isabel la Católica y Central desde los alternadores monofásicos Westinghouse,
instalados en Tallapiedra. El servicio regular de alumbrado por arco eléctrico se realiza a
partir del 3 de marzo.
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En mayo de 1889 se alumbran con luz eléctrica los teatros Albizu y Cervantes,
así como diversos establecimientos comerciales. El servicio alcanza los locales del Ayun-tamiento
y la Capitanía General.
En los primeros días de septiembre del propio año, en medio de grandes fiestas,
se inaugura oficialmente el servicio público de alumbrado eléctrico en Cárdenas.
A fines del año la planta de Tallapiedra tiene instalados 3 alternadores
Westinghouse (1.500 lámparas incandescentes de 16 bujías c/u), 5 dínamos de cd (50
lámparas de arco de 1.200 bujías). Se hayan en proceso de instalación 1 alternador y 2
dínamos adicionales.
Pese a la guerra que se libra en los campos de Cuba, y a la falta de pago por el
alumbrado público en Matanzas, mejora el estado económico general de la Spanish
American.
En el año de 1900 la administración militar norteamericana instala una planta
eléctrica en el Castillo de la Fuerza para el alumbrado de varias dependencias guberna-mentales
próximas y otra en el Hospital Mercedes.
En 1901, La Havana Electric Railway Company (de capitalistas de Montreal,
norteamericanos y residentes en Cuba) inaugura el servicio de tranvías eléctricos de la
capital. Su planta eléctrica, en la esquina de las calles Blanco y Colón, cuenta con dína-mos
de corriente directa.
En julio de 1902 se autoriza a Tiburcio Castañeda para instalar en la ciudad de La
Habana un sistema de corriente alterna trifásica de 60 Hz, con una red de distribución
soterrada. La concesión otorgada por 99 años, da lugar a controversias y debates.
En agosto se autoriza a la Compañía Eléctrica de Cuba (del banquero N. Gelats)
para instalar otro sistema eléctrico en La Habana.
El periódico El Mundo instala una planta eléctrica propia.
En octubre de 1903 se autoriza a la Havana Electric Railway para vender libre-mente
parte de la energía eléctrica generada en su planta, previa conversión a corriente
alterna.
A fines de año se otorga a la Havana Subway Company la concesión para soterrar
caños destinados a alojar conductores eléctricos.
En 1905, comienza a construirse en el Vedado (calles 11 y 26) el edificio de la
planta de la Compañía de Electricidad de Cuba, donde se instalarán equipos AEG alema-nes.
La Spanish American entra en tratos con la General Electric para renovar equipos
e instalar turbinas de vapor.
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En septiembre la Spanish American se reorganiza y adopta el nombre de Compa-ñía
de Gas y Electricidad de La Habana.
Suministro de agua
El abasto de agua a la ciudad de San Cristóbal de la Habana resultó un problema
prácticamente desde su fundación; cisternas, aljibes y otros medios de almacenamiento
fueron usados al principio. Durante 243 años fue la Zanja Real a partir de 1592 la que
abasteció de agua a vecinos y viajeros. Sin embargo, si bien la Zanja era un magnífico
medio para riegos y otros menesteres, era una pésima forma de conducir aguas potables.
En 1835 se puso en funcionamiento el Acueducto de Fernando VII, consistente en una
tubería de unos 7.500 m que conducía el agua desde el lugar llamado El Husillo en el Río
Almendares hasta la ciudad. Pero este Acueducto no brindó el caudal que se esperaba y
fue necesario continuar utilizando la Zanja para amortiguar los padecimientos de la pobla-ción
por las insuficiencias y defectos del abastecimiento de agua.
No es hasta el año de 1856, en que el entonces Coronel de Ingenieros, Francisco
de Albear y Lara, más tarde Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Médicas
Físicas y Naturales de la Habana, proyectó y construyó un nuevo acueducto que condujera
las aguas desde los manantiales de Vento hasta la ciudad.13 El proyecto recibió Medalla de
Oro en 1878 en la Exposición Universal de París, como justo reconocimiento a los méritos
de la obra (aún hoy día a más de 100 años de inaugurado, abastece el 19 % de las necesi-dades
de agua de la Capital). Esta obra realizada con mucha lentitud y enormes dificulta-des
ya en 1878 fue conectada a la red del existente acueducto de Fernando VII, que co-menzó
a distribuir, aunque de forma muy limitada, las aguas de Vento. Albear fallecido en
1887, no logró ver terminada su obra, que fue inaugurada en 1893.
El aporte de esta monumental obra para su época fue determinante para suminis-trar
a La Habana un gran caudal de aguas limpias, con un valioso aporte a la salubridad de
la ciudad.
APÉNDICE
1837- Se inaugura en Cuba el Ferrocarril Habana-Bejucal. Un año después es extendido hasta Güines.
1938- Se inaugura en la Habana el gran teatro Tacón.
1841- Se abre en la Habana el primer estudio fotográfico por daguerrotipia.
1844- El Ayuntamiento de la Habana autoriza a la Compañía Española de Alumbrado de Gas para estable-cer
un servicio público de ese fluido, con una planta generadora (de gas) en Tallapiedra.
1845- El 24 de julio se termina el faro O’Donnell, el castillo del Morro.
1853- Con la línea Habana-Bejucal empieza a funcionar el servicio telegráfico (eléctrico) en Cuba, que ya
en 1864 se extiende a las principales poblaciones de la Isla.
1860- Comienzan a circular en la Habana los tranvías de tracción animal.
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1861- Se funda la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana.
1862- En julio se proyecta sobre la capital un intenso haz de luz producido por arco voltaico, alimentado
por una batería eléctrica. En agosto del propio año se brinda una función de luz eléctrica en el teatro
Villanueva.
1863- Se inicia el derribo de la muralla. Labor concluida en 1865. Comienza a funcionar el ferrocarril
Habana-Marianao, con estaciones en Tulipán, Cerro, Ceiba, Buenavista, Quemados y Marianao.
1867- Entra en servicio el primer cable submarino tendido entre La Habana y la península de la Florida. Se
inaugura el servicio telegráfico internacional de Cuba con los Estados Unidos, España, y otros países.
1868- Se rectifican las coordenadas geográficas de La Habana mediante señales telegráficas transmitidas
entre esta ciudad y Washington a través del cable submarino. Se inicia la Guerra de los Diez Años por la
independencia de Cuba.
1877- El ayuntamiento habanero autoriza a la compañía Havana Gas Light Company para establecer un
servicio público de alumbrado por gas. El ingeniero Catalán José Dalmau realiza en la Habana las prime-ras
exhibiciones de alumbrado por arco eléctrico.
1882- Entra en servicio la planta de la Havana Gas, en competencia con el servicio que venía prestando la
Compañía Española. Se hace funcionar en el café de El Louvre, frente al parque Central una instalación
de iluminación eléctrica por lámparas incandescentes. El 4 de septiembre Edison inaugura su primera
central eléctrica en los Estados Unidos, en la calle Pearl. Se establece el servicio telefónico en la Habana.
1882-85- Se establece la iluminación eléctrica en el parque Central. Y un sistema de iluminación eléctrica en
el Diario de la Marina, y en la fábrica de chocolates La Colonial de la calle Muralla.
1883- Hasta 1884 José Martí redacta notas periodísticas acerca de las novedades del progreso del alumbra-do
eléctrico en el mundo y advierte sobre el peligro de importación de tecnologías no completamente
desarrolladas.
1884- Las Cortes Españolas acuerdan la emancipación completa de los esclavos en Cuba.
1887- Tiburcio Castañeda solicita la autorización para utilizar las aguas del río Almendares para establecer
el alumbrado eléctrico de Puentes Grandes, La Chorrera, el Vedado y el Carmelo.
1888- El 11 de noviembre, a solicitud del ayuntamiento, la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y
Naturales de la Habana elabora un informe sobre el proyecto presentado por la Spanish-American para
soterrar la red de distribución eléctrica que se realice.
1890- El 1ro. de enero se inaugura oficialmente el servicio público de alumbrado eléctrico en La Habana.
(equipos híbridos Westinghouse y Thomson-Houston) El 14 de marzo se promulga un Real Decreto
donde se establecen los requisitos técnicos que deben cumplir obligatoriamente las instalaciones eléctri-cas.
1891- Se amplía la capacidad de la Planta de Tallapiedra para darle también servicio eléctrico al Vedado.
Por disposición del Gobierno Provincial se hace obligatorio el uso de la iluminación eléctrica en los
teatros de la capital.
1898- Se constituye el supermonopolio General Electric, por fusión de las grandes compañías norteameri-canas
Edison y Thomsom-Houston.
1893- Se inaugura el Acueducto de Albear, modelo de obra de su género en la época, destinado a abastecer
de agua potable a La Habana. El gobierno General autoriza la construcción de una planta hidroeléctrica
en los Molinos del Rey, junto al río Almendares, cuyo propósito era suministrar energía eléctrica a los
barrios de La Ceiba y Puentes Grandes.
1894- El 4 de mayo el Gobernador General de la Isla concede permiso a la Spanish American para explotar
un servicio de alumbrado eléctrico en la Habana.
1895- Inicio de la Guerra de Independencia de Cuba.
1897- A comienzos del año se proyectan las primeras películas cinematográficas en la Habana, donde tam-bién
se realiza la primera filmación.
1898- En abril, tomando como pretexto la voladura del acorazado norteamericano “Maine” en la bahía de
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La Habana y alegando solidaridad con la lucha de los cubanos por la libertad de su patria, el gobierno
estadounidense le declara la guerra a España. Este solicita la paz en agosto y el 10 de diciembre se firma
el Tratado de París, por el cual habría cesar la soberanía española en Cuba. Los Estados Unidos ocuparían
temporalmente a la Isla, y se adjudicarían la posesión de Puerto Rico, las Islas Filipinas,Guam y otras
antiguas colonias españolas. A fines de año llega el primer automóvil a La Habana.
1899- El 1ro. de enero comienza la primera ocupación norteamericana del territorio de Cuba. La Habana
tiene más de 240.000 habitantes.
1900- A mediados de año se crea en la Universidad de la Habana la Escuela de Ingenieros, Electricistas y
Arquitectos, que incluye una cátedra de Ingeniería Eléctrica.
1901- El 2 de marzo el Congreso de los Estados Unidos aprueba la Enmienda Platt.
1902- El 20 de mayo se inaugura en Cuba la República, con Tomás Estrada Palma como su primer presi-dente.
El 23 de enero se efectúa un enlace telegráfico por radio entre el Morro y la Punta.
1905- Entra en servicio, en terrenos del Vedado, la primera estación radiotelegráfica comercial de Cuba,
instalada y explotada por la compañía norteamericana Lee de Forest.
1909- El Gobierno otorga a perpetuidad el monopolio del servicio telefónico tanto local como de larga
distancia a la empresa norteamericana Cuban Telephone Company.
1910- Comienza a funcionar en La Habana el servicio telefónico automático.
NOTAS
1 En el año de 1797, denominado por el Historiador de las Ciencias cubano, José López Sánchez, como año
de la eclosión del movimiento científico cubano, aparecieron las obras, sobre botánica Disertación sobre
algunas plantas cubanas, de Baltasar Ma. de Boldo, en medicina, la Oración inaugural en elogio de la
cirugía, de Córdova, y la Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, de
Romay; en agricultura, el Discurso sobre las buenas propiedades de la tierra bermeja para el cultivo de
la caña de azúcar, Memoria sobre la cría de abejas, de Eugenio de la Plaza; en química, Memoria sobre
el mejor modo de fabricar el azúcar, de J.F. Martínez de Campos. Sobre Filosofía, circula el manuscrito
Filosofía Electiva, de José A. Caballero.
2 La obra de Pedro M. Pruna, en imprenta, titulada La Real Academia de Ciencias de La Habana (1861-
1898), presenta una exposición detallada de la institución, discusiones, publicaciones, figuras mas desta-cadas,
reglamento, etc. Una reseña mas breve aparece en Isis, 1994, 85: 412-426, National Science in a
Colonial Context, The Royal Academy of Sciences of Havana, y en Hechos históricos relacionados con la
ciencia y la tecnología acaecidos en La Habana 1521-1998, del propio autor. En Instituciones científicas
cubanas del siglo XIX, Editorial Academia, La Habana, 1994, de la autora Mercedes Valero, Editorial
Academia, 1994, también aparece una breve cita.
3 Existe un índice analítico, elaborado por Zoe de la Torriente Brau y publicado por el Museo Histórico de
las Ciencias “Carlos J. Finlay”, La Habana, 1974, 2 Vols.
4 Entre las figuras más prestigiosas de la institución, en el siglo XIX, se encontraban los miembros funda-dores,
Nicolás José Gutiérrez, Felipe y Andrés Poey, Álvaro Reynoso, Manuel Fernández de Castro,
Joaquín García Lebredo, Fernando González del Valle y Ramón Zambrana. También fueron figuras pres-tigiosas,
Carlos J. Finlay, Francisco de Albear, Francisco Adolfo Sauvalle, Ambrosio González del Valle,
Antonio Mestre, Carlos de la Torre, Luis Montané, Luis María y Rafael Agustín Cowley. Entre sus miem-bros
de mérito, José de la Luz y Caballero, José Antonio Saco, Juan C. Gundlach y Vicente Antonio de
Castro.
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5 Nos hemos basado para esta exposición, principalmente, en trabajos de investigación realizados en nues-tro
Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Tecnología por José Altshuler, Miguel González y
más recientemente por el que les habla.
6 El estudio de la producción azucarera en la etapa esclavista en Cuba ha sido estudiada y sus resultados
publicados en la obra El Ingenio, de manuel Moreno Fraginals. 3 Vols., Editorial Ciencias Sociales, 1978.
Sin embrago los cambios ocurridos a partir de la abolición de la esclavitud y el estado de la tecnología
azucarera hacia el final del siglo XIX. El actual nombre de “Central (azucarero)” fue introducido hacia la
década de 1830, con los grandes evaporadores al vacío y posteriormente las centrífugas cambiaron el
esquema de la antigua manufactura e hicieron posible la gran industria, con la consiguiente ruina de los
pequeños productores. El proceso de concentración industria-campos cañeros que se inicia a mediados
de siglo se acelera a partir de 1880 con la contribución del ferrocarril para le tiro de las cañas. A esta
nueva industria se la llamó ingenio central y más adelante solamente Central. El estudio de la Historia de
la introducción de las nuevas tecnologías azucareras requiere aun mayor sistematicidad y profundidad.
7 La obra Caminos para el azúcar, de los autores Oscar Zanetti y Alejandro García, trata profundamente el
tema de la introducción y uso de los ferrocarriles en Cuba y remitimos a la misma a todos los que se
interesen por ampliar sus conocimientos de tan importante tema.
8 Un mapa editado y publicado por la Secretaría de Comunicaciones de la República de Cuba, en el año
1939, muestra el estado de las líneas de circuitos telegráficos en esa fecha, sin embargo y quizá como una
comparación, al pie del mismo aparece el Esquema de los Circuitos de Líneas Telegráficas que funciona-ban
bajo la dirección del cuerpo de señales del Ejército de Ocupación de los Estados Unidos el 20 de
mayo 1902.