APORTACION AL URBANISMO DE LA COMARCA
NOROESTE DE GRAN CANARIA. FUNDACION
DE ERMITAS EN LA VILLA DE GUIA
EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII
El estudio del fenómeno urbano en la Historia Moderna ha sido
abordado con importante intensidad en etapas recientes por los his-toriadores,
no sólo como el reflejo de un espacio a describir y que se
encuentra con una articulación en función de una geografía; mas o
menos determinante, sino, al contrario, se esta intentando plasmar la
acción que ejerce la cultura, el pensamiento y la formación
económico-social sobre la relación hombre-espacio cuyo resultado
es la ocupación y aprovechamiento del medio.
Estos estudios han alcanzado un gran desarrollo tanto en el
extranjero, principalmente en Europa', como en nuestro país2,
repercutiendo directamente sobre la investigación llevada a cabo en
nuestras islas, adaptando las teorías a las peculiaridades y compleji-dades
que implica nuestra geografía fraccionada, la mezcla de cultu-ras,
traidas por los diversos grupos humanos que han arribado a
ellas y por la dependencia económica del exterior que secularmente
hemos sufrido3.
No debemos olvidar que en las Islas Canarias se desarrollaba
una formación social de carácter feudalizante, pues la renta y la dis-tribución
de ésta era la base de las relaciones de intercambio
económico-social. La apropiación, realizada por la coacción y por
medios como podían ser el diezmo, caía en pocas manos. Así en una
sociedad donde no existía, al comienzo de su período moderno, una
mercancía específica y determinante del intercambio de productos,
provocó esta situación, que ésta se desdoblara y con ello, los pro-ductores
la enajenasen en manos de la clase poderosa.
296 Pedro Quintana Andrés
La ciudad, el urbanismo, nace como consecuencia de esta reali-dad
pero a su vez atrofiado por un sistema que se aprovecha de una
situación, pero a la que vira la espalda, surgiendo un hábitat urbano
que se:
((muestra una clara incapacidad a las transformaciones brus-cas,
o tan solo rápidas, del sistema productivo social)).
Este complejo panorama social nos explica, inicialmente, la
problemática en la adaptación que sufren los núcleos urbanos anti-guos
a partir del siglo XIX en el archipiélago, con el cambio trauma-tico
que significó pasar de una formación económico-social de m
D
carácter feudal a una de corte capitalista.
No deseamos en esta oportunidad profundizar en las causas y O
razones por las que se desarrollaron los procesos urbanísticos en la n-- m
isla de Gran Canaria, o de sus logros y fracasos, sí, en cambio, que- O
E
remos mediante un pequeño ejemplo como es el caso de la villa de E
2
Guía, hacer una especial reseña de la relación que existe entre la - E
estructuración del habitat y el orden establecido, tanto social
como económico. 3
-
Dentro del proceso urbanístico de finales del siglo XVii en la -
0
m
isla de Gran Canaria destaca el auge en las construcciones religio- E
sas, que en si tienen una importante influencia sobre la fisionomía de O
ciertos núcleos5. Frente a la relativa latencia en la que se ve imbuida n
la isla en esta centuria, la erección de monasterios, iglesias y de -E
ermitas serán los hechos más sobresalientes y dinámicos por el a
2
ascenso que experimentan en comparación con tiempos pretéritos. n
Destacan, por el gran número de fundaciones, las ermitas que desde n
los primeros momentos de la conquista fueron elemento determi- O3
nante para la creación de núcleos de población de nueva planta
(Arucas, Moya, Guía ) 6. A partir de la qegunda mitad del siglo xvii
y principios del XVIIi existe una verdadera eclosión del proceso de
ptr^nmgo y f~ndgci~ne&s este tipo de edificios r&ginsos, que no
creemos que esté directamente ligado a un nuevo sentimiento reli-gioso,
pese a las recientes teorías y concepciones dogmáticas de la
lglesia y el intento de erradicar los elementos distorsionadores de la
Fe, sino que lo debemos unir al impulso y cristalización de un
modelo socio-económico, donde la consolidación de una serie de
f-iiias o deiiirü be: p r o doiiiiíialyte, do !Ug%- a qqUe
estas intenten perpetuar su memoria y poder a base del prestigio, a
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canana ... 297
su vez que tal actitud les permitirá consolidarse y avaruar dentro del
estamento social al cual pertenecen.
Si bien la ermita sigue manteniendo la misma funcionabilidad
antes y dentro de este proceso, será su concepto ideológico-social el
que experimente un fuerte cambio a mediados del setecientos. Mien-tras
las ermitas construidas entre finales del siglo XV y del XVII tie-nen
la característica de estar realizada bajo patronatos colectivos y,
salvo contadas excepciones, forman parte de la comunidad de fieles,
en cambio en el período que nos ocupa existe un paralelismo entre la
errección de estos edificios y la vinculación de bienes, realizándose
estas fundaciones religiosas antes o después de la amortización de
las propiedades.
En la zona noroeste de Gran Canaria poseemos varios ejem-plos
del proceso anteriormente descrito. En la etapa que analizamos
se crearon o se intentaron erigir más de ocho ermitas y se dotaron a
otras que habían perdido totalmente o en parte su dotación anterior.
Casos como este último sucece en la dotación que se hace a la
ermita del puerto de Agaete7, y en el caso de las fundaciones lo
observamos en las que realizan, entre otras muchas, el capitán Man-rique8,
o la del presbítero Betancurt9. Todo este proceso tiene como
trasfondo el reflejo de la unión entre una ideología religiosa-política,
en la que se hace participar activamente al pueblo aunque no
intervenir, y el poder.
Si bien existe una religiosidad popular con unos componentes
que muchas veces se aleja de los conceptos y espíritu de lo que signi-ficaba
el ser cristiano, no por ello va a dejar de ser la religiosidad
popular el principal elemento que utilice el grupo social dirigente
para alcanzar sus objetivos de protagonismo social, y aplacar sus
deseos de fama y consideración. Al mismo tiempo que se fomenta
esta ideología se crea el elemento religioso, en este caso la ermita,
donde el pueblo reconoce el bien realizado por el fundador y permite
a este, en una cierta compensación, que su memoria no se destruya
tanto a nivel popular como familiar: al vincularse las pro-piedades.
El estamento social más poderoso, una fuerza basada en la
apropiación de las rentas y en la vinculación de bienes, no sólo
estaba compuesta por grupos que se basaban en la tierra para su
dominación sino que existían elementos protoburgueses incrustados
en e! qUe se caracterizaba:: p ~SrU b erza finmciera y cerner&!. Ne
parecía que este grupo pudiera realizar una labor de mecenazgo cul-
298 Pedro Quintana Atidrés
tural y social de cierta envergadura, contentándose, para satisfacer
la ostentación ante su grupo y el resto del pueblo con crear fundacio-nes
de carácter espiritual (mandas pías, capellanias), o de tipo
económico-social (mayorazgos, patronatos), uno de cuyos reflejos
fue la construcción de ermitaslO.
Por contra a lo que ocurre en otros lugaresi1, la riqueza no se
plasmó en una labor de fomentar los aspectos artísticos-culturales,
lo cual podría llevar a pensar que no existía en la isla verdaderos
detentadores de importantes fortunas, o con grandes propiedades
basadas en la terratenencia, por el espacio geográfico y la dependen-cia
en que se encuentran, aunque creemos que la causa principal
procede de la distribución equilibrada de la apropiación de la renta ,, - por el grupo de poder (Monasterios, grandes propietarios, clero), lo E que daba como resultado que no pudiera existir un desequilibrio a O
favor de unos u otros, y por ello la imposibilidad de la creación de
n-= grandes obras de ostentación. m
O
E Será a fines del siglo xvri, cuando los rendimientos de las ren- E
2 tas comiencen a tener un crecimiento sostenido, cuando se empiecen E
a consolidar en la cúspide del estamento privilegidado un grupo de =
familias y personas destacadas que busquen el modo de demostrar 3
su poder y grandeza que disfrutaba, una vez alcanzados los objetivos - - 0
del predominio económico. m
E
O
2. EL PROCESO URBANO DE GUIA A FINES DEL SIGLO XVII n
-E
a
2
n
En la comarca noroeste de Gran Canaria nos encontramos con 0
un espacio bien diferenciado, dentro del conjunto de la isla, por la 3
relación interna económico-social que existe entre sus diversos O
núcleos de población. Estos poseen una fuerte jerarquización, en
función del grupo privilegiado, asentado históricamente en Gáldar y
Guía, entre ellos, apareciéndosenos, en ciertos aspectos, como una
comarca cerrada tanto a nivel social y ec~nómicoco mo en todo aque-llo
que se refiere a la relación entre los diversos grupos de poder de
la zona12.
Podemos diferenciar, a grandes rasgos, dos tipos de núcleos
poblacionales en la zona; los viejos núcleos protourbanos de los abo-rígenes
(Galdar, Agaete, Acusa), sobre los que se asentaron poste-riormente
los conquistadores y colonizadores, manteniendo sus
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 299
antiguas características en su trama urbana, y los de nueva planta
como son: Moya y Guía.
La villa de Guía surge a finales del siglo XV entorno a una
ermita, la de Nuestra Señora de Guía, fundada por el conquistador
Sancho de Vargas13. Este es un tipo de asentamiento poblacional
que no es ajeno a nuestra geografía, aunque una de las particularida-des
de Guía es que tiene un rapidísimo crecimiento en su población
y economía, adquiriendo una importante entidad en la zona al segre-garse
en 1526 de Gáldar. En estos momentos pasará a monopolizar
una serie de factores económicos, políticos, etc., hasta finales del
siglo XvU. A fines del seiscientos la villa se mostraba al viyero
como un sitio regalado pues era;
«un lugar más poblado y de mucho lucimiento de edificio, que
tendrá más de 500 casas, todas hauitadas de moradores natura-les.
Ay en este lugar muchas personas nobles y hazendadas;
tiene muchas aguas y grandes frescuras y recreazión de güertas
y arboledas, cantidad de uiiías, trigo, cebada, centeno,
millo (...)»14
Es un núcleo que posee un esquema urbano casi definido y que
aun, en parte, se mantiene hasta nuestros días. Existían dos zonas
que bipolarizaban a la villa; la que se encontraba alrededor de la
Iglesia de Nuestra Señora que era la denominada «villa de abajo)),
donde se encontraban las casas más importantes, las calles poseían
ya un trazado definido y existían pocos espacios o solares para cons-truir.
La otra parte destacable de la villa se encontraba alrededor de
la ermita de San Roque, surgida con bastante posterioridad a la igle-sia
parroquial, era la denominada ((villa de arriba)), que hasta finales
del seiscientos era casi un descampado llamado «los llanos de
San Roque)), pero que prontamente los solares son vendidos, la
mayoría a rédito redimible, a personas modestas que erigen casas de
pequeñas dimensiones. Fuera del casco de la villa existía otro hito
reiigioso importante como es ia ermita de San Sebastian, pero que
no constituye centro urbano al encontrarse enclavada en pleno cen-tro
de feraces cercados, como el de «El Naranjo)) que poseía el
monasterio de San Antonio de Gáldar.
El dinamismo urbano de la villa es intenso a fines del seiscien-tos,
tal como comprobamos a través de las fuentes consultadas, con
importante cantidad de construcciones de viviendas, incluso la pro-
300 Pedro Quintana Andrés
pia iglesia va a ser construida de nuevo, junto a numerosas calles
que se van realizando. Es un auge urbano importante aunque dentro
de unas limitaciones que venían impuestas en función de los proce-sos
económicos y demográficos en los que se estaba viendo envuelta
la isla. La expansión demográfica sera un factor decisivo en esta
etapa, pese a que muchas veces se vera interrumpida por períodos de
crisis cíclicas, de corta duración habitualmente. Es una demografía
con las características típicas del antiguo régimen e imbuida por los
procesos económicos y políticos exterioreres pero con fuerte reso-nancia
en las islas.
Se trata de un despegue demografico destacable, casi revolucio-nario,
ya que desde 1686 a 1860 la población multiplicó sus efecti- m - vos por más de cuatro (aproximadamente 4,6);
O
((Crecimiento destacadisimo pero sin revolución demogra- - -
fica ni económica: persiste el régimen demográfico an-
d
tiguo.)) l5 E
B
Este dinamismo urbano, demográfico y económico de Guía y
-
B de toda la zona noroeste con ser importante no está correctamente $
evaluado dentro del contexto insular, debido quizá al proceso de ale- - = n
targamiento urbano que sufre Las Palmas que puede dar a entender m
que es un factor concurrente al resto de los núcleos de la isla. O
En Guía surgirán dos hechos puntiiales para su urbanismo a S
fines del siglo XVII y comienzos del setecientos, que son los que -
1
vamos a examinar en el presente artículo; las fundaciones de las 2
ermitas de Santa Catalina de Siena y la de San Antonio. La primera 2 -
como patronato individual y la segunda como fundación particular - 8
B
del alférez José Rodríguez. Ambas tendrán como común denomina- $
dor el deseo del reconocimiento por la población del prestigio y cate- o
goría de los fundadores, que deseaban ser recordados a lo largo de
su vida y posteriormente a ella.
2.1. La ermita-hospicio de Santa Catalina de Siena
La figura histórica de sor Catalina de San Mateo (1646-1695),
profesa en el convento de San Bernardo, está relativamente estudia-da16,
aunque son escasas las reseñas que existen sobre su vida, salvo
las que tenemos de la gran fama que adquirió en los hechos realiza-
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 301
dos en su existencia y después de muerta que le dieron los símbolos
de la santidad. Su fama de taumaturga y visionaria traspasó las fron-teras
comarcales e insulares motivando que este halo de santidad
que envolvía su persona fuera la base para pedir su beatificación,
aunque ésta nunca llegó a producirse. No es ahora nuestra intención
ahondar en la biografía, procesos que realizaron para su beatifica-ción
o la certeza de sus hechos, sí, en cambio, nos interesa descubrir
el significado de su vida, obra y proceso de posible beatificación en
su villa natal, Guía, donde tanto el pueblo como la élite local se
unieron en la fundación de una ermita de la advocación de Santa
Catalina de Siena, que introdujo algunos elementos distorsionantes
dentro del urbanismo, bipolarizado secularmente, de la villa.
La idea de erección de la ermita surge al poco tiempo del óbito
de la presunta santa, aunque la primera referencia importante de
creación de edificio surge casi un año después de la muerte de sor
Catalina de San Mateo17. Este primer deseo se completa al poco
tiempo con el proyecto de unir a la ermita un hospicio para la reco-gida
de pobres, huérfanos y expósitos.
El primer paso se encaminó hacia la adquisición de la casa
donde nació dicha monja y que pertenecía a una antigua vecina de
Guía, Leonor García, profesa del convento de San Bernardo en el
año de 1 6801*.E ste inmueble es adquirido en 1696 por 16 próceres
de la villa con la intención de erigir en su solar dicha ermita. Los
diversos poderes recaudat~rios'~co, ntrataciones20,e tc., darán como
resultado que lo que iba a ser una fundación popular sea monopoli-zada
por la élite local en su beneficio. Si bien en un primer momento
sólo se deseaba fundar la ermita, el proyecto se modificó, como
apuntábamos más arriba, para construirse también un hospicio que
recogiera a todos los necesitados y, a la vez, la asistencia espiritual y
material a los pobladores del lugar, debido al exceso de población de
la villa. Pero la obra tendrá un trasfondo más importante, y razón
del fuerte apoyo que a la erección hace el grupo privilegiado local,
que la cr~ación& c&&z ('e grzq-;ticu q ~ e 2 les
hijos de este grupo desarrollar sus estudios sin tener que salir del
lugar y realizar ningún desembolso económico por el desplaza-miento
a la ciudad.
La inquietud y deseos de obtener rápidamente la solución posi-tiva
del obispado, a la vez que también de las gestiones que se lleva-
Iv,,a l1 a z a b cuii 12 ~lde lfi i a i i ~ k ~p~airaa q ue sean eiios los que se
encargen de la institución, se verán frustrados durante cinco largos
302 Pedro Quintana Andrés
años. En este tiempo el proyecto debió sufrir ligeras modificaciones
y ampliaciones pues a la primera compra se unen otras2', y se gestio-nan
la traida de materiales en abundancia, incluso se recurrió a
cédulas reales para traer las maderas d e~dTe amadaba para la cons-trucción
de la ermita22.P ese a estas importantes inversiones poco se
nos dice del proceso recaudatorio, de las aportaciones y limosnas
populares que se realizan a lo largo de este proyecto, salvo excep-
~ i o n e sq~u~e t,a mbién nos puede hablar de las precauciones con las
que se realizaban los pasos para la erección, por temor a una nega-tiva
obispal que provocara la pérdida de las inversiones
realizadas.
Escasos son los datos que poseemos sobre las obras, ampliacio-nes
y posibles gastos extraordinarios ocasionados por las gestiones
para su construcción, pese a ello sabemos de las diligencias para
tener pronto los materiales, que en el momento de la aprobación
obispal se encontraban ya en el solar de los inrnuebles
comprados.
La construcción del hospicio-ermita y la gestión de él por los
franciscanos será aprobada por el Definitorio Provincial de la Orden
Franciscana, reunido en la villa de La Orotava, el 22 de septiembre
de 1 70V4, siendo ratificada dicha aprobación por el obispo don Ber-nardo
de Vicuña el 8 de marzo de 1 70125. La fundación oficial del
patronato y erección de la ermita se celebra ante el escribano de
Guía el 14 de febrero de 1 70126, tras conocerse la aprobación fran-ciscana,
y la más que probable ratificación que haría el obispo al
documento de súplica elevado a él el 14 de febrero de 17002'.
En dicho documento de fundación los vecinos, representados
por los próceres locales, acordaron ceder todas las limosnas y mate-riales,
así como el sitio de las casas adquiridas hasta el momento, a
los franciscanos comprometiéndose éstos últimos a impartir clases
de gramática, asistencia a los pobres y la recogida de expósitos de la
zona. También debían comprometerse a ayudar al párroco y benefi-ciado
a confesar, debido al fuerte incremento poblacional de la zona,
a ios ñeies que io necesitasen;
«la assistencia de los religiosos de dho ospisio teniendo como
tenemos escuela para niños y quien enseñe gramatica y confe-sores
prontos para el confesionario y asistensia para los enfer-mos
y otras rasones y considerasiones que a ello nos
- . . ~ h ~ , . . , 2 8 111UGVbllrr .
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 303
Con esta fundación se ratifica la fuerte unión de la orden fran-ciscana,
representada ya con el convento de San Antonio de Gáldar,
con la villa de Guía, a la que estaba muy unido debido a la gran can-tidad
de capellanías y mandas pías dejadas por sus habitantes a
favor del convento. Influía para hacerse cargo de dicha institución
que sus principales próceres y protectores del proyecto fueran gran
des propietarios y hacendados con importantes rentas, así como
representantes de la milicia al máximo nivel e importantes patronos
de vínculos, entendemos así el por que los franciscanos avanzaron
un peldaño más en la unión entre su orden y el noroeste de Gran
Canaria y Guía en particular.
Junto a estas normas iniciales existen otras condiciones auto-impuestas
por los fundadores como era la de realizar en un breve
plazo la erección de la ermita-hospicio;
«ya concedida la licencia se ha de fabricar dentro de dos años y
se a de acabar de otros dos que an de comensar a correr todos
cuatro se de el dia que se obtuviere la lisensia para ell0d9
Como últimas cláusulas destacan las que la hacen ser una
ermita de carácter colectivo en su fundación cuando se fija que:
«ni de su capilla mayor no a de aver aora ni en tienpo alguno
derecho de Patronato en particular persona porque solo a de
estar dho patronato en dha provi~ion))~~.
A la vez qué se recalca que tampoco se pueda adquirir sepultu-ras
que se desviaran del común de los fieles, motivando que a lo
largo de este primer tercio del siglo Xn11 sean nulas las referencias a
enterramientos de personas de cuantía o notabilidad que se entierren
en la ermita, prefiriéndose antes la parroquia de Nuestra Señora de
Guía o el convento de San Antonio en la Vega de Gáldar.
Existe, por tanto en las condiciones de fundación, un proceso
de iguaiaaa ante ia muerte que viene a ser refrendado cuando se
hace especial hincapié en que un particular no tiene;
((derecho de enterrar en la capilla mayor, ni asimesmo particu-lar
sepultura porq. la q. hubiere en ella de las gradas hasta su
arco an de estar para los fieles q. en ella quisieren enterrarse
pagando una limosna moderada»31.
304 Pedro Quintana Andrés
Finalmente se añade que en los días de precepto existiera en la
ermita dos bancos para la1 Justicia y los vecinos de la villa, y si la
ermita llegara a sagrario debería su llave guardarla persona afín. El
Jueves Santo, debería existir persona que realizara tal acción siendo
principalmente un eclesiástico o persona advertida para tal
misión.
Junto a estas condiciones y advertencias se daba también a los
franciscanos una serie de aposentos para desarrollar sus tareas coti-dianas
y su vida particular, elevándose el número de los frailes a
cinco, cuya fabricación correría a cargo del pueblo;
((bivienda de los Religiosos de dho ospicio y agradesiendo
como agradesemos el selo, y cuidado de su Muy Reverendos y m
D
considerado los muchos y antiguos fabores, y asistensias que E
hemos recivido de su seraphica religion~~~. On-- m
O
Posteriormente a esta escritura de fundación se cede a los fran- E
E
ciscanos otra serie de adquisiciones de inmuebles que se realizan. S
E Ello nos indica la escasa dimensión que debía tener la ermita y -
hospicio en el primer proyecto, que seria ampliamente superado por $
la cantidad de pobres, expósitos y niños que debería acoger hecho j
que no podemos desligar del fenómeno demográfico, apuntado más 0
m
E arriba, en toda la zona noroeste. O
Estos problemas surgen desde el primer momento, así el 2 de
enero de 1701, antes de la ratificación obispal, se adquiere otra n
E casa33, y dos años después se realiza una compra más34, más otra -
a
parte de sitio35, estas últimas adquisiciones permitieron a la ermita- l -
hospicio poder salir por dos calles, tomando el edificio de la ermita n
n
una fisionomía cercana a la actual en sus dimensiones, no así el hos- $
picio que deberá esperar hasta finales del primer tercio del siglo O
XVIII para configurar su estructura definitiva. La pérdida de referen-cias
a este edificio a finales de 1703 nos permite dividir en esta fecha
las etapas constructivas en dos, la siguiente comenzará en
1713.
Las causas de la parada de las obras durante más de diez años
podría ser causa de los diversos factores que se unieron en esos
momentos; la gran hambruna que experimentan las islas a mediados
de la primera década del setecientos, la falta de alicientes cuando no
se produce un avance en el proceso de beatificación de sor Catalina
y que prte de sus profedas quedan desautorizadas por los hechos,
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 305
y, sobre todo, la dejación que por parte de la élite local que conse-guido
el objetivo de que se impartiera enseñanza a sus hijos se des-preocupó
totalmente de la situación.
Será a partir de 17 13 cuando comience la segunda fase cons-tructiva
del edificio, prolongándose hasta 1732. Esta etapa se carac-teriza
porque las compras están muy esparcidas debido a las
vicisitudes por las que pasan los religiosos. También destaca esta
fase porque asume la dirección de las contrataciones, compras y
recogida de limosnas el sobrino de la beata Catalina, el síndico del
convento de San Antonio, Andrés Garcia de Ojeda, que dará el
impulso final al proyecto.
En esta segunda época la penuria por la que pasa el hospicio es
importante, los frailes se encuentran en tales problemas financieros
que tres misas perpetuas que debían realizar, todas eran cargas que
tenían los inmuebles adquiridos y que ellos se comprometieron a
decir, se dejan de realizar ya que su renta era un ahogo para los frai-les
ya que dicen no tener ((vienes para sanearlo»36.
Tal miseria podría deberse a las catástrofes que se abatieron
sobre las islas a fines de 17 12, una fuerte sequía que provocó que las
cosechas fueran escasas dando ello lugar a una gran pobreza en la
población, y principios de 17 13 con las fuertes lluvias que cayeron
al principio del año3'. Esto dio como resultado que muchas rentas
del convento y hospicio se perdieran dando lugar a una situación
desesperada. También esta actitud de los frailes del hospicio nos da
a entender que las rentas eran muy escasas para su mantenimiento,
agravado toda la situación por un mayor número de expósitos y
huérfanos que en estos momentos de crisis proliferaban. El pro-blema
de las misas perpetuas tuvo un sorprendente rápido arreglo
cuando Matias Moreno, en su testamento de renuncia para entrar al
convento, las impone sobre la renta de unas tierras que
El aspecto económico se debió arreglar en parte pues a finales
de ese año se realizó la compra de otro inrn~eble'~d,e bido a las
necesidades de ((fabricar otra donde an de ir los recogidos»40, es
decir, un lugar de habitación para los expósitos que tras doce años
de la fundacion no se había realizado. Sólo existía en esos momen-tos
las habitaciones de los frailes y el lugar de impartir clases a los
alumnos. Dicha compra se financia, en parte, gracias a las limosnas
que <<faerefic ziefi& & !u SirBa de o>i=s catl,a!indue
Mathe~))~'.
306 Pedro Quintana Andrés
En el período de 1696-1703, la ermita crecerá de norte a sur,
mientras en el que nos ocupa, 1713-1732, crece de este a
oeste.
En 1732 se hará la última adq~i s i c iónq~u~e, s e realizaba para
adelantar y terminar ya el hospicio «que en esta villa se esta edifi-
~ a n d o » ~sie~n,d o, aparentemente, la definitiva adquisición pues
desde esta epoca hasta mediados del siglo xv~inio hemos localizado
referencias a nuevas compras o contrataciones de oficiales y
peones.
Desde su fundación la ermita-hospicio había tardado más de
treinta años en ser finalizada y comenzar a desempeñar las funcio-nes
encomendadas desde el primer momento. Pero ya apuntaba- ",
D
mos que la función primordial fue la de crear un centro de estudios
para los hijos de la elite local y el resto, ayuda a confesionario y O
asilo, quedaría en segundo plano como demuestra que sea precisa- n-- m
mente el hospicio lo último en finalizarse. O
E
El desembolso total realizado en la construcción del edificio se E
2
elevó a un total de 7.766 reales en todo el periodo estudiado. Datos - E
que tomamos de las diversas escrituras realizadas ante escribanos,
aunque debemos pensar que otros gastos no han sido reflejados al no 3
-
protocolizarse, ocurriendo este caso en todas las contrataciones de -
0
m
maestros, peones y materiales que se realizan después de 1703. Los E
gastos ocasionados por la erección de la ermita-hospicio los pode- O
mos dividir en tres partidas: n
-E
a
Casas y solares Carpintería n
n
3.935 reales 686 reales
Albañilería
3.145 reales
Estas dos últimas cantidades recordar que rebasan en cantida-des
pagadas por contrataciones realizadas entre 1696-170344.
La construcción de ia ermita-hospicio sóio es una de ias Oiver-sas
manifestaciones de un fenómeno social con fuerte repercusión en
toda la zona noroeste45, pero que es utilizado por el grupo privile-giado
para su beneficio; de un lado el deseo de buscar el prestigio y
fama ante un pueblo, ya que ellos en su nombre realizan las gestio-nes,
uniendo su memoria a la fundación, a la vez que todo el prota-gonismo
lo asumen ellos, pasándose de una ermita de coiectiviciaci,
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 307
por los fundadores que originariamente tienen, a una fundación de
corte estamental. El otro hecho es la manipulación con la que actúan
pues su objetivo, la enseñanza de gramática, una vez cubierto se deja
la gestión del proyecto a los franciscanos hasta que la política rega-lista
cierre definitivamente el hospicio46.
No podemos obviar la existencia de una verdadera creencia
popular en la santidad de sor Catalina y el deseo de su beatificación,
e incluso un cierto culto del que no fueron ajenos ninguna persona ni
estamento como lo demuestra la existencia, a través de los testa-mentos,
de numerosos cuadros de la advocación de dicha beata4'.
No cabe duda de que existe una fe en función de una mentalidad
intrínseca de la época donde se mezclaban la exaltación de la reli-gión
y una ideología reflejo de la superestructura económica, la cual
permitió que un grupo privilegiado se beneficiara de este tipo de
relaciones que le permitía percibir todas las rentas que emanaban
del conjunto de la población, gracias al control social y mental
de la población.
Este fenómeno de presuntas taumaturgas, visionarias y santas
en general, había sido un hecho que ya había compulsionado a las
islas en otros momentos48 y no era extraño en la Penín~ula~~.
No era extraño en un país donde se mezclaba la superchería,
credulidad y la escasa incidencia de la verdadera doctrina cristiana
en la masa popular. Un pueblo que dentro de su pobreza, angustia y
dolor que le ocasionó el paso del seiscientos al setecientos espera-ban
en cualquier momento la manifestación del «don del Cielo)) y el
«milagro» redentor.
2.2 La ermita de San Antonio de Padua
Las ermitas de patronato individual son las construcciones reli-giosas
que más abundan por nuestra geografía insular. Como decia-mes
=terimmente su n&nero crecib vertiginosamente a partir de
mediados del siglo XVII, como expresión de una nueva concepción
barroca de lo que significaba el boato y el poder de la
ostenta~ión~~.
Dentro de este espíritu podemos englobar la dotación y funda-ción.
d e la ermita de San Antonio en la villa de Guía. El patronazgo , ceniu a czgc de! dfdrez Jusé PxGdrigGez Castri!lo y de
esposa dona Inés de Guzman.
308 Peci!ro Quintana Andrés
El fundador era un importante personaje de la villa de gran
poder en toda la comarca a lo largo de toda la primera mitad del
siglo XVIII. Sus facetas económicas más destacadas fueron las de
arrendador, comprador, diezmero, etc., destacando sobre todo por la
de ser uno de los principales prestamistas de la zona que le permitie-ron
acumular importantes rentas, pese a que en 1705 los beneficios
anuales se rebajaron del 20.000 el millar (5%), al 33.000 el millar
(3,3%), aunque esto no significaba perder la capacidad de manio-brabilidad
especulativa que proporcionaba el censo, y el fuerte
endeudamiento que continuamente iba produciendo esta carga en el
censualista que llegaba, muchas veces, a entregar todas sus propie-dades
al prestamista5'. m -
Nos encontramos por tanto ante un personaje afianzado dentro E
del grupo de poder y que pertenece a una familia de cierto peso espe- O
cífico en la zona, así destacaba el hermano del alférez, el presbítero n -
=m
Francisco Rodríguez comisario del Santo Oficio52, como su O E
madre y su hermana como prestamistas y compra-vendedoras. SE
La familia desde finales del siglo XVII había subido bastante en =E
el escalafón social al poder contar con dos miembros femeninos den-tro
de órdenes religiosas, profesaban en el monasterio de San Ber- 3
n a r d i n ~ a~d~em, ás de ya contar con el hermano del alférez como
- -
0m
miembro de la Iglesia, que había permitido a la familia adquirir una E
situación de privilegio ostentatorio dentro de la villa. A esta serie de O
importantes logros se une la fundación de la ermita de San Antonio, n
ejemplo perdurable ante el pueblo y acarreador de mayores posibili- -E
dades de adquirir notoriedad en toda la comarca pues con esta a
acción la familia se podía igualar a los grandes rentistas. 2
n
La ermita representa para el alférez el momento en el cual exis- 0
tia para él la posibilidad de cambiar unas ganancia, logradas a base
O3
de la especulación de los censos y las compra-ventas, por la compra
de un lugar más destacado en su estamento social y en la
pequeña historia.
La escritura de fundación del patronazgo de dicho edificio se
reaiizai;h 14 de febrero & 1739, ileiiiia y ochzl :&-de qUe
la de Santa Catalina de Siena, tras haber recibido la autorización
correspondiente por parte del obispo, don Pedro Manuel Dávila y
Cárdenas, el 24 de enero del mismo
La dotación de la ermita se elevaba a 32 reales que era el rédito
impuesto sobre una serie de bienes que vinculaba el fundador55. La
ermita se construyó ai iacio de ia vivienda de dicho aikrez, para faci-
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 309
litarle el desplazamiento. Al día siguiente contratará los diferentes
maestros y oficiales para el comienzo inmediato de la obras6.
La ermita fue construida al poco tiempo5', pese a que la ratifi-cación
de los pagos se hicieron nueve años más tarde, quizás por la
falta de liquidez del fundador que poco antes de los deseos de fun-darla
tuvo que recurrir a una serie de ventas58.
En este ejemplo nos encontramos ante una fundación indivi-dual
donde la ermita es tomada como particular propiedad del fun-dador,
abriéndose solamente unos días al culto y el resto del año
funciona como capilla particular, que tiene una dotación y rentas
fijas, frente a las colectivas basadas más en las aportaciones y limos-nas
populares, sin un patronazgo individualizado, con bienes muchas
veces escasos y con una utilización siempre dentro de la
colectividad.
La ermita de San Antonio, por contra de lo que ocurrió con la
de Santa Catalina de Siena, no fue un impacto urbanístico que per-mitiera
desequilibrar los puntos claves sobre los que giraba el urba-nismo
de la villa, no es que la otra ermita los rompiera del todo pero
significó reforzar la llamada ((villa de abajo)) con su presencia, e
incluso esta construcción religiosa va a ser vista como mera prolon-gación
de la vivienda particular del fundador, se ve como una capilla
particular. El único elemento sobre el que incide es que la calle en la
que se encuentra desde 1740 aparece en la documentación como
((calle de la ermita de San Antonio)).
Los cambios profundos que experimenta la sociedad isleña en
el paso del siglo xvii al X ~ I I Iv ienen en función de los procesos de
concentración en pocas manos de la distribución de la renta.
Esta amortización de bienes y cargos va en función de la osten-tación
y prestigio en el intento de diferenciarse del resto de su grupo
estamental y de la población, en general. Esto lleva a un proceso
vinculativo que del seiscientos al setecientos crece de manera geo-métricas9,
y con él, como reflejo de la cristalización de las ganancias
pero no del salto transformante a capital, surge la ermita como
expresión de un sentimiento religioso que mezcla poder-religión,
ymumi i,ocaoimi i;iar ini+rv~ huanirirvny"uiu.;a"inirnG+ nr la i."" rnnl;rlnrl nl+nmn"m+nnrl: " UG uiia ir;<uiuau a i r a i i i G i i L G iiiGuia-tizada.
310 Pedro Quintana Andrés
La ermita por tanto se: explica no por la concepción de los que
en ella participan, sino por las causas profundas que escapaban a la
conciencia popular, que era el control social por el grupo privile-giado.
Este proceso, que tendrá su culminación para ciertas familias
en la adquisición de títulos de nobleza (en el siglo XVIII se otorgaron
siete, en el último tercio del siglo X~ I Id,o ce, y antes de este período
solamente dos), es el reflejo de un sistema más cercano a las relacio-nes
feudales que al capitalismo inicial.
Con respecto a las dos ermitas estudiadas volver a ratificar su
importante relación que tienen con este proceso y el impacto social
y, en menor medida, urbano que experimenta la villa de Guía con
estas construcciones, aunque la ermita de Santa Catalina significa ,, -
una importante modificación en una de las partes en crecimiento de E
la villa como era la que se encontraba cercana al barranco de las O
Garzas y al camino a Las Palmas. n-- m
O
312 Pedro Quintana Andrés
6. GONZALEZ SOSA, P. (1985): Contribución para una historia de Guia de
Gran Canaria. Las Palmas. RUMEU DE ARMAS, A. (1947): Piratería y ataques
navales contra las Islas Canarias. Madrid. VIERA Y CLAVIJO, J. de (1982): Noti-cias
de la Historia General de las Islas Canarias. Edición Alejandro Cioranescu. SIC
de Tenerife.
7. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. Protocolos Notariales. Escri-bano:
José Rodriguez Ferrer. Legajo 1.5 17. Año 17 17. La dotación la realiza el capi-tán
don Cristóbal del Castillo Olivares y su esposa doña Francisca de Betancurt y
Franquis y lo hacen por
«q. la hallamos la hennita de Nra. Sra. de las Niebes, tan indecente que se la ser-via
de acorralar ganados, y sola la capilla sin ninguna dotasion (...) de nro caudal
fabricamos el cuerpo de dha Igla y pusimos todos los ornamentos q. se
nesetava (...)N
(fol. rt-v). Se dotó a la ermita wn una casa canaria, un día dcl Heredamiento de las
Fuentes y seis colmenas y el cercado que las contenía. Además se obliga a decir en la
ermita siete misas, de ellas una cantada, impuesto sobre dos tributos perpetuos que
pagan dos vecinos, uno de la zona del Jornillo, de Agaete y que se eleva a 30 reales y
dos gallinas, más media fanegada de millo al cura y media al sacristán cuando las
vayan a decir. Ver tambien Archivo Parroquia1 de Agaete: Libro de Cuadrantes de
misas cantadas entre 1751-1872. fol. 180. Y a JIMENEZ SANCHEZ, S. (1945):
La Villa de Agaete y su Virgen de las Nieves. Las Palmas.
8. A.H.P.L.P. Protgcolos Notariales. Esaibano: José Cabrera Betancurt.
Legajo 1.530. Año 171 1. En ella los fundadores expresan que
«fundan ya q. muchos dias de fiesta fatava la missa por cuia causa se quedaban
muchos vecinos sin oirla, ni saber si avia dia de fiesta o de vigilia en la
semanan
(fol. 135-r)
La dotaban perpetuamente con 150 fanegadas de la hacienda, que era la de la
Costa de Lairaga (Guia), azada de agua del Heredamiento de Moya, azada cada 15
días del Heredamiento de Moya, media azada wmente todo el año del barranquillo
del Salado, otra de veinte días cada mes del Heredamiento del Barranw de Azuaje
más 13 suertes de agua del Heredamiento de Moya cada una de cinco horas. Con esto
se dotaba a la ermita de San Felipe perteneciente til vinculo que poseía el capitán de
caballería don Lorenzo Manrique Trujillo y Vergya y su esposa doña Jacinta Amo-reto
Manrique, dotadores.
9. A.H.P.L.P. Protowlos Notariales. Escribano: Fernando Alvarez Tmjillo.
Legajos 1.620-1.62 1. Años 1738-1739. En estos anos el licenciado y presbítero don
José Betancurt y Franquis, con los bienes que goza del vmcuio que iundaron don
Francisco de Pineda y doña María de Betancurt el tres de mayo de 1643, utiliza estos
para la fundación de la ermita de Hoya de Pineda y vinculándola a los bienes que dis-fruta,
imponiendo sobre estas propiedades, más el cortijo llamado de Poleo, 100 ove-jas,
Las casas de su habitación en Las Palmas, una cuarta parte del cortijo de Cabo
Verde y 4.000 reales de rddito, 1 misa todos los domingos y días de fiesta a tres reales
de vellón cada una, administrando dichas misas a través del patronato de legos que
crea nombrando por primer administrador a su sobrino don Pedro Betancurt Asedo,
que no poseía capellania.
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 313
Junto a estas dotaciones particulares existen otras de carácter popular como la
que realizan numerosos vecinos de Artenara a la ermita de San Matias, se la dota per-petuamente
con 14 botijas de aceite para la lámpara del Santísimo Sacramento,
repartidas en cuartillos y múltiples de éstos entre los lugareños, impuestos sobre
diversidad de bienes. (A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de
Miranda. Legajo 2.396. Año 1734. Folios 187-196.
10. SUAREZ GRIMON, V. (1987): La propiedad pública, vinculada y ecle-siástica
en Gran Canaria, en la crisis del Antiguo Régimen. Madrid.
11. GUTIERREZ CORTINES, C. (1987): Arquitectura, economía e Iglesia
en el siglo xvi. Bilbao. MARIAS, F. (1983): La Arquitectura del Renacimiento en
Toledo (1541-1631). DOMINGUEZ ORTIZ, A. (1973): Las clases privilegiadas
en la España del Antiguo Régimen. Madrid.
12. MARTIN RUIZ, J. (1978): El Noroeste de Gran Canaria. Un estudio de
demografía histórica (1485-1860). Las Palmas.
13. GONZALEZ SOSA, P. (1985):op. cit. BONNET, S. (1960): La villa de
Gáldar en 1526. Revista de Historia no 73-74. La Laguna. p.p. 115-127. ROSA
OLIVERA, L. de (1978): Estudios Históricos sobre las Canarias Orientales.
Valencia.
14. LOPEZ DE ULLOA, F. (1646): Historia de la conquista de las Siete Yslas
de Canaria. En MORALES PADRON, F. (1978): Canarias: Crónicas de su con-quista.
Sevilla.
15. MARTIN RUIZ, F. (1 978): op. cit. pág. 42.
16. BETHENCOURT MASSIEU, A. de (1982): Política regalista en Cana-rias:
el cierre de los Hospicios Franciscanos de Guia y "La Matanza (Dkocumento
sobre sor Catalina de San Mateo). Boletin Millares Carló. Tomo 111. p.p. 459-497.
BENITO RUANO, E. (1988): Sor Catalina de San Mateo. Religiosidad popular y
taumaturgia en Canarias (siglo XVII). VI Coloquio de Historia canario-americana(
l984) SIC de Tenerife. Págs. 153-170. ROSA OLIVERA, L. (1980):
Biografía de Fray Andrers Abreu. AEA no 26. Madrid. Págs. 135-172. MILLARES
CARLO, A. -HERNANDEZ SUAREZ, M. (1975): Biobibliografia de escritores
canarios (siglos xw, x v i ~y XVIII)l.a s Palmas. Tomo 11. Págs. 210-21 1. GONZA-LEZ
SOSA, P. (1982): Datos para la historia de Guia. La casa de hospicio y su ulte-rior
destino como cárcel pública. Eco de Canarias. Las Palmas. 21-12-1982.
GONZALEZ SOSA, P. (1984): La partida de bautismo de sor Catalina de San
Mateo. La Provincia. Las Palmas. 30-3-1984. RODMGUEZ VICENTE, E.
(1982): Fondos canarios en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. IV Coloquio
de Historia canario-americana (1980). Págs. 417-503. RODMGUEZ VICENTE,
E.- DOMINGO ACEBRON, Ma. (1984): Fondos canarios en el Archivo Histórico
Nacional de Madrid. V Coloquio de Historia canario-americana. Págs. 201-386.
Tomo 111. En ambas recopilaciones se hace mención al expediente de fundacii>n, y
posterior evolución bajo la política regalista, del hospicio-ermita que se fundará tras
la muerte de dicha beata. Se encuentra en el legajo no 2.237 expediente no 7, con
fecha de 1803. Llevd por título:
«Expediente de la Audiencia de Canarias con el expediente a instancia del
Sindico Personero de Guia sobre que se restablezca en aquel pueblo el Hospicio
de reiigioso de San Francisco para la educación y enseñanza de la
juventud.))
314 Pedro Quintana Andrés
Dicho expediente es la base, para la parte que hace mención al hospicio de Guía,
del trabajo del profesor don Antonio de Bethencourt Massieu.
17. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.383. Año 1696.
18. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.376. Fols. rotos. En dicha fecha, en concreto el 17-8-1680, Leonor García
dio poder al capitán don Pedro Ratón y Franquis para que la vendiese a don Antonio
Suárez. Dicha casa era de alto y sobrado y se encontraba en la calle real que baja al
barranco de Las Garzas, lindaba por detrás con los corrales de la familia Morales, y
con la casa de Blas Garcia. En la vivienda poseía una sala caida Juan Alonso, dicha
sala estaba pegada a la casa del escribano, así como un aposento junto a la sala y
mitad del patio. El resto de la casa se componía de una sala en el alto y otra en el
bajo, más una cocina. Leonor García heredó la casa de Andrés Garcia. El valor de la
vivienda se elevó a 2.1 31 112 reales de plata (la mamposteria y piedra, apreciada por
el oficial de albañilería Antonio Valerio, en 1.636 112 reales, y la madera, por el car-pintero
Bernardo de Talavera en 495 reales). La venta se hizo a rédito de 5%, teniendo
la casa ya un principal de 600 reales. 1.000 112 reales quedaron en poder del vende-dor
y 530 112 en poder del comprador a rédito de 26 112 reales anuales. Esta casa se
adquiere para la construcción de la ermita vendiéndola el alférez don Roque Suárez
de Quintana y doña Magdalena Suárez, ciuda de don Pedro Suárez de Quintana,
como administradora de sus hijos menores; Antonio, Mariana, María, Josefa y
Tomasa, mas la parte del alférez Roque, don José, doña Bernarda y doña Antonia
Suárez de Quintana, por poderes. El comprador es el capitán don Cristóbal del Casti-llo
en precio de 2.13 1 112.reales de plata, el resto es principal de un rédito que se
paga al convento de Santa Clara, debiéndose corridos por valor de 42 reales y 3 cuar-tos.
(A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.383. Año 1696).
19. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo. 2.383. Año 1696. En la escritura de fundación aparecen, en nombre del pue-blo;
don Constantino Asedo y Péloz, licenciado y beneficiado de la villa, el alcalde de
Guía don Sebastián Grimón y Rojas, el maestre de campo don Gonzalo de Cabrejas
Betancurt, el capitán y sargento mayor Fernando Quintana Guanarteme, capitán
Juan Cabrejas Betancurt don Lucas de Betancort, capitán Bernardino de Quitana,
alférez Amador Espino Péloz, don Antonio Bautista, don Luis Asedo Betancurt,
Francisco Gordillo y Nicolás Sánchez. Estos le ds\n poder a otros fundadores para
ccq. persivan y cobren las limosnas q. los fieles an ofresido para este efeto y para q.
puedan comprar y compren)). (fol. 125-v). Dichos representantes eran el capitán don
Cristóbal del Castillo, capitán Juan de Vitoria y Guevara, capitán Pedro González
Falcón y Andrés Garcia de Ojeda.
20. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Lhgaja 2.385 .Afii,= 1701. SI rontrutu z! mzestri bfire!es, cemn pedrero y albañil,
para que haga la ermita en dos años, tras la aprobación, comprometiéndose a: realizar
una puerta de testero en 200 reales, la puerta del cdro en 125 reales, las esquinas de
la capilla mayor en 450 reales, como una puerta principal «como el dibujo que se le a
entregado y ella a de ser de canteria labrada i sentada he de dar setesientos reales; asi-mesmo
a de ser obligado a haser las dos esquinas colaterales de dha canteria labrada
y sentada y a de tener seis palmos de tablero a dar una ariba en presio de seissientos y
shci rel!er = y zsbxsmn a de ser obligado a haser una puerta trabiesa de la misma
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 315
canteria labrada y sentada en presio de dosientos reales ademas de el arco de canteria
en setesientos reales= y una puerta para la capilla de siento y veinte reales (...), y asi-mesmo
todas las tapias de mampuesto q. fuese menester para dha Iglesia, las abemos
ajustado y se las e de pagar a sinco reale y medio cada una teniendo de ancho dhas
tapias tres palmos y medio y todo los peones q. fuesen nesesarios)) (fols. 177-v, 179-
r), además se añade que dicho maestro hará dos ventanas rasgadas para que entre luz
en la iglesia cobrando por ello cuarenta y cinco reales. El maestro para asegurar su
cumplimiento hipoteca dos casas que posee.
21. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.383. Año 1696. Se compra la parte que poseían los hermanos Lorenzo y
Pedro Hernández de Medina, el comprador es el capitán Castillo, como la anterior
adquisición, en nombre de la comunidad, por 360 reales de plata. Se nos da en esta
venta un detalle significativo y es que el antiguo propietario de la casa, Andrés Gatcia
de Ojeda, era padre de Leonor Garcia y de Catalina Barboa, siendo ambas tías de
Andrés García de Ojeda, síndico del convento de San Antonio.
22. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.383. Año 1697. En esta escritura los carpinteros Domingo y Juan de
Godoy, hermanos y vecinos de Agaete, se comprometen a cortar árboles, para la
madera de dicha ermita, en el Pina1 de Tarnadaba entre los limites que iban desde
«her soa de el breso hasta onde disen siete pinos)), obligándose a «cortar y dar corta-das
al Cap. don Xptoval del Castillo Vo s de esta villa (...) sesenta y ocho palos de tea
(...) y dhos palos an de ser todos de tea sin q. tenga blanco y dhos palos an de ser en
esta manera veinte y cuatro palos a dies y seis pies de largo y palmo y medio de ancho
y por cada uno dellos nos a de pagar el corte a onse reales = y asimesmo onse tirantes
de a treinta pies de largo y una tersia de ancho y p. cada uno nos debe pagar a catorse
reales = y asimesmo dos palos linpios de nudos de palmo y medio de ancho y catorse
pies de largo a dies rs cada uno = y treinta y un palos de vitoba de dose pies de largo y
palmo y m0 de ancho y de alto y p. cada uno dellos nos a de pagar a ocho rs los cuales
palos le avemos de dar hechos p. todo el mes de abril1 del año que biene de mil1 y sei-sientos
y nobenta y ocho» (fol. 133-r). Dicha madera se encontraba ya acortada (...)
con algunas losas que estan puestas a la puerta de dha casa» (A.H.P.L.P. Protocolos
Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina. Legajo 2.384. Fol. 83-r. Año
1701), cuatro años después pero sin ser, aún aprovechadas. Para más información
sobre las cédulas reales expedidas para el corte de la madera: BETHENCOURT
MASSIEU, A. de: op. cit. pág. 462, notas 12 y 13.
23. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Andrés Alvarez de Silva.
Legajo 195 1. Año 1702. Juana Rosa de Balboa entrega 200 ducados para la ermita
«q. se esta hasiendo en Guía» (fol. 580-r). De dicho hecho se hace eco el profesor
Bethencourt Massieu, en su texto ya citado.
24. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano Cristóbal Suarez de Medina:
Legajo 2.385. fols. 63-68. Dicha aprobación corrió a cargo de los padres definidores
reunidos en La Orotava: Fray Diego Alfonso, prior de la Orden en Canarias, Fray
Andrés de Abreu, Fray Baltasar Pereira, Fray Bartolomé Marti y Fray Bernardo de
Jesús, definidor y secretario.
25. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.385. Año 1701.
2ó. A.K.P.L.P. r"i;oiocviüs Xoiariaies. Escri'oano: Sristóbai Suárez de Meciina.
Legajo 2.385. Año 1701.
316 Pedro Quintana Andrés
27. A .H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano; Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.384. Año 1700.
28. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.384. fol. 83. Año 1700.
29. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.384. Año 1700.
30. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suarez de Medina.
Legajo 2.385. Año 1701. fol. 65-r.
3 1. A .H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo. 2.384. Año 1700. Fols. 84 r-v.
32. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez Medina.
Legajo 2.385. Año 1701. Fol. 64-v.
33. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.385. Año 1701. Fol. 4-6.
34. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medjna.
Legajo 2.386. Fols. 161-164.
35. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de Medina.
Legajo 2.386. Fols. 181-184.
36. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Pedro A. de Medina. Legajo.
2.390. Año 1713. Fol 130-r.
37. PEREZ VIDAL, J (1 934): El aluvión de Gran Canaria en 171 3. Museo
Canario no 4. Las Palmas. p.p. 56-59. Fue este temporal tan fuerte que parte de la
población se hubo de refugiar en la iglesias y el Regimiento de Gran Canaria pidió
ayuda al Monarca. VIERA Y CLAVIJO, J. de: op. cit. Tomo 11, pág. 3 15. QUIN-TANA,
1. -CAZORLA, S. (1971): La Virgen del Pino en la Historia de Gran
Canaria. Las Palmas. Pág. 237.
38. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Pedro A. de Medina legajo
2.390. Año 1713.
39. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Pedro A. de Medina leg.
2.390. Año 1713. Fols. 154-157.
40. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Pedro A. de Medina legajo
2.390. Año 1713. Fol. 156-v.
41. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Pedro A. de Medina legajo
2.390. Año 1713. Fol. 156-V.
42. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.395. Año 1732.
43. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.395. Año 1732. Fol. 31-v.
44. Las limosnas entregadas, encontradas por nosotros, ascendía sólo al
25,87% del total de gastos.
45. La existencia de numerosos cuadros de su advocación lo confirma, as1 ei
alferez Gaspar Suárez de Quintana, vecino de Gáldar, dice poseer un cuadro grande
de sor Catalina en su habitación principal (A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escri-bano:
Pedro A. de Medina. Legajo 2.390. Año 171 1). O Lázaro de Vargas, persona
acomodada y con importantes vinculaciones a la clase dirigente, que tiene una lámina
de dicha beata junto a otra de la Virgen del Pino. (A.H.P.L.P. Protocolos Notariales.
Escribano: Francisco Alvarez Trujillo. Legajo 2.395. Año 1730).
46. BETHENCOURT MASSIEU, A. de: op. cit.
Aportación al urbanismo de la comarca noroeste de Gran Canaria ... 317
47. A los cuadros ya mencionados en la nota 45 debemos añadir aquellos que se
encontraban en diversas iglesias y conventos tanto de esta isla como de Tenerife.
GONZALEZ SOSA, P. (1984): La partida de bautismo ... op. cit.
48. MILLARES TORRES, A. (1977): Historia General de las Islas Canarias.
SIC de Tenerife. MILLARES TORRES, A.: Colección de documentos para la His-toria
de Canarias. Tomo VI. BLANCO MONTESDEOCA, J. -LOBO
CABRERA, M. (1982): Notas a la biografía de Ana Cibo de Sopranis. En Biografía
de Canarios Célebres. Las Palmas. Págs. 119-124.
49. BENASSAR, B. et alii (1981): Inquisición española: poder político y con-trol
social. (dentro de este libro ver el capítulo del verbo femenino. Págs. 17 1-1 99).
Barcelona. KAMEN, H. (1979): Historia de la Inquisición española. Barcelona.
50. Para ver la relación entre aristocracia y comerciantes con respecto a esta
ostentación, ver FRAGA GONZALEZ, C. (1979): La Aristocracia y la burguesía
canarias ante el arte. Importaciones artísticas. IV Coloquio de Historia Social de
Canarias. No 5. Las Palmas. Págs. 163-217.
5 1. BENASSAR, B. (1 989): De nuevo sobre censos e inversiones en la España
de los siglos x v i y x v i i . Estado, Hacienda y Sociedad en la Historia de España.
Valladolid. Págs. 79-94. RUIZ MARTIN, F. (1989): La Hacienda y los grupos de
presión en el siglo XVII. Estado, Hacienda y Sociedad en la Historia de España.
Valladolid. Págs. 95-122.
52. Poseia la capellania que fundó Alonso Rodríguez Castrillo, así como impor-tantes
relaciones con comerciantes como Diego Shanahan y el capitán Juan
Tomás Cigala.
53. Eran éstas María de la Natividad y, en 171 3, Ana Rodríguez de San Patri-cio
ambas en el monasterio de San Benardino. El principal dotador el alférez José
Rodriguez y su fiador Diego Shanahan. (A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escri-bano:
Pedro A. de Medina. legajo 2.390. Año 1712 y 1713. Escribano: Lucas de
Betancurt Cabrera. Legajo 1479. Año 1713).
54. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.399. Año 1739.
55. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.399. Fols. 23-29. Año 1739. Sobre sitio de la ermita dos fanegadas en
Tamaragáldar y dos hora del Heredamiento del Palmital.
56. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.399. Año 1739. Se contrato al maestro de albañileria Juan Luis Gutiérrez
que recibió 500 reales de plata por realizar en el sitio, de 16 1/2 varas de largo y 7
varas de ancho, la ermita compuesta de una puerta principal de canteria azul de
vuelta de arco y encima de ella un campanario para poner «una campanita como el de
"u Roque, y asimismo una bueiia de arco en donde se a de poner la hechura de San
Antonio (...), dos esquinas de canteria de la de Galdar y dos gradas en el Altar, una
bentana rasgada que mire a la casa de los susodhos y una puerta que a de ser a el lado
de la cassa, y ladrillarla, texarla y encalarla y ripiada por fuera de cal para la perpe-tuidad))
(fol. 3 1-r). El mismo día se contrata al carpintero Carlos Trujillo que recibió
por su labor 400 reales de plata comprometiéndose a realizar «el texo de la hermita
de San Antonio, puertas llanas con dos postigos, un pulpito como el de San Roque,
..-a .-'L . uiia uiouria que a de tener a una puerta, enmaderar ia saciuistia y tabiaria y una rexa
y los marcos de las dos puertas y umbrales» (fol. 32-r).
318 Pedro Quintana Apdrés
Simón González, oficial de platero, realiza la obra de la campana de la ermita
que debía pesar «veinte libras de metal linpio, sana y de buen son a satisfasion del
susodho y ciento y sesenta clavos, las cabesas de metal, torneados, y una manivela y
escudo de lo mismo según moldes» (fol. 33-r). Se obliga a dar los clavos, escudos y
manivela al fin del mes de marzo y la campana el mes de mayo de 1739. Por todo ello
recibe 150 reales y 6 libras de metal, 50 reales en el momento de la contratación y el
resto cuando se entregara todo.
57. La ermita fue bendecida el 9 de agosto de 1739 por el beneficiado Baltasar
José Rodriguez Déniz y Quintana, bachiller.
58. A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano: Juan Ruiz de Miranda.
Legajo 2.398. Año 1738. Fols. 68-71.
59. SUAREZ GRIMON, V (1987): La propiedad..op. cit. SUAREZ GRI-MON,
V. (1986): Contribución al estudio de la propiedad de la tierra en Gran Cana-ria:
Fundaciones pías y vinculares de origen indiano en el siglo xvrri. V Coloquio de
Historia canario-americana. Tomo 11. Madrid. Págs. 527-552.