VIAJES Y NEGOCIOS DE LA PALMA
A CABO VERDE (1600-1650) "
* Este trabajo se inscribe en el proyecto n." 931062. «El Comercio exterior y la
Burguesía palmera. Siglo xvrr». Financiado por la Consejería de Educación, Cultura y
Deportes del Gobierno de Canarias.
La actividad mercantil fue una de las primeras que se consolidó en el
archipiélago canario, y la misma permifió el contacto de las islas con las
zonas cercanas a su entorno, costa de Africa e islas portuguesas, y otros
puntos más alejados como Europa, primero, y el continente americano des-pués.
La base de estas relaciones se mantiene gracias a los productos im-plantados
en Canarias y a la demanda que de los mismos se hacía desde los
distintos mercados. Uno de éstos y que no ha pasado desapercibido para los
historiadores es el africano, aunque no se ha incidido suficientemente so-bre
el mismo, en especial con las zonas de Cabo Verde y Guinea.
El mercado negro era monopolio portugués, sobre todo a partir de
1445 en que Dinis Díaz pasó el Cabo Verde y llega a la «tierra de los
guineus*, que será el principal foco de la exportación para el mercado
de esclavos l . Pero desde que en 1466 los habitantes de Cabo Verde
obtienen privilegio para rescatar en la costa de Guinea esta factoría
desplaza a las otras, convirtiéndose en la más importante del siglo xvr 3.
Será aquí, a donde los canarios acudan a rescatar legalmente trayendo
consigo gran cantidad de esclavos negros.
Las relaciones comerciales de Canarias con Cabo Verde se circuns-cribe::
preferentemente a !es sig!es x ~ !y ?(VI!, a t m p y8 desde e! sig!~
xv tengamos algunas referencias. En aquellos siglos y al menos hasta
la independencia de Portugal y debido al cambio operado en el sistema
de asientos, existió un tráfico eminentemente esclavista que operaba en
dos sentidos: Canarias-Cabo Verde y Canarias-Cabo Verde-Indias, aun-que
la ruta, a veces, se iniciaba en Sevilla y Lisboa. Así se constata
inc]Uso en la &jcUmen:ación de X I n r r l n niine i r " nn 1 <l A
V b I U b ? YUbJ J L L b11 I J I - T
en los registros de salida de aquel archipiélago se consigna la salida de
mercancías, tales como cueros, y esclavos, para Canarias 4.
60 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
Este comercio, que generaba viajes y negocios, se practicaba prefe-rentemente
desde las islas centrales, productoras de los artículos que se
demandaban en aquel archipiélago, aunque también hay referencias a
otras islas, en concreto a Lanzarote y a La Gomera, así a comienzos
del Quinientos llega a esta isla un grupo de esclavos que introdujo un
portugués procedentes de Cabo Verde Por tanto es la demanda de es-clavos
la base de estas operaciones comerciales, que se mantienen con
cierta insistencia desde Gran Canaria, Tenerife y La Palma. El conoci-miento
del mismo se reduce hasta ahora casi exclusivamente a Gran
Canaria, pues sabemos de la importancia del mismo en el siglo XVI y
en el primer cuarto del xvrr. En el Quinientos sabemos del mantenimien-to
de esta actividad en Gran Canaria, gracias a la realización de 14 ex-pediciones
que tenían por objeto intercambiar las mercancías isleñas, pre-ferentemente
vinos y brea, por esclavos, oro, cueros, sebo y tocino, en
algunos casos. Las mismas se montaban, a veces, en torno a compañías
de cierta envergadura con inversiones que oscilaban entre los 300.000 y
el 1.000.000 de maravedís, con un rendimiento asombroso, ya que po-dían
obtenerse unos beneficios, con un amplio margen de flexibilidad,
entre el 200 y el 250% 6. En el siglo XVII, al estar las coronas de Castilla
y Portugal unidas, los negocios se intensifican, raro es el año en que no
se monta una expedición que tenga por destino Cabo Verde, así en los
primeros 25 años del siglo se organizan un total de 38 viajes con aquel
destino a través de los cuales se llevan para negociar en el archipiélago
caboverdiano los llamados «productos de la tierra», como vino, vina-gre,
harinas, algo de brea y tejidos y ropas, alcanzado el vino un total
de 234 pipas, sin contar otras cantidades que van englobadas en el to-tal
del tonelaje de carga. Los negocios aquí se realizaban a través de
los cargadores, en su mayoría isleños, y encomenderos, que tanto viaja-ban
con la mercancía como la ponían en circulación en el mercado afri-cano.
Las operaciones comerciales utilizadas aquí son similares a las que
se realizaban en el siglo XVI, entre las cuales destaca la compañia '.
El conocimiento y seguimiento de este tráfico se tiene gracias a los
protocolos notariales; tal como propusiera E. Vila, por las dificultades
que encierra otro tipo de documentación 8. De la importancia del mis-mo
desde la isla de Tenerife hay referencias tempranas a expediciones
con aquel origen con el objetivo de rescatar a cambio de distintas mer-caderías
esclavos necesarios para las haciendas azucareras y otros me-nesteres.
Así en la década de los 20 del XVI aparece la primera referen-cia
q~p!.a rp.!ariona ron Ver&, y en !a &cada 10s 40 ya
encontramos dos fletamentos con destino a Cabo Verde para llevar vi-nos
y otras cosas para a cambio traer esclavos 9. En la segunda mitad
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 61
del siglo, parten también del puerto tinerfeño con el mismo destino dis-tintas
embarcaciones, fletadas por isleños, con mercancías de cierto va-lor,
en una ocasión por un montante de 147.876 maravedís, para a cam-bio
de ellas traer esclavos. La importancia de estos contactos ha sido
resaltada por algún autor, quien señala que Santa Cruz de Tenerife ser-vía
de centro comercial a las islas de Cabo Verde, así como ellas eran
para Canarias el mercado central del comercio de esclavos 'O.
La constancia de este tráfico de Tenerife con Cabo Verde, aunque
no haya sido estudiado sistemáticamente, llama incluso la atención del
juez de registro de aquella isla, quién advierte como desde allí iban
navíos a Cabo Verde con vinos a buscar esclavos y luego los vendían
en las Indias, por lo cual en 1575 por una real cédula se ordenaba que
los barcos que fueran a Cabo Verde, Brasil y otras partes de Portugal
fueran visitados por los jueces de registros de la Contratación ".
Sobre las relaciones de La Palma con esta parte de África no tene-mos
referencia alguna hasta ahora, a pesar de ser una gran productora
de vinos y "uea, deílientos básicos de este tcifico, üiio de !os ma,s i. m-portantes
que mantuvieron los isleños durante el siglo XVI, según algún
autor 12, aunque la afirmación sea quizá un tanto exagerada. El que el
vino sea el motor de los negocios africanos, está en relación con la
producción de la citada isla y con la demanda que de él se hacía desde
las islas africanas. La Palma es la primera isla de Canarias que tiene
una producción asegurada, tanto para abastecer a la población como para
ponerlo en circulación hacia los mercados exteriores. La isla alcanzó el
autoabastecimiento desde época temprana, pues en 1524 se le concede
licencia para exportar un tercio de su cosecha 13, y en 1583, una zona
de la isla, Las Breñas, producía alrededor de 12.000 pipas anuales 14. Por
otra parte el que el vino sea el objeto de este comercio, se debía a que
este artículo era normalmente utilizado en los rescates efectuados con
las poblaciones africanas no musulmanas, pues era un presente muy
apreciado por los reyezuelos locales. Así, el algodón de Cabo Verde, el
hierro de Europa y el vino de Canarias eran tres medios posibles y com-plementario
para obtener los tan deseados esclavos de la costa de Gui-nea
15. El rescate con esta mercancía, determinó, a partir de finales del
siglo xvr e inicio del XVII, el establecimiento de un circuito interinsular,
y transformó al archipiélago canario en un punto cuasi obligatorio de
escala para los navíos procedentes de la Península Ibérica. A partir
62 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
de finales del siglo XVI, muchas de las embarcaciones salidas de los
puertos ibéricos, particularmente de Sevilla llevaban a bordo mercancías
que en Canarias trocaban por vinos, dirigiéndose enseguida con ellos a
los Ríos de Guinea, y puntualmente a Santiago, donde el vino era cam-biado
por esclavos 16. Con este circuito se formaban redes que tenían
sus ramas en Canarias, en Santiago de Cabo Verde, en la costa de Gui-nea,
en Angola y en las Indias castellanas.
El movimiento portuario y la expedición de vinos hacia dicho mer-cado
debió ser bastante frecuente por llamar la atención del juez de
Indias. La suspicacia de este funcionario, está sustentada por la infor-mación
de otros autores contemporáneos, entre ellos Mauro, quien sos-tiene
sin llegar a precisar cifras, que la llegada de vinos a Cabo Verde,
parece que fue numerosa, al menos en la etapa anterior a 1640 17. En
efecto, aunque el presente trabajo tiene por estudio la primera mitad del
siglo xVII, y2 &S& e! siglo XJI! zprecefi rrfrreficias r&~vas u este E&
fico, donde se confirma lo ya apuntado. En especial a partir de 1530, y
sobre todo a mediados del siglo, tanto ingleses como castellanos que
habitaban en las islas Canarias, con el pretexto de ir a Cabo Verde se
introducían ilegalmente a rescatar en la costa de Guinea, escapando así
al control que se hacía desde Santiago de Cabo Verde 18. Los datos que
poseemos se remontan a la segunda mitad del siglo, puesto que los re-gistros
anteriores desaparecieron merced al incendio que sufrió la capi-tal
de la isla en 1553 a manos del pirata «Pie de Palo».
De la documentación manejada se intuye que ya el comercio desde
La Palma con Cabo Verde estaba organizado y era corriente el fletar
navíos con aquel destino, para a cambio del vino traer esclavos y otras
mercancías que se vendían con cierta facilidad en La Palma y en
otras islas del archipiélago. Los negocios se realizaban tanto por perso-nas
que trabajaban en solitario como formando compañías para tal fin.
En estas operaciones intervienen vecinos de las islas, pero sobre todo
mercaderes portugueses que actúan por su cuenta como también por
orden de comerciantes radicados en Lisboa.
En algunos de estos casos el viaje es con retorno, para traer escla-vos
y mercancías a La Palma, donde se reparte el beneficio, y en otros
casos se realiza un viaje de ida sin especificarse cual es el destino fi-nal.
Esto sucede cuando los navíos proceden de Lisboa, compran vinos
en La Palma, y en vez de dirigirse a Cabo Verde toman por derrota la
zona de Río Grande, en Guinea, desde donde serían transportados di-rectamente
a Cartagena, para allí venderlos 19. En el primer supuesto es
cuando media una compañía, como la formada por un vecino de Puerto
Rico y otro de la isla, quienes invierten por un lado 183 doblas en el
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 63
transporte y 241 doblas en el vino, 24 pipas. Con el caldo iba uno de
los socios, para contratarlo y venderlo al mejor provecho, y regresar,
donde sacados los costos, repartirían los beneficios 20. En estos casos es
también usual apoderar a alguien que vaya en el barco, para que en el
caso de que suceda algo, poder cobrar las mercancías objeto del nego-cio,
tal como hace un vecino en 1594, en que no sólo da poder para
cobrar lo invertido, sino también la parte que tienen en el navío 21.
Un viaje donde el que concierta el flete es mercader portugués, se
realiza para llevar a la isla de Santiago, al puerto de Praia, 10 toneladas
de vino y otras mercaderías 22. En 1557, un maestre portugués hace una
operación semejante con un paisano suyo, para llevar a Cabo Verde 16
pipas de vino y dos cuartos, con la obligación de entrega en el puerto
de Ribera Grande, en la isla de Santiago, a la usanza de allí, a un fac-tor
residente en aquella isla, quien posiblemente sería el encargado de
llevar el vino a la costa de Guinea para trocar10 por esclavos 23.
En otros casos, un portugués actúa como intermediario de otro lusi-tano,
radicado en La Palma, y a la vez que negocia sus productos hace
lo propio con lo que aquél le entrega, en este caso 8 pipas de vino, lle-vando
de ganancia por su solicitud la mitad de lo obtenido 24.
En otras ocasiones el sistema que se sigue es bastante diferente a
los ejemplos anteriores. Aquí es operación propia del comercio a menu-deo,
en donde un tripulante que va en un navío con destino a Cabo
Verde, recibe el encargo de algún vecino de traerle una o varias piezas
de esclavos a cambio de algunas mercancías que previamente el había
entregado. Así un mareante vecino de Terceira, reconoce en 1561, que
por estar de viaje a Cabo Verde, había recibido de un matrimonio cier-tas
mercancías para de lo procedido traer una pieza de esclavo, varón o
hembra, de hasta 20 años 25.
También La Palma se convierte en este período en un lugar donde
se libran créditos remitidos desde Lisboa o Sevilla, o donde se acaban
de pertrechar las embarcaciones mediante préstamos que se hacen de un
interés, así a finales del siglo un maestre de navío recibe de un estante
en la isla 500 reales de plata para poder despachar su navío, que tiene
por destino Cabo Verde 26.
VIAJES Y NEGOCIOS EN EL SIGLO XVII
Yr? e! vig!n XVII, y en especid hask 1640, fech. en qne se intemimpe
dicha actividad a causa del conflicto que se suscita por la independen-cia
de Portugal, los viajes desde Canarias a Cabo Verde se intensifican;
64 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
tal como se demuestra por la fuentes. Así en Gran Canaria hay un au-mento
del número de expediciones con respecto a la centuria anterior 27,
y en Cabo Verde según los libros del rendimiento de la alfandega nos
encontramos con que el 85% de las embarcaciones que entraban en di-cho
puerto, en los años 1609 y 1610, procedían de Canarias, por la in-tensificación
de las relaciones comerciales, en especial sustentadas a base
de vino, que luego era reexportado por los moradores de Santiago de
Cabo Verde para Guinea, ya que era una bebida muy apreciada entre
los africanos 28, y a la vez salían de allí para el archipiélago canario de
2 a 3 navíos anuales. El aumento del tráfico con Cabo Verde había in-ducido
a las autoridades de La Palma a solicitar al Consejo de Indias
que no se guardase lo dispuesto por la cédula de 1575 con los na-víos
que salieran de la dicha isla para Cabo Verde, Guinea o el Brasil,
para que los jueces de registro no se entremetiesen a hacer registros a
los navíos que tuvieran aquel destino, sino solamente los que se despa-chasen
para las Indias, sin embargo la respuesta fue negativa 29.
Otra de las razones que van a permitir el mayor tránsito de navíos
por Canarias con destino al archipiélago africano se debe a que por las
diversas circunstancias por las que atraviesa la monarquía española obli-gan
a abrir esta ruta incluso a los rebeldes holandeses, considerados los
enemigos tradicionales de Castilla. Los acuerdos a los que llegan ho-landeses
y españoles en el reinado de Felipe 111 iban encaminados a
pacificar los Países Bajos a cambio de permitir el libre comercio de los
sublevados por el Atlántico y las Indias Orientales.
Sin embargo, ya en 1605, es evidente para el Consejo de..Portugal
que tal comercio es perjudicial para los intereses lusitanos; sobre todo
y, en concreto, por la competencia que hacen los rebeldes en las islas
de Cabo Verde, donde se instala una colonia importante de holandeses.
Por ello solicitan expresamente que el rey impida el comercio de los
rebeldes en el Archipiélago 30. El Consejo de Estado estudió la consulta
enviada al Rey por el Consejo de Portugal, sobre la propuesta de impe-dir
a los rebeldes el comercio en las islas de Cabo Verde, y se mostró
conforme con lo solicitado. añadiendo que para que la armada del Con-sulado
lograra el efecto que pretendía y volviera a tiempo de recoger
las naos de la India y traerlas a Lisboa, convenía que Su Majestad
mandase que las que iban desde la Península, en compañía de la flota
hasta aquellas Islas, salieran con prontitud para que diera tiempo a
todo 3.
En este contexto es donde hay que incluir las relaciones mercanti-les
del Archipiélago Canario con el de Cabo Verde. Las cuales fueron
libres, salvo la inspección del juez de registros, hasta el año 1630, en
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 65
que los canarios se ven obligados a solicitar licencia a Portugal para co-merciar
con Brasil, Angola, Guinea y Cabo Verde 32. Sin embargo, en
1632 Canarias pide al monarca volver al estado anterior, pero éste dila-ta
su respuesta, aunque mandó al Consejo de Portugal que diera razón
de lo que había pasado y pasaba con el libre comercio de los canarios.
Además, el Consejo de Estado también se interesó por el tema pregun-tando
al de Portugal si habría inconveniente en conceder permiso a los
canarios para que comerciaran libremente 33.
También el mayor aumento de la presencia de navíos cuyo destino
era Cabo Verde, se debe a que a partir de 1609, a petición de las auto-ridades
y moradores de Cabo Verde, se intentaba prohibir que los na-víos
fueran directamente a rescatar a Guinea. En efecto por un albalá
real de 1609, se decreta
... daquí em diante nao vao navios alguns das ditas partes de
Castela e Canarias em direitura per via alguma aos Rios de Guiné
e querendo ir a eles iram primeiro despachar ti dita ilha do Cabo
Verde 34,
donde declararían los registros y licencias que llevasen, por lo cual los
navíos que encontramos avituallándose para ir a Cabo Verde, tienen
muchas veces por destino último las costa de Guinea.
La información que tenemos, a través de los protocolos notariales de
La Palma, confirma la salida de distintos navíos con destino hacia aquel
archipi,éégo, aunque pensamos que no recoge toda la intensidad del trá-fico
que debió mantenerse con el mismo; por ejemplo, en 1609 se reco-ge
la entrada de cuatro navíos en Santiago de Cabo Verde y en 1610 siete
procedentes de Canarias, cargados preferentemente de vino y brea 35, de
los cuales tan sólo uno el llamado el «Buen Jesús» procede de Gran Ca-naria,
en donde se fletó en noviembre de 1610 36, de lo cual se deduce
que el resto debió partir de los puertos de Tenerife y La Palma. Asimis-mo
en 1615 consta que entraron en Cabo Verde 4 navíos 37.
Las características generales de este comercio habrá que buscarlas
precisamente en los protagonistas de estas relaciones, la especificidad de
la actividad que desarrollan y en el modo de operar en él.
PROTAGONISTAS DEL COMERCIO
Los personajes que van a protagonizar el comercio entre La Palma
y Cabo Verde no puede decirse. que reunan características semejantes
66 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
entre sí, aunque todos tienen en común la realización de la actividad
comercial como un hecho habitual y cotidiano. El paralelismo con los
que protagonizan el comercio de otras islas del Archipiélago es eviden-te
en casi todos los aspectos y circunstancias. Incluso aquellos cuyas
profesiones no tienen nada que ver, en primera instancia, con la activi-dad
mercantil, como pudieran ser los miembros de instituciones de go-bierno
de La Palma, también acuden al comercio con Cabo Verde, si
bien casi siempre a través de intermediarios (como sucede en Gran
Canaria). En cuanto al origen de estos comerciantes priman los portu-gueses
y canarios debido, sobre todo, a las circunstancias de hermana-miento
38 y complementariedad de ambos archipiélagos 39.
Desde Santa Cruz, capital de ia isia de La Palma, ios íraianíes por-tugueses
afincados en Cabo Verde, tanto en escalas técnicas de sus bu-ques
como en estancias prolongadas, efectuaban transacciones comercia-les
de todo tipo. Aprovechaban la ocasión para arreglar asuntos legales,
dejar apoderados de sus negocios en tierra, que con frecuencia tenían
su mismo origen lusitano, como puede deducirse de su filiación 40 y, de
este modo, aseguraban que el tráfico marítimo continuase con una acti-vidad
que se remontaba un siglo atrás, aunque sea una relación que, en
profundidad, aún está por estudiar 4'.
La Palma era punto de escala frecuente de los buques que partían
de los puertos peninsulares lusitanos, sobre todo de Lisboa 42, donde se
concentraba el comercio para las islas de Cabo Verde y Guinea, por
hallarse en aquella capital la residencia del Contratador, del que era
imprescindible obtener la licencia que permitiera el comercio con Áfri-ca
43. Además, este tipo de actividad es protagonizada por algunos veci-nos
lisboetas, bien permaneciendo en la metrópoli, donde reciben el
resultado de la misma 44, O trasladándose hasta el puerto de Santa Cruz
de La Palma, donde la controlan directamente 45.
Las relaciones entre La,Palma y Cabo Verde no son exclusivamen-te
lineales y10 recíprocas, sino que forman parte de la intrincada red co-mercial
que se tejió entre las distintas islas del Atlántico 46. El ejemplo
de Salvador Domingues Pinto, maestre de la carabela «Nuestra Seño-ra
de la Natividade y San Bartolomé)), es bastante ilustrativo, ya que la
fletaba a Juan María Boisón, residente en La Palma, para ir desde esta
isla a la de Cabo Verde y de vuelta a La Palma o a Madeira 47, por lo
que vemos que este sistema continúa funcionando en esta época y des-
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 67
de esta Isla. Los portugueses aprovechaban el permiso obtenido en Lis-boa
y traficaban con el resto de las islas del Atlántico, lo que benefi-ciaba
en parte a aquellos canarios y españoles que fletan sus barcos. Pero
lo que es un beneficio en cuanto a disponer de barcos con frecuencia
puede convertirse en perjuicio al encarecer los costos del flete. Por ello,
también canarios y españoles solicitan, aunque en menor medida y rnien-tras
lo exigió la legislación, las licencias de la contratación lisboeta.
Los barcos portugueses solían hacer la ruta de Cabo Verde desde
Lisboa u otros puertos de la Península, tocando en Madeira, Canarias
(con preferencia en las islas de La Palma, Tenerife y Gran Canaria), para
posteriormente alcanzar Cabo Verde, donde podían saltar a las factorías
de la costa africana. La derrota de regreso se hacía desde Cabo Verde a
Canarias, Madeira y finalmente hacia la Península, pudiendo sufrir tan-to
en el camino de ida como de vuelta algún temporal que los desviara
hacia América 48; aunque no es frecuente, la tormenta también podía
servir de excusa para comerciar el vino canario en América, que era uno
de los productos limitados al comercio canario 49.
Aunque, en general, también Cabo Verde servía como punto redistri-buidor
de las mercancías obtenidas en Canarias.
Como se dijo en el apartado anterior, los castellanos utilizan la ruta
portuguesa y sus barcos; pero también navegan en sus propias naves,
con licencia o sin ella, participando del negocio rentable del comercio
entre los archipiélagos atlánticos. El origen andaluz de los navíos que
hacen esta ruta hay que inscribirlo en el área próxima a Portugal. Los
marineros de Huelva, en concreto de Ayamonte, estaban familiarizados
con este tráfico desde tiempo atrás y durante el XVII lo mantienen vi-gente
so.
Los canarios que participan de este comercio tanto son mercaderes,
como maestres y cargadores. Algo que también podría decirse del resto
de los colectivos. Sin embargo, con respecto a los mercaderes de la
isla de La Ia!íiia, de coiidicih ecoiiu,i ri.ic a cieuada, iiü s6Íü van a paiti-cipar
de los beneficios del comercio canario-caboverdiano como meros
intermediarios; sino que de manera directa se implican en el mismo apor-
68 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
tando sus propios barcos 5 ' . Además, como una característica genérica
de esta élite 52, introducen a sus familiares como un medio de control
del comercio que efectúan. Este es el caso de Diego Maciel 53, dueño
de la carabela «Nuestra Señora la Madre de Dios y San Esteban», cuyo
maestre era Juan Maciel, su primo 54. Actuando de este modo se consi-gue
un mayor control sobre toda la actividad comercial a la par que el
beneficio de la misma no se disgrega, y queda sujeto al núcleo fami-liar,
lo que permite su cohesión, progreso y, en última instancia, el as-censo
social.
Junto a los mercaderes netos, aquellos que circunscriben su activi-dad
al comercio, se encuentran otros elementos que acuden al mismo
de modo circunstancial o bien compaginaban distintas actividades, éste
es el caso de algunos miembros del Cabildo palmero U otros perso-najes
que formaban parte de los gnipos de poder 56. Es el caso del alfe-rez
C-&;;le! de! \7a!!e, éste acp$a eí; e! ca~ovri&aiio a
través de los portugueses 57, y no directamente como los anteriores; tam-bién
el capitán Miguel González Morón, alguacil mayor de La Palma,
desdobla su actividad profesional con la intención de obtener pingües
beneficios 58. En este sentido, el comportamiento de las élites de poder
de La Palma es idéntico al de sus iguales de Gran Canaria en la misma
época ". Coincidencia que se da en varios aspectos: en cuanto a origen
foráneo y profesión, además de con respecto al ejercicio de la actividad
política local y comercial 60.
OPERACIONES MERCANTILES
Antes de introducirnos en los tipos de operaciones mercantiles que
primaron en el comercio palmero-caboverdiano, es conveniente aclarar
que existen múltiples fórmulas comerciales que posibilitan el intercam-bio.
El comercio podía llevarlo a cabo una compañía, en sus diferentes
variables, en función de su ámbito, fuese éste el capital o las mercan-cías
61; y los contratos también admitían una serie de variaciones, que
iban desde el fletamento de personas o mercancías, hasta la participa-ción
a porcentaje en el traslado y/o compraventa de las mismas. Por lo
tanto, es dificil discernir muchas veces ante qué tipo de operación nos
encontramos, pues muchas de ellas alternan y compaginan unas, otras o
ambas.
La compañía comercial era una sociedad formada con el fin de ob-tener
beneficios del tráfico, compra y venta de mercancías. Operación que
se realizaba a través de la inversión de capital 62. LOS tipos de operacio-
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 69
nes existentes en el comercio entre La Palma y Cabo Verde abarcan casi
todo el conjunto de posibilidades que puede dar el intercambio.
Una de las fórmulas utilizada es aquella que sólo compromete al
transporte de una mercancía y a su venta, llegado al puerto de destino,
siempre por cuenta y riesgo del propietario 63. ES el caso de Antonio
Gaspar, vecino de La Palma, que llevaba a su cargo 22 pipas de vino y
30 cajones de brea y otros 40 quintales de lo mismo, para vender en
Cabo Verde y Guinea (j4.
Otra manera de establecer una relación de negocios era la de solici-tar
préstamos para comprar mercancías en el puerto de partida y vender
en el punto de destino, a cambio de pagar un pequeño porcentaje. Así
lo efectúa el propietario del navío «Nuestra Señora del Buen Viaje)), que
se compromete a llevar la mercancía hasta Cabo Verde, donde entrega-rá
el capital más el 5% de las ganancias después de la venta. El com-promiso
estipulaba que pagaría todo a los ocho días de haber llegado a
Cabo Verde, por lo que vemos que no importaba mucho el género que
se comerciara (ya que no se especifica en el contrato) para obtener be-neficios;
pues solía estar asegurada la venta en sólo una semana 65. Aun-que
no siempre sucede así, dependiendo de la cantidad y el tipo de
mercancía transportado para obtener la paga, pues otros tardan en co-brar
hasta treinta y cinco días 66. Cuando el proceso era más complica-do,
al intervenir apoderados, crédito y letras de cambio, el tiempo se
alargaba. Sin embargo, muchos consignatarios reducen la demora en los
contratos de forma artificial, con el fin de obtener premura de los trans-portistas
y diligencia en sus apoderados. Por ello les obligan a entregar
mercancías en Cabo Verde por letras de cambio para abonar en Lisboa
a 30 días vista, con lo que se daba una urgencia en los trámites que
difícilmente se podría cumplir. Hay que tener en cuenta que estos con-tratos
se hacen en La Palma antes de que los barcos partan hacia Cabo
Verde 67.
El contrato entre un propietario de una nave, la cual pone a dispo-sición
de un cargador, mercader o comerciante, a cambio de cobrar una
cmtidrd rn n-r- e! flete, es e! t i p de operxiSn m6s extendido en e! co-mercio
de las islas atlánticas 68. Tal y como corroboran los distintos fle-tamentos
que se realizan en La Palma con estas características 69.
Sin embargo, dentro de este tipo de contratos también existen dife-rencias,
pues no siempre se fleta toda la capacidad de un barco, como
es el caso que vimos antes de Salvador Domínguez Pinto, que fletaba
01- nnrnhnln o T i i o n XAorr'n Rr \ ; r iXn o rinrnh;~rf n 1 1 ' 7 r-nlnri -r\r ririrlr. +A+.-
D U b U I U V b I U U J U U l l L l l l L U l U U U I U U I I U C - U l l l&U .l Ul UC- I 1bU1bJ PUL LRUR L U I I L -
lada que cargare para Cabo Verde, y desde allí traería a La Palma o
Madeira todos los esclavos que Juan Rodríguez le diera y pudiera car-
70 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
gar 70. Además de que también podía traer pasajeros a la vuelta pagan-do
el flete de ellos ". Otra forma de fletar era contratanto sólo un car-gamento,
aunque no abarcara el volumen total de carga del navío; por
lo que cabía la posibilidad de que un barco llevara diferentes fletes de
distintos cargadores. En estas circunstancias estarían algunas de las ope-raciones
vistas anteriormente. Así lo hace el dueño de la carabela «Nues-tra
Señora de la Madre de Dios y San Esteban», que la fleta al licen-ciado
don Pedro Campos y al capitán Juan de Guisla; aunque no se
especifica si están asociados en compañía o cargan individualmente 72.
Del mismo modo fue el contrato realizado entre Roque Hernández,
maestre de la nao «Nuestra Señora de Candelaria», que la fleta a Anto-nio
Gaspar para recibir en ella 40 toneladas de vino y las mercaderías
que quisiese cargar 73, obligándose a entregarlas a las personas que fue-sen
consignadas y a no vender la carabela hasta cumplir su contrato.
Pero no siempre se cumplen los contratos, por diferentes razones,
en ese caso era de recibo la denuncia ante las autoriades competentes,
bien en La Palma, Cabo Verde, o Lisboa, como lo hizo el alférez Gabriel
de Valle ante el gobernador de Guinea 74. Por ello se hacía necesario
que los consignatarios apoderaran a algún individuo o más (en su au-sencia
y como precaución), que acompañara el flete y la nave hasta el
puerto de destino Esta era una manera de control, pero también po-día
apoderarse a alguien para que efectuase la compra-venta, pagase los
fletes y averías, entrase en contacto con terceros, etc. Además de que
podía existir una última persona en destino a modo de factor que reci-biera,
bien la mercancía, bien el producto de la misma, con el compro-miso
expreso de remitirlo al cargador de origen, a terceros en otras ciu-dades
a través de letras de cambio, o bien, de invertir el mismo en otros
productos, fletando nuevos cargamentos de vuelta o aprovechando el de
origen. En algunos casos se hacia necesario que consignatarios y facto-res
otorgaran su poder a otra persona, que hacía de intermediario entre
ambos, garantizando o avalando un embarque o relaciones mercantiles
más contínuas 76.
El comercio que se desarrolla entre las islas de La Palma y Cabo
Verde, como hemos dicho con anterioridad, es recíproco y de redistri-hi'cibn
a otras ireas del Atlánticn, Desde La Palma hacia Cabo Verde
se transporta vino, brea y mercadería general sin especificar. Debido a
la escasez de las fuentes nos es imposible establecer tablas que permi-
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 7 1
tan un recuento, ni siquiera aproximado, de lo que pudo ser el montan-te
del contingente mercantil y del trasiego comercial y naval entre am-bos
archipiélagos. Sin embargo, podemos tratar de acercarnos al mis-mo,
a través de la contextualización del fenómeno comercial, inscribiendo
a éste en un espectro mayor, como es la producción y economía palme-ra
en la primera mitad del siglo XVII; poniendo en relación este factor
con un aspecto más amplio del mismo, como es la economía de Cana-rias,
entonces veremos que desde La Palma se exporta en mayor canti-dad
el vino, seguido de otros productos como la brea y mercadería en
general. Esta última estaría formada por productos artesanales de elabo-ración
insular y otros de procedencia europea que se redistribuyen des-de
Santa Cruz de La Palma.
A cambio de este comercio la isla de La Palma recibe de Cabo
Verde, en primer lugar esclavos, pues casi todos los barcos que parten
hacia aquellas islas procuran cargar toda la mercancía humana que pue-den;
siendo el intercambio de esclavos por vino, brea 77 O dinero. El otro
producto que se importa desde Cabo Verde son los cueros vacunos al
pelo
También existe un transporte de personas entre uno y otro archipié-lago,
cuya condición es la de meros pasajeros; probablemente comer-ciantes
o mercaderes que van a efectuar sus negocios o regresan de los
mismos. Algunos de los cuales no tienen nada que ver con los fletes y
cargas que despacha el barco en ese viaje 19.
72 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
NOTAS
1. PÉREZ EMBID, F.: Los descubrimientos en el Atlántico y la rivalidad castellano-portuguesa
hasta el tratado de Tordesillas, Sevilla, 1948, p. 154
2: Historia General de Caho Verdei corpo bornmentz!, Lishoz, 1988, m!. 1, doc.
4: 12 de junho de 1466: Carta regia concedendo aos moradores da Ilha de Santiago de
Cabo Verde autorizacao para comerciarem na costa da Guiné, con excepcao da zona de
Arguirn.
3. VILA VILAR, E.: Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla, 1977,
pp. 144-145
4. Historia General de Cabo Verde, corpo documental, Lisboa, 1990, vol. 11,
pp. 244, 284, 285
5. D í ~ PzA DILLAG, . y RODR~GUYEAZN ESJ, . M.: El señorío en las Canarias Oc-cidentales.
La Gomera y El Hierro hasta 1700, S/C. de Tenerife, 1990, p. 316
6. LOBO CABRERAM, .: La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI
(negros, moros y moriscos), SIC. de Tenerife, 1982, pp. 104-1 13, y Gran Canaria y los
contactos con las islas portuguesas atlánticas: Azores, Madera, Cabo Verde y Santo
Tomé, «Coloquio de Historia Canario-Americana (1 982)-Coloquio Internacional de His-toria
Marítima*, Las Palmas, 1982, T. IV, pp. 31 1-333.
7. TORRESS ANTANAM,. E.: El comercio de Gran Canaria con Cabo Verde a prin-cipios
del siglo XVII, «Actas do 11 Colóquio Internacional de Historia da Madeira»,
Funchal, 1989, pp. 761-778.
8. VrLA VILAR, E.: Las Canarias como base de aprovisionamiento de navíos por-tugueses,
«II Coloquio de Historia Canario-Americana (1977)», Las Palmas de Gran Ca-naria,
1979, vol. 1, p. 300.
9. PADR ~MNE SA,M .: La esclavitud en Tenerife durante el reinado de Carlos 1
( i j j i - i j j 6 ) , Tesis doctorai inedita, Universidad de ¿a Laguna, iY94, pp. 80-82.
10. CIORANESCUA,. : Historia de Santa Cruz de Tenerife, 1494-1803, SIC. de
Tenerife, 1977-1979, T. 11, p. 22.
11. VILA VILAR, E.: Art. cit., p. 289.
1 2. Idem.
13. AZNARV ALLEJOE, .: La integración de las Islas Canarias en la Corona de
Castilla (1478-1526). Aspectos administrativos, sociales y económicos, Sevilla-La La-günn,
1983, p. 322.
14. CIORANESCUA.,: Thomás Nichols, mercader de azúcar, hispanista y hereje, La
Laguna, 1963, p. 118.
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 7 3
15. MADEIRAS ANTOSM, . E. (coord.): Historia Geral de Cabo Verde, Lisboa-Praia,
1995, vol. 11, 100.
16. ' Idem, pp. 99- 100.
17. MAUROF, .: Le Portugal et I'Atlantique au xvlle siécle 1570-1670, París, 1960,
p. 353.
18. MADEIRA SANTOS, M. E. (coord): Op. cit., vol. 11, p. 76.
19. MADEIRAS ANTOSM, . E.: Op. cit., p. 87.
20. A.H.I.L.P., Domingo Pérez, caja 4, f.r. Año 1554.
21. A.H.I.L.P., Antonio de Urbina, caja 2, f.r. Año 1594. Un vecino de La Palma,
da poder a una persona que va en el barco, para que en su nombre pueda cobrar 20
pipas de vino, 50 cajones de brea, una pieza de ruin, 1 de butano, 1 de holanda, 20
pares de zapatos, 1 pieza de paño colorado, 4 costales de bizcocho blanco, y además la
mitad del navío «Nuestra Señora del Buen Viajen, de camino para Cabo Verde, para
que pueda cambiar o vender las mercancías que van a bordo.
22. A.H.I.L.P., Domingo Pérez, caja 3, f.r. Año 1556. El maestre se obliga a darle
4 días de demora para la descarga y entregar la mercancía a quien fue consignada, y si
los consignatarios le diesen mercancía se obligaba a traerla.
23. A.H.I.L.P., Domingo Pérez, sin catalogar, f. 182r. Un día antes de otorgarse la
escritura, el 15 de febrero de 1557, dos mercaderes se comprometían a correr el riesgo
sobre 13 pipas de vino, que iban aforadas en 150 ducados, desde La palma a Santiago
de Cabo Verde, por razón de 6 ducados que por el seguro les había pagado un vecino
de Lisboa. El seguro se había hecho a la usanza de Sevilla: Domingo Pérez, sin catalo-gar,
f. 181v.
24. A.H.I.L.P., Pedro Belmonte, caja 2, f.r. El primero se compromete a llevar la
carga a la isla de Santiago, para donde está de viaje.
25. A.H.I.L.P., Pedro Beirnonte, caja '2, f.r. E¡ mareante recibe vara y media y una
sesma de paño negro y 6 libras de estaño labrado, y si después de vendido el valor no
le da para comprar el esclavo, se compromete a poner la diferencia de su bolsillo, con
tal que a la vuelta se lo paguen con más lo que hiciese en gasto y costo hasta ponerlo
en la isla.
26. A.H.I.L.P., Antonio de Urbina, caja 3, f.r. El maestre se obliga a darle de ga-nancia
sobre la citada cantidad el 5% sobre el navío, a los 8 días de haber llegado a
Cabo Verde. Para ello obliga su persona y vinos.
27. TORRESS ANTANAM, . E.: Art. cit.
28. MADEIRAS ANTOSM, . E.: Op. cit., vol. 11, p. 37.
29. VILA VILAR, E.: Art. cit., pp. 290-291.
30. Archivo General de Simancas: Estado, leg. 2024, 37.
31. Idem. Sin embargo, el Rey, como era costumbre, sólo contestó que quedaba
advertido de esto.
32. Aichivo Gcneis! de Simaiicaj: C-üería Aiidgiia, 105:. Meíiioiki: en e: que ss-licita
al Rey, entre otras, que se sirva que se despache cédula por el Consejo de Portu-gal
para que las Islas Canarias puedan tratar y contratar libremente en el Brasil, Gui-nea,
Angola y Cabo Verde.
33. A.G.S.: C.A. 1051.
34. MADEIRASA NTOSM, . E.: Op. cit., p. 34.
35. Idem, pp. 40-41.
36. Sonws S.ANT.A.NMA,. E: .ht . ti?.,p . 777.
37. MADEIRAS ANTOSM, . E.: Op. cit., vol 11, p. 48.
38. Utilizamos este término para definir las múltiples relaciones que existieron a
lo largo de la historia entre ambos archipiélagos. Sobre todo en lo que se refiere a la
74 Manuel Lobo Cabrera - Fernando Bruquetas de Castro
conformación de la sociedad canaria, del que el aporte lusitano es el más importante y
sin el cual no puede entenderse.
39. La complementariedad económica de los distintos archipiélagos atlánticos ha
sido puesta de relieve por los estudios de Alberto Vieira, Elisa Torres y Manuel Lobo.
VIEIRA, A,: O comercio inter-insular nos séculos XV e XVI, Madeira, Acores e
Canárias, Madeira, 1987.
TORRESS ANTANAE: .: El comercio de las Canarias Orientales en tiempos de
Felipe 111, Las Palmas de Gran Canaria, 1991, y Art. cit.
LOBOC ABRERAM, .: La historia de las Islas: Canarias y Madeirq, «II coloquio In-ternacional
de História da Madeira», Funchal, 1989, pp. 531-546.
LOBO CABRERAM, ., y TORRESS ANTANAE,. : Aproximación a las relaciones entre
Canarias y Azores en los siglos xv/ y XVU, «Separata do Boletim do Instituto Histórico
da Ilha Tercerira, vol. XL1 (1983).
40. A.H.I.L.P.: Pedro Hernández, caja 16, s.f. Año 1602. Miguel Acevedo, estante
en La Palma, y Acevedo Sedeño, tratante en cabo Verde y estante en la isla de La Palma,
conjuntamente otorgan su poder general a Gregorio Salgado, vecino de esta Isla, para
que les represente en todos sus pleitos y negocios.
41. VILAV ILAR,E .: Art. cit.
42. A.H.I.L.P.: Pe,di~d e U;ite F!ei:as, caj? 6 , s.f. Afie !h34. S i d n de Fchiide,
caja 3, f. 218 r.-219 r., Año 1613; Simón de Echaide, caja 2, s.f.,'~ño 1607.
43. A.H.I.L.P.:SimóndeEchaide,caja3,s.f.Años1612y1613. .
44. A.H.I.L.P.: Juan de Sotomayor, caja 1, s.f. Año 1635. Los fletes de la carabela
«Nuestra Señora La Madre de Dios y San Esteban», en ruta desde La Palma a Cabo
Verde, iban con la condición de que las ganancias que obtuvieran se pudieran entregar
a personas abonadas; que pudieran dar letras de cambio a favor del otorgante y que se
pudiesen abonar en personas de Lisboa a treinta días vista.
45. A.H.I.L.P.: Tomás González, caja 21, s.f. Año 1638. En este caso es Cristóbal
Simón, vecino de Lisboa, quien se encontraba en La.Palma al frente de una carabela
que llevaba el mismo destino caboverdiano, donde vende al capitán Juan de Cerón un
esclavo negro de 13 años, llamado Domingo. A cambio Cristóbal Simón recibió cuatro
pipas de vino, que se apresuró a cargar en su carabela.
46. Nos referimos al comercio de complementariedad.
47. A.H.I.L.P.: Pedro de Brito Fleitas, caja 6, s.f.,. Año 1634
48. TORRESS ANTANAE,. : El comercio grancannrio ..., Art. cit. p. 763.
49. A.G.S.. Guerra Antigua, leg. 1051.
MORALESP ADR~FN.:, Cedulario de Canarias, Sevilla-Las Palmas,. 1970, T. 11; LOBO
CABRERAM, .: Gran Canaria y los contactos ..., Art. cit.
50. A.H.I.L.P., Antonio de Urbina, caja 3, s.f., Año 1603. El maestre del ,navío
«Nuestra Señora del Buen Viaje», surto en el puerto de La Palma, natural de Ayamonte,
recibió 500 reales de plata para despacharse a las islas de Cabo Verde. Recibiría el cin-co
por ciento de las ganancias en aquellas islas y los 500 reales los entregaría despues
de ocho días de la arribada.
51. A.H.I.L.P., Juan de Sotomayor, caja 1, s.f. Año 1635. ,
52. TORRESS ANTANAE,. : La burguesía mercantil de las. Canarias Orientales (1600-
162.5). Las Palmas de Gran Canaria, 1991.
53. Aunque muchos mercaderes palmeros fueran de origen extranjero los conside-ramos
canarios a efectos de vecindad.
54. A.H.I.L.P.: Juan de Sotomayor, caja 1, s.f., Año 1635.
55. Los regidores don Pedro de Campos y el capitán Juan de Guisla Vendaval apode-ran
a varios navegantes, vecinos, maestres y mercaderes para cobrar sus fletes en Cabo Verde.
Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650) 75
56. A.H.I.L.P.: Simón de Echaide, caja 3, fs. 218 r., Año 1613. El alférez Gabriel
del Valle se quejaba de un contrato incumplido por Francisco Gómez, vecino de Lisboa
y maestre de la carabela «San Francisco*, que había salido para Cabo Verde y Guinea
con licencia del Contratador, por lo que ponía una denuncia ante el gobernador de Gui-nea
y estaba a la espera de los autos y sentencias.
57. Idem.
58. A.H.I.L.P., Antonio de Urbina, caja 3, s.f., Año 1604. El alguacil mayor ven-dió
101 cueros vacunos en pelo procedentes de Cabo Verde por 1.767 reales y medio.
59. TORRESS ANTANAE,. : El comercio grancanario ..., art. cit., pp. 766 y 767.
60. Idem.
61. Idem, p. 770.
62. Entendiéndose el capital como el conjunto de bienes materiales aportados por
los socios, que son elementos o factores de producción; el cual puede ser fijo (constituído
por inmuebles, instalaciones o maquinarias dedicadas de forma permanente a producir)
o circulante (el que cambia sucesivamente de forma, siendo primero materias, produc-tos
elaborados, numerario, crédito, etc.).
63. A.H.I.L.P., Simón de Echaide, caja 2, s.f., Año 1607
64. Transportaba esta mercancía en la carabela «Nuestra Señora de Candelaria»,
cuyo maestre era Roque Hernández, vecino de Lisboa. El propietario era Juan del Va-lle,
vecino de La Palma.
65. A.H.I.L.P.: Antonio de Urbina, caja 3, s.f., Año 1603.
66. A.H.I.L.P.: Pedro de Brito Fleitas, caja, 6, s.f., Año 1634.
67. A.H.I.L.P.: Juan de Sotomayor, caja 1, s.f., Año 1635.
68. TORRESS ANTANAE,. : El comercio grancanario ..., Art. cit.
69. A.H.I.L.P.: Simón de Echaide, caja 3, f. 218 r., Año 1613; Simón de Echaide,
caja 2, s.f., Año 1607; Pedro de Brito Fleitas, caja 6, s.f., Año 1634; Juan de Sotomayor,
caja 1, s.f., Año 1635.
70. A.H.I.L.P.: Pedro de Brito Fleitas, caja, 6, s.f., Año 1634. De vuelta del viaje
pagaría 4 reales por averías.
71. Idem.
72. A.H.I.L.P.: Juan de Sotomayor, caja 1, s.f., Año 1635.
73. A.H.I.L.P.: Simón de Echaide, caja 2, s.f., Año 1607.
74. A.H.I.L.P.: SimóndeEchaide, caja3, f. 218r., Año 1613.
75. Diego Maciel da poder a Juan Maciel, su primo, maestre de la carabela, y a
Gaspar Gorealvis, y a Antonio Méndez, y por ausencia a Francisco Noguera Barreros,
vecinos, mercader que va en dicha carabela, para que puedan cobrar los fletes.
76. A.H.I.L.P.: Pedro Hernández. caja 16, s.f, Año 1602.
77. A.H.I.L.P.: Tomás González, caja 21, s.f. 1638. Cristóbal Simón, vecino de Lis-boa
y al presente en La Palma, maestre de su carabela «...La Piedad», surta en el puer-to
principal de esta isla de La Palma para Cabo Verde, vende al capitán Juan de Cerón
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cargadas en su carabela.
En otro documento ya visto (Pedro de Brito Fleitas, caja 6, s.f. Año 1634) Salvador
Domínguez Pinto se comprometía a traer de Cabo Verde todos los esclavos que Juan
Rodríguez le diere y pudiere cargar en su carabela, pagándole el flete acostumbrado.
78. A.H.I.L.P.: Antonio de Urbina, caja 3, s.f., Año 1604.
79. También es el caso de Salvador Domínguez Pinto que pone como condición
que «...si sohrase despiié.~d e cargar la carabela y quisiese que trajese personas, !as trae-rá
pagándole el flete...».