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LA AGRICULTURA EN EL PAISAJE PROTEGIDO DE
IFONCHE
Víctor O. Martín Martín
Introducción
Dentro de la subred de paisajes y elementos escénicos de la red canaria de Espacios
Naturales Protegidos se encuentra el Paisaje Protegido de Ifonche. Enclavado en los
municipios de Vilaflor y Adeje, se trata de un espacio protegido que incluye una singular
representación del paisaje agrario de las medianías altas de la vertiente de sotavento de la isla
de Tenerife.
Los condicionantes físicos de la agricultura de Ifonche están constituidos por las siguientes
variables interrelacionadas: la localización altitudinal y la combinación entre las formas
suavemente alomadas y llanas y las áreas más compartimentadas y abruptas; la relativa
variedad de los materiales que componen el substrato geológico; la imbricación entre los
procesos morfoestructurales ligados a dinámicas eruptivas recientes y las morfoesculturas
resultantes de la acción dominante de los agentes erosivos; la atenuada edafogénesis debida a
la composición química y a la relativa juventud del substrato geológico, así como al escaso
recubrimiento vegetal y la intensa actividad erosiva que ha transportado los sedimentos fuera
del Paisaje Protegido, y la conjunción de variables meteorológicas que originan un clima de
sotavento insular atenuado en su aridez por la altitud. Se tratará en este subapartado no de
llevar a cabo una nueva descripción de los aspectos físicos de este territorio de unas 775
hectáreas, sino de explicar en qué medida dichos aspectos han condicionado el desarrollo de
las prácticas agrícolas.
El espacio agrario dentro del Paisaje Protegido de Ifonche, sin embargo, ha sido el fruto de
una evolución temporal en cuya génesis y posterior desarrollo el hombre ha terminado siendo
su principal artífice. Para comprender el estado actual del espacio cultivado resulta necesario
comprender su evolución reciente. En la misma se pueden delimitar diversas etapas -los
aprovechamientos agropecuarios tradicionales, el “descubrimiento” del valor agronómico de
los jables, apogeo del monocultivo de papas versus abandono de la agricultura tradicional y la
revitalización del viñedo y la incertidumbre del cultivo de papas en jable- que van a marcar el
devenir del Paisaje Protegido, y que será necesario entender para establecer las directrices y
estrategias (a través del Plan Especial) que se quieran adoptar en dicho espacio. La evolución,
en definitiva, permite vislumbrar la dinámica del paisaje agrario.
La situación actual de la agricultura en Ifonche nos introduce directamente en la
problemática subyacente a la actividad desarrollada por el hombre al día de hoy. Se ha creído
conveniente realizar este apartado, primero, al nivel de áreas homogéneas agrícolas, para
pasar luego a realizar un análisis del conjunto del espacio agrario.
En el apartado de la evolución previsible se destacarán algunos de los aspectos que
incidirán en el futuro de este espacio natural desde el punto de vista del terrazgo agrícola y de
los agentes humanos que parecen estar definiendo el área estudiada.
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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Finalmente, un apartado de carácter propositivo contempla la necesidad de ampliar la
investigación científica en los espacios naturales desde el ámbito de la biodiversidad natural
o antrópica a otros ámbitos de la diversidad: “geodiversidad”, “edafodiversidad”,
“climatodiversidad”, “agrodiversidad”, etc., en un intento de comprender integralmente las
complejas relaciones que se establecen en la naturaleza entre la flora, la fauna, la gea y el
hombre.
Los condicionantes físicos del paisaje agrario
En el espacio agrario del Paisaje Protegido de Ifonche, las variables físicas no constituyen
elementos que introduzcan riqueza y diversidad para la práctica de la agricultura. Al contrario,
han sido algunos de esos elementos físicos tradicionalmente considerados como
impedimentos para el desarrollo agrícola, los que el pequeño y mediano campesino logró
adaptar para dar origen al sistema agrario más destacable de este Paisaje Protegido.
1. Topografía
Desde el oeste del núcleo de Vilaflor, a algo más de 1.500 m de altitud, hasta el norte del
Roque de Imoque, a unos 1.000 m, este espacio natural protegido desciende de forma
discontinua en dirección suroeste (en ocasiones bruscamente y, en otras, de manera paulatina),
salpicado de cráteres y atravesado por una red de barrancos que compartimentan fuertemente
este espacio. Con estas características topográficas, el terrazgo agrícola, en líneas generales,
se localiza en las áreas de menor pendiente, por lo que, frente a otras áreas de las medianías
de la isla, el fenómeno de abancalamiento o aterrazamiento se presenta aquí más como una
excepción que como un elemento definidor del paisaje agrario.
La localización altitudinal (altitud media de este espacio natural se sitúa en torno a los
1.200 m), en las medianías altas de la vertiente de sotavento, limita la variabilidad de los
cultivos posibles, que siendo más numerosos éstos en el pasado, se limitan a las papas y la
viña en la actualidad.
2. Geología
La a) relativa juventud de los centros de emisión y las coladas que forman parte del espacio
protegido (todos pertenecientes al ciclo volcánico reciente) y b) la clara dicotomía que
representa la presencia de materiales básicos y ácidos, configuran las dos claves geológicas
que más han influido en la agricultura del área de estudio.
El trabajo de campo confirma que los cultivos sobre suelos “in situ” se localizan sobre los
campos de lavas y piroclastos basálticos de la Serie III, y en menor medida sobre las coladas
de traquibasaltos, traquitas y fonolitas con que finalizan las emisiones de la Serie II. Resulta
de interés tener en cuenta este fenómeno para comprender la rudimentaria agricultura que se
realizó y realiza en dichos materiales.
Sin embargo, las áreas donde se localizan los depósitos pumíticos -formados por pómez o
piroclastos ácidos-, bien en superficie (Guayero), bien bajo el aglomerado traquítico sobre el
que se encuentra el caserío de Ifonche, han originado el sistema agrario tradicional de los
jables. El cultivo en jable representa una de las mayores aportaciones canarias a la agricultura
mundial, junto con los enarenados de picón y los jables de Lanzarote o los sistemas de
multicultivos y rotaciones de cultivos de algunas áreas de las medianías del norte de Tenerife.
La agricultura en el paisaje protegido de Ifonche
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Se trata de un sistema que permite la práctica de la agricultura sobre un substrato volcánico
que ha permitido acrecentar la superficie agrícola gracias a sus características higroscópicas,
es decir, su posibilidad de incorporar la humedad ambiental y, sobre todo, la retención del
agua infiltrada. No obstante, como luego se verá, la principal cualidad de los jables reside en
el manejo tradicional que los agricultores de la zona han hecho de este material volcánico.
3. Geomorfología
Desde el punto de vista morfoestructural, el Paisaje Protegido de Ifonche representa una
línea de debilidad a partir de la cual se han emitido las lavas basálticas que cubren gran parte
de los actuales municipios de Vilaflor, Arona y San Miguel. Para este espacio protegido,
dichas erupciones tendieron a rellenar algunos barrancos preexistentes y, por tanto, a suavizar
las formas del relieve (volcanes basálticos y red hídrica incipiente o poco desarrollada). Aquí
se localiza el actual monocultivo de viña y en algunas vaguadas frutales semiabandonados en
nateros.
Otro sector del Paisaje Protegido que se puede considerar como relativamente poco
abrupto es el configurado por el aglomerado traquítico de Ifonche, aunque aquí han sido los
procesos de modelado los causantes de las formas de relieve actuales. Este aglomerado, que
ha quedado adosado a lo que en su día fue la vertiente norte del macizo antiguo de Adeje, se
resuelve en una serie de barranquillos e interfluvios suavemente alomados, fruto de la acción
de los agentes erosivos sobre unos materiales fácilmente deleznables ubicados en un espacio
de menor pendiente. Ha sido precisamente la erosión la que ha puesto al descubierto los
mantos de pómez que fueron utilizados cuando se descubrió el valor agronómico de los jables.
Finalmente, las áreas más abruptas son las ocupadas, predominantemente, por la masa
forestal. Corresponden a las coladas sálicas que se sitúan entre los basaltos recientes y el
aglomerado de Ifonche. Aquí se localizan algunas fincas de cereal y nateros abandonadas.
4. Suelos
Como en otros lugares de la vertiente sur de Tenerife, los litosuelos y los suelos poco
evolucionados son los predominantes, aunque en este Paisaje Protegido existen algunas
particularidades.
En primer lugar, los lapillis y escorias basálticas recientes cubren parte de este espacio. Su
juventud y grado de compactación, la pendiente y la ausencia de vegetación que los recubra
han ralentizado la edafogénesis, por lo que el escaso suelo se encuentra mezclado con los
lapillis y escorias algo meteorizadas. Sobre estos materiales se instalan los cultivos de viña y
algunos frutales en las vaguadas que han sido convertidas en nateros. Sin embargo, en las
coladas basálticas los suelos presentan un mayor grosor, sobre todo en las áreas más llanas
delimitadas por los volcanes que las emitieron (inicio de Los Llanos de Trevejos). Estos
suelos más evolucionados permitieron cultivos de cereales.
Sobre las coladas ácidas que no están ocupadas por la masa forestal los suelos son escasos.
Aquí se ha tendido al aterrazamiento de los barranquillos y vaguadas con el objeto de
acumular el suelo suficiente para permitir algunos cultivos de subsistencia (cereales y frutales,
fundamentalmente). Mientras que en los materiales más deleznables del aglomerado
traquítico, el lavado y evacuación de los sedimentos ha sido más fácil; de manera que en ellos
la construcción del terrazgo y la aportación de suelos ha sido obra del trabajo del agricultor.
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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5. Clima
La aptitud agrícola de las zonas altas de la vertiente del sotavento insular, por lo que al
clima se refiere, se basó durante mucho tiempo en la posibilidad de asegurar, frente a las áreas
litorales, los cultivos de cereales, frutales y, posteriormente, de papas. Los principales
elementos meteorológicos aprovechados han sido la humedad ambiental y las lluvias otoñales.
La humedad ambiental viene proporcionada por la formación del mar de nubes durante
bastantes días del semestre invernal, cuando los vientos de componente norte y noroeste son
más frecuentes. Las borrascas del oeste y, sobre todo, del suroeste eran las precipitaciones
esperadas para que la cosecha de ese año fuera buena, tanto de cereal como de papas. Estos
cultivos de secano, que se sembraban en el verano y principios del otoño, debían recibir esas
lluvias otoñales para garantizar la producción agrícola. Con las lluvias y la humedad
ambiental se beneficiaban también los frutales dispersos, los frutales en nateros y la viña,
elementos importantes de la dieta campesina. Cuando el regadío se va imponiendo en el
cultivo de la papa, la humedad ambiental contribuye a disminuir la necesidad de riego en los
jables. Finalmente, el fenómeno de las lluvias permitía la aparición de las hierbas y arbustos
anuales con los que se alimentaba el ganado caprino, hoy prácticamente desaparecido o
estabulado.
La evolución del paisaje agrario
Para comprender la evolución del paisaje agrario de Ifonche partimos de la premisa, a falta
de otros estudios que demuestren lo contrario, de la inicial vocación forestal de este territorio.
Es decir, creemos que el espacio agrícola ha ido avanzando sobre el pinar hasta la situación
actual. Nuevamente, el hombre ha sido, por tanto, el artífice de la generación de un paisaje
agrícola. Pero no ha sido el hombre en general, sino dos grupos sociales -los grandes
propietarios y los pequeños agricultores- quienes se han visto involucrados en la actual
creación de este paisaje descrito como un armonioso conjunto de tierras de labor de papas,
viña y frutales entre rodales de pinos.
1. Los aprovechamientos agropecuarios tradicionales
La escasez de suelos aptos para el cultivo condicionó históricamente las posibilidades
agrícolas del espacio natural protegido. Los suelos naturales “in situ” fueron aprovechados
tempranamente para los cultivos extensivos de cereales en las áreas más llanas (las eras de
diámetros destacables que aún se conservan constituyen una prueba del pasado cerealero). Las
necesidades de tierras de cultivo produjeron las escasas áreas abancaladas y la construcción de
los nateros para frutales (sobre todo higueras, pero también castaños, almendros, nispereros,
perales y otros) y la introducción de la viña en los lapillis basálticos. Por último, la ganadería,
basada en pequeños rumiantes, debió ser una actividad importante, como así parece mostrarlo
las cañadas (caminos con muros de piedra en los bordes para proteger las áreas de cultivo)
que han perdurado en la principal área agrícola sobre suelos evolucionados del espacio
protegido.
Esta primera forma de expansión de los aprovechamientos agropecuarios fue realizada
fundamentalmente por grandes propietarios de la tierra que crearon o acrecentaron su
patrimonio inmueble a lo largo de los siglos XIX y XX. Para ello dispusieron, hasta bien entrada
la década de los sesenta, de familias enteras de medianeros entre los que repartían lotes de
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tierra. De ahí el poblamiento disperso, en base a casas de medianeros, que caracteriza las
áreas de “pan sembrar” en el espacio protegido de Ifonche.
2. El papel de los jables en la agricultura de secano
La pequeña propiedad debió existir históricamente en Ifonche. En todo caso, la misma se
va a ir acrecentando cuando en algún momento del siglo XIX se descubre la actitud agronómica
de los jables. En un principio, y hasta que el regadío termina convirtiendo en un monocultivo
a las pequeñas y medianas fincas de jable, la construcción de los diminutos bancales de
huertas de jable debió llevarse a cabo en aquellas zonas que disponían de vetas subterráneas
de estos piroclastos ácidos que los procesos erosivos habían puesto al descubierto. Restos de
minas para la extracción de jable se pueden encontrar todavía cerca de la cima de la Montaña
de los Lirios, en Guayero y, sobre todo, en los alrededores del actual caserío de Ifonche. Es
precisamente en este último lugar donde los jables permitieron, a la vez que el aumento de la
superficie agrícola, el desarrollo de un pequeño y mediano campesinado estructurado en torno
a este substrato volcánico. Ligado a la actividad agrícola de los jables va surgiendo el caserío
de Ifonche (aunque también haya existido la pecuaria y algunas casas de medianeros).
El agrosistema tradicional de los jables no puede ser entendido únicamente por a) el valor
agronómico de las pumitas (retención de la humedad del suelo y reducción del laboreo al
reducir el crecimiento de las malas hierbas). A ello, es necesario añadir b) el manejo de las
técnicas que el agricultor ha ido generando con el paso de los años (no todos los jables
presentan la misma calidad para el cultivo, las operaciones realizadas para mantener su
fertilidad, los tipos de cultivos implantados y el empleo de rotaciones adecuadas, etc.), y la c)
ligazón de la actividad agrícola con la ganadera (aporte de estiércol animal) y el
aprovechamiento del monte (sistemas de compostaje natural, el aporte de hojas de pino secas
o “pinocha” y de la poda de arbustos, etc.). Elementos todos ellos que deben aún ser
investigados de forma sistemática, con el objetivo de valorar y comprender en su justa medida
la bondad de este sistema agrario singular en el mundo.
3. Crisis de la agricultura tradicional y apogeo del cultivo de la papa
La última expansión del espacio cultivado en Ifonche tuvo lugar en las décadas centrales
del presente siglo, cuando la presión sobre la tierra se hizo más intensa que nunca, poniéndose
en cultivo áreas marginales para el cultivo de cereal. En los años cincuenta y sesenta se
potenció en toda la comarca de los jables sureños la especialización en el cultivo de papas
(momento de creación de las cooperativas de comercialización de Granadilla, San Miguel y
Valle de San Lorenzo), que con el aumento de los caudales de agua para riego incrementó,
hasta finales de la década de los setenta, el número y la extensión de las fincas de jable. Como
territorio de esta comarca, también Ifonche experimentó nuevas sorribas, apreciables hoy por
las formas uniformes de las parcelas de las fincas y su ubicación sobre antiguos terrenos
eriales y cerealeros. Serán los medianos y grandes propietarios los principales inversores en
sorribas de jables ligadas a estas décadas de apogeo exportador.
Como en otros lugares del Archipiélago, la década de los sesenta y setenta supusieron para
este espacio protegido la crisis de la agricultura tradicional que afectará fundamentalmente a
los cultivos de granos, a los frutales y a las antiguas huertas de jables que no se modernizan
incorporando los sistemas de riego. Los pequeños agricultores propietarios y los medianeros
se van proletarizando rápidamente en los nuevos trabajos generados al calor de la agricultura
de exportación costera, la construcción y el turismo. Los primeros, van abandonando sus
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pequeños predios y, los segundos, las fincas entregadas a medias por los grandes propietarios.
La estrategia de los grandes propietarios fue la de vincularse a los nuevos negocios del litoral,
abandonando progresivamente la actividad agrícola, e incluso a sus propios medianeros en las
zonas altas. Todavía en los años ochenta quedaba algún que otro medianero viejo que ya no
podía buscar trabajo en la costa, viviendo en las casas de las fincas de aquéllos. Uno de estos
medianeros comentaba como el dueño ya no subía a buscar la mitad de la producción que en
cada cosecha le correspondía. Otros grandes propietarios optaron, ante el descenso de las
rentas agrícolas, por vender lotes de terreno o conservar/extender la viña en cepas que se
convierte así en un monocultivo.
4. Revalorización del viñedo e incertidumbre del monocultivo de la papa
Frente a otras áreas de las medianías de Tenerife, en el espacio protegido de Ifonche
apenas si se ha producido la llegada de nuevos agentes inversores que estén transformando el
espacio agrícola: agricultura a tiempo parcial, agricultura capitalizada y comercial, fenómenos
compraventa de pequeñas fincas para la construcción de viviendas secundarias, etc. A partir
de la segunda mitad de los ochenta –que es cuando el fenómeno de la urbanización del campo
y la agricultura a tiempo parcial comienza a adquirir relevancia- las nuevas sorribas de fincas
y las construcciones de vivienda y residencias secundarias han sido escasas (aunque, a veces
con importante impacto), y sólo se han ocupado algunas casas tradicionales abandonadas
(algunas de ellas muy bien restauradas). La menor incidencia en Ifonche de los cambios que
han tenido lugar en otras áreas de las medianías viene explicada por la peculiar estructura de
la propiedad de este espacio. En las áreas de gran propiedad, sus propietarios absentistas, al
marcharse los medianeros, vieron como sus casas han quedado deshabitadas y han terminado
por adoptar la estrategia de especializar el espacio agrícola en el monocultivo de la viña en
cepas. Mientras que en las áreas de pequeña propiedad, las fincas están asociadas
generalmente a la vivienda de los dueños.
Al contrario que en otras zonas de la comarca de los jables del sur de Tenerife donde el
abandono es manifiesto, en Vilaflor, el valor comercial de la cosecha extratemprana de papas
ha mantenido productivos a los jables teniendo como base social un agricultor medio y
grande, algunos de los cuales tienen sus explotaciones en el Paisaje Protegido de Ifonche
(fundamentalmente en torno al caserío de Ifonche y en Guayero). Se trata de explotaciones
más o menos modernizadas (existe todo un conjunto de maquinaria específicamente adaptada
a las pumitas) que cultivan variedades de papas de importación, con sistemas de riego
localizado o manguera y que emplean productos químicos necesarios en una agricultura de
monocultivo (aunque los agricultores locales desarrollan prácticas agrícolas eficaces para la
lucha contra diversas plagas). La progresiva pérdida del mercado europeo de exportación, ha
podido solventarse en parte con el del abastecimiento del mercado regional en una época del
año en que escasea este producto.
No obstante, los problemas de a) la escasez y el alto precio del agua, b) las enormes
oscilaciones de los precios de este tubérculo de una campaña a otra con relación a las
importaciones masivas de otros países, c) los problemas de bajo rendimiento de las cosechas
por problemas de enfermedades y d) el avanzado estado de envejecimiento de los agricultores,
han llevado a este último reducto productivo de los jables del Sur de Tenerife a una situación
de incertidumbre constante a lo largo de la última década.
Por último, la actividad ganadera se ha reducido dentro del espacio protegido,
desapareciendo prácticamente el pastoreo –cuyas huellas, en forma de senderos horizontales,
La agricultura en el paisaje protegido de Ifonche
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son todavía visibles en algunos de los conos volcánicos- y quedando algunas cabezas de
caprino como actividad residual y en régimen de estabulación.
La situación actual
De manera general, el paisaje agrario de Ifonche se caracteriza por la combinación entre el
paisaje de fincas de viña y huertas de jable dispersas entre volcanes y rodales de pinos,
arbustos y antiguos pastizales. Como primer dato a tener en cuenta dentro de esta
caracterización general del terrazgo agrícola (productivo o abandonado) y sin valorar la
existencia de pastizales, es que su superficie se reduce a poco más de 160 hectáreas, lo que
supone únicamente un 21 % del Paisaje Protegido. Los pastizales-matorrales, que en otro
tiempo debieron jugar un papel importante como alimento para la cabaña ganadera, se están
recolonizando de forma natural, por lo que no los hemos incluido como un aprovechamiento
más. Los cultivos actuales prácticamente se reducen a las papas y la viña en cepas. No
obstante, dentro de este paisaje resultante de la actividad agro-silvo-pastoril, es posible
distinguir distintas zonas que pueden ser interesantes delimitar de cara a la configuración del
Plan Especial.
1. Definición y delimitación de las áreas homogéneas agrícolas
De la interrelación entre las variables físicas, la estructura de la propiedad, los tipos de
cultivos y el grado de utilización del terrazgo agrícola en la actualidad, hemos podido
delimitar las diversas áreas agrícolas homogéneas de este espacio natural. Debido a la
localización puntual y dispersión de las áreas de cultivo, la definición y delimitación de las
áreas homogéneas agrícolas deben entenderse como zonas de predominancia, y no de
ocupación total por parte del terrazgo agrícola.
a) El terrazgo abandonado sobre los suelos derivados de las coladas sálicas.
Como se señaló más arriba, la crisis de la agricultura de autosubsistencia tanto de pequeña
propiedad como en régimen de medianería supuso el abandono de las fincas de cereales y
frutales, así como cierta actividad ganadera desarrollada por agricultores y medianeros de
Ifonche. Hoy gran parte de esta área se encuentra abandonada, sobre todo aquellas fincas que
utilizaron los escasos suelos generados sobre las coladas sálicas, en el noroeste del espacio
protegido. En torno a una cuarta parte (unas 38 has) de la superficie agrícola se encuentra en
esta situación de abandono total.
b) La viña en cepas sobre los lapillis y basaltos recientes en fincas de grandes
propietarios. Lo normal es encontrar el viñedo en la zona de medianías de sotavento de
Tenerife asociado a otros cultivos en regadío en huertas de jable, ocupando siempre el borde
de las parcelas o asociadas a cultivos de secano en zonas altas. En Ifonche, la dedicación casi
exclusiva al cultivo de papas en los jables y el abandono de cultivos de secano hace que las
anteriores modalidades de cultivo de viña apenas se encuentren representadas. Sin embargo,
como cultivo de secano único, la viña ocupa en los Llanos de Trevejos y, en particular, en el
paisaje protegido de Ifonche un lugar destacado. Cerca de la mitad de espacio cultivado (unas
77 has) se hallan repartidas entre los lapillis y escorias alteradas y los suelos basálticos de los
campos de volcanes del centro-este del Paisaje Protegido (entre la Montaña de Los Listones y
la de Ciruelita).
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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Las plantaciones suelen ser en pie bajo con marcos amplios (3 x 4 ó 4 x 5 m), bastante
viejas y en regresión, algunas semiabandonadas o abandonadas totalmente. La variedad
dominante es Listán Blanca. Las producciones son bajas, oscilando entre los 2-3 kg/cepa.
c) La doble condición de los enarenados artificiales de jables.
Los enarenados en jable se localizan al oeste del espacio protegido, en fincas dispersas por
dos áreas bien delimitadas: Guayero y en los alrededores del caserío de Ifonche. En la
actualidad la superficie total de huertas de jable suma unas 35 has, lo que supone algo más del
20 % del espacio cultivado. De ellas, aproximadamente la mitad corresponde a Guayero y la
otra mitad a Ifonche, ubicándose algunas fincas dispersas por el resto del espacio protegido.
La situación productiva de estas fincas de jable es dicotómica. Por un lado, están aquellas
huertas antiguas de secano que fueron sorribadas con jables procedentes de canteras cercanas,
y que apenas si se han modernizado, por lo que se encuentran mayoritariamente abandonadas.
En el entorno del caserío de Ifonche es donde se concentran este tipo de fincas, ya que el
Catastro de Rústica de Adeje de 1956 muestra que las tres cuartas partes de la superficie de
huertas de jable estaban sorribadas a finales de los cincuenta (Catastro de 1956: 12,8 has;
Catastro de 1974: 15,8 has; Superficie actual: 17,6). Por otro, las sorribas recientes, realizadas
en las décadas de los sesenta y setenta), de dimensiones medias, con huertas de mayor
extensión y modernizadas, que se dedican al monocultivo de la papa, predominan en Guayero
(lo cual no quiere decir que haya también aquí algunas fincas de jable abandonadas).
d) La dispersión de los frutales semiabandonados por todo el espacio protegido.
Sin que se pueda ubicar en un marco espacial determinado, ya que se halla disperso por
todo el terrazgo agrícola (desde el alto cono volcánico de la Montaña de los Lirios hasta los
nateros de los barranquillos de Ifonche), cabe citar el paleopaisaje agrario de los frutales. Se
trata, efectivamente, de un paisaje asilvestrado, abandonado e incluso desaparecido, pues las
huellas del mismo son ya troncos secos o muros de protección de los suelos donde se
ubicaban. No obstante, quedan aún árboles de higueras, almendros, castaños, perales,
nispereros, ciruelos, duraznos, manzanos e incluso tuneras. De todos ellos, la higuera fue y es
el frutal dominante, como así lo atestiguan los hornos de secar higos (necesarios en estas
medianías altas donde el verano es más corto) que todavía sobreviven cerca de las casas
tradicionales de Ifonche.
APROVECHAMIENTO LUGAR SUPERFICIE (HAS)
VIÑA EN CEPAS 77,4
b) Viña de secano 70,6
b) Viña con riego 6,8
HUERTAS DE JABLE 35,1
c) Ifonche 17,6
c) Guayero y otros 17,5
CEREAL Y FRUTALES 49,6
a), d) Cereal-frutal abandonado 37,9
b) Viña abandonada 3,4
d) Nateros abandonados 4,2
d) Frutales abandonados 4,1
TOTAL 162,1
Cuadro I. Aprovechamientos agrícolas en el Paisaje Protegido de Ifonche. Fuente: Mapa Topográfico y Trabajo
de Campo. Elaboración propia. a), b), c) ... son las diferentes áreas agrícolas homogéneas.
La agricultura en el paisaje protegido de Ifonche
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A grandes rasgos se pueden distinguir los frutales en d.1) nateros (tanto los construidos en
las vaguadas de los conos volcánicos recientes, como los que ocupan los barranquillos de las
coladas ácidas), d.2) las plantaciones en los conos volcánicos recientes, d.3) los ejemplares
dispersos por las fincas abandonadas de cereal y d.4) los del entorno de las casas tradicionales
(donde destacan las tuneras). Los únicos que hemos podido medir aproximadamente por
representar cierta extensión superficial son los nateros y las plantaciones en conos, con unas 4
has en cada una de las modalidades, lo que representa apenas un 5 % de la superficie
cultivada. De todos estos sistemas practicados para el cultivo de frutales, son los ubicados en
nateros los que mejor se conservan en la actualidad, gracias al aporte hídrico y a la
disposición de mejores suelos.
2. Estado actual
Como conclusión general, de los cinco sistemas agrarios que han sido practicados en el
Paisaje Protegido de Ifonche, sobreviven en la actualidad dos (las papas en jable y la viña en
cepas), otros dos prácticamente han desaparecido (los cereales y el pastoreo del ganado
caprino), mientras que los cultivos de frutales se hallan totalmente abandonados y en trance de
desaparecer.
Resulta difícil medir el grado de abandono de la agricultura, a causa de la propia
delimitación de este espacio protegido y por la escasa fiabilidad de las fuentes estadísticas. No
obstante, el trabajo de campo nos permite decir que, de las más de 162 hectáreas que
componen el terrazgo de este espacio protegido (sin incluir el pastizal-matorral que en la
actualidad se regenera de forma natural), cerca de las dos terceras partes se hallan
abandonadas: la totalidad de las tierras dedicadas a los cultivos de cereales y frutales, la mitad
de las huertas de jables y un tercio de la viña en cepas. En cuanto a los dos sistemas agrarios
que aún perviven (en realidad, se trata de dos sistemas muy simplificados), es decir, en cuanto
a la superficie actualmente productiva, la viña es el cultivo principal, seguida a gran distancia
de la papa. Los restos de árboles frutales sobreviven prácticamente asilvestrados y sin ninguna
atención por parte de los agricultores.
La situación del viñedo, al menos dentro del espacio protegido, es de semiabandono, con
cepas que pueden tener más de un siglo, afectadas por diversas enfermedades y sobre las que
pasan años sin recibir ningún tipo de laboreo (sobre todo en las parcelas situadas en las
laderas de los conos volcánicos que eran aradas con animales de tiro). Este estado de
semiabandono se observa en las fincas de los grandes propietarios tradicionales, al oeste del
cono de Montaña de Doña Cándida; mientras que las fincas medianas que se ubican desde
dicho volcán hacia el núcleo de Vilaflor, se hallan mejor atendidas (fruto, probablemente, de
la llegada de nuevos compradores interesados en este particular sistema de cultivo de la viña).
La pervivencia del viñedo se relaciona con su carácter de cultivo de prestigio social y la nueva
posibilidad de comercialización del vino, pero, al contrario que en otras áreas de las
medianías de la isla, no ha traído consigo, por el momento, la residencia secundaria. La
modernización de las explotaciones agrícolas de este cultivo es un proceso no iniciado.
El cultivo de papas en jable ha dependido en los últimos años de las características de los
propietarios de las fincas. Sólo subsisten algunas fincas medianas en los alrededores del
núcleo de Ifonche, ya que los agricultores a tiempo completo van desapareciendo a medida
que la edad les obliga a retirarse de la actividad agrícola (el caserío se va transformando en un
núcleo puramente residencial). A causa del envejecimiento de los agricultores, un paso
intermedio entre en cultivo total y el abandono definitivo suele ser la siembra de alguna de las
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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huertas de la finca para el autoconsumo familiar. Por el contrario, las huertas de jable insertas
en las fincas de los grandes propietarios se han mantenido en cultivo.
La menor importancia relativa del abandono de la agricultura y el escaso desarrollo del
abancalamiento del terrazgo, junto con la disminución de la pendiente con respecto a otras
áreas de las medianías, ayudan a comprender que el grado de desertización y avance de los
procesos erosivos sean menos relevantes en el espacio protegido de Ifonche. No obstante, en
el trabajo de campo ya se advierten algunas de las consecuencias del abandono de la actividad
agrícola, como la rotura de los muros de los bancales y la pérdida de suelo por el lavado
ejercido por las lluvias torrenciales, tanto en las huertas de jable como en los bancales
antiguamente dedicados al cereal y árboles frutales.
La evolución previsible
El estado actual de la actividad agrícola parece que va a experimentar variaciones a corto y
medio plazo. La percepción de este cambio hemos podido comprobarla a través del trabajo de
campo y las entrevistas realizadas. La conclusión general es que se va a producir en los
próximos años una revitalización de la agricultura en el espacio protegido. Varios son los
fenómenos recientes que llevan a dicha afirmación:
a) Las subvenciones comunitarias, vía POSEICAN, significan en torno a unas 85.000
ptas/ha para la viña y otro tanto para la papa. Sin embargo, el problema de la escasez de los
caudales de agua para el riego de papas, la enorme oscilación de los precios de las cosechas
(este año ha sido uno de los mejores pues, aunque o quizás por ello ha habido menos
producción, los precios han variado entre las 70 ptas/kg al inicio de la cosecha y las 120
ptas/kg en los últimos meses) y la posible desaparición de la prohibición de importar papas en
los llamados “períodos sensibles”, auguran un futuro poco esperanzador para este cultivo. En
la viña, por el contrario, las subvenciones están siendo cobradas incluso por explotaciones
grandes y medianas que apenas si desarrollan actividad agrícola sobre sus viñedos.
b) La agrupación de los agricultores. Se ha constituido recientemente una asociación
compuesta por unos 60 viticultores del municipio de Vilaflor cuyo objetivo es construir una
bodega, ya que la altitud y la forma de cultivo en cepas se presentan como condiciones
idóneas para la elaboración de vino ecológico. Actualmente, la bodega comarcal Cumbres de
Abona, situada en el municipio de Arico, elabora algunas cantidades de este vino, dentro de la
denominación de origen de la comarca de Abona, cuya uva procede de diversas fincas de los
Llanos de Trevejos. El valor añadido proporcionado por la denominación de origen y el
carácter ecológico de los caldos resultantes, unido a la buena aceptación que el vino está
teniendo en los mercados, pueden hacer atractivas las inversiones en las tierras del espacio
protegido de Ifonche.
c) Los proyectos de expansión del regadío. Los itinerarios de reconocimiento nos han
permitido observar la implantación de sistemas de riego por goteo en algunas de las grandes
fincas de viña en cepas. Concretamente en el área de lapillis y escorias de la Montaña de
Doña Cándida, donde cientos de metros de mangueras negras se han instalado por gran parte
del cono volcánico. Parece ser que ésta es una de las formas con las que se pretende no sólo
asegurar la cosecha sino aumentar la productividad de las cepas. El riego permitiría un marco
de plantación más estrecho que el que actualmente funciona. El riego localizado va a ser la
técnica utilizada en la reconversión de las huertas de jable para el cultivo de viña en espaldera,
según hemos podido saber a través de las entrevistas realizadas.
La agricultura en el paisaje protegido de Ifonche
241
Por otro lado existe un proyecto que pretende la construcción de una balsa para asegurar el
riego tanto de viña como de papas al pie del collado situado entre la Montaña de Los Listones
y la Montaña Mohino.
d) La llegada de capitales de “dudosa legalidad” de inversores procedentes de la costa
(constructores, promotores turísticos, etc.). El prestigio de los vinos blancos de la zona está
ejerciendo de atractivo para empresarios y profesionales liberales que, habiendo acumulado
en los negocios de las zonas costeras, encuentran un modo de justificar ciertos capitales en el
sector agrícola comprando fincas y revitalizando el sector vitivinícola.
e) El retorno de la actividad agrícola en las fincas de los grandes propietarios. En varias de
las grandes fincas del espacio protegido se observa la revitalización de la actividad agrícola
ligada claramente al cultivo de la viña. Grandes propietarios absentistas (residentes en la
capital de la isla, en otros núcleos del sur, e incluso en la Península) han contratado modernos
“mayordomos” para sus fincas y han puesto cadenas en las pistas de acceso a las mismas.
Hemos podido constatar la existencia de inminentes proyectos de ampliar la superficie de viña
a costa de las antiguas huertas de jable para papas, así como proyectos para sorribar nuevas
huertas a costa de los sectores de sus fincas que habían sido abandonadas o constituyen
antiguos pastizales (hoy recolonizados, no sólo por matorrales, sino también por pinar).
Las repercusiones que estos movimientos de los agentes sociales posiblemente provocarán
sobre el paisaje agrario serán el aumento de los viñedos frente a la continuación de la pérdida
de importancia de los cultivos de papas. La triple incidencia sobre los viñedos será 1) la
recuperación de los que hoy se encuentran semiabandonados, 2) la intensificación que
permitirá el riego (más pies por hectárea, pero también más inputs químicos) y 3) la
expansión de la superficie cultivada por nuevas sorribas y a costa de los jables.
Algunas directrices de planificación
Los espacios naturales protegidos de este tipo deberían estudiarse y valorarse desde un
punto de vista científico en base a criterios de diversidad no sólo biológica sino más
integrales: diversidad geológica y geomorfológica, diversidad edáfica, diversidad climática,
diversidad agronómica (variedades locales de plantas y animales, adaptación de plantas y
animales foráneos, manejo del suelo y del agua, etc.). Una posibilidad sería establecer y dar
contenido a una subred canaria de espacios naturales protegidos que albergan sistemas
agrarios tradicionales (agrosistema de los jables, de los jables alterados, de los frutales en
nateros, de los sistemas agrosilvopastoriles de medianías en sus diversas variantes, de los
sistemas ganaderos extensivos, de los enarenados de lapillis, de los cultivos en arenas, de las
breñas y cultivos en malpaíses, etc.), con el objetivo de: a) la determinación de la cantidad y
especificidad de las variedades locales (tanto agrícolas -cereales, leguminosas, frutales,
tubérculos, etc.- como ganaderas -caprino, vacuno, ovino, etc.-) y de la valoración de los
condicionantes físicos; b) su presencia y estado actual en el territorio de los espacios naturales
protegidos; c) comprender los sistemas de manejo más respetuosos con la conservación de los
recursos naturales para que puedan servir para el desarrollo agrícola y pecuario futuro; d) la
preservación y/o restauración de sectores representativos de dichos espacios.
La valoración de los sistemas agrarios conjuntamente con los elementos de diversidad
señalados más arriba, podría hacer viable el desarrollo de programas de uso público que
tuvieran como aglutinador las actividades humanas sostenibles que se han dado en el
Archipiélago (manejo adecuado del suelo, lucha contra la aridez y la desertización, lucha
integrada contra plagas y enfermedades, lucha contra el viento, ahorro de agua,
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
242
aprovechamiento de escorrentías superficiales, utilización de substratos volcánicos,
producciones agrícolas tradicionales de calidad y ecológicas, etc.).
Aspectos a tener en cuenta para la planificación:
- Ante la posibilidad de nuevas sorribas, se debería asesorar y controlar tanto en la
explanación de los terrenos como la utilización excesiva del cemento para los muros de
los bancales.
- Control de la proliferación de la segunda residencia
- Asesoramiento para la construcción de instalaciones agrícolas
La agricultura en el paisaje protegido de Ifonche
243
BIBLIOGRAFÍA
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MARTÍN MARTÍN, V. O.; RODRÍGUEZ BRITO, W.; BELLO, A. “Ecological Aspects of Production in the
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Boca Raton-Florida (EE.UU), 1993. pp. 215-227.
Trabajo de Campo y Entrevistas
Itinerarios de Reconocimiento (salidas de campo por Ifonche).
Entrevistas (técnicos de la Agencia de Desarrollo Local de Vilaflor, técnicos del Consejo
Regulador de la Denominación de Origen Abona, agricultores y ganaderos de Ifonche).
Hemeroteca
BELLO, A. “El paisaje productivo como elemento de identidad de los pueblos de la comarca de Abona”.
Periódico El Día, 10/9/90. 1990.
MARTÍN MARTÍN, V. O. “Vilaflor: el último reducto de los jables de Tenerife”. Periódico El Día, 9/12/90.
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Cartografía
Mapa Topográfico: Militar de España de 1959, E = 1:25.000 (Hoja 1.118); Grafcan de 1987, E = 1:5.000;
Grafcan de 1996, E = 1:5.000.
Mapa Geológico de España, E = 1:25.000. Hoja de Granadilla de Abona (1.118-I). IGME, 1978.
Mapa de Cultivos y Aprovechamientos, E = 1:50.000. Hoja de Granadilla de Abona (1.099). Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, 1988.
Fotografía Aérea: Vuelos de 1994 y 1996.
Documentos
Catastro de la Riqueza Rústica (1956, 1974 y 1991)