ECONOMÍA Y COMERCIO
Coordinación: Dr. D. Santiago de Luxan Meléndez
Dr. D. Manuel Lobo Cabrera
Dra. Dña. Elisa Torres Santana
IV.3
1902
130
EXPORTACIÓN DE AZÚCAR PALMERO A
EUROPA DURANTE LA PRIMERA MITAD
DEL SIGLO XVII
Germán Santana Pérez
Manuel Lobo Cabrera
El cultivo de la caña de azúcar, originario de la India, había llegado al Archipiélago
desde el siglo XV, procedente de Madeira, de donde se había importado a su vez del
mundo Mediterráneo.1 Durante la centuria siguiente se constituyó en el cultivo dominante
para la exportación en el Archipiélago, destacando tanto en producción como en fabrica-ción
las islas de Tenerife, La Palma y Gran Canaria, si bien también existieron ingenios en
La Gomera.2 Gran Canaria sería la que llevaría el peso de la exportación durante gran
parte del siglo XVI en relación con la mayor cantidad de tierras puestas en cultivo y con la
presencia de mayor número de ingenios en su suelo.3
Sin embargo, desde mediados del siglo XVI, el cultivo de la caña de azúcar dejó paso y
fue sustituido paulatinamente por el de la vid, debido principalmente a la competencia del
azúcar africano y americano. Este fenómeno subsistiría a lo largo de todo el siglo XVII.
En este traspaso de cultivos, de la caña de azúcar a la vid, no todas las Islas se transfor-maron
por igual y con idéntica rapidez. En el siglo XVII Gran Canaria y Tenerife vieron
reducido drásticamente el número de sus ingenios,4 al mismo tiempo que veían limitadas
sus exportaciones azucareras al ámbito prácticamente regional, en especial a partir del
primer cuarto de la centuria.
La Palma, por su parte, consiguió prolongar en mayor medida la existencia de la caña
de azúcar y su importancia dentro de la economía insular, que sus otras dos islas herma-nas.
5 La subsistencia de este cultivo se consiguió gracias por un lado a la mayor producti-vidad
y a la presencia de mayor número de recursos y por otro a la convivencia con otro
tipo de actividades productivas de cara al exterior, como la brea, la madera y sobre todo el
vino. Al igual que había sucedido en las otras islas la vid sustituyó a la caña de azúcar
como cultivo hegemónico, pero el porcentaje del azúcar dentro del total productivo insu-lar
fue más notable que el que tenía en otras islas, que en la centuria anterior se habían
destacado más que La Palma en este cultivo. De esta dilatada importancia del azúcar
palmero dan fe exportaciones tan tardías como las que tienen lugar en años próximos a
1650.6 La prolongación de la vida económica de los ingenios palmeros llegará hasta la
primera mitad del siglo XIX.7
En la primera mitad del siglo XVII, la principal zona productora de azúcar en La Palma
es el barranco de Tazacorte,8 donde se habían establecido los primeros ingenios gracias a
la inversión de capital extranjero en los primeros años del siglo XVI, en donde se localiza-
1903
ron los establecimientos azucareros de Argual y Tazacorte, sin duda los más importantes.9
Sin embargo, no es la única zona donde se implantaron los cañaverales, ya que conocemos
la existencia de otros ingenios en la zona norte de la isla, más concretamente en Los
Sauces.10 De algunos de ellos, principalmente de los situados en Tazacorte salen cada año
unas cantidades muy significativas de arrobas de azúcar,11 pues aún en 1650 se exportan
1.500 arrobas de azúcar producidas en el ingenio de Argual, que son embarcadas desde el
propio puerto, habilitado para tal propósito.
En los ingenios palmeros se siguen produciendo distintos tipos de calidades. El más
demandado en la exportación es el azúcar blanco, aunque también son habituales el
mascabado, el sorteado, la escuma, la rescuma, el quebrado y el azúcar en forma de confi-tura,
más la panela. Algunas de estas variedades son luego refinadas en los puertos de
destino, pues tanto en Ruán como en Amberes se implantaron refinerías con tal objeto.
En Europa es difícil precisar cuál era el principal mercado del azúcar palmero. Las
exportaciones iban hacia la Europa Nórdica principalmente, en concreto a Francia, Ingla-terra,
Flandes, Holanda y Hamburgo. A esto hay que sumar las exportaciones hacia la
Península Ibérica, tanto hacia Portugal como hacia Andalucía. Portugal, Flandes y Francia
serían los principales destinatarios. No hemos hallado ninguna noticia de la exportación
de azúcar palmero hacia la zona Mediterránea, y más concretamente hacia Génova, que en
el siglo XVI se había destacado en este negocio dentro del Archipiélago.12
En la Península Ibérica Lisboa era el principal puerto de entrada de este artículo en
Portugal,13 mientras que Sevilla y Cádiz lo eran para la recepción de este azúcar en el
territorio hispano,14 funcionando tanto como mercados receptores como distribuidores,
tanto para el hinterland propio como para el resto del Mediterráneo. Estas ciudades eran
los principales puntos mercantiles de la Península y las que dominaban el comercio colo-nial.
La zona hispana no era precisamente la que mayor demanda tenía de este producto, a
pesar de depender La Palma políticamente de ella. Portugal había reactivado sus comuni-caciones
con el Archipiélago Canario y con La Palma en particular, a partir de su unión
con la Corona Española, aunque no cabe duda que en aquel mercado pesaban más las
importaciones del azúcar de Brasil que del canario, que entraba en circulación cuando
faltaba el americano. Sus vínculos con este negocio, al igual que con el resto del comercio
canario, se interrumpen drásticamente cuando tiene lugar su independencia de Felipe IV, a
partir de 1640.15
Brujas junto con Amberes eran los principales centros receptores del azúcar palmero,
en la zona de Flandes,16 en parte porque muchos de los mercaderes asentados en la isla
procedían de aquellas partes. No obstante, esta zona aunque importante en las exportacio-nes
azucareras palmeras durante el siglo XVII había perdido gran parte de su predominio
comercial en el conjunto europeo en comparación con la centuria anterior.17 Otras ciuda-des
importantes de los Países Bajos del Sur, tal como Lille,18 parecen que también partici-pan
en este comercio, si bien no hemos hallado noticias directas de su exportación.19
Francia fue entre 1610 y 1635 uno de los principales mercados, si no el que más, del
azúcar palmero, justo en el período que antecede a la entrada de este Estado en la Guerra
de los Treinta Años, caracterizado por la paz con la Corona Española. Las exportaciones
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hacia Francia son canalizadas a través de la Bretaña y de Normandía, en especial por los
puertos de Ruán y San Maló,20 aunque también participan otros como el de “Ave de Gra-cia”
(Le Havre).21 Las entradas de azúcar palmero en esta zona fueron constantes y regu-lares
a lo largo de todo el período, y eso sin contar con la participación de mercaderes
franceses exportando hacia otros ámbitos.
Holanda aprovechó también el período de paz con la Corona Española derivado de la
“Tregua de los Doce Años” para recuperar y establecerse comercialmente en los territo-rios
de su peor enemigo a nivel político en esta época. La Palma no fue una excepción
como se demuestra por ejemplo en los envíos de azúcar a Amsterdam y Roterdam durante
el período mencionado.22 No obstante, las exportaciones palmeras hacia Holanda y hacia
otras potencias se vieron determinadas por los asuntos bélicos que jalonaron la primera
mitad del XVII.
Inglaterra también participa en este tráfico durante la mayor parte del período. Las
exportaciones hacia ella son más irregulares y no parecen jugar el mismo papel que en los
envíos de vino. Londres es el centro receptor más destacado en ese país.23
Hamburgo se distinguiría en todo el siglo XVII como un gran intermediario, que se
beneficiaba sobre todo de los conflictos políticos para extender sus redes comerciales
hacia el interior de Europa y hacia el Báltico. No obstante, también se acudió a La Palma
para importar azúcar con destino hacia esta ciudad, bien a través de comerciantes alema-nes
o por medio de otros mercaderes extranjeros, en especial los holandeses, franceses e
ingleses.24
Nos llama la atención como además de las exportaciones de azúcar palmero, en alguna
ocasión, La Palma reexportó azúcar de uno de sus principales competidores, Brasil, a los
mercados europeos, en concreto tenemos noticia del envío de algunas partidas de azúcar
brasileño con destino hacia Inglaterra. Ello se debió a que se aprovechó la presencia de la
colonia portuguesa en la isla, que actuaba como intermediaria.25
En este tráfico del azúcar palmero hacia Europa resultaría necesario hacer una mención
especial a las importaciones europeas de La Palma en relación con el comercio azucarero.
Estas importaciones, en alguna ocasión, son pagadas con las mismas exportaciones de
azúcar palmero hacia esos lugares. En concreto se traen formas desde Portugal, en espe-cial
de Avero, por ser el molde más usado en Canarias, para la fabricación del azúcar. La
importación de formas de Avero tenían ya una larga tradición en el Archipiélago.26 Las
formas estaban hechas de barro y en cada ciudad de la que se importaban tenían unas
peculiaridades que hacían que se demandaran unas u otras.27 También hemos detectado la
importación de instrumentos destinados para los ingenios desde Flandes como por ejem-plo
fondos de cobre para las calderas.28
El precio del azúcar variaba según varios factores. En principio no todas las calidades
tenían el mismo valor y en segundo lugar no era lo mismo el precio del azúcar en el lugar
de elaboración que en donde iba a tener su venta en Europa, donde se tenían que sumar
otros costes como el de transporte. Incluso su precio se modificaba levemente de un lugar
a otro de la isla,29 e incluso variaba el mismo en función de que se comprara la producción
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por adelantado o cuando ya estaba concluida. Por desgracia, no disponemos de los precios
en los puntos de destino, pero sí en los lugares de origen.
Así, el azúcar blanco no tiene un precio claramente regular en toda la primera mitad de
siglo, ya que nos encontramos con precios donde la arroba tenía un valor próximo a los 50
reales a principios de la centuria,30 mientras que en la década de los 30 hallamos otros muy
dispares entre sí, entre los 40 reales y los 60-64 reales.31 La arroba de panela se pagaba en
torno a los 16 reales.32 Por su parte el mascabado se situaba entre los 40 y los 50 reales,33
al igual que el sorteado.34 Para el azúcar de escuma tenemos un precio bastante elevado, de
60 reales,35 sobre todo si tenemos en cuenta los precios del azúcar blanco y que el de
escuma era de una estimación inferior.36 El azúcar quebrado era algo más barato, sobre los
30 reales la arroba.37
Este tráfico azucarero estaba sustentado sobre una red de personas que eran las que
articulaban los negocios a través de distintos medios. Eran estos los habituales en el co-mercio
de la época y que arrancaban de una tradición medieval. Consistían bien en la
asociación entre dos o tres personas para formar compañías, en donde cada uno aportaba
capitales por igual o bien se repartían la inversión entre capital y trabajo, actuando cada
uno en una plaza diferente además de viajar uno de ellos con la mercancía, para invertir el
producto de la venta en mercancías necesarias y demandadas por la población de la isla, y
al final de la jornada, después de descontados los costos, repartirse los beneficios. La otra
fórmula consistía en el llamado sistema de encomienda, donde se le encargaba a una per-sona
el vender la mercancía en el puerto de destino junto con la suya, y a cambio recibir un
porcentaje como ganancia por su trabajo. Era más común la existencia en La Palma o en
otras islas de un agente o factor de una compañía radicada en algún punto de Europa, que
era el encargado de introducir en el mercado mercancías foráneas y a cambio de ellas
recibir en pago en azúcares de distintas suertes.38 Bien éstos o el propio mercader eran
también quienes, en ocasiones, aprovechaban la coyuntura del mercado y vendían artícu-los
solicitados por los señores de ingenios y a cambio compraban la cosecha del azúcar
por adelantado, imponiendo precios.39 Estos medios pusieron en conexión a los propieta-rios
de ingenios y personajes de la administración palmera con mercaderes y gentes de
distintas partes de Europa, que residían en la isla de forma temporal o bien se quedaban
definitivamente en ella.
Estos negocios permitieron por otra parte la presencia en La Palma de mercaderes
extranjeros que integraron colonias que jugarían a la larga una trascendencia de primer
orden en el desarrollo comercial de Santa Cruz de La Palma y de la isla entera. Merced al
establecimiento primero de flamencos y franceses, y luego de ingleses, se mantuvieron
hasta bien entrado el siglo XVII lazos mercantiles con Francia, Flandes, Holanda e Ingla-terra.
Los negociantes del azúcar palmero, que bien lo vendían directamente en ella o lo
remitían directamente a los puertos de destino, eran en realidad un grupo reducido de
características muy particulares. Eran por un lado extranjeros afincados en la isla, e incor-porados
a la sociedad isleña, o descendientes de antiguos mercaderes propietarios de inge-nios
azucareros, que estaban vinculados directamente con la producción del azúcar, y con
un peso muy especifico en el seno de las actividades económicas y administrativas de La
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Palma, que se habían establecido a través de contraer matrimonios con miembros de lo
más selecto de la sociedad palmera, creando así una serie de redes que les iban a permitir
controlar la mayor parte de los negocios que se realizaban con Europa.
Destacan en este período Juan de Sotomayor Topete y Pedro de Sotomayor Topete, el
primero regidor de la isla y el segundo maese de campo de milicias, regidor y juez veedor
de contrabando.40 Ambos, padre e hijo, estuvieron unidos a los propietarios de los ingenios
de Argual y Tazacorte, pues el primero casó con Ana de Monteverde y el segundo con
Jerónima van Dalle. Pedro por su matrimonio recibió en dote con su esposa tres décimos
del ingenio azucarero de Tazacorte, con las tierras, aguas y edificios inherentes al mismo,
de acuerdo con la partición que se hizo entre los herederos de Pedro van Dalle.41 Esta
familia se convirtió por su patrimonio y negocios en una de las principales de la isla de La
Palma. Pues bien, parte de sus negocios se concentraban en la exportación de azúcar y de
otros artículos con destino a Holanda, Amberes, Lisboa,42 San Maló,43 e incluso a Inglate-rra
desde donde se proveía de telas y tejidos ingleses. Sus inversiones en azúcar le lleva-ban
incluso a cambiar la misma por barcos, como el que compra en 1649 Juan de Sotomayor
a un vecino de Roterdam por 8.000 reales.44 Pedro de Sotomayor también tuvo sociedad
para las actividades azucareras con Juan de Guisla Vendoval, con quien tuvo cuentas par-ticulares
y de mercaderías.45
Ya extranjeros asentados en la Isla, a donde habían llegado primero como agentes y
factores, para luego ascender como miembros integrantes de las compañías radicadas en
Europa, encontramos a algunos, que igualmente mediante matrimonios habían enlazado
con los linajes que controlaban la producción azucarera. La prosperidad de los mismos
podemos seguirla a través de los ejemplos del capitán Nicolás Massieu, el capitán Servan
Grave, el capitán Jacques de Briel, y Juan Ángel Poggio, entre otros.
Nicolás Massieu fue un francés sagaz, natural de Ruán, que se estableció en la isla a
fines del siglo XVI, como factor de los Vandale en los ingenios de Argual y Tazacorte, y se
convirtió en un personaje de un poderío económico de primer orden en la primera mitad
del siglo XVII. Por su matrimonio con la hija de uno de los propietarios de los ingenios
citados, consiguió una hacienda respetable, que le permitió dedicarse por entero a los
negocios con una clara visión comercial, de manera que los beneficios obtenidos los invir-tió
en la producción azucarera, de tal manera que llegó poseer siete de los veinte décimos
en los que estaba dividida toda la propiedad de los ingenios.46 Su riqueza le permitió lograr
un reconocimiento político y social en aquella sociedad, pues fue maestre de campo de
milicias, familiar y alguacil mayor del Santo Oficio y regidor del cabildo, después de
conseguir de la Corona carta de naturaleza, pues como extranjero no podía obtener ni
oficios reales ni concejiles. Por otra parte sus negocios dieron tanto de sí, que compró de
la Corona la jurisdicción señorial de los lugares de Argual y Tazacorte, por valor de 12.000
ducados.47 Nicolás Massieu negoció desde su posición con distintas partes de Europa, así
por un lado celebró escrituras de compañía en varias ocasiones, una de las cuales la cele-bró
con un mercader, vecino de Oporto, para importar mercancías portuguesas, entre ellas
formas de barro para los ingenios azucareros,48 a la vez que remitía azúcares y organizaba
operaciones mercantiles con comerciantes de Amberes49 y de Francia.50
1907
Francés también era el capitán Servan Grave, originario de San Maló, e hijo de Luis
Grave, quien igualmente se estableció en La Palma, y logró el reconocimiento público de
sus vecinos, tanto por su capacidad social, pero sobre todo económica, gracias a sus ope-raciones
mercantiles con algunos puntos de Europa y con América.51 En efecto, Grave
tuvo negocios con Amberes y con Hamburgo,52 unas veces solo y otras incluso asociado a
Nicolás Massieu,53 a donde exportó mercancías en algunas ocasiones.
Extranjero también afincado en Santa Cruz de La Palma fue Jacques de Briel, mercader
flamenco, que consiguió ser alférez de la gente de a caballo de La Palma, a la vez que fue
administrador del almojarifazgo de la isla. Se casó igualmente como otros extranjeros en
Santa Cruz de La Palma con doña Luisa de Monteverde, hija del capitán Melchor de
Monteverde y de doña Ana Espino, con la cual obtuvo en dote 6.000 ducados.54 Su paren-tesco
con los propietarios de los ingenios azucareros le hicieron intentar la compra a doña
Ana Vandala de tres décimos del ingenio de Tazacorte,55 para con ellos tener mayor capa-cidad
para negociar directamente los azúcares que luego remitía a Francia,56 bien solo, o a
través de la sociedad formada con sus hermanos Conrado y Juan de Briel57 o en unión de
otros vecinos y negociantes.58
Juan Ángel Poggio era otro extranjero asentado en La Palma que se dedicó a los nego-cios
relacionados con el azúcar, en especial exportando este artículo a Francia, y mante-niendo
negocios con franceses.59 Éste era de origen genovés, y tronco del apellido estable-cido
en La Palma. Se naturalizó y casó en la isla con doña María Maldonado Monteverde,
con la que obtuvo en dote unas casas con lonjas en Santa Cruz de La Palma. Contó igual-mente
gracias a sus negocios con una posición económica estable, pues además de su dote
obtuvo el nombramiento de juez de Indias de La Palma y maestre de campo de las mili-cias.
60
Además de los citados también hacían negocios con Europa, a través del azúcar, el
regidor Juan de Guisla Vendoval, el capitán Diego de Guisla Vendoval, propietarios del
ingenio de Los Sauces,61 Pedro Vandala, señor en parte de los ingenios de Tazacorte y
Argual, Jerónimo Boot,62 y el capitán Pablo de Monteverde,63 todos con ascendientes ex-tranjeros
atraídos a La Palma por la riqueza azucarera.
Frente a estas colonias de residentes en la isla, con familia y posición económica con-solidada,
que eran los que realizaban las transacciones para las exportaciones, tenemos
aquellos otros extranjeros que tomaban contacto con ella para la realización de estas acti-vidades.
Es de destacar que la mayoría proceden de los puntos a donde se remiten los
azúcares. Así el comercio con Francia, bien fuera a San Maló o a otros puertos, estaba
controlado por franceses, del mismo modo que las transacciones con Holanda se mante-nían
gracias a vecinos de Roterdam y de Amsterdam, que eran a su vez los que servían de
intermediarios en las exportaciones a la ciudad alemana de Hamburgo. Del mismo modo
los ingleses, que rara vez se quedaban a residir como fijos en La Palma, salvo algunas
individualidades como el capitán Enrique Spicer que compró una casa en Santa Cruz de
La Palma, eran los que mantenían el comercio con Inglaterra, a través de las importacio-nes
de ropa inglesa que cambiaban por azúcar.
1908
NOTAS
1 BRAUDEL, F.: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, T.I, Madrid, 1993, p.
203.
2 DÍAZ PADILLA, G. y RODRÍGUEZ YANES, J. M.: El señorío en las Canarias Occidentales. La Gomera
y El Hierro hasta 1700. Santa Cruz de Tenerife, 1990, pp. 317-318.
3 CAMACHO PÉREZ-GALDÓS, G,: El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran
Canaria (1510-1535), Anuario de Estudios Atlánticos, 7, Madrid-Las Palmas, 1961, pp. 11-70;
FRUTUOSO, G.: Las Islas Canarias (De “Saudades da Terra”), La Laguna, 1964, p. 20. Según este
autor esta isla contaba en el siglo XVI con 24 ingenios, no bajando ninguno de ellos de una zafra de 6 a
7.000 arrobas.
4 RIVERO SUÁREZ, B.: “El proceso de elaboración del azúcar en Tenerife en el siglo XVI”. Actas do II
Coloquio Internacional da Madeira, Funchal, 1989, p. 702. En el siglo XVII, por ejemplo, los ingenios
tinerfeños se reducen a dos, y en 1632 Abreu y Galindo comentaba que en Gran Canaria solo quedaban
cinco ingenios por haberse dado a plantar parrales: ABREU Y GALINDO, Fr. J.: Historia de la conquista
de las siete islas de la Gran Canaria, S/C. de Tenerife, 1977, p. 239
5 DÍAZ HERNÁNDEZ, R.: El azúcar en Canarias (XVI-XVII). Las Palmas de Gran Canaria., 1982, p. 40
6 A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 18, f. r. En septiembre de 1648 están cargadas a bordo de un barco
y próximas a exportarse 785 arrobas y 3´5 libras azúcar crudo y 913 arrobas de panela cruda.
7 VIÑA BRITO, A., PÉREZ MORERA, J. y J.L. MACHADO CARILLA: La cultura del azúcar: Los
ingenios de Argual y Tazacorte, La Palma, 1994, p. 26.
8 A.H.I.L.P., Simón de Echaide, caja 5, f. r. En abril de 1621, Jacques de Briel, vecino de La Palma, dio
poder, para que en su nombre se pudiese comprar a doña Ana Vandala, viuda, 3/10 de tierras plantadas de
caña de azúcar y las demás “de riego y sequero y de pan sembrar”, aguas, casa de aposento, de prensas de
caldera, de fornallas de purgar, caballerizas que tenía en el ingenio de moler azúcar de Tazacorte.
9 RÉGULO PÉREZ, J.: “Venta de la Jurisdicción de los lugares de Argual y Tazacorte durante el reinado de
Felipe IV”, Homenaje a E. Serra Rafols, , La Laguna, 1970, T. IV, p. 197.
10 A.H.I.L.P., Pedro de Brito Fleitas, caja 3, f. r. En septiembre de 1619 el capitán Diego de Guisla Vendoval,
vecino de Santa Cruz de La Palma, se obligó a pagar a Enrique Ishan, mercader inglés, 900 arrobas de
panela y más que se tuviera en su ingenio de Los Sauces. A cambió había recibido distintas mercaderías
en distintas piezas de paño.
11 A.H.I.L.P., Domingo González, 1595-1605 y 1609. En diciembre de 1605 Hernando Moreo, mercader
francés, yerno de Daniel Bandama, vecino de Gran Canaria, y Cornielles de Ruyter, mercader, vecino de
La Palma, como su fiador, se obligaron a pagar al capitán Pedro Vandale, señor de los ingenios de Tazacorte
y Argual, 1 cuento y 727.663 mrs. por 1.004 arrobas y 6 libras de azúcar que habían recibido.
12 LOBO CABRERA, M.: “Los mercaderes italianos y el comercio azucarero canario en la primera mitad
del siglo XVI, Aspetti della vita económica medievale, Firenze, 1985, pp. 268-282 y El comercio canario
europeo bajo Felipe II, Funchal, 1988, pp. 167-168.
13 A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 11, f. r. En agosto de 1634, el maese de campo don Pedro Sotomayor
Topete, vecino de La Palma, dio poder al capitán Pedro Fernández de Lagos, vecino de Lisboa, para que
pudiese cobrar de Jerónimo Núñez Pérez, vecino de Lisboa, 151´5 arrobas de azúcar sorteado que le
había remitido desde La Palma en un navío francés.
14 A.H.I.L.P., Pedro de Brito Fleitas, caja 14, f. r. En marzo de 1622, el capitán Luis Brecal, vecino de Cádiz,
fletó su navío San Pablo, que estaba surto en el puerto principal de La Palma, al capitán Pedro Sotomayor
Topete, vecino de dicha isla, para cargar en Tazacorte 600 arrobas de azúcar para pasar a Gran Canaria y
de allí a Cádiz.
15 Para este tema ver SANTANA PÉREZ, Germán: “Las Islas Canarias ante la encrucijada de 1640”, Home-naje
a Antonio Béthencourt Massieu, T. III, Las Palmas de Gran Canaria, 1995
1909
16 A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 10, f. r. En noviembre de 1618 los herederos del capitán Diego de
Guisla, regidor y depositario general de La Palma, dijeron que durante el tiempo que vivió tuvo muchas
cuentas de dares y tomares con Matías Dagua, vecino de Brujas, en la parte de Flandes, de muchas
cargazones que había enviado desde La Palma de azúcares, panelas, remieles y otras mercaderías.
17 VIÑA BRITO, Ana: “Los ingenios de Argual y Tazacorte (La Palma)”, Producción y comercio del azúcar
de caña en época preindustrial. Actas del Tercer Seminario Internacional. Granada, 1993, p. 89
18 Esta última cuando todavía formaba parte de los Países Bajos Españoles, ya que pasaría a territorio
francés en 1669.
19 A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 18, f. r. En septiembre de 1649, el capitán Pieter Modeforet, de
nación hamburgués, dijo que por el pasado agosto de 1648 estaba obligado a pagar en la ciudad de
Amberes, a los señores Pedro y Pablo Lanoey, vecinos de Lilles, en Flandes, 6.000 florines y que para el
pago le habían dado 18 pipas y 4 cuartos de azúcar crudo que pesaban 785 arrobas y 3´5 libras y 913
arrobas de panela.
20 A.H.I.L.P., Cristóbal Alarcón, 1615-1616, caja 1, f. r. En octubre de 1616 Juan Lorenzo, francés, declaró
que en el navío de Servan Bulen, que iba para San Maló desde Santa Cruz de La Palma, estaban cargadas
11 cajas de azúcar que llevaban 44 arrobas.
21 A.H.I.L.P., Tomás González, caja 18, f. r. En octubre de 1632 Juan Gebrero, natural de San Maló, se
obligó a pagar a Esteban Grodos, francés, 900 reales de plata de resto de una caja de azúcar blanco con
16´5 arrobas que le vendió y que ha cargado en el navío La Serena para llevar al puerto de Ave de Gracia
(Francia).
22 A.H.I.L.P., Martín Pérez Mederos, caja 1, f. r. En noviembre de 1612, Jerónimo Boot, vecino de La
Palma, y Tomás Escarlote, inglés, maestre del navío Santo Tomás se concertaron para cargar 43 cajas de
azúcar, de 4 cajas en tonelada, en el puerto de Tazacorte y llevarlas a la ciudad de Roterdam en Holanda.
23 A.H.I.L.P., Domingo González, 1595-1605 y 1609, f. r. En junio de 1604, Enrique Ploriot, vecino de
Bretaña, maestre del navío “La Jacomina” se concertó con Juan Vans Aguardiente para cargar en La
Palma 48 cajas de azúcar con 750 arrobas y llevarlas a Londres.
24 A.H.I.L.P., Domingo González, 1595-1605 y 1609. En julio de 1604 Juan Vans Aguardiente, embarcó 48
cajas de azúcar en el navío “El Caballo Marino”, que estaba surto en Santa Cruz de La Palma, para hacer
viaje a Hamburgo, estando las cajas consignadas a Egart Van Estaveren, mercader residente en Hamburgo.
Esta operación la realizó por cuenta de Servant y Luis Grave, hermanos, vecinos de San Maló, a cuya
cuenta y riesgo iban.
25 A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 12, f. r. En abril de 1637 Phillip Stavard, inglés, vecino de Straford,
maestre del navío “El Cisne”, dijo que había venido a La Palma procedente de Lisboa y que había
recibido, entre otras, del capitán Pedro Fernández Lago, vecino de Lisboa, 44 cajas de azúcar de Brasil,
las cuales tenía cargadas para llevar a Inglaterra.
26 LOBO CABRERA, Manuel: Aspectos artísticos de Gran Canaria en el siglo XVI. Documentos para su
historia, Las Palmas de Gran Canaria, 1981, p. 11, El comercio..., pp. 216-217. Ya en el siglo XVI son
muy demandados desde Gran Canaria.
27 A.H.I.L:P., Francisco García Briñas, caja 1, f. 356 r.. En enero de 1631 el capitán Nicolás Massieu, vecino
de La Palma, y José Carnero, mercader, vecino del Puerto de Portugal, formaron compañía para llevar a
Portugal desde La Palma mercancías y traer desde Avero formas de barro de la hechura de Avero que eran
en las que se fabricaba azúcar en La Palma.
28 A.H.I.L.P., Tomás González, caja 18, f. r. En octubre de 1632 Servan Grave, vecino de La Palma, apoderó
al capitán Nicolás Massieu, familiar del Santo Oficio, vecino de La Palma, para cobrar del capitán Luis
Adrián, vecino de Brujas, 4 cajas de azúcar que se había llevado en 1627 del puerto de Tazacorte a
Flandes en una nao, para que de su procedido remitiese ciertos fondos de cobre para las calderas de los
ingenios.
29 A.H.I.L.P., Pedro de Brito Fleitas, caja 3, f. r. En septiembre de 1619 don Pedro de Sotomayor Topete,
maese de campo y vecino de La Palma, se obligó a entregar a Enrique Isham, mercader inglés, 300
arrobas de panela, a 15 reales si eran puestas en su hacienda de Tazacorte y a 16 reales en Santa Cruz de
1910
La Palma.
30 A.H.I.L.P., Simón de Echaide, caja 2, f. 96 r.v. En agosto de 1605, Francisco López, calderero, se obligó
a pagar a Daniel Polise, mercader, 6 arrobas de azúcar blanco, puestos en Santa Cruz de La Palma, a
precio de 48 reales la arroba.
31 A.H.I.L.P., Francisco García Briñas, caja 1, f. 337 r. Así es valorado en enero de 1631.
32 A.H.I.L.P., Andrés Armas, caja 8, f. r. En octubre de 1618, Andrés Lorenzo, vecino de La Palma, debía a
Enrique Isham, mercader inglés, 200 arrobas de panela a precio de 16 reales cada arroba.
33 A.H.I.L.P., Tomás González, caja 19, f. r. En ese precio lo reciben unos marselleses en 1633 de Juan
Ángel Poggio, vecino de La Palma.
34 A.H.I.L.P., Andrés Chaves, caja 22, fol. 67 r.
35 A.H.I.L.P., Francisco García Briñas, caja 1, f. 337 r.
36 CAMACHO Y PÉREZ GALDÓS, G.: Art. cit., p. 39
37 A.H.I.L.P., Tomás González, caja 18, f. r. Así figura en una obligación de pago, en 1631, del capitán
Gaspar Riquel, vecino de Tenerife.
38 En 1618 el vecino Andrés Lorenzo reconocía deber 200 arrobas de panela al mercader inglés Enrique
Ysam, de la zafra que el tenía en Tazacorte, a cuenta de lo cual había recibido cantidad de ropa de
Inglaterra. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 8, s.f.
39 A.H.I.L.P., Pedro de Brito Fleitas, caja 3, f.r. Don Pedro Sotomayor Topete, se obliga pagar en 1619 a
Enrique Ishan, mercader inglés, 1.200 arrobas de panela, 300 en 1620, 500 en 1621, y 400 en 1622, por
cuanto había recibido su paga en dinero de contado, y en mercaderías que lo valieron tales como cariceas
del norte, frisa, jabón, platos de estaño, tachos, piezas de bayeta y otras cosas.
40 PÉREZ GARCÍA, J.: Fastos biográficos de La Palma, La Laguna, 1985, p. 173
41 PÉREZ GARCÍA, J.: Casa y familias de una ciudad histórica: La calle real de Santa Cruz de La Palma,
S/C. de La Palma, 1995, p. 72
42 En 1634 el maese de campo don Pedro de Sotomayor Topete, daba un poder a un vecino de Lisboa, para
cobrar en aquella plaza 151,5 arrobas de azúcar de distintas suertes que había remitido en un barco
francés: A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 11, s.f.
43 A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 5, s.f. En 1627 se obliga a entregar al capitán Julián Cosehm,
francés, vecino de San Maló, 500 arrobas de azúcar blanco, puestas en el ingenio de Tazacorte.
44 A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 22, f. 67 r.
45 A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 19, f. 160 v.
46 A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 23, f. 189 v. En esta escritura se hace mención a parte de los décimos
que Massieu compró a su suegro.
47 RÉGULO PÉREZ, J.: Art. cit., pp. 189-206; PÉREZ GARCÍA, J.: Op. cit., p. 311, y Vicisitudes del
alguacilazgo mayor de La Palma, Anuario de Estudios Atlánticos, 25, Madrid-Las Palmas, 1979, pp. 274-
278
48 A.H.I.L.P., Francisco García Briñas, caja 1, f. 356 r. En esta compañía Massieu invierte 4.000 reales y el
mercader portugués 2.000, para emplear en formas de barro de la hechura de Avero que eran con las que
fabricaba el azúcar de la isla y otros géneros de loza menuda como tallas, cantaros, lebrillos, jarros,
jarritos pequeños y otra loza de Avero.
49 A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 18, s.f.
50 A.H.I.L.P., Francisco García Briñas, caja 1, f. 337 r. En 1631 realiza una operación mercantil con Jacques
Juan, francés, vecino de Ruán, por valor de 20.000 reales, con el objeto de exportar azúcares a Francia.
51 PÉREZ GARCÍA, J.: Casas..., p.100
52 A.H.I.L.P., Domingo González, caja 1, s.f. En julio de 1604 se hace declaración de una partida de azúcar
1911
con destino a Hamburgo, consignadas a un mercader residente en aquella plaza, propiedad de Servan
Grave y Luis Grave, que había cargado el hermano de ambos Juan Grave, quien viajaría con la mercan-cía.
53 A.H.I.L.P., Tomás González, caja 18, f.r. En 1632 Grave apodera a Massieu para que cobre de un vecino
de Brujas lo correspondiente a unas cajas de azúcar que llevó a Flandes, para que de lo procedido remita
fondos de cobre para las calderas del ingenio.
54 A.H.I.L.P., Tomás González, caja nº 1, 1617.
55 En 1621 Jacques de Briel da poder a Giles Quinpe, notario y vecino de Amberes, y a Pedro Seechet, para
que en su nombre puedan tratar y comprar a la señora doña Ana Vandala, viuda de Pablo Bangemer, los
tres décimos de las tierras plantadas de cañas de riego y de sequero de pan sembrar, aguas, casas de
aposento, de prensas, de caldera, de fornallas, de purgar, de pilleras, caballerizas, con huerta y sitio que
doña Ana tiene en el ingenio de moler azúcar en Tazacorte, por el precio que concertaren: A.H.I.L.P.,
Simón de Echaide, caja 5, s.f.
56 A.H.I.L.P., Martín Pérez Mederos, caja 2, s.f.; Simón de Echaide, caja 6, s.f. En 1619 remite azúcar a
Francia, mediante encomienda para que lo obtenido de la venta se emplee en mercaderías y se envíen a
Canarias.
57 En 1619 daba poder a su hermano para cobrar una cantidad de azúcar que se había cargado en la ciudad
de Angra, en la isla Tercera. A.H.I.L.P., Gaspar Simón y Leiva, caja 2, s.f.
58 En 1623 conjuntamente con los capitanes Melchor de Monteverde y Andrés Maldonado, celebran escri-tura
con el mercader francés Francisco Floriote, para remitir azúcares, frutos y otras mercaderías a San
Maló, desde el puerto de Tazacorte. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 12, s.f.
59 Así en 1633 realiza distintas operaciones con Mateo Chardán y Rafael de Guiser, marselleses. A.H.I.L.P.,
Tomás González, caja 19, f.r.
60 PÉREZ GARCÍA, J.:Op. cit., pp. 118-119
61 Como tal dueño se obliga pagar al inglés Enrique Isham, mercader inglés, 900 arrobas de panela y las más
que tenga en su ingenio, entre los años 1620 y 1622, por cuanto las había cobrado en mercaderías. A.H.I.L.P.,
Pedro de Brito Fleitas, caja 3, f.r. y ss.
62 Éste, relacionado igualmente con el ingenio de Tazacorte, mantenía negocios, a través de mercaderes
ingleses, con la plaza de Roterdam. A.H.I.L.P., Martín Pérez Mederos, caja 1, s.f.
63 Monteverde estaba casado con doña María de Guisla, hija del capitán Diego de Guisla, regidor y deposi-tario
general de La Palma, y hermana de Diego de Guisla Vendoval y de Juan de Guisla Vendoval, propie-tarios
del ingenio de Los Sauces. Como tutor de estos últimos actuó en los asuntos que había mantenido
su suegro con mercaderes extranjeros, en especial flamencos, con los cuales había realizado muchas
cuentas en relación con cargazones de azúcares que había enviado a Flandes. A.H.I.L.P., Andrés de Ar-mas,
caja 10, s.f. 1618