ADAPTACION Y ASIMILACION
ENTRE LOS ISLEÑOS DE LA LUISIANA
Hay dos observaciones acerca de los isleños en los Estados Unidos
que deseo hacer para empezar. Primero, los isleños de la Luisiana son
un grupo desconocido porque los censos del gobierno americano los
juntan con españoles o con "otros hispanos". Segundo, creo que los
isleños merecen más reconocimiento que el que han recibido hasta aho-ra.
La razón de esto es un hecho poco conocido: las primeras
comunidades hispanas anexionadas por los Estados Unidos fueron las
comunidades isleñas del sur de La Luisiana. En otras palabras, los
hispanos en los Estados Unidos empezaron con los isleños de la Luisiana
y este hecho ha sido pasado por alto como también los isleños en los
Estados Unidos en general han sido pasados por alto'.
Mi propósito hoy es examinar la adaptación y la asimilación de los
isleños después de llegar a la Luisiana. Aunque el gobierno español
trató de hispanizar la colonia, en lugar de eso los colonos que España
trajo pronto se confrontaron con culturas distintas y más grandes (la
francesa y la anglosajona) que amenazaron absorberlos2. La cultura ca-naria
estaba literalmente en suelo extranjero, pequeño en número, y
muy -pero no totalmente- aislada de contacto con otros hispanos.
Quiero enfocar en tres áreas de la adaptación y la asimilación de los
isleños: economía política, matrimonio, y lengua.
Los orígenes de los isleños en la Luisiana empezaron con el deseo de
España de hispanizar ia coionia a causa ae su pobiacion predominante
francesa y acadiana y defenderla militarmente contra un ataque de las
colonias británicas vecinas3. Entre 1777 y 1779 se recogieron setecien-tos
reclutas y sus familias en Santa Cruz de Tenerife y fueron mandados
al otro lado del Atlántico en nueve barcos. La mayor parte de los
pasajeros de siete barcos eventualmente llegaron a la Luisíana, cinco de
832 Gilbert C. Din
ellos haciendo viajes directos a Nueva Orleans. Quizás dos mil canarios
arribaron a la Luisiana, donde el Gobernador Bernardo de Gálvez deci-dió
emplear a los reclutas casados y sus familias (unas quinientas en
número) como labradores en comunidades nuevas alrededor de Nueva
Orleans. Dos establecimientos (Valenzuela, en el Bayú Lafourche) y
Gdveztown (en la confluencia del Bayú Manchac y el Río Amite) se
situaban río arriba de la ciudad en lados opuestos del Misisipí. Los otros
dos establecimientos fueron Barataria en la margen oeste del río, y San
Bernardo en Tierra de Bueyes, debajo de Nueva 0rleans4.
De los cuatro caseríos, Barataria rápidamente fracasó a causa de las
inundaciones frecuentes debido a su baja elevación y a huracanes en
1779 y 1780. La mayor parte de sus pobladores se mudaron al otro lado m
D
del río y se unieron con íos habitantes de San Bernardo, aunque aigunos E
de ellos fueron a Valenzuala. Un segundo establecimiento, Galveztown, O
tambien fracasó. Enfermedad, inundaciones, y aislamiento derrotaron n-- m
los esfuerzos de los colonos para hacer una comunidad viable. Pero los O
E
gobernadores se negaron dejar a los pobladores partir porque el gobier- E
2
no había gastado dinero en su fundación y estimaron la localidad esencial -E
para vigilar contra un ataque enemigo. Solamente después de que los
Estados Unidos tomó control de la Luisiana la mayor parte de los cana- 3
-
rios salieron de Galveztown, una comunidad que había traído penalidad, -
0
m
sufrimiento, y muerte a muchos de ellos5. E
En diciembre de 1803, veintinueve familias isleñas de Galveztown O
rogaron al gobierno español permiso para partir. Su petición lee en n
parte: "siéndoles a estos pobres habitantes muy doloroso el quedar de- -£
bajo del Dominio de una nación no conocida, expuestos a que les a
2
impongan nuevas leyes que tal vez no podrán aguantar, por hallarse n
todos con bastante pobreza; y juntamente el considerar que son n
Cathólicos, y la nación que viene a mandar, los m& no lo son, y temen O3
que sus descendientes no pierdan la Religión con que han vivido sus
ante~esores"~.
Mientras que el gobierno permitió a los isleños de Galveztown reti-rarse
a Baton Rouge en la Florida Occidental donde fundaron Pueblo
E.,s-pa ñol (Spanish Town), se negó ayudar a aquellos que quisieron ir a . . iejas, Suba, u otra parte de uiiramar. No fue hasta setiembre de IiaG9,
que el gobierno permitió a los españoles de la Luisiana entrar en Tejas
directamente. Pero para entonces ellos habían decidido permanecer en
la Luisiana7.
Así después de 1803 solamente dos de los cuatro caseríos canarios
ariginales de agricultura sobrevivieron. Los inrnigrantes isleños habían
sido reclutados entre la gente pobre y eran principalmente analfabetos e
Ahptacwn y asimilación entre los isleños de la Luisiana 833
imperitos. Ellos, sin embargo, conocieron algo acerca de agricultura y la
pesca, ocupaciones que se hicieron importantes en la Luisiana. El go-bierno
español dio a los cabezas de familias pequeñas cantidades de
tierra (3 arpanes [576 pies] de frente de río o de bayú, por 40 arpanes
[7,680 pies] de profundidad) que necesitaron desmontar de árboles y
vegetación. Una de las ironías para los isleños fue que vinieron de islas
que reciben pequeñas cantidades de lluvia, especialmente esas cercanas
a la costa africana (Lanzarote y Fuerteventura). Pero en la Luisiana
chocaron con precipitación abundante, inundaciones frecuentes, y hura-canes
devastadores. Contra estos impedimentos, los canarios trabajaron
como labradores ya que sacaron su sustento del suelo. Muy pocos de
ellos trabajaron en otras ocupaciones8.
Alrededor de 1803 los isleños de San Bernardo y Valenzuela (Bayú
Lafourche como se llama la región más ancha) se habían adaptado a la
vida en la Luisiana. También aprendieron a cuidarse unos a otros, ya
que no tenían al gobierno español para ayudarlos.
Mientras que algunos isleños en el alto bayú Laforuche eligieron
mudarse a Baton Rouge español, la mayoría permanecieron en sus pe-queñas
tiras de tierra. Los caseríos en el Bayú Laforuche se extendían
por diez millas, y comprendían más de doscientas familias, la mayoría
españolas que no vivían de ningún modo en circunstancias opulentas.
Cultivaban arroz, maíz, algodón, y lino, y también vendían cantidades
considerables de comestibles al mercado de Nueva Orleansg.
Los establecimientos isleños alrededor de Nueva Orleans fueron crea-dos
originalmente por el gobernador Gáivez para proteger la ciudad
contra una invasión enemiga. Esa posibilidad se hizo realidad para San
Bernardo en la Guerra de 1812 estadounidense, cuando los ingleses la
invadieron. La batalla de Nueva Orleans de 1815 tomó lugar en la
parroquia de San Bernardo, no lejos de los caseríos isleños, y muchos
de ellos pelearon contra los británicos. Más importante, sin embargo, los
canarios de San Bernardo se ganaron la vida por décadas llevando sus
legumbres para vender al mercado francés de Nueva Orleans.Io
En la era antes de la Guerra Civil Americana, la vida económica
estaba casi inmóvil para la mayoría de los isleños rurales de la Luisiana.
Muchos de ellos en el Bayú Lafourche vendieron sus tierras a hacenda-aos
de aigoaón y caña ae azúcar, y se retiraron a h a s quemadas
llamadas "brulees" en los cerros interiores, donde la tierra era más alta y
más barata (Brulees Sacramento, Maurin o Vives, y Capite, entre otros).
Los "brulees", en sitios algo apartados, se hicieron centros de cultura
isleña en el alto Bayú Laforuche (las parroquias de Ascension y
Assumption). Casi todos los canarios trabajaron en la agricultura, en
834 Gilberr C. Din
tierras propias o para hacendados. Pocos de ellos se mudaron a pueblos
vecinos (puesto que casi ninguno existió entonces) y aún menos subie-ron
la escalera de1 éxito. Sin embargo, la subida a eminencia de varios
isleños fue reflejado en los censos decenarios. Para 1860, mientras sola-mente
un puñado, algunos canarios se habían hecho hacendados, el
estado ideal en la sociedad agraria del sur de los Estados Unidos. Entre
los plantadores con más éxito estaban Manuel Fernández y Antonio
Vela, ambos de la parroquia de Assumption, y Antonio Manero de la
parroquia de San Bernardo (con propiedad valorada en $105.000,
$99,000, y más de $100,000 respectivamente)".
La Guerra Civil Americana y la era de reconstnicción que siguió
constituyeron un punto divisorio en la experiencia isleña en la Luisiana. ,, -
Lu p e r a d estrujS !as f m u a s de casi tedes !es pr6sper~sb acefidados E
canarios, trajo a los negros liberados en competición con isleños pobres, O
y produjo intolerancia en los canarios hacia los negros. Después de la n-- m era de reconstrucción, los dueños de pequeñas tierras a menudo las., O E
perdieron. Precios deprimidos para tierras agrícolas y sus frutos predo- SE
minaron y métodos deshonestos en la venta y compra de azúcar y -E
algodón defraudaron a los pobres labradores pequeños12. Encontraron
imposible luchar contra la inescrupulosa máquina política llamada 3
"Bourbon" que incluía el Club Choctaw de Nueva Orleans y las compa-
- -
0
m
ñías de gas natural, petroleo, ferrocarriles, madera, sal, y azufre. Mientras E
que los isleños en el fondo de la sociedad blanca no lo pasaron bien, el O
desarrollo que pronto se produjo creó nuevas oportunidades económicas n para ellos13. -E
El censo duodécimo de 1900 confirmó que la mayoría.de los isleños a
2 continuaban en sus ocupaciones tradicionales como labradores y traba- n
jadores de fincas, pero un número creciente de ellos eran ahora n
pescadores situados en la parte baja de la parroquia de San Bernardo. 3
Mejores comunicaciones con la Nueva Orleans por camino, ferrocarril, O
y barco les permitió vender pescado y mariscos del Golfo de Méjico en
cantidades más grandes. Mientras tanto otros isleños habían dado vuelta
a empleos nuevos como la caza en la baja parroquia. La industria y
pueblos nuevos, tal como Arabi y Chalmette, en la parroquia alta tam-bién
!es atrayerm, asi qw !u edad i.i.ci,ustriu! p~: E: hdSa !!egad= a !a
Luisiana. Un grupo escogido entre ellos entró en las profesiones legales,
médicas, y de enseñanza. Los isleños de San Bernardo también se hicie-ron
en una fuerza política parroquial, y sirvieron en muchas oficinas en
el jurado policiaco (police jury, una comisión administrativa), en el
gobierno parroquial, en consejos de agua y de malecones, y en las
cortes. En San Bernardo, los isleños monopolizaron la vida política14.
Adaptación y asimilación entre los isleíias de la Luisiam 835
La vida económica en el Bayú Lafourche también cambió en alto
grado hacia el fin del siglo diecinueve, aunque la mayoría de los cana-rios
aquí permanecieron atados a la agricultura. Números pequeños de
ellos se habían mudado a pueblos nuevos donde obtuvieron empleos
como comerciantes, herreros, barberos, joyeros, zapateros, y carniceros.
Otros trabajaban como carpinteros, leñadores, buhoneros, barqueros, y
en la industria. Algunos también entraron en las profesiones de enseñan-za,
ley, medicina, e ingeniería. Mientras que algunos canarios del Bayú
Lafourche entraron en la política, no fueron tan numerosos como sus
contrapartes de San Bernardols.
Al amanecer el siglo veinte, condiciones económicas alteraron la
vida de muchos de los isleños. La industrialización ayudó a incrementar
la urbanización. La agricultura se hizo menos aceptable y la juventud
gravitó a los nuevos empleos urbanos que pagaban más. También la
mecanización de agricultura redujo la necesidad para el trabajo de gran-ja.
Descontento con la vida rural aislada intensificó al mismo tiempo
que las comunicaciones mejoraron con la aparición de automóviles y
carreteras modernas. Periódicos, radios, y el cine todos estimularon un
interés creciente en el mundo. Mientras que la primera guerra mundial y
la depresión de los años treinta afectó a los canarios, ellos no tuvieron el
impacto que la segunda guerra mundial tuvo en acelerar la industrializa-ción
y encoger el mundo de los isleños en la LuisianaI6.
Cambios en la economía política y en el empleo han continuado
desde el fin de la segunda guerra mundial. Mejores comunicaciones en
caminos, teléfonos, y televisión (ahora con platos de satélite) unidos con
una aversión para aislamiento, especialmente entre la juventud, han
caracterizado la vida moderna. Irónicamente, muchos de los caseríos
canarios nunca habían estado lejos de los mayores centros urbanos: alto
Bayú Lafourche queda solamente treinta millas de Baton Rouge y los
pueblos pequeños están aún más cerca. En San Bernardo los rincones
más remotos de la parroquia también están aproximadamente trienta
millas de Nueva Orleans. Y el contacto con personas de afuera alteró la
vida de los isleños y lo distintivo cultural que habían retenido por
mucho tiempo, particularmente en matrimonios y lenguaI7.
Matrimonios con personas no isleñas ha sido otro factor que ha
cu--aLv-:a- jad~p- -m--a i:i-iLii-iLv:i-i la reieíici&i de la cultura canaria. ijesde ei princi-pio
isleños, hombres como mujeres, se casaban de buena gana con
personas que no eran canarios. Esto fue visto por primera vez entre los
isleños yendo a la Luisiana que fueron detenidos en Cuba entre 1779 y
1783 a causa de la entrada de España en la Guerra Americana de
Independencia. Durante aquellos años, algunos de ellos se casaron con
836 Gilberr C. Din
personas no canarias y permanecieron en Cuba o llevaron a sus espo-sos
a la Luisiana. Una vez en la colonia, documentos registran los
matnmonios de isleñas con soldados españoles que se establecieron
entre ellos. Pronto los isleños también se casaban con personas no
española^'^.
Entre los matrimonios que hicieron, la proximidad fue importante
como también un estado económico semejante. El primer grupo de
Luisianos con quienes los isleños vivieron en contacto en numerosas
circunstancias fueron los acadianos (un gmpo de franceses), con quie-nes
compartieron el mismo nivel socioeconómico. En 1785 casi 1.600
acadianos se establecieron en San Bernardo y en el Bayú Lafourche
debajo de Valenzuela. Posiblemente por varias décadas hubo contacto ,, -
1imi:üdo entre !os dos grdpos Ctnicos, pero e! cantacto mmnt6 ü !o
largo del siglo diecinueve. En el Bayú Laforuche y en varios "brulees", O
isleños vivieron cara a cara con los acadianos. Asistieron a misa juntos, n-- m fueron a bailes juntos, y a menudo trabajaron juntos. Más tarde, cuando O E
hubo escuelas, asistieron juntos. De estos contactos vino la familiaridad SE
que incluyó para los isleños el conocimiento de la lengua y costumbres -E
acadianas, estas problablemente difieren poco de las costumbres cana-rias.
Matrimonios con los acadianos en el Bayú Lafourche usualmente 3
significó absorción de los isleños en la comunidad acadiana, y eso
- -
0
m bloqueó el crecimiento de la cultura canarialg. E
En el siglo diecinueve en San Bernardo fue más probable que matrí- O
monios ocurrirían en la parroquia superior con personas no hispanas. n
Estos fueron acadianos, italianos, anglosajones, y otros grupos étnicos -E
que derramaron en la parroquia desde Nueva Orleans. Pero en la alta y a
2 baja parroquia, particularmente en la Isla Delacroix, había matrimonios n
con otros hispanos, usualmente isleñas con hombres españoles, cubanos, n
y mejicanos ademas de unos pocos nuevos inmigrantes canarios. La 3
llegada de hispanos nuevos ayudó a un punto limitado en conservar las O
costumbres y tradiciones isleñas en San Bernardo20.
En el siglo veinte, con numerosos cambios asociados con moderni-zación,
matrimonios con personas no isleñas se aceleraron. Como el
mundo de afuera usurpó sobre los "brulees" del Bayú Lafourche y los
-:-----m m-nii*n.-i-n A- Cn- Dnrrrnrrln l e r ~<l t ;mf i ce antrnr A o ri i lti iro ; r l n
IIIILUIIGJ a p u L a u u a UG OULL UGIII~UU, IUO U~LIILIUJ ~WIUUJ ub \~UILUIU ~JW-ña,
muchos de los canarios jóvenes huyeron a la vida emocionante
urbana. Eso resultó en más matrimonios con personas no isleñas y no
hispanas, asimilación en la dominante cultura anglosajona, y la pérdida
de su identidad separada. Este fenómeno ha sido desenfrenado desde la
segunda guerra mundial. Mientras que quizás algunas farniias han trata-do
de preservar su cultura, lengua, e identidad, ellos han sido la mínorW1.
Adaptación y asimilación entre los isleños de la Luisiana 837
Finalmente, llegamos a lengua que para extranjeros es el rasgo isleño
más fácil de identificar. Cuando España perdió la Luisiana y el español
dejó de ser la lengua de las autoridades gobernantes, un reavivamiento
francés ocurrió. La lengua y la cultura francesa pronto fueron reforzados
por la llegada al principio del siglo diecinueve de miles de refugiados
franceses y sus esclavos de habla francés de Haití. El francés, no el
inglés, se hizo la lengua dominante de la Luisiana en la época antes de
la Guerra Civil Americana. El uso de la lengua española, por lo tanto, se
retiró a las parroquias isleñas (con la excepción de varias vecindadas en
Nueva Orleans). En sus parroquias los canarios por lo general aprendie-ron
francés, adoptaron nombres franceses, y fueron educados en escuelas
que empleaban la lengua francesa. Aún apellidos españoles cambiaron
ocasionalmente; por ejemplo, Caballero se hizo Chevalier, Placencia
desenvolvió en Plaisance, y Acosta dio vuelta en D'Acoste. La mayoría
de los isleños, sin embargo, no asistieron a escuelas puesto que ellos
vivían predominantemente en áreas rurales, y escuelas a menudo no
existieron allí. Además, los canarios vinieron de una tradición de analfa-betismo,
y por lo tanto, escuelas donde existieron se metían poco con la
cultura isleña durante la mayor parte del siglo diecinuevez2.
El idioma inglés y la cultura anglosajona hicieron frente a los cana-rios
por primera vez al finalizar el siglo diecinueve, y gradualmente
alteraron el uso de la lengua española en la primera mitad del siglo
veinte. Escuelas empleando inglés como la lengua de instrucción crecie-ron
despacio en número a través del siglo diecinueve. Asimilación fue
el objetivo deseado como los Estados Unidos fue visto como una
amalgamación de varias culturas. Se prohibió a los niños hablar español
en las escuelas y fueron hechos sentir inferiores cuando lo hacían. Al
progresar el siglo veinte, el uso de inglés siguió los caminos que fueron
construidos a las áreas remotas de la Luisiana donde el español isleño
sobrevivía. Periódicos en inglés se hicieron común en regiones rurales y
empleos progresivamente demandaron un conocimiento de la lengua.
Pronto la radio y el cine (con películas mudas y con sonido) aparecie-ron,
usando inglés y haciéndose formas populares de entretenimento.
Empezando en la última parte de la década de los años cuarenta, la
televisión también ayudó a cambiar a los niños al inglész3.
En ei Ltayú hfourche y su "bruíees" cercanos donde aun se usaba
español, la lengua, ya estancada por mucho tiempo, estaba moribunda al
llegar el medio del siglo veinte. Se usaba español solamente en casa y
entre isleños; la lengua no era expansiva, quiero decir que no ganaba a
nuevas personas de habla espñola. Se hacía poco uso del español en
público y con desconocidos; quizás los prejuicios tenía algo que ver con
838 Gilbert C. Din
esto. Aquellos que hablaban solamente español fueron vistos como rústi-cos,
y la juventud isleña, percibiendo éste sentimiento, prefirieron aprender
inglés y olvidar español. Además, los canarios nunca habían sido literatos en
su lengua y alfabetismo fue necesario para mantenerla moderna. Pero la
enseñanza que existía era en inglés. Los isleños en el Bayú Lafourche
también tomaron contacto con el mundo hispano y la infusión de personas
de habla española para hacer su idioma dinámico. El español isleño, por lo
tanto, pidió prestadas palabras y expresiones del francés acadiano y del
inglés. Con cada generación, había menos isleños que hablaban español y la
lengua creció progresivamente más arcaica24.
En San Bernardo algo análogo pasó con el idióma. En la parte baja
de la parroquia, es decir en la Isla Delacroix, Yscloskey, y Shell Beach, m
D
Ae.-Ao l., ,.,.lt,.-., ;"las.., o..., ...Lo c..-..+?. m?. l..-l..l..l..- -..-..=-1 -,.--Le
UU~ IULi u buiruia i a i b i i u biu iiiaa LUGLLG, a= i i a u l a u a G ~ J Q I I U IC I L L J I P ~ ~jUll aj
que en cualquier otro sitio. Importante en mantener la lengua vibrante O
era la entrada de hispanos de España, las Islas Canarias, Cuba, Méjico, n-- m
y otras partes, porque introducían palabras y expresiones nuevas. O
E
Alfabetismo en español estaba ausente entre los isleños aunque hispanos E
2
de afuera fueron ocasionalmente literatos en él. Usualmente, sin embar- -E
go, los de fuera fueron absorbidos en la cultura isleña. Mientras que lhgüístas
han descubierto la presencia de palabras y expresiones introducidas por 3
-
hispanos de afuera, el español canario en la baja parroquia se hizo arcaicd5. Om-
En 1965 la cultura isleña de San Bernardo recibió un golpe casi fatal E
cuando el Huracán Betsy devastó la parroquia baja. Después del hura- O
cán, muchos canarios abandonaron la Isla Delacroix para ir a vivir en n
sitios más seguros2'j. Su traslado aceleró su asimilación y debilitó el -E
centro de la cultura isleña. Mientras que los canarios de San Bernardo a
2 han resistido a un grado limitado el asalto de la cultura anglosajona, han n
luchado contra lo que parece inevitable. n
Semejante a los dañosos efectos de la economía política y los matri- O3
monios fuera de la cultura isleña, la declinación de personas de habla
española en la parroquia de San Bernardo ha debilitado severamente la
cultura. Hoy casi todas las personas isleñas de habla española son ma-yores
como fueron criados en casas donde se hablaba español antes de
la segunda guerra mundial. Son también todos bilingües; monolingües
0, On-oñnl nn n ~ ; o t c . ~\J qAnm m;nmhrni, A* ncito npinororiXrr h-n
~ L ~I J ~ L I UguI 11" ~ i n i l o ~ b u .v UIIVL) I I I I ~ I I IVIVD ub ~ U L U ~ ~ I I ~ I U ~ L uUaIiiI
tratado de enseñar español a la juventud (a través de los auspicios de la
Spanish Heritage and Cultural Society) e impresionarles la importancia
de preservar su cultura. Pero aprender español en una sala de clase es
muy distinto de aprenderlo en familia2'.
Se dice que hay como cincuenta mil personas que son por lo menos
parcialmente de descendencia canaria en el estado de la Luisiana. De
Adaptación y asimilación entre los isleños de la Luisiana 839
ellos se calcula que solamente uno a dos mil practican algún aspecto de
la cultura. Y de ellos, hoy día menos de quinientas personas aún hablan
español canario entre los diez mil descendientes isleños que viven en la
parroquia de San Bernardo. Con la decadencia del número de personas
que hablan español isleño, también desaparecen las costumbres distin-tas.
Para mencionar dos costumbres que han desaparecido dentro de la
última generación: la décima, una forma de poesía que fue popular por
mucho tiempo en San Bernardo y en los "brulees" ya no se puede oír, y
los curanderos, en quienes los isleños tuvieron fe por mucho tiempo, no
han podido competir con la ciencia médica modernaz8.
Así varios factores han contribuido a la erosión de la cultura isleña
en la Luisiana: condiciones económicas, particularmente en los últimos
cien años, han extraído a los isleños de los rincones remotos donde
vivían aislados pero preservando su herencia; matrimonios usualmente
han significado la absorción de los isleños que han sido numéricamente
inferiores; y el cambio de español a inglés en lengua típicamente ha
significado la pérdida de su identidad, costumbres, y tradiciones.
En 1838 el redactor del periódico New Orleans Weekly Picayune
escribió un artículo en que esbozó la vida de los isleños de San Bemar-
Qiire hz~yy!~C,1 ,i;e, untes n 1 1 ~''! a &qum2deru & Y""
mejoramiento, innovación y todos generos de americanismos" vencían
su cultura para siempre29. Ahora poco más de ciento cincuenta años más
tarde, después de sobrevivir el aguaje de innovaciones y mejoramientos
americanos del siglo diecinueve, la cultura isleña en la Luisiana raya en
el umbral de extinción. En el Bayú Lafourche parece que ya ha desapa-recido
y en la parroquia de San Bernardo se está acercando a la
extinción30.
Gilbert C. Din
1. U. S. Bureau of the Census, 1980 Census of Popularion: Ancestry of the
Population by State: 1980 Supplementary Report (Washington, D. C., 1983). También
Harvard Encyclopedia of American Ethnic Groups (Cambridg, Mass., 1980) no men-ciona
a los canarios. Mientras que hay como veinticinco millones de hispanos en los
Estados Unidos ahora, los canarios constituyen menos de dos décimos de un por
ciento de ese número. Geoffrey Fox, "Hispanic Communities in the United States",
Lntin American Research Review, XXIII (1988), 227.
Canarios fuera de la Luisiana han recibido poca atención. La narración del esta-blecimiento
de San Antonio de 1731 con familias canarias esta en Samuel M. buck,
Panaguana's Successors: The Story of the Canav Islanders' Immigration into Texas
in the Eighteenth Century (San Antonio [?], 1980); y en Gerald E. Poyo y Gilberto M.
Hinajosa, redactores, Tejano Origins in Eighreenth-Cenrury San Antonio (Austin, Te-jas,
1991). Sin embargo, no hay casi nada sobre los isleños tejanos después del siglo
dieciocho. Los canarios que se establecieron en la Florida no han recibido ninguna
atención.
2. Gilbert C. Din, "Spanish Immigration to a French Land", Revue de Louisiand
Lousiana Review, V (1976), 63-80. Además de los canarios, números muy pequeños
de malaguefios y granadinos fueron a la Luisiana como inmigrantes. También unos
s&!udos espafi~!es pmznirriciernn en !S L ~ i r i l ny ~de jaren rlercendienter.
3. Nuevas direcciones en política para la Luisiana empezaron en 1776 cuando
José de Gálvez fue apuntado ministro de Indias y con la importante memoria escrita
por el capitán Francisco Bouligny. Vea Gilbert C. Din, Louisiana in 1776: A Memoria
of Francisco Bouligny (New Orleans, 1977).
4. Gilbert, C. Din, The Canary Islanders of Louisiana (Baton Rouge, 1988), 15-
17, tiene el reclutamiento y envío de los isleños a la Luisiana. Información archivada
-- -1 A--L:-.- 1 A- T-AL- A..A:..--:- A- c..-+,. n..-i-..... i-..-i- /-:+..A,.
esld en ci niuiivu uciiciai uc iiiuido, nuui-ziiua uí aaiiru uviiuiisv, iboaju Lbirauu
adelante AGI, SD, leg.) 2.661 y leg. 2.662; Archivo General de Indias, Papeles proce-dentes
de la isla de Cuba, legajos (citado en adelante AGI, PC, legs.) 1, 119 y 689.
Condiciones militares y la necesidad de un batallón en la Luisiana esta en Gilbert C.
Din, "Protecting the «Barrera»: Spain's Defenses in Louisiana. 1763-1779", Louisiana
History, XVIII (1978), 183-211. La presencia de isleños en San Agustín, Florida, está
Adaptación y asimilación entre los isleños de la Luisiana 84 1
confirmado en Jospeh B. Lockey, "The St. Augustine Census of 1786", FLurida
Historical Society Quarterly, XVIII (1939), 11-31. Vea también James J. Parsons,
"The Migration of Canary Islanders to the Americas: An Unbroken Current Since
Columbus", The Americas, XXXIX (Abril, 1983), 461.
5. Din, The Canary Islanders, 28-51; y GIlbert C. Din, "The Canary Islander
Settlements of Spanish Louisiana: An Overview", Louisiana History, XXVII (1986),
353-373. De los establecimientos canarios, solamente Galveztown ha sido estudiado
con el trabajo prejuzgado de V. M. Scramuzza, "Galveztown, a Spanish Settlement of
Colonial Louisiana", Louisiana Historical Quarrerly, XIII (1930), 553-609, que con-tiene
la mayoría de su tesina de 1924 realizada en Louisiana State University. El
quería mostrar que los isleños fueron inferiores como colonos a los americanos.
Varias familias isleñas resistieron la tentación de mudarse a Baton Rouge y se
quedaron cerca de Galveztown. Algunos de sus descendientes aún viven allí.
6. Petición de Josef Pereira y otros al gobierno español, Galveztown, 14 de
diciembre de 1803, AGI, PC, leg. 139.
7. Din, The Canary Islanders, 45; Bernardo Bonavía al Comandante General,
Bexar, septiembre, 1809; Nemesio Salcedo a Bonavía, Chihuahua, sin fecha, ambos en
AGI, Audiencia de Guadalajara, leg. 114. Vea también Mattie Austin Hatcher, The
Opening of Texas to Foreign Setflement, 1801-1821 (Austin, 1927), 60-126. Parece
que unos pocos isleños adinerados se mudaron a Tejas a pesar de que los reglamentos
lo prohibieron. La parroquia de East Baton Rouge también tiene un número de descen-dientes
canarios.
8. PEE fin2 nlrr2cirín de !m is!e%x en !z Ppora erp&!!z, wa Di', Tho Cannry
Islanders, 28-83. Que los inmigrantes isleños fueron pobres y analfabetos, vea Parsons,
"The Migration of the Canary Islanders", 452. Se puede ver el analfabetismo de los
isleños en la Luisiana en las peticiones que enviaron al gobierno español donde la
mayoría de ellos hicieron sus marcas. Un estudio del siglo diecinueve de 13,123
canarios que solicitaron un permiso para emigrar mostró que 86 por ciento de ellos
eran analfabetos. Julio Hemández García, La emigración canaria contemporánea (Si-glo
XIX) (Las Palmas, 1987), 18.
9. Major Amos Stoddard, Sketches, Historical and Descriptive, of Louisiana
(Philadelphia, 18 12), 167-68.
10. Din, The Canary Islanders, 84-101. Vea también [Major] Arsene Lacarriere
Latour, Historical Memoir of the War in West Florida and Luuisiam in 1814-15
(Gainesville, Florida, 1964), 82-84, 201-202; y Walter Prichard, "Some Interesting
Glimpses of Louisiana a Century Ago", Louisiana Historical Quarrerly, XXIV (1941),
43-48.
11. Eighth Census (1860), Ascension, Assumption, and St. Bemard parishes, en
American Census Records, United States Census Office; Din, The Canary Islanders,
101-103. También los pequeños labradores acadianos se mudaron a los "brulees", y a
veces compartieron los "brulees" con isleños. Gilbert C. Din, "Canarios en la Luisiana
en el siglo xm", V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), 2 vols. (Las
Palmas, 1985), 1, 465-478.
12. Din, The Canary Islanders, 105-22. Lingüistas quienes estudian el español
isleño de la baja parroquia de San Bernardo por lo general piensan que los canarios
siempre fueron pescadores, empezando en las Islas Canarias. Los lingüistas repiten los
sentimientos de los isleños de la Isla Delacroix, quienes rechazan a los canarios de la
alta parroquia porque éstos se asimilaron m8s y trabajan en distintos empleos. Los
isleños de la baja parroquia creen que ellos incorporan la verdadera cultura isleña. Vea
Joseph Valsin Guillotte, "Masters of the Marsch: An Introduction to the Ethnography
842 Gilberr C. Din
of the Isleños of Lower St. Bemard Parish, Louisiana, with an Annotated Bibliography",
informe para Jean Lafitte National Historical Park (sin lugar y fecha pero alrededor 1982).
13. Para una narración de los isleños en la época "Bourbon" en la Luisiana, vea
Din, The Canary Islanders, 123-43; para condiciones en la Luisiana durante la época
"Bourbon", vea William Ivy Hair, Bourbonism and Agrarian Protest: Louisiana
Politics, 1877-1910 (Baton Rouge, 1970); y Roger W. Shugg, Origins of Class
Struggle in Louisiana (Baton Rouge, 1939).
14. Din, The Canary Islanders, 125-35; Twelfth Census (1900), St. Bernard Parish,
en American Census Records, United States Census Office.
15. Din, The Canary Islanders, 135-43; Twelfth Census (1900), Ascension and
Assumption Parishes, en American Census Records, United States Census Office. Vea
también Young and Co.3 Business and Professional Directory of 1908-louisiana-
1909 (Atlanta, 1908-1909); y Henry A. Garon, redactor, Donaldsonville, Its
Businessmen, and Their Commerce at the Turn of the Century (sin lugar, 1976).
16. Din, The Canary Islanders, 144-93.
17. Ibíd., 194-207. Falta información estadística segura acerca los isleños en las
cuestiones importantes de quien era un isleño y quienes hablaban espafiol isleño. Los
censos de los siglos diecinueve y veinte dan información más que nada sobre matri-monios
de personas con apellidos españoles. Pero los datos no son útiles para
determinar quien hablaba español o que cultura un individuo o una familia practicaba.
Además, en la parroquia de San Bernardo a veces era difícil distinguir entre los
isleños y los otros hispanos.
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ñas que fueron detenidas en Cuba en AGI, PC, leg. 689; y Martín Navarro a Manuel
Ramos, "Lista de Yndividuales a quienes se dará entrada en la Población de Sn.
Bernardo con las Demás familia que acaban de llegar de la Hav.a", Nueva Orleans,
20 de octubre de 1783, AGI. P d leg. óO3A. Vea también Catholic Diocese of Baton
Rouge, Catholic Church Records, 1770-1803 (Baton Rouge, 1980), para las bodas de
isleñas con soldados españoles./También hay alguna información en Earl C. Woods
and Charles E. Nolan, redactores, Sacramental Records of rhe Roman Carholic Church
of the Archdiocese of New Orleans, Vol. 3, 1772-1783 (Nueva Orleans, 1989), y Vol.
4, 1784-1790 (Nueva Orleans, 1989).
19. La llegada en 1785 de los acadianos quienes se establecieron entre los islefios
ha sido estudiado por Oscar William Winzerling, Acadian Odyssey (Baton Rouge,
1955), y Fernando Solano Costa, "La emigración acadiana a la Luisiana española
(1783-1785)", Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, 111 (1954), 82-125. Carl A.
Brasseaux, en The Founding of New Acadia. The Beginnings of Acadian Life in
Louisiana, 1765-1803 (Baton Rouge, 1987), 73, 106, dice que mil acadianos llegaron
a la Luisiana entre 1757 y 1770, pero que poquísimos llegaron entre 1771 y 1784. Se
cree que grupos pequeños continuaron llegando después de 1785. El total de la inmi-gración
acadiana a la Luisiana fue aproximadamente cuatro a cinco mil. Porque tuvieron
familias muy numerosas se cree que alrededor de medio millón de personas en la
Luisiana hoy día son descendientes. Listas de bodas entre isleños Y personas no
isleñas se pueden encontrar en revistas genealógicas como L'Herifage y New Orleans
Genesis. Para un estudio que trata las normas culturales usadas para elegir esposos,
vea Frank D. Bean y Benjamin S. Bradshaw, "Intermarriage Between Persons of
Spanish and Non-Spanish Surnames: Changes from Mid-Nineteenth to the Mid-
Twentieth Century", Social Science Quarterly, LI (setiembre, 1970), 389-95.
20. Twelfth Census (1900), St. Bernard Parish, American Census Records, United
States Census Office. R. E. Gómez, en "Spanish Immigration to the United States",
Adaptación y asimilación entre los isleños de la Luisiana 843
The Americas, XIX (julio, 1962), 70, nota que 42.000 españoles fueron a los Estados
Unidos entre 1820 y 1900. E1 censo de 1900 hace ver que había 7.050 españoles
nacidos fuera del pals, localizados más que nada en los estados de Nueva York, la
Luisiana, California, y la Florida.
21. Matrimonios de canarios con personas no canarias y la declinación de perso-nas
que practican la cultura isleña y hablan español se puede ver en los periódicos
semanales de la parroquia de San Bernardo y del Bayú Lafourche: St. Bernard Voice y
Donaldsonville Chief: Los redactores de los periódicos favorecían la asimilación de
otras culturas. Vea también varios estudios de Sidney Marchant, Sr., The Story of
Ascension Parish, Louisiana (Baton Rouge, 1931); The Flight of a Century (1800-
1900) in Ascension Parish, Louisiana (Donaldsonviile, La., 1936); and An Atumpt ro
Reassernble the Old Settlers in Family Groups (Baton Rouge, 1965).
22. Alcée Fortier, en Louisiana Studies: Literature, Customs and Dialects, History
and Education (Nueva Orleans, 1894), 206-209, dice que ninguno de los cuatrocientos
isleños que vivían en la Isla Delacroix sabían leer y escribir. Parece que los isleños
tenían una postura negativa hacia la enseñanza. Vea el editorial en el periódico St.
Bernard Vnice de 31 de marzo de 1894, que es muy parecido a lo que Edward J.
Kammer nota en su estudio, A Socio-Economic Survey of the Marshdwellers of Four
Southeastern Louisiana Parishes (Washington, D. C., 1941). Kammer escribe acerca
de los isleños de la Isla Delacroix. Hay que notar también que el sistema de enseñanza
en la Luisiana ha sido entre los peores del país, y que el estado siempre ha tenido más
analfabetos que cualquier otro estado en la nación. Para los cambios de apellidos. vea
Diocese of Baton Rouge, Catholic Church Records.
23. nin, rhe !s!nn&rs, !?6-0?, 2'!-2'3. M. T incki ~n "Llnrrtisn~
-'Y"'"t -" bUY6-
Contact Phenomena in Louisiana Isleño Spanish", American Speech, LXII (1987),
320, hace la ascerción (que dejo sin traducir para dejar ver las equivocaciones que
hace): "Many older isleños were raised thinking that they were in Spain and that the
entire nation in which they lived spoke Spanish, so complete was the cultural isolation,
even from the nearby villa of New Orleans". Lipski añade: "Of importante for the
evaluation of isleño linguistic behavior is the total isolation of this group from any
other Spanish-speaking or bilingual groups in the United States. The isleño community
has been untouched by linguistic developrnents affecting other Hispanic groups in the
United States, and ,unti1 the last generation, most isleños were not actually aware of th
existence of other stable bilingual Spanish English communities in this country."
Ibíd., 321.
Yo no estoy de acuerdo. Desde la época española, Nueva Orleans ha tenido un
grupo de personas que hablaban español y que recibió inmigrantes de España y
A-xA-" E--..=-,- X"..,.L.." 2- - , le" --L!..- > - S - - :-l. .=-- >. o-- r, .--A.. -. . - ..-- niiisiiia ospaiiuia. iviuiiiua u~ ~ i i u sa uiaii u~ ius I ~ I G I I Uu~c aari Deinaruu y vicever-sa.
Algunos de los inmigrantes pronto se establecieron en San Bernardo. Vea Joseph
V. Guillotte, 111, "Isleño Revival", en John Cooke y Mackie J-V Blanton, redactores,
Perspecrives On Ethniciry in New Orleans (Nueva Orleans, 1981), 17. Nueva Orleans
también ha tenido publicaciones en español. Para listas de estas publicaciones, vea dos
trabajos de Raymond R. MacCurdy, A History Bibliography of Spanish-Longuage
Newspapers and Magazines in Louisiana, 1809-1949 (Alburquerque, 1951), y "A
lentative Bibiiograpny oi tne Spanish-Language Press in Louisiana, 1807-18717', The
Americas, X (enero, 1954), 307-329.
24. Raymond R. MacCurdy, "A Spanish Word-List of the uBmlis» Dwellers of
Louisiana", Hispania, XLII (1959), 547-54; Samuel G. Arrnistead; "Romances tradi-cionales
entre los hispanohablantes del estado de Luisiana", Nueva revista defilología
hispánica, XXVII (1978), 39-56.
844 Gilbert C. Din
25. El idioma de los canarios fue estudiado por la primera vez por Raymond R.
MacCurdy, en The Spanish Dialect of Si. Bernard Parish, Louisiana (Alburquerque,
1950), y parte de su estudio fue publicado en español en "Los Isleños de la Luisiana.
Superviviencia de la lengua y folklore canario", Anuario de estudios atlánticos, XIV
(1975), 471-597. Recientemente, Lipski, The Language of the Isleños, lo ha examina-do
de nuevo. Ambos trabajos tienen bibliografías sobre los estudios de la lengua, el
folklore, y las décimas isleñas.
26. Kaiser Aluminum and Chemical Corporation, They Now Cal1 Ir the "Greatest
Disaster in America" (or the Greai Disasier ... Hurricane "Beisy") Sepr. 9, 1965
(Chalmette, La., sin fecha).
27. Lipski, The Language of ihe Isleños, 10-12; Douglas Lee, "The Land of the
River", National Geographic, CLXIV (Agosto, 1983), 247.
28. Lipski, en su prefacio, introducción y conclusión de The Language of ihe
Isleños, vii-x, 1-13, 97-99, tiene el más reciente avalúo del español isleño en la
parroquia de San Bernardo. Calcula que va a desaparecer dentro de veinte años. m
D
Samuel G. Armistead, en "Hispanic Folk Literature Among the Isleños", en John E
Cooke and Markie V-J Blanton, redactores, Perspectives on E~hniciry in New Orleans u (Nueva Orleans, 1981), 22, dice que ya no se escriben décimas. También dice que n -
alguna vez había una tradición de componer décimas en el Bayú Lafourche. Ibíd., 21. =m
Francis Frederick Hawley, "Spanish Folk Healing in Ascension Parish, Louisiana", O
E
tesina, Louisiana State University, 1976; y Marc Anthony Quiñones, "Delacroix Island: E
2
A Sociological Study of a Spanish American Community", tesina, Louisiana State E
University, 1955. =
29. Prichard! redactor, "Some Interesting Glimpses of Louisiana", 43-48. 3
30. Todas las personas que han estudiado la cultura isleña en la Luisiana dicen -
que no va a sobrevivir. Se debe notar, sin embargo, que los acadianos, quienes son -
0m
mucho m& numerosos que los isleños, han resucitado interés en su cultura que tam- E
bién iba nimbo a la extinción. Vea James H. Dormon, "Louisiana's Cajuns: A Case O
Study in Ethnic Group Revitalization", Social Science Quarterly, LXV (diciembre,
1984), 1.043-1.057. Las razones por la asimilación de los acadianos son la urbaniza- n
ción, mejores comunicaciones, la experiencia de dos guerras mundiales, y la -E
"americanización" de los jóvenes por medio de la cultura popular. Ibíd., 1.043. a
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