EL DESIGUAL REPARTO DE LA POBLACI~N
Y DE LA RIQUEZA EN CANARIAS, 1991
Empiezan a publicarse en nuestros días los primeros estudios que
evalúan las consecuencias de toda una política encaminada a la correc-ción
de los desequilibrios territoriales. La estructuración regional en
Comunidades AutSmmus, es decir, e! r e c~n~c imi endte~ ! a diversidad
histórica, económica, social y política que realiza de forma expresa la
Constitución Española (artículo 2.", Título VIII), uno de los aconteci-mientos
más importantes de nuestra Historia Reciente, ha permitido el
desarrollo de distintas actuaciones legislativas, encaminadas todas ellas
a la corrección de esas desigualdades. De entre aquéllas cabe destacar a
los Fondos de Compensación Intertemtorial, un mecanismo fundamen-tal
de financiación de las Comunidades Autónomas por parte del Esta-do
Español (L.O.F.C.A. y Decretos que la desarrollan). También con-viene
considerar a las partidas del FEDER, el Fondo Europeo para el
Desarrollo, partidas con las que se emprenden distintas actuaciones por
parte de los diversos organismos encargados de su gestión, ya que se
trata de un instrumento de primer orden en materia de política regional,
desarrollado por la Unión Europea desde 1975 y que comienza a apli-carse
en España a partir de nuestra integración en 1986 (J. Navarro Luna,
1995).
Por tanto, nos encontramos en un momento en el que ya es posible
realizar un cierto balance, tras varios años de actuación de estas inicia-tivas.
Los estudios a los que nos referimos intentan dar respuesta a los
siguientes interrogantes: ¿Se ha producido en Espaiía, en estos últimos
años, una reducción de los desequilibrios regionales? ¿Han sido las ac-tuaciones
de la Administración de la Unión Europea, del Estado o de
134 Josefína Domínguez Mújica
las Comunidades Autónomas las que han favorecido una disminución en
los desequilibrios y, en consecuencia, una mayor armonía en el reparto
de la riqueza?
Paralelamente a estas cuestiones, surgen otras preguntas que, reco-nociendo
la importancia de aquellas respuestas, tratan de descender en
el nivel de análisis al marco intrarregional. ¿Se puede hablar de
vertebración en el seno de las propias Comunidades Autónomas? $e
produce en ellas una estabilidad básica que permita solucionar los
desequilibrios internos y las diferenciaciones?
Creemos que esta dualidad de enfoques requiere una única interpre-tación.
No hay posibilidades de armonizar la situación de una Comuni-dad
con respecto a la de las demás si no se produce una articulación
interna por parte de la propia Comunidad. Además, el proceso de des-centralización
administrativa ha adquirido una importancia tal para al-gunas
Comunidades, que tanto la responsabilidad en uno como en otro
nivel vienen a descansar en las mismas instancias. Es decir, la institucio-nalización
de la región como mecanismo autónomo de gestión de los
recursos, gracias a los distintos instrumentos de transferencias, hace re-caer
en el Poder Político y, concretamente, en los organismos de la
Administración Local la responsabilidad en la búsqueda del equilibrio
intertemtorial e intratemtorial.
Éste es el sentido que queremos dar a la ponencia que desarrolla-mos
en este Coloquio. Vamos a presentar, inicialmente, las opiniones
que merece la evolución de una serie de indicadores de desarrollo de
Canarias, en el contexto del Estado de las Autonomías, para pasar, pos-teriormente,
a realizar un balance interno. A partir de los datos de po-blación,
producción, renta y empleo de las distintas entidades geográfi-cas:
islas y municipios, construiremos un discurso en el que pondremos
de manifiesto las desigualdades intrarregionales que apreciamos y en el
que apuntamos a las causas y consecuencias que engendra esta situa-ción.
El e. nfoque que practicamos es de carácter sincrónico ya que la informac~o,: : de !a qUe peUri;..=s disponer de ??mf m m cnmpkta en
cuanto a los parámetros señalados, no tiene una antigüedad superior a
los últimos cinco años. A partir de las publicaciones del Instituto de
Estadística de Canarias contamos con un material de una calidad extraor-dinaria
para realizar este balance. Con el deseo de unificar criterios pre-sentamos
la situación con referencias a 1991, año en el que fue elabo-rado
ei Censo de Fobiación y Viviendas, c m iCSpcio al wal disponemos
de datos acerca de la Renta municipal (Anuario del Mercado de Banesto),
además, con referencias a él tenemos una completa información acerca
del Mercado de Trabajo editada por el propio ISTAC (Instituto de Es-
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 135
tadística de Canarias), etc. Por otra parte, la cartografía que hemos pre-parado
con estas informaciones se ha convertido en el instrumento de
análisis definitivo.
LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y DEMOGRÁFICA DE CANARIAS
A PRINCIPIOS DE LOS NOVENTA
El desarrollo turístico, que ya caracteriza la estructura productiva del
Archipiélago en las décadas precedentes, se convierte en un factor de
especial dinamismo en el último quinquenio de la década de los ochen-ta
(A. García Ballesteros, 1995). Si en el período inmediatamente ante-rior,
habíamos asistido en Canarias a un aumento en el nivel de empleo
generado por el sector servicios y, simultáneamente, a un incremento del u
desempleo a consecuencia de la joven estructura demográfica de la po-blación
canaria, en esta etapa la recuperación del empleo y de la tasa
de actividad, paralelos a la mayor terciarización de la economía canaria
y a una evolución directamente relacionada con las coyunturas favora-bles
de la propia economía europea, hacen que el crecimiento del P.I.B.
sea mGy dectíicadq !Q cm! no impide que los índices de paro continúen
siendo muy elevados en este período.
En Canarias, en el período comprendido entre 1985 y 1989, se de-sarrolla
un ciclo expansivo de carácter febril, a consecuencia del arras-tre
de una coyuntura internacional favorable, tras una fuerte fase de ajus-te;
este ciclo se cierra con el mal ejercicio de 1990 (J. Domínguez
Mújica,1993). El signo más destacado de la crisis de los primeros no-venta
es el del incremento del desempleo, un desempleo que ya era
preocupante en la fase expansiva inmediatamente anterior, con un mer-cado
laboral de baja cualificación y con un elevado porcentaje de pobla-ción
joven en busca de su primera ocupación. Todo ello sitúa a Cana-rias,
a principios de los noventa, entre las tres Comunidades Autónomas
con mayor tasa ae paro.
Las circunstancias económicas descritas coinciden con importantes
cambios en el comportamiento demográfico de Canarias. En la década
de los ochenta se produce una desaceleración en el ritmo de crecimien-to
gracias al retroceso de la fecundidad y de la natalidad, resultando una
tasa de incremento exponencial de tan sólo un 0,88% frente a la del 2,1%
de la década anterior. Además, se aprecia un diferenciado comportamien-to
por parte de las distintas unidades territoriales del Archipiélago (is-las,
comarcas, municipios, ...) de tal forma que crecen de forma muy
destacada las islas de Lanzarote y Fuerteventura, con tasas superiores al
136 Josefina Domínguez Mújica
2,596, incrementan su población ligeramente Gran Canaria y Tenerife,
con tasas inferiores al 0,596 y decrecen las islas occidentales. Estas ca-racterísticas
derivan, fundamentalmente, de los comportamientos migra-torio~,
pues se produce una cierta uniformidad en la dinámica natural,
es decir, en lo referente a los índices de mortalidad, de fecundidad y de
natalidad, con las únicas excepciones que introduce la estructura por
edades de la población.
En los mapas de la población inmigrada, se puede apreciar el grado
de atracción de las islas orientales con respecto a las personas proce-dentes
de otras comunidades autónomas y del extranjero. Tal y como
señalábamos en el X Coloquio de Historia Canario-Americana
(J. Domínguez Mújica), en Lanzarote y Fuerteventura en la coyuntura am
expansiva de fines de los ochenta, se produjo un crecimiento generali-zado
por parte de casi todos sus municipios. Estas tres circunstancias P
sintetizan adecuadamente el proceso: desarrollo turístico, inmigración de -n
extraordinarias dimensiones y rejuvenecimiento de las estructuras demo- a
gráficas. De este último aspecto son un fiel testimonio los mapas que E
B
ilustran los índices de juventud y de vejez de la población canaria -
en 1991. 5
En las islas de Gomera, La Palma y Hierro, una mayor especializa-ción
agrícola, en un momento de crisis de la agricultura tradicional y -
a
Q
de incertidumbre en la comercial (indefinición previa a la creación de B
la O.C.M. del plátano), y un proceso de envejecimiento demográfico, al O
que contribuye la propia inmigración de retorno, originan pérdidas ge- S
neralizadas. Las únicas excepciones las constituyen los municipios ca- n g pitalinos u otras áreas de desarrollo urbano.
Con respecto a Gran Canaria y Tenerife, desarrollamos un poco más A
n
nuestro análisis en los epígrafes posteriores, por la especial atención que n S
exige el que en ellas resida más del 86% de la población de Canarias y 5
por la mayor diversificación y especialización de su economía, una eco- O
nomía que ejerce una clara función directora en el concierto insular.
No obstante, si las actuaciones del "libre mercado" tienen una ma- . . yor incidencia en urgaiiizacién i ; r o ~ c ~ vdea !as islas de TeEeíife y
Gran Canaria y, en función de su especialización turística, en Lanzarote
y Fuerteventura, las estructuras administrativas de la Comunidad han
otorgado un protagonismo extraordinario a las islas más pequeñas, con-firiendo,
con frecuencia, más atención, subvenciones y alternativas a los
problemas que presentan municipios rurales de reducida dimensión que
a ios de otras áreas con una ecoriomía de iigbiiieia~ISii( barriadas obre-ras
de las ciudades y otras áreas residenciales). A estas intervenciones
no ha sido ajena la correlación de fuerzas políticas de Canarias y el
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 137
peculiar reconocimiento de la entidad territorial isla en la estructura
organizativa de la Comunidad (Ley Electoral,...).
En este extremo, nos parece conveniente ampliar el esquema
interpretativo que acabamos de ofrecer para evaluar otras circunstancias
adicionales en relación con la estructura del empleo y del reparto de la
riqueza.
EL MERCADO DEL TRABAJO EN CANARIAS EN 1991
Dos circunstancias condicionan decisivamente el mercado del traba-jo
en Canarias: la extrema juventud de la población y su estructura pro-ductiva.
En esta última tienen un gran protagonismo los servicios, ya
que a la tradicional especialización comercial de Canarias se suma el
sector turístico y toda una serie de actividades complementarias por él
propiciadas, además de otras muchas inducidas directamente por los
procesos de urbanización, por el aumento del consumo y por la propia
modernización productiva. En estos últimos años, el sector primario re-duce
su participación en la generación de riqueza y el sector industrial
permanece constreñido en unos niveles insignificantes.
En este panorama, los espacios insulares con una vinculación estre-cha
con el desarrollo turístico de fines de los ochenta, islas de Lanzarote
y Fuerteventura, en general, y municipios del S-SW de Gran Canaria
(Mogán) y de Tenerife (Arona y Adeje), presentan los mayores índices
de ocupación de Canarias, tal y como reflejan los mapas de distribu-ción
de la población ocupada.
Ahora bien, si consideramos la información referente al número de
parados y de personas que buscan un primer empleo, comprobamos que
la ausencia de desarrollo turístico no es sinónimo de paro. En la isla
más occidental y pequeña del Archipiélago, en Hierro, con una reduci-da
dedicación de su población al sector servicios y con un desarrollo
turístico muy limitado se dan unas cifras de desempleo mínimas. Por
DpDsici6n, -1 A--.,--ll- +----A- '
CI1 UbJ<IIIVII" L U l l a C l C u L a I I l p u ~es jigiio de piem eiiipleo, asi
se demuestra en el municipio turístico por excelencia de Gran Canaria,
el de San Bartolomé de Tirajana, que dispone de más de 100.000 pla-zas
alojativas; tanto en él, como en el limítrofe de Santa Lucía de
Tirajana, un municipio dormitorio de la población que trabaja en los
servicios del S-SW de Gran Canaria, se alcanza uno de los índices de
Uesexipieo más altos de todo ei Archipiéiagu.
Si tratamos de establecer una relación entre la propia estructura de-mográfica
y el fenómeno del paro, tampoco nos es posible encontrar
138 Josefina Domínguez Mújica
paralelismos. Municipios relativamente jóvenes no presentan este tipo de
problemas (Pájara en Fuerteventura, Tías en Lanzarote, ...) y otros, con
una considerable proporción de ancianos, Vallehermoso en Gomera o
Garafía en La Palma presentan graves problemas de desempleo.
En suma, es cierto que hay una íntima relación entre la ocupación
de la población y los procesos de desarrollo turístico, pero también lo
es el que se da una clara disociación entre este último fenómeno y el
problema del desempleo. El análisis del paro exige la consideración de
un mayor número de factores, fundamentalmente cuando se convierte
en una circunstancia de grave inestabilidad social. Es más, estimamos
que la generación de empleo (ocupación) puede producirse a consecuen-cia
de situaciones coyunturales como la del desarrollo turístico de fines m
de los ochenta, cuando se da la espectacular expansión de este sector D
N
en Lanzarote, en Mogán, en Adeje y la primera y gran urbanización de E
Fuerteventura, y que ello no da pie, sin embargo, a una modificación O
n -
estructural del mercado del trabajo, con lo que no se garantiza, a iargo -
m
O
plazo, la minoración de los índices de desempleo. Es decir, el desarro- EE
110 tunstico de los municipios que tuvieron una evolución más tempra- S
E na, casos del Puerto de la Cruz en Tenerife, el propio San Bartolomé =
de Tirajana en Gran Canaria, ha originado efectos dispares y, por con- =
siguiente, no ha demostrado en todos los casos ese efecto de arrastre, --
es decir, su capacidad de vertebración de la economía insular. En la 0m
E isla de Tenerife, en su conjunto, el problema es menos grave, y aún
O menor en el Puerto de la Cruz, aunque no así, por el contrario, en
Santiago del Teide o en el propio Arona. Gran Canaria, aparece más n
castigada desde esta perspectiva, con altos índices de desempleo en los E a-municipios
que gravitan en la órbita del mercado de trabajo del turís- l
n tico sur-suroeste y que mantienen una cierta especialización en la agri- n o
cultura del tomate y de otros productos hortofrutícolas para la exporta-ción,
municipios de Agüimes, Santa Lucía y el propio de San Bartolomé 3
O
de Tirajana.
Por otra parte, el problema del desempleo también se manifiesta en
otro tipo de espacios insulares ajenos al desarrollo turístico. Nos pare-cen
particularmente graves los índices de la isla de Gomera, en su con-junto,
y particularmente los de sus municipios de Agulo, Hermigua y
Vallehermoso, municipios ajenos a la evolución de la agricultura de
exportación y que se han comportado, desde la década de los años cin-cuenta,
como espacios de repulsión-expulsión lo que explica que, en la
actualidad, presenten una estructura demográfica claramente envejecida.
Algo semejante puede aducirse con respecto a los municipios del N-NW
de la isla de La Palma. Sin embargo, otros espacios, con unas caracte-
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 139
rísticas semejantes en cuanto a su pasado demográfico y a la dedica-ción
agrícola, como Valverde y Frontera en Hierro o como Tijarafe, El
Paso, Barlovento, ... en La Palma, presentan un panorama distinto y dis-tante
del que hemos dibujado.
Por último, la diversidad de situaciones expuestas nos lleva a de-fender
que, en muchos casos, la reducción del paro está vinculada a otro
tipo de intervenciones de carácter económico y político. Vamos a inten-tar
aproximarnos a ellas desde la atenta consideración que nos merece
la cartografía elaborada, en particular, la dedicada a la representación
de los índices de desempleo y a los índices de ocupación en los distin-tos
sectores de actividad y las representaciones gráficas que conjugan
distintos parámetros de carácter económico.
La diferenciada especialización productiva de los municipios e islas
del Archipiélago es el objeto de representación de los mapas de pobla-ción
ocupada por sectores de actividad. En ellos se aprecia, desde una
perspectiva insular, la elevada proporción dedicada al sector servicios,
máxima en los casos de las islas de Lanzarote, Fuerteventura y Gran
Canaria y mínima en los de La Palma y Hierro.
El sector primario ocupa a una parte considerable de la población
de La Palma y, en menor medida, de Gomera y Hierro.
Con una posición minoritaria, en su conjunto, el subsector de la
construcción tiene un peso destacado en Hierro y en el resto de las is-las
periféricas, mientras que la dedicación industrial es marginal en to-das
ellas, si bien, en las islas capitalinas tiene una mayor importancia.
Un análisis detallado nos lleva a considerar, en cuanto a los servi-cios,
la identificación entre municipios turísticos-espacios capitalinos y
máximos índices de especialización en el sector terciario. Al mismo tiem-
PO, estos territorios insulares aparecen representados en el gráfico de los
municipios de mayor V.A.B. Es decir, en Haría, Yaiza, Tías y Arrecife
en Lanzarote, en La Oliva, Pájara y Puerto del Rosario en Fuerteventura,
en San Bartolomé de Tirajana, Mogán y Las Palmas de Gran Canaria
en Gran Canaria, en Adeje, Arona, Puerto de la Cruz y Santa Cruz de
Tenerife en Tenerife, en San Sebastián de la Gomera en Gomera y en
Santa Cruz de La Palma en La Palma, e! va!m de SU producciSn es
claramente superior, en todos ellos, al de su participación en la renta y
el empleo, lo que manifiesta el dinamismo de estos espacios insulares y
140 Josefina Domínguez Mújica
el papel hegemónico que desempeñan en la generación de riqueza. Son,
en consecuencia, las áreas directoras de la economía insular.
Por lo que respecta a la industria, con la excepción de determinados
municipios rurales en los que una sola fábrica puede suponer unos altos
índices de ocupación para su población (El Paso y la planta industrial
de tabacos, Vilafor y la fábrica embotelladora de aguas, Teror y dos o
tres industrias alimentarias, ...) son los espacios capitalinos de las islas
más pobladas y sus áreas metropolitanas las zonas de especialización
industrial, lo que unido a la dedicación terciaria refuerza el valor de la
producción de estos temtorios. Sirva, a modo de ejemplo, la circuns-tancia
de que en Canarias operan diez empresas petrolíferas de las que
ocho tienen su sede en Gran Canaria y dos en Tenerife y el que en esta
última isla está instalada la única empresa de refino de Canarias. "2
a
En cuanto a la especialización agro-pecuaria, es evidente el peso de
las islas occidentales y de algunos municipios de las de Tenerife y Gran P
Caiiaria, espacios eii !os qUe jüegan ün imp~:tunte pupr! !os cuW- --n a vos destinados a la exportación (plátanos, tomates, pimientos, ...) o
el policultivo campesino tradicional (frutas, hortalizas, tubérculos, E
B
cereales,...). En casi todos ellos el valor de la producción es muy redu- -
cido. 5
En este punto, nos parece conveniente destacar que, en el caso an- -
terior, la mayor dinamicidad económica no suponía unas cifras de ren- - Q
m
ta y empleo superiores, y que, complementariamente, en este caso, la
menor producción no lleva aparejada unos menores índices de partici- O
pación en la generación de empleo o de renta familiar. Es evidente, S n
por tanto, que existen factores de corrección en la organización pro- $ ductiva. Es más, debemos afirmar que a determinadas áreas de la geo- A
grafía insular, en las que se produce la mayor parte de la riqueza, no n
les corresponden las inversiones que garantizan la renta y el empleo de n
5S las poblaciones que acogen, un fenómeno notorio en lo que respecta a O
la isla de Gran Canaria y, particularmente, al municipio de Las Palmas
de Gran Canaria. Esta circunstancia se puede apreciar claramente en el
gráfico que hemos confeccionado comparando el valor del empleo,
la renta, la producción y la población de las islas periféricas y ei
' qdk elaboramos con esta misma información con respecto a las centra-les,
las más pobladas del Archipiélago. En ellos se advierte que las
islas de Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria contribuyen con un
mayor Valor Añadido Bruto a la riqueza de Canarias y que, por el
contrario, las proporciones del empleo y de las rentas insulares son
superiores a la producción en lo que respecta a Tenerife, Gomera, La
Palma y Hierro.
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 141
Por otra parte, para abundar en estas consideraciones pasamos a
analizar, a continuación, el nivel de ocupación de la población en el
subsector de la construcción.
A pesar de que las diferencias en las cifras no son muy acentuadas,
nos ha parecido excepcional la circunstancia de la máxima ocupación
en este subsector por parte de la población herreña y las elevadas cifras
que se aprecian en las demás islas periféricas. De antemano, el desarro-llo
turístico de fines de los ochenta en los municipios conejeros y
majoreros y en los del sur-suroeste de Tenenfe y Gran Canaria y la
importancia de la infravivienda de poblaciones como la de Las Palmas
de Gran Canaria nos hacían presumir una mayor inversión y una mayor
ocupación en el subsector de la construcción en estos temtorios; sin
embargo, los datos revelan una situación muy distinta que sólo puede
ser interpretada si se tiene en cuenta que la correlación de fuerzas polí-ticas
y la peculiar representación parlamentaria que confiere el Estatuto
de Autonomía de Canarias a ios votos emitidos en ias circunscripciones
insulares han consolidado unos niveles de dotación de infraestructuras
muy superiores en espacios muy poco dinámicos como sucede,
paradigmáticamente, en el caso de la isla de Hierro, un temtorio con
7.162 habitantes de derecho en 1991 (de los cuales, una buena parte
reside la mayor parte del año en Venezuela, Tenerife, ... aunque sigue
censándose de forma artificial en esa isla) y que tiene unos niveles de
desempleo reducidos y un nivel de renta medio-alto. Sólo desde la pers-pectiva
del poder político de la minoría herreña en el Parlamento de
Canarias en ese período puede interpretarse la coyuntural especialización
en el subsector de la construcción.
En cualquier interpretación geográfica tradicional, las áreas privile-giadas
por una economía de aglomeración, las que asumen el papel di-rector,
incapaces de favorecer, de inmediato, procesos de difusión del
bienestar y de la riqueza, ocasionan un desequilibrio con respecto a
aquellos espacios privados de la atención del capital y de los mercados.
Por el contrario, en Canarias, los mecanismos correctores de los
desequilibrios han propiciado situaciones inverosímiles. Es decir, algu-nos
de los espacios más dinámicos desde el punto de vista de la gene-ración
de riqueza son los que han sido privados de las dotaciones nece-sarias
y son los que, en consecuencia, acusan los más graves problemas
de desempleo, renta, conflictos sociales, déficit en infraestmcturas, ... con
una mayor exacerbación de estos problemas en los últimos años. Cree-mos
que ello se debe a que se ha producido un desajuste en las inver-siones
públicas, de forma que en aras del equilibrio interinsular no se
ha atendido a las demandas reales que justifican las intervenciones en
142 Josejna Domínguez Mújica
los espacios más necesitados. De esta circunstancia se ha hecho eco la
prensa local en el momento en que redactamos este artículo, cuando en
un clima de enorme crispación social en la isla de Gran Canaria y del
rebrote del llamado pleito insular proliferan informes y estudios acerca
de la recaudación de impuestos y de las inversiones realizadas, que han
levantado un gran revuelo en la sociedad insular. Prestigiosos economis-tas,
empresarios, etc. coinciden en señalar que la capital de Gran Cana-ria,
la ciudad más poblada del Archipiélago, en la que residían en 1991
más de 350.000 habitantes, padece en estos años una aguda crisis. Tal
vez sean significativas a este respecto las opiniones del Dr. D. Óscar
Bergasa Perdomo que enjuicia de esta forma la situación de Las Palmas
de Gran Canaria en la prensa local. "iCómo es posible que en un terri-torio
tan reducido como Gran Canaria pueda sobrevivir casi un millón
de personas de forma estable y permanente, con una acentuada crisis de
su capital? ... Desde fines de los setenta se produjo una incapacidad para
iaer)íificar 1"s iñíereses iiiiereses flbscuj y jo&!es co-lectivos
... El pecado capital pudo ser, que los instrumentos urbanísticos
se utilizaron en función de los requerimientos del mercado de suelo, ...
la desgracia de este modelo de crecimiento caótico por desordenado es
que no ha podido ejercer, ni lo hará al menos en otros cinco años, de
referente adecuado para el resto del territorio insular ... Es fundamental
restablecer el equilibrio interno, entendiéndolo como equilibrio social,
frente a la situación actual de profunda dualidad social. Aquí los fenó-menos
de marginalidad social se dan de forma extrema,...".
Tal y como señalábamos en el epígrafe anterior, la intervención de
los poderes públicos debe garantizar una reducción de los desajustes que
produce el mercado. Además, en el caso de Canarias, con una econo-mía
y sociedad, dependiente en extremo de las coyunturas del mercado
internacional, es aún mayor la necesidad de minorar los desequilibrios,
ya que el propio proceso de desarrollo turístico no se convierte a largo
plazo en una garantía de estabilidad. El despegue en los niveles de pro-ducción
de las islas de Lanzarote y Fuerteventura no determina el equi-librio
económico y social necesario; de hecho, en Arrecife, el munici-pio
capitalino de la primera, se advierten síntomas de caos urbanístico,
conflictividad social, ... de forma idéntica a los que caracterizan, a dis-tinta
escala, a Las Palmas de Gran Canaria. Son los efectos perniciosos
de su rápido crecimiento económico.
Finalmente, también nos parece conveniente destacar que tan nece-sarias
son las inversiones para paliar los efectos negativos de este fenó-meno
como las que requieren otros espacios insulares en los que unas
circunstancias totalmente opuestas determinan una parálisis de sus estruc-
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 143
turas productivas. Nos referimos, particularmente, a determinados espa-cios
agrarios y a la isla de Gomera, donde las limitadas posibilidades de
desarrollo turístico, los condicionantes de un medio físico particularmente
accidentado y el proceso de envejecimiento de su contingente demográ-fico,
... definen todos los rasgos de las áreas en proceso de abandono, por
lo que han sido territorios primados por los programas especiales de la
Unión Europea (fondos para regiones desfavorecidas, para regiones de
montaña,...). En ellos apreciamos un mayor efecto de las actuaciones, a
consecuencia de la propia política estructural comunitaria.
Como conclusión queremos señalar que la atención preferente a la
corrección de los desequilibrios internos exige un esfuerzo colectivo que
supere los intereses del clientelismo político y permitirá, a largo plazo,
la construcción de una Comunidad vertebrada.
Josefina Domínguez Mújica
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Niveles de renta
Canarias, 1991
Niveles de renta (Istac)
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V.A.B. per cápita
Canarias, 1991
V.A.B. per cápita
Canarias, 1991
148 Josefína Domínguez Mújica
Población ocupada
Canarias, 1991
Población ocupada
Canarias, 1991
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 149
Parados y personas que buscan un primer empleo
Canarias, 1991
Parados y personas que buscan un primer empleo
Canarias. 1991
150 Josefna Domínguez Mújica
Residentes provenientes de otras Comunidades Autónomas
Cananas, 1991
L W C
.u izmx i a m i
.m* smx ,smw
m 801X.lIOOY
Residentes provenientes de otros paises
Cananas, 1991
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 151
índice de juventud
Canarias, 1991
hdice de juventud
Canarias, 1991
L * m g
.,mm XQD~. m m
!J imm.mm .m
m,.,,
152 Josefna Domínguez Mújica
índice de vejez
Canarias, 1991
índice de vejez
Canarias, 1991
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 153
Jubilados, otros pensionistas e incapacitados
Canarias, 1991
o,
Jubilados, otros pensionistas e incapacitados
Canarias, 1991
154 Josefina Domínguez Mújica
~M~~ 4 Ocupados en el sector primario
Canarias, 1991
@
C.^^ Ocupados en la construcción
- - Canarias 1991
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 155
Ocupados en la industria
Canarias, 1991
) Ocupados en el sector servidos
Canarias, 1991
156 Josefína Domínguez Mújica
Tasas de crecimiento de la población de hecho
Canarias, 1981-1991
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 157
158 Josefina Domínguez Mújica
El desigual reparto de la población y de la riqueza en Canarias ... 159
COMPORTAMIENTOS ESPACIALES DE LAS ÁREAS
URBANAS CON USOS INDUSTRIALES EN CRISIS:
EL CASO DE GUANARTEME Y SANTA CATALINA
(LAS PALMAS DE GRAN CANARIA)
Los acontecimientos históricos de un espacio geográfico dado mu-chas
veces se hayan representados en los procesos temtonales que en
él han tenido lugar, por los cambios del funcionamiento de un área a
partir de la transformación del sistema de elementos económicos y so-ciales
que lo protagonizan. Aunque en este caso el continente america-no
encuentra escasas relaciones con el tema a plantear, limitadas a los
aspectos comunes y diferenciales entre lo ocumdo en un lugar y en otro,
conviene resaltar y aprovechar la oportunidad brindada por el devenir
de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria desde finales del siglo
pasado y el comportamiento de dos sectores urbanos caracterizados por
una funcionalidad manifiesta dentro de su organigrama, y ponerlas a
conocimiento en el marco de discusión ofertado por el Coloquio, con la
madurez que le dan sus años de existencia.
En esta ocasión se ofrece la posibilidad de desarrollar un tema tan
amplio como el de la «Geografía y Medioambiente», en el que entron-car
las conclusiones de esta cuestión tan escasamente tratada por los
especialistas. La idoneidad de incluir una ponencia como ésta dentro de
dicho epígrafe aparece justificada por la razón de ser del desarrollo de
los usos industriales como hecho geográfico indiscutible y, más aún, por
la definición que aportan al paisaje urbano afectado, a lo largo de los
procesos temporales de su implantación temtorial, ya puesto de mani-fiesto
desde hace varias décadas en otras ciudades del mundo (J. Char-donnet,
1965; C. Tandy, 1975; B. Dezert, 1978; R. Méndez, 1986 ...).
Por tanto, nadie duda ya del papel que la ocupación industrial del
espacio, en sus diversas formas, juega en el dinamismo de las ciudades.
1 64 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
Tengan las actividades fabriles mayor o menor proporción en el con-junto
de la economía urbana, su participación en el complejo sistema
territorial estimula el desarrollo de los grandes asentamientos humanos,
siendo un irrenunciable tema de discusión desde la Revolución Indus-trial,
que vino a facilitar las relaciones entre la industria y las econo-mías
de aglomeración en un proceso de centralización del funcionamiento
de los elementos socioeconómicos que han dominado en los países de-sarrollados
desde aquel entonces (T. Kemp, 1981: 21). Esta importancia
adquiere mayor complejidad si a las estructuras meramente fabriles les
añadimos los usos del espacio que por sus características poseen una
concepción industrial con unas implicaciones paisajísticas y territoriales
diferentes, las cuales convienen ser estudiadas como tales. Ello, a su vez,
diversificaría el número de ciudades susceptibles de presentar un binomio
industria-espacio con una apreciable incidencia en su movimiento. Las
Paimas de Gran Canaria podría ser perfccíamenic una de eiias.
Pese a que muchos autores han insistido en las dificultades del pro-ceso
de industrialización en el Archipiélago Canario (J. A. Hernández,
1984; F. Manero, y M." H. Pascual, 1989; R. Méndez, 1995; ...), refren-dado
en Gran Canaria con el descenso de la mano de obra industrial a
partir de 1975 - d e un 27% a un 20,596- (S. Hemández, 1996: 26),
no es menos cierto que la intercalación de las estructuras industriales
en el entramado urbano ha configurado unas ineludibles implicaciones
en el funcionamiento de la ciudad desde el siglo XVI, en base al desa-rrollo
de la manufacturación de productos alimenticios (caña de azúcar,
vid, pesca, harina, bebidas, etc.), el tabaco, de la construcción y repara-ción
naval, de almacenamiento y depósito, de los polígonos industria-les,
de las centrales eléctricas y otras infraestructuras de abastecimiento
e, incluso, de la actividad minera.
En las diferentes etapas históricas del proceso de industrialización
del espacio urbano, cada una de estas estructuras han representado un
papel, al calor del predominio de las actividades agrarias y terciarias,
que explica multitud de circunstancias que se han dado en el fenómeno
urbano y, en cambio, se han visto relegadas a un plano marginal por la
investigación geográfica.
En este artículo se pretende sacar a la luz una serie de cuestiones
que por razones de espacio sólo podrán ser puestas sobre la mesa, rela-cionadas
con la situación actual de dos barrios urbanos -Santa Catali-na
y Guanarteme-, cuyas referencias tienen un lugar destacable en una
ciudad que revela una impresionante capacidad de transformación en los
albores del siglo XXI. Luego, la discusión de los diferentes agentes so-ciales
(geógrafos, historiadores, urbanistas, técnicos de la Administración,
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con... 165
etc.) se encargarían de dar forma a los diferentes planteamientos que nos
lleven a comprender de un modo adecuado ciertos procesos incidentes
en el desarrollo urbano.
PROCESO DE IMPLANTACI~ND E LOS USOS INDUSTRIALES EN
LOS BARRIOS DE SANTA CATALINA Y GUANARTEME
Ante esta cuestión siempre conviene insistir, antes que nada, en las
características de las zonas costeras para con el desarrollo de las activi-dades
productivas y de la misma trama viaria. La bibliografía geográfi-ca
e histórica ha hecho especial hincapié en las intensas relaciones que
se establecen entre este tipo de espacios y la vida humana. En relación
a los usos que nos ocupan, «la convergencia de infraestructuras de trans-porte
y ia función dei iitorai como espacio soporte de ias piataformas
intermodales explican buena parte de la concentración de la actividad
industrial en esta franja de territorio. Las facilidades portuarias para
la recepción de materias primas, la expedición de los productos manu-facturados,
la cercanía de los mercados de consumo y la ubicación de
una importante proporción de la mano de obra, justifican un desarro-llo
espacialmente diferenciado de los procesos fabriles y manufacture-ros
» (J. M. Barragán, 1993: 83). No resulta difícil asociar este entrama-do
a los casos de Santa Catalina y Guanarteme.
Desde el punto de vista urbanístico general, estos sectores se han
desarrollado en diferentes momentos dentro del proceso de crecimiento
y consolidación de la ciudad, lo que favorece la existencia de diferentes
aspectos en las estructuras industriales entre ambos. No vamos a insistir
demasiado en dicho proceso, en tanto que otros autores han realizado
completos trabajos en este sentido (A. Herrera Piqué, 1978, y J. F. Martín
Galán, 1984). Sin embargo, conviene recordar ciertas claves que ayuda-rán
en gran medida a comprender el tipo de implantación industrial.
El primero en tomar forma fue el barrio de Santa Catalina que a
principios del siglo xx constituyó el área hacia las que se desahogaron
las necesidades inmediatas de suelo por parte de un Puerto de La Luz,
el cual había iniciado su operatividad hacia el año 1902 tras varias dé-cadas
de construcción (A. Herrera, 1984: 288). La irrefrenable activi-dad
comercial e industrial de sus orígenes pronto exigió superficies de
terrenos sobre las que asentar las edificaciones e infraestructuras rela-cionadas
con ambas. El entono previo al conjunto volcánico de La Is-leta
y, sobre todo, el campo dunar sobre el que actualmente se asienta
la zona baja de la ciudad fueron la salida natural a estas exigencias, com-
166 Santiago Hemández Torres - Guillermo Morales Matos
FIGURA 1.-LOS barrios de Santa Cataiina y Guanarteme en ei desarroiio cronoiogico
y espacial de Las Palmas de Gran Canaria.
plementándose con el núcleo residencial preexistente del barrio de La
Isleta, que poco a poco iría ocupando las laderas lávicas que descen-dían
desde la Montaña del Vigía. Esta circunstancia fue prevista por el
propio Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, desde el cual se
promovió el Plan de Ensanche para el Puerto de La Luz, aprobado
definitivamente en 1900 (J. F. Martín, 1978: 129).
Al margen de las manzanas residenciales que se extendieron sobre
los arenales, todo el frente litoral fue Ilenándose de almacenes, instala-ciones
fabriles, talleres y astilleros de reparación naval que constituye-ron
un conjunto lineal que dieron a esta zona unas características pro-pias
respecto al núcleo de Vegueta-Triana-Arenales, es decir, el núcleo
originario de la ciudad y su sector de expansión de mediados del siglo
XIX, en un período en el que aún no se había producido la definitiva
conurbación de ambos. polos -años 40-. En la figura 2 se intenta re- ....,,,-+a- * ,+a c--an.-* , ,"*an:"l r \ r \ " ;h; l ; tnAr \ n l l n m", n l -1-n- Aol "" p i c a c i i i a i c a r a iuiiiiaciuii c a p b i a i , p u a i v i i i r a u u ~ I I Uy u1 bl ~ I C U I V u b 1 LLI-quitecto
Fernando Navarro Navarro (AA.VV., 1911).
Por tanto, la actividad portuaria fue el motor que originó estos mo-vimientos
urbanísticos. La entrada y salida de productos con destino a
los mercados europeos, en especial a Inglaterra, intensificó las relacio-nes
comerciales entre las potencias coloniales y la ciudad, generándose
-.<-..1- 1- : ---- 1- -,.-:r,.1 ---A,.-:---* ---- 4- ..,-,. -:,.-- . u11 GUIIIUIU UG I I I V C I ~ I U I I Cu~c L d p L a l p~cuuli~lllallic~~~cC1A1~LIc~ I I J G I U S, iii
desdeñar el papel de las empresas canarias, que facilitó el desarrollo de
nuevas instalaciones y protagonizaron los inicios de la ruptura del mo-
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con... 167
delo de industrialización artesanal que hubo predominado en Gran Ca-naria
desde el mismo siglo XVI hacia unas estructuras modernas y capi-talizadas.
La caracterización de este foco como industrial se ha llegado a con-firmar
hasta el punto de decir que el sector fabril de la ciudad se
«circunscribía a los talleres de fundición y construcción navales esta-blecidos
en el Puerto de La Luz, en manos casi exclusivamente de ca-sas
inglesas, la fabricación de cigarrillos ... y la preparación de conser-vas
de pescado y sus derivados por la Sociedad de Pesquerías Canarias»
( J . F. Martín, 1984: 208). En todos los casos, el recinto portuario sirve
de base irrenunciable al funcionamiento de la actividad, en la vertiente
manufacturera en algunos y de intercambios comerciales en otros.
Sin embargo, si a la estructura fabril se le complementan una serie
de edificaciones destinadas al almacenamiento de carbón y de los pro-ductos
comercializados por los empresarios locales e ingleses, tendre-mos
un conjunto lineal que abarcaba prácticamente desde el «Antepuerto»
-actual Muelle Naval- hasta la base del «dique de abrigo» del puerto
por aquel entonces -primeras décadas-. De hecho, eran los almace-nes
los que básicamente daban carácter «industrial» a este espacio ur-bano,
debido a su importante proliferación.
En los años veinte y treinta, prosiguió el volumen de negocios de
los empresarios ingleses, dando vida a un dinamismo económico de tal
envergadura que en 1937 el área seguía siendo «el principal centro de
operaciones marítimas del Imperio británico en las Islas» (F. Quintana,
FIGURA 2.-Distribución de los usos industriales en el frente costero del área de Santa
Catalina y Puerto de La Luz-La Isleta, a principios de siglo.
168 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
1992: 156), muchas de cuyas empresas habían proseguido la labor de
punta de lanza ejercida por las entidades carboneras implantadas a fines
del siglo xrx, en el muelle de Las Palmas -actual Parque de San
Telmo- y que se reintegraron a la nueva infraestructura marítima, jun-to
a las de nueva incorporación (Blandy, Grand Canary Coaling, Wilson
Sons, Cory).
CUADRO 1
PRINCIPALEESM PRESAS INGLESAS INSTALADAS EN EL ÁREA
DE SANTAC ATALINA-PUERTDOE LA LUZ, A FINES DE LOS AROS 30
Fuente: F.
Cory Hermanos y Compañía
Sociedad Petrolífera Española
Grand Canary & ~ 1 a n d ~E'nsg ineering
Grand Canary Coaling Co.
Miller & Co.
Compañía Nacional de Carbones Minerales
Comp. Carbonera de Las Palmas
Blandy Brothers
Compañía General Canaria de Combustibles
~UINTAN1A9,9 2. Elaboración propia
El sector de Guanarteme, en cambio, debió esperar varias décadas n
E hasta configurarse como área urbana predominantemente industrial, pese -
a
a que ya desde principios de siglo existían en la zona diferentes instala- 2
n
ciones e infraestructuras de gran relevancia en el funcionamiento carac- n
n
terístico de Las Palmas de Gran Canaria. 5
En efecto, en 1926 se funda la Compañía Insular Colonial de Elec- O
tricidad y Riegos en Madrid, con la finalidad de oferta el abastecimiento
público de energía eléctrica en el Archipiélago Canario. Fue este un
acontecimiento importantísimo para la ciudad y, en especial, para el fren-te
litoral de Playa de Las Canteras. En 1929, inicia su actividad la cen-tral
eléctrica de Guanarteme que pronto recibiría por nombre las siglas
de la empresa promotora (C.I.C.E.R.) -aunque de modo oficial se le
dio el de Alfonso XII, junto al mismo frente de mar y en medio del
arenal. Desde sur inicios ~upuso un hito urbano en tanto que vino a
satisfacer la ascendente demanda de electricidad en el núcleo portuario
de la ciudad, que vendría a complementar la Central de la Plaza de La
Feria, aparecida en 1899 en el barrio de Arenales. Frente a los 400 HP
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con ... 169
de la maquinaria de ésta, la de Guanarteme había sido construida con
una potencia de 12.500 HP, suponiendo la principal infraestructura de
abastecimiento público de la Isla hasta la aparición de la Central Tér-mica
de La Laja, en los años setenta.
Asimismo, desde principios de siglo iniciaron su asentamiento en la
zona, al final de la Playa de Las Canteras una serie de fábricas de
salazones -Lloret- de pescado concentradas junto al actual Auditorio
que se incluyeron en un proceso de auge de esta industria en la ciudad,
donde en 1933 existían 12 de las 21 factorías de todo el Archipiélago
(A. Macías, 1982: 19) y que en los años 40 vivirían momentos de gran
esplendor por las circunstancias favorables de los mercados europeos,
previos a su crisis a partir de la década de los setenta.
De todos modos, el sector de Guanarteme nunca alcanzó la impor-tancia
del de Santa Catalina, por el elemento estimulante que para ésta
tenía el Puerto de La Luz. Prácticamente hasta los sesenta, era un área
periférica de la ciudad, que por aquel entonces había acelerado el pro-ceso
expansivo de los barrios residenciales hacia los lomos sedimentarios
del suroeste, rebasando el límite natural que durante siglos había supuesto
los riscos de San Nicolás y de Altavista. La llegada del turismo de masas
a la ciudad fue el motor principal de la ocupación de los arenales des-cubiertos
que quedaban a lo largo de la Playa de Las Canteras hacia
Guanarteme, al que se incorporaron las manzanas de residencia princi-pal
y un auténtico enjambre de servicios industriales, especialmente ta-lleres
de reparación de automóviles, permitidos por las facilidades da-das
por un laxo y descuidado planeamiento municipal. Grandes empresas,
como Haricana, fueron ejerciendo su importante papel en el dinamismo
funcional de la industria en el barrio.
Por tanto, este sector a diferencia de la preponderancia de las gran-des
edificaciones del de Santa Catalina, permitió la consolidación de un
tejido sumamente microempresarializado, entre el que sobresalían deter-minadas
estructuras que subsistieron al paso de los años desde su im-plantación
hacía ya varias décadas.
EL PROCESO DE DECADENCIA DE LOS BARRIOS EN SU
FUNCIONALIDAD INDUSTRIAL DENTRO DE LA CIUDAD
A partir de los años cincuenta, la inicial bonanza de las estructuras
inciusiriaies urbanas, sobre todo ia conservera, aio paso a un retroceso
imparable de la idoneidad de este espacio como soporte para estas acti-vidades.
La expansión residencial, turística, administrativa, comercial y
170 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
de .servicios absorbió prácticamente el área de almacenamiento y
manufacturación en ambos sectores, quedando marginada y en la tras-tienda
de las grandes edificaciones del borde marítimo. Sólo hubo una
excepción en las del interior del recinto portuario que lograron moder-nizarse,
por obligaciones funcionales del entorno en qué se hallaban.
En este orden de cosas, «al finalizar la década de los años setenta,
la concurrencia de diversas circunstancias tales como la incidencia de
la crisis económica, el cambio político, la reorganización administrati-va
e institucional del Estado y la entrada en vigor de la reforma de la
Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, introducen al-gunos
cambios en lo que se refiere tanto a la dinámica y estrategias de
localización de la industria, como en lo que respecta a su inserción en
la trama urbana» (B. Calderón, 1992: 235). Dentro de este contexto, la
propia normativa legal ha añadido obstáculos a la libre ubicación de la
actividad, ya de por sí marcada por la congestión del tráfico y la cre-ciente
escasez y carestía del suelo. Los establecimientos fabriles peli-grosos,
incómodos e insalubres empiezan a ser sometidos a una riguro-sísima
vigilancia y ordenación, cuando no se prohíbe. Incluso, la industria
en estas áreas intraurbanas es una actividad instalada muchas veces en
condiciones de acusada precariedad, tanto en lo institucional como en
lo material, haciendo muy dificultosa su posterior gestión e inserción en
la trama de la ciudad.
En el caso de Santa Catalina, el declive puede decirse que empezó
a fraguarse cuando las grandes compañías británicas iniciaron un proce-so
irreversible de decadencia en el espacio urbano capitalino. Entre otros
aspectos menos relevantes, «la profunda depresión internacional de los
años treinta marcó un importante punto de inflexión en la trayectoria
de las inversiones inglesas en Canarias. La contracción de la demanda
de frutos canarios en los mercados europeos y la disminución del trá-fico
marítimo limitaron los sustanciosos beneficios que compañías de
servicios portuarios ... estaban obteniendo hasta ese momento» (F: Quin-tana,
1992: 160). Claro, ello generó una política de reconversión de los
mismos emposa9rinsj cm especial atención al recorte de empleo, cuya
consecuencia más inmediata no pudo ser otra que el inicio de conflictos
social-obreros, a lo largo de esta década. Esta situación se vería rema-tada
por el régimen proteccionista del Franquismo que afectaría en gran
medida a las importaciones noreuropeas, a excepción de las alemanas,
que no tuvieron una especial incidencia en el tejido industrial urbano.
E! empr e r~r ix!c~m irici en ningún momento snstitnyS !a capacidad
inversora británica, salvo contadas ocasiones, paralizándose el proceso
de renovación estructural de los usos fabriles, aún pese a la coyuntura
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con... 171
positiva vivida por la industria pesquera durante la Segunda Guerra
Mundial. Poco a poco, muchas edificaciones fueron abandonadas, cuan-do
no aletargadas en su funcionamiento frente a la revitalización urba-na
tras la década de los sesenta.
Por su parte, en Guanarteme, la explosión demográfica y la defini-tiva
reorientación económica hacia los servicios y el turismo empeza-ron
a generar una importante competencia por el uso del suelo de la que
salió malparada la actividad industrial, puesto que dejó de ser una acti-vidad
generadora de empleo y de riquezas para convertirse en un ele-mento
que resultaba incompatible -por no decir molesto-, por su
inadecuada integración paisajística y los peligros derivados de la conta-minación
acústica, ante unos usos residenciales, turísticos y comerciales m -
que habían adquirido una definitiva preponderancia en la trama funcio- E
nal urbana, junto con el recinto portuario. Para colmo, la adquisición O
marroquí de las aguas del caladero norteafricano y el estado de n -
-
m obsolescencia en que había quedado el sector sector remataron su caída O E
hasta el abandono total de las factorías. La construcción de la Central E
2
Térmica de Jinámar y la pequeñez del ámbito de acción de la CICER -E
derivó en la pérdida del papel que esta instalación tenía en el sistema
de infraestmcturas industriales de la ciudad, facilitando la paralización 3
de su funcionamiento.
- -
0
Tan compleja gama de circunstancias vinculadas al dinamismo in- m
E
dustrial y urbano ha tenido como resultado la existencia de dos tipos de O
tendencias en este uso del suelo dentro de la estructura urbana. Por un
lado, los efectos de la actuación administrativa, a través del planeamiento n
-E
territorial y las facilidades económicas, fiscales e infraestructurales han a
propiciado la concentración de las actividades manufactureras, de alma- 2
n
cenamiento, de servicios industriales -talleres, etc.- en áreas dotadas n
para tal fín, localizadas originariamente en la periferia (Las Torres, Díaz 3
Casanova, Barranco Seco, Los Tarajales, El Sebadal, Miller Bajo, O
Escaleritas), aunque en los últimos casos han sido absorbidos por la -
expansión urbana, quedando como sectores intraurbanos. En ellas, pese
a que presentan una pr&!~~átirap erl!irrr y ci,ifer$nte de !u ~!anteada
en esta ponencia, no se sufren los procesos de abandono y obsolescencia,
ni de congestión del tráfico, ni de disfuncionalidad de los usos con su
entorno, ni de la asfixia edificatoria de los sectores analizados, etc.. En
cambio, la otra cara de la moneda la observamos en los barrios de
Guanarteme y Santa Catalina, a los que podemos considerar como áreas
~ r h z ~ udes indmtridizzci6:: !:adi;,ci~na!, y v e , como h ems v i s t ~ ,p ie-sentan
una compleja serie de elementos distorsionadores que relegaron
a ambos sectores a un proceso de marginalización paisajística y
172 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
socioeconómica dentro del funcionamiento de la ciudad, pese a radicar-se
en ellos actividades claves para su desarrollo.
LA IMPLICACIÓN DE LOS USOS INDUSTRIALES EN
EL PAISAJE URBANO DE SANTA CATALINA Y
GUANARTEME Y EN LOS RECIENTES PROCESOS
DE TRANSFORMACI~N ESPACIAL
Muchos autores han insistido en la relación directa que se establece
entre los procesos de decadencia y abandono de las estructuras y usos
industriales y las características del paisaje urbano en que se asientan.
La llamada «desindustrialización propicia la aparición de amplios es-pacios
intraurbanos abandonados que se convierten en blanco de la
especulación, en espera de una sustitución de usos, al tiempo que des-encadena
una notable movilidad industrial, amenazando uno u otro je-nómeno
con desequilibrar la trama urbana» (G. Morales, 1992: 96). Los
barrios de Santa Catalina y Guanarteme son dos buenas muestras de esta
fenomenología, en especial en el suelo anexo a la línea de costa.
En este comportamiento ambos sectores han seguido trayectorias
desiguales, movidas por la compleja red de elementos que han incidido
en la funcionalidad de sus respectivos entornos en los diversos períodos
de su desarrollo. Entre aquéllos, la actividad portuaria y la reacomodación
de su hinterland más inmediato, el turismo de masas asociado al con-junto
de infraestnicturas, el aumento del uso intensivo del frente litoral
y la crisis del sector a fines de los ochenta y principios de los noventa,
así como la consolidación de los usos administrativo-bancarios y de ocio,
han creado multitud de circuitos hacia un lado positivo y negativo de la
situación y han afectado de manera peculiar a los propios elementos
identificativos de cada barrio. Quizás, el gran canalizador de toda esta
situación ha sido la funcionalidad del espacio litoral en la actividad ur-bana
del modo en que se ha advertido en páginas anteriores.
Vn k o m n m ~.iL~or.inrlr\w o r ; r i m x r a n n r cr\mn -1 h~-;n AP C l n t l Pot3l;nrl I a ILLIIIUJ VUJLI vuuv VLUILLU vbbba GVIIIV UI V U B ~ ~ V uu vuuw ~ U C U I I ~ ~ U
combina el tejido residencial que hubo ocupado los arenales del Istmo
desde principios de siglo con las grandes instalaciones hoteleras que
sirven de hito en cualquier punto de observación de la ciudad, los usos
microcomerciales asociados a esta actividad y el pasillo casi continuo
de naves que básicamente se prolongan desde el Parque de Santa Cata-iina
hasta ei punto cie cunfiuencia entre la calle de Aiheda y ia de 3uaii
Rejón, encontrándose más individualizadas a lo largo de esta última vía
y la paralela de La Naval. En la actualidad, la prolongación de la Auto-
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con... 173
vía del Sur hacia El Sebadal, en la denominada Avenida Juan Rodríguez
Doreste ha supuesto una drástica frontera entre estas instalaciones y el
recinto portuario que les dio sentido en su origen, aún más impuesta por
la valla que sirve de límite entre la ciudad y los dominios de la Auto-ridad
Portuaria de Las Palmas.
En algunos casos, los almacenes sirven aún de base a actividades
de depósito y comercial muy relacionados con el funcionamiento del
Puerto de La Luz, lo que no les ha impedido un proceso de desintegra-ción
paisajística respecto a su entorno, debido más a la desidia de las
entidades oficiales y al escaso volumen de negocios que dificulta la
inversión en mejoras de readecuación y de modernización tecnológica
que a otros factores.
Muchas de estas instalaciones han quedado como restos de una es-tructura
productiva representativa de un período de importantes trans-formaciones
en la morfología urbana y en los elementos socioeconómicos
"..O AnGnn, o 1 o@ Do lmo r , rln r - r o n ronof rrn n;ton o ,t.."@ ri;iiAorln@ Cl ln
yue UbII11b11 U U U O 1 UllllUO Ub U l U l l L U I I U I I U Ilb'1Ib U ULIUL, bIU"UUbL,. b L I U
mismo ha servido de principal justificación para que el Plan General de
Ordenación Urbana - e n fase de revisión- haya incluido gran parte de
ellas en el Inventario del Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Las Pal-mas,
catalogándolos como «edificios protegidos».
En la gran mayoría de los casos, esa protección jurídica no ha evi-tado
el mencionado proceso de abandono y de «obsolescencia ambien-tal
», en el que las instalaciones han quedado tan incrustadas en el com-plejo
tejido urbano que éste no les permite una mínima posibilidad de
modernización (E. Mangada, 92: 106). Por ejemplo, nadie concibe hoy
que la Central de la CICER revitalice su actividad y actualice su tecno-logía,
alcanzando un rendimiento comparable a la Central de Jinámar y
todo lo que ello supone. Encima, el proyecto impulsado por el Ayunta-miento
de prolongar el Paseo de Las Canteras hasta el final de la franja
arenosa, e incluido en el mismo Plan Insular de Ordenación del Territo-rio
de Gran Canaria como «operación estrella», supone dembarla para
transformar su uso en oficinas y permitir el paso de la Avenida. Ello
no ha evitado una relativa crítica social que defiende los valores patri-moniaies
de esta estructura industrial.
174 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
CUADRO 2
INSTALACIONES INDUSTRIALES CALIFICADAS COMO «EDIFICIOS
PROTEGIDOS>>E N EL ÁREA DE SANTAC ATALINYA DE GUANARTEME
EDIFICIO
Pasaje Antonio Romero
Almacenes Elder-Fyffe
Almacenes de Alcorde
Coop. Agríc. Norte
Almacenes de Elder y Miller
Almacén Yeoward
Almacenes Woermann
Instalac. CICER
Fábrica de Tab. Rumbos
SITUACI~N (CALLES)
Montevideo, Gral.Vives
Albareda
La Naval
Secretar. Artiles
Parque Sta.Catalina
Secretar. Artiles
Albareda
Guanarteme
Guanarteme
Uso
Abandonado
Abandonado
Almacenamiento
Almacenamiento
Abandonado
Almacenamiento
Almacén y comercial
Abandonado
Abandonado
Fuente: Inventario del Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Las Pal-mas.
PGOU. Elaboración propia
Pero, quizás por ser este el ejemplo más llamativo, otras actuacio-nes
no han tenido en cuenta las posibilidades de desarrollo.de las insta-laciones
cuasi industriales que surgieron con la actividad portuaria para
transformar los usos del suelo sobre las que se asentaban para fines de
infraestructura viaria, de ocio o comercial, desvirtuando la existencia de
un patrimonio industrial-urbano, ya de por si, laxo.
El barrio de Santa Catalina se había convertido en los años ochenta
en un sector urbano con un considerable grado de asfixia funcional
motivado por varios factores principales. Su localización le otorgó ori-ginariamente
unas características físicas que la hacían de él un área de
conexión entre la gran zona portuaria y el Barrio de La Isleta, por un
lado, y el resto de la trama baja de la ciudad (Alcaravaneras-Arenales-
Triana~Vegueta-San Cristóbal) por el otro, entre el tráfico que venía del
Norte de la Isla e iban al Sur y viceversa, entre los barrios residencia-les
y zonas industriales del interior y los espacios de ocio litoral de Las
Canteras-Alcaravaneras y el recinto portuario. En segundo lugar, la cri-sis
turística y el retroceso de los valores atractivos de Las Palmas afec-taron
al tejido comercial -incluidos los grandes almacenes de Mesa y
López- y aumentó las condiciones de desequilibrio estructural en que
se hallaba el barrio y, sobre todo, el entorno del Parque de Santa Cata-lina
-punto neurálgico de la ciudad-. Por último, la conjunción de la
disposición urbanística y el retroceso definitivo de los usos industriales,
Comporramientos espaciales de las áreas urbanas con ... 175
facilitando su abandono, creó una situación disfuncional que no obsta-culizaba
el normal desarrollo de la zona, tanto para una actividad como
para otra.
Esta problemática situación hicieron de obligado cumplimiento una
serie de actuaciones que intentasen solucionarla. La primera que incide
sobre los usos que analizamos fue la mejora de la red viaria que incluía
la construcción de los tramos que van desde la Plaza del Belén María
hasta la Avenida Marítima. El conjunto lineal de almacenes que desfi-laban
junto a la vieja carretera del Puerto y a los pies de la «Casa del
Marino» hasta el Parque de Santa Catalina y las naves de Elder y Miller
fue derribado, salvo estas últimas, para habilitar el Tramo VI - d e has-ta
siete carriles- y el Parque Alcalde Rodríguez Doreste interrumpido
por ambas construcciones. El de Santa Catalina ha transformado su fi-sonomía
hasta convertirse en peatonal, en una inteligente idea de conectar
la ciudad del ocio con el recinto portuario, a través del Muelle de Santa
Catalina. La situación de aquellos dos almacenes ha sido aprovechado
en el proyecto para transformar el uso originarío y reconstruirlo para ocio
de la población urbana. Su función exacta no ha sido definida, aunque
hubieron momentos en que diversos agentes sociales solicitaban las ins-talación
del Museo de La Ciencia sin que haya fraguado la idea.
La transformación funcional ha facilitado la recuperación del área,
oxigenándose el intenso tráfico y convirtiéndose en el principal foco de
ocio y esparcimiento de la ciudad, unido estructuralmente a la Playa de
Las Canteras. La celebración de los Carnavales, del Rastro, de los con-ciertos
musicales en la playa, entre otros, y la relativa recuperación
FIGURA 3.-USOS del suelo del margen occidental de Guanarteme.
176 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Matos
comercial y turística han dibujado un macroentorno peatonal y de dis-frute
social.
El barrio de Guanarteme ha tenido un comportamiento diferente. A
principios de los noventa, el área consistía en un frente urbano-litoral
con una importante promiscuidad de usos y un desarrollo funcional cada
vez más obstaculizado y desorganizado. El hecho de ser el punto de
entrada y salida de la ciudad por el Norte y la presencia ineludible de
la Playa y el Paseo de Las Canteras, junto con su infraestructura hote-lera
y extrahotelera anexa, eran dos elementos que se mezclaban con la
existencia de un densísimo tejido industrial en el que predominaban las
pequeñas empresas y, muy especialmente, los talleres. Estos, que
engloban 73 de los 11 1 locales industriales o semiindustriales, definen
claramente el carácter productivo del barrio, sustentado en una amplia
permisividad por parte del planeamiento y la legislación vigente en
materia de este tipo de usos dentro del entramado urbano, y que la mayor
parte de ias veces va asociado a una escasa integración paisajisticas de
las manzanas en que se ubican, tanto por el tipo de fachadas que pre-sentan
como por el desorden urbanístico de las tipologías de las edifi-caciones
anexas. Esta disposición se ve interrumpida por la situación de
grandes edificaciones industriales, tales como la mencionada C.I.C.E.R.,
o Haricana, o las naves del entorno de la Plazoleta de Farray, en el otro
lado del barrio.
Sin embargo, en la salida hacia el Norte, los planificadores hubie-ron
encontrado una importante superficie libre, en la que aparecían dis-persas
las naves de la fábrica de conservas de pescado sobre la Punta
de la Baja de Núñez, y las de almacenamiento y talleres sobre la des-embocadura
del barranco de Tamaraceite y a lo largo de la Carretera
del Norte. La confluencia de las necesidades de espacio de las grandes
empresas comerciales que buscaban buenas ubicaciones, en medio de una
«guerra» por el dominio del mercado, y la búsqueda de soluciones ur-banísticas
para el área por parte del Ayuntamiento no hizo esperar una
radical transformación de este suelo predominantemente residencial-in-dustrial.
Hacia 1993 se construyó el Centro Comercial de Las Arenas,
al que vino asociado una reorganización de la trama viaria que previa-mente
era un nudo asfixiante de difícil solución, y en estos momentos
se termina de edificar el Auditorio. La consecuencia inmediata sería la
conversión de este extremo noroccidental de la ciudad es un espacio
multifuncional y de gran dinamismo, en el que coexistan el uso comer-cial
en si mismo, con el de ocio (salas de cine, áreas de esparcimiento,
juegos infantiles, discoteca), cultural-musical, educativo e industrial. La
prevista prolongación del Paseo de Las Canteras terminaría por confi-
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con ... 177
gurar el área como una zona de gran diversidad arquitectónica, con la
desembocadura del barranco y el mar como elementos paisajístico de
gran relevancia, unido al continuo urbano-residencial del barrio.
Ante esta fenomenología es lógico pensar el grado de inferioridad
en que se hallan los usos industriales de grandes parcelas, que difícil-mente
encuentran acomodo en un espacio radicalmente distinto, planteán-dose
serias dudas a su continuidad, incluso renovando su estructura pro-ductiva.
CONSIDERACIONES FINALES
En definitiva, los barrios de Santa Catalina y de Guanarteme, cuyos
procesos originarios estuvieron claramente relacionados con la actividad
industrial, han sufrido una compleja transformación de sus respectivos
entornos paisajísticos y funcionales. Si en un principio, ambas zonas
urbanas sufrían tanto la decadencia de los usos industriales como una
problemática situación de desequilibrio en cuanto a su función de la
trama urbana de Las Palmas de Gran Canaria, las actuaciones urbanísti-cas
por parte del Ayuntamiento y de otros agentes empresariales impor-tantes
han encontrado en los espacios ocupados por las instalaciones
productivas un lugar propicio para transformaciones drásticas que solu-cionasen
los problemas de congestión del tráfico y de revitalización social
y económica de estos sectores.
Como consecuencia, el barrio de Santa Catalina ha variado su mor-fología
hasta el punto de enterrar cualquier vestigios de funcionalidad
industrial del espacio, favorecida aún más por el abandono y desinte-gración
urbanística que sufren las edificaciones que sirvieron de base a
las estructuras fabriles y de almacenamiento. En cambio, Guanarteme ha
modificado su apariencia física en los vanos superficiales 'del margen
occidental, generando un espacio polifuncional y una revitalización de
la vida urbana en el área, pero ha conservado un tejido industrial, ca-racterizado
por e! tamaño pequeño de las empresas -salvo algunos
casos- y la abundancia de los talleres y carpinterías. Pudiera conside-rarse
este proceso como una reordenación espacial de la situación de pro-miscuidad
funcional del barrio que aún conserva.
Por tanto, Santa Catalina y Guanarteme son dos buenos ejemplos de
la compleja fenomenología que está teniendo lugar en las grandes ciu-
&&u pl@6uñ,^!2r olpe~tuñ,z^ !z jntegrz~iógy ffifici~fiz!idad a~t ivi -
dades industriales en el interior de sus tramas urbanas, donde los usos
residenciales, comerciales y ocio-turísticos no se muestran especialmen-
178 Santiago Hernández Torres - Guillermo Morales Maros
te dispuestos a permitir su complementación en el tejido, facilitando el
proceso de expulsión hacia las áreas periféricas que se viene sucedien-do
en Las Palmas de Gran Canaria desde los años sesenta y el de aban-dono
u obsolescencia de las estructuras tradicionales, salvo que se lleve
a cabo una difícil política de complementación territorial.
Comportamientos espaciales de las áreas urbanas con ... 179
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