JUAN BAUTISTA DE ANTEQUERA Y BOBADILLA.
DE LA GUERRA DEL PACIFICO
AL VIAJE DE CIRCUNNAVEGACION DEL MUNDO.
(1 862- 1867)
Introducción
La historia de las relaciones entabladas por España con las nacientes
repúblicas americanas independientes atravesó, en no pocos momentos
del siglo XIX, por períodos de tensión saldados por un conflicto, bien de
corte diplomático. bien eminentemente bélico.
El caso peruano participaría de ambos. Hacia 1850, y tras varias
décadas de notorio distanciamiento, se reiniciaron las gestiones para
entrar en tratados con España que normalizaran las relaciones entre
ambos países, trabadas por el no reconocimiento de la Independencia
del Perú por la ex-metrópoli, y por la negativa de esta república a
asumir la amortización de la deuda interna del tiempo del gobierno
español.
En medio de un clima cordial y protocolario, pero inestable debido a
estas cuestiones, la década de 1860, con la organización de la Expedi-ción
Española al Pacífico, abriría nuevas brechas en este proceso de
acercamiento mutuo. El envío de la Escuadra del Pacífico, integrada por
buques de guerra, pretendia responder a ias demanaas de dipiomáticos y
súbditos españoles en América de hacer valer sus intereses en la zona,
favorecer el comercio y estrechar relaciones con los nuevos gobiernos
de las repúblicas, aunque no debe excluirse, asimismo, el deseo de
algunos personajes del momento de recuperar para España una imagen
de poder o de prestigio, por entonces cuestionada y que correspondía
dudosamente a la realidad.
La adscripción a la escuadra de una comisión con fines científicos1,
no sirvió para paliar la desconfianza que dicho proyecto generó en
América. Los intentos intervencionistas europeos en Ecuador, Santo
1086 Serena Fernández Alonso
Domingo y México que se vivieron por entonces, habían alertado a las
repúblicas americanas de los peligrosos efectos derivados del renaci-miento
nacionalista de las potencias del viejo mundo, motivado, no
pocas veces, por un irredentismo trasnochado.
Ante las invasiones sufridas por México y Santo Domingo, los órga-nos
de poder y opinión en Perú temieron que éste fuera el próximo
objetivo de España, creándose una tirante situación que condujo a la
mutua retirada de cónsules en ambos países y a un enturbamiento de
relaciones que, de alguna manera, atizó el rescoldo de los viejos odios
de la independencia.
Sin que las Instmcciones dadas por el Ministro de Estado, Saturnino
Calderón Collantes, al Almirante Pinzón2, permitan suponer un soterra-do
objetivo neo-imperialista tras los fines científicos de la expedición,
vn uo wAinvdi rnv yniuinv uewn -prnusvr ,&uninu i i rrn.i;Lln.i Lnn+;l;AnAnn A a nl-.i-nn ,,,~<hl:-~- ~ J D L U I \ * . J uuauuuauGa UG aguuaa lGpuubao,
especialmente Perú, a las que se admitía, la escuadra no eludiría respon-der
con decisión3. Tras esta ambigüedad, la expresión del deseo de
entablar relaciones amistosas no resultaba demasiado tranquilizadora.
No lo eran mucho más las manifestaciones de la pmsa del momento:
"Mientras la España recobraba su puesto en Europa, y mien-tras
cobraba la importancia militar y política que merece toda
nación grande, rica y civilizada, era conveniente que su pabellón
paseara por otros países, que los temtorios que en otros tiempos
habían pertenecido a su corona, recordaran la dignidad y la im-portancia
de la madre patria, haciendo así mas dignos de estima-ción
y de respeto en todas partes a sus hijos.
Por eso se dispuso por el gobierno españo1 que fuera a reco-rrer
los países bañados por el Pacífico una pequeña pero hermo-sa
escuadra de buques de guerra, que recordará doquier nuestro
pabellón y la civilización de la antigua Iberia.
... un viaje útil para los adelantados de los estudios, digno
pai.a loqs" e ibsiii a vefificuse & @"nasa imp0riancia para ia
nación española.'"
La escuadra tenía como destino final las Islas Filipinas, y debía
recorrer las costas americanas tocando los puertos del Río de la Plata,
Valdivia, Valparaíso, Copiapó, Cobija, El Callao, Guayaquil y otros de
Nueva Granada, Centroamérica y México, y estaba compuesta por las
fragatas b'Resolución" y "Triunfo", y las goletas "Covadonga" y "Vencedo-ra",
a las que se suman'an posteriormente otros buques y naves de transporte.
El viaje de regreso debía seguir el mismo itinerario a la inversa. Así
pues, ni una guerra, ni un viaje de circunnavegación, habían sido previs-
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1087
tos por España, sino que resultarían de una serie de imprevisibles cir-cunstancias
que enmarañaron la tensa situación de paz.
El objetivo de esta comunicación no es entrar a analizar la Guerra
del Pacífico que enfrentó a España con Chile y Perú, por tratarse, no
sólo de un tema bien estudiado5, sino complejo y excesivamente amplio.
Sin embargo, la alusión parcial al enfrentamiento armado es ineludible,
en cuanto que constituye el marco histórico en que se inscribió la inter-vención
de la fragata "Numancia" y de su comandante, Juan Bautista de
Antequera y Bobadilla, en un acontecimiento glorioso para la historia de
la Marina española, que constituye el eje central de estas páginas.
Biografia de un marino canario del siglo XIX
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla nació en La Laguna, provin-cia
de Tenerife, el 11 de julio de 1823, iniciando su carrera como
guardiamarina a los 15 años en Cádiz, y embarcándose en su primer
destino un año después en la "Isabel iI" y "Héroe", en los cuales navegó
por el Mediterráneo.
Participó en las campañas de la guerra civil de los Siete Años en
Cataluña, acciones en las que fue distinguido con la Cruz de la M&na
de la Diadema Real. Años más tarde (1843), intervino en los sitios de
las sublevadas Cartagena y Alicante, ostentando ya entonces el grado de
teniente, y siéndole concedida la Cruz de San Fernando de primera
clase6.
Tras algunos servicios en las costas gallegas, en 1846 fue cornisiona-do
para gestionar la liberación de súbditos españoles de la tiranía del
gobierno de Rosas en Argentina, misión que cumplió con éxito gracias a
su habilidad y dotes personales. A su regreso a Cádiz, le fue conferido
el mando sucesivo de diversos buques, con los que desempeñó cruceros
por ias costas anciaiuzas.
En 1850, y por orden del Director General de la Armada, se le
nombra oficial auxiliar de la Secretm'a de la Dirección General, dispo-niéndose
que pasase a Cádiz a fin de embarcar a las órdenes de la
División Naval de Instrucción.
Un destino posterior le llevaría a La Habana, embarcando en la
fragata "Esperanza" como oficial del comandante de las fuerzas nava-les.
En aquel puesto, realizó servicios contra la expedición filibustera de
Narciso López; su captura de prisioneros le valió la concesión de la
Cruz de Carlos 111. En 1855 y 1856, Antequera estuvo al mando del
bergantín "Galiano".
1088 Serena Fernández Alonso
A su regreso a la Península se le nombra tercer secretario de la
Dirección General de la Armada, cargo que ocupó hasta 1858, ascen-diendo
a capitán de fragata al año siguiente, y tomando el mando del
buque "Villa de Bilbao", con el que intervino en la guerra de Africa en
los combates de Río Martín, Larache y Arcila, que le valieron el ascen-so
a coronel de infantena.
En 1862 fue nombrado capitán del puerto de Matanzas en Cuba,
cargo que ejerció hasta 1863. Un año más tarde fue ascendido a segun-do
comandante de la fragata blindada "Numancia", que sería incorporada
a la Escuadra del Pacífico el 5 de mayo de 1865, fecha gn que tocó puerto en
El Caiiao y en que Antequera fue ascendido a capitán de navío.
Unos meses después, tras el suicidio del General Pareja, el coman-dante
de la Numancia tomó el mando de la Escuadra, pasando así el
canario Antequera a comandar dicha fragata, puesto desde el cual inter-vendría
en la Guerra del Pacífico, conflicto que se hallaba aún en
gestación, pero que no tardaría en estallar.
El conflicto entre Perú y España
En efecto, la llegada de la expedición científica .a las costas del
Pacífico fue recibida con prevención, temiendo que los fines científicos
no hicieran sino encubrir sus miras hostiles.
Era el período de gobierno del mariscal Miguel San Román (1862),
que resultó efímero a causa de su fallecimiento repentino, debiendo
hacerse cargo de la Presidencia D. Pedro Díez Canseco, y mas tarde el
general Antonio Pezet. Este último se encontró con que el ambiente
público estaba en contra de todo lo que no significara una política
enérgica frente a las pretensiones de España, mientras que él estaba
convencido de la necesidad de celebrar un tratado. Así, gradualmente,
se fue produciendo un distanciamiento entre pueblo y gobierno que
habría de tener fatales consecuencias para el desenvolvimiento de los
acontecimientos posteriores7.
El 10 de julio de 1863, la escuadra llegaba a El Callao tras una breve
estancia en Chile, donde se les prodigó un amistoso recibimiento. En un
breve plazo, la comisión siguió ruta hacia el norte, tocando en Paita y
Guayaquil, costeando México y llegando a San Francisco de Califomia.
La decisión de abandonar el puerto de Lima tuvo carácter estratégico,
pues por esos días se preparaban las fiestas para la celebración de la
independencia peruana, y se buscó así evitar posibles tensiones. Las
circunstancias, sin embargo, no coadyuvaron al mantenimiento de la paz.
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1089
Juan Bautisra de Antequera y Bobadilla. (1823-1890).
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1091
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Serena Fernández Alonso
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Juan Bautista de Antequera y BobadiUa ... 1093
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Juan Bautista de Anrequera y Bobadilla ... 1097
Mientras la comisión científica a bordo de la escuadra llevaba a cabo
sus exploraciones, se tuvo noticia de los graves sucesos de la hacienda
Talambó, donde un grupo de colonos españoles fueron asesinados por
peruanos el 4 de agosto de 1863, hecho que desencadenó las iras del
agente español Eusebio Salazar y Mazarredo, quien no dudó en incitar
la intervención armada de los buques de guerra españoles. Junto a ello,
las rencillas entre los componentes del grupo de científicos y los jefes
de la escuadra se avivaron, y el Ministerio de Fomento dispuso la diso-lución
de la Comisión Científica. El Almirante de la escuadra, Pinzón,
ordenó su desalojo, dejando a sus miembros en Valparaíso abandonados
a su suerte, a la vez que las fragatas "Resolución" y "Triunfo" salían de
Chile para ocupar las islas guaneras de Chincha, de las que tomaron
posesión el 10 de abril de 1864, iniciándose así un conflicto que duraría
varios años y en el que se verían implicadas cuator repúblicas america-nas:
Perú, Chile, Bolivia y Ecuadors.
La toma de las Chincha fue interpretada como una decidida agresión
a la soberanía peruana y una predecible amenaza para las otras repúbli-cas
sudamericanas. En realidad se trató de una medida de fuerza
desafortunada con la que pretendían obligar al gobierno peruano a dar
las satisfacciones que España reclamaba: el Almirante de la escuadra,
Pinzón, conjuntamente con Mazarredo, emitieron una Declaración esta-bleciendo
que el guano de las Islas serviría como garantía para las
cantidades adelantadas al Perú por súbditos extranjeros con la garantía
de dicho abono, y que a partir de entonces, las compañías explotadoras
del mismo deberían rendir cuentas al gobierno español.
Ante estos hechos, en Lima se produjeron grandes manifestaciones
populares y numerosas reuniones en que el pueblo ofreció sus servicios
al gobierno para oponerse con la fuerza a lo que consideró "un insulto a
nuestra. dignidad, un ultra-indigno, un crimen que tiene todas las apa-riencias
de la trai~ión"~.
El gobierno, sin embargo, había ordenado actuar con pmdencia ante
las provocaciones de los españoles, actitud que ahondaría el
distanciamiento con la población. La inestabilidad política y la exalta-ción
popular marcaron este período. Pezet, que no tenía intención de
continuar con la política internacional enérgica iniciada por Castilla, no
du;b en busca acuer,-jü Cspafia que sai&f.*ciera las preknsioñes
de ambos países; en esta búsqueda se fue ganando la oposición de la
opinión pública. El Perú no contaba en aquel momento con los recursos
defensivos adecuados; sus buques de guerra no estaban a la altura de los
cañones de la escuadra española. y cuando ésta capturó el guano, el
Estado se vio privado de su principal fuente de ingresos, presión que no
1 098 Serena Fernández Alonso
sería fácil eludir ni siquiera recumendo a empréstitos extranjeros y a la
urgente adquisición de buques y armamento.
Mientras Pezet pugnaba por obtener de Madrid una respuesta que
desacreditara la actuación de la escuadra, el pueblo y la prensa manifes-taron
no querer oír hablar de tratos con los españoles, sino de guerra.
Esta actitud general y los enrevesados y torpes procedimientos del cuer-po
diplomático, hicieron fracasar la política de Pezet.
Tampoco el Tratado Vivanco-Pareja, firmado el 27 de enero de 1865,
solucionó el conflicto con España. Las críticas que suscitó y el descon-tento
con que fue recibido, evidenciaron que la mayoría de la nación no
aceptaba un tratado como justa solución a las agresiones cometidas. La
escisión polí.t i.c a peruana, las medidas represivas tomadas por el gobier- no y la oposición atizada por Ramh Casti!!ai fueran gastando !a idea be
una revolución como panacea de todos los males.
El movimiento estalló en febrero de 1865. En noviembre de ese año,
el coronel Maríano Ignacio Prado iniciaba la dictadura que condujo al
desarrollo definitivo de la guerra con España. Un mes después se cele-br6
entre el Perú y Chile la alianza ofensiva y defensiva para repeler la
agresión española.
El 14 de enero de 1866 se declaró la guerra a España. Bolivia y
Ecuador se les unieron, mientras Colombia y Brasil declaraban su neu-tralidad
y Argentina eludía tomar parte en la contienda.
Por las mismas fechas que se desarrollaba en el Perú la revolución
que habría de llevar a un brusco cambio de gobierno, zarpaba de Cádiz,
rumbo al Pacífico, la más poderosa pieza de la armada de guerra espa-ñola,
la "Numancia", al mando de Casto Méndez Núñez. Era un buque
de primera, blindado con chapas de hierro de 13 centímetros de grueso y
armado con potente artillería. "A todo el vapor de su máquina de mil
cabaIIos de fuerza, alcanzaba la velocidad de trece millas, quemando
diariamente 120 toneladas de carbón en sus 40 hornos. Construida en el
puerto francés de Tolón, bajo la dirección de ingenieros españoles y
según planos españoles, saludó por primera vez las aguas de Cartagena
a fines de 1864."1° En mayo del año siguiente, y tras 90 días de navega-ción
por el Atlántico, la "Numancia" se unía en el puerto de El Callao a
la Escuadra española a las hrdenes de! genera! Pareja;
Las tripulaciones se debatían inquietas ante la incertidumbre de los
hechos y la impaciencia por entrar en acción. La crítica situación del
gobierno de Narváez en España no alentaba la esperanza de una resolu-ción
por la vía diplomática, al parecer tampoco deseada por los hombres
allí destacados. La actitud desafiante e irrespetuosa de Chile hacia los
representantes españoles y la escasa capacidad de éstos, entre ellos el
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1099
Sr. tavira, determinaron la declaración formal de guerra a España el 24
de septiembre de 1865. El general Pareja, en respuesta, determinaba el
bloqueo de los puertos chilenos, interrumpiendo así la exportación co-mercial.
La llegada al poder en Lima del dictador Prado y las medidas
de presión en aguas chilenas, evidenciaron la inminencia de la guerra
abierta. La "Numancia" recibió orden de trasladarse al puerto de Calde-ra,
esencial para la salida de cobre de las minas de Copiapó.
La primera iniciativa chilena, que se saldó con la captura de la goleta
"Covadonga", fue recibida por el general Pareja con consternación.
Presumiblemente se hallaba presionado por otras razones, porque el
hecho no fue lo suficientemente grave como para empujarle, como lo
hizo, al suicidio. Su muerte supuso ciertos cambios en la evolución de
los acontecimientos. Recordemos que Pareja había pugnado por llegar a
un entendimiento pacífico que evitara la guerra. Su sucesor en el mando
de la Escuadra, el comandante de la "Numancia" Casto Méndez Núñez,
era un hombre mucho más exaltado y partidario acérrimo de dar un
escarmiento en satisfacción del honor nacional. El 6 de diciembre de
1865 se declaraba la guerra a Chile. El 12, el brigadier Méndez Núñez
se traslada a la "Villa de Madrid", dejando el mando de la "Numancia"
al teniente de navío Juan de Antequera, que se dirige entonces a
Valparaíso. La goleta "Covadonga" fue apresada a traición por la chile-na
"Esmeralda". Dos días más tarde, la "Blanca" y "Madrid" se baten
con la escuadra peruana, guarnecida entre la costa continental y la isla
de Chiloé. Las espesas nieblas y la peligrosa navegación ente escollos y
bajíos de los que no existían planos ni datos concretos, complicarían
seriamente la travesía de regreso al puerto de Valparaíso".
Las principales acciones: el bombardeo de Valparaíso
y el 2 de mayo de 1866 en El Callao
El 31 de marzo de 1866, Méndez Núñez, a bordo de la "Numancia",
disparó dos cañonazos para indicar que, en el plazo de una hora, se
rompería el fuego contra la plaza chilena de Valparaíso. En efecto, tras
llevar a cabo la orden, la "Blanca", la ''Villa de Madrid y la "Vencedo-ra",
lanzaron sus proyectiles sobre aquel puerto, causando pérdidas
vaioradas en unos i5.Vw.VCG ae pesos.
El comandante cumplía así sus proféticas palabras al gobierno espa-ñol
hacía apenas unos días:
"Si desgraciadamente no consiguiese una paz honrosa para
Espafía, cumpliré las órdenes de V.E. destruyendo la ciudad de
1100 Serena Ferncíndez Alonso
Valparaíso (...) y la de S.M. se hundirá en estas aguas antes que
volver a España deshonrada, cumpliendo así lo que S.M., su
Gobierno y el país desean, esto es: primero honra sin marina que
marina sin honra."
Menéndez Núñez al Ministro de Estado español, M.
Bermúdez de Castro.
Ante los chilenos, parecían haber satisfecho su honor. No se trató,
sin embargo, de un combate en toda regla, pues la no contestación al
cañoneo de los españoles, convirtió la acción en una agresión unilateral
contra una población indefensa. De hecho, el bombardeo de Valparaíso
fue muy duramente criticado por otras naciones, y el Ministro de Estado
español debió recurrir a toda su capacidad para tratar de justificar la
actitud de ~ é n d e zN úñez. Chiie, por su parte, expulsó a íos españoles
del país.
Días después, la escuadra española puso proa hacia el Norte. En El
Callao se aprestaban las defensas; los buques que defendían el puerto
eran el "Túmbez", el "Loa" y el "Victoria" ... un total de 57 cañones
frente a los 267 de la flota atacante. El prefecto de El Callao solicitó la
colaboración de toda la población útil de la provincia para ultimar el
dispositivo defensivo. La población se volcó con decisión y entusiasmo
patrióticos. El jefe del Estado y sus secretarios se trasladaron al puerto,
donde permanecieron hasta la retirada de la escuadra. Militares, profe-sores,
artesanos, ciudadanos de toda clase, y hasta presidiarios que así lo
solicitaron, tomaron parte activa en la defensa de la ciudad. Además de
sus barcos y de las baterías emplazadas a lo largo de la costa, las fuerzas
peruanas contaban con un ejército a las órdenes del general Juan
Buendía, por si fuera preciso rechazar un desembarco.
Inicialmente fijado el bombardeo para el 1 de mayo, Méndez Núñez
prefirió dilatarlo hasta el día siguiente, por ser una fecha gloriosa de las
luchas de la independencia española frente a Napoleón. Así pues, el 2
de mayo, la armada española entró en movimiento, dividiéndose en dos
secciones: una formada por la fragata capitana "Numancia", mandada
por el canario Antequera, seguida por la "Blanca" y la "Resoluci6n", y
otra, por la "Villa de Madrid", "Berenguela" y "Almansa"; en el centro
se situó ia goieta "Vencedora".
A las 12 del mediodía, la escuadra penetró en la bahía; los buques
españoles enarbolaban sus banderas y la fragata capitana lanzó el primer
disparo contra el fuerte "Santa Rosa", dando comienzo a la batalla y
generalizándose el combate, donde ambos contendientes dieron mues-tras
de valor y constancia. Por la tarde, la escuadra española se retiraba
del puerto, considerando haber castigado a los defensores de El Callao y
Juan Baurista de Antequera y Bobadilla ... 1101
sin haber sufrido averías de consideración ni .ver hundido ninguno de
sus buques. No obstante, la victoria no quedó clara, y ambos, peruanos
y españoles, se la atribuyeron a sus propias fuerzas. El 2 de mayo de
1866 es, sin duda, uno de los días más celebrados de la historia del
Perú, y para muchos, la fecha que consagró definitivamente la indepen-dencia
de la República frente a las ambiciones de dominio de España.
Al día siguiente del reñido combate, el comandante Antequera daba
el parte oficial sobre el mismo a Méndez Núñez, haciendo especial
hincapié en el comportamiento ejemplar de la tripulación a su mando.
De este testimonio extractamos a continuación los párrafos más signifi-cativos:
"1866, mayo, 3. Fondeadero de San Lorenzo.
En cumplimiento de las prevenciones para combate que de-termina
la orden de ayer y según dispuso y presenció V.S. desde
el puente de este buque, ocupamos nuestro sitio de combate seis
cables al noroeste de las fortificaciones del sur y en seis b k a s
de fondo, abriendo los fuegos nuestra batería con bala y granada
a las onche horas y cincuenta minutos de la mañana. Estos fue-ron
inmediatamente contestados por la torre y baterías enemigas
con un fuego nutrido y bastante bien dirigido, ianzando toda
clase de proyectiles, desde el calibre 32 hasta el de 500.
Varias embarcaciones, al parecer torpedos, se movían muy
próximos a la costa, y el vapor Tumbes (...) recibió varios bala-zos
que le obligaron a retirarse:
Ya las balas nos habían cortado el pescante y tiras del único
bote que teníamos fuera cuando V.S., herido de una bala de
cañón; insistió en permanecer en su puesto de honor a pesar de
mis reiteradas súplicas, cayendo en mis brazos a los pocos mo-mentos,
debilitado por la pérdida de sangre.
(...) A los pocos minutos llegó al puente el Mayor General a
decirme que la "Berenguela" se iba a pique, que "La Villa de
Madrid. inutilizada su máquinaz necesitaba remolque para sa-carla
del fuego, y que el transporte número 3 no podía acudir a
ambos buques ni era auxilio bastante eficaz para uno solo. Con-vinimos,
sin embargo, que este buque no podía en aquellos mo-mentos
abandonar el fuego (...).
También convinimos en la conveniencia de que los demás
buques de la escuadra ignorasen el Estado de V.S. hasta termi-nar
la función.
(...) a las dos, la "Almansa", incendiada, se veía obligada a
abandonar el fuego. A las tres y media, el fuego de las baterías
enemigas era ya muy escaso. (...) Nuestra gente se sentía tam-bién
cansada después de más de tres horas de constante fatiga,
1102 Serena Fernández Alonso
pero se reanima a la voz de sus Jefes, y al tratar de relevar
algunos sirvientes de las piezas con la destinada en combate a la
maniobra, supliendo el espíritu lo que faltaba de fuerzas físicas,
ningún sirviente permite ser relevado, y con entusi6sticos vivas
a S.M. la Reina, el fuego volvía a reanimarse.
A las cuatro, el enemigo no parecía disponer de más de tres
cañones en la batería de "Santa Rosa". (...) Todas las demás baterías
enemigas hacía más de una hora que no disparaban un solo tiro.
En este estado, a las cuatro y cuarenta y cinco minutos,
dispuso el Mayor General hacer la señal de cesar el fuego, y
antes de dejar el sitio de combate, cumpliendo una orden de
V.S., hice subir la gente a las jarcias y dar tres vivas a S. M. la
Reina, que fueron contestados con el mayor entusiasmo. ,,
(...) No podns encomiar a V.S. bastante el comportamiento en este D
día de todas las clases que componen la dotacifn de e-stt buque ... E
Acompañado a V.S. adjunto el estado de heridos, el de ave- O
n - rías y el de municiones consumidas en el combate. =m
O Dios guarde a V.S. muchos años. E
Juan de Antequera. E
2
Sr. Comandante General de la E~cuadra."'~ =E
La tripulación de la "Numancia" no hubo de lamentar ninguna pérdi- 3
da, saliendo del bombardeo con sólo tres heridos de cierta gravedad, -
0m
entre ellos el comandante de la escuadra, y algunos contusos, según se E
expresa en los partes de guerra. El resto de la flota perdió 38 individuos, O
muertos en combate, y tuvo 150 heridos. n
El 2 de mayo de 1866, los jefes de la Marina española en el Pacífico E
dieron por satisfecho el honor de España y por reparada la honra de la a
Patria. Por ello, se iniciaba días después el viaje de regreso a la Penínsu- n
la. La escuadra se dividió en dos secciones, una, compuesta por la
"Numancia", "Berenguela", 'Vencedora" y "Marqués de la Victoria", O3
que tomó la ruta de Filipinas, y la otra, formada por la "Vilia de Madrid",
"Almansa", "Resolución" y "Blanca", que lo hizo por la del Atlántico.
La primera de ellas, que es la que nos interesa, siguiendo el rumbo
de Antequera, llevaría a los buques a surcar toda la extensión del Océa-no
Pacífico para ganar las Islas Filipinas.
La vuelta al mundo del canario Antequera y sus últimos servicios
a la Marina española
Las razones que obligaron a dividir la Escuadra en el viaje de retor-no
fueron, fundamentalmente, de tipo técnico. La "Numancia", fragata
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1103
acorazada, no podía aventurarse a cruzar el Cabo de Homos en el rigor
del invierno, ni a surcar aquellas aguas tormentosas con escasez de
carbón. La ruta del Pacífico, con vientos este-oeste en aquellos meses,
permitida llevarlos a popa y navegar a vela.
En cuanto a las naves que la escoltaban, unas por su reducido tarna-ño
y otras por las averías sufridas, tampoco podían arriesgarse a
emprender la ruta del Estrecho de Magallanes.
La singladura estuvo marcada por las penalidades, el escorbuto, la
estomatitis, la erisipela gangrenosa y otras enfermedades que causaron
varias bajas en las tripulaciones.
El Diario de Navegación del comandante de la "Numancia", Juan de
Antequera13, permite reconstruir la ruta seguida por la fragata hasta
completar la vuelta al mundo, y conocer detalladamente las vicisitudes
del viaje. Trece días tardaron en alcanzar la isla de Otahití, recomendo
e! ~r&ip~&uge & !a Seviedad (E>eGfirsia), sic peder akac= efi pUeg=
alguno por no tener las aguas p~ofundidad suficiente para el calado de
los barcos, y con vientos de escasa fuerza que no permitieron un andar
superior a 5 3 millas por hora.
Ya en Papiatee, donde la "Numancia" permaneció anclada desde el
24 de junio hasta el 18 de julio, pudieron proveerse de carbón del
"Mantaura", barco transporte, y embarcar los víveres necesarios para 4
meses de navegación. Se procedió, asimismo, a la limpieza de los fon-dos
del buque con ayuda de los indios pescadores de conchas de nácar,
que por medio de un escobillón se zambullían a pecho descubierto para
arrancar'del casco los escaram~jos'~.
Restablecidos de las enfermedades, el 18 de julio zarparon hacia el
archipiélago de los Navegantes, al sur de las Islas Gilbert y al norte de
las Saiomón, dirigiéndose hacia el Ecuador, travesía en la que la
"Numancia" perdió de vista a los otros buques.
Para frenar los brotes epidémicos, se suprimió la galleta de Panamá
y se suministraron cítricos y pan fresco a la tripulación. A partir de
entonces, se incorpordan a los buques hornos para fabricar pan fresco
en las travesías.
Desde julio de 1866 a octubre del mismo año, la "Numancia" nave-gó
avistando las islas Pao, Luzón, el Estrecho de San Bemardino y el
fondeadero de Sorsogón, llegando a Manila a fines de año. Hasta ese
momento se había realizado "una travesía de 3.380 leguas en 98
singladura-, consumiendn, gracias a 10s vientns geneí&s, s~!-_m~nfe
1.400 toneladas de no buen carbón"15.
El 19 de enero de 1867, la "Numancia" recibió orden de volver a
España. Partiendo de Manila y por el Cabo de Buena Esperanza, reco-
1104 Serena Fernández Alonso
rrieron Pulo Sapata, Gran Natuna, las islas de Tambelán- y Espíritu
Santo, las de la Dirección y Patoo, el Mar de Java y el Paso de Stolze.
Pasaron por Singapur a Hong Kong. En Batavía falleció de viruelas un
maquinista. De aquel puerto pasaron a Bahía Simón, ya en el Cabo de
Buena Esperanza.
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1105
Según expresa Antequera en su Diario, "al llegar a Cabo Frío corta-mos
la derrota que hicimos desde Cádiz a Montevideo; allí quedaba ya
cerrada la curva recomda por la «Numancia» alrededor del mundo,
aunque en rigor, la vuelta se completó cuando volvimos a cortar el
meridiano de San Fernando, que pasa algunas millas al oeste de Santa
Elena"16.
A la llegada de la "Numancia" a Río de Janeiro, donde debía reunir-se
con el resto de la Escuadra, ésta se encontraba con Méndez Núñez en
Cuba. Cuando regresó, viendo el comandante el estado de la fragata y
de su tripulación, determinó su retorno inmediato a España, llegando en
menos de un mes a Cádiz, tras dos escalas en la Bahía de Todos los
Santos y Puerto Grande de San Vicente.
El comandante canario Juan de Antequera, culminaba así con éxito
la misión encomendada por el jefe de la Escuadra: contribuyendo con su
hazaña a extender la gloria de los marinos españoles más allá de una
cuestionable intervención armada en aguas del Pacífico.
A partir de aquel momento, Antequera alcanzaría altos puestos en el
servicio al Estado. En diciembre de 1868, fue destinado a mandar las
fuerzas navales del Mediterráneo, otorgándosele la insignia de preferen-cia,
y cofidecomdu s ~ ascc iones, afios despüS.s de m iiiüeiie, c m la
concesión a su hijo del titulo de Conde de Santa Pola.
En 1869, Antequera fue ascendido a contralmirante, cesando en el
mando de la escuadra, y siendo nombrado Vicepresidente del Alrniran-tazgo,
cargo en el que cesó en 1871, cuando se le hizo Comandante
general de Cartagena, de cuyo destino no llegó a encargarse por incom-patibilidad
con el cargo de senador.
A fines de 1872, fue nombrado Comandante general del Apostadero
de Filipinas, cargo que desempeñó hasta mediados de 1875.
Sin embargo, el período más destacado de su vida pública comienza
en 1877, cuando, como Ministro de Marina de la Restauración, lleva a
cabo una serie de planes de constitución de la Marina, buscando su
reorganización interna y su enlace con la política exterior. Entre los dos
períodos como ministro, desempeñó diversos destinos en la Administra-ción
Central y en el Senado.
Resultado de su celo organizador fueron la creación de la Revista de
Marina, una Colección Legislativa y diversos reglamentos. En los últi-añ.-,
c A- *., -,;A- .,A.,;A o -O+..- -a.........i a- l.. E-- ..-A -- .. -:---:A L.
LUVII 11wo uu ou v 1uu v VI v IV a b a b a a u~auuuU G la Labuama y CJCILIU 14
presidencia del Centro técnico y facultativo de la Armada.
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla falleció en Alhama de
Murcia el 16 de mayo de 1890, siendo trasladado su cadáver a
Cartagenal'.
1 106 Serena Fernández Alonso
Extracto de la Real Orden de 1870promoviendo a Antequera a la vicepresidencia del n
n
almirantazgo. 3
O
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ... 1107
Promocibn de D. Juan Bautista de Aniequera al Ministerio de Marina. 1884.
Serena Ferndndez Alonso
El Rey felicita al Vice-Almirante Antequera por los servicios prestados al mando & la
Escuadra de Instruccidn.
Juan Bautista de Anrequera y Bobadilla ... 1109
Conclusiones
El siglo xrx fue un período de reestructuración política en el mundo
americano que dio paso a un nuevo campo de relación entre las nuevas
repúblicas del cono sur y la antigua metrópoli española.
La consolidación de este proceso, dificultosa y conflictiva, se saldó
con una guerra que hubiera sido evitable si los representantes diplomá-ticos
del momento, tanto peruanos como españoles, hubieran actuado
con más habilidad y menos rigor a la hora de enfrentar problemas
comunes, como el de la deuda del período colonial, el reconocimiento
oficial de la independencia peruana y la resolación del caso penal que
originó el asesinato de colonos españoles en una hacienda del Perú.
En este marco de exaltación, altivez e imprudencia por parte de los
políticos y líderes de aquellos años, resalta con mayor intensidad la
labor desempeñada por Juan Bautista de Antequera y Bobadilla, a quien
las circunstancias que hemos ido desgranando en páginas anteriores,
elevaron del puesto de segundo de a bordo, al de comandante primero
de una de las naves más poderosas de la escuadra española en aguas del
Pacífico, bien que este hecho no le permitiera una directa intervención
en la toma de decisiones. previa al conflicto.
Si interesa profundizar en su trayectoria, es en la medida en que
ilustra el devenir de los acontecimientos de la década de 1860, desde la
preparación de una expedición científica hasta una campaña armada que
daría oportunidad a la realización de un viaje de circunnavegación. En
cada una de esas fases, Antequera fue testigo y protagonista de excep-ción,
como marino experimentado y persona habituada al mando en
situaciones extremas.
Disciplinado y capaz, este marino tinerfeño fue escalando por mérito
propio el escalafón hasta ocupar los más altos puestos de la milicia
naval, siendo condecorado en distintas ocasiones por su dedicación al
servicio y la habilidad en el desempeño de los destinos que se le enco-mendaron,
tanto militares como civiles y políticos.
Como comandante de la fragata blindada "Numancia", tendría oca-sión
de poner a prueba sus dotes de mando en las acciones clave de la
guerra del Pacífico y su pericia en una navegación lenta y difícil que
cuiminaría exitosamente con ia vueita ai mundo en 1867. han Bautista
de Antequera y Bobadilla seguía así las arriesgadas singladuras de
Magallanes y Elcano, ocupando un lugar de honor entre los nombres de
los ilustres canarios del siglo XIX, y escribiendo una página gloriosa en
la historia de la marina de guerra española.
Serena Fernández Alonso
NOVENA SUBDIVISION.
".. .,.. ., .. .. .\..
Juan Bautista de Antequera y Bobadilla ...
1. El mas actual y completo estudio sobre la Comisión Científica del Pacífico, es
obra del Dr. Miguel Angel PUIG-SAMPER, de cuyo libro Crónica de una Expedición
Romántica al Nuevo Mundo. La Comisión Cientgca del Pacífico. (1862-1866). C.S.1.
Madrid, 1988, hemos extraído algunos pasajes de interds para la elaboración del
contexto histórico de nuestro tema.
2. ARCHIVO ALVARO BAZAN. Legajo Expediciones. Escuadra del Pacifico,
1862-1864. "Instrucciones del Ministerio de Marina, Dirección de Armamentos, a1
Jefe de la Escuadra Luis H. Pinzón".
3. 111. PAg. 8.
4. El Museo Universal. "La Expedición Cientifica al Pacffico". 1863. Pfigs. 51-52.
5. La bibliografía sobre la guerra entre el Perú y España es considerablemente
extensa, por lo que reseñamos a continuación sólo una selección de las obras más
destacadas: AMAYO, Enrique, La política británica en la Guerra del Pacifico. Ed.
Horizonte. Lima, 1988; BARREIRO, P. Ag., Historia de la Comisión Cientifica del
Pacifico. (1862-1865). Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid, 1926;
BASADRE, Jorge, Historia de la República del Perú. Vol. III. Ed. Peruamérica, S.A.
Lima, 1964; PONS Y MUZZO, Gustavo, Historia del conflicto entre el Perú y Espa-ña.
(1864-1866). El 2 de Mayo de 1866. Iberia, S.A. Lima, 1966. NOVO Y COLSON,
Pedro, Historia de la Guerra de España en el Pacrjcíco. Madrid, 1882; WAGNER DE
REYNA, Alberto, La intervención de las potencias europeas en LarinoamPrica, 1864-
1868. Ausonia. Lima, 1974; VICURA MACKENNA, Benjamín, Hisotria de la Guerra
de Chile con EspaM (De 1863-1866). Santiago, 1883.
6. La información biográfica del personaje se ha extractado del Expediente Per-sonal
y Relación de Servicios a la Marina, que se encuentra en el ARCHIVO ALVARO
BAZAN, Sección Cuerpo Senerai, -Legajo n.^ ói. Asuntos Personales. Yiceaiñiiranie
D. Juan Bautista de Antequera y Bobadilla. 20 octubre 1838-18 marzo 1929. 153 fols.
Asimismo, se consultó el artículo de CERVERA Y JACOME, L., "El Almirante
Antequera. Recuerdos". Revista General de Marina. Madrid, 1924. Pfigs. 52-57.
7. PONS MLiZZO, Gustavo: Historia áel conflicto entre el Perú y España. Ptig. 44.
8. 111. Págs. 269-270.
9. 171. Pág. 60.
1112 Serena Fernández Aionso
10. OLIVAR BERTRAND, Rafael, "La vuelta al mundo de la fragata «Numancia».
Cartas crudas, gordas y caladizas de José. Emilio Pardo Figueroa". Anuario de Estu-dios
Americanos. Tomo XI. Sevilla, 1954, págs. 197-283. Nota: pág. 200.
11. 1101. Pág. 219.
12. Documentos relativos a la Campaña del Pacifico. (1863-1867). 2 vols. Archi-vo
Alvaro de Bazán. Sección de Expediciones. Museo Naval, Madrid, 1966. Vol. 11:
págs. 60, 64-68 y 78-80.
13. ARCHIVO MUSEO NAVAL. Mss. 2.421. Diario de Navegación del Coman-dante
de la fragata blindada "Numancia". Madrid, 1866-1867.
14. IRIONDO, Eduardo de, Impresiones del viaje de circunnavegacidn de la fra-gata
blindada "numancia". Madrid, 1867.
15.1131.
16. J131.
17.161. Los datos biográficos se han obtenido de la Hoja de Sewicios del persona-je
estudiado. De su expediente se han tomado los documentos que se adjuntan.
El mapa de la travesía y el retrato de Antequera, se han tomado de la obra:
CONDE DE SANTA POLA, La vuelta al mundo en la "Numancia" y el ataque del
Callao. Compañía Iberoamericana de Publicaciones. Madrid, 1927.