mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
INCIDENCIAS ECONÓMICAS VENEZOLANAS EN EL PROCESO MIGRATORIO CANARIO DE LA POSTGUERRA En el éxodo masivo de emigrantes europeos hacia el Nuevo Mun-do, característico de los movimientos poblacionales de gran parte del siglo pasado, Venezuela estuvo casi totalmente excluída. Entre 1824 y 1924 Norteamérica recibió unos 36 millones de inrnigrantes, mientras Argentina y Brasil acogieron a alrededor del 90 por ciento de los 11 mi!!enfi & personas d&na&s 2 América Latina (Mnmer 1985: 47); en contraste, a Venezuela vinieron menos de 50.000 personas, una cifra insignificante. Para 1873, en la mitad de este siglo de masiva emigra-ción, Venezuela albergaba 29.000 inmigrantes que representaban un mero 1,7 por ciento de su población total. A decir verdad, el porcentaje de extranjeros en Venezuela había variado muy poco desde el final de la pasada centuria, cuando los inmigrantes (blancos no criollos) constituían el 1,3 por ciento de una población inferior a un millón (Chen et. al. 1983: 47-48). En el curso del gran éxodo español entre 1895 y 1914, cuando 2.281.569 personas partieron hacia Latinoamérica, Argentina y Cuba constituían países receptores de más del 80 por ciento de los emigran-tes; Brasil, Uruguay, Chile y México, respectivamente, recibieron con-tingentes cada vez menores de emigrantes, mientras Venezuela estaba prácticamente fuera de este grupo, pues acusaba menos del uno por cien-to de la población emigrante (Cabezas Moro 1983:144-149). Fue sólo en fecha avanzada del presente siglo, mientras el resto de América La-tina cerraba sus puertas a los influ!os masivos de población mediante políticas restrictivas, cuando Venezuela experimentó el impacto de la emigración en gran escala de españoles y canarios. 940 Luisa Margolies de Gasparini La presencia de población canaria en Venezuela se hizo palpable desde la época de la conquista. A través de los siglos dieciseis y dieci-siete los canarios jugaron un importante papel en la colonización de la nueva provincia. Familias originarias del archipiélago fueron fundado-ras y pobladoras de numerosos pueblos y caseríos, y se dedicaron al cultivo de la tierra. Según informa Castillo Lara, "ese flujo de gente isleña a las tierras venezolanas, que se había venido sucediendo sin or-den ni concierto en los tiempos azarosos de la Conquista, toma un ma-yor incremento en las décadas finales del siglo xvrr y primeras del si-guiente. En ellos tuvieron ciertas influencias las medidas oficiales, que tendían a acelerar la colonización de una provincia hasta entonces poco pobiada en su vasta geografía" (i983: 22j. La Corona estipuiaba que cada familiar debería traer sus propias herramientos agrícolas al nuevo mun-do, y que recibía a cambio cierta porción de tierra laborable (Borges 1963: 130). A mediados del siglo dieciocho los isleños canarios se ha-llaban concentrados en el fértil valle central de Caracas, aunque disemi-nados también en toda la Provincia (Castillo Lara 1983: 11). En el transcurso del siglo dieciocho nuevos contingentes de inmi-grantes de las Canarias, confrontados con una aristocracia terrateniente local que controlaba las mejores tierras en sus grandes estancias agríco-las, abandonaron la agricultura y fueron arrastrados hacia el campo del comercio minorista. Al decir de Lynch, en un estudio sobre los inrnigran-tes canarios del siglo dieciocho, éstos pusieron en juego su iniciativa y astucia para los negocios, logrando dominar las importantes rutas comer-ciales que comunicaban los Llanos interiores con la costa (1987: 221). Pero no obstante su participación en esta actividad comercial, esta co-munidad no alcanzó una alta posición social dentro de la sociedad colo-nial. En el primer nivel estaban los peninsulares, que monopolizaban en comercio ;raíis,&!án;ico, y 1 ..--,. 1- "1:'- n..:,.ll- '--A' /.....A -:-..--- I U G ~ U la GULG u&uua iuLai cuya iiyur;&a Se basaba en la propiedad de la tierra. El tercer lugar lo ocupaban los ca-narios que conformaban una masa indiscriminada entre los otros blan-cos y las castas pardas (Lynch 1987: 217-218), y constituían una clase que podríamos llamar de burguesa. El comienzo del siglo diecinueve trajo nuevas oleadas de emigra-ción de las lslas Canarias. En los años de la consolidación de la nueva república, a partir de 1830, el congreso de Venezuela dictó una serie de decretos destinados a fomentar la inmigración ultramarina, con privile-gios especiales para los nativos de las Canarias. Estos tenían reputación Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 94 1 de trabajadores honestos e industriosos, y por ellos se les ofrecía ali-cientes atractivos como extensiones ilimitadas de tierra con títulos de propiedad debidamente documentados, exoneración de impuestos por espacio de diez años, nacionalización con goce de plenos derechos, gastos de traslado, etc. (Veracoechea 1986: 67-75). Estas primeras medidas inrnigratorias fueron incialmente efectivas; sólamente en los años de 1831 a 1833 entraron a Venezuela más de 10.000 inmigrantes, de los cuales la gran mayoría, unas 8.000 personas, procedían de las Islas Canarias (Lynch 1987: 228). Sin embargo, el flujo inmigratorio no tuvo suficiente tiempo para consolidarse por causa de la Guerra Federal librada entre 1850 y 1863. Las condiciones del país eran caóticas, y en el exterior se tenía una visión adversa de Venezuela. Veracoechea observa que "algunos canarios ha-bían muerto debido a la guerra, lo cual creó serios conflictos interna-cionales, produciéndose un clima muy tenso en el extranjero. Serias criticas recaían sobre Venezuela, y la Corte de Madrid reclamó dura-mente la muerte de canarios y la pérdida de bienes de españoles (1986: 103)". El advenimiento de Antonio Guzmán Blanco en 1870, determinó la forni_ulacicín de una política inmiyratoria consistente. El Decreto N.O 4: promulgado en 1875, creó la primera agencia mundial de inmigración, estableció una serie de reglamentos y condiciones para el ingreso de . extranjeros y promovió la formación de colonias agrícolas. El fracaso de estas colonias se debió a diversos factores. En general, la inestabili-dad de la situación política aún perduraba, y además, la política de Guzmán Blanco se sustentaba en un modelo utópico errado según el cual los criollos y los extranjeros se fundirían armoniosamente a través del mestizaje (Veracoechea 1986: 101-1 10). Por lo demás, al otro lado del océano se había producido un certero rebote en respuesta al decreto de Guzmán Blanco de 1874, y algunos intelectuales canarios se pusieron de acuerdo en un intento de desalen-tar la emigración hacia Venezuela. Advertían repetidamente en Ilama-dos públicos a sus paisanos que estaban mal informados acerca de la naturaleza de la emigración hacia Caracas; que no debían dejarse enga-ñar por un presidente en cuyas venas corría sangre isleña, ni debían ser arrastrados por la generosidad de las condiciones ofrecidas, como el transporte gratis, entre otras cosas (Medina 1874a. 1874b). En uno de tales llamados se decía: "Es Caracas, o mejor dicho Venezuela, la Re-pública mas agitada en la actualidad de cuantas hay en América ... Se ha inaugurado en Caracas un período de terror y de muerte y con la muerte y el terror, se ha conseguido poner aquella República bajo un 942 Luisa Margolies de Gasparini pié de paz aparente. Como se comprende, esta paz que, según dicen, ha costado la vida de muchos miles, no puede ser duradera, máxima en un pais en que cada eleción de presidente cuesta una guerra civil ... No pue-den, pues, confiar los isleños en la protección que hoy pueda prestarles el Sr. Guzmán Blanco, porque no disfrutando este de las simpatías de ofrecer garantías estables y duraderas (Medina 1874)". Por los demás, Guzmán Blanco fue acusado de masón, impulsor de la construcción de un gran templo masónico en Caracas, dirigente de este carismático movimiento socio-religioso, considerado por muchas personas como anti-cristiano y herético. El cónsul venezolano en Tenerife trató de contra-rrestar dichas acusaciones tildándolas de calumniosas; no obstante, se exhortó a los isleños para que permanecieran a toda costa alejados de Venezuela: "El país peor de América y que actualmente presenta me-nos garantías para hacer fortuna, es Caracas. El país de América donde hnv mhc n~liornp cr 11 vidi, es c z r z ca~. .A. n t a q ~ 2e C aracas &kn ir nuestros paisanos a cualquier otro punto de América (Medina 1874)". LA ECONOMÍA VENEZOLANA: PRELUDIO A LA INMIGRACIÓN MASIVA Desafortunadamente, cuando a comienzos del presente siglo la situa-ción política interna se había establizado lo suficientemente como para permitir el libre ingreso de inmigrantes, la economía se hallaba en con-diciones precarias. La economía agraria venezolana se basaba en el monocultivo sucesivo y la exportación de productos de primera necesi-dad. Tales economías, llamadas de enclave por los antropólogos Wolf y Hansen (1972), son en última instancia, frágiles, porque están sujetas a la fluctuación del mercado mundial. Durante el período colonial, el cul-tivo del cacao predominó por más de dos siglos y era producido casi exclusivamente en la zona central del país. La guerra de independencia y la ruptura de relaciones comerciales con España en 1820 y años pos-teriores condujeron a la confiscación y el subsiguiente abandono de numerosas plantaciones de caco, así como el eventual reemplazo de este producto por el café. Sembrado incialmente en la antigua zona cacaotera, el café era, no obstante, producto ideal para el templado piedemonte, y se extendió rápidamente en los tres estados andinos, desplazando en importancia, para fines del siglo diecinueve, a la zona de las grandes haciendas centrales. El café mantuvo su posición como primer producto de exportación durante todo el siglo XIX, y hasta bien avanzada la dé-cada del 20 al 30 del siglo actual. A pesar de los ingresos fiscales sin Incidencias económicus venezolanus en el proceso ... 943 paralelo que disfrutó la joven nación durante los prósperos años de la producción cafetalera, la exportación se mantenía sujeta a las vicisitu-des del mercado internacional, generadoras de los ciclos de auge y caí-da típicos de las economías de enclave. Para el año 1903 la economía venezolana atravesaba un período se seria depresión. La nación se en-frentaba al problema de un mercado cafetalero en descenso y se vió obligada a suspender los pagos de su deuda externa, provocando el blo-queo comercial de sus costas. En palabras de Sullivan, la economía era un caos total: "No solamente había cortado el Presidente Cipriano Cas-tro las relaciones diplomáticas con Holanda, Francia, Colombia y los Estados Unidos, sino que además sus actos habían provocado tirantez con Gran Bretaña, Italia y otros países con los que comerciaba Vene-zuela. Además, una epidemia de peste bubónica plagaba al país, y los elevados impuestos de exportación aplicados al café y al cacao dificul-taban a estos productos competir en el mercado internacional. Sequías, plagas de langostas y los monopolios frenaban el desarrollo agrícola e industrial y el comercio languidecía a causa de la incertidumbre econó-mica provocada por la precaria salud de Castro" (1976: 249). La recu-peración del mercado cafetalero y la relativa establización de la econo- Vrnrzur!~c eincici,ie.cn C C ) ~12 ei~r i i r i r in& gg p!an ~ ~ ~ f i S m i c 0 -J-------- impuesto por el General Gómez al alcanzar el poder en 1909. El año 1920 fue el incio de una época crucial para Venezuela. Es-tos años marcaron el decaimiento de la economía agraria y abrieron el camino hacia cambios permanentes en los patrones demográficos de la población. La explotación de los hidrocarburos y la expansión de su industrialización después de la Primera Guerra Mundial tuvieron profun-das consecuencias sobre la Venezuela agraria. El flujo del petróleo ha-cia el exterior aumentó enormemente, mientras la exportación de bienes agrícolas descendió paulatinamente a pesar de breves períodos de recu-peración. De 1919 a 1921, debido a la contracción en la demanda mun-dial, el volúmen total de las exportaciones agrícolas declinó, en tan corto tiempo, en más del 50 por ciento (Brito Fugueroa 1974: 395). Simultá-neamente, el valor de la exportación del petróleo y sus derivados se cuadriplicó y en el curso de la década el petróleo venezolano continuó su entrada al mercado en proporciones galopantes, reemplazando defi-nitivamente al café en 1926 como principal produccto de exportación. La recesión no hizo otra cosa que agravar este proceso. Mientras el petróleo se apoderaba más y más del mercado de exportaciones en ex-pansión, conviertiendo a Venezuela en el principal exportador del mun-do, el café, enfrentado a su propia crisis interna, cayó en un colapso final a comienzos de los años 30. 944 Luisa Margolies de Gasparini Las profundas modificaciones de la economía venezolana repercu-tieron de inmediato y a largo plazo en el perfil demográfico. En aque-llos lugares donde la estructura demográfica había sido relativamente estable, la aparición de la industria petrolera determinó cambios básicos en la tasa de crecimiento natural y ocasionó una movilización interna de la población. El Estado Zulia, centro del auge petrolero, así como Cara-cas y otros centros industriales mineros y de servicio, de creciente im-portancia, se conviertieron en polos de atracción para la población rural (Chen 1975: 230-232). La recesión mundial y la consiguiente caída de valor de los productos agrícolas aceleraron aún más el flujo migratorio. En síntesis, el crecimiento de la industria petrolera fue crucial no solo en la transformación de la economía en su totalidad, sino en la reorientación de los patrones demográficos tradicionales estables del país. El vertiginoso desarrollo de la industria de los hidrocarburos necesitaba un gran sector de servicios que sólo la movilización masiva de la po-blación podía proporcionar. La expansión de la economía industrial con-dujo, en gran medida, a la consolidación del moderno estado-nación a través de la formación de una infraestructura básica y de un proceso de rápida urbanización. Con la aparición de nuevos grupos urbanos vino la demanda de más productos alimenticios, problema difícil de resolver por causa de la crisis en el .mercado de exportación agrícola y la virtual ausencia de mercados internos ocasionada por el prolongado abandono del campo. Para el año 1936 estaba claro que con una población infe-rior a 3,5 millones de habitantes, un desequilibrio demográfico provo-cado por el éxodo hacia las ciudades, así como un temtorio de escasos asentamientos, y una reducida tasa de crecimiento natural determinada por la alta mortalidad, Venezuela tendría que recurrir a la importación de inmigrantes para poder adaptarse a los requierimientos del nuevo es-tado industrial. El período de expansión industrial y urbana que caracterizó el desa-rrollo venezolano durante los años post-petroleros estableció las condi-ciones necesarias para el ingreso de grandes contingentes de inmigrantes y coincidió con el cierre de las fronteras en el resto del continente. Cuando finalizó la recesión mundial, la política inmigratoria en Latino-américa se había tomado restrictiva y10 selectiva porque las exigencias de mano de obra ya habían sido cubiertas en. años anteriores con la in- Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 945 migración masiva. Venezuela, en cambio, estaba a punto de entrar en el período de inmigración masiva que se extendió desde finales de la Seguna Guerra Mundial hasta bien entrados los años 60. No obstante el intervalo de tiempo transcurrido, los objetivos de la Venezuela del siglo veinte no se diferenciaban de aquéllos de los países del cono sur; reclu-tar trabajadores y poblar el territorio, modernizar la nacion mediante un esfuerzo concertado por "traer Europa a América (Berglund 1980: 10)". La inmigración europea fue activamente solicitada. A pesar de los argumentos ideológicos que sustentaban la necesidad y los beneficios de la importación de mano de obra permanente, antes de la Segunda Gue-rra Mundial, la inmigración se caracterizó mayormente por su esponta-neidad y su condición esporádica. El General Gómez propició un pro-ceso selectivo y firme en los años 30, y mostró su preferencia por los laboriosos isleños sobre todos los demás (Veracoechea 1986: 217). Sin embargo, la población crecía lentamente y fue sólo cuando el General López Contreras sucesor del General Gómez, asumió la presidencia en 1936, que el rápido incremento de la población comenzó a reflejar un creciente influjo de los extranjeros. Más del 90 por ciento de los inmigrantes provenían de la Europa meridional y en la época dorada de la inmigración masiva (1848- 1954) hubo un ingreso con promedio anual de 30.000 personas (Che et. al.: 1983: 48). Entre 1941 y 1950, la po-blación de origen extranjero tuvo un aumento de 153.077 personas, y esta tendencia continuó a medida que se aceleraba el ritmo del proceso inmigratorio. Entre 1950 y 1961 ingresaron al país otros 332.833 inmigrantes, y el grupo foráneo alcanzó un volumen de más de medio millón (Chen 1975: 226-227). Este conglomerado constitutuía el 7.3 por ciento de toda la población venezolana, cifra que según los demógrafos del país ocupa virtualmente el primer lugar en la historia de la inmigra-ción. Para 1961 el segmento de origen español representaba más del 30 por ciento de la población extranjera y constituía el grupo de más ace-lerado crecimiento (Che et. al.: 1983: 50). La prGmU!gaciSíi de la Ley de Iíiíi;igiac.Sli y Coloíiizacjóíi de 1936 instituyó los términos de la inmigración masiva. Esta ley, elaborada conforme a previas leyes de inmigración y en conjunción con la Ley de Extranjeros, sentó las bases legales de la moderna política inmigratoria (Berglund 1980: 42-44). Pero los lineamientos específicos variaron al pasar los años, a tono con la relativa amplitud de criterios de cada régi-men presicienciai y en reflejo cie ias cambiantes necesiciacies y conciicio- - nes del país. Por ejemplo, la política inmigratoria en las postrimerías de los años 40 y 50 se orientó primordialmente hacia el sector agrícola. Los inmigrantes de las Islas Canarias entraron a Venezuela con el status 946 Luisa Margolies de Gasparini oficial de "emigrante" y fueron destinados a colonias agrarias salvo los casos en que tuvieron de antemano un patrono que los empleara. A mediados de los años 50, sin embargo, como resultado de la política de puertas abiertas de Pérez Jiménez, los inmigrantes entraron fácilmente al país con visas provisionales que rutinariamente se convertían en per-manentes luego de un año de residencia. En realidad Pérez Jiménez había ordenado a su Director de Extranjería que abriera las puertas de Vene-zuela a cualquier europeo "que reunía las condiciones convenientes a su juicio (Veracoechea 1986: 275)". Pero despues de la caída de Pérez Jiménez en 1958, las normas se restringieron y se exigió para el ingre-so al país el respaldo de un familiar inmediato mediante una "carta de llamada". A pesar de estas variantes, los inmigrantes por lo general ,, - pudieron llenar con relativa facilidad los requisitos de ingreso. Las con- E versaciones con los informantes revelan que siempre había una forma O de sosiayar ias regias para quienes esiaban decididos a emigrar a Vciie- --- m zuela. O E Un aspecto fundamental de la moderna política inmigratoria fue el E 2 énfasis en el "mejoramiento" de la población venezolana a través del -E proceso de mestizaje. Se creía erróneamente que una infusión de sangre de blancos europeos produciría una raza mejor a lo original. Tales no- 3 ciones sobre raza y mestizaje habían sido heredadas de las leyes de in- - - 0 migración del siglo diecinueve que aplicaban criterios biológicos en m - forma unilineal y evolucionista. Los juicios en cuanto a razas en los años O 50 de este siglo eran conceptos de orden social y no biológico, y se - basaban en el interés por mejorar la "moral" y la capacidad "intelec- -E tual" de la población criolla. Los más destacados dirigentes del momento a parecían actuar bajo la fuerte presión de una economía agrícola estan- -2- cada y una población campesina en su mayoría, incapacitada para en- - frentarse a las exigencias de una economía industrial en proceso de 3 expansión. Uslar Pietri, Ministro de Educación de López Contreras O (1936-1941), hablaba de traer la "civilización" a un país que adolecía de .E-. ecnn~miaa trasada y de u n pueblo indolente y mestizo (Berglund 1980: 27-28). Rómulo Gallegos, primer presidente de Venezuela electo democráticamente (1947-1948), consideraba que la sangre extranjera era ingrediente indispensable para "fortalecer el deficiente material humano con que hoy contamos para la magna empresa del engradecimiento na-cional, que ha de ser la nota de la política de nuestro partido (citado poi Cheíi rt. o!. 1383: 43)". A pPtr de !a !!egadu de R6ms!~ Retmc~u! a la presidencia en 1959 estos criterios socio-raciales aplicados a la in-migración comenzaron a expresarse en términos puramente socioeconó-micos. Betancourt rechazaba la noción de que los europeos eran Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 947 inherentemente superiores a la población criolla venezolana: "no nos interesábamos en eso que se ha dado en llamar civilización de trasplan-te ... nos preocupábamos por lo contrario, en acriollar al inmigrante, incorporándolo al suelo nacional y a nuestro mundo en formación (1967: 527)". Una inmigración a gran escala de trabajadores sanos y saluda-bles sería el antídoto para una nación empeñada en la difícil tarea de sembrar su petróleo. Los contingentes provenientes de las Islas Cana-rias, descendientes de un pueblo conocido desde tiempos remotos por su naturaleza laboriosa, se avenían perfectamente a los requerimientos de Venezuela. Antes de exponer los resultados parciales de mi investigación sobre la emigración de los isleños canarios a Venezuela, desearía mencionar los aspectos teóricos y metodológicos de este trabajo antropológico. Hasta ahora; ha habido tres enfoques teóricos básicos en el estudio de la diná-mica de distribución de la migración o la población: primero, el mode-lo funcionalista de equilibrio que percibe la migración como instrumen-to para restaurar los desequilibrios demográficos y económicos entre países menos desarrollados y mas desarrollados mediante el flujo mi-gratorio de nación a nación; en segundo lugar, el modelo psicológico, centrado en el individuo, que otorga importancia fundamental a los mo-vimientos y los motivos de los migrantes individuales; y tercero, el modelo histórico-cultural que se basa en factores de macro-nivel y ana-liza las articulaciones estructurales entre los países que envían y los que reciben (Wiest 1979: 180-183). Los actuales estudios sobre la migración han utilizado generalmente los dos primeros enfoques y tienden a ser ahistóricos y estáticos, con una conceptualización del proceso migrato- ;io como simp!e tidado de ün hgai o de ün pais a om. Estos meto-dos no han tratado adecuadamente las complejidades del fenómeno en cuestión. No sólo se trata de que aún no estamos seguros en cuanto a la definición de migración; sucede que los factores relativos a sus as-pectos espaciales-temporales son aparentemente infinitos. Como factores impulsores, el sociólogo Everett S. Lee menciona: el iugar de origen, dei destino, diversos elementos infiuyentes, y ios fac-tores personales (1969: 185). Como variables adicionales, podrían aña-dirse también las de inmediato y largo plazo, asímismo circunstancias esporádicas y crónicas. Todas estas consideraciones no sólo afectan el 948 Luisa Margolies de Gasparini volumen y la tasa de emigración, sino los tipos de patrones que se de-sarrollan en el proceso migratorio. Los derivados de estos factores con-figuran una diversidad de migraciones: permanentes o temporales, paso a paso o cíclicas, rural-urbana, internas, a través de fronteras, e interna-cionales. En el caso de las Islas Canarias, podemos referirnos a la mi-gración interinsular como patrón secundario del movimiento principal, el transatlántico. Por lo demás, los factores causales pueden ser analizados en diferentes perspectivas o niveles: personal o idiosincrásico, regional, nacional, intercontinental, etc. Del mismo modo puede categorizarse la migración por tipos: voluntaria, involuntaria, política, de refugiados, por catástrofes, razones laborales, etc. Procedentes únicamente de las Islas Canarias hay, cuando menos, dos tipos principales de migración contem-poránea: la laboral y la política. Por último, podemos enfocar a los migrantes mismos, bien como individuos, con biografías personales o como aci'nerentes ae características específicas compartidas, definiiorias del migrante típico. Dada la complejidad de estas configuraciones, el único enfoque teó-rico adecuado de la migración es el histórico-estructura1 (Margolies 1979). Surge entonces el problema teórico, sorprendentemente sencillo: conceptualizar el espacio dentro del cual se mueven las poblaciones; no obstante, la tarea es enorme, por la dificultad de articular los diver-sos niveles de análisis, ya sean temporales o espaciales. Hasta la fecha no hemos podido librarnos del "modelo bipolar", polarizando arbitraria-mente el espacio mediante un examen de la migración desde el punto de vista del país emisor o del país receptor y hemos clasificado los fac-tores migratorios como de simple "empuje" y "hale" (Uzzell 1976). Este modelo tiende a ser ahistórico y oscurece la naturaleza dinámica del proceso. El acto de migrar constituye sencillamente un indicador de cambios macroscópicos en un campo social global que afecta las corre-laciones conductuales a un determinado nivel de grupos con diferencia-ciones en el tiempo (Margolies 1976). En sus intentos por abordar el problema de la conceptualización, al-gunos antropólogos han eliminado al individuo con fines heurísticos. Al establecer una teoría de interacción regional, la migración no es vista como si los individuos se trasladaron de un punto a otro sino como la movilización y el intercambio de información de diferentes tipos de bie-nes y recursos (Leeds 1978). En mi trabajo, considero que el migrante individüal es iiiip~itaiite como persona cun üna his?~:iü vital especia!, pero no constituye per se la clave en el proceso migratorio. El acto in-dividual de migrar es sólo el punto de partida para el estudio del proce-so; la migración individual es una estrategía cuyo término depende de Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 949 acontecimientos estructurales subyacentes. Por consiguiente, "el hambre," "la hambnina", "la sequía", y otras variables no explican suficientemente el movimiento migratorio si tomamos en consideración el contexto glo-bal que debe ser nuestra unidad de análisis. La migración desde las Is-las Canarias hacia Venezuela no es el simple estudio del viaje del equis número de personas de las Islas Canarias a Venezuela en equis fecha. Tampoco puede ser explicado recumendo exclusivamente al enfoque de la demografía, la política y la economía de las Canarias. Para poder comprender la dinámica de este proceso migratorio en particular, debe-mos concebir un sistema global que encierra tanto a Venezuela como a las Islas Canarias, y ha sido el resultado de contínuas y diferentes co-rrientes y contracomentes migratorias que fluyen en ambas direcciones; dichos movimientos no son de índole solamente poblacional, sino que constituyen relaciones de intercambio y redes sociales que enlazan a todo e! sistem ~ i g r a tmiN~ .G U ebemm ! imi t a~osa! examen de !a coheíen-cia interna del sistema, sino ver tambien sus contradicciones, porque el proceso se halla en permanente estado de transformación. La historia de la emigración canaria a Venezuela comenzó con la partida masiva de isleños hacia este país y continúa desarrollándose y cambiando en res-puesta a factores y acontecimientos de macro-nivel. Consecuencia de los diversos eslabones que integran el sistema, el proceso de emigración tiene su dinámica interna independiente de los individuos que intervienen en el proceso. Los problemas metodológicos al estudiar la migración como siste-ma dinámico son onerosos, porque nos hallamos frente a un panorama ilimitado que debe ser delineado artificialmente para los fines de la in-vestigación. La cuantificación de los migrante~ conforme a patrones espacio-temporales es apenas el primer paso, ya que los migrantes en si son simplemente los protagonistas visibles del proceso subyacente. En el tiempo, la emigración canaria a Venezuela puede dividirse en dos precisas fases históricas, y espacialmente, debemos enfrentarnos a las diferentes variables que ligan a Venezuela con las Islas Canarias dentro de un orden mundial que se amplía cada vez más. En un esfuerzo por romper con el método bipolar y estático, mi diseño investigativo incluye trabajo de campo antropológico en las Isas Canarias y en Vene-zuela, como herramienta metodológica fundamental. Aunque analizamos un solo sistema procesal, el trabajo de campo envuelve en realidad dos proyectos, uno en el país de origen de los migrantes, y otro en el país de su destino. El proyecto requiere el conocimiento de dos países y dos culturas, y el trabajo de campo realizado en dos continentes exi-ge tiempo de dedicación y gastos. Y a semejanza de las personas suje- 950 Luisa Margolies de Gasparini tas a estudio, de pronto uno se halla moviéndose como un vendaval de aquí para allá en un esfuerzo por enlazar las conexiones del sistema. Es probable que estas consideraciones hayan influido en el pasado para desanimar a los antropólogos en la tarea de enfrentar en correcta forma dinámica este tipo de estudio de la migración. El esquema de mi investigación consistió en unas prolongadas sesiónes de campo en las Islas Canarias donde sostuve entrevistas estructuradas con una muestra escogida de emigrantes que han regresa-do. Recogí datos acerca de la migración individual, asi como historias ocupacionales, antecedentes familiares, genealogías, adaptación y vida en Venezuela, razones del retorno y también readaptación y vida en las islas; en la actualidad está por terminarse un conjunto similar de entre-vistas en diferentes regiones de Venezuela. He trabajado igualmente con informantes claves en ambos países a fin de recoger información sobre determinadas facetas del proceso migratorio. También he reunido datos estadísticos y cuantitativos a través de análisis de fuentes en los institu-tos de migración de ambos países, con el fin de examinar los aspectos más recientes de la migración de retorno. Para poder obtener informa-ción cuantitativa verificable, he desarrollado un método genealógico que me permite delinear los movimientos intergeneraciones de miembros de grandes parentelas dispersas a ambos lados del Atlántico, y establecer sus patrones de migración en cuanto a destino, ritmo y volumen. El pro-pósito que me ha animado a investigar los datos relativos a familias dise-minadas es obtener un cuerpo preciso de microhistorias y patrones demográficos que pueden luego intercalarse con los fenómenos globales. PATRONES Y PROCESOS DE LA MIGRACIÓN CONTEMPORÁNEA Todos los aquí presentes estamos familiarizados con las condiciones en las Islas Canarias, pero en menor grado con las que imperaban en Venezuela en los primeros días de la migración masiva. El prolongado pefi'gdo qüe sigüib 2 la %Uecz Ciri! Esi;afiu!a y la SegUndu GueLT8 Mundial es recordado por los canarios como la peor etapa de los tiem-pos modernos, cuando se mantuvo cerrada la vía de escape tradicional, que era la emigración hacia América. Las precarias condiciones agríco-las tradicionales fueron agravadas no sólo por una economía de racio-namiento de guerra, sino por un clima de represión que excluía las di-vergencias. Cti forma f~rliiiia aparecid Venezücla cii el hoihiite COiilo destino viable de migración en momentos en que la crisis económica cubana puso fin a ese otro tradicional destino migratorio. Clandestina- Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 95 1 mente en su comienzo, por barcos veleros, pero luego legalmente, al reanudarse las relaciones diplomáticas, la emigración hacia Venezuela prosiguió en corrientes de rápido crecimiento entre 1948 y 1960. Vene-zuela experimentaba un desarrollo sin precedentes impulsado por la fie-bre petrolera. El deseo de "sembrar" este producto condujo a una redefinición de la política inmigratoria y una abierta invitación a ingresar al país. El veloz aumento de la comente migratoria durante los años cincuenta puede tener su origen no solamente en los desequilibrios económicos entre las dos regiones, sino tambien en la tasa de cambio monetario extraordinariamente favorable que atraía a multitudes de inmigrantes deseosos de participar en el "boom" venezolano. Estos primeros flujos migratorios se dirigieron principalmente a Caracas y la circundante re-gión central. La mayoría de los inmigrantes se emplearon en los cre-cientes sectores comercia!^^ y de servicim de !y ecemmi~c rbma. Y! llamado a los agricultores fue respondido únicamente por los naturales de La Palma que aspiraban rutinariamente a continuar sus empresas agrícolas en Venezuela, buscando asentarse en fértiles regiones foráneas. La emigración de las Islas Canarias hacia Venezuela alcanzó su apogeo a mediados de los años cincuenta. Tan solo entre 1951 y 1958, entra-ron a Venezuela más de 60.000 isleños; esta cifra representaba aproxi-madamente la mitad de la población canaria que emigró en los 25 años transcurridos entre 1946 y 1970 (Álvarez 1980: 368). Para 1960, des-pués de la caída de Pérez Jiménez, con lo apretado de la política inmigratoria venezolana, y la firme recuperación de la economía cana-ria, los inmigrantes ingresaron en números decrecientes. Cada quinque-nio acusaba un menor volumen: entre 1961 y 1965, vinieron unos 24.000; entre 1966 y 1970, cerca de 13.000; mientras que de 1971 a 1976, el flujo disminuyó a alrededor de 5.000 personas (Alvarez 1980: 368). Este descenso migratorio se equilibró con una contracorriente de emigración de regreso que se desarrolló en los años 60 y permaneció relativamente estable en el curso de la década siguiente. A consecuencia de la crísis de la deuda de principios de ios años y sus prolongadas repercusio-nes, la contracorriente ha aumentado firmemente su volúmen, ya que un flujo de inmigrantes "permanentes" de largo plazo han optado por el regreso a su tierra nativa. La emigración canaria a Venezuela compartió muchas de las carac-terísticas de la anterior etapa de la emigración hacia Cuba, aunque a la iarga, ia diversidad de ias circumstancias históncas condujo a importan-tes divergencias entre los dos procesos. Ambos constituyen ejemplos de la emigración masiva a América, y para sus jóvenes protagonistas, 952 Luisa Margolies de Gasparini la migración, era un "rito de paso," una fase tan normal dentro del ci-clo de desarrollo familiar, como lo eran el matrimonio y la procreación. Sin embargo, la emigración a Cuba generalmente seguía un patrón cí-clico: los emigrantes efectuaban varios viajes cortos a Cuba en respues-ta a las demandas estacionales de la economía de las plantaciones; rnien-tras el movimiento hacia Venezuela semejaba una cadena, pues los isleños emigraban a Venezuela en número creciente por períodos inde-finidos. Los emigantes cubanos participaban en el sector agrícola y ser-vían de flexibles bancos de trabajo a las economías de exportación del tabaco y el azúcar; Venezuela, en cambio, estaba en proceso de rápida industrialización y urbanización y los canarios buscaban fortuna en actívidades ajenas a la agricultura. Los emigrantes que regresaron de Cuba hallaron en Canarias una economía agrícola virtualmente estanca-da, retomaron sus actividades tradicionales, mientas los que procedían de Venezuela encontraron, en su momento, una economía local trans-formada por la naciente industría turística, remesas acumuladas por años, y modernización característica de la postguerra española. Ahora eran urbanos y estaban integrados dentro del sector terciario en proceso de expansión. Si bien los dos principales procesos de migración masiva de las Islas Canarias parecen semejantes, una visión mas precisa revela diferentes configuraciones estructurales. Los factores económicos fueron de primordial importancia en el proceso migratorio, pero también la ideología le dio ímpetu. En los años de guerra llegaron a su mayoría de edad numerosos jóvenes que halla-ban poco futuro en las tradicionales labores del campo. Los relatos orales atestiguan la naturaleza atrasada y limitante de la agricultura y los sen-timientos de frustración e impotencia ante la precariedad de la situación. Estos sentimientos eran reforzados por una jeraquía social dentro de la cual el control político del ayuntamiento y organismos civiles estaban en manos de los grandes terratenientes. La ideología de la migración -la tradición migratoria- hizo que los canarios vieran en Venezuela su salvación y perspectiva de una mejor vida. "Todo el mundo tenía la inqdietx! de ~igrar,d e pr&z !e qlie ~trr?hs~ !$an experilrrientadn", como expresara acertademente un informante. En realidad, los emigrantes te-nían pocas nociones concretas sobre Venezuela, pero habían valorado las oportunidades de trabajar. La migración constituía el camino hacia el éxito, y las esperanzas e ilusiones de cada uno les darían el impulso motivador. Los emigrantes hacia Venezüe!:, e:m h~mkre;S venes, se!teres O recién casados, que se trasladaban solos. La mayoría, de origen rural, tenía poca preparación formal y escasa experiencia de trabajo fuera de Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 953 la empresa agrícola familiar. El objetivo de la emigración de manera sucesiva era aligerar la carga de la empresa familiar y distanciar por un período de algunos años, la pérdida de manos para la siembra. Se acos-tumbraba que los hijos mayores partieran primero para ayudar a los familiares menores en la interminable cadena migratoria. La duración de la ausencia y las intenciones eran indefinidos; la idea general consistía en permanecer breves años en Venezuela, reunir una suma no especifi-cada y eventualmente regresar a la patria. El isleño emigraba solo, pero su acción ocurría dentro de un con-texto familiar. La familia servía como unidad de recursos múltiples y en el feliz desenlace del proceso migratorio, su papel como proveedora de información, asistencia económica y apoyo emocional fueron de crucial importancia. Los familiares del emigrante les suministraban an-tes de partir invalorable información sobre la situación venezolana, los íiüe Yivbri en America en"iaban ia ir,dispeiisabie de llama&*", miendo el patronazgo del recién llegado, y con frecuencia suministra-ban el precio del pasaje que permitiera la salida del viajero una vez que sus papeles cumplían con lo exigido. La migración dentro de una mis-ma familia se efectuaba siempre dentro de un orden secuencial, porque cada individuo contaba con los parientes que le habían precedido para faciiitarie ei proceso. La migración conforme a este patron concatenado permitía a cada migrante una efectiva utilización de los recursos farni-liares unitarios, tan necesarios ante la carencia casi total de organiza-ción benéfica. Los primeros años de permanencia en el país receptor de un emi-grante se caracterizaban por numerosos y frecuentes cambios en los tra-bajos, las asociaciones laborales y los lugares de residencia. Durante todo este período de adaptación el apoyo de los paisanos era decisivo. En relación con el mercado de trabajo, la intención original del gobierno venezolano de poblar el campo con laboriosos agricultores no pudo rea-lizarse. El objectivo de muchos emigrantes con antecedentes de peque-ños propietarios! era dejar atrás la empresa agrícola y trasladarse direc-tamente .a las ciudades. Una vez en Venezuela, la ayuda de los parientes y los paisanos resultó indispensable. Los recién llegados pronto halla-ron empleos. a través de los contactos efectuados desde las islas, y a menudo fueron contratados por emigrantes ya establecidos. Eran empleos correspondientes al sector informal, que suplían las necesidades de ser-v i c i~rd e diverríi indn!e 2 iim creciente ph!xiSn ~ d x ~ nH2 .e y er? dia, es muy conocido el espíritu independiente de los isleños canarios que tiene sus raíces en el crecimiento de industrias de servicios prácticamente desconocidos antes de su llegada. Los mercados de frutas y vegetales al 954 Luisa Margolies de Gasparini por mayor, la distribución de leche, agua embotellada, combustible, hielo y bebidas gaseosas, y mudanzas constituyen algunos de los servicios iniciados por los canarios a su llegada al país, y continúan predominan-temente en sus manos. Otros se sintieron atraídos hacia el área de co-mercio en pequeña escala y abrieron bares, restaurantes, abastos, frute-rías, talleres mecánicos, etc. Para la obtención de la vivienda, los inmigrantes también se apoyaban en sus contactos sociales. La práctica usual consistía en permanecer con los parientes al principo y mudarse luego a un hospedaje o residencia común regentada por compatriotas. En respuesta a las necesidades de los inmigrantes isleños apareció la ranchería o vivienda colectiva que ofrecía un acomodo de bajo costo en el cual los jóvenes podían alojarse y cocinar juntos. En muchos sen- ,, - tidos, la ranchería llenaba las funciones de la comunidad hogareña y E de la familia ausente para los jóvenes recién llegados. O ivíás acieianre, a medida que ia situacih de uabaJü y vivienda se n - =m estabilizaban, los inmigrantes comenzaban a mandar remesas a los miem- O E bros de la familia que se quedaron en las islas. El ahorro de capital y E 2 las remesas jugaron un importante papel en la determinación del tiempo =E de permanencia del migrante en su nuevo país. Cada uno de ellos guar-daba un mapa cognoscitivo de sus metas generales en cuanto al monto 3 de capital por ahorrar y el uso de sus remesas. Por ejemplo, la máxima - - 0 prioridad para el hombre casado consistía en mejorar su casa o construir m E una nueva en su lugar de origen. Objetivos importantes eran también O la inversión en adquisición de tierra, mejoras agrícolas, y el cuidado de n los familiares dependientes. Todos 10s aquí presentes están familiariza- -£ dos con el particular estilo de los modernos chalets que proliferaron en a Canarias en los últimos años de las décadas del 50, así como la difun- 2 n dida adaptación de la tecnología de riego, dos innovaciones que se ba- o saban totalmente en la administración de las remesas. Con una tasa de 3 cambio favorable y estable que permitiera a los emigrantes amasar una O "fortuna" en términos de las Islas Canarias, era relativamente fácil al-canzar las metas iniciales. El período de prueba vagamente definido que se anticipaba al llegar, se extendía indeterminadamente, y los planes se revaloraban de modo continuo. De esta manera, surgían nuevos retos ba-sados en consideraciones pragmáticas y la permanencia inicial se pro-longaba repetidamente, hasta llegar a un estado de facto de residencia permanente en el país. Aunque u!guncs ~,mig:~nt-!.~! ~ a-~-a-h-a 2n ve^^^^& rn-a-r a niinrn r q p - sar a su patria, la mayoría de los isleños conformaba un patrón de mi-gración extendida, circular, de visitas periódicas a lo largo de varios años a la tierra de origen. Era práctica común de los inmigrantes, asentarse Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 955 en Venezuela, acumular ahorros y al cabo de pocos años volver a las Islas en visita prolongada. La intención del indiano era realizar un regre-so notable, cargado de regalos del nuevo mundo y dotado de un in-confundible aire de éxito y prosperidad. Para los solteros, en gran demanda por su experiencia mundana, esta era la oportunidad para en-contrar una esposa, mientras los casados reconfirmaban los lazos con-yugales. Después de gastados los ahorros, a cambio de inversiones y gastos de manutención, el emigrante regresaba a Venezuela a comenzar de nuevo. Patrones como éste podían durar hasta veinte años y aún representar una rutina establecida aceptable a toda la familia. El tiempo de permanencia en Venezuela parece tener correlación directa con el ciclo de desarrollo del núcleo familiar. La esposa estaba obligada a manejar los bienes de la familia y esperar estoicamente los retornos pocos frecuentes del marido. Teniendo siempre presente el bien-estar económico de la familia nuclear. fortalecida por los contactos a través de una viva correspondecia, la unidad de los miembros se con-servaba intacta a pesar de la separación física. Eventualmente, sin em-bargo, su supervivencia podría depender de la reunión con el jefe de la casa a cualquier lado del Atlántico. La prolongada separación y el debi-litamiento del interés a veces ocasionaban rompimientos, pero en líneas generales, la estructura familiar era asombrosamente resistente. El de-seo de congregar a la familia influía considerablemente tanto en el pro-ceso de la migración de regreso como en la migración permanente. Cualesquiera que fueron sus bienes y dondequiera que estuvieran ubi-cados, los emigrantes que mantenían a sus familias en las islas estaban destinados a regresar algún día, mientras aquéllos que llamaban a los suyos y criaban a sus hijos en Venezuela, alcanzaban gradualmente la integración, fortaleciendo su compromiso con el país receptor. Todo proceso migratorio genera no sólo una comente migratoria, sino también una contracorriente; la migración de regreso constituye un aspecto integral y normal de las historias de migración, pero la tasa de ocurrencia obedece a factores que sobrepasan el ámbito de los rnigrantes :..A:.,:A..,.I-,. A 1 - 1 ---- ~ - 1 ~AZ---A- ,. ~ - i - - ~ n - . ~ n > - --.- ~uu~v~uuaA~ E~;u~ l.a lgu UG l a u~C ;uua> uc IUS a ~u~> y IU ut; CSLC siglo, Venezuela experimentó una tasa inigualada de crecimiento eco-nómico, poseía una moneda fuerte y estable, además del máximo nivel de ingresos per capita en el continente. La historia de la migración pro-cedente de las Islas Canarias había entrado en una fase de madurez. Detrás de la pequeña y continua contracomente, parecían estar las fuer-zas impuisoras de las consideraciones famiiiares y ia vaioración perso-nal de las oportunidades vitales de cada uno; no obstante, para la am-plia mayoría de los canarios en Venezuela, esta era su segunda patria, 956 Luisa Margolies de Gasparini que les permitía plasmar sus ambiciones individuales mediante oportu-nidades nunca antes disfrutadas. Los isleños canarios de Venezuela son grandes admiradores del país, han echado raíces en un feliz proceso de integración, y están algo apartados de los acontecimientos cotidianos de las Islas. Sin embargo, los recientes descalabros de la economía ve-nezolana a partir de comienzos de los años 80, con la crisis de la deu-da, la subsiguiente devaluación de la moneda y la escalada de violen-cia insensata, saqueo, e inflación masiva en los últimos meses, nos han demostrado que la noción de migración permanente sólo pueden mirar-se en sentido retrospectivo y los recientes acontecimientos prueban que la migración sigue siendo una respuesta pragmática a condiciones cam-biantes. A pesar del tiempo que los canarios han vivido en Venezuela y de su grado de integración que incluye la nacionalización, la crianza de hijos wn em! a n ~y~ !a aciimi'!aciSn de bienes en el p i s i las posibilidades de regreso están siempre presentes. En última instancia, el inmigrante ca-nario nunca olvida su tierna nativa, y cuando las condiciones externas se vuelven incómodas, se reactiva la idea de la migración. La migra-ción de regreso es percibida como solución inmediata a una crisis na-cional que sólo podrá resolverse a largo plazo. Entre 1987 y 1989, úni-camente, el número de isleños que regresaron a su país de origen con el status de "emigrante de regreso" se triplicó (Expósito 1990), y si tomamos en consideración a aquellas personas en Venezuela que tienen listos sus documentos en previsión de un posible retorno, estamos indu-dablemente en previsión de una nueva y fuerte tendencia migratoria. Aún cuando la situación se ha transformado drásticamente en el país anfi-trión, la contracorriente en ascenso no sería posible si las circunstancias en las Islas Canarias no hubieran evolucionado. La economía del archi-piélago ha experimentado un progreso ininterrumpido a consecuencia de la industria del turismo. Por lo demás, la consciencia política del papel vital desempeñado por los emigrantes en el apuntalamiento de la eco-nomía de postguerra, se expresa en la implementación de proyectos y programas para ios emigrantes que regresan. Pero a pesar del apoyo oficial ofrecido durante las diversas etapas de adaptación y reintegración, en beneficio de aquéllos que vuelven, la fase actual es compleja. Los recién llegados deberán recuperar gradualmente su identidad canaria mediante la obtención de documentación adecuada, empleos, vivienda y renovación de las relaciones personales y los lazos comunitarios. Toda una vida en venezueia creó aiianzas confiictivas, y ei proceso de re-adaptación suele ser más difícil que la partida original, estimulada por las esperanzas e ilusiones de la juventud y de lo desconocido. Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 957 Al examinar las diferentes tendencias y los patrones que conforman la historia de la migración entre las Islas Canarias y Venezuela, vemos claramente que para comprender su naturaleza dinámica, no debemos caer en la trampa del simple "empuje" y "hale," ni teorizar calificando de fuerzas causales los motivos personales de los migrantes individuales. Los flujos y reflujos del sistema global constituyen los factores necesa-rios que dirigen el curso de las tendencias migratorias, y debemos te-nerlos siempre en cuenta al hacer el análisis de las causas y consecuen-cias de los movimientos poblacionales. Luisa Margolies de Gasparini BIBLIOGRAF~A m ÁLVAREZM, . (1980): Estructura social de Canarias 1. Desarticulación y de- O p ~ n d ~ n r i acl,a ves de la formación social canaria. Las Palmas de Gran Ca- n - naria, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja Insular de m O Ahorros de Gran Canaria (CIES). E BERGLUND-THOMPSSO.N (,1 980): The «Musiuesw in Venezuela: Immigration 2 E Goals and Reality, 1936-1961. University of Massachusetts. BETANCOURRT., (1967): Venezuela, política y petróleo. Caracas, Editorial Sen- 3 deros. - BRITOF IGUEROAF,. (1974): Historia económica y social de Venezuela. Tomo 0 m 1. Caracas, Universidad Central de Venezuela. CABECASM ORO,0 . (1980): «Emigración española a Iberoamérica. Evolución O histórica y características sociológicas». Migraciones Latinas y formación n de la nación Latinoaméricana. Caracas, Universidad Simón Bolívar. Insti- -E tuto de Altos Estudios de América Latina. a CASTILLOL ARA,L . G. (1983): La aventura fundacional de los Isleños. n Panaquire y Juan Francisco de León. Caracas, Biblioteca de la Academia n Nacional de la Historia. 3 CHEN, C.-Y. (1975): «Distribución espacial de la población venezolana. Diag- O nóstico y perspectiva». América Latina: Distribución Espacial de la Pobla-ción. Ed. R. Cardona. Bogotá, Corporación Centro Regional de Población. 195-287. CHEN,C .-Y., Michel PICOUETy José 1. URQUIJOS, . J. (1983): «Los movimien-tos migratorios internacionales en Venezuela: Políticas y Realidades». Migra-ciones Latinas y Formación de la Nación Latinoaméricana. Caracas, Univer-sidad Simón Bolívar, Instituto de Altos Estudios de América Latina. 33-70. EXP~SITOR., (1990): Entrevista en Dirección General del Instituto Español de Emigración, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Santa Cruz de Tenerife. LEE, E. S. (1969): «A Theory of Migration~. Migration. Ed. J. A. Jackson. Cambridge, Cambridge University Press. 282-297. Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 959 LEEDS, A. (1978): Rural Proposal for a Research Project, Portuguese and Portuguese-French. Labor Migration. LYNCH, J. (1987): dnmigrantes canarios en Venezuela (1700-1800): entre la élite y las masas)). Montalban (Caracas) 19: 215-229. MARGOLIESL, . (1978): «Rural-Urban Migration and Urbanization in Latin America». Current Antrhropology 19(1): MEDINAE, . (1874a): Emigración a Caracas (Ms.). Santa Cruz de Tenerife. MEDINA, E. (1874b): Vindicación de la hoja, Emigración a Caracas (Ms.). Santa Cruz de Tenerife. MORNER, M. (1985): Adventurers and Proletarians. The Story of Migrants in Latin America. Paris, UNESCO and University of Pittsburgh Press. SULLIVANW, . M. (1976): «Situación económica y política durante el periodo de Juan Vicente Gómez. 1908-1935). Política y Economía en Venezuela. 1801-1976. Caracas, Ediciones de la Fundación John Boulton. 249-271. UZZELL, D. (1976). «Ethnography of Migration: Breaking out of the BiPolar Mythn. New Approaches to the Study of Migrntion Ed D G. a. D. UZZP!!. Rice University Studies. 45-54. VERACOECHEEA. ,T . d. (1986): El proceso de la inmigración en Venezuela. Ca-racas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. WIEST, R. (1979). «Anthropological Perspectives on Retum Migration: A Cntical Commentary). The Antropology of Return Migration. Ed. R. E. Rhoades. University of Oklahoma, Papers in Anthropology. WOLF, E. a E. C. H. (1972): The Human Condition in Latin America. New York, Oxford University Press.
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Incidencias económicas venezolanas en el proceso migratorio canario de la postguerra |
Autor principal | Hernández Torres, Santiago ; Morales Matos, Guillermo |
Publicación fuente | XII Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 12. Tomo 1 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1996 |
Páginas | P. 938-959 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 1227085 Bytes |
Texto | INCIDENCIAS ECONÓMICAS VENEZOLANAS EN EL PROCESO MIGRATORIO CANARIO DE LA POSTGUERRA En el éxodo masivo de emigrantes europeos hacia el Nuevo Mun-do, característico de los movimientos poblacionales de gran parte del siglo pasado, Venezuela estuvo casi totalmente excluída. Entre 1824 y 1924 Norteamérica recibió unos 36 millones de inrnigrantes, mientras Argentina y Brasil acogieron a alrededor del 90 por ciento de los 11 mi!!enfi & personas d&na&s 2 América Latina (Mnmer 1985: 47); en contraste, a Venezuela vinieron menos de 50.000 personas, una cifra insignificante. Para 1873, en la mitad de este siglo de masiva emigra-ción, Venezuela albergaba 29.000 inmigrantes que representaban un mero 1,7 por ciento de su población total. A decir verdad, el porcentaje de extranjeros en Venezuela había variado muy poco desde el final de la pasada centuria, cuando los inmigrantes (blancos no criollos) constituían el 1,3 por ciento de una población inferior a un millón (Chen et. al. 1983: 47-48). En el curso del gran éxodo español entre 1895 y 1914, cuando 2.281.569 personas partieron hacia Latinoamérica, Argentina y Cuba constituían países receptores de más del 80 por ciento de los emigran-tes; Brasil, Uruguay, Chile y México, respectivamente, recibieron con-tingentes cada vez menores de emigrantes, mientras Venezuela estaba prácticamente fuera de este grupo, pues acusaba menos del uno por cien-to de la población emigrante (Cabezas Moro 1983:144-149). Fue sólo en fecha avanzada del presente siglo, mientras el resto de América La-tina cerraba sus puertas a los influ!os masivos de población mediante políticas restrictivas, cuando Venezuela experimentó el impacto de la emigración en gran escala de españoles y canarios. 940 Luisa Margolies de Gasparini La presencia de población canaria en Venezuela se hizo palpable desde la época de la conquista. A través de los siglos dieciseis y dieci-siete los canarios jugaron un importante papel en la colonización de la nueva provincia. Familias originarias del archipiélago fueron fundado-ras y pobladoras de numerosos pueblos y caseríos, y se dedicaron al cultivo de la tierra. Según informa Castillo Lara, "ese flujo de gente isleña a las tierras venezolanas, que se había venido sucediendo sin or-den ni concierto en los tiempos azarosos de la Conquista, toma un ma-yor incremento en las décadas finales del siglo xvrr y primeras del si-guiente. En ellos tuvieron ciertas influencias las medidas oficiales, que tendían a acelerar la colonización de una provincia hasta entonces poco pobiada en su vasta geografía" (i983: 22j. La Corona estipuiaba que cada familiar debería traer sus propias herramientos agrícolas al nuevo mun-do, y que recibía a cambio cierta porción de tierra laborable (Borges 1963: 130). A mediados del siglo dieciocho los isleños canarios se ha-llaban concentrados en el fértil valle central de Caracas, aunque disemi-nados también en toda la Provincia (Castillo Lara 1983: 11). En el transcurso del siglo dieciocho nuevos contingentes de inmi-grantes de las Canarias, confrontados con una aristocracia terrateniente local que controlaba las mejores tierras en sus grandes estancias agríco-las, abandonaron la agricultura y fueron arrastrados hacia el campo del comercio minorista. Al decir de Lynch, en un estudio sobre los inrnigran-tes canarios del siglo dieciocho, éstos pusieron en juego su iniciativa y astucia para los negocios, logrando dominar las importantes rutas comer-ciales que comunicaban los Llanos interiores con la costa (1987: 221). Pero no obstante su participación en esta actividad comercial, esta co-munidad no alcanzó una alta posición social dentro de la sociedad colo-nial. En el primer nivel estaban los peninsulares, que monopolizaban en comercio ;raíis,&!án;ico, y 1 ..--,. 1- "1:'- n..:,.ll- '--A' /.....A -:-..--- I U G ~ U la GULG u&uua iuLai cuya iiyur;&a Se basaba en la propiedad de la tierra. El tercer lugar lo ocupaban los ca-narios que conformaban una masa indiscriminada entre los otros blan-cos y las castas pardas (Lynch 1987: 217-218), y constituían una clase que podríamos llamar de burguesa. El comienzo del siglo diecinueve trajo nuevas oleadas de emigra-ción de las lslas Canarias. En los años de la consolidación de la nueva república, a partir de 1830, el congreso de Venezuela dictó una serie de decretos destinados a fomentar la inmigración ultramarina, con privile-gios especiales para los nativos de las Canarias. Estos tenían reputación Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 94 1 de trabajadores honestos e industriosos, y por ellos se les ofrecía ali-cientes atractivos como extensiones ilimitadas de tierra con títulos de propiedad debidamente documentados, exoneración de impuestos por espacio de diez años, nacionalización con goce de plenos derechos, gastos de traslado, etc. (Veracoechea 1986: 67-75). Estas primeras medidas inrnigratorias fueron incialmente efectivas; sólamente en los años de 1831 a 1833 entraron a Venezuela más de 10.000 inmigrantes, de los cuales la gran mayoría, unas 8.000 personas, procedían de las Islas Canarias (Lynch 1987: 228). Sin embargo, el flujo inmigratorio no tuvo suficiente tiempo para consolidarse por causa de la Guerra Federal librada entre 1850 y 1863. Las condiciones del país eran caóticas, y en el exterior se tenía una visión adversa de Venezuela. Veracoechea observa que "algunos canarios ha-bían muerto debido a la guerra, lo cual creó serios conflictos interna-cionales, produciéndose un clima muy tenso en el extranjero. Serias criticas recaían sobre Venezuela, y la Corte de Madrid reclamó dura-mente la muerte de canarios y la pérdida de bienes de españoles (1986: 103)". El advenimiento de Antonio Guzmán Blanco en 1870, determinó la forni_ulacicín de una política inmiyratoria consistente. El Decreto N.O 4: promulgado en 1875, creó la primera agencia mundial de inmigración, estableció una serie de reglamentos y condiciones para el ingreso de . extranjeros y promovió la formación de colonias agrícolas. El fracaso de estas colonias se debió a diversos factores. En general, la inestabili-dad de la situación política aún perduraba, y además, la política de Guzmán Blanco se sustentaba en un modelo utópico errado según el cual los criollos y los extranjeros se fundirían armoniosamente a través del mestizaje (Veracoechea 1986: 101-1 10). Por lo demás, al otro lado del océano se había producido un certero rebote en respuesta al decreto de Guzmán Blanco de 1874, y algunos intelectuales canarios se pusieron de acuerdo en un intento de desalen-tar la emigración hacia Venezuela. Advertían repetidamente en Ilama-dos públicos a sus paisanos que estaban mal informados acerca de la naturaleza de la emigración hacia Caracas; que no debían dejarse enga-ñar por un presidente en cuyas venas corría sangre isleña, ni debían ser arrastrados por la generosidad de las condiciones ofrecidas, como el transporte gratis, entre otras cosas (Medina 1874a. 1874b). En uno de tales llamados se decía: "Es Caracas, o mejor dicho Venezuela, la Re-pública mas agitada en la actualidad de cuantas hay en América ... Se ha inaugurado en Caracas un período de terror y de muerte y con la muerte y el terror, se ha conseguido poner aquella República bajo un 942 Luisa Margolies de Gasparini pié de paz aparente. Como se comprende, esta paz que, según dicen, ha costado la vida de muchos miles, no puede ser duradera, máxima en un pais en que cada eleción de presidente cuesta una guerra civil ... No pue-den, pues, confiar los isleños en la protección que hoy pueda prestarles el Sr. Guzmán Blanco, porque no disfrutando este de las simpatías de ofrecer garantías estables y duraderas (Medina 1874)". Por los demás, Guzmán Blanco fue acusado de masón, impulsor de la construcción de un gran templo masónico en Caracas, dirigente de este carismático movimiento socio-religioso, considerado por muchas personas como anti-cristiano y herético. El cónsul venezolano en Tenerife trató de contra-rrestar dichas acusaciones tildándolas de calumniosas; no obstante, se exhortó a los isleños para que permanecieran a toda costa alejados de Venezuela: "El país peor de América y que actualmente presenta me-nos garantías para hacer fortuna, es Caracas. El país de América donde hnv mhc n~liornp cr 11 vidi, es c z r z ca~. .A. n t a q ~ 2e C aracas &kn ir nuestros paisanos a cualquier otro punto de América (Medina 1874)". LA ECONOMÍA VENEZOLANA: PRELUDIO A LA INMIGRACIÓN MASIVA Desafortunadamente, cuando a comienzos del presente siglo la situa-ción política interna se había establizado lo suficientemente como para permitir el libre ingreso de inmigrantes, la economía se hallaba en con-diciones precarias. La economía agraria venezolana se basaba en el monocultivo sucesivo y la exportación de productos de primera necesi-dad. Tales economías, llamadas de enclave por los antropólogos Wolf y Hansen (1972), son en última instancia, frágiles, porque están sujetas a la fluctuación del mercado mundial. Durante el período colonial, el cul-tivo del cacao predominó por más de dos siglos y era producido casi exclusivamente en la zona central del país. La guerra de independencia y la ruptura de relaciones comerciales con España en 1820 y años pos-teriores condujeron a la confiscación y el subsiguiente abandono de numerosas plantaciones de caco, así como el eventual reemplazo de este producto por el café. Sembrado incialmente en la antigua zona cacaotera, el café era, no obstante, producto ideal para el templado piedemonte, y se extendió rápidamente en los tres estados andinos, desplazando en importancia, para fines del siglo diecinueve, a la zona de las grandes haciendas centrales. El café mantuvo su posición como primer producto de exportación durante todo el siglo XIX, y hasta bien avanzada la dé-cada del 20 al 30 del siglo actual. A pesar de los ingresos fiscales sin Incidencias económicus venezolanus en el proceso ... 943 paralelo que disfrutó la joven nación durante los prósperos años de la producción cafetalera, la exportación se mantenía sujeta a las vicisitu-des del mercado internacional, generadoras de los ciclos de auge y caí-da típicos de las economías de enclave. Para el año 1903 la economía venezolana atravesaba un período se seria depresión. La nación se en-frentaba al problema de un mercado cafetalero en descenso y se vió obligada a suspender los pagos de su deuda externa, provocando el blo-queo comercial de sus costas. En palabras de Sullivan, la economía era un caos total: "No solamente había cortado el Presidente Cipriano Cas-tro las relaciones diplomáticas con Holanda, Francia, Colombia y los Estados Unidos, sino que además sus actos habían provocado tirantez con Gran Bretaña, Italia y otros países con los que comerciaba Vene-zuela. Además, una epidemia de peste bubónica plagaba al país, y los elevados impuestos de exportación aplicados al café y al cacao dificul-taban a estos productos competir en el mercado internacional. Sequías, plagas de langostas y los monopolios frenaban el desarrollo agrícola e industrial y el comercio languidecía a causa de la incertidumbre econó-mica provocada por la precaria salud de Castro" (1976: 249). La recu-peración del mercado cafetalero y la relativa establización de la econo- Vrnrzur!~c eincici,ie.cn C C ) ~12 ei~r i i r i r in& gg p!an ~ ~ ~ f i S m i c 0 -J-------- impuesto por el General Gómez al alcanzar el poder en 1909. El año 1920 fue el incio de una época crucial para Venezuela. Es-tos años marcaron el decaimiento de la economía agraria y abrieron el camino hacia cambios permanentes en los patrones demográficos de la población. La explotación de los hidrocarburos y la expansión de su industrialización después de la Primera Guerra Mundial tuvieron profun-das consecuencias sobre la Venezuela agraria. El flujo del petróleo ha-cia el exterior aumentó enormemente, mientras la exportación de bienes agrícolas descendió paulatinamente a pesar de breves períodos de recu-peración. De 1919 a 1921, debido a la contracción en la demanda mun-dial, el volúmen total de las exportaciones agrícolas declinó, en tan corto tiempo, en más del 50 por ciento (Brito Fugueroa 1974: 395). Simultá-neamente, el valor de la exportación del petróleo y sus derivados se cuadriplicó y en el curso de la década el petróleo venezolano continuó su entrada al mercado en proporciones galopantes, reemplazando defi-nitivamente al café en 1926 como principal produccto de exportación. La recesión no hizo otra cosa que agravar este proceso. Mientras el petróleo se apoderaba más y más del mercado de exportaciones en ex-pansión, conviertiendo a Venezuela en el principal exportador del mun-do, el café, enfrentado a su propia crisis interna, cayó en un colapso final a comienzos de los años 30. 944 Luisa Margolies de Gasparini Las profundas modificaciones de la economía venezolana repercu-tieron de inmediato y a largo plazo en el perfil demográfico. En aque-llos lugares donde la estructura demográfica había sido relativamente estable, la aparición de la industria petrolera determinó cambios básicos en la tasa de crecimiento natural y ocasionó una movilización interna de la población. El Estado Zulia, centro del auge petrolero, así como Cara-cas y otros centros industriales mineros y de servicio, de creciente im-portancia, se conviertieron en polos de atracción para la población rural (Chen 1975: 230-232). La recesión mundial y la consiguiente caída de valor de los productos agrícolas aceleraron aún más el flujo migratorio. En síntesis, el crecimiento de la industria petrolera fue crucial no solo en la transformación de la economía en su totalidad, sino en la reorientación de los patrones demográficos tradicionales estables del país. El vertiginoso desarrollo de la industria de los hidrocarburos necesitaba un gran sector de servicios que sólo la movilización masiva de la po-blación podía proporcionar. La expansión de la economía industrial con-dujo, en gran medida, a la consolidación del moderno estado-nación a través de la formación de una infraestructura básica y de un proceso de rápida urbanización. Con la aparición de nuevos grupos urbanos vino la demanda de más productos alimenticios, problema difícil de resolver por causa de la crisis en el .mercado de exportación agrícola y la virtual ausencia de mercados internos ocasionada por el prolongado abandono del campo. Para el año 1936 estaba claro que con una población infe-rior a 3,5 millones de habitantes, un desequilibrio demográfico provo-cado por el éxodo hacia las ciudades, así como un temtorio de escasos asentamientos, y una reducida tasa de crecimiento natural determinada por la alta mortalidad, Venezuela tendría que recurrir a la importación de inmigrantes para poder adaptarse a los requierimientos del nuevo es-tado industrial. El período de expansión industrial y urbana que caracterizó el desa-rrollo venezolano durante los años post-petroleros estableció las condi-ciones necesarias para el ingreso de grandes contingentes de inmigrantes y coincidió con el cierre de las fronteras en el resto del continente. Cuando finalizó la recesión mundial, la política inmigratoria en Latino-américa se había tomado restrictiva y10 selectiva porque las exigencias de mano de obra ya habían sido cubiertas en. años anteriores con la in- Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 945 migración masiva. Venezuela, en cambio, estaba a punto de entrar en el período de inmigración masiva que se extendió desde finales de la Seguna Guerra Mundial hasta bien entrados los años 60. No obstante el intervalo de tiempo transcurrido, los objetivos de la Venezuela del siglo veinte no se diferenciaban de aquéllos de los países del cono sur; reclu-tar trabajadores y poblar el territorio, modernizar la nacion mediante un esfuerzo concertado por "traer Europa a América (Berglund 1980: 10)". La inmigración europea fue activamente solicitada. A pesar de los argumentos ideológicos que sustentaban la necesidad y los beneficios de la importación de mano de obra permanente, antes de la Segunda Gue-rra Mundial, la inmigración se caracterizó mayormente por su esponta-neidad y su condición esporádica. El General Gómez propició un pro-ceso selectivo y firme en los años 30, y mostró su preferencia por los laboriosos isleños sobre todos los demás (Veracoechea 1986: 217). Sin embargo, la población crecía lentamente y fue sólo cuando el General López Contreras sucesor del General Gómez, asumió la presidencia en 1936, que el rápido incremento de la población comenzó a reflejar un creciente influjo de los extranjeros. Más del 90 por ciento de los inmigrantes provenían de la Europa meridional y en la época dorada de la inmigración masiva (1848- 1954) hubo un ingreso con promedio anual de 30.000 personas (Che et. al.: 1983: 48). Entre 1941 y 1950, la po-blación de origen extranjero tuvo un aumento de 153.077 personas, y esta tendencia continuó a medida que se aceleraba el ritmo del proceso inmigratorio. Entre 1950 y 1961 ingresaron al país otros 332.833 inmigrantes, y el grupo foráneo alcanzó un volumen de más de medio millón (Chen 1975: 226-227). Este conglomerado constitutuía el 7.3 por ciento de toda la población venezolana, cifra que según los demógrafos del país ocupa virtualmente el primer lugar en la historia de la inmigra-ción. Para 1961 el segmento de origen español representaba más del 30 por ciento de la población extranjera y constituía el grupo de más ace-lerado crecimiento (Che et. al.: 1983: 50). La prGmU!gaciSíi de la Ley de Iíiíi;igiac.Sli y Coloíiizacjóíi de 1936 instituyó los términos de la inmigración masiva. Esta ley, elaborada conforme a previas leyes de inmigración y en conjunción con la Ley de Extranjeros, sentó las bases legales de la moderna política inmigratoria (Berglund 1980: 42-44). Pero los lineamientos específicos variaron al pasar los años, a tono con la relativa amplitud de criterios de cada régi-men presicienciai y en reflejo cie ias cambiantes necesiciacies y conciicio- - nes del país. Por ejemplo, la política inmigratoria en las postrimerías de los años 40 y 50 se orientó primordialmente hacia el sector agrícola. Los inmigrantes de las Islas Canarias entraron a Venezuela con el status 946 Luisa Margolies de Gasparini oficial de "emigrante" y fueron destinados a colonias agrarias salvo los casos en que tuvieron de antemano un patrono que los empleara. A mediados de los años 50, sin embargo, como resultado de la política de puertas abiertas de Pérez Jiménez, los inmigrantes entraron fácilmente al país con visas provisionales que rutinariamente se convertían en per-manentes luego de un año de residencia. En realidad Pérez Jiménez había ordenado a su Director de Extranjería que abriera las puertas de Vene-zuela a cualquier europeo "que reunía las condiciones convenientes a su juicio (Veracoechea 1986: 275)". Pero despues de la caída de Pérez Jiménez en 1958, las normas se restringieron y se exigió para el ingre-so al país el respaldo de un familiar inmediato mediante una "carta de llamada". A pesar de estas variantes, los inmigrantes por lo general ,, - pudieron llenar con relativa facilidad los requisitos de ingreso. Las con- E versaciones con los informantes revelan que siempre había una forma O de sosiayar ias regias para quienes esiaban decididos a emigrar a Vciie- --- m zuela. O E Un aspecto fundamental de la moderna política inmigratoria fue el E 2 énfasis en el "mejoramiento" de la población venezolana a través del -E proceso de mestizaje. Se creía erróneamente que una infusión de sangre de blancos europeos produciría una raza mejor a lo original. Tales no- 3 ciones sobre raza y mestizaje habían sido heredadas de las leyes de in- - - 0 migración del siglo diecinueve que aplicaban criterios biológicos en m - forma unilineal y evolucionista. Los juicios en cuanto a razas en los años O 50 de este siglo eran conceptos de orden social y no biológico, y se - basaban en el interés por mejorar la "moral" y la capacidad "intelec- -E tual" de la población criolla. Los más destacados dirigentes del momento a parecían actuar bajo la fuerte presión de una economía agrícola estan- -2- cada y una población campesina en su mayoría, incapacitada para en- - frentarse a las exigencias de una economía industrial en proceso de 3 expansión. Uslar Pietri, Ministro de Educación de López Contreras O (1936-1941), hablaba de traer la "civilización" a un país que adolecía de .E-. ecnn~miaa trasada y de u n pueblo indolente y mestizo (Berglund 1980: 27-28). Rómulo Gallegos, primer presidente de Venezuela electo democráticamente (1947-1948), consideraba que la sangre extranjera era ingrediente indispensable para "fortalecer el deficiente material humano con que hoy contamos para la magna empresa del engradecimiento na-cional, que ha de ser la nota de la política de nuestro partido (citado poi Cheíi rt. o!. 1383: 43)". A pPtr de !a !!egadu de R6ms!~ Retmc~u! a la presidencia en 1959 estos criterios socio-raciales aplicados a la in-migración comenzaron a expresarse en términos puramente socioeconó-micos. Betancourt rechazaba la noción de que los europeos eran Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 947 inherentemente superiores a la población criolla venezolana: "no nos interesábamos en eso que se ha dado en llamar civilización de trasplan-te ... nos preocupábamos por lo contrario, en acriollar al inmigrante, incorporándolo al suelo nacional y a nuestro mundo en formación (1967: 527)". Una inmigración a gran escala de trabajadores sanos y saluda-bles sería el antídoto para una nación empeñada en la difícil tarea de sembrar su petróleo. Los contingentes provenientes de las Islas Cana-rias, descendientes de un pueblo conocido desde tiempos remotos por su naturaleza laboriosa, se avenían perfectamente a los requerimientos de Venezuela. Antes de exponer los resultados parciales de mi investigación sobre la emigración de los isleños canarios a Venezuela, desearía mencionar los aspectos teóricos y metodológicos de este trabajo antropológico. Hasta ahora; ha habido tres enfoques teóricos básicos en el estudio de la diná-mica de distribución de la migración o la población: primero, el mode-lo funcionalista de equilibrio que percibe la migración como instrumen-to para restaurar los desequilibrios demográficos y económicos entre países menos desarrollados y mas desarrollados mediante el flujo mi-gratorio de nación a nación; en segundo lugar, el modelo psicológico, centrado en el individuo, que otorga importancia fundamental a los mo-vimientos y los motivos de los migrantes individuales; y tercero, el modelo histórico-cultural que se basa en factores de macro-nivel y ana-liza las articulaciones estructurales entre los países que envían y los que reciben (Wiest 1979: 180-183). Los actuales estudios sobre la migración han utilizado generalmente los dos primeros enfoques y tienden a ser ahistóricos y estáticos, con una conceptualización del proceso migrato- ;io como simp!e tidado de ün hgai o de ün pais a om. Estos meto-dos no han tratado adecuadamente las complejidades del fenómeno en cuestión. No sólo se trata de que aún no estamos seguros en cuanto a la definición de migración; sucede que los factores relativos a sus as-pectos espaciales-temporales son aparentemente infinitos. Como factores impulsores, el sociólogo Everett S. Lee menciona: el iugar de origen, dei destino, diversos elementos infiuyentes, y ios fac-tores personales (1969: 185). Como variables adicionales, podrían aña-dirse también las de inmediato y largo plazo, asímismo circunstancias esporádicas y crónicas. Todas estas consideraciones no sólo afectan el 948 Luisa Margolies de Gasparini volumen y la tasa de emigración, sino los tipos de patrones que se de-sarrollan en el proceso migratorio. Los derivados de estos factores con-figuran una diversidad de migraciones: permanentes o temporales, paso a paso o cíclicas, rural-urbana, internas, a través de fronteras, e interna-cionales. En el caso de las Islas Canarias, podemos referirnos a la mi-gración interinsular como patrón secundario del movimiento principal, el transatlántico. Por lo demás, los factores causales pueden ser analizados en diferentes perspectivas o niveles: personal o idiosincrásico, regional, nacional, intercontinental, etc. Del mismo modo puede categorizarse la migración por tipos: voluntaria, involuntaria, política, de refugiados, por catástrofes, razones laborales, etc. Procedentes únicamente de las Islas Canarias hay, cuando menos, dos tipos principales de migración contem-poránea: la laboral y la política. Por último, podemos enfocar a los migrantes mismos, bien como individuos, con biografías personales o como aci'nerentes ae características específicas compartidas, definiiorias del migrante típico. Dada la complejidad de estas configuraciones, el único enfoque teó-rico adecuado de la migración es el histórico-estructura1 (Margolies 1979). Surge entonces el problema teórico, sorprendentemente sencillo: conceptualizar el espacio dentro del cual se mueven las poblaciones; no obstante, la tarea es enorme, por la dificultad de articular los diver-sos niveles de análisis, ya sean temporales o espaciales. Hasta la fecha no hemos podido librarnos del "modelo bipolar", polarizando arbitraria-mente el espacio mediante un examen de la migración desde el punto de vista del país emisor o del país receptor y hemos clasificado los fac-tores migratorios como de simple "empuje" y "hale" (Uzzell 1976). Este modelo tiende a ser ahistórico y oscurece la naturaleza dinámica del proceso. El acto de migrar constituye sencillamente un indicador de cambios macroscópicos en un campo social global que afecta las corre-laciones conductuales a un determinado nivel de grupos con diferencia-ciones en el tiempo (Margolies 1976). En sus intentos por abordar el problema de la conceptualización, al-gunos antropólogos han eliminado al individuo con fines heurísticos. Al establecer una teoría de interacción regional, la migración no es vista como si los individuos se trasladaron de un punto a otro sino como la movilización y el intercambio de información de diferentes tipos de bie-nes y recursos (Leeds 1978). En mi trabajo, considero que el migrante individüal es iiiip~itaiite como persona cun üna his?~:iü vital especia!, pero no constituye per se la clave en el proceso migratorio. El acto in-dividual de migrar es sólo el punto de partida para el estudio del proce-so; la migración individual es una estrategía cuyo término depende de Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 949 acontecimientos estructurales subyacentes. Por consiguiente, "el hambre," "la hambnina", "la sequía", y otras variables no explican suficientemente el movimiento migratorio si tomamos en consideración el contexto glo-bal que debe ser nuestra unidad de análisis. La migración desde las Is-las Canarias hacia Venezuela no es el simple estudio del viaje del equis número de personas de las Islas Canarias a Venezuela en equis fecha. Tampoco puede ser explicado recumendo exclusivamente al enfoque de la demografía, la política y la economía de las Canarias. Para poder comprender la dinámica de este proceso migratorio en particular, debe-mos concebir un sistema global que encierra tanto a Venezuela como a las Islas Canarias, y ha sido el resultado de contínuas y diferentes co-rrientes y contracomentes migratorias que fluyen en ambas direcciones; dichos movimientos no son de índole solamente poblacional, sino que constituyen relaciones de intercambio y redes sociales que enlazan a todo e! sistem ~ i g r a tmiN~ .G U ebemm ! imi t a~osa! examen de !a coheíen-cia interna del sistema, sino ver tambien sus contradicciones, porque el proceso se halla en permanente estado de transformación. La historia de la emigración canaria a Venezuela comenzó con la partida masiva de isleños hacia este país y continúa desarrollándose y cambiando en res-puesta a factores y acontecimientos de macro-nivel. Consecuencia de los diversos eslabones que integran el sistema, el proceso de emigración tiene su dinámica interna independiente de los individuos que intervienen en el proceso. Los problemas metodológicos al estudiar la migración como siste-ma dinámico son onerosos, porque nos hallamos frente a un panorama ilimitado que debe ser delineado artificialmente para los fines de la in-vestigación. La cuantificación de los migrante~ conforme a patrones espacio-temporales es apenas el primer paso, ya que los migrantes en si son simplemente los protagonistas visibles del proceso subyacente. En el tiempo, la emigración canaria a Venezuela puede dividirse en dos precisas fases históricas, y espacialmente, debemos enfrentarnos a las diferentes variables que ligan a Venezuela con las Islas Canarias dentro de un orden mundial que se amplía cada vez más. En un esfuerzo por romper con el método bipolar y estático, mi diseño investigativo incluye trabajo de campo antropológico en las Isas Canarias y en Vene-zuela, como herramienta metodológica fundamental. Aunque analizamos un solo sistema procesal, el trabajo de campo envuelve en realidad dos proyectos, uno en el país de origen de los migrantes, y otro en el país de su destino. El proyecto requiere el conocimiento de dos países y dos culturas, y el trabajo de campo realizado en dos continentes exi-ge tiempo de dedicación y gastos. Y a semejanza de las personas suje- 950 Luisa Margolies de Gasparini tas a estudio, de pronto uno se halla moviéndose como un vendaval de aquí para allá en un esfuerzo por enlazar las conexiones del sistema. Es probable que estas consideraciones hayan influido en el pasado para desanimar a los antropólogos en la tarea de enfrentar en correcta forma dinámica este tipo de estudio de la migración. El esquema de mi investigación consistió en unas prolongadas sesiónes de campo en las Islas Canarias donde sostuve entrevistas estructuradas con una muestra escogida de emigrantes que han regresa-do. Recogí datos acerca de la migración individual, asi como historias ocupacionales, antecedentes familiares, genealogías, adaptación y vida en Venezuela, razones del retorno y también readaptación y vida en las islas; en la actualidad está por terminarse un conjunto similar de entre-vistas en diferentes regiones de Venezuela. He trabajado igualmente con informantes claves en ambos países a fin de recoger información sobre determinadas facetas del proceso migratorio. También he reunido datos estadísticos y cuantitativos a través de análisis de fuentes en los institu-tos de migración de ambos países, con el fin de examinar los aspectos más recientes de la migración de retorno. Para poder obtener informa-ción cuantitativa verificable, he desarrollado un método genealógico que me permite delinear los movimientos intergeneraciones de miembros de grandes parentelas dispersas a ambos lados del Atlántico, y establecer sus patrones de migración en cuanto a destino, ritmo y volumen. El pro-pósito que me ha animado a investigar los datos relativos a familias dise-minadas es obtener un cuerpo preciso de microhistorias y patrones demográficos que pueden luego intercalarse con los fenómenos globales. PATRONES Y PROCESOS DE LA MIGRACIÓN CONTEMPORÁNEA Todos los aquí presentes estamos familiarizados con las condiciones en las Islas Canarias, pero en menor grado con las que imperaban en Venezuela en los primeros días de la migración masiva. El prolongado pefi'gdo qüe sigüib 2 la %Uecz Ciri! Esi;afiu!a y la SegUndu GueLT8 Mundial es recordado por los canarios como la peor etapa de los tiem-pos modernos, cuando se mantuvo cerrada la vía de escape tradicional, que era la emigración hacia América. Las precarias condiciones agríco-las tradicionales fueron agravadas no sólo por una economía de racio-namiento de guerra, sino por un clima de represión que excluía las di-vergencias. Cti forma f~rliiiia aparecid Venezücla cii el hoihiite COiilo destino viable de migración en momentos en que la crisis económica cubana puso fin a ese otro tradicional destino migratorio. Clandestina- Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 95 1 mente en su comienzo, por barcos veleros, pero luego legalmente, al reanudarse las relaciones diplomáticas, la emigración hacia Venezuela prosiguió en corrientes de rápido crecimiento entre 1948 y 1960. Vene-zuela experimentaba un desarrollo sin precedentes impulsado por la fie-bre petrolera. El deseo de "sembrar" este producto condujo a una redefinición de la política inmigratoria y una abierta invitación a ingresar al país. El veloz aumento de la comente migratoria durante los años cincuenta puede tener su origen no solamente en los desequilibrios económicos entre las dos regiones, sino tambien en la tasa de cambio monetario extraordinariamente favorable que atraía a multitudes de inmigrantes deseosos de participar en el "boom" venezolano. Estos primeros flujos migratorios se dirigieron principalmente a Caracas y la circundante re-gión central. La mayoría de los inmigrantes se emplearon en los cre-cientes sectores comercia!^^ y de servicim de !y ecemmi~c rbma. Y! llamado a los agricultores fue respondido únicamente por los naturales de La Palma que aspiraban rutinariamente a continuar sus empresas agrícolas en Venezuela, buscando asentarse en fértiles regiones foráneas. La emigración de las Islas Canarias hacia Venezuela alcanzó su apogeo a mediados de los años cincuenta. Tan solo entre 1951 y 1958, entra-ron a Venezuela más de 60.000 isleños; esta cifra representaba aproxi-madamente la mitad de la población canaria que emigró en los 25 años transcurridos entre 1946 y 1970 (Álvarez 1980: 368). Para 1960, des-pués de la caída de Pérez Jiménez, con lo apretado de la política inmigratoria venezolana, y la firme recuperación de la economía cana-ria, los inmigrantes ingresaron en números decrecientes. Cada quinque-nio acusaba un menor volumen: entre 1961 y 1965, vinieron unos 24.000; entre 1966 y 1970, cerca de 13.000; mientras que de 1971 a 1976, el flujo disminuyó a alrededor de 5.000 personas (Alvarez 1980: 368). Este descenso migratorio se equilibró con una contracorriente de emigración de regreso que se desarrolló en los años 60 y permaneció relativamente estable en el curso de la década siguiente. A consecuencia de la crísis de la deuda de principios de ios años y sus prolongadas repercusio-nes, la contracorriente ha aumentado firmemente su volúmen, ya que un flujo de inmigrantes "permanentes" de largo plazo han optado por el regreso a su tierra nativa. La emigración canaria a Venezuela compartió muchas de las carac-terísticas de la anterior etapa de la emigración hacia Cuba, aunque a la iarga, ia diversidad de ias circumstancias históncas condujo a importan-tes divergencias entre los dos procesos. Ambos constituyen ejemplos de la emigración masiva a América, y para sus jóvenes protagonistas, 952 Luisa Margolies de Gasparini la migración, era un "rito de paso," una fase tan normal dentro del ci-clo de desarrollo familiar, como lo eran el matrimonio y la procreación. Sin embargo, la emigración a Cuba generalmente seguía un patrón cí-clico: los emigrantes efectuaban varios viajes cortos a Cuba en respues-ta a las demandas estacionales de la economía de las plantaciones; rnien-tras el movimiento hacia Venezuela semejaba una cadena, pues los isleños emigraban a Venezuela en número creciente por períodos inde-finidos. Los emigantes cubanos participaban en el sector agrícola y ser-vían de flexibles bancos de trabajo a las economías de exportación del tabaco y el azúcar; Venezuela, en cambio, estaba en proceso de rápida industrialización y urbanización y los canarios buscaban fortuna en actívidades ajenas a la agricultura. Los emigrantes que regresaron de Cuba hallaron en Canarias una economía agrícola virtualmente estanca-da, retomaron sus actividades tradicionales, mientas los que procedían de Venezuela encontraron, en su momento, una economía local trans-formada por la naciente industría turística, remesas acumuladas por años, y modernización característica de la postguerra española. Ahora eran urbanos y estaban integrados dentro del sector terciario en proceso de expansión. Si bien los dos principales procesos de migración masiva de las Islas Canarias parecen semejantes, una visión mas precisa revela diferentes configuraciones estructurales. Los factores económicos fueron de primordial importancia en el proceso migratorio, pero también la ideología le dio ímpetu. En los años de guerra llegaron a su mayoría de edad numerosos jóvenes que halla-ban poco futuro en las tradicionales labores del campo. Los relatos orales atestiguan la naturaleza atrasada y limitante de la agricultura y los sen-timientos de frustración e impotencia ante la precariedad de la situación. Estos sentimientos eran reforzados por una jeraquía social dentro de la cual el control político del ayuntamiento y organismos civiles estaban en manos de los grandes terratenientes. La ideología de la migración -la tradición migratoria- hizo que los canarios vieran en Venezuela su salvación y perspectiva de una mejor vida. "Todo el mundo tenía la inqdietx! de ~igrar,d e pr&z !e qlie ~trr?hs~ !$an experilrrientadn", como expresara acertademente un informante. En realidad, los emigrantes te-nían pocas nociones concretas sobre Venezuela, pero habían valorado las oportunidades de trabajar. La migración constituía el camino hacia el éxito, y las esperanzas e ilusiones de cada uno les darían el impulso motivador. Los emigrantes hacia Venezüe!:, e:m h~mkre;S venes, se!teres O recién casados, que se trasladaban solos. La mayoría, de origen rural, tenía poca preparación formal y escasa experiencia de trabajo fuera de Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 953 la empresa agrícola familiar. El objetivo de la emigración de manera sucesiva era aligerar la carga de la empresa familiar y distanciar por un período de algunos años, la pérdida de manos para la siembra. Se acos-tumbraba que los hijos mayores partieran primero para ayudar a los familiares menores en la interminable cadena migratoria. La duración de la ausencia y las intenciones eran indefinidos; la idea general consistía en permanecer breves años en Venezuela, reunir una suma no especifi-cada y eventualmente regresar a la patria. El isleño emigraba solo, pero su acción ocurría dentro de un con-texto familiar. La familia servía como unidad de recursos múltiples y en el feliz desenlace del proceso migratorio, su papel como proveedora de información, asistencia económica y apoyo emocional fueron de crucial importancia. Los familiares del emigrante les suministraban an-tes de partir invalorable información sobre la situación venezolana, los íiüe Yivbri en America en"iaban ia ir,dispeiisabie de llama&*", miendo el patronazgo del recién llegado, y con frecuencia suministra-ban el precio del pasaje que permitiera la salida del viajero una vez que sus papeles cumplían con lo exigido. La migración dentro de una mis-ma familia se efectuaba siempre dentro de un orden secuencial, porque cada individuo contaba con los parientes que le habían precedido para faciiitarie ei proceso. La migración conforme a este patron concatenado permitía a cada migrante una efectiva utilización de los recursos farni-liares unitarios, tan necesarios ante la carencia casi total de organiza-ción benéfica. Los primeros años de permanencia en el país receptor de un emi-grante se caracterizaban por numerosos y frecuentes cambios en los tra-bajos, las asociaciones laborales y los lugares de residencia. Durante todo este período de adaptación el apoyo de los paisanos era decisivo. En relación con el mercado de trabajo, la intención original del gobierno venezolano de poblar el campo con laboriosos agricultores no pudo rea-lizarse. El objectivo de muchos emigrantes con antecedentes de peque-ños propietarios! era dejar atrás la empresa agrícola y trasladarse direc-tamente .a las ciudades. Una vez en Venezuela, la ayuda de los parientes y los paisanos resultó indispensable. Los recién llegados pronto halla-ron empleos. a través de los contactos efectuados desde las islas, y a menudo fueron contratados por emigrantes ya establecidos. Eran empleos correspondientes al sector informal, que suplían las necesidades de ser-v i c i~rd e diverríi indn!e 2 iim creciente ph!xiSn ~ d x ~ nH2 .e y er? dia, es muy conocido el espíritu independiente de los isleños canarios que tiene sus raíces en el crecimiento de industrias de servicios prácticamente desconocidos antes de su llegada. Los mercados de frutas y vegetales al 954 Luisa Margolies de Gasparini por mayor, la distribución de leche, agua embotellada, combustible, hielo y bebidas gaseosas, y mudanzas constituyen algunos de los servicios iniciados por los canarios a su llegada al país, y continúan predominan-temente en sus manos. Otros se sintieron atraídos hacia el área de co-mercio en pequeña escala y abrieron bares, restaurantes, abastos, frute-rías, talleres mecánicos, etc. Para la obtención de la vivienda, los inmigrantes también se apoyaban en sus contactos sociales. La práctica usual consistía en permanecer con los parientes al principo y mudarse luego a un hospedaje o residencia común regentada por compatriotas. En respuesta a las necesidades de los inmigrantes isleños apareció la ranchería o vivienda colectiva que ofrecía un acomodo de bajo costo en el cual los jóvenes podían alojarse y cocinar juntos. En muchos sen- ,, - tidos, la ranchería llenaba las funciones de la comunidad hogareña y E de la familia ausente para los jóvenes recién llegados. O ivíás acieianre, a medida que ia situacih de uabaJü y vivienda se n - =m estabilizaban, los inmigrantes comenzaban a mandar remesas a los miem- O E bros de la familia que se quedaron en las islas. El ahorro de capital y E 2 las remesas jugaron un importante papel en la determinación del tiempo =E de permanencia del migrante en su nuevo país. Cada uno de ellos guar-daba un mapa cognoscitivo de sus metas generales en cuanto al monto 3 de capital por ahorrar y el uso de sus remesas. Por ejemplo, la máxima - - 0 prioridad para el hombre casado consistía en mejorar su casa o construir m E una nueva en su lugar de origen. Objetivos importantes eran también O la inversión en adquisición de tierra, mejoras agrícolas, y el cuidado de n los familiares dependientes. Todos 10s aquí presentes están familiariza- -£ dos con el particular estilo de los modernos chalets que proliferaron en a Canarias en los últimos años de las décadas del 50, así como la difun- 2 n dida adaptación de la tecnología de riego, dos innovaciones que se ba- o saban totalmente en la administración de las remesas. Con una tasa de 3 cambio favorable y estable que permitiera a los emigrantes amasar una O "fortuna" en términos de las Islas Canarias, era relativamente fácil al-canzar las metas iniciales. El período de prueba vagamente definido que se anticipaba al llegar, se extendía indeterminadamente, y los planes se revaloraban de modo continuo. De esta manera, surgían nuevos retos ba-sados en consideraciones pragmáticas y la permanencia inicial se pro-longaba repetidamente, hasta llegar a un estado de facto de residencia permanente en el país. Aunque u!guncs ~,mig:~nt-!.~! ~ a-~-a-h-a 2n ve^^^^& rn-a-r a niinrn r q p - sar a su patria, la mayoría de los isleños conformaba un patrón de mi-gración extendida, circular, de visitas periódicas a lo largo de varios años a la tierra de origen. Era práctica común de los inmigrantes, asentarse Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 955 en Venezuela, acumular ahorros y al cabo de pocos años volver a las Islas en visita prolongada. La intención del indiano era realizar un regre-so notable, cargado de regalos del nuevo mundo y dotado de un in-confundible aire de éxito y prosperidad. Para los solteros, en gran demanda por su experiencia mundana, esta era la oportunidad para en-contrar una esposa, mientras los casados reconfirmaban los lazos con-yugales. Después de gastados los ahorros, a cambio de inversiones y gastos de manutención, el emigrante regresaba a Venezuela a comenzar de nuevo. Patrones como éste podían durar hasta veinte años y aún representar una rutina establecida aceptable a toda la familia. El tiempo de permanencia en Venezuela parece tener correlación directa con el ciclo de desarrollo del núcleo familiar. La esposa estaba obligada a manejar los bienes de la familia y esperar estoicamente los retornos pocos frecuentes del marido. Teniendo siempre presente el bien-estar económico de la familia nuclear. fortalecida por los contactos a través de una viva correspondecia, la unidad de los miembros se con-servaba intacta a pesar de la separación física. Eventualmente, sin em-bargo, su supervivencia podría depender de la reunión con el jefe de la casa a cualquier lado del Atlántico. La prolongada separación y el debi-litamiento del interés a veces ocasionaban rompimientos, pero en líneas generales, la estructura familiar era asombrosamente resistente. El de-seo de congregar a la familia influía considerablemente tanto en el pro-ceso de la migración de regreso como en la migración permanente. Cualesquiera que fueron sus bienes y dondequiera que estuvieran ubi-cados, los emigrantes que mantenían a sus familias en las islas estaban destinados a regresar algún día, mientras aquéllos que llamaban a los suyos y criaban a sus hijos en Venezuela, alcanzaban gradualmente la integración, fortaleciendo su compromiso con el país receptor. Todo proceso migratorio genera no sólo una comente migratoria, sino también una contracorriente; la migración de regreso constituye un aspecto integral y normal de las historias de migración, pero la tasa de ocurrencia obedece a factores que sobrepasan el ámbito de los rnigrantes :..A:.,:A..,.I-,. A 1 - 1 ---- ~ - 1 ~AZ---A- ,. ~ - i - - ~ n - . ~ n > - --.- ~uu~v~uuaA~ E~;u~ l.a lgu UG l a u~C ;uua> uc IUS a ~u~> y IU ut; CSLC siglo, Venezuela experimentó una tasa inigualada de crecimiento eco-nómico, poseía una moneda fuerte y estable, además del máximo nivel de ingresos per capita en el continente. La historia de la migración pro-cedente de las Islas Canarias había entrado en una fase de madurez. Detrás de la pequeña y continua contracomente, parecían estar las fuer-zas impuisoras de las consideraciones famiiiares y ia vaioración perso-nal de las oportunidades vitales de cada uno; no obstante, para la am-plia mayoría de los canarios en Venezuela, esta era su segunda patria, 956 Luisa Margolies de Gasparini que les permitía plasmar sus ambiciones individuales mediante oportu-nidades nunca antes disfrutadas. Los isleños canarios de Venezuela son grandes admiradores del país, han echado raíces en un feliz proceso de integración, y están algo apartados de los acontecimientos cotidianos de las Islas. Sin embargo, los recientes descalabros de la economía ve-nezolana a partir de comienzos de los años 80, con la crisis de la deu-da, la subsiguiente devaluación de la moneda y la escalada de violen-cia insensata, saqueo, e inflación masiva en los últimos meses, nos han demostrado que la noción de migración permanente sólo pueden mirar-se en sentido retrospectivo y los recientes acontecimientos prueban que la migración sigue siendo una respuesta pragmática a condiciones cam-biantes. A pesar del tiempo que los canarios han vivido en Venezuela y de su grado de integración que incluye la nacionalización, la crianza de hijos wn em! a n ~y~ !a aciimi'!aciSn de bienes en el p i s i las posibilidades de regreso están siempre presentes. En última instancia, el inmigrante ca-nario nunca olvida su tierna nativa, y cuando las condiciones externas se vuelven incómodas, se reactiva la idea de la migración. La migra-ción de regreso es percibida como solución inmediata a una crisis na-cional que sólo podrá resolverse a largo plazo. Entre 1987 y 1989, úni-camente, el número de isleños que regresaron a su país de origen con el status de "emigrante de regreso" se triplicó (Expósito 1990), y si tomamos en consideración a aquellas personas en Venezuela que tienen listos sus documentos en previsión de un posible retorno, estamos indu-dablemente en previsión de una nueva y fuerte tendencia migratoria. Aún cuando la situación se ha transformado drásticamente en el país anfi-trión, la contracorriente en ascenso no sería posible si las circunstancias en las Islas Canarias no hubieran evolucionado. La economía del archi-piélago ha experimentado un progreso ininterrumpido a consecuencia de la industria del turismo. Por lo demás, la consciencia política del papel vital desempeñado por los emigrantes en el apuntalamiento de la eco-nomía de postguerra, se expresa en la implementación de proyectos y programas para ios emigrantes que regresan. Pero a pesar del apoyo oficial ofrecido durante las diversas etapas de adaptación y reintegración, en beneficio de aquéllos que vuelven, la fase actual es compleja. Los recién llegados deberán recuperar gradualmente su identidad canaria mediante la obtención de documentación adecuada, empleos, vivienda y renovación de las relaciones personales y los lazos comunitarios. Toda una vida en venezueia creó aiianzas confiictivas, y ei proceso de re-adaptación suele ser más difícil que la partida original, estimulada por las esperanzas e ilusiones de la juventud y de lo desconocido. Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 957 Al examinar las diferentes tendencias y los patrones que conforman la historia de la migración entre las Islas Canarias y Venezuela, vemos claramente que para comprender su naturaleza dinámica, no debemos caer en la trampa del simple "empuje" y "hale," ni teorizar calificando de fuerzas causales los motivos personales de los migrantes individuales. Los flujos y reflujos del sistema global constituyen los factores necesa-rios que dirigen el curso de las tendencias migratorias, y debemos te-nerlos siempre en cuenta al hacer el análisis de las causas y consecuen-cias de los movimientos poblacionales. Luisa Margolies de Gasparini BIBLIOGRAF~A m ÁLVAREZM, . (1980): Estructura social de Canarias 1. Desarticulación y de- O p ~ n d ~ n r i acl,a ves de la formación social canaria. Las Palmas de Gran Ca- n - naria, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja Insular de m O Ahorros de Gran Canaria (CIES). E BERGLUND-THOMPSSO.N (,1 980): The «Musiuesw in Venezuela: Immigration 2 E Goals and Reality, 1936-1961. University of Massachusetts. BETANCOURRT., (1967): Venezuela, política y petróleo. Caracas, Editorial Sen- 3 deros. - BRITOF IGUEROAF,. (1974): Historia económica y social de Venezuela. Tomo 0 m 1. Caracas, Universidad Central de Venezuela. CABECASM ORO,0 . (1980): «Emigración española a Iberoamérica. Evolución O histórica y características sociológicas». Migraciones Latinas y formación n de la nación Latinoaméricana. Caracas, Universidad Simón Bolívar. Insti- -E tuto de Altos Estudios de América Latina. a CASTILLOL ARA,L . G. (1983): La aventura fundacional de los Isleños. n Panaquire y Juan Francisco de León. Caracas, Biblioteca de la Academia n Nacional de la Historia. 3 CHEN, C.-Y. (1975): «Distribución espacial de la población venezolana. Diag- O nóstico y perspectiva». América Latina: Distribución Espacial de la Pobla-ción. Ed. R. Cardona. Bogotá, Corporación Centro Regional de Población. 195-287. CHEN,C .-Y., Michel PICOUETy José 1. URQUIJOS, . J. (1983): «Los movimien-tos migratorios internacionales en Venezuela: Políticas y Realidades». Migra-ciones Latinas y Formación de la Nación Latinoaméricana. Caracas, Univer-sidad Simón Bolívar, Instituto de Altos Estudios de América Latina. 33-70. EXP~SITOR., (1990): Entrevista en Dirección General del Instituto Español de Emigración, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Santa Cruz de Tenerife. LEE, E. S. (1969): «A Theory of Migration~. Migration. Ed. J. A. Jackson. Cambridge, Cambridge University Press. 282-297. Incidencias económicas venezolanas en el proceso ... 959 LEEDS, A. (1978): Rural Proposal for a Research Project, Portuguese and Portuguese-French. Labor Migration. LYNCH, J. (1987): dnmigrantes canarios en Venezuela (1700-1800): entre la élite y las masas)). Montalban (Caracas) 19: 215-229. MARGOLIESL, . (1978): «Rural-Urban Migration and Urbanization in Latin America». Current Antrhropology 19(1): MEDINAE, . (1874a): Emigración a Caracas (Ms.). Santa Cruz de Tenerife. MEDINA, E. (1874b): Vindicación de la hoja, Emigración a Caracas (Ms.). Santa Cruz de Tenerife. MORNER, M. (1985): Adventurers and Proletarians. The Story of Migrants in Latin America. Paris, UNESCO and University of Pittsburgh Press. SULLIVANW, . M. (1976): «Situación económica y política durante el periodo de Juan Vicente Gómez. 1908-1935). Política y Economía en Venezuela. 1801-1976. Caracas, Ediciones de la Fundación John Boulton. 249-271. UZZELL, D. (1976). «Ethnography of Migration: Breaking out of the BiPolar Mythn. New Approaches to the Study of Migrntion Ed D G. a. D. UZZP!!. Rice University Studies. 45-54. VERACOECHEEA. ,T . d. (1986): El proceso de la inmigración en Venezuela. Ca-racas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. WIEST, R. (1979). «Anthropological Perspectives on Retum Migration: A Cntical Commentary). The Antropology of Return Migration. Ed. R. E. Rhoades. University of Oklahoma, Papers in Anthropology. WOLF, E. a E. C. H. (1972): The Human Condition in Latin America. New York, Oxford University Press. |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|