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LA ESCLAVITUD EN LA PALMA 1600-1650
Luisa Toledo Bravo de Laguna
Fernando Bruquetas de Castro
Introducción
La esclavitud es la subordinación absoluta de una persona a otra, la negación de la
libertad. Es una institución antigua como el hombre, conocida en las grandes civilizacio-nes
del mundo antiguo, aunque en la órbita del Mediterráneo no se convertirá en funda-mento
económico de la sociedad hasta la cultura griega primero y la romana después. Los
pensadores griegos consideraron la esclavitud como el fundamento económico que posi-bilitaba
al hombre libre el desarrollo pleno de su actividad política e intelectual, y los
romanos convirtieron sus conquistas en una profusa fuente de esclavos que mantenía a la
metrópoli.
Durante la Edad Media, la progresiva adscripción de los campesinos a la tierra hizo que
la servidumbre sustituyera a la esclavitud. A pesar de ello, ésta continuó vigente durante
este período y posteriormente, siendo una práctica todavía común durante el Antiguo Ré-gimen.
A comienzos del siglo XVI la esclavitud, que se había convertido en una actividad
marginal, reducida a lugares determinados, recuperó su vigor debido al descubrimiento de
América que supuso por una parte la reducción a la cautividad de los indígenas america-nos,
y por otra la captura y esclavización masiva de negros africanos para llevar a cabo la
explotación económica de las nuevas tierras. Portugal era la máxima potencia exportadora
de esclavos a través de sus factorías africanas de Guinea, Cabo Verde... Durante la Edad
Moderna los europeos traficaban con esclavos en toda la franja costera del África occiden-tal,
desde Mauritania hasta el Congo.
En este contexto, Canarias no es en absoluto ajena a la trata esclavista, más bien al
contrario, pues debido tanto a su sistema de explotación económica como a su posición
geográfica que la convirtió en puente hacia América, jugó un importante papel en la trata
esclavista del Antiguo Régimen.
La trata de esclavos era, de hecho, una actividad hartamente conocida y padecida por
los canarios desde mucho antes de la conquista, puesto que los primitivos habitantes del
archipiélago sufrieron junto con las primeras incursiones de europeos continuas razzias
esclavistas, y la reducción de los canarios a la esclavitud se acentuó durante e inmediata-mente
después de la Conquista.
Los esclavos continuaron formando parte del entramado económico y social una vez
conformada la nueva sociedad. Ahora las fuentes muestran profusamente la compraventa
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de esclavos de procedencia norteafricana moriscos habidos de buena guerra1 destinados
al trabajo doméstico, a la explotación de los ingenios azucareros y a las faenas agrícolas
de cultivo del cereal. Incluso se ha probado su tremenda relevancia en la economía de islas
como Lanzarote, en la que durante el siglo XVII la presencia esclava ascendía a una cuarta
parte de la población.2
Desde la primera mitad del siglo XVII el archipiélago canario experimenta un proceso
de expansión y cambio del fenómeno esclavista. La razón de este incremento radica en
que, especialmente las islas de Tenerife, la Palma y Gran Canaria, debido al auge del
comercio, se convierten en un centro mercantil de primer orden en el Atlántico.3 La causa
fundamental de ello radica en el paso por los puertos de éstas de la Flota de Nueva España,
a lo que se añade el hecho de que la economía de dichas islas, en estas fechas, estaba
basada en el abastecimiento de la Flota y en la exportación de diferentes productos, entre
los que destacaba el vino.4
La característica más relevante del fenómeno esclavista que tiene lugar en estos años es
precisamente el desarrollo de un mercado de importación de esclavos africanos y su reex-portación
hacia otras latitudes: Europa y sobre todo América.5
Por lo que respecta a La Palma, aunque las noticias provenientes de documentación
directa y de primera mano, como son las aportadas por los protocolos notariales, tienen
escasa relevancia en cuanto a ventas, donaciones o testamentos concernientes a los escla-vos
(lo que probablemente es debido a las deficientes condiciones de conservación), sin
embargo, el número de comerciantes extranjeros y nacionales, que acaban por utilizar a
La Palma como lugar de intercambios y de reacondicionamiento de sus capitales, convier-ten
a esta isla en uno de los puntos estratégicos fundamentales del entramado comercial
llevado a cabo por los europeos en la expansión atlántica.6
Características
Origen de los esclavos de La Palma
La mayor parte de los esclavos de La Palma tienen su lugar de procedencia en África,
aunque no se ha podido llegar a un conocimiento específico del origen de todos y cada uno
de ellos, puede afirmarse sin miedo a errar que la gran mayoría procedía en primera o
segunda generación del continente vecino.
Los documentos (protocolos notariales) constatan la presencia de bastantes esclavos
negros, sin aportar otra característica, que apenas llegan a mostrar esa posible procedencia
africana, entre ellos los hay de nación Angola, pero también hay algún negro procedente
de Viana, en Portugal, porque había sido trasladado por su dueño hasta la isla; también hay
algunos esclavos mulatos, sin otras referencias, e incluso existe constancia de embarques
de esclavos, sin más. Algunos contratos y fletes especifican la venta de un esclavo de
color, o procedente de las Indias de Portugal sin especificar ninguna otra cualidad, lo que
hace imposible llegar a un conocimiento exacto del lugar de procedencia. No obstante, en
la primera mitad del siglo XVII la isla de La Palma era un lugar de adquisición y frecuen-tes
intercambios de productos europeos con destino a África, y en ella se realizaba una de
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la escalas imprescindibles del comercio intercontinental triangular, por lo que debe con-cluirse
que la mayor parte de los esclavos que por cualquier circunstancia recalaba en la
isla de La Palma tenía su origen en el continente africano.
Cuadro de ventas de esclavos de La Palma
Fuente: Protocolos Notariales. Elaboración propia.
Fecha nombre edad sexo raza precio origen destino
27.07.1600 Domingo Pto. Rico
01.01.1602 ? H negra 108 ducs
06.06.1602 ? H vino
06.06.1602 ? H vino
06.06.1602 ? V vino
06.06.1602 ? V vino
08.03.1603 Catalina H negra Tenerife
28.07.1606 Catalina H negra 5 pipas La Palma
02.11.1607 ? negra 822 reales La Palma
01.09.1608 Francisco 12 V negro 50 ducs La Palma
16.01.1612 Juan 13 V negro 950 rs Angola La Palma
12.05.1612 Gonzalo 20 V mulato Sevilla
22.06.1612 ? H negra 5 pipas La Palma
23.07.1613 Catalina 12 H negra 550 rs La Palma
27.07.1613 Cosme 20 V negro ?
01.05.1615 Pedro 13 V negro 700 rs Viana La Palma
06.07.1615 Juan Cajeta V color 100 ducs ?
10.03.1616 Gonzalo V negro 1.600 rs La Palma
13.03.1616 Águeda 30 H mulata Sevilla Fuga
30.07.1617 Francisco V 100 ducs La Habana
? V 100 ducs La Habana
05.01.1618 Pablo 20 V Indio 900 rs Indias port ?
01.07.1618 Francisca 22 H negra 1.050 rs G.Canaria La Palma
Ana 8 H negra 800 rs
31.07.1618 Miguel Jinete V mulato Indias
Juana H mulata La Palma
18.06.1619 León V negro Horro
29.07.1619 Cristóbal 30 V negro 1.200 rs Tenerife
30.07.1619 Antón V negro 1.500 rs Angola Indias
24.10.1620 Pedro 15 V 775 rs Portugal La Palma
07.04.1625 H 800 rs Gran Canaria
08.04.1625 Dominga 18 H negra 1.000 rs Angola
Jaén
(Arjona)
08.04.1625 Cristóbal 16 V negro 800 rs Angola
Jaén
(Arjona)
08.04.1625 Gracia H negra 1.000 rs Angola
Jaén
(Arjona)
08.04.1625 Guiomar 9 H negra 700 rs
Angola
vía Brasil
Jaén
(Arjona)
08.04.1626 Catalina 34 H mulata 100 ducs
08.04.1626 Juan 30 V mulato 100 ducs
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Operaciones mercantiles
Las operaciones mercantiles en las que intervienen los esclavos son múltiples y varia-das,
tantas como son posibles en el amplio espectro que supone el intercambio comercial,
por lo que puede decirse que como producto, como bienes muebles que eran considera-dos,
los esclavos podían ser comprados y por lo tanto vendidos, traspasados, donados,
cedidos, legados, etc., bien al completo o sólo en parte.
Lo corriente era que las ventas se realizaran por medio de transacciones directas7 entre
quien suministraba la mercancía y el comprador de la misma.8 En algunos casos, como los
que hemos visto, los esclavos son comprados y vendidos en La Palma entre sus propios
vecinos, en otros casos intervienen terceras personas, en casi todas las ocasiones se trata
de apoderados que actúan de intermediarios, tal y como sucede con los marinos portugue-ses.
Los barcos de esta nacionalidad recalaban en la isla en el tránsito hacia las factorías
africanas o América, aquí registraban a los esclavos tras sus ventas, aunque casi siempre
sean los vecinos de La Palma quienes compran y venden la mercancía y actúan en nombre
de otros, bien andaluces, canarios o de otro origen; sin embargo, en la mayor parte de las
ocasiones, el transporte era lusitano aún en tiempos en que las dos Coronas de España y
Portugal no estaban unidas, como era el año 1558.9 Aunque, como es lógico, lo que prima-ba
era el comercio efectuado por los mercaderes avecindados en la isla,10 quienes com-pran,
como en este caso, la mercancía; o ponen en venta la misma a vecinos o estantes en
La Palma,11 e incluso intervienen como fiadores de un tercero que es quien en última
instancia adquiere el esclavo: éste es el caso de Matías de Acuña, mercader de Los Llanos,
quien paga 50 reales por su hermano Juan de Acuña, de quien es fiador, para obtener un
negrillo llamado Francisco de doce años de edad.12 No obstante, exceptuando las razzias
esclavistas lusitanas contra las islas Canarias durante el siglo XV, coincidente con los
tiempos de conquista del Archipiélago, los portugueses tuvieron en el mercado esclavista
de La Palma un gran protagonismo durante al menos cien años, como lo demuestra una
intervencion constante en acciones de compraventa documentadas desde mediados del
siglo XVI hasta mediados del siglo XVII.
Una de las transacciones más interesantes efectuadas por poder la llevó a cabo el doctor
Pedro Navarro de Sosa, juez del registro de Indias, quien fue apoderado por dos vecinos
de Arjona (Jaén), éstos fueron el clérigo Miguel de Morales, a quien debía comprar tres
esclavos, y el licenciado Lorenzo Pérez de Alba para quién debía obtener otros dos escla-vos
en la isla de La Palma, los cuales serían enviados hasta la ciudad andaluza.13
El tráfico americano realizado en La Palma por la Flota de Indias facilitaba la interven-ción
en el negocio esclavista, tal y como demuestran abundantes documentos procedentes
de diferentes fechas. Este comercio efectuado por pilotos, marineros o simples viajeros de
los barcos de la Flota adquiere características propias; uno de cuyos ejemplos ilustrativos
se encuentra en la transacción efectuada en julio del año 1615 por el capitán Hernán
Rodríguez, vecino de La Palma, quien vende a Diego Hernández, maestre de la Carrera de
Indias, un esclavo negro llamado Juan Cajeta por 100 ducados.14 Incluso los marineros sin
cualificación de los barcos españoles actuaban en algunos casos como encargados de los
esclavos que eran trasladados en ellos.15 Los pilotos de la Carrera de Indias (muchos de los
cuales estaban avecindados en la isla de La Palma, al ser el último punto de abastecimien-
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to de la Flota) fueron los que tenían más facilidades para controlar el transporte a América;
de hecho, entraban en el negocio general y esclavista de diferentes modos: bien por la
compra directa, como la efectuada por el piloto Álvaro de Cabrera, vecino de La Palma,
quien debía 600 reales de plata castellanos al capitán Melchor de Monteverde, de resto de
1.200 reales de la venta de un esclavo negro de treinta años de nombre Cristobal;16 o como
la compra realizada por el piloto Álvaro de Cabrera al capitán Pablo de Brito y Lugo,17
miembro de una familia palmera que gozaba de gran notoriedad,18 o bien indirectamente,
otorgando poderes a sus familiares,19 deudos o abogados para que intervinieran en su nombre
en la trata.20 Además, los pilotos podían ser los apoderados de otros para comprar, vender
o buscar esclavos fugados en América. Simón Rodríguez, piloto de la Carrera de Indias y
vecino de La Palma, fue apoderado por el licenciado Francisco Benítez de Lugo, regidor
de la isla, y por su mujer doña Ana Tenoria, para que hallara en las Indias a su esclavo
Miguel Jinete,21 un mulato hijo de otra esclava suya también mulata y llamada Juana.22
Este matrimonio autorizaba al piloto para prender al esclavo y cobrar las soldadas que
hubiera ganado trabajando.23
Pero los pilotos de la Carrera controlaban además las rutas interamericanas y de vuelta
a Europa, de ahí que también intervengan en la venta de esclavos procedentes de Indias
(de las Indias portuguesas sobre todo, donde no estaba prohibida la esclavitud de los natu-rales).
El piloto de la Carrera de Indias Francisco de Lugo, quien era vecino de La Palma,
el 5 de enero de 1618 vendió a Jacques de Brier, asímismo vecino, un esclavo de las indias
portuguesas llamado Pablo de veinte años, por 900 reales que le pagó al contado.24
Así, pues, vemos que los navíos acompañantes de la Flota de Nueva España eran fleta-dos
por sus propietarios con múltiples productos, entre los cuales se encontraban los es-clavos.
Estos barcos actuaban de intermediarios entre los inversores americanos y los
productores europeos y canarios. En este sentido es ejemplar la actuación del sevillano
Pedro Hernández Piñero, dueño del navío Nuestra Señora del Rosario y Candelaria, surto
en el puerto principal de la isla de La Palma para ir con la Flota de Nueva España a Indias,
quien compró a doña Jerónima Morel un esclavo negro de nación Angola llamado Antón,
por 1.500 reales, adquiriendo el compromiso de pagarlos una vez llegado a Indias. Sin
embargo, el dinero lo debería transportar él hasta la ciudad de Sevilla, donde tendría que
entregarlo a Antonio de Villalpando, un vecino de aquella ciudad que actuaba como apo-derado
de muchos suministradores palmeros relacionados con la Carrera de Indias.25
También los sencillos vecinos y pobladores americanos entraban en el negocio. Algu-nos
solían viajar a la metrópoli por múltiples y diversas circunstancias y, al recalar los
barcos en La Palma, aprovechaban la estancia en esta isla, donde compraban los esclavos
que querían o necesitaban: así lo hizo Antonio de Guevara, vecino de la Habana, quien
compró dos esclavos al comisario del Santo Oficio de La Palma,26 comprometiéndose a
pagar 100 ducados por cada uno de ellos a los veinte días de arribar a la ciudad de La
Habana. De este modo, la entrega de la mercancía se hacía al fiado, la razón de ello podría
estribar por una parte en la ausencia de dinero en metálico (al tratarse con toda probabili-dad
de un viaje de retorno), por otra parte bien pudiera ser que el comprador prefiriera
cercionarse de la calidad del producto durante la travesía, en esos veinte días de margen
que se otorgaba antes de efectuar el pago.
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Los tratantes profesionales encontraron en su estancia en La Palma un lugar idóneo
para sus intercambios, obteniendo esclavos de otros estantes en la isla, lo que confirma a
ésta como centro de reconversión de capitales procedentes de la trata. El caso de Felipe
Rodríguez Jorge, tratante y estante en La Palma, es relevante por cuanto compra una es-clava
a Melchor López, un vendedor negro también estante, probablemente originario de
las bases portuguesas africanas, quizás un liberto.27 De la misma manera, el tratante portu-gués
Francisco Casado, natural de Viana y estante en La Palma, vendió a Vicente Rodríguez
de Leria, presbítero, cura de la iglesia de San Pedro de Buenavista, un esclavo negro que
trajo de Viana por 700 reales en dos pipas de vino y en contado.28
Pero no son sólo los comerciantes extranjeros los que intervienen en la trata palmera,
también los mercaderes isleños forman parte importante del entramado comercial, como
se ha visto más arriba, promovido por el intercambio de esclavos y de vino; de este carác-ter
es la participación de Luis Maldonado de Guzmán, mercader vecino de La Palma,
quien compra a Esteban Yánez Ferro, vecino de Viana, una esclava negra llamada Catali-na
por precio de cinco pipas de vino encascadas y despachadas de todos los gastos y por la
mitad de los derechos de la entrada de la dicha esclava a la aduana de esta isla.29
Como puede apreciarse el intercambio comercial no se hacía siempre en dinero, el vino
también era utilizado como producto intercambiable por esclavos: así sucedió en los dos
casos vistos anteriormente y cuando el mercader Francisco Cano compró una esclava por
cinco pipas de vino;30 la cual a su vez fue vendida a la tendera María de los Reyes por 550
reales.31 En estos casos son miembros destacados de la sociedad palmera: mercaderes,
regidores, eclesiásticos, etc., quienes controlan la producción vitícola de la isla, los cuales
intervienen en la compra de esclavos a los tratantes portugueses.32
El comportamiento de las elites isleñas con respecto a la trata es con toda probabilidad
el que marca la pauta de la misma. La actuación del racionero Gonzalo Martín Flores,
hacedor y vicario de La Palma, interviniendo en ella para adquirir un esclavo negro de
nación Angola al portugués Simón Fernández, maestre y señor en parte de la carabela San
Pedro, vecino de Antoguia,33 es un ejemplo claro de ese comportamiento que hemos podi-do
ver en otras islas y en otros momentos.34 Incluso, miembros relevantes de la sociedad
avecindados en otras islas de Canarias utilizan La Palma para otorgar poderes con la inten-ción
de que sus esclavos sean vendidos en otras áreas como la ciudad de Sevilla,35 punto
de partida de la Flota,35 donde los esclavos tenían la posibilidad de ser expuestos en públi-ca
almoneda para su venta.36
Entre las variadas operaciones mercantiles que conciernen a la trata destaca la utiliza-ción
de los esclavos como bienes susceptibles de saldar deudas y embargos. Francisco
Gómez de León, que había sido apresado y embargado por el Santo Oficio, saldó una
deuda de 3.404 reales de plata con el alférez mayor de Santa Cruz de La Palma poniendo
a la venta a varios esclavos.37
La compra de un esclavo y su posterior venta podría considerarse como una simple y
mera especulación, que aunque prohibida por las autoridades, era en ocasiones el fin últi-mo
por el cual se adquirían los esclavos; éste tal vez fuera el caso protagonizado por el
capitán Sebastián Martínez del Valle, vecino de la isla, quien el 10 de marzo de 1616
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vende al capitán Domingo Galván Romero un esclavo negro que previamente había com-prado
a Hernán Pérez Salgado.38
Aunque el precio no debía variar entre una venta y otra ya que podría considerarse
escandaloso, algunos especuladores invertían en esclavos muy determinados porque co-nocían
las necesidades o preferencias de los posibles compradores, a quienes podrían sa-tisfacer.
En estos casos el intercambio podía hacerse en dinero, vino u otros esclavos.
Tales circunstancias quedan reflejadas en el documento de venta otorgado por Pedro Marín
de Lara, residente en La Palma y vecino de la ciudad de Cádiz, quien el 1 de julio de 1618
vendió al capitán Gaspar de Vendaval, regidor de La Palma, una esclava negra de veinti-dós
años llamada Francisca; la cual había comprado a Jerónimo de Baniverde, vecino de
la isla de Gran Canaria.39 El precio de la esclava se estipuló en 1.050 reales, los cuales
fueron pagados de esta manera: 250 reales en dinero al contado y 800 reales en otra escla-va
negra de ocho años llamada Ana.40
También la especulación pudo estar en el caso del sargento mayor de La Palma, quien
dio poder a un vecino de Sevilla para que obtuviera de Manuel Bueno la esclava que había
llevado para vender en aquella ciudad andaluza;41 sin embargo, la mulata Águeda acabó
fugándose, lo que obligó a su dueño a otorgar nuevos poderes a un cazador de esclavos
portugués, para lograr su recuperación, sospechando que pudiera encontrarse en Portugal
o que incluso hubiera viajado hasta Brasil.42
Precios.-
Los precios obtenidos en las ventas por los esclavos dependen de varios factores, que
pueden considerarse intrínsecos, como son el origen, corpulencia, fertilidad, tachas, expe-riencia
laboral, edad y sexo de los mismos. Los negros de Angola solían ser los esclavos
más caros, prefiriéndose los veinteañeros a los pequeños o mayores de esa edad. Las mu-jeres
jóvenes primaban sobre las niñas de corta edad o las mayores. Sirva de ejemplo la
diferencia de precio obtenido por dos esclavos vendidos en los años 1608 y 1612, ambos
varones de 12 y 13 años, que fue de 550 reales y 950 reales respectivamente (400 reales a
favor del que era originario de Angola). Sin embargo, una negrita de 12 años vendida en
1613 lo fue por los mismos 550 reales que el niño Francisco de su misma edad. Otro niño
negro de 13 años, procedente de Viana, fue comprado por 700 reales. Sin embargo, tam-bién
existían otros factores extrínsecos a los esclavos, pero no menos importantes que los
anteriores, que dependían de la necesidad, la preferencia del comprador, ocupación a la
que se destinaba al esclavo e incluso de la pertinencia del momento en que tenía lugar la
transacción. En este sentido hay que tener en cuenta que muchas de las compraventas se
producían en fechas próximas a la partida de la Flota de Indias, en los meses de junio y
julio.43
Destino de los esclavos.-
La mayor parte de los esclavos que son comprados en La Palma deducimos que tienen
como destino principal las labores domésticas, como apoyo a las tareas agrícolas, trans-porte
y acarreto de cosechas y ganado. Las mujeres eran preferidas como acompañantes
en la casa y procreadoras de nuevos esclavos, aunque todos los esclavos, en general, son
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utilizados como inversión para ser vendidos en momentos concretos, tal vez críticos, a los
marinos o viajeros de la Flota. Con respecto a los esclavos que viajan fuera de La Palma el
destino principal era América: La Habana y Puerto Rico son los puntos de recepción más
importantes. Pero también las islas del Archipiélago Canario, Tenerife y Gran Canaria,
reciben algunos esclavos palmeros. Con respecto a la Península la ciudad de Sevilla recibe
esclavos de La Palma para ser reexportados a otros puntos de Andalucía como Arjona, en
Jaén.
Conclusiones
El proceso por el cual se desarrolla la esclavitud en la isla de La Palma en la primera
mitad del siglo XVII y que puede ser extrapolable a todo lo largo de la Edad Moderna,
comienza en los albores del siglo XVI. Si bien es cierto que en un principio La Palma
había servido como fuente de esclavos para otras islas del Archipiélago Canario, Madeira
e incluso algunas plazas peninsulares, desde mediados del siglo XVI el comportamiento
que muestra el mercado de esclavos insular, así como las características generales del
mismo, difiere sustancialmente de estos prolegómenos de la etapa de conquista y repobla-ción,
reconvirtiendo la isla en lugar de asentamiento, aclimatación, domesticación y cen-tro
de reexportación de esclavos para otras latitudes, especialmente a tierras americanas.
Los portugueses juegan un papel fundamental en el comercio de esclavos palmero; al
menos desde mediados del siglo XVI los marinos y comerciantes portugueses son inter-mediarios
en el transporte de esclavos palmeros, tanto comprados en La Palma como
importados, que son enviados con destino a la Península, donde les esperan otros comer-ciantes
extranjeros44 o vecinos nacionales de los puertos andaluces45 que también hacen
las veces de intermediarios en el negocio de la trata.
Pero no son sólo los portugueses los protagonistas de este comercio, pues la trata de
esclavos supuso para la isla de la Palma, junto con el vino, un activo comercio con el
continente americano, en el que participaron las elites palmeras así como los protagonistas
de la Carrera de Indias y que constituyó uno de los fundamentos de la próspera economía
palmera durante el siglo XVII.
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NOTAS
1 LOBO CABRERA, M.: La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI (negros, moros y
moriscos), Las Palmas de Gran Canaria, 1982. BRUQUETAS DE CASTRO, F.: La esclavitud en Lanzarote,
1618-1650, Las Palmas de Gran Canaria, 1995.
2 BRUQUETAS DE CASTRO, F.: La esclavitud en Lanzarote... obra citada.
3 LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E.: “La Palma y los mercados del África Negra, 1600-
1640”. Anuario de Estudios Atlánticos, número 43 (1997), páginas 421-465.
4 LOBO CABRERA, M. y BRUQUETAS DE CASTRO, F.: “Viajes y negocios de La Palma a Cabo Verde
(1600-1650)”, XII coloquio de Historia Canario Americana (1996), Las Palmas de Gran Canaria.
5 VEGA FRANCO, M.: El tráfico de esclavos con América, Sevilla, 1984.
6 LOBO CABRERA, M. y QUINTANA ANDRÉS, P.: Población marginal en Santa Cruz de La Palma,
1564-1700, Madrid, 1997.
7 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 7, folio sin número. 1625. El capitán Luis
Maldonado, vecino de La Palma, vendió a Bartolomé Díaz, vecino de Gran Canaria, una esclava nueva
de 20 años, por 800 reales en dineros de contado.
8 Archivo Histórico Insular de La Palma. Andrés de Armas, caja 9, folio si número. 1620. El portugués
Antonio de Pontes, estante en La Palma, y vecino de la Vila do Conde en Portugal, vendió al capitán
Sebastián Martínez un esclavo llamado Pedro, de unos quince años, por 775 reales.
9 Archivo Histórico Insular de La Palma. Diego de Castro, caja 2 de Álvaro Hernández Carrillo, 1558,
folio sin número. Juan Centeno, vecino de Alcazar de Sol, confirma que tiene cargada una esclava para
entregarla en Cádiz.
10 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 7, folio 36 vuelto - 37 vuelto. 1626. El
capitán Francisco de Valcárcel, vecino de esta isla, vende al mercader Tomé Fernández, una esclava
mulata llamada Catalina de 34 años, y un esclavo también mulato de 30 años, por 200 ducados.
11 Archivo Histórico Insular de La Palma. Bartolomé González de Herrera, caja 2, folio sin número. 1607.
Francisco Hernández, mercader, vecino de La Palma, vende a Juan Fernández, una esclava negra por 822
reales.
12 Archivo Histórico Insular de La Palma. Bartolomé González de Herrera, folio sin número. 1608. El
esclavo fue vendido por Baltasar González Perera.
13 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 7, folio sin número. 1625.
14 Archivo Histórico Insular de La Palma. Martín Pérez Mederos, caja 2, folio sin número. 1615.
15 Archivo Histórico Insular de La Palma. Pedro Hernández, caja 15, folio sin número, 1600. El barco “El
Águila” llevaba a Puerto Rico un esclavo negro llamado Domingo propiedad de Baltasar Rodríguez, que
iba a cargo del marinero Jerónimo García.
16 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 6, folio sin número. 1619. El documento
se otorgó el 29 de julio de 1619. Álvaro de Cabrera, piloto de la Carrera de Indias, se comprometía saldar
su deuda al cabo de seis meses en dinero de contado o antes, si antes viniera de Tenerife en el navío de La
Florida.
17 Archivo Histórico Insular de La Palma. Andrés de Armas, caja 5, folio sin número. 1613. El capitán Pablo
de Brito y Lugo, vecino de la isla de La Palma, vende a Álvaro de Cabrera, piloto de la Carrera de Indias
y vecino asímismo de esta isla, un esclavo negro llamado Cosme de veinte años de edad, por precio de
...50 reales de contado.
18 BRUQUETAS DE CASTRO, F.: La esclavitud en Lanzarote, 1618-1650. Diego de Brito y Lugo, natural
de La Palma, ejercía de Gobernador y lugarteniente del señor marqués de Lanzarote desde 1618.
19 Archivo Histórico Insular de La Palma. Andrés de Armas, caja 8, folio sin número. 1619. Francisco Díaz
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Pimienta, piloto de la Carrera de Indias y vecino de La Palma, el 31 de diciembre de 1618 otorgó en La
Habana ante el escribano Hernando Pérez Barreto un poder, para que su mujer Beatriz Piñero, vecina de
La Palma, pudiera liberar a un esclavo que había recibido por el testamento de Tomé Piñero, con la
condición de que el mismo trabajara para ella cuatro años, los cuales ya se habían cumplido.
20 Archivo Histórico Insular de La Palma. Antonio de Urbina, caja 3, folio sin número. 1603. El piloto de la
Carrera de Indias Francisco Felipe dio poder al licenciado Cervera, abogado de La Palma, para sus nego-cios,
entre los que se encontraba la venta de una esclava, la cual traspasó a Pedro Hernández Moreno,
vecino de Garachico, por 120 ducados.
21 La cualidad de jinete probalemente sería una característica especial del esclavo.
22 Archivo Histórico Insular de La Palma. Tomás González, caja 8, folio 141 vuelto - 142 vuelto. 1618.
23 En la misma fecha que el documento anterior, es decir, el 31 de julio del año 1618, el mismo matrimonio
vuelve a apoderar al piloto Simón Rodríguez y a Manuel Rodríguez para que si el esclavo se quisiera
ahorrar (comprar su libertad) lo pudiera hacer dando 2.000 reales de plata castellanos y, en ese caso, le
dieran carta de ahorría.
24 Archivo Histórico Insular de La Palma. Cristóbal de Alarcón, caja 2, folio sin número. 1618.
25 Archivo Histórico Insular de La Palma. Cristóbal de Alarcón, caja 7, folio 148 vuelto. 1619.
26 Archivo Histórico Insular de La Palma. Andrés de Armas, caja 6, folio sin número. 1617. El doctor
Gaspar Fernández de Castro, comisario del Santo Oficio de la isla de La Palma, vende a Antonio de
Guevara, vecino de La Habana, al presente en esta isla de La Palma, dos esclavos por precio de 100
ducados cada uno, a pagar en La Habana, después de que llegue a la ciudad en veinte días.
27 Archivo Histórico Insular de La Palma. Pedro Hernández, caja 16, folio sin número, 1602-1603. La
esclava fue vendida por 108 reales de plata nuevos.
28 Archivo Histórico Insular de La Palma. Cristóbal de Alarcón, caja 1, folio sin número. 1615. El esclavo
se llamaba Pedro y tenía trece años. Cada pipa de vino que debía entregar en el puerto de Santa Cruz fue
valorada en 18 reales.
29 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 2, folio sin número. 1606.
30 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 3, folio 75 vuelto - 76 recto. 1612. El
mercader Francisco Cano, vecino de La Palma, debía al licenciado Miguel Gómez, estante en la isla,
cinco pipas de vino por el valor de una esclavita negra que le vendió.
31 Archivo Histórico Insular de La Palma. Andrés de Armas, caja 5, folio sin número. 1613. La esclava se
llamaba Catalina y tenía doce años de edad, fue vendida el 23 de julio de 1613.
32 Archivo Histórico Insular de La Palma. Pedro Hernández, caja 16, folio sin número. 1602. Diego de
Guisla, regidor de La Palma, compró cuatro esclavos negros a Felipe Rodríguez, portugués estante, por
3.780 reales en tanta cantidad de vino que lo montó.
33 Archivo Histórico Insular de La Palma. Tomás González, caja 3, folio sin número. 1612. El esclavo se
llamaba Juan, tenía trece años y fue vendido por 950 reales.
34 Para ver este fenómeno en otras islas del Archipiélago Canario consultar los trabajos de LOBO CABRE-RA,
M.: La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI (negros, moros y moriscos), Las Palmas
de Gran Canaria, 1982, y BRUQUETAS DE CASTRO, F.: La esclavitud en Lanzarote, 1618-1650, Las
Palmas de Gran Canaria, 1995.
35 Archivo Histórico Insular de La Palma, Simón de Echaide, caja 3, folio sin número. 1612. Pedro Álvarez
de Espinosa, almojarife de la isla de Canaria, dio su poder a Miguel Jerónimo Sedero, vecino de Sevilla,
para que en su nombre venda un esclavo suyo mulato llamado Gonzalo de 20 años, que le había compra-do
al licenciado Juan de Porras y Sosa, tesorero de la catedral de Canaria y vicario general de la isla de
Tenerife, el cual le envió en el navío “Nuestra Señora de Candelaria”, cuyo maestre es Juan de Acuña, el
cual se dirigía a la ciudad de Sevilla, para que pueda venderlo en almoneda.
36 Ídem.
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37 Archivo Histórico Insular de La Palma. Tomás González, caja 6 folio sin número. 1615.
38 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 4, folio 11 vuelto - 12 recto. 1616. El
esclavo tenía por nombre Gonzalo y en la última ocasión fue vendido por 1.600 reales de plata castella-nos.
Se desconoce en cuanto fue valorado en la primera venta.
39 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 6, folio sin número. 1618.
40 Ídem.
41 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 4, folio sin número. 1616. El capitán
Bartolomé de Frías, sargento mayor de la isla de La Palma, apoderó a Miguel Jerónimo y a Manuel
Bueno, vecinos de la ciudad de Sevilla, para que puedan haber (tomar posesión de) una esclava mulata de
nombre Águeda, que Manuel Bueno llevó a su cargo a la ciudad de Sevilla, para que la puedan vender y
enajenar al fiado o al contado.
42 Archivo Histórico Insular de La Palma. Simón de Echaide, caja 4, folio sin número. 1617. El capitán
Bartolomé de Frías, sargento mayor de La Palma, apodera a José Carnero, al presente en esta isla y vecino
de Oporto, para que reciba a Águeda, mulata, su esclava, que anda fugitiva y se ausentó de la ciudad de
Sevilla habiéndola enviado allí para que la vendiesen por su cuenta y riesgo, y se hizo del poder de
Hernando de la Peña. La cual esclava será de treinta años, alta de cuerpo, bien apretada, aguileña, para
que la haya y cobre así en Brasil como en Portugal y venderla por el precio que le pareciere.
43 Ver tabla de ventas.
44 Archivo Histórico Insular de La Palma, Diego de Castro, folio sin número. El 17 de octubre de 1558 Juan
Centeno, vecino de Alcazar do Sal, estante en la isla de La Palma, maestre de la carabela San Juan, surta
en el puerto principal de esta isla, tiene cargadas de James Ventula, vecino asímismo de esta dicha isla de
La Palma, en nombre de Francisco de Valcárcel, de viaje para Cádiz, una esclava mulata llamada Isabel,
para entregarla en Cádiz a Juan de Borde el viejo, mercader flamenco.
45 Archivo Histórico Insular de La Palma, Diego de Castro, folio sin número. El 19 de octubre de 1558 el
mismo Juan Centeno tenía cargada en su carabela un esclavo negro llamado Antón de Marcos Arnao
Roberto, vecino de la isla, por orden de Alonso Hernández de Castro, veinticuatro de Sevilla, a cuyo
riesgo iba, para entregar a Juan Bautista de la Holla, vecino de Cádiz. Cobró de flete 35 reales.