CAUSAS DE MORTALIDAD
EN EL PUERTO DE ARRECIFE (1842-1856)
Las fuentes bases utilizadas para el estudio han sido las partidas de
defunción del Archivo Parroquia1 de San Ginés ', que desde finales
de 1843 comienza a registrar las causas de mortalidad y un Registro de
Defunciones realizado por el ayuntamiento 2, en el que también se re-cogen
las causas de los óbitos, por lo que pudimos contrastar ambos
registros para 1844-47, y por lo general coinciden en la mayoría de los
casos, aunque en el registro parroquia1 se recogen mayor número de
defunciones, lo que le supone un menor índice de subregistro.
Tenemos que reconocer que si bien por un lado hemos necesitado
de guías con suficiente solvencia en el campo médico, también debe-mos
de hacer hincapié en las dificultades de las imprecisiones del léxi-co
empleado, o más difícil aún, la razón concreta. Varias causas de
mortalidad son más definidas por sus signos externos que por una pato-logía
concreta -inflamación del vientre, irritación, retroceso de ronchas,
granos por todo el cuerpo, etc.-, en otras sencillamente se registra «se
ignora». Por otro lado, los profesionales médicos de otras islas observa-h
~ fqi ~ &eS efifermed~desn = se p:ese.i.ta:: casi nmca dpicas, sino con
mucha diferencia de síntomas, unas veces, o las más se enmascaran)) ',
probablemente a causa, principalmente, de las diferentes condiciones
medioambientales de cada Islallugar, y de las diferentes constituciones
de la población. Tampoco «se puede asegurar que la patología actual
sirva sin variaciones importantes para la descripción de cuadros supues-tameri,
te afiAhgos de! pasado. Cada efifermedad se siiiia eli iiíi contexto
biológico, variable en el tiempo, en equilibrio con el resto del conjunto
patológico de la época)) 4. A pesar de estas dificultades, salvando los
332 Francisca María Perera Betancor
problemas de léxico, indefinición, etc., las partidas registran un suficiente
porcentaje de patologías concretas, y las más numerosas responden a
conclusiones aportadas por historiadores
MEDICINA Y SANIDAD EN LANZAROTE
Lanzarote contó con una precaria asistencia sanitaria durante los si-glos
del Antiguo Régimen. Como en toda sociedad tradicional se practi-có,
simultaneamente, la medicina «popular» y la «académica». La primera
precedió a la segunda, y coexistieron juntas. Una isla representa por sí
misma una limitada frontera topográfica y está abocada al estudio y de-sarrollo
de todo tipo de remedios o curaciones a partir de las plantas,
animales, etc. que se encuentren dentro de ella 6. Curanderoslas, sanado-reslas,
esteleroslas, santiguadoreslas, etc., se encargarian de ello, así como
el transmitirlo, existiendo continuadoreslas en la actualidad. A veces a
esta ocupación se le asocia como un saber más de algunas mujeres de
Lanzarote que fueron señaladas como hechiceras '. Por otro lado, no fue-ron
muchas las ocasiones en que la población pudo plantearse acudir a
otro tipo de alternativas como la medicina académica. Teguise tuvo el
primer hospital de la Isla en la segunda mitad del siglo XVIII, pero su
duración y condiciones no fueron suficientes para paliar las deficiencias
sanitarias de la Isla, ni tampoco la Cuna de Expósitos que se le agregó 8.
Este hospital se encuadraría con los que recogen el fomento a la
asistencia y cuidado del enfermo, más que a la curación, y atienden a
la raíz etimológica de la palabra, «hospederías o asilos». En el hospital
no se admitían enfermos héticos, «u otras enfermedades incurables». Las
enfermedades venéreas eran las que más comúnmente se curaban 9. No
obstante, se pensaba que una de las patología dominantes en la Isla
-tuberculosis pulmonar- era atribuida al:
«venéreo o humor gálico; unas veces adquirido, y otras, con
m i s frecuencia, heredudn, per c q e s ~ 2 ~ S~IC 2~ OsC I S !-S fzmi-has
que no han tenido que lamentar alguna desgracia; tan común
y generalizada se halla esta plaga; pero la que se padece con más
frecuencia todavía es la elefancia, maligna y asquerosa enferme-dad,
que para desdicha de la clase pobre, se adquiere y hereda con
mayor fácilidad que la otra, siendo al parecer la causa principal
de Csta, los ma!us a!i;;.,entas c m qUe se s~s t i rmn!a s gectes drs-graciadas,
tales como la harina de granos picados, el pescado sa-lado
y rancio y las pardelas en el mismo estado* lo.
Causas de mortalidad en el Puerto de Arrecife (1842-1856) 333
Obviamente, estas afirmaciones demuestran los escasos conocimien-tos
certeros.
PROFESIONALES DE LA MEDICINA
A principios del siglo XIX Teguise contaba con un médico -Pedro
Súarez "-, y seis barberos sangradores. Tinajo, Haría y el Puerto del
Arrecife, contaban cada uno con un barbero sangrador 12. A finales de
los años veinte el doctor José Béthencourt Guerra, natural de Lanzarote,
solicita el permiso para ejercer, en espera de revalidar su título, expedi-do
p; k Uniier,-si&~ de P a ~ sp,= : !u Junta Supe:iQr de Madrid 13.
decir, la Isla era atendida por un insuficiente número de médicos ofi-ciales,
que se suplía con los sangradores, curanderoslas, etc., y por su-puesto
la asistencia en los partos era realizada por parteras.
Hay que tener en cuenta que los conocimientos impartidos en las
universidades con enseñanzas en ciencias médicas, no eran lo suficien-temente
efectivas, y ia oferta de ia h a c o p e a no tenia demasiada am-plitud
14. La preparación científica de los universitarios médicos no de-bía
acreditarlos en la práctica, mucho más que a los sangradores,
curanderos, etc., aficionados y sin título, y la demanda privada de asis-tencia
recurriría a éstos últimos tanto como a los primeros, o más 15.
A principios del siglo XIX, el reciente municipio de Arrecife
-1.798-, crecía rápidamente, estimándose que de 1776 a 1802 se
c~"~p!icó p&!aciSn 16. E! ~rerimientn phlgrinna! implicaha ma-yores
necesidades y carencias de profesionales médicos y condiciones
sanitarias. Desde 181 1 en el Islote del Francés se habilita un lazareto 17,
pero a mitad de siglo ya no existía 1 8 . Antes de que la medicina en el
municipio fuera ejercida por profesionales con reconocimiento académico,
estuvo en manos de personas que no lo tenían. Tal es el caso de un inglés
que iiegó al Puerto, Thomas Jariies, desde 1814 Era un comerciaiiie
que junto a su compatriota, el vicecónsul británico King, montó una com-pañía
que quebró. Pasará a ejercer la medicina sin acreditar su solven-cia
científica; y logra en 1837, el permiso que solicitó el propio ayunta-miento,
para ejercer en Lanzarote, en espera de que su acreditación
3 34 Francisca María Perera Betancor
llegara a la Isla 20, dada la escasez de médicos oficiales y la creciente
demanda de los mismos. James se quedará definitivamente en Arrecife,
permaneciendo soltero y sin descendencia, y cuando falleció, no reposó
junto a sus convecinos, pues al ser considerado protestante fue enterra-do
con otro compatriota suyo en el Islote del Castillo de San Gabriel Z'.
Hasta principios de la década de los 20 Arrecife seguía contando,
además de Thomas James, con un barbero sangrador 22. para remediar a
una población que ya alcanzaba a las dos mil personas.
Entre 1823 y 1827 se abre la primera botica en la Plaza de La Unión
(hoy de la Constitución), a cargo de José González Serrano 23. A finales
de los 20 tenemos registrado, además del barbero sangrador y boticario,
a un médico 24. A principios de los 30, se añaden otro barbero sangra-dor
y a dos médicos 25. Para la década de los 40, se registra a Manuel
Ramírez 26, Pedro Súarez, ya viudo y con 68 años se avecinda en Arre-cife
27 y a José Bermúdez 28.
En 1849 se avecindaba en el Puerto el palmero Santiago Hernández,
que abrirá botica en la calle Nueva (hoy C/ Fajardo) 29. En 1850 se re-gistra
a Pedro Medina Báez como médico cirujano 30, y en 1854 al mé-dico
Francisco de la Concha, de Cádiz, a quien se le registran cinco
asirt~nciar2 enfermnr de! pdmón y estómig~q, iie fi!!ecier~~e n 1858 3 1 .
También se recogen a otros profesionales sin instrucción académica
que amplian el panorama sanitario del Puerto. Así se registrará a Rosa
Páez como hospitalera 32. En la década de los 50 se registran dos amas
de cría -Manuela Martín y Ana Fangia de Gran Canaria- 33, y a una
partera, Feliciana Alvarez, quien había llegado entre 1820-30, de su tie-rra
natal, Fuerteventura.
En 1853 la Sociedad de Recreo habilita una casa particular, y crea
el segundo hospital con que contó la Isla, dedicado a San Rafael, con
la especial colaboración de su presidente, quien parece el promotor de
la idea, que siendo de suscripción voluntaria, pide al gobierno autoriza-ción
para que se declarara insular, tras visitarle el subgobernador del
distrito Rafael Muro 34. Desde enero de 1854, hasta septiembre de 1857,
se registran 11 partidas de defunción de hospitalizados en San Rafael,
recogiendo a enfermos de toda la Isla 35. El hospital de San Rafael no
llegó a consolidarse, y tendremos que esperar hasta que se habilita el
dedicado a la virgen de los Dolores, en el Lomo, trasladándose en 1887
a la Plaza de la Iglesia; que a duras penas sobrepasará la centuria 36.
En 1852 se cerro la botica y aún en 1853 la municipalidad no con-taba
con el suficiente presupuesto como para remunerar la dotación al
boticario, y pide ayuda al gobierno regional para hacer frente a los gas-tos,
ya que se corre el peligro de que se traslade a otra Isla 37. Las par-
Causas de mortalidad en el Puerto de Arrecife (1842-1856) 335
tidas de defunción también.nos señala la continuidad de la inclusa, y la
existencia en Arrecife de una casa cuna, a modo de hijuela.
En Arrecife, a medida que avanzaba la centuria, se fueron domici-liando
profesionales médicos acreditados, que por término medio fue-ron
dos. La oferta cualificada privada no será suficiente como para pa-liar,
al menos, las causas de la mortalidad ordinaria.
CAUSAS DE MORTALIDAD
Las causas más numerosas de mortalidad, registradas para 1842-50,
fueron la disentería, hidropesía, tisis y pulmonía.
La disentería o cólera morbo, es una enfermedad infecciosa, extre-madamente
contagiosa. A mitad de siglo diezmó, especialmente, a la
población de Gran Canaria. El Puerto del Arrecife habilita el cordón
sanitario para controlar a los barcos, y no son admitidos los que no ten-gan
en regla las patentes de sanidad y refrendos 38. A pesar de las me-didas,
el cólera incide también en Arrecife, suponiendo la causa de mor-talidad
para el 8,7% del total de los fallecidos 39. El hambre obligaba a
consumir alimentos en mal estado que podían acarrear epidemias de
disenteria. Entre otras causas el origen podía darse por consumo de cereal
enmohecido, segado antes de madurar o incluso corrompido por el cor-nezuelo4".
Las enfermedades infecto-contagiosas que causaron mortali-dad,
aparte de la disentería fueron la hidropesía: 7,4%, viruela4': 3%,
estados febriles: 1,3% ( calentura 0,896 y gripe 03% ), elefancia: O$%,
tabardil10~~0:, 8%, alfombrilla: 0,8%, venéreas: 0,8% -suponiendo la sí-filis
que es la única mortal-, sarna: 0,3% y el carbunco: 0,3. Dado que
otras causas de muerte son atribuidas a estados de putrefacción o de
gangrena 4,4% -pútridas y gangrena se dividen por igual el porcenta-n
,,m A *m 11 je-, de infección -u,~Yo-, O de procesos uicerows u,s-/o -ua-gas-,
que en total suponen el 5%., se deben añadir en este apartado de
causas infecto-contagiosas. Lo que supone el 29,2% de óbitos causados
por enfermedades infecto-contagiosas.
La tisis supone el 7,4%, y dado que la pulmonía -6,4%-, es una
patología relacionada con la tisis, estas dos suponen el 13,8% , y mu-cho
más si sumamos todas las patologías relacionadas con el aparato
respiratorio 43: del pecho: 5,2%, consunción: 3%, catarro: 1,4%. ahogo:
1,1%, asma: OS%, garganta: 0,3%, constipado: 0,3%, y la escrófula:
0,3%. Lo que en total, las enfermedades pulmonares suponen el 25,9%.
336 Francisca María Perera Betancor
Las patologías digestivas suponen el 7,4% de las causas de muerte.
Las causas relacionadas son : infección del vientre: 3,4%, biliosa: 2,4%,
estómago: 0,8%, diarrea: 05% y despeños:0,3%.
De las enfermedades relacionadas con la infancia y juventud desta-can
la alferecía -3,2%-, y la alfombrilla -0,7%- ya relacionada con
las enfermedades infecto-contagiosa, pero con incidencia en este tramo
de edad. También se recoge un pequeño porcentaje de infanticidios,
0,3% ". En este tramo de edad inciden mortalmente las enfermedades
digestivas, pero que suponemos más como signos de la verdadera causa
letal, como pujos -0,8%-, «comer tierra» -0,5%, que más que una
patología digestiva se le podría considerar como un disfraz del ham-bre-,
por tomar amala leche» -43%-, y por «retroceso de humor
«-0,5%- (¿quizás una deshidratación?). Lo que supone para la pobla-ción
infantil y juvenil el 5,6% de las causas mortales con incidencia
"..:"..l.,"., ,.,. -A-I.,. .,e.,* A,. ,.- A%.,...+" -1 -="A:- -1 ..,...,.,.e+":,. A,. 1,. ..l
G A b l u a I v a - 3 ~ UGUG UG CGIIGI GII L u c u L a GI auauu GI p u l ~ G u L a j cU G la al-fombrilla,
que no incide exclusivamente, aunque casi, pues al 0,8% del
total de esta patología le corresponde 0,7% a los dos primeros tramos
de la vida-.
Las patologías letales exclusivas de la población femenina no son
muy numerosas y registran bajos porcentajes -parto 0,5%, matriz 0,3%,
opilación 0,3%- y suman en total l,l%.
Las patologías con incidencia en los órganos neuromusculares que
fueron causa de mortandad - perlesía 1,9%, parálisis 1,9%, quebradu-ra
0,8%, lisiado 0,3% y baldada 0,3%-, suponen el 5,2%.
Las patologías relacionadas con el sistema nervioso central suponen
el 1,6% (derrame cerebral 0,8% e insulto O$%), las cardíacas el 0,5%
(aneurisma) y los tumores -neoplasia- el 1%.
Las enfermedades neuropsiquiátricas suponen el 0,896 (epilepsia
0,5%, demencia 0,3%).
Las patologías hepáticas -hígado 0,3%, embriaguez 0,3%, orina
1,1%, ictericia 0,8%- suponen el 2,5%.
Lar mceipr regirhadar directmnte cen !a m! nWriciSn rm erca-sas,
0,3% -languidez-.
Los accidentes, como causa de mortalidad, están representados ex-clusivamente
por los ahogados en el mar, pues a pesar de ser mayorita-ria
la población marinera, lo común era que no se supiera nadar, regis-trándose
el 1,6%.
Otras patoiogías referidas poseen un &o grado de indeterminación
por lo que es difícil incluirlas dentro de un órgano concreto (cólicos,
irritación, retroceso de ronchas, revolución de humores, granos en la
cabeza) y aportan cada una el 0,3%, y en total el 1,5%. Dentro de las
Causas de mortalidad en el Puerto de Arrecife (1842-1856) 337
patologías indeterminadas se añaden las que se registran como «de re-pente
» -3,8%-, vejez -0,6%-, o «muerte natural» -1 1,4%-, que
suponen el 17,3% de patologías indeterminadas.
Indeterminadas
I l Malnutrici6n 0.3%
Cardiacas 0.5%
Neurowquiatda 0.8%
Neoplasia 1%
- Obstetr~aa-Ginecologla
' Sisiema Nervioso Central
Infecto 1
Infan.. Juven. 5.6%
Para este sexenio, las enfermedades del aparato respiratorio aumen-taban
su alto porcentaje -38,9%-: afección del pecho: 9,6%, tisis:
10,6%, pulmonía: 6,7%, tos convulsiva: 3,1%, ahogo: 2,1%, consunción:
2,1%, constipado: 1,7%, catarro: 1,3%, asma: 1,3%, e inflamación de
garganta: $49'~.
Las enfermedades infecto-contagiosas bajan de porcentaje
-16,3%-, y la diversificación aumenta: disenteria: 3,9%, hidropesía:
2,8%, alfombrilla: 1,3%, sarampión: 1,3%, carbunco: 1,7%, tabardillo:
0,896, garrotillo: O$%, elefancia: 0,4%, varicela: 0,4%, y la erisipela:
0,4%. Las patologías de infecciones pútridas han descendido -2,1%, y
se añade un 0,496 de uiceras gangrenosas-.
Las enfermedades digestivas mantiene, practicamente su porcentaje
-7,6%-: infección de vientre: 4,796, biliosa: 1,7%, diarrea: 0,4%,
gastroenteritis: 0,4%, indigestión: 0,4%.
338 Francisca María Perera Betancor
Las patologías relacionadas con el sistema neuromuscular han subí-do
sensiblemente -6,7%- ( perlesía: 4,3%, parálisis: O$%, quebradu-ra:
0,8%, reumatismo crónico: 0,4%, afección nerviosa: 0,4).
Las patologías con incidencia en la población infantil, aparte de la
alfombrilla, son la alferecía -7,8%-, los non natos o partos prematu-ros
-1,7%- varicela -0,4% (sumado al total de enfermedades infec-to-
contagiosas)-; otras no son causa de muerte y se recogen unos sig-nos,
como por la dentadura -1,7%-, o de «granos por todo el cuerpo»
-0,4%, inanición 0,4% (contabilizada en Mal nutrición)-; en este pe-ríodo
la ictericia sólo incide en la población infantil -0,4% (sumado a
las hepáticas)-. El infanticidio mantiene su bajo porcentaje -0,4%-.
En total supone el 12% de patologías letales exclusivas para la población
más joven.
Las patologías del sistema nervioso central han descendido ligera-mente
O$% -derrame cerebral y «calentura cerebral». Las patologías
cardíacas 0,896 -aneurisma y «pasmo al corazón» se dividen, por igual,
el porcentaje -lo que supone un leve ascenso; los tumores ascienden
su porcentaje a 4,2% y se estabilizan las patologías neuropsiquiátricas
4,8%-.
No recogen otras cñnS8S q e c & r z p a la gohlación femenina
que por parto, y aporta un bajísimo porcentaje -0,4%.
Las causas hepáticas aportan sólo el O,8% -Mal de piedra, 0,4%, e
ictericia 0,4%-.
Los accidentes suben de porcentaje, 4,2% - d e una caída, 2,5%, por
quemadura, 1,3% (a partir del tercer grado para que sea mortal, y en
más del 30% del cuerpo), y por envenenamiento, 0,4%-.
Las causas que directamente especifican la mal nutrición sigue re-gistrando
bajísimos porcentajes, 0,4%.
Se completa con otras causas indeterminadas - e l 0,8% por irrita-ción,
y el 5,3% por «de repente», «de vejez» y por «muerte natu-ral
»-. que representan el 6;1%; descendiendo notablemente con respecto
al anterior porcentaje.
Causas de mortalidad en el Puerto de Arrecife (1842-1856)
Infecto 1 c<
CAUSASD E MORTALIDAD. ARRECIFE1 85 1-56
Indeterminadas 6.1%
Malnutrici6n 0.4% \ 1 Cardiacas 0.8% / Nwrorioulatría 0.8% u, Ne4>1aUa 4.2% , Obnetricia-G8n~ologia0 .4%
Acodentes 4.2%
Hepdtms 0.8%
Sirtema Nervioso Cemi
' Digestivas
1nfan.- Juven. 5.6%
CAUSASD E MORTALIDAD. ARRECIFE. PATOLOG~PAUSL MONARES
Del pecho ConruncUn Catarm Ahoga h a Garganta Conrtipado fxrbfular rrir
340 Francisca María Perera Betancor
En conclusión, son las enfermedades pulmonares e infectocontagiosas
las que inciden mayormente en la mortandad y ambas suponen el 55%
del total de las causas. Destacan también las digestivas y neuromusculares,
y exceptuando las específicas de la infancia y juventud, el resto de las
causas registradas suponen bajos porcentajes. Son pues, unas deficientes
condiciones nutritivas, higiénicas y sanitarias las que a priori causan más
óbitos. La alimentación tiene tanta importancia para la salud como para
la prevención de enfermedades. La mayor parte de la población tenía que
alternar la dieta básica poco diversificada -gofio de cereales, pescado,
leche, queso, papas, batatas, higos picones, fruta pasada, etc.-, con otra
de hambre -gofio de cosco o de vidrio, cerrajas, tuneras guisadas, o
alimentos en pésimas condiciones, etc.-, y que se suceden con las co-yunturas,
especialmente, de sequías cíclicas. A su vez, las condiciones
higiénicas y sanitarias, tanto pública como privada, serán insuficientes.
El círculo negativo de las causas y consecuencias para que se diera tal
panorama, suponen una interpretación más global de todos los condicio-nantes
que se daban. Se explican también porque se inserta en una es-tructura
socio-económica que estaba tradicionalmente muy condicionada
por la subsistencia para la mayoría de la población, basada en el sector
primario - e l subsector agrícola para la Isla y el subsector pesquero para
el municipio 45-, centrada en el autoconsumo y en la exportación, fuer-temente
condicionada por las cíclicas coyunturas climáticas adversas,
imperfecto sistema y canales de comercialización de los excedentes y
reservas. Asimismo, el precario nivel de salarios, de educación, etc., apar-te
del sanitario, supondrán un alto costo de la vida, que para la mayoría
de la población, y más dado el régimen insular, la abocada a la exposi-ción
de patologías con causas exógenas, reflejo de una sociedad tradicio-nal.
La' íntima relación entre miseria-hambre y enfermedad muestra en
Arrecife un ejemplo, y era necesario contrastarla con la tradicional vál-vula
de escape, la emigración, o resistir hasta superar la crisis. Por otro
lado, no siempre existe una relación directa entre las causas de la mor-talidad
y la situación económica en general, puesto que hay circunstan-cias
relativamente aütSnomas, ccmc !as ccndicimes higiénicus, e! r?i-ve1
científico y práctico de la medicina en la época 46. Si compartimos
esta última circunstancia con toda la región en general, no así la prime-ra.
La insularidad obligaba a la autosuficiencia, y en Lanzarote, además,
a depender del agua de las lluvias, circunstancia que no se podía contra-rrestar,
por lo que sus sequías ciclicas, van a suponer un enorme lastre
Para ias higiéliicas.
Quisiéramos agradecer la especial colaboración de las doctoras D.a
Juana LLavero Rodríguez y D." Emilia Rodríguez Padilla.
Causas de mortalidad en el Puerto de Arrecife (1842-1856)
NOTAS
l. Archivo Parroquial de San Ginés, en adelante A.P.S.G., Arrecife: Libros 11 y III
de Defunciones.
2. Archivo Municipal de Arrecife, en adelante A.M.A.: Censo 12, leg. 12/1. Re-gistro
de Defunciones, 3-X-1841 - 15-VI-1847.
3. Dr. E. DOM~NGUEEZl : año médico. Revista de Canarias, 23-XII-1880, n." 50,
donde reconoce que no sólo para ese año sino por regla general.
4. PÉREZM OREDAV, .: Las crisis de mortalidad en la España interior. S. XVI-XIX.
Madrid, 1980, p. 65.
5. MART~RNU IZ. J. F.: Dinámica y estructura de la población de las Canarias
Orientales (S. XIX-XX). Madrid, 1985, T. 1, p. 132.
6. GODOY PÉREZ, J. M.: Curandería y cancionero de Lanzarote. La Voz de
Lanzarote, 1986.
7. FAJARDOES P~NOLFA.:, Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moder-na.
Madrid, 1992, p. 495.
8. JIMÉNEZS ÁNCHEZS, .: «Origen y extinción del hospital del Espíritu Santo y la
Cuna de Expósitos, en la Villa de Teguise». El Museo Canario. VII-IX-46, pp. 59-65.
B o s c ~M ILLARESJ,. : «El hospital del Espíritu Santo en la isla de Lanzaroten. El Mu-seo
Canario. n." 85-88, 1963, pp. 57-62. DEN~GZR EK,D .: Resumen histórico descritivo
de las Islas Canarias. Copia mecanografiada del Museo Canario, 1854. T. 111, p. 946.
SANTANPAÉ REZ,J . M., MONZ~PNE RDOMOM, . E.: «Beneficiencia en Lanzarote)). III Jor-nadas
de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote. T. 1. Excmos. Cabildos de Fuerte-ventura
y Lanzarote, p. 88, recogen la primera tentativa en 1698, y 1774 como año de
apertura. Apuntamos que existen referencias de su existencia, anteriores a la fecha dada
como primer intento: Archivo Parroquial de Teguise. Libro Inventario de la Parroquia
de La Villa, 16-1-1679, consta la Ermita de Vera CNZ y Hospital. En el mismo archivo,
Libro l." de Punto Cuadrante de Capellanias. Sin foliar. Visita de 1738. El obispo Fran-cisco
Guillén manda a cobrar las rentas por capellanías, «so pena de cuatro ducados apli-cados
al Hospital desta Villa». RUMEU DE ARMAS, A.: «Estructura socioeconómica de
Lanzarote y Fuerteventura en la segunda mitad del siglo XVIII»A. .E.A., n." 27, p. 442.
Textos de Historia. Compilador Manuel de Paz.Santa Cniz de Tenerife, 1988, p. 60.
Apuntan que ya tenía rentas en fecha anterior a la dada -1776. aunque reconocemos
que el que tuviera rentas no asegura su real o efectivo establecimiento.
9. HERNÁNDERZO DR~GUEGZ.:, La estadística de Las Islas Canarias. 1793-1806,
de Francisco Escolar y Serrano. T. 11, Las Palmas de Gran Canaria, 1983, p. 48.
342 Francisca María Perera Betancor
10. MADOZ, P.: Diccionario geográfico-histórico-estadístico, 1845-50. Salamanca,
1986, p. 136. A pesar de los constantes vientos en Lanzarote, tiene un clima «dulce y
templado, habiéndo menos enfermedades estacionales que en las restantes Islasx.
11. ALVAREZR IXO,J . A.: Historia del Puerto del Arrecife en la isla de Lunzarote
una de las Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 119. Era natural de Cádiz y es-taba
casado con María Travieso Armas. BETHÉNCOURMTA SSIEUA, .: «Inoculación y va-cuna
antivarólica en Canarias, 1760-1830~. V Coloquio de Historia Canario-America-na.
T. 11, Madrid, 1982, p. 292. Cita como médicos a Pedro Suárez y a Cristóbal de la
Cueva.
12. HERNÁNDERZ ODR~GUEGZ.,: Op. cit., pp.47-55-61-85. Pp. 73-77, señala que
Tías es uno de los pueblos más sanos, principalmente por su hábitat disperso, aunque
«fatal para los niños y poco a propósito para prolongar la vida pues pocos llegan a vie-jo
». Mientras que en San Bartolomé «mueren más que en ningún otro pueblo», por su
hábitat concentrado. P. 89, Arrecife «no es un pueblo muy enfermizo, sin embargo no
es el mejor para la conservación de la especie, ni para la longevidad».
13. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, en adelante A.H.P.L.P.: Real Au-diencia.
Procesos, 1eg. 11,97411827.
14, P&EZ t v f a k ~X~I .~ nA,:..- D.. A ? < A 1 7
V .. VV.CLL. rp. -tJJ-?J I .
15. HERNÁNDEGZO NZÁLEZM, .: «Cambio social y transformaciones culturales en
Lanzarote durante el siglo XIX». 111 Jornadas de Estudios sobre Lunzarote y Fuerteven-tura.
T. 1. Excmos. Cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, 1989, pp. 305-307.
16. MILLARESC ANTEROA, .: «Arrecife, El Puerto de la Barrilla. (En torno a los
orígenes y desarrollo de una ciudad burguesa canaria entre el antiguo y nuevo régimen)».
Boletín Millares Carlo. V. 111, n." 5, VI-1982, p. 74.
17. ALVARERZI xO, J. A,: Op. cit. p. 39.
18. BUSTOSY BLANCOF, .: Topografía médica de las Islas Canarias. Sevilla, 1864,
p. 497.
19. A.M.A. Censos. Padrón 1834.
20. ALVAREZR IxO, J. F.: Op. cit., p. 119. Boletín Oficial de Canarias. Diputación
Provincial de Canarias. 19-VIII-1837, p. 59.
21. Hasta 1847 se registra a Thomas James en los padrones; por entonces tenía 53
años y llevaba residiendo en Arrecife 33. ALVAREZR IXO, J. A.: Op. cit., pp. 119-120.
A principio de siglo había llegado Jhon Hart, editor de un periodico de Londres, que
había enfermado de escrófula -conocida como lamparones-, en Tenerife, y se trasla-da
a Lanzarote porque tenía fama de curarla. No logra superar la enfermedad y fallece.
Por ser protestante y no existiendo cementerio, o espacio dentro de éste habilitado para
tal creencia, fue enterrado en el Islote del Castillo. EDDY,M . y HORMIGAM, .: Una vi-sión
de Puerto Cabras a principios del siglo XIx. VI1 Jornadas de Estudios sobre
Fuerteventuru y Lunzurote - 4 i i piensa- apoiiaiuii iríi de Hait -!0-IX-1814-,
en el que da otras razones para su estancia en la Isla.
22. A.M.A. Contribución de Comercio. Sin catalogar. 1820-21.
23. ALVAREZR IXO,J . A,: Op. cit., pp. 119-188. Era natural de Arrecife y estaba
casado con Catalina Morales. Fallece en 1857 a los 54 años. A.P.S.G. 111 Libro de De-funciones.
2 l -XI- 1857.
24. A.M.A. Contribución 1829. No quedó registrado su nombre.
5 . A.iv1.A. Cunirib~c~iójioiD .33. Una de :os ~~í igíadoieisa LUcas RUam, nawa!
de Gran Canaria. Los médicos eran José Béthencourt, que se avecinda a los 41 años, y
casado con la grancanaria Carmen Clavijo, y Blas Curbelo Guerra de Yaiza, contaba con
36 años y estaba casado con la arrecifeña M.a del Carmen Cabrera.
Causas de mortalidad en el Puerro de Arrecife (1842-1856) 343
26. Era natural de Teguise y había nacido con el siglo; era hijo del hacendado Carlos
Ramírez y Margarita Monfort. Residirá en Arrecife desde 1844 y no se casará. Fallece-rá
a los 52 años. A.P.S.G. II Libro de Defunciones, 11-X-1852.
27. A.P.S.G. Libro 111 de defunciones, 15-V!I-1853. Fallece a los 73 años.
28. A.M.A. Contribución comercial, 1842. Unica información que contamos para
este profesional.
29. A.M.A.: Censos. Tenía 43 años y estaba casado con la palmera M." Dolores
Salazar.
30. A.M.A. Censos. De 33 años y natural de Gran Canaria, como su esposa, Sole-dad
González.
3 1. A.P.S.G. 111 Libro de Defunciones.
32. A.M.A.: Censos. Padrón 1841.
33. A.M.A.: Censos. Padrones 1852-56.
34. A.M.A.: Correspondencia. Sin catalogar. Carta con membrete del Subgobiemo
de Canarias, 13-VIII-1853, de Rafael Muro al alcalde de Arrecife. DENIZG REK,D .: Op.
cit., p. 946.
35. A.P.S.G.: 11 Libro de Defunciones. A.M.A.: Correspondencia. Sin catalogar,
3-X-1853, en el que firma como médico Blas Curbelo.
36. Es LA Hez, A,: h z z ~ r c t eC. abi!d~d e Lai,zaru:c, 1961, p. 37.
37. A.M.A.: Correspondencia. 20-IV-1853. Carta del Subgobiemo de Canarias, fir-ma
Rafael Muro.
38. A.M.A.: Sanidad 211. Libros de la Junta de Sanidad, 12-VI-1851.
39. PÉREZM OREDAV, .: Op. cit., p. 77. En 1883 Kock descubre el agente patóge-no,
y en 1884 el español Ferrán descubrió la vacuna, pero hasta 191 9 no fue reconocida
internacionalmente.
40. PÉREZM OREDAV, .: Op. cit. p. 80.
41. A.H.P.L.P.: Ayuntamiento. leg. 1, expte. 81 1847. Registro General 5.387. En
1847 hubo cierta alarma ante un brote de viruela que había llegado de Baleares a
Lanzarote. Contagió a muchas personas pero no fue mortal. Hemos constatado la exis-tencia
de dicho brote porque se registran 11 casos de viruela entre febrero y julio de
1847, el único registrado para esta patología en todo el período y siendo mortal sólo
para la población infantil. PÉREZM OREDAV, .: Op.cit., pp. 73-74. El contacto interper-sonal
directo era el más importante, porque el hombre es el único huésted del virus de
la viruela. El enfermo que supera la enfermedad adquiere la inmunidad total. La inocu-lación
de la vacuna fue descubierta por Jenner en 1796. HERNÁNDEGZO NZÁLEZM, .:
Op.cit., p. 46. La práctica de la vacunación estuvo prohibida en España hasta 1800. En-tre
1803-4 se realizaron las primeras vacunaciones antivarólica en Lanzarote, pero sólo
se beneficiaron 10 niños. ALVAREZR IxO, J . A,: Op. cit. pp. 114-116. B~THENCOURT
MASSIEU, A.: Op. cit. pp. 291-292.
42. HERNÁNDEGZO NZÁLEZM, .: La muerte en Canarias en el S. xV///.S anta Cruz
de Tenenfe, i990, p. 29. Tifus. Se asociaba con disenteria, avitaminosis y otras patolo-gías.
El agente transmisor era el «piojo de la ropa», ligado a la falta de higiene perso-nal,
insalubridad pública y falta de infraestructura sanitaria. Diccionario Terminológico
de Ciencias Médicas. Barcelona, 1972. Señala que se transmite por el agua.
43. PÉREZM OREDAV, .: Op. cit. p. 71. Donde también relaciona estas enfermeda-des
con la nutrición. P. 81: Parece cierto que existe una relación muy directa entre la
carencia alimenticia y la tuberculosis, el progreso de la parasitosis y diversas infeccio-nes
e, genera!, qu-, eficGen:-n desa*ailo faci]i;a& por 12 &&i:idad previa del oiga-nismo.
Entre la población infantil, igual dependencia existe respecto al sarampión, la
erisipela y las pneumonías.
344 Francisca María Perera Betancor
44. A.M.A.: Correspondencia. 204-1834, citación del alcalde mayor de la Isla, Ra-fael
Vega, al alcalde de Arrecife, Bartolomé Arroyo, para que convoque a una vecina
de Arrecife, sobre un caso de infanticidio. PÉREZM OREDAV, .: Op. cit., p. 174. Desde
la Real Cédula de 11-XII-1796 se articula la recogida de expósitos, liberalizando o anu-lando
las penas por abandono, con la intención de evitar los infanticidios.
45. MILLARESC ANTEROA, .: Op. cit.
46. EREMZO REDAV, .: Op. cit., p. 93.