LOS JORNALEROS TEMPOREROS CANARIOS EN CUBA
DURANTE EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XX
Una vez terminada la guerra de independencia que trajo consigo
una drástica reducción de la población en el período intercensal de
1887-1899, se produjo un rápido crecimiento de la población cubana
provocado, fundamentalmente, por el enorme flujo de inmigrantes
españoles provenientes, básicamente, de Canarias y Galicia que mi-bó
a el país por la gran demanda de fuerza de trabajo durante el pe-ríodo
de 1900-1925.
Pretendemos en este artículo exponer algunos aspectos de las mi-graciones
de los jornaleros temporeros canarios en Cuba durante los
primeros 25 años de este siglo: las causas de las migraciones, la po-lítica
migratoria y su legislación, las condiciones de vida de los jor-naleros
y la actitud de los diferentes sectores de la población cubana
ante estos flujos migratorios.
Prácticamente no existe bibliografía sobre esta temática, e incluso
en las fuentes primarias hemos encontrado, al intentar realizar el es-tudio
de las regiones de procedencia de los inmigrantes españoles,
serins nhrtádm, pues en 18 d~riimentaci6n existente todos se regis-tran
por el rubro genérico de españoles, sólo a principios de siglo y
en muy pocos documentos, aparecen diferenciados los peninsulares de
los procedentes de las Islas Canarias y Baleares. Por estos motivos
hemos tenido que basarnos, para realizar esta investigación en la pren-sa,
manifiestos obreros, publicaciones de sindicatos obreros y
- n ~ w m ; c + - ~5 7 A; fnt -nnte~ i n w n ~ t i ~ a r i n~ tnn~n o~r í í f i r í l cr ~ í l l i ~ ~ dP" n c12 9 Liiiur yuioruu J u i ~ v r w - , w v iii i v iieurivlivu -- -__
provincias de Pinar del Río, Camagüey y Holgüin a mediados de la
década de 1980.
276 Dominga González Suárez
Es interesante señalar la alta proporción de canarios establecidos
en el país durante el período colonial, puesto que esto constituirá una
de las causas de atracción o «pul1 factor» para el siguiente siglo. En
las estadísticas publicadas por el Conde Hermildes de Toledo, únicas
del siglo XIX que recogen a los españoles según región de proceden-cia,
en la tabla «Distribución de la población blanca según su nacio-nalidad~,
podemos observar que el total de la población residente en
Cuba ascendía a 764.750 personas, de ellos el total de españoles
peninsulares era de 67.562, y el de canarios ascendía a 48.552. La
mayor parte de esta población estaban asentados en las zonas tabaca-leras
de Pinar del Río, donde prevalecía el pequeño campesino arren-datario
o «aparcero».
Durante el período de 1902-1931 entraron más de un millón dos-cientas
mil personas. El 60,6 por ciento de ellas eran españoles, un
14,8 por ciento haitianos, un 9,4 por ciento de jamaicanos, y el resto
de otras nacionalidades. Más del 80 por ciento de los inmigrantes se
encontraban entre los 15-45 años de edad, la inmensa mayoría perte-necían
al sexo masculino, y eran solteros o viudos. Se estima que esta
subpoblación contribuyó en más de un 30 por ciento al crecimiento
de la población cubana.
La política expansionista de los Estados Unidos motivó que Cuba
se convirtiera, después de la Guerra Hispano-Americana, en semi-colonia
yanqui. Es por ello que al convertirse las migraciones en una
de las fuentes fundamentales de suministro de fuerza de trabajo, la
política migratoria respondiera a los intereses económicos de su nue-va
metrópoli.
Importantes inversiones norteamericanas fueron dirigidas en este
período hacia el transporte ferroviario. Durante la primera ocupación
militar norteamericana se construyó en sólo dieciocho meses el ferro-carril
que unía la región central con la oriental, facilitando por pri-mera
vez en el país, el transporte terrestre necesario para futuras
inversiones en el sector azucarero y el desarrollo de un mercado in-terno
necesario para la incorporación de las provincias de Puerto
Príncipe (Camagüey) y Santiago de Cuba (Oriente) a la actividad eco-nómica
del país.
De esta manera, durante los primeros años de la neocolonia, ve-mos
surgir una extensa red ferroviaria que garantizaría el monoculti-vo
y la explotación azucarera.
Unido a esto se producen !as grandes compras tierras hxata~
por compañías norteamericanas, sobre todo en las provincias de
Camagüey y Oriente. Tal es el caso de la Cuban Cane Sugar Co., que
Los jornaleros temporeros canarios en Cuba ... 277
llegó a poseer doce ingenios con 10.844 caballerías, y el de la United
Fruit Co., con dos ingenios y 8 578 caballerías. (Guerra y Sánchez,
Ramiro 1927:72).
Una vez asegurada las comunicaciones y la tierra, o conjuntamente
con ese proceso, se inicia la construcción de grandes centrales con
tecnologías modernas, lo que conlleva un considerable aumento de la
mano de obra fundamentalmente para el sector agrario.
La 1 Guerra Mundial aceleró notablemente el proceso inversionista
en la industria azucarera. En diez años las inversiones del capital en
Cuba pasaron de 200 millones a más de 1.500 millones de dólares,
con las tres cuartas partes de la industria azucarera del país en ma-nos
de corporaciones norteamericanas. Hubo en esos años una gran
demanda de fuerza de trabajo. El desarrollo del capitalismo dentro de
nuestro país fue extraordinariamente rápido.
Los mecanismos de acción de la ley de la oferta y la demanda
para la mercancía fuerza de trabajo crean la necesidad de contar con
una gran masa de desocupados que conformarán el ejército industrial
de reserva. En Cuba, el crecimiento natural de la población fue insu-ficiente
para cubrir la necesidad de mano de obra y mantener al ejér-cito
industrial de reserva en el nivel requerido, sin el cual se hubiera
producido un aumento del precio de la fuerza de trabajo por encima
de los límites tolerables por el sistema.
El objetivo central de la inmigración fue el de ayudar a crear y
mantener una masa de desocupados que garantizara una oferta de fuer-za
de trabajo muy superior a la demanda.
Los inmigrantes venían atraídos, básicamente, por el valor de la
zafra ' y porque la retribución salarial en Cuba era mayor que la ofre-cida
en los paises de procedencia de la gran masa de inmigrantes.
Durante las campañas propagandísticas de principios de siglo para
promover la inmigración, se hizo énfasis en la importación de fami-lias,
sin embargo, la característica estaciona1 de la producción azuca-rera,
requería de grandes contingentes de jornaleros agrícolas para el
CGI?~ de la caña. Fstn metivi, en gran parte; que los proyectos de
colonización con familias canarias carecieran de éxito, y en su lugar
se generalizara la contratación ilegal de trabajadores.
En España, y en especial en Canarias una de las regiones
que mayor número de inmigrantes aportó a Cuba, no existía, a prin-cipios
del siglo xx, ninguna traba que impidiese la salida de sus ha-
Sitantes.
27 8 Dominga González Suárez
ANÁLISIS DE LA POBLACI~N Y SITUACI~N OCUPACIONAL
DE LA ISLA
Según el censo de 1887 el total de la población ascendía a
1.631.687 habitantes, mientras que el censo de 1899 arrojó una po-blación
total de 1.572.797 habitantes. Por estas cifras se observa que
la pérdida sufrida durante los doce años ascendió a 39.842 personas,
o sea, el 3,6 por 100 de la población del año 1887 2. Sin embargo, de
acuerdo con el exceso de nacimiento sobre defunciones, según los
registros civiles, se supone que la población aumentó desde el año
1887 hasta principios de la guerra de 1895 en aproximadamente 1,8
millones de habitantes; de ahí que se calcula que la pérdida ascendió
a más de 200 000 habitantes durante el período 1895-1898.
Junto con esto es necesaIio analizar el ritmo de crecimiento de la
natalidad, el cual indica que en 1896 la proporción de nacimiento por
mil fue superior a 12,l para en 1897, 1898 y 1899 descender a 8,9,
5,7 y 6,l respectivamente. Una de las causas principales que motivó
tan alto número de defunciones fue, sin duda, la política de recon-centración
ejecutada por el General Valeriano Weyler, y que trajo
consigo el despoblamiento de los campos cubanos.
Así pues, mientras el país tenía muy escasa población rural, y la
existente carecía de recursos para explotar sus tierras, en la ciudad
había un exceso relativo de población. Si a esta situación se añade el
elemento extranjero, se evidencia que el número total de la población
extranjera era de 172 535, es decir, el 11 por 100 de la población del
país. De éstos, 129.240 eran españoles, los cuales representaban el 74,9
por 100 del elemento extranjero.
La proporción de los nacido en España era, como es natural, ma-yor
en la ciudad de La Habana que en el resto de la Isla y ascendía
al 20 por 100 del total de habitantes.
Al analizar la cantidad de jornaleros de raza blanca en edad labo-ral,
se observa que de 447.373 nativos, sólo 274.365, o sea el 61,3
por 100, eran asalariados, mientras que de 115.740 extranjeros,
11 1.105 eran asalariados, o sea, el 95 por 100 3.
El hecho de que más del 80 por 100 de los inrnigrantes españoles
se encontraban en edad laboral, explica el peso de éstos dentro de la
fuerza de trabajo del país.
La alta concentración de españoles en algunos de los sectores eco-nómicos
como el comercio importador y al detalle, la industria azu-carera
y la tabacalera controlada en sea fecha por la burguesía espa-
Los jornaleros temporeros canarios en Cuba ... 279
ñola, motivó una cierta solidaridad que se tradujo en una señalada
preferencia hacia la contratación de sus conciudadanos. Ante esta evi-dencia
se produjo una reacción entre los trabajadores nativos. Una de
las primeras organizaciones obreras que llegó a agrupar a amplios
sectores de obreros de la ciudad de La Habana, la Liga General de
Trabajadores Cubanos, planteaba en su primer manifiesto público
(1899), la discriminación a la que estaba sometido el obrero cubano.
El conflicto entre nativos y españoles, fue una constante dentro
del movimiento obrero cubano hasta mediados de la década del diez,
fecha en que comienzan a arribar masivamente haitianos y jamaicanos.
Entonces el conflicto se transformó en una lucha entre blancos y ne-gros,
exacerbándose la discriminación racial.
Durante los primeros años de este siglo las demandas obreras se
centraron en la exigencia de igualdad de condiciones entre españoles
y cubanos. Sin embargo, mientras esto acontecía dentro de la clase
obrera, la oligarquía azucarera, a través de el Círculo de Hacendados
y Agricultores clamaba por la importación de braceros procedentes de
la península y Canarias.
La dependencia político económica del país, viabilizó que los di-ferentes
intereses económicos norteamericanos dirigieran la política
que debía seguir su nueva neocolonia con la mercancía fuerza de tra-bajo,
en donde la inmigración constituía en esos años un factor de
extrema importancia. Esta política dependía de los objetivos hacia los
cuales estaban dirigidas las inversiones, así como del propio proceso
de monopolización en los Estados Unidos.
En 1898, cuando se produce la primera intervención yanqui en
Cuba, en ese país se estaba gestando un proceso acelerado de con-centración
de capitales. Por un lado se había desarrollado una fuerte
industria remolachera como consecuencia de su política proteccionis-ta,
y por otro, ya desde 1889, se había creado la American Refining
Sugar Co., conocida como el Trust del Azúcar. Sin embargo, en los
primeros años de este siglo, los magnates de la industria doméstica
de azúcar de remlacha :da:: Una g : ~inf luencir. s~br re! Cengiesc
de ese país. De ahí que la primera ley de inmigración u Orden Mili-tar
No. 155, impuesta a la isla el 15 de mayo de 1902, obedeciera a
esos intereses. Esta ley prohibía la inmigración china, la contratación
de braceros y el fomento de la inmigración en el extranjero 4.
Contrario a los intereses del Trust del Azúcar, que aspiraba a ob-tener
gr.l caiiiidad de az6ck- crudo, :ike de &-z:ce!es, e! Cvngreso
de los Estados Unidos nos impuso esta ley que fue la garantía que
necesitaba la industria doméstica azucarera de ese país para asegurar
280 Dominga González Suárez
que Cuba no realizaría grandes zafras, puesto que sin la disponibili-dad
de fuerza de trabajo esto era imposible. De esta forma trataban
de evitar que a través de la competencia pudieran arruinarse.
Es interesante destacar que la oligarquía azucarera cubana que se
opuso, como era de esperar, a esta ley por ir contra sus intereses de
garantizar la fuerza de trabajo necesaria para la reconstrucción de las
fincas destruidas durante la guerra y las zafras azucareras, estaba de
acuerdo con la prohibición de la inmigración china, por considerarla
indeseable, pero se pronunciaba por la importación de braceros y de
familias procedente de Islas Canarias y la Península 5.
Esta situación duró poco. Durante el primer quinquenio de este
siglo, el Trust del Azúcar logró, a través de toda una serie de opera-ciones
financieras, el control de casi toda la industria azucarera de los
Estados Unidos. (United State Tariff Commission, 1929:435, 436). La
monopolización y la consiguiente influencia en los órganos legislati-vos
de ese país hizo posible que la American Sugar Refining Co., en
acuerdo con el la oligarquía azucarera nativa y el gobierno de Estrada
Palma, reorientara la política inmigratoria de la neocolonia.
En 1904 se presentó al Senado cubano el proyecto de Ley de In-migración
en el que se fomentaba la inmigración de familias canarias
y la importación de braceros. Después de una continua campaña pro-pagandística
a favor del fomento de la inmigración y presionado por
las compañías azucareras norteamericanos y la oligarquía azucarera
cubana, el gobierno de Estrada Palma dictó el 11 de julio de 1906 la
Ley de Inmigración y Colonización en 1906. En dicha ley se propi-ciaba
la inmigración de familias europeas y el Estado pagaba los pa-sajes
de Canarias a Cuba. Eliminaba las restricción expresada en la
OM No. 155, o Ley de Inmigración y permitía la contratación de bra-ceros
por una compañía o particular que previamente haya obtenido
autorización del Estado.
Sin embargo, esta no pudo entrar en vigor hasta 1910 cuando se
aprobó su Reglamento (Decreto no.793). Hasta esta fecha, las com-n-
a ñ ím- n--a v.i -er-a- -< d--~ -d- i-r -a-r n n --A 2 A r-e r-l-i- i-t-n r t-r- í-i-hí-i j-n-dn-r-p- -c tpmpgyprgs ---a- ~ 2 ~ 2 -
rios que introducían clandestinamente en el país, durante los meses
que duraba la zafra azucarera.
Durante el Gobierno de José Miguel Gómez, a raíz de la procla-mación
del Reglamento de la Ley de Inmigración de 1096, se pro-yectó
un plan para traer familias de Islas Canarias con la finalidad
de rediza Mmvs agrke!as.
La política inmigratoria del Gobierno era demagógica y los hacen-dados
estaban conscientes de esto, es por ello que en mayo de 1912
Los jornaleros temporeros canarios en Cuba ... 28 1
organizaron una asociación que denominaron «Fomento de la Inmi-gración
» en donde estaban presentes lo más selecto de la oligarquía
azucarera y de las empresas norteamericanas.
El interés básico de la organización era fomentar la contratación
de braceros temporeros de canarias, en el informe de la junta directi-va
a sus asociados, correspondiente al período comprendido desde su
constitución en mayo de 1912 hasta el 31 de diciembre del mismo
año, se señalaba la solicitud presentada por Mario García Menocal 6,
al Presidente de la República, para traer un número de familias de
labradores de España o Canarias con el fin de establecerlas en esos
ingenios. Otros hacendados hicieron la misma solicitud. El Estado era
el encargado de abonar los pasajes, según lo estipulado en la ley de
11 de julio de 1906.
Lo más interesante del informe fue la explicación económica de
!a necesidad de impertar irhraceros y fomentar la inmjgración trash'i-mante
de labradores y jornaleros, planteaban que por cada peso que
el inmigrante se llevaba había aumentado el capital, con su labor en
veinte o veinticinco '.
Sin embargo, este tipo de inmigración golpeaba directamente al
obrero cubano, pues deprimía sus salarios y empeoraba sus condicio-iiej
de vida. La preíija obrera demnci6, en inxrne;ab!es arric~los,!o s
objetivos de la política de fomentar la inmigración, la forma des-piadada
en que eran explotados los inmigrantes, así como los efectos
que esto causaba sobre los jornaleros cubanos. En un editorial de pe-riódico
El Mensajero, se planteó:
«Todos los años, al aproximarse la época de la zafra azuca-rera,
claman los hacendados, y a sus clamores hacen coro los
periódicos burgueses pidiendo brazos para las faenas agrícolas.»
El Gobierno, atento a los intereses de las clases que representa,
no desoye, a su vez, los clamores de los hacendados, y al efecto vota
créditos destinados al domento de la inmigración», fomento que se
reduce a la tarea de proporcionar a los dueños de ingenios «brazos
baratos» para las faenas de zafra, ya que para nadie es un secreto que
en nuestros campos sobran brazos, sólo que éstos no se resignan a
trabajar en los ingenios por los míseros jornales que lo hacen los in-felices
inmigrantes.
Para convencerse de que no existe tal «fomento de la inmigra-ción
»! y sí sólo una importación periódica de «brazos baratos» para
las faenas de la zafra azucarera, no hay más que darse en estos días
282 Dominga González Suárez
una vueltecita por la Estación Terminal y ver como vienen los trenes
procedentes del interior atestados de braceros españoles, que al ter-minar
las faenas de la zafra regresan a la Península.
Los trabajadores importados exprofeso para proporcionar «brazos
baratos» a los hacendados, esos braceros procedentes de un país don-de
el trabajador vende su esfuerzo muscular por un mísero estim-pendio,
vienen a Cuba a deprimir el salario de nuestros jornaleros,
acosturmbrados a un nivel del vida muy inferior al de los trabajado-res
cubanos, los inmigrantes importados viven con una economía
rayana en tortura. Sin familia, sin relaciones sociales, suprimiendo todo
gasto que no sea el de comer un miserable bodrio, apenas suficiente
para su nutrición orgánica, y hasta prescindiendo con una especie de
religioso horror del indispensable uso del agua y del jabón, trabajan
afanosamente durante seis meses para llevarse a su país de origen el
fruto de su martirizante economía.
«Esos inmigrantes temporeros, que vienen al país a realizar de-terminadas
faenas para regresar luego al lugar de su procedencia
llevándose hasta el último centavito, que han ahorrado a fuerza de
cruentas privaciones, se conocen en la República Argentina con el
nombre de "golondrinas" (...) y allá como aquí esos infelices, cuya
~ i s e r i a!e s ek!iga U servir de iinlsfr~illeinlteU ! r api tdi s ~ ee n !a emprr-sa
de obtener la mayor suma de trabajo al menor costo posible depri-men
el jornal de los trabajadores nativos o de antiguos radicados en
el país, contribuyendo a hacer más crítica la situación de sus propios
compañeros de infortunio* 8.
Ya en estos años el fomento de la inmigración de familias iba
perdiendo importancia dentro de la esfera propagandística con respecto
a la contratación de braceros, el mismo Gobierno co+ibuyó a esto.
Según relata el Secretario General de La Asociación Fomento de la
Inmigración, la Secretaría de Agricultura saboteó el proyecto de la im-portación
de familias. Se llegó a dar varias autorizaciones firmadas
por el secretario del ramo para que diversos ingenios pudieran traer
grupos de 25 familias, pero se advirtió que al recibirlas no las envia-ran
a su destino hasta que las autorizaciones se publicaran en la Ga-ceta
Oficial. Y, efectivamente, nunca se publicaron, por lo que dichas
autorizaciones se convirtieron en papeles mojados 9.
No se descartaba la posibilidad de que gran cantidad de estos
inmigrantes se quedaran en el país y fuera absorbidos por la pobla-ción
nacional, cosa que pudimos constatar en las investigaciones
etnológicas de la Academia de Ciencias de Cuba, que realizamos a
mediados de la década del ochenta en zonas tabacaleras de la provin-
Los jornaleros temporeros canarios en Cuba ... 283
cia de Pinar del Río, y en zonas azucareras de la provincia de Cama-güey
y Holgüin. En estos lugares pudimos entrevistar a varios cana-rios
o sus descendientes, procedentes de La Palma y de Las Palmas
de Gran Canaria, que habían sido contratados como jornaleros tras-humantes
durante la década de 1910 y 1920, pero que se casaron con
cubanas y se establecieron definitivamente en el país.
Con la Primera Guerra Mundial y el consecuente aceleramiento de
las inversiones norteamericanas, hubo una gran demanda de mano de
obra para el corte de caña que hizo que los salarios aumentaran cons-tantemente.
Esto obligó a las empresas norteamericanas y a los empre-sarios
azucareros cubanos a contratar braceros haitianos y jamaicanos
en los países de origen. Para lograr este fin sin ningún tipo de impe-dimento
jurídico, fue preciso dictar la Ley de Inmigración de 1917,
en donde se abrió las puertas a todo tipo de inmigración y permitió
la contratación de braceros en el país de procedencia sin necesidad
de la autorización gubernamental. Esta ley puso fin a la contratación
clandestina de trabajadores temporeros.
En 1920, el año de las «vacas gordas», arribó el mayor contin-gente
de españoles (94.294 españoles) 'O A pesar de la crisis econó-mica
de post-guerra de 1920-1921, las empresas azucareras continua-ron
y hasta incrementaron la importación de braceros haitianos y
jamaicanos. En aquellos momentos más que nunca les era necesario
rebajar el costo de producción para hacer rentable sus propiedades.
A partir fundamentalmente de la crisis de superproducción azuca-rera
iniciada en 1925, la inmigración española tiende a reducirse,
mientras que la antillana, dedicada al corte de caña y contratada en
su país de origen, se mantiene estable.
En los años comprendidos entre 1926- 193 1, las inmigraciones
haitiana y jamaicana pasaron a ocupar el primer y segundo lugar en
orden de importancia, para desplazar de esta forma a la inmigración
española, que durante los años de 1902 a 1925 fue la más numerosa.
Después de la crisis de 1929 cesó la inmigración económica. La
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una reducción del número de ingenios activos y de los días de zafra.
El desempleo se convirtió en un mal crónico.
En un intento de contrarrestar los efectos de la crisis, los diferen-tes
gobiernos que se sucedieron en la década de 1930, como medida
demagógica, acudieron a la repatriación masiva de los inmigrantes,
que ccinsi&ra~an pe de: desemp:eo se d&i2, efi gren
medida, a la gran cantidad de extranjeros que se encontraban en el
país.
Dominga González Suárez
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Archivo Nacional de Cuba, Fondo de Presidencia.
Los jornaleros temporeros canarios en Cuba ...
1. Esto quedó demostrado en el estudio estadístico realizado por la autora para
comprobar las causas que motivaron que nuestro país fuese receptor de esa gran masa
de inmigrantes.
Se comenzó por la representación gráfica de las oscilaciones del valor de la zafra
y de los inmigrantes, dada la similitud entra estas dos curvas se dedujo que existía
una dependencia de la inmigración con respecto a esa variable. Por esta razón se
decidió hacer un análisis de regresión lineal múltiple, en donde tomamos como va-riable
dependiente el total de inmigrantes entrados anualmente, y como variables in-dependientes
el ingreso monetario nacional, ingreso monetario per cápita, ingreso real
nacional, ingreso real per cápita y valor de la zafra, el resultado fue que el coefi-ciente
de correlación para esta última variable fue de 0,834, el más alto de todos.
Aunque hay que señalar que todos los coeficientes de correlación de todas las demás
variables fueron también altos para los niveles de significación.
2. EUA War Department. Office Director, Census of Cuba. Report of the Census
of Cuba, 1899. Government Printing Office, 1900 p. 84.
3. Ibídem, p. 97.
4 . GONZÁLEZSU ÁREZD, ominga: «Algunos aspectos socioeconómicos de la Ocu-pación
Militar Yanqui en Cuba». Revista Economía y Desarrollo, No. 91, 1982.
5. FALTA TEXTO.
6. Administrador de los centrales Chaparra, Delicias y San Manuel y futuro pre-sidente
de la República de Cuba (1913-1921)
7. Informe de la junta directiva de la Asociación Fomento de la Inmigración a
sus asociados correspondientes al período comprendido desde su constitución en mayo
de 1912 hasta el 31 de diciembre del mismo año. La Habana, enero 1913.
8. E1 Mensajero, La Habana, 1914.
9. Archivo Nacional de Cuba, Fondo Presidencia 115\94.
10. SECRETARDIAE HACIENDAD, IRECCID~EN E STAD~STICInAm:i gración y Movi-miento
de Pasajeros 1920, ed. Rambla y Bouza, La Habana.