REFORMAS, GUERRAS Y TRÁFICO
CANARIO-RIOPLATENSE
Uno de los aspectos fundamentales que se destaca tanto en la
historia económica de las Islas Canarias, como en la del Río de la
Plata es la permanente actitud de reclamo por las limitaciones a que
ambas zonas están sometidas en el orden comercial. Por supuesto
que la situación de estos territorios, pertenecientes al vasto Imperio
español, es diferente, ya que mientras el archipiélago muestra una
presencia esencial en la estrategia de las rutas a las Indias, la región
rioplatense mantiene una situación de marginalidad. Sin embargo, al
llegar el siglo XVIII, motivaciones estratégicas, económicas y de
soberanía, entre las que se destaca la presencia cada vez mas asidua
de extranjeros en procura de ejercer el comercio, apropiarse de las
riquezas ictícolas y controlar las vías interoceánicas, llevan a poner
las miradas en las lejanas tierras australes. La instalación de los por-tugueses
en la Colonia del Sacramento desde 1680 y la ocupación
de Malvinas por parte de franceses y británicos, eran serias motiva-ciones
de alerta; a la vez que una nueva experiencia se registraba al
unirse al tradicional interés por las riquezas metalíferas altoperua-nas
las posibilidades económicas que proporcionaba la explotación
ganadera. Sin embargo, más de tres cuartos de siglo debieron pasar
para que la región tuviera transformaciones de fondo como las pro-porcionadas
por la creación del Virreinato del Río de la Plata (1 776)
o la incorporación al sistema de Libre Comercio.
En el largo camino que conduce a las reformas comerciales,
podemos observar la presencia del interés por el establecimiento de
vínculos entre Canarias y el área rioplatense, que casi sistematica-mente
fueron frustrados1.
Ahora bien, podemos preguntarnos si cuando se produce el pro-ceso
aperturista, luego de la promulgación del Reglamento y Aran -
720 Hernan Asdrubal Silva
celes Reales para el Comercio Libre de España a Indias, del 12 de
octubre de 1778, se cumplen las expectativas de canarios y
rioplatenses .
Antes de contestar a este interrogante tenemos que hacer refe-rencia
a dos aspectos muy importantes. Por un lado, debemos obser-var
que cuando se produce la apertura del Libre Comercio existe
una estructura montada por el tradicional grupo monopólico gadi-tano,
que mantiene su primacía; a lo que se suma la participación
catalana que dinamiza el comercio del Mediterráneo en una ince-sante
búsqueda de mercados. Todo esto sin olvidar que, desde 1767,
con el Correo Marítimo, se había establecido un importante inter-cambio
del Río de la Plata con La Coruña. Dentro de este contexto
esencial, tenemos que ubicar asimismo los nuevos vínculos con
otros puertos peninsulares, como Málaga, Vigo, Gijón o Santander.
Por otro, debemos indicar las limitaciones a que estuvo some-tido
el puerto de Santa Cruz de Tenerife, cuando al habilitarlo, junto
al de Palma de Mallorca, se señala que sería «con-arreglo a sus par-ticulares
concesiones, en las que Únicamente se permite a los natura-les
de ellas embarcar en sus Registros las producciones y manu-facturas
propias de las mismas Islas, con absoluta prohibición de
introducir géneros extranjeros, a menos que vengan sus embarcacio-nes
a tomarlos en alguno de los puertos habilitados de
E~paña))~.
Es cierto que en el Art. 22 del mismo Reglamento, se favorecía
a los insulares al decretar el Rey la liberación por diez años de todo
derecho a la salida de España y de almojarifazgo al ingreso a Ame-rica
de todas las manufacturas de lana, algodón, lino y cáñamo «que
sean indubitablemente de las fábricas de la Península y de las Islas
de Mallorca y Canarias)), pero la restricción a sus propios efectos
creó una situación de desigualdad difícil de superar. La visión penin-sular
se imponía y si América debía ser básicamente productora de
materias primas y consumidora de manufacturas españolas y extran-jeras,
Canarias no escapaba totalmente a aquella concepción
imprriu!.
Por otra parte, Canarias no aportaba mercaderías diferenciales,
sino que por el contrario entraba a ejercer una competencia abierta
con las plazas peninsulares. Junto a sus recursos agrícolas expuso
los resultados de una producción manufacturera limitada y que,
según Antonio Macías, no pasaba de la etapa protoindustria13. La
~idüccióiiU oiiiéstica estaba zviqxesta p:incipa!menk. pcr ugdar-
Reformas, guerras v tráfico canario - rioplatense 721
dientes, vinos y textiles y de allí que, frente a la experiencia de los
comerciantes tradicionales y, particularmente, a la agresión del trá-fico
catalán, el área rioplatense fuera poco permeable a los produc-tos
isleños.
Los vinos y aguardientes canarios, cuya comercialización por
Buenos Aires había sido impugnada por los fabricantes cuyanos,
recibe la competencia de las exportaciones peninsulares; debiendo
ser importante la puja de los caldos catalanes que, según un informe,
eran preferidos por su mayor fortaleza y menor coste4.
Las quejas por las restricciones del Reglamento se hicieron sen-tir
desde un primer momento, pero recién en 1786, se comunicaba a
Buenos Aires la extensión a Tenerife y a los demás puertos habilita-dos
del archipiélago canario de la posibilidad de extraer la cuarta
parte del valor de la carga en géneros extranjeros de lícito comercio.
Quedaba «bien entendido)) que las otras tres cuartas partes debían
ser de productos de las islas, de España o extraídos de los puertos
habilitados de la Península5. El mismo fundamento de la medida
habla de la situación que debía vivir el comercio local, ya que se pre-tende
con ella lograr «el alivio)) y «el fomento)) que los dueños de
navíos y comerciantes isleños. Sin embargo, al menos en el movi-miento
portuario rioplatense, no se sienten cambios sustanciales.
No pretendo aquí introducirme en la polémica referida a la
incidencia del Libre Comercio en la economía Canaria, sino simple-mente
aportar datos para comprender las limitaciones, condiciones
y características de los vínculos entre el Archipiélago y el Río
de la Plata.
Luego del análisis de una amplia documentación referida al
comercio y al trato marítimo, podemos afirmar que el otorga-miento
de la libertad de Comercio no vitalizó las relaciones canario-rioplatenses,
com podría esperarse. Pese a la oportunidad que
significó la apertura de una boca de ingreso y egreso de mercaderías
como la proporcionada por Buenos Aires y Montevideo, la compe-
&--A- 2- 1 1 ---- 3.1 miua uc 10s periiribuiareb ueoió dejar poco o ningún iugar a ia bur-guesía
comercial canaria. Sin embargo, hemos de destacar que el
hecho de que la normativa de 1778 no tuviera el efecto esperado, no
significa que no se registraran vínculos con los puertos insulares.
Debió mediar un conflicto tan importante como el desatado con
Gran Bretaña a partir de 1796, para que aparezca un significativo
encauzamiento del tráfico entre el Río de la Plata y Canarias.
722 Hernan Asdrubal Silva
Que haga hincapié en colocar como base de partida la con-tienda
desatada luego de la firma del tratado de San Ildefonso, entre
España y Francia, no quiere decir que con anterioridad no se hayan
producido vinculaciones directas e indirectas con las islas. El 27 de
octubre de 1782, durante la guerra con Gran Bretaña, el paquebote
portugues ((San Pedro de Alcántara)), procedente de Canarias arri-baba
al puerto de Montevideo, luego de hacer escala en Rio de
Janeiro. Traia por cuenta de S.M. vinos, aguardiente y clavazón,
ademas de 45 negros que cargara por cuenta de particularesf'. Ade-mas.
en diversas oportunidades aparecen registradas escalas en
puertoi isleños. Asi por ejemplo, en mayo de 1780, José de Gálvez
comunicaba al Virrey del Río de la Plata que debia estar por arribar m
D
un convoy de naves mercantes que se había incorporado a otro E
mayor hasta Tenerife, para posteriormente dividirse y continuar O n
viaje bajo la escolta de dos corsarios españoles7. En los informes -- m
O encontramos otras naves que hacen escalas por simple interés o con- E
E tratiempos diversos, como temporales, falta de viveres y aguadas o S
E enfermedades. Asimismo, ya fuera de la época de guerra, en 1784. -
el paquebote: «Los Tres Reyes», debía dejar en Santa Cruz de Tene- 3
rife a un artillero que se encontraba en grave estado; haciendo su - - arribo también a aquel puerto, en 1786, la fragata ((Nuestra Sra. de 0
m
E la Merced» que realizaba el trayecto de Málaga a Montevideo.
O
n
LA AMPLIACIÓND E LOS VÍNCULOS -E
a
2
Con el inicio de la guerra de 1796 se abre un nuevo ciclo para el
desenvolvimiento de las vinculaciones económicas del Reino con
sus colonias. Tanto la acción de la armada británica, como de los
corsarios, afectaron el comercio de ultramar, produciéndose una sin-gular
estagnación en el intercambio. El Río de la Plata no permane-ció
excluido de este proceso, y esto quedó registrado en los valores
aduaneros. Mientras que las salidas de ((dineros, frutos y productos))
por el puerto de Montevideo bajan de 5.470.675 pesos registrados
en 1796 a sólo 534.078 pesos para 1797, los valores de importación
caen de 2.853.945 a 132.596 pesos en los mismos años.
La situación es sumamente grave, ya que mientras los articulos
de importación elevan sistemáticamente sus precios, llegando a
desaparecer muchas mercaderías del mercado local los frutos regio-
Reformas, guerras v tráfico canario - rioolatense 723
nales quedan estancados en los puertos de embarque. provocando
una caída en sus cotizaciones y pérdidas a productores y comerciantes.
Es dentro de esta coyuntura, en la que se rompen los lazos habi-tuales
entre el Río de la Plata y los puertos peninsulares. aparecera
la vinculación más asidua con el Archipiélago C.anario. Si desde la
instalación del Libre Comercio. como hemos visto. la participación
canaria fue casi inexistente. debido a la tremenda competencia.
ahora, afectado el sistema. se abren las ansiadas posibilidades de
generar un nuevo intercambio.
Por otra parte. es interesante acotar que la nueva situacion
planteada en el tráfico se inserta a su vez en el periodo de expansion
económica que tiene el Archipiélago entre 1790 y 1814, con una
revitalización vitícola y un significativo proceso de ampliacion del
mercado de vinos y aguardientex.
La presencia del intercambio rioplatense-canario se produjo
tanto en el orden de las importaciones, como en el de las exportacin-nes:
teniendo en ambos casos explicaciones motivadas por las crisis.
Ya en 1798, ingresa a Montevideo el bergantin «Ntra. Señora de las
Nieves)), alias <<LaP az)), que procedente de Canarias. introducia
mercaderías por cuenta y riesgo de su Capitán y Maestre Manuel
Kuiz de Gaona. Vino, así como brea rubia y negra eran asimismo
ingresados en la Aduana de Buenos Aires y retirados por dicho
Capitán para su comercializacióny. Al año siguiente, una goleta
genovesa llamada ((Purísima Concepción)), salida de Santa Cruz de
Tenerife, acogiéndose al tráfico de neutrales (Real Orden del 18 de
iioviembre de 1797), importaba vino, aguardiente y otros efectos.
que consignaba al comerciante bonaerense Casimiro Francisco
de Necochealo.
En el campo de la exportación el problema también fue grave.
A mediados de 1797, 33 embarcaciones mercantes, escoltadas por
tres fragatas y una corbeta estaban cargadas con más de 700.000
cueros y otros efectos, para partir h.a,ci .a la Península; sin embargo, primere pe: e! m e d e o de naves br;tanicas sobre e! =o de 12 Plziiia y
luego por el bloqueo que sufrían diversos puertos españoles, debió
cancelarse el proyecto con las consecuentes pérdidas de producto-res,
comerciantes y armadores. En este contexto aparecen las Islas
Canarias como una opción salvadora.
A despecho de los peligros, algunos bonaerenses se atreven a
despachar sus embarcaciones, conviniendo ai ~rchipiéiagoe n una
opción directa o en el trampolín hacia la Península. En junio de
724 Heman Asdrubal Silva
1798. Francisco Salvio Marull, vecino de Buenos Aires, solicitaba
autorización para despachar su balandra ((Ntra. Señora de Dolores))
con destino a ((los puertos de las Islas Canarias y de los de España:
cargada de cacao, cueros al pelo y algunos curtidos en suelas)), que
al cerrar el registro se habían incrementado con otros productos
regionales y de reexportación1 l.
.Meses después, Bernabe Antonio de Escalada, vecino y conicr
ciante porteño, solicitaba la apertura del registro de la zumaca
((Ntra. Señora de Monserrat)), alias ((El Aguila Imperial)), con des-tino
a las Islas Canarias. Cargaban José de María, dueño de la nave,
posteriormente vinculado al intercambio con el archipiélago cri cali-dad
de consignatario bonaerense y Francisco Marull. quien cii cl m
D
embarque anterior había despachado las mercaderías a nombre dcl E
Capitán del buque y ahora ya tenia como receptor en Tcnciik :i O
Enrique Casalón, del comercio de aquella ciudad. Este barco cra n-- m
despachado el 6 de mayo de 1799 y, seis meses después, salí:i cl O
bergantin ((Ntra. Señora de la Madre de los Hombres)), alias (c 1.1 E
2
Tigre», con destino al ((puerto de alguna de las Islas Canarias o E
alguno de los de la Península que pueda conocer con arreglo a las 3
actuales circunstancias». Entre los cargadores, encontramos nucva -
mente a De María y Nicolás de Acha'z. Además de productos rcpio -
0
m
nales como cueros, vacunos al pelo, cueros de caballos, harina, sch). E
plumeros de avestruz, zarza parrilla, badanas, suelas, chapas tlc O
astas, etc., se reexportaba cacao de Guayaquil, chocolate de Lini:i v n
cobre chileno; sin olvidar el envio de algunas partidas dc a-E
metálico. l
Es dificil seguir la trayectoria y la suerte corrida por las expcdi n
n
ciones, pero sabemos que aún a mediados de 1801 Marull seguía
con su transporte y comercio, pues, según nos informa el Telégruji) 3
O
Mercantil, por entonces habia entrado al puerto de Maldonado. pro-cedente
de Canarias, una ((fragatilla)) de su propiedadJ3.
La guerra, que habia contribuido al tráfico con el Archipiélago
seguía en vigencia y el movimiento marítimo también contabilizó
importantes bajas. En julio de 1801 el navío de guerra íngies ((Ei
Júpiter)), dejaba en tierra cerca de Maldonado la tripulación de tres
buques apresados, encontrándose entre éstos una ((fragata)) pro-cedente
de Tenerife, que conducía, entre otros efectos, pliegos que
había introducido en aquel puerto el bergantin de S. M. ((El
Palomo)). En un acto similar, el 19 de noviembre, un bergantín cor-sario
británico desembarcaba en las costas orientales 22 prisioneros,
Reformas, ,ouerras v trático canario - rioplatense 725
de los cuales 14 procedian de la polacra ((San Francisco)) que venia
de Canarias.
Durante el breve interregno de paz (1802-1804). nuevamente
se vitaliza el trafico con los puertos peninsulares: no obstante. ade-mas
dc registrarse movimiento naviero con escala en Canarias. pro-ducido
por barcos provenientes de Barcelona. Malaga y La C.oruña.
encontramos arribos directos. Procedente de Santa Cruz de Tene-rife.
lucgo de una larga navegación. arribaba a Montevideo. el 2: de
agosto dc 1803. la fragata ((Concepcion». conduciendo carga de
vino. aceite. licores. sedas y sal en lastre. Del mismo destino llegaba
cl 1 o de octubre de 1804. la fragata «Ntra. Señora del C,armenb) car-gada
con almendras dulces, aguardiente. vino > sombreros.
La reanudación de la guerra con Gran Bretaria no tardaria en pro-ducirse
y el incidente del 5 de octubre de 1804. causado por el aprc-saiiiicnto
de tres fragatas que procedentes de Montevideo se dirigian
a Cádiz. determinó que desde entonces se mirara ({la guerra con
dicha potencia no sólo como inevitable mas como si estuviese ya
dcclaradan. De allí que, con esta convicción. el 23 de noviembre de
1804. cl Principe de la Paz comunicara al Virrey de Buenos Aires
las prcvcnciones que debian tomarse con respecto a la navegacion
iiitcroccánica: ((La multitud de buques de guerra ingleses que cubre
Iioy los mares hace tan expuesta la navegación, que no hay otro par-tido
que abrazar para que el comercio no haga enormes perdidas.
sino qiic nuestros mercantes se abstengan de navegar a esta Penin-srila.
y si algun buque de calidades superiores sc aventura a venir lo
c.jcccutc por una derrota desusada (y lo mismo los de guerra) dirigien-
Josc :i I'ucrtos de segundo orden, o que no sean Cadiz. Coruña. Bar-ccloiia
y otros principales, porque estos últimos deben siempre
considerarse bloqueados como ya puede decirse que están.^'^.
La resolución gubernamental no hacía más que reflejar la cri-tica
situación por la que atravesaba el tráfico iiiaritimo: pero. ir0ni-caiiiciite,
la coyuntura favorecía los vinculos con Canarias
.... -,. .L. ,.-l-A---l
LCIIIIU v ~ i l~ U l a L u i l ~ .
Como puede observarse, el desenvolvimiento dcl trafico cntrc
Canarias y el Río de la Plata, fue constante a partir dc la rcaiiiida-ción
de la guerra con Gran Bretaña. Se podrá scnalar quc sc produce
un vacío desde mediados de 1806, pero sin duda se debio al proceso
de las invasiones inglesas que debieron soportar Buenos Aires y
Montevideo. Por otra parte, el cambio de alianzas producido en
1808, llevaba a que ya en febrero de 1809 apareciera el primer
7 26 Hernan Asdrubal Silva
Fecha Puerto Barco
Arribo Origen
05/04/05 Tenerife
12/05/05 Tenerife
28/07/05 Cádiz/
Tenerife
O7/ lO/O5 Tenerife
15/06/06 Tenerife
18/10/08 Tenerife
2311 1/08 Coruña/
Tenerife
12/02/09 Tenerife
Destino T N Nombre
Montevideo F E «Santa Ana»
Montevideo F E «La Buena Madre))
Montevideo B E «Ntra. Sra. del Carmen»
Montevideo G E «Ntra. Sra. de Aránzazux
Montevideo F E «Esperanza»
Montevideo L E «San Carlos»
Montevideo F E «Hensica»
Montevideo Ba 1 «Dart»
16/05/09 Tarragonal
Málaga/
Tenerife Montevideo Bn E «San Miguel»
26/05/09 Tenerife Montevideo G 1 «Arma»
27/05/09 Tenerife Montevideo F 1 «Fama»
18/07/09 Vigo/
Tenerife Montevideo Bn E «Ntra. Sra. del Carmen))
16/08/09 Tenerife Montevideo Bn E «Santa Elena))
21/10/09 Tenerife Montevideo F E «La Isabel))
27/10/09 Tenerife Montevideo Bn E «La Flora»
1911 2/09 Tenerife Montevideo Bn 1 «Lord Collingood»
22/02/10 Tarragonal
Las Palmas Montevideo E «La Leona))
08/03/10 Tenerife Bs. Aires Ba E ((Ntra. Sra. de la Concepción))
17/03/10 Tenerife Bs. Aires Bn E «Santa Ana»
26/O3/ 10 Tenerife Montevideo Bn E «Héctor»
1 81061 10 Tarragonal
Málagai
Tenerife Montevideo F E «Misericordia»
07/08/10 Tenerife Montevideo Bn E «Ntra. Sra. del Carmen))
10/08/10 Coruña/
Tenerife Montevideo Bn E «San José»
12/08! 10 Londres1
Tenerife Montevideo Bn 1 «Mariana»
Reformas, guerras y tráfico canario - rioplatense 7 27
Fecha Puerto Barco
Arribo Origen Destino T N Nombre
08/09/10 Tarragonaf
Cartagenal
Canarias Bs. Aires G E «Ntra. Sra. del Rosario»
1 O/O9/ 10 Tarragonal
Cartagenal
Cadizl
Tenerife Montevideo P E ((Ntra. Sra. del Carmen»
12/09/10 Orotava Montevideo F E*«Venezuela»
21/11/10 Coruña1
G. Canaria Montevideo Bn E «San Fernando))
03/12/10 Tenerife Montevideo F E «El General Apodacau
18/12/10 Tenerife Montevideo C E «El Fiel»
T (Tipo de barco): B: Barca - Ba: /Balandra - Bn: Bergantín - C: Corbeta - F: Fragata - G: Goleta - L: Lugre - P: Polacra.
N (Nacionalidad del barco): E: Español - 1: Ingles.
* Viene bajo bandera española pero tiene problemas con la nacionalidad.
Fuentes: Archivo General de la Nación (Uruguay), Libro 95, Entradas de Navíos -
Archivo General de la Nacion (Argentina) X-36-5-1-, Entradas Marítimas a Buenos
Aires; complementado con el ((Semanario de Agricultura, Industria y Comercio)) y el
((Correo de Comercio)).
navío de bandera británica haciendo el trayecto desde Santa Cruz de
Tenerife.
Las cargas, además de consignar habitualmente grandes porcio-nes
de aguardiente y de vinos de diversas variedades (tinto, blanco,
malvasía y vidueño), registran también vinagre, azúcar, aceite, miel,
duelas y hierro en barra, almendras, legumbres, seda, lienzo, quin-y"..
u:lliai..i:~#, iia,ra w*- .
El puerto de Santa Cruz de Tenerife, como puede observarse en
el cuadro, monopoliza el tráfico. Sólo encontriunos una escala en
Gran Canaria, una salida de Orotava y una escala indefinida. Ade-más,
la llegada de la fragata ((Venezuela)),p rocedente de Orotava da
pie a un litigio, debido a la irregularidad de su expedición. Arribaba
ai Río de ia Piata, sin Patente Keai y con papeies de ia autoridad
civil y militar local que no respondían a los requisitos aduaneros; a
728 Hernan Asdrubal Silva
lo que se sumaba la particular situación de ser la totalidad de la tri-pulación
extranjera.
El desencadenamiento del proceso revolucionario de 1810 y la
consecuente definición del enfrentamiento entre Buenos Aires y
Montevideo, impondrá sus limitaciones a este intercambio que rápi-damente
se había establecido. La fragata «El General Apodacan, si
bien había sido despachada con destino principal a Montevideo, se
debió dirigir primeramente a Río de Janeiro al conocerse «las desave-nencias
ocurridas en el Río de la Plata)).
Una nueva época se iba a iniciar con las guerras de la emanci-pación.
A causa de ellas, no sólo se afectaría al tráfico, sino que el
vínculo establecido con el Archipiélago sería trocado por una acción
punitiva sobre la región canaria, llevada adelante por los corsarios
puestos al servicio de los gobiernos rioplatenses.
Reformas, guerras y trafico canario - rioplatense
Documentales inéditas:
- Archivo General de Indias
- Archivo General de la Nación (Argentina)
- Archivo General de la Nación (Uruguay)
Documentales éditas:
- ((Correo de Comercio)), edición facsimilar. Academia Nacional de la Histo-ria.
Buenos Aires, 1970.
- ((Documentos para la Historia Argentina)), Tomo VI, «Comercio de Indias,
Comercio Libre ( 1778-179 1 )», Tomo VII, «Comercio de Indias, Consulado, Comer-cio
de Negros y de Extranjeros (1 79 1-1 809)», Facultad de Filosofia y Letras. Univer-sidad
de Buenos Aires. Buenos Aires, 1915-1916.
- ((Reglamento y Aranceles Reales para el comercio Libre de espana a Indias
de 12 de Octubre de 1778)), edición conmemorativa del 11 Centenario de su promul-gación.
Escuela de Estudios Hispano-Americanos. Sevilla, 1979.
- ((Semanario de Agricultura, Industria y Comercio)), reimpresión facsimilar.
Junta de Historia y Numismática Americana. Buenos Aires, 1928-1937.
- «Telégrafo Mercantil, Rural, Político-económico e Historiógrafo del Río de
la Plata)), reimpresión facsimilar. Junta de Historia y Numismática Americana. Bue-nos
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Amencan, en «VI Coloquio de Historia Canario-Americana». Tomo 1.
Primera parte. Las Palmas. 1987, pp. 387-404.
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in the era of free trade, 1778-1 796)). Centre for Latin-American
Studies. University of Liverpool.
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de Libre Comercio (1 765-1824): Una aproximación a su estudio)), en
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1765-1824))). Fundación Banco Exterior. Madrid, pp. 249-260.
MORALEPSA DRÓNF, . (1955): «El Comercio Canario-Americano (Siglos
XVI, xvn y XVIII)». Escuela de Estudios Hispano-Americanos.
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