LOS SARABIA, UNA FAMILIA DE ARONA:
CONEXIONES CON VENEZUELA
LOS SARABIA EN EL CONTEXTO LOCAL
El papel que los Sarabia (Saravia) van a tener en el Municipio de
Arona arranca ya desde principios del s. XVIII, así conocemos que
D. Josep Perera de Sarabia fue escribano público de las bandas de
Abona desde 1715 a 1734, año en que falleció. Casado con María
Matías Borxes, hija del Capitán Salvador Rodríguez, residió en el
Valle del Ahijadero ' (San Lorenzo). Al prestigio social que para la
familia debía suponer el desempeño de tal cargo, se unía el hecho de
ser propietarios de importantes bienes muebles e inmuebles, reparti-dos
entre el Valle de S. Lorenzo, Arona (Altavista), Vilaflor, Charco
del Pino, e incluso en La Victoria de donde debía proceder el citado
Escribano. La familia de María Matías Borxes debió de gozar de una
posición acomodada en la comarca, pues ello se evidencia en el he-cho
de la creación por parte de Salvador Rodríguez de una capellanía
colativa en Montaña Gorda (Charco del Pino) para que Pedro Rodrí-guez,
su hijo, pudiese recibir órdenes religiosas, capellanía ésta que
pleiteará posteriormente para el mismo fin Juan Antonio Sarabia, hijo
de ivíaría ivíaiías Borxes ?. Por otra parte, sabenios que fue piáciica
frecuente la creación de vinculaciones de propiedades como símbolo
de prestigio social, como forma de equipararse o poder acceder a la
condición de nobleza o en último término como fórmula de garanti-zar
la estabilidad económica de sus descendientes. Así la familia
Sarabia vinculó unos terrenos en los cercados de El Ancón, que dis-frutó
Lucía Sarabia, y que a su muerte debian pasar a su hermana
Marta, transmisión que se rompió al morir ésta primero, pasando se-gún
disposición testamentaria a Juan Antonio Salazar, hijo de Lucía
322 Carmen R. Pérez Barrios
Sarabia 3. Posteriormente, ya en 1778, el protagonismo de los Sarabia
en el contexto local chasnero se evidencia cuando Bartolomé Agustín
Sarabia 4, y José Antonio Sarabia junto a otros vecinos dan poder al
Teniente Capitán Josep Hernández Montesino para que en su nombre
hiciere lo conducente para el bien público, pósito y otros intereses con-venientes
a la causa pública, con el fin de mantener la paz y tranqui-lidad
del pueblo de dicho lugar
Arona, en el XVIII, era un pago de Vilaflor, pero el crecimiento
poblacional que había experimentado junto a factores como la leja-nía,
y dificultades en las comunicaciones con el pueblo de Vilaflor,
hacen que en los últimos años de la centuria dieciochesca un grupo
de vecinos intentasen elevar a la categoría de parroquia la antigua
m - ermita de S. Antonio Abad, hecho que se consigue en 1796, a raíz
E del Auto dado, en tal sentido, por el obispo Tavira. A conseguir este O fin estuvieron destinadas las actuaciones de D. Bartolomé Agustín ---
Sarabia y de D. Jose Antonio Sarabia, quienes en unión de otros ve- Oz
E cinos, el 10 de enero de 1796, ante el escribano Josef Alvarez de E
Ledesma, se obligaban con sus haciendas a dotar la luz -nueve bo- 2
E
tijos de aceite puro, anual y perpetuamente-, de la lámpara que ha- =
bría de alumbrar al Santísimo Sacramento desde el momento en que 3
la ermita se erigiese en Iglesia-parroquia1 6 . Asimismo, y en el mis- e--
mo año, el 30 de diciembre, D. José Antonio Sarabia con otros veci- m
E
nos para garantizar la estabilidad de la nueva parroquia, así como su O
reedificación (obra que ya había comenzado), se obligaron a pagar
medio diezmo de todas sus cosechas en trigo, cebada, centeno, y le- -
E gumbres por año, hasta que finalizase la reconstrucción, mientras que -
a
los 30 pesos que pagaban desde tiempos de la ermita, estarían desti- 2 -
nados a los gastos que no fuesen de la obra '. El apellido Sarabia está, - 0
por tanto, vinculado a los esfuerzos por dotar al templo de San Anto- 3
nio Abad de los recursos convenientes a su nueva categoría, así, des- O
de inicios del XIX figura inventariado un cuadro de Animas donado
por D. Juan Sarabia (vecino del Realejo), que permaneció en dicho
templo al menos hasta la década de los cincuenta del presente siglo.
habiendo ocupado diferentes lugares a lo largo del tiempo (retablo
lateral, baptisterio) 8.
Conseguido este primer objetivo, los grupos más dinámicos de la
población orientarán sus pasos hacia la consecución de la segregación
político-administrativa de Vilaflor, eligiendo los correspondientes ofi-cios
públicos. La Real Audiencia de Canarias permitirá la elección de
los cargos de Alcalde Real, dos Diputados del Común, Síndico Perso-nero
y Fiel de Fechos para el año 1799.
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 323
Entre los personajes que incoaron los expedientes respectivos ante
la Audiencia debe citarse nuevamente a la familia Sarabia, pues en
uno de los informes solicitados se interesaba sobre la persona de José
Antonio Sarabia, ya que figurando éste como Alcalde Real apa-recía
como uno de los promotores del expediente de segregación. Acla-rándose
desde Arona, que el referido personaje era Alcalde pedáneo
de Vilaflor, pero que residiendo en un caserío próximo a Arona, de-nominado
Altavista, aspiraba también a conseguir la separación de
Arona.
El apellido Sarabia, por tanto, fue uno de los apellidos de mayor
protagonismo en el s. XIX aronero. A partir de 1799, fueron varios los
que, en uno u otro cargo, estuvieron al frente de los destinos del nuevo
pueblo. Así tenemos que desempeñaron cargos de Alcaldes Reales, los
siguientes: Bartolomé Agustín Sarabia (1799,1.804), José Antonio
Sarabia (1801), José Sarabia (1817), Domingo Estrada Sarabia (1821),
Antonio Sara"viL(i1 824), y último, FranciscoC -onz&!ez Sarabi:,
desempeñó las funciones de Síndico Personero en 1825.
Por otra parte, los consortes de algunas Sarabia asumieron las
máximas responsabilidades públicas en varias ocasiones, así nos consta
que D. Gonzalo Espínola, casado con María Sarabia fue alcalde real
en 1809, 1815, 1818, 1823, y síndico personero en 1812, D. Lorenzo
Frías, esposo de Agustina Sarabia, desempeñó el cargo de síndico en
1809, Domingo Estrada, casado con Juana Sarabia, fue Alcalde
en 1806 y diputado en 181 1, y por último Antonio Domínguez, mari-do
de Francisca Sarabia, fue diputado del común en 1814. En la
segunda mitad del XIX, los Sarabia siguen ocupando destacados pues-tos
en el gobierno local, pues aparece Antonio Sarabia como Alcalde
en 1853, y posteriormente en 1880-81-82 figura en dicho cargo An-tonio
Sarabia Bethéncourt 9.
El destacado papel político de esta familia se corresponde eviden-temente
con una situación socioeconómica privilegiada en el contex-to
local, lo que podemos suponer a través del estudio de su servicio
doméstico, dato este de claro valor indicativo del nivel social y eco-nómico
de la época. Así, podemos observar que de los Sarabia ioca-lizados,
todos dispusieron de servicio doméstico (criados, esclavos),
siendo en alguno de los casos realmente significativo.
324 Carmen R. Pérez Barrios
SERVICIO DOMÉSTICO (CRIADOS) CON QUE CONTABAN
ALGUNOS MIEMBROS DE LA FAMILIA SARABIA
EN LA PRIMERA MITAD DEL S. XIX.
José Sarabia .................... 2
María Sarabia .................
Agustina Sarabia ............
Juana Sarabia .................
Antonio Regla Sarabia ..
Francisca Sarabia ...........
Juan Sarabia ...................
Antonio Sarabia .............
María Sarabia .................
Basilio Sarabia ............... 1 l L L
Fuenre. Elaboración propia a través de los Libros de Padrones Parroquiales
En relación con la posesión de esclavos, la información con la que -
contamos no es muy numerosa, pero sí podemos constatar algunos -
0
m
E casos, pues según el testamento otorgado por D.a Lucía Sarabia en
1799 , ésta poseyó cuatro esclavos, dos de los cuales, manifiesta, O
habían huido, pudiendo vender posteriormente uno de ellos 'O. A este n
respecto, la citada Lucía Sarabia en 1777 concedió poder a Salvador a-E
Rodríguez Sierra para que vendiese a una esclava denominada Bár- l
bara Francisca Serrano, indicándose en 1795, que la misma propieta- n
n
ria había vendido por esas fechas una esclava (hermana de Tomás
Antonio de Aquino), en 200 pesos 'l. Durante los años 1793-96, un 3
O
esclavo negro criollo, llamado Tomás Antonio de Aquino, de 26 años
(hijo de Juan González y Bárbara Aserran (Núñez), también esclava,
y que había pasado al servicio de Lucía Sarabia a la muerte de sus
padres D. Josei Perera de Sarabia y María Matías Borges, en cuyo
domicilio tuvo varios hijos, entre ellos al referido Tomás Antonio),
siguió un largo proceso ante los Tribunales de Justicia para conseguir
carta de libertad de su dueña Lucía María de Sarabia, tasándose por
el Tribunal Superior de la Real Audiencia en 200 pesos, tras haberse
frustrado las sucesivas operaciones de venta efectuadas por doña Lu-cía,
la primera a favor del Subteniente de Milicias Provinciales, D.
Juan Antonio de Paz y Castillo por 200 pesos, y la segunda a favor
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 325
de D. Agustín de Jorge Rodríguez, vecino de Icod, por 400 pesos, y
que quedaron sin efecto por las sucesivas acciones legales del escla-vo
en pro de la consecución de su libertad ". Los otros dos habían
sido entregados en dote a su hija Antonia Sarabia, quien en 1797 otor-gó
poder a Antonio Gómez para que en su nombre lograse se le res-tituyera
una esclava huida (Ursula Antonia, que aparece como hija del
ya nombrado Juan González Camello y de la referida Bárbara, apelli-dada
también Delgado), para pedir nuevo amo ante el Juzgado de La
Orotava, o que en su caso procediese a la venta de la misma, opera-ción
que se efectuó posteriormente, enajenándose a favor del referido
Antonio Gómez por el precio de 190 pesos 1 3 .
La posición económica se manifiesta, asimismo, en 1827, con
motivo del matrimonio que deseaba contraer el Subteniente de Grana-deros,
D. Basilio Sarabia con D.a Ceferina Espínola Sarabia, decla-rando
éste, con respecto a su futura esposa, lo siguiente: «es de san-gre
limpia y tiene vienes sujicientes pa sostenerse con toda desencta
en caso qe su marido sea llamado a el servo de las armY..del sufi-siente
dote que la aciste y de la comodidad de sus Padres ... » 14.
En cuanto a su papel económico en el último tercio de XIX, con-cretamente
en el ejercicio de 1870-71, los Sarabia disponen de una
importante posición económica, concretamente D. Antonio Sarabia
González aparece con 350 ptas. de riqueza rústica, urbana y pecua-ria,
los herederos de María Sarabia con 250 ptas., y D. Crispín Frías
Sarabia con 367 ptas 15.
EMIGRACI~N TRASOCEÁNICA: ASENTAMIENTO EN VENE-ZUELA
DE ALGUNOS COMPONENTES DE LA FAMILIA
SARABIA
Los lazos que unen a los canarios con América son por todos
conocidos, pues como afirma Oscar Vergasa y Antonio González
Viéitez, la emigración canaria ha constituido a lo largo de la historia
«la forma coyuntural de «superar» unos conflictos estructurales, que
volvían a aparecer de forma reiterada y sistemática ante la pervivencia
de las causas que los originaban». La historiografía canaria se ha ocu-pado,
en las últimas décadas, de profundizar en las múltiples facetas
de los fenómenos migratorios, a los cuales no ha sido ajeno el sur de
Tenerife, que se ha integrado en la dinámica migratoria seguida en
general por Canarias en las etapas de recesión económica, siendo
América el destino predilecto. La relación de los sureños con el con-
3 26 Carmen R. Pérez Barrios
tinente americano se hace patente a través de los numerosos nombres
de emigrantes que conocemos, aunque en la mayoría de los casos éstos
permanecen en el anonimato 16.
Algunos de nuestros emigrantes volvieron a su tierra natal, pero
muchos hicieron de las tierras americanas su nuevo hogar. De la fa-milia
Sarabia emigró en 1777 Bartolomé Sarabia -hijo del Subte-niente
Bartolomé Agustín Sarabia- con dirección a La Habana '', y
sin que nos conste la fecha exacta de salida, pero coincidiendo con
el final de la centuria dieciochesca -puesto que M.a Candelaria
Sarabia manifestó en testamento dado en 1837 que habían emigrado
hacía más de 50 años-, abandonaron su tierra natal dos miembros
más de dicha familia, en busca de fortuna en las Indias. Eran ellos,
Antonio y Francisco Sarabia, hijos del Capitán Bartolomé Agustín
Sarabia y de Beatriz Domínguez, familia que como hemos indicado
anteriormente gozaba de cierta relevancia en la zona, eligiendo para
su asentamiento los Yaiies áei Tuy en Venezuela.
ALGUNASC ONSIDERACIONES SOBRE EL ESPACIO EN QUE SE INSTALARON
Los SARABIA
Las referencias sobre el territorio en que se establecieron nuestros
protagonistas, San Francisco de Yares en la Sabana de Ocumare -y
que con el discurrir del tiempo formaría parte del actual Estado Mi-randa-,
y en particular de su realidad económica, son múltiples. En
las últimas décadas del XVII y principios del XVIII, los españoles esta-blecieron
su dominio en áreas geoeconómicas tales como las de Tuy,
Barlovento, etc., iniciándose una transformación del paisaje tradicio-nal
con la presencia de nuevos cultivos (caña de azúcar, trigo, añil,
algodón, cacao, etc.). El cultivo del cacao logra verdadero auge en
tierras barloventeñas y tuyeras a partir del s. XVIII 1 8 , pues ya Joseph
Luis Cisneros en 1764 informaba en su libro «Descripción exacta de
la Provincia de Venezuela» que el río Tuy al girar por la Sabana
de Ocumare regaba c.. el gran número de árboles de cacao de su
terreno, haciendo un medio círculo para volver otra vez al Norte, en-trando
al mar en la ensenada de Higuerote, y es el río más rico que
tiene esta Provincia». El mismo autor decía de Tuy de Ocumare «...Y
también hay en estos Valles algunas Haciendas de cacao, y en espe-cial
en el que llaman Tuy de Ocumare, que tendrá más de sesenta
leguas, en cuyo ámbito no se encuentra otra Planta que son Arbole-das
de Cacao» 19.
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 327
El río Tuy vertebraba esta amplia zona, y así Depons en 1804
señalaba lo siguiente: «...riega con sus aguas los Valles de Aragua,
entre La Victoria y Las Cocuizas, los de Tácata, Cúa, Sabana de
Ocumare, Santa Lucía y Santa Teresa. Su conjluencia con El Guaire
le hace navegable para barcos de regular capacidad, sirviendo así
para el transporte de los productos que abundan en estos valles, prin-cipalmente
el cacao que es de la mejor calidad» 20.
Asimismo, el obispo Mariano Martí, en su visita pastoral de 1771-
84 decía que predominaban las haciendas de cacao en S. Diego de
Alcalá de la Sabana de Ocumare, en S. Francisco de Paula Yares, etc.
La presencia de canarios en la provincia venezolana está docu-mentada
desde 1750, pues el llamado Valle de Panaquire ya estaba
poblado de haciendas de cacao que eran dirigidas por naturales de las
Islas Canarias, y en el mismo año habían en Barlovento 39 familias
ranvrias 2', siendo 12s re1xiones cemerri~!er con Canarias de hastan-te
relevancia, al registrarse en 1763 una exportación de cacao de
11. l6O ~ ' mf.re nte a los 50.3 19 Qm exportados a la Metrópoli ??.
Con posterioridad a la guerra de independencia «la economía de
la región sufrió mucho. Las Haciendas y labranzas se arruinaron, y
otra vez hubo que comenzar de nuevo».
En 1833, nueve años después de terminada la contienda, en un
memorial de la Sociedad Económica de Amigos del País se exponía
lo siguiente: «por desgracia las haciendas que antes de los aconteci-mientos
políticos del país, contaba esta provincia, decayeron consi-derablemente,
en especial las de los Valles del T u ~ D ~ ~ .
Los avatares político-sociales de la región van a provocar la muerte
de muchos hacendados de este área, así en 1812 en los Valles del Tuy
y en Barlovento existieron varios levantamientos de esclavos «inspi-rados
por grupos realistas hacia la destrucción de las vidas y propie-dades
pertenecientes a los blancos criollos, muchos de ellos patriotas
que residían en dichas regiones» 24.
COYUNTURPAOL ÍTICA DE VENEZUELAEN TRE 1808- 181 6
En el tránsito de colonia a república, Venezuela parte de una eco-nomía
basada fundamentalmente en el cacao, producido en la zona
costera, siendo un mundo de grandes latifundios cuya fuerza del tra-bajo
era generada por esclavos y peones vincuiados. La aristocracia
venezolana, a finales del XVIII, según Humboldt, era contraria a la
independencia, pues no veían en las revoluciones sino la pérdida de
328 Carmen R. Pérez Barrios
sus esclavos. La aristocracia rural estaba imbuida de una profunda
conciencia de clase, nacida de los conflictos con los españoles, por
un lado, y con los pardos, por otro. Los criollos sentianse amenaza-dos
por la política sociorracional de la metrópoli, y por otro lado por
las insurrecciones protagonizadas por los esclavos.
Hasta los últimos años del régimen colonial la aristocracia criolla
aceptó el dominio español como la más efectiva garantía de ley, or-den
y jerarquía. Pero entre 1797 y 1810, en una época de inestabili-dad
política para España, los criollos empezaron a considerar que su
preeminencia social dependía de conseguir un inmediato objetivo po-lítico:
tomar el poder en exclusiva.
En 1808, con las noticias de la ocupación francesa de España, los
criollos promueven la formación de una Junta que decidiera la posi-ción
de Venezuela. Las autoridades reprimieron el movimiento apri-sionando
o exiliando a sus autores.
No obstante, la conflictividad continuo, llegándose a la declara-ción
de Independencia el 5 de julio de 181 1, naciendo, así, la 1 Re-pública
venezolana. Pero durante la 1 República los sectores en
lucha siguieron siendo: los realistas que combatían por el antiguo or-den,
los independentistas por la supremacía criolla , y los pardos y
esclavos que luchaban por su propia liberación. Estas diferencias crea-ron
las circunstancias propicias para la restauración del poder real.
En 1813 se había establecido la 11 República, acabando también
en una amarga derrota, a lo que contribuyó la acción de los llaneros.
El retorno de Fernando VI1 al trono español significaba la vuelta a la
situación colonial, triunfando en 18 16 la reacción española 25.
ENLACE DE LOS SARABIA CON UNA DE LAS MÁS SOBRESA-LIENTES
FAMILIAS DE VENEZUELA
Los hermanos Sarabia amasaron una considerable fortuna, convir-tiéndose
en unos prósperos hacendados, llegando a emparentar con la
u-1:i isai yuiY,.a ~ a i a y uZ~,. i i a-pu-, l- -i-iAi:c,. uiu uA,. 6 1i,a. .u.-i:iAiu- ii -i-&.L-,.-:i-l iauiiiiuiiiai c-i-i 1ro0 1 9 2- LJ uc
D. Antonio Sarabia con D." Petronila Rodríguez del Toro e Ibarra 26,
hermana del IV Marqués del Toro, prócer de la Independencia de
Venezuela.
La familia Rodríguez del Toro jugó un importante papel en la his-toria
de Venezuela, el primer miembro de esta familia, natural de
Los Sarabia, una familia de Arma: conexiones con Venez~tela 329
Teror (Gran Canaria), fue D. Bernardo Rodríguez del Toro, quien
consiguió primero el vizcondado de San Bernardo y posteriormente
ser nombrado 1 Marqués de Toro por Real Despacho de fecha 26 de
septiembre de 1732 por Felipe V ".
Don Bernardo contrajo matrimonio con Doña Paula Graciosa
Istúriz y Gesquier, siendo, por tanto, ambos los fundadores de la fa-milia
Rodríguez del Toro de Venezuela. Entre la descendencia es
obligado mencionar a doña María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza,
madrileña, que casó en 1802 con Simón Bolívar, el Libertador ".
Del papel socioeconómico que la familia del Toro disfrutaba en
Venezuela se hace eco Humboldt, cuando los cita como uno de los
propietarios de los Valles de Araguas dueños de las más ricas planta-ciones.
De sus convicciones e intereses durante la época colonial da
testimonio su participación en la redacción de un documento con fe-cha
4 de agosto de 1797, en el que junto a los Tovar, Ponte, etc.,
rnanifiesíari ponerse a disposición de: capidn geíiera! «%o s61o coz
nuestras personas y haciendas, sino también formar en el momento
Compañías armadas a nuestra costa», para sofocar el movimiento
subversivo protagonizado por pardos, blancos pobres, trabajadores y
pequeños propietarios, en julio de 1797 en La Guaira 29.
Los acontecimientos políticos en el proceso de independencia de
Venezuela van a convertir a la familia del Toro, y en concreto a D.
Francisco Rodríguez del Toro, IV Marqués del Toro, (1761-1851) ,
en uno de los principales próceres de la Independencia ".
En 1815, como consecuencia de la restauración en el trono espa-ñol
de Fernando VI1 y del intento de retornar a la situación colonial,
alrededor de 300 haciendas fueron cogidas a los rebeldes criollos,
muchas de las cuales pertenecían a los del Toro, Tovar, Míjares, etc.
Los del Toro se encuentra entre los 213 de las familias terratenientes
de Venezuela que sufrieron pesadas confiscaciones como producto de
sus actividades políticas ".
POSICIÓN ECONÓMICA DE LOS HERMANOS SARABIA
Para hacernos una clara idea sobre la situación económica que
disfrutaban los Sarabia -aunque años más tarde la petición de he-rencia
hace suponer que las propiedades pertenecían a Antonio Sarabia,
debemos tener en cuenta que la testamentaría aparece a nombre de
ambos hermanos, manifestando, asimismo, el testigo Domingo Reyes
que la Hacienda de San Francisco de Yares (situada, según manifes-
330 Carmen R. Pérez Barrios
tara en 1815 el Justicia Mayor de la Sabana de Ocumare, a tres le-guas
de dicho pueblo) conoció por amo a D. Francisco, aunque oyó
decir que era de los dos hermanos- podemos comparar sus bienes
con los de algunas de las más distinguidas familias en el siglo XVIII,
observándose que los Sarabia ocupan el tercer lugar como propieta-rios
de árboles de cacao, detrás de D. Bernardo Rodríguez del Toro
y D. Juan Míjares de Solorzano, y el cuarto lugar en cuanto a pose-sión
de esclavos (unas 21 familias).
PROPIETARIOS DE PLANTACIONES DE CACAO
Y ESCLAVOS 32
Años Propietarios I
Francisco Berroteran ......................... Vicente Veroes ............................. . ...-.. 1
Juan Míjares de Solorzano ..................
Bernardo Rguez., Marqués del Toro .
Juan Sebastián Mondragón ..................
Lic. Baltazar Ruiz de Arguinzones ....
Antonio Sarabia ...................................
Arboles
cacao
38.188
22.125
42.000
87.000
10.365
2.292
40.000
Además de las posesiones ya reseñadas, Antonio Sarabia disponía O
también de una importante hacienda (casa-habitación de 12 piezas, n
cocina, oratorio y corredores, un contorno de tapias, cubierta de teja, -E
a con puertas y ventanas de sus piezas, menos 2 puertas y 1 ventana l
que se encontraban descerrajadas, 28 piezas de esclavos de tapias n
0 cubiertas de teja con sus puertas correspondientes, una caballeriza de
teja, 5 piezas cubiertas de teja y 3 puertas grandes que trancaban para O3
que quedase todo bajo llave, diverso mobiliario y herramientas), y de
unas 23 fanegas de cacao y 50 quintales de café 33.
Años más tarde, se citaban como bienes adquiridos por el referi-cio
Sarabia ios siguientes: una hacienda de cacao y otras piantas con
algunas partes incultas y su correspondiente número de esclavos en
la jurisdicción de Ocumare, donde llamaban S. Francisco de Yares,
San Joaquín y Los Dolores, además de alhajas y caudal en efectivo
que se ignoraba 34.
Lo manifestado por Rivero, uno de los aspirantes a la fortuna de
ios citados hermanos, en ei expediente que se sigue para la declara-toria
de herederos, viene a ratificar la desahogada posición económi-
84
68
360
35
6
77
« N «
« « «
Arapa, de Caracas, etc.
Valles del Tuy
« a «
Sabana de Ocumare
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 331
ca de los mismos, aunque no contribuye a aclarar el grado de riqueza
de cada uno: «Fue público y notorio ser hombres de intereses y pro-piedades
de consideración, como que el D. Antonio le ofreció al
declarante varias veces dispusiese de su hacienda del Tuy y proba-blemente
no estaría el otro hermano menos acomodado» 35.
MUERTE DE LOS SARABIA EN LOS BORRASCOSOS SUCESOS
DE 1814
En la conflictiva coyuntura de la independencia se produce la
muerte de los dos citados miembros de la familia Sarabia, es decir
de D. Francisco y de D. Antonio Sarabia. Del primero de ellos se
desconocen las circunstancias de su muerte, con la excepción de que
tuvo iugar en la Piaza de Caracas durante ias revueiiab de 1814, y E.
Antonio Sarabia murió el mismo año, como consecuencia de los su-cesos
acaecidos en Ocumare, a manos del general Rosete.
De Francisco Rosete, isleño pulpero según afirma Vicente Lecuona
en su «Crónica Razonada de las Guerras de Bolívar», se han hecho
descripciones que nos dan un retrato psicológico verdaderamente ate-rrador,
pues la historia y la tradición se han referido a él con térmi-nos
como, personaje siniestro, hombre zafio, cerril y sin educación,
«rechoncho, de una blancura sucia, de andar convulsivo, coronábale
una calva innoble; dos ojos desiguales y saltados acechaban desde sus
sienes y arrojaban de los abismos de su pestilente boca, amenazas y
blasfemias. El crimen abyecto había encontrado su figura: el deliran-te,
el bufón, el energúmeno tenía cóleras frenéticas y sanguinarias; los
cuervos le seguían por el olor ... Rosete a diferencia de Bolívar.
Mariño, Ribas y Urdaneta pertenecía como la mayor parte de los ofi-ciales
de la insurrección popular a la base de la pirámide social, Uslar
Pietri nos dice de él: «Era un pobre pulpero del pueblecito de Taguay,
cerca de Camatagua, que se pasaba todo el día detrás de su mostra-dor
vendiendo quesos llaneros, papelones, manteca de cochino, chi-c
h a ~ e n ey~ v i n e ~& -E"crn-íiuíi-a. .Aul l"í -puc..t.ua-h íi pn ~ o f i t ~~~otnor [ l n tc~on
esclavos de las haciendas cercanas, con llaneros y gente del pueblo.
Así comenzó una especie de caudillaje discreto». En 1812, lo encon-tró
Eusebio Antoñanzas, conocido como el «primer asesino de Cala-
332 Carmen R. Pérez Barrios
bozo y de San Juan de los Morros», y le confió el mando del pueblo
de Camatagua, convirtiéndose de esta forma en caudillo y conductor de
tropas 36. Ha pasado así Rosete a la historia como «bárbaro», «sediento
de sangre», equiparándose o incluso superando a otros realistas como
Zuazola, quien fue calificado como «sanguinario», y «monstruo que
se alimentaba con sangre humana», o al propio Tomás Boves concep-tuado
por Bolívar como «demonio en carne humana», convirtiéndose
en los años 1813 y 14 en el azote de la nueva República, hasta el
punto de comparársele con el tirano Lope de Aguirre.
El coronel Francisco Rosete recibió orden de Boves de marchar
contra los valles del Tuy a combatir a los patriotas y a insurreccio-nar
a los negros. El 11 de febrero de 1814 llegó a Ocumare, de la ,, -
tragedia vivida da testimonio el cura de Ocumare en oficio dirigido E
al Provisor y Vicario General de la Diócesis: «... como el 11 del co- O
,~ . ~ i o nJtJoIr caca& esta plUZa U%= ,%zititüd de fcmgi&S, ~ C U M > - n- ,.-.".u
=m
dillados por el bárbaro y sanguinario Rosete ... Sobre trescientos O
E
cadáveres de aquellas primeras personas de representación y adhe- E
2
sión a nuestra libertad cubren las calles, fosos y montes de su inme-
=E diación. El clamor de las viudas y de los huérfanos es tan general
como irremediable, pues todo el pueblo fue robado y saqueado hasta 3
no dejar cosa alguna útil,...». Uslar Pietri, nos dice al respecto: «Nada - - 0
ni nadie puede detenerlos. La matanza comienza desde las últimas m
E
talanqueras y tapias del poblado hasta la plaza principal y la igle- O
sia. A los que asesinan les cortan las narices y las orejas, a los hom- 6
bres las partes senuales y a las mujeres los pechos. Sobre las puer- n
-E
tus y ventanas los clavan como trofeos. El pueblo toma ese día un a
color rojo, todo es sangre, manos pintadas en las paredes, charcos 2
n
de sangre entre el empedrado, testículos manando sangre hasta oscu- 0
recer las maderas, coágulos, cadáveres, muecas rígidas, muertas des- =
nudas y violadas. Los muebles de las casas reventados por todas O
partes, y sobre todo fue en la gente principal donde se cebaron las
furias de la rebelión». Una vez se apoderó el realista Rosete de
Ocumare del Tuy, concibió la idea de apoderarse de la desguarnecida
capital de la República. Bolívar encarga al General José Félix Ribas
que con la División de Vencedores marchase a socorrer Caracas.
Rosete, fue derrotado por Ribas el día 20 de febrero en Charallave,
persiguiéndole hasta Ocumare, donde el dantesco espectáculo le hizo
decir «Las víctimas de Ocumare claman a todos los que tienen el
honor de mandar los países libres de América. Yo reitero mi juramento
y ofrezco que no perdonaré medios de castigar y exterminar esa raza
malvada)). Los prisioneros realistas fueron todos pasados por las ar-
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 333
mas en represalia de los horrores cometidos por Rosete. No obstante,
el alejamiento de Ribas de la población, hizo que Rosete sublevando
la esclavitud del Tuy, rehiciera su desmantelado ejército, recuperan-do
Ocumare el 6 de marzo con los 3.000 hombres que le acompaña-ban.
Tras el fracaso del coronel Juan Bautista Arismendi frente a las
tropas de Rosete, fue de nuevo el General Rivas quien el 20 de mar-zo
sorprendió al realista, que terminó por huir por el camino de Los
Pilones 37.
En estos conflictivos años, muchos fueron los isleños que se vie-ron
involucrados directa o indirectamente en los avatares políticos de
América, pues la guerra de liberación en Venezuela fue cruel, destruc-tiva
y total. Frente a la guerra de exterminio practicada por los rea-listas,
Bolívar se decanta en 1813, también por la guerra a muerte,
como forma de afirmación de americanismo, para los españoles y
L"Aa-Ai-.i-a" i i v a r,...;e-.i--i" r;iiiif;va .. c... E ~ i j ü E ~Yl eC~ü nurlos, c~i i tüdc oi? lü iiliiei-ie
aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la
libertad de la América. Americanos contad con la vida aun cuando
seáis culpables»".
De la familia Sarabia, además de los dos ya citados, residían en
Venezuela D. Pedro Agustín Rivero 39, hijo de María Félix Sarabía,
prima hermana de los ya nombrados difuntos, residente en Guarenas,
y D. Diego Sarabia hijo de D. José Sarabia, sobrino de los fallecidos
quien se hallaba, según D. Pedro Agustín Rivero, en dirección a
Carora, sin lugar determinado de residencia ni vecindario.
Dado que D. Antonio Sarabia -casado con D." Petronila del
Toro-, y D. Francisco Sarabia habían fallecido sin descendencia, los
herederos se movilizaron para acceder a la considerable fortuna que
había quedado abintestato, alegando D. Pedro Agustín Rivero el 27
de agosto de 1814 como motivo para una rápida resolución, el hecho
de que la hacienda indicada estaba en las manos indolentes de los
esclavos, experimentando, por tanto, toda suerte de atrasos, abando-nos
y detrimentos.
Los derechos de D. Diego Sarabia terminaron imponiéndose so-bre
10s de Pedro A. Rivero, quien había accedido a los bienes el 14
de octubre de 1814. D. Diego Sarabia inicia su petición meses más
tarde, en enero de 1815, testificando a su favor la viuda de D. Anto-nio
Sarabia, D." Petronila del Toro.
334 Carmen R. Pérez Barrios
A los efectos de conseguir la herencia, D. Diego solicitó a D.
Joseph González Trujillo le sirviese de fiador mientras llegaban de
Canarias los poderes correspondientes de sus tíos y padre. Como con-secuencia
el 8 de marzo del mismo año, D. Antonio Fernández de
León, Marqués de Casa León, Oidor Honorario de la Real Audiencia
y Gobernador Político de la Provincia, comunicó al Justicia Mayor del
Pueblo de Yare, en la jurisdicción de la Sabana de Ocumare, se pro-cediese
a la entrega de la hacienda y demás bienes de D. Antonio y
D. Francisco Sarabia a D. Diego Sarabia, lo que verificó el Justicia
mayor en junio de ese mismo año, comprobándose con respecto al
inventario el fallecimiento de 3 esclavos 40.
Dado que sus derechos sobre la herencia solo se fundamentaban ,, -
en la representación que de su padre y tíos había asumido, procedió, E
más tarde, a adquirir 213 a Lorenzo Frías y D. Domingo Estrada, tíos O
pditirns, quienes viaJi arcx a Venezue!:, e:: 1815 pura en nombre de n-=
sus consortes, D." M." Agustina y M." Mercedes respectivamente, li- m
O
E
quidar su legítima. El citado Diego Sarabia, nombra, entre los que E
2
según sus noticias seguían vivos hasta 1813, a tres hermanos del di- E
=
funto Antonio Sarabia, concretamente a D. José (padre de D. Diego),
a doña M.Wercedes y a doña M." Agustina Sarabia, pues D. Fran- 3
cisco Sarabia como se ha indicado con anterioridad, había muerto sol- - - 0
ter0 en la plaza de Caracas a manos del gobierno revolucionario 4'.
m
E
Por tanto, una de sus tías quedaba excluida, D.a M." Candelaria O
Sarabia, quien el 3 de marzo de 1834 decidió otorgar ante el Escribano
Domingo Mora un poder a su sobrino Antonio Sarabia, hermano de n
-E
D. Diego, para que viajando a Venezuela, tomase posesión de 114 de a
los bienes dejados por su hermano, y los vendiese en su nombre 42.
2
n
La válvula de escape que para la frágil economía canaria signi- o
ficó la emigración a América, se patentiza por una parte, en la re- =
cepción de remesas que contribuyen al sostenimiento de la economía O
familiar, y por otra, en el retorno del emigrante -el indiano- que
con su flamante caudal intenta ocupar un papel socioeconómico de re-levancia
en su localidad de origen. Además, la esperanza o ilusión de
una herencia procedente de América penetra en las mentalidades colec-tivas,
encontrando su justificación en casos como el que analizamos,
donde la muerte de alguien que había triunfado en Las Indias, sirve a
sus familiares más inmediatos para mejorar o superar, en su caso, su
alicaída situación económica.
A la desahogada posición económica de los Sarabia nos hemos
referido con anterioridad, no obstante algunos miembros llegaron a
sufrir una dura situación, producto de las tradicionales crisis que afec-
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 335
taron a Canarias en general, y al Sur de la Isla en particular, como lo
señala en 1837 D." M.Tandelaria Sarabja en su testamento, cuando
declara que una vez muerto su marido Pedro Betencourt, se había
hecho partición amigable, teniendo que enajenar lo heredado por ella
para «mantenerse y vestirse con la desencia de su crianza, en algu-nos
años calamitosos que aquí se ven con frecuencia», de forma que
no era dueña de ninguna propiedad en esta provincia 43.
Tras exponer que hacía más de 50 años que D. Antonio y Fran-cisco
Sarabia 44 se habían embarcado hacia Venezuela, donde había
muerto el primero de ellos en las convulsiones políticas de aquella
provincia, sin descendencia legítima, cifra su confianza en tratar de
recuperar la parte de herencia que le corresponde, y dado que un so-brino,
D. Antonio Sarabia le había estado suministrando lo necesario
para subsistir desde que enajenó sus bienes, le daba la mitad de lo
que le correspondiese en la hacienda de Venezuela, calculada en 2.500
pesos fuertes, y la mitad de los frutos y ventas que pudiese realizar,
en su nombre, en Venezuela 45.
IDEOLOGÍA Y VINCULACIONES POLÍTICAS DE LOS HERMA-NOS
SARABIA
Resulta difícil, dada la escasa documentación, el tratar de dar una
versión fidedigna de la postura que asumieron los Sarabia ante las
convulsiones políticas que les tocó vivir. Dada la conflictividad de la
época, lo frecuente de los cambios de postura provocados por la es-casa
convicción en unos u otros ideales, la vinculación de los cana-rios
y penínsulares con la causa realista, nos resulta harto complejo
el tratar de establecer unas líneas que clarifiquen la cuestión.
De D. Antonio Sarabia podemos presumir su simpatía con la cau-sa
revolucionaria. El 12 de julio de 1811 -a escasos días de la de-claración
de la 1 República-, con motivo de la insurrección que el
día anterior habían proiagonizado aiguiios natura~es de :as Islas Ca-narias
en la Sabana de Los Teques y que evidenciaba la decepción y
el desánimo que afectaba a los isleños de las clases bajas, D. Anto-nio
Sarabia en unión de otros canarios, vecinos de Caracas, manifies-tan
su adhesión al nuevo Gobierno, al tiempo que piden se adopten
las medidas pertinentes para garantizar la seguridad de sus personas
e intereses, en este sentido exponen: «...consternados nuestros espiritus
con la inesperada novedad del día de ayer, no podemos en la actua-lidad,
ni podremos en los sucesivo gozar de un momento de tranqui-
336 Carmen R. Pérez Barrios
lidad, ni seguridad de nuestras personas e intereses...», «.lamas he-mos
pensado en proyectos y maquinaciones contra el Gobierno, an-tes
por el contrario nos hemos manifestado siempre obedientes y con
la mayor adhesión a defender su justa causa, de que hemos dado
pruebas muy sinceras, alistandonos voluntariamente y formando un
cuerpo que lo haga mas respetable)) 46. Este grupo de isleños -60
firmantes-, tratan de desmarcarse de la acusación general que les
hacía desafectos a la independencia, desligándose, por otra parte, así,
de «la masa ignorante». El Gobierno decretó que tenía reiteradas prue-bas
de la «afectuosa sinceridad» de los isleños, expresando que se
habían tomado las medidas oportunas para que «vivan seguros de la
situación que merece sus conducta». A partir de aquí, y conforme lo
apuntado por Manuel Hernández, los canarios de origen inferior apos-tarían
por la contrarrevolución, mientras que los integrados en la oli-sarquía
mantuana optaron por la independencia 47. Por otro lado. la c2
vinculación familiar de Antonio Sarabia con la familia de los Mar-queses
del Toro, de clara afección a la causa independentista, hacen
presuponerle la misma inclinación ideológica. Por último, su muerte
en la entrada que el coronel realista Rosete realizó en la Sabana de
Ocumare en 1814, no dejan prácticamente lugar a dudas en cuanto a
fi!iaciSr: po!iticu.
Con respecto a Francisco Sarabia su pensamiento político se nos
manifiesta, aun, más confuso, pues sólo conocemos el hecho de que
murió el mismo año en la plaza de Caracas.
La terminología de la época resulta confusa, comprensible si te-nemos
en cuenta los continuos cambios de poder entre unos conten-dientes
y otros. En la declaratoria de herederos que se practica en el
mismo año -5 de septiembre- por parte de D. Pedro Agustín Rivero,
al relatar la muerte de sus tíos, dice: que les aconteció en tiempos de
la proscripción y guerra a muerte que dictó y publicó el Gobierno
Abolido insurgente. Asimismo, un testigo llamado a declarar sobre los
lazos de sangre que unía a Pedro Rivero con los fallecidos Sarabia,
indica que no tiene la menor duda de que ambos murieron intestados
como sucedió a la mayor parte de sus paisanos que asesinaron los
perversos caraqueños. Asimismo, Diego Sarabia al recabar para sí, su
padre y sus tíos residentes en Canarias dicha herencia, en 1815, se-ñala
que a su tío D. Antonio Sarabia lo mataron en la Sabana de
Ocumare el año pasado en una de las entradas de las tropas que co-mandaba
D. Francisco Rosete, y que a D. Francisco lo había matado
en la plaza de Caracas por el gobierno revolucionario, para volver a
insistir posteriormente afirmando había sido muerto por el gobierno
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 337
insurgente en la plaza principal. También en febrero de 1815, el Fis-cal
General del Juzgado de Difuntos, informó en el sentido de que
habían sido sacrificados en el gobierno insurgente.
Estas declaraciones junto al hecho del rápido traspaso de bienes a
los herederos, y concretamente el despacho mandado dar por D. An-tonio
Fernández de León, Marqués de Casa León, conocido realista
para la entrega de la hacienda y bienes de D. Antonio y Francisco
Sarabia a su sobrino D. Diego Sarabia, es la que siembra una sombra
de dudas en cuanto a la filiación política de los difuntos, o, al me-nos,
la inclinación hacia los realistas de D. Francisco, y de sus here-deros.
En conclusión, los Sarabia han estado ligados no sólo a la histo- ,,
ria del sur de Tenerife -en particular al nacimiento de Arona como D
E
entidad municipal-, sino también a los acontecimientos más signifi- O
cativm de !u hi s t~r iua mericana (Ix!rpendrnci~ de V e n e z ~ ! í ~C) .m n-el
transcurso del tiempo este apellido se ha perdido en el Sur de
- m
O
E Tenerife -1ocalizándose algunas familias, aun, en el norte de la Isla, E
2 concretamente en La Matanza de Acentejo, Puerto de la Cruz, El E
Rosario y Tacoronte-, lo que es explicable en líneas generales por
-
los procesos migratorios dirigidos hacia América -son abundantes en 3
la actualidad los Sarabia, entre otros lugares, en Cartagena de Indias - -
0
o en la ciudad de México, donde un D. Juan y Antonio Sarabia (des- m
E
terrados en Estados Unidos) figuraron en 1906 entre los firmantes del O
programa del Partido Liberal Mexicano, en el contexto de la Revolu-ción
Mexicana-, o por el enlace, por vía materna, con otras impor- n
E tantes familias de la zona: los Frías, Bethencourt, etc. -
a
2
n
n
n
A N E X O 3
O
GENEALOGÍA DE LOS SARABIA
JOSEFP ERERAD E SARABIA(7 1734).-Escribano pubiico de ias bandas de
Abona, residió en el Valle de S. Lorenzo. Se casó con M." Matías Borxes,
hija del Capn Salvador Rguez., de cuyo matrimonio nacieron: Juan Antonio,
Lucía M.", Marta Barbara, Lorenza Francisca, M." Clara y Bartomé Luís Agn.
A) LUC~SAA RABIA(1 723-l802).-Residente en el Valle de S. Lorenzo.
Casó con Antonio Agn Díaz Salazar (1787). H.: Juan Antonio Salazar (1768-
?); E&:bara J. (1749-86), y 9: Antmiz (1759-?) v e cal6 en primeras n q -
cias con Juan Hdez. Manuel y en segundas con José Baes.
B) MARTAB ARBARASA RABIA(1 720-1794).-Casó con Andrés Hdez. del
Pino. H.: Antonio José Pino Sarabia.
338 Carmen R. Pérez Barrios
C) LORENZAFR ANCISCSAA RABIA( t 1791).-Residente en el Valle S.
Lorenzo. Casó con el Tte. CapTrancisco Alonso Martínez ( t 1767). H.: José;
Nicolás; Manuel Xcristobal (1856-?); y M.a Prudenciana Dguez. Sarabia que
casó con José Bernardo Rivero ( t 1814), hijo del Tte.Capn, Bernardo Glez. y
Rita Suárez.
D) MAR~CAL ARAS ARABIA(P 1793) casada con el Alférez Juan Fran-cisco
de las Nieves. H.:
1. BERNARDFOR ANCISCAO GUST~(1N 7 52-?)
2. M." FELICIAN(AN IEVESD) EL CASTILLOY SARABIAca, só con Joan An-tonio
Rivero (1729-88), hijo del Tte. Capn Salvador Rguez. Rivero y Rita
Suarez (Rguez.). De este matrimonio nacieron: Salvador A.Agn (1 773-?), M.a
Manoela (1771 -?), Josepha M." (1776-?) y Pedro A.Agn , nacido este último
en 1778, viajó a Venezuela donde recibió, en principio, la herencia de D. m
Antonio y D. Francisco Sarabia, sus primos. -
3. ANTONIAM ARINAD E LAS NIEVESS ARABIA(1 760-1 81 2), casada con E
José Hdez.(Bethencourt) Montesino (casado luego en segundas nupcias con O
M.a Bello Marrerol, hijo del Capn Josef Hdez. Montesino y de Isabel (Antonia) n -
-
m
Betancourt y García, hija ésta, a su vez, del Capn Agn Glez. Betancurt y O
E
Dorotea García Asevedo. Los hijos habidos en este matrimonio fueron: E
2
a) Antonio Josef (1799-?), casado con M." Candelaria Sarabia, hija de Juan E
Sarabia y Juana Perera Basconcelos y biznieta de Bartolomé Sarabía y Bea- =
triz Domínguez. De este enlace nació en 1838 Susana Candelaria. b) M.a 3
Antonia A.(Hdez.) Montesino (1801-65), casó con Juan de Frías Sarabia, hijo --
de Lorenzo de Frías y María Agustina Sarabía. H.: M." Quintina Petra 0m
A.(1840-?), Victor M.(1836-?), Antonia M.= (1836-?), y José de Frías Hdez. E
quien se casó con Claudina Glez. Bethencourt, hija de Agn Glez.Frías y M." O
Narcisa Bethencourt. c) Manuel Antonio (1795-?). n
4. JUANF RANCISCDOE LAS NIEVESS ARABIAco, ntrajo matrimonio con -E
Antonia Aponte, hija de Tomás de Aponte y Josefa García. H.: Isabel Antonia a
(1801-?); Petra Antonia; Antonio Josef (1798-?); y Juan A. de las Nieves 2
n
quien contrajo matrimonio con M.a Antonia de Frías Sarabia, hija de Loren- o
zo Agn de Frías y M." Agustina Sarabia, hija, a su vez, de Bartolomé Sarabia. 3
De esta unión nació Juan Antonio (1813-63) y Laura A. Nieves que casó en O
1847 con Francisco Frías, hijo de Francisco Frías y de Isabel Bethencourt
Sarabia, teniendo por descendencia a Francisco I., Juan, Isabel (1852-?),
Antonia y M." Amalia.
-\ m c) I ENIENTE SAPITÁN BARTOLOMAÉG UST~N SARABI(Ai 726- i 8 i ¿).-Con-trajo
matrimonio con Beatriz Glez. Dguez.(1724-?), hija del Ayudante Pedro
Alonso Martínez y de Marta Domínguez (1- 1750). Hijos:
1. , M."GUSTINA SARABIA(1 763-1848).-Casada con Lorenzo de Frías,
hijo de Perseverancia Afonso Dguez. y Juan Frías. De este matrimonio na-cieron:
Luis (1 796-1 8 19); M." Jacinta; Antonio José (1 797-?); Juan Antonio
(1 801-67) que casó con M." Antonia Hdez.; M." Antonia: que tuvo una hija
natural con Juan Antonio de las Nieves Aponte, quien la reconoció: Laura
Antonia de las Nieves (1812-?), quien contrajo matrimonio con Francisco
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 339
Frías; por último, Isabel de Frías Sarabía (1805-95) casó con Pedro Agn
García. Sus hijos fueron: Isabel M." A.(1827-?); José Antonio (1842-?); An-tonio
José (1829-?); Juan A.(1831-?); Francisco A. y M." Dolores (nacidos
ambos en 1837).
2. M."ANDELARIA SARABIA(1 755-?).-Casada con Pedro Betancourt
Velasco, hijo de Pedro Betancor y M." Velasquez. H.: José Agn (1794-?);
Francisca A. (1797-?); Pedro (1776-?); Francisco A. (Cuba) (1778-?); M.",
casada con Francisco Frías, de cuyo enlace nació Isabel Matías en 1831; Isa-bel
(1791-1860), casada con Francisco Frías ( i 1848) figurando entre su des-cendencia:
M.Wercedes (figura como hija natural), Gavino (1827-531, Cipria-no
E.(1836-?), y Francisco Frías casado con Laura Antonia Nieves; M." Can-delaria
Betancourt casada con José A.de León; M.a Antonia casada en 1.807
con Diego A. Betancourt y Alayón, de quien había tenido en 1806 un hijo
llamado Casimiro A., y por último, Rosalía Betencourt que casada con Fran-cisco
Betancourt Alayón tuvo por descendencia a Leonisa R.quien se unió
en matrimonio a Agn Villarreal, teniendo una hija llamada Isabel J. (1831-?).
3. ANTONION ICOLÁS( clérigo).
4.- BARTOLOMAÉN TONIO(1 .754-?), casado con M.9a r abi a . H.: M."
Antonia, Rosalía, M.", Pedro, Francisco, Isabel, Josef, Francisca. Emigró a
América.
5. FRANCISCAON TONIOC ONCEPCIÓN.-N~Ce~nÓ 1767. Se debe correspon-der
con el Francisco Sarabia muerto en 1.814 con motivo de la Guerra de
Independencia Venezolana.
6. ANTONIOS ARABIA. -C~Sc~o~nO P etroniia del Toro en 1813, herma-na
del IV Marqués de Toro. No tuvo descendencia, muriendo en 1.814 con
motivo de la ~ i e r r ade Independencia de Venezuela.
7. M." MERCEDEsSA RA~~~.-casadac on Domingo Estrada de la Gue-rra,
hijo de Domingo Estrada y de Antonia M. de la Guerra. H.: Domingo
Estrada (1787-1864), que casó con Juana Sarabia Betancourt (7 1870), hija
de José Antonio Sarabia y Francisca Glez. Betancourt. H.: Synforosa
(1809-?); Juana Antonia (1811-?) casada en 1846 con José Hdez.; Arcadio
que casó con Ramona Espínola en 1853, teniendo por descendencia a: Pedro
D., Julián Gil, M." Rosario, Manuel L., y por último, Juana A. que casó en
1846 con José Hdez. Martín, de cuyo enlace nacieron: M."alomé, José G.
y M." Saturnina.
"Q. "Tn"c"b- A ~ T T ~ NP TA~RA a i a (!757-?).-C2$2dg C I ~F r ; in~is~(;Ai nteni-) '-A. .-L..- -,...,..,-. -
Glez. Betancourt (Asevedo), hija del Capn Agn Glez. Betancurt y Dorotea
García Asevedo. H.: a) FRANCISCAON TONIO(1 800-?); b) DIEGO( se corres-pondería
con el que emigrado a Venezuela recibió la herencia de los Sara-bias);
c) JUAN( ANTONIO?()1 779-1867) que casó con Juana Perera Vascon-celos;
d) M." AGUSTINAqu e casó con José Frías; e) ANTONIO(D OMINGO?)
(1798-1871) que casó con Anselma de la Salud Betancourt y Medina (1809-
1882). De este enlace nació Antonio quien,a su vez, contrajo nupcias con
Amalia García García, teniendo por descendiente a Lorenzo J. (1877-?); f)
PETRA A. (1795-1883) contrajo matrimonio en 1821 con Francisco Frías
340 Carmen R. Pérei Barrios
Ensinoso (Espinoso). H.: 1) Francisco (1842-60); 2) Crispin de Frías (1826-
72), y casado con M." Hdez. Montesino (Marrero?) de cuya unión nacieron
Antonio de Padua (1856-?) y Prudencia Frías Hdez., quien casada con Ma-nuel
Escobar López tiene por descendencia a M."scobar Frías; 3) Petra C.
casada con Juan Glez. Frías en 1856, hijo de Agn Glez. y M." Narcisa
Bethencourt. De este matrimonio nacieron Juan E. en 1857 y M.a Eugenia
en 1859; y por último, 4) Leandra F. (1 835-97), casada en 1866 con Anto-nio
García Lemus, de cuyo matrimonio nacieron: Domingo, Cesareo S.
(1 870-?), Isabel (1 87 1 -?) casada con Adolfo Peña Medina, Cesarea casada con
Antonio García de León, y Andrea (1868-?) que casó en 1892 con Francisco
García León, de cuyo enlace nació Isabel García García; g) JosÉ AG" DE
STA. ISABEL (1 776-?); h) Francisca Sarabia Glez. (1 790- 1849) casada con
(José?) Antonio Dguez. Montesino, hijo de Fernando Dguez. y M.a Alonso
Montesino. H.: 1) Bacilio A.(1809-?); 2) Bienvenida (1 823-49); 3) Francisca
A. (1 830-?); 4) M."uisa? (1 829-82); 5) Victorina (1 809-5 1) casada en 1836
con Juan Betancourt. H.: Francisco de Padua; 6) Victorino (181 1-?), y por
.<i&:-- 7, --L.:-- / I 0 9 4 no, ---- J- -- 4 ocn --- m->-- ----<- X,T UILI I I IU, I ) u l b u u a L. ( I .OJ + YOJ C a b a u a CII 1 0 ~ 7GU II TGUIU u a I u a IVL-U-IG--II-U .
H.: M.", Antonia, Antonio, Gaudencia R.; i ) JUANAc asada con Domingo
Estrada (citada cuando veiamos a M.a Mercedes Sarabia); j) M.a JOSEFA
SARABIGAL EZ.( 1779- 1867), casada con Gonzálo Espínola García, natural de
Los Realejos. H.: 1) Petronila E. (1806-?); 2) Gonzalo Agn (1 823-?); 3) Ma-nuel
(1826-?); 4) M." (1814-99); 5) José Agn (1 gos-?); 6) Georgina (1817-?)
casada en 1.855 con Antonio J. Barrios. H.: M.a Luisa (1856-?) y M.a Josefa
(1858-?); 7) Isabel M." (1 815-80)casada en 1.843 con Felipe Barrios. H.:
Manuel F.(1850-?), Gonzalo Martín (1 844-?) y M." Regina Barrios Espínola
(Pto. Rico) (1845-?) casada en 1874 con Graciliano Sarabia Perera, hijo de
Hermenegilda Sarabia, natural del Realejo, de cuyo enlace nacieron: Cle-mentina
I.(1878-?), Justina J. (1877-?), Antonio (1 882-82), M.a (1 882-?);
8) Julián S.casado en 1847 con Tomasa Benigna Medina. De este matrimonio
nació Felisa J. (1 848-?) que casó en 1868 con Blas González Alayón, teniendo
tres hijos: Fermina I.(1868-?), Adelardo (1 870-?), Antero M. (1 872-?);
9) Ramona C. (1 81 9-?) casada en 1853 con Arcadio Estrada (ya citado ante-riormente);
10) José, muerto en 1888 a los 84 años, casado con Genoveva
González H.: Eduardo (1839-?), Eliseo, M." Carmen (1851-?), Agustín A.
(1847-?), Manuel C. (1 854-?), M." Luisa (1843-?), Inocente J. (1845-?),
Juliana M." (1857-?); Francisca (1841-?) casada en 1858 con Francisco del
Alamo, de cuya unión nació María de las Nieves (1859); y Maximina P.
(1 849-?) casada en 1875 con Francisco Espínola Bethencourt. De este enlace
nacieron Efigenia, Lucia y Matilde en 1882, 86 y 89 respectivamente; 11)
Petra Josefa (1 8 12- 1905) y Ceferina E. Espínola Sarabia (1 808-?) casadas en
primeras y segundas nupcias, respectivamente, con Basilio Sarabia Perera,
quien murió en 1877. H.: Liberio M. (1832-?), Ceferina L. (1828-?), Benito
B. (ia3Li-?j, Salvador E. y iví.?i83i-?j.
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 34 1
Juan F. de = M. Clara
las Nieves
T- Juan Ant.
(presbítero)
Agn.? 1
Ant. Blas? Salazar = ~ k í Sa.
Díaz?
l l ~ á r b i r a
Josefa l
Juan Ant.
Salazar
, ~ a r t a i k é Beatriz
Ag. Sarabia = Glez. Dguez.
Lorenza
Francisc T José
(1) Juan Hdez. Manuel = María Ant.
(2) José Baes
Ant. José 'pino Sarabia
Tte. Cap. Fco. Alonso (h Aanso)
= Martínez
Manuel Cristóbal
del Carmen
l
Tte. Cap. Ant. Manuela
Glez. del A. Sgo.
Castillo = Dguez.
José Bernardo = M. Prudenciana
Rivero Dguez. Sarabia
Carmen R. Pérez Barrios
El Ayudante Pedro Marta Josep Perera = María Matías
Alonso Martínez = D uez. 1 g I d e s a r a b i a h e s , 1
María Antonio Afonso 1 Dguez. = Montesdeoca 1
I BEATRIGZL EZ.D GUEZ=. TT&.C AP.B ARTOLOMÉ
I i AG. SARABIA
Perseverancia Juan
Afonso Dguez. = Frías
I 1 María ~ g n a
Lorenzo Agn. de Frías
María Bartolomé
Sarabia = Antonio
1 Antonio
Nicolás
(clérigo)
Francisca (Ant.) Glez. Betancourt. = José Ant
(Asevedo) - Josefa 1
Fco. Ant.
Petra
Antonia
Juana
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dercedes
Franc
Ant.
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Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela
ÁRBOL GENEALÓGICO DE PEDRO RIVERO
Josep Perera de Sarabia = María Matías Borxes
SMAR~CAL ARA(F DEZ.? ) SARABIA= JUAN FRANCISCDOE LAS NIEVES
Tte. Cap. Salvador = Rita Suárez
Rguez. Rivero (Rguez.)
1 1-. José dernardo = M. Prudencia
María Feliciana (Nieves) Kivero Sarabia
del Castillo y Sarabia = Joan Antonio Rivero
1 1 1 salvador '~ntonio
Agustín
l María hanoela
PEDRO: ANTONIO
AGUST~N
Carmen R. Pérez Barrios
1. MORENOFU ENTESF,. : índice de los protocolos pertenecientes a la Escribanía
de Vilaflor. Instituto de Estudios Canarios de La Laguna, 1968. Expediente 13.699.
Sección Audiencia. A.H.L.P.G.C. Libro de Defunciones. A. P.vilaflor.
2. Cuaderno 5 de Testamentos. A. P. Vilaflor.
3. Legajo de Testamentos. A. P. Arona.
4. El Subteniente Capitán D. Bartolomé Agustín Sarabia, casó con Doña Beatriz
González Domínguez, nació en 1726 y murió en Arona (Altavista) en 1812. Libros
de Nacimientos y Defunciones. A. P. Vilaflor. A. P. Arona.
5. Alvarez de Ledesma. Leg. 3.749. A.H.S.C.T.
6. Libro de Cuadrantes. A. P. Arona.
7. PÉREZB ARRIOCS,. R.: Noticias Históricas acerca de la vida religiosa en Arona
(S. XVI-XIX). 1987.
8. Libro de Inventarias. 1819. 1954. A. P. Arona.
9. Libros de Actas del s. xix. A. M. Arona.
10. Legajo de Testamentos. A. P. Arona.
11. Expediente 4.978. Audiencia. A.H.P.L.P. Alvarez de Ledesma. Leg. 3.749.
A.H.S.C.T.
12. Expediente 4.978. Audiencia. A.H.P.L.P.
13. Alvarez de Ledesma. Leg. 3.748. A.H.S.C.T.
14. Libro de Dispensas Matrimoniales. A. P. Arona.
i j , EjcPedier,te de Distii~üciC,-, de iiqüeza üibai,a, y co:unia,
correspondiente al ejercicio de 1870-71. A. M. Arona.
16. Muestra de los muchos sureños que en uno u otro momento se vieron obli-gados
a abandonar su terruño, hemos rescatado a una veintena que, a título de ejem-plo,
citamos: Germán Torres Tacoronte (Arona,1907); Antonio José Toledo Rguez.
(Adeje, 1845); Eladio Reverón Martín (Arona,1896); Sebastián Reverón Alfonso
(Vilaflor.1703-93); Juan Antonio Reverón (Vilaflor, 1731); Antonio Martín Villarreal
(Grufia&i!!a, s. ?<T!!!); AgEs:ifi de LinaxS y de! casti!!e( vi!nferS,S , y!!!!
y xix); Francisco Hdez. Glez. (S. Miguel, 1932); Eduardo Dguez. Alfonso (Arona,
1840); Pedro Bethencourt (Vilaflor, 1626-67); Carlos Domínguez Alfonso (Arona,
Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela 345
s. XIX); Nicolás Pérez González (Arona, s. xix); Antonio Tacoronte Glez. (Arona,
s. XX); Tomás Hdez. Glez. (Arona, s. XX); Ramón Barrios García (Arona, s. XX); Ma-nuel
Hdez. Sierra (Arona, s. xx); Ignacio Delgado Alayón (Arona, s. xx); José Tavío
Sierra (Arona, s. XX).F ERNANDEDZa,v id W.: Diccionario Biográfico Canario-America-no.
PÉREZB ARRIOSC,. R.: «La Instrucción Pública en Arona durante el s. xrx». X
Coloquios de Historia Canario-Americana. Recopilación Oral.
17. Protocolos de Alvarez de Ledesma. Leg. 3.749. C. 4. A.H.S.C.T.
18. RAMOSG UEDEZJ,. M.: Historia del Estado Miranda, p. 45.
19. Ibídem.
20. DEPONSF, .: Viaje a la Parte Oriental de Tierra Firme en la América Meri-dional,
p. 52.
21. VILAM, . A,: Aspectos Geográficos del Estado Miranda, pp. 1 15-6.
22. RAMOSG UEDEZJ., M.: op. cit., p. 47.
23. CASTILLLOA RAL, . G.: Una tierra llamada Guaicaipuro. VILA,M .A.: op. cit.,
p. 170.
24. RAMOSG UEDEZJ,. M.: op. cit., p. 68.
25. LYNCHJ,. : Las revoluciones hispanoamericanas. 1808-1826.
26. D.Vetronila Kodríguez del Toro e Ibarra, fue hija iegitima de D. Sebastian
Rodríguez del Toro y de Ascanio, 111 Marqués del Toro, y de D.9rígida de Ibarra e
Ibarra, vecinos de Caracas. Contrajo matrimonio en 1813 con D. Antonio Sarabia,
natural de las Islas Canarias, de la jurisdicción de Chasna, de cuyo matrimonio no
hubo descendencia, al morir D. Antonio Sarabia en los acontecimientos políticos de
1814. Los bienes aportados al matrimonio por el marido pasaron a su muerte a sus
herederos legítimos, por haber fallecido repentinamente y sin testar. Doña Petronila
otorgó testamento el 21 de mayo de 1839 ante el Kegistrador Francisco Aivarado,
instituyendo como heredero a su sobrino Silvestre Toro. Entre sus bienes señala una
casa , sita en la jurisdicción de la parroquia de Sta. Rosalía, cl La Primavera, núme-ro
89, y que cedía a sus siervos, además de la libertad a los que no eran aun
manumisos, con la condición de que no pudiesen enajenarla mientras viviesen. Otra
de sus propiedades fue un solar en la parroquia de Altagracia, cerca del Puente de
La Trinidad, dado en pago de 100 pesos a Sebastián Hernández León. Por herencia
de su madre poseía 113 de la Hacienda «La Concepción» en la jurisdicción de la Pa-rroquia
de Cúa, la que tenía cedida a su hermano D. Diego Toro, incluidos los sier-vos.
Entre otros bienes estaban los derechos y acciones sobre la Hacienda de S. José
de Tácata, en la parroquia del mismo nombre -sita al igual que la Hacienda de «La
Concepción)) en los valles del Tuy, cercanas a S. Francisco de Yares donde estuvo
situada la hacienda de Antonio Sarabia-, y sobre la que también tenía derecho su
sobrino Silvestre Toro, quien había construido una casa de su exclusiva propiedad,
por haber comprado dicha parte a D.a Juana Herrera. Asimismo manii~esta ser de su
propiedad un total de 9 esclavos y algunos manumisos ocupados en los cultivos de
dicha hacienda. Doña Petronila del Toro falleció el 22 de abril de 1846 en Caracas,
dándole sepultura al día siguiente el cura de la Parroquia Sagrario de la Sta. Iglesia
Catedral, D. Manuel Alpian y Pérez. Protocolo Duplicado 4. 1839-40. Tomo 11. R.P.
Caracas. TOROR AM~REMZ., (hijo): Genealogía de la Casa de los Marqueses del Toro.
Libro de Defunciones. 1846. A. Catedral de Caracas.
27. NIETOC ORTADELLARS.:, «Ascendencia y descendencia de D. Bernardo
Rodríguez del Toro, Primer Marqués del Toro». Anuario de Estudios Atlánticos, N. 23.
28. FERNÁNDEDZ., W.: op. cit.
29. LYNCHJ,. : op. cit.
346 Carmen R. Pérez Barrios
30. D í ~ zSI CILIAJ.,: Al Suroeste la libertad. Inmigración clandestina de Cana-rios
a Venezuela. 1948-1951.
31. LYNCHJ,. : op. cit.
32. RAMOSG UEDEZJ,. M.: op. cit., p. 57. Testamentos. R. P. Caracas.
33. En nota anexa se manifiesta que del cacao sólo salieron 18 fanegadas de las
que se pagaron dos de diezmo, y de café 15 quintales malo.
34. Testamentos. 1815. R. P. Caracas. Legajo de Testamentos. A.P. Arona.
35. Testamentos. 1815. R. P. Caracas.
36. LECUONAV,.: Crónica razonada de las Guerras de Bolívar. MuNoz, G. E.:
Monteverde: cuatro años de historia patria. 1812-1816. USLARP IETRIJ,. : De la re-belión
popular de 1814.
37. USLARP IETRIJ,. : op. cit. MUNOZG, . E.: op. cit.
38. LYNCHJ,. : op. cit., p. 228.
39. Hijo de Joan Antonio Ribero y de María Feliciana del Castillo, siendo sus
abuelos paternos el Teniente Capitán Salvador Rodríguez Rivero y Rita Suarez
(Rodríguez) y maternos el Alférez Francisco De las Nieves y María Clara Sarabia.
Nació en Vilaflor el 23 de octubre de 1778, siendo bautizado con el nombre de Pe-
A-,. t.+,.:,. A"....*:.. C.. -,.":A---:,, cm-:,:-- --*-l.- -:&....A- -- uiv ruirviiiv -1 T,-,,- 2-1 AL: : " J - - . . ~ ~ U J L L L L L. > U IcaIucIILIa lalulunl CJLaua xuaua CII CL v aiiG uci riiiijauciu,
figurando en 1814 empadronada María Felis Sarabia, viuda de 70 años, en el lugar
denominado Barranco de dicho pago, en unión de una hermana llamada Josefa Sarabia
y una sobrina Antonia Rivero. De María Felis Sarabia sabemos, asimismo, que en 1792
explotaba en arrendamiento propiedades de la Casa Fuerte de Adeje, conocidas como
Pozo, a razón de 9 fg. de trigo y 1 y 112 de chochos. Libro de Nacimientos. 1778.
A. P. Vilaflor. Libro de Padrones. 1814. A.P. Arona. José Alvarez de Ledesma. Leg.
3.756. A.H.S.C.T.
40. Testamentos. 1815. R. P. Caracas.
4 1. Ibídem.
42. Legajo de Testamentos. A. P. Arona.
43. Ibídem.
44. Señala que eran hermano e hijo respectivamente lo cual se contradice con la
documentación anteriormente citada que señalaba que eran hermanos.
45. Legajo de Testamentos. A. P. Arona.
46. Gaceta de Caracas. Decreto del Supremo Poder Ejecutivo. Palacio Federal
de Caracas 13-7-1811.
47. HERNÁNDEGZO NZÁLEZM, .: La emigración canaria a América. Entre el li-bre
comercio y la emancipación de la América española. 1765-1824 (en prensa).