EL CAMBULLON EN LA LITERATURA Y LA PRENSA (1885-1950)
Esta comunicación constituye un breve avance de un estudio más
amplio que, sobre el cambullón y el estraperlo en Las Palmas de Gran
Canaria, realizan becarios y colaboradores del Seminario de Estudios
Históricos Canarios del Centro Asociado de la UNED, utilizando las
-,,4,,: ,,,, ,,4,~,~z-:--- 1- I - ~T:-.-L- n - - 1
apu1Lauuum u1E;LuuuIugI~aus c la nIsLui~au lal.
Nuestro objetivo es hacer un análisis somero de esta pequeña activi-dad
portuaria utilizando fuentes secundarias (prensa, revistas, memorias,
cuentos, etc ...).
La pertinencia de este estudio es patente dado el escaso conocirnien-to
que existe, aún en medio académicos, acerca de esta actividad, que
tiene un arraigo notable en la zona portuaria de Las Palmas desde por
lo menos finales del s. xrx, aunque algunos autores afirman que el
cambulloneo cuenta con más de 300 años de tradición en esta isla1.
En la última década, el cambullón ha adquirido cierta entidad como
tema de interés per se en la literatura y la prensa. Se considera una
actividad pintoresca, realizada por gentes aún más pintorescas en un
marco geográfico e histórico muy concreto. Esta concepción es produc-to
del renacimiento de la consideración de lo canario, como algo
especial, distinto y digno de estudio, que surge en momentos de crisis
en los que parece necesario descubrir los rasgos definitorios de lo que
se ha dado en llamar la "identidad canaria". De este modo, el interés
por una actividad considerada marginal se enmarca en un contexto de
crisis, no sólo del cambullón como tal, sino y, sobre todo, de lo que ha
sido enseña y orgullo de la burguesía grancanaria: el Puerto.
Por el contrario, en las etapas en que el cambullón se desarrolló con
mayor fuerza -que coinciden con las de auge de las actividades por-tuarias
en la década de los años 20 y después de la Guerra Civil
española-, no parece haber atraído la atención de los cronistas cana-nos
que, cuando lo mencionan suelen ser bastante críticos, identificándolo
injustamente con el estraperlo.
De todas formas, nuestras fuentes ofrecen una imagen bastante com-pleta
-que no profunda, pues se limitan a retratar aspectos parciales de
la realidad- de lo que es el cambullón. Ningún aspecto se ha dejado de
lado. Se han realizado pequeños estudios etimológicos -algo dispersos
y fragmentados. Se han descrito todos los elementos que intervienen en
el cambullón- los actores, los productos, la clientela, las herramientas
de trabajo, el marco geográfico e histórico, la jerga, anécdotas, etc.. Y,
sin embargo, apenas se ha profundizado más allá de las estampas
costumbristas, tópicas y típicas del folklore isleño. Por ello, considera- ,,
D
mos necesario repasar todos estos temas antes de abordar la tarea más E
complicada de interpretación y crítica, a la luz del contraste con los O
testimonios orales de los propios cambulloneros, que, como ya se ha n-- m
mencionado, constituye el eje de un trabajo más extenso y porme- O
E
norizado que presentaremos en un futuro próximo. E
2
-E
3 1 .- ETIMOLOGIA -
-
0
m
La palabra "cambullón" hace referencia al "tráfico y trueque de mer- E
cancías que se realiza en los puertos y muelles desde botes y chalanas entre O
populares vendedores y viajeros y tripulantes de barcos en trán~ito"~. n
No está nada claro el origen de este término y, aunque la Real -E
a Academia de la Lengua le reconoce un origen sudamericano, colombia- l
no-mejicano, asimilándolo a "cambalache" (trueque de objetos de poco n
n valor), algunos especialistas lo derivan del portugués "facer cambao".
Pérez Vidal, en concreto, afirma que procede de una unidad de trueque 3
O
portuguesa -cambulhao o cambulhhda-, utilizada por pescadores del
continente y de las islas Azores3. Esta referencia nos hace pensar que,
seguramente, el cambullón no es una actividad original del Puerto de
La Luz y ni siquiera de los puertos canarios, ya que este tipo de comer-cio
marginal surge de manera espontánea al hilo de las actividades
portuarias, desde el momento en que éstas comienzan a desarrollarse, e
incluso antes pues, como veremos en otro apartado de esta comunica-ción,
para cambullonear sólo se necesita disponer de un bote de remos,
algún producto para intercambiar y la voluntad de acercarse a algún
buque de paso por las islas.
La riqueza etimológica del cambullón es tal que, en fechas tan tem-pranas
como 191 1, el Comandante de Marina de Las Palmas, D. Rafael
El coir~h~rll~eníi i 10 literotirrn y lo prenso (1885-1950) 955
M. Navarro, en un comunicado dirigido al Director General de Navega-ción
no se resiste a hacer gala de su erudición elaborando su propia
teoría sobre el origen del término:
"El que suscribe, al venir al destino que hoy desempeña,
desconocía esa palabra, de la que aún hoy ignora la etimología.
Posible fuera que se derivase de «Cambujo» -el hijo de negro
e india, o al contrario-. Y así se lo hace presumir la circuns-tancia
de venir ejerciéndose esa industria por los indios todos
malabeses y coromandeles, que abundan, con y sin estableci-miento
abierto, en nuestra ciudad de Las Palmas y en el pobla-do
de la Luz. Emplean aquí la dicha palabra para designar a
todos aquellos, que capacitados para ejercer industrias del mar,
se decian a ellas en la especialidad de verificar cambios y venta
de efeciü~, viveres, a hi& de süs "vies, coi1 los pasajijeros y
dotaciones de los buques que frecuentan nuestro puerto. De
«cambullón», por tanto, deduciremos «cambio»; y por lógica
aplicación, «cambullonero» al que a ese tráfico se dedica."'
Aunque esta hipótesis no deja de ser interesante, nos parece más
1-.-.:.-.#. -,-.*-. -1 ,..:,m, :,c.l'n A,. 1,. ,.nlnli..,, ".,a -ar:,, n.. nntn ,.,,"A ,.m,,
i u ~ i ~nbucp iai GL ui ig~i i i i g i ~UG~ ia paiauia, y u ~~ u i kaii LJLL kaau ui ia
adaptación libre del "can buy on, sir?" con el que los cambulloneros
canarios solicitaban permiso para abordar los buques. Aún así, al plan-teamos
esta procedencia surge inmediatamente un problema: elegir la
transcripción correcta de esta frase, ya que la literatura y la prensa
manejadas ofrecen varias versiones escritas que se prestan a confusión
y se deben, probablemente, a un conocimiento deficiente de construc-ciones
gramaticales inglesas (confunden 'come' y 'can', 'buy' y 'by').
En un artículo de Armando Mentado publicado en el Diario de Las
Palmas aparecen algunas de esas versiones, que tienen como denomi-nador
común la pronunciación, idéntica en todos los casos:
"Surge así el negocio del cambullón ('come buy on'), término
éste, como se ve, de origen inglés, que denota una 'invitación para
adquirir un stock de mercancías a bordo, mientras se mantiene la
navegación'; o del término; 'come by on', que nos habla de 'adquirir
artículos con cierta dificultad ...' (pronúnciase: 'Kam-bai-ón')."5
2.- ETAPAS Y LOCALIZACION GEOGRAFICA
El cambullón como actividad y, por tanto, también la figura del
cambullonero, han gozado de un fuerte arraigo en el Puerto, constitu-
956 Varios autores
yendo uno de los elementos más pintorescos, casi una seña de identi-dad,
dentro del mismo. A pesar de ello, no se tienen noticias exactas
acerca de la datación de este pequeño comercio marginal. Algunos
niegan que se puede desligar el cambullón de la propia historia del
Puerto, razón por la cual le asignan más de 300 años de antigüedad.
otros apuntan el año 1885 como punto de partida de la "industria marí-tima
del carnb~llón'(~In forme de la comandancia de Marina de Las
Palmas, 5 de Julio de 191 1). Sin embargo, en el siglo xx es innegable la
existencia de dos puntos álgidos en la trayectoria histórica del
cambullón: las primeras décadas del siglo, que coinciden con el auge de
los primeros cruceros turísticos con destino a Canarias y, en general, de
la navegación por el Atlántico, y los años 40, en los que se reaviva el m
tráfico portuario coincidiendo con la hambruna de la Posguerra y el fin E
de !a Segunda &era MUndia!. Sit~aciones ambas que explican un u
súbito despegue de esta actividad en el Puerto y la gran popularidad n
=m
alcanzada por los cambulloneros en estas fechas. O
E
La localización de los vendedores marítimos en tomo a La Isleta E
2
sirvió como aglutinante para crear un nuevo tipo social, el cambullonero, E
a partir de gente de distinta procedencia. En los años 40, la mayoría
3 eran ya nativos de La Isleta, en donde familias enteras se dedicaban al
cambullón, pasando el oficio de padres a hijos. Por entonces, consti- -
0m
tuían una particular casta de pequeños comerciantes, gente en fin de E
escasa relevancia social, que se movían entre La Isleta y el Puerto. O
En su Historia del Puerto de La Luz y de Las Palmas (1988), Ferrera n
Jiménez localiza a los cambulloneros entre el Refugio, el Sanapú y los E
Varaderos6. a
n
3.- LA "JERGA DE LOS CAMBULLONEROS 3
O
T .-
LOS cambuiione~os contaban con una "jerga" o lenguaje propio que
se extiende a todo el campo de su actividad, desde la forma de llamar a
los turistas ("choni~'~)a, los buques, los productos y hasta a las propias
casas consignatarias:
"llamaban a los barcos con nombres típicos, empleando una
extraña jerga que con el paso del tiempo se convirtió en el
«argot portuario»[] lo verdaderamente peculiar y curioso de este
«argot portuario» era el nombre con que se designaba a los
barcos, «que generalmente se derivaba del "color de la chime-nea,
algún símbolo o distintivo de la misma".
El cambullón en la literatura y la prensa (3885-1950) 957
Podemos citar entre ellos los "Malarriales" (barcos de la Roya1 Mail
Lines), los "Paquetes" (de la Elder Dempster Lines). Los "Colorados",
"llamados así por el color canelo de su casco, pertenecían a la naviera
inglesa Bullar King Line". Los "Castles", eran los "buques de la union
Castel Line, una de las compañías más vinculadas al tráfico de nuestro
Puerto desde el pasado siglo". Los "Arramblaos", en el argot de los
antiguos cambulloneros, se conocían por este nombre a todos los barcos
de carga que solían frecuentar nuestro recinto portuario. Eran barcos de
poco negocio". Los "Yowa eran barcos mixtos, con capacidad para 80
y 100 pasajeros en clase turista. Fueron muy populares en el tráfico
entre Reino Unido y Canarias7", etc.
También cuentan con "nombres de guerra", apodos o "nombretes"
que se aplicaban entre sí y daban a la gente con la que se relacionaban
(guardamuelles, vigilantes del Puerto...): Penco "el carnicero", maestro
Cant iaon ''1.1 p j&r ~ r ~ "&C,. "..S..... a"
Así, no es de extrañar que Perico 'el Carnicero' hable en un artículo
de la revista Aguayro, de "los malos ratos que nos hicieron pasar los
guardianes de la Casa Miller, Pedro "el gato", Paco "el calabozo",
Miguel "el barrigúa", y Juan Palmés".
La existencia de esta jerga es probable que haya influido en la
conformación de una cierta conciencia de clase entre estos peculiares
vendedores portuarios, al prestarles características que los distinguían
de otros grupos profesionales que se movían en tomo al Puerto.
4.- CONDICIONES DE TRABAJO
En este apartado señalaremos algunas características del oficio del
cambullonero, centrándonos en algunos aspectos como la precariedad
de su modo de vida que dependía tanto de la voluntad y el esfuerzo
como de la suerte, las jornadas intensivas a la espera de los buques. Las .
carreras en la bahía a bordo de sus barcazas para llegar antes a los
barcos. Las delicadas negociaciones con la tripulación o el pasaje, etc..
Todas estas circunstancias aparecen reseñadas en las fuentes manejadas.
También se menciona como la principal herramienta de trabajo del
cambullonero los barcos de remos y barcazas medianas -propias o
alquiladas- a bordo de las cuales se acercaban a los buques que hacían
escala en la isla, ya dentro o fuera del Puerto. En este sentido podemos
destacar un curioso anuncio de prensa aparecido en Lu Provincia el
27.04.1946 en el que se anuncia la venta de "un bote muy propio para
el cambullón", que reafirma e ilustra la importancia de contar con un
95 8 Varios autores
bote para el desempeño de su oficio. De esta circunstancia también nos
da cuenta Perico "el carnicero":
"Por los años 40 y 50, influía mucho el tener un buen bote y
el remar rápido".
Por lo general se establecían entre ellos verdaderas carreras de obs-táculos
para abordar los barcos. El que llegaba primero se quedaba con
el negocio:
"( ...) subiamos a bordo de los barcos aun sin fondear por medio
de un cabo con un gancho que se tiraba a la borda del barco. La ,,
cuestión estaba en hablar primero con los oficiales o con el
personal del barco, y el primero que hablara se hacía con el E
negocio. No teníamos horario de traba!o: día y noche al pie del O
n
cañón si querías hacer algún dineron8. - m
O
E
Con el tiempo acabaron haciendo acuerdos bajo palabra para E
2
E repartirse el Puerto -por zonas- o los buques -por compañías-,
llegando a especializarse en determinados productos. 3
Psa ejercer Su nfirio, In- camhullnnern- dehfan estar en posesión
- de una licencia de "vendedor marítimo", también llamado "carnet ne- 0
m
E gro" por el color de sus tapas, que les facultaba para acceder a los
buques y vender su mercancía a bordo. O
En nuestras, fuentes rara vez se mencionan los aspectos "adminis- n
trativos" del oficio con la única excepción del famoso "carnet negro" E
a
citado por Ferrera y de los intentos de reglamentación del cambullón,
realizados por la Comandancia de Marina a finales del pasado siglo, n
n
que dan constancia no sólo del crecimiento del cambullón en el Puerto
-"ya en 1880 llegaban a un centenar los botes dedicados al mismo ... 3
O
y al presente (191 1) disponen de unas 150 embarcaciones menoresv-sino
-y lo que es más interesante- de que ya, por entonces, era una
actividad reconocida oficiaimente -"íos cambuiioneros estaban y es-tán
inscritos en la Capitanía y capacitados para el tráfico de mar" y
"pagan contribución a la Hacienda". Aunque, por otra parte, resultan
bastante curiosas las medidas tomadas por el Comandante para mante-ner
el orden en el Puerto:
"Ya en 1888 llegaban a un centenar los botes dedicados al
mismo y a tal punto fue en aumento, que en 1893, siendo
Comandante de esta Provincia marítima el hoy difunto Sr. D.
Antonio Moreno de Guerra, se vio en la necesidad de regulari-
El cambullón en la literatura y la prensa (1885-1950) 959
zar, reglamentándolo ese tráfico, para evitar y prevenir desórde--
nes , a que en el puerto, daba lugar a diario. Al efecto, eligió de
entre ellos el que menos desconfianza le merecía y previa la
autorización de la Superioridad, lo confirmó como a modo de
guarda jurado con uniforme y sable, siendo su cometido el
reprimir los desmanes entre los suyos y velar por el orden en el
ejercicio de sus funcione^"^.
Semejante resolución da fe del volumen tan importante que había
alcanzado el cambullón en Las Palmas de Gran Canaria en esta fecha.
Los cambulloneros habían pasado a constituir un problema: "No están
asociados, ni agremiados oficialmente antes bien se hacen entre sí la
más ruda competen~ia"'~.
Sin embargo, por el hecho de vivir en un mismo espacio físico que
ios conforma y conáiciona, y, sobre iodo, por ei desempeño de un
oficio tan peculiar, encontramos entre los cambulloneros una solidati-dad
que no se halla en otros grupos profesionaies. Aunque nunca
llegaron a formar un "gremio" -la fundación de la Asociación de
Vendedores marítimos es bastante tardía-, se detecta en eIlos un cierto
espíritu de "clase" quizás en razón de su marginalidad. El cambullonero
Perico "el carnicero" lo explica en los siguientes términos:
"Todos nos respetábamos, y entre los cambulloneros del
Refugio formábamos una gran familia que se ayudaban entre
todos y donde nos prestábamos dinero con plena confianza.""
Por lo que respecta al tema de las relaciones existentes entre estos
vendedores, las fuentes orales son mucho más explícitas que las escritas.
A pesar de la competencia establecida entre ellos, por su carácter
amistoso con los marineros:
"er~i.~ g p u ~ pzyf,ic h2~p,c,c i,e pA9.itir ny-iive 6-Yc-tvnuc rnmnrwwn
sin dinero. Ya luego irían a la consignataria a cobrar lo que era
suyo, pero en el primer momento las negociaciones siempre
fueron amist~sas"'~.
Los carnbulloneros no constituían un grupo homogéneo. Así pues,
se puede establecer una tipología dependiendo del tipo de productos
que vendiesen y de si tenían acceso o no al buque:
960 Varios autores
"Divídense los del cabullón en dos clases: los que comer-cian
a los costados de los buques vendiendo o cambiando artí-culos
del país; y los que a bordo de ellos, los mismos artículos
y otros efectos, que algunos venden en Afnca o Inglaterra,
dejando para el retorno del buque, pendiente el saldo de sus
~uentas.'''~
A principios de siglo, comerciaban con productos autóctonos. Cam-biaban
pájaros, frutas, flores, calados y otros productos de artesanía por
güisqui, café o telas. Este primer tipo de cambullonero no solía abordar
los buques, limitándose a acercarse en su chalanas a los costados y
desde allí entablaban negociaciones con la tripulación y10 el pasaje
para intercambiar los productos típicos de Ia tierra.
Los comerciantes de fruta "se limitaban exclusivamente a la venta
de frutas dei país. Su mayor espiencior io tuvieron cuando ios barcos
fondeaban en la bahía para carbonear, especialmente entre los buques
del pasaje. pero al comenzar el suministro de combustible líquido por el
Muelle Grande, y al saltar a tierra, los pasajeros fueron poco a poco
dejando el negocio hasta desaparecer totalmente". Los pajareros son
"los verdaderos cambulloneros, el del típico enredo y trampa, desapare-cido
desgraciadamente paja el trajín desde hace más de treinta años"I4.
Vendían a los turistas pájaros canarios que adquirían a los leprosos del
Hospital de San Lázaro que los criaban ex profeso para ese fin.
También existía una relación entre los carnbulloneros y la colonia
indostánica, que Ferrer Jiménez considera "autorizada de viejo en el
oficio". Los indios les proporcionaban mercancía en numerosas ocasio-nes
y esto se puede observar en la prensa de los años 40, en un simpático
anuncio, fechado el 25 de enero de 1948, en el que el comercio
Metharam "vende a buen precio muñecas a los cambulloneros".
.J.,.. .......................................................................................................
A LOS PRECIOS MAS ECONOMICOS DE TODA LASPALMAS, TENEMOS EN GRAN EXISTENCIA. . ''i
' SIEMPRE LAS
. . . k ñ e c a s andadorae
i CON VOZ y SIN-VOZ. EN TODOS LOS TAMAROS Y pRr( im, CON PRECIOS ESP~ IAL ~ , ,PARAi
: LOS VENDLDORES DEL MUELLE.
1.05 ENCONTRARA EN LA
El cambullón en la literatura y la prensa (1885-1950) 96 1
En los 40, el negocio se amplió por las razones ya mencionadas -la
coyuntura de la posguerra- y entonces, se traficaba a mayor escala y
con productos de primera necesidad- café, leche, pastas, sopa, azúcar,
grano, aceite, jabón, etc.
El testimonio de Perico "el Carnicero" es, en este sentido, bastante
esclarecedor:
"Después de la Guerra Civil el cambullón se concentraba en
artículos de primera necesidad que servían para la comida dia-ria:
café, azúcar, jabón, fideos, macarrones, y todos los alimen-tos
que podían paliar la gran hambre que existía. De nosotros
vivían remeros, transportistas, tenderos, -que en aquella época
se dedicaban casi todos al estraperlo-, compradores, fabrican-ter,
y un sin fin de familias canarias.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, cano ya no
había tanta necesidad, nos dedicamos a las cosas viejas de los
barcos para después venderlas, o a los sobrantes de gambuzas,
que eran stoks de comida que el barco tenía que tirar si no las
comprábamos.
Otro negocio era el de los cabos viejos para hacer alambres
con destino al empaquetado o para tachas en la fábrica de
Guanarteme.
Buen negocio fue siempre el de las maderas que venían en
los barcos para encajar los bidones. Otro negocio era el de las
«bamduras», o sobrante de la descarga del trigo, millo o ceba-da;
los barcos se descargaban a cubo o a balde, mucho grano
quedaba tirado por el suelo, y los marineros nos lo daban para
después venderlo como comida de animales."
Por estas fechas, aproximadamente, cobró importancia el segundo
tipo de cambullonero, constituído por aquellos que tenían acceso a los
buques, y trabajaban con mayor variedad de productos.
-compro toda clase de animales Vivos (morros, loros, tortugas, ga-celas.
hienas. serpienles,' etc.) pagando buenos prectos.
Dlrlglrse a MARI0 Hotel Nuevo--Miramar, Puerto de la Luz (final de
trayecto de las-guaguas) antes de las dlez de la mañana.
. ~ 8 m w ~ ~ m m ~ * w ~ m m m m ~ m m w m i w m ~ m w ~ m w w w ~ m m ~ m ~ w m ~ m m m m ~ ~ 8 ~ ~ m m m ~ m m m m e ~ ~ w ~ ~ ~ ~ ~ m w m .
962 Varios autores
En este sentido, podemos destacar la labor de los "bombistas", en-cargados
de abastecer a toda la tripulación de un buque, para lo cual y
en colaboración con otros cambulloneros, vendían fiado, apuntando las
cantidades en un cuaderno que firmaba el capitán y que acto seguido
era llevado a la consignataria para cobrar lo adeudado.
Los "tratistas"compraban "todo lo que los tripulantes de los barcos
les pudieran vender, maderas, barreduras de las bodegas, café y tantas
otras cosas".
Finalmente estaban los denominados "gambuseros", que adquirían
todo el sobrante de gambusa ("tanda de comestibles en los barcos
cos ter~s " )~de~ ,lo s barcos arramblao~"'~.
Así pues, a los carnbulloneros se debe que, a Canarias, llegaran, en m
D
momentos de extrema penuria productos desconocidos o casi imposi- E
bles de conseguir en la Península. Gracias a ellos se abastecían de O
productos básicos los tenderos de Las Palmas. A ellos se debe la intro- n-- m
ducción de la penicilina y la terrarnicina en Canarias. Las primeras O
E
hojillas de afeitar, radios, cámaras fotográficas, etc. proceden de sus SE
manos. A ellos acudían los particulares para hacerles encargos especia- -E
les1'. Y esto a pesar de la persecución abierta o soterrada de las
autoridades que los tachaban de contrabandistas y traficantes ilegales, 3
-
cuando no los identificaban públicamente con los estraperlistas. Om-
De todos modos, no hay que negar que, aprovechando la ocasión E
que se les presentaba tras la Guerra Civil, algunos cambulloneros llega- O
ron a enriquecerse y subir de categoría lo cual implicaba encontrar un n
puesto fijo en la Plaza del Puerto o abrir un almacén en Triana y otra -E
zona céntrica. a
2
Sin embargo, el cambullonero-tipo se mantuvo pobre pero honrado, n
razón por la cual siempre contó con la simpatía de la ciudadanía. Los n
cambulloneros en los años 40 mantuvieron abierto un canal de comuni- O3
cación con el exterior en un momento en que esto era sumamente
necesario. Y por ello, no sufrió en grado tan alto la persecución ni mala
fama que eran patrimonio de los estraperlistas18.
A pesar de ello nunca gozaron de la simpatía de las autoridades
municipales y portuarias. Antes bien, fueron motivo de quejas tanto por
parte de las mismas como de las casas consignatarias del Puerto y
representantes consulares. Como ya hemos mencionado anteriormente,
hubo intentos infructuosos de limitar y controlar este tráfico mediante
la disposición de leyes ad hoc.
El citado Informe de la Comandancia de Marina (5 de julio de 191 1)
constituye un documento bastante esclarecedor de la postura oficial
ante esta tema:
El coiiibrrlltjri eii ln lirernrirro y lo prenso (1885-1950) 963
"Desde mi llegada a esta isla ha ya dos años y medio, me apercibí
de que esta, llamémosla institución, era la plaga y la deshonra de la
bahía, afectando en mucha parte a la población de Las Palmas. Si no
agremiados ni constituidos en sociedad, asociado sí y en inteligencia
para cuanto sea el engaño, el abuso y el latrocinio, no reconocen límites
su arteria, sagacidad y astucia para burlar toda vigilancia y llevar a
cabo todo género de depredaciones. El que suscribe se propuso reprimir
con mano dura tales excesos, rayanos en el delito y en determinados
concretos casos aplicó la Ley a los delicuentes en todo su rigor. Pero
disponen de una considerable flotilla de embarcaciones; son amparados
y protegidos por las gentes maleantes de estos muelles y playas, y la
Comandancia carece, como V. E. no ignora de elementos bastantes a
atajar, ni siguiera reprimir el cual, que a creencia y conciencia de ella y
en su propia jurisdicción, crece de día en día en proporciones alarman-te.
La presencia de nn cañonero en emr 2 p s , cnmo repetidas veces
he solicitado de la Superioridad, sería eficacísima. Esto lo tengo repeti-das
veces manifestado a los Cónsules y los consignatarios, que acuden
en queja a esta Comandancia, mostrando cartas, en las que figuran las
de las Casas Armadoras de Inglaterra y Alemania clamorosas al com-probar
allí las faltas de los efectos del cargo del buque o en su
cargamento. Repugnan, naturalmente, estos señores, la probabilidad de
que en los barcos de su bandera se cometan tales delitos; pero aceptan
unánimes la segunda parte, o sea el registro al regreso del abordo de los
del cambullón".
En fechas bastantes posteriores observamos cómo algunos ladron-zuelo~
in tentaron aprovecharse de la mala fama de los cambulloneros
utilizando esta denominación como escudo para vender género robado.
Tenemos un ejemplo muy claro en la prensa de diciembre de 1944
donde se hace mención de la detención de dos delincuentes habituales,
el "Titicaca" y el "Moya", que habían cometido un robo en el Colegio
de los Salesianos (velas, calzados, ropas), en una tienda de Marzagán
(embutidos, jabón, cajetillas de tabaco, licores, etc.) y en un chalet del
Monte (ropa y efectos) por valor de unas 20.000 ptas. Siendo recupera-da
la mayor parte en manos de personas que lo habían vendido
fingiéndose cambulloneros.
6.- ANECDOTARIO
Uno de los aspectos más reseñados por nuestras fuentes es el de la
clientela de los cambulloneros, los "chonis", protagonistas de un rico
964 varios autores
anecdotario que pone de manifiesto el humor socarrón del vendedor
isleño, al tiempo que evidencia las artimañas que usaban para sacar
adelante el negocio.
En su quehacer diario, los cambulloneros tenían que tratar con indi-viduos
de diversa condición social y nacionalidad. Sus presas predilectas
eran los "chonis", una versión vastante estereotipada del inglés
flemático, caballeroso, seco y un poco ingenuo, que era blanco fácil de
las burlas y pequeñas estafas de estos pícaros de siete suelas. Pancho
Guerra lo expresa de la siguiente manera:
"«Al ave de paso, cañazon, rezan por Castilla. Y esto sí que
lo hace el cambullonero, que si a mano viene trueca la parda - m
facha de un gomón en la más linda y variopinta de las aves.
E «No canta», expresa con recelo el comprador de uno de estos
pájaros «decorados». Y replicaba, vehemente, el cambullonero: O
-
«iCómo quiere que cante ahora si ei anirnaiito "extraña" ... ? -
m
O
iDéje10 que se arregoste y agarre "confiansa", que ya verá! E
"Entonses" lo tendrá que mandar a callar»."'g E
2
E
Es curioso que un oficio aparentemente tan apto para propiciar las 3 más curiosas y divertidas anécdotas haya producido solamente dos,
citadas una y otra vez, tanto en las fuentes escritas como en las orales: -
0
m
E
- la del pájaro palmero pintado de amarillo vendido como canario,
y al descubrirse el engaño, la venganza del comprador (un marino o un
turista según la versión) a su regreso a la isla,
- y la del canario cojo, vendido a un choni perspicaz, que recibe
como respuesta a su queja la gen iya'"l: usted pa' que lo quiere, pa' que
cante o pa' que baile?".
Pancho Guerra en alguno de sus cuentos hace a Pepe Monagas
protagonista de una de estas anécdotas20. Pepe Monagas también apare-ce
traba-jando ocasionalmente como cambullonero. Esta referencia tiene
un gran interés pues da constancia de la existencia de esa concepción
del cambullón como algo tan intrínsecamente canario como el sancocho,
el mojo picón o el propio Pepe MongasZ1.
En otro cuento, esta vez de Leandro Perdomo, el protagonista de la
conocida anécdota de la "caena" es Maestro Santiago "el Pajarer~"~~
"Sabido es, por viejo y por verídico, el cuento del pájaro
pintado. El inglés se fue con su canario amarillo que resultó
pardo y, en deportivo afán de venganza, un día recaló por
El cambullón en la literatura y la prensa (1885-1950)
nuestro Puerto y hundió la infeliz chalana de maestro Santiago
«el pajareron. A los gritos elocuentes'de jno más caena, no más
caena!, el capitán extranjero ri6 lo que quiso y el viejo Santiago
tuvo que ganar la tierra firme a puros ruegos, batiendo un «crol»
magnífico la improba marca inesperada."
Como conclusión, debemos señalar que, en la actualidad, el
cambullonero es una especie en peligro de extinción que oscila entre la
reconversión y la muerte.
"Hoy oficialmente los llaman vendedores marítimos, tienen
una credencial que les permite desarrollar su tarea en los mue-lles,
un carné que tiene carácter vitalicio y que extiende la Junta
del Puerto. Pero siguen siendo los carnbulloneros de toda la
vicia. Esos que también quedan airededor dei mercadu dei Puer-to
en Las Palmas ofreciendo todo tipo de artilugio a cuanto
forastero se acerque por allí. Dados al regateo y al trueque.
Capaces de chapurrearle infinidad de idiomas haciendo gala de
un entrañable carácter amistoso."23
"Aunque sólo sea por mantener una tradición, por «conser-
Ti".. ..;.,.-.'... I r \ = n;nm..\lornr rln ,,no nrnn,.;n rlhhnnrn tnnnr e, vcii v i r v o n iva bjbiiiyirubo ur uiiu r a p r i r , uvuuiilrr rviiri
cuenta los cambulloneros de la explanada. Todo el puerto prac-tica
-unos más, otros menos- el cambullón. Dejen practicarlo
en su forma de origen a todos los que, por herencia de sus
padres unos, por incorporación posterior los otros, tienen más
derecho que nadie: el derecho que da no contar con otro medio
de vida y el derecho sagrado de la herencia, la tradición y la
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1. Vid., "Una tradición canaria con más de trescientos años de historia" en Em-presa
Canaria. Revista de la Cámara Oficial de Comercio. Industria y Navegación de
Las Palmas, núm. 46, p. 56-57.
2. tiUERRA, Pancho: Léxico de Gran Canarta. Contribución al Léxico popuiar
de Gran Canaria. Obras completas, tomo l. Las Palmas de G. C. Edirca, 1983, p. 93.
3. En los portugueses en Canarias (1991), afirma que la palabra cambullón
"procede del portugues cambulhho, y éste [] de cambb [], pequeña vara
terminada en uno de sus extremos en forma de horquilla. que sirve para
meter por una de sus puntas la cabeza de las truchas o peces y llevarlos así"
p.272.
Así,
"cambulhao, castellanizado en cambullón, perdió en Canarias sus senti-do
principal frente al español carta, y como tantas otras palabras portugue-sas,
ha sobrevivido en las islas con otro valor, ha seguido estrechamente
relacionado con los pescadores, porque pescadores han sido tradicionalmen-te
la mayoría de los pequeños cambulloneros [J. ¿Cómo se han izado siem-pre
desde los pequeños botes a la borda y cubierta de los buques, los pro-ductos
ofrecidos? ¿No ha sido siempre en sartas o atados? ¿No procedrá de
esta unidad de trueque -el cambullón- el nombre que ha quedado para
designar en Canarias toda esta pequeña actividad mercantil portuaria?"
p.273.
4. "Comunicación del Comandante de Marina de Las Palmas al Director General
de Navegación del 5 de julio de 1911" en "Expediente sobre el cambullón", Archivo
Municipal (Obras Públicas), leg. 17 (AHPLP), citado por CULLEN, P.: "Cada día con
su tema. El cambullón y su breve historia". Falange, 22 de agosto de 1946 y reprodu-cido
en QUINTANA NAVARRO, F: Barcos, negocio y burgueses en el Puerto de La
LUZ: 1883-1913", p. 215.
968 Varios nirtore'
5. MENTADO, A.: "Carnbullón, actividad económica y tradicional que se desarrolla
junto a los muelles canarios". Diario de Las Palmas. Lunes, 3 de abril de 1989, p. 5.
6.
"Situemos a los cambulloneros en su emplazamiento terrestre-marítimo.
aledaño a la bahía, por lo general en el lugar conocido por 'El Refugio'.
comprendido entre las calles de Salvador Cuyás (zona de los varaderos).
Hierro? Pedro del Castillo y Westerling y Padre Cueto. con sus respectivos
alrededores, y el Sanapú (zona del litoral) entre los muelles de fyffes y el
almacén de carbones de Cory Hermanos"
p. 294.
7. FERRERA JIMENEZ, J.: Historial del Puerto de La Luz y de Las Palmas. Las
Palmas, 1988, pp. 298-301.
8. "Pedro Morales García, de cambullonero perico 'el Carnicero"'. Aguayro. Mar-zo-
abril 1983, núm. 146, p. 34.
9. "Comunicación del Comandante de Marina...".
10. Idem.
11. "Pedro Morales García. de cambullonero ...", art. cit. .
12. "Una tradición canaria...", art. cit.
13. MENTADO, A., art. cit.
14. FERRERA JIMENEZ, op. cit., p. 296.
15. GUERRA, P.: op. cit.
16. FERRERA JIMENEZ, Ibídem.
17. En un curioso anuncio de 4 de enero de 1948, un particular se ofrecía para
comprar a los cambulloneros "toda clase de animales, monos, loros, hienas, serpientes,
etcétera.".
18.
"Nuevos Caínes. Así, con esta calificación tan grave, tan acerada y
tajante ha anatematizado el Padre Santo a esa caterva de explotadores del
hambres y de la miseria ajenas, a quienes: entre nosotros, suele designárseles
con el semijocoso y reletesco epíteto de estraperlistas".
Nueva Pastoral del Doctor Pildaín. Falange, viernes, 11 de octubre de 1946, p. 1.
19. GUERRA, P. op. cit.
20. "De cuando a Pepe Monagas se las cobró un inglés". En Pancho Guerra:
"Cuentos famosos de Pepe Monagas". Obras completas. Tomo 11. Las Palmas: Edirca,
D; L. 1983, p. 416-37,
21. "Los cambulloneros no son, al fin y al cabo, más que eso, cambulloneros. Pero
constituyen lo más típico del Puerto de La Luz", PERDOMO, L.: El Puerto de la Luz y
Diez Cuentos. Madrid, 1980, p. 93.
22. PERDOMO SPINOLA, L.: El Puerto de La Luz y Diez Cuentos. Madrid: J. P.,
1980, p. 79-83.
23. "Una tradición canaria con...", art. cit., p. 57.
AL4. . k-'-EK-U,-U.N-lU., .L,.., O/?. ~ i i .P, . 94.