REGIONALISMO Y FEDERALISMO FRENTE
AL DIVISIONISMO. CAMPAÑA DE EL PROGRESO
(TENERIFE) EN 1906
NICOLÁS REYES GONZÁLEZ
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Introducción:
A comienzos del nuevo siglo, se empiezan a oír voces desde el
Archipiélago y desde la Metrópoli en defensa de la españolidad de
Canarias. Si leemos algunos artículos de prensa de la época, observamos
que se defiende el carácter español de lo canario de tal forma
que, a veces, da la sensación de que la deseada «Regeneración» de
España puede conseguirse desde Canarias, porque aquí se han mantenido
intactas las esencias del españolismo más puro. También se
detectan tímidas campañas en las que se reivindica la Autonomía
para el Archipiélago, como las llevadas a cabo por Ricardo Ruiz
Aguilar o por otros como Secundino Delgado, el cual es detenido y
encarcelado por sus ideas de incipiente nacionalismo criollista, que,
por supuesto, en estos momentos, no se plantean, en modo alguno, el
tema de la independencia.
Pensamos que es de vital importancia el estudio del Regionalismo
en Canarias si queremos lograr un mayor conocimiento de
nuestra realidad histórica para recuperar nuestras señas de identidad.
En la Historia de España, existe, desde el silo XVIII, un evidente
enfrentamiento entre las tendencias centralizadoras de la
monarquía borbónica y las resistencias provinciales que pretendían
defender los antiguos privilegios. Pero los regionalismos españoles
de carácter periférico se desarrollaron, sobre todo, a lo largo del
siglo XIX contra el unitarismo y la centralización, que pretendía
imponer la monarquía bien desde gobiernos conservadores, defensores
del absolutismo, bien desde gobiernos liberales, fieles al espíritu
de 1812.
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910 Nicolás Reyes González
Por último, es necesario advertir que las burguesías dirigentes
periféricas esgrimían, ante el gobierno central, el fenómeno regionalista
como arma política, para obtener determinadas ventajas especialmente
en el terreno económico. Esta actitud de las clases
dominantes resulta muy familiar en la Historia de Canarias de
comienzos del siglo xx. .
l. Sobre la conferencia de D. Leoncio Rodríguez en el Ateneo
de La Laguna úulio, 1906)
En el siglo XIX, las dos principales ciudades canarias, Santa
Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, se enfrentan en
una estéril pugna por conseguir la capitalidad del Archipiélago,
generando graves tensiones que repercuten en la configuración de
una conciencia nacional en Canarias. A principios del XIX, se traslada,
desde La Laguna a Santa Cruz de Tenerife, la capital de Canarias,
y únicamente la Audiencia Territorial tendrá su sede en Las
Palmas!. En el siglo xx, el «Pleito» entre las dos oligarquías insulares
se manifiesta ahora en el deseo de dividir la provincia.
En 1906, asistimos a un episodio más de ésta «pugna intracanarim>,
cuyo posible desencadenante pudo haber sido laMemoria
oficial del viaje de Alfonso XIII a Canarias, redactada por el conde
de Romanones, en la que se recoge el deseo de un sector político del
archipiélago de dividir la provincia2•
A principios de julio de ese mismo año, en el Ateneo de La .
Laguna, el periodista tinerfeño D. Leoncio Rodríguez González pronuncia
la conferencia: «El Regionalismo Canmo. Bosquejo
histórico-social». Leoncio Rodríguez nace el 12 de abril de 1881 en
la ciudad de La Laguna. Escritor de temas canarios y periodista de
vocación temprana, figura entre los fundadores del Ateneo de La
~aguna, y, en 1910, creará el prestigioso periódico republicanoLa
Prensa, que desaparecerá el14 de febrero de 1939 como una conse~
encia más de la rebelión fascista del General Franco. Históricamente
hablando,EI Dra, que nace el15 de febrero como órgano del
Movimiento Nacional Sindicalista, no puede considerarse como
continuador de La Prensa, aunque algunos se empeñen en ~llo3i.
Estudiemos primeramente los aspectos más significativos de la Conferencia
del periodista tinerfe~o4.
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Comienza con la idea de patria, porque piensa que, según se la
estime o se sienta aversión por ella, será diferente la definición que
se pueda dar delRegionalismo Canan"o, y advierte, a continuación,
de las probables reticencias de los sectores internacionalistas:
«En estas luchas del siglo, en medio de esta evolución
moderna, el regionalismo parecerá a algunos una regresión, un
caso atávico, que desmiente el espíritu de solidaridad universal.·
Los que así piensan rechazan la división patria por fronteras y
de pueblos por razas y costumbres; combaten el vínculo nacional,
el prejuicio patriótico que exalta a las multitudes
inconscientes.»5 .
Leoncio Rodríguez no comparte esta visión del Regionalismo,
al que considera como una «tacaña'ambición colectiva»; su concepción
es opuesta y la defiende como un instrumento para lograr despertar
de su letargo al pueblo canario, por todo ello piensa que
el regionalismo:
«... constituye un núcleo de energías latentes que, convenientemente
encauzadas, han de robustecer el bloque de nuestra civilización.
En España, sobre todo y en esta provincia en
particular, el Regionalismo se impone como necesidad apremiante,
como medida previsora y salvadora, como mejora vital;
su reconstitución y su fomento no representarían como se teme,
mal encubiertas miras de disociación nacional ni tampoco una
labor de anticuarios»6.
Se refiere a la génesis histórica del regionalismo en España,
realtando lo arraigado que siempre ha estado en la conciencia nacional,
ya que las regiones han disfrutado de «vida autónoma, de federación,
compatible con el engrandecimiento de la patria»7•
Porque el conferenciante defiende la idea de que los españoles
«eran y continuarán siendo siempre diferentes naciones con una tendencia
centrífuga»8• El Estado Español es lurinacional y debe tener
.una configuración federal y republicana que respete las diversas
nacionalidades y regiones.
A continuación, Leoncio Rodríguez expone la situación a la
que se ha llegado en la España de la Restauración, en la que
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«la tendencia regional, como el liberalismo, es pecado, y solo
impera la tiranía del poder centralista que sienta sus reales en
Madrid, absorbiéndolo todo, tejiendo y destejiendo como Penélope
la vasta urdimbre de una poítica envilecedora, egoísta y
convencional, de cuyos telares parte el enmarañado ovillo de
nuestra administración esencialmente burocrática...»9.
Las ideas de Leoncio Rodríguez son las de un republicano federal,
que defiende el Regionalismo porque lo considera compatible
con su universo político. La crítica que realiza del poder centralista
coincide con la de sus correligionarios, centrando sus ataques en la
maquinaria burocrática, que entorpece la vida política del país.
Piensa que las provincias españolas lo que desean por encima de
todo es «vivir». Esta debe ser también la aspiración de
Canarias:
«Vivir, vivir en plena posesión de nuestras energías, de
nuestros derechos, de nuestras tradiciones olvidadas; (... ) pero
no vivir como parias, esclavizados por caciques y mercaderes,
acatando sumisos sus imposiciones y mandatos y menos implorando
a prueba de desdenes la magnificencia gubernamental,
deshaciéndonos en suplicas y lamentos.»]O
Se refiere al espectáculo lamentable y vergonzoso que constituyó
la exhibición de carteles al paso de la regia comitiva, con peticiones
humillantes propias de un pueblo sin dignidad y empobrecido
moralmente. Esta situación de postración y de «laxitud patriótica»
en la que se encuentra sumida la sociedad canaria debe transformarse
en un plazo breve de tiempol].
El estímulo colectivo que necesita Canarias para reaccionar
debe buscarse, según el conferenciante, en nuestra historia, que es
donde siempre el Regionalismo ha hallado «sus fuentes bautismales,
recibiendo de ellas la esencia de su exquisito sentimentalismo
»l2.
Defiende con energía la necesidad de cultivar <das soledades
del pasado para hacer brotar la semilla del porvenir», y, como
prueba de ello, se aventura en ese pasado afirmando que
«Nuestras verdaderas y más sanas fuentes de regionalismo,
(oo.), están en los anales de la conquista, en la odisea del
pueblo isleño, modelo de fortaleza, de lealtad, de desinterés,
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que aquí vivía en régimen de república feliz, libre de odios, de
vanidades y pompas, sin falsos ídolos humanos, sin otros sacerdotes
que sus faicanes de luenga barba de plata, ni más vírgenes
que sus Harimaguadas de los bosques, ni otro patrimonio que
el suelo pródigo con sus agrestes chumberas, sus mocanes y
madroños y sus gallardas palmas coronadas de dátiles.»13
Leoncio Rodríguez continúa en su disertación con una descripción
elogiosa y detallada de las costumbres de los aborígenes canarios,
en la tradición de la historiografía romántica del siglo anterior,
que tendía a una cierta idealización de nuestros antepasados. A continuación,
arremete contra los conquistadores como sigue:
«Tal era el pueblo canario cuando tropas invasoras llegaron
a esta tierra trayendo como lábaro de combate una cruz,
símbolo de amor, de paz y caridad convertido en trofeo de guerra,
de exterminio y muerte. Desde aquel histórico momento
que para sarcasmo inaudito venimos celebrando todos los años,
impíamente, con músicas, salvas y procesiones de galoneados
pendones, los horizontes isleños, diáfanos y azulinos, se tiñeron
de reflejos sangrientos ...»14
En su narración de los acontecimientos, exalta la gesta heroica
de los vencidos, que sucumbieron ante la superioridad castellana de
la siguiente forma:
«El fuerte triunfó del débil en el número, ya que no en la
calidad; los más valerosos defensores de la independencia del
territorio sucumbieron, unos a la puntería certera de arcabuces
y ballestas, otros a la desesperación y el dolor; los más despeñándose
desde los altos cerros antes que caer en poder del
enemI.go...»15 .
Siguiendo una versión historiográfica que ha contado con
muchos adeptos, el conferenciante se refiere a los aborígenes canarios
como un pueblo vencido y exterminado, que solamente ha pervivido
en la fusión que se produjo a través de las uniones entre
algunos conquistadores y «doncellas tan celebradas y de tan noble
linaje, como la rubia Guayarmina, la casta Dácil y la cautiva Tenesoya
» 16. En la actualidad, no se habla de «genocidio», se prefiere la
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idea de un proceso de aculturación, que ha supuesto el nacimiento y
desarrollo de una nueva cultura o, si así se prefiere, la de la nacionalidad
canaria tan merecedora del calificativo de «histórica» como
las que lo detentan en la actualidad] 7•
Leoncio Rodríguez sostiene que el «sentimiento patriótico» se
conservó en Canarias de forma latente, «aunque adulterado con los
desplantes bélicos de los españoles del siglo XVI (.,.) en un transo.
curso de tiempo que ha venido a tener su término fatal en nuestros
días»18. El Regionalismo que desarrolla y define Leoncio Rodríguez
permite que hoy podamos considerarlo como un -modelador más y
como simiente de la conciencia nacional canaria. Su concepción se
acerca a posiciones nacionalistas de carácter no burgués, como
sucedió, en el caso de Cataluña, con algunos republicanos federales,
que terminaron en las filas de «Solidaritat Catalana» 19, porque comprendieron
que el catalanismo constituía un fenómeno más amplio,
que incluía también al resto del pueblo y a todas las clases sociales,
aunque otros líderes del federalismo, como Nicolás Estévanez, lo
tildan de fenómeno exclusivamente burgués y reaccionario.
Dejando atrás el pasado, pasa a ocuparse del estado de abandono
en el que se encuentra el Archipiélago en 1906:
«Las Canarias son pobres -¡pobres sí, aunque lo contrario
digan hoy un centenar de ricos cosecheros o de improvisados
comerciantes amparados por veleidosa fortuna o por artes que
no viene al caso especificar!- Sus glorias se han olvidado. Crece
el lujo. No hay minas, no hay industrias, no hay fomento. La
despoblación es notable, pero precisa. La desunión en los negocios
públicos, lastimosa. Faltan ideas. No hay espíritu. No hay
Universidad literaria. Los empleados se envían de la Corte, y la
Corte está lejos.»2o
Observamos que la situación de Canarias es analizada desde
una óptica regional de carácter global y no desde planteamientos
mezquinos de intereses particulares y egoístas de una isla. En toda
la conferencia, Leoncio Rodríguez ignora el «Pleito Insular», a
pesar de que se estan viviendo unos momentos exacerbados de
recrudecimiento de la campaña divisionista desde algunos sectores
de Gran Canaria y de Tenerife. Continuemos ofreciendo su visión
de la región:
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«Las Canarias se resienten de su abandono y horfandad.
Las Canarias piden amparo para su agricultura, para su industria
y comercio; vías de comunicación para transportar sus productos;
puertos para embarcarlos y escuelas para educar a sus
hijos, y sólo la callada cuando no la negativa o la burla, obtienen
por respuesta. El analfabetismo, el alcoholismo, el matonismo,
y tantos otros ismos como caciquismo, abogadismo,
mercantilismo, etc...»21 .
y remata su denuncia con una reflexión crítica sobre la actitud
que están adoptando los canarios de la época: «La nieve del Teide la
llevamos en las entrañas; su fuego al exterior, crepitando en odios y
pasiones»22. Podemos interpretar este párrafo como una alusión
velada a los que pretenden dividir la región o mantener los privilegios
de una isla. Por ello, califica a su generación de «torpe y despiadada
» y la acusa de no haber sabido o querido «conservar el
temperamento sano y vigoroso, todo llaneza y pulcritud, de la antigua
raza isleña a quien hemos acabado de matar espiritualmente
echando sobre su sepulcro, en vez de cerrarlo con llave de oro, paletadas
de lodo de nuestras miserias»23.
Leoncio Rodríguez crítica a los «merodeadores de la política»,
que han convertido el «patriotismo» (entiéndase el término en relación
con el lugar concreto de nacimiento, en este caso La Laguna,
Tenerife, Canarias) en «infame mentira», invocándolo «con los
labios» y no «con el corazón». El «patriotismo» lo monopolizan
«los protegidos del poder central», que lo sacrifican «por particularísimas
conveniencias de bandería» y llegan a degenerar con frecuencia
«en lo ridículo»24. Ataca la práctica del «cunerismo» en la
política canaria, que entregaba la representación en Cortes «al favorecido
del encasillado, bien fuera asturiano o andaluz, madrileño o
mallorquín, haciendo de un desconocido un celoso representante
»25.
Al final de su intervención, quiere dejar bien sentado, para tranquilidad
de «algún timorato», que el regionalismo canario que él
preconiza y defiende no significaría «tibieza y desaliento en nuestras
más que probadas relaciones de lealtad de simpatía y de sumisión' a
la nación española»26 . Defiende el conferenciante, en el Ateneno lagunero,
ante un público que, en su mayor parte, podría ser de extracción
burguesa y talante conservador, que Canarias siga en la órbita
de España, e invoca para ello la «simpatía», la «lealtad» y la «sumi-
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sión» como las razones y sentimientos que justifican la «españolidad
» del Archipiélago en esos momentos. Hemos de tener presente
que muchos defensores del «regionalismo» catalán de este mismo
período son considerados por la reciente historiografía como nacionalistas,
aun siendo sus planteamientos -en nuestra opinión-menos
rotundos que los del conferenciante canario. Leoncio
Rodríguez describe la forma que debe adoptar el regionalismo canario,
que necesita de mucho «trabajo» y de «tralla» para su
desarrollo:
«El trabajo, para instaurar aquí un completo régimen descentralizado
-no diré autonómico para que el respetable
público de la galería no lo eche a mal- que sea como continuación
de los principios liberales, de amplio desenvolvimiento, en
que descansaban nuestros antiguos fueros y privilegios, sostenidos
por aquellos senados populares que tanto esplendor dieron
a nuestro país, y la garantía al respeto que merecen los pueblos
que quieran engrandecerse, desechando vicios constitutivos de
decadencia y rutina. La tralla para fustigar sin compasión a los
reacios, a los indolentes, a los falsos patriotas, a los explotadores
del pueblo ya los que"en aras de la región no depongan sus
pasiones y egoísmos.»27
Las ventajas que se obtendrían serían muchas. Podrían destacarse
entre ellas:
«que se nos tuviese en mejor concepto que el que se nos tiene;
que este archipiélago pudiera valer sus justas aspiraciones; que
no fuera una colonia, poco menos que penitenciaria; que la
patriotería y la política no hicieran tantos estragos ni nos pusieran
tan a menudo en ridículo, y en una palabra, que fuésemos
dignos de habitar en la tierra privilegiada que fue palacio de los
altivos menceyes»28.
Concluye la conferencia declarando su fe en el federalismo
como solución universal a todos los problemas políticos así: «El
Federalismo hierve en las entrañas de las colectividades, avivando
energías, aunando voluntades. Desde su apoteosis, el noble y sereno
espíritu del gran Pi y Maragall, preside esta iniciación feliz.»29
Pensamos que esta conferencia de Leoncio Rodríguez puede
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considerarse como un documento de indudable interés, que demuestra
que en Canarias también existió una corriente de pensamiento
progresista, que preconizaba el «regionalismo» como alternativa
frente a los defensores del IDvisionismo», que sólo defendían los
intereses particulares y egoístas de una isla o de una ciudad. Ideas
que, hoy en día, deberán tenerse muy en cuenta sobre todo por aquellos
que se consideran continuadores de su obra periodística.
11. Sobre la Campaña regionalista de El Progreso:
una oportunidad malograda de consolidación
del nacionalismo canario
Mientras publica la conferencia de su compañero de redacción,
el diario tinerfeño no deja de ocuparse de otros asuntos de interés
general: los ecos del atentado frustrado de Alfonso XIII, la estancia
de Nicolás Estévanez en La Habana, el proceso contra el director del
El Progreso, el incumplimiento de las promesas del reciente viaje
del rey a las Islas y también de las «Milicias Canarias» en un artículo
sin firma, en el que se pone de manifiesto la importancia de esta
institución en el desarrollo del «regionalismo» en las islas. Sostiene
la idea de que, si se aspira al «regionalismo en el orden económico y
administrativo», no hay razón alguna para no reivindicar también un
«regionalismo militar», definido así:
«... hemos de expresar nuestra tendencia de que la tropa sea
excluivamente canaria, sin obligación de salir del archipiélago
a operaciones de campaña ni a ninguna otra función, quedando
reducido a defender la patria y bandera española sólo- en la
región en que ha nacido. Si en el orden civil nos mostramos
partidarios del regionalismo, también queremos aparecerlo en
el militar, ero sin perder nunca de vista la unidad nacional, que
ha de ser siempre nuestra capital aspiración» 30•
Las Milicias Canarias constituyen una institución, que tuvo sus
orígenes en el siglo xv y que, a lo largo de su dilatada historia, supo
defender con valentía y arrojo al Archipiélago para que continuara
bajo la soberanía de Castilla. Tienen su precedente más cercano y
parecido en las milicias municipales o concejiles de la Castilla Bajomedieval3l
y nada que ver con las milicias nacionales, cívicas o
urbanas, que surgen en la España del siglo XIX32. En 1886, el Gene-
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ral Weyler percibe la importancia de esta peculiaridad y comienza a
suprimir las Milicias Canarias con un reglamento nuevo, que hace
pasar su oficialidad a la escala activa de infantería y, en parte, al
nuevo Ejército Territorial de Canarias, formado por unos cuantos
batallones de reserva. Más tarde tales batallones fueron suprimidos
en 1903 quedó de ellos una reserva territorial de Canarias, definida
por el reglamento del 25 de octubre de 1907, Ydeclarada en extinción
a partir de 191833
. Cuando en Canarias se reivindica la Autonomía,
siempre encontramos a las Milicias Canarias entre las
peticiones más deseadas, porque representan un rasgo peculiar y
exclusivo que forma parte de la identidad canaria. De igual manera,
otra institución canaria similar, que se encargaba del mantenimiento
del orden, la Guardia Provincial, fue sustituida por la Guardia Civil,
que no llegó a las islas hasta 1899.
En otro artículo, El Progreso argumenta que la conferencia de
su compañero les ha hecho pensar en la conveniencia de «fomentar
la propaganda de las ideas regionalistas en nuestras islas y la forma·ción,
en su caso, de una grán colectividad que a esa propaganda se
consagre34 , y hace una apreciación de carácter político para animar
a la participación:
<<No exige el regionalismo abdicación de ninguna clase
de ideas: partidarios del regionalismo los hay desde los más
empedernidos reaccionarios hasta los más avanzados demócratas;
impónese tan solo para todos el más alto sentido de tolerancia
y fraternidad para poder cooperar en la obra común ...
tener la Autonom ía .»35
Los periodistas de El Progreso que se han decidido a realizar
una encuesta sobre el Regionalismo en Canarias son el citado conferenciante
Leoncio Rodríguez, el Director, Santiago García Cruz y
los redactores, Rafael Calzadilla y Antonio Delgado Lorenzo, que
realizan el siguiente llamamiento: «Queremos saber la opinión de
todos cuantos por la prosperidad del país se interesan acerca de la
utilidad práctica que obtendríamos de aunar todos los esfuerzos para
quea nuestra región se la otorgue la más amplia, la más completa
Autonomía en lo administrativo y económico, ya que no puede
obtenerse en lo político, que hasta allá aspiramos nosotros
que se llegue .»36
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Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 919
El deseo de los periodistas tinerfeños es la autonomía más completa
posible para el archipiélago, sin descartar tampoco la autonomía
política, a pesar de que reconocen la imposibilidad de obtenerla
en aquel momento histórico concreto. Quieren saber la opinión
sobre este asunto de los que «se preocupan por el porvenir de las
islas» y les piden que «concreten su pensamiento emitiendo su juicio
sobre los siguientes puntos»:
« Conveniencia de obtener para las islas Canarias la más
amplia autonomía en lo administrativo y económico.
Manera de organizar en las respectivas localidades los elementos
que contribuyan a la formación de un partido
regionalista.
Conveniencia de la celebración en esta capital de un Congreso
en que se hallen representados los 90 pueblos de la
región.
Queda planteado el problema.»3?
La Encuesta de El Progreso se envía a muchas personalidades
de la política y de la cultura de las islas, residentes o no en el Archipiélago.
El periódico publicará las que va recibiendo, desde el 23 de
julio hasta el 8 de septiembre, en el que se edita la última recibida.
No sabemos si algunos de los que fueron invitados no contestaron o
si el periódico vetó alguna de las enviadas. No vamos a estudiar de
forma sistemática todas y cada una de las respuestas publicadas. Se
trata de seleccionar, analizar y tratar de sintetizar las opiniones de
los veintiocho pesonajes, que constituyen un cuadro representativo
del sentir general de todo el archipiélago desde diversas ópticas
sociales y políticas.
En primer lugar, veamos cuál es la contestación predominante
a la primera pregunta: ¿Qué opina U. del Regionalismo en Canarias
y sobre la conveniencia de solicitar una Autonomía en lo económico
y en lo administrativo? Una amplia mayoría de los
encuestados se manifiesta a favor delRegionalismo y de laAutonomía,
aunque realizan matizaciones, que se deben a la diferente interpretación
o significación que para ellos tienen conceptos como
«regionalismo» o «autonomía». También hay contrarios a esta propuesta
que niegan no solamente la necesidad del Regionalismo sino
hasta su propia existencia en el pasado y presente, y su posibilidad
de creación y desarrollo en el futuro.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
920 Nicolds Reyes Gonzdlez
.Desde Santa Cruz, escribe Veremundo Cabrera que considera
la iniciativa como una «empresa loable» y añade en clara alusión al
Pleito Insular: «La unión política de las islas que ustedes persiguen,
sería la consagración de los ideales de esta región, digan lo que quieran
los políticos militantes que han vivido de las disenciones internas
del país canario.»38 Desde Las Palmas, Rafael Almeida estima
«necesario y conveniente» el Regionalismo como solución general
para España y, en el caso de Canarias, «esta conveniencia general
se destaca hoy tanto más, cuanto más presente se tenga la reciente
catástrofe nacional, por no haber planteado con oportunidad, allá en
Ultramar, la autonomía correspondiente y obligada, que con tanta
insistencia reclamaron aquellos españoles»39. Este paralelismo con
la situación de Cuba es una argumentación que se encuentra con
cierta frecuencia en la prens a canaria después de 1898.
Muchos de los encuestados coinciden en sus planteamientos
con los expuestos por Leoncio Rodríguez en su conferencia del ateneo,
por ello no vamos a ser reiterativos y haremos mención de
aquellas opiniones que supongan alguna novedad o matización.
Desde el Puerto de la Cruz, defiende la iniciativa regionalista el conocido
«Guillón Barrus» (Luis Rodríguez Figueroa) con la
siguiente argumentación:
«La propaganda regionalista con respecto a nuestras islas,
sería una obra de desinfección política contra el microbio del
caciquismo. Por obra y gracia de ese poder feudal transformado,
vivimos en constante alcahueteria con diputados intrusos
y abanderados, que no hacen más que servir de portavoz a
las ambiciones de este o del otro partido local, y destruyéndolo,
lograremos que esa propaganda nos coloque en situación de
recabar lo que el pueblo canario necesita para seguir adelante
como entidad progresiva: la autonomía.»4o
Pasando al terreno de las propuestas políticas, el escritor portuense
señala que es necesario «despertar los sanos principios adormecidos
y robustecer las tendencias latentes» para desarrollar la
conciencia autonomista, empresa que, en su opinión, no ha de ser
obra de un día «ni mucho menos bullanguera fanfarria de alardes
subversivos»41. Los ideales que deben presidir la acción política
canaria son la «solidaridad interinsular» y el «progreso general»,
que sólo se conseguirán <<Descentralizando, estableciendo entre
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Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 921
nosotros algo así como el self-govemment de los ingleses, desaparecerían
o por lo menos disminuirían muchísimo los grandes y graves
vicios que nos aquejan en lo económico y en lo administrativo.
»42
Resulta interesante la posición que adopta el tinerfeño Manuel
de Cámara, que piensa que el Regionalismo en Canarias puede servir
para que «nos curáramos de esperarlo todo del poder central», y
que, en la mayoría de las ocasiones, «suele despreciarnos y abofeteamos
» y conseguir también «dar seriedad a la política y, sobre
todo, atender a la cultura general, despertar al espíritu de asociación
y de empresa, OO" trabajando por la solidaridad de los pueblos de la
región»43. Con valentía, añade lo siguiente:
«No debemos pedir cosa alguna, sino alcanzar por nuestro
propio esfuerzo lo que sea conveniente. Cuando hayamos conquistado
un valimiento indiscutible; cuando hayamos conseguido
que se nos considere y atienda como entidad, como una
personalidad; oo.; cuando demostremos con hechos y no con
peticiones humildes: forzosamente se vendrá a convenir por
todos, en quea Canarias se le debe aquella autonomía que en
cierto modo disfrutó en lo antiguo y en virtud de la cual prosperó
y llegó a ser lo que en la actualidad es.No pedir, conquistar.
Esta es mi opinión .»44
Esta referencia a una supuesta autonomía, disfrutada por las
islas en los siglos XVI y XVII, se repite con cierta frecuencia entre los
encuestados. Rosendo García Ramos apoya a su argumentación en un
texto de Viera y Clavijo, que transcribe y muestra una visión algo
idealizada de Canarias bajo el dominio de los Austrias. Se refiere
Viera y Clavijo a los fueros, privilegios y ordenanzas municipales
por los que se gobernaban cada isla y ciudad de Canarias, que, en su
opinión, «formaban como otros tantos Estados y Repúblicas Griegas
»45. Es indudable que las reformas implantadas por los Borbones
acabaron con una estructura algo más descentralizada, pero considerar
a éste régimen como autonómico parece algo exagerado. Coincidimos
plenamente con el profesor Núñez Pestano cuando advierte
que «El peligro no viene por lo tanto del predominio historiográfico
de la visión patemalista de la realidad, sino del indudable atractivo
de construir nuestra historia a partir de la búsqueda de una Arcadia
del pasado que dé significado a nuestra situación presente.»46 Se
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puede llegar a la paradoja de defender instituciones como modélicas
de una supuesta «autonomía» política, cuando no pasan de ser,
como nos señala el mismo historiador, «el instrumento de dominación
de una clase»47. Con lo expuesto, no queremos decir que no sea
válida la búsqueda, en nuestro pasado, de nuestras señas de identidad,
como lo hacía Leoncio Rodríguez en su conferencia, sino que
esta tarea debe abordarse con el máximo rigor científico y sin prejuicios
de ningún tipo que pueden distorsionar la realidad.
Una de las opiniones más categóricas y contundentes en su
argumentación a favor del regionalismo y de la autonomía proviene
de Las Palmas de Gran Canaria, y su autor es Juan Santana Padilla,
conocido escritor de filiación republicana federal, que comienza su
argumentación así:
«El capitalismo extranjero y el centralismo español han
muerto en Canarias el espíritu regional, cuando, precisamente,
comenzábamos a jugar un papel importante en las potencias y
cuando convencidos de nuestra significación en el mundo mercantil
y de nuestra importancia marítima, pudimos haber aprovechado
la solicitud por parte de los extranjeros, para asentar
sobre un vigoroso espíritu de independencia la personalidad
política del archipiélago. ¡Hemos sido cándidos ante el extranjero
y demasiado dóciles ante la dominación caciquil y perniciosa
de España!»48
Este fragmento de la contestación de Santana contiene rasgos
que definen una posición que se adentra en el terreno de la autonomía
política, rayana en el independentismo, postura aquella poco
frecuente entre los encuestados, que sólo se atreven. a la autonomía
económica y administrativa, aunque algunos apunten la militar, que,
por razones de situación geoestratégica, no se encuentra presente en
las reivindicaciones autonómicas peninsulares.
A Santana podemos considerarlo en la misma corriente del
campo federalista que no ve con demasiados escrúpulos el nacionalismo
y no lo considera contradictorio con los ideales de la Federación
universal, que incluso es bien vista por algunos anarquistas.
El siguiente párrafo confirma lo expuesto y arroja luz sobre su ideología
y planteamiento políticos:
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 923
«El soborno capitalista de un lado y la intromisión centralista
del otro han borrado los rasgos característicos de una raza
noble y valiente, defensora de su libertad; de esa libertad que ni
aun en pequeña proporción hemos sabido conservar. No ha
sido posible resistir la tentación del dinero y nos ha faltado
valor para defender la independencia necesaria a nuestra vida
interior; yeso a (sic) cuenta de la independencia absoluta a
(sic) que tienen derecho todos los pueblos.»5o
Santana tiene la convicción de que el «espíritu regional»
hubiera librado a Canarias de «muchas calamidades», y defiende
«frente a las intromisiones la personalidad del pueblo isleño»51. Son
las mismas ideas recurrentes que se encuentran en los textos anali-zados:
la debilidad, la docilidad, la sumisión e incluso el complejo de
inferioridad, que se manifiestan en el planteamiento, por parte de
nuestros políticos, de las reivindicaciones del Archipiélago, que
constituyen siempre tenues peticiones y nunca exigencias airadas,
por lo cual no se consigue nada del poder central, pues, como indicaba
el tinerfeño Manuel de Cámara, no hay que pedir la autonomía
sino conquistarla. Y Santana añade: «Por no anteponer el sentimiento
regionalista al interés mercantil y el amor a la libertad a(sic)
la influencia del caciquismo nos vemos contagiados de degeneración
y amenazados de muerte.»52 ¿Qué hacen los defensores del divisionismo?
Justamente lo que denuncia Santana: anteponer los intereses
mercantiles de una clase social a los colectivos de todo el pueblo
canario. La situación es dramática para el escritor grancanario:
«Las Canarias serán feudatarias de capitalistas extranjeros
y de caciques españoles y los canarios esclavos serviles de
unos y otros. La fisonomía del país isleño va para desaparecida
contribuyendo a (sic) ello la acción criminal de un individualismo
que no tiene nombre.»53
Las opiniones del grancanario Juan Santana constituyen una
verdadera síntesis de la posición adoptada por un hombre de ideas
avanzadas que percibe la realidad social en que vive y que, desde el
federalismo más cercano a la izquierda, considera la federación universal
como superadora de todas las injusticias, tal cual pensaron
algunos sectores de la clase brera española en buena parte del siglo
XIX. Santana aboga por levantar el espíritu regional en Canarias y,
en cuanto a la autonomía, estima:
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
924 Nicolds Reyes Gonzdlez
«La cuestión económica en Canarias no tiene solución
dentro de las leyes generales del Estado español. Económicamente
no vivimos con España. Nuestros intereses están unidos
a los de las grandes potencias comerciales y de la mayor intimidad
de relaciones con todos los centros mercantiles de Europa,
América y Africa depende el porvenir del comercio y de sus
fuentes de producción: la agricultura y la industria. La administración
pública está en abierta hostilidad con nuestros intereses
por su mecanismo, su obligada dependencia de la Metrópoli y
los vicios nacionales tan prolijamente difundidos.»54
Por lo expuesto, para Santana la autonomía ha de ser lo más
completa posible en lo económico y administrativo, pero sin olvidar
que debe sustentarse en su base en la autonomía política55 .
De una forma más tímida, se manifiesta el conocido lanzaroteño
Jose Betancort Cabrera (<<Angel Guerra»), lo cual no resulta
extraño dada su evolución política posterior, que lo vincula a sectores
conservadores canarios residentes en Madrid. A pesar de ello, su
argumentación se basa en que elRegionalismo puede contribuir a la
unión del Archipiélago, tan necesaria en aquellos momentos en los
que el Divisionismo planeaba sobre las islas como una amenaza
para su deseable consolidación como nacionalidad histórica diferenciada,
aunque éste no fuera obviamente su objetivo, ya que para el
joven periodista lanzaroteño la españolidad de Canarias no ofrece la
menor duda. Betancort afirma que «Todos los medios que se pongan
en ejercicio a la conquista de una amplia autonomía, me parece que
obligan el apoyo de todos los canarios, sin que se exija lugar de
nacimiento, pues el solar es uno, ni se pida "pruebas de purificación
"en cuanto a ideas políticas. »56
Algunos se niegan a cimentar el regionalismo canario en la
«Historia primitiva, en la lectura de las magnánimas y caballerescas
hazañas de Bencomo, Tinguaro, Tanausú y otros guanches que fueron.
»57 Tal es el caso del ilustre palmero Luis F. Gómez Wangüemert
que afirma:
«Deseo que se llegue a la constitución de la región, imponiéndole
fisonomía propia, isleña, y fertilizándola con el alma
de nuevos ideales para que broten ciudadanos capaces de
pedir reformas económicas y políticas, sin acudir a la súplica;
que así no las conceden los gobiernos monárquicos sino dando
evidentes señales de energía.»58
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al diyisionismo. Campaña... 925
No se conforma con fomentar un tímido regionalismo, sus
deseos y anhelos van más allá; por ello, dice: «Quiero la autonomía
política de Canarias.»59 y su pensamiento se basa en su conocimiento
de Cuba y en el temor de que la Historia pueda
repetirse:
«En Cuba fui autonomista y español; español y autonomista
sigo siendo en esta tierra de mi nacimiento. Años hace,
apenas llegado de Ultramar, de aquel Ultramar que perdimos
por no concederle las reformas políticas y otras cosas que
mucho se me parecen a algunas sucedidas en esta provincia;
años hace, repito puse aquí mi ruda pluma al servicio de la
causa autonómica canaria.»6o
Recuerda, con aprecio, el poema de Nicolás Estévanez «Mis
Banderas», con cuyo contenido se identifica, y añade que sentiría
mucho que, por no implantarse la autonomía política en Canarias,
«mis ojos pasen por el amargo trance de ver arriada para siempre de
las fortalezas que mutilaron a Nelson, el pabellón querido de la
Patria»61.
Desde el valle de La Orotava, escribe uno de los más acendrados
defensores del regionalismo canario, Manuel de Ossuna, que ya
planteó su pensamiento sobre esta cuestión en un libro publicado en
1904, en el que se muestra partidario de buscar la fundamentación
del regionalismo en el pasado histórico del archipiélago. Interesa
destacar que Ossuna sí se refiere al Pleito Insular y defiende precisamente
que el Regionalismo y la Autonom ía podrían acabar con
el Divisionismo:
«En ese régimen de respetos de las autoridades para con
los ciudadanos; de las corporaciones concejiles entre sí y de los
pueblos e islas en sus relaciones políticas descentralizadoras no
surgiría el pensamiento funesto y doloroso de dividir a la
región, de dividir a la provincia ti (sic.)que hoy se intenta dar
vida, rompiéndose con la raza, con las tradiciones y con los
intereses de la familia canaria, que tiene unida fines elevados
que cumplir en la civilización de Africa y en el munod, como ya
los cumplió en otros tiempos.»62
Este «africanismo» de Ossuna también se encuentra presente
en otros personajes canarios de la época, como Antonio M.a Manri-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
926 Nicolás Reyes González
que o el mismo Nicolás Estévanez, aunque difieren lógicamente en
el tipo de civilización que pretenden llevar al vecino continente: la
europea en los dos primeros casos, y la Federación Universal y la
Justicia Social en el caso de Estévanez63 . Ossuna remata su argumentación
así:
«En ese régimen renaceria la antigua solidaridad isleña;
latiria con más intensidad el espíritu patrio, y,restablecidas las
históricas milicias, la confianza en que nuestras Islas 'no caerán
en poder de naciones extranjeras reaparecerá, pues los precedentes
y recuerso gloriosos de nuestras tropas en la defensa
del país traería la tranquilidad a los ánimos de los que en la
lucha esperan más del amor a la tierra que del número de
las bayonetas.»64
Reaparece el concepto ya analizado de autonomía en 10 militar
a través del restablecimiento de las Milicias Canarias. l..os contrarios
a la autonomía las esgrimen paradójicamente como factor de
«españolidad», por ser éstas las que vencieron al Almirante Nelson
conservando así España su soberanía sobre las Islas65 .
A favor del Regionalismo, pero con algunas matizaciones y
temores, se manifiestan Eduardo Domínguez66 (Santa Cruz de
Tenerife), Bernardo Benítez de Lug067 (Tenerife), Manuel García68
(Puerto de la Cruz), Adolfo Febles Mora69 (Madrid), Juan Balrdony
López70 (Madrid), Hermenegildo Rodríguez Méndez71 (Santa Cruz
de La Palma), Mateo Alonso del Castillo72 (La Laguna), Francisco
González Díaz73 (Santa Cruz. de Tenerife), Alfredo Fuentes74 (La
Orotava) y Manuel Delgado Barret075 (Madrid).
Un estudio diferenciado merece el interesante documento que
constituye la contestación del palmero Pedro Pérez Díaz, cuyas
líneas son el embrión del libroEl Problema Canario (1910), que ha
sido objeto de una cuidada edición y de una interesante introducción
de Agustín Millares Cantero en 1977, en la que se ocupa de la contestación
de Pedro Pérez a la encuesta de El Progreso, aunque
Millares utiliza como fuente el periódico palmero GerminaP6. La
postura de Pedro Pérez respecto al Regionalismo no puede ser considerada
totalmente favorable, ya que matiza y diferencia que, si los
fundamentos teóricos de éste se buscan en el pasado anterior a la
Conquista castellana o, si por el contrario, se parte de las Instituciones
surgidas tras dicho acontecimiento, en estos supuestos no se
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 927
puede sostener la existencia del Regionalismo en Canarias.
Sostiene, sin embargo, que «Si por regionalismo se entiende el derecho
que tiene cada parte del territorio nacional con fisonomía peculiar
y propia a regirse y gobernarse por sí, en Canarias debe existir y
existe regionalismo.» 77 A pesar de lo expuesto, Pedro Pérez confía
en la existencia del Regionalismo en el porvenir, porque sí reconoce
que los canarios poseen su propia «idiosincracia» y acentuada
«individualidad» que, junto al «sentimiento de independencia que
nos caracteriza», nos irá diferenciando de las «demás regiones
españolas»78 •
Para el político palmero, ligado a la Unión Republicana desde
1903 por afinidades con su suego Nicolás Salmerón, en Canarias no
existe ni ha existido el Regionalismo si lo entendemos como
«El conjunto de tradiciones, de leyendas, de poder político
revelado en organismos corporativos vivos en otros tiempos,
disueltos después, que hubiesen afirmado la personalidad en su
propia y genuina individualidad entre las demás regiones de la
Península, realizando como éstas los mismos, idénticos humanos
fines, pero por tan distinto y peculiar modo que hubiesen
marcado, po el especial modo de ser de su organización social,
profunda huella, ó (sic.), al menos, señaladas particularidades
entre las demás partes del territorio nacional.» 79
¿Tiene razón Pedro Pérez en su análisis de las Instituciones del
archipiélago? Hay que disentir en cuanto a la no pervivencia de elementos
aborígenes después de la conquista, y también en cuanto a
que las Instituciones que se implantan en las Islas sean una copia de
las castellanas con ligeras modificaciones basadas en el derecho
consuetudinario canario. Castilla utiliza Canarias como una especie
de laboratorio de experiencias coloniales, como señala el conocido
hispanista Elliot80 o nuestro paisano el destacado americanista
Morales Padrón81
• También se puede recurrir a las investigaciones
realizadas por los profesores Ladero Quesada82 y Aznar Vallej0 83,
que también pueden servir para refutar, al menos en parte, las tesis
sustentadas por PedroPérez.
En honor a la verdad, creemos que las prevenciones de Pedro
Pérez con respecto al Regionalismo se basan en su desconfianza de
que la «democracia» o la «autonomía», que constituyen «El ideal
(sic.) que preconiza la ciencia política» y que deben consistir en
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
928 Nicolás Reyes González
«hacer partícipe de las funciones públicas a todos los ciudadanos»,
se vean desvirtuadas y falsificadas:
«En la actual sociedad en que impera el régimen capitalista,
esa aspiración de la ciencia política se cumple, sin
embargo, muy escasamente y mientras no vaya el trabajador,
(...) obteniendo una utilidad igual a la que su trabajo a(sic.) las
cosas agrega, utilidad que en gran parte, sin pertenecerle, toma
hoy el patrono, dando origen al capital, por virtud de un llamado
contrato, desprovisto de sentido moral y jurídico, por el
cual se coloca al hombre en la alternativa de morir por inanición
ó (sic.) de ser explotado.»84
El régimen capitalista, en opinión de Pedro Pérez, es el que
impide que los ideales de la democracia puedan convertirse en realidad;
por ello, duda del regionalismo y de la autonomía, ya que pue-·
den convertirse en instrumentos al servicio de los caciques canarios ..
Como consecuencia, lanza la siguiente interrogante: «¿De qué modo
cabría organizar la autonomía municipal con garantía suficiente a
(sic.) impedir que en lugar de municipal se tradujese en autonomía
caciquil o de bandidaje?»85 La estructura autonómica que propone el
político palmero en 1906 consiste, en apretada síntesis, en un
esquema tripartito -municipio, isla, región-, que se articula a través
de las Asambleas, integrada por todos los vecinos, con amplias
competencias, y que se estructuran de abajo a arriba potenciando la
participación de los municipios en las Asambleas insulares y en la
regional a través del mismo Alcalde o del representante que elija la
Asamblea municipal. Esta especie de autonomía municipalista se
completa con las figuras de un jefe político o gobernador, que hace.
que se cumplan las decisiones adoptadas por la Asambleas insulares
y regional en sus reuniones86. Toda esta estructura debe tomar forma
sin menoscabo de la vinculación de. Canarias a España porque
«Está todavía muy vivo el sentimiento nacionalista en.
todos los pueblos cultos, para cuyo mantenímíento se necesitan
ejércitos, escuadras y grandes presupuestos, y Canarias nece-·
sita más que otra cualquier región peninsular, de los beneficios
de la nacionalidad para desenvolver su vida y para que la
afiance y garantice ante Europa y el munod culto, ya que la
suprema razón que hoy se impone entre las naciones es la
fuerza, cuando de algún modo se rompe el equilibrio de los inte-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 929
reses, que hace que cada nación modere sus ansias de ensanche
del propio territorio sojuzgando otros pueblos. Estamos además
ligados a España por la tradición, por la historia, por
el corazón.»87
Los intereses nacionalistas que se desarrollan y crecen en el
seno del régimen capitalista fomentan el Imperialismo, que supone
una amenaza cierta para Canarias y busca la protección que puede
ofrecerle el mantenimiento de la soberanía española. ¿Hasta qué
punto puede una potencia de segundo orden como España cumplir
esta función protectora? España ha arrumbado secularmente a
Canarias, que ha dependido más de Gran Bretaña. Después del
«98», España necesita algún estímulo para recuperar su orgullo
nacional, por ello mira hacia Africa 'y recuerda la existencia del
archipiélago Canario88 .
La mayoría de los encuestados que se manifiestan a favor del
Regionalismo o de laAutonomia, con las reservas, prevenciones y
matices expuestos, se muestran partidarios de la creación de un partido
regionalista y de la convocatoria de un Congreso para este fin.
No obstante, también se alzan voces que alertan del peligro de crear
un partido político, como la de Rodríguez Figueroa (<< Guillón
BaITÚs»), que, al igual que otros, propone una especie de «Liga
Regionalista», integrada por todos los pueblos de la Provincia, que
incluya «aquellos elementos más sanos y conspicuos, sin distinción
de ideas», y apoya a los congresos como medio para expresar la voz
colectiva, porque opina, al igual que el conocido anarquista Kropotkin,
que los pueblos «pueden vivir y entenderse sin recurrir a esa
mentira del parlamentarismo»89. El peligro para otros, tal es el caso
de Manuel Ossuna, es el fantasma del separatismo, que puede
fomentarse en el seno de un partido regionalista o autonomista, y no
desean que se cuestione la españolidad de Canarias90 .
Otros adoptan posturas más avanzadas y así por ejemplo, el
grancanario Santana Padilla se opone a la creación de un partido
regionalista al considerarlo «inútil» porque sostendría «aspiraciones
limitadísimas» ya que «Los partidos que aquí disfrutan el poder no
vacilarían en hacer suyo el programa para provocar el fracaso del
movimiento»91. Santana cree necesaria la formación de «comisiones
locales» que reúnen a los elementos autonomistas encargados de
popularizar y formar la opinión autonomista sobre todo en la población
rural. Si a continuación se convoca un Congreso, él propone la
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
930 Nicolás Reyes González
creación de una «Liga autonomista» -no de un partido-, que sí
defendería los derechos de los canarios. Pero no se muestra demasiado
optimista porque, de forma acertada, se pregunta:
«¿Puede hacer esta obra la generación que ha perdido el
tiempo concitando rivalidades entre islas hasta matar el espíritu
de solidaridad?
Hay que tocar pelotón y llamada. Que vengan los reclutas.
Desconocen las picardías de los veteranos y obrarán con más
fe, más entusiasmo y sin prejuicios de añejos rencores pondrán
al serivicio de la patriótica causa lo más indispensable: la
voluntad.» 92
Pocos comentarios o aclaraciones necesita esta cita de San··
tana. Teme que su generación, que ha heredado y fomentado el
Pleito Insular, pueda no estar capacitada para emprender la tarea de
crear región y fomentar el deseo de la más amplia autonomía,
incluso política, como él defendía. Por ello, lanza un llamamiento a
los jóvenes canarios que, con «voluntad», deberían vencer las tendencias
divisionistas, que intenta destruir la unidad de los que podría
constituir la nacionalidad canaria93 •
Se cita, a continuación, a aquellos personajes que, de alguna
forma, manifiestan ciertas reservas y aún una rotunda oposición a
todas las cuestiones que plantea la Encuesta de El Progreso o a la
mayoría de ellas. Las razones que esgrimen son diversas porque no
proceden todos del mismo sector ideológico ni social. Por ejemplo,
desde Las Palmas, Rafael Ramírez Doreste se opone a que elRegio··
nalismo se manifieste a través de un partido político específico y
concreto. En su opinión,
«Regionalismo y política son para mí ideas incompatibles.
Lo primero supone defensa de los intereses del país, sin subordinarse
a criterios de jefes, qi compromisos de grupos, ni lo que
es aún peor a resabios de sectas que siempre me han parecido
moldeadas en criterios estrechos, y a la postre raquíticas y
egoístas.» 94
Su oposición a los partidos políticos es global y abarca a todos
ellos pues añade que
«La verdadera resurección de España está en acabar con
estas agrupaciones políticas desde la carlista hasta la republi-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 931
cana. Todas son muy antipáticas. El hombre político se encierra
en una cárcel por el hecho de serlo, echa rejas a su
inteligencia, y ¡cuantas veces el corazón deja de serlo también
para obedecer a las pasiones de bandería!»95
No se opone Ramírez Doreste al Regionalismo ni siquiera a
unaLiga Regionalista Canaria siempre que no se constituya como
partido político. Justifica su posición así:
«Cierto que el buen deseo nos lleva a ver organizaciones
provinciales, y a establecer a su vez relaciones con la madre
patria. Pero todo ello supone previamente afirmar la personalidad
de cada pueblo, robustecer la acción municipal, y el tiempo
se encargará más tarde de señalarnos los caminos por donde
estos pueblos uniéndose segun las necesidades sentidas, lleguen
a constituir lo que pudieramos llamarRegión Canaria, la
más alta personalidad dentro de la organización que
acariciamos.»96
Termina señalando que una buena oportunidad para «hacer
regionalismo» la constituye el tema de los Puertos Francas, que
vuelve a ponerse de actualidad en aquellos momentos y puede ser de
enorme ayuda si se libra una batalla «para ganar una posición más
en el camino de nuestra autonomía económica. Y yo creo que todos
los buenos canarios debemos unirnos con objeto que esasfranquicías
pasen a ser institución del país. »97
Otras opiniones contrarias que no aportan soluciones son las de
J. M. Fragos098 , que se conforma con una tibia descentralización
administrativa: «sería un medio de acallar la insana pretensión de
dividir el archipiélago en dos provincias», bastando para ello las
propuestas realizadas por antonio Maura; o las de Heliodoro Hernández,
que, desde Guía de Isora, envía su contestación, centrada
en la idea de que, mientras no se levante «el estado moral del país»,
no se conseguirá ninguna mejora99 .
Un caso aparte lo constituyen las opiniones de personajes tan
conocidas como Antonio M.a Manrique, Patricio, Estévanez, Félix
Benítez de Lugo y Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo. El primero de
ellos, desde Arrecife (Lanzarote), culpa al caciquismo de los males
de Canarias y hace responsables a los gobiernos e Madrid, porque
permiten al caciquismo e incluso se apoyan en él para llevar a cabo
su política. Manrique se pregunta: «¿Qué podemos hacer los cana-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
932 Nicolas Reyes Gonzalez
rios para contrarrestar perniciosas influencias, si hoy no impera más
que un sórdido mercantilismo?» 100 Piensa que es necesario primero
celebrar el Congreso pero, como cuestión previa, señala que
«Para conseguir algún fruto en la loable empresa que ustedes
se proponen llevar a (sic.) efecto, se necesitan hombres
honrados que tengan palabra; que desaparezca la venalidad que
el lucro trae y los irritantes exclusivismos. Se daría un gran
paso formando en la Corte un lucido comité de personas que
puedan combatir al gobierno.» 101
Ricardo Ruíz y Benítez de Lugo porque representa precisamente
el sentir de un sector significativo de la colonia canaria en
Madrid. De forma escueta y breve, señala que el Regionalismo
canario «no existe desde el punto de vista antropológico; pero que
debiera existir por la situación geográfica de las islas»102. Y añade
que el regionalismo puede ser conveniente
«pero es impracticable. El regionalismo sentido por muchos de
los pueblos no es unitario:prefieren ser región del poder central
que ser tributarios de un pseudo -gobierno que reside en un
lugar de la provincia» 103 .
Su pariente Félix Benítez de Lugo, desde Béjar, escribe el 8 de
agosto que se declara también opuesto al regionalismo porque no lo
considera viable:
«Porque si bien, a primera vista, parece que la distancia
que a esa población separa de la Península, debía favorecer el
espíritu del regionalismo, como en ninguna otra de las de
España, el estar formada por variadas islas, será siempre, a mi
juicio, barrera infranqueable que se oponga al regionalismo.
iDigalo, si no ese desdichado movimiento a que hoy se da vida
en la isla de Gran Canaria, en pro de la división de la provincia!
Donde semejantes sentimientos se albergan, no hay ambiente
ni medio para que el regionalismo prospere.»104
Hemos dejado para el final de los Estévanez. Nicolás no envía
contestación a la Encuesta -se encontraba en Cuba, en lo que él
mismo califica como su «última Campaña»-, pero sabemos cuáles
eran sus opiniones sobre los «reginalismos» en general y el «catala-
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 933
nismo» en particular. Su hermano Patricio sí contesta a la Encuesta
de fonna crítica alegando que, si se implanta por fin la Republica
Federal en España, los regionalismos no tienen razón de ser. Su hermano
Nicolás y también Lerroux plantean esta tesis, y participarán
incluso en la candidatura «Anti-Solidaritat» en las elecciones
de 1907. Veáse su pensamiento sobre la inexistencia de fundamentación
para defender el Regionalismo en Canarias. El
Director del Diario de Tenerife contesta así a la pregunta que él
mismo se hace:
«¿En qué fundaríamos nosotros ese regionalismo?
Ni leyes, ni costumbres, ni idioma, ni literatura, ni nada en
fin, peculiar y propio tenemos que defender o restaurar. Somos,
por el contrario, y muchas veces lo hemos probado, acaso exagerando
demasiado la nota, más castizamente españoles que
pueden serlo en la más española de todas las regiones de la
Península; española es nuestra historia, española nuestra sangre,
españolas nuestras leyes y costumbres, españoles nuestro
orígen y nuestros apellidos; netamente españoles todos nuestros
defectos, que, como allende, no son pocos, y nuestras virtudes,
que no sé si nos quedan algunas.»105
Patricio, con su acostumbrada franqueza, expone sus ideas
contrarias al Regionalismo. Sospecha que, con este nombre, «se
confunde ó (sic.) quiere ocultarse muchas veces el de autonomismo,
más propio y más simpático, pero que yo lo llamo de otra manera
».lü6 Se refiere sin duda al nacionalismo, que no cuenta con sus
simpatías. Patricio Estévanez teme que el Regionalismo o Autonomismo
en Canarias «podría ser un semillero de ambiciones, de discordias,
de rivalidades, de odios; una sumisión positiva a un
caciquismo (..,) repugnante y brutal; todo protegido y amparado,
cuando no fomentado por el poder» 107 . La única solución está en la
«Federación», tanto para Canarias como para el resto del
Estado español.
Pensaba terminar con unas breves conclusiones pero he optado
por dejar que sean los asistentes al Coloquio y los futuros lectores
los que libremente las saquen. En resumen, puede decirse que había
sectores progresistas y avanzados en Canarias, que defendían la
integridad y unidad del Archipiélago en el marco de la Autonom ía
más amplia posible frente a los partidarios del Divisionismo.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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NOTAS
Nicolás Reyes González
1. Marcos Guimerá Peraza, El Pleito Insular (1808-1936), Santa Cruz de
Tenerife, 1976.
2. Memoria oficial del conde de Romanones, Gaceta de Madrid, año
CCXLV, núm. 111, sábado, 21 de abril de 1906, tomo 1I, p. 285.
3. Salvador F. Martín Montenegro, «Publicaciones periódicas tinerfeñas,
editadas con anterioridad a 1930, que superan el18 de julio de 1936», Revista de
Filologia, Universidad de La Laguna, n.O 2, 1983.
4. «Luis Roger» (seudónimo de D. Leoncio Rodríguez), «El Regionalismo
Canario. Bosquejo histórico-social», El Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm. 257,
10 de julio de 1906.
5. Leoncio Rodriguez, Ibid.
6. Ibídem.
7. Luis Roger (Leoncio Rodríguez), El Progreso, Santa Cruz de Tenerife,
núm. 258, 11 de julio de 1906.
8. Ibid.
9. Ibídem.
10. Ibid. Ibídem.
11. L. Rodríguez, Ibid.
12. Luis Roger (Leoncio Rodríguez), El Progreso, Santa Cruz de Tenerife,
núm. 259, 12 de julio de 1906.
13. Ibid.
14. Ibídem.
15. Ibid. Ibídem.
16. Luis Roger (Leoncio Rodríguez), «El Regionalismo Canario (Continuaieón)>>,
El Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm. 260, 13 de julio de 1906.
17. Reyes González, Nicolás y Sánchez Jiménez, Carmen; «Canarias en la
España Contemporánea: la formación de una nacionalidad histórica», VIII Coloquio
de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, 3 al 7 de octubre de
1988.
18. Leoncio Rodríguez, Ibid.
19. Josep Termes, «El despertar nacional de Cataluña»,Historia 16, Extra V,
Abril 1978, pp. 34-41.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 935
20. Leoncio Rodríguez, Ibid.
21. Ibídem.
22. Ibid. Ibídem.
23. «Luis Roger» (Leoncio Rodríguez), «El Regionalismo Canario» (Conti-nuación),
El Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm. 261, 14 de julio de 1906.
24. Ibid.
25. Ibid. Ibídem.
26. Luis Roger (Leoncio Rodríguez), El Progreso, Santa Cruz de Tenerife,
núm. 262, 16 de julio de 1906.
27. Ibid.
28. Ibídem.
29. Ibid. Ibídem. ~
30. Sin firma, «Por el Regionalismo. Las Milicias de Canarias», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 262, 16 de julio de 1906.
31. Dacio Darias Padrón, «Sumar·ia Historia Militar de las Milicias de Canarias
», Revista de Historia Canaria, Tomo XIX, 1953, pp. 335-340.
32. Juan Sisinio Pérez Garzón, Milicia Nacional y Revolución Burguesa. El
prototipo madrileño. 1808-1874, C.S.r.C., Madrid, 1978.
33. Alejandro Cioranescu, Historia de Santa Cruz de Tenerife, Servicio de
Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Canarias, 4 tomos, Santa Cruz de
Tenerife, 1979.
34. Sin firma, «Regionalismo Canario. Una aspiración», El Progreso, Santa
Cruz de Tenerife, núm. 263, 17 de julio de 1906.
35. Ibid.
36. Ibídem.
37. Ibid. Ibídem.
38. «Regionalismo Canario. Opinión de D. Veremundo Cabrera», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 268, 23 de julio de 1906.
39. «Regionalismo Canario. Opinión de Guillón Barrús»,EI Progreso, Santa
Cruz de Tenerife, núm. 276, 1 de agosto de 1906.
40. «El Regionalismo Canario. Opinión de Guillón Barrús», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 276, 1 de agosto de 1906.
41. Ibid.
42. Ibídem.
43. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Manuel de Camara», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 278, 3 de agosto de 1906.
44. Ibid.
45. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Rosendo García Ramos»,
Santa Cruz de Tenerife, 12-7-1906,EI Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm. 281,
7 de agosto de 1906.
46. Juan Ramón Núñez Pestano, «Herencia Historiográfica y Renovación:
...»,Aproximación a la Historia de Canarias, Universidad de La Laguna, Secretariado
de Publicaciones, 1989, pág. 62.
47. Ibídem.
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Ed. Grijalbo, Barcelona, 2." Edición, 1977.
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50. Juan Santana Padilla, Ibid.
51. Ibídem.
52. Ibid. Ibídem.
53. J. Santana,Ibíd.
54. Ibídem.
55. Ibid. Ibídem.
56. «El Regionalismo Canario. Opinión de Angel Guerra», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 283, 9 de agosto de 1906.
57. «El Regionalismo Canario. Opinión de Angel Guerra», El ProgresFJ,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 283, 9 de agosto de 1906.
58. Ibid.
59. Ibídem.
60. Ibid. Ibídem.
61. Luis F. Gómez Wangüemert,Ibid.
62. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Manuel de Ossuna»; Villa de la
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63. Nicolás Estévanez, Episodios Africanos, Paris, Ed. Hermanos Garnier,
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64. Ossuna, Ibid.
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68. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Manuel García», Puerto de la
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1906.
69. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Adolfo Febles Mora», Madrid,
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1906.
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71. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Hemenegildo Rodríguez Méndez
», SIC. de La Palma, 12 agosto 1906;EI Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm.
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72. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. Mateo Alonso del Castillo»,
Punta del Hidalgo (La Laguna), 18 agosto 1906;EI Progreso, Santa Cruz de Tenerife,
núm. 301, 31 agosto 1906. (Republicano Federal.)
73. «El Regionalismo Canario. Opinión de D... Francisco González Diaz»,EI
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(Republicano Federal).
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Regionalismo y federalismo frente al divisionismo. Campaña... 937
1906. El autor nació en La Laguna en 1879, Periodista en Gente Nueva, La Opinión,
en Tenerife. En Madrid trabajará en El Globo y enLa Correspondencia de España.
Adscrito al partido conservador, amigo de José Sánchez Guerra, y ganado al
maurismo.
76. Pérez Díaz, Pedro; El Problema Canario, Estudio preliminar, notas y
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79. Ibid.
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84. «Regionalismo Canario. Opinión de D. Pedro Pérez Díaz»,EI Progreso,
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85. Ibid.
86. Ibídem.
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agosto de 1906.
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92. Ibid.
93. Ibídem.
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de 1906.
95. Ibid.
96. Ibídem.
97. Ibid. Ibídem.
98. «El Regionalismo Canario. Opinión de D. J. M. Fragoso», El Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, Núm. 280, 6 de agosto de 1906.
99. «El Regionalismo Canario». Opinión de D. Heliodoro Hernández,EI Progreso,
Santa Cruz de Tenerife, Núm. 291, 20 de agosto de 1906.
100. «El Regionalismo Canario». Opinión de D. Antonio María Manrique,
(Arrecife, 25 de julio de 1906), Santa Cruz de Tenerife, Núm. 298, 17 de
agosto de 1906.
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101. Ibid.
102. «El Regionalismo Canario». Opinión de D. Ricardo Ruiz y Bénitez de
Lugo, El Progreso, Santa Cruz de Tenerife, núm. 300, 30 de agosto de 1906.
103. Ibid.
104. «El Regionalismo Canario». Opinión de D. Félix Benítez de Lugo,EI Progreso,
Santa Cruz de Teneife, núm. 293, 22 de agosto de 1906.
105. «El Regionalismo canario». Opinión de D. Patricio Estévanez, El Pro-greso,
Santa Cruz de Tenerife, núm. 274, 30 de julio de 1906.
106. Ibid.
107. Ibídem.
108. Ibid. Ibídem.
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