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LAS BASES SOCIALES DEL PODER LOCAL. ALGUNOS
APUNTES PARA SU ESTUDIO EN ARONA (SUR DE
TENERIFE), 1900-1936
Mª Mercedes Chinea Oliva
Comenzamos la redacción de esta ponencia, si se nos permite, con una advertencia previa:
constituye éste un avance de un trabajo más amplio. En él pretendemos conciliar la
bibliografía existente sobre la zona -el municipio de Arona- y sobre el tema que nos ocupa.
Realizamos así un primer acercamiento a las fuentes municipales como inicio de un camino
mucho más largo. Más adelante tendrá que abarcar las indispensables relaciones con otros
municipios -Adeje, San Miguel, Vilaflor, Granadilla de Abona, Guía de Isora y Arico- y, por
lo tanto, el tratamiento de las fuentes de los respectivos archivos municipales. También
necesitaríamos de la aportación de archivos privados, documentación notarial y judicial y
archivos parroquiales, en los que se concentra gran parte de la documentación que permitiría
estudiar las estrategias y los mecanismos de la hegemonía que hacían posible la reproducción
social del sistema. Obviamente, el marco geográfico escogido es reducido –el término
municipal de Arona- puesto que hace posible un tratamiento más minucioso de los datos. En
cuanto al ámbito cronológico, hemos creído conveniente afrontar el siglo XIX por cuanto tiene
de conformador de gran parte de los grupos que participarían de la élite y de sus
características. Del siglo XX, hemos trabajado la primera mitad del mismo, ya que los cambios
económicos, sociales y culturales que se producen a partir de la década de los años sesenta
merecen un tratamiento totalmente diferenciado.
No tratamos de hacer un estudio profundo del municipio ya que, en este caso, nos guía un
mayor interés por la nueva historiografía de las instituciones, que ha conocido un
considerable auge en los últimos años.1 La tradicional historia institucional se ocupaba más
del estudio de la evolución jurídica de los órganos de administración y de las grandes figuras,
mientras que las nuevas corrientes centran su atención en la dimensión social del poder. La
historiografía canaria no se ha sustraído a ese renovado interés2 por los fundamentos sociales
del poder político, sin que ello menoscabe la importancia de la perspectiva jurídica con que se
ha venido afrontando la investigación de las instituciones.
La identificación social del grupo dominante y su relación con el contexto socio-económico
En la tarea de identificar socialmente al grupo o grupo dominantes de la Arona de finales
del siglo XIX y, aproximadamente, la primera mitad del XX, hemos recurrido a la configuración
de las corporaciones municipales del siglo XIX
3 y de la primera mitad del XX.
A finales del siglo XVIII, Arona formaba parte de la jurisdicción de Vilaflor, en el suroeste
de Tenerife. Entre 1796, fecha de la erección de la parroquia de San Antonio Abad, y 1798,
fecha de la segregación parroquial de Arona respecto de la de San Pedro de Vilaflor, culmina
un proceso de reivindicación de la burguesía agraria sureña, que había buscado participar de
los bienes de propios para cimentar su posición.4 En Arona, al igual que otros de la banda sur
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
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de la isla -San Miguel, Arafo y Fasnia- la parroquia precede al municipio, que es confirmado
en 1836.5 La primera corporación aronera estuvo compuesta de la siguiente forma: Bartolomé
Agustín Sarabia, Alcalde Real (Pedáneo); Domingo de Armas, Diputado Primero; Domingo
de la Sierra Xabriel (el indiano), Diputado Segundo; Matías de Frías, Síndico Personero y
Lorenzo Antonio Sierra, Fiel de Fechos.6 Los pequeños agricultores acomodados alcanzan
poder político: es la incorporación de la burguesía agraria de la isla a la lucha por los cargos
públicos.
Los recién estrenados ediles afrontarían el comienzo del siglo XIX en el marco de un
territorio en el que la agricultura ceralística de secano constituía la principal fuente de
riqueza, sujeta a la precariedad de las malas cosechas, las sequías, las plagas, las epidemias y
las hambrunas; aislado por unas comunicaciones deficientes; con una población que apenas se
incrementó durante la primera parte del siglo pasando de unos 1.071 habitantes en 1803 a
2.050 en 18607 distribuidos en los núcleos de medianías. La propiedad de la tierra, parámetro
indispensable de identificación en sociedades preindustriales, presentaba un alto grado de
concentración. Los Marqueses de la Fuente de las Palmas, herederos del Mayorazgo de los
Soler, y la Casa Fuerte de Adeje, poseían, principalmente en régimen de explotación
indirecta, más de la mitad de la tierra.
La primera mitad del siglo XIX acogerá en Arona a corporaciones en las que repiten cargos
un reducido grupo de individuos, aunque alguno, como el caso de Blas Martín de Alayón,
conserve su cargo de Fiel de Fechos casi ininterrumpidamente durante el primer cuarto de
siglo.8 Esta circunstancia no es extraña teniendo en cuenta las características de esta zona de
la Isla donde el acceso a la formación elemental resultaba un privilegio que alcanzaban pocos.
En estas primeras corporaciones, sometidas a los vaivenes políticos que la génesis del
estado contemporáneo en España producía en todos los ámbitos institucionales, aparecen
ciertos rasgos que, como veremos más adelante, serán identificativos del grupo dominante: la
propiedad de la tierra y del agua, el componente indiano, la continuidad familiar y la
pertenencia a las Milicias en sus mandos intermedios.
El primer Alcalde de Arona, Bartolomé Agustín Sarabia, es el primero de una importante
lista de familiares, que sustentados en una acomodada posición económica y social,
aparecieron durante la primera mitad del XIX y gran parte de la segunda desempeñando
diversos cargos municipales:9
Cargo Año en que se ejerció
Bartolomé Agustín Sarabia Alcalde Real 1799, 1804
José Antonio Sarabia Alcalde Real 1801
José Sarabia Alcalde Real 1817
Domingo Estrada Sarabia Alcalde Real 1821
Antonio Sarabia Alcalde Real 1824
Francisco González Sarabia Síndico Personero 1825
Gonzalo Espínola (casado con María Sarabia) Alcalde Real
Síndico Personero
1809, 1815, 1818 y 1823
1825
Lorenzo Frías (casado con Agustina Sarabia) Síndico Personero 1809
Domingo Estrada (casado con Juana Sarabia) Alcalde Real
Diputado
1806
1811
Antonio Domínguez (casado con Francisca
Sarabia)
Diputado 1814
Antonio Sarabia Alcalde 1853
Antonio Sarabia Bethencourt Alcalde 1880-1881-1882
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
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También, los miembros de la familia Sarabia ocuparon puestos de importancia en las
Milicias Provinciales de Canarias: el mencionado Bartolomé Agustín Sarabia, figura como
Capitán, mientras que Basilio Sarabia lo hacía como Subteniente de Granaderos. Sin
embargo, los miembros de la gran terratenencia local eran portadores de los cargos de mayor
relevancia: concretamente los Marqueses de la Fuente de Las Palmas.10 Aún así, el ansiado
prestigio social que la pertenencia a las milicias suponía será suficiente para que los más
destacados miembros de la élite local, que desempeñará cargos públicos en el ayuntamiento,
haga de la ostentación de mandos en los regimientos comarcales sea una constante.11
Lo que hemos definido como “elemento indiano” se entiende lógicamente como la
vinculación de este grupo, que va acaparando poco a poco los cargos municipales, con
América. Esta relación, no se refiere exclusivamente al proceso migratorio que lleva a gran
parte de la población aronera hasta el sueño americano,12 sino a la consecución del mismo.
Esto es, a los emigrantes que regresan después de haber hecho fortuna en América e invierten
en propiedades y, embozados del pretigio social que ello conlleva, entran a formar parte de la
élite local. En este sentido, Antonio y Francisco Sarabia, hijos de Bartolomé Agustín Sarabia,
constituyen un espléndido ejemplo. Ambos emigraron a Venezuela donde, en torno a la
producción de cacao, amasaron una gran fortuna que, al menos en una parte, sería resuelta en
la Arona natal.13
Durante la segunda mitad del siglo XIX, a medida que los ayuntamientos se iban dotando
progresivamente de fuentes de ingreso, se irá configurando un grupo de apellidos que
controlarán los más relevantes e influyentes cargos en las corporaciones locales. En el caso
de, al menos, dos de ellos, los Domínguez Alfonso y los Bethencourt, su influencia no sólo
se ampliará hacia organismos superiores, sino también se afianzará en el tiempo durante el
siglo XX.
En esta segunda mitad del siglo, dos factores se combinarán en el marco del afianzamiento
de las élites locales de Arona. Por un lado, el auge del cultivo de los nopales para cochinilla y,
por otro, el desarrollo de los procesos desamortizadores y desvinculadores de la tierra
-Mendizábal (1836) y Madoz (1855)-. A través del primero de estos factores se haría posible
el proceso de acumulación de capitales necesario para la compra de los bienes desamortizados
de origen eclesiástico y de las desvinculaciones de que fueron objeto las posesiones de la gran
terratenencia.
En 1860 la cochinilla que se producía en Arona ascendía a 2.640 arrobas14 y de la
importancia que llegó a adquirir dan cuenta los testimonios sobre las consecuencias que el
descubrimiento de las anilinas químicas supuso para este cultivo de exportación.15 Durante su
fase de expansión, entre 1850 y 1870 aproximadamente, Antonio Domínguez Villarreal y
Cesáreo Bethencourt Medina por Arona, y Antonio Alfonso Feo y Hnos por San Miguel de
Abona, figuran en una lista de grandes propietarios y personas muy vinculadas con el
comercio de la cochinilla de Tenerife,16 lo que da cuenta de la fuerte implantación de este
cultivo en los suelos del sur de la isla, sobre todo de su papel como primer factor de
acumulación de capital.
Los Domínguez, los Bethencourt y los Alfonso, emparentados por vía matrimonial, junto
con otro grupo de propietarios, participarán en la compra de bienes desamortizados y
desvinculados:
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Los herederos de la Casa Fuerte de Adeje se desprendieron de grandes lotes de
propiedades a favor de la familia Domínguez –administradores de la Casa Fuerte-, de Carlos
Brioso y de Ildefonso Bello. Mientras, el patrimonio de los Marqueses de la Fuente de Las
Palmas harían lo propio con sus extensas zonas de la plataforma litoral a favor de Gregorio
Llarena, Segundo Rodríguez Gómez, Antonio y Casiano Alfonso Feo y Tomás Bello Gómez
-administradores de los Marqueses-. Ni los herederos de la Casa Fuerte de Adeje ni los
Marqueses de la Fuente de Las Palmas vieron mermados seriamente con estas ventas su
primacía como grandes propietarios absentistas.17 Sin embargo, para los representantes de la
efervescente burguesía agraria de Arona y de San Miguel y de sus descendientes en más de
una generación supondrá un punto de inflexión, ya que a partir de este momento no sólo
ocuparán los primeros puestos en las listas de los mayores contribuyentes del municipio sino
que también pasarán a engrosar la nómina de los puestos de mayor responsabilidad municipal
durante más de un siglo.
Los Bethencourt Medina
cargos años en que ejerció
José Bethencourt Medina alcalde 1812, 1816, 1820 y 1823
Cesáreo Bethencourt Medina alcalde
comisión de presupuestos, repartos, arbitrios y
cuentas
Junta repartimiento municipal
Comisión Caminos Vecinales
1853 y 1858
1877
1877
1879
Antonio Bethencourt Medina alcalde
regidor síndico
Junta de Instrucción pública
Junta Repartimiento Municipal
Comisión caminos vecinales
1854 y 1859
1862, 1877
1869
1877
1879
Evaristo Bethencourt Medina alcalde
Junta de Consumos y Cereales
Presidente de la Junta Repartidora del
impuesto de la Sal
1865, 1866, 1867 y 1873
1878
1878
Virgilio Bethencourt Medina alcalde
secretario
1876, 1877, 1896 y 1897
1889-1891
Diego Bethencourt Medina concejal 1860, 1861, 1865
Vepiano Bethencourt Medina Junta de Sanidad 1878
Fuente: Libros de Actas, A. M. de Arona. Elaboración propia.
De la relación anterior, se desprende que la participación en los cargos públicos de este
grupo familiar de la élite local se amplía hacia áreas de gran relevancia económica dentro del
municipio, como las Juntas Repartidoras, de Sanidad, de Caminos vecinales o de Instrucción
Pública. Pero aún más, Virgilio Bethencourt Medina actuaría como secretario y como
prestamista del ayuntamiento en la década de los años 90 cuando la crisis de la grana hacía
imposible las tareas de gobierno al quedar intervenidos los fondos municipales. Durante esta
época, los descubiertos que tenía la municipalidad llevaron a que se produjera el embargo de
los bienes de los concejales por lo que los cargos públicos en el ayuntamiento dejaron de ser
deseados.
Los Bethencourt Medina mantuvieron contactos con América a través de las relaciones
comerciales que Joseph Bethencourt Medina estableció con Cuba y Venezuela.18 De esta
manera también podemos vincular a esta familia con la inversión de capitales indianos. Sin
embargo, aún es más notoria su presencia en la composición de las milicias. Así:
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
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grado año
Cesáreo Bethencourt Medina Comandante 1º Batallón de Nacionales 1856
Diego Bethencourt Medina Subteniente abanderado 1856
Virgilio Bethencourt Medina Capitán de la 2ª Compañía 1874
Fuente: Libros de Actas de 1856 y 1874, A. M. de Arona. Elaboración propia.
Los Domínguez Alfonso
Antonio Francisco Domínguez Villarreal (1801-1871) fue Comandante Graduado de
Milicias, Comandante de Armas de Adeje y Arona y Comandante accidental del Cantón de
Abona y de su regimiento.19 La relación de estos cargos en las Milicias Provinciales se suma
a su condición de mayor contribuyente del municipio desde 1854 hasta 186720 junto con los
Bethencourt Medina, fecha a partir de la cual, le sustituirán sus hijos menores: Aquilino
(1851-1916) y Eugenio Domínguez Alfonso (1846-1898). Éstos serán su prolongación a nivel
local, manteniendo los mismos atributos definitorios de su elitismo: desempeño de oficios
públicos en el marco del ayuntamiento, la acaparación de los más importantes mandos en las
milicias provinciales y el mantenimiento de la posición económica hegemónica en tiempos de
crisis del comercio de la cochinilla.
Cargos años en que ejerció
Antonio F. Domínguez Villarreal alcalde
Junta de Instrucción Pública
1835 y 1867
1869
Eugenio Domínguez Alfonso Junta Municipal
concejal
Junta de presupuestos, repartos, arbitrios y cuentas
Junta Mpal. de amillaramiento
Comisión Contribución Industrial
1874
1881
1881
1881
1882
Aquilino Domínguez Alfonso 1º Teniente Alcalde
Comisión de presupuestos, repartos, arbitrios y
cuentas
comisión pericial de amillaramientos consumos y
repartimientos
alcalde
Junta de amillaramiento
Comisión de caminos vecinales
Junta Municipal de Asociados
1877
1877
1877
1877
1879
1879
1880
Fuente: Libros de Actas, A. M. de Arona. Elaboración propia.
cargos años
Eugenio Domínguez Alfonso Capitán 3ª Compañía 1874
Aquilino Domínguez Alfonso Capitán 1ª Compañía 1874
Fuente: Libro de Actas de 1874, A. M. de Arona. Elaboración propia.
En cuanto a sus hijos mayores, Eduardo y Antonio Domínguez Alfonso, alcanzarán una
relevancia que irá más allá del marco municipal, entrando a formar parte de la élite política
y social provincial. Eduardo Domínguez Alfonso (1840-1923), estudiaría Medicina,
convirtiéndose en un importante especialista a nivel nacional e internacional. Su prestigio
como médico se traducirá en una importante actividad en las más relevantes instituciones de
la isla puesto que, además de ser presidente de la Diputación Provincial de Canarias, fue el
primer presidente del Cabildo Insular de Tenerife.
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
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Antonio (1849-1916), estudiaría Derecho y participará de forma muy activa en la política
del archipiélago y en Madrid: representó a Tenerife en el Congreso de los Diputados durante
seis legislaturas; fue elegido senador por Canarias en dos ocasiones; ejerció como juez
municipal del Distrito de Buenavista en Madrid; Gobernador Civil de Manila e intendente
General de Hacienda en Filipinas. Su carrera y su influencia posibilitaron su actividad en las
más importantes sociedades de la isla:
-Decano del Colegio de Abogados
-Presidente del Gabinete Instructivo
-Profesor del Colegio de Segunda Enseñanza
-Director de la Sociedad Económica de Amigos del País
En este salto de calidad que experimentan algunos miembros de la élite local durante el
último cuarto del siglo tenemos que incluir a Juan Bethencourt Alfonso. Hijo de Juan
Bethencourt Medina y Clara Alfonso Feo,21 su acomodada situación hizo posible su
formación como médico en Madrid. Pero, sin duda, su gran prestigio fuera del municipio le
concedía, al igual que a los hermanos Antonio y Eduardo Domínguez Alfonso, ascendente
sobre sus convecinos. Ascendente que le convertía en mediador, en interlocutor entre el
municipio y las administraciones superiores.22
Como mayores contribuyentes, tanto los Bethencourt Medina y los Domínguez Alfonso
compartieron espacio, el espacio social de las élites, con el resto de los grandes
contribuyentes, tanto vecinos como forasteros, con los que establecieron lazos familiares y
compartieron cargos milicianos.23
El retraimiento de los miembros de la élite respecto de los cargos públicos durante el final
de siglo XIX tiene su origen en las cargas que podía acarrear debido a la situación económica
por la que atraviesa el municipo en los años difíciles de la crisis de la cochinilla y la búsqueda
de alternativas válidas a su comercio.
En cambio, durante los años que van desde el comienzo del siglo XX y la Dictadura de
Primo de Rivera, el “retraimiento” de los componentes de la élite obedece a causas más
complejas y que tiene más que ver con las peculiaridades de la Restauración. La ausencia de
los integrantes más relevantes de la élite aronera entre los ediles del primer cuarto del nuevo
siglo tiene una repercusión en la prensa de la época, que aporta explicaciones al respecto.
El 25 de septiembre de 1905, en el diario republicano El Progreso “se perfilaba la cúspide
del caciquismo tinerfeño contemporáneo sacando a relucir nombres que evidenciaban que la
clase dominante de la isla no sólo patrocinó los principales órganos de las facciones políticas
del momento, sino que, a menudo, asumía personalmente su liderazgo. Así, en el vértice de la
pirámide caciquil aparecían el amigo de El Tiempo Francisco Bethencourt Montesdeoca, que
controlaba el oeste de la Isla, y la arrendataria de los puertos francos; Martín Rodríguez y
Díaz-Llanos, también próximo a El Tiempo, aunque era hijo del apostólico Martín Rodríguez
Peraza, que regía el Sudeste; y los apostólicos [Antonio] Domínguez Alfonso y Pedro
Schwartz, dueños, respectivamente del sur y del este. Las ramificaciones inferiores de la
pirámide proseguían a la sombra de aquéllos”.24
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
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La composición de las sucesivas corporaciones locales en el primer cuarto del siglo XX,25
con unos índices de analfabetismo entre sus concejales que oscilaban entre el 70 y el 90% del
total de los ediles confirma la consistencia de las revelaciones del periódico La Prensa en
vísperas de la 1ª Guerra Mundial cuando arremetía contra las coacciones interesadas de los
caciques en las poblaciones del interior de la Isla y ponía como ejemplo al municipio de
Arona:
Sus cinco concejales [Germán González Fraga (alcalde), Esteban Morales, Jaime
Martín, Juan Melo Villarreal y Antonio Frías –los cuatro últimos analfabetos-]
obtuvieron respectivamente, ocho, siete, seis y cinco votos.26
Por carecer, los ayuntamientos sureños carecían de los ingresos mínimos para
afrontar las necesidades más perentorias de sus vecinos, por lo que recurrían
continuamente a suscripciones populares y al tutelaje de los “caciques” que, en
ocasiones, hasta pagaban los sueldos de los empleados municipales. El caso del
Ayuntamiento de Arona en vísperas de la guerra europea era bastante elocuente: casi
todos sus concejales eran analfabetos.27
El 7 de octubre de 1923, bajo el nuevo orden establecido por la Dictadura de Primo de
Rivera, se celebraba sesión de constitución del ayuntamiento de Arona, quedando
conformado de la siguiente forma:28
cargo
Eugenio Domínguez Alfonso alcalde-presidente
Juan Bethencourt Herrera 1er teniente de alcalde
Antonio Martín 2º teniente de alcalde
Diego González Tavío regidor síndico
Angel González Linares concejal
Agustín Toledo Mena “
José Hernández García “
Antonio González Toledo “
José Navajas Santos “
El 29 de mayo de 1924, el Gobernador Civil de Canarias nombraba a los miembros del
nuevo ayuntamiento:29
cargos
Eugenio Domínguez Alfonso alcalde-presidente
Juan Bethencourt Herrera 1er teniente de alcalde
Santiago O’Donell Hernández 2º teniente de alcalde
José María Frías y Frías depositario
Juan García Villarreal concejal
Diego González Tavío “
José Cano Villarreal “
Mamerto González Mesa “
Silvano García Moreno “
Antonio Hernández Rodríguez “
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El artículo 29 de la Ley Municipal de 1907 establecía la constitución del ayuntamiento que
inauguraría la II República, quedando conformado como sigue:30
cargo
Juan Bethencourt Frías alcalde-presidente
Miguel Bello Rodríguez 1er teniente de alcalde
Juan Villarreal Frías 2º teniente de alcalde
Fulgencio Díaz Bernal regidor Síndico
José María Frías y Frías depositario
Antonio Domínguez Alfonso concejal
Eugenio Domínguez Alfonso “
José Tavío Sierra “
Juan Bethencourt Herrera “
Eloy García Melo “
De estas listas se infieren algunas consideraciones interesantes en torno a los nuevos
ediles que, como veremos, se consolidarán en los cargos municipales durante buena parte de
la segunda mitad del siglo XX. Así, observamos:
-la permanencia tanto de los Domínguez Alfonso, a través de los hijos de Eugenio
Domínguez Alfonso, Antonio y Eugenio como de los Bethencourt mediante Juan Bethencourt
Herrera, hijo de Juan Bethencourt Alfonso.
-la llegada al reducido grupo de la élite del poder político de varios miembros: por un lado,
José Tavío Sierra, en calidad de indiano enriquecido, y, por otro lado, un grupo de
comerciantes, encabezados por Eloy García Melo y Fulgencio Díaz Bernal.
Los hermanos Domínguez Alfonso y Juan Bethencourt Herrera acapararán los principales
cargos municipales durante la II República y la Dictadura: alcaldes, concejales, puestos
destacados de las comisiones y juntas de mayor importancia en la gestión municipal. Sus
descendientes, los Domínguez Sierra por un lado, y los Bethencourt Fumero por otro,
participarán en los nuevos rumbos que la renta de sus propiedades adquirirá a lo largo de la
década de los cincuenta y sesenta: primero, con la llegada del agua procedente del Canal del
Sur, como renta agraria y, tras la aprobación del Plan de Urbanización del Municipio, como
renta de ocio.31
José Tavío Sierra, José Tavío Alfonso y José Tavío Peña, padre, hijo y nieto
transformarán, a lo largo de todo el siglo XX, la fortuna que el primero consiguió reunir en
Cuba32 en renta agraria vinculada a la agricultura de regadío y en renta de ocio como
promotores -el segundo y el tercero- del Plan de Urbanización de Costa del Silencio (1963).33
Tanto Eloy García Melo como Fulgencio Díaz Bernal en la década de los años treinta
constituyen, a nuestro parecer, una avanzadilla de un grupo de profesionales liberales
-maestros, médicos, abogados, hosteleros y comerciantes- que en el marco jurídico-institucional
del Franquismo controlarán los cargos públicos para entrar a formar parte de la
élite económica del municipio. A partir de los años sesenta no será difícil encontrar a los
gestores públicos en los consejos de administración de promotoras de Planes de Urbanización
propios o asociados.34
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
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Sin embargo, remitiéndonos al marco cronológico que nos habíamos marcado, los gestores
municipales emplearán la mayor parte35 de sus energías en la introducción de los cultivos de
exportación, que en el norte de la Isla habían conseguido superar la crisis de la grana: nos
referimos al cultivo del plátano y, sobre todo, del tomate. En este esfuerzo distinguiremos dos
líneas básicas de actuación:
-por un lado, la inversión en infraestructuras que permitiesen el aprovechamiento del agua
del suelo y del subsuelo a través de pozos, galerías, tomaderos, charcas, tuberías y
atarjeas36que culminaría con el ansiado trasvase de agua desde Fasnia mediante el Canal del
Sur. El consejo de administración de la Sociedad que gestionará la construcción del Canal
desde 1941 a 1950 estará integrado por las cabezas visibles de la clase dominante sureña,
entre las que encontramos a Eugenio Domínguez Alfonso por Arona y a Casiano García Feo,
José Bello Feo, José Peña Hernández y José Miguel Galván Bello por San Miguel, en perfecta
armonía con los representantes de la burguesía agro-exportadora capitalina.37
-por otro lado, la generación de infraestructuras de comunicación que harán factible la
relación con la capital y con su puerto. Estas infraestructuras se centrarán, además de la
mejora de los ejes agrocomerciales que comunicaban el casco municipal con el puerto, en la
finalización de la ansiada C-822 o carretera de circunvalación, en la construcción del muelle
del puerto de Los Cristianos y en la posibilidad de que el aeropuerto que el gobierno central
tenía previsto construir en la Isla, se construyese en la bahía de Los Cristianos.
El 13 de julio de 1927 la corporación municipal de Arona, presidida por Eugenio
Domínguez Alfonso,
acordó dirigirse al presidente del Consejo de Ministros, de Gracia y Justicia y al
Jefe de Aeronáutica suplicándole que en la elección de un puerto en Canarias como
está aprobado para aeropuerto se tenga en cuenta las grandes ventajas que por
naturaleza ofrece el de Los Cristianos esperando se haga justicia por las Comisiones
que a ello se destinen, a su vez se invite a los Sres. Alcaldes de Guía de Isora, Adeje,
Vilaflor, San Miguel y Granadila para si abien lo tienen se sirva concurrir con las
personas que quieran unirse a la reunión que se ha de señalar en elsitio a propósito
previo, al mismo tiempo que invitarles a que telegrafíen a los Sres. Presidentes de
del Consejo de Ministros, Ministerio de Gracia y Justicia y Jefe de Aeronáutica.
38
Sin embargo, y a pesar de la confluencia de intereses que la construcción de ese
aeropuerto,39 finalmente la “batalla” sería ganada por Gando, primero, y por Los Rodeos
después.
Precisamente una de las razones expuestas para la denegación de la opción de Los
Cristianos como posible emplazamiento para el aeropuerto se fundamentaba tanto en la
distancia desde este núcleo a Santa Cruz -unos 105 kms- como en la inexistencia de carreteras
apropiadas.40 La carretera de circunvalación, la llamada C-822, llegaría a Los Cristianos en
1946 tras el definitivo impulso que la construcción del Canal del Sur había dado a la
generación de infraestructuras en esta zona de la Isla. Resulta, así realmente significativo el
apremio en la conclusión de la mencionada carretera si tenemos en cuenta que su proyecto
databa de 1858 y durante los años de la II República se reclamó con insistencia su desarrollo
como solución a los problemas sociales que se padecía el municipio.41
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
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El decreto mediante el que era autorizada la construcción del muelle del puerto de Los
Cristianos databa de 1906 pero ésta no concluyó hasta 1934. A su sombra se mejoró el
principal eje agrocomercial del municipio: la carretera que iba de Arona a Los Cristianos.42
En esa misma línea, la élite local, a través del ayuntamiento, intentará mejorar las condiciones
generales del puerto: propuestas de instalación de alcantarillado público, ajardinamiento, línea
telefónica, pavimentación de calles e, incluso, la redacción de un Plan de Urbanización y
Edificación de Los Cristianos aprobado en 1934.43
La construcción de carreteras, puertos o aeropuertos respondía a una necesidad práctica: el
remedio a un deficiente sistema de comunicaciones que mantenía al Sur de la Isla alejado de
la zona norte, centro político y económico. Pero de forma significativa, las obras relacionadas
con infraetructura –tanto en comunicaciones como en sanidad o educación- se convirtieron en
algo más, en un objetivo político, en una recompensa, en un beneficio asociado a la gestión de
un personaje cuya gestión era el producto de complicadas y antiguas redes de clientelismo.
Así, el parentesco, la filiación política, los vínculos económicos actuaban como
imprescindibles credenciales.
Los mecanismos de la reproducción social del poder
Los enlaces matrimoniales entre los miembros de la oligarquía constituyen estrategias
familiares que permiten mantener y aumentar el patrimonio y el control de las instituciones.
La élite aronera que hemos ido conformando, en esta primera aproximación en torno a los
apellidos Domínguez y los Bethencourt, vincularán sus destinos y patrimonios con los de la
familia Alfonso Feo de San Miguel. Esta estrategia será muy significativa en el siglo XIX,
cuando los principales productores de cochinilla de San Miguel y Arona establecen lazos
matrimoniales entre sí como en una alianza de intereses: Antonio Francisco Domínguez
Villarreal se casaría con Josefa Alfonso Feo; Juan Bethencourt Medina con Clara Alfonso
Feo; Eugenio Domínguez Alfonso (hijo de Antonio Francisco Domínguez Villarreal)
contraerá matrimonio con María Alfonso Alfonso.
Esta vinculación entre las grandes propiedades de San Miguel y Arona continuará en el
siglo XX con el ejemplo de José Tavío Sierra y su matrimonio en 1905 con Antonia Alfonso
Frías, de San Miguel. José Antonio Tavío Alfonso, fruto de el mencionado enlace
matrimonial persiste en la relación con la gran propiedad sanmiguelera al unirse a Cándida
Peña Bello, heredera de uno de los más importantes patrimonios de la zona.
Eugenio Domínguez Alfonso y María Sierra Medina, que contraerán matrimonio en el
siglo XX, inaugurarán una tendencia en su descendencia hacia la relación con miembros de la
oligarquía interesada en el desarrollo turístico. Así,
Guadalupe Domínguez Sierra y Bernardo Florentín Castro Fariña
María Domínguez Sierra y José Calamita González
Antonia Domínguez Sierra y P. Modesto Campos-Rodríguez
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
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Conclusiones
La configuración de las élites locales de Arona durante los siglos XIX y XX estará vinculada
a la acumulación de capitales procedentes de la cochinilla y las remesas americanas por parte
de una minoría de agricultores acomodados portadores de galones milicianos. Capitales que
serán invertidos en la compra de tierras a una terratenencia absentista que no le disputará el
poder en el ámbito municipal.
La acaparación de cargos públicos en el tiempo les permitirá gestionar convenientemente
aquellos aspectos que supongan un incremento de sus beneficios económicos tanto en la
búsqueda de agua para transformar la plataforma costera con los cultivos de regadío, como
para aprobar instrumentos de planeamiento municipales capaces de convertir la antigua renta
agraria en renta de ocio.44
La élite también se recubre socialmente de un manto simbólico representativo de su
posición frente a la comunidad. Símbolos que deben mostrar su preeminencia social.
-la calidad y disposición espacial de sus casas en torno a la plaza y a las principales calles
–a las que, en el caso de los Domínguez Alfonso y de los Tavío, dan nombre- del casco
municipal donde se encuentran las instituciones de gobierno, la escuela, el casino y, sobre
todo, la iglesia.
-la segunda residencia en la costa, y más concretamente, en Los Cristianos, donde las casas
se disponen en la primera línea de costa o se sitúan en un lugar privilegiado como la
residencia de Antonio Domínguez Alfonso en Las Madrigueras.
-la presencia del servicio doméstico en los domicilios.45
-el acceso a la formación -grado medio y superior-, sobre todo en el marco de una
comunidad con altísimos niveles de analfabetismo y con graves carencias en la infraestructura
educativa,46 constituye un importantísimo factor de diferenciación social, además de un
medio de promoción y ascenso.
Además, los miembros de esta élite demuestran una gran capacidad de adaptación a las
circunstancias y a los cambios en los rumbos económicos, aunque siempre en estrecha
relación y, también, dependencia respecto a otros grupos con mayor capacidad de inversión.
Por último, una característica definitiva es su carácter endogámico que permite la
perpetuación en el desempeño de los cargos públicos de algunos apellidos durante más de un
siglo y, hasta fechas recientes, en las que el absentismo se ha convertido en otra característica
de la antigua élite local.
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
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NOTAS
1 CARASA SOTO, P. (ed.): Élites: prosopografía contemporánea, Universidad de Valladolid, 1994.
2 ARBELO GARCÍA, A. La Laguna durante el siglo XVIII. Clases dominantes y poder político. La Laguna,
1995.
3 Las fuentes, esto es, los Libros de Acuerdos Municipales, presentan grandes lagunas cronológicas durante
este siglo.
4 Ibídem. op. cit p. 104. : citado por NÚÑEZ PESTANO, J.R. La propiedad concejil en Tenerife durante el
Antiguo Régimen. El papel de una institución económica en los procesos de cambio social. Tesis doctoral
inédita, Universidad de La Laguna, 1989.
5 SUÁREZ GRIMÓN, V. “De las Alcaldías Reales a los Ayuntamientos Modernos en Canarias” en I
Jornadas de Historia del Sur de Tenerife (Comarca de Abona), Arona, 1999, pp. 43-79.
6 Primer Libro de Actas, A. M. de Arona
7 OLIVE, P. de: Diccionario Estadístico-Administrativo de las Islas Canarias, Barcelona, 1865.
8 PÉREZ BARRIOS, C.R. “Elección de cargos públicos en Arona (s. XVIII-XIX)”, en Tebeto IV, Ed. Cabildo
Insular de Fuerteventura, 1991, pp. 75-88.
9 Ibidem: op. cit.
10 Tanto Antonio Chirino y Ascanio, V Marqués de la Fuente de Las Palmas, a finales del siglo XVIII, como
Alonso Fernando Chirino del Hoyo, VII Marqués de la Fuente de Las Palmas, en el siglo XIX, fueron
Teniente Coronel y Coronel de las Milicias de Abona, respectivamente.
11 ARBELO GARCÍA, A. op. cit. Véase “Empleos públicos y milicia provincial durante el antiguo régimen
(1750-1808)”, pp. 298-311.
12 Véase CHINEA OLIVA, Mª M. “Arona: una aproximación al estudio de la emigración a través de los
expedientes de quintos” en I Jornadas de Historia del Sur de Tenerife (Comarca de Abona), Arona, 1999,
pp. 253-268.
13 PÉREZ BARRIOS, C.R. “Los Sarabia, una familia de Arona: conexiones con Venezuela”, en XI Coloquios
de Historia Canario-Americana, Cabildo Insular de Gran Canaria, pp. 322-345.
14 Libro de Actas de 1860, A. M. de Arona
15 “(...) lo que siendo una terrible verdad que la suma decadencia a que ha quedado reducido nuestro principal
cultivo, el de la cochinilla, y teniendo en cuenta este Ayuntamiento, que en esta localidad no son éstas
solas las causas que nos han reducido a la mayor miseria, sino que a ésta han contribuido en gran manera
la nulidad de la cosecha de cereales en este año y la exigüa del año anterior (...)”. Libro de Actas de 1882,
A. M. de Arona
16 MARTÍN MARTÍN, V. Agua y agricultura en Canarias: el sur de Tenerife, Bencomo, 1991, p. 39: citado
por GALVÁN HERNÁNDEZ, F. Burgueses y obreros en Canarias (del siglo XIX al XX), p. 47.
17 PÉREZ BARRIOS, C.R. La historia de Arona, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de
Tenerife, 1996. Véase “Régimen jurídico de la propiedad de la tierra, proceso desamortizador del siglo
XIX y distribución de la riqueza”, pp. 116-131.
18 ARBELO GARCÍA, A. op. cit.: p. 51.
Las bases sociales del poder social. Algunos apuntes para su estudio en Arona
1141
19 RODRÍGUEZ DELGADO, O. “Don Antonio Francisco Domínguez Villarreal (1807-1871), comandante
graduado de Milicias”, en El Día, (3-febrero-1991).
20 Libros de Actas de 1854-1867, A. M. de Arona.
21 FARIÑA GONZÁLEZ, M.A. “El doctor D. Juan Bethencourt Alfonso o el compromiso con Canarias” en
Gaceta de Canarias, Santa Cruz de Tenerife: 1982, nº 5, pp. 26-38.
22 En 1882, Juan Bethencourt Alfonso y su primo Eduardo Domínguez Alfonso fueron comisionados, tras
acuerdo municipal, para desplazarse a la capital y solicitar las ayudas necesarias para combatir las
consecuencias de la crisis de la cochinilla mediante obras públicas. Libro de Acuerdos de 1882, A. M. de
Arona.
23 Casiano Alfonso Feo era nombrado Comandante 1º de Milicias en 1856.
24 YANES MESA, J. A. “El diario conservador El Tiempo: una víctima informativa del pleito insular en los
años de la Restauración” en Anuario de Estudios Atlánticos, Madrid-Las Palmas, 1994, nº 40, pp. 547-596.
25 Sólo hemos podido encontrar los Libros de Actas que van de 1900 a 1914.
26 Ibídem: Leoncio Rodríguez y “La Prensa”: una página del periodismo canario, Cabildo Insular de
Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1995, p. 315.
27 Ibídem: op. cit. p. 408.
28 Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1923, A. M. de Arona
29 Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1924-31, A. M. de Arona
30 Ibídem, sesión del 24 de abril de 1931
31 Antonio Domínguez Alfonso será promotor del Plan de Urbanización de Playa de Las Américas mientras
que Eugenio Domínguez Alfonso y sus herederos harán lo propio con el Plan de Urbanización de San
Eugenio.
32 Véase PÉREZ BARRIOS, C.R. “Aproximación al estudio de la inversión de capitales indianos en la
propiedad de la tierra en el sur de Tenerife” en XII Coloquio de Historia Canario-Americana, Ediciones
del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1996, pp. 167-189.
33 A éste se sumarán los Planes de Chayofa de Los Cristianos, Chayofa de La Camella, Roque del Conde en
Arona, y Amarilla Golf en San Miguel.
34 A este respecto resulta muy esclarecedora la participación de los representantes de la élite local, con
intereses en la promoción de suelo urbanizable, en las corporaciones municipales de la mitad de los años
60. El 2 de febrero de 1964, la corporación contaba con Antonio Domínguez Alfonso como 1er teniente de
alcalde; con Juan Bethencourt Fumero (hijo de Juan Bethencourt Herrera) como 2º teniente de alcalde y,
con Eduardo Domínguez Sierra (hijo de Eugenio Domínguez Alfonso) en calidad de concejal.
35 Los grupos dominantes paticipaban desde mucho antes de los años sesenta de las posibilidades turísticas de
Los Cristianos. Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1961-67, A. M. de Arona.
36 Padrón de los individuos sujetos al pago del arbitrio sobre ocupación del suelo y subsuelo de la vía pública
con atarjeas, tuberías, tomaderos, etc. (1933), A. M. de Arona.
37 Véase MARTÍN MARTÍN, V.: op. cit. pp. 73-96.
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
1142
38 Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1924-31, A. M. de Arona
39 No sólo los grandes propietarios de la Comarca sino también los representantes de la burguesía
agroexportadora de la capital -caso de Jacob Alhers, cónsul alemán- con intereses en el sur.
40 BRITO, M. “El aeropuerto de Los Cristianos”, en El Día, 6 de junio de 1998.
41 CHINEA OLIVA, Mª M. “Arona durante la II República” en El Día, 19 de septiembre de 1998.
42 El 17 de septiembre de 1933, la Corporación acuerda “solicitar de la Junta Administrativa de Obras
Públicas el alquitranado profundo de la carretera de este pueblo [Arona] a su puerto de Los Cristianos,
teniendo en cuenta el movimiento agrícola y turístico de esta zona y la concurrencia de forasteros a visitar
dicho puerto” Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1933-44, A. M. de Arona.
43 Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno 1933-44, A. M. de Arona
44 Véase MARTÍN MARTÍN, V.: El turismo en el Sur de Tenerife: de la renta agraria a la renta del ocio,
Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2000.
45 En el primer Padrón del siglo XX conservado en el A. M. de Arona, el del año 1920 encontramos la
siguiente relación de sirvientes en el casco de Arona:
1 sirviente: Leoncio Villarreal Brioso (propietario), José Siverio Díaz (cura párroco), Enrique Mir
Serrano (maestro), Hortensia Villarreal Linares (propietaria), Fulgencio Díaz Bernal (comerciante),
Manuel Cabrera Valdivia (médico), Manuel O’Donell Hernández (propietario)
2 sirvientes: Mª Amalia Frías Domínguez (propietaria), Antonio Domínguez Alfonso (propietario)
4 sirvientes: José Tavío Sierra (propietario)
En el Padrón de 1926:
1 sirviente: Eugenio Domínguez Alfonso (propietario)
1 sirviente: Miguel Bello Rodríguez (propietario)
4 sirvientes: Juan Bethencourt Herrera (propietario)
46 PÉREZ BARRIOS, C.R. “La instrucción pública en Arona (Tenerife) durante el siglo XIX” en X Coloquio
de Historia Canario-Americana, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1992, pp. 651-670.