REALIDAD Y MISERIA DE LOS BIENES MUEBLES
EN CANARIAS. ESTADO DE LA CUESTI~N
E: de Bien &,fuebie esia'iiecid" en la Ley del Patrimonio
Español, de 25 de junio de 1985, compendia un amplio número de
manifestaciones, cuyo contenido es muy heterogéneo tanto desde el
punto de vista de su configuración física como por su valor cultural.
Bajo esta denominación se incluyen esculturas, pinturas, arquitectu-ras
lignarias (retablos, sillerías de coro, etc.), objetos cerámicos,
mobiiiarios (órganos, cómodas, arcones, etc.j, piezas suntuarias, etc.,
realizadas con diferentes técnicas y en los más diversos materiales.
Por su misma naturaleza son fácilmente objeto de daños, manipula-ciones
de todo tipo, robos, etc. '.
Estas manifestaciones plásticas ocupan un espacio representativo
de gran valor y el Archipiélago Canario cuenta, en este sentido, con
piezas únicas que constituyen una parte muy destacada del Patrimo-nio
Histórico-Artístico español. Aparte de la abundancia de obras crea-das
por artistas canarios, el repertorio de piezas foráneas es amplísi-mo,
especialmente las de procedencia flamenca, Península Ibérica,
Italia, Hispanoamérica (Guatemala, México, Perú o Cuba), etc. De este
modo tenemos cumplidos ejemplos del último Gótico y del Renaci-miento,
del gusto Manierista, del Barroco, Rococó o Neoclásico, sin
contar, obviamente, con el rico caudal de obras contemporáneas. La
mayor parte de estas piezas son de carácter religioso y permanecen
dentro del contexto para el que fueron creadas; en este sentido nues-tros
templos son verdaderos museos vivos cuyas obras siguen, aún,
cumpliendo el mismo fin para el que fueron creadas; de igual modo
nuestros monasterios de clausura guardan, celosamente, magníficas
colecciones artísticas. Pero éstas han iniciado un proceso de deterioro
que, en algunos casos, es irreversible debido al abandono y mala ubi-
308 Clementina Calero Ruiz
cación; a ello tendríamos que sumar un importante factor técnico: los
criterios de restauración 2.
Efectivamente, el Patrimonio Mueble del Archipiélago es impor-tantísimo
tanto por su cantidad como por su calidad. Es de sobra co-nocido
que la isla de La Palma cuenta con valiosas muestras del arte
flamenco, en forma de esculturas, tablas pintadas, trípticos, tejidos o
mobiliario, mientras que en Tenerife destacan, por su volumen, aqué-llas
procedentes de la Península Ibérica, Italia y Nuevo Continente.
Lanzarote y Fuerteventura poseen, por su parte, un gran repertorio de
esculturas y pinturas de carácter popular, sucediendo algo semejante en
La Gornera, Hierro o Gran Canaria. Sin embargo el estado general
en que han llegado a nuestros días es, salvo claras excepciones, lamen- ,,
D
table, sin contar con la cantidad de obras que han desaparecido vícti- E
mas de la desidia: el abandono o a causa de los incendios que han des-truido
buena parte de nuestro legado patrimonial. Desgraciadamente son n -
=m
aún frecuentes las actuaciones que manifiestan un sorprendente des- O E
conocimiento de la legislación sobre Patrimonio, cuando no un total E
2
desprecio hacia el mismo, siendo en ocasiones protagonistas de tales =E
hechos instituciones y organismos que debían dar ejemplo de todo lo
contrario. Por ese motivo son ei,coriab!es !as actitUdes respetüosas y 3
conscientes hacia esta rica y variada herencia cultural 3.
- -
0m
Si bien es cierto que las imágenes, en especial las que gozan de E
mayor devoción, son tratadas con mayor cuidado y respeto, ello no O
ha sido obstáculo para que vengan padeciendo un grave deterioro pro-ducido,
generalmente, por el ataque a su estructura de insectos xiló- n
-E
fagos 4, los cambios bruscos de temperatura y humedad y especial- a
mente por la «mano humana» 5 .
2
n
En muchos de nuestros templos se exponen, en retablos o exen- o
tas, esculturas de gran valor artístico cuyo aspecto no es siempre satis- =
factorio. Así se observa cómo la Virgen de la Antigua esculpida por O
José Luján Pérez en 1810, presenta algunas mutilaciones evidentes en
la falta, por rotura, de algunos dedos de las manos tanto de los
angelotes como del Niño 6. Algo semejante se constata en el San Pe-dro
de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción de La Orotava
(Tenerife), obra de Fernando Estévez; en este caso se advierten grie-tas
en la madera producidas, quizás, por las oscilaciones climáticas y
la humedad que afecta, sobre todo: a la policromía haciendo que ésta
en algunas partes, especialmente en el dorso, haya saltado. Estos
pequeños problemas podrían haberse solventado hace tiempo, pues
en realidad son menores, y de esta manera evitar que el deterioro con-tinúe.
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 309
Frecuentemente nos tropezamos con ejemplos tan lamentables
como el que ofrecía la imagen del Dulce Nombre de Jesús, pertene-ciente
a la parroquial de San Pedro de El Sauzal (Tenerife). La esca-sa
importancia que, en general, se le da a los Bienes Muebles hizo
que se viera relegada a tal situación cuando se acometieron las obras
de restauración del templo, de modo que las imágenes y demás ense-res
fueron trasladadas a un lugar -fuera de la iglesia- poco apro-piado,
quedando totalmente desprotegidas y sufriendo todo tipo de
daños. En el ejemplo que nos ocupa se observa la falta de los dedos
de las manos, grietas en la superficie de la madera y amplias zonas
faltas de su estofado y policrom'a. El hecho de ser una de las piezas
escultóricas más importantes del recinto -dado que se la considera
de procedencia sevillana y fechable en el siglo XVII- no fue impedi-mento
alguno para protegerla convenientemente (algo semejante ocu-rrió
r . 0 ~la c&~ciSn & C U & ~ S de! t e q ! ~p,p s 2 p e s &~ !!VVZS~
a una de las dependencias del Ayuntamiento, ésta no reunía las condi-ciones
adecuadas, de modo que los lienzos fueron apilados unos so-bre
otros, advirtiéndose desgarros en varios de ellos)'.
El paso del tiempo agravado por su poco uso, al ser imágenes de
poco culto, ha derivado a situaciones tan denigrantes como la que
muestra el Nazareno o cualquiera de las esculturas sitas en la iglesia
de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria (Fuerteventura) .
Igual acontece con algunas efigies de El Sauzal, o las guardadas en
el «almacén» parroquia1 en San Sebastián de La Gomera . En otras
ocasiones sin embargo, sucede a la inversa; es decir, el exceso de celo
por parte de los feligreses hacia una determinada imagen -a veces
ignorando el daño que pueden causarle- adornándola con multitud
de joyas y otros aditamentos, puede provocarle estragos en su estruc-tura.
Ello ocurrió con la Virgen del Carmen, conservada en la iglesia
de igual título en Los Realejos (~enerife). Esta magnífica talla de
escuela genovesa del siglo XVIII, presentaba graves daños en la estruc-tura
de su cabeza, al habérsele practicado varios orificios para colo-cAe
la corofia, cofi & es&eiias, que luce eIi su fesíivi,=Ja&
En este caso, el problema que se suscitaba cuando ésta salía en pro-cesión
se ha solventado, al haberse sujetado al cielo de las andas la
aureola estrellada 'O.
En otras ocasiones debido al cambio de gusto o de la moda, o al
poseer unas dimensiones mayores que el tamaño de las hornacinas
donde vaii a ser ubicadas, ias imágenes han sido saivajemente muti-ladas.
Algo parecido debió ocurrirle a los Santos Varones de la igle-sia
de San Marcos de Icod (Tenerife). Estas efigies, fechadas en tor-
3 10 Clementina Calero Ruiz
no a 1660, son idénticas a las conservadas en Garachico, aunque dado
que fueron cortadas su tamaño es menor ' l . Por su parte la Virgen de
Candelaria del templo de Moya (Gran Canaria) fue mutilada para
poder adaptarle vestidos naturales, siendo posteriormente «reconstrui-da
» por el restaurador del Obispado. En épocas pasadas -y por des-gracia
también en nuestros días- era ésta una práctica demasiado
frecuente, de modo que los Apóstoles que forman el paso de la Santa
Cena -esculpido por Francisco Alonso de la Raya en 1664- de la
iglesia de San Marcos de Icod (Tenerife) fueron en su momento, trans-formados
«retocando» completamente los rostros de cada uno de los
personajes, añadiéndoles elementos que originariamente no existían y
alterando, incluso, su policromía 12. En la actualidad, intentar estudiar
el estilo de su autor a través de estas imágenes es una tarea práctica-mente
imposible. Igual acontece con sus crucificados, como lo evi-dencia
el conservado el calvario de San Lázao de La Laguna; aun-que
se trata de una pieza del siglo XVII (1671), su aspecto parece
actual; respecto a los Santos Varones de la iglesia de N.S. de Luz en
Guía de Isora (obra de Blas García Ravelo, esculpidos en el siglo
XVII), sobran todos los comentarios, pues las obras hablan por sí
solas 13.
Un caso semejante tuvo lugar en La Orotava; en esta ocasión la
pieza a «retocar» fue la Virgen de Gracia, obra de escuela madrileña
del siglo XVII, esculpida por el lusitano Manuel Pereira, y colocada
en el nicho principal del retablo mayor de la iglesia del ex-convento
agustino 14. De este modo en 1930 una errónea transformación, la con-virtió
en una pieza más propia de la órbita canaria de principios del
siglo XIX que la de un artista seiscentista, de modo que un análisis
estilístico de su artífice sea tarea difícil. Las «transformaciones» son
visibles en el rostro y sobre todo en el cabello, que resbalaba en lar-ga
melena hasta la cintura pero que fue salvajemente cortado, aunque
aún quedan leves indicios que atestiguan cómo fue originariamente.
La manipulación de las tallas, así como los cambios de ubicación
G !es firrtores c!im&?,tir~sin, cide:: fiegütivmente en s~ estadu, pies la
madera se abarquilla -debido a los cambios de temperatura y hume-dad-
y la policromía comienza a saltar. Ello, quizás, es lo que le ha
ocurrido a la Virgen de Guadalupe que se localiza en la iglesia de
Santa Ursula en Adeje (Tenerife). La obra de escuela guatemalteca
-única en Canarias- fue donada al templo en el siglo XVIIIc, opian-de,
fiehente, a! sriginü! xexicano; este hecho üíiido a su cüridiciúii
de pieza única de esta procedencia, son un aval más que suficiente
para garantizar su conservación 15.
.
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 3 11
Por desgracia en nuestros días son muchas las esculturas valiosas
que permanecen metidas en cuartos trasteros, a veces tiradas en el
suelo y en malas condiciones que aceleran su desaparición 16. Por el
contrario vemos como en muchos de nuestros templos y ermitas, los
retablos están ocupados por antiestéticas imágenes de Olot (de esca-yola,
trabajadas en serie) carentes de interés histórico-artístico y de
calidad. Es realmente una lástima que el San Lucas que en 1808 escul-piera
José Luján Pérez para el Monumento del Jueves Santo de la
Catedral de Las Palmas de Gran Canaria esté, hoy por hoy, tirado en
una de las dependencias del templo 17. Aunque otros trabajos del es-cultor
han corrido peor suerte pues, según indicó en su momento
D. José Ferrer Perdomo, en la iglesia de San Bartolomé, en el muni- m
0
cipio lanzaroteño de igual nombre, existía un púlpito construido en E
1810 que en la década de los años 70 fue destrozado y convertido O
en ieña «utiiizacia en aigún horno Oei pueblo». Fruro de esas «profun- n -
=m
das transformaciones» que sufrió el templo desaparecieron los altares O E
dedicados a San José, La Inmaculada y Sagrado Corazón de Jesús 18. E
2
La misma «plaga vandálica» azotó hace algunos años la iglesia del =E
ex-convento dominico de Teguise (Lanzarote), y sin ningún tipo de
remordimiento se destrozaron retablos, púlpito, pavimento, pinturas 3
murales, imágenes, etc. La labor de reconstrucción llevará muchos -
-
0m
años, una vez que sean encontradas todas las piezas, para tratar E
de armar nuevamente los retablos como si de piezas de un puzzle se O
tratara. 6
n Capítulo importante dentro del campo de la escultura en el Archi- -E
piélago, lo constituye el abundante repertorio de imaginería popular a
con que contamos. Denominamos «popular» a aquellas realizaciones 2
n
de talleres locales efectuadas, a veces, por artesanos más que por es- o
cultores propiamente dichos, pero que respondían perfectamente a la 3
religiosidad de los canarios de los siglos XVII y XVIII 19. Suelen mos- O
trar, en líneas generales, pequeñas dimensiones y rasgos y modos ar-raizanter
para la época. Destacan, sobre todo, por la enorme ingenui-dad
que desprenden, pudiendo considerárselas como una interpretación
libre de los modelos foráneos e iconografías cultas. Su finalidad era,
simplemente, agradar y expresar ideas o sentimientos sencillos. Sin
embargo por la escasa calidad que presentan -tanto las tallas como
los lienzos- se ha adoptado ante ellas una actitud de indiferencia,
qne I,a !!eyud= u su &str=cciSfi v&rrr,&icq P,= e! E ~ ~ Q&T ~ 2 -
sos, a su abandono en condiciones muy precarias que prenuncian una
inmediata desaparición. A pesar de que en las islas su número es aún
abundante, su estado de conservación deja mucho que desear. Unas
312 Clementina Calero Ruiz
veces han visto transformadas sus fisonomías para tratar de dotarlas
de las expresiones de las que carecían; en otras se las ha dotado de
encarnaciones y policromías escandalosas que las convierten en au-ténticas
caricaturas, caso del San Blas de la iglesia de Nuestra Seño-ra
de Candelaria en Chipude (La Gomera); en el peor de los casos
han sido destrozadas, quemadas o tiradas a la basura demostrando con
ello, una vez más, el escaso conocimiento que se tiene de nuestras
manifestaciones populares, sirvan a modo de ejemplo la Virgen del
Buen Viaje 20 (ermita de San Telmo) y el ángel 2' (iglesia de N.S. de
la Peñita), ambas en el Puerto de la Cruz. Estas realizaciones, por muy
modestas que sean, hay que tratar de salvarlas de la desaparición a
que se encuentran abocadas, restableciéndoles su auténtica importan- NO cia. Si no se toma conciencia de su valor artístico, histórico y social, E
la vida que les queda es muy efímera. Por ser una expresión irrepeti- O
b!r de i?n mmxntc y de un pueblo, hay que conservar toda obra. pues n -
-
m son los únicos vestigios que de ellos nos quedan. O E
Por lo que a las pinturas respecta sufren, con mayor frecuencia SE
que las esculturas, daños ocasionados por el abandono y su mala ubi- -E
cación 22. En muchas ocasiones sólo bastaría un cambio de emplaza-miento
para salvar la obra de una muerte segura, causada por la apa- 3
rición de humedades o a la luz excesiva que incide negativamente
- -
0
m
sobre el lienzo 23. Un caso, ciertamente, catastrófico es el que presen- E
ta el lienzo de la Genealogía de Santo Domingo que cuelga de las O
paredes de la iglesia del ex-convento de Santo Domingo en La Lagu- n
na. La obra fue pintada en 1766 por el lagunero Gerardo Núñez de -E
Villavicencio -se encuentra firmado y fechado- y ocupa toda la pa- a
2 red lateral de la capilla del Señor de la Humildad y Paciencia, en la n
cabecera de la nave del Evangelio 24. SU estado es deplorable: ataca- n
do por insectos, bastidores desgarrados y cubierto por una espesa capa O3 de polvo; presenta, además, roturas y pérdidas de color en el nivel
superior debido, posiblemente, al poco cuidado con que ha sido tra-tada
la tela (en otras dependencias del mismo templo existen varios
cuaáros que, dado io mai cuiciacius que esíii, eri deieriiiiíiados casos
se hace imposible determinar el tema pintado).
Un gravísimo problema que hemos venido constatando continua-mente,
salvo honrosas excepciones, es que no suelen tomarse las
medidas precisas para preservar los lienzos -y otros objetos- de los
posibles problemas derivados de las obras de acondicionamiento del
templo donde se ubican. Que se sigan cometiendo hechos tan vergon-zosos
como el ocurrido con el Retablo y Cuadro de Animas de San
Pedro de El Sauzal (siglo XVIII), que fue salpicado y manchado de cal,
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 3 13
al no haber sido adecuadamente protegido cuando se procedió a enca-lar
la capilla, es lamentable 25. ¿Cómo es posible que se crea, erró-neamente,
que un simple plástico mal puesto puede proteger los cua-dros
de daños ? Pues bien, de este modo fue como se «protegió» el
magnífico pol@tico (reúne cinco lienzos) pintado por Juan de Miran-da
entre 1790-1795 para la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria
en La Oliva (Fuerteventura), una obra original en su planteamiento,
sólo comparable con las decoraciones de la capilla mayor de la ermi-ta
de San Pedro de Alcántara en Ampuyenta, en la misma isla. A los
mismos -posteriormente- les fueron colocados unos nuevos marcos,
que en opinión de D. Sergio Suárez «se trata de una intervención,
como tantas otras, tan desafortunada como gratuita» 26. Según el
mismo autor, una buena prueba del estado de abandono en que se
encuentra el patrimonio pictórico de la isla de Fuerteventura, lo cons-tituye
el Cuadro de A_ni.mm de Retczncurin (restaiiride en su mnmen-to
27 por Lorenzo M. Castañeyra y M." Jesús Morante), pues éste ha-bía
sido traspasado por piedras que caían del techo, y «que tras
amontonarse en la parte trasera del cuadro saltaban hacia delante agu-j
e r e á n d o l o~~O~tr.o s dos cuadros de Animas no han corrido la misma
suerte: el de la parroquia1 de Pájara y el de la ermita de San Agustín
de Tefía, pues ambos presentan quemaduras de velas y desgarros.
¿Es que los Bienes Muebles no merecen el mismo respeto y de-ben
recibir un mejor tratamiento de cara a que sufran, lo menos posi-ble,
los inconvenientes de las reformas del inmueble? ¡Resulta real-mente
aterrador contemplar cómo en poco tiempo hemos sido capaces
de destruir lo que tantos años y esfuerzo costó!
Disparates, por desgracia, se han cometido en todas las épocas,
pues si no cómo se permitió, en su momento, que el Cuadro de Ani-mas
pintado por el portuense José Tomás Pablo entre 1750-52, para
la capilla de igual título en la iglesia de San Marcos de Icod, fuera
cortado en su parte inferior para abrir un nicho donde colocar la ima-gen,
por otro lado de escayola, de Nuestra Señora del Carmen. Evi-dentemente
je irata del único ejeripio -la lista se in-terminable-
y lo grave del caso es que aún en nuestros días se siguen
cometiendo atentados semejantes. En el templo de San Bartolomé, en
el municipio del mismo nombre (Lanzarote), se han destrozado casi
por completo los pocos ejemplares que aún se conservaban en el Ar-chipiélago
de lienzos de altar. Está claro que si no se toman medidas
r - - L - - : - ; - - i . - - - . . 2 ~ - - - - ulgcm~s~ ciiiilii~áproi r uebaparecer, pues -en su momento- ai rea-lizarse
obras dentro de la iglesia, no fueron protegidos, para evitar que
la tierra y las «agresiones humanas» acabaran con ellos.
3 14 Clementina Calero Ruiz
Está claro que el abandono incide negativamente en la vida de una
tela, aunque la capa de polvo, a veces, sea un mal menor, caso de1
Cuadro de Animas que en torno a 1804 pintó Manuel Antonio de la
Cruz para el templo de San Roque en Tinajo (Lanzarote). Hasta cabe
dentro de lo posible que ese polvo lo proteja de males mayores, como
pueda ser una nefasta intervención, como ha ocurrido con su homó-nimo
de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en San Sebastián
de La Gomera.
Capítulo, igualmente, importante dentro del campo de la pintura
en Canarias, lo constituye el abundante repertorio de pinturas murales
que decoraban las paredes de nuestros templos y ermitas. El caso más
representativo lo constituyen las magníficas decoraciones de la capi-lla
mayor de la ermita de San Pedro de Alcántara en Ampuyenta. Otras
han corrido peor suerte y en diferentes épocas han sido tapadas, sien-do
su rec-uperacióIi bastante dificultosa. siruai&i mvdo de las
situadas en el ante-presbiterio de la iglesia de Santo Domingo de Tetir
(Fuerteventura), donde en una de ellas se figura a Santo Domingo
penitente. Los restos aparecieron tras las operaciones de albeo de las
paredes interiores del templo -durante el verano de 1984- comen-zándose
su recuperación en el mes de noviembre de ese mismo año 29.
Peor suerte corrió la magnífica decoración pintada en 1780 por José
Mesa, situada en el testero norte de la capilla del Pilar, en la iglesia
de Ntra. Sra. de la Asunción de La Gomera, en la que aparte de su
indudable valor artístico se sumaba el histórico, puesto que se descri-bía
la antigua villa de San Sebastián 30, y de la que hoy en día sólo
apreciamos la «Batalla contra el almirante Wi~dham»E. n opinión del
Dr. Darias Príncipe: «la ignorancia y la incuria contribuyeron a la
desaparición de la mitad inferior, zona donde se podía ver el com-bate
y el antiguo San Sebastián, conservándose Ea vista de los caño-nes
y el desembarco de la flota inglesa junto con los roques de la
Hila y la montaña del Buen Paso» 31.
Por lo que respecta a las arquitecturas lignarias, especialmente los
retablos, son las piezas artísticas que en peor estado se han conserva-do.
El Archipiélago Canario conserva un abundantísimo muestrario de
piezas de los siglos XVII y XVIII, ejecutados tanto por maestros cana-nos
como foráneos. Por suerte, dadas sus grandes dimensiones, no han
sufrido excesivos trasiegos y cambios de ubicación, aunque sí abun-dan
!m ejemplos de retablos que han sido desmontados. destrozados
o tirados 32. Algunos son muebles fechables en el siglo XIX que, se-gún
el parecer de quienes han cometido tales barbaries, no presenta-ban
valor artístico quizás por no poseer la recargada decoración de
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 3 15
los barrocos. En el siglo pasado muchos retablos barrocos fueron
remodelados, adecuándolos al gusto de la época, de este modo se
transformaron sus apariencias y otros, los más, desaparecieron para
siempre. Hace poco tiempo se denunciaba en la prensa local, el des-monte
de un retablo perteneciente a la iglesia del ex-convento agusti-no
de La Orotava 33; algo semejante ha ocurrió con el que ocupaba la
capilla mayor de la ermita de Nuestra Señora del Socorro en Güímar
(Tenerife) 34...
A todo lo dicho hay que añadir que la gran mayoría de los reta-blos
están, fuertemente, atacados por insectos xilófagos, y es eviden-te
que si no se interviene a tiempo para detener la <<enfermedad»,
muchos terminarán por desaparecer 35. De este modo aunque aparen-temente
su estructura parezca estar en buen estado, si se observa de-tenidamente
se advierte todo lo contrario, como ocurre con el magní-fico
retablo mayor de la iglesia del ex-convento de San Pedro de
Alcántara -San Francisco- en Santa Cruz de Tenerife. La pieza,
ejecutada en el segundo cuarto del siglo XVIII, muestra como aporta-ción
importante el uso del estípite-atlante o telamón, y, sobre todo los
espléndidos medallones con relieves que rematan las calles laterales.
Destaca, igualmente, la riqueza y variedad de su decoración, sin que
el elemento arquitectónico se pierda dentro del elemento decorativo.
Se le considera como uno de los mejores ejemplares de retablo ba-rroco
canario, sin embargo toda su estructura está atacada por insec-tos
y una gruesa capa de polvo tapa toda su superficie 36.
El que ocupa la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora de la
Peña de Francia en Puerto de la Cruz (Tenerife), no podemos decir
que presente mejor estado. La pieza, fechable a comienzos del siglo
XVIII (1707), está completamente atacada por insectos xilófagos y su
estructura peligra cada vez más, hasta el punto que se hace casi im-posible
abrir el nicho principal, pues su sistema de apertura es sobre
raíles de madera que están absolutamente carcomidos. La imagen ti-tular
y, sobre todo, los angelitos que rodean el interior de la hornaci-n
i está, de igual m ~ d nin fectadnr; de h e h c !gmus de sus c~hrzus
aparecen totalmente huecas 37.
Destrozado se encontraba, también, el Retablo e imagen de San
Miguel Arcángel de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en
San Sebastián de La Gomera. Todas sus decoraciones, donde abunda
el pan de oro, especialmente las situadas delante de la mesa del al-tar,
estubun rstrepradus qxecihndese !u capa p:eparüto:ia de esmco.
Semejante estado presentaba la imagen de su titular, cuya policromía
y estofados estaban dañados, mostrando mutilaciones en uno de sus
3 16 Clementina Calero Ruiz
brazos. En este sentido hay que señalar que tanto este retablo, como
los restantes del templo, han sido recientemente intervenidos por doña
Elisa Campos Domínguez, aunque -según la opinión de los técnicos
consultados- los resultados obtenidos no son todo lo satisfactorios
que debieran.
En una situación parecida se encontraba el Retablo del Gran Po-der,
sito en la iglesia de San Marcos en Icod. La pieza, de estilo
manierista, se fecha a mediados del siglo XVII considerándosela here-dera
del estilo de Martín de Andújar. La madera se encuentra ataca-da
por insectos xilófagos, y la policromía y el dorado habían desa-parecido
en varias zonas, quedando la capa de estuco al descubierto.
Del mismo modo los óleos estaban muy dañados y su superficie, apa-recía
cubierta por una gruesa capa de suciedad. Dicho retablo ha sido
«restaurado» por doña Elisa Campos muestra -hoy por hoy- las
mismas fórmulas que otros muchos «salidos de sus pinceles*.
Llegados a este punto está claro que muchos retablos requieren de
una intervención urgente, que en principio detenga la enfermedad, para
posteriormente consolidar su estructura 38. Sin embargo, salvo honro-sas
excepciones, las intervenciones que se vienen haciendo al respecto
-de unos años a esta parte- son equívocas, y demuestran un total
desconocimiento tanto por parte de quienes aplican tales procedi-mientos,
como de quienes los consienten. Obviamente RESTAURAsiRg-nifica:
operación de limpieza y conservación que prolongue la vida
material del objeto, respetando la integridad total de la obra, su for-mato,
estructura y estado de su superficie, utilizando materiales es-tables,
reversibles, que permitan intervenciones ulteriores 39. La lista
se nos haría interminable, sirvan a modo de ejemplo las intervencio-nes
efectuadas en los Retablos de la iglesia conventual de Santa Clara
(La Laguna), llevadas a cabo por el equipo de don Antonio Mesquida
Obrador (se intervino en el Retablo Mayor, tres pequeños de la nave
del Evangelio y en una hornacina situada en el coro bajo). Según los
restauradores a quienes hemos consultado, los materiales utilizados no
nrrn lnn rnorrmnnrlnrlno hrih;ti~olmnntn rinr Inri cnntrnri nf;r;~lnri rln rnn-
D V l l IUCY l C I b V l l l b L l U U U V D IIUUIIUUIIAIblICb Y W L I W O UVIILIWO VllUlCLlUO UU UVll-servación
y restauración: uso de oro falso al mixtión y pinturas sin-téticas.
Obviamente el efecto que produce su contemplación es de
auténtico choque, concretamente en las zonas donde se «ha repuesto»
el oro que faltaba o bien el que se encontraba en mal estado. La impre-sión
es la de un brillo y color exagerado con respecto a las zonas
A---A-- -2 -:--le-
UUldUdb U I l ~ I I I Q I C ~ .
Se debe tener en cuenta que cada objetivo del arte es portador de
infinidad de testimonios, y que todo bien cultural posee un aspecto
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 317
metafísico, unos elementos constructivos que le dan forma y una
intencionalidad. Una obra no está íntegra si alguno de estos aspectos
falla, es por esto por lo que a la hora de su conservación (restaura-ción)
se debe velar por la integridad total de la obra. La restauración
anárquica es aquella que carece de normas y criterios; que trata de
arreglar el objeto sin respetar integridades, permite mutilaciones, co-rrecciones,
etc. Uno de los ejemplos más aberrantes lo encontramos
en las intervenciones que se vienen efectuando en los retablos y púl-pito
de la iglesia conventual de San Francisco, en Puerto de la Cruz,
por parte de don Antonio Mesquida Obrador y su equipo.
A egrosso modo» lo que se viene constatando en numerosas pie-zas
de la provincia de Santa Cruz de Tenerife -con especial inci-dencia
en la isla de Tenerife- es aterrador. La falsificación de nu-merosas
obras -en especial retablos- con el consentimiento (se
supone) del Obispado y del párroco pertinente. Estas «intervenciones»
si no se les pone freno hará que todos los retablos se parezcan como
hermanos; da lo mismo la hechura que presenten, la fecha de ejecu-ción
o la escuela a la que pertenezcan, pues todos han sido pintados
con pintura sintética -principalmente de color rojo y verde- y mues-tran
decoraciones vegetales hechas con oro falso al mixtión. Además,
algunos muestran adiciones de elementos en forma de relieves (ánge-les,
símbolos de los evangelistas -tetramorfos-, anunciaciones, etc.) que
originariamente no existían (retablos de Buenavista, Icod, La Guancha,
Puerto de la Cruz, La Laguna, etc., etc.).
Es cierto, también, que en el siglo pasado algunos retablos fueron
desmontados, y con piezas de varios -a veces de estilos y cronolo-gías
diferentes- se han creado otros nuevos. Evidentemente si el he-cho
no aparece recogido en los archivos parroquiales, siembran la
confusión entre los investigadores. Sirvan a modo de ejemplo el dedi-cado
a Nuestra Señora de Regla en la iglesia de Nuestra Señoras de
los Remedios en Los Llanos de Aridane (La Palma)40 o el que ocupa
la cabecera de la iglesia de Santo Domingo en Tetir (Fuerteventura).
La lista aumenta considerablemente, si tenemos en cuenta otros
objetos artísticos que reciben tratos poco o nada adecuados, caso de
los órganos 41, sillerías de coro, armarios, cómodas, arcones, etc. Ello
se debe, en la mayoría de los casos, a la infravaloración que se les
concede, derivada de su poco uso práctico. De catastrófico podríamos
definir el estado a que ha quedado reducido el órgano de la iglesia
tinerfeña de San Pedro en e! Sai~zal.E ! miieh!~,t mírl~d e Hrrmh~gn
en 1782 42, fue salvajemente destrozado y prácticamente tirado a la en-trada
del templo, pues al parecer «estaba viejo y no servía». Hechos
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 3 19
tiempo sino a la tentación que puedan ser objeto, ya que su fácil ac-ceso
puede propiciar el robo.
Por otro lado no es menos cierto que no abundan los tapices en
el Archipiélago, por lo que la colección donada en 1745 por la mar-quesa
de Adeje y condesa de La Gomera, a la parroquia de Santa
Ursula -en Adeje- es fundamental. Estos muestran escenas de te-mas
mitológicos con fondos de arquitecturas clásicas y paisajes, muy
dentro de los modelos practicados en los gobelinos en tiempos de
Luis XIV, pero, en un momento dado fueron cortados a trozos,
perdiéndose parte de las cenefas de flores y frutas. Considerados como
una joya única del arte de la tapicería francesa de fines del siglo XVII
-fábrica de los gobelinos-, cuelgan de las paredes del presbiterio
de la mentada . iglesia. Ya en su momento el Dr. Hernández Perera !!am5 12 atenrm,n sobre la uhi.c acl.o, n de los mismosj señalando que
«no es un clima -el de la zona- que permita tal adorno textil para
revestir los muros de la capilla», añadiendo que tampoco su conser-vación
es satisfactoria 43.
Es cierto que hasta ahora sólo nos hemos referido a piezas locali-zadas
en templos, pero ya se ha indicado en un principio que en Ca-nai-
ias írlás de la =iiad del íjri~iKloliiu es iirGiiiedad d. la Igle-sia.
Esto no significa que no existan colecciones particulares, que las
hay, pero su seguimiento se hace más difícil. Igualmente no debe
entenderse que las colecciones expuestas en nuestros museos se en-cuentren
en un estado totalmente satisfactorio -caso de algunos cua-dros
y mobiliario expuestos en el Museo Néstor de Las Palmas de
Gran Canaria o en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz
de Tenerife-, pues todos sabemos que hay muchas piezas, sobre todo
cuadros, que no merecen estar expuestas al público dada su pre-cariedad.
Asímismo se han dado casos en que, por una u otra razón,
salas o museos se hayan cerrado y sus colecciones se hayan traslada-do
a lugares nada o poco adecuados 44.
En definitiva, cualquier manipulación hecha a una obra plástica
heredada, supone una falta de respeto para el arquitecto, escultor, pin-tor
o artista que la creó. El hecho se agrava en el mundo de la
imaginería sagrada, pues no sólo se atenta contra el derecho de autor
del artista, sino también contra los contenidos espirituales que el ima-oinprn
hg dpnncitacln pfi 0hy.i. Efi mi~mc rjtfian'am@ 12s bu'-"' --Y"-""-'
estatuas -y otros monumentos- expuestos en plazas y lugares pú-blicos,
que son frecuentemente blanco de gamberros y desaprensivos 45.
Caso realmente vergonzoso, es la situación a la que se ha visto rele-gada
-hasta hace poco- la magnífica escultura de Henry Moore
320 Clementina Calero Ruiz
(1898-1986) el «Guerrero de Goslar» (1963), trabajada en bronce, que
figuró -junto con otras muchas- en la 1 Exposición Internacional
de Escultura en la calle, celebrada en Santa Cruz de Tenerife entre
1973 y 1974, hoy -por suerte- felizmente recuperada. La pieza fue,
en su momento, la única obra monumental de este escultor colocada
en España en un lugar público 46.
Por supuesto que los monumentos públicos también han «sufrido»
con relativa frecuencia cambios de ubicación y trasiegos, afectándo-les
además la erosión, al estar expuestos a las inclemencias del tiem-po.
Sirva a modo de ejemplo el «Monumento a Nuestra Señora de
Candelaria», situado en la plaza de igual título en Santa Cruz de
Tenerife. El conjunto fue realizado en mármol de Carrara en Génova; m -
el encargo corrió por cuenta del capitán D. Bartolomé Antonio Mon- E
tañés, erigiéndose en el lugar donde hoy se encuentra en 1778. El O
prefesnr Hernández Perera Io atribuye al escultor ligur Pasquale n -
-
Bocciardo (de quien se conservan otras obras en Tenerife), sin em- m
O
E
bargo su estructura se encuentra hoy muy simplificada, tras las refor- SE mas y mutilaciones sufridas en 1929. De este modo desapareció la reja -E
que lo protegía y los cuatro «putti» -dos de ellos deteriorados desde
el siglo XIX, que se guardan en un sótano del Museo Municipal-, que 3
cabalgaban sobre delfines, en alusión directa a los genios de las cua-
- -
0
tro estaciones. Igualmente se trastocó el cubo cuadrado del basamento, m
E
sustituyéndolo por otro octogonal. Con la desaparición de todos estos O
elementos, se perdió -en opinión del Dr. Hdez. Perera- la induda-ble
inspiración berninesca que presidió la concepción del conjunto, a n
-E
la vez que se destruyó la proporción entre la ancha basa y la altura a
del obelisco. La intemperie, por otro lado, ha causado -y causa- 2
n
deterioros en las cabezas de los cuatro menceyes, haciéndoles perder n
-además- algunos dedos de las manos 47. 3
En Definitiva, todo lo indicado es, sin duda alguna, una barbari- O
dad desde el punto de vista del historiador del arte y, desde luego,
observando este panorama lo que realmente extraña es que aún con-serverlos
tal cariiidad de cüya cutfshcr:e s iEruvstio-nable.
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 32 1
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322 Clementina Calero Ruiz
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» por don Antonio Mesquida Obrador en 1992. Vid.: HERNÁNDEGZA RC~JAos,é
Javier.
AN~NIM«OE:l hombre era quien, trágicamente, estaba deteriorando el Cristo, se-gún
M.a Teresa Escohotado, restauradora de la imagen. Tacoronten, El Día, Santa Cruz
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6. CALERORU IZ,C lementina: Luján, Santa Cruz de Tenerife, 1991, p. 62.
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de Canarias, referido al «estado de conservación del Patrimonio Mobiliar de la
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10. HERNÁNDEGZA RC~JAos,é Javier: Los Realejos y la imagen de Nuestra Seño-ra
del Carmen, Santa Cruz de Tenerife, 1990, p.185.
11. CALEROR UIZ,C ., op. cit., p. 67.
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13. ~DEM, pp. 160-161.
MOR~NC,o nstanza: Patrimonio Histórico-Artístico de Guía de Isora, Santa Cruz
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15. FRAGAG ONZÁLEZC,a rmen: «Esculturas de la Virgen de Guadalupe en Ca-narias.
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17. CALEROR UIZ,C .: Luján, op. cit., p. 94.
18. FERRERPE RDOMOJo, sé: «La parroquia de San Bartolomé creada a instancia
del mayor Guerra», Lancelot, núm. 123, Arrecife de Lanzarote, 24 de agosto de 1985.
19. CALERORU IZ,C lementina: «Aproximación al estudio de la escultura popular
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IDEM: «La iconografía mariana en la isla de Fuerteventura*, III Jornadas de His-toria
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Libro-Homenaje al profesor Telesforo Bravo, La Laguna, 1991, t. 11, p. 268.
21. CALERORU IZ,C .: «La ermita de Nuestra Señora de la Peñitas, Libro-Home-naje
al profesor Telesforo Bravo, La Laguna, 1991, t. 11, p. 139.
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22. DOM~NGUEE.Z: ,« LOSR ealejos. Cinco cuadros del 1600 a punto de perder-se
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SUÁREZS, ergio: «Fuerteventura. La carcoma y la desidia ponen en peligro el Pa-trimonio
histórico insular (decenas de objetos de culto y ermitas se encuentran en
lamentable estado o bajo condiciones de conservación)», La Provincia, Las Palmas
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23. BETANCORO,r lando: «Conservar la pintura. Dácil de la Rosa restaura las joyas
de la pintura del Patrimonio de Canarias», Jornada, Santa Cruz de Tenerife, 24 de
agosto de 1992.
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10 de agosto de 1992.
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San Pablo Apóstol», Diario de Avisos, Santa Cruz de Tenerife, 10 de septiembre de
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AN~NIM«OT:é cnicos especialistas restauran el cuadro de Las Animas en la igle-sia
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24. Ron~!r;lU~Gz ONZÁIE; Margarita: La pintura en Canarias durante el siglo
XVIII, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, p. 378.
25. CALEROR UIZ,C . Informe citado.
S6. RODR~GUGEOZN ZÁLEZM, .: La pintura ..., op. cit., pp. 356-7.
IDEM: El pintor Juan de Miranda. 1723-1805, Colección 'La Guagua', Las Pal-mas
de Gran Canaria, 1990, p. 42.
SUÁREZ, Sergio: «La carcoma ... », art. cit.
27. CASTANEYRLAo,r enzo Mateo y MORANTRE ODR~GUEMZ.a, Jesús: «La con-servación
del cuadro de Animas de la iglesia de Santa María de la Antigua. Fuerte-ventura*,
en Actas de las III Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote,
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28. SUÁREZS, .: «La carcoma...», art. cit.
29. CASTANEYRLAor,e nzo Mateo y MORANTRE ODR~GUEMZ.' , Jesús: «Informe
sobre los trabajos de restauración de la iglesia de Santo Domingo de Tetir. Fuer-teventura*,
en Actas de las II Jornadas de Historia de Lanzarote y Fuerteventura,
t. 11, Arrecife de Lanzarote, 1990, pp. 213-219.
30. La pintura fue descrita, con todo lujo de detalles, por la artista y viajera
inglesa Olivia Stone, quien la vio antes de 1887. Fue ella, además, quien indicó el
nombre de su autor y la fecha de ejecución (STONEO, livia M.: Tenerife and its six
satellites or The Canary Island past and present, London, 1887, p. 194). Vid. DA-R
~ A SP R~NCIPAE,:, LOS lugares colombinos ..., op. cit., p. 71.
31. DAR~APSR ~NCIPAE,:, Lugares colombinos ..., op. cit., pp. 70-71.
32. A partir de 1977 y hasta finales de 1980, se intervino en la iglesia de Nues-tra
Señora de la Luz, Garafía (La Palma), desapareciendo el Retablo de Animas, los
remates de los retablos laterales y el púlpito, que era dorado y policromado; este
último estuvo tanto tiempo a la intemperie, que perdió toda su policromía.
Por lo que respecta a las intervenciones llevadas a cabo en Mazo, podemos defi-nirlas
como «catastróficas». En la década de los años 50 le fue retirada la policromía
al Retablo Mayor -según información oral de algunos vecinos- «a sopleten. Vid.
PÉREZM ORERAje, sús: «¿os rerabios de ios extinguidos conventos de Santa Agueda
y Santo Domingo en Santa Cruz de la Palma», en Homenaje al profesor José Peraza
de Ayala, Revista de Historia de Canarias, núm. 175, t. XXXVIII, La Laguna (1984-
86), vol. 11, p. 642.
324 Clementina Calero Ruiz
Respecto a la parroquia de Los Sauces, en el archivo de la iglesia de El Salva-dor,
Sta. Cruz de La Palma, se conserva un expediente firmado por los vecinos de
Los Sauces, indicando que los retablos y esculturas de su antiguo templo estaban alo-jados
en un «almacén» en Puerto Espíndola. Además se señala que parte de los
estípites del Retablo Mayor se emplearon en la decoración de las puertas de la
sacristía, mientras que otras partes se habían usado recientemente en la construcción
de un nuevo retablo mayor.
En referencia a la ermita de San José, sita en Santa Cruz de La Palma, fue total-mente
desmantelada. Los retablos, púlpito, imágenes y pinturas fueron llevados a San
Francisco; en concreto, con las piezas del púlpito se hizo -en la década de los
años 50- una mesa de altar, mientras que con partes sacadas de los diferentes reta-blos
se construyeron varios ambones. Debo estos datos a la amabilidad del Dr. Pérez
Morera.
33. GONZÁLEZC, andy: «Las obras de San Agustín sin asesoramiento artístico»,
La Gaceta de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 28 de agosto de 1991.
IDEM: «Denuncian las obras de San Agustin por ausencia de asesoramiento artís-tico
», La Gaceta de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 30 de agosto de 1991.
34, CAMPOSTO RRESJa, vir: F!q: d ~ t i g u ore tah!~d e hTuertra Se f i e r~d e Cm-delaria
que se conservaba en la ermita del Socorro» (pueden perderse definitivamen-te
uno de los valores patrimoniales de la comarca), La Gaceta de Canarias, Santa
Cruz de Tenerife, 8 de noviembre de 1992.
35. AN~NIM«OE:l cabildo acomete la restauración de los retablos de la Iglesia
de la Concepción», Jornada, Santa Cruz de Tenerife , 23 de enero de 1993.
BEL~NF,r ancisco: «EL Retablo Mayor de la Concepción: recuperar la historia»,
Jornada, Santa Cruz de Tenerife, 24 de agosto de 1992.
BARRIORSO DR~GUCErZis,t óbal: «Restauración de los retablos de la iglesia de La
Guanchan, El Día, Santa Cruz de Tenerife, 28 de octubre de 1990.
ALEMÁNA, drián: «La ermita de San Telmo, reencuentro con la historia», La Ga-ceta
de Canarias, La Laguna, 4 de noviembre de 1990.
36. TRUJILLROO DR~GUAElZfo, nso: El Retablo Barroco en Canarias (2 vols), Las
Palmas de Gran Canaria, 1977, t. 1, pp. 144-147.
37. IDEM, t. 1, p. 130.
38. E. B.: «Descubiertas pinturas del siglo XVII en la restauración del retablo
de la Ermita de San Telmon, Diario de Avisos, Santa cruz de Tenerife, 2 de septiem-bre
de 1990.
39. BRANDCI,e sare: Teoría de la restauración. Alianza Forma, Madrid, 1988.
40. CALEROR UIZ,C lementina: «Presencia iconográfica americana en relieves
canarios*, I Coloquio de Iconografía (I988), Cuadernos de Arte e Iconografía, Ma-drid
(1." semestre de 1989), t. 11, núm. 3, p. 200.
Respecto al Retablo dedicado a Ntra. Sra. de Regla, se conoce que en la década
de los años 70 se desarmó el antiguo retablo dedicado a la Virgen del Rosario (éste
estaba fechado en el último cuarto del siglo XVII -año 1678-), que se encontraba
situado en la cabecera de la nave del Evangelio; con parte de sus piezas se construyó
el actual retablo de Ntra. Sra. de Regla, mientras que las restantes piezas se guar-daron
en el «almacén» parroquial. Debo este dato a la amabilidad del Dr. Pérez
Morera. . .
4 i . ALVAREZR,o sario: «Tenerife recupera una importante pieza de su historia
musjcal», El Día, Santa Cruz de Tenerife, 3 de junio de 1989.
IDEM: «El órgano de la ermita de las angustias en La Palma», Revista del Museo
Canario, Las Palmas de Gran Canaria (1988-1991).
Realidad y miseria de los bienes muebles en Canarias. Estado de la cuestión 325
ÍDEM: «Nuevos datos sobre los órganos alemanes del convento de Santa Catalina
de La Lagunan, Anuario del Instituto de Estudios Canarios (XXXVI-XXXVII), La
Laguna, 1993.
AN~NIM«OE:l viejo órgano de Santa Catalina ha vuelto a sonar*, El Día, Santa
Cruz de Tenerife, 10 de junio de 1989.
42. ALVAREMZ ART~NERZo,s ario: «Antiguos órganos alemanes en Tenerife (si-glos
XVII al XIX)», Revista de Musicología, Madrid (julio-diciembre de 1986),
vol. IX, núm. 2, pp. 482-485.
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1984, p. 265.
44. ROJAS, Félix: «El crepúsculo de la Muy Noble Casa de Ossuna» (uno de los
patrimonios históricos-artísticos más ricos de toda la Isla está a punto de desapare-cer),
La Gaceta de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 28 de febrero de 1993.
45. HERNÁNDEMZ,. a José: «Esculturas víctimas de la incomprensión», La Gace-ta
de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 19 de julio de 1992.
ALEMÁNG, ilberto: «Serán restauradas las estatuas y monumentos del 'García Sa-nabria'.
Están dañados por la acción vandálica de los gamberros», Diario de Avisos,
Santa Cruz de Tenerife 2 de mayo de 1993.
46. A. G. J.: «La ciudad se la tragó. La 1 Exposición de Esculturas en la Calle
estimuló unas expectativas que se han visto defraudadas», La Gaceta de Canarias,
Santa Cruz de Tenerife, 29 de mayo de 1994.
47. HERNÁNDEPZE RERAJ,e sús: «Esculturas genovesas en Tenerife~,A nuario de
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