UNA EXILIADA CANARIA EN LA PRENSA
LATINOAMERICANA: MERCEDES PINTO Y LA CR~TICA
CINEMATOGRAFICA
El presente trabajo no pretende centrar su atención en la fascinante
historia personal de Mercedes Pinto, ni extenderse sobre su valiosa
labor en favor de los derechos humanos a través de su largo periplo
por tierras americanas, ni siquiera pretende analizar en detalle su in-teresante
obra literaria. Todo proyecto nace y se desarrolla enmarcado
por unos límites materiales que no pueden traspasarse; en el caso que
nos ocupa, tomar éstos y otros aspectos, como las causas de su obli-gado
exilio, rebasaría dichos límites. Dado que la actividad feminista
de la escritora canaria ya ha sido tratada en el VI11 Coloquio de His-toria
Canario-Americana ', hemos intentado ampliar el ámbito de re-flexión
hacia otros terrenos que, por otra parte, nos tocaran más de
cerca, de este modo nuestro punto de partida se podría sintetizar en
una idea precisa: la presencia del Cine en la obra de Mercedes Pinto.
Desde esta perspectiva se nos ofrecía un doble campo de análisis: por
un lado, centramos en la posible influencia ejercida por el Cinemató-grafo
en la obra de la novelista, es decir, rastrear la huella de lo
fflmic.0 en la literat~lra, desde las alt~siones directas al medio en su
primera novela hasta la misma construcción de aquélla que guarda
estrecha relación con ciertas estructuras fílmicas. Por otro lado, re-correr
las referencias explícitas a determinados filmes y personajes
del mundo cinematográfico que hubieran sido el punto de partida de
la reflexión teórica desarrollada por la escritora en determinados ar-ticdos.
Si bien es cierto que existen otros contactos con el Cine, como es
el hecho de que tres de su hijos se dedicaran profesionalmente a la
728 Teresa Rodríguez Hage
interpretación 2, O las breves incursiones de la propia Mercedes Pinto
en este campo 3, tan puntuales que su interés no estriba más que en
lo anecdótico, también es cierto que la mayoría de los estudiosos han
reducido dicha vinculación al hecho de que la escritora fuera la auto-ra
de una novela (El, 1926) que Luis Buñuel adaptaría a la pantalla
en 1952 4. Como quiera que su aproximación al Cine no se queda
ahí, debemos recordar que, si por un lado, ella misma trabajó en una
adaptación de su novela que firmaría finalmente el argumentista y pro-ductor
mexicano Francisco de P. Cabrera en 1945 por otro lado, su
actividad como crítica cinematográfica resulta muy extensa e inte-resante.
Se hace imprescindible, de este modo, iniciar un recorrido valora-tivo
sobre un conjunto de artículos periodísticos cuyo denominador
común fue el desarrollo de un particular punto de vista en el modo
de enfocar la tarea del comentarista de cine; lo que aquí sigue es un
bosquejo necesariamente breve y esquemático acerca de ia contribu-ción
a la crítica cinematográfica de la labor de Mercedes Pinto en la
prensa latinoamericana.
Este trabajo se ha concretado en el rescate de ciertos ar-tículos
periodísticos a partir de los cuales podemos extraer el pen-samiento
general de la autora; a través de los comentarios cine-matográficos
Mercedes Pinto expresó sus propias ideas y su visión
personal de la sociedad de su tiempo. En la mayoría de ellos ad-vertimos
el procedimiento de recurrir, bien al comentario de un film
específico -básicamente centrado en el argumento-, bien al estu-dio
de la composición caracterológica de determinados personajes
dentro de una película o bien al análisis del comportamiento de
ciertos actores o realizadores para desarrollar su discurso de crítica
social.
Las fuentes documentales empleadas en este trabajo proceden, en
su mayor parte, del archivo personal de Pituka de Foronda, hija de la
escritora que reside actualmente en México, quien amablemente, nos
ha cedido gran parte del material que sirvió como punto de referen-cia
para la elaboración del presente texto; hay que decir, por otra parte,
que aunque en muchos de los artículos no constaba referencia alguna
a su procedencia, fecha o lugar de edición, se ha contado con ellos
por su indudable interés en la valoración de aquella experiencia de la
escritora que hoy analizamos.
Finalmente, solo resta señalar que, como en todo proyecto de in-vestigación,
podrán apreciarse algunas lagunas y otras tantas dudas que
confiamos puedan ser resueltas progresivamente.
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 729
La actividad periodística de la escritora canaria comienza a muy
temprana edad, cuando entrega a la prensa tinerfeña algunos de sus
poemas adolescentes. Sin embargo, va a ser tras sus trascendentes
problemas conyugales, cuando decida dedicarse profesionalmente al
periodismo, esto sucede en los inicios de la década de los veinte;
la escritora había decidido permanecer con sus hijos en la capital
española a la espera de obtener la separación matrimonial, escribe
en la prensa madrileña, al tiempo que, vinculada al movimiento fe-minista,
inicia su labor como oradora pronunciando conferencias
en favor del divorcio. Es en esta época cuando se relaciona con la
Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas a cuya
p -~s i d~f i t gC,g rmen Bu r g c~ unir5 siempre fina profunda
amistad.
Pero pronto habría de abandonar nuestro país y continuar su acti-vidad
en el exilio; sus circunstancias personales, su actividad como
feminista -artículos, conferencias en los que se mostró como una
ardiente defensora de los derechos de la mujer- y su clara oposi-
,: A,,,,, 4l,, -1 A, ,:,n A, D:.,,,, A,, 1, ,:,.:,+, ,A, A, A,"
LIUII ai guui~l i iuU G riiiiiu u6 ~ u v ~~l ua l lia ~ u i i ~ i ~ u l ~ui ui ~~riUi; G u=>-
tierro la obligaron a marchar a Latinoamérica en el otoño de 1924.
En Uruguay, profesionalmente se dedicó al periodismo, siendo redac-tora
del periódico El Día de Montevideo y secretaria de la revista
Mundo uruguayo. Los temas que trata en sus artículos reflejan la
personalidad de una mujer profundamente inquieta ante los problemas
sociales.
Tras permanecer algunos años en Montevideo, inicia una gira con
su compañía teatral que la lleva a otros países de Latinoamérica, se
instala en Chile durante un tiempo y marcha luego a La Habana don-de
permanecerá desde 1935 hasta 1943, fecha en que decide seguir a
su hija Pituka a México país que se convertiría en su segunda pa-tria
y donde permanecería hasta su muerte acaecida en octubre de
1976.
En México continuó su labor como redactora escribiendo en va-rios
diarios de la capital como: Novedades, El Excelsior y El Na-cional;
la revista Nosotros incluyó durante los años 1946 y 1947 una
sección firmada por la escritora titulada «Momentos» en la que
trataba fundamentalmente temas sobre la mujer. Asimismo, escribe
para el diario El País de La Habana, al que envía puntualmente sus
trabajos.
730 Teresa Rodríguez Hage
Como articulista cinematográfica la escritora trabaja, principalmen-te,
para dos periódicos: El Excelsior, mexicano, en el que tiene una
sección semanal denominada «Ventana de colores» y en la que se
ocupa, aparte de otros temas, del mundo del cine. Y El País de La
Habana donde tenía otra sección titulada «Al volar». Los artículos que
hemos tomado para este trabajo ocupan un período que va de los años
cuarenta a los setenta, no sabemos si antes de esta fecha se ocupó
del tema; si bien es cierto que la imposibilidad de consultar los ar-chivos
«in situ» nos impide una mayor rigurosidad, también es cierto
que no hemos querido posponer su estudio valorativo que podrá
ampliarse progresivamente.
Comenzando, de este modo, con la aportación a la prensa latinoa-mericana
de !a labor cumo cronista de Cine de ia escritora canaria,
hay que subrayar, en primer lugar, el hecho de que Mercedes Pinto,
en la mayoría de sus comentarios, lleva a cabo un análisis que po-dríamos
denominar sociológico que parte del contenido de la obra,
pocas veces se ocupa de aspectos formales o técnicos de los filmes.
Ella misma declaró en uno de sus artículos: Jamás nos atreveríamos
a juzgar una película por su realización y forma, ya que esta labor
está encomendada a críticos de este arte que saben todo lo concer-niente
a lo que pudiéramos llamar «estructura» de la obra. En carn-bio
está en nuestra labor de educadores sociales el poder juzgarlas
por su contenido que es lo que nos importa por el perjuicio que pue-da
causar particularmente a la juventud 6.
Agrupamos seguidamente los comentarios cinematográficos cuyo
denominador común es el compromiso que la escritora mantuvo con
su tiempo, compromiso que se refleja a través de unos artículos en
los que expresa su admiración o su repulsión por ciertos artistas -rea-lizadores
o actores- o por determinados filmes a partir de cuya críti-ca
desarrolla su discurso social.
1. EL COMPROMISO A TRAVÉS DE LA IDENTIFICACI~N CON EL ARTISTA
Reunimos en este apartado tres artículos fundamentales para acer-carnos
al pensamiento de la escritora canaria. Si, por un lado, brinda,
sin reservas, por el voto a Charles Chaplin como el genio artístico
contemporáneo, en la crónica titulada Alrededor del genio de CHAPLI'N
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 73 1
y, por otro, ofrece su apoyo incondicional a Mario Moreno -cuando
éste decide presentarse a las elecciones de su país- en el artículo
Cantinflas representante8, por otro lado, consagra todo un discurso de
matiz feminista -en El caso del momento. Ingrid Bergman 9- a la
polémica separación matrimonial de la actriz sueca.
El primero de ellos refleja algunos de los valores que definían la
personalidad de la escritora, quién se vale del personaje de Charlot
para desarrollar un artículo discursivo sobre lo que, para ella, es o
debería ser la vida. Apuesta por Chaplin como el genio artístico por
excelencia achacando esta atribución al hecho de que éste, en sus fil-mes
y valiéndose de su célebre personaje, confiere la grandeza de la
vida a los detalles, a lo pequeño y a lo humilde. Para Mercedes Pin-to
la psicología del dramático personaje chapliniano responde a la
angustia con que en la vida vemos quebrar el talento y la cordialidad
de unos ante la desenvoltura de aquellos que cultivan la superficiali-dad
y la banalidad. Coioca ante nuestros ojos seguidamente a 10s per-sonajes
por los que Charlot siente arrebatos generosos e ímpetus ca-ballerescos:
la florista ciega, el chico abandonado o el perro callejero
evidencian esa defensa del débil por parte del cineasta que tanto cau-tiva
a la escritora.
A partir de aquí establece un paralelo con situaciones reales que le
han hecho evocar al célebre personaje chapliniano: una conferencia de
Krishnamurti en la que a los asistentes les interesó más el aspecto des-cuidado
y las ropas desgastadas del que ella denomina «apóstol de otros
días» que sus bellas palabras o el caso de un escritor célebre por su
imponente carácter al que pudo ver enormemente cohibido en medio de
damas de elevados círculos sociales y hombres ignorantes incapaces de
apreciar su gran valía. Concluye la escritora este singular artículo, vol-viendo
al genio de Chaplin a quien admira por el sólo hecho de ensal-zar
al débil. El dolor verdadero es aquel grotesco que provoca la risa,
declara la autora y concluye su comentario mostrándonos, en pocas
palabras, la verdadera tragedia del personaje chapliniano: El dolor ha
de ir acompañado del ridículo ... ya que no deja que nos desgarre cruel-mente
alcanzando el consuelo de la piedad del bueno, sino que se des-hace
el delicado ambiente piadoso, para imponer el grotesco, que roba
al dolorido la última posibilidad.
Del artículo precedente pueden desprenderse ya algunos de los prin-cipios
éticos que regían la conducta de la autora, principios por los que
luchó encarecidamente a lo largo de su vida: la defensa del débil y del
desprotegido -quizá en recuerdo de los primeros años de su trágico
matrimonio y de la presión que sobre ella ejerció una sociedad anqui-
732 Teresa Rodríguez Hage
losada que veía con malos ojos a una mujer separada-, la repulsa ha-cia
unas normas de convivencia rígidas que aprisionan a los seres hu-manos;
el desprecio a la hipocresía y a la frivolidad de las mentes va-cías.
Por otra parte, la conclusión de su crítica muestra la sensibilidad
de una aguda inteligencia que sabe distinguir aquel dolor que sólo pro-voca
sentimiento de piedad y reconoce, por haberlo vivido, la feroci-dad
de aquel otro, cruel y grotesco con el que se identifica mejor, las
últimas palabras de este artículo nos hablan de una mujer que sufrió en
su propia carne la escalofriante realidad del sufrimiento brutal, no hay
más que leer su novela El 'O -por otra parte, biografía de su primer
matrimonio- para comprobar que su identificación con el dolor de los
personajes chaplinianos no es simple presunción.
Por otra parte, el mismo hecho de elegir a Chaplin para su dis- m
D
curso nos obliga a establecer relaciones entre éste y la escritora, o E
mejor, a considerar una serie de rasgos comunes en sus respectivas obras -en el caso del realizador, la cinematográfica; en el de la es- On-- m
critora no sólo la literaria sino toda su labor social desempeñada en O
E
diferentes países-: la crítica a la sociedad de su tiempo, a la moral E
2
burguesa, a la insensatez de las guerras; la defensa de la democracia -E
frente a la ceguera de las dictaduras, la lucha por la libertad y la crea- 3
ción de lazos de unión con sus semejantes. La gran preocupación de -
Mercedes Pinto fue hacer llegar la cultura a las capas más bajas de -
0
m
la sociedad, para ello no dudó en crear en su propio hogar la Casa E
del Estudiante donde se celebraban veladas musicales, literarias y tea- O
trales y a las que tenían acceso todos aquellos que tuvieran alguna n
inquietud cultural. La creación, por otro lado, de la Compañía de Arte -E
Moderno cumplía los mismos objetivos altruistas, con ella recorrió a
2
muchos pueblos de Latinoamérica representando variadas funciones de n
n teatro. En otro sentido, también Chaplin hace llegar al gran público
los misterios del arte cinematográfico, todos los personajes que en- =O
carna Charlot son de extracción popular: boxeadores, bomberos, mú-sicos
ambulantes, vagabundos, actores, porteros, camareros etc., per-
,,..-,+;A,, A, ..,, ,,,, l...-,,:A,A ,.., auiiajca i ~ v ~ a n u u a -,A., -,-1 UG uiia siaii iiuiiiaiiiuau y u p~i v u u ~ ~biiii GL Gapb-tador
una identificación inmediata.
Los personajes chaplinianos son retomados en la cinematografía
mexicana por Mario Moreno y su personaje Cantinflas, quién nos da
cuenta de la vida y sufrimientos de los seres más humildes. El cineasta
mexicano, como Chaplin, nos cuenta las cosas más trágicas a través
dei recurso de io cómico. H éi rinde Mercedes Pinto un merecido eio-gio
en el ya citado artículo, CantinfZas representante, que aparece con
motivo de su polémica candidatura a las elecciones presidenciales de
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 733
México, hecho que había provocado ciertos comentarios sarcásticos
dentro de la sociedad mexicana.
La escritora sale en su defensa desestimando las opiniones de aqué-llos
que creen que las gentes del espectáculo han de ser individuos
exentos de ideales y que viven al margen de las vicisitudes del pue-blo.
Tras enumerar sus grandes virtudes se centra en la eficaz labor
de aquél dentro del Sindicato de los profesionales del cine. Aporta,
Mercedes Pinto, a los lectores cubanos, un breve resumen sobre el
estado de la industria cinematográfica mexicana en aquel momento,
con las enormes divergencias surgidas entre el STIC y el STPC l l .
Continúa la escritora relatando la última reunión del STPC a la que
habían acudido tanto célebres estrellas como María Félix como los
artistas de circo para ofrecer su ayuda incondicional a Mario Moreno.
El artículo precedente muestra que la escritora era una ferviente
defensora del artista como individuo capaz de conducir la política de
u11 y--a /.~.. >~-,1 1- l i-i:a.i.i-s- i ila, uA eAu:-i- ~adai a,,-i&i:lLv.. l~ii,a- .u.i-iy" u..r-; ~.üíiii c a q x distinto,
al mundo de la creación, había realizado actividades político-sociales
en favor de la libertad del hombre y de las naciones; baste recordar
toda su labor como oradora oficial del gobierno uruguayo a su llega-da
a Montevideo, o las diferentes conferencias impartidas en múlti-ples
instituciones cubanas, ayudando a la República española desde
el exilio o solicitando, a través de su programa de radio el desembar-co
en La Habana de los judíos del célebre barco de San Luis. Una
mujer que había luchado tanto y tan encarecidamente por los dere-chos
humanos no podía comprender que se negara al artista las apti-tudes
necesarias para conducir el gobierno de un país. Y cuando la
persona a la que se desestimaba con sarcasmo era un hombre que
había dado pruebas suficientes -no sólo a través de un cine arraiga-do
en lo popular sino también de su labor como secretario del Sindi-cato
de los profesionales del cine- de su bondad, inteligencia y ecua-nimidad,
no duda en publicar un artículo como el que estudiamos para
mostrar su rechazo a la incomprensión de que era objeto Mario Mo-reno
por parte de la prensa de su propio país.
Por último, el comentario que dedica a la defensa de Ingrid Berg-man
tiene todas las características para reconocer en él vivencias per-sonales
de Mercedes Pinto. La actriz sueca había sido objeto de múl-tiples
ataques por parte de la prensa tras haber tenido un hijo del
realizador italiano Roberto Rossellini, sin haber obtenido el divorcio
de su primer esposo. La escritora expresa su repulsa hacia ciertas ac-titudes
morales y diserta sobre el problema de la separación matri-monial,
cuando uno de los cónyuges -y este fue el caso tanto de la
734 Teresa Rodríguez Hage
actriz como de la novelista- se niega a conceder esa libertad al otro.
Hace, por otra parte, alusión a la industria cinematográfica norteame-ricana,
también implicada en el desprestigio de la estrella: Ante eso
(hace referencia al amor, por el que la actriz ha arriesgado y ha per-dido
todo) dan risa los intereses norteamericanos que quieren aplas-tar
a una de las mejores actrices de todos los tiempos ... que los es-tudios
norteamericanos recurran a mejores expedientes para volver
a conseguir a esa gran atracción de taquilla que es la actriz sueca ...
Por último, la escritora relata el caso similar de los Duques de
Windsor, sobre los que no se ha hecho ningún comentario infame y
concluye afirmando que: las lenguas callan cuando una mujer deja a
su marido por un hombre de gran posición.
El artículo precedente, escrito en 1950, debió hacer retroceder la
memoria de la escritora treinta años atrás, cuando en la segunda dé-cada
del siglo debió enfrentarse a su familia, a sus amigos y a una
sociedad cuiiser".adora regida prir,cipios que
la obligaron, entre otras razones, a abandonar su patria y empezar de
nuevo en otro país. Este artículo tiene el interés de que en el empeño
de la escritora por la defensa de la actriz, volvemos a encontrar aquella
conciencia feminista que había caracterizado su labor en el Madrid
de los años veinte; si recordamos su propia biografía advertimos que
ella misma sufrió no sólo el conflicto de una separación no deseada
por el esposo, quién le puso todas las trabas posibles a sus deseos de
emancipación, sino que también sufrió una situación de inferioridad
e indefensión por el rechazo de una sociedad conservadora que des-prestigiaba
y despreciaba socialmente a una mujer separada, ya que
desde el punto de vista religioso el tratar de separarse de un enfermo
mental -como era su caso- equivalía al más inhumano abandono
porque infringía el deber de cuidado. No es extraño, que en el recuerdo
de su lucha por conseguir los derechos que las leyes de nuestro país
le había negado, salga en defensa de otra mujer a la que ya no de-nuncia
la estrechez de un Código Civil sino la de una sociedad que
todavía sigue anclada en el pasado, porque sus propios códigos mo-rales
o religiosos le impide seguir adelante.
2. EL COMPROMISO SOCIAL A TRAVÉS DE LA CRÍTICA A FILMES DETER-MINADOS
En este segundo bloque tomamos como ejemplo de la crítica so-cial
de Mercedes Pinto una serie de filmes que causaron escándalo
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 735
en sus respectivos estrenos en México. El primero de ellos es un ar-tículo
aparecido en el diario cubano El País, con fecha de 195 1 titu-lado
El bolsillito de los elogios. La escritora canaria hace una irónica
referencia con esta frase a la parquedad con que algunos críticos es-catiman
aplausos a determinados filmes si su director no es de su
complacencia. En el caso que nos ocupa el realizador es Luis Buñuel
y la película, la controvertida Los Olvidados (1950). Debemos recor-dar
que su estreno en la capital mexicana despertó reacciones violen-tas
y que, tanto la prensa como sindicatos y asociaciones diversas
pidieron su prohibición, luego las cosas cambiarían y tras la conce-sión
a Buñuel en 1951 del premio a la mejor dirección en el Festival
de Cannes, la opinión mexicana daría un giro y el cineasta volvería a
ser un director prestigioso. Esto es, precisamente, lo que denuncia
Mercedes Pinto en su artículo donde cita a otros críticos de Cine
mexicanos que, como ella, consideraron la cinta de Buñuel como una
obra magnífica. A aquellos que habían escnio que 1a peiícuia peiJu-dicaba
la imagen de México les remite la novelista a la historia de la
literatura donde desde Victor Hugo, Dickens, Daudet hasta los escri-tores
rusos habían tratado ya el tema sin que sus respectivos países
se sintieran molestos por ello.
Lo que había chocado del film de Buñuel no había sido tanto la
muestra de la miseria ni que la cinta no ofreciera soluciones como
la resistencia del cineasta a idealizar a los pobres, a ver en ellos meros
casos solicitadores de caridad; Buñuel los trató como seres humanos
concretos, tan capaces como cualquiera del amor o de la solidaridad,
pero también de la crueldad, del odio y del crimen. Esto es lo que no
le podía perdonar la sociedad mexicana y esa estrechez de pensamiento
es la que rechaza Mercedes Pinto, esas mentalidades que parecen es-tar
en continua disconformidad con todo lo que -para ellas- agre-de
el patriotismo y que no tienen el suficiente talento para poder ad-mirar
una obra de arte aunque ponga en entredicho los principios
morales por los que se rigen.
Otra película controvertida, tras su estreno en México, @e Río
Escondido (1947), la crítica de Mercedes Pinto aparece en la sección
«Al volar» de El País de La Habana el 4 de abril de 1948. Ante la
polémica suscitada por el film de Emilio Fernández considerado im-prudente
por los que la articulista denomina: mal llamados «patrio-tas
», por destacar lacras que debieran permanecer ocultas, la escrito-ra
aporta su interpretación de la película. Tras relatar brevemente la
línea argumenta1 ofrece un gran aplauso al director de la cinta por el
modo en que ha simbolizado en el personaje de la maestra que es
736 Teresa Rodríguez Hage
enviada a un pueblo lejano, todo el «magisterio rural» que a través
de los tiempos ha producido anónimos mártires siempre enfrentados
al caciquismo y a la ignorancia. Indio Femández, al parecer de nues-tra
redactora, no s610 ama a su patria sino que ha puesto todo su talen-to
al servicio de una causa que le produce inquietudes. Opina, además
que el director de cine, igual que el médico, el poeta, el sabio o el
escritor, ha de utilizar los medios de que disponga para descubrir
el mal donde se encuentre y ha de pensar que su obra no sólo debe
ser bella sino también útil, pues: la obra bella solamente no deja
de ser parecida a la del vendedor de globos de colores, que anima
nuestra vista al pasar por la calle ...
Insiste la autora en el simbolismo del film de Fernández y se cen-tra
en dos aspectos fundamentales: aprecia, por un lado, en las ropas
de la maestra una representación de la mujer mexicana, que es, a la
vez madre y maestra; por otro, en el páramo desolado y extenso, que
se presenta a la vista de María Féiix ai bajar de ia diiigencia, un sím-bolo
de la angustiosa y solitaria vida que le espera en el pueblo do-minado
por la tiranía y la sumisión. Mercedes Pinto compara la pelí-cula
mexicana con Roma, ciudad abierta (1945) de Rossellini en el
hecho de que ninguna de ellas ha hecho concesiones al mal gusto
-suponemos que hace referencia al realismo con el que se ha trata-do
el tema en ambas películas sin artificios de ningún tipo-. Elogia
la labor de Fernández y de Gabriel Figueroa, la valentía de decir la
verdad por trágica que resulte, la interpretación de Carlos López
Moctezuma y concluye citando algunos casos verídicos y recientes del
caciquismo mexicano para demostrar que el film no está tan alejado
de la realidad como se ha pretendido.
El cine de Emilio Fernández es recurrente también en los temas
populares, el Indio, llamado así por ser hijo de padre mestizo y
madre india, había sufrido en su propia carne las consecuencias
del caciquismo, cuando a los ocho años fue encerrado en un refor-matorio
tras haber dado muerte a un terrateniente que asediaba a su
madre,.asesinada, más tarde, por unos soldados que vengaban la muer-te
de aquél. El más célebre de los realizadores mexicanos, que había
luchado en el ejército de Pancho Villa, nos habla en sus películas, de
gran belleza formal, de pescadores explotados, jóvenes indias perse-guidas,
terratenientes odiosos y crueles ... Todo un mundo de pa-siones
primitivas en el que abundan las venganzas y los abusos que,
a no dudarlo, deben mucho a la experiencia personal del propio
cineasta.
El último artículo que traemos hoy aquí vuelve a ocuparse de su
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 737
compañero de exilio, Luis Buñuel. El comentario aparecido en El
Excelsior, sin referencia a la fecha de aparición lleva el título: Con
permiso de Buñuel. Cuando el director aragonés presentó el estreno
de su película El ángel exterminador (1962) en el salón P.E.C.I.M.E.
de México dirigió al público las siguientes palabras: -jQue cada uno
saque de esta película las consecuencias que le parezca. Yo la he
hecho y la ofrezco ... Vosotros diréis ... ! Mercedes Pinto, que se encon-traba
entre los asistentes, decide publicar un artículo en su sección
semanal del periódico Excelsior acogiéndose a las palabras de Buñuel.
Abre su comentario manifestando la grata impresión que le produjo
el film, el cual le pareció tan bueno, tan nuevo y tan grande que, se-gún
cuenta, a los pocos días hubo de salirse de un cine donde pro-yectaban
una película de «vulgares enredos de alcoba». La escritora
opina que no se puede buscar a la cinta de Buñuel un argumento en
sí, puesto que está llena de símbolos y matices, además de destacar
la habilidad técnica en la elaboración del film, subrayando el manejo
que hace el cineasta de un gran número de personajes en una sola
habitación, sin que decaiga la atención del espectador ni un solo ins-tante
con lo que demuestra su talento y su maestría.
El encierro es interpretado por nuestra autora como el círculo vi-cioso
en que el mundo se encuentra encerrado, y escribe: Si Fellini
fustiga en «La Dolce Vitu» a una parte de la alta sociedad, con sus
vicios y corrupción, Buñuel fustiga a toda la sociedad con su cobardía
y su estupidez ... De este modo, el encierro de los personajes es equi-parado
a la falta de valor de todos nosotros para enfrentamos con los
grandes problemas de la humanidad y que intentamos detener con
rezos, supersticiones, hechicerías. Ante las voces que surgen en toda
la tierra advirtiéndonos del peligro que suponen algunos experimen-tos
científicos o ante el problema del hambre que atormenta a millo-nes
de seres humanos, se pregunta la escritora ¿qué hacemos? nada,
esperar a que nos salve la providencia y seguir encerrados en nues-tra
propia cobardía. De vez en cuando surge algún espíritu fuerte
+itñ e! caso de Rertrand R1mse11- que escapa del encierro y grita,
para acabar con sus huesos en la cárcel. Pero, vuelve a preguntarse
nuestra autora: i l ~ á n t o sm illones de intelectuales hay en la Tierra?
Y de hombres, jcuántos? La enorme, desconcertante mayoría conti-nua
encerrada con sus propias miserias, y allí suda y se revuelca en
su excremento, y se suicida y gime en una impotencia que ella mis-m
ha creade. .. A !e !xge be este s u s t z c i ~ s nc eir,eu?ziq Mercedes
Pinto -con una reiterativa expresión extraída del propio film- vie-ne
a ilustrar el ensimismamiento del hombre en sus problemas coti-
738 Teresa Rodríguez Hage
dianos y la apatía con que se enfrenta a las calamidades universales:
-¿Por qué no sale usted?- Hágalo usted primero.
El último artículo analizado resulta ser uno de los más ricos en
su interpretación, no sólo podemos apreciar en él la sensibilidad de
la autora con un film de los más difíciles del cineasta aragonés sino
también su capacidad de comprender, mejor que nadie, -como le dijo
el propio cineasta en una ocasión- las verdaderas intenciones que al-bergaba
el cineasta bajo el simbolismo o la metáfora del encierro. El
propio Buñuel al hablar de su película comenta que, pese a las múlti-ples
interpretaciones que se le han dado, la suya propia es histórico-social.
La sociedad está inmovilizada, ésta es la situación del hombre
moderno, como la de los invitados en la casa de la Calle de la Provi- m
dencia, estamos en ella no se sabe si porque queremos o porque no
S tenemos más remedio.
Como vemos en la misma historia, o se avanza o se retrocede y O
d-en
ia historia contemporánea, como ha visto Buñuel y como ha de-
-
ó"
mostrado Mercedes Pinto - e n la crítica del film- volvemos a los S
I
orígenes, recurrimos a las invocaciones satánicas o a la protección di- 2
1
vina. El mundo que define el cineasta, a través de esos personajes de
la alta sociedad mexicana encerrados en la mansión- es un mundo que 5
Y se opone a su propia liberación; si el hombre es dueño ya hoy de S = n poder superar la miseria y la ignorancia y, sin embargo permanece
anclado en el pasado; si puede, con un .paso, alcanzar un mundo más m1 O
humano y sigue prisionero de la vida inhumana y de las supersticio- g
nes es porque no se atreve a dar el gran paso. Y Buñuel nos pregun- d
E ta en su filme: ¿Por qué no lo hace? y nosotros lo vemos y segui- -
a
mos, como los Náufragos de la Calle de la Providencia, anclados en 4S
el terror, el odio y la sinrazón. 8
Aunque hoy nos hayamos acercado aquí sólo a determinados artí- 5
culos de Mercedes Pinto, debemos decir que no con éstos se agota O
su labor como crítica cinematográfica, si hemos estudiado sólo algu-nos
de ellos es porque hemos considerado que en éstos se desarrolla-ba
de un modo más patente la crítica social y el compromiso de la
autora con su tiempo que es, al fin y al cabo, el enfoque que hemos
querido darle al presente discurso. No debemos olvidar, por último,
que su labor periodística es mucho más extensa y variada y espera-mos
que éste y otros textos no se queden en aisladas contribuciones
sino que sirva de pórtico a futuras y más amplias investigaciones para
que la obra de Mercedes Pinto empiece a reconocerse y a ser valo-rada
en su justa medida.
Una exiliada canaria en la prensa latinoamericana: Mercedes Pinto ... 739
1. DOM~NGUPERZA TSP, ilar: «Mercedes Pinto: una exiliada canaria en Hispano-américa~.
VIII Coloquio de Historia Canario-Americana (1988). Vol. 1. Cabildo In-sular
de Gran Canaria, 1991.
2. María de las Mercedes Foronda Pinto (1914- ), nacida del primer matrimonio
de la escritora con Don Juan de Foronda y Cubilla, trabajó en el cine mexicano con
el nombre de Pituka de Foronda. Los dos hijos habidos en su segundo matrimonio
con Don Rubén Rojo, Gustavo y Rubén Rojo fueron auténticos galanes del cine mexi-cano
y español de los años sesenta.
3. Mercedes Pinto participó como artista invitada en sendos filmes españoles: El
coleccionista de cadáveres (1966) de Santos Alcocer y Días de viejo color (1967) de
Pedro Olea.
4.- Remito al interesado en el análisis comparativo entre la obra literaria y la
fíimica a mi memoria de licenciatura: Estudio del film «El»: de Mercedes Pinto a
Buñuel, leída en abril de 1994 en la Facultad de Geografía e Historia de la Universi-dad
de La Laguna.
5. Pituka de Foronda se había instalado en México desde 1941, fecha en que fue
requerida por el realizador Emilio Fernández para intervenir en su primer film La isla
de la pasión.
6. PINTO, Mercedes: «El fondo sociológico de las películas)). En El Excelsior,
sección «Ventana de colores», México, sin fecha.
7. En El Excelsior. sección «Ventanas de colores», sin fecha.
8. En El País de la Habana, sección «Al Volar», sin fecha.
9. En El País Gráfico, sección «Al volar*, La Habana, 26 de febrero de 1950.
10. PINTOM, ercedes: El. Casa del Estudiante, Montevideo, 1926. Ed. Costa-Amic,
México D.F., 1948. Edición Facsímil del Gobierno de Canarias, SIC de Tenerife, 1989.
11. STIC: Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica.
STPC: Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica.