1 Cud. Bot. Ca-. XIV/XV: 5-9; 72 1
Datos para la Determinación de Especies
en e! Género Phyllis (Rrjbiacem)
por 1. Mendoza-Heuer *
(recibido en la redacción: 7.8.1971)
Data for detmination af spcies of the gesus Phyllis (Rubiaceae).
Description of the Linnaean genus Phyllis which consists of two
species: P.nobla in the Canaries and Madeira, and P.viscosa in the
Western Canaries only. The species are described and their
distribution is mentioned. Remarks are given comparing Phyllis
with the related genus Anthospermum.
PHYLLIS L.
Plantas vivaces, lenosas en su base, o semiarbustivas.
Hojas lanceoladas, o aovado-lanceoladas, opuestas, o verti-ciladas
de 3-4, con estípulas formando una vaina interpecio-lar
de 1-6 dientes, con extremidades de color marrón, de na-turaleza
glandular. Inflorescencias compuestas, paniculadas,
hracteadas y )7racteddas (aclaradh : entendmms =ir
bráctea toda clase de hoja situada en el eje central de la in-florescencia
de cuya axila sale una flor, o un ramo floral; y
por bracteolas, las hojas, en general pequeñas, situadas en
los ramos florales, fuera del eje central). Plantas hermafro-ditas-
polígamas a veces-, o dióicas. Flor sin sépalos, o con
4 ó 5, persistentes en el fruto. Pétalos de 4, ó 5, inicialmente
soldados en su totalidad, formando un botón ovoide0 el que,
más tarde, al abrirse, da lugar a un pequeño tubo, con sus
* Botanischer Garten und Institut fur Systematische Botanik der Universitat,
Poslfach, CH 8019 Ziirich, Suiza.
Este trabajo se publica como "Mitteilungen aus den Botanischen M w w
der Universitat Zürich", no. 259.
iacinias erecias, o áii-cilla&s liacid afuri-a efi jas apa-recen,
de manera más visible, unas rayas blancas (ráfides de
oxalato cálcico que se disuelven con el sulfúrico) (6). Es-tambres
4, o 5, fijados en el tubo, con sus filamentos capíla-res
y anteras versátiles, oblongas. Dos estigmas filiformes, o
ligeramente acintados, peludos en su totalidad. Fruto seco,
aovado, o piriforme, aplastado, que se fragmenta en dos mi-tades
plano-convexas, monospermas, indehiscentes (mericar-pios).
Perimr~io finoj semimembranoso. Semilla ovoidea,
algo aplastada, oscura, finamente granulosa.
PHYLLIS NOBLA L. (1)
Planta vivaz, leñosa en su base, que puede alcanzar
hasta 3/4 m. de altura, ramificada desde el comienzo, ramos
erectos. Hojas finas, sentadas, o pecioiaaas; éstas (inciuído
peciolo de 0-2 cm.), las mayores, de 5,5-16 x 1-4 cm., lampi-ñas,
o escasamente peludas, sobre todo en el borde y en el
envés, pelo formado por una hilera de células. Estípulas pe-queñas,
forma3do una vaina interpeciolar, de 0,2-0,8 cm. de
1.; generalmente dentada, con picos oscuros y a veces cilia-da.
lnflorescencia foíiácea de 8-30 (y más) cm. de 1. Brác-teas
de eje principal, parecidas a las hojas estériles, aun-que
disrninuycndo de tamaño hacia el hpice. En axilas de
las brácteas inferiores, frecuentemente ramos florales, con
las primeras bracteolas también de aspecto foliáceo, el res-to,
son pequeñas, alargadas, picudas y ciiiadas, con sus es-típulas
lineales pequeñísimas y libres. Flor: Normalmente
faltan Los sépalos (5), a veces puede observarse, en el lugar
de aparición de estos (ovario infero) o más abajo, una hojita
a la que puede interpretarse como una bracteola. Pétalos 4-5,
de color verde pálido, o blanquecino, de 2-3 mm. de l. La in-mensa
mayoría de las flores bisexuales. Solo he podido ob-servar
dos flores con apariencia unixesual femenina, con
pétdnr cirtce, e r e ~ t ~Usn. hecho qile dehe tem~lrsee n cfien-ta
en la determinación sexual es el de que los estigmas, eri
principio casi inaparentes, adquieren, con posterioridad al
desarrollo de los estambres, un crecimiento normal (hasta
unos tres mm.). La flor desarrollada, bisexual, se presenta
con estambres y estigmas exsertos y lóbulos corolinos fuer-temente
anillados hacia afuera. Pedicelos de largo varia-ble,
de 2-8 mm. Fruto de 2,5-4 mm. de l., lampiño.
Distrib.: C T G P H Madera, Porto Santo, Desiertas;
bordeando la laurisilva.
PHYLLIS VISCOSA (WEBB) CHRIST (5),
Anthospermum viscosuni Webb, nom, nud., in sched.
It Bourgeau 11, 1855, no. 1368, ( 5 ) .
Mas pequeña y más leñosa que la anterior (4,5). Ho-l
e m n n n l r > r l ~ c i rPvlin(iqc 1nmm;rñnc TI &nirvln\rrn mnnlrilnr7no lnc
JUO IUUbLVLUUUU, 61 UbUUY, V U I I V y U I Y W Y J V Y b I I Y p l b r t J C . C Y V Y L U W U V > A U U
mayores de 5-10,5 x 1,3-2,2 cm. 1. (incluido peciolo de 2-3
cm.) En el envés hay un granulado de color marrón, uni-formemente
distribuído, formado por células resiníferas en
la epidermis (6). A veces se encuentran en la nobla algunos
gránulos similares, pero muy escasos. Estípulas muy peque-ñas,
formando vaina interpeciolar, de 2-3 mm. max., trian-gular,
sencilla, o, con menos frecuencia, dentada. Inflores-cencia
paniculada. de hasta 14 cm. l. Las primeras brácteas
similares a hojas, las demás, muy pequeñas, como bracteo-las;
éstas de 1 mm. 1. aprox., unidas con sus estípulas, for-mando
una hojita de tres dientes, a veces ciliada. Planta
dioica (a juzgar al menos por los ejemplares observados),
(4)-5 sépalos, de hasta 0,5 mm. l., en los dos sexos, un tanto
desiguales, persisierdes. Pciaius, 5, de color amarillento, de
2-3 mm. 1. en la flor masculina; mucho más pequeños en la
flor femenina, Pedicelos muy cortos, de 1-2 mm. max. Fruto
de hasta 2,5 mm. l., pubescente.
Distrib. : T. Se cita también de G y H (?), en roques, car-dnnal~
s (3)
Ejemplares de herbario vistos: Los del Typus, que son
solo ejemplares femeninos: Bourgeau 1363 (Anthospermum
T7:mnA.-...- TX7-LL m----:xx-. T -- c?:1-- -2 --- V L D L W i 3 U l l L V V C U U i 1LLD3., lCLlC1111cl. UUS L;)lLUh, dU 1Upt.b COII-vallis
Las Cuevas negras, 19.3.55). Hillebrand (Anthosper-mum
viscosum Webb. Buena Vista, Tenerife, 1880).
Otros ejemplares : Bornmüller 2385 (Phyllis viscosa
(Webb) Christ, c. floribus, Teneriffa: Buenavista, Bco. del
Aguablanca prope Los Silos (1. cl. ) 23.6.1901). Bornmüller
2385 b (Phyllis viscosa, c. fructu, del mismo sitio quc el an-terior).
Burchard 276 (Phyllis viscosa Christ, Ad Promon-torium
Teno Teneriffae, loco "el frayle" dicto: 1. 1909).
Webb dio al ejemplar n. 1363 de la colección Bourgeau
el nombre de Anthosperrnum viscos~~msi,n describirlo; pos-teriormente,
apoyándose en este ejemplar y en otro encon-trado
por Hillebrand en el mismo sitio, Christ creó la nue-va
especie Phyllis viscosa (5). Su descripción carece de deta-lles
acerca de la flor. Es posible se deba ello a la dificultad
de encontrarlas en estos ejemplares.
Unicamente hace referencia a los sépalos que persisten
en el fruto. Bornmüller habla, el primero, en la viscosa, de
plantas masculinas y femeninas (2). Este dato, junto con el
de la existencia de los sépalos, permite, claramente, separar
la viscosa de la nobla, fundamentalmente hermafrodita.
Creemos debe abandonarse el criterio de algunos autores de
considerar esta especie solo como una variedad xerofila de
la nobla (4). Ya Webb, no solo separó la viscosa de la nobla,
como especie, sino que la incluyó en otro género. La apari-ción
de la nueva especie nos acerca de tal forma al género
Anthospermum (7), que casi permitiría unificar éste con el
PhyllZs, sobre todo, si se toma como base fundamental la
flor, para la delimitación del género, el llegar a unificar és-tos,
podrá ser muy bien fruto de ulteriores investigaciones.
Nos parece interesante hacer constar que las especies
del género Anthospermum se hallan distribuídas en el Afri-cu
uiirtru! y trbpice-erirritu!, asi cgmg en 1: mentañu de! ea-merún
(7), representando la Phyllis viscosa, entre esta flora
y la de Canarias, un posible lazo de unión.
Resumen:
Se exponen los datos para la determinación de las dos espe-cies
del genero macaronesico Yhyllis (Rubiaceas) aportados por
diversos autores y los recolectados de manera personal. Se llega
a la conclusión de que hay una diferencia marcada entre las dos
especies y qüe Urbe enistii afiili&d grande la ~ ~ i y &
viscosa y el género Anthospermum.
Bibliografía
(1) Barker-Webb, P. et Bertliclof, S.: IIistoire naturelle des Iles Canaries. 3.
Phytographia canariensis 11: 1-496.1836-50.
(2) Bornmüller, J.: Ergebnisse zweier botanischer Reisen nach Madeira und
den Caiiarischen Inseln. Bot. Jahrb. 33: 387-492. 1903.
(3) Bramwell, D.: Studies in the Canary Islands Flora: The Vegetation of Pan-ta
de Teno, Tenerife. Cuad. Bot. Canar. XI: 4-37. 1971.
14) Burchard, O.: Beitriige zur Oekologie und Biologie der Kanarenpflanzen.
Bibliotheca Botanica 98. 262 pp. 1929.
5) Christ, H.: Spicilegium canariense. Bot. Jahrb. 9:86-172. 1888.
(6) Mefcalfe, C. R. et Chalk, L.: Anatomy of the Dicotyledones. 2. 1500 pp.
Oxford 1950.
(7) Schurnann, K.: Rubiaceae in Engler u. Prantl. Die natürlichen Pflanzenfa-milien
4 (4): 1-156. 1897.
R E S E Ñ A
ALWiN SEIFERT: Gürtnern, Ackern - ohne Gift.
Biederstein-Verlag: 209 pp., 14 figs. en 8 láminas; München 1971. DM 12,80.
En "Jardinería y Agricultura - sin venenos", el protesor SeiIert yigue su
línea de enseñanza que 61 ha formado durante más de 40 años de e~perimentación.
Se trata de la enseñanza de una práctica no-virulenta, una práctica sin pestes y
enfermedades, sin fungicidas; de una práctica que reconoce solamente sistemas
naturales. El autor introduce su libro con un capitulo sobre la historia de desasroilo
de su tesis, sobre los años de lucha e inseguridad, sobre éxitos y fmcasos, y sobre
sus adversarios. Desarrollando sus teorías sobre papl e importancia del compuesto
natural, de la formación del humus o tierra vegetal, ofrece el autor ejemplos de
sus ensayos y de los resultados obtenidos, trabajos que estamparán sobre él el
título de ser el "Apóstol de la agnicultura basada en lo natural". Para los quúnicos,
para los agricultores modernas, era una agricultura dd (ayer.
Eii cuanto al pio y contra de las teoiías que, pala el p i x ~ f i ~S~zirfe rl y a
no lo son, tenemos los ejemplos del libro, tenemos sus indicacioneg, sus "secretos".
E*s de nosotros de rechazarlas, o de ser convencidos y ser canvertidos en pro&itos,
cada uno a su gusto pero bajo el pabelldn de un conocimiento seguro: la intoxi-cación
de los paisajes, finalmente afecta a todos; aquí aiddie escdpa.
R E S E Ñ A
FRANK GRAHAM, jr.: Seit dem Stuinmen Friihling.
Biederstein Verlag; XVI + 317 pp.; Münohen 1971. DM 24.00.
Desde aquella "Primavera siienciosa" (Siienr Springj, Ue KCIL~ICCI ~ IUUI I ,
en 1962. hemos experimentado diez iná, piinidveids, igualiiiente silenciosas y bajo
las mismas consecuencias. Bajo los mismos pasos, por parte ignorantes por parte
discdnante, del hombre reinante de la Naturaleza, como Frank Graham nos
demuestra en su Libro. ks un invenrario ae io oiurrillo des& enLuriLza, y IC-fiere
a los pesticidas que apli~d el honlbie en su vida de cada día. Como una
rutina ya, sin pensar y sin darse ouenta lo que tiene en la mano, y lo que dis-tribuye:
veneno mortal. Veneno contra unos miembros de la Naturaleza, inútil
para al y molestosos simpiemenre; dañinos para sus cuirivos, qui~l s ,~ r vur -
neno que findmente vuelve al hombre mismo, al mismo hombre ...
En el lbro presente, el autor nos ofrece un resumen hi'stbrico, en lo que
refiem a ia "ti& dt: za&c1 Cñrson y lo qüc hu nrnmü!udo en !u cbra -ir e$?.
autora, oausando ~iiuclia atención - y niucha contravcrsia. Porqrie: natüralmen-te
lo que documentó Ratchel Carsm ha influido no solamente la producción de
varias industrias que fabrican tales venenos, sino hasta la pdítioa agrícola del
piupiw %yaiiaiiieih de Agiicü!tüia be! mismo Cobicri.o di !m SE. UU. Carne
dilcho más arriba, diez más primaveras hemos experimentado. ¿Con qué resul-tado?
Los problen~asc omo docun~enta~dopso r Rache'l Carson, hasta la fecha no
han encontrado solución. El DDT es, más o menos, controlado o hasta prohibi-do
ea a:günüs países. ha sido rccn1.p!uzndo i;ur otros prod~ctos, q~iz5s mis
fuertes aún y cuya aplicación urge nuevas investigaciones. En algunos Estados
(de los EE. UU.) se prohib'ió la aplicación de pcs'ticid~asp or medio de avionetas;
en otros países se celebra tal modo de aplicalción como el último adelanto del
íi.vgic6u, La kvha - sigUc igUo!. P. . '-: ---,1,
bULJLLLLluLLUu cn !u prnosn sküucia re-sillta
la discordanci'a entre investigación y conservación a un lado, y la terque-dad
y tensión econónllica al otro. Poca esperanza esntonces para que Las "pn-maveras
silenciosas" pronto serán historia.
Este libro, tan recomendable que es, tampoco ha podido presentar una
fórmula. Sin embargo, por los que sig:en utilizando pesticidas, Shirley A. Briggs
ofrece una lista (y normas de aplicacitm) referentes a pesticidas menos peligro-sas.
En un segundo apéndice, Harnld G Alfnrd siimari7a las nnrninz del Cio-bierno
de los EE. UU. en cuanto a la representación de pesticidas. Diez pági-nas
de referencias y 12 páginas de registro cierran una lectura que nadie debe
ignorar. Hasta los enemigos, los "políticos econ6micos", encuentran su lectura.