1 Cuad. Bot. Canar. XX: 25-31; 1914 1
La Flora Canaria, Una Estadística
por C. Kunkel *
(Recibido en la redacción: 15.2.1974)
Summary
Compared with the last summary. published by t h l~a t e Knr-nelius
Lems (1960), floristic investigations in the Canary Islands
during these past fiftcen years 'has resulted in a notable increase
in species, including severa1 considered to be endemic. The total
increase amounts to 202 species, most of which are introduced
weeds and/or garden escapes. The number of plants endemic to
one single island has increased as well (by 43) and now totals 294.
Tile isiarld disiribution of b o ~ hen ciemic ana non-enüemic species
is shown for pteridophytes, gymnosperms, monocotyledons and di-cotyledons
and attention is drawn to the most endangered ele-ments
in the Canary Islands' flora.
Basado en un trabajo presentado a la "Ponencia de Eco-iugía"
dei CONSEZG ECSrNSrlvIICSr SOCIAL SINDICAL
DE CANARIAS, se presenta un nuevo resumen sobre nú-mero
y distribución insular de los elementos vegetales (en-démicos,
nativos e introducidos) del archipiélago. Estos
datos, aún de caracter preliminar, refieren sólo a plantas
vasciil ares.
Según esta estadística, las Islas Canarias albergan 1.733
especies de plantas vasculares diferentes. Este número in-cluye
todas las especies endémicas y nativas asimismo como
las introducidas involuntariamente y las especies que ca-sualmente
escapen del cultivo. Todas estas especies se en-cuentran
en las islas en estado silvestre, en una u otra o en
varias islas, común o en número limitado.
* Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Laboratorio de Botánica; Las Palmas
de Gran Canaria
Pieriduiiius (u iieieciius j ... 66 especies
Gimnospermas . . . . . . . . . . . . 11 especies
~onocotiledoneas
Dicotiledoneas ...
. . . . . . . . . 282 especies
. . . . . . . . . 1.380 especies
Número total, aprox. = 1.733 especies
especies resultan endemismos
sola isla, mientras que las es-una
sola isla suman unas 252,
De esta suma total, 294
locales o sea limitadas a una
pecies endémicas en más que
l1u- yuc -:-..--:t:-- -..- K A C :-"/ - 9qGi'- A - 1 - ". .-,. 4 - 4 - 1 31g11111~d que LJTU cupc~~ci\3u r ) ~ / uuc la auula bubal,
malas hierbas incluidas) son exclusivas del Archipiélago Ca-nario.
Estas incluyen hasta plantas tan comunes como el
verode (Kleinia neriif olia) , el Cardón (Euphorbia canarien-sis)
y el Balo (Plocama pendula). Los grupos taxonómica-mente
más ricos son los que comprenden
los Bejeques (Aeonium, crasuláceas) = 33 spp.,
las Cerrajadas (Sonchus s.lat., compuestas) = 28 spp.,
lus Taginastes (Echium, boragináceas) = 22 spp.,
las Magarzas (Chrysanthemum, compuestas) = 21 spp.,
los Tomillos (Micromeria, labiadas) = 20 spp.,
las Chagorras (Leucophae, labiadas) = 20 spp., Y
las Siemprevivas (Limonium, plumbagináceas)=20 spp.
Descontando unas 700 especies probablemente (por par-te
con seguridad) introducidas a Canarias, y tomando unas
1.000 especies nativas como base de cálculo: esto significa
que entre 50 y 55 % de todas las plantas nativas de la vege-tación
canaria son elementos autóctonos, exclusivas de este
archipiélago.
Este porcentaje notablemente elevado asegura a Cana-rias
un puesto de suma importancia como centro de ende-mismos
vegetales, superado sólo por Hawaii (82%), Nueva
Zelanda (72%), Juan Fernández (68%) y Madagascar 66%).
Considerando la distribución de los elementos florísti-cos
de las islas habrá que advertir que los datos presentados
(cuadros siguientes) no son definitivas; por lo menos para
Hierro, Gomera y La Paima ciertos aumentos son de espe-rar.
Sin embargo, comparando estos datos con los presenta-dos
por K. Lems, en 1960, significan un aumento por 202
especies en total, durante sólo 14 (15) años. El número de
endemismos locales ha aumentado por 43, presentando ahora
-m tetal de 294 especies, cerm xih2 memi~md~.
Explicaciones acerca de las tablas: L = Lanzarote (incl. sus islas menores),
F = Fuertevent'ura (incl. Lobos), C = Gran Canaria, T = Tenerife, G = La
Gomera, H - Hierro y P - La Palma.
Pter. o Pterid. = pteridofitos, Gimnosp. = gimnospermas, Monoc. = mono-cotiledoneas,
Dicots. = dicotiledoileas; end. loc. = endemismos locales o exclusivos,
end.can. = endemmismosc anarios (de más que una sola isla), endmac. = endemis--
m.- n - c- .r-n - -s -r -n.- r- n n- -6 - -~ -i -r n@~ . !a!.), rppnat. = prrnprips prnhsb!ernentp n l t i x , ~ l ~if,i !rcd, =
especies probabl'emente introducidas.
Pter., end. loc.
Gi'mnosp., end. loc.
Monoc., end. loc.
Dicots., end loc.
Endemismoslocales, 17 15 84 1 92 37 12
l
Pter., end. can.
Gimnosp., end. can.
Monoc., end. can.
Dicors., en6 can
2 1 1 2
2 2 1 2
15 7 8 7
ijó iüü 86 1 i í i
Endemismos macar. 47 54 / 92 1 90 71 56 / -72
Pter. esp. nat. 7 1 8 25 26 22
Gimnosp., esp. nat. 2
3 6 6 37
1
Monoc., esp. nat. 28 3 3
Dicots., esp. n n l . 98 1 99 145 136 91 81 81
Especies nativas 136 1 139 1 237 226 151 / 126 -139
Ptei., iiitiod. - 8 - 1 1
Gimnosp., introd. 2 2 5 - - 2
Monoc., introd. 46 40 127 118 5 6 3 5 62
Dicols., inirod. 192 192 178 175 217 181 271
Endemismos canar.1 53 / 57 / 133 176 110 96 1 122
Especies introduc. / 240 1 234 / 619 1 606 273 220 1 340
Pter., end. mac.
Gimnosp., end. mac.
Monoc., end. mac.
n. ..'
4 4 1 O
-
7 6 11 7
U I L U L ~ . , C I I ~ . I I I ~ L 36
Sumarizando estos datos (tabla anterior) se llega a la
conclusión siguiente :
P
--
Pterid., total
Gimnosp. total
Monoc., total 89
Dicots., total
Basado en lo expresado en la segunda tabla que de-
----.-L-.". . - -.. ..---- -- --
I I I U C ~ L Ia UUUI I ~ L I C ~ Cy I C iibiribu~iG11d e todas las especies vas-culares
y silvestres en Canarias, estos datos y sin duda algu-na
ponen las islas centrales en posición dominante sobre las
demás islas del archipiélago. Las islas centrales, al mismo
tiempo, son las más densamente pobladas y donde más ur-banizaciones,
construcciones de presas v carreteras y más
modificaciones por actividades agrícolas ponen la existencia
de esta riqueza florística en peligro.
Quizás con la única excepción de Fuerteventura (natu-raleza
notablemente destruida y vegetación empobrecida du-rante
los siglos de cnlnnizasiSn), estl la citilu&n eri Crun
Canaria y Tenerife la que más ocupa la conciencia del
(joven) movimiento de conservación. Aumento continuo de
la población humana (l), exter-isióri de terrenos aprovecha-dos
para agricultura (2) y urbanizaciones, aprovechamiento
1) Según "Economía Canaria 71 y 72", publicada por el C.I.E.S. de
la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria (Las Palmas, Oct.
1973), la Isla de Gran Canaria, m 1940 contó con una densidad
de población equivalente a 182,6 seres humanos por kilómetro
cuadrado; en 1970 ya eran 339,l por kilómetro cuadrado. Los da-tos
para la Isla de Tenerife demuestran un aulmento parecido
(135,7 en 1940 y 259,5 en 1970). Gran Canaria, en esta actualidad
se debe calcular con 375 personas por kilómetro cuadrado.
2) Al mismo tiempo, en 1970 hubo en la Provincia ,de Las Palmas
(la más árida del archipiélago) 116.846 cabras y ovejas lo que
equivale a una densidad de más de 28 animales de pastoreo libre
por kilómetro cuadrado.
excesivo de los recursos hidráuiicos en las isias asímismo
como el abandono casi total de una riqueza florística han
causado la desaparición de casi 40 especies de plantas sil-vestres,
en una u otra isla. Y son casi 150 otras especies ve-getales
y endémicas las que se encuentran en peligro de ex-tinción
en las islas, en esta rictiialidac! y siempre si no serán
protegidas, por ley y severamente. El número total de ejem-plares
conocidos de algunas especies endémicas no llega ni
5 ciiícueiiia.
P a s a d o y P r e s e n t e d e l a F l o r a C a n a r i a
Aunque no existen mapas ni datos estadísticos confiables
sobre la situación (densidad, formación definitiva, distribu-cion)
de la vegetación de las islas, en los tiempos pasados,
parece estar seguro que en estas islas ya no existen más zo-nas
Y formaciones no-modificadas. Hasta en risrnr fuera del
alcance del hombre y de sus animales domésticos, general-mente
ya se nota las influencias de elementos extraños (hor-migas
J =tres inscct~si ntrodücidas, coi~ejüs,i i~akisl i ie~bal , L*AL
etc.), factores hoy en día culpables en selección y dominan-cia.
Acciones del hombre (agricultor y leñador) fueron lo
más drásticos cuando interviniendo con los bosques natura-les
de las islas. Sobre todo era la así-llamada "laurisilva",
formación noble y rica en especies la que ha sido reducida
considerablemente y que, junto con el "monteverde" adya-cente
subre grandes extensiones fueron remplazados por
campos agrícolas o plantacions de especies arbóreas, por
gran parte exóticas. Algunos elementos arbóreos y típicos
de este bosque latifoliado o frondoso, como Madroño (Arbu-tus
canariensis), Barbusano (Apollonias barbujana), Mocán
(Visnea rnocanera) , Marmulán (Sideroxylon mar?nuZano),
Sacatero (Ardisia bahamensis) y Codernos (Pleiomeris cana-riensis)
hoy en día son rarísimas, mientras que otras como
Brezo (Erica arborea), Acebiño (Ilex cunariensis) y Fava
(Myrica faya) por ejemplo se han extendido sólo gracias a la
obra selectiva y modificadora del leñador. Neo-elementos
como Tuneras (Opuniiu) , Sárldar-a (S~u,puiu7..i.~.rrLSja, rza111ü-ra
(Rubus), Altabaca (Inula) y Trebolina (Oxalis) invaden
los nuevos calveros y amenazan el desarrollo de plántulas de
paleo-elementos poco ofensivos.
Las islas occidentales (Provincia de Santa Cruz de Te-nerife)
aún poseen una cierta riqueza boscosa semi-original;
sin embargo, los bosques de tipo "laurisilva" han sido redu-cidos
por unos 60 a 80% de su extensión primitiva. Acciones
del leñador en las islas orientales (Provincia de Las Palmas)
fueron más drásticas aún: en Gran Canaria la laurisilva ha
side reducida al 1% de SIL eutmciSn nriginal, aproximada-mente,
y las (quizás siempre pequeñas) zonas boscosas de
Lanzarote y Fuerteventura han sido eliminadas por comple-to.
Sólo vestigios (árboles soiitarios y piiluias ilr bustivas u
herbáceas, accmpañantes de bosques) indican hoy en día
existencia y extensión original de tales bosques desapare-cidos.
La situación es semejante cuando analizando otras for-maciones
y asociaciones vegetaies. Urbanizaciones cn zonas
del litoral amenazan localidades (y con eso la supervivencia)
de numerosos endemismos locales y canarios, elementos in-capaces
de existir bajo condiciones ecológicas muy diferen-tes
o artificiales. Plantaciones con especies exóticas (Eucalyp-tus
spp., Pinus radiata etc.) contribuyen al desalojamiento
de elementos autóctonos y contribuyen al otro lado (mono-cultivos)
al peligro de introducción y acclimatización de pes-tes
y enfermedades. Cülecciünistas inconcientes o hasta ta-les
sin escrúpulos también contribuyen, continuamente, a
la reducción de populaciones de ciertos vegetales.
P r o n ó s t i c o
Canarias, aún rico en especies endémicas, se encuentra
en peligro de perder esta riqueza natural. Y esto -antes de
concluir en "inventario general" de especies existentes.
Las investigaciones botánicas en las islas urgen pasos
dedicados a estas investigaciones. Sólo durante los últimos
25 años (o una generación humana) se han descrito unas 86
nuevas especies, y unas 5 ó 6 otras especies nuevas se en-cuentran
bajo consideración. Se han publicado más de 200
adiciones a la flora canaria en general y más de 250 adicio-nes
locales. Y esto contra el tiempo mientras que hacha y
arado, tractor y cnl~ccionirta alcanzan Ior iíltimos refi~~gios
de estas especies.
Fuera de ciertas (y conocidas) excepciones, la flora ca-naria
se concentra en zonas o núcleos bien determinados.
Con este "Resumen florístico", presentado a las autoridades,
cn iirnn lo rlnolororiiAn rln "Rnfiininr A T ~ t i i r o l n c " C) "$itjrrc de "L. U'bb 'U "+b'"'"L'"" "b "b*"b'"" ""'"'"'U"
Protección", para que una riqueza florística, única de su tipo
en el Mundo, tenga un perdurar.
HEINRICH WALTER: Allgemeine Geobotanik.
Verlag Eugen Ulmer, 1973, Uni-Taschenbuch 284; Postfach 1032, D-7
Stuttgart 1; 256 pp., 135 figs., 22 tabs.; DM 17,80
Con Geobotánica General el conocido botánlico y ecólogo prof. Walter pre-centl
iin !ihrn práctico, tanto en tam-ñn rnmn en cnnt~nidn. Y este catedr8tirn y
un gran viajero es tan modesto de presentar su libro con LLII sulbtítulo: "Una pe-queña
introducción".
El libro es dividido en cuatro capítulos principales: Geobotánica florística;
Geobotánica histórica; Geobotánica sociológica, y Geobotánica ecológica. En la
primera parte se ofrece una introducción a los Reinos Vegetales, a los geo-elementos,
a los areales, convergencias climáticas y a distribución y limitación de
centros de endemismos. La parta histórica investiga clima v flora del Terciario
europeo, las macro-disyunciones conocidas para algunos géneros, los fósiles, la im-portancia
del análisis del polen; investiga las modificaciones de la vegetación ba-jo
influencias humanas, el papel de especies introducidas, y problemas de protec-ció~
n de especies raras. Aunque este (último) subcapítulo es demasiado corto, nos
ofrece algunas ideas sobre tales problemas: p. ej. como por causa de protección
absoluta en un cierto paisaje elementos fuertes (antes controlados por acciones
agrícolas invaden estas zonas, amenazdndo el medio ambiente de especies raras que
se quiso proteger.
Los demás capítulos del libro tratan la parte más bien técnica: Comunidades,
competencia, análisis, en fin la sociología vegetal. Y trata los aspectos ecológicos,
desde los ecosistemas vía factores cardinales hasta productividad e influencias an-tropógenas.
Un libro útil, bien pres'entado, lleno de intormaciones prácticas y -
económicamente- al alcance del estudiante.