Una cacería de mariposas.
Osear DoRlínguez en la colección . ' '
del Museo Eduardo Westerdahl
del Puerto de la Cruz en Tenerife1
a pequeña pieza sensible que Osear
Domínguez envió a Eduardo Westerdahl
para engrosar la colección
programada en 1953 es una obra emlemática,
monumental en su significación.
Se . trata de una obra concebida para
su destinatario, para la colección. Un homenaje
particular.
U na prueba de artista fechada en 19 51, perteneciente
a una carpeta desconocida, litografía
de 29,5 x 22 cm., casi un DIN A4 es el soporte.
U na dedicatoria al amigo firmada por el
artista documenta la relación. El motivo de la
obra, un caballete sostiene un ~uadro conteniendo
un muestrario de pajaritas (¿mariposas?).
Unas negras, otras blancas, otras combinadas,
punteadas, ... resonancias de cuadro de entomólogo.
En el extremo del caballete, fuera de él, el
cuerpo de una mariposa sobre un fondo malva
(¿violeta?).
El código ya había sido elaborado por primera
vez en 1935 con ocasión de la Primera
Exposición Internacional del Surrealismo organizada
por Westerdahl y los miembros de
"gaceta de arte" en el Ateneo Tinerfeño de la
Plam. de la República (ahora Plaza de la Can-
María Isabel Navarro
delaria). La obra de Domínguez se tituló entonces
"Mariposas perdidas en la montaña".
La pieza había permanecido en la Isla en la
colección del comerciante amigo Arnulfo Córdoba
Fariña que había colaborado mediante
esta adquisición a paliar el desastroso balance
económico de tal iniciativa.
Todo había comenzado en los años 20 cuando
Domínguez había tenido que trasladarse a
París para ocuparse, de los negocios familiares
y Westerdahl se inidaba en la empresa alemana
Ahlers. Los jóvenes europeos se distribuían entonces
en dos posiciones antagónicas: un compromiso
con la realidad a través de la acción
política y un activismo cultural teñido de poetismo.
En ambos casos los protagonistas eran
en gran medida jóvenes proletarios.
Los movimientos radicales húngaros (1917-
19), que recorrieron en un breve espacio de
tiempo los procesos que más tarde se repetirían
en el resto de Europa, dejarían una larga
estela a través del itinerario europeo de sus personajes
más destacados, que habían protagonizado
precozmente las consecuencias de la
confrontación entre arte y política: El poema
visual futurista, sus manifiestos, el teatro del
1 Parte de los análisis aqw contenidos fueron elaborados por primera vez en el artículo "Eduardo Westerdahl y la construcción de
Canarias como identidad espacial" en el catálogo de la exposición gaceta de arte y su época (1932-1936) editado por el Centro Atlántico
de Arte Moderno con ocasión de la exposición del mismo título realizada en 1998.
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guerra de trincheras con potente maquinaria.
Por primera vez la juventud
se interpreta como una categoría, un
modo de relacionarse con la realidad.
La ingenuidad se convierte en un valor
y en fuente de exploración. En
múltiples documentos relacionados
con las actividades internacionales durante
los años 20 se encuentran indicios
de un general elogio del candor.
Westerdahl adquirió en sus juveniles
años veinte, que corrían paralelos
al siglo, el compromiso con un activismo
cultural que representaba la opción
de transformar la realidad a través del
Osear Domínguez: Sin título (1951). Colección Museo Eduardo
Westerdahl, Instituto de Estudios Hispánicos, Puerto de la Cruz
(Tenerife).
arte. Su tiempo se repartió durante la
década entre su trabajo de empleado y
secciones regulares en diversos medios
de la prensa local, así como algunas colaboraciones
para revistas culturales. Y
no por casualidad, su primera contribución
periodística se había producido
en 1922 como reacción a un proyecto
del Cabildo Insular de Tenerife
que se proponía continuar el trayecto
existente del tranvía que enlazaba el
Puerto de fa Isla con la localidad de
Tacoronte. El argumento de las deman-absurdo,
los círculos de poetas activos en París,
los movimientos checos, ciertas experiencias
soviéticas.
Todas las versiones del activismo cultural
entroncaban con derivaciones de planteamientos
dadaístas y de movimientos impulsores de
manifestaciones del comportamiento. Kiesler,
Moholy-Nagy, Blaise Cendrars, Cocteau, ...
La eclosión de este planteamiento internacional
es la clara respuesta del balance de la
guerra. El recuento de pérdidas humanas de la
Primera Guerra Mundial prueba que se había
producido en Europa la mayor quiebra conocida
en los grupos de edad, afectando masivamente
a los jóvenes, debido a los efectos de la
das del turismo se proponía como justificación
en tal operación, que indudablemente
habría de transformar las condiciones
naturales de la Isla. Westerdahl rechaza
entonces tal argumento recordando la anécdota
de su tío entomólogo, viajero científico desplazado
a la Isla de Tenerife en busca de una
mariposa única en el mundo que existe asociada
con una flor también única, la pequeña violeta
que crece en el abrupto paisaje lunar de
Las Cañadas del Teide. Las cualidades físicas
de un contexto natural extraordinario deben
permanecer inalteradas, porque son las que justifican
el interés del viajero. La cultura debe
contribuir. haciendo visibles tales cualidades.
En 1929, año emblemático, fecha fundamental
en la que se produce la inflexión más signi-
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ficativa durante el proceso de las vanguardias,
se desencadena igualmente un balance histórico
en las juventudes españolas. Coincidía con
el final también histórico del proceso de la Dictadura
de Primo de Rivera y entonces se débatía
el papel que correspondía a la política y a la
acción cultural en una etapa que se interpretaba
como prometedora. La juventud internacional
se implicaba de modo activo en las transformaciones
que agitaban los diversos escenarios
de la actualidad europea. Tal sintonía obedecía
a la conciencia de pertenencia a una generación
esquilmada suscitando en ella el concepto
del compromiso con el tiempo histórico
que se vive.
Durante ese año, y como gesto representativo
del momento un grupo de amigos compuesto
por poetas, músicos, críticos y aficionados
al arte constituyen un taller bajo el rótulo de
"Pajaritas de Papel". Entre ellos los poe-tas
Julio Antonio de la Rosa y José Antonio
Rojas, las pianistas Victoria Carvajal
y Amor Lozano, las hermanas
Ferrer, Ernesto Guimerá, José Miguel
Mandillo, Emma Martínez de la Torre,
las hermanas Hilda y Rosa Gómez '
Camacho, Domingo Pérez Minik y
Eduardo Westerdahl.
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''Acción de P. de P. Pajaritas de Papel". En él
explicaba el carácter de la iniciativa, que pretendía
contribuir,
al desprestigio absoluto del artista considerado
como ser supen'or. Su insignia, una frágil pqjanºta
de papel. Sus producciones, todos sus actos (..)
la humildad y el irifantilismo: Lo ingenuo es acaso
el pnºnczpal motor de este grupo que trata, socialmente
de vuln~rar todos los principios artísticos
endiosados. (. .. )
ParaJelamente el grupo realiza acciones que
son las que conmemora el artículo. La más significativa
se relacionaba con el debate que había
enfrentado dos sectores de la sociedad en
la operación de remodelación de la ciudad de
Santa Cruz de Tenerife. La fortificación que
había ocupado el acceso a la ciudad, el castillo
de San Cristóbal, debía derribarse para posibi-
Inspirados en propuestas conocidas
en Estados Unidos y en experiencias de
iniciación al arte como las escuelas para
niños en contextos marginales desarrolladas
por Maroto en México, organizan
un conjunto de actividades; ent;re las que
se incluyen talleres de iniciación al teatro,
la fotografía, la creación literaria, ...
Y sobre todo una editorial que se proclama
autogestionaria, "Chez nous", ya
q~e los libros que produce se confeccionan
·enteramente en las casas de los
amigos. Westerdahl dio a conocer la experiéncia
iniciada en 1928 en un artículo
aparecido en el vespertino "La Tarde"
el 31 de diciembre de 1929 como
anuncio de una etapa nueva. E'l título
Eduardo Westerdahl retratado con su cámara Rol!flex ante el cuadro de
Osear Domínguez «Mariposas perdidas en la montaña» en la Exposición
Surrealista del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife en 19 3 5. Fondo
Westerdahl, Gobierno de Canarias.
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litar la conexión del puerto con el resto de las
vías de tráfico y el itinerario del tranvía. Las
comunicaciones con la ya iniciada instalación
de la Refinería de Petróleos prometían multiplicarse
favorecidas por los nuevos carburantes
líquidos. Una nueva ciudad, en clave futurista
se reclama desde sectores a los que pertenecen
los integrantes del grupo "Pajaritas de Papel".
En la posición opuesta y en defensa del mantenimiento
del castillo se encontraban jóvenes
universitarios y miembros de la institución de
la Real Sociedad Económica de Amigos del País ·
de Tenerife, que tenían su sede en La Laguna.
Frente a la sede de la Real Sociedad Económica
de La Laguna se realizó una de las acciones
del grupo, un ceremonial de voladura de
cometas con el motivo de unas pajaritas negras
que simbolizaban la presencia funeraria de
la historia como pasado. La acción de la voladura
de cometas festejaba el triunfo del presente,
de la ciudad de los transportes, que surgiría
en el espacio resultante del derribo del
Castillo de San Cristóbal.
Pqjaritas de Papel es otra necesidad histórica) una
consecuencia de un estado socia~ de un estado
ciudadano. Perdida la Plaza de la Constitución)
Santa Cruz extiende desde el muelle a la Cuesta)
desde el Balnean·o a la Costa) su esparcimiento
con la intervención del autobús y el taxi: (..) La
corte de Weimar, donde tan gran auge alcanzaron
las artes) no fue otra cosa que una Plaza de
la Constitución. Este apogeo de Pqjanºtas de papel
necesitaba un vuelo) un anuncio aéreo a manera
del «Zeppelim> y del «R 1O1 ». El despegue
fue solemne bqjo el cielo color acero de La Lagu-na)
junto a la ermita de San Roque. U na larga
cola de pqjaritas negras saludó a la sociedad de
«Los Amigos del País>>) los antiguos colegas del
resurgimiento insular. La cometa era una representación
moderna de Pqjaritas de papel. Y
Pqjaritas de Papel una consecuencia del resurgimiento
de la isla.
Por el contrario, el emblema del grupo, la
pajarita de papel que Westerdahl incluyó en su
ex-libris simbolizaba la humilde elaboración de
la imagen de la pajarita, la acción, plegando el
papel de periódico -imagen del presente que
se vive- como expresión de la necesaria reinterpretación
que cada generación hace de la historia
de la cultura. Así lo explicaba Luis Diego
Cuscoy en un artículo homenaje a la experiencia
aparecido igualmente en el diario "La Tarde"
el 8 de enero de 1930 bajo el título de, La
página ausente en el extraordinario de «La Tarde»,
Las «Pqjaritas de papel>> -caídas, tiradas por el
no m"!Y remoto viento de la niñe=v puestas en pie
de nuevo por Eduardo Westerdah~ que vulgariza)
pudiéramos decir-para nosotros- el plegar y volver
a plegar del papel de pen'ódico.
Como había explicado el propio Westerdahl
días antes en su artículo, el compromiso con el
presente es la clave de,
una novísima manera de arte) una interpretación
moderna de la vida) una tolerancia ecléctica
donde cada época se valora sinceramente desde el
minué al jaz=v cogiendo siempre los valores olvidados
para su reconstrucción moderna ( .. )
Pero la acción tal vez más representativa de
los objetivos del grupo era la cacería de mariposas.
Deporte infantil practicado por Westerdahl
y asociado al reconocimiento de cualidades naturales
extraordinarias de la isla, la cacería representa
el desarrollo de iniciativas que desde
el mundo de la creación cultural y artística contribuyan
a poner en valor las cualidades mágicas
de la Isla, provocar su reconocimiento internacional
y convertirla en un lugar con presencia
significativa en los foros internacionales.
La acción es una modalidad de construcción
que se opera en el terreno semiótico, creando
significados nuevos. Sus efectos sobre la realidad
y su transformación se operan en el terreno
de la creación intelectual y artística. En
la etapa de iniciación, constituye aún parte de
un ceremonial, y desde luego un período de
elaboración teórica.
El grupo "Pajarita" conocerá un final moti-
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vado por la muerte prematura de los jóvenes
poetas del grupo -Julio Antonio de la Rosa y
José Antonio Rojas- en un desafortunado accidente
marítimo en 1930. El hecho confirma
la necesidad de abandonar la etapa iniciática
marcada por el retorno a la infancia, y comenzar
un episodio marcado por sucesivos proyectos
de acción. Es el momento en el que Pe-
dro García Cabrera y Eduardo Westerdahl se
presentan en el Círculo de Bellas Artes como
grupo "R y D" (Rebeldía y Disciplina respectivamente,
o lo que es lo mismo, compromiso
político y acción desde la cultura también respectivamente),
con una exposición sobre el libro
contemporáneo y anundando la aparición
de "una revista de la nueva posición", que será
preparada en parte durante el viaje europeo que
Westerdahl realizó en 1931.
La edición de la revista "gaceta de arte" y
sus actividades paralelas, la constitución de grupos
activos, la realización de exposiciones, la
r~la'ción con artis tas extranjeros presentes ocasionalmente
en la Isla, el estímulo a ciertas labores
de creación suscitadas en una dirección
conectada internacionalmente todas estas ac-
. '
ciones serían en el proyecto de Westerdahl ca-cerías
de mariposas.
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Eduardo Westerdahl:
Ex-Libris (1929). Fondo
Westerdahl, Gobierno
de Canarias.
La primera gran cacería de mariposas, gracias
a la mediación de Osear Domínguez habría
de ser la invitación al grupo surrealista
parisino y el viaje de Breton y Péret a Tenerife
acompañando las ob as de la exposición surrealista,
la excursión a'las Cañadas del Teide, que
propició el posterior Boletín Internacional del
Surrealismo en el que Se'. divulgaba el texto de
Breton "El castillo estrellado", manifiesto acerca
del paisaje surreal de la isla describiendo la
ascensión a la montaña.
Otras cacerías vinculadas desde entonces al
plan de Westerdahl eran la propuesta de la Residencia
Internacional para Artistas e Intelectuales
que finalmente se desarrollaría para el
Puerto de la Cruz, y la constitución de un gran
museo insular de arte contemporáneo relacionado
con el proyecto de la residencia vinculando
así las estancias de los artistas y la presencia
de la isla en la producción contemporánea internacional.
Después de ésta, la gran exposición de
ADLAN del año 1936 fue otra de las cacerías
de mariposas realizada durante el período de la
República por el grupo "gaceta de arte" como
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resultado de la estancia de Westerdahl ese año
en Madrid y los contactos regulares con el gru- .
po catalán. No fue tampoco ajena la participación
de Donúnguez en esta iniciativa, que propició
la presencia de un importante elenco de
firmas surrealistas y de obras singulares del grupo
parisino. De ella quedaron algunas importantes
obras en la isla de Tenerife, a pesar de
que muchas de ellas desaparecieron misteriosamente
durante las operaciones de persecución
a los miembros del grupo y las incautaciones
que se practicaron en las semanas que
· siguieron al estallido de la Guerra Civil Española,
pocas semanas después de la inauguración
de aquella exposición. Donúnguez, que
había visitado la isla acompañando parte de las
piezas que se exhibían, vivió entonces uno de
los episodios más azarosos de su existencia en
la novelesca huída por mar que protagonizó
escapando por el muelle de Santa Cruz de Tenerife
ante la amenaza cierta que corría su vida.
Transcurridos los difíciles años de la Autarquía,
las necesidades de cambio ~n la estrategia
política del Franquismo, condujeron a la reorganización
de ciertas actividades culturales oficiales
que aspiraban a mostrar en el exterior
del país una imagen sensible del Régimen. No
estaba lejano el modelo italiano mussoliniano
que tanto rendimiento había obtenido de tal
estrategia. Se podría considerar que en tal sentido,
la Escuela de Altamira que se comienza a
organizar en 1948 y se inaugura en 1949 es la
promesa de un cambio real en las vidas de los
intelectuales y artistas. Ese año, treinta años
después de la experiencia de "Pajaritas de Papel",
Westerdahl recibe una invitación de
Donúnguez para pasar unas vacaciones en París.
Es para él la oportunidad de retomar ciertos
contactos del pasado y consolidar nuevos
compromisos de intercambio. Un segundo viaje
que en el balance de su vida cobró el significado
de un preludio prometedor, una repetición.
El primer viaje europeo preparó la brillante cacería
de los años treinta. Este segundo viaje podría
proporcionar oportunidades para cambiar
un brillante destino truncado por razones de la
historia. Largos relatos acerca de la experiencia
del viaje y su significado se recogen en la correspondencia
del momento, octubre de 1950,
He visitado a Zadkine, a Blodz, a Cassou, a
Tamqyo, Gischiz, a Breton, a Tzara, a Cogniart,
a úgrainge, a S abitry, a Dora Maar, a Tal
Coat, a Labrasque, a Cicero Diaz, a Hartung,
a la revista ';4.rts)> y la «Arquit. de hoy)>. ( ... )
Domínguez es un pintor de tal celebridad en París
que todo el mundo le conoce y admira sus
extravagancias. Hemos pasado ratos magn[ficos.
Me ha presentado a grandes figuras. (...) He tenido
conversaciones mt!J interesantes con Tzara
y con Breton, separadamente y al primero le dije
que tenía la impresión que el surrealismo estaba
en decadencia. ( ... )2
Dos escenarios de operaciones se abrían a
la máquina de acción cultural de Westerdahl, la
propia Escuela de Altamira y la reconstrucción
de la actividad cultural en Canarias, con los
aplazados proyectos de la Residencia y del Museo,
que ya estaba iniciado en las fechas de la
exposición ADLAN de 1936.
La obra de Donúnguez es una pieza produ-
. cicla como regalo para la colección. Enviada
en 1953 como respuesta a una petición que
Westerdahl le hizo ese año por carta, está fechada
en 1951, a pesar de que seguramente debió
ser realizada el año del envío. Es probable
que este gesto tuviera la intención de marcar la
pieza con las claves de una repetición. Un talismán
que cambiara el destino. Las mariposas de
la Isla inician un nuevo vuelo amparadas en el
deseo esperanzador de esta obra de Domínguez.
2 E. Westerdahl/A. Sartoris, Madrid, 15 octubre 1950 (ADS-EPFL). Archivos de la Donation Sartoris
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