mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
35 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 El presente texto se plantea con el ánimo de dejar constancia escrita del trabajo realizado la última docena de años, entre 2001 y el actual año 2013, para hacer realidad el sueño al que diera inicio el día 28 de marzo de 1953 Eduardo Westerdahl, el crítico de arte más destacado del siglo XX en Canarias. En el tránsito del 50 al 60 aniversario del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y su Museo de Arte que este año celebramos, hemos multiplicado las iniciativas por este proyecto museístico de gran valor, y pionero, además, entre los de sus características en toda España. Hemos recibido múltiples muestras de apoyo de personalidades del mundo de la cultura y del arte, como son los casos de Juan Cruz Ruiz, Andrés Sánchez Robayna, Eduardo Alaminos, Carmen Bernárdez, Agustín Díaz Pacheco, María Isabel Navarro Segura, Carlos A. Schwartz, Jose Luis de la Nuez Santana, Ana Luisa González Reimers, Federico Castro Morales y Salvador García Llanos. Y hemos recibido también ayudas, en determinados momentos, de instituciones y organizaciones públicas y privadas, como la actual Fundación CajaCanarias, que ha permitido en particular la restauración de varias obras de la colección; la Fundación Mapfre- Guanarteme, que hizo posible la presencia de la colección en su sede central de Las Palmas, y la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias. De igual modo, el apoyo del Cabildo de Tenerife, que nos permitió la reapertura del MACEW en una sede provisional de su propiedad, la Casa de la Aduana; del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz; del Ayuntamiento de Madrid, que facilitó la primera presencia de la colección del MACEW más allá de Canarias, en la sede de su Museo de Arte Sesenta años del sueño de Eduardo Westerdahl, un Museo de Arte Contemporáneo Celestino Celso Hernández Fachada del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. 36 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Contemporáneo (MAC), y próximamente también del Cabildo de Lanzarote, a través de su Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC). Sin embargo, nos vemos en la obligación de comunicar que, cuando hemos alcanzado los sesenta años desde que Eduardo Westerdahl iniciara una de sus más queridas propuestas, la de dotar a su isla, y a Canarias, de un Museo de Arte Contemporáneo, no podemos aún descansar tranquilos, pues no existen garantías de que su proyec-to pueda mirar al futuro sin incertidumbres. Al contrario, el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, depositario y propietario de la colección de arte, y valedor, en muchas ocasiones único, del día a día del fondo de arte y de la reapertura del Museo, se encuentra una vez más ante la tesitura de dar posible cierre, y por lo tanto llevar otra vez a sus depósitos las obras de la colección, como ya le sucedió a Eduardo Westerdahl en los años 1965-1966. Como contrapartida, volvemos a estar ante la posibilidad, una vez más, de hacer realidad una sede permanente y apropiada para el Museo Westerdahl, como en este texto indicamos. En nuestras manos queda la oportunidad de que las generaciones futuras no nos echen en cara que no lo hicimos posible. Hace ahora sesenta años, el 12 de febrero de 1953, tuvo lugar la fundación oficial del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y el 28 de marzo la inauguración de su sede con la apertura de dos museos, la Sala de Arqueología Canaria Luis Diego Cuscoy y la Sala de Pintura Contemporánea Eduardo Westerdahl. Estos dos espacios museísticos, entonces incipientes, aunque constituidos con los mejores mimbres e ilusiones, se han convertido al cabo de seis décadas en dos museos abiertos al público, con sede en la misma ciudad en que surgieron, Puerto de la Cruz. De una parte, el Museo Arqueológico, y de otra, el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW). Un amplio grupo de intelectuales, entre escritores, artistas, abogados, científicos e investigadores, habían tomado la decisión de darle un vuelco a la situación cultural de los años cincuenta desde Puerto de la Cruz, con intenciones que iban más allá de los límites municipales, extendiéndose hasta el ámbito insular de Tenerife y el regional de Canarias. Al frente de este grupo se encontraba Isidoro Luz Carpenter, que contaba con la confianza del régimen del gobierno imperante (fue alcalde de Puerto de la Cruz y presidente del Cabildo de Tenerife), pero que a la vez era hombre de pensamiento liberal y de amplia formación cultural. Este apropiado bagaje lo había adquirido en buena parte durante su formación en la Residencia Fachada del Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz. 37 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 (1) «Debemos de tener en cuenta en el hori-zonte de los años 50 lo que este acto supuso. Parecía darse eco a través de una institu-ción oficial a personalidades que se habían significado por su apoyo a la II República y que habían sido objeto de encarcelamiento como el mimo Westerdahl o Rodríguez Doreste. Hablar de Arte Contemporáneo al margen de la ortodoxia oficialista era algo impensable en aquellos tiempos». Manuel Hernández González, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias 1953-2002. Medio siglo de historia cultural, IEHC, Gobierno de Canarias, AECI, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, Tenerife, 2003. 60 aniversario del IEHC y el MACEW. de Estudiantes, en Madrid, en donde había tenido oportunidad de compartir aprendizaje y experiencias con personajes de la talla del cineasta Luis Buñuel, el pintor Salvador Dalí y el escritor Federico García Lorca, además de contar con la amistad de Miguel de Unamuno. Fueron socios fundadores, junto con Isidoro Luz como presidente, el médico Celestino González Padrón como vicepresidente, el escritor Antonio Ruiz Álvarez, secretario general, y Felipe Machado García, secre-tario de actas. A ellos se les unió, en la primera Junta Rectora, Antonio Ascanio y Monteverde. Añadimos, también, de los años siguientes, las aportaciones del músico Juan Reyes Bartlet, que se ocupó de la sección de Música y de la Coral Polifónica, adherida al Instituto, del abogado orotavense Jesús Hernández Acosta, del geólogo portuense Telesforo Bravo y del pintor Francisco Bonnin Guerin. Todos ellos hicieron posible que se constituyera en Puerto de la Cruz una institución cultural que, a lo largo de estos sesenta años, ha mostrado su amplio y generoso recorrido, aportando una rica oferta literaria, artística, científica y musical. Además, tuvieron el acierto y la generosidad de confiar en otras personalidades, que aña-dirían sus conocimientos y su quehacer y aportaciones al propio Instituto, pese a que no todos ellos comulgaban o eran del buen parecer de los gobernantes de la España de posguerra1. Por lo que a nuestra parcela del arte corresponde, hacemos referencia en especial al más destacado crítico de arte de Canarias en el siglo XX, Eduardo Westerdahl. Él dio su nombre a nuestro museo, realizó los contactos e invitaciones a muchos artistas, y a través de sus gestiones se fueron incorporando muy destacadas obras, con la idea de crear un Museo de Arte Contemporáneo. Contó para ello, además, con la destacadísima aportación del arquitecto internacio-nal de origen suizo Alberto Sartoris, que llegó a realizar los diseños y planos para el citado museo, así como para una Residencia Canaria de Cultura Internacional destinada a artistas e intelectuales. 1. 1953: Sesenta años de la creación del Instituto de Estudios Hispánicos y el Museo de Arte. El Museo Eduardo Westerdahl, pionero en España entre los museos de arte contemporáneo C A T H A R U M N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 C A T H A R U M # 1 3 R E V I S T A D E C I E N C I A S Y H U M A N I D A D E S D E L I E H C · N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 R E V I S T A D E C I E N C I A S Y H U M A N I D A D E S D E L I E H C · N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 38 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 La historia oficial del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), y con él también del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW), tiene su inicio el 12 de febrero de 1953, fecha en la que se lleva a cabo la fundación del Instituto en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz. Fue su primer presidente Isidoro Luz Carpenter, a la sazón alcalde de Puerto de la Cruz, que se convierte en pieza clave para el desarrollo inicial de esta institución cultural. Con todo, la actividad del Instituto comienza incluso un poco antes, y de ello es una muestra la conferencia a cargo del arquitecto suizo Alberto Sartoris, pieza importante en el desarrollo futuro de nuestro Museo, que tuvo lugar el 21 de septiembre de 1952 en el Casino de Puerto de la Cruz. El 30 de octubre de ese año 52 habían sido aprobados los estatutos del Instituto por el Ministerio de la Gobernación de España2. Esos primeros pasos del otoño del año 1952, precisamente, convierten al Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl en pionero de este tipo de museos en España. Otra referencia avala este inicio pionero del Instituto y de su Museo de Arte: el hecho de que el 30 de septiembre de 1952 fueran creadas por la Junta Rectora del Instituto, que en esa fecha se encontraba aún en formación, las Salas de Arqueología Canaria Luis Diego Cuscoy y de Pintura Contemporánea Eduardo Westerdahl3. El mismo año 1952, en el que daba sus primeros pasos nuestro mu-seo canario de arte contemporáneo, comenzaba también su andadura, en este caso en Madrid, el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), cuyo primer director fue el arquitecto José Luis Fernández del Amo. Un decreto publicado el 10 de febrero de ese año 1952 fija su nombramiento como director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo, junto a Sánchez Camargo como subdirector, Leopoldo Panero como secretario y González Robles como bibliotecario, y además Cirili Popovici y Moreno Galván como asesores. En abril aparece reflejada la pri-mera exposición, y en mayo, en un nuevo decreto, se nombra a los vocales de este museo, entre ellos Camón Aznar, José Clará, Lafuente Ferrari, Dionisio Ridruejo y Vázquez Díaz. Otro decreto, de un año antes, publicado el 18 de octubre, había fijado previamente la división del Museo Nacional de Arte Moderno, en activo hasta entonces, en dos nuevos museos, uno de arte del siglo XIX y el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, en el que se incluirían artistas nacidos a partir de 1885, salvo excepciones como Picasso o Vázquez Díaz. Su primera sede se habilitó en el antiguo patio de esculturas y la llamada sala de estampas del edificio, que alber-gaba el museo de arte moderno4. 2. Años 1965-1966: el sueño museístico de Eduardo no acaba de hacerse realidad Transcurrida algo más de una década desde la apertura del Museo, el sueño de Eduardo Westerdahl de dar a su tierra un museo de arte contemporáneo comenzó a convertirse en algo imposible. Tal vez sería fácil señalar a una persona como principal causante de ello, pero eso no arreglaría nada, además de que no ocurrió precisamente así. No cabe duda de que un cúmulo de circunstancias de diferente tipo, entre económicas, de desconocimiento, de desatención a un tema que no se llegaba a comprender, o de falta de visión de futuro, en suma, el no poder contar con una sociedad que le pudiese dar adecuada acogida a este sueño, condujo a un desenlace que hoy pocos hubiesen querido. Eduardo Westerdahl da cumplida información de lo que sucedía. Tanto en su correspondencia personal con Alberto Sartoris, su inseparable amigo arquitecto, estrecho colaborador en la elaboración de los planos para el Museo y Residencia de Artistas, como en su correspondencia con el también destacado amigo Manolo Millares, que en los primeros años sesenta ya residía en Madrid, encontramos precisos comentarios sobre el desenlace, no deseado, del Museo en Puerto de la Cruz5. (2) Op. cit. Manuel Hernández González, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias 1953-… (3) Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984), IEHC, Puerto de la Cruz, 1984. (4) Real Asociación Amigos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Enciclopedia. Cronología, www.amigosmu-seoreinasofia. org/enciclopedia _ cronologia. cfm?pagina=1&id (5) «De la Residencia no he vuelto a oír nada, salvo que se había tratado de esto en Madrid. Se, que están preparando un catálogo sobre la sala W. y me han dicho que va para tres años todavía la misma sala con ciertos remiendos. Yo he contestado que hasta que no esté instalado a mi gusto y definitivamente yo no quiero saber nada y no devolveré los cuadros que he sacado». Carta de E. Westerdahl a A. Sartoris, de 14 de junio de 1964; y «Tienes absoluta razón en lo del Museo Westerdahl. No hagas nada, retira lo que hay en el Puerto», respuesta de A. Sartoris a E. Westerdahl, de 27 de junio de 1964. 39 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 (6) José Luis de la Nuez Santana (Coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares y Eduardo Westerdahl, correspondencia 1950- 1969, La Fábrica Editorial y Fundación ‘Antonio Pérez’ de Cuenca, Madrid, 2011 (8) Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984), IEHC, Puerto de la Cruz, 1984. (7) Op. cit., José Luis de la Nuez Santana (Coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares… Se suele señalar el año 1965 como la fecha en la que cesa la colaboración entre Eduardo Westerdahl y el Instituto de Estudios Hispánicos, y por tanto se produce el cierre definitivo de su Museo de Arte Contemporáneo, con la retirada además de una parte destacada de la colección. Sin embargo, a través de la correspondencia entre Eduardo y Millares hemos comprobado que esa fecha la podemos extender hasta el año 1966. En efecto, en carta fechada el 20 de abril de 1965, Eduardo le comunica a Millares que las opciones para hacer realidad el Museo siguen en pie, e incluso podrían superar las expectativas iniciales: Sartoris ha estado también una semana en el Puerto de la Cruz, con Carla. Vino con un joven millonario suizo, estudiante de Biología, que quería hacer inversiones en terrenos y edificaciones. Este joven había hecho una fundación para estudios biológicos en una universidad suiza y como tiene tanto dinero y vio cerrada la sala Westerdahl, me dijo: «Si V. encuentra un terreno yo lo compro y edifico el museo Westerdahl». A esto le contesté que estaría de acuerdo si él llega a tener intereses en Tenerife y que este museo uniera mi nombre al suyo: Dreyfus.6 Un año más tarde de la fecha de la carta que acabamos de reseñar entre Eduardo y Millares, y por lo tanto metidos ya en el año 1966, Eduardo vuelve a citar, en su correspondencia personal con el artista grancanario, los avatares por los que seguía atravesando el proyecto de su Museo. En esta nueva ocasión, sin embargo, el crítico tinerfeño sí da por hecho que no hay más opciones que la de un cierre definitivo a uno de sus proyectos culturales y artísticos más deseados. Le dice Eduardo a su amigo Millares en una misiva fechada el 30 de mayo de 1966: «Lo del Museo entró en picado. El millonario suizo le retiró el proyecto a Sartoris»7. Y así fue durante los años siguientes, porque, cerca de dos décadas después del cierre que acabamos de comentar, la situación de parálisis seguía pesando como una lápida sobre el proyecto iniciado en su día por Eduardo Westerdahl. El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias decidía en el año 1984 llevar adelante la publi-cación de un libro y catálogo realizado por Ana Luisa González Reimers, persona muy unida al Instituto y sobre todo de vital importancia para la continuidad del proyecto museístico y sus obras de arte, y por Federico Castro Morales, que tam-bién ha unido su trayectoria y varios trabajos a la recuperación y difusión de esta colección de arte. El texto a que hacemos alusión, y que nos ha servido de base para posteriores análisis y propuestas, lleva por título Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984)8. En esta publicación, Ana Luisa y Federico dejan constancia en su prólogo del lamentable cierre que se había producido dos décadas atrás: Desgraciadamente esta labor, iniciada con gran rigor estético, alentada por una postura abierta a las corrientes artísticas más vanguardistas del momento y donde todo era seleccionado con un criterio de calidad, no pudo ser continuada […] Vicisitudes adversas, obstáculos de diferente índole […] condujeron a relegar al olvido aquella línea inicial y a la extinción del Museo. Ana Luisa y Federico aprovecharon, además, para dar un paso adelante y reivin-dicar la aportación del proyecto museístico y la necesidad de que sus obras no continuaran almacenadas, ajenas a los amantes del arte: Pero ya es hora de que esta colección del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, enriquecida y aumentada por el paso del tiempo, sea expuesta a un público. 40 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Y concluyen el prólogo del citado libro-catálogo, aclarando el tipo de trabajo que ellos presentaban: Se pretende en estas páginas que prosiguen exponer la historia del «Museo Eduardo Westerdahl» y la ulterior evolución de los fondos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. El grueso de las páginas de este libro-catálogo recoge los datos de doscientas cuarenta y ocho obras, catalogadas artista por artista, por orden alfabético, de Ábalos García a Yanes, hasta un total de ciento cuarenta y siete artistas. En la catalogación se indica un número de orden de las obras, en correspondencia con el que figura en el inventario, que en este caso sube hasta doscientas cincuenta y siete. Hay, pues, nueve obras que no se citan, si bien una de ellas, realizada por Tony Stubbing, sí se cataloga, aunque sin número de orden. Indiquemos igualmente que en la última página de la catalogación se añaden siete cuadros sin identificar que sí tienen número de orden. En esta relación que acabamos de señalar van incluidas las obras de la colección original establecida por Eduardo Westerdahl, y que habían logrado sobrevivir al cabo de tres décadas. En efecto, en las primeras páginas del libro-catálogo, Ana Luisa y Federico incorporan unos breves apartados que dedican a la «Historia de los Fondos Pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias», a «El Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl», que incluye la relación de veintiséis obras, de veinticuatro artistas, del Catálogo Provisional del Museo Eduardo Westerdahl. Entre aquellos artistas figuraban Joan Miró, Willi Baumeister y Hans Tombrock, que desgraciadamente no se encuentran en nuestra colección actual. Sigue otro breve apartado, que lleva por título «La disolución del Museo: 1959-1965», y a éste le sucede otro de título «La movilidad de la Colección», para cerrar esta primera parte del libro-catálogo con un nuevo apartado, con el título de «Catálogo de las obras que integraron el Museo Eduardo Westerdahl». En esta nueva relación de obras originarias del Museo, se incluye un total de setenta y ocho obras correspondientes a cincuenta y dos artistas. Se citan dos obras de Stig Akervall, de las que hoy sólo conservamos una; dos de Willi Baumeister, con las que lamentablemente no contamos; una de Jan Burssens, que tampoco tenemos; una de José Caballero, igualmente inexistente, como también una de Matelda Capisani; una de José Dámaso, y dos de Óscar Domínguez, de las que al menos contamos con una; dos de Ángel Ferrant, de las que conservamos sólo una; otra de Luigi Colombo Fillia, que tampoco tenemos; una de Pierre Louis Flouquet, así mismo inexistente, como un Erik Granfelt; dos Jorge Lindell, de los que contamos con uno; un Pol Mara, que no tenemos; dos Manolo Millares, de los que sólo disfrutamos uno; un Joan Miró, que no tuvimos la fortuna de sumar a nuestro actual Museo; dos Felo Monzón, aunque sólo disponemos de uno; dos Pino Ojeda, de la que conservamos uno; un Enrico Prampolini, que tampoco hemos tenido la suerte de disfrutar; tres de Carla Prina, de los que sólo podemos mostrar uno; un Santi Suros, así mismo inexistente, como un Hans Tombrock, y finalmente un Antonio Torres, que se suma a las otras veintitrés obras, cuya ausencia siempre habremos de lamentar9. Sólo tenemos que dejar que vuele nuestra imaginación, un poco nada más, para que nos demos cuenta del excelente nivel que reunía el Museo Westerdahl, y del que hoy podríamos disfrutar y sentirnos muy orgullosos, si hubiese contado con el apoyo necesario. Aun así, hemos logrado conservar muchas obras de aquella excelente colección, más de cincuenta, y gran parte de los más destacados artistas. (9) Op. Cit., Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pic-tóricos… 41 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 3. Años 2001-2003: La colección de arte del IEHC recorre Canarias en la celebración de su cincuentenario y el de su Museo de Arte Contemporáneo En la ahora ya lejana fecha del mes de junio de 1993 tuve la suerte de que el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias depositara en mi persona su confian-za para que pasara a formar parte de esta singular familia cultural y me hiciera cargo de su sección de arte. Siempre tendré palabras de agradecimiento hacia las personas que lo hicieron posible, desde los presidentes Antonio Galindo Brito y Nicolás Rodríguez Münzenmaier a los muchos compañeros de Junta de Gobierno que me han arropado y apoyado. Cuando se van a cumplir dos décadas de dedi-cación al Instituto, y sobre todo a su Sala de Exposiciones y su Museo de Arte, me siento unido para siempre a su causa y su lucha, con el orgullo de formar parte del IEHC y del MACEW. Desde la Sala de Exposiciones del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, para la que nosotros hemos recuperado, en esta etapa, su primer nombre de Sala Eduardo Westerdahl del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, he tenido oportunidad de presentar múltiples exposiciones, de compartir agradables mo-mentos con muchos artistas, de reencontrarme con algunos de ellos y de conocer a otros nuevos. Valgan como ejemplo César Manrique, Manuel Bethencourt, Mª Belén Morales, Carlos A. Schwartz, Maribel Nazco, Pepe Dámaso, Imeldo Bello, Pedro Garhel, Renate Müller, Per Lillieström, Eduardo Andaluz, Manolo Sánchez, Francisco Zuppo y Pedro Fausto. También, desde la mesa del salón de conferencias del Instituto que comparte su espacio y alterna con las exposiciones, he podido conocer a destacados intelectuales, escritores e investigadores, o renovar su amistad, y en ocasiones incluso compartir con ellos mesa y conversación. Valgan como ejemplo el hispanista británico Sir Raymond Carr, el hispanista norteamericano Gabriel Jackson, el hispanista inglés Paul Preston, el economista y escritor José Luis Sampedro, el geólogo Telesforo Bravo, el estadista Federico Mayor Zaragoza, el escritor y periodista Juan Cruz Ruiz, el poeta Arturo Maccanti y la especialista en arte contemporáneo Rosina Gómez Baeza. Puesto ya en faena, en mis nuevas responsabilidades de la sección de arte me correspondió el encargo de preparar alguna actividad destacada que acompa-ñara la celebración del cincuentenario del Instituto y su Museo de Arte. Fue en ese momento cuando tomamos la decisión de rescatar la colección de arte del Instituto, revisar su inventario a partir de los registros realizados en otras etapas, que citamos más arriba, y dar a conocer todo este amplio y excelente patrimonio de arte contemporáneo que el Instituto había logrado guardar durante cincuenta años. Para acometer un proyecto de esta envergadura constituimos un equipo de trabajo en el IEHC sin el que no hubiese sido posible darle cumplida realización, por lo que es justo que los citemos ahora: José Manuel Gómez Abrante, secretario; Ana Luisa González Reimers y Nieves García Hernández, ambas de la Sección de Arte; Pedro Rodríguez, que coordinó el diseño gráfico, junto con Víctor Pereyra en la maquetación; Moisés Pérez Pérez, que se hizo cargo de la fotografía digital y reproducción, con la ayuda de Judith Pérez García y de Montserrat Dávila García; Carmen María Estévez García e Iris Barbuzano Delgado, que se responsabilizaron de la documentación, y por último María Fernanda Guitián, que acometió la con-servación y restauración junto con Nuria Concepción, María Dolores Mardones, Ruth Rufino y Katarzyna Zych, además de la participación del taller de restauración de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, dirigido por Dácil de la Rosa. Acometimos, al mismo tiempo que la recuperación de las obras, la realización y edición de un amplio Catálogo10 que dejase constancia de todo este amplio (10) HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Celestino, José Luis de la Nuez, María Isabel Navarro, Cristina Fragoso y Agustín Díaz Pacheco, Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, Tenerife, 2001. 42 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 trabajo de recuperación, catalogación, restauración y exposición. Le dimos por título Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl. Consta de un total de doscientas dieciséis páginas, en las que se incluyen cinco textos: La Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, de Celestino Celso Hernández; Eduardo Westerdahl y el Museo de Arte Contemporáneo del Puerto de la Cruz, de José Luis de la Nuez Santana; El museo como islario estético. Eduardo Westerdahl y el Museo del Puerto de la Cruz, de María Isabel Navarro Segura; Eduardo Westerdahl y el Puerto de la Cruz, de Cristina Fragoso, y El oficio de la mirada, de Agustín Díaz Pacheco. El prefacio está firmado por José Miguel Ruano, consejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, y por Nicolás Rodríguez Münzenmaier, presidente del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. La portada la dedicamos a la obra de Oscar Domínguez, perteneciente a la colección, Sin título, firmada y fechada en el año 1951, una litografía –epreuve d’artiste–, de 29,5 x 22 centímetros. En el catálogo se incluyó la reproducción a color de todas las obras que fueron exhibidas en la exposición, entre ellas cincuenta y una correspondientes a la primera etapa del Museo, cuando lo gestionaba su fundador, el crítico de arte Eduardo Westerdahl. Se reprodujeron, también en color, otras cincuenta y dos obras, que fueron mostradas igualmente al público e incorporadas a la colección del Instituto con posterioridad a la etapa en la que Eduardo estuvo a cargo de su sección de arte. Decidimos reproducirlas, y por ende exponerlas, por considerar su importancia, en primer lugar, y también por dar mayor amplitud a la exposición preparada, y con ella una mayor difusión del patrimonio artístico del Instituto. De este modo, la exposición que diseñamos incluía un total de ciento tres obras, que se mostraron en primer lugar en la sede del Instituto a partir del 11 de octubre de 2001, así Portada del Catálogo Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl. 43 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 como en otros espacios de arte de la ciudad sede, Puerto de la Cruz, como son la Casa de la Aduana y la Sala de Arte de CajaCanarias. Se aprovechó la ocasión de disponer de un apoyo institucional y económico para incluir en el catálogo las reproducciones en blanco y negro del resto del catálogo general de la colección. En total, se reprodujeron doscientas dieciséis obras, en pequeño formato, a razón de seis obras por página, en un total de treinta y siete páginas. En este apartado aparecían reproducidas algunas obras que correspondían a la primera etapa del Instituto y del Museo que dirigía Eduado Westerdahl, pero que, o bien se encontraban en un estado de deterioro importante que impedía su exhibición, o bien no se disponía de la certeza o catalogación suficiente sobre ellas. Del mismo modo, también se reproducían en este apartado otras obras igualmente destacadas, pero que por circunstancias similares a las antes dichas no pudieron ser exhibidas. Como cierre, el catálogo incluía otros dos apartados. El primero de ellos, dedicado a las biografías de los artistas que cuentan con obras en la colección de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. En el segundo se incluía una relación de exposiciones realizadas en el Instituto desde el año de su fundación, con una primera cita para el 19 de julio de 1953, hasta el 2001, año en el que se llevó a cabo la exposición y catálogo de la colección del Instituto. A través del acuerdo alcanzado con el viceconsejero de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Ángel Marrero Alayón, principal valedor para que este proyecto se hiciera realidad, vimos la conveniencia de que la muestra pudiera viajar y ser conocida, además de por los ciudadanos portuenses, también por el público de todas las Islas Canarias. Así, destacamos las muestras de la colección llevadas a cabo en la Sala de Exposiciones La Granja, de Santa Cruz de Tenerife, en el mes de septiembre de 2002, y en la Sala de Exposiciones La Regenta, de Las Palmas de Gran Canaria, en el mes de enero de 2003. Entre ambas fechas, la exposición se mostró, además, en las islas de Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. En todo este ingente proyecto colaboraron, junto con el Gobierno de Canarias como patrocinador, la Caja General de Ahorros de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz. El año 2002, primera cita del cincuenta aniversario de la puesta en marcha del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y con él de su Museo de Arte Contemporáneo, se llevaron a cabo nuevas iniciativas. Cincuenta años después de aquel otoño de 1952, un nuevo grupo de entusiastas volvimos a esforzarnos para recuperar y hacer realidad el Museo Eduardo Westerdahl. En esta nueva oportunidad, recibimos el apoyo de nuestros compañeros de Junta de Gobierno del Instituto para que pudiéramos disponer de las páginas de Catharum11. En efecto, el número 3, año 2002, de la Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias-Puerto de la Cruz, que así reza su cabecera, se editó con el sello “Extra Arte”, pues estaba dedicado en su práctica totalidad a nuestra colección de arte y a nuestro Museo. Para esta ocasión incorporamos nuevas firmas que aportasen otros puntos de vista sobre nuestro tema de trabajo y de reivindicación, el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. De este modo, abrían las páginas de la revista Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales con un artículo común titulado Esquema panorámico del arte moderno. Una conferencia de Alberto Sartoris en el Puerto de la Cruz. Artículo que incluía reproducciones de las perspectivas realizadas por Alberto Sartoris para la Residencia internacional para artistas e intelectuales que Eduardo quería poner en funcionamiento en Puerto de la Cruz. También se reprodujeron axonometrías interiores de la Sala Eduardo Westerdahl del Museo de Arte Contemporáneo. Sigue en la revista un artículo firmado por María Isabel Navarro, con el título Una cacería de mariposas. Oscar Domínguez en la colección del Museo Eduardo Westerdahl (11) Ana Luisa González Reimers, Federico Castro, María Isabel Navarro, Celestino Hernández, Carmen Bernárdez y Mariano de Santa Ana, Catharum, Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Nº 3, Año 2002, Puerto de la Cruz, IEHC y Agencia Española de Cooperación Internacional. Portada de la revista Catharum nº3 44 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 del Puerto de la Cruz en Tenerife. El artículo incluye la reproducción del ex libris de Eduardo, del año 1929. Celestino Hernández firma el tercer artículo de Catharum nº 3, con el título de Museo de Arte Contemporáneo –Sala Eduardo Westerdahl–, un lujo en la colección de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. El cuarto artículo lleva la firma de Carmen Bernárdez Sanchís, bajo el título de Ángel Ferrant y Eduardo Westerdahl: un dialogo lúcido y continuo. Pudimos contar finalmente con una opinión, a modo de cierre de esta revista, firmada por Mariano de Santa Ana, que titula El cargamento del cosmopolitismo. El editorial de Catharum nº 3 estaba dedicado, igualmente, al tema de la colección de arte del Instituto y su Museo. Para la portada seleccionamos en esta ocasión la obra de Manolo Millares, de nuestra colección, Tauromaquia, incorporada al Museo en el año 1954, realizada en tinta sobre papel, y de 46,5 x 62 centímetros. Es oportuno, además, dejar constancia de algunos nombres e instituciones, pues sin ellos no se hubiese hecho realidad la aportación de Catharum. Citamos al director de la revista –entonces Nicolás González Lemus–, y al secretario general del Instituto y al director general de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional, que asumieron la edición de nuestra revista. 4. Año 2007: reapertura del Museo Westerdahl en sede provisional, la Casa de la Aduana de Puerto de la Cruz El 28 de junio del año 2007 pasará a ocupar un lugar destacado entre las fechas a reseñar y recordar en el devenir del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW), pues ese día conseguimos, después de algo más de treinta años, que las obras pudieran estar de nuevo a la vista del público, en una nueva sede, aunque provisional. Esa sede es la Casa de la Real Aduana, una vivienda construida en el año 1620 en la calle de Las Lonjas, junto al muelle de Puerto de la Cruz. Esta reapertura de nuestro museo permitió disfrutar de las obras que conservábamos de la etapa inicial, bajo las directrices de su fundador, Eduardo Westerdahl. Las distribuimos a lo largo de los cuatro espacios expositivos de que consta esta sede de la Casa de la Aduana: Espacio 1, que titulamos El Surrealismo –en torno a Oscar Domínguez y Maud Bonneaud–; Espacio 2, Arte internacional –de 1935 a 1964–; Espacio 3, Arte español de postguerra; Espacio 4, Canarias, años 50 y 60 –LADAC y Nuestro Arte–. De modo intencionado, iniciamos el recorrido de las cuatro salas con un primer espacio, en el que reunimos las obras de los artistas más cercanos a Eduardo Westerdahl, como son los casos de su propia compañera, Maud Bonneaud, y su gran amigo y valedor en París, Oscar Domínguez. Los acom-pañamos con artistas que eligieron una clara opción por el lenguaje surrealista, como ocurre con Wolfgang Paalen, abanderado del surrealismo en México, o la Fachada de la Casa de la Aduana. MACEW. Puerto de la Cruz. 45 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Vizcondesa de Noailles, mecenas de los surrealistas parisinos, además de protectora de nuestro Oscar Domínguez, y también Eileen Agar, muy destacada representante del grupo surrealista de Londres. Con ellos dispusimos las obras del otro artista más destacado de la tendencia surrealista en Canarias, Juan Ismael. A partir de este primer espacio, el público tiene la oportunidad de recorrer la sala más amplia de nuestra sede provisional, en la que reunimos a un amplio grupo de artistas extranjeros que Eduardo Westerdahl fue incorporando a su proyecto de museo. Podemos destacar la presencia de las obras de Will Faber, Carla Prina, Ted Dyrssen, Tony Stubbing y Luc Peire. El tercer espacio, el más reducido de la casa, lo aprovechamos para los artistas españoles, que sumaban un pequeño grupo entre los artistas escogidos por Eduardo. Aquí dispusimos las obras de Ángel Ferrant, Enric Planasdurá, Lindell y Eduardo Úrculo. Finalmente, el cuarto espacio lo dedicamos a los artistas canarios que a principios de los años cincuenta iniciaban sus respectivas trayectorias, y que en varios casos llegaron a las más altas cotas del arte español contemporáneo, e incluso internacional. Nos referimos, en concreto, a los artistas vinculados al grupo LADAC, en Las Palmas, destacando Manolo Millares. Junto a su obra reunimos las de Felo Monzón, Plácido Fleitas, Lola Massieu, César Manrique y Pino Ojeda. Para completar este espacio de ar-tistas canarios, agregamos aquellos que desde inicios de los sesenta emprendían también sus andaduras artísticas, en este caso desde la isla de Tenerife. Entre ellos, Pedro González, liderando la generación de Nuestro Arte, y también Fredy Szmull, Policarpo Niebla y José Sixto. Otra de las iniciativas que emprendimos por similares fechas, iniciado ya el siglo XXI, fue la de ir dando oportunidad a distintos especialistas en arte contemporáneo, a escritores y en particular a estudiosos de Eduardo Westerdahl y su Museo de Arte, entre los meses de diciembre de 2004 y septiembre de 2008, para que realizaran un comentario en pocas líneas de una de las obras que forman parte del fondo de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Iniciamos nosotros los comentarios en diciembre de 2004 con un breve texto a modo de declaración de intenciones que titulamos Excelente patrimonio artístico desamparado. Aún hubo oportunidad de un nuevo comentario, con similar línea argumental, redactado y firmado por miembros de la Junta de Gobierno del IEHC, con el título Manifiesto en defensa de la Colección de Arte –Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl– y de la Biblioteca Americanista del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, con sede en Puerto de la Cruz (Tenerife). A lo largo de los cuatro años editamos los comentarios sobre Eileen Agar y su obra Desde Cornwell a Canarias, por Celestino Celso Hernández; sobre Carla Prina y su obra Abstracción, por Nicolás Rodríguez Münzenmaier; so-bre Gustav Gulde y su obra El Teide, por Ana Luisa González Reimers; sobre Oscar Domínguez y su obra Sin título (Caja de mariposas), por María Isabel Navarro; sobre Juan Ismael y su obra El Trovador, por Andrés Sánchez Robayna; sobre Wolfgang Paalen y su obra Corneille habillait, por Federico Castro Morales, y sobre Antoni Tàpies y su obra Sin título, por Juan Cruz Ruiz. A esa iniciativa añadimos la presentación, el 27 de septiembre de 2008, de la que denominamos Colección II del MACEW, en la que reunimos obras del fondo de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias realizadas entre los años 1966 y 1986. De igual modo, la presentación el día 9 de octubre de 2010 de la que también denominamos Colección III del MACEW, con obras del mismo fondo de arte de los años 1987 a 2010. Nos propusimos, de una parte, difundir el patrimonio de arte contemporáneo que durante más de medio siglo había ido reuniendo y conservando el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y de otra, proporcionar un conocimiento cada vez mayor del propio Museo Eduardo Westerdahl, una vez llevada a cabo su reapertura. 46 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 5. El Museo Westerdahl lleva sus obras, por primera vez, más allá de las Islas, hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid Uno de los momentos de mayor satisfacción en esta etapa más reciente del MACEW se produjo en febrero de 2010. Las obras del Museo Eduardo Westerdahl viajaban por primera vez más allá de Canarias, hasta la ciudad de Madrid. Elegimos como título de la muestra y del catálogo el de Museo de arte contemporáneo Eduardo Westerdahl. Una aventura pionera del arte español contemporáneo12, de común acuerdo con el director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (MAC), Eduardo Alaminos. Y también, a sugerencia de Eduardo Alaminos, seleccionamos para la portada una obra de Juan Ismael, Figuras en la playa, de 1952, realizada en encáus-tica sobre arpillera, una de las tres pinturas del artista con que cuenta el museo. Los textos críticos los firmaron Federico Castro Morales, El Museo de arte con-temporáneo Sala Eduardo Westerdahl, creación y secuestro de un proyecto de museo internacional de residencias; Ana Luisa González Reimers, Evolución de la colección del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias entre 1966 y 1986, y Celestino Hernández, El adiós a Eduardo Westerdahl y la reapertura de su Museo de arte. Se añadían textos introductorios de Belén Martínez Díaz, directora general de Archivos, Museos y Bibliotecas de Madrid; del viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias; del presidente del Cabildo de Tenerife; del alcalde de Puerto de la Cruz, y de Nicolás Rodríguez Münzenmaier, presidente del Instituto. El catálogo lo cerramos con biografías actualizadas de los artistas y una separata con algunos textos en inglés Trasladamos hasta Madrid un total de sesenta obras, que igualmente reproduji-mos en el catálogo, superando de este modo las cincuenta y una que habíamos conseguido reunir en el catálogo del año 2001. En concreto, logramos recuperar, (12) CASTRO MORALES, Federico, Ana Luisa González Reimers y Celestino Celso Hernández, Museo de arte contemporá-neo Eduardo Westerdahl. Una aventura pionera del arte español contemporáneo, Ayuntamiento de Madrid, Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, IEHC-MACEW, Tenerife, 2010. Portada del catálogo Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. 47 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 bien tras su posterior localización, bien por haber conseguido restaurarlas, las siguientes piezas: Sin título (esmalte rojo) de Maud Bonneaud, c. 1962, un esmalte/ cobre-hierro, de 8,5 x 7 cm; Abstracción de Tony Stubbing, c. 1951, óleo/chapa, de 99,5 x 52 cm; Composición de Linnea Piponius, del año 1950, óleo/lienzo, de 123 x 150 cm; El Teide de Gustav Gulde, acuarela, de 33 x 48,7 cm; Paisaje de Gustav Gulde, c. 1953, óleo/lienzo, de 77 x 89 cm; Paisaje de Agda Holmsen, del año 1951, óleo/lienzo, de 40 x 42,5 cm; Lena de Agda Holmsen, del año 1952, pastel/papel, de 65 x 50 cm; Tragedia de Fredy Szmull, del año 1953, óleo/táblex, de 56 x 71 cm; Dolor de Policarpo Niebla, del año 1950, acuarela, de 34 x 24 cm; y Bodegón de Policarpo Niebla, c. 1962, témpera/táblex, de 48 x 68 cm. El buen momento vivido y protagonizado en Madrid volvería a darse dos años más tarde con una nueva satisfacción, igualmente de grata memoria. Tras alcanzar un importante acuerdo con la Fundación Canaria Mapfre-Guanarteme, trasladamos hasta su central, en Las Palmas de Gran Canaria, la más completa colección de obras de la colección del MACEW que hemos podido reunir hasta el presente. Esta importante exposición, inaugurada el 22 de junio de 2012, se vio acompañada de un destacado catálogo que pasó a ocupar el tercero de amplio desarrollo que hemos realizado en los diez años transcurridos entre el cincuenta y el sesenta aniversario del Museo. Para esta cita con la colección del MACEW, seleccionamos el siguiente título: Eduardo Westerdahl. Museo de Arte Contemporáneo13. De nuevo volvimos a compartir la elección, esta vez con la directora del Área Cultural de la Fundación Mapfre- Guanarteme, Alicia Batista Couzi. Y de nuevo, por sugerencia esta vez de Alicia, seleccionamos como reproducción para la portada la firma de Eduardo Westerdahl. El texto crítico lo firmamos nosotros mismos, con el título Sueño y lucha por un Museo de Arte Contemporáneo. Como cierre del catálogo añadimos de nuevo las biografías, siempre actualizadas, de todos los artistas presentes en la muestra, así como un último apartado con la traducción al inglés del texto crítico. Conseguimos presentar un total de sesenta y tres obras, de modo que la muestra se convirtió, como hemos dicho, en la que ha reunido hasta ahora la mayor cantidad de obras de la colección originaria del MACEW, sin contar, desde luego, el momento que tuteló directamente el fundador del museo. Logramos recuperar e incorporar, entre otras, La bella portuguesa de Stefan Von Reiswitz, del año 1961, óleo/lienzo, de 116 x 73 cm; Campesinas de Fredy Szmull, del año 1953, encáustica/táblex, de 81 x 61 cm, y Mujeres de Fredy Szmull, c. 1964, encáustica/táblex, de 58,5 x 80 cm, que sin embargo sí la habíamos tenido en la muestra y catálogo del año 2001. En fecha próxima, el día 14 de junio de 2013, año de nuestro sesenta aniversario, lograremos, como colofón, acercar la colección del MACEW hasta la única isla de Canarias en la que hasta ahora no había podido ser expuesta. En efecto, desde ese día podrá ser contemplada nuestra colección en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC), con sede en el antiguo Castillo de San José de Arrecife de Lanzarote, remodelado para su uso museístico por uno de los artistas presentes en nuestro catálogo, César Manrique. Para ello ha sido imprescindible la implicación del Cabildo de Lanzarote y de la Fundación Mapfre-Guanarteme, que vuelve a prestarnos su atención y generoso apoyo. 6. Revive el sueño de Eduardo Westerdahl, una sede permanente para el MACEW, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Instituto y del Museo de Arte Es posible que, a la conclusión de este texto en el que hemos querido recoger los avatares de un proyecto excelente, nos encontremos cerca de hacer realidad el sueño que tuvo en su día el crítico de arte Eduardo Westerdahl: crear un Museo de Arte Contemporáneo en la tierra en la que había nacido. (13) HERNÁNDEZ, Celestino Celso, Eduardo Westerdahl. Museo de Arte Contemporáneo, Fundación Mapfre-Guanarteme, Las Palmas, 2012. 48 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Un mes de marzo, como este en que nos aprestamos a celebrar el sesenta aniver-sario de la apertura del Museo Westerdahl, en carta dirigida a su amigo Millares el 19 de marzo de 1966, transcurridos trece años desde la apertura del Museo, Eduardo daba cuenta de diversas circunstancias relacionadas con el proyecto, como el posible lugar elegido para su ubicación: Entonces el museo se bambalea y no sé lo que ocurrirá si el suizo deja sus intereses. De todas formas un incendio ha destruido en el Puerto un antiguo edificio céntrico que iban a destinar a museos cuando se desalojara de la gente pobre que lo albergaba. Ahora el alcalde me ha llamado por teléfono para informarme de cómo va el proyecto Sartoris de Residencia para artistas y de que en este solar quemado hay plaza para los museos, incluyendo el mío14. Westerdahl le está comentando a Millares un hecho que efectivamente había tenido lugar unas fechas antes del envío de su carta. Las crónicas que recuerdan aquel hecho hablan del «lamentable suceso de aquel 16 de febrero de 1966, cuando un pavoroso incendio de grandes proporciones redujo a cenizas y ruina el antiguo convento de San Francisco». El relato continúa indicando que «en el edificio, de propiedad municipal, desde hace muchos años vivían 21 familias de humilde con-dición formadas por un centenar de personas»15. Este edificio había sido convento desde 1609 y más tarde cuartel, hospital de pobres, cárcel y sala consistorial. En su solar, donde se ubicó el Parque de San Francisco tras el incendio, tendría cabida el museo, según nos dice Westerdhal. Sería imperdonable que volviésemos a dejar escapar una nueva oportunidad de hacer realidad definitivamente este proyecto museístico de arte contemporáneo, gestado hace ya sesenta años por Eduardo Westerdahl con el apoyo de muy destacados profesionales, como el arquitecto Alberto Sartoris. No nos lo podría-mos perdonar ante el propio Eduardo ni ante todos los que, junto con él, fueron capaces de ofrecernos un patrimonio de obras de arte tan destacado como el que aún conservamos. Y sería también imperdonable para nosotros mismos, ante las generaciones futuras, privarlas de disfrutar de un legado artístico tan sobresaliente como el que ofrece el MACEW. Ahora, transcurridos cuarenta y siete años desde el incendio de febrero de 1966, volvemos a encontrarnos ante el mismo espacio del antiguo convento, y hasta hoy parque de San Francisco, como el lugar elegido para la sede definitiva del Museo Westerdahl. Es así como ha sido de nuevo recogido documentalmente, en esta ocasión en la relación de actuaciones aprobadas por la Junta Rectora del Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación de Puerto de la Cruz, en sesión celebrada el 1 de junio del año 2011 –ver A.- Redacción proyectos y estudios, 3.- Proyecto de ejecución del espacio cultural Nuevo Parque San Francisco–. Esta decisión, enca-minada a hacer realidad una sede idónea y definitiva para nuestro museo de arte MACEW, vuelve a ser recogida y confirmada en el Plan de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad de Puerto de la Cruz, Tomo I, Memoria, Mayo 2012 –1. Programa de actuaciones en el Espacio público, Línea estratégica 1: La implementación del destino, Actuaciones infraestructurales y dotacionales: Code PUID08, Tipo de actuación Red de dotaciones culturales y deportivas, Denominación Nuevo Espacio Cultural Parque San Francisco, Actuación Concurso de ideas para la adjudicación de proyecto de nuevo Espacio Cultural y ejecución, Instalaciones Auditorio, Sala de exposiciones temporales, Espacios polivalentes, Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl, Tienda y restaurante-cafetería; y Code PUID09, Actuación Reubicación en Espacio Parque San Francisco, ampliación y mejora–16. El mismo gerente del Consorcio, Fernando Senante Mascareño, nos lo ha confirmado personalmente y por escrito17. Así pues, la posibilidad de que el MACEW cuente con su sede vuelve a estar en nuestras manos. Antes correspondió a otros, mas ahora seremos todos nosotros los que asumamos lo que finalmente se decida. (14) Op. cit., José Luis de la Nuez Santana (coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares… (15) Melecio Hernández, “Del incendio que destruyó el convento de San Francisco”, El Día, 2 de enero de 1994. (16) http://consorciopuertodelacruz.com/ planes/pmm.pdf (17) «Amigo Celestino. / Gracias por tu correo y por hacerme partícipe de las iniciativas del 60 aniversario del IEHC y del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. / Creo que debemos elegir la fecha del 28 de marzo para presentar el concurso de ideas del Nueva Parque San Francisco y del nuevo espacio para ubicar definitivamente el Museo. Así lo propondré.». Fernando Senante, email enviado el 20 de diciembre de 2012, a las 23:30 horas.
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Sesenta años del sueño de Eduardo Westerdahl, un Museo de Arte Contemporáneo |
Autor principal | Hernández, Celestino Celso |
Entidad | Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias |
Numeración | Número 13 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Puerto de la Cruz |
Editorial | Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias |
Fecha | 2013 |
Páginas | pp. 031-044 |
Materias | Publicaciones periódicas ; Tenerife ; Puerto de la Cruz ; Ciencias Sociales ; Humanidades ; Arte contemporáneo |
Enlaces relacionados | http://www.iehcan.com/category/publicaciones/catharum/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Tamaño de archivo | 552 KB |
Texto | 35 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 El presente texto se plantea con el ánimo de dejar constancia escrita del trabajo realizado la última docena de años, entre 2001 y el actual año 2013, para hacer realidad el sueño al que diera inicio el día 28 de marzo de 1953 Eduardo Westerdahl, el crítico de arte más destacado del siglo XX en Canarias. En el tránsito del 50 al 60 aniversario del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y su Museo de Arte que este año celebramos, hemos multiplicado las iniciativas por este proyecto museístico de gran valor, y pionero, además, entre los de sus características en toda España. Hemos recibido múltiples muestras de apoyo de personalidades del mundo de la cultura y del arte, como son los casos de Juan Cruz Ruiz, Andrés Sánchez Robayna, Eduardo Alaminos, Carmen Bernárdez, Agustín Díaz Pacheco, María Isabel Navarro Segura, Carlos A. Schwartz, Jose Luis de la Nuez Santana, Ana Luisa González Reimers, Federico Castro Morales y Salvador García Llanos. Y hemos recibido también ayudas, en determinados momentos, de instituciones y organizaciones públicas y privadas, como la actual Fundación CajaCanarias, que ha permitido en particular la restauración de varias obras de la colección; la Fundación Mapfre- Guanarteme, que hizo posible la presencia de la colección en su sede central de Las Palmas, y la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias. De igual modo, el apoyo del Cabildo de Tenerife, que nos permitió la reapertura del MACEW en una sede provisional de su propiedad, la Casa de la Aduana; del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz; del Ayuntamiento de Madrid, que facilitó la primera presencia de la colección del MACEW más allá de Canarias, en la sede de su Museo de Arte Sesenta años del sueño de Eduardo Westerdahl, un Museo de Arte Contemporáneo Celestino Celso Hernández Fachada del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. 36 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Contemporáneo (MAC), y próximamente también del Cabildo de Lanzarote, a través de su Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC). Sin embargo, nos vemos en la obligación de comunicar que, cuando hemos alcanzado los sesenta años desde que Eduardo Westerdahl iniciara una de sus más queridas propuestas, la de dotar a su isla, y a Canarias, de un Museo de Arte Contemporáneo, no podemos aún descansar tranquilos, pues no existen garantías de que su proyec-to pueda mirar al futuro sin incertidumbres. Al contrario, el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, depositario y propietario de la colección de arte, y valedor, en muchas ocasiones único, del día a día del fondo de arte y de la reapertura del Museo, se encuentra una vez más ante la tesitura de dar posible cierre, y por lo tanto llevar otra vez a sus depósitos las obras de la colección, como ya le sucedió a Eduardo Westerdahl en los años 1965-1966. Como contrapartida, volvemos a estar ante la posibilidad, una vez más, de hacer realidad una sede permanente y apropiada para el Museo Westerdahl, como en este texto indicamos. En nuestras manos queda la oportunidad de que las generaciones futuras no nos echen en cara que no lo hicimos posible. Hace ahora sesenta años, el 12 de febrero de 1953, tuvo lugar la fundación oficial del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y el 28 de marzo la inauguración de su sede con la apertura de dos museos, la Sala de Arqueología Canaria Luis Diego Cuscoy y la Sala de Pintura Contemporánea Eduardo Westerdahl. Estos dos espacios museísticos, entonces incipientes, aunque constituidos con los mejores mimbres e ilusiones, se han convertido al cabo de seis décadas en dos museos abiertos al público, con sede en la misma ciudad en que surgieron, Puerto de la Cruz. De una parte, el Museo Arqueológico, y de otra, el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW). Un amplio grupo de intelectuales, entre escritores, artistas, abogados, científicos e investigadores, habían tomado la decisión de darle un vuelco a la situación cultural de los años cincuenta desde Puerto de la Cruz, con intenciones que iban más allá de los límites municipales, extendiéndose hasta el ámbito insular de Tenerife y el regional de Canarias. Al frente de este grupo se encontraba Isidoro Luz Carpenter, que contaba con la confianza del régimen del gobierno imperante (fue alcalde de Puerto de la Cruz y presidente del Cabildo de Tenerife), pero que a la vez era hombre de pensamiento liberal y de amplia formación cultural. Este apropiado bagaje lo había adquirido en buena parte durante su formación en la Residencia Fachada del Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz. 37 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 (1) «Debemos de tener en cuenta en el hori-zonte de los años 50 lo que este acto supuso. Parecía darse eco a través de una institu-ción oficial a personalidades que se habían significado por su apoyo a la II República y que habían sido objeto de encarcelamiento como el mimo Westerdahl o Rodríguez Doreste. Hablar de Arte Contemporáneo al margen de la ortodoxia oficialista era algo impensable en aquellos tiempos». Manuel Hernández González, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias 1953-2002. Medio siglo de historia cultural, IEHC, Gobierno de Canarias, AECI, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, Tenerife, 2003. 60 aniversario del IEHC y el MACEW. de Estudiantes, en Madrid, en donde había tenido oportunidad de compartir aprendizaje y experiencias con personajes de la talla del cineasta Luis Buñuel, el pintor Salvador Dalí y el escritor Federico García Lorca, además de contar con la amistad de Miguel de Unamuno. Fueron socios fundadores, junto con Isidoro Luz como presidente, el médico Celestino González Padrón como vicepresidente, el escritor Antonio Ruiz Álvarez, secretario general, y Felipe Machado García, secre-tario de actas. A ellos se les unió, en la primera Junta Rectora, Antonio Ascanio y Monteverde. Añadimos, también, de los años siguientes, las aportaciones del músico Juan Reyes Bartlet, que se ocupó de la sección de Música y de la Coral Polifónica, adherida al Instituto, del abogado orotavense Jesús Hernández Acosta, del geólogo portuense Telesforo Bravo y del pintor Francisco Bonnin Guerin. Todos ellos hicieron posible que se constituyera en Puerto de la Cruz una institución cultural que, a lo largo de estos sesenta años, ha mostrado su amplio y generoso recorrido, aportando una rica oferta literaria, artística, científica y musical. Además, tuvieron el acierto y la generosidad de confiar en otras personalidades, que aña-dirían sus conocimientos y su quehacer y aportaciones al propio Instituto, pese a que no todos ellos comulgaban o eran del buen parecer de los gobernantes de la España de posguerra1. Por lo que a nuestra parcela del arte corresponde, hacemos referencia en especial al más destacado crítico de arte de Canarias en el siglo XX, Eduardo Westerdahl. Él dio su nombre a nuestro museo, realizó los contactos e invitaciones a muchos artistas, y a través de sus gestiones se fueron incorporando muy destacadas obras, con la idea de crear un Museo de Arte Contemporáneo. Contó para ello, además, con la destacadísima aportación del arquitecto internacio-nal de origen suizo Alberto Sartoris, que llegó a realizar los diseños y planos para el citado museo, así como para una Residencia Canaria de Cultura Internacional destinada a artistas e intelectuales. 1. 1953: Sesenta años de la creación del Instituto de Estudios Hispánicos y el Museo de Arte. El Museo Eduardo Westerdahl, pionero en España entre los museos de arte contemporáneo C A T H A R U M N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 C A T H A R U M # 1 3 R E V I S T A D E C I E N C I A S Y H U M A N I D A D E S D E L I E H C · N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 R E V I S T A D E C I E N C I A S Y H U M A N I D A D E S D E L I E H C · N Ú M E R O 1 3 · 2 0 1 3 38 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 La historia oficial del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), y con él también del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW), tiene su inicio el 12 de febrero de 1953, fecha en la que se lleva a cabo la fundación del Instituto en el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz. Fue su primer presidente Isidoro Luz Carpenter, a la sazón alcalde de Puerto de la Cruz, que se convierte en pieza clave para el desarrollo inicial de esta institución cultural. Con todo, la actividad del Instituto comienza incluso un poco antes, y de ello es una muestra la conferencia a cargo del arquitecto suizo Alberto Sartoris, pieza importante en el desarrollo futuro de nuestro Museo, que tuvo lugar el 21 de septiembre de 1952 en el Casino de Puerto de la Cruz. El 30 de octubre de ese año 52 habían sido aprobados los estatutos del Instituto por el Ministerio de la Gobernación de España2. Esos primeros pasos del otoño del año 1952, precisamente, convierten al Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl en pionero de este tipo de museos en España. Otra referencia avala este inicio pionero del Instituto y de su Museo de Arte: el hecho de que el 30 de septiembre de 1952 fueran creadas por la Junta Rectora del Instituto, que en esa fecha se encontraba aún en formación, las Salas de Arqueología Canaria Luis Diego Cuscoy y de Pintura Contemporánea Eduardo Westerdahl3. El mismo año 1952, en el que daba sus primeros pasos nuestro mu-seo canario de arte contemporáneo, comenzaba también su andadura, en este caso en Madrid, el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), cuyo primer director fue el arquitecto José Luis Fernández del Amo. Un decreto publicado el 10 de febrero de ese año 1952 fija su nombramiento como director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo, junto a Sánchez Camargo como subdirector, Leopoldo Panero como secretario y González Robles como bibliotecario, y además Cirili Popovici y Moreno Galván como asesores. En abril aparece reflejada la pri-mera exposición, y en mayo, en un nuevo decreto, se nombra a los vocales de este museo, entre ellos Camón Aznar, José Clará, Lafuente Ferrari, Dionisio Ridruejo y Vázquez Díaz. Otro decreto, de un año antes, publicado el 18 de octubre, había fijado previamente la división del Museo Nacional de Arte Moderno, en activo hasta entonces, en dos nuevos museos, uno de arte del siglo XIX y el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, en el que se incluirían artistas nacidos a partir de 1885, salvo excepciones como Picasso o Vázquez Díaz. Su primera sede se habilitó en el antiguo patio de esculturas y la llamada sala de estampas del edificio, que alber-gaba el museo de arte moderno4. 2. Años 1965-1966: el sueño museístico de Eduardo no acaba de hacerse realidad Transcurrida algo más de una década desde la apertura del Museo, el sueño de Eduardo Westerdahl de dar a su tierra un museo de arte contemporáneo comenzó a convertirse en algo imposible. Tal vez sería fácil señalar a una persona como principal causante de ello, pero eso no arreglaría nada, además de que no ocurrió precisamente así. No cabe duda de que un cúmulo de circunstancias de diferente tipo, entre económicas, de desconocimiento, de desatención a un tema que no se llegaba a comprender, o de falta de visión de futuro, en suma, el no poder contar con una sociedad que le pudiese dar adecuada acogida a este sueño, condujo a un desenlace que hoy pocos hubiesen querido. Eduardo Westerdahl da cumplida información de lo que sucedía. Tanto en su correspondencia personal con Alberto Sartoris, su inseparable amigo arquitecto, estrecho colaborador en la elaboración de los planos para el Museo y Residencia de Artistas, como en su correspondencia con el también destacado amigo Manolo Millares, que en los primeros años sesenta ya residía en Madrid, encontramos precisos comentarios sobre el desenlace, no deseado, del Museo en Puerto de la Cruz5. (2) Op. cit. Manuel Hernández González, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias 1953-… (3) Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984), IEHC, Puerto de la Cruz, 1984. (4) Real Asociación Amigos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Enciclopedia. Cronología, www.amigosmu-seoreinasofia. org/enciclopedia _ cronologia. cfm?pagina=1&id (5) «De la Residencia no he vuelto a oír nada, salvo que se había tratado de esto en Madrid. Se, que están preparando un catálogo sobre la sala W. y me han dicho que va para tres años todavía la misma sala con ciertos remiendos. Yo he contestado que hasta que no esté instalado a mi gusto y definitivamente yo no quiero saber nada y no devolveré los cuadros que he sacado». Carta de E. Westerdahl a A. Sartoris, de 14 de junio de 1964; y «Tienes absoluta razón en lo del Museo Westerdahl. No hagas nada, retira lo que hay en el Puerto», respuesta de A. Sartoris a E. Westerdahl, de 27 de junio de 1964. 39 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 (6) José Luis de la Nuez Santana (Coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares y Eduardo Westerdahl, correspondencia 1950- 1969, La Fábrica Editorial y Fundación ‘Antonio Pérez’ de Cuenca, Madrid, 2011 (8) Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984), IEHC, Puerto de la Cruz, 1984. (7) Op. cit., José Luis de la Nuez Santana (Coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares… Se suele señalar el año 1965 como la fecha en la que cesa la colaboración entre Eduardo Westerdahl y el Instituto de Estudios Hispánicos, y por tanto se produce el cierre definitivo de su Museo de Arte Contemporáneo, con la retirada además de una parte destacada de la colección. Sin embargo, a través de la correspondencia entre Eduardo y Millares hemos comprobado que esa fecha la podemos extender hasta el año 1966. En efecto, en carta fechada el 20 de abril de 1965, Eduardo le comunica a Millares que las opciones para hacer realidad el Museo siguen en pie, e incluso podrían superar las expectativas iniciales: Sartoris ha estado también una semana en el Puerto de la Cruz, con Carla. Vino con un joven millonario suizo, estudiante de Biología, que quería hacer inversiones en terrenos y edificaciones. Este joven había hecho una fundación para estudios biológicos en una universidad suiza y como tiene tanto dinero y vio cerrada la sala Westerdahl, me dijo: «Si V. encuentra un terreno yo lo compro y edifico el museo Westerdahl». A esto le contesté que estaría de acuerdo si él llega a tener intereses en Tenerife y que este museo uniera mi nombre al suyo: Dreyfus.6 Un año más tarde de la fecha de la carta que acabamos de reseñar entre Eduardo y Millares, y por lo tanto metidos ya en el año 1966, Eduardo vuelve a citar, en su correspondencia personal con el artista grancanario, los avatares por los que seguía atravesando el proyecto de su Museo. En esta nueva ocasión, sin embargo, el crítico tinerfeño sí da por hecho que no hay más opciones que la de un cierre definitivo a uno de sus proyectos culturales y artísticos más deseados. Le dice Eduardo a su amigo Millares en una misiva fechada el 30 de mayo de 1966: «Lo del Museo entró en picado. El millonario suizo le retiró el proyecto a Sartoris»7. Y así fue durante los años siguientes, porque, cerca de dos décadas después del cierre que acabamos de comentar, la situación de parálisis seguía pesando como una lápida sobre el proyecto iniciado en su día por Eduardo Westerdahl. El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias decidía en el año 1984 llevar adelante la publi-cación de un libro y catálogo realizado por Ana Luisa González Reimers, persona muy unida al Instituto y sobre todo de vital importancia para la continuidad del proyecto museístico y sus obras de arte, y por Federico Castro Morales, que tam-bién ha unido su trayectoria y varios trabajos a la recuperación y difusión de esta colección de arte. El texto a que hacemos alusión, y que nos ha servido de base para posteriores análisis y propuestas, lleva por título Fondos pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Catálogo histórico (1953-1984)8. En esta publicación, Ana Luisa y Federico dejan constancia en su prólogo del lamentable cierre que se había producido dos décadas atrás: Desgraciadamente esta labor, iniciada con gran rigor estético, alentada por una postura abierta a las corrientes artísticas más vanguardistas del momento y donde todo era seleccionado con un criterio de calidad, no pudo ser continuada […] Vicisitudes adversas, obstáculos de diferente índole […] condujeron a relegar al olvido aquella línea inicial y a la extinción del Museo. Ana Luisa y Federico aprovecharon, además, para dar un paso adelante y reivin-dicar la aportación del proyecto museístico y la necesidad de que sus obras no continuaran almacenadas, ajenas a los amantes del arte: Pero ya es hora de que esta colección del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, enriquecida y aumentada por el paso del tiempo, sea expuesta a un público. 40 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Y concluyen el prólogo del citado libro-catálogo, aclarando el tipo de trabajo que ellos presentaban: Se pretende en estas páginas que prosiguen exponer la historia del «Museo Eduardo Westerdahl» y la ulterior evolución de los fondos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. El grueso de las páginas de este libro-catálogo recoge los datos de doscientas cuarenta y ocho obras, catalogadas artista por artista, por orden alfabético, de Ábalos García a Yanes, hasta un total de ciento cuarenta y siete artistas. En la catalogación se indica un número de orden de las obras, en correspondencia con el que figura en el inventario, que en este caso sube hasta doscientas cincuenta y siete. Hay, pues, nueve obras que no se citan, si bien una de ellas, realizada por Tony Stubbing, sí se cataloga, aunque sin número de orden. Indiquemos igualmente que en la última página de la catalogación se añaden siete cuadros sin identificar que sí tienen número de orden. En esta relación que acabamos de señalar van incluidas las obras de la colección original establecida por Eduardo Westerdahl, y que habían logrado sobrevivir al cabo de tres décadas. En efecto, en las primeras páginas del libro-catálogo, Ana Luisa y Federico incorporan unos breves apartados que dedican a la «Historia de los Fondos Pictóricos del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias», a «El Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl», que incluye la relación de veintiséis obras, de veinticuatro artistas, del Catálogo Provisional del Museo Eduardo Westerdahl. Entre aquellos artistas figuraban Joan Miró, Willi Baumeister y Hans Tombrock, que desgraciadamente no se encuentran en nuestra colección actual. Sigue otro breve apartado, que lleva por título «La disolución del Museo: 1959-1965», y a éste le sucede otro de título «La movilidad de la Colección», para cerrar esta primera parte del libro-catálogo con un nuevo apartado, con el título de «Catálogo de las obras que integraron el Museo Eduardo Westerdahl». En esta nueva relación de obras originarias del Museo, se incluye un total de setenta y ocho obras correspondientes a cincuenta y dos artistas. Se citan dos obras de Stig Akervall, de las que hoy sólo conservamos una; dos de Willi Baumeister, con las que lamentablemente no contamos; una de Jan Burssens, que tampoco tenemos; una de José Caballero, igualmente inexistente, como también una de Matelda Capisani; una de José Dámaso, y dos de Óscar Domínguez, de las que al menos contamos con una; dos de Ángel Ferrant, de las que conservamos sólo una; otra de Luigi Colombo Fillia, que tampoco tenemos; una de Pierre Louis Flouquet, así mismo inexistente, como un Erik Granfelt; dos Jorge Lindell, de los que contamos con uno; un Pol Mara, que no tenemos; dos Manolo Millares, de los que sólo disfrutamos uno; un Joan Miró, que no tuvimos la fortuna de sumar a nuestro actual Museo; dos Felo Monzón, aunque sólo disponemos de uno; dos Pino Ojeda, de la que conservamos uno; un Enrico Prampolini, que tampoco hemos tenido la suerte de disfrutar; tres de Carla Prina, de los que sólo podemos mostrar uno; un Santi Suros, así mismo inexistente, como un Hans Tombrock, y finalmente un Antonio Torres, que se suma a las otras veintitrés obras, cuya ausencia siempre habremos de lamentar9. Sólo tenemos que dejar que vuele nuestra imaginación, un poco nada más, para que nos demos cuenta del excelente nivel que reunía el Museo Westerdahl, y del que hoy podríamos disfrutar y sentirnos muy orgullosos, si hubiese contado con el apoyo necesario. Aun así, hemos logrado conservar muchas obras de aquella excelente colección, más de cincuenta, y gran parte de los más destacados artistas. (9) Op. Cit., Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales, Fondos pic-tóricos… 41 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 3. Años 2001-2003: La colección de arte del IEHC recorre Canarias en la celebración de su cincuentenario y el de su Museo de Arte Contemporáneo En la ahora ya lejana fecha del mes de junio de 1993 tuve la suerte de que el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias depositara en mi persona su confian-za para que pasara a formar parte de esta singular familia cultural y me hiciera cargo de su sección de arte. Siempre tendré palabras de agradecimiento hacia las personas que lo hicieron posible, desde los presidentes Antonio Galindo Brito y Nicolás Rodríguez Münzenmaier a los muchos compañeros de Junta de Gobierno que me han arropado y apoyado. Cuando se van a cumplir dos décadas de dedi-cación al Instituto, y sobre todo a su Sala de Exposiciones y su Museo de Arte, me siento unido para siempre a su causa y su lucha, con el orgullo de formar parte del IEHC y del MACEW. Desde la Sala de Exposiciones del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, para la que nosotros hemos recuperado, en esta etapa, su primer nombre de Sala Eduardo Westerdahl del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, he tenido oportunidad de presentar múltiples exposiciones, de compartir agradables mo-mentos con muchos artistas, de reencontrarme con algunos de ellos y de conocer a otros nuevos. Valgan como ejemplo César Manrique, Manuel Bethencourt, Mª Belén Morales, Carlos A. Schwartz, Maribel Nazco, Pepe Dámaso, Imeldo Bello, Pedro Garhel, Renate Müller, Per Lillieström, Eduardo Andaluz, Manolo Sánchez, Francisco Zuppo y Pedro Fausto. También, desde la mesa del salón de conferencias del Instituto que comparte su espacio y alterna con las exposiciones, he podido conocer a destacados intelectuales, escritores e investigadores, o renovar su amistad, y en ocasiones incluso compartir con ellos mesa y conversación. Valgan como ejemplo el hispanista británico Sir Raymond Carr, el hispanista norteamericano Gabriel Jackson, el hispanista inglés Paul Preston, el economista y escritor José Luis Sampedro, el geólogo Telesforo Bravo, el estadista Federico Mayor Zaragoza, el escritor y periodista Juan Cruz Ruiz, el poeta Arturo Maccanti y la especialista en arte contemporáneo Rosina Gómez Baeza. Puesto ya en faena, en mis nuevas responsabilidades de la sección de arte me correspondió el encargo de preparar alguna actividad destacada que acompa-ñara la celebración del cincuentenario del Instituto y su Museo de Arte. Fue en ese momento cuando tomamos la decisión de rescatar la colección de arte del Instituto, revisar su inventario a partir de los registros realizados en otras etapas, que citamos más arriba, y dar a conocer todo este amplio y excelente patrimonio de arte contemporáneo que el Instituto había logrado guardar durante cincuenta años. Para acometer un proyecto de esta envergadura constituimos un equipo de trabajo en el IEHC sin el que no hubiese sido posible darle cumplida realización, por lo que es justo que los citemos ahora: José Manuel Gómez Abrante, secretario; Ana Luisa González Reimers y Nieves García Hernández, ambas de la Sección de Arte; Pedro Rodríguez, que coordinó el diseño gráfico, junto con Víctor Pereyra en la maquetación; Moisés Pérez Pérez, que se hizo cargo de la fotografía digital y reproducción, con la ayuda de Judith Pérez García y de Montserrat Dávila García; Carmen María Estévez García e Iris Barbuzano Delgado, que se responsabilizaron de la documentación, y por último María Fernanda Guitián, que acometió la con-servación y restauración junto con Nuria Concepción, María Dolores Mardones, Ruth Rufino y Katarzyna Zych, además de la participación del taller de restauración de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, dirigido por Dácil de la Rosa. Acometimos, al mismo tiempo que la recuperación de las obras, la realización y edición de un amplio Catálogo10 que dejase constancia de todo este amplio (10) HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Celestino, José Luis de la Nuez, María Isabel Navarro, Cristina Fragoso y Agustín Díaz Pacheco, Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl, Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, Tenerife, 2001. 42 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 trabajo de recuperación, catalogación, restauración y exposición. Le dimos por título Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl. Consta de un total de doscientas dieciséis páginas, en las que se incluyen cinco textos: La Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, de Celestino Celso Hernández; Eduardo Westerdahl y el Museo de Arte Contemporáneo del Puerto de la Cruz, de José Luis de la Nuez Santana; El museo como islario estético. Eduardo Westerdahl y el Museo del Puerto de la Cruz, de María Isabel Navarro Segura; Eduardo Westerdahl y el Puerto de la Cruz, de Cristina Fragoso, y El oficio de la mirada, de Agustín Díaz Pacheco. El prefacio está firmado por José Miguel Ruano, consejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, y por Nicolás Rodríguez Münzenmaier, presidente del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. La portada la dedicamos a la obra de Oscar Domínguez, perteneciente a la colección, Sin título, firmada y fechada en el año 1951, una litografía –epreuve d’artiste–, de 29,5 x 22 centímetros. En el catálogo se incluyó la reproducción a color de todas las obras que fueron exhibidas en la exposición, entre ellas cincuenta y una correspondientes a la primera etapa del Museo, cuando lo gestionaba su fundador, el crítico de arte Eduardo Westerdahl. Se reprodujeron, también en color, otras cincuenta y dos obras, que fueron mostradas igualmente al público e incorporadas a la colección del Instituto con posterioridad a la etapa en la que Eduardo estuvo a cargo de su sección de arte. Decidimos reproducirlas, y por ende exponerlas, por considerar su importancia, en primer lugar, y también por dar mayor amplitud a la exposición preparada, y con ella una mayor difusión del patrimonio artístico del Instituto. De este modo, la exposición que diseñamos incluía un total de ciento tres obras, que se mostraron en primer lugar en la sede del Instituto a partir del 11 de octubre de 2001, así Portada del Catálogo Colección de Arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl. 43 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 como en otros espacios de arte de la ciudad sede, Puerto de la Cruz, como son la Casa de la Aduana y la Sala de Arte de CajaCanarias. Se aprovechó la ocasión de disponer de un apoyo institucional y económico para incluir en el catálogo las reproducciones en blanco y negro del resto del catálogo general de la colección. En total, se reprodujeron doscientas dieciséis obras, en pequeño formato, a razón de seis obras por página, en un total de treinta y siete páginas. En este apartado aparecían reproducidas algunas obras que correspondían a la primera etapa del Instituto y del Museo que dirigía Eduado Westerdahl, pero que, o bien se encontraban en un estado de deterioro importante que impedía su exhibición, o bien no se disponía de la certeza o catalogación suficiente sobre ellas. Del mismo modo, también se reproducían en este apartado otras obras igualmente destacadas, pero que por circunstancias similares a las antes dichas no pudieron ser exhibidas. Como cierre, el catálogo incluía otros dos apartados. El primero de ellos, dedicado a las biografías de los artistas que cuentan con obras en la colección de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. En el segundo se incluía una relación de exposiciones realizadas en el Instituto desde el año de su fundación, con una primera cita para el 19 de julio de 1953, hasta el 2001, año en el que se llevó a cabo la exposición y catálogo de la colección del Instituto. A través del acuerdo alcanzado con el viceconsejero de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Ángel Marrero Alayón, principal valedor para que este proyecto se hiciera realidad, vimos la conveniencia de que la muestra pudiera viajar y ser conocida, además de por los ciudadanos portuenses, también por el público de todas las Islas Canarias. Así, destacamos las muestras de la colección llevadas a cabo en la Sala de Exposiciones La Granja, de Santa Cruz de Tenerife, en el mes de septiembre de 2002, y en la Sala de Exposiciones La Regenta, de Las Palmas de Gran Canaria, en el mes de enero de 2003. Entre ambas fechas, la exposición se mostró, además, en las islas de Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. En todo este ingente proyecto colaboraron, junto con el Gobierno de Canarias como patrocinador, la Caja General de Ahorros de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz. El año 2002, primera cita del cincuenta aniversario de la puesta en marcha del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y con él de su Museo de Arte Contemporáneo, se llevaron a cabo nuevas iniciativas. Cincuenta años después de aquel otoño de 1952, un nuevo grupo de entusiastas volvimos a esforzarnos para recuperar y hacer realidad el Museo Eduardo Westerdahl. En esta nueva oportunidad, recibimos el apoyo de nuestros compañeros de Junta de Gobierno del Instituto para que pudiéramos disponer de las páginas de Catharum11. En efecto, el número 3, año 2002, de la Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias-Puerto de la Cruz, que así reza su cabecera, se editó con el sello “Extra Arte”, pues estaba dedicado en su práctica totalidad a nuestra colección de arte y a nuestro Museo. Para esta ocasión incorporamos nuevas firmas que aportasen otros puntos de vista sobre nuestro tema de trabajo y de reivindicación, el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. De este modo, abrían las páginas de la revista Ana Luisa González Reimers y Federico Castro Morales con un artículo común titulado Esquema panorámico del arte moderno. Una conferencia de Alberto Sartoris en el Puerto de la Cruz. Artículo que incluía reproducciones de las perspectivas realizadas por Alberto Sartoris para la Residencia internacional para artistas e intelectuales que Eduardo quería poner en funcionamiento en Puerto de la Cruz. También se reprodujeron axonometrías interiores de la Sala Eduardo Westerdahl del Museo de Arte Contemporáneo. Sigue en la revista un artículo firmado por María Isabel Navarro, con el título Una cacería de mariposas. Oscar Domínguez en la colección del Museo Eduardo Westerdahl (11) Ana Luisa González Reimers, Federico Castro, María Isabel Navarro, Celestino Hernández, Carmen Bernárdez y Mariano de Santa Ana, Catharum, Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Nº 3, Año 2002, Puerto de la Cruz, IEHC y Agencia Española de Cooperación Internacional. Portada de la revista Catharum nº3 44 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 del Puerto de la Cruz en Tenerife. El artículo incluye la reproducción del ex libris de Eduardo, del año 1929. Celestino Hernández firma el tercer artículo de Catharum nº 3, con el título de Museo de Arte Contemporáneo –Sala Eduardo Westerdahl–, un lujo en la colección de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. El cuarto artículo lleva la firma de Carmen Bernárdez Sanchís, bajo el título de Ángel Ferrant y Eduardo Westerdahl: un dialogo lúcido y continuo. Pudimos contar finalmente con una opinión, a modo de cierre de esta revista, firmada por Mariano de Santa Ana, que titula El cargamento del cosmopolitismo. El editorial de Catharum nº 3 estaba dedicado, igualmente, al tema de la colección de arte del Instituto y su Museo. Para la portada seleccionamos en esta ocasión la obra de Manolo Millares, de nuestra colección, Tauromaquia, incorporada al Museo en el año 1954, realizada en tinta sobre papel, y de 46,5 x 62 centímetros. Es oportuno, además, dejar constancia de algunos nombres e instituciones, pues sin ellos no se hubiese hecho realidad la aportación de Catharum. Citamos al director de la revista –entonces Nicolás González Lemus–, y al secretario general del Instituto y al director general de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional, que asumieron la edición de nuestra revista. 4. Año 2007: reapertura del Museo Westerdahl en sede provisional, la Casa de la Aduana de Puerto de la Cruz El 28 de junio del año 2007 pasará a ocupar un lugar destacado entre las fechas a reseñar y recordar en el devenir del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW), pues ese día conseguimos, después de algo más de treinta años, que las obras pudieran estar de nuevo a la vista del público, en una nueva sede, aunque provisional. Esa sede es la Casa de la Real Aduana, una vivienda construida en el año 1620 en la calle de Las Lonjas, junto al muelle de Puerto de la Cruz. Esta reapertura de nuestro museo permitió disfrutar de las obras que conservábamos de la etapa inicial, bajo las directrices de su fundador, Eduardo Westerdahl. Las distribuimos a lo largo de los cuatro espacios expositivos de que consta esta sede de la Casa de la Aduana: Espacio 1, que titulamos El Surrealismo –en torno a Oscar Domínguez y Maud Bonneaud–; Espacio 2, Arte internacional –de 1935 a 1964–; Espacio 3, Arte español de postguerra; Espacio 4, Canarias, años 50 y 60 –LADAC y Nuestro Arte–. De modo intencionado, iniciamos el recorrido de las cuatro salas con un primer espacio, en el que reunimos las obras de los artistas más cercanos a Eduardo Westerdahl, como son los casos de su propia compañera, Maud Bonneaud, y su gran amigo y valedor en París, Oscar Domínguez. Los acom-pañamos con artistas que eligieron una clara opción por el lenguaje surrealista, como ocurre con Wolfgang Paalen, abanderado del surrealismo en México, o la Fachada de la Casa de la Aduana. MACEW. Puerto de la Cruz. 45 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Vizcondesa de Noailles, mecenas de los surrealistas parisinos, además de protectora de nuestro Oscar Domínguez, y también Eileen Agar, muy destacada representante del grupo surrealista de Londres. Con ellos dispusimos las obras del otro artista más destacado de la tendencia surrealista en Canarias, Juan Ismael. A partir de este primer espacio, el público tiene la oportunidad de recorrer la sala más amplia de nuestra sede provisional, en la que reunimos a un amplio grupo de artistas extranjeros que Eduardo Westerdahl fue incorporando a su proyecto de museo. Podemos destacar la presencia de las obras de Will Faber, Carla Prina, Ted Dyrssen, Tony Stubbing y Luc Peire. El tercer espacio, el más reducido de la casa, lo aprovechamos para los artistas españoles, que sumaban un pequeño grupo entre los artistas escogidos por Eduardo. Aquí dispusimos las obras de Ángel Ferrant, Enric Planasdurá, Lindell y Eduardo Úrculo. Finalmente, el cuarto espacio lo dedicamos a los artistas canarios que a principios de los años cincuenta iniciaban sus respectivas trayectorias, y que en varios casos llegaron a las más altas cotas del arte español contemporáneo, e incluso internacional. Nos referimos, en concreto, a los artistas vinculados al grupo LADAC, en Las Palmas, destacando Manolo Millares. Junto a su obra reunimos las de Felo Monzón, Plácido Fleitas, Lola Massieu, César Manrique y Pino Ojeda. Para completar este espacio de ar-tistas canarios, agregamos aquellos que desde inicios de los sesenta emprendían también sus andaduras artísticas, en este caso desde la isla de Tenerife. Entre ellos, Pedro González, liderando la generación de Nuestro Arte, y también Fredy Szmull, Policarpo Niebla y José Sixto. Otra de las iniciativas que emprendimos por similares fechas, iniciado ya el siglo XXI, fue la de ir dando oportunidad a distintos especialistas en arte contemporáneo, a escritores y en particular a estudiosos de Eduardo Westerdahl y su Museo de Arte, entre los meses de diciembre de 2004 y septiembre de 2008, para que realizaran un comentario en pocas líneas de una de las obras que forman parte del fondo de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Iniciamos nosotros los comentarios en diciembre de 2004 con un breve texto a modo de declaración de intenciones que titulamos Excelente patrimonio artístico desamparado. Aún hubo oportunidad de un nuevo comentario, con similar línea argumental, redactado y firmado por miembros de la Junta de Gobierno del IEHC, con el título Manifiesto en defensa de la Colección de Arte –Museo de Arte Contemporáneo Sala Eduardo Westerdahl– y de la Biblioteca Americanista del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, con sede en Puerto de la Cruz (Tenerife). A lo largo de los cuatro años editamos los comentarios sobre Eileen Agar y su obra Desde Cornwell a Canarias, por Celestino Celso Hernández; sobre Carla Prina y su obra Abstracción, por Nicolás Rodríguez Münzenmaier; so-bre Gustav Gulde y su obra El Teide, por Ana Luisa González Reimers; sobre Oscar Domínguez y su obra Sin título (Caja de mariposas), por María Isabel Navarro; sobre Juan Ismael y su obra El Trovador, por Andrés Sánchez Robayna; sobre Wolfgang Paalen y su obra Corneille habillait, por Federico Castro Morales, y sobre Antoni Tàpies y su obra Sin título, por Juan Cruz Ruiz. A esa iniciativa añadimos la presentación, el 27 de septiembre de 2008, de la que denominamos Colección II del MACEW, en la que reunimos obras del fondo de arte del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias realizadas entre los años 1966 y 1986. De igual modo, la presentación el día 9 de octubre de 2010 de la que también denominamos Colección III del MACEW, con obras del mismo fondo de arte de los años 1987 a 2010. Nos propusimos, de una parte, difundir el patrimonio de arte contemporáneo que durante más de medio siglo había ido reuniendo y conservando el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, y de otra, proporcionar un conocimiento cada vez mayor del propio Museo Eduardo Westerdahl, una vez llevada a cabo su reapertura. 46 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 5. El Museo Westerdahl lleva sus obras, por primera vez, más allá de las Islas, hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid Uno de los momentos de mayor satisfacción en esta etapa más reciente del MACEW se produjo en febrero de 2010. Las obras del Museo Eduardo Westerdahl viajaban por primera vez más allá de Canarias, hasta la ciudad de Madrid. Elegimos como título de la muestra y del catálogo el de Museo de arte contemporáneo Eduardo Westerdahl. Una aventura pionera del arte español contemporáneo12, de común acuerdo con el director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (MAC), Eduardo Alaminos. Y también, a sugerencia de Eduardo Alaminos, seleccionamos para la portada una obra de Juan Ismael, Figuras en la playa, de 1952, realizada en encáus-tica sobre arpillera, una de las tres pinturas del artista con que cuenta el museo. Los textos críticos los firmaron Federico Castro Morales, El Museo de arte con-temporáneo Sala Eduardo Westerdahl, creación y secuestro de un proyecto de museo internacional de residencias; Ana Luisa González Reimers, Evolución de la colección del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias entre 1966 y 1986, y Celestino Hernández, El adiós a Eduardo Westerdahl y la reapertura de su Museo de arte. Se añadían textos introductorios de Belén Martínez Díaz, directora general de Archivos, Museos y Bibliotecas de Madrid; del viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias; del presidente del Cabildo de Tenerife; del alcalde de Puerto de la Cruz, y de Nicolás Rodríguez Münzenmaier, presidente del Instituto. El catálogo lo cerramos con biografías actualizadas de los artistas y una separata con algunos textos en inglés Trasladamos hasta Madrid un total de sesenta obras, que igualmente reproduji-mos en el catálogo, superando de este modo las cincuenta y una que habíamos conseguido reunir en el catálogo del año 2001. En concreto, logramos recuperar, (12) CASTRO MORALES, Federico, Ana Luisa González Reimers y Celestino Celso Hernández, Museo de arte contemporá-neo Eduardo Westerdahl. Una aventura pionera del arte español contemporáneo, Ayuntamiento de Madrid, Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, CajaCanarias, IEHC-MACEW, Tenerife, 2010. Portada del catálogo Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. 47 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 bien tras su posterior localización, bien por haber conseguido restaurarlas, las siguientes piezas: Sin título (esmalte rojo) de Maud Bonneaud, c. 1962, un esmalte/ cobre-hierro, de 8,5 x 7 cm; Abstracción de Tony Stubbing, c. 1951, óleo/chapa, de 99,5 x 52 cm; Composición de Linnea Piponius, del año 1950, óleo/lienzo, de 123 x 150 cm; El Teide de Gustav Gulde, acuarela, de 33 x 48,7 cm; Paisaje de Gustav Gulde, c. 1953, óleo/lienzo, de 77 x 89 cm; Paisaje de Agda Holmsen, del año 1951, óleo/lienzo, de 40 x 42,5 cm; Lena de Agda Holmsen, del año 1952, pastel/papel, de 65 x 50 cm; Tragedia de Fredy Szmull, del año 1953, óleo/táblex, de 56 x 71 cm; Dolor de Policarpo Niebla, del año 1950, acuarela, de 34 x 24 cm; y Bodegón de Policarpo Niebla, c. 1962, témpera/táblex, de 48 x 68 cm. El buen momento vivido y protagonizado en Madrid volvería a darse dos años más tarde con una nueva satisfacción, igualmente de grata memoria. Tras alcanzar un importante acuerdo con la Fundación Canaria Mapfre-Guanarteme, trasladamos hasta su central, en Las Palmas de Gran Canaria, la más completa colección de obras de la colección del MACEW que hemos podido reunir hasta el presente. Esta importante exposición, inaugurada el 22 de junio de 2012, se vio acompañada de un destacado catálogo que pasó a ocupar el tercero de amplio desarrollo que hemos realizado en los diez años transcurridos entre el cincuenta y el sesenta aniversario del Museo. Para esta cita con la colección del MACEW, seleccionamos el siguiente título: Eduardo Westerdahl. Museo de Arte Contemporáneo13. De nuevo volvimos a compartir la elección, esta vez con la directora del Área Cultural de la Fundación Mapfre- Guanarteme, Alicia Batista Couzi. Y de nuevo, por sugerencia esta vez de Alicia, seleccionamos como reproducción para la portada la firma de Eduardo Westerdahl. El texto crítico lo firmamos nosotros mismos, con el título Sueño y lucha por un Museo de Arte Contemporáneo. Como cierre del catálogo añadimos de nuevo las biografías, siempre actualizadas, de todos los artistas presentes en la muestra, así como un último apartado con la traducción al inglés del texto crítico. Conseguimos presentar un total de sesenta y tres obras, de modo que la muestra se convirtió, como hemos dicho, en la que ha reunido hasta ahora la mayor cantidad de obras de la colección originaria del MACEW, sin contar, desde luego, el momento que tuteló directamente el fundador del museo. Logramos recuperar e incorporar, entre otras, La bella portuguesa de Stefan Von Reiswitz, del año 1961, óleo/lienzo, de 116 x 73 cm; Campesinas de Fredy Szmull, del año 1953, encáustica/táblex, de 81 x 61 cm, y Mujeres de Fredy Szmull, c. 1964, encáustica/táblex, de 58,5 x 80 cm, que sin embargo sí la habíamos tenido en la muestra y catálogo del año 2001. En fecha próxima, el día 14 de junio de 2013, año de nuestro sesenta aniversario, lograremos, como colofón, acercar la colección del MACEW hasta la única isla de Canarias en la que hasta ahora no había podido ser expuesta. En efecto, desde ese día podrá ser contemplada nuestra colección en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC), con sede en el antiguo Castillo de San José de Arrecife de Lanzarote, remodelado para su uso museístico por uno de los artistas presentes en nuestro catálogo, César Manrique. Para ello ha sido imprescindible la implicación del Cabildo de Lanzarote y de la Fundación Mapfre-Guanarteme, que vuelve a prestarnos su atención y generoso apoyo. 6. Revive el sueño de Eduardo Westerdahl, una sede permanente para el MACEW, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Instituto y del Museo de Arte Es posible que, a la conclusión de este texto en el que hemos querido recoger los avatares de un proyecto excelente, nos encontremos cerca de hacer realidad el sueño que tuvo en su día el crítico de arte Eduardo Westerdahl: crear un Museo de Arte Contemporáneo en la tierra en la que había nacido. (13) HERNÁNDEZ, Celestino Celso, Eduardo Westerdahl. Museo de Arte Contemporáneo, Fundación Mapfre-Guanarteme, Las Palmas, 2012. 48 CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº13, 2013 Un mes de marzo, como este en que nos aprestamos a celebrar el sesenta aniver-sario de la apertura del Museo Westerdahl, en carta dirigida a su amigo Millares el 19 de marzo de 1966, transcurridos trece años desde la apertura del Museo, Eduardo daba cuenta de diversas circunstancias relacionadas con el proyecto, como el posible lugar elegido para su ubicación: Entonces el museo se bambalea y no sé lo que ocurrirá si el suizo deja sus intereses. De todas formas un incendio ha destruido en el Puerto un antiguo edificio céntrico que iban a destinar a museos cuando se desalojara de la gente pobre que lo albergaba. Ahora el alcalde me ha llamado por teléfono para informarme de cómo va el proyecto Sartoris de Residencia para artistas y de que en este solar quemado hay plaza para los museos, incluyendo el mío14. Westerdahl le está comentando a Millares un hecho que efectivamente había tenido lugar unas fechas antes del envío de su carta. Las crónicas que recuerdan aquel hecho hablan del «lamentable suceso de aquel 16 de febrero de 1966, cuando un pavoroso incendio de grandes proporciones redujo a cenizas y ruina el antiguo convento de San Francisco». El relato continúa indicando que «en el edificio, de propiedad municipal, desde hace muchos años vivían 21 familias de humilde con-dición formadas por un centenar de personas»15. Este edificio había sido convento desde 1609 y más tarde cuartel, hospital de pobres, cárcel y sala consistorial. En su solar, donde se ubicó el Parque de San Francisco tras el incendio, tendría cabida el museo, según nos dice Westerdhal. Sería imperdonable que volviésemos a dejar escapar una nueva oportunidad de hacer realidad definitivamente este proyecto museístico de arte contemporáneo, gestado hace ya sesenta años por Eduardo Westerdahl con el apoyo de muy destacados profesionales, como el arquitecto Alberto Sartoris. No nos lo podría-mos perdonar ante el propio Eduardo ni ante todos los que, junto con él, fueron capaces de ofrecernos un patrimonio de obras de arte tan destacado como el que aún conservamos. Y sería también imperdonable para nosotros mismos, ante las generaciones futuras, privarlas de disfrutar de un legado artístico tan sobresaliente como el que ofrece el MACEW. Ahora, transcurridos cuarenta y siete años desde el incendio de febrero de 1966, volvemos a encontrarnos ante el mismo espacio del antiguo convento, y hasta hoy parque de San Francisco, como el lugar elegido para la sede definitiva del Museo Westerdahl. Es así como ha sido de nuevo recogido documentalmente, en esta ocasión en la relación de actuaciones aprobadas por la Junta Rectora del Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación de Puerto de la Cruz, en sesión celebrada el 1 de junio del año 2011 –ver A.- Redacción proyectos y estudios, 3.- Proyecto de ejecución del espacio cultural Nuevo Parque San Francisco–. Esta decisión, enca-minada a hacer realidad una sede idónea y definitiva para nuestro museo de arte MACEW, vuelve a ser recogida y confirmada en el Plan de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad de Puerto de la Cruz, Tomo I, Memoria, Mayo 2012 –1. Programa de actuaciones en el Espacio público, Línea estratégica 1: La implementación del destino, Actuaciones infraestructurales y dotacionales: Code PUID08, Tipo de actuación Red de dotaciones culturales y deportivas, Denominación Nuevo Espacio Cultural Parque San Francisco, Actuación Concurso de ideas para la adjudicación de proyecto de nuevo Espacio Cultural y ejecución, Instalaciones Auditorio, Sala de exposiciones temporales, Espacios polivalentes, Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl, Tienda y restaurante-cafetería; y Code PUID09, Actuación Reubicación en Espacio Parque San Francisco, ampliación y mejora–16. El mismo gerente del Consorcio, Fernando Senante Mascareño, nos lo ha confirmado personalmente y por escrito17. Así pues, la posibilidad de que el MACEW cuente con su sede vuelve a estar en nuestras manos. Antes correspondió a otros, mas ahora seremos todos nosotros los que asumamos lo que finalmente se decida. (14) Op. cit., José Luis de la Nuez Santana (coord.), El artista y el crítico. Manolo Millares… (15) Melecio Hernández, “Del incendio que destruyó el convento de San Francisco”, El Día, 2 de enero de 1994. (16) http://consorciopuertodelacruz.com/ planes/pmm.pdf (17) «Amigo Celestino. / Gracias por tu correo y por hacerme partícipe de las iniciativas del 60 aniversario del IEHC y del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl. / Creo que debemos elegir la fecha del 28 de marzo para presentar el concurso de ideas del Nueva Parque San Francisco y del nuevo espacio para ubicar definitivamente el Museo. Así lo propondré.». Fernando Senante, email enviado el 20 de diciembre de 2012, a las 23:30 horas. |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|