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29 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Anochecía rápidamente. A las ocho el mar fue invadido por la sombra, que vimos cómo se apoderaba, a una velocidad vertiginosa, de la costa, las escarpadas laderas y las monta-ñas circundantes. En dos minutos el cerco de Las Cañadas se había sumergido en noche. Sólo el Pico, todavía resplandeciente, emergía de un invisible abismo. Jules Verne Agencia Thompson y Cía. (1907). 1. ¿Qué son los lugares mágicos? En el amplio repertorio de creencias que pueden catalogarse como New Age (Hanegraaff, 1998; Kemp, 2004) se hallan los lugares mágicos, zonas especiales que desprenden una energía superior a la de otros y en los que los sensibilizados pueden percibir presencias numinosas o simplemente abrirse a otros sentimientos y vivencias transformadoras. Estos lugares mágicos pueden coincidir o no con lugares sagrados para tradiciones religiosas precristianas. La variedad de lugares sagrados, mágicos o especiales es enorme. Desde los bosques a los monumentos megalíticos, pasando por los altares, los santuarios y ciertas montañas, la experiencia sacra del ser humano ha contado siempre con zonas y espacios cualitati-vamente diferentes de aquéllos en los que se desarrolla la experiencia profana. También podemos hablar para referirnos a estos lugares ontológicamente superiores de lugares de poder: montañas donde moran los antepasados o los dioses (como el Olimpo para los griegos o el Everest para los sherpas) o los seres demoníacos en el caso de los volcanes, fuentes de las que mana agua, bosques en los que se encuentran árboles especiales como el roble (en la tradición céltica) o árboles aislados como el bodhi (Ficus religiosa) bajo el que Siddhartha Gautamá o Sakyamuni experimentó la iniciación convirtiéndose en Buda, etc. Otros lugares que desprenden esas energías especiales son Stonehenge, el monte Everest, Ayers Rock en Australia, la llanura de Nazca en Perú, la gran pirámide de Giza, etc. El proceso de secularización y globalización occidental despojó a esos lugares de su ca-rácter numinoso, al igual que a otros terrenos de la experiencia humana en Occidente. Perdieron su funcionalidad y su sacralidad hasta convertirse en espacios, en el mejor de los casos, bellos o inspiradores, pero sin una marca clara que los elevase por encima de una tierra uniformizada. No obstante, en la subcultura de la New Age, que retoma y actualiza antiguas cosmovi-siones, existe la creencia de que determinados lugares, frecuentemente coronados por una llamativa montaña, poseen características especiales que los hacen cualitativamente superiores a otros. Se trata de zonas con una energía especial que propician la comuni-cación con las fuerzas cósmicas y las entidades del más allá que velan por la evolución de la humanidad. Se trata de una resacralización de lugares en los que los sensitivos son capaces, según se dice, de percibir fuerzas telúricas, aunque todos podamos sentirlas si estamos predispuestos y receptivos al cambio, a la unión con el cosmos y con las energías Las Cañadas del Teide: lugar mágico y cosmopuerto extraterrestre Ricardo Campo Pérez 30 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 vivificadoras. En algunos casos, esos puntos del planeta han acabado convirtiéndose, por la fuerza del rumor y la publicidad, en zonas calientes, calificativo que en la jerga ufológi-ca reciben los lugares en los que se ha producido una gran cantidad de observaciones de ovnis o platillos volantes, equivalentes en el universo emic de la creencia a naves interplanetarias tripuladas por seres inteligentes muy evolucionados tanto técnica como espiritualmente. Si por algo se caracteriza la New Age es por un abrumador sincretismo de creencias ma-ravillosas en el que cada pieza, por muy heterogénea que sea respecto a otra, encaja tácitamente. Así, el cambio de conciencia casa con el vegetarianismo y las medicinas alternativas, y las energías sutiles se compenetran con los platillos volantes. Los lugares mágicos parece ser fuertes atractores de ambas cosas: allí se dan cita los efluvios vitales y las naves extraterrestres que, según el mito ufológico, sobrevuelan nuestro planeta desde finales de los años 40 del pasado siglo. Los lugares mágicos destacan por su liminalidad, por ser puntos de conexión entre el mundo sobrenatural y el mundo material. Según las fuentes y los divulgadores de la cul-tura ocultista contemporánea, estos espacios son centro de multitud de sucesos extraños, apariciones, sensaciones extrañas y experiencias paranormales, y también son tomados como punto de reunión especial para realizar ejercicios de comunicación con el cosmos y de emisión y recepción de energías. También se asocia a ellos la presencia de humanidades evolucionadas originarias de continentes desaparecidos como Atlántida o Lemuria, como en el caso del volcán Shasta en California, cuya importancia espiritual fue reivindicada en los años 30 por dos de las fuentes del pensamiento New Age, el círculo I AM de Guy Ballard y la Iglesia Triunfante y Universal de Elizabeth Clare Prophet. También durante la Convergencia Armónica, celebrada en agosto de 1987, los participantes describieron a este monte como uno de los pocos centros de poder globales. Estas apariciones o presencias de fauna anómala y de entidades misteriosas no es un tópico original de los actuales lugares mágicos, puesto que, como señala Martínez, desde muy antiguo se colocaba en los extremos de las tierras conocidas toda suerte de pueblos, en mayor o menor medida míticos, dotados de toda clase de cualidades extrañas y rasgos maravillosos: grifos (perros de Zeus de afilado hocico), arimaspos (que tenían un solo ojo), cinocéfalos (con cabeza de perro), nómadas libios con los ojos en el pecho, tauros antro-pófagos, los salvajes cálibes, las amazonas, los lotófagos, los cimerios, los lestrigones, las Gorgonas, las Fórcides, etc. (Martínez, 1992: 23). El divulgador tinerfeño de las creencias paranormales Francisco Padrón (1935-2005) de-dicó uno de sus artículos en la prensa local al monte Shasta como apoyo a su interpreta-ción de los lugares especiales o de poder. Según Padrón, en referencia a este lugar, hace algunos años [en 1989] era muy frecuente escuchar relatos acerca de apariciones de luces y de personas que salían de los bosques y retrocedían para esconderse cuando alguien los veía. Alguno de aquellos personajes, a veces, se acercaba a una aldea y cam-biaba pepitas y polvo de oro por modernas mercancías. Eran extraños no sólo por su traje sino por el color de su rostro, facciones, talla, agilidad y ligereza, con aspecto de ser muy viejos pero sumamente fuertes y activos. Tenían traza de extranjeros pero con la cabeza más voluminosa. En tiempos pasados se veía en el centro de los bosques grandes fogatas y se distinguían extrañas figuras iluminadas por las llamas. Otras veces se escuchaban mágicas canciones acompañadas de una fantástica música. En el mismo artículo agrega: El monte Shasta continúa siendo en la actualidad un lugar mágico al que acuden de diferentes partes del mundo muchas personas para sentir en su cuerpo y en su espíritu la gran carga energética que allí se genera. Pues bien, multipliquen por mil, o por más, esa misma energía y el resultante lo tenemos en el Teide (Padrón, 1989). 31 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Un ejemplo más reciente al respecto lo tenemos en el pico Bugarach, en el pueblo del mismo nombre de la región de Corbières, en el suroeste francés. Según los creyentes en la llegada del Apocalipsis el 12 de diciembre de 2012 de la presunta profecía maya, el monte de Bugarach iba a ser el único lugar que quedara a salvo porque es una montaña mágica en la que se cruzan creencias decimonónicas sobre lugares ocultos y de la cultura popular ufológica. La montaña tiene, según el medio cúltico New Age que la convirtió en foco de atención, energías mágicas y es utilizada como cosmopuerto por naves extrate-rrestres. Según cuentan estas fuentes «alternativas», el interior de la montaña está habi-tado por numerosas entidades alienígenas a la espera de que se produzca el cataclismo en diciembre de 2012 (http://pijamasurf.com/2010/12/bugarach-el-unico-pueblo-que-so-brevivira- al-apocalipsis-del-2012/). Uno de los creyentes aseguró lo siguiente respecto a este lugar especial: El apocalipsis en el que creemos es el final de un cierto mundo y el principio de otro: un mundo espiritual. El año 2012 es el fin de un ciclo de sufrimiento. Bugarach es uno de los mayores chakras de la Tierra, un lugar dedicado a dar la bienvenida a las energías del mañana. Las referencias a este monte como lugar mágico y especial en Internet son innumerables, de tal forma que es blanco de profecías de todo tipo, centro de energías, lugar donde se halla el Santo Grial, puertas dimensionales, habitantes intraterrenos y casi cualquier otro elemento propio de la cultura ocultista y paranormalista contemporánea. 2. Las Cañadas del Teide como lugar especial La histórica popularidad del Teide viene determinada por el hecho de ser una montaña especialmente imponente observada tanto desde la lejanía como desde sus inmediacio-nes –hasta el punto de que, durante siglos, los occidentales pensaron que era la más alta del mundo–, y de encontrarse en una isla, ámbito geográfico que siempre ha sido propenso para la generación de variadas creencias maravillosas. Por ejemplo, un pueblo insular en buena parte como el griego desarrolló una mitología abundantísima. La isla es siempre un lugar privilegiado para el acontecer de los fenómenos naturales, para el surgimiento de situaciones humanas inusuales o para el desarrollo de lo exótico y mila-groso. Como indica Martínez, hasta el descubrimiento de América en el siglo XV Canarias era el extremo occidental del mundo conocido, y es sabida la proliferación de pueblos y hechos fabulosos que se situaban en estos extremos. También las montañas son proclives a desarrollar misterios y fenómenos insólitos. Canarias participa de estos tres aspectos: es terreno insular, montañoso y fue en su momento el extremo del mundo. De ahí, pues, su predisposición al mito. Martínez cita a Herodoto, para quien «En cualquier caso, parece ser que las zonas más remotas del mundo, que circundan el resto de la tierra y delimitan su extensión, poseen fundamentalmente los productos que a nosotros se nos antojan más preciosos y más raros» (Martínez, 1992: 11). El volcán Teide y sus inmediaciones fueron declarados Parque Nacional el 22 de enero de 1954, y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 28 de junio de 2007 en Christchurch (Nueva Zelanda). El Teide destaca por su majestuosidad, amplitud de vistas paisajísticas desde todos sus puntos y su belleza. Estos elementos son, obviamente, de-terminantes para su consideración como destacado monumento natural y para su especial consideración legal, pero también son poderosos atractores para la cultura popular de los lugares especiales. Un cielo especialmente nítido –el Instituto de Astrofísica de Ca-narias dispone de diversos emplazamientos de observación astrofísica en el Parque– lo hace lugar apetecible para que los programas de radio especializados y los aficionados ufológicos lo hayan convertido en centro de alertas ovni y en lugar donde todo tipo de experiencias anómalas son frecuentes. 32 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 2.1. Territorio geológico La isla de Tenerife tiene su origen en tres volcanes surgidos durante el Mioceno y prin-cipios del Plioceno que llegaron a fusionarse. Son las actuales zonas de Anaga, Teno y Adeje. Posteriormente, los agentes erosivos comenzaron a desmantelar los escudos volcá-nicos previamente constituidos, formándose los abundantes barrancos que pueden verse en la isla. Después del Mioceno, surge en el centro de la isla el edificio volcánico conocido como Edificio Cañadas. Este edificio crece unificando a todos los macizos creados en la primera etapa. En los últimos tres millones y medio de años, varias erupciones dieron origen a edificios volcánicos semejantes al actual Teide, e incluso mayores, que fueron progresivamente destruidos por hundimientos o deslizamientos gravitacionales, hasta llegar al actual edificio de Las Cañadas del Teide con el estratovolcán Teide en el centro. Todo ello conforma un paisaje espectacular con infinidad de contrastes cromáticos, for-mas lávicas muy variadas y llamativas, una vegetación en gran parte endémica adaptada a las condiciones de insolación, escasez de humedad en verano y altura. Según Carracedo, los visitantes que descubren el Teide reciben una formidable visión que los sobrecoge de asombro y admiración. Muchos son los que regresan en distintas ocasiones para cono-cerlo mejor. De hecho, asegura este geólogo y vulcanólogo, cada día transcurrido en sus dominios tiene como recompensa el descubrimiento de nuevas sorpresas. Todo el parque es un extraordinario tesoro geológico en el que los volcanes, cráteres, chimeneas, coladas de lava y productos diversos forman un impresionante conjunto de colores y formas. Las Cañadas del Teide sorprende por su diversidad, inquieta por sus enormes ríos de lava petrificada e impresiona por sus rocas derruidas por la erosión y por las colosales dimen-siones de este caos mineral. Como contraste, en primavera ofrece un maravilloso jardín lleno de flores y suaves aromas, único en el mundo (Carracedo, 2008: 66-67). Sin duda, gran parte de la magia que envuelve el lugar es debido a sus peculiares rasgos geológicos. 2.2. Época prehispánica Tejera explica que los habitantes prehispánicos de la isla, los guanches, identificaron el volcán con los infiernos: el significado de Echeyde (de donde procede Teide) era «morada de Guayota, el Maligno». El Teide era el lugar que albergaba las fuerzas del mal por el fuego espantoso, ruido y temblor que solía producir, por lo cual lo consideraban morada de los demonios (Tejera, 2010: 57). La tradición literaria concibió al Teide como la ubica-ción del Infierno al interpretarlo a través de la cosmogonía cristiana. Además, el Teide fue asentamiento de aborígenes y delincuentes una vez finalizada la conquista de la isla en 1496 (González, 2009: 39). Giovanni Boccaccio redactó la crónica de uno de los primeros viajes a las islas realmente importante con ánimo aventurero y comercial. Al mando de la expedición se encontraban el capitán florentino Angelino Corbizzi y el piloto genovés Nicolosso de Recco. Al circun-navegar Tenerife y observar desde todas partes el Teide no se atrevieron a desembarcar por el temor que les producía (González, 2009: 30-31). Las montañas de gran altura se consideraban semejantes a monstruos de la naturaleza, fenómenos aterradores y nada favorables para el hombre civilizado. El texto de Boccaccio pone de manifiesto el terror y la superstición con que se veían las montañas por entonces. 2.3. Época posterior a la conquista Hasta el siglo XVI se pensaba que el Teide estaba siempre cubierto de nieves y en perma-nente erupción, y que era la montaña más alta del mundo. Se creyó, desde la antigüedad, que era el monte Atlas que diera nombre al océano. Podía divisarse desde muchas leguas de distancia. Cuando a finales del siglo XVIII el romanticismo recuperó la visión sagrada y estética de la naturaleza, montañas como el Teide se volvieron objetos de culto, expresión de lo sublime, 33 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 y se alentó su exploración. Como recuerda González, muchos viajeros y naturalistas explo-raron las islas por su grandeza escénica y el Teide reforzaría su categoría cultural para la civilización europea en la medida en se va a conocer definitivamente el paisaje inhóspito de la montaña y su entorno, Las Cañadas (González Lemus, 2009: 74). El desarrollo del turismo de masas en el siglo XX convirtió en destino apetecible las inme-diaciones del volcán y a éste mismo. A la creación del Parque Nacional del Teide en 1954 y su declaración, en 2006, como Patrimonio de la Humanidad, contribuyeron el interés estético del lugar, que conforma uno de los paisajes volcánicos más impresionantes del planeta, y su importancia en la historia de la ciencia y la cultura (González, 2009: 204). Pero esta regulación legal del estatuto del Teide es el último episodio de una larga lista de visiones y apreciaciones por parte de personajes ilustres que visitaron la isla en diversos momentos. 2.4. Viajeros extranjeros a Tenerife La lista de viajeros, científicos expedicionarios y simples curiosos que visitaron la isla tinerfeña desde el siglo XVIII es larguísima. Entre los visitantes que contemplaron el circo natural de Las Cañadas y su volcán central destacan: · John Barrow. Este matemático inglés miembro de la Royal Society se encontró con mal tiempo en su subida al Teide en 1792. Apenas pudo entrever las llanuras de lava de Las Cañadas. · Alexander von Humboldt. La corta estancia del geógrafo y naturalista Humboldt en Tene-rife fue trascendental para Canarias, recuerda González. Humboldt eleva al Teide al mayor pedestal al compararlo con las montañas y volcanes más altos y hasta entonces sobresa-lientes para los viajeros y naturalistas dieciochescos. Fue, además, el único viajero utilizado en la isla como escaparate con fines turísticos a lo largo de la siguiente centuria. El plan globalizador del estudio de la naturaleza de Humboldt invitó e inspiró a muchos naturalis-tas a buscar motivos científicos para visitar Tenerife (González, 2009: 91). · Jacques Arago. Este escritor, artista y explorador francés hizo una descripción del Tei-de plenamente romántica que seguramente comparten muchos de los contemporáneos identificados con la sensibilidad de la New Age: Sobre mí, el Pico, con sus fantásticas fumarolas, despedía, de vez en cuando, una luz pálida y tenue y, a modo de cúpula, la inmensidad de los cielos, tachonada de multitud de estrellas brillantes que centelleaban con un fulgor que dañaba la vista. Era un espectáculo mágico y religioso a la vez, que invitaba a meditar (citado en González, 2009: 118). González destaca que, a través de los fragmentos de los viajeros decimonónicos, la des-lumbrante realidad natural del Teide se eleva a hermoso paraje que atrae la atención de múltiples visitantes y estudiosos. Se convierte en un lugar conocido pero misterioso. El Teide fue un singular atractivo para la corriente viajera que invadió las islas en el siglo XIX. Una corriente que González conecta con el despegue del turismo, con el que alcanzará cotas considerables (González, 2009: 154). El Parque Nacional del Teide es el más visitado de España y de Europa, con más de tres millones de visitantes por año. · Ernst Haeckel. Este biólogo evolucionista alemán se expresó en estos términos después de ascender al cráter del Teide: La hora que duró mi permanencia en el borde del cráter del pico del Teide, y que transcurrió tan rápida como si hubiese sido sólo un minuto, pertenece a una de las más inolvidables de mi vida. Impresiones de tanta majestad como aquélla, de tanto carácter y profundidad tal, no pueden borrarse jamás. Las formas que desde una 34 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 alta eminencia montañosa aislada se divisan, así como la distribución de los claros y oscuros, son en la mayoría de los casos nada más que bellas. Se trata de otras causas a las cuales los panoramas deben su sello especial y el encanto indefinible que producen (citado en González, 2009: 157). · Olivia Stone: Uno de los logros más sublimes de la Naturaleza, donde todos sus vastos recursos se unen para ofrecer un efecto grandioso y supremo, es un amanecer visto desde el Pico del Teide. Si existe aquella persona que jamás haya experimentado el hondo estremecimiento del alma, entonces debe buscar el éxtasis en la cumbre del Teide. La Naturaleza le habla a cada corazón individualmente y ningún mortal puede interferir en esta comunión (citado en González, 2009: 170, 378). · Víctor Pruneda, periodista republicano, se expresó en 1844 en términos casi religiosos: Colocado el hombre en la cima de la montaña [del Teide] se cree elevado a la región de las nubes y experimenta un placer indecible; su extasiada mente se eleva con entusiasmo religioso hasta las gradas del Eterno; el ánimo sereno y tranquilo quiere remontarse sobre la triste mansión de los hombres, dejando en ella los bajos y mezquinos pensamientos que por lo común forman el exclusivo patrimonio de la mísera humanidad (citado en González, 2009: 324). · Julius Minutoli. Unos pocos años más tarde, en 1853, este político y diplomático pru-siano escribió: … cuando me acuerdo de la magnífica noche en que subí desde Las Cañadas por los volcánicos bordes del cráter para esperar la salida del Sol en el Pico de Tenerife, el profundo silencio de aquella naturaleza desolada, imponente, quebrada y abrup-ta tenía algo de profundamente conmovedor (citado en González, 2009: 327). Valgan estos ejemplos para mostrar el enorme atractivo que ha tenido siempre el volcán Teide y sus inmediaciones para todo tipo de visitantes. No podía dejar de surtir efectos se-mejantes, pero con diversas particularidades entre los adeptos a las ideas alternativas en forma de espiritualidades minoritarias, heterodoxias científicas y sensibilidades místicas como las que encontramos en la subcultura de la New Age. 2.5. Apropiación de Las Cañadas del Teide por la subcultura de la New Age El Parque Nacional del Teide se convirtió desde los años 80 del pasado siglo en un lugar especial en el que las energías sutiles se perciben, donde tienen lugar numerosos sucesos extraños, se han observado entidades humanoides de naturaleza desconocida (probable-mente extraterrestres), se han percibido sonidos de origen indeterminado, en particular similares a un coro de voces humanas, y se han producido abundantes observaciones de luces de origen desconocido calificadas como ovnis (naves alienígenas) tanto por los tes-tigos como por los expertos que los han entrevistado. De estos fenómenos existen fotogra-fías que jamás han visto la luz ni han sido puestas a disposición de analistas cualificados. Y en 1992 ocurrió en el lugar un supuesto ufo crash, un accidente en el que se habría visto involucrada una nave de origen extraterrestre al estrellarse contra el volcánico terreno (éste es uno de los motivos más populares de la creencia ufológica, del que el caso Roswell en Nuevo México en 1947 es el más famoso). Los aficionados y promotores de las creencias paranormalistas locales fueron difun-diendo esta imagen del Teide y de su entorno como un lugar mágico, de tal forma que desde entonces acuden visitantes a vivir directamente tales sensaciones y a experi-mentar de primera mano los acontecimientos que allí tienen lugar. Fraile relata en un En 1978 tuvo lugar en Las Cañadas de Teide la Operación Unidad Planetaria (cortesía Diario de Avisos, 5-6-1988). 35 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 reportaje dedicado a Las Cañadas del Teide publicado en una revista de misterios ya desaparecida: A medida que ascendíamos nuestro coche iba perdiendo fuerzas; por el contrario, nosotros parecíamos recuperarlas, tal es la intensidad telúrica de la zona (Fraile, 1995). Es casi superfluo indicar que la subjetividad juega un importante papel en todo este escenario: Cualquier decisión que uno tome en este mágico enclave ha de ser acertada, pues permite escuchar sin interferencias el sonido del corazón. El hecho es que el mag-netismo de esta zona opera sobre el visitante un efecto altamente positivo. Aquí, los demonios internos pugnan por escapar, abrasados por el fuego de un particular magma interior: el conocimiento (Ibídem). De inmediato los ovnis entran en juego en la especulación de la autora, como un elemen-to más del paisaje que no puede ser pasado por alto: ¿Acaso son ovnis los destellos que en numerosas veladas nocturnas han sido vis-tos en las laderas de este mágico volcán? ¿Se trata por el contrario, como dicen los astrónomos, de fenómenos luminosos naturales? ¿O es que tal vez la energía telúrica de la zona puede operar insospechados cambios en nuestra percepción de las cosas? (Ibídem). Finalmente, el ascenso a Las Cañadas y una breve estancia reporta los beneficios espiri-tuales que se buscaban: Descargados de nuestros demonios internos, conscientes de que los sentidos ocul-tan más de lo que muestran y convencidos de que este lugar de poder había obrado en nosotros cambios insospechados, nos dispusimos a continuar el viaje (Ibídem). Pero es el ya citado periodista y ufólogo Francisco Padrón quien contribuyó fuertemente a la visión nuevaerista de Las Cañadas del Teide, convirtiéndolo en un lugar de referencia no sólo nacional sino internacional, en particular en Alemania, para los buscadores de sensa-ciones e intuiciones místicas alternativas. Ya desde los años 80 Las Cañadas del Teide fue señalado como punto neurálgico del misterio. Allí tendría lugar una primera congregación en búsqueda del cambio de conciencia y del amor universal, la Unidad Planetaria: La Unidad Planetaria, consistente en reunirse personas de buena voluntad, en acto sencillo de meditación, con el único objetivo de enviar pensamientos de Paz y Amor a todo el planeta Tierra fue programada minuciosamente, al detalle, por entidades pertenecientes a otra dimensión. Así fue y así se hizo por mediación de proyeccio-nes o viajes astrales. Durante varios años consecutivos, dicho día y hora, miles de personas se reunían en el Valle de Ucanca, a la luz de la Luna, de las antorchas, oyendo una música adecuada para, grupalmente, crear la más activa y beneficiosa energía mental, de auténtica vibración positiva, la que genera el Amor y los deseos de Paz. El Archipiélago es un centro de irradiación energética a nivel planetario. Esto lo saben muy bien los denominados maestros o instructores del conocimiento oculto (Padrón, 1988a). Al mes siguiente podemos leer en el mismo diario: … cuando paseo por Ucanca o por Las Cañadas, aparte de sentir que mi cuerpo se carga de una especie de energía vital y vivificadora, el espíritu se abre, de gol-pe, a una nueva dimensión, a otro plano, perdiendo de vista nuestras pequeñas batallitas y problemas, sintiéndome heredero de antiguas tradiciones y culturas… (Padrón, 1988b). Según el fallecido periodista y ocul-tista tinerfeño Francisco Padrón, Las Cañadas del Teide es un lugar lleno de “energía vital y vivificadora” (cortesía Diario de Avisos, 24-7-1988). 36 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Según Miguel Blanco, presentador de Espacio en blanco de Radio Nacional de Es-paña, hay unas energías del cielo y de la tierra que se mezclan, concretamente en Tenerife, parece ser un punto potente. Evidentemente hay una creencia en la gente de todo este tipo de fenómenos, porque son mucho más abiertos, y por otro lado porque hay mucha gente, científicos y estudiosos que aseguran que en Canarias hay bases submarinas. Que ciertas razas de extraterrestres están en algunos luga-res. A los extraterrestres les caen bien los canarios (Ara, 1990). A mediados de los 90 el Teide ya era considerado un emisor de energías de pleno derecho, y punto especial del planeta: Nuestro Teide es un auténtico emplazamiento de «poder» y todavía me atrevo a añadir algo más: en determinado lugar de aquella zona, el iniciado sabe de la exis-tencia de una «puerta a otras dimensiones». Ese volcán es uno de los «chakras» más importantes del planeta, es decir, un vórtice, una especie de «ombligo» donde se encuentran, donde se intersectan las energías telúricas y cósmicas, con un gran beneficio para los seres humanos que se abran allá arriba a recibir esta energía (Padrón, 1996). El argumento de autoridad no debe faltar en ninguna justificación del carácter especial de un lugar mágico, en este caso un grupo de «científicos», como siempre sin identificar: Una amiga física nuclear que ocupa en la actualidad un alto cargo en cierta empre-sa de carácter internacional y que ha colaborado estrechamente con nosotros en la investigación OVNI, me contaba, asombrada, cómo en jornada de descanso, al acompañar a los congresistas a una excursión al Teide, los más preclaros cerebros de la ciencia y la técnica de Europa decidieron efectuar, en el Valle de Ucanca, despatarrándose en el suelo, meditación colectiva, ya que estaban en un lugar «especial» (Padrón, 1998). Todo ello convierte a nuestro volcán protagonista en un miembro más de la gran familia de los lugares sacros y significativos para el pensamiento alternativo, mágico y New Age: Lo del Teide es lo mismo que ocurre en otros lugares del mundo: Machu-Picchu, Monte Shasta en Estados Unidos, Kilimanjaro en África, Monte Everest, desierto de Gobi en Asia. Montañas sagradas, lugares considerados sagrados, no solo por su belleza, historia y tradición, sino que, normalmente, son potentes centros de energía telúrica e incluso, en algunos de estos sitios, con el añadido de haberse producido extraños fenómenos (Padrón, 1999). Una forma creativa de expandirse estas creencias es a través de su normalización en el mundo empresarial, concretamente en el sector turístico. Así, el turismo del misterio ha elegido Las Cañadas del Teide como un destino recomendado para tener una experiencia alienígena, como puede verse en un especial que le dedicó la sección Viajar de la web de ABC el 6 de julio de 2012: El volcán Teide es desde tiempos remotos una zona sagrada. Tradicionalmente ha sido asociado a fenómenos ovni. El Parque Nacional del Teide es una de las re-servas naturales más visitadas del mundo. Muchos de los que acuden lo hacen por interés ufológico, sobre todo después de que en 1989 un programa de radio convocó en el lugar a decenas de miles de personas a compartir una experiencia de intento de contacto con extraterrestres. De forma parecida, diversas hojillas publicitarias sobre yoga y ecología depositadas en librerías New Age para la difusión de vacaciones alternativas tienen entre sus prácticas excursiones al Valle de Ucanca en Las Cañadas, para realizar meditaciones por la paz. 37 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 3. La mitología ufológica en acción: concentraciones para emitir ener-gías, alertas ovni y fenómenos luminosos extraños La faceta más relevante para la subcultura paranormal española respecto a Las Cañadas del Teide es la ufológica. Multitud de avistamientos de ovnis o naves extraterrestres han ocurrido en la zona, ya se tratara de vehículos físicos interplanetarios o con capacidad para desmaterializarse y pasar a otras dimensiones. No en vano, el Parque Nacional fue el lugar elegido para llevar a cabo uno de los actos públicos más relevantes de la cultura platillista española: la alerta ovni del 24 de junio de 1989 convocada por un programa de misterios de Radio Nacional de España. Veinte mil vatios de luz y diez mil de sonido fueron empleados en un montaje que pretendía recordar al de Encuentros en la tercera fase de Steven Spielberg. Los días previos, Francisco Padrón enmarcó el acto informando de las sensaciones que algunos psíquicos anónimos habían experimentado: Especialistas en cuestiones esotéricas o paranormales y en receptividad vibracional cosmotelúrica han afirmado que en la zona existe una energía especial. Y como en-clave misterioso también aquí ocurren hechos sorprendentes: luces que aparecen y desaparecen, seres gigantescos o, por el contrario, bajitos y cabezones que tiran piedras a los testigos, ruidos de potentes turbinas que se escuchan a altas horas de la madrugada, música que no se sabe de donde se emite, discos metálicos o lumi-nosos que se detienen en lo alto de un grupo de personas o de coches, que lanzan un rayo cegador, un jeep que persigue, sin darle alcance, a una esfera luminosa que brinca ante ellos... (Padrón, 1989). Radio Nacional promocionó la reunión nocturna indicando que Algo increíble está a punto de suceder en el Valle de Ucanca, un lugar considerado mágico desde la civilización guanche. Según Padrón, la intención de alerta ovni de Las Cañadas era aprovechar la energía telúrica y, tras un ejercicio de relajación, emitirla con ideas positivas de paz y armonía, proyectán-dola hacia todo el planeta y el espacio. Esta acción fue denominada «Operación Unidad Planetaria», nombre de otras reuniones semejantes que desde el año 1978 se celebraron anualmente en diversas oportunidades, y cuyo objetivo era enviar al planeta pensamien-tos de paz y amor. Sus organizadores afirmaron que todo lo habían programado al detalle entidades pertenecientes a otra dimensión (Cabrera, 2008). La más importante de estas reuniones, Operación Unidad Planetaria en Las Cañadas del Teide, fue la primera, el 22 de junio de 1978, organizada por la Sociedad Atlántica de Investigaciones Parapsicológicas. El acto fue promocionado de la siguiente forma: El aura de la Tierra está enrarecida debido a las auras negativas de sus habitantes humanos. Para contrarrestar esta situación, se emitirá energía mental positiva, de amor a la Humanidad. Los factores astrológicos han influido de manera determi-nante en que el día 22 de junio, a las 11 de la noche, se pueda dar esta unidad a nivel energético, entre gran parte de los hombres que componen nuestro planeta. La característica esencial de esta transmisión será que cada persona, individual-mente, en la medida en que transmita este mensaje, recibirá el amor y la armonía multiplicados como efecto de esa acción a nivel planetario. La energía emitida será recogida por nuestro planeta una vez canalizada desde medios exteriores, con lo cual se generará de manera efectiva, limpiando este aura energética que nos envuelve (García, 1978a). Según los organizadores, millares de personas se dieron cita en el Valle de Ucanca para irradiar energía positiva hacia la Tierra, en un mensaje de paz y unidad entre los hombres. El acto tuvo lugar también «en muchos puntos de la Tierra». Dos días antes en el mismo medio García indica que: 38 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Ucanca ha sido el núcleo más importante en cuanto a la reunión de personas, don-de asistieron más de tres mil. No tenemos que decir el extraordinario ambiente de paz y tranquilidad que siempre se respira en esta zona de la cual se tienen noticias de su calidad como sello energético, con propiedades muy especiales, lo cual ha hecho que el lugar fuera una zona idónea para esta meditación. Momentos antes de la meditación se había puesto una música que según los especialistas era pro-pia para la activación de las zonas esenciales de nuestro cuerpo, energéticamente hablando, mediante un equipo de altavoces que se había desplazado hasta Ucanca (García, 1978b). En el acto de 1989, La luz y música adecuada resaltarán la magia del lugar, del paisaje, del momen-to que unirá en pensamientos afines a miles de personas que se encuentren no sólo en este punto de Tenerife, sino en cualquier lugar de la Tierra, vibrando con idénticos deseos de paz y amor. También se aprovechará el acto para invitar a los tripulantes de las naves extraterrestres a que efectúen una aparición y que se unan a esta manifestación de buena voluntad. Pensamos que será un momento óptimo para realizar una especie de contacto o avistamiento masivo aunque, insistimos, el motivo principal es la emisión de energía positiva (Padrón, 1989). Como es de suponer, los extraterrestres no hicieron acto de presencia. Pero para los más optimistas, como tuve ocasión de comprobar personalmente en el transcurso de la noche, se trató de una experiencia de comunicación, un acto colectivo de identificación con los seres del espacio a través de los años luz que nos separan. Quizá algunos vieron ovnis, aunque no fueran más que alguno de los aviones que sobrevolaron la isla durante la alerta o, tal vez, alguno de los bromistas que, cerca del cráter del Teide, se dedicaban a apuntar con linternas hacia la multitud congregada en el mirador de la Ruleta. 3.1 Las Cañadas como zona caliente Las Islas Canarias son populares, entre otros motivos más mundanos, por ser una especie de cosmopuerto donde los extraterrestres realizan con frecuencia apariciones a bordo de sus naves estelares. También disponen de diversas bases submarinas, por ejemplo en la zona de Punta del Hidalgo, en la costa de La Laguna, en Tenerife, y entre esta isla y La Palma, amén de otras probables al gusto local de cada aficionado. En este sentido, Cana-rias es una zona caliente, expresión propia de la jerga ufológica que indica un lugar espe- Mirador de la Ruleta. 39 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 cialmente visitado por los ovnis o donde han abundado durante años los testimonios al respecto. Y una de estas zonas calientes es, como es de suponer, Las Cañadas del Teide. Los testimonios sobre misteriosas luces abundan, aunque siempre proceden de las mismas fuentes periodísticas. Estos informantes oficiosos de las extrañezas locales han asegurado que también los astrofísicos con turno nocturno en los telescopios asentados en Izaña han tenido la oportunidad de observar en muchas ocasiones ovnis, cosa que niegan al ser consultados por fuentes ajenas al mundo local de los misterios. Por supuesto, todos estos rumores perviven en el medio cúltico local de los creyentes, ya que jamás se ha presentado estudio alguno al respecto, listado de testimonios compro-bables o análisis racional de las abundantes observaciones que, al parecer, han tenido lugar. No existen contrastaciones independientes, ya que estas historias quedan en los círculos de promotores del fenómeno y en su gran mayoría son publicadas con ausencia de información relevante que pueda llevar a un interesado a comprobar su falsedad. En otras ocasiones se trata de una simple confesión emotiva sobre el lugar, que puede dar pie o justificar indirectamente las presunciones o especulaciones que otros han hecho previamente: Podemos desplazarnos a Las Cañadas del Teide y esperar a que ocurra algo extra-ño mientras contemplamos uno de los espectáculos más hermosos del mundo: el indescriptible cielo estrellado de las islas. Frente a su magnificencia uno se siente justificadamente pequeño y deduce sin necesidad de fórmulas o complejas argu-mentaciones bioquímicas que no estamos solos en el Cosmos. El sentimiento de auténtica espiritualidad se puede mermar si pensamos que no es lo mismo estar solos en el cosmos que recibir la visita de esos supuestos vecinos estelares, pero la subida nocturna al Teide bien merece la pena. Allí son innumerables los testimonios de personas que aseguran haber visto ovnis, incluso los que los describen como au-ténticas naves capaces de realizar maniobras virtualmente imposibles para nuestra tecnología. Otros van más allá, si es que es posible, reportando la observación de seres humanoides relacionados con observación de ovnis, o bien desligados de este tipo de fenomenología (González, 2003: 225). Se reúnen aquí un buen número de tópicos sobre la creencia platillista y la vivencia nu-minosa de la naturaleza, reforzándose mutuamente en su contexto. La concatenación de fenomenologías variadas –cada una de las cuales necesitaría una investigación indepen-diente que las sustanciara de alguna manera y probara su propia realidad– se presenta como un escenario multifacético: Las Cañadas del Teide es una zona caliente porque han ocurrido multitud de sucesos ufológicos y también es un lugar especial y espiritual, lo que confirma la presunción del autor (no estamos solos en el universo). Veamos unos pocos ejemplos de los sucesos divulgados en la prensa local que contribu-yeron a convertir a Las Cañadas del Teide en punto de paso obligado para los seres del cosmos, en la imaginería popular de los creyentes. · Ángel (nombre ficticio) y cuatro miembros de su familia estaban un día no determinado de 1980 a las 20:00 horas en el Valle de Ucanca. Decidieron irse y al arrancar su coche éste se enterró en la arena. Al no divisar a nadie cerca para que les ayudara, Ángel se alejó caminando por la carretera tratando de localizar a alguien. En principio no vio a nadie, pero poco después divisó a un grupo de cuatro individuos que, de improviso, aparecieron a su lado. A pesar de su sorpresa, les contó su problema, y se dirigieron al coche, pero sólo una de las cuatro entidades llegó, las otras tres habían desaparecido. Eran altos, rubios, delgados, con ojos azules de color muy intenso y vestían una especie de suéter cerrado. En ningún momento hablaron con Ángel, pero el que le acompañó al coche le sonrió y sin-tió una gran tranquilidad. El individuo extendió su mano derecha, apoyó ligeramente su mano en el capó del coche, lo desenterró y lo impulsó hacia atrás unos metros sin el más mínimo esfuerzo. Ángel subió a su coche, donde su familia esperaba debido al frío, arran-có el motor y al ir a dar las gracias al desconocido éste había desaparecido. Según Padrón, el testigo ha tenido otras vivencias de carácter bastante anómalo (Padrón, 1992a). Para la desaparecida revista Nueva Dimensión, el Teide ejerce sobre sus visitantes “un inexplicable magnetismo”. 40 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 · El 22 de abril de 1989 era una noche señalada por los sensitivos locales en Tenerife como especial para el avistamiento de naves extraterrestres, según Padrón. Uno de los diversos avistamientos que se produjeron en aquella jornada nocturna tuvo como prota-gonistas a un grupo no identificado de amigos que se habían desplazado a Las Cañadas a la búsqueda del avistamiento. En las inmediaciones de Yegua Blanca, a medianoche, dos extrañas luces cruzaron el firmamento y el «detector de ovnis magnético» que lleva-ban acusó su presencia. Inmediatamente se escuchó una música suave, especial, que lo inundaba todo, y que el informante de Padrón no pudo definir: «La escuché como si fuera en estéreo en toda mi cabeza», pero otros no escucharon nada. Después dos miembros del grupo y un perro se alejaron y vieron dos sombras, dos siluetas gigantescas, de unos tres metros, con ropas ajustadas de color claro. No pudieron ver sus rostros. Caminaron detrás de ellos hasta que el perro no quiso seguir avanzando más, de tal forma que uno de los protagonistas se asustó y renunció igualmente a seguir adelante, y ambos dieron la vuelta. «Humanos, así como nosotros, no eran, la verdad, pasé un mal rato». Al regresar al grupo no comentaron nada, pero dos días después se enteraron que otra persona del grupo había visto a los dos seres gigantescos, concretamente una mujer, al alejarse para realizar una necesidad fisiológica. Al regresar contó a su marido lo que pudo ver y cote-jaron su versión con la de los amigos con quienes pasaron aquella noche en Las Cañadas (Padrón, 1989). · 23 de septiembre de 1990. 23 horas. Un lugar, apartado, cerca de Ucanca. Dos personas que saben que se va a producir un contacto son iluminadas, desde lo alto, por una luz blanco-azulada brillante que les produce una sensación de mareo, pero, al mismo tiempo, de gran fuerza y transformación. Una voz grave, profunda, pausada, resuena en sus men-tes: «Usad esta energía en beneficio de los demás» (Padrón, 1992b). · El 23 de abril de 1995 una pareja se desplazó por la noche a Las Cañadas buscando tranquilidad. Al lado del Teide vieron una luz intermitente, a la que le contestaron con los faros del coche, estableciéndose una comunicación. Pensaron que podía tratarse de alguien con una linterna hasta que, de pronto, se desplazó rápidamente hacia un lado para ascender hasta el cielo, formando una L. Comienza a acercarse hasta el lugar en el que se hallan, dentro de su coche. La mujer expresa el deseo de abandonar el lugar pero él quiere quedarse. Finalmente se marchan, comprobando que la luz les sigue. Otro coche que iba detrás de ellos les adelanta a gran velocidad, posiblemente al percatarse de la proximidad de la luz. Al quedarse solos de nuevo piensan que la luz ha desaparecido, pero, de improviso, por la parte izquierda del conductor, a una decena de metros y a muy baja altura, aparece un enorme disco luminoso, de color blanco. Ante las súplicas de su acompañante, el conductor sigue adelante hasta que acaban perdiéndolo de vista. El testigo, al contrario que la mujer, no sintió temor en ningún momento, al contrario, expe-rimentó una gran sensación de paz, como si encontrara alivio a la sensación de pérdida por el familiar. Llegaron a La Laguna a las cinco de la mañana, cuando tendrían que haber llegado antes de las cuatro, debido al tiempo transcurrido (Padrón, 1995). (Una versión casi idéntica de este relato, en este caso con la visión de un collar de luces que iluminó toda la cordillera y el Valle de Ucanca en 1997, fue publicada por el mismo periodista en la edición de Diario de Avisos de 6-7-2007). · Por último, merece la pena recordar el caso de un supuesto aterrizaje o caída de un ovni, un ufo crash, como se le conoce en la jerga, ocurrido la noche del 12 de octubre de 1992. Unos jóvenes que se desplazaron hasta el Parque Nacional aquella noche se encontraron con la carretera cortada a la altura de la cafetería de El Portillo. El motivo fue el desprendimiento de una enorme piedra sobre la calzada, por lo cual el personal de Protección Civil y de la Guardia Civil cerró el paso hasta que fuera fragmentada en trozos más pequeños y retirada. Este suceso trivial fue divulgado por el periódico Diario de Las Palmas y un programa radiofónico de misterios. Los jóvenes testigos vieron, después de dar media vuelta, lo que parecían nueve o diez camiones militares containers sólo con las luces de posición cuyos conductores debían llevar gafas parecidas a las de visión nocturna. Por los alrededores se movían personas vestidas con monos de color amarillo o anaranjado. Al marcharse fueron seguidos durante un tramo por un todoterreno con las siglas ET del 41 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Ejército de Tierra. Algunas fuentes hablaron de que podía haber caído un misil y los aficio-nados a los platillos volantes apuntaron a la posibilidad de que una nave extraterrestre se hubiese estrellado en el Valle de Ucanca (Merino, 1993 a y b). 4. Conclusiones El carácter mágico de Las Cañadas y su relevancia como punto de paso de las naves extrate-rrestres que sobrevuelan la Tierra es una construcción social como tantas otras semejantes no basada en pruebas fehacientes, sólo en rumores, en la publicidad periódica de medios de comunicación especializados en el misterio en los años 90 y en el boca a boca de quienes aseguran haber experimentado tales hechos. Como en otros muchos ejemplos de la subcultura de la New Age en su vertiente ufológica, podemos interpretar esta creencia como un sincretismo entre elementos procedentes de una visión del mundo precientífica y vitalista y otra tecnomorfa y ocultista, para componer un sencillo credo de maravillas emotivas y espirituales por un lado e hipertecnológicas por otro. El ocultismo se caracte-riza, en general, por presentarse como una religión razonable basada en leyes cósmicas compatible con la ciencia. Como en otras facetas de la New Age, los rituales que han tenido lugar en Las Cañadas (concentraciones para recibir energía cósmica o propiciar la venida de los sapientísimos seres alienígenas a bordo de sus naves) traslucen una visión del mundo influida tanto por la ciencia (por lo que popularmente se cree o interpreta que es la ciencia) como por un rechazo a las religiosidades históricas en beneficio de una espiritualidad de autoconsumo, sin dogmas aparentes y abierta a innovaciones o ideas surgidas de la cultura popular (experiencias personales, presuntos descubrimientos científicos o supuesta confirmación por parte de la ciencia de creencias sobre apariciones, visiones y experiencias psíquicas). Las Cañadas del Teide es un lugar liminal, una zona de contacto entre la esfera ordinaria y la esfera sagrada, que en el ámbito de las creencias alternativas toma la forma de ilumina-ción espiritual, de conocimiento místico autónomo. Las recargas energéticas que otorga el volcánico paisaje a quien acude predispuesto posibilitan la trascendencia frente a este mundo degradado y caído. No se trata de una recarga cuantitativa, del rellenado de una especie de batería orgánica, sino de una vitamina espiritual que conecta con el mundo del que proceden las entidades evolucionadas de otros planetas y que facilita la evolución de la conciencia humana. La desacralización del mundo no consiguió eliminar el ansia por lo sagrado. Se buscan indicios, supervivencias, intrusiones en el mundo cientifista de concepciones místicas que producen sincretismos válidos de manera individualizada. A pesar de que las reuniones masivas en Las Cañadas del Teide han sido puntuales, su asentamiento como lugar espe-cial en la memoria de los creyentes en hechos maravillosos y supuestamente inexplica-bles fue un éxito. La emoción estética inmanente no es suficiente para los imbuidos del pensamiento alternativo: para ellos es necesaria la conexión con las energías sutiles y los indicios evidentes de que no estamos solos en el cosmos. En este sentido, la zona es un escenario no contaminado por la cosmovisión moderna en el que las propias condiciones ambientales y ecológicas (visión del cielo nocturno, belleza geológica, variaciones paisa-jísticas en verano e invierno, etc.) han contribuido a su percepción intersubjetiva como lugar mágico entre los aficionados a los misterios y enigmas divulgados mayoritariamente por los medios de comunicación especializados. Bibliografía Ara, Lorenzo de (1990). En Diario de Avisos, 22-4-1990. Cabrera, Victoria (2008). En La Opinión de Tenerife, 2-11-2008. Carracedo, Juan Carlos (2008). El volcán Teide. Volcanología, interpretación de paisajes e itinera-rios comentados. Tomo 2. 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Calificación | |
Título y subtítulo | Las Cañadas del Teide: lugar mágico y cosmopuerto extraterrestre |
Autor principal | Campo Pérez, Ricardo |
Entidad | Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias |
Numeración | Número 14 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Puerto de la Cruz |
Editorial | Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias |
Fecha | 2015 |
Páginas | pp. 028-041 |
Materias | Publicaciones periódicas ; Ciencias Sociales ; Humanidades ; Tenerife ; Teide ; Cosmología |
Enlaces relacionados | http://www.iehcan.com/category/publicaciones/catharum/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
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Texto | 29 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Anochecía rápidamente. A las ocho el mar fue invadido por la sombra, que vimos cómo se apoderaba, a una velocidad vertiginosa, de la costa, las escarpadas laderas y las monta-ñas circundantes. En dos minutos el cerco de Las Cañadas se había sumergido en noche. Sólo el Pico, todavía resplandeciente, emergía de un invisible abismo. Jules Verne Agencia Thompson y Cía. (1907). 1. ¿Qué son los lugares mágicos? En el amplio repertorio de creencias que pueden catalogarse como New Age (Hanegraaff, 1998; Kemp, 2004) se hallan los lugares mágicos, zonas especiales que desprenden una energía superior a la de otros y en los que los sensibilizados pueden percibir presencias numinosas o simplemente abrirse a otros sentimientos y vivencias transformadoras. Estos lugares mágicos pueden coincidir o no con lugares sagrados para tradiciones religiosas precristianas. La variedad de lugares sagrados, mágicos o especiales es enorme. Desde los bosques a los monumentos megalíticos, pasando por los altares, los santuarios y ciertas montañas, la experiencia sacra del ser humano ha contado siempre con zonas y espacios cualitati-vamente diferentes de aquéllos en los que se desarrolla la experiencia profana. También podemos hablar para referirnos a estos lugares ontológicamente superiores de lugares de poder: montañas donde moran los antepasados o los dioses (como el Olimpo para los griegos o el Everest para los sherpas) o los seres demoníacos en el caso de los volcanes, fuentes de las que mana agua, bosques en los que se encuentran árboles especiales como el roble (en la tradición céltica) o árboles aislados como el bodhi (Ficus religiosa) bajo el que Siddhartha Gautamá o Sakyamuni experimentó la iniciación convirtiéndose en Buda, etc. Otros lugares que desprenden esas energías especiales son Stonehenge, el monte Everest, Ayers Rock en Australia, la llanura de Nazca en Perú, la gran pirámide de Giza, etc. El proceso de secularización y globalización occidental despojó a esos lugares de su ca-rácter numinoso, al igual que a otros terrenos de la experiencia humana en Occidente. Perdieron su funcionalidad y su sacralidad hasta convertirse en espacios, en el mejor de los casos, bellos o inspiradores, pero sin una marca clara que los elevase por encima de una tierra uniformizada. No obstante, en la subcultura de la New Age, que retoma y actualiza antiguas cosmovi-siones, existe la creencia de que determinados lugares, frecuentemente coronados por una llamativa montaña, poseen características especiales que los hacen cualitativamente superiores a otros. Se trata de zonas con una energía especial que propician la comuni-cación con las fuerzas cósmicas y las entidades del más allá que velan por la evolución de la humanidad. Se trata de una resacralización de lugares en los que los sensitivos son capaces, según se dice, de percibir fuerzas telúricas, aunque todos podamos sentirlas si estamos predispuestos y receptivos al cambio, a la unión con el cosmos y con las energías Las Cañadas del Teide: lugar mágico y cosmopuerto extraterrestre Ricardo Campo Pérez 30 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 vivificadoras. En algunos casos, esos puntos del planeta han acabado convirtiéndose, por la fuerza del rumor y la publicidad, en zonas calientes, calificativo que en la jerga ufológi-ca reciben los lugares en los que se ha producido una gran cantidad de observaciones de ovnis o platillos volantes, equivalentes en el universo emic de la creencia a naves interplanetarias tripuladas por seres inteligentes muy evolucionados tanto técnica como espiritualmente. Si por algo se caracteriza la New Age es por un abrumador sincretismo de creencias ma-ravillosas en el que cada pieza, por muy heterogénea que sea respecto a otra, encaja tácitamente. Así, el cambio de conciencia casa con el vegetarianismo y las medicinas alternativas, y las energías sutiles se compenetran con los platillos volantes. Los lugares mágicos parece ser fuertes atractores de ambas cosas: allí se dan cita los efluvios vitales y las naves extraterrestres que, según el mito ufológico, sobrevuelan nuestro planeta desde finales de los años 40 del pasado siglo. Los lugares mágicos destacan por su liminalidad, por ser puntos de conexión entre el mundo sobrenatural y el mundo material. Según las fuentes y los divulgadores de la cul-tura ocultista contemporánea, estos espacios son centro de multitud de sucesos extraños, apariciones, sensaciones extrañas y experiencias paranormales, y también son tomados como punto de reunión especial para realizar ejercicios de comunicación con el cosmos y de emisión y recepción de energías. También se asocia a ellos la presencia de humanidades evolucionadas originarias de continentes desaparecidos como Atlántida o Lemuria, como en el caso del volcán Shasta en California, cuya importancia espiritual fue reivindicada en los años 30 por dos de las fuentes del pensamiento New Age, el círculo I AM de Guy Ballard y la Iglesia Triunfante y Universal de Elizabeth Clare Prophet. También durante la Convergencia Armónica, celebrada en agosto de 1987, los participantes describieron a este monte como uno de los pocos centros de poder globales. Estas apariciones o presencias de fauna anómala y de entidades misteriosas no es un tópico original de los actuales lugares mágicos, puesto que, como señala Martínez, desde muy antiguo se colocaba en los extremos de las tierras conocidas toda suerte de pueblos, en mayor o menor medida míticos, dotados de toda clase de cualidades extrañas y rasgos maravillosos: grifos (perros de Zeus de afilado hocico), arimaspos (que tenían un solo ojo), cinocéfalos (con cabeza de perro), nómadas libios con los ojos en el pecho, tauros antro-pófagos, los salvajes cálibes, las amazonas, los lotófagos, los cimerios, los lestrigones, las Gorgonas, las Fórcides, etc. (Martínez, 1992: 23). El divulgador tinerfeño de las creencias paranormales Francisco Padrón (1935-2005) de-dicó uno de sus artículos en la prensa local al monte Shasta como apoyo a su interpreta-ción de los lugares especiales o de poder. Según Padrón, en referencia a este lugar, hace algunos años [en 1989] era muy frecuente escuchar relatos acerca de apariciones de luces y de personas que salían de los bosques y retrocedían para esconderse cuando alguien los veía. Alguno de aquellos personajes, a veces, se acercaba a una aldea y cam-biaba pepitas y polvo de oro por modernas mercancías. Eran extraños no sólo por su traje sino por el color de su rostro, facciones, talla, agilidad y ligereza, con aspecto de ser muy viejos pero sumamente fuertes y activos. Tenían traza de extranjeros pero con la cabeza más voluminosa. En tiempos pasados se veía en el centro de los bosques grandes fogatas y se distinguían extrañas figuras iluminadas por las llamas. Otras veces se escuchaban mágicas canciones acompañadas de una fantástica música. En el mismo artículo agrega: El monte Shasta continúa siendo en la actualidad un lugar mágico al que acuden de diferentes partes del mundo muchas personas para sentir en su cuerpo y en su espíritu la gran carga energética que allí se genera. Pues bien, multipliquen por mil, o por más, esa misma energía y el resultante lo tenemos en el Teide (Padrón, 1989). 31 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Un ejemplo más reciente al respecto lo tenemos en el pico Bugarach, en el pueblo del mismo nombre de la región de Corbières, en el suroeste francés. Según los creyentes en la llegada del Apocalipsis el 12 de diciembre de 2012 de la presunta profecía maya, el monte de Bugarach iba a ser el único lugar que quedara a salvo porque es una montaña mágica en la que se cruzan creencias decimonónicas sobre lugares ocultos y de la cultura popular ufológica. La montaña tiene, según el medio cúltico New Age que la convirtió en foco de atención, energías mágicas y es utilizada como cosmopuerto por naves extrate-rrestres. Según cuentan estas fuentes «alternativas», el interior de la montaña está habi-tado por numerosas entidades alienígenas a la espera de que se produzca el cataclismo en diciembre de 2012 (http://pijamasurf.com/2010/12/bugarach-el-unico-pueblo-que-so-brevivira- al-apocalipsis-del-2012/). Uno de los creyentes aseguró lo siguiente respecto a este lugar especial: El apocalipsis en el que creemos es el final de un cierto mundo y el principio de otro: un mundo espiritual. El año 2012 es el fin de un ciclo de sufrimiento. Bugarach es uno de los mayores chakras de la Tierra, un lugar dedicado a dar la bienvenida a las energías del mañana. Las referencias a este monte como lugar mágico y especial en Internet son innumerables, de tal forma que es blanco de profecías de todo tipo, centro de energías, lugar donde se halla el Santo Grial, puertas dimensionales, habitantes intraterrenos y casi cualquier otro elemento propio de la cultura ocultista y paranormalista contemporánea. 2. Las Cañadas del Teide como lugar especial La histórica popularidad del Teide viene determinada por el hecho de ser una montaña especialmente imponente observada tanto desde la lejanía como desde sus inmediacio-nes –hasta el punto de que, durante siglos, los occidentales pensaron que era la más alta del mundo–, y de encontrarse en una isla, ámbito geográfico que siempre ha sido propenso para la generación de variadas creencias maravillosas. Por ejemplo, un pueblo insular en buena parte como el griego desarrolló una mitología abundantísima. La isla es siempre un lugar privilegiado para el acontecer de los fenómenos naturales, para el surgimiento de situaciones humanas inusuales o para el desarrollo de lo exótico y mila-groso. Como indica Martínez, hasta el descubrimiento de América en el siglo XV Canarias era el extremo occidental del mundo conocido, y es sabida la proliferación de pueblos y hechos fabulosos que se situaban en estos extremos. También las montañas son proclives a desarrollar misterios y fenómenos insólitos. Canarias participa de estos tres aspectos: es terreno insular, montañoso y fue en su momento el extremo del mundo. De ahí, pues, su predisposición al mito. Martínez cita a Herodoto, para quien «En cualquier caso, parece ser que las zonas más remotas del mundo, que circundan el resto de la tierra y delimitan su extensión, poseen fundamentalmente los productos que a nosotros se nos antojan más preciosos y más raros» (Martínez, 1992: 11). El volcán Teide y sus inmediaciones fueron declarados Parque Nacional el 22 de enero de 1954, y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 28 de junio de 2007 en Christchurch (Nueva Zelanda). El Teide destaca por su majestuosidad, amplitud de vistas paisajísticas desde todos sus puntos y su belleza. Estos elementos son, obviamente, de-terminantes para su consideración como destacado monumento natural y para su especial consideración legal, pero también son poderosos atractores para la cultura popular de los lugares especiales. Un cielo especialmente nítido –el Instituto de Astrofísica de Ca-narias dispone de diversos emplazamientos de observación astrofísica en el Parque– lo hace lugar apetecible para que los programas de radio especializados y los aficionados ufológicos lo hayan convertido en centro de alertas ovni y en lugar donde todo tipo de experiencias anómalas son frecuentes. 32 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 2.1. Territorio geológico La isla de Tenerife tiene su origen en tres volcanes surgidos durante el Mioceno y prin-cipios del Plioceno que llegaron a fusionarse. Son las actuales zonas de Anaga, Teno y Adeje. Posteriormente, los agentes erosivos comenzaron a desmantelar los escudos volcá-nicos previamente constituidos, formándose los abundantes barrancos que pueden verse en la isla. Después del Mioceno, surge en el centro de la isla el edificio volcánico conocido como Edificio Cañadas. Este edificio crece unificando a todos los macizos creados en la primera etapa. En los últimos tres millones y medio de años, varias erupciones dieron origen a edificios volcánicos semejantes al actual Teide, e incluso mayores, que fueron progresivamente destruidos por hundimientos o deslizamientos gravitacionales, hasta llegar al actual edificio de Las Cañadas del Teide con el estratovolcán Teide en el centro. Todo ello conforma un paisaje espectacular con infinidad de contrastes cromáticos, for-mas lávicas muy variadas y llamativas, una vegetación en gran parte endémica adaptada a las condiciones de insolación, escasez de humedad en verano y altura. Según Carracedo, los visitantes que descubren el Teide reciben una formidable visión que los sobrecoge de asombro y admiración. Muchos son los que regresan en distintas ocasiones para cono-cerlo mejor. De hecho, asegura este geólogo y vulcanólogo, cada día transcurrido en sus dominios tiene como recompensa el descubrimiento de nuevas sorpresas. Todo el parque es un extraordinario tesoro geológico en el que los volcanes, cráteres, chimeneas, coladas de lava y productos diversos forman un impresionante conjunto de colores y formas. Las Cañadas del Teide sorprende por su diversidad, inquieta por sus enormes ríos de lava petrificada e impresiona por sus rocas derruidas por la erosión y por las colosales dimen-siones de este caos mineral. Como contraste, en primavera ofrece un maravilloso jardín lleno de flores y suaves aromas, único en el mundo (Carracedo, 2008: 66-67). Sin duda, gran parte de la magia que envuelve el lugar es debido a sus peculiares rasgos geológicos. 2.2. Época prehispánica Tejera explica que los habitantes prehispánicos de la isla, los guanches, identificaron el volcán con los infiernos: el significado de Echeyde (de donde procede Teide) era «morada de Guayota, el Maligno». El Teide era el lugar que albergaba las fuerzas del mal por el fuego espantoso, ruido y temblor que solía producir, por lo cual lo consideraban morada de los demonios (Tejera, 2010: 57). La tradición literaria concibió al Teide como la ubica-ción del Infierno al interpretarlo a través de la cosmogonía cristiana. Además, el Teide fue asentamiento de aborígenes y delincuentes una vez finalizada la conquista de la isla en 1496 (González, 2009: 39). Giovanni Boccaccio redactó la crónica de uno de los primeros viajes a las islas realmente importante con ánimo aventurero y comercial. Al mando de la expedición se encontraban el capitán florentino Angelino Corbizzi y el piloto genovés Nicolosso de Recco. Al circun-navegar Tenerife y observar desde todas partes el Teide no se atrevieron a desembarcar por el temor que les producía (González, 2009: 30-31). Las montañas de gran altura se consideraban semejantes a monstruos de la naturaleza, fenómenos aterradores y nada favorables para el hombre civilizado. El texto de Boccaccio pone de manifiesto el terror y la superstición con que se veían las montañas por entonces. 2.3. Época posterior a la conquista Hasta el siglo XVI se pensaba que el Teide estaba siempre cubierto de nieves y en perma-nente erupción, y que era la montaña más alta del mundo. Se creyó, desde la antigüedad, que era el monte Atlas que diera nombre al océano. Podía divisarse desde muchas leguas de distancia. Cuando a finales del siglo XVIII el romanticismo recuperó la visión sagrada y estética de la naturaleza, montañas como el Teide se volvieron objetos de culto, expresión de lo sublime, 33 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 y se alentó su exploración. Como recuerda González, muchos viajeros y naturalistas explo-raron las islas por su grandeza escénica y el Teide reforzaría su categoría cultural para la civilización europea en la medida en se va a conocer definitivamente el paisaje inhóspito de la montaña y su entorno, Las Cañadas (González Lemus, 2009: 74). El desarrollo del turismo de masas en el siglo XX convirtió en destino apetecible las inme-diaciones del volcán y a éste mismo. A la creación del Parque Nacional del Teide en 1954 y su declaración, en 2006, como Patrimonio de la Humanidad, contribuyeron el interés estético del lugar, que conforma uno de los paisajes volcánicos más impresionantes del planeta, y su importancia en la historia de la ciencia y la cultura (González, 2009: 204). Pero esta regulación legal del estatuto del Teide es el último episodio de una larga lista de visiones y apreciaciones por parte de personajes ilustres que visitaron la isla en diversos momentos. 2.4. Viajeros extranjeros a Tenerife La lista de viajeros, científicos expedicionarios y simples curiosos que visitaron la isla tinerfeña desde el siglo XVIII es larguísima. Entre los visitantes que contemplaron el circo natural de Las Cañadas y su volcán central destacan: · John Barrow. Este matemático inglés miembro de la Royal Society se encontró con mal tiempo en su subida al Teide en 1792. Apenas pudo entrever las llanuras de lava de Las Cañadas. · Alexander von Humboldt. La corta estancia del geógrafo y naturalista Humboldt en Tene-rife fue trascendental para Canarias, recuerda González. Humboldt eleva al Teide al mayor pedestal al compararlo con las montañas y volcanes más altos y hasta entonces sobresa-lientes para los viajeros y naturalistas dieciochescos. Fue, además, el único viajero utilizado en la isla como escaparate con fines turísticos a lo largo de la siguiente centuria. El plan globalizador del estudio de la naturaleza de Humboldt invitó e inspiró a muchos naturalis-tas a buscar motivos científicos para visitar Tenerife (González, 2009: 91). · Jacques Arago. Este escritor, artista y explorador francés hizo una descripción del Tei-de plenamente romántica que seguramente comparten muchos de los contemporáneos identificados con la sensibilidad de la New Age: Sobre mí, el Pico, con sus fantásticas fumarolas, despedía, de vez en cuando, una luz pálida y tenue y, a modo de cúpula, la inmensidad de los cielos, tachonada de multitud de estrellas brillantes que centelleaban con un fulgor que dañaba la vista. Era un espectáculo mágico y religioso a la vez, que invitaba a meditar (citado en González, 2009: 118). González destaca que, a través de los fragmentos de los viajeros decimonónicos, la des-lumbrante realidad natural del Teide se eleva a hermoso paraje que atrae la atención de múltiples visitantes y estudiosos. Se convierte en un lugar conocido pero misterioso. El Teide fue un singular atractivo para la corriente viajera que invadió las islas en el siglo XIX. Una corriente que González conecta con el despegue del turismo, con el que alcanzará cotas considerables (González, 2009: 154). El Parque Nacional del Teide es el más visitado de España y de Europa, con más de tres millones de visitantes por año. · Ernst Haeckel. Este biólogo evolucionista alemán se expresó en estos términos después de ascender al cráter del Teide: La hora que duró mi permanencia en el borde del cráter del pico del Teide, y que transcurrió tan rápida como si hubiese sido sólo un minuto, pertenece a una de las más inolvidables de mi vida. Impresiones de tanta majestad como aquélla, de tanto carácter y profundidad tal, no pueden borrarse jamás. Las formas que desde una 34 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 alta eminencia montañosa aislada se divisan, así como la distribución de los claros y oscuros, son en la mayoría de los casos nada más que bellas. Se trata de otras causas a las cuales los panoramas deben su sello especial y el encanto indefinible que producen (citado en González, 2009: 157). · Olivia Stone: Uno de los logros más sublimes de la Naturaleza, donde todos sus vastos recursos se unen para ofrecer un efecto grandioso y supremo, es un amanecer visto desde el Pico del Teide. Si existe aquella persona que jamás haya experimentado el hondo estremecimiento del alma, entonces debe buscar el éxtasis en la cumbre del Teide. La Naturaleza le habla a cada corazón individualmente y ningún mortal puede interferir en esta comunión (citado en González, 2009: 170, 378). · Víctor Pruneda, periodista republicano, se expresó en 1844 en términos casi religiosos: Colocado el hombre en la cima de la montaña [del Teide] se cree elevado a la región de las nubes y experimenta un placer indecible; su extasiada mente se eleva con entusiasmo religioso hasta las gradas del Eterno; el ánimo sereno y tranquilo quiere remontarse sobre la triste mansión de los hombres, dejando en ella los bajos y mezquinos pensamientos que por lo común forman el exclusivo patrimonio de la mísera humanidad (citado en González, 2009: 324). · Julius Minutoli. Unos pocos años más tarde, en 1853, este político y diplomático pru-siano escribió: … cuando me acuerdo de la magnífica noche en que subí desde Las Cañadas por los volcánicos bordes del cráter para esperar la salida del Sol en el Pico de Tenerife, el profundo silencio de aquella naturaleza desolada, imponente, quebrada y abrup-ta tenía algo de profundamente conmovedor (citado en González, 2009: 327). Valgan estos ejemplos para mostrar el enorme atractivo que ha tenido siempre el volcán Teide y sus inmediaciones para todo tipo de visitantes. No podía dejar de surtir efectos se-mejantes, pero con diversas particularidades entre los adeptos a las ideas alternativas en forma de espiritualidades minoritarias, heterodoxias científicas y sensibilidades místicas como las que encontramos en la subcultura de la New Age. 2.5. Apropiación de Las Cañadas del Teide por la subcultura de la New Age El Parque Nacional del Teide se convirtió desde los años 80 del pasado siglo en un lugar especial en el que las energías sutiles se perciben, donde tienen lugar numerosos sucesos extraños, se han observado entidades humanoides de naturaleza desconocida (probable-mente extraterrestres), se han percibido sonidos de origen indeterminado, en particular similares a un coro de voces humanas, y se han producido abundantes observaciones de luces de origen desconocido calificadas como ovnis (naves alienígenas) tanto por los tes-tigos como por los expertos que los han entrevistado. De estos fenómenos existen fotogra-fías que jamás han visto la luz ni han sido puestas a disposición de analistas cualificados. Y en 1992 ocurrió en el lugar un supuesto ufo crash, un accidente en el que se habría visto involucrada una nave de origen extraterrestre al estrellarse contra el volcánico terreno (éste es uno de los motivos más populares de la creencia ufológica, del que el caso Roswell en Nuevo México en 1947 es el más famoso). Los aficionados y promotores de las creencias paranormalistas locales fueron difun-diendo esta imagen del Teide y de su entorno como un lugar mágico, de tal forma que desde entonces acuden visitantes a vivir directamente tales sensaciones y a experi-mentar de primera mano los acontecimientos que allí tienen lugar. Fraile relata en un En 1978 tuvo lugar en Las Cañadas de Teide la Operación Unidad Planetaria (cortesía Diario de Avisos, 5-6-1988). 35 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 reportaje dedicado a Las Cañadas del Teide publicado en una revista de misterios ya desaparecida: A medida que ascendíamos nuestro coche iba perdiendo fuerzas; por el contrario, nosotros parecíamos recuperarlas, tal es la intensidad telúrica de la zona (Fraile, 1995). Es casi superfluo indicar que la subjetividad juega un importante papel en todo este escenario: Cualquier decisión que uno tome en este mágico enclave ha de ser acertada, pues permite escuchar sin interferencias el sonido del corazón. El hecho es que el mag-netismo de esta zona opera sobre el visitante un efecto altamente positivo. Aquí, los demonios internos pugnan por escapar, abrasados por el fuego de un particular magma interior: el conocimiento (Ibídem). De inmediato los ovnis entran en juego en la especulación de la autora, como un elemen-to más del paisaje que no puede ser pasado por alto: ¿Acaso son ovnis los destellos que en numerosas veladas nocturnas han sido vis-tos en las laderas de este mágico volcán? ¿Se trata por el contrario, como dicen los astrónomos, de fenómenos luminosos naturales? ¿O es que tal vez la energía telúrica de la zona puede operar insospechados cambios en nuestra percepción de las cosas? (Ibídem). Finalmente, el ascenso a Las Cañadas y una breve estancia reporta los beneficios espiri-tuales que se buscaban: Descargados de nuestros demonios internos, conscientes de que los sentidos ocul-tan más de lo que muestran y convencidos de que este lugar de poder había obrado en nosotros cambios insospechados, nos dispusimos a continuar el viaje (Ibídem). Pero es el ya citado periodista y ufólogo Francisco Padrón quien contribuyó fuertemente a la visión nuevaerista de Las Cañadas del Teide, convirtiéndolo en un lugar de referencia no sólo nacional sino internacional, en particular en Alemania, para los buscadores de sensa-ciones e intuiciones místicas alternativas. Ya desde los años 80 Las Cañadas del Teide fue señalado como punto neurálgico del misterio. Allí tendría lugar una primera congregación en búsqueda del cambio de conciencia y del amor universal, la Unidad Planetaria: La Unidad Planetaria, consistente en reunirse personas de buena voluntad, en acto sencillo de meditación, con el único objetivo de enviar pensamientos de Paz y Amor a todo el planeta Tierra fue programada minuciosamente, al detalle, por entidades pertenecientes a otra dimensión. Así fue y así se hizo por mediación de proyeccio-nes o viajes astrales. Durante varios años consecutivos, dicho día y hora, miles de personas se reunían en el Valle de Ucanca, a la luz de la Luna, de las antorchas, oyendo una música adecuada para, grupalmente, crear la más activa y beneficiosa energía mental, de auténtica vibración positiva, la que genera el Amor y los deseos de Paz. El Archipiélago es un centro de irradiación energética a nivel planetario. Esto lo saben muy bien los denominados maestros o instructores del conocimiento oculto (Padrón, 1988a). Al mes siguiente podemos leer en el mismo diario: … cuando paseo por Ucanca o por Las Cañadas, aparte de sentir que mi cuerpo se carga de una especie de energía vital y vivificadora, el espíritu se abre, de gol-pe, a una nueva dimensión, a otro plano, perdiendo de vista nuestras pequeñas batallitas y problemas, sintiéndome heredero de antiguas tradiciones y culturas… (Padrón, 1988b). Según el fallecido periodista y ocul-tista tinerfeño Francisco Padrón, Las Cañadas del Teide es un lugar lleno de “energía vital y vivificadora” (cortesía Diario de Avisos, 24-7-1988). 36 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Según Miguel Blanco, presentador de Espacio en blanco de Radio Nacional de Es-paña, hay unas energías del cielo y de la tierra que se mezclan, concretamente en Tenerife, parece ser un punto potente. Evidentemente hay una creencia en la gente de todo este tipo de fenómenos, porque son mucho más abiertos, y por otro lado porque hay mucha gente, científicos y estudiosos que aseguran que en Canarias hay bases submarinas. Que ciertas razas de extraterrestres están en algunos luga-res. A los extraterrestres les caen bien los canarios (Ara, 1990). A mediados de los 90 el Teide ya era considerado un emisor de energías de pleno derecho, y punto especial del planeta: Nuestro Teide es un auténtico emplazamiento de «poder» y todavía me atrevo a añadir algo más: en determinado lugar de aquella zona, el iniciado sabe de la exis-tencia de una «puerta a otras dimensiones». Ese volcán es uno de los «chakras» más importantes del planeta, es decir, un vórtice, una especie de «ombligo» donde se encuentran, donde se intersectan las energías telúricas y cósmicas, con un gran beneficio para los seres humanos que se abran allá arriba a recibir esta energía (Padrón, 1996). El argumento de autoridad no debe faltar en ninguna justificación del carácter especial de un lugar mágico, en este caso un grupo de «científicos», como siempre sin identificar: Una amiga física nuclear que ocupa en la actualidad un alto cargo en cierta empre-sa de carácter internacional y que ha colaborado estrechamente con nosotros en la investigación OVNI, me contaba, asombrada, cómo en jornada de descanso, al acompañar a los congresistas a una excursión al Teide, los más preclaros cerebros de la ciencia y la técnica de Europa decidieron efectuar, en el Valle de Ucanca, despatarrándose en el suelo, meditación colectiva, ya que estaban en un lugar «especial» (Padrón, 1998). Todo ello convierte a nuestro volcán protagonista en un miembro más de la gran familia de los lugares sacros y significativos para el pensamiento alternativo, mágico y New Age: Lo del Teide es lo mismo que ocurre en otros lugares del mundo: Machu-Picchu, Monte Shasta en Estados Unidos, Kilimanjaro en África, Monte Everest, desierto de Gobi en Asia. Montañas sagradas, lugares considerados sagrados, no solo por su belleza, historia y tradición, sino que, normalmente, son potentes centros de energía telúrica e incluso, en algunos de estos sitios, con el añadido de haberse producido extraños fenómenos (Padrón, 1999). Una forma creativa de expandirse estas creencias es a través de su normalización en el mundo empresarial, concretamente en el sector turístico. Así, el turismo del misterio ha elegido Las Cañadas del Teide como un destino recomendado para tener una experiencia alienígena, como puede verse en un especial que le dedicó la sección Viajar de la web de ABC el 6 de julio de 2012: El volcán Teide es desde tiempos remotos una zona sagrada. Tradicionalmente ha sido asociado a fenómenos ovni. El Parque Nacional del Teide es una de las re-servas naturales más visitadas del mundo. Muchos de los que acuden lo hacen por interés ufológico, sobre todo después de que en 1989 un programa de radio convocó en el lugar a decenas de miles de personas a compartir una experiencia de intento de contacto con extraterrestres. De forma parecida, diversas hojillas publicitarias sobre yoga y ecología depositadas en librerías New Age para la difusión de vacaciones alternativas tienen entre sus prácticas excursiones al Valle de Ucanca en Las Cañadas, para realizar meditaciones por la paz. 37 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 3. La mitología ufológica en acción: concentraciones para emitir ener-gías, alertas ovni y fenómenos luminosos extraños La faceta más relevante para la subcultura paranormal española respecto a Las Cañadas del Teide es la ufológica. Multitud de avistamientos de ovnis o naves extraterrestres han ocurrido en la zona, ya se tratara de vehículos físicos interplanetarios o con capacidad para desmaterializarse y pasar a otras dimensiones. No en vano, el Parque Nacional fue el lugar elegido para llevar a cabo uno de los actos públicos más relevantes de la cultura platillista española: la alerta ovni del 24 de junio de 1989 convocada por un programa de misterios de Radio Nacional de España. Veinte mil vatios de luz y diez mil de sonido fueron empleados en un montaje que pretendía recordar al de Encuentros en la tercera fase de Steven Spielberg. Los días previos, Francisco Padrón enmarcó el acto informando de las sensaciones que algunos psíquicos anónimos habían experimentado: Especialistas en cuestiones esotéricas o paranormales y en receptividad vibracional cosmotelúrica han afirmado que en la zona existe una energía especial. Y como en-clave misterioso también aquí ocurren hechos sorprendentes: luces que aparecen y desaparecen, seres gigantescos o, por el contrario, bajitos y cabezones que tiran piedras a los testigos, ruidos de potentes turbinas que se escuchan a altas horas de la madrugada, música que no se sabe de donde se emite, discos metálicos o lumi-nosos que se detienen en lo alto de un grupo de personas o de coches, que lanzan un rayo cegador, un jeep que persigue, sin darle alcance, a una esfera luminosa que brinca ante ellos... (Padrón, 1989). Radio Nacional promocionó la reunión nocturna indicando que Algo increíble está a punto de suceder en el Valle de Ucanca, un lugar considerado mágico desde la civilización guanche. Según Padrón, la intención de alerta ovni de Las Cañadas era aprovechar la energía telúrica y, tras un ejercicio de relajación, emitirla con ideas positivas de paz y armonía, proyectán-dola hacia todo el planeta y el espacio. Esta acción fue denominada «Operación Unidad Planetaria», nombre de otras reuniones semejantes que desde el año 1978 se celebraron anualmente en diversas oportunidades, y cuyo objetivo era enviar al planeta pensamien-tos de paz y amor. Sus organizadores afirmaron que todo lo habían programado al detalle entidades pertenecientes a otra dimensión (Cabrera, 2008). La más importante de estas reuniones, Operación Unidad Planetaria en Las Cañadas del Teide, fue la primera, el 22 de junio de 1978, organizada por la Sociedad Atlántica de Investigaciones Parapsicológicas. El acto fue promocionado de la siguiente forma: El aura de la Tierra está enrarecida debido a las auras negativas de sus habitantes humanos. Para contrarrestar esta situación, se emitirá energía mental positiva, de amor a la Humanidad. Los factores astrológicos han influido de manera determi-nante en que el día 22 de junio, a las 11 de la noche, se pueda dar esta unidad a nivel energético, entre gran parte de los hombres que componen nuestro planeta. La característica esencial de esta transmisión será que cada persona, individual-mente, en la medida en que transmita este mensaje, recibirá el amor y la armonía multiplicados como efecto de esa acción a nivel planetario. La energía emitida será recogida por nuestro planeta una vez canalizada desde medios exteriores, con lo cual se generará de manera efectiva, limpiando este aura energética que nos envuelve (García, 1978a). Según los organizadores, millares de personas se dieron cita en el Valle de Ucanca para irradiar energía positiva hacia la Tierra, en un mensaje de paz y unidad entre los hombres. El acto tuvo lugar también «en muchos puntos de la Tierra». Dos días antes en el mismo medio García indica que: 38 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Ucanca ha sido el núcleo más importante en cuanto a la reunión de personas, don-de asistieron más de tres mil. No tenemos que decir el extraordinario ambiente de paz y tranquilidad que siempre se respira en esta zona de la cual se tienen noticias de su calidad como sello energético, con propiedades muy especiales, lo cual ha hecho que el lugar fuera una zona idónea para esta meditación. Momentos antes de la meditación se había puesto una música que según los especialistas era pro-pia para la activación de las zonas esenciales de nuestro cuerpo, energéticamente hablando, mediante un equipo de altavoces que se había desplazado hasta Ucanca (García, 1978b). En el acto de 1989, La luz y música adecuada resaltarán la magia del lugar, del paisaje, del momen-to que unirá en pensamientos afines a miles de personas que se encuentren no sólo en este punto de Tenerife, sino en cualquier lugar de la Tierra, vibrando con idénticos deseos de paz y amor. También se aprovechará el acto para invitar a los tripulantes de las naves extraterrestres a que efectúen una aparición y que se unan a esta manifestación de buena voluntad. Pensamos que será un momento óptimo para realizar una especie de contacto o avistamiento masivo aunque, insistimos, el motivo principal es la emisión de energía positiva (Padrón, 1989). Como es de suponer, los extraterrestres no hicieron acto de presencia. Pero para los más optimistas, como tuve ocasión de comprobar personalmente en el transcurso de la noche, se trató de una experiencia de comunicación, un acto colectivo de identificación con los seres del espacio a través de los años luz que nos separan. Quizá algunos vieron ovnis, aunque no fueran más que alguno de los aviones que sobrevolaron la isla durante la alerta o, tal vez, alguno de los bromistas que, cerca del cráter del Teide, se dedicaban a apuntar con linternas hacia la multitud congregada en el mirador de la Ruleta. 3.1 Las Cañadas como zona caliente Las Islas Canarias son populares, entre otros motivos más mundanos, por ser una especie de cosmopuerto donde los extraterrestres realizan con frecuencia apariciones a bordo de sus naves estelares. También disponen de diversas bases submarinas, por ejemplo en la zona de Punta del Hidalgo, en la costa de La Laguna, en Tenerife, y entre esta isla y La Palma, amén de otras probables al gusto local de cada aficionado. En este sentido, Cana-rias es una zona caliente, expresión propia de la jerga ufológica que indica un lugar espe- Mirador de la Ruleta. 39 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 cialmente visitado por los ovnis o donde han abundado durante años los testimonios al respecto. Y una de estas zonas calientes es, como es de suponer, Las Cañadas del Teide. Los testimonios sobre misteriosas luces abundan, aunque siempre proceden de las mismas fuentes periodísticas. Estos informantes oficiosos de las extrañezas locales han asegurado que también los astrofísicos con turno nocturno en los telescopios asentados en Izaña han tenido la oportunidad de observar en muchas ocasiones ovnis, cosa que niegan al ser consultados por fuentes ajenas al mundo local de los misterios. Por supuesto, todos estos rumores perviven en el medio cúltico local de los creyentes, ya que jamás se ha presentado estudio alguno al respecto, listado de testimonios compro-bables o análisis racional de las abundantes observaciones que, al parecer, han tenido lugar. No existen contrastaciones independientes, ya que estas historias quedan en los círculos de promotores del fenómeno y en su gran mayoría son publicadas con ausencia de información relevante que pueda llevar a un interesado a comprobar su falsedad. En otras ocasiones se trata de una simple confesión emotiva sobre el lugar, que puede dar pie o justificar indirectamente las presunciones o especulaciones que otros han hecho previamente: Podemos desplazarnos a Las Cañadas del Teide y esperar a que ocurra algo extra-ño mientras contemplamos uno de los espectáculos más hermosos del mundo: el indescriptible cielo estrellado de las islas. Frente a su magnificencia uno se siente justificadamente pequeño y deduce sin necesidad de fórmulas o complejas argu-mentaciones bioquímicas que no estamos solos en el Cosmos. El sentimiento de auténtica espiritualidad se puede mermar si pensamos que no es lo mismo estar solos en el cosmos que recibir la visita de esos supuestos vecinos estelares, pero la subida nocturna al Teide bien merece la pena. Allí son innumerables los testimonios de personas que aseguran haber visto ovnis, incluso los que los describen como au-ténticas naves capaces de realizar maniobras virtualmente imposibles para nuestra tecnología. Otros van más allá, si es que es posible, reportando la observación de seres humanoides relacionados con observación de ovnis, o bien desligados de este tipo de fenomenología (González, 2003: 225). Se reúnen aquí un buen número de tópicos sobre la creencia platillista y la vivencia nu-minosa de la naturaleza, reforzándose mutuamente en su contexto. La concatenación de fenomenologías variadas –cada una de las cuales necesitaría una investigación indepen-diente que las sustanciara de alguna manera y probara su propia realidad– se presenta como un escenario multifacético: Las Cañadas del Teide es una zona caliente porque han ocurrido multitud de sucesos ufológicos y también es un lugar especial y espiritual, lo que confirma la presunción del autor (no estamos solos en el universo). Veamos unos pocos ejemplos de los sucesos divulgados en la prensa local que contribu-yeron a convertir a Las Cañadas del Teide en punto de paso obligado para los seres del cosmos, en la imaginería popular de los creyentes. · Ángel (nombre ficticio) y cuatro miembros de su familia estaban un día no determinado de 1980 a las 20:00 horas en el Valle de Ucanca. Decidieron irse y al arrancar su coche éste se enterró en la arena. Al no divisar a nadie cerca para que les ayudara, Ángel se alejó caminando por la carretera tratando de localizar a alguien. En principio no vio a nadie, pero poco después divisó a un grupo de cuatro individuos que, de improviso, aparecieron a su lado. A pesar de su sorpresa, les contó su problema, y se dirigieron al coche, pero sólo una de las cuatro entidades llegó, las otras tres habían desaparecido. Eran altos, rubios, delgados, con ojos azules de color muy intenso y vestían una especie de suéter cerrado. En ningún momento hablaron con Ángel, pero el que le acompañó al coche le sonrió y sin-tió una gran tranquilidad. El individuo extendió su mano derecha, apoyó ligeramente su mano en el capó del coche, lo desenterró y lo impulsó hacia atrás unos metros sin el más mínimo esfuerzo. Ángel subió a su coche, donde su familia esperaba debido al frío, arran-có el motor y al ir a dar las gracias al desconocido éste había desaparecido. Según Padrón, el testigo ha tenido otras vivencias de carácter bastante anómalo (Padrón, 1992a). Para la desaparecida revista Nueva Dimensión, el Teide ejerce sobre sus visitantes “un inexplicable magnetismo”. 40 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 · El 22 de abril de 1989 era una noche señalada por los sensitivos locales en Tenerife como especial para el avistamiento de naves extraterrestres, según Padrón. Uno de los diversos avistamientos que se produjeron en aquella jornada nocturna tuvo como prota-gonistas a un grupo no identificado de amigos que se habían desplazado a Las Cañadas a la búsqueda del avistamiento. En las inmediaciones de Yegua Blanca, a medianoche, dos extrañas luces cruzaron el firmamento y el «detector de ovnis magnético» que lleva-ban acusó su presencia. Inmediatamente se escuchó una música suave, especial, que lo inundaba todo, y que el informante de Padrón no pudo definir: «La escuché como si fuera en estéreo en toda mi cabeza», pero otros no escucharon nada. Después dos miembros del grupo y un perro se alejaron y vieron dos sombras, dos siluetas gigantescas, de unos tres metros, con ropas ajustadas de color claro. No pudieron ver sus rostros. Caminaron detrás de ellos hasta que el perro no quiso seguir avanzando más, de tal forma que uno de los protagonistas se asustó y renunció igualmente a seguir adelante, y ambos dieron la vuelta. «Humanos, así como nosotros, no eran, la verdad, pasé un mal rato». Al regresar al grupo no comentaron nada, pero dos días después se enteraron que otra persona del grupo había visto a los dos seres gigantescos, concretamente una mujer, al alejarse para realizar una necesidad fisiológica. Al regresar contó a su marido lo que pudo ver y cote-jaron su versión con la de los amigos con quienes pasaron aquella noche en Las Cañadas (Padrón, 1989). · 23 de septiembre de 1990. 23 horas. Un lugar, apartado, cerca de Ucanca. Dos personas que saben que se va a producir un contacto son iluminadas, desde lo alto, por una luz blanco-azulada brillante que les produce una sensación de mareo, pero, al mismo tiempo, de gran fuerza y transformación. Una voz grave, profunda, pausada, resuena en sus men-tes: «Usad esta energía en beneficio de los demás» (Padrón, 1992b). · El 23 de abril de 1995 una pareja se desplazó por la noche a Las Cañadas buscando tranquilidad. Al lado del Teide vieron una luz intermitente, a la que le contestaron con los faros del coche, estableciéndose una comunicación. Pensaron que podía tratarse de alguien con una linterna hasta que, de pronto, se desplazó rápidamente hacia un lado para ascender hasta el cielo, formando una L. Comienza a acercarse hasta el lugar en el que se hallan, dentro de su coche. La mujer expresa el deseo de abandonar el lugar pero él quiere quedarse. Finalmente se marchan, comprobando que la luz les sigue. Otro coche que iba detrás de ellos les adelanta a gran velocidad, posiblemente al percatarse de la proximidad de la luz. Al quedarse solos de nuevo piensan que la luz ha desaparecido, pero, de improviso, por la parte izquierda del conductor, a una decena de metros y a muy baja altura, aparece un enorme disco luminoso, de color blanco. Ante las súplicas de su acompañante, el conductor sigue adelante hasta que acaban perdiéndolo de vista. El testigo, al contrario que la mujer, no sintió temor en ningún momento, al contrario, expe-rimentó una gran sensación de paz, como si encontrara alivio a la sensación de pérdida por el familiar. Llegaron a La Laguna a las cinco de la mañana, cuando tendrían que haber llegado antes de las cuatro, debido al tiempo transcurrido (Padrón, 1995). (Una versión casi idéntica de este relato, en este caso con la visión de un collar de luces que iluminó toda la cordillera y el Valle de Ucanca en 1997, fue publicada por el mismo periodista en la edición de Diario de Avisos de 6-7-2007). · Por último, merece la pena recordar el caso de un supuesto aterrizaje o caída de un ovni, un ufo crash, como se le conoce en la jerga, ocurrido la noche del 12 de octubre de 1992. Unos jóvenes que se desplazaron hasta el Parque Nacional aquella noche se encontraron con la carretera cortada a la altura de la cafetería de El Portillo. El motivo fue el desprendimiento de una enorme piedra sobre la calzada, por lo cual el personal de Protección Civil y de la Guardia Civil cerró el paso hasta que fuera fragmentada en trozos más pequeños y retirada. Este suceso trivial fue divulgado por el periódico Diario de Las Palmas y un programa radiofónico de misterios. Los jóvenes testigos vieron, después de dar media vuelta, lo que parecían nueve o diez camiones militares containers sólo con las luces de posición cuyos conductores debían llevar gafas parecidas a las de visión nocturna. Por los alrededores se movían personas vestidas con monos de color amarillo o anaranjado. Al marcharse fueron seguidos durante un tramo por un todoterreno con las siglas ET del 41 CATHARUM Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias · nº14, 2015 Ejército de Tierra. Algunas fuentes hablaron de que podía haber caído un misil y los aficio-nados a los platillos volantes apuntaron a la posibilidad de que una nave extraterrestre se hubiese estrellado en el Valle de Ucanca (Merino, 1993 a y b). 4. Conclusiones El carácter mágico de Las Cañadas y su relevancia como punto de paso de las naves extrate-rrestres que sobrevuelan la Tierra es una construcción social como tantas otras semejantes no basada en pruebas fehacientes, sólo en rumores, en la publicidad periódica de medios de comunicación especializados en el misterio en los años 90 y en el boca a boca de quienes aseguran haber experimentado tales hechos. Como en otros muchos ejemplos de la subcultura de la New Age en su vertiente ufológica, podemos interpretar esta creencia como un sincretismo entre elementos procedentes de una visión del mundo precientífica y vitalista y otra tecnomorfa y ocultista, para componer un sencillo credo de maravillas emotivas y espirituales por un lado e hipertecnológicas por otro. El ocultismo se caracte-riza, en general, por presentarse como una religión razonable basada en leyes cósmicas compatible con la ciencia. Como en otras facetas de la New Age, los rituales que han tenido lugar en Las Cañadas (concentraciones para recibir energía cósmica o propiciar la venida de los sapientísimos seres alienígenas a bordo de sus naves) traslucen una visión del mundo influida tanto por la ciencia (por lo que popularmente se cree o interpreta que es la ciencia) como por un rechazo a las religiosidades históricas en beneficio de una espiritualidad de autoconsumo, sin dogmas aparentes y abierta a innovaciones o ideas surgidas de la cultura popular (experiencias personales, presuntos descubrimientos científicos o supuesta confirmación por parte de la ciencia de creencias sobre apariciones, visiones y experiencias psíquicas). Las Cañadas del Teide es un lugar liminal, una zona de contacto entre la esfera ordinaria y la esfera sagrada, que en el ámbito de las creencias alternativas toma la forma de ilumina-ción espiritual, de conocimiento místico autónomo. Las recargas energéticas que otorga el volcánico paisaje a quien acude predispuesto posibilitan la trascendencia frente a este mundo degradado y caído. No se trata de una recarga cuantitativa, del rellenado de una especie de batería orgánica, sino de una vitamina espiritual que conecta con el mundo del que proceden las entidades evolucionadas de otros planetas y que facilita la evolución de la conciencia humana. La desacralización del mundo no consiguió eliminar el ansia por lo sagrado. Se buscan indicios, supervivencias, intrusiones en el mundo cientifista de concepciones místicas que producen sincretismos válidos de manera individualizada. A pesar de que las reuniones masivas en Las Cañadas del Teide han sido puntuales, su asentamiento como lugar espe-cial en la memoria de los creyentes en hechos maravillosos y supuestamente inexplica-bles fue un éxito. La emoción estética inmanente no es suficiente para los imbuidos del pensamiento alternativo: para ellos es necesaria la conexión con las energías sutiles y los indicios evidentes de que no estamos solos en el cosmos. En este sentido, la zona es un escenario no contaminado por la cosmovisión moderna en el que las propias condiciones ambientales y ecológicas (visión del cielo nocturno, belleza geológica, variaciones paisa-jísticas en verano e invierno, etc.) han contribuido a su percepción intersubjetiva como lugar mágico entre los aficionados a los misterios y enigmas divulgados mayoritariamente por los medios de comunicación especializados. Bibliografía Ara, Lorenzo de (1990). En Diario de Avisos, 22-4-1990. Cabrera, Victoria (2008). En La Opinión de Tenerife, 2-11-2008. Carracedo, Juan Carlos (2008). El volcán Teide. Volcanología, interpretación de paisajes e itinera-rios comentados. Tomo 2. 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