C!THABIJM
GABRIEL JACKSON
PRESENTACIÓN POR NICOLÁS GONZÁLEZ LEMUS
SALÓN DE ACTOS DE CAJA CANARIAS. SANTA CRUZ
Constituye un auténtico privilegio para el
Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias
y CajaCanarias contar con la presencia
del profesor Gabriel Jackson en tierras
isleñas. El 12 de octubre vino a impartir la
lección inaugura del curso 2003-2004 del
Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias,
que a su vez está conmemorando su
50 Aniversario, insertada dentro del
ciclo de hispanistas que iniciamos con
Henry Kamen, le siguió John Elliott y
Joseph Pérez y termina en diciembre con
Bartolomé Bennassar.
El profesor J ackson, nacido en
Nueva York en el primer cuarto del siglo
XX, se empezó a interesar por España
cuando aún era estudiante y gracias a una
beca pudo trabar contacto en México con
parte del exilio español. Desde esos momento
se ha dedicado casi exclusiva a los
temas de España y el mundo hispano. Profesor
de la Universidad de California, ha
impartido clases en la Universidad
Complutense de Madrid, así como cursos
en otras instituciones académicas. Desde
hace 20 años reside habitualmente en Barcelona,
como él mismo dice, cumpliendo
un deseo desde que comenzó su acercamiento
a España. Ha recibido distinciones,
honores y premios diversos por las
universidades de Harvard, Stanford,
T oulouse y hace pocos meses ha sido galardonado
con el premio Elio Antonio de
Lebrija que concede la Universidad de
Salamanca, por el que se reconoce la labor
desarrollada, tanto por personas como por
instituciones extranjeras en pro del estu-dio
y de la difusión de la cultura española.
Actualmente es profesor emérito de la
Universidad de California.
Ha participado con sus trabajos en
numerosas antologías, revistas especializadas
y prensa diaria y entre sus libros de
historia destacan: Introducción a la España Medieval,
Aproximación a la España Contemporánea,
La &pública y la Guerra Civil, La Guerra
Civil Española, Cataluña republicana y revolucionaria,
Entre la reforma y la revolución, la República
y la Guerra Civil, La Guerra Civil española:
antología de los principales cronistas de guerra americanos
en España, Orígenes de la guerra fria, Civilización
y barbarie en la Europa del siglo XX.
Recientemente ha publicado Memoria de un
historiador, donde repasa su trayectoria vital,
desde los tiempos de la lucha por los
derechos civiles en EE.UU., hasta la España
de las autonomías, pasando por su estancia
en México. En su amplia bibliografía
figuran también novelas como A pesar
de los pesares y El difunto Kapellmeister Mozart.
Las aportaciones del profesor
J ackson han sido decisivas para entender
mejor las realidades históricas de buena
parte del siglo XX español, no sólo por lo
que se refiere a los contenidos sino también
por la metodología y las fuentes utilizadas
para su elaboración, abriendo nuevos
cauces por los que han discurrido los
jóvenes investigadores españoles.
Probablemente esté cansado de oír
que hay un antes y un después de su famoso
libro La república española y la Guerra Civil
pero que duda cabe que cuando llegó a las
manos de los lectores españoles ávidos de
CATHABUI
Entusiasmo popular tras la pac[fira proda111ació11 de la Segunáa R.epública. Fotograjia de Piortiz Madrid, 14 de a/ni/ de 1931.
Cokcción Mo11asor
publicaciones sobre el aún desconocido
alzamiento militar contra la legítima II
República española supuso un encuentro
novedoso con el período histórico más
negro de la historia contemporánea de
España. En efecto, en esta obra reúne una
serie de trabajos centrados sobre esta
crucial etapa de la república y la guerra
civil española valiosos para el lector interesado
en el tema y para el estudioso sistemático
del mismo. Tuvo que morir el dictador
general Franco para ver la primera
edición en España en 1976. Así pues fue,
es y será inevitablemente uno de los libros
fundamentales de la historiografía de siglo
XX en España.
Si en aquella ocasión del 12 de octubre
el profesor J ackson nos habló de los
éxitos y problemas de los 25 años de Democracia
en España, hoy nos hablará de
Juan Negrín López, nuestro paisano que
siendo de familia profundamente religiosa
salió de las islas con convicciones republicanas
enarbolando la bandera de la "libertad,
igualdad y fraternidad". No era
para menos en cualquier persona con cierta
sensibilidad social y política, dada la
realidad de Canarias que conoció. En 1860,
el 86, 99 % de la población canaria no sabía
ni leer ni escribir. La situación pareció
haber mejorado un poco a lo largo de
las siguientes décadas, lográndose reducir
de esa manera el porcentaje hasta el 80,08
% en 1887. Pero, todavía en 1892, año de
su nacimiento, la enseñanza de los primeros
años en las islas estaba «descuidadísima
», según la prensa local. El analfabetismo
rozaba entre el 70 y el 80% en las Palmas
de Gran Canaria, mientras en Santa
Cruz el índice era del 71,41 %. La situación
en los pueblos era penosa, por poner unos
ejemplos en Santiago del Teide el nivel de
analfabetos alcanzaba el 96,28 por ciento
y en Los Realejos alcanzaba el 92,5 por
ciento.
La Iglesia, intolerante y enemiga de
todo forma de pensamiento liberal, fiscalizaba
la enseñanza a todos los niveles, de
tal manera que la instrucción se regía conforme
a la doctrina de la religión católica.
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
C!TllABUI
Este privilegio supo~ía un atraso y distanciaba
a las islas de toda posibilidad de modernidad.
El caciquismo, como la única forma
de control del poder que se conocía, el
paupérrimo estado del pueblo, rozando la
miseria como forma de vida, especialmente
el campesinado, la mendicidad, la intolerancia,
la emigración de las capas más
desfavorecidas, el inmovilismo, la corruptela
de la administración, la ausencia de
políticas sociales, etc., hacían de las islas
terreno abonado para la proliferación de
las ideas progresistas. U na situación social
y política que perduró hasta bien entrado
el siglo XX.
En todo momento Juan Negrín estuvo
comprometido con la defensa de los
trabajadores y los más desfavorecidos de
la sociedad. La Jefatura del Gobierno de
la II República española obtenida en 19 3 7
la supo defender sin lagunas ni miedo en
su exilio, primero en París y más tarde en
Londres, donde con firmeza reclamó el
título de Jefe del Gobierno republicano en
el exilio. Desde la capital británica combatió
el nazismo y soñaba con recuperar
pronto la España democrática atropellada,
todo ello baja la atenta y opresiva acción
del régimen franquista, con la complicidad
de los numerosos valedores del
partido conservador británico.
Mi padre, republicano y militante
del Partido Socialista, detenido tres años
en prisión y dos en los campos de concentración
franquistas, desde 1936 a 1941, me
decía que para algunos Juan Negrín actuó
al dictado del Partido Comunista, mientras
que los anarquistas y los socialistas
partidarios de Largo Caballero lo calificaron
de "hombre de paja" de Indalecio
Prieto. Mi padre lo admiraba porque su
gobierno no excluyó a nadie para combatir
la sublevación militar fascista del general
Franco y la agresión extranjera, y lo-gró
aglutinar a las masas populares para
proseguir, en condiciones difíciles, la lucha
por la defensa de la legítima República
española.
Juan Negrín fue un hombre que ha
tenido enconadas réplicas que van desde
el franquismo y la derecha más rancia hasta
las invectivas más radicales de las filas
socialistas. Tres autores se han acercado a
la figura de Juan Negrín López: Santiago
Álvarez,José Medina y Ricardo Miralles.
Pero, de gran tradición en el tratamiento
de la historia de la II República y la Guerra
Civil, en Gran Bretaña y los Estados
U nidos, recuérdese a Raymond Carr,
Hugh Thomas, Paul Preston, Stanley
Payne, entre otros, la forma foránea de interpretación
del tema de la II República,
la Guerra Civil y el régimen franquista,
ofrece unas posibilidades de utilización de
fuentes que permiten alcanzar la categoría
de imprescindibles en la historiografía
sobre la época.
Esta noche estamos expectantes por
conocer la visión de uno de ellos sobre
nuestro compatriota Juan Negrín, la del
profesor Gabriel J ackson. Sin más, tiene
la palabra.
G.J. En efecto. Después de la renuncia de
Primo de Rivera, el rey nombró jefe del
gobierno al general Dámaso Berenguer
para que repusiera el sistema liberal suspendido
por el dictador, lo que significaba
restablecer la Constitución de 1876, la
cual ya era inaceptable por republicanos,
demócratas y muchos monárquicos; y salvar
la figura del mismo rey, es decir, hacer
ver que no fue responsable del golpe
militar y de los seis años de dictadura de
Primo de Rivera, objetivo imposible porque
la mayoría de la sociedad española asociaba
al rey Alfonso XIII con la dictadura
de Primo de Rivera. Ante el fracaso,
Aznar, que sustituyó a Berenguer, convocó
elecciones municipales para el 12 de
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
abril y el triunfo de republicanos y socialistas
fue sorprendente. Alfonso XIII descartó
la resistencia y abandonó el país, proclamándose
la 11 República el 14 de abril
de 1931.
N.G. La República fue recibida con júbilo
y entusiasmo por la población española, y
a pesar de ser moderada en sus inicios {es
decir, en junio se convocaron elecciones a
Cortes Constituyentes, se proyectó la elaboración
de la Constitución, y el triunfo
en las primeras elecciones a cortes correspondió
a los socialistas y republicanos,
cuyos dos partidos, el Partido Republicano
y Acción Republicana, eran fuerzas
políticas de orden, pacifistas, enemigos de
todo extremismos y cambios radicales) la
alta burguesía y la oligarquía agraria, muy
ligada a la Iglesia y la Monarquía, incluso
la misma Iglesia, fueron bastantes hostiles
a la democracia recién estrenada.
C!THABUll
Alegoría de la &p1Íblica
G .J. La República tuvo que enfrentarse a te que la nueva legislación republicana acaserios
problemas políticos e institucio- · haría con esa situación, además, sabía que
nales. Fue un problema esencial la forma los obreros y capas más desfavorecidas de
de Estado. Y dentro de éste, la reclama- los núcleos urbanos desconfiaban del cación
de un estatuto especial para Catalu- tolicismo y de la Iglesia, alarmándole cada
ña y País Vasco. No olvidemos que tras la vez más el creciente auge del anticlecaída
de la Monarquía, en Barcelona se ricalismo presenta ya en el siglo XIX. Pero
proclamó una república separada de la de es más, antes del triunfo de la República
Madrid. Es verdad que duró dos días, pero grupos políticos como el carlista ya estafue
una advertencia. Y en efecto, hubo sec- ha preparándose para actuar contra ella.
tores importantes de la sociedad española El 31 de marzo, Mussolini llegó a un acuerque
no se resignaron a reconocer el régi- do, por supuesto secreto, con los jefes carmen
democrático. Por ejemplo, al día si- listas que viajaron a Roma en busca de enguiente
de proclamarse la República, el 15 trenamiento militar y armas para un fude
abril, la Iglesia ya dio muestras de des- turo levantamiento contra la República.
agrado. No se podía esperar otra reacción. Antes de que 1931 tocara a su fin, ya h .. -
A pesar de que mucha de su influencia se bían creado un clima de violencia
la debía a la aristocracia terrateniente y las antirrepublicana en Navarra.
buenas familias burguesas, no debemos de N.G. Eso avala la tesis según la cual desde
olvidar que su tradicional matrimonio mucho antes del alzamiento la ultra derecon
el Estado le había garantizado el mo- cha ya tenía contactos con el fascismo de
nopolio de la educación, el control de la Italia y el nazismo de Alemania ...
salud moral de los españoles y otra serie G.J. Ramiro Ledesma, cofundador en ocde
poderes sociales. Laiglesiaeraconscien- tubre de 1931 con Enésimo Redondo del
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
C!TBilUI
grupo de extrema derecha Junta de Ofensiva
Nacional Sindicalista OONS) era un
fervoroso admirador de Adolf Hitler y Benito
Mussolini. Lo mismo podríamos decir
de José Antonio Primo de Rivera, líder
de la Falange Española, que rendía homenaje
a Mussolini por su energía, sus dotes
de orador e ideología. La subida de
Hitler al poder en Alemania en enero de
1933 mostró a la derecha española que se
podía colaborar para la destrucción de la
República; la propia Juventud de Acción
Popular GAP), movimiento juvenil de la
CEDA, organización que agrupaba a la derecha
española y cuyo líder era Gil Robles,
mostraba fascinación por la Alemania nazi
y la Italia fascista y convocaban grandes
concentraciones al estilo del fascismo italiano.
Gil Robles y Nicolás Franco, hermano
mayor del general sublevado, coordinaron
acciones con ricos propietarios y
banqueros que decidieron apoyar la rebelión
militar. En marzo de 1934 una delegación
de cuatro personas, monárquicos
y carlistas, obtuvo del dictador italiano en
persona la promesa de suministrar 20.000
fusiles y 200 ametralladoras. Aún no había
fijada ninguna fecha para un alzamiento
antirrepublicano,
y ya Mussolini
se lamentaba
que ambos partidos
monárquicos
no se pusieran de
acuerdo en un candidato
para el trono.
Durante los
meses siguientes,
jóvenes carlistas
fueron a Italia disfrazados
como oficiales
peruanos. Parece
que Mussolini
• • I no sum1mstro ar-estallido
de la guerra. Pero los carlistas
compraron armas en la primavera de 1936,
algunas fueron confiscadas en el puerto de
Amberes, y 150 ametralladoras compradas
en Alemania lograron introducirlas en
España de contrabando antes de julio. La
auténtica colaboración se dio en el alzamiento.
Desde el principio, los conspiradores
militares, con la estrecha connivencia
de la derecha, contaron con la ayuda
armada de Italia, Alemania y Portugal. En
general se suele omitir la ayuda portuguesa,
pero el general Sanjurjo vivió en Portugal
durante todo el período de preparación
del golpe y los emisarios de Mola
pudieron en todo momento comunicarse
libremente con él, es más la policía de fronteras
portuguesa, desde el primer momento
ayudó proporcionando armas y entregando
todos los fugitivos republicanos
a los golpistas.
N.G. Era difícil la experiencia republicana
en un país con un pasado histórico
como el español, donde el analfabetismo,
el caciquismo, el odio, el catolicismo eran
formas normales de convivencia. Por otro
lado, las democracias liberales de Europa
vivían unos años de debilidad en contras-mas
antes del real LA CrulPf/a, emprendida por parte del ejército, con la bendición de la Iglesia
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
te con el auge de fortalecimiento de regímenes
dictatoriales como los que estaban
viviendo Alemania, Italia y Portugal. ¿Era
difícil que no fracasara la República?
G.J. Era muy difícil que sobreviviera. El
triunfo del Frente Popular en febrero de
1936 fue por un número escasos de votos,
y sin embargo se tomaron medidas políticas
muy valientes, pero peligrosas. Se procedió
a la tan solicitada amnistía y excarcelación
de los presos del bienio negro tras
los sucesos de octubre de 1934; se procedió
a restablecer el Estatuto de Autonomía
de Cataluña, suprimido en el mismo
bienio derechista, desde 1934 hasta 1936;
se declaró ilegal a la Falange Española por
terrorista; se aceleró la aplicación de la tan
delicada Ley de Reforma Agraria, etc.
Además tuvo que enfrentarse a la difícil
situación política que se respiraba en las
calles. Las manifestaciones a favor de la amnistía
parar los presos de 1934 acabaron
en el sur en ciertos actos de vandalismo
contra las iglesias y propiedades particulares.
En respuesta a las manifestaciones
izquierdistas, el 9 de marzo militantes de
la falange atacaron con pistolas, en Granada,
a un grupo de trabajadores y sus familias,
causando graves heridas a mujeres y
niños. La reacción no se hizo esperar y al
día siguiente se incendiaron los locales de
los falangistas, dos iglesias, los talleres del
periódico ultra el Ideal, etc. A los pocos
días, la extrema derecha incendió la casa
de Largo Caballero, incluso se intentó asesinar
aJiménez de Asúa. A partir del triunfo
de las izquierdas de 1936 la estrategia
de la derecha con sus juventudes al frente
fue violentar la vida de la calle y los elementos
izquierdistas picaban en esta trampa,
siendo cada vez mayor las refriegas callejeras
entre los dos bandos. El terror fascista
con sus desordenes callejeros pretendía
justificar la imposición de un régimen
autoritario. A todo ello había que añadir-
CATHilUI
le los problemas parlamentarios, con violentos
discursos de uno y otro bando, el
elevado número de desempleados, alrededor
de un millón, la radicalización de los
sindicatos, que exigió la aplicación inme-
' diata del programa del Frente Popular,
procediéndose a la ocupación de tierras en
las zonas rurales, y muchos otros, aunque
el escándalo del asesinato de José Calvo
Sotelo favoreció enormemente el alzamiento
militar.
N.G. ¿Cuál fue la actitud de los Estados
U nidos y la Unión Soviética ante la sublevación
de los conspiradores?
G.J. Estados Unidos estaba dominada por
su aislamiento y neutralidad. El presidente
Roosevelt, no sentÍa simpatía por los
generales golpistas, es más, prefería a un
Azaña o Prieto. El embajador en España,
Claude Bowers, siguió siendo amigo del
Gobierno republicano. Pero el Departamento
de Estado recomendó a todos los
cónsules la más estricta imparcialidad. El
presidente y el embajador, así como el secretario
de Estado Cordell Hull, eran partidarios
de mantenerse al margen del asunto.
No obstante, ya desde el mismo verano
de 1936, los norteamericanos reconocían
la importancia de la Guerra Civil de
España; pero relativamente pocos americanos,
pensaban que los Estados U nidos
debían hacer un esfuerzo para influir en el
resultado de la lucha. Sin embargo el gobierno
americano no hizo ningún esfuerzo
para interrumpir los envíos de petróleo
de la T exaco a la España insurgente.
Con respecto a la Unión Soviética fue la
única potencia que coincidía en favorecer
la causa de la República española. La prensa
calificaba el levantamiento como un ataque
internacional fascista contra un Gobierno
democrático legÍtimo. En muchas
fábricas y granjas colectivas soviéticas se
celebraron reuniones de masas, y en agosto
se había recaudado bastante víveres y
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
C!TR!BUI
frenaron de enviar armas
durante los meses de agosto
y septiembre, cuando
pareció que había una lige- .
ra posibilidad de que el
plan de no-intervención
contuviera la ayuda de las
potencias fascistas a los insurgentes
españoles. Sin
embargo, el 30 de agosto,
el jefe de su servicio de inteligencia
en la Europa occidental
recibió órdenes de
crear empresas fingidas,
que pudieran comprar -armas
en Alemania y en va- n.o s pequen.. os pél'l ses euro-peos,
y luego embarcarlas
hacia España en barcos escandinavos
con documentación
falsa en la que se indicase
que el destino era Hispanoamérica
o el Lejano
Oriente.
N.G. ¿Y el resto de las potencias
europeas?
G.J. El gobierno republicano
apeló desde un primer
Federiro Garría Lorra, poeta y dramahlrgo asesinado en 19 36 en la rarre/era dt Granada a F · U de
ViZ!"lr momento a rancia. no
medicamentos para España. No obstante,
el Gobierno soviético actuó con gran precaución.
Desde 1931, la España republicana
y la Unión Soviética ni siquiera habían
intercambiado embajadores, aunque habían
estado a punto de hacerlo poco antes
de la victoria electoral de las derechas en
noviembre de 1933. Tras la victoria del
Frente Popular en febrero de 1936 lamaquinaria
diplomática se puso de nuevo en
movimiento, pero no fue sino a finales de
agosto cuando el primer embajador soviético
llegó a Madrid. Los soviéticos no te-
' • I • I • man mtereses econom1cos o estrateg1cos
directos en España. Los soviéticos se re-los
primeros actos del nuevo
jefe del Gobierno, José Giral, fue telegrafiar
el 20 de julio a Léon Blum, socialista
francés jefe del Gobierno. Blum representaba
en Francia los mismos ideales
democráticos de centroizquierda que
Giral y su Gobierno en España. Además,
España había negociado durante 1935 y a
principios de 1936 un tratado comercial
que incluía cláusulas referentes a la venta
de equipo militar a España y el Gobierno
contaba con su derecho legal a buscar la
ayuda de otros gobiernos para suprimir
la rebelión interna. La reacción inicial de
Blum fue completamente positiva. Sin embargo,
el viaje que hizo a Londres el 22 de
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
julio le hizo darse cuenta de que el Gobierno
inglés simpatizaba con el levantamiento
militar. El 25 de julio la prensa derechista
de París publicó la noticia de la petición
española y varios miembros del Partido
Radical, preocupados, pidieron a
Blum que desistiera de prestar ayuda. Estaba
claro que ayudar abiertamente a la República
española irritaría a Inglaterra, con
la que las relaciones ya eran tensas y acabarían
por dividir al Frente Popular, que
gobernaba en Francia. Además, el Gobierno
francés estaba dividido. El ministro del
Aire, Pierre Cot, era decidido partidario
de prestar ayuda al gobierno de la República
española, mientras que el ministro
de Defensa se negaba terminantemente a
permitir a los pilotos militares franceses
tripular los aviones que Cot se disponía a
entregar. A pesar de todo, el ministro del
Aire se apresuró a realizar una venta fingida
de 50 aparatos a Finlandia y el Brasil;
aparatos que pasarían por España «en
ruta» hacia sus destinos inexistentes. En
total, para la primera semana de agosto,
Cot había despachado unos treinta aviones
de reconocimiento y bombardeo, 15
cazas y unos 10 aviones de transporte y
entrenamiento, aunque a decir verdad todos
de modelos anticuados. El Gobierno
inglés apoyó el golpe. En Italia y Alemania
la opinión pública siguió de buena gana
las indicaciones de sus gobernantes. Muchos
especialistas italianos fascistas y alemanes
nazis fueron destinados a España
para apoyar a los insurgentes, y además
marcharon con alta moral y una ingenua
sensación de cumplir con el deber por servir
a su Duce y a su Führeren la lucha contra
el "bolchevismo español". Por lo que
respecta a Portugal, bajo la dictadura de
Antonio Oliveira Salazar, las masas se habían
alegrado de la victoria del Frente
Popular, pero el Gobierno y los militares
dieron toda clase de facilidades a los in-
CATHA.llDI
surgentes durante la preparación de la sublevación,
y desde el primer día de la Guerra
Civil, Portugal fue una base apenas
disfrazada que ayudó a los insurgentes.
N.G. Contra el "bolchevismo español" y
más tarde contra el "bolchevismo soviético"
con la llamada «División Azul».
G.J. En efecto. La invasión de la Unión Soviética
por Alemania el 22 de junio de 1941
animó a Franco a formar de agosto ¿e 194 J..
a octubre de 194 3 la «División Azul» para
luchar en el frente de Leningrado. En el
discurso de aniversario del 18 de julio de
1941, afirmó que las potencias occidentales
habían perdido la guerra y expuso la
política española de «no beligerancia» hacia
Occidente. Sin embargo, cuando la in- ·
vasión alemana se vio rechazada y los Estados
Unidos entraron en guerra en diciembre
de 1941, Franco se mostró dispuesto
a crear una «democracia orgánica»
cuando le conviniera para evitar que las
potencias occidentales se fijaran en él. Así,
en julio de 1942 creó unas «Cortes» cuyos
«procuradores electos» representaban a los
grupos sindicales, municipios y cabezas de
familia, por supuesto, adictos al régimen.
N.G. Hay un aspecto de la guerra al cual
siempre he sido muy sensible: la represión.
Muy probablemente por la experiencia de
mi padre: fue detenido, torturado, trasladado
al campo de trabajo en Larache (Marruecos),
y lo que era peor, testigo de la
muerte de muchos de sus compañeros detenidos
como él en la prisión de Fyffe, en
Santa Cruz, que fueron pasados por las armas
sin garantías judiciales en un descampado
a las afueras de la ciudad. La muerte
se apoderó de la contienda con total impunidad
...
G.J. Igual que en el resto de España. En la
zona dominada por los insurgentes se desarrolló
una feroz represión encaminada
a impedir la resistencia. Los insurgentes
procedieron a buena conciencia a fusilar a
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
CATIU.BUI
milicianos de la UGT y CNT y a todos
los que empuñaban las armas en defensa
de la República, además de a muchos cargos
al servicio del régimen democrático.
Había que librar a España de la "semilla
marxista". Los dirigentes políticos de derechas
y los sacerdotes se encargaban de
identificar a los supuestos elementos de izquierdas
y cada noche las milicias carlistas
y falangistas sacaban de la ciudad camiones
llenos de presos para darles muerte
en los cementerios o en los campos de
los alrededores. Desde 1936 a 1944, Franco
estableció su autoridad sobre la base de
una masiva represión. Se eliminó entre
150.000 y 200.000 hombres, que no fueron
juzgados en su totalidad por un consejo
de guerra. Es más, a partir de 1944 le bastó
el recuerdo del terror para reducir a la
izquierda a la impotencia y la corrupción
económica para neutralizar a los militares
o falangistas susceptibles de oponerse
a su régimen dictatorial. En febrero de
1939, cuando la guerra se acercaba a su fin,
se promulgó una Ley de Responsabilidades
Políticas como base para castigar legalmente
a todos quienes, de palabra u
obra, se opusieran al «Movimiento Nacional
». La Ley se aplicaba a los oponentes
desde el 1 de octubre de 1934. De esa manera
varios cientos de miles fueron sometidos
a un proceso por haber apoyado a
los mineros asturianos, a los autonomistas
catalanes, por ser de izquierda o por ser
oponente militar o civil de la insurrección
del 18 de julio. En julio de 1939 se reforzó
la represión mediante la Ley contra la Celebración
de Asambleas Públicas, y la seguridad
del Estado fue reforzada aún más
en marzo de 1940 por medio de la Ley
contra la Masonería y el Comunismo, a la
que en marzo de 1941 siguió la Ley de Seguridad
del Estado.
N.G. «Movimiento Nacional», unas palabras
aterradoras, encargado de cumplir la
represión que Franco iba estableciendo en
las plazas ocupadas, y que sobrevivió hasta
la democracia.
G.J. El 19 de abril de 1937 Franco eliminó
todos los vestigios de partidos políticos
existentes, uniendo a los monárquicos
alfonsinos, los carlistas, los nacionalsindicalistas
y falangistas en un solo partido: la
Falange Española Tradicionalista y de las
JONS. A este partido posteriormente se
le dominó «Movimiento Nacional», y no
tenía otra función que obedecer y transmitir
las órdenes del dictador, además de
velar por el orden, y el orden significaba
reprimir salvajemente cualquier oposición
a la dictadura.
N.G. Hoy estamos asistiendo a la proliferación
de un gran número de investigacio-.
nes históricas que nos están ilustrando de
la gran tragedia humana que fue la Guerra
Civil de España. Pedro Laín Entralgo afirmó
que "el trauma de la Guerra Civil tan
sólo se podrá olvidar después de haber conocido
Íntegramente la verdad de lo ocurrido".
Coincido plenamente con Laín
Entralgo, aunque no es de mis pensadores
españoles preferidos. Y o creo que para que
jamás se vuelva a repetir este pasado trágico
de nuestra historia, jamás debemos olvidarlo,
ni ocultarlo y menos negarlo. ¿No
lo crees así?
G .J. Tienes toda la razón. Es necesario investigar
el estremecedor episodio de la guerra.
España ha vivido estos veinte y tantos
años de democracia al margen de este hecho
crucial, con las notables excepciones
de los historiadores que lo investigan, y
lo digo con conocimiento de causa, pues
resido en Barcelona desde hace muchos
años. Desde el poder, las instituciones y
los medios intentan barrarlo de la historia
inmediata del país, sin embargo creo
que las generaciones más jóvenes deben
tener la oportunidad de conocer los hechos
históricos de una de las páginas más ne-
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
gras de la historia de España, precisamente,
por un lado, para que no se repita y,
por otro, para fortalecer el soporte moral
e ideol6gico de una sociedad basada en la
democracia y el pluralismo.
C!TlllBUI
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
0üal)m;u1as
OBRA SOCIAL
Y CULTURAL
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
,
@MAPFRE
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.