ClTBlllUI
ESPAtIOS IJRBANOS EMBlEMÁTitOS
EN GRAN tANAm
He escogido el título y, consiguientemente,
el contenido en él encerrado, apoyándome
en dos pilares, sobre cuya firmeza objetiva y
conceptual no me parece que quepa mucha
discusión. Son dos pilares, además, sobre
los que la historia del arte, como disciplina
autónoma, tiene absoluta validación para
montar sus interpretaciones.
El primero de estos dos pilares es un
hecho urbanístico espectacular que se está
produciendo en Las Palmas de Gran Canaria
en los últimos seis meses. La prensa local
le ha dedicado algunas páginas, pero sin poner,
a mi juicio, el énfasis necesario para resaltar,
como exige y merece, un hecho de
tanta trascendencia, ante el que no sólo las
Entidades y los Organismos de poder y de
decisión, sino también toda la sociedad de
1 .as Palmas de Gran Canaria, y mucho más
la "Comunidad universitaria", deben
concienciarse y no quedar indiferentes.
Es un hecho urbanístico cuya espectacularidad
resalta más porque está asociado
a un espacio que, durante aproximadamente
200 años, ha permanecido desolado
e inutilizable, cuando pudo haber sido una
bellísíma perspectiva en el Barrio de
Vc¡..,iucta; es decir: en el centro del corazón
fundacional de la ciudad. (Más adelante comentaré
este hecho, con apoyo de algunas
Ramón Llpez Caneda
diapositivas, y haré mi propuesta para el
futuro de este espacio). Repito que me parece
un hecho espectacular, porque permite
que nos enfrentemos a un amplísimo horizonte
de la historia de la ciudad, horizonte
hasta ahora sólo historiográficamente conocido,
pero no visualizable como ahora puede
ser visualizado.
Este hecho espectacular es, al mismo
tiempo, un hecho y un descubrimiento
preocupantes, no en sí mismos porque sólo
encierran valores positivos, pero sí son
preocupantes por la utilización que de ese
espacio pueda hacerse en el futuro. Es un
hecho que, una vez más como tantos otros,
nos ofrece la posibilidad de ampliar y enriquecer
la oferta cultural que Las Palmas de
Gran Canaria puede y debe ofrecer, tanto a
los nacidos en ella como a los que en ella
vivimos y a los que a ella llegan de visita turística.
Insisto y no me canso de repetir que
se trata de la posibilidad de un enriquecimiento
cultural especialmente notable, porque
viene a llenar un vacío que la ciudad no llena
con ningún otro ejemplo similar. La faceta
preocupante de este descubrimiento radica
en que esa posibilidad enriquecedora puede
quedar frustrada, también una vez más, si
intereses espurios la malbaratan.
Resumo estas primeras reflexiones
CATHllUI
Ri""'1r hislórito Jtl Barna tll Vpta. Las P"""4s tll Gnlll Úll4ri4, Afmlo Htrrm1 Pitpli. Ayta Las P"""4s G.C, 1002.
sobre el primer pilar que aclara y justifica título
y contenido de mi intervención: estamos
siendo testigos de un hecho urbanístico
notabilisimo, estamos siendo testigos de un
hecho enriquecedor y al mismo tiempo preocupante,
sobre el que me parece que conviene
reflexionar, con objetividad, con la
mejor intención, pero también sin ambigüedades.
El segundo pilar sobre el que apoyo
título y contenido es de tipo teórico y
metodológico. Ante hechos urbanísticos
como el aludido, pienso que los historiadores
del arte estamos en la obligación de reflexionar
sobre cuál sea la metodología adecuada
con la que la Historia del Arte puede
y debe abordar el estudio y el análisis de la
ciudad, tanto para desentrañar los valores
históricos, estéticos y patrimoniales que en
ella se acumulan, como para sugerir soluciones
a los problemas urbanísticos que puedan
plantearse.
la metodología de análisis de la ciudad
ha sido elaborada y desarrollada, entre
otros, por historiadores de tan reconocido
prestigio que la sola relación de sus nombres
me redime a mí de innecesarias explicaciones
y justificaciones. Me refiero a Pierre
lavedan, Antonio Bonet Correa, Giulio
Cario Argan, Gonzalo Máximo Borrás
Gualis.
Los tres primeros historiadores citados
han hecho aportaciones fundamentales
y renovadoras sobre urbanismo, sobre la
metodología de análisis de la ciudad, sobre
los objetivos y campos de estudio específicos
de la historia del arte en relación con la
ciudad, poniendo énfasis en las
interconexiones de todos estos campos.
Por su parte, el profesor Borrás
Gualis, con la profundidad de concepto y con
la claridad de expresión que le caracterizan,
sintetiza las aportaciones de lavedan, Bonet.,
Argan, en las páginas 149 a 159 de su publicación
'Teoría del Arte I" (Historia 16. Madrid,
1996).
Pierre lavedan ha sido pionero en la
Metodología de análisis de la ciudad. Su
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
aportación puede sintetizarse en aquella expresión
suya bien conocida, "La dudad es un
continuo espacio - temporal', con la que quiere
decir que una correcta metodología de análisis
de la ciudad debe atender tanto a los
"Componentes espaciales" (Emplazamiento
y situación), como a los "Componentes
temporales", porque la ciudad es una realidad
que se configura y que se concreta en el
tiempo; ''la dudad es una realidad evolutiva, que
impone que en su análisis hqya que deslindar y caracterizar
cada una de sus etapas históricas, definiendo
y matizando los cambios conceptuales y .formales
característicos de cada uno de los períodos históricos
de su existenda ".
Con este planteamiento se quiere decir
que, en toda ciudad, cualquier espacio,
tanto si es un "espacio vado" (calle, calleja,
gran plaza, plazuela, avenida, rincón) como
si es un "espacio edificado" (toda construcción
es un volumen construido que ocupa y
llena un espacio), remiten a un momento histórico
concreto, caracterizado y diferenciado
de otros momentos históricos por unas
líneas de pensamiento (mentalidad o componente
conceptual) que terminan plasmándose
en unas formas plásticas y en unas
tipologías arquitectónicas determinadas.
El Doctor Borrás, desde rigurosos
planteamientos de historiador del arte, enriquecidos
siempre con un profundo conocimiento
historiográfico de cualquier planteamiento
actual y renovador, formula esta afirmación:
La historia del arle, como disciplina, posee
un punto de vista específico y autónomo sobre
la ciudad como obra de arle.
El pensamiento del Dr. Borrás sobre el análisis
de la ciudad, desde los dichos planteamientos
de historiador del arte, se concreta
cuando formula apreciaciones sobre
Tipologías arquitectónicas, sobre Valores
formales y estilísticos de los edificios, sobre
la relación dialéctica que se da entre las
C!Tlllllll
tipologías arquitectónicas y los espacios urbanos
edificados o vacíos. Me parece oportuno
recordar sus propias palabras:
Un edificio no debe ser entendido sólo por sus valores
estilístico-formales (los tan traídos y llevados planteamientos
formalistas, añado yo), sino también por su programa,
por su función y por la reladón mutua que se da
entre el edificio y los espados urbanos que aquel ocupa o
que lo envuelven.
Las tipologías arquitectónicas han de ser localizadas tanto
en el espacio urbano como en su dimensión histórica, porque
sólo así se enlaza con el concepto de ciudad como "un
continuo espacio-temporaL
Pues bien: sobre estos dos pilares señalados,
"Hecho urbanístico espectacular, actual y
preocupante", "Aportaciones que la historia
del arte puede hacer al análisis de la ciudad
desde un punto de vista propio y autónomo
y con una metodología de análisis específica",
van montadas las reflexiones y el
análisis de algunos espacios urbanos de Gran
Canaria.
Debo aclarar que el término "emblemático",
que aparece en el título, nada tiene
que ver con el concepto "Emblema" Geroglífico
o representación simbólica de otra
cosa). "Emblemático" quiere decir que un
espacio urbano merece, a mi juicio, tal etiqueta
cuando en él los valores espaciales y
los valores formales están arropados en
tipologías arquitectónicas reveladoras de los
supuestos conceptuales característicos de un
momento concreto, individualizado y dif eren
dado dentro del largo y complejo devenir
histórico del que resulta la ciudad.
Hecha esta precisión conceptual,
podemos empezar enumerando algunos
de los muchos espacios emblemáticos
que pueden ser analizados en la ciudad
de Las Palmas de Gran Canaria y en la isla
de Gran Canaria; podríamos hablar de:
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
CATHllUI
Espacio fundacional
)) simbólico
. ' .
)) ¡erarquteo
)) evolutivo
)) comercial
» integrado
)) panorámico
)) conventual.
En todos estos espacios enumerados
y en muchos otros que ru siquiera nombro,
encontramos tipologías arquitectórucas suficientes
y de tan variado espectro funcional
y programático que sobre ellas puede montarse
y desarrollarse una interpretación de la
ciudad como ese "continuo espacio-temporal"
de que habla Pierre Lavedan.
No hay tiempo para hablar de todos
estos espacios, por lo que se impone una selección.
Empezaré por "El espacio panorámico"
y, si el tiempo lo permite, seguiré comentado
alguno de los otros espacios nombrados.
EL ESPACIO PANORÁMICO
Así se me ocurre calificar al espacio en que
se está produciendo ese hecho urbarústico
espectacular de los últimos seis meses, al que
hice alusión al comienzo de mi intervención.
Me refiero, como creo que todos Uds.
intuyen y sospechan, al "So/ar de la Iglesia del
Sagrario", en el que las excavaciones todavía
en curso y dirigidas por los Arqueólogos
Iñaki Sáez y Sergio Ohnos, han dejado al descubierto
un riquísimo panorama arqueológico,
que permite visualizar un amplísimo
horizonte histórico de la ciudad de Las Palmas
de Gran Canaria, porque se abre en la
última década del Siglo XV, muy pocos años
después, por tanto, de terminada la conquista
de la isla, y que se extiende y llega hasta
mediados del Siglo XX.
La prensa local le ha dedicado páginas
y comentarios a este descubrimiento. "La
Provincia" publicaba, el 28 de octubre de
2.001, un artículo de Arubal Ramírez León,
cuya síntesis puede ser: "Los restos arqueológicos
hallados en el ala norte del templo de Santa Ana
muestran el A1tmicipio entre finales del Siglo XVy
elS{glo XI 1II". En esta primera aparición de
la noticia en la prensa local, el autor del artículo
comuruca a los lectores un dato tranquilizador:
''El Cabildo ya ha propuesto que el
desm/mºmiento se conserve para ser visitado y que se
co111ple111ente con el PT'f!Yecto de Salvador Fábregas".
Del mismo autor, otro artículo posterior
ya se decanta claramente por la necesidad
de que ''se plantee un nuevo PT'f!Yecto para el
ala Norte de la Catedral". Al mismo tiempo
recoge el parecer de los arquitectos Luis
Alemany y José Miguel Alonso FernándezAceytuno.
El primero, que dirigió la restauración
de la plaza de Santa Ana, afirma: ''Hqy
que cambiar el PT'f!Yecto (se refiere al proyecto
de edificio, del Arquitecto Salvador
Fachada de la Catedral_y Plaza de Santa Ana .. Lis Paln1as de
Gran Canaria, Alfredo Herrera Piqué. '1JIO. Lis Paln1as G.C.
2002.
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
Fábregas) en su casi totah·dad en las plantas bajas,
para respetar el yacimiento'~ Por su parte, el
Sr. Alonso Fernández-Aceytuno manifiesta
sus sentimientos cuando dice: "Es una mara-
1Jilla haber encontrado algo así". Termina el autor
del artículo dando noticia de la reunión
interinstitucional, promovida por el Cabildo
de la Catedral, para ''analizar la viabih.dad
de compatibilizar la preservación de los restos de las
primeras trazas urbanas de la ciudad, hallados junto
al templo catedralicio, con la actuación prevista'~
En fechas algo posteriores aparecieron
otros dos artículos en el mismo periódico.
El 27 de diciembre de 2001, Antonio
Henríquez Jiménez reproduce una carta de
Agustín Millares Carlo, de 1912, y reproduce
también una de las "Crónicas de la ciudad",
de Alonso Quesada. El centro de interés
de este artículo está, no en los restos
arqueológicos descubiertos ni en la utilización
futura que de éstos pueda hacerse, sino
en el posible y debatido lugar del enterramiento
de don Gonzalo Argote de Molina,
interesante personaje nacido en Sevilla en
1548, provincial de la Santa Hermandad, historiador,
genealogista, erudito, crítico y poeta,
que casó con la hija del primer Marqués
de Lanzarote, D. Agustín de Herrera y Rojas,
que falleció en Las Palmas hacia 1596 y
que parece fue enterrado en el Hospital de
San Martín, según dicen Pedro Agustín del
Castillo y José de Viera y Clavijo, aunque la
lápida de su tumba no fue encontrada.
En la polémica del enterramiento de
Argote y Molina tercia Julio Sánchez
Rodríguez, en otro artículo publicado el 14
de enero de 2002, también en "La Provincia".
Afirma que el citado personaje no fue
enterrado en el Hospital de San Martín sino
en la "Iglesia vieja" o parroquia de la Catedral,
y apoya su argumentación en un dato
facilitado por el Canónigo Archivero de la
Catedral, D. Santiago Cazorla, y tomado de
las Actas Capitulares de la Catedral, de fe-
C1TH1KUI
cha 21 de octubre de 1596.
Estos dos últimos artículos sori de
gran interés, sin duda, y por eso los recuerdo
y extracto, pero no centran su contenido
en los aspectos que en este momento estamos
analizando, sobre los que ya me detengo,
con el apoyo de algunas diapositivas.
En el desolado solar de la Iglesia del
Sagrario, al que me estoy refiriendo, han quedado
a la luz todos estos restos:
1.- Cimientos y arranque de
los muros perimetrales de la prime- rt
ra iglesia del Hospital de San Martín,
centro benéfico cuya primera
sede se emplazaba en la contigua
Plazuela de los Alamos.
2.- Empedrado, con callaos,
de una de las primeras calles de la
ciudad. Esta calle corría paralela al
muro meridional de la iglesia del
Hospital de San Martín. Es un tramo
de unos 30 metros aproximadamente.
3.-Arranque de los muros y
de los grandes pilares cruciformes,
trazados por Diego Nicolás Eduardo
a finales del Siglo XVIII, para
levantar encima la gran cúpula con
la que pensó rematar el edificio de
la Iglesia del Sagrario, adosada a la
Catedral de Santa Ana en su costad
o del Norte. Diego Nicolás
Eduardo, en lo poco que se llegó a
construir, utilizó parte del material
de la Iglesia y del Hospital de San
Martín. El proyecto del Canónigo
Racionero tuvo que paralizarse, por
dificultades económicas y porque
una Real Orden, dé 1821, prohibía
construir iglesias al lado de las catedrales.
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
C!Tll!BDI
111mac11/adt1 l.(Jtl(rpciú11, pi11t11rt1 dr .f 11a11 i/1' , \/i1<111dt1, I 71) 7, ( . .i/1 ./mi dr . 1·,111/a . · l11t1. I .as Palmas de Gra11 Ca11aria, Alfredo Herrera
Piq11i . .-1yto. l .as Pa/111,1s C.C, 2002.
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
4.- Abundancia de restos
humanos, de los cuerpos
inhumados en el interior de la
iglesia del Hospital de San Martín,
como era costumbre hacer
en los siglos del Antiguo Régimen,
hasta que las Ordenanzas
del Siglo A.'VIII obligaron a construir
cementerios civiles aislados
y alejados de las poblaciones. El
Arqueólogo Iñaki Sáez dice que
se han encontrado seis cuerpos
completos y varios osarios. Las
tumbas para estos enterramientos
habían sido excavadas
en la tierra y en ellas se encontraron
botones de camisas y alfileres
de colores, utilizados éstos
probablemente para sujetar los
sudarios.
5.- Elementos sueltos de
un retablo de piedra, que podemos
suponer perteneciente a la
misma iglesia del hospital; me refiero
a Ja hornacina avenerada
que ustedes están viendo en la
diapositiva. Sus caracteres formales
y su correspondiente filiación
estilística nos llevan a recordar
otros retablos de piedra, todavía
conservados, como los de
la Iglesia de San Francisco, en el
Barrio de San Francisco, en
Telde, y como las hornacinas de
los retablos mayor y laterales de
la segunda Iglesia de la Candelaria,
en la Villa de Moya, que fue
deshecha en Ja década de los 50
del Siglo XX para, en el mismo
solar, ampliado ganando espacio
sobre el borde del barranco, levantar
la actual iglesia, de pautas
y formas neorrománicas.
6.- Parte del muro de la
fachada de la construcción que,
CATll!BUI
hacia 1950, se levantó según trazas
de Secundino Zuazo, y que
posteriormente fue destruida
por resultar poco acorde, en formas
y en proporciones, con las
formas y con el volumen de la
Catedral, a cuyo costado del
Norte se adosaba.
En este solar de la Iglesia del Sat,rrario
quedan, por tanto, los restos de tres edificaciones:
la Iglesia del Hospital de San
Martín, la que iba a ser Iglesia del Sagrario y
la obra de Secundino Zuazo. Un denominador
común uniformiza, en su programa y en
su función, a los tres edificios, porque los tres
eran ejemplos de la misma tipología arquitectónica:
arquitectura religiosa.
Pero, al mismo tiempo, los tres edificios
se diferenciaban por su componente
estilístico-formal. La Iglesia del Hospital era
Calle Triana. Lu Palma! de Gran Cu11aria, A/frtdo Hernra ~11r.
.· l¡·to. l ..as Pu/mus G.C., 2002.
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
CiTHllUI
de una sola nave, con armadura mudéjar y
tejado a dos aguas; es decir: era ejemplo del
"modo de construir canario,,, como era
esperable en un edificio de muy finales del
Siglo XV. La Iglesia del Sagrario, en las nunca
realizadas trazas de Diego Nicolás Eduarestilístico-
formales absolutamente
diferenciados para los mismos tres
edificios, como corresponde a la
"mentalidad" de los tres momentos
históricos en que esos edificios
fueron levantados o proyectados:
fines del siglo
XV, segunda
mitad del siglo
XVIII, mediados
del siglo
XX.
Para las formas
de finales del siglo
XV encontramos
explicación en el "uniforme
programa de
construcciones mudéjares,,,
emanado de la
Corona de Castilla
do, respondía a planteamientos
neoclásicos,
acordes con el
momento histórico de
la segunda mitad del
Siglo XVIII y acordes
también con la "piel
neoclásica,, que el mismo
Nicolás Eduardo
había trazado para envolver
exteriormente
el cuerpo gótico de la
Catedral de Santa
Ana. La construcción
de Secun-dino Zuazo
respondía a pautas de
un Eclecticismo tardío
y trasnochado,
obra bastante extraña
para ser de mediados
del Siglo XX y que,
Calle de los Balcones. Las Pal111a.r de Gran Canaria, Alfredo
Hernra Piq11é. "'1Jto. LAs Palmas G.C, 2002.
para los tres territorios
de reciente incorporación,
Reino de
Granada, Archipiélago
de las Islas Canarias,
América. Los tre!'
quizá por esta razón,
no gustó y terminó siendo demolida.
En resumen: las claves interpretativas
del que he denominado "Espacio panorámico,,
son, desde el punto de vista de la
historia del arte, estas dos:
1.- Una sola tipología arquitectónica
para los restos de los tres
edificios en él levantados o proyectados,
la tipología religiosa. No
podía ser de otra manera, dada la
proximidad al "Espacio jerárquico,,
de la Catedral de Santa Ana, a cuyo
costado del Norte se adosa.
2.- Tres planteamientos
eran territorios de infieles,
para cuya evangelización fue diseñad<>
un mismo programa constructivo, no excesivamente
costoso porque las formas mudéjares
casi no necesitan más que un albañil para
los muros y un carpintero para las armaduras.
Esta es la recentísima interpretación que
el Dr. Borrás Gualis hace sobre la arquitectura
mudéjar levantada en los tres citados territorios
durante y después de los Reyes Católicos.
Para la obra del siglo XVIII la explicación
está en el pensamiento de la Ilustración
y en sus aplicaciones al terreno de las
artes.
Y para la desafortunada obra de mediados
del siglo XX la explicación quizá ha-
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
bria que buscarla en una cierta "indefinición",
provocada porque sobre la mentalidad del
momento soplaban, al mismo tiempo, aires
muy diversos: directrices emanadas del Régimen,
intento de adecuación al adyacente
edificio de la catedral, regusto personal por
soluciones pasadas, afán no logrado de incorporarse
a la vanguardia.
Esta es la interpretación que se me
ocurre hacer sobre este "Espacio panorámico".
Me parece que es interpretación en la
que, de acuerdo con la Metodología analítica
anteriormente señalada, no se olvidan ni
se marginan los valores espaciales y los valores
temporales, además de encajar la única
tipología arquitectónica de sus tres edificios,
cuyos restos han quedado a cielo abierto,
dentro de los parámetros mentales de los tres
momentos histórico-estilísticos señalados.
De esta interpretación nace mi propuesta
para el futuro destino que se pueda y
quiera dar a este yacimiento arqueológico,
porque no quiero concluir estas reflexiones
sobre este espacio sin "echar mi cuarto a espadas".
¿Cuál va a ser el destino que se le dé,
después que se terminen las excavaciones
arqueológicas?. Uds. saben que para
"desfacer el entuerto" de este desolado solar
se han hecho muchas propuestas.
Además de la propuesta y construcción
de Secundino Zuazo, de mediados del
siglo XX, ya comentada y de la que ahora
vemos algunas diapositivas, otra muy interesante
fue la que el pintor moyense Santiag<
i Santana hizo hacia finales de los años 70
del siglo pasado. Proponía desmontar los
sillares de los muros exteriores de la obra
dl: Diego Nicolás Eduardo hasta el nivel de
la calle, para construir después una zona
ajardinada, con un gran andadero paralelo a
la actual calle de San Marcial, con una fuente
surtidor en el centro. Fue propuesta desestimada,
a pesar de que no era totalmente
desacertada, porque además de eliminar los
C1TWUI
feos muros inacabados, además de potenciar
el efecto visual de todo el volumen exento
de la Catedral de Santa Ana, abría una perspectiva
urbana nueva, desde la Plaza de Santa
Ana y desde la Calle Obispo Codina hasta
la fachada de la Casa de Colón, en la Plazuela
de los Alamos.
Otra propuesta, anterior, data de
1917, cuando el Obispo D. Ángel Marquina
Corrales (1913 a 1923), secundado por el
Cabildo de la Catedral, quiso sacar adelante
su deseo de levantar un edificio de viviendas
para los Canónigos. Se llegó incluso a hacer
las trazas de este edificio, trabajo que fue
encomendado al que entonces era arquitecto
Diocesano, Fernando Navarro. Tampoco
prosperó este proyecto. La diapositiva
que estamos viendo, en la que por la derecha
aparece el arranque de la torre del norte de
la fachada de la Catedral, deja claro que, yuxtaponer
un edificio de viviendas al costado
del volumen de la catedral era totalmente
desacertado.
La más reciente propuesta es la del
arquitecto Salvador Fábregas: levantar un
edificio de pautas clasicistas, con sótano -
garaje, tres plantas y una gran sala central de
uso social, museístico y cultural gestionado
por el Obispado.
Está claro que yo no sé qué va a terminar
pasando, pero me gustaría que la solución
final que se dé a este solar y a los restos
arqueológicos en él descubiertos pasara
por una de estas dos vías, consecuentes con
la metodología analítica expuesta:
1.- Si se construye un nuevo edificio,
debería responder a la tipología religiosa,
porque sólo así se mantendría uniformidad
y adecuación a la tipología de los tres
edificios preexistentes en el mismo solar, y
porque así, me parece, lo exigen la dignidad,
la volumetría y el simbolismo del
espacio adyacente, ocupado por la Catedral
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
ClTllHUI
de Santa Ana, que es el edificio emblemático
por excelencia de toda la isla. Este posible
edificio debe ser trazado y construido
de tal manera que permita, no sólo conservar
los restos arqueológicos descubiertos,
sino que permita también ver, recorrer, estudiar
y disfrutar de esos restos del pasado
histórico de la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria.
2.- No construir sobre los restos
descubiertos. Manifiesto que mi deseo es que
el solar de la Iglesia del Sagrario termine
convirtiéndose en un "Parque temático arqueológico",
presentado, a quien lo visite,
con todo el rigor científico y didáctico exigible.
No hay nada igual en toda la ciudad ni
en toda la isla. La oferta cultural de Las Palmas
de Gran Canaria se enriquecería con un
recinto cuyos valores espaciales, temporales,
formales y tipológicos sintetizan nada menos
que 470 años de la historia de la ciudad,
que en este caso es tanto como decir de la
historia del arte en Canarias.
Soluciones a problemas similares, y
aún más complejos que los que presenta la
conservación de los restos arqueológicos del
solar de la Iglesia del Sagrario, ya se han aplicado
en otras ciudades. Recuerdo, por ejemplo,
las "ventanas" abiertas en el suelo de la
plaza peatonal del costado meridional de la
Catedral de León, por las que, a través de
grueso cristal, se puede ver parte de los restos
del campamento de la Legio VII Gemina.
En la Astorga actual, bajo la que reposa la
bimilenaria Asturica Augusta imperial romana,
algunas casas recientes se elevan sobre
apoyos exentos entre los que quedan intactos
los restos romanos; un vano abierto
en la fachada, a poca altura sobre el nivel de
la calle, permite ver el yacimiento desde la
acera.
¿Estaremos ante una nueva oportunidad
perdida? Por todo lo que acabo de
exponer, es evidente que no deseo que esto
suceda.
Va siendo hora de terminar. Sólo he
pretendido reflexionar sobre la metodología
con que la historia del arte puede contribuir
al análisis de la ciudad y al análisis de
toda la problemática que los espacios urbanos
puedan plantear. Para estas reflexiones
he aprovechado la oportunidad ofrecida por
los restos arqueológicos encontrados en el
solar de la Iglesia del Sagrario.
Como el tiempo inexorable se nos
echa encima, para otras ocasiones han de
quedar las reflexiones que, con pautas analíticas
semejantes a las expuestas, pueden hacerse
sobre los otros "Espacios
emblemáticos" señalados y que, al menos de
momento, no parece que presenten especiales
problemas. Podríamos hablar de:
! Plazuela de San Antooio Abad
Plaza de Santa Ana
Plazuela de.! & , ·tu Santo
Galle Mavor de Triana
Barrio de San Francisco (f clde)
Cada uno de estos espacios tiene
perfiles propios.
La Plazuela de San Antonio Abad,
espacialmente de dimensiones reducidas y de
forma irregular, recibe la confluencia de cinco
calles, que salen a ella "por donde pueden".
Es típica solución medieval.
La Plaza Mayor de Santa Ana es
ejemplo modélico de la mentalidad
renacentista, que organiza los grandes espacios
abiertos como un "cosmos ordenado,
completo, simbólico". Basta caer en la cuenta
de los aspectos organizativos que la caractenzan:
.- Orientación de sus ejes, mayor y
menor, hacia los cuatro puntos cardinales .
. - Colocación de sus dos edificios simbólicos,
Catedral y Casas Consistoriales, en
los lados de Naciente y de Poniente (princi-
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
pio y fin), ocupándolos totalmente,
como corresponde a edificios
tras los que se simbolizan
los dos pilares en que se apoyaba
el Sistema político-social y
económico del Antiguo Régimen,
el poder religioso y el poder
político.
- Palacio episcopal y
Casa Regenta!, en los ángulos
contiguos a los edificios que
simbolizan el poder del que son
ejecutores.
C!Tll!BDI
- Volumetría jerárquica
de la Catedral y de las Casas
Consistoriales, netamente destacadas
por encima del resto de
las edificaciones que completan
el perímetro de la plaza, porque
Lar actuales Casas Consistoriales (mitad del siglo X IX), en la Plaza Mf!}or. Las
Palmas de Gran Canaria, Alfredo Herrera Piqué. Ayto. Las Palmas G.C., 2002.
así mejor se potencia su simbolismo.
Las claves analíticas del "Espacio simbólico"
de la Plaza de Santa Ana son, por
tanto: amplitud espacial potenciadora de los
edificios circundantes; orientación axial; situación
de los edificios simbólicos;
volumetría jerárquica de los dos edificios
emblemáticos (Catedral y Ayuntamiento);
riqueza tipológica, con ejemplos de Góticomudéjar
(Palacio Episcopal), Renacimiento
(ponada y primer piso de la Casa Regenta!),
Neoclásico (piso alto de la misma Casa
Regenta!, Ayuntamiento y fachada de la Catedral);
Eclecticismo y Modernismo. El espectro
tipológico da ejemplos de arquitectura
religiosa, arquitectura civil, arquitectura
doméstica.
La Plaza de San Juan, en Arucas, permite
visualizar la evolución de la arquitectura
doméstica, desde mediados del siglo XVII
(Casa Parroquial, de los tiempos de Don
Juan Mateo de Castro, 1621-1683), hasta las
formas de principios del siglo XX (Casa
Granado Marrero). En medio de estos dos
extremos de la evolución quedan las formas
de fines del siglo XVIII, ejemplo de la transición
a la llamada "arquitectura culta" de
los siglos XIX y XX (casa Barbosa) y queda
también la expresividad simbólica de pleno
siglo XIX (casa Rafael Ponce de Armas). Se
completa y armoniza la plaza con las formas
neogóticas de la Iglesia de San Juan. U na de
las claves interpretativas está precisamente
en la armonización de la dominante
Tipología doméstica, que enseñorea tres de
sus lados, con la llamativa Tipología religiosa
de la iglesia.
La Plazuela del Espíritu Santo, en Las
Palmas de Gran Canaria, antes de la desafortunada
remodelación de hace unos 12 años
integraba armónicamente Arquitectura, Escultura
y Naturaleza. El Marqués de Lozoya
la calificó como una de las más bellas plazas
románticas por él conocidas.
Esta integración se enmarca entre fachadas
de gran aparato, como la neoclásica
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.
C!TBilUI
Casa Manrique de Lara.
La calle Mayor de Triana, que Tomás
Morales cantó como ''Arteria aorta de la capital",
ofrece un muestrario estilístico
variadísimo, desde las formas conopiales de
un Gótico tardío hasta las soluciones
racionalistas y las soluciones internacionales;
unas y otras arropan ejemplos de Modernismo,
Neoalhambrismo, Eclecticismo, Clasicismo
romántico, como soluciones
estilísticas escogidas para la tipología comercial
dominante, "La Casa tienda", de la que
en sus publicaciones habla, con pleno acierto,
el Dr. Hernández Gutiérrez.
El Barrio de San Francisco, en Telde,
es ejemplo de cómo un núcleo conventual
puede aglutinar a su alrededor edificaciones
y tierras de labor, recorridas por un entramado
de calles quebradas y travesías estrechas.
Y la Catedral de Santa Ana, por último,
se presenta como el espacio simbólico
primario, "El espacio jerárquico" del Barrio
de Vegueta y de la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, con sus formas interiores góticas,
ejemplo único en todo el archipiélago,
y con su exterior revestido por "una piel
neoclásica".
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2015.