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“Que tu mano y tus dedos no sean consagrados sino a escribir cosas útiles
que dejarás tras de ti “
(Abu l-Hasan Ali al-Bagdādī)
El pasado año tuvimos la oportunidad de contemplar la magnífica exposición cuyo
titulo Vestiduras Ricas(1) ya auguraba una gran aportación a la historia de la indu-mentaria.
Aquellos que estamos familiarizados con la materia, no descubríamos,
en sí mismo, ningún dato nuevo, y ninguna pieza de la exposición nos resultaba
desconocida. Sin embargo, la contemplación de todo ese patrimonio reunido
sirvió como germen para una nueva vía en nuestra línea de investigación a la que
damos cauce en estas páginas. La idea principal que nos guía es el concepto de
herencia histórica aplicado al tejido, la búsqueda de información que restos textiles
pueden entregarnos a los investigadores siglos después de su tejedura. A dicha
idea nos condujo, especialmente, la constatación de un número significativo de
piezas que forman parte de los enterramientos de nobles cristianos y la curiosidad
–continua y nada superflua– de averiguar cómo fueron las relaciones entre los
reinos cristianos y el poder islámico en la Península Ibérica durante la Edad Media.
Quizás, hubiera más transacciones comerciales de lo que la historia nos ha querido
reconocer y las relaciones entre un poder emergente y otro en retroceso tuvieran
un aspecto mercantil poco explorado.
En este trabajo proponemos como
documentación de primera mano, la
textil y, en concreto, nos centraremos
en aquellos textiles donde aparecen
inscripciones en caligrafía árabe. Dichos
tejidos nos permitirán realizar un re-corrido
cronológico por la historia y,
por tanto, serán clasificados según el
período al que pertenezcan en: época
Califal (929-1013) , Reinos de Taifas
(1013-1086), época Almorávide (1086-
1143), época Almohade (1143-1213) y
tejidos del período nazarí (1238-1492).
No obstante, aun siendo éste el plan-teamiento
general del trabajo, en estas
páginas van a quedar desiertas algunas
de las citadas líneas cronológicas al
carecer, por el momento, de rigurosa
información, quedando pospuesto el
estudio de tejidos con inscripciones
fechados en el período de taifas.
(1) La exposición llevaba como subtítulo:
El monasterio de las Huelgas y su época.
1170-1340 y estuvo en el Palacio Real
de Madrid del 16 de marzo al 19 de junio
de 2005.
La expresión de tela. Una
aproximación a las inscripcio-nes
en los tejidos andalusíes*
por Lola Serrano-Niza. Universidad de La Laguna.
* El presente trabajo se inserta en el marco
del proyecto de investigación PI042004/84,
financiado por la Consejería de Educación y
Deportes. Dirección General de Universidades
e Investigación del Gobierno de Canarias.
Comercio de la seda en el Mediterráneo.
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Los tejidos andalusíes y sus
inscripciones
La entrada del contingente árabe
islámico en tierras peninsulares traerá
consigo algo más que un simple cambio
de poder político, se produce la entrada
de múltiples factores que diseñarán
una nueva sociedad. Hablamos de una
lengua, una religión y, en definitiva, de
una vida cotidiana totalmente diferente
a la que existía. Entre las novedades
introducidas en este periodo se encuen-tra
la introducción de materias primas
(algodón y seda) y el establecimiento
de una industria textil próspera enrai-zada
en esta geografía. Su producto,
los tejidos(2) andalusíes, realizados en
las manufacturas textiles de la Península Ibérica durante el periodo que en ésta
hubo poder islámico (711-1492), serán reconocidos y exportados y convirtieron a
la industria andalusí en una importante potencia comercial de la época.
En cuanto a las inscripciones textiles, como es bien sabido, la caligrafía árabe
forma parte de los motivos ornamentales en las artes islámicas. Presente en la
arquitectura, el marfil, el mármol y otras artesanías, pronto encontrará también su
lugar de expresión en el telar. La inscripción caligráfica tejida se denominó Ðirāz,
palabra árabe de etimología persa que significa, en primera acepción ‘bordado’,
y también, “labor decorativa (calam) realizada sobre un vestido o un fragmento de
tejido”. Más tarde, con este mismo término se designó el taller real (dār al-Ðirāz)
donde se fabricaban los tejidos de lujo. Es curioso que, a partir del sentido de
“banda de escritura”, en general, galón, que se aplica tanto a las inscripciones
tejidas como a las bordadas o cosidas sobre un tejido, acaba denominando además
a las talladas en otros materiales como la piedra, el vidrio o la cerámica.
La institución en sí misma del Ðirāz es muy antigua. Ibn Jaldýn nos explica en su
Muqaddima (II, 57-9) que los reyes persas preislámicos acostumbraban a fabricar
estos Ðirāz con imágenes de los monarcas y que, más tarde, los soberanos musul-manes
las sustituyeron con inscripciones caligráficas que mostraban sus nombres,
palabras de buen augurio o loas a Dios. Este autor se detiene en describir la
manera en que se llevaba a cabo la tejedura del brocado de seda, y añade que la
costumbre de inscribir los nombres califales o, incluso, otros símbolos personales
en los bordes de sus atavíos era, simplemente, una exposición iconográfica del
poder soberano que ostentaba el gobernante, hecho éste sobre el que volveremos
de inmediato.
En Al-Andalus, los tejidos de la primera época portan textos con los contenidos
recién citados. En las telas se reproducían fórmulas reiterativas correspondientes,
por lo general, al enunciado de la basmala(3) ( ), alguna
invocación a Mahoma acompañada de la palabra “bendición” ( ), o de otras
expresiones de buen presagio como“prosperidad” ( ), “gloria” ( ), “buena
fortuna” ( ).
A veces, tras este pequeño texto se especificaba el nombre del califa correspondiente,
introducido mediante la expresión “el siervo de Dios, el Imán” ( ). En
otras ocasiones, el tejido se hacía rico en datos, pues a lo anterior añadían quién
había ordenado la elaboración del trabajo, dónde se había realizado, quién lo
había tejido e, incluso, la fecha. Como es de suponer, todo este patrón de datos
no siempre aparecía completo, sin que sepamos por el momento las razones.
(3) Basmala: fórmula ritual islámica con la
que comienza cada azora coránica; asimismo
utilizada para iniciar diferentes tipos de
documentos o acciones. La palabra bas-mala
está formada con las cuatro primeras
consonantes de la fórmula: /BSML/ que se
suele traducir por “En el nombre de Dios,
el Clemente y el Misericordioso.
(2) Tejido: Material obtenido mediante el
cruzamiento de dos series de hilos, unos
longitudinales (urdimbres) y otros trans-versales
(tramas).
Centros textiles de Andalucía.
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El tipo de escritura en la que las inscripciones se llevaban a cabo, sobre todo
durante los siglos X y XI, era la llamada “cúfica”. Su característica principal es su
acentuado aspecto geométrico pero también la ausencia de puntos diacríticos.
Con el tiempo, el estilo fue evolucionando y los especialistas, para poder dife-renciar
esta escritura, proponen aplicar dos nombres diferentes: “cúfico florido”,
abundante en elementos curvilíneos en el final de sus trazos y “cúfico simple”,
más geométrico y anguloso que el anterior.
A partir del siglo XII se aprecia que las artes decorativas incorporan el mismo
tipo de escritura cursiva que emplean los calígrafos en el papel. En ésta se dan
diferentes modelos según las características propias de cada una y reciben nombres
diferentes que las distinguen. Son los llamados seis estilos caligráficos: nasjī, riqā’,
rīhān o rayhān÷, muhaqqaq, tawq÷: y tulu£. De todos ellos el más utilizado en los
textiles es el denominado tulut. Dicho estilo –surgido con el califato omeya (s. VII)
pero no desarrollado completamente hasta finales del siglo IX– es considerado el
más importante de las escrituras ornamentales.
En este mismo siglo, observamos además que, de la misma manera que la escri-tura
se había ido transformando, las expresiones que los textiles recogían iban
sufriendo algunas modificaciones. Por ejemplo, en esta época se deja de hacer
referencia al califa o sultán, según sea el caso. Aparentemente, los textos tienen
ahora más un objetivo estético que informativo y se tejen simplemente términos
reiterativos del tipo: “felicidad”, “buena fortuna”, “bendición”, “poder”, etc.,
citados líneas arriba.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la escritura tejida en las telas requiere
un modelo que es elaborado y repetido por los tejedores. Quizás, con el tiempo,
la ejecución de la inscripción se hiciera simplemente de memoria y esto, podría
justificar la ausencia de determinadas partes de los textos iniciales, e incluso,
errores detectados en ciertos tejidos.
En cualquier caso, el legado histórico de estos trozos de tela y la memoria escrita
de sus inscripciones merece el detenimiento de un estudio de conjunto según el
retazo de historia que recojan porque, y volviendo a la exposición arriba citada de
Vestiduras Ricas, asistimos en esta Edad Media peninsular a una clase regia cristiana
que, en pleno apogeo de conquista y de retroceso territorial de poder islámico,
incorpora como las mejores de sus galas los tejidos andalusíes. Tejidos que repro-ducen
una decoración propia de los talleres de gestación y, además, ateniéndonos
a la magnífica colección textil de las Huelgas, son los propios monarcas los que
encargan piezas mudéjares en los que hacen plasmar su propia heráldica.(4)
Este dato nos resulta especialmente curioso si lo contrastamos con lo que, en la
misma época, ocurre en los territorios andalusíes de la Península Ibérica. Según
Ibn Jaldýn, los soberanos almohades no sólo no tuvieron talleres reales (Ðirāz), sino
que coincidiendo con su etapa de poder se promulgaron un buen número de leyes
prohibiendo el uso de los tejidos suntuarios, es decir, textiles y/o ropas de seda,
oro y brocado.(5) Es más, se instaba a vender la mercancía de estas características
que permanecieran en los almacenes estatales. Esta cita contrasta enormemente
con la declaración que hace, en otro lugar de su obra, sobre la expresión de
poder que suponen las inscripciones en los atavíos de califas anteriores, como ya
hemos recogido arriba.
Los Tejidos y sus inscripciones: Tejidos del Califato de Córdoba
(929-1013)
Almaizar de Hišām II: Esta pieza de tejido es una banda de tiraz realizado con
técnica de tapicería. La pieza parece haber sido utilizada como turbante pues está
tejida con un ligamento tafetán casi transparente aunque la banda en sí misma es
(4) Véase el catálogo elaborado por Concha
Herrero Carretero, Museo de telas me-dievales.
Monasterio de Santa María la
Real de Huelgas. Burgos, Burgos, 1988
así como el elaborado por prestigiosos
autores para la exposición de Vestiduras
Ricas. El monasterio de las Huelgas y su
época, 1170-1340, Madrid, 2005.
(5) Brocado: Tejido de seda donde participa,
en el fondo o decoración, el hilo metálico.
(CIETA).
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algo más tupida. Su inscripción es lo que dota, sin ninguna duda, a esta pieza de
su alto valor, tanto por la manera de su caligrafía como por los datos que sumi-nistra.
La caligrafía árabe pertenece al cúfico florido; los extremos de sus letras,
sobre todo alif, se terminan en medias palmetas recordándonos a la caligrafía de
las inscripciones presentes en el mihrab de la mezquita de Córdoba. Gracias a la
dedicatoria que aparece inscrita sabemos que fue realizado para el califa Hišām
II. Encontrado en la iglesia de Santa María del Ribero en San Esteban de Gormaz
(Soria) y puede contemplarse en la Real Academia de la Historia (Madrid)
Inscripción:
“En el nombre de Dios Clemente y Misericordioso, la bendición de Dios y la prosperidad
y la duración para el Califa, el imán Abd Allah Hišām, favorecido de Dios y emir de
los creyentes”
(lectura y traducción del Archivo de la RAH, legajo 109)
Tejidos del período almorávide (1086-1147)
Casulla de San Juan de Ortega: Este tejido procede de un sepulcro de la iglesia
de Quintana de Ortuño (Burgos). Muestra una serie de círculos en cuyo interior
aparecen leones espaldados que apresan con sus garras a unos ciervos. Una banda
de oro presenta la inscripción árabe en caligrafía cúfica y color negruzco.
Almaizar de Hišām II.
Casulla de San Juan de Ortega.
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Sin duda, lo más interesante de la citada prenda es la información que nos va
a dar, tanto del gobernante almorávide Al÷ Ibn Yýsuf (1106-1142) así como el
nombre del ejecutor del tejido de Ðirāz.
Inscripción:
“La gloria de Dios para el emir de los musulmanes, Ali –labor de Sammāk“
(transcripción y traducción de M. Yýsuf)
Tejidos del período almohade (1143-1213)
Como ya hemos señalado en páginas anteriores, el primer período de dominación
almohade se rige por un ideal de piedad y sencillez que los lleva a descartar la
suntuosa institución del Ðirāz. Por esta razón, existen menos tejidos datados en
esta época y, a la vez, es probablemente el momento de mayor exportación textil
a los reinos cristianos. De este momento son los tejidos elaborados para los reyes
Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra (los fundadores del monasterio de las Huelgas
de Burgos, 1187) y en cuyo panteón real han aparecido a la luz importantes telas
con las que fueron enterrados tanto ellos como sus hijos y algunos otros personajes
allegados, como María de Almenar, dama de la corte castellana. En cuanto a las
inscripciones árabes, veremos que muchos de ellos las llevan. En esta ocasión,
nos ocuparemos del alba de Ximénez de Rada.
Alba Ximénes de Rada: Es de lino natural en color crudo realizada con sedas
de colores e hilos entorchado de oro. El ligamento utillizado es el lampás.(6) La
decoración de esta túnica se divide en tres partes la superior, apenas conservada,
presenta motivos vegetales que nos recuerdan a la palmeta entre caracteres cúficos.
En la parte intermedia se distribuye en listas de cuentas y temas geométricos que
concluyen en volutas. La zona inferior nos enseña una decoración con dos filas
de círculos dorados de diferentes tamaños que se han tejido con oro y se han
bordeado en seda en azul.
En cuanto al adorno de los puños, en tejido de taqueté,(7) son franjas decoradas
con círculos en hilo de seda, zonas rayadas donde se encuentran las inscripciones
cúficas y elementos vegetales que se entremezclan en la grafía.
Inscripción:
“La prosperidad”
Actualmente, este tejido se encuentra en el monasterio cisterciense de Santa
María de Huerta (Soria).
Tejidos del período nazarí (ss. XIV y XV)
Tejido con el lema “Gloria a nuestro señor el Sultán”: El tejido que presenta la
citada inscripción árabe pertenece a una serie hecha para uso de la casa real del
sultanato nazarí de Granada. Sus dimensiones son 58,5 x 38 cm. y está elaborado
con seda e hilos metálicos según la técnica de lampás. La decoración caligráfica
que lo caracteriza se distribuye en bandas paralelas de diferente anchura. En la
principal o más ancha [a], la inscripción caligráfica pertenece al £ulu£ andalusí; está
realizada en color blanco con perfiles rojos sobre fondo azul marino. Las bandas
que delimitan a ésta por arriba y por abajo, con menor anchura [b], presentan
sendas inscripciones en estilo de cursiva nasj÷.
Como en otras ocasiones, el tejido hace alusión a un gobernante, en este caso
concreto se trata de Yusuf III (1408-1417), lo que nos permite datar la tela.
(6) Lampás: tejido labrado formado por
dos urdimbres, de base y ligamentos.
El fondo constituido en raso, sarga o
tafetán, se origina con la urdimbre de
base y la trama de fondo, mientras que
el diseño, con la urdimbre de ligamento y
las tramas suplementarias de decoración,
destacando del fondo por la formación de
unas bastas largas de trama en tafetán o
sarga (CIETA).
(7) Taqueté: Designa a los tejidos lisos y la-brados
con dos urdimbres, una de ligamento
y una de base. La urdimbre de ligamento
trabaja en tafetán con las tramas de deco-ración,
mientras la urdimbre de base es la
responsable del intercambio de las tramas
del reverso al anverso, cuando lo requiere
el motivo decorativo. (CIETA).
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Actualmente el tejido se encuentra en el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid,
con el número de inventario 2101.
Inscripción:
“Gloria a nuestro señor el sultán” [a]
“Nuestro señor es el merecedor de la generosidad y la nobleza, el nieto de nuestro
Señor el afortunado” [b]
CONCLUSIONES
En materia de textiles, está demostrado que la ejecución técnica crea escuelas de
tejidos con características propias; en cambio, un determinado diseño es fácilmente
reproducible, cuestión ésta que nos lleva a concluir lo imprescindible que resulta
ser el análisis técnico para averiguar exactamente la procedencia y la datación del
tejido. Así es cómo un fragmento de tela pasa a convertirse en fuente documental
de gran interés para el investigador.
Por otra parte, a la luz del análisis llevado a cabo por expertos de diferentes disci-plinas
en los tejidos andalusíes, se pone de relieve la existencia de una manufactura
textil de gran calidad y altamente especializada, seguramente con numerosa mano
de obra, y de cuyos talleres salieron esas telas de gran calidad, de finos hilos y
tintes, conservados, en muchos casos, hasta la actualidad.
La aparición de muchos de estos textiles en enterramientos cristianos, por ejemplo, el
de los reyes de Castilla en el Panteón Real de las Huelgas de Burgos, unido al hecho
de que, por la misma época, el poder político islámico dominante promulgaba una
vuelta a la sencillez y la piedad, desaconsejando el uso de tejidos suntuarios nos lleva
a otra conclusión, según la cual, debió existir un importante comercio entre los talleres
andalusíes y los reinos cristianos. Un comercio próspero en ambas direcciones donde
no sólo se hacen transacciones mercantiles sino también de símbolos de poder. Las
inscripciones en letras árabes que antaño fueron emblema del dominio y la autoridad
de los dirigentes musulmanes se hacen visibles, ahora, en las ropas de reyes cristianos
Tejido Nazarí.
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y dignatarios eclesiásticos. Y esos textiles son hoy, gracias a sus inscripciones de telas,
testigos de una parte de nuestra historia medieval pendiente de ser releída.
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