UNA NOTA BIBLIOGRÁFICA SOBRE
LOS CLAVIJO ILUSTRADOS CANARIOS
(JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO Y JOSÉ CLAVIJO
Y FAJARDO)
MANUEL POGGIO CAPOTE*
LUIS REGUEIRA BENÍTEZ**
Fecha de recepción: 30 de agosto de 2010
Fecha de aceptación: 17 de septiembre de 2010
A menudo, en los repertorios bibliográficos suelen faltar pe-queñas
entradas que corresponden al tema estudiado pero que
escapan, por diversos motivos, al más metódico trabajo de com-pilación.
La bibliografía retrospectiva, de este modo, debe en-tenderse
como una labor constante en la búsqueda y presenta-ción
de los registros concernientes a un autor, una producción
editorial o un asunto determinado. En el caso de la biobibliografía
no es extraño encontrar con cierta frecuencia asientos dispersos
en publicaciones periódicas o en obras colectivas, ausentes de los
trabajos previos que se han ocupado de su acopio. Por esta ra-zón,
cabe aquí esta concisa aportación a la bibliografía de dos
de los más relevantes escritores canarios del siglo XVIII: el tinerfeño
José de Viera y Clavijo (1731-1813) y el lanzaroteño José Clavijo
y Fajardo (1726-1806)1.
Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 6 (2010), pp. 89-96.
** Archivo General de La Palma (Santa Cruz de La Palma). Correo elec-trónico:
manuelpoggiocapote@gmail.com.
** Sociedad Científica El Museo Canario (Las Palmas de Gran Canaria).
Correo electrónico: lregueira@elmuseocanario.com.
1. Las relaciones bibliográficas más completas de ambos autores pueden
estudiarse en: MILLARES CARLO, Agustín; HERNÁNDEZ SUÁREZ, Manuel.
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Ambas firmas aparecen recogidas en el Tesoro de los prosadores
españoles desde la formación del romance castellano hasta fines del
siglo XVIII (París: Baudry, Librería Europea, 1841), donde del
primero se registra un fragmento de su Elogio a Alonso Tostado
(p. 569) y del segundo una breve anotación del Pensador matritense
«Aviso a las damas» (pp. 569-570).
Los dos intelectuales isleños según sendos grabados de Masi para La ilustración
de Canarias (1882). Fotografías: El Museo Canario
La antología se debió al polifacético Antonio de Capmany;
nacido en Barcelona el 24 de noviembre de 1742, desde joven
pasó a ingresar las filas de ejército. En el campo intelectual se
adentró en disciplinas como la filosofía, la historia o la econo-mía.
Sus estudios, en especial, destacaron en historia de la eco-nomía
catalana y en una defensa acérrima de los gremios pro-fesionales,
circunstancia que le condujo a un acalorado enfren-tamiento
con Jovellanos y Campomanes. Profundamente tradi-cionalista,
abominó de la ocupación francesa y se asentó en Cádiz
para dirigir la Gaceta de la Regencia y de las Indias, alternativa
Biobibliografía de escritores canarios: (siglos XVI, XVII y XVIII). Las Palmas de
Gran Canaria: El Museo Canario; Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975-
1992, v. VI, pp. 437-679 (Viera y Clavijo); v. II, pp. 261-287 (Clavijo y Fajardo).
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a la Gazeta de Madrid. En esa misma ciudad moriría en 1813,
a causa de las recurrentes epidemias de fiebre amarilla, siendo
diputado por Cataluña, cargo en el que participó en la redac-ción
de la Constitución y desde el que defendió la libertad de
imprenta. En 1790 había sido nombrado secretario perpetuo de
la Real Academia de la Historia.
Seguramente fue su interés por las humanidades lo que pro-pició
su determinación de confeccionar una compilación críti-ca
de prosistas sobresalientes de la lengua castellana, tarea que
se materializó en un repertorio que se publicó en cinco volú-menes
entre 1786 y 1794, editados por la oficina madrileña de
Antonio de Sancha con el título Teatro histórico-crítico de la
eloquencia española. En ellos se reunía la obra selecta de 47 autores
tomando como punto de partida el Poema del Cid y alcanzan-do
hasta un siglo XVII profusamente representado2. Estos cinco
volúmenes fueron reeditados en Barcelona en 1848, con idén-tica
selección de autores y la misma ordenación3.
Pero unos años antes de esta reedición, en 1841, la materia
prima elaborada por Capmany permitió a Eugenio de Ochoa dar
origen a la obra de la que tratamos en este breve trabajo biblio-gráfico.
Ochoa (1815-1872) fue un escritor y traductor que se
introdujo además en algunas tareas bibliográficas (elaboró unos
Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporáneos
en prosa y verso y un Catálogo razonado de los manuscritos es-pañoles
existentes en la Biblioteca Real de París). Repartió su vida
entre Francia y España, ocupando en nuestro país diversos car-gos
relacionados con la función pública en diversos ministerios,
además de varios puestos eminentemente librarios, como el de
bibliotecario segundo de la Biblioteca Nacional o el de admi-nistrador
de la Imprenta Nacional. En Francia dedicó una de sus
2. CAPMANY DE MONTPALAU, Antonio de. Teatro histórico-crítico de la
eloquencia española. Madrid: En la Oficina de don Antonio Sancha, 1786-
1794. 5 v.
3. IDEM. Teatro histórico-crítico de la elocuencia española. Barcelona: Im-prenta
de Juan Gaspar, 1848. 5 v.
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prolongadas estancias (de 1837 a 1844) a dirigir la Colección de
los mejores autores españoles antiguos y modernos, de la parisina
editorial Baudry, a la que pertenece el volumen estudiado4. Este
volumen, como se ha dicho, es una selección de los pasajes que
Ochoa consideró más representativos de la compilación previa
de Capmany, por lo que podríamos colegir que se trata de un
extracto selecto de una antología, y por tanto de una síntesis de
lo mejor de la prosa castellana de toda la historia.
Este Tesoro de los prosadores españoles, que vio la luz en Pa-rís
en 1841, recoge un total de sesenta y cuatro escritores que
abarcan todas las épocas desde el siglo XIII (Juan Lorenzo de
Astorga, a quien Capmany atribuye el Libro de Alexandre; Al-fonso
X el Sabio, de quien se reproducen algunas Partidas; y Don
Juan Manuel, del que se compilan varios capítulos de El conde
Lucanor) hasta las fechas vitales del propio Capmany (represen-tadas,
por ejemplo, por un discurso del conde de Campomanes,
un fragmento de la inédita Historia del Nuevo Mundo del cos-mógrafo
Juan Bautista Muñoz, y el Elogio de Carlos III de
Jovellanos). Cabe destacar que entre estos últimos autores se
incluye el nombre del propio compilador original, pues Ochoa
se toma la libertad de homenajear a Capmany incluyendo en el
Tesoro la biografía de Juan de Mariana que éste redactó para el
Teatro histórico-crítico, formando así un curioso bucle por el cual
la obra extractada queda elevada al mismo rango que las fuen-tes
en las que se basó. Este fragmento de Capmany se sitúa
justamente a continuación del fragmento de El pensador de Clavijo.
Como se habrá notado, la selección de Ochoa contiene más
autores que la obra original de Capmany. Esto se debió a la labor
editorial del primero, que consideró pertinente la exclusión de
algunos de los autores primigenios y la inclusión de otros que
estaban ausentes en un primer momento. Los fragmentos elimi-
4. Se trató de una amplia y variada colección, impresa con munificencia
en París y que, por ejemplo, permitió a la literatura española alcanzar una
mayor difusión en el continente europeo.
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nados por Ochoa son los del Poema del Cid (del que refiere en
el propio libro que, «considerado como lenguaje poético», es «im-perfecto
»), y los de Gonzalo de Berceo (del que no se hace jui-cio
crítico); y en cuanto a los añadidos, tal y como el editor li-terario
declara en la «Introducción» del Tesoro, se basan princi-palmente
en otras antologías, y particularmente en la Biblioteca
selecta de Mendíbil y Silvela5. Entre estos añadidos podemos
diferenciar dos bloques: uno compuesto por los autores que, a
juicio del editor, faltaron en el Teatro de Capmani, los cuales son
insertados en su lugar correspondiente siguiendo un criterio
cronológico6; y el otro formado por escritores posteriores a la
fecha en la que Capmany dio por terminada su antología. En
este último bloque se incluyen los dos ilustrados canarios reco-gidos
en la obra y que por su cronografía vital no formaron parte
de la primera síntesis. Como dato meramente anecdótico podemos
llamar la atención sobre una circunstancia ya comentada pero
que no debe pasar desapercibida: el hecho de que en esta mis-ma
nómina de autores añadidos se encuentren, además del propio
Capmany, dos de sus más nombrados rivales: Gaspar Melchor
de Jovellanos y el conde de Campomanes7.
La descripción bibliográfica del Tesoro es como sigue:
CAPMANY Y DE MONTPALAU, Antonio de (1742-1813). Tesoro
de los prosadores españoles desde la formación del romance caste-llano
hasta fines del siglo XVIII: en el que se contiene los mas se-
5. MENDÍBIL, Pablo de; SILVELA, Manuel. Biblioteca selecta de literatura
española, o Modelos de elocuencia y poesía, tomados de los escritores más céle-bres
desde el siglo XIV hasta nuestros días, y que pueden servir de lecciones prácticas
a los que se dedican al conocimiento y estudio de esta lengua. Burdeos: En la
Imprenta de Lawalle Joven y Sobrino, 1819. 4 v.
6. Estos autores son: Alfonso Martínez de Toledo, el Marqués de Santillana,
Gutierre Díaz de Gámez, Antonio Fuenmayor, Mateo Alemán, Luis Vélez de
Guevara y Francisco Manuel de Melo.
7. El resto de los autores que cierran el Tesoro son: Benito Jerónimo Feijoo,
José Francisco de Isla, Gregorio Mayáns y Siscar, José Cadalso, Pedro de
Calatayud, José Vargas y Ponce y Juan Bautista Muñoz.
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lecto del teatro histórico-crítico de la elocuencia española de don
Antonio Capmani; recopilado y ordenado por Eugenio de Ochoa.
París: Baudry, Librería Europea, 1841 (París: Fain y Thunot).
4º (22 cm); II, 584 p. (Colección de los mejores autores españo-les;
t. 22).
Incluye: (p. 509), Elogio de don Alonso Tostado – El Tostado y el
cardenal Torquemada / José de Viera y Clavijo; (pp. 509-510), Pen-sador
matritense. – Aviso a las damas / José Clavijo y Fajardo.
Localización: BNE, sede Alcalá F/892.
Como quedó dicho al comienzo de estas líneas, dejamos la
presente nota como una modestísima contribución a la biblio-grafía
de dos de los más célebres autores canarios de todos los
tiempos, cuya aportación intelectual no sólo se refrendó en nuestro
cerco insular sino que, además, se manifestó en numerosas facetas
desplegadas por ambas personalidades dentro del ámbito esta-tal.
Quedan así estas breves líneas como un pequeño homenaje
a dichos prohombres, en una labor bibliográfica ‘menuda’ y que
ha pretendido, únicamente, mostrar la valoración de las citadas
figuras en una órbita de mayor alcance como son los antologías
(o síntesis de antologías) literarias del siglo XIX. Sirvan estas breves
líneas, además, como testimonio de las fichas aún por registrar
en los inventarios bibliográficos pertenecientes a los antiguos
autores canarios, todavía faltos de perfilarse en su totalidad. No
en vano, otro ejemplo de esos asientos aún por anotar sería
la correspondencia recibida por el escritor y jesuita palmero
Francisco de Cachupín (1599-1678) y que se localiza en la Bi-blioteca
Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad
Complutense de Madrid8.
8. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, Biblioteca Marqués
de Valdecilla: Olim: Ms. 45; mss. 18-125.