ALBORES TURÍSTICOS EN LA PALMA:
VIAJEROS Y FOTOGRAFÍA EN LA ISLA
BONITA (1900-1960)
Víctor J. Hernández Correa*
Manuel Poggio Capote**
Fecha recepción: 20 de abril de 2016
Fecha de aceptación: 11 de noviembre de 2016
Resumen: La fotografía es el medio de promoción turística por antonomasia.
Desde el desarrollo y comercialización del arte fotográfico, imágenes de paisajes,
lugares y personas se han convertido en el principal reclamo para viajeros y, más
tarde, para turistas. Incluso, por encima de los más modernos medios audiovisua-les,
la fotografía permanece como el principal icono turístico. Con este fin, se estu-dian
las fotografías turísticas realizadas sobre la isla de La Palma (Canarias) entre
los inicios del siglo xx hasta la década de los años sesenta, fecha en la que comenzó
a considerarse, de manera continuada y decidida, por la explotación de esta indus-tria.
El examen muestra las sucesivas iniciativas, tanto públicas como particulares,
para ofrecer las imágenes más llamativas de La Palma, en las que la naturaleza, el
patrimonio y el costumbrismo jugaron siempre un papel fundamental.
Palabras claves: La Palma; Fotografía; Turismo; Viajeros; Miguel Brito Rodríguez;
Eduardo Ortiz Redondo; Franz Grasser; Jan Blaauboer; Siglo xx.
Abstract: Photography is an important element in creating tourism promotion.
Since the development and commercialization of this form of art, landscapes,
places, and people images have been the main attraction for travellers, and later
for tourists. Even above the most modern audiovisual media, photography re-mains
the main tourist icon. To this end, photographs made in La Palma (Canary
Islands) are here studied between the early twentieth century and the sixties. In
that decade, a especial attention was given to the explotation of this industry. The
Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n. 12 (2016), pp. 155-204.
* Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Santa Cruz de La
Palma. Correo electrónico: patrimoniohistorico@santacruzdelapalma.es.
** Archivo General de La Palma (Santa Cruz de La Palma). Correo electró-nico:
manuelpoggiocapote@gmail.com.
Víctor J. 156 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
paper shows the subsequent initiatives, both public and private, to offer the most
striking images of La Palma, where nature, cultural heritage, and customs always
played a key role.
Key words: La Palma; Tourism; Travelers; Miguel Brito Rodríguez; Eduardo Ortiz
Redondo; Franz Grasser; Jan Blauboer; Twentieth Century.
1 Introducción
Convertido en auténtico complejo socio-cultural, existe cierto
consenso en entender por turismo el desplazamiento y estancia
temporales realizados por las personas a otro lugar que no es su
residencia habitual; la amplitud de las motivaciones e intereses
que conducen al viaje y a la permanencia por un periodo más o
menos limitado en medios urbanos, rurales o naturales ha permi-tido
a los estudiosos de la práctica turística determinar una ta-xonomía
de este fenómeno, clasificado en atención a numerosos
factores, entre los que destacan los de tipo económico, político,
social y cultural; se debate, así, una cuestión que, en cualquier
caso, viene a poner de relieve el carácter multidisciplinar que
exige cualquier acercamiento, ya sea teórico o materialista, a la
actividad del turismo1.
En este contexto, marcado por la complejidad implícita y las
manifestaciones diversas que reviste este hecho socio-cultural,
podemos convenir que la isla de La Palma se inserta en este mo-delo
de trasiego ocioso desde los inicios mismos de su andadura
en la Edad Moderna europea. Así, frente a las tipologías viaje-ras
más estandarizadas de aquel entonces, que llevaban al turis-ta
común a desplazarse fuera de su espacio acostumbrado por
motivaciones principalmente culturales (conocer nuevos países
y ciudades), científicas (explorar territorios desconocidos, visitar
tesoros naturales) o religiosas (entre los cristianos, por ejemplo, la
1. Agradecemos la colaboración prestada en la elaboración de este artículo
a Dulce Rodríguez González, Antonio Sosa Rodríguez, Pedro M. Rodríguez
Castaños, José Carballo Ventura y Ana Castañeda Pérez.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 157
peregrinación a Tierra Santa, a Roma o a santuarios de alto valor
devocional), durante los siglos xvi y xvii, La Palma —como des-tino
turístico— pareció especializarse en el ámbito del llamado
turismo de salud, gracias a la explotación del manantial de aguas
termales de la Fuente Santa, en el municipio meridional de Fuen-caliente.
Sepultado tras la erupción del volcán de San Antonio,
ocurrida en noviembre de 1677, se situaba en el área de la costa, a
unos cuarenta metros de distancia del mar, entre el Puerto Nuevo
y la Playa de los Portugueses, frente al lugar de Malpica. Según
se recoge en un informe remitido a la Real Sociedad Económica
de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma, suscrito el 23 de
diciembre de 1876:
«Sus abundantes aguas brotaban a flor de tierra, auxiliadas de
la pleamar; al pie de una roca de 14 o 15 metros de altura, cuyo
color era plomizo, y era tan blanda que con cualquier objeto con-tundente,
por sencillo que fuera, se podían abrir pequeños pozos
en ella, que luego servían para tomar los baños los enfermos. Sus
aguas tenían la virtud de curar todas las enfermedades, especial-mente
las cutáneas y venéreas, asegurándose que hasta elefancía-cos
curaba»2.
La trascendencia del manantial propiciaría la definitiva fijación
de dos denominaciones toponímicas en la localidad: la del propio
término de Fuencaliente (‘fuente caliente’) y la del barrio donde
éste se encontraba, las Indias, en clara alusión a su nivel de pros-peridad,
que lo asemejaba a las tierras de promisión americanas
descubiertas en 1492, pues «con la afluencia de extranjeros que
acudían a este pueblo, los antiguos vecinos de él vendían todos sus
frutos y ganados, viviendo de este modo cómodamente»3. Por otro
lado, la fama del poder curativo de la fuente habría de cubrir pri-
2. Lorenzo Rodríguez, Juan B. Noticias para la historia de La Palma. Ed. de
Juan Régulo Pérez. La Laguna: [Instituto de Estudios Canarios]; Santa Cruz de
La Palma: Cabildo Insular de La Palma, 1975, v. i, p. 21.
3. Ibidem.
Víctor J. 158 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
mero al resto del archipiélago, para luego extenderse su noticia
por España, Europa y América. Durante algo más de un siglo, la
Fuente Santa llegaría a convertirse en el que puede considerarse
el primer recurso turístico de categoría internacional de Canarias
y el sur de La Palma, en el destino pionero en ofertar los prime-ros
servicios de hospedaje exclusivamente dedicados al visitante
(en chozas vegetales, cuevas y casas de piedra) y en disponer de
una vía de acceso directa para el tráfico marítimo a partir de un
rudimentario caladero. El éxito del manantial, cuyas aguas fueron
promocionadas como «milagrosas» —de donde tomarían el epíte-to
de santas—, llegaría a su fin tras la erupción volcánica de 1677.
Ni que decir tiene, en las siguientes centurias, La Palma no vol-vería
a contar con una previsión tan potente como ésta. A partir
de entonces, las visitas de procedencia nacional y extranjera que
recibió la isla se centraron en un mercado de intereses comercia-les,
paisajísticos y científicos que, a su manera, vino a cubrir (a
gran distancia respecto del fenómeno mítico de la Fuente Santa) la
demanda turística auspiciada en torno a La Palma.
No obstante, este primer capítulo de la historia del turismo
palmero queda muy al margen del marco de estudio que nos pro-ponemos,
que abarca los años comprendidos entre 1900 y 1960,
en los que la fotografía se convierte en una vía clave en el deve-nir
de la promoción turística isleña. Es el tiempo del desarrollo
emprendido por instituciones y particulares para articular a nivel
municipal e insular la prestación de servicios propiamente turís-ticos
(desde el alojamiento a la alimentación, pasando por los de
transporte, guía, acogida, información, intermediación o consul-toría),
encaminados a formar una plataforma para la proyección y
organización de La Palma como destino de visitantes temporales.
Puede afirmarse de este modo que el arco temporal estudia-do
se ha revelado como un período dedicado a la interpretación
de La Palma en clave turística. ¿Qué podía ofrecer la isla a unos
visitantes llegados de Europa? ¿De qué recursos paisajísticos, mo-numentales
o sociales se disponía? ¿Cuál era la mejor manera de
acoger a los viajeros? ¿Qué ejemplos se podían seguir? Estos fue-
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 159
ron algunos de los temas debatidos a lo largo de estos años. Tanto
fue así, que el período siguiente (1960-1990) y, aún, hasta nues-tros
días, se continúa repensando con cierta frecuencia el modelo
turístico más idóneo para la isla. Sin embargo, tras la llegada de
los inaugurales vuelos chárter a partir de 1987 y la apertura de los
primeros hoteles de playa o recreo rural, esta cuestión ha transita-do
por senderos más prácticos que los de las dos primeras etapas4.
En este sentido, cabe recordar que durante el período estudia-do
en estas líneas (de 1900 a 1960) las comunicaciones eran aún
deficientes y, en el mejor de los casos, muy distantes. De cualquier
4. Una apretada enumeración de los principales hitos turísticos en los últi-mos
cincuenta años podría resumirse en las siguientes líneas. En 1965 se creó el
Centro de Iniciativas Turísticas de La Palma (cit La Palma) bajo la presidencia
del notario catalán Pompeyo Crehuet i Serra (1916-1984). En 1981, el Cabildo
Insular de La Palma adquirió unos amplios terrenos en la zona de El Zumacal
(Breña Baja) para la edificación de un nuevo parador de turismo en el medio
rural (las nuevas instalaciones, sin embargo, no se inaugurarían hasta 1999).
En 1984, también el edil insular acordó la creación del Patronato de Turismo,
quedando constituido el 11 de marzo del siguiente año y encargándose en 1986
de la elaboración de guías, folletos y mapas. De este año es el logotipo turísti-co
de la isla, obra de Facundo Fierro e inspirado en el eslogan «La Palma, isla
bonita». En igual manera, en 1986, se asiste, por vez primera, a las ferias fitur
(Madrid) e itb (Berlín). Un año más tarde aterriza el primer chárter. El vuelo
tenía previsto llegar a la isla 4 de noviembre de 1987; no obstante, un temporal
impidió su aterrizaje en el aeropuerto de Mazo, haciéndolo en el de Tenerife
Sur, y el pasaje viajó en barco a la isla en la jornada siguiente. En el puerto fue-ron
recibidos por grupos ecologistas que, con anterioridad, habían desarrollado
una amplia campaña contra el turismo. Por tanto, en realidad, el primer chárter
llegó el 11 de noviembre siguiente, un boeing 757 de la compañía alemana ltu.
Estas promociones coinciden además en el tiempo con las obras de mejora y
ampliación de la playa de Los Cancajos. A partir de 1988, suceden las apertu-ras
de distintas instalaciones hoteleras, algunas dedicadas de manera expresa al
turismo vacacional. En 1988 se inauguró el Hotel Marítimo (Santa Cruz de La
Palma); un año después, el Hotel Hacienda de San Jorge (Los Cancajos, Breña
Baja), Palma Jardín (Los Llanos de Aridane) y La Palma Romántica (Barlo-vento);
por último, en 1991, abrió sus puertas el Hotel Sol La Palma (Puerto
Naos). Entretanto, en la comarca de Los Llanos se había fundado el Centro de
Iniciativas Turísticas del Valle de Aridane que, sin embargo, no logró plasmar
una dilatada trayectoria.
Víctor J. 160 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
manera, las élites políticas, económicas y sociales de La Palma se
percataron pronto del interés de la industria turística. A lo lar-go
de estos años, por ejemplo, surgió el concepto publicitario de
«Isla Bonita», tan empleado en la actualidad. Por su parte, en el
terreno fotográfico, los trabajos de artistas como Miguel Brito Ro-dríguez,
uno de los primeros trabajadores del sector de la imagen
en La Palma en comprender las singularidades del paisaje insular,
así como de otros profesionales o amateurs como el peninsular
Eduardo Ortiz Redondo y José María Rivera Vázquez o las pio-neras
manifestaciones de la fotografía en color, emprendidas por
el alemán Franz Grasser en 1936 e, incluso, la labor particular
llevada a cabo por el culto rentista y coleccionista Jan Blaauboer
entre 1953 y 1954, ponen a la luz la importancia de la imagen
instantánea en el transcurso de la promoción turística en La Pal-ma
durante estos años.
2 La Palma, una isla hacia el turismo: 1900-1960
Situándonos en los orígenes contemporáneos, cabe subrayar
que las primeras referencias que muestran un interés local por
el turismo florecen con el desarrollo periodismo. Así, con la con-solidación
de la imprenta en la isla de La Palma en la década de
1863, la comunicación escrita se convertirá desde entonces en
uno de los principales agentes de promoción y en la más im-portante
plataforma de análisis del turismo de la historia insular.
Fuente indispensable para un examen de la cuestión, su función
resultó decisiva en varios aspectos, como los que enumeramos en
estas líneas:
1) Urbanismo. Especialmente focalizado en torno a Santa Cruz
de La Palma, la capital insular y, por tanto, principal carta
de presentación del visitante, el examen de las cuestiones
relacionadas con la estética urbana ocupó desde siempre a
los medios. Aunque en tono burlón, merece que nos deten-
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 161
gamos, a modo de ejemplo, en la crítica que lanza el rota-tivo
El pito, el primero de una saga de periódicos satíricos
nacidos en La Palma, a propósito del estado deplorable que
en 1866 presentaban los bancos del puente que unía los
dos tramos de la arteria principal divididos por el barranco
de Los Dolores. Los tableros de madera que recubrían los
asientos requerían de una reposición que impidiese que los
usuarios rompieran los pantalones con las astillas y se las
clavaran en las piernas. La medida de reparación no supo-nía,
pues, una excesiva inversión, con lo cual, la redacción
del periódico insiste, en su estilo humorístico, sobre la cues-tión
y pone el acento en este sector como un foco de espe-cial
interés turístico gracias a las vistas que ofrecía sobre el
barranco y a su situación alejada de las zonas de evacuación
de aguas fecales:
«[Hablan los bancos.] El único sitio público de reunión que
hay en este pueblo somos nosotros. No hay forastero que lle-gue
a este país, que a los pocos días de residencia en él no le
traigáis a que tome posesión de nuestras espaldas; porque, en
verdad, estamos colocados en una posición desde la cual se
disfruta de la muy agradable vista del barranco de Dolores,
perspectiva que tiene la virtud de disipar o hacer que ni se
vean ni se huelan las vistas y aromáticos olores de ciertas
cosas que la indolencia de quien pudiera remediarlo permite
en dicho barranco a nuestra inmediación. Y si tal es el mérito
intrínseco que poseemos, ¿por qué vuestra mezquindad nos
tiene en un estado tan deplorable y tan incivil y tan despil-farrado?
¿Qué dirán de vosotros, amos tiranos, los mismos
forasteros que traéis a que nos ocupen?»5.
5. Los ancianos bancos. «La necesidad hace hablar a los mudos». El pito
(Santa Cruz de La Palma, 20 de octubre de 1866), p. [2].
Víctor J. 162 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
También en estos años que estudiamos, la cuestión continuó
en boga gracias a la aparición de otras cabeceras. Heraldo de La
Palma, uno de los más constantes en incidir sobre los medios del
desarrollo turístico, dirigido por el escritor y periodista Wenceslao
Abreu Francisco (1859-1918), exponía a propósito de consignar-se
la cantidad de 3000 pesetas en los presupuestos municipales
para la reparación de las aceras: «Como es natural, estas tres mil
pesetas nada tendrán que ver con las otras tres mil que dieron sobre
los consumos, destinadas al mismo fin. Y nuestras aceras y nuestros
empedrados siguen causando las delicias de transeúntes y la estu-pefacción
de los viajeros que nos visitan». Nada, pues, había hecho
desvelar al nuevo gobierno municipal por nada de «todo aquello
que tienda al embellecimiento de nuestra población»6.
2) Comunicaciones terrestres. Indispensables para completar el
ciclo turístico insular, la red de caminos vecinales y las pri-meras
carreteras destinadas al transporte a motor afianzan
un marco indispensable para situar un servicio de comuni-cación
en el interior de la propia isla. La reparación de la
histórica red de senderos, la incidencia en la rehabilitación
itinerarios que desembocaban en lugares de especial interés
paisajístico o la construcción de los distintos tramos de la
primera carretera insular, que conectaba alrededor de la isla
Santa Cruz de La Palma con Tijarafe, cuya primera piedra,
para el tramo de la ciudad y Buenavista, fue colocada en
1876, son cuestiones candentes que ocupan a la opinión
periodística.
Sin embargo, estas noticias no dejan de ser juicios sueltos o
meras anécdotas en una etapa aún muy embrionaria de la indus-tria
turística. Habría que esperar a los últimos años de la centuria
para disponer de verdaderas iniciativas dentro del ámbito de la
6. «3000 pesetas». Heraldo de La Palma: periódico independiente (Santa Cruz
de La Palma, 29 de junio de 1901), p. [1].
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 163
prestación de servicios de alojamiento que tiene su antecedente
más destacado en la fundación de uno de los más genuinos ho-teles
abiertos en la isla. Emplazado en pleno centro urbano de
la ciudad, en uno de los tramos más concurridos de su arteria
principal, en el actual número 9 de la calle Pérez de Brito, fue
uno de los primeros establecimientos que contó con apoyo fi-nanciero
extranjero: el Hotel Inglés; también conocido como The
Palma English Hotel, fue instalado en la casa principal de la fa-milia
Fierro, comenzada a construir por el caballero mayorazgo
y militar José María Fierro y Sotomayor (1750-1820) en 1817 y
concluida poco después de 1824 por su hijo José María Fierro y
Fierro (1791-1876)7; de aspecto monumental, gracias al ancho
del solar en el que fue levantada y al estilo neoclásico que prima
en la fachada principal, cuenta con dos plantas y entresuelo; su
interior, de gran simetría, se articulaba a partir de una escalera
imperial central y dos patios laterales (uno de ellos, tapiado a
raíz de la ocupación posterior de la vivienda por el Real Nue-vo
Club Náutico), lo que permitía su perfecta adaptación, con
obras mínimas, a su nuevo destino. El hotel fue promovido por
el comerciante e industrial local Juan Cabrera Martín (1838-
1916), muy relacionado con las empresas británicas mercantiles
establecidas en Canarias, junto a Roberto G. Falkner. Inaugurado
el 15 noviembre de 1889, el establecimiento ofrecía al usuario
«todas las comodidades apetecibles»: «buenos y activos cocineros»,
«una servidumbre escogida», «elegantes y cómodos muebles de que
estará adornado» y el «buen orden que sabrán hacer observar las
inteligentes y provas personas que lo instalen»8. La nueva empresa
7. Pérez García, Jaime. Casas y familias de una ciudad histórica: la calle Real
de Santa Cruz de La Palma. [Santa Cruz de La Palma: Cabildo Insular de La
Palma; Colegio de Arquitectos de Canarias (Demarcación de La Palma)], d. l.
1995, pp. 240-250.
8. [Redacción]. «Apuntes palmeros». Viola palmense: periódico semanal de
literatura e intereses generales (Santa Cruz de La Palma, 29 de octubre de 1889),
p. [2]. La fecha de inauguración, en: «Crónica». Diario de Tenerife: periódico de
intereses generales, noticias y anuncios (Santa Cruz de Tenerife, 9 de noviembre
Víctor J. 164 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
contó con el beneplácito de la prensa, que no dudó en «desear
todo género de prosperidades» a sus dueños y que entendió que el
proyecto redundaría
«en un bien general para la isla entera, pues prestando este es-tablecimiento
como prestará, todas las comodidades apetecibles a
los extranjeros que le honren con su visita, se verá La Palma fre-cuentemente
visitada por infinidad de personas que admirarán las
bellezas de nuestros pintorescos pueblos, a la vez que esta población
adquirirá mayor vida, dándole movimiento y actividad»9.
Ya en febrero de 1890, el hotel recibiría a los primeros turistas
extranjeros llegados para alojarse en el nuevo destino, tal y como
anuncia en una de sus entregas a principios del mes el periódico
Viola palmense. Y en marzo, lo harían los «ricos propietarios» de
los vapores ingleses de recreo Titania y Conquerois, que, además
de permanecer en Santa Cruz de La Palma, realizaron algunas
excursiones por el interior de la isla, «admirando los bellos pano-ramas
que presenta»10. La promoción, dirigida al sector turístico
de lengua anglosajona, especialmente al británico, propiciaría la
inclusión, en la prensa regional, de anuncios escritos en inglés que
perseguían fomentar el hotel entre el resto de visitantes estantes
en otros núcleos turísticos canarios, como La Orotava, El Puerto
de 1889), p. 2. También citado por Santana Pérez, Germán. «Diario de Tenerife:
turistas y construcciones hoteleras a finales del siglo xix en las Canarias occi-dentales
». En: x Coloquio de historia canario-americana (1992). Coordinación
y prólogo, Francisco Morales Padrón. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo
Insular de Gran Canaria; Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1994, v. ii,
p. 397.
9. Ibidem.
10. [Redacción]. «Apuntes palmeros». Viola palmense (Santa Cruz de La
Palma, 11 de febrero de 1890), p. [2]; [Redacción]. «Apuntes palmeros». Viola
palmense (Santa Cruz de La Palma, 25 de marzo de 1890), p. [2]. Sobre una
perspectiva de La Palma para viajeros anglosajones, véase: González Cruz, Ma-ría
Isabel. «Visiones de La Palma y su gente en siete textos ingleses». Revista de
estudios generales de la isla de La Palma, n. 2 (2006), pp. 607-628.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 165
de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria.
Así, en enero de 1890, el alojamiento se anunciaba en Diario de
Tenerife en los siguientes términos: «The “Palma” English Hotel:
Leopoldo Pereira, Managing Director. Santa Cruz de La Palma»11;
para 1894, la publicidad aparecida en El noticiero, impreso en la
capital palmera, rezaba: «The Palma Hotel: Santa Cruz de La Pal-ma,
Canary Island. First-Class english Hotel: Good accommoda-tion.
Special arrangemets made for a period. Terms and qarticulars
forwarded on application»12.
Así las cosas, al finalizar la centuria, la infraestructura turística
de Santa Cruz de La Palma constaba de las siguientes empresas
de prestación de servicios: en el ámbito del alojamiento, existía la
casa de pupilos (adscrita a la tarifa primera, clase decimosegunda
del padrón industrial) de José Silva Rincón, el Hotel Español,
situado en la entrada sur de la calle O’Daly, en su número 33; en
el terreno del transporte marítimo, como consignatario de buques
a vapor (dentro de los impuestos de la tarifa segunda, bases es-peciales),
se encontraba Cándido Pérez Triana, con sede social en
la calle Viera, y, como navieros, Guillermo Cabrera Gutiérrez, en
Álvarez de Abreu, número 55, propietario de los veleros Triunfo,
Palmito y Mosquito, Ignacio Rodríguez González, Hermanos y So-brinos,
establecidos en Álvarez de Abreu, 33, que traficaban con
La Fama de Canarias, y Sebastián Arozena Lemos, con casa en
el número 1 de la calle Apurón; las empresas dedicadas al servi-cio
de transporte terrestre eran las de Blas Santos Hernández, en
O’Daly, número 36, Juan Cabrera Martín, en Santiago, número
2, el aludido Guillermo Cabrera Gutiérrez e Hijos de Juan Yanes,
en el número 18 de O’Daly, los primeros con un carro y la última
casa con dos; por último; el servicio de alimentación, a través de
la modalidad del bodegón (dentro de la tarifa primera, clase de-cimosegunda),
quedaba cubierto por Antonia Pérez Linares, con
11. Diario de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife, 7 de enero de 1890), p. 4.
12. El noticiero: periódico político y de intereses generales (Santa Cruz de La
Palma, 7 de agosto de 1894), p. [4].
Víctor J. 166 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
establecimiento en el número 39 de la calle O’Daly, y, en la calle
Santiago (hoy, Pérez de Brito): Elvira Álvarez Hernández (no se
especifica el número del orden) y Tomás Concepción Herrera (en
el número 2)13.
Aparte de toda clase de pensiones urbanas y casas de huéspe-des
abiertas al público antes y después de El Hotel Inglés, habrá
que esperar hasta 1934 (muchos años después del cierre de esta
instalación de cierto nivel) para disponer de la segunda residencia
turística de proyección externa: el Hotel Florida. Emplazado en
las afueras de Santa Cruz de La Palma, se trató de un estableci-miento
de indudable categoría, dirigido a acoger a un turismo
de descanso. Propiedad del empresario Manuel Rodríguez Acosta
(1883-1962), el Florida ofrecía amplios salones, piscina, cancha
de tenis y, sobre todo, una ubicación idónea para el disfrute de
unas jornadas bucólicas, rodeado de jardines, canales, paseos y
pérgolas14. La vida del hotel transcurrió paralela no solo al exiguo
desarrollo turístico de La Palma, sino que su explotación se vio
muy quebrantada por la guerra civil y, más tarde, por la segunda
guerra mundial. En su visita a la isla en 1953, la escritora cubana
Dulce María Loynaz (1902-1997), hospedada en el Hotel Flori-da,
glosó sobre el mismo una descripción que se mueve entre un
cariñoso romanticismo y las estrecheces de un edificio cerrado:
«Aún flotaba en el sueño, cuando el coche enfiló una cancela
abierta que daba a un gran jardín abandonado, y siguiendo la
senda principal se detuvo a las puertas de una mansión medio
oculta por los arbustos y las trepadoras.
Ese era nuestro hotel, y, no sin cierta extrañeza de los dos, fue
el chófer quien, a más de hacerse cargo del equipamiento, abrió el
portón con unas llaves que traía encima.
13. Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: Fondo Ayuntamiento:
Padrón de contribución industrial (1899), sign. 427.
14. Pérez García, Jaime. «La hacienda de la playa Bajamar». El día (Santa
Cruz de Tenerife, 27 de febrero de 1983), pp. 24 y 33.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 167
En el vestíbulo no había nadie. Ni empleados, ni huéspedes, ni
dueño, Solo vimos los muebles, de formas ya en desuso, y tapizados
de un terciopelo que en su tiempo debió de ser carmesí […].
No tardamos en darnos cuenta de que el hotel, o lo que fuera,
está absolutamente vacío.
Nadie habitaba en él más que nosotros desde hacía unas horas;
éramos, pues, los únicos seres vivientes en su ámbito, como si una
catástrofe imprevista, una epidemia, un súbito peligro hubiesen
puesto en fuga a los demás.
El edificio, no muy grande y solo de dos plantas, se dominaba sin
mayor esfuerzo; una a una había ido recorriendo todas las piezas
sin encontrar nadie a nuestro paso. Asimismo desiertos estaban los
jardines, y la cancha de tenis medio borrada por la hierba, y la pis-cina,
en cuyas aguas verdes sobrenadaba un manto de hojarasca y
escarabajos muertos»15.
Empero estas circunstancias, las excepcionales cualidades del
Florida propiciaron que la Junta Insular de Turismo (creada en
1943) se llegara a plantear emplazar en su perímetro el futuro
parador nacional de La Palma, idea desechada desde casi su ini-cio
debido a la pésima comunicación terrestre entre el núcleo
capitalino y la residencia, cuyo tránsito debía realizarse bien por
un peligroso túnel abierto debajo del risco de La Concepción,
bien entre los flujos intermareales. En 1960 volvió a plantearse la
reapertura del hotel, culminada poco después, aunque también,
como en las etapas iniciales, con breve recorrido16.
Otro hecho significativo en la evolución de esta industria en La
Palma fue la constitución, en 1928, de la Oficina Informativa de
15. Loynaz, Dulce María. Un verano en Tenerife. Madrid: Aguilar, 1958, pp.
345-346. La escritora titula el capítulo xxvi: «Hotel Florida».
16. El periódico local Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 19 de
mayo de 1960) recogió, por ejemplo, el siguiente anuncio: «Próxima apertura
de los Hoteles “Mayantigo” y “Florida” se necesita personal para camareras de
piso, ayudantes de cocina, botones y conserjes. Preferencia con práctica, buena
reputación. Informes Farmacia Capote, de 12 a 1».
Víctor J. 168 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Turismo, ubicada en la calle O`Daly, número 4 (altos), a cuyo fren-te
se colocó a Dionisio Cabrera González. Por entonces, la opinión
pública se manifestaba de forma muy favorable a la exploración
turística, respaldada en las «bellezas naturales» y el agradable clima
de La Palma. Incluso, se llegó a exponer la necesidad de imitar a
la isla de Madeira, «visitada diariamente por numerosos turistas»17.
Uno de los primeros proyectos de este despacho informativo, de-pendiente
del Cabildo, fue la publicación de una guía. Al menos
desde 1928, año de la apertura de la oficina, se preparaba su edi-ción,
que incluía textos del militar y maestro madrileño José Pérez
Andreu (ca. 1872-1938) junto al cuidado artístico del funcionario
peninsular, fotógrafo y aficionado a las artes Eduardo Ortiz Re-dondo
(1892-1945)18; como se verá, la guía vio la luz en 1930.
Además, durante estas fechas se había creado el Patronato Pro-vincial
de Turismo en Santa Cruz de Tenerife. En 1929, desde La
Palma se había solicitado la inclusión de un representante de la
isla. No obstante, el anhelo local propició, al menos desde 1930,
la creación de una comisión local: el Patronato Insular de Turismo
de La Palma, que quedó bajo la dirección del citado Eduardo Or-tiz
Redondo. Fue este Patronato el que promovió la mencionada
guía de 1930 o la organización, en idéntico año, de una exposi-ción
fotográfica de paisajes palmeros, abierta en el marco de las
fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen. En esta misma línea
de trabajo, un año después, el Patronato de Turismo de La Palma
instó al Ayuntamiento de Los Llanos a la formalización de un
«Comité local de turismo» en aquel municipio, presidido por el
alcalde y compuesto por un maestro de Primera Enseñanza, el
párroco de la localidad y el secretario de la corporación19. Entre-tanto,
el puerto capitalino se abría a los barcos de recreo; en 1932,
17. [s. a.]. «De turismo». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 31 de
julio de 1928), p. [1].
18. [s. a.]. «Vida oficial: Excmo. Cabildo Insular». Diario de avisos (Santa
Cruz de La Palma, 9 de enero de 1928), p. [1].
19. Archivo Municipal de Los Llanos de Aridane: Correspondencia de en-trada
(8 de abril de 1931), sin sign.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 169
por ejemplo, el Oceana, de bandera alemana, fondeó en la rada de
Santa Cruz de La Palma; su siguiente destino era Ponta Delgada
(Azores)20.
20. [s. a.]. «Crucero de turismo». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma,
26 de septiembre de 1932), p. [2].
Isla de La Palma, Canarias. Mapa. ca. 1938. Biblioteca de la Universidad
de La Laguna.
Isla de
Signos convencionales:
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LA PALMA Canarias
Escala: 1:150.000
Temperatura media :
Mayo 11, l'
J~alo
/..Uo 11 ,1'
Víctor J. 170 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Como es lógico, la Guerra Civil interrumpió esta serie de ini-ciativas
públicas y privadas y el Patronato Insular de Turismo de-bió
disolverse y desaparecer en el nuevo panorama socioeconó-mico.
Solo cabe insertar el hecho de que a finales de la década,
quizás, con el fin de complementar la guía de 1930, la denomi-nada
Sección de Turismo del Cabildo de La Palma editó una hoja
desplegable titulada Isla de La Palma, Canarias, en la que consta-ba
por un lado un mapa de La Palma y, por el otro, algunos datos
informativos21.
No obstante, a pesar de todas las penurias, la industria turís-tica
se vislumbraba como un recurso contable. Así, en 1943 se
constituyó la citada con anterioridad Junta Insular de Turismo
de La Palma. La actividad de este organismo se centró funda-mentalmente
en idear y proyectar los atractivos que La Palma
podía brindar como destino vacacional. Entre ellas, este comité
analizó el clima, los paisajes, la exuberante vegetación, la cul-tura
e, inclusive, el afable carácter isleño. La junta se mantuvo
con vida hasta 1956 y, si bien las materializaciones prácticas no
fueron numerosas —debido sobre todo al panorama postbélico
nacional e internacional—, surgieron y se plasmaron algunas ini-ciativas.
Entre los proyectos que gozaron de mayor empeño, se
encuentran: la habilitación de una caseta de información turísti-ca
en la zona portuaria, concursos de embellecimientos, mejora
de las fondas y pensiones y la construcción de un mirador en El
Time (Tijarafe)22. En 1951 se logró inaugurar el Parador Nacional
de Turismo, con proyecto de José Enrique Marrero y González
Regalado (1897-1956). Se trata de uno de los primeros estable-cimientos
de esta naturaleza erigidos en el archipiélago, ubicado
en un amplio inmueble de nueva planta construido en la avenida
21. Isla de La Palma, Canarias. Santa Cruz de La Palma: Cabildo Insular de
La Palma, Sección de Turismo, [ca. 1938] 1 h. pleg. (Hamburg).
22. Archivo General de La Palma (Santa Cruz de La Palma): Fondo Jaime
Pérez García, Cronista Oficial de Santa Cruz de La Palma (agp, jpg): Papeles de
la Junta Insular de Turismo, caja 11.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 171
Marítima de Santa Cruz de La Palma23. Por último, la apertura
del primer aeropuerto en 1955 mejoró y, sobre todo, proporcionó
mayor fluidez, al transporte de pasajeros.
Fue también en estas fechas cuando comenzó a utilizarse el
lema de «Isla Bonita» como eslogan estrella de promoción turís-tica
de La Palma. En 1957 aparece asentado en varias alusiones
publicadas en la prensa regional24. Llegada la década de los sesen-ta,
el apelativo comenzó a popularizarse. Aparte de «Isla Bonita»,
se barajaron otras opciones como posibles eslóganes, como «Isla
del Color», «Isla de la Sorpresa», «Isla de la Primavera», «Isla de
los Volcanes», «Isla Florida» (todo el año o todo el año florida)25;
con posterioridad, también se han propuesto los de «Isla Verde»
o «Isla Corazón».
Aún con todo, las infraestructuras destinadas al turismo conti-nuaban
siendo muy limitadas. En 1961 se inauguró el segundo de
los hoteles modernos, el Mayantigo, ubicado en la calle Real de
Santa Cruz de La Palma, a diferencia del Parador, por iniciativa
privada y que como negocio derivó en una ruina26. Igual suerte
corrió en esas mismas fechas la reapertura del Florida, cuyo arran-que
fue auspiciado en régimen de arrendamiento por el mismo
empresario que edificó el Hotel Mayantigo. También cabe desta-car
el proyecto del Hotel Gazmira, en Los Llanos de Aridane, y
23. [Redacción]. «Ayer tarde llegó el Comandante General de la Base Naval,
Jefe accidental de las fuerzas del Archipiélago, y esta mañana el Gobernador
Civil de la Provincia: vienen a la inauguración del Parador Nacional de Turismo».
Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 21 de mayo de 1951), p. [1].
24. Un Tinerfeño. «Lanzando iniciativas». Diario de avisos (Santa Cruz de
La Palma, 2 de diciembre de 1957), p. [2].
25. Acosta Pérez, Domingo. «Comentario del día». Diario de avisos (Santa
Cruz de La Palma, 11 de diciembre de 1962), p. [2].
26. La noticia de su apertura en: Acosta Pérez, Domingo. «Inauguración del
Hotel Mayantigo». Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 6 de marzo de
1961), p. [1]. Este hotel fue auspiciado por el farmacéutico y analista, metido
a promotor turístico, Vicente Capote Herrera (1907-1981). Sobre su biografía,
véase: Toledo Trujillo, Francisco Manuel, Hernández de Lorenzo Muñoz,
Miguel. Historia de la medicina palmera y sus protagonistas. [La Laguna]: Centro
de la Cultura Popular Canaria, d. l. 2001, pp. 330-331.
Víctor J. 172 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
que no llegó a pasar de los primeros trabajos de cimentación27.
No obstante, como ya se apuntó, en 1965, se creó el Patronato
Insular de Turismo. A este período se debe la edición de un trípti-co
acerca de Santa Cruz de La Palma con texto de Manuel Hen-ríquez
Pérez (1923-1990). En los años siguientes y hasta 1984,
con la formalización contemporánea del Patronato Insular de La
Palma, poco más cabe añadir; solo mencionaremos la publicación
(hacia 1980) de una segunda guía en forma de folleto apaisado,
ahora dedicada a toda la isla, con sus principales atractivos28.
3 Turismo gráfico y fotografía en La Palma
Ni que decir tiene, desde su establecimiento en la isla de La
Palma con la empresa fundada por Santos Pego y Aurelio Car-mona
López, la fotografía vino a cumplir una función primordial
en la promoción turística insular a través de distintos proyectos
editoriales. Bien a través de reportajes publicados en revistas ilus-tradas
y periódicos, bien de impresos en láminas litográficas in-cluidas
como anexos a diferentes publicaciones periódicas, bien
sirviéndose del formato del calendario o bien de ediciones inde-pendientes
en tarjetas postales o cromos (muchos, en tiradas co-leccionables),
tanto la fotografía como otros géneros artísticos, v.
gr., la pintura, el dibujo o el grabado, contribuyeron al desarrollo
del fomento turístico gracias al poder de sugestión de la imagen.
A principios del siglo xx, La Palma se vería favorecida por
esta tendencia, que afectó de forma exponencial a la difusión de
27. El Hotel Gazmira comenzó a planificarse desde 1960, cuando se consti-tuyó
la Comunidad de Bienes y Derechos Hotel Gazmira y se aprobaron unos
Estatutos. Las obras para la construcción del establecimiento se iniciaron poco
después en un solar situado en la montaña Tenisca. Sin embargo, los trabajos
no pasaron del acondicionamiento del solar y el levantamiento de los primeros
pilares.
28. Isla de San Miguel de La Palma (Canarias): la isla bonita. [Santa Cruz
de La Palma]: Cabildo Insular de La Palma, [ca. 1980].
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 173
sus paisajes-panorama, vistas pintorescas, retratos de lugareños, a
menudo identificados con la indumentaria tradicional campesina,
escenas cotidianas…, un nuevo universo que hubo de contribuir
a dar a conocer la isla como destino turístico29. Entre estos pro-ductos,
citemos como ejemplo el Ensayo, en 1902, de un Alma-naque-
Álbum promovido por la revista Las Canarias de Madrid.
El ejemplar contenía información del santoral, varios anuncios y
un total de treinta y ocho fotograbados de vistas canarias, entre
los que figuraban dos de La Palma. Para el periódico palmero El
grito del pueblo, «La idea de esta publicación que, como Ensayo, ha
hecho Las Canarias, ha sido buena, y permite asegurar un éxito al
Almanaque-Álbum que, para 1903, comenzará a confeccionar des-de
mediados del corriente año»30.
Llegado el siglo xx se propagó el uso de las tarjetas postales
ilustradas. Cabe subrayar que en el archipiélago canario, gracias a
la presencia de turistas europeos, en especial británicos, se editó
un mayor número de postales que en otros puntos de la geogra-fía
nacional31. En Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo, se
registran ya algunas piezas en la temprana fecha de 1892. Sin
embargo, no sería hasta 1897 cuando las postales ilustradas se
distribuyan a gran escala debido a las series tiradas por la casa
Hauser y Menet, pudiéndose hablar de una auténtica moda entre
1901 y 1903, en la que floreció un gran número de coleccionistas.
En las propias islas se imprimieron postales, destinadas a viajeros
y residentes, remitidas, en el primer caso, a sus lugares de origen
y, en el segundo, a conocidos y familiares. De las tarjetas de estos
29. Un estudio de la imagen de Canarias ofrecida a los turistas, en: Vega de
la Rosa, Carmelo. «Viajeros, turistas, nativos». En: Franck González, Carmelo
Vega y Fernando Gabriel Martín. La multiplicidad de la imagen: multimedia,
fotografía y cinematografía en Canarias. [Las Palmas de Gran Canaria; Santa
Cruz de Tenerife]: Viceconsejería de Cultura y Deportes, [2008], pp. 111-152.
30. «Almanaque». El grito del pueblo (Santa Cruz de La Palma, 16 de abril
de 1902), p. [3].
31. Teixidor, Carlos. La tarjeta postal en España: 1892-1915. Madrid: Es-pasa,
1999, p. 79.
Víctor J. 174 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
años inaugurales del Novecientos, las más llamativas fueron las
impresas en color con el procedimiento de la cromolitografía32.
Sólo a título demostrativo, citaremos algunas piezas facturadas
con esta técnica, como el desembarcadero de Santa Cruz de La
32. Teixidor, Carlos. Op. cit, pp. 9-23 y 79-96.
Desembarcadero, La Palma. Tarjeta postal. ca. 1901-1905.
TARJETA POSTAL
UNIÓN POSTAL UNIVERSAL
E 8PA.~ A.
-···········-·············--.-
En. este lado se escribe solamente la dirección.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 175
Palma (S. l.: s. n., 1901-1905), la plaza de Santo Domingo y el
puerto, en la misma población (Gijón: Artes Gráficas, 1903), o
algunos paisajes rurales de las medianías de La Palma, fechados
hacia 1915 (dos vistas diferentes del pago de Las Nieves o una
perspectiva de la hacienda La Palmita). De estas mismas fechas
es también una imagen en blanco y negro de la plazoleta del Dor-najo,
en la que aparecen cuatro dromedarios33. La tarjeta postal
recogió durante estas décadas (ya en color ya en blanco y negro)
un buen abanico de panorámicas y perspectivas de Santa Cruz de
La Palma, la curiosa estampa de los molinos de Bellido así como
otros rincones de la isla.
El comercio local de este género comenzaría igualmente a
avanzar hacia un cierto nivel de especialización en esta clase de
géneros, de manera que entre agosto y diciembre de 1902, Do-mingo
Bethencourt González anunciaba que, en su «bien monta-do
y surtido» establecimiento de la calle Santiago, número 6, de
Santa Cruz de La Palma, acababa de recibir «un completo surtido
de tarjetas postales modernistas con preciosos parajes de estas islas,
y las cuales, a pesar de un gran mérito artístico, se detallan a precios
sumamente módicos»34. En La Palma, los medios técnicos de los
talleres impresores no permitían aún la edición fotograbada, por
lo que los mismos periódicos publicitaban firmas foráneas para
esta clase de materiales ilustrados; en 1905, El grito del pueblo
recomendaba a los comerciantes de la isla relacionados con la
venta de postales, «libreros, impresores, estancos, paqueterías, kios-cos,
etc.», que se sirvan solicitar a la Nueva Fábrica y Depósito In-ternacional
de Tarjetas Postales de Santiago S. Soler, en Castellón
de la Plana, la lista de precios al por mayor: «Esta nueva y única
fábrica nacional —concluye el rotativo— es la que más novedades
33. Riego Amézaga, Bernardo (ed. lit). España en la tarjeta postal: un siglo de
imágenes. [Barcelona: Lunwerg], 2010, p. 189.
34. «Novedad». Heraldo de La Palma (Santa Cruz de La Palma, 30 de agosto
de 1902), p. [2].
Víctor J. 176 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
lanza al mercado y sus precios son más baratos que los de Madrid
y Barcelona»35.
La moda frenética por las tarjetas postales tuvo, cómo no, su
contrapunto humorístico en diversos artículos de opinión y poe-mas
burlescos. Entre los primeros merece destacarse una entrega
del dramaturgo, periodista, narrador y poeta zaragozano Eusebio
Blasco Soler (1844-1903), copiada por Heraldo de La Palma; en
ella, el autor se queja de la abrumadora demanda de sus lectores
—hombres y mujeres; en su mayoría, completos desconocidos—,
que le acosaban con continuas peticiones para que escribiera
«pensamientos» en tarjetas postales ilustradas: «¡Pensamientos! No
tengo; los que tengo son malos. Para acertar, pienso mal. Ni tam-poco
tengo para ir poniendo frasecitas en las diez o doce postales
que recibo todos los días». Su declaración final no podía ser más
disuasoria: «¡Cuidado con las tarjetas postales. Haría falta todo el
tiempo que uno no tiene disponible en el día para cosas útiles, para
emplearlo en firmar pensamientos de los que piden los desconocidos.
La mesa la tengo llena de tarjetas de esas. Sépanlo los fastidiosos,
importunos y molestos corresponsales. Ni las firmo, ni las contesto,
ni las devuelvo»36. Y entre los poemas de escritores probablemen-te
locales, un divertido anónimo publicado en El grito del pueblo
desvela, en idénticos términos, la pasión desmedida por las tarje-tas
postales en La Palma. El volumen afectaba al trabajo de los
carteros del correo, que repartían correspondencia y «mil cromos
/ cobrando lo mismo»; especialmente las jóvenes solicitaban de los
poetas el consabido pensamiento o coplilla, que, por supuesto, no
se cobraba: «(Yo fuera muy rico / si hubiese cobrado / dos perras, al
menos, / por cada pareado.)». La cansina manía, que cedía al afán
por alcanzar un halago galante y, en fin, que alentaba la tan de-valuada
coquetería femenina, incluía toda clase de ilustraciones,
que nuestro anónimo desglosa en una amplia gama de tipos:
35. «Tarjetas postales». El grito del pueblo (Santa Cruz de La Palma, 9 de
enero de 1905), p. [3].
36. Blasco, Eusebio. «Tarjetas postales». Heraldo de La Palma (Santa Cruz
de La Palma, 30 de diciembre de 1902), p. [1].
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 177
«No logro explicarme
qué fin se proponen,
guardando tarjetas
que nada suponen:
paisajes alegres,
retratos de artistas
y escuetos dibujos
prerrafaelistas;
suntuosos palacios,
y damas hermosas
que enseñan, a veces,
señor, unas cosas…
mas, ya lo comprendo,
que a una niña gusta
que la llamen linda
si por fea asusta;
y con las postales
a diario reciben
piropos y flores
que no se conciben».
Entre los proyectos regionales en los que los fotógrafos pal-meros
participan activamente en la segunda mitad de la década
de 1920, se encuentran los distintos números que a La Palma
dedicó la revista Hespérides, máximo representante de la co-rriente
modernista imperante entonces y foco de irradiación de
su expresión literaria, artística y crítica; además, la parte gráfica
ocupaba un lugar preferente en el canon de la publicación, in-teresada
por hallar nuevos vehículos para la divulgación de las
bellas artes, el fomento del desarrollo turístico y la promoción
del deporte como base de la salud, la evolución y el fortaleci-miento
humanos. Según se explicita en el editorial que inaugura
la revista el 3 de enero de 1926, a ello habría que añadir otros
cuatro propósitos no menos novedosos: lograr una proyección
regional para la cabecera, difundir el estado de la cultura en el
Víctor J. 178 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Páginas de la revista Hespérides. Fotografías de José Herrera Fernández,
Antonio Santana Martín y T. Brito. 1926. Biblioteca Pública Municipal
de Santa Cruz de Tenerife.
Archipiélago y recrear sus bellezas naturales y ganar la indepen-dencia
económica37.
Desde su puesta en circulación, Hespérides venía publicando
reportajes sobre los pueblos de las islas y en otoño de su primer
año comienza a centrar su interés por La Palma. Rafael Peña León
(1888-1955), director gerente de la cabecera, viaja, entre el 11 y
el 16 de octubre, a la isla con tres objetos claros: asentar los con-tratos
publicitarios pertinentes con las empresas comerciales que
participarían en la financiación de varios especiales dedicados a
La Palma, definir un rol de potenciales colaboradores y programar
los contenidos mediante la inspección del panorama palmero: las
bellezas naturales de la isla, el conjunto de escritores e intelectua-
37. La Redacción. «Nuestro propósito». Hespérides, año i, n. 1 (Santa Cruz
de Tenerife, 6 de enero de 1926), p. 3.
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Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 179
les, las particularidades de sus tradiciones y leyendas o la variedad
de sus activos sociales y culturales38. Justo un mes después de
la visita del director-gerente, el redactor Pedro García Cabrera
(1905-1981) se desplaza también con el claro objetivo de aden-trarse
en el interior de la isla, en especial, en el área del Valle de
Aridane.
Además de otros fotógrafos de la revista, como Adalberto Be-nítez,
algunos de los números dedicados parcialmente a La Palma
por Hespérides nos permiten hacer balance de una nómina de
profesionales y amateurs de la imagen en la isla en aquel año:
1) Entre todos destaca por el volumen de fotografías firmadas
(«Foto Herrera») José Herrera Fernández (1900-1960), dis-cípulo
de Miguel Brito Rodríguez, con quien comenzó a in-teresarse
además por los temas paisajísticos; en 1924 había
comenzado su actividad profesional, primero, como artista
ambulante y, poco más tarde, con estudio propio abierto en
el número 4 de la calle Pedro Poggio de Santa Cruz de La
Palma. Imágenes suyas aparecen, por ejemplo, en el especial
dedicado a Santa Cruz de La Palma, de 11 de noviembre de
1926: veras efigies, como La Virgen de las Nieves, Patrona
de Santa Cruz de La Palma, aparecida en la cubierta; temas
urbanos, como Vista parcial de Santa Cruz de La Palma,
Parada de automóviles en Santa Cruz de La Palma, Plaza de
Santo Domingo en Santa Cruz de La Palma, El Baradero [sic]
en Santa Cruz de La Palma, Otra vista de Santa Cruz de La
Palma (que reproduce el sector norte: barranco de Las Nie-ves
y morro de La Encarnación y calles A. Rodríguez López
y Baltasar Martín), Vista parcial de Santa Cruz de La Palma
(con retrato de un grupo de casas de las calles A. Cabrera
Pinto con el barrio de San Sebastián al fondo); temas rura-les
y de la naturaleza, como Isla de La Palma: El pintoresco
38. «Escritores: el Sr. Peña León». Diario de avisos de La Palma: decano de la
prensa de Canarias (Santa Cruz de La Palma, 11 de octubre de 1926), p. [1];
«Crónica general». La lucha: diario político y defensor de los intereses generales de
la isla (Santa Cruz de La Palma, 18 de octubre de 1926), p. [2].
Víctor J. 180 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
pueblo de Fuencaliente, El pintoresco lugar de «Las Nieves», en
la isla de La Palma, Un soberbio paisaje en la isla de La Pal-ma:
Alrededores de la Caldera de Taburiente o «Las Indias»,
en la isla de La Palma; retratos de estudio, como los que
aparecen en la sección «Galería femenina»: Srta. Carmen
Monteverde Martín, Srta. Armenia Martín Hernández, Srta.
Mercedes Pérez y Pérez y Srta. Enriqueta Rodríguez; retratos
colectivos, como Un grupo de excursionistas en la isla de La
Palma; obras e infraestructuras, como Santa Cruz de La Pal-ma:
Entrada al túnel de la carretera nueva a «La Banda»,
Puente sobre el barranco de «Las Nieves», en Santa Cruz de
La Palma (que aparece rotulada a mano dentro de la propia
fotografía con el n. 21, el título Barranco de Las Nieves. La
Palma y la firma J. H.) y muchas más.
2) Juan Lozano Pérez (1894-1974). Hijo del comerciante Juan
Lozano y Lozano, y dedicado también él a la actividad mer-cantil
con establecimiento propio abierto en Santa Cruz de
La Palma, su vinculación con la fotografía, tal y como testi-monia
su hijo el también fotógrafo y cineasta Jorge Lozano
Vandewalle, «nace de una especial predilección de la burgue-sía
insular por los adelantos técnicos, entre los que la adquisi-ción
y uso de cámaras fotográficas fue muy común; en su re-lación
con el arte fotográfico también tuvo que ver la venta de
esta clase de productos (cámaras, rollos Kodak, productos de
revelado…) por la que tanto él como su padre se interesaron».
Con la firma «Foto Lozano», el citado especial dedicado a
Santa Cruz de La Palma publica los retratos Lindas señori-tas
de Santa Cruz de La Palma, vistiendo el traje del país (en
exterior) y los paisajes El risco de [La] Concepción en Santa
Cruz de La Palma y Motivo pintoresco del «Barranco de Las
Nieves».
3) Antonio Santana Martín, nacido en Santa Cruz de La Palma
el 1 de abril de 1890, hijo de Antonio José Santana Santana,
natural de Santa Brígida (Gran Canaria) y de Juana Martín
Pérez, que lo era de Arrecife (Lanzarote), e inhumado en la
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 181
misma ciudad el 15 de marzo de 1973. Desarrolló su acti-vidad
como comerciante junto al resto de su familia y años
más tarde en una tienda propia ubicada en el actual número
24 de la calle Pérez de Brito. De carácter vitalista, se mostró
siempre muy atento a todas las innovaciones tecnológicas.
Ejerció como empleado del Ayuntamiento de Santa Cruz
de La Palma y como profesor de Dibujo Lineal en la Escue-la
de Artes y Oficios de la capital palmera. Es probable que
esta última actividad le condujera a la fotografía. Ocupó la
alcaldía de Santa Cruz de La Palma entre 1925 y 1928, en
cuyo gobierno le acompañó como concejal el citado Juan
Lozano Pérez. Con el seudónimo Pedrín, Pedro García Ca-brera
le dedica una entrevista en el especial de la ciudad
de Hespérides; en ella resaltan sus proyectos cumplidos de
embellecimiento urbano de la ciudad, su interés por la do-tación
económica a la Biblioteca Cervantes de la Sociedad
Cosmológica, su apoyo a la banda «La Victoria», su colabo-ración
con la estancia de los científicos que visitaron La Pal-ma
con ocasión del xix Congreso Internacional de Geología
o su idea de fundar una academia de música y una banda
municipal39. En el comentado especial publica dos retratos
de exterior: Alpinistas en la Isla de La Palma y el de sus dos
hijos Pepito e Hilda-María Santana Gómez.
4) Con la firma «T. Brito» conocemos la instantánea Isla de La
Palma. Un paisaje en Buenavista, publicada en el especial
de Santa Cruz de La Palma ya nombrado. Aunque no he-mos
podido identificarlo con certeza, quizás pueda tratarse
del impresor Tomás Brito de la Cruz (1875-1945), iniciado
en la Imprenta «La Lealtad» junto a su padre, Manuel Bri-to
Cabrera, y, años más tarde fundador de la Imprenta «La
Palma», activa entre 1908 y 1942 aproximadamente y en
39. Pedrín. «Hablando con el Alcalde: Hespérides en La Palma». Hespérides:
revista gráfica semanal, año i, n. 48 (Santa Cruz de Tenerife, 28 de noviembre
de 1926), pp. [50-52].
Víctor J. 182 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
la que vieron la luz las cabeceras El porvenir del obrero, La
razón, Luz y vida, Puntallana, Rebeldía, Diario insular, La
voz de La Palma, Canopus o Acción social40.
5) Manuel Cabrera Castro (1879-1926). En el especial de
Santa Cruz de La Palma publica una imagen del espectá-culo
teatral del diálogo entre el castillo y la nave, rubrica-da
con el membrete «Fotografía Moderna de M. Cabrera»:
a dos páginas, la fotografía abre el artículo del periodista
José Apolo de las Casas titulado «Bajada de la Virgen de las
Nieves: origen de la fiesta lustral».
Paralelamente a Hespérides, el diario de Santa Cruz de Tenerife
La prensa dedicó un número especial a la isla de La Palma (fe-chado
el domingo 3 de octubre de 1926). Con una extensión de
ocho páginas, el periódico dirigido por Leoncio Rodríguez (1881-
1955) centró con amplitud sus planas en la geología, la historia,
la industria (agricultura, ganadería, tabaco, bordados y seda), las
leyendas y episodios de especial relevancia y en la administración
y servicios públicos palmeros. El monográfico recoge más de una
veintena de ilustraciones (entre fotografías y dibujos), de las que
solo cinco aparecen firmadas. Entre estos retratistas aparecen tan-to
profesionales como aficionados. Entre los primeros, José He-rrera
Fernández, estudiado con la revista Hespérides, Manuel S.
Rodríguez Rosa (1881-1931) y su hijo, Manuel Rodríguez Quin-tero
(1897-1971). En el segundo apartado, debe mencionarse al
aparejador Agustín Benítez Lorenzo (1909-1979)41.
40. Régulo Pérez, Juan. «Los periódicos de la isla de La Palma (1863-
1948)». Revista de historia [canaria], t. 14, año 21, n. 84 (1948), pp. 380 y ss.
41. Fernández, Loló. 1898-1998: el siglo de la imagen. [Santa Cruz de La
Palma]: Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Canarias,
1998, pp. 45-46; González Brito, María Remedios, Leal Morera, Susana
Lucía, Poggio Capote, Manuel. «Notas para un primer balance de la historia
de la fotografía de La Palma». Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio
documental, n. 2 (2006), pp. 217-218.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 183
Como se comprueba, en este especial periodístico se mezcla-ron,
una vez más, fotógrafos aficionados con profesionales. La di-ferencia
entre unos y otros estribaba en su procedencia social y,
también, en que eran los segundos quienes —salvo algún caso
aislado— disponían de estudio de revelado. Los temas publicados
en el monográfico de La prensa se clasifican en vistas urbanas de
Santa Cruz de La Palma y rurales de la isla, estampas costumbris-tas
(trajes típicos), edificios relevantes o testimonios de la indus-tria
local, con especial referencia al bordado:
1) Del mencionado Fernández Herrera es una vista del Faro de
Punta Cumplida, en el término de Barlovento.
2) De Manuel S. Rodríguez Rosa son un retrato de la imagen
de la Virgen de las Nieves, patrona de la isla, y del cua-dro
que sobre el jesuita Ignacio de Azevedo y los Mártires
de Tazacorte conservado en la parroquia de El Salvador de
Santa Cruz de La Palma. Rodríguez Rosa había nacido en
la capital palmera en 1881 y abrió un estudio fotográfico en
la calle San Sebastián que continuaron sus hijos, Manuel y
Otilo (Horalio) Rodríguez Quintero42.
3) Por su parte, obra de Manuel Rodríguez Quintero es un pai-saje
del valle de Aridane. Debe subrayarse que Manuel Ro-dríguez
Quintero ha quedado como el retratista del Volcán
de San Juan (1949), la Caldera de Taburiente o la legendaria
isla de San Borondón (en unas curiosas instantáneas toma-das
en torno a 1955). Junto a su padre, Quintero se inició
como fotógrafo ambulante. Más tarde emigró por espacio
de diez años en Cuba y, a la vuelta, abrió un estudio en Los
Llanos de Aridane, ciudad donde se estableció de manera
definitiva. Ganador de concursos fotográficos, también se
aficionó al dibujo y a la pintura. Quintero había nacido en
42. González Brito, María Remedios, Leal Morera, Susana Lucía, Poggio
Capote, Manuel. Op. cit, pp. 217-218.
Víctor J. 184 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Santa Cruz de La Palma el 17 de agosto de 1897 y falleció
en Los Llanos de Aridane en 1971.
4) Finalmente, a Agustín Benítez Lorenzo corresponde una
vista de Santa Cruz de La Palma desde La Caldereta. Afi-cionado
a las artes, campo en el que cabe insertar su afición
a la fotografía, ampliada más tarde a toma de películas en
8 mm. y dotado de facultades artísticas, se adentró en el
dibujo artístico (lápiz y carbón) y lineal. A esta última se
debe su asesoramiento artístico para el Ayuntamiento de
Santa Cruz de La Palma y sus diseños para el templete de la
Loa de Recibimiento en las fiestas lustrales de la capital pal-mera.
Nacido en Los Llanos de Aridane el 10 de octubre de
1909, se tituló como Aparejador, campo en el que trabajó a
lo largo de toda su vida en el Cabildo de La Palma, siendo,
además, el presidente de la Delegación del Colegio de Apa-rejadores
durante muchos años. Falleció en Santa Cruz de
Tenerife el 16 de octubre de 197943.
En 1930, la edición de las fiestas de la Bajada de la Virgen in-corporó
significativas aportaciones. En primer lugar, una versión
del programa oficial de los festejos lustrales se editó con una cu-bierta
en la que se introducían dos fotografías de perfil «turístico»,
debidas a los técnicos locales Carmelo Facundo Daranas Roque
(1906-1992) y Eduardo Ortiz Redondo. En la hoja delantera, una
panorámica de Santa Cruz de La Palma desde el cráter de La
Caldereta y, en la parte posterior, una vista de la monumental
plaza de España. La tirada de esta versión del programa comien-za
a desvelar intenciones publicitarias de cara al exterior en la
convocatoria lustral. No en vano, la producción de esta cubierta
se realizó en los talleres de la Imprenta Romero en Tenerife. Sin
duda, esta motivación exploraba la curiosidad de posibles visitan-
43. Su padre, Agustín Benítez Rodríguez (ca. 1875-1948), natural de Santa
María de Guía (Gran Canaria), se había trasladado hasta Los Llanos de Aridane
como secretario municipal.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 185
tes de otras islas del archipiélago. En segundo término, también
en esta misma convocatoria festiva, se organizó una exposición
fotográfica sobre paisajes de La Palma. Dirigida por Ortiz Redon-do,
la muestra contó con cerca de un centenar y medio de piezas
procedentes de los objetivos de Daranas Roque, Otilio y Manuel
Rodríguez Quintero, Emilio Carrillo y el propio coordinador que,
además, figuraba como presidente del Patronato Insular de Turis-mo.
Esta última circunstancia pone de manifiesto el claro empleo
de la imagen con fines propagandísticos. La exposición recogió
algunas de las perspectivas que en la actualidad se han popula-rizado
como iconos de la isla: La Cumbrecita, Roque de Idafe,
balcones y conjunto monumental de Santa Cruz de La Palma,
volcanes de Fuencaliente…44.
En estrecha relación con esta iniciativa anterior está la edición
de la primera guía turística de La Palma. En formato de libro
y con casi un centenar de páginas, publicada en español, inglés,
francés y alemán, impresa por Tipografía Sans de Santa Cruz de
Tenerife, se tiró la llamativa cifra de 50000 ejemplares45. Coor-dinada
y al cuidado del reiterado Ortiz Redondo, la guía insertó
cuarenta y tres fotografías y tres dibujos (entre ellos, un mapa de
Canarias a color y otro de La Palma en blanco y negro). Las ins-tantáneas
recorren todas las demarcaciones insulares, recogiendo
tanto vistas urbanas como del paisaje agrícola o de los principa-les
monumentos naturales de La Palma. Aunque aparezcan sin
firmar, parece razonable atribuir su responsabilidad al referido
Eduardo Ortiz y sus colaboradores en la exposición de paisajes de
La Palma celebrada ese mismo año durante la Bajada de la Virgen
de las Nieves.
44. Excelentísimo Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. Fiestas lus-trales
en el año 1930: catálogo de la exposición de fotografías de paisajes de la isla
de La Palma: apertura, 15 de junio, clausura, 24 de junio. Dirigida por Eduardo
Ortiz Redondo. [Folleto]. Santa Cruz de La Palma: Imprenta Gutenberg, 1930.
45. Guía de La Palma (Canarias). Santa Cruz de La Palma: Cabildo Insular
de La Palma, 1930. [98] p. + cub. (Santa Cruz de Tenerife: Tipografía Sans).
Víctor J. 186 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Un episodio muy llamativo en la utilización de la fotografía
para la promoción turística corresponde a la labor desplegada en-tre
1943 y 1956 por la Junta Insular de Turismo de La Palma, en
la que no faltaron las dificultades, a menudo, insalvables. Cons-tituida
en 1943 por orden de la Dirección General de Turismo,
órgano del Ministerio de la Gobernación, desde su inicio, la junta
tuvo muy en cuenta la necesidad de la imprescindible promoción
emanada de la fotografía; en este sentido, una preocupación cons-tante
debido a la escasez de técnicos especializados fue la publi-cación
de material destinado a turistas y viajeros, como folletos y
otros productos similares. Sin embargo, tareas y recursos que se
tornaron arduos y embarazosos fueron, por ejemplo, contar de
manera habitual con fotógrafos o disponer de un fondo de «cli-chés
» para las necesidades del organismo.
Este curioso contratiempo se comprueba en 1947, cuando se
proyectó la impresión de un folleto del «tipo Santiago de Com-
Cubierta del programa de la Bajada de la Virgen de las Nieves con fotogra-fías
de Facundo Daranas y Eduardo Ortiz Redondo. Archivo General
de La Palma.
• de loS 9'es-.:eJos con que se c~le~17arA la
'traslacl6n y °COll'Oll"IIDCl6n de le. lffl&!:1JC61l'il
"" NllJIIE-STA:A SIE~OIR.A DE LAS N OIEVIE's
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 187
Cubierta y páginas interiores de la Guía de la isla de La Palma (Canarias).
1930. Biblioteca Municipal de Teatro de Santa Cruz de La Palma.
_ ..._ ___ ... ___ 84_ 0000000000COCOG00HOQODCl--0
V. Comunicaciones, e:uurslonea y precios de
alojamientos y transportes.
C6mo puede ser'lisilaclala isla.
J.a Pnlm:i. se encuentra a unos 700 millas de Cádiz. Los confortables buques d
111. Cornptulla Tnumtlfrntica Espanola lu1cco escala en eate puerto de San
Cruz de T.a P:ilma en au11 lincn.s de Cubn-N uc\'a York y de Fernando Púo
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Sevilla~· B11rcclona a esra isla. También,~•. en unos 5 ó G_dius de navegación, 1
v11porC8 de la Com¡mgnie Gén(:rale Traaat!,rntiquc comumcnn dir.ietumentc el puor
to de El l lu,, re con el de Santa Cruz de J.'\ Palma.
Exi1ten, además, otros medios de comuuicación. Varias compa!l[us de nave
J:'HCión 111' dh·cr.ll8 nacio1rn!id11dcs-entrl' ellas la Yeowanl Line, con ser vicio lli
1cm111w.J cles()e Lomlrcs n Canarias l111cen escu la cn tos puerlos de Santa Cruz d
T;,nerife y de J,111 Palmas. Hállase el de Santa Cru:i; de La Palma a no mayor dia
tancia de 100 millas del primero y 1-10 del segundo, y puede hacerse el viaje CO!l
entera comodid11d y rapidc~, cu los inmejorubles \'IIJ)Ores de la Companln Tntct
in1ulnr,quc ticnccstul>lccidouncconómicoscn'1eiobisemanaleon la Jala de l
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@]@] @]@]
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PROPIEDAD DEL
EXCMO.
CABILDO INSULAR
DE
LA PALMA
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TIR"D" 50,000 E~EM~~"llC$
EDITADA
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San t 11 Cru:z: de Tcnerife--
Al'JO 1 930
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""".-""°"""ooooco,,.,.,,_,ocoocooooo,x,c,000DD n: eooooooooooooooooo ___ Todos los pueblos de la isla estiin c1,la~a()0& con una red telefó nica, y la capi·
tal posee nn ea.ble subm.,r·no con el qtK- se puede C•Jmur kar a todu las partee del
inundo.
¡De qué tiempo dispone Vd.para l'isitar la isla'
Si put:dc disponer de dos hor.u, !e eou\•iene aprovceharlaa alquilando un auto·
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se dirigirá a Velhoco, Urcr1a ,\Ita (llegaudo al Risco de la Concepción), regrcsaurlo
por Brctla Baja y carretera de !k1j;11nar. Los p:111ornma~ 11uc admiranl Vd. son de
los (J lltl dojan una imprceión inol\'idablc. Sobre tOl.lo, el del RiiCO de la Coucepción
-u dont.le puede lle;;ar en el mismo aut.om6\'ll-admir,111do a vista de p~jaro, t.lesdu
400 metros de altura, la cludud·capit.al con ui,a sierra ingente a nn lado y el Valle
delas Brol'ia.s al ot ro. El !1.lquilerdc! \'ehlculo para ,,.,in exeuraión impor1.1 15 ptas.
Si dlspono Vd. de uuu hora más puede lle¡;i.r hasta l,~ Vill:i. de 111111.0 (donde se
encuent ra lll célebre Cue\·a de Uc\m[l.Co, (.:0!1 raras inscripdones 1111tiquiRimas).
Los panoramas continuarán sucediéudoso a cadu 1·uelt..1. de la carretera en inacab:1,•
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nio sin aponuc de aut.omó1·il. A un kilómetro más all:i , por la carretera, y a unos
80:l metros de altu1u, podrá Vd. coulCmpl,u el pago<ls lai •Indias•, de un:1 belleza
muy sugcstil·a. Pinares y lnv/18 encontrnr{1 en esta excnr~ión, 1\0 sabi endo que ad•
mirar más, si la realidad clcntifica de cst.a gcalogi11, y 1·o!canismo, o la bdlc:i;a se·
dame de los pinares. El precio de esta excunióu para -i o 6 1•fojeros es de aa ptas
Víctor J. 188 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
postela», sustituido, más tarde, por otro formato como el emplea-do
por la Junta de Turismo de Las Palmas en la campaña «Gran
Canaria, Continente en Miniatura». En La Palma, la publicación
del esbozado folleto debió ser aplazada por no existir fotografías
de lugares de la isla adecuados para ese material y no hallarse en
aquel momento quien se prestara a facilitarlas, alegando carecer
de material técnico. Firme en su cometido, la Junta Insular de
Turismo determinó en esas mismas fechas conseguir negativos
de la cueva de Belmaco y otros del mapa de La Palma elaborado
a finales del siglo xvi por el ingeniero Leonardo Torriani46. Todo
este cúmulo de circunstancias negativas se debía a que al único
técnico disponible en Santa Cruz de La Palma no le compensaba
salir fuera de la capital a realizar estos trabajos, de manera que
el cobro se facturó a un precio muy por encima a lo habitual en
estos casos. Por ello, en 1947, la dirección de la comisión turística
valoró la posibilidad de convocar a un fotógrafo foráneo o acordar
el encargo a algún aficionado local47.
4 Fotógrafos e imágenes: entre la promoción local y el viajero
El presente epígrafe se acerca parcialmente a la biografía y
obra de algunos fotógrafos cuya producción se adentró en el ám-bito
turístico con alguna trascendencia. En su conjunto cubren
un amplio arco temporal de unos cincuenta años, justamente, la
primera mitad del siglo xx, un periodo —como se ha visto en las
páginas antecedentes— en el que el turismo en La Palma vivió
un momento de eclosión gracias al fomento del alojamiento por
diferentes firmas privadas, a la mejora de la infraestructura turís-tica,
tanto en el terreno de las comunicaciones interiores como
exteriores de la isla, así como a un incremento de la profesiona-
46. agp, jpg: Libro de actas de la Junta Insular de Turismo (1943-1947), ff.
77v-78r, caja 11.
47. agp, jpg: Memoria del ejercicio 1947 de la Junta Insular de Turismo, caja 11.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 189
lidad y proyectos inscritos en el terreno de la promoción gráfica.
Revistas, periódicos y guías turísticas sirvieron de escaparate a
estos fotógrafos, naturales de la isla, visitantes temporales o forá-neos
que acabaron estableciéndose definitivamente en ella o que
la frecuentaron en más de una ocasión.
4.1 Miguel Brito Rodríguez
Hombre polifacético, pionero en la introducción en Canarias
de los inventos del siglo como el fonógrafo, el cinematógrafo o
la propia fotografía, la azarosa vida y la amplitud de la obra de
Miguel Brito Rodríguez (1876-1972) se resiste a cualquier in-tento
de clasificación, considerado por la crítica como una de las
personalidades más valiosas de la cultura en el archipiélago desde
finales del siglo xix hasta buena parte del primer tercio de la si-guiente
centuria48. Uno de los mayores aportes gráficos de Miguel
Brito destinados al fomento turístico de las peculiaridades pai-sajísticas
de La Palma se encuentra en una fotografía localizada
en el Fondo Fotógrafos y Dibujantes que hoy alberga el Archivo
General de La Palma. Se trata de una original puesta de sol toma-da
en la franja oeste de la isla, antes de la llegada de la fotografía
a color. Aunque hay certezas en torno a su fecha exacta, podemos
aventurar algunas hipótesis sobre las que plantear una posible
datación:
a) En primer lugar, cabe pensar que la fotografía hubiese sido
tomada entre 1900 y 1905, años en los que comienza a do-cumentarse
su labor más o menos estable en este campo
y en los que conocemos visitas esporádicas a municipios
como Los Llanos de Aridane, donde el 30 de noviembre
48. Entre la abundante bibliografía que existe sobre su vida y obra, remiti-mos
a los trabajos: Fernández, Loló. Op. cit.; y González Brito, María Reme-dios,
Leal Morera, Susana Lucía, Poggio Capote, Manuel. Op. cit., pp. 216-
217.
Víctor J. 190 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
de 1901, por ejemplo, cubrió la boda del abogado Ezequiel
Cuevas Pinto con Araceli Felipe Pérez49.
b) Tal vez, entre 1906 y 1918, franja en la que está fechada
su residencia más o menos estable en Los Llanos, con es-tudio
abierto, primero, en la calle Pedro Poggio y, luego, en
la calle La Salud; en 1911 se hace constar su condición de
fotógrafo, por la que abonaba la cantidad de 48,40 pesetas
en concepto de impuestos a la contribución industrial del
municipio50.
c) O bien, en fechas posteriores que tienen como límite el
año de 1924, el último en el que se documenta su estancia
temporal en Los Llanos de Aridane; en junio la Comisión
49. Hernández Pérez, María Victoria. «Ena y Pepa Hernández Martín: la
descendencia natural del fotógrafo Miguel Brito Rodríguez». Crónicas de Ca-narias,
n. 5 (2009), p. 414.
50. Ibidem, pp. 414-415 y 424-428.
Miguel Brito Rodríguez. Puesta de sol, Palma, Canarias. s. d. Archivo
General de La Palma.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 191
Permanente del Ayuntamiento le concedió permiso «para
instalar un cinematógrafo al aire libre en las plazas de este
término municipal, siempre que reúna para ello las condiciones
estrictamente exigidas»51.
Con el título Puesta de sol. Palma, Canarias, debe tratarse si no de
la primera sensu stricto, al menos sí, una de las instantáneas pioneras
en retratar una puesta de sol que ejecuta un profesional palmero.
Realizada desde un altozano o quizás desde un lugar de cumbre,
la panorámica recoge, en primer plano, los bordes de la zona alta
desde donde se toma la imagen; en segundo plano, las montañas
de Tenisca y Argual; sigue la cordillera de El Time y, al fondo, en el
mar de Tazacorte y Tijarafe, el sol saliendo entre un grupo de nubes,
minutos antes de perderse en la línea del horizonte.
Conviene subrayar que esta apuesta de Brito viene avalada por
el testimonio de viajeros o personalidades foráneas residentes en
la isla que mostraron en más de una ocasión su interés por la
descripción literaria de la puesta de sol en el área occidental de la
isla. No en vano, este momento de la tarde se conoce en barrios
llanenses como Argual y Tajuya con la voz apardecer, término de-rivado
de pardo con el que se resaltan las tonalidades semejantes
al color terroso con destellos rojizos, propios del rico arco lumí-nico
del sol del crepúsculo. El maestro de Tazacorte Félix Idoipe
Gracia, por ejemplo, en su libro Folklore palmero, destaca como
principales puntos estratégicos desde los que disfrutar de este es-pectáculo
de luz Fuencaliente, Los Llanos y Tijarafe, en especial,
la Cueva Bonita, «toda llena, en plena playa, de leyendas y de luz
de soles ponientes»52. Con respecto a Fuencaliente, expone: «para
ti fueron los más lindos crepúsculos de la Naturaleza. Sol que muere
apagando sus rayos en las agitadas olas y que se filtra por el encaje
51. Ibidem, pp. 415-416.
52. Idoipe Gracia, Félix. Folk-lore palmero: un opúsculo para las Fiestas Lus-trales
del año ’45 en el Archivo de la Familia Hernández de Lugo. [La Orotava:
LeCanarien], d. l. 2014, p. 166.
Víctor J. 192 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
alicatado de verdores de tus pinos. Irisación de luz y color»53. Pero
sin duda, su más detenida y exultante proyección es la que refiere
las puestas de sol desde Los Llanos:
«También en la quieta Ciudad del Silencio, los crepúsculos son
maravillosos. La paz cae como una bendición sobre Aridane. Con
frecuencia no hay ni una nube sobre el cielo que el sol poniente
dora y el crepúsculo es como una aurora que de los valles encan-tados
sube. Es el momento de la oración del Valle, bajo las blancas
alas del querube, glosando así a Villaespesa»54.
4.2 Rosendo Cutillas Hernández
Junto a Miguel Brito Rodríguez, debe señalarse a Rosendo Cu-tillas
Hernández (1852-1930) como otro de los fotógrafos locales
que primero se aproximaron al paisaje de la isla. Cutillas fue un
dinámico empresario que probó fortuna en la venta al detalle, el
comercio de exportación e importación, las comunicaciones tele-fónicas
y la construcción civil. Entre estas múltiples facetas pro-fesionales,
en el marco comprendido entre 1895 y 1905, abrió un
estudio fotográfico en la calle Pérez de Brito de Santa Cruz de La
Palma. De los materiales conservados, existe cerca de una treintena
de paisajes de La Palma, datados —según ya anotamos— en torno a
1900. Se trata de vistas urbanas y panorámicas rurales de diferentes
lugares de la geografía insular. San Andrés y Sauces, Garafía, el Va-lle
de Aridane, Mazo, Fuencaliente o la Caldera de Taburiente son
algunos de estos testimonios. Aunque las fotografías de Cutillas no
se distingan por una elevada calidad estética, sí se aprecia una aten-ción
por el paisaje local, ausente (ya fuera por motivos técnicos o
económicos) en los fotógrafos locales anteriores y, sobre todo, por
contar con unos recursos notables de precisión.
53. Ibidem, p. 161.
54. Ibidem, p. 164.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 193
4.3 Emilio Carrillo Carballo
Es otro de los autores palmeros amateurs que se adentraron
en el terreno de la fotografía. Nacido en Santa Cruz de La Palma,
en el seno de una familia acomodada, Emilio Carrillo Carballo
(1892-1952) trabajó la fotografía y el cine. Dispuso de laborato-
Rosendo Cutillas Hernández. La Cumbrecita (El Paso). ca. 1900.
Archivo General de La Palma.
Víctor J. 194 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
rio de revelado en sus residencias de la calle O’Daly y del camino
de El Planto (la hacienda Las Dos Cubanas), en las afueras de la
capital insular. En el campo fotográfico, recogió vistas del puerto
de Santa Cruz de La Palma y paisajes. En cuanto a la imagen en
movimiento, filmó alguna de las primeras películas de las que se
tiene noticia en La Palma; en concreto, la coronación canónica de
la Virgen de las Nieves en 193055.
4.4 Eduardo Ortiz Redondo
Como ya se ha indicado, Demetrio Eduardo Ortiz Redondo
(1892-1945) es otro de los fotógrafos presentes, en 1926, en las
páginas de Hespérides. Natural de la provincia del término de
Montilla del Palancar (provincia de Cuenca) e hijo de un reloje-ro,
arribó a Santa Cruz de La Palma en enero de 1925, destinado
como inspector de emigración y donde, pocos meses más tarde
(16 de julio siguiente), contraería matrimonio con María del Ro-sario
Cabrera Pinto. En Santa Cruz de La Palma, Ortiz Redondo
residió por espacio de diez años y, cuando esta inspección fue su-primida
por falta de actividad, fue destinado a Almería, Málaga y
Algeciras. En la isla, fue el primer presidente del Patronato de Tu-rismo,
fundado a finales de la década de 1920. Más tarde, dentro
de la administración pública, comenzó a trabajar como inspector
de Trabajo, con destino en Barcelona. Titulado en Magisterio, De-recho
y Bellas Artes, se adentró en la fotografía por afición. En su
domicilio de Santa Cruz de La Palma (en el número 3 de la calle
San Sebastián) acomodó un estudio fotográfico con equipo de
revelado incluido. Como recuerda la familia, gustaba de agradar a
55. Existen otras películas de esta misma ceremonia rodadas por la tam-bién
aficionada Nieves Lugo y Benítez de Lugo (1908-1958). Sobre Carrillo,
véanse: Nobiliario de Canarias. La Laguna: J. Régulo Editor, 1952-1967, v. iv,
pp. 542-443; Poggio Capote, Manuel. «Del gabinete al archivo: introducción a
los fondos y colecciones fotográficos del Archivo General de La Palma». Cartas
diferentes: revista canaria de patrimonio documental, n. 7 (2011), pp. 154-155.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 195
los amigos con el regalo de piezas fotográficas56. Falleció en Bar-celona
el 8 de junio de 1945.
4.5 Franz Grasser
Franz Grasser (1911-1944) fue un fotógrafo de viajes alemán
que arribó al puerto de Santa Cruz de La Palma en el período
comprendido entre 1936 y 1939. Grasser se había iniciado como
«fotógrafo a bordo» (modalidad náutica del fotógrafo de viajes) en
la Compañía Carl Müller & Sohn, con sede en Hamburgo, y con
la que, en 1936, viajó hasta los fiordos noruegos. Ese mismo año
comenzó a trabajar para la Compañía de Vapores Sudamericana
de Hamburgo, navegando en el período de 1936 a 1939 por dis-tintos
puertos del Atlántico. Uno de ellos fue el de Santa Cruz de
La Palma. En el buque General Artigas, Grasser atracó en puertos
argentinos (La Plata), brasileños (Pará, Pernambuco, Santos, Río
de Janeiro o Salvador de Bahía), portugueses (Ponta Delgada, en
Azores), marroquíes (Casablanca) y españoles (Santa Cruz de La
Palma). Iniciada la ii Guerra Mundial, realizó su trabajo, primero,
en Holanda y, en 1943, fue enviado al frente de Ucrania, una
de las repúblicas que conformaban la antigua Unión Soviética.
Capturado por el Ejército Rojo, murió en 1944 en un campo de
prisioneros de Novorossiysk, en el litoral del mar Negro.
En la actualidad, el legado de Franz Grasser se conserva en
la sección de fotografía de la Biblioteca del Estado de Sajonia-
Universidad de Dresde, en cuyo seno ingresó en 2009. El conjun-to
incluye numerosos negativos en blanco y negro así como un
amplio abanico de diapositivas en color, realizados con carretes
Agfa aunque, lamentablemente, sin datar. No obstante, las fechas
56. Poggio Capote, Manuel. «Vetera folia: diez años del Archivo General La
Palma (2002-2012)». Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio documen-tal,
n. 9 (2013), pp. 172-173.
Víctor J. 196 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Franz Grasser. Vistas de Santa Cruz de La Palma. 1936-1939.
Recurso en línea.
de estas últimas se corresponden con los viajes trasatlánticos de
Greseer (1936-1939).
El trabajo de Grasser en la capital palmera muestra por vez
primera a la ciudad en color. Se trata de un abanico de instan-táneas
de variada temática e interés. En primer lugar, el alemán
se interesó por los temas costumbristas, como demuestran dos
retratos de niñas vestidas con la indumentaria tradicional, ambas
tomadas en el balcón de una de las residencias de influencia an-daluza
que todavía hoy se conservan en la ciudad (en blanco y
negro y, en una de ellas, con la presencia del progenitor, si no un
pariente masculino, que viste traje moderno). Entre los paisajes,
hay representación de marinas, como un panorama del paseo de
Bajamar, ornamentado con ejemplares de phoenix datilifera y con
la glorieta-mirador semicircular con vistas al puerto, al que sirven
de perspectiva las formaciones rocosas de la costa de Breña Alta
y el Risco de la Concepción; medianías, como una secuencia del
barranco de Los Dolores, en la que, además de los cuatro molinos
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 197
de Bellido, se recoge el estado agreste de este sector antes de su
urbanización; arquitectura histórica, como las instantáneas de la
fuente y escalinata occidental de la plaza de España y su vegeta-ción,
la torre de El Salvador con un primer plano de las palmeras
de esta misma plaza; calles, como la de La Luz, la antigua rambla
de Cuba o barrios como el de San Sebastián. La presencia huma-na
se halla muy presente en buena parte de estas piezas, pero, sin
duda, su mejor retrato colectivo es una de las imágenes centrada
en el trasiego mercantil de los vapores en el puerto capitalino.
4.6 José María Rivera Vázquez
Llegado a La Palma en 1953, José María Rivera Vázquez
(1903-1980) se suma a la nómina de fotógrafos aficionados que
trabajaron un tiempo en La Palma. Nació en Osuna (Sevilla) el
8 de junio de 1903. Como hijo de médico, se trasladó con su fa-milia
a Granada, donde obtuvo el título de bachiller y se graduó
en Derecho en la universidad de la ciudad del Darro y allí casó
con Francisca Uribe Quesada el 30 de enero de 1933. Ejerció
como recaudador de Hacienda en Huéscar, Motril y Almuñécar,
en la provincia de Granada. Alcalde de Almuñécar hasta 1948,
fue trasladado de nuevo a Granada como delegado de Auxilio
Social, hasta que en 1951-1952 fue nombrado recaudador de
Hacienda de La Gomera. En 1953 fue designado para ocupar el
mismo puesto en La Palma, adonde llegó en septiembre de 1953
con su mujer y sus siete hijos. Su labor profesional en La Palma
duró hasta 1967 y además ejerció durante varios años como de-legado
de Turismo en la isla. En este campo propuso como lema
turístico, «La Palma, Isla del Color». Más tarde fue recaudador de
Hacienda en Madrid hasta su jubilación, en que regresó a Grana-da.
A La Palma continuó viajando con frecuencia y pasaba en la
isla largas temporadas. No en vano, dos de sus hijos, José María y
Malén, casaron en La Palma. Falleció en Granada el 17 de febrero
de 1980.
Víctor J. 198 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Durante su larga estancia palmera, formó parte del grupo ar-tístico
de La Sabatina. Sus principales aficiones fueron la fotogra-fía
—principalmente, en formato de diapositivas y en papel en
blanco y negro—, la pintura (sobre todo, la acuarela paisajística),
la caza, por la que sentía una auténtica pasión, la pesca submarina
y la literatura. Mantuvo una columna en Diario de avisos durante
más de media docena de años, titulada «Acuarela de La Palma»,
de la que existe una versión libresca en edición familiar. Fruto de
sus aficiones fueron varias proyecciones de fotografías acompaña-das
de audio en la sala de lectura de la Biblioteca Cervantes de la
Real Sociedad Cosmológica. Fue un enamorado de los paisajes de
La Palma y así lo reflejó en sus escritos y fotografías.
En el terreno de la fotografía turística, Rivera Vázquez ha sido
calificado como «coleccionista» de los paisajes de La Palma, or-ganizados
en más de dos mil diapositivas; entre estos materia-les
se contabilizan dos centenares de obras sobre la Caldera de
Taburiente. Rivera contemplaba la isla como una geografía no
fotogénica, por lo que, según su forma de pensar, había que pintar
el paisaje57.
4.7 Jan Blaauboer
El último fotógrafo que colacionamos es Jan Blaauboer (1903-
1982), hacendado holandés, incansable viajero, hombre de am-plia
cultura y dotado, asimismo, de una aguda sensibilidad. Desde
su juventud, recorrió numerosísimos lugares de Europa y Amé-rica
contemplando paisajes, conociendo ciudades y monumentos
o reparando en las costumbres locales58. De todo ello tomó ins-
57. [s. a.]. «El “radio mensaje” y algunas verdades sobre la capitalidad». Dia-rio
de avisos (Santa Cruz de La Palma, 30 de octubre de 1961), p. [2].
58. Sobre Jan Blaauboer y su archivo fotográfico, véanse: Poggio Capote,
Manuel, González Brito, María Remedios, Leal Morera, Susana Lucía. «La
colección documental Blaauboer-Rodríguez Castillo». En: Legado al pueblo de
La Palma: Colección Blaauboer-Rodríguez Castillo [Exposición]. Santa Cruz de
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 199
tantáneas y películas, la mayoría de las cuales se conserva en el
Archivo General de La Palma. En 1953, Blaauboer 1953 arribó
a Canarias, donde realizó un ramillete de reportajes para su uso
particular, recorriendo todo el archipiélago. Aunque no llegaron a
publicarse en ningún formato, estas fotografías contienen un alto
valor etnográfico: paisajes transformados, arquitecturas desapare-cidas
y las gentes de las islas quedaron retratados en el objetivo de
un fotógrafo extranjero, inteligente y bien rodado en otras partes
del mundo.
La Palma: Cabildo La Palma, 2004, pp. 9-31; Poggio Capote, Manuel. «Del
gabinete…». Op. cit., pp. 155-157; Idem. «Vetera folia…». Op. cit., pp. 165-167.
Jan Blaauboer. Camino del Valle de Aridane. ca. 1954. Archivo General
de La Palma.
Víctor J. 200 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
Entre el legado de Jan Blaauboer, la imagen de La Palma apare-ce
en una serie de fotografías interesantísimas en las que el paisaje
insular convive con encuadres de alto valor etnográfico; un pa-trimonio
iconográfico creado por el ojo de un viajero extranjero
que, lejos de detenerse en las vistas más usuales, intentó captar
también costumbres y grupos sociales rurales.
4.8 Miguel Béthencourt Arrocha
Miguel Béthencourt Arrocha fue uno de los fotógrafos más
destacados durante la segunda mitad del siglo xx en Santa Cruz
de La Palma. Puede ser considerado como el fotógrafo por anto-nomasia
del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Nacido
en la capital palmera el 5 de octubre de 1918, comenzó a trabajar
en las técnicas fotográficas hacia 1949. Con anterioridad, había
regentado un comercio heredado de su padre, situado en un local
Miguel Béthencourt Arrocha. Caldera de Taburiente nevada. ca. 1955.
Archivo General de La Palma.
Albores turísticos en La Palma: viajeros y fotografía en la isla bonita 201
bajo del número 4 de la plaza de España, conocido popularmente
como La Escupidera. Además, cabe señalar que fue el introductor
del baloncesto en Canarias (gracias a su labor, fue la isla de La
Palma donde se jugaron los primeros encuentros de esta moda-lidad
deportiva). Miguel Béthencourt fue, además, el principal
promotor del Club de Montañismo de La Palma. Autodidacta de
formación, se mantuvo en el trabajo fotográfico aproximadamen-te
hasta entrada la década de 1990; pocos años antes, un fortuito
incendio acaecido el 5 de enero de 1990 en el inmueble en que se
ubicaba el estudio, le obligó a trasladarse a un nuevo local (calle
O’Daly, número 27). Falleció en Santa Cruz de La Palma el 15 de
septiembre de 2002.
El trabajo fotográfico de Miguel Béthencourt se extendió a
un arco temporal comprendido aproximadamente entre 1949 y
1998, siempre en blanco y negro. Disponía de estudio de revelado
en su propio domicilio de la calle Apurón. El trabajo más artístico
abarcó la realización de numerosos retratos, panoramas urbanos y
paisajes de la naturaleza y excursiones, especialmente, relativos a
la Caldera de Taburiente.
5 Conclusiones
Al igual que en cualquier otro lugar, en La Palma la fotografía
ha desempeñado un papel cardinal en su contemplación y pro-moción
turística. En este análisis de la etapa en la que se llevó a
cabo este desvelamiento gráfico de la isla desde el objetivo de una
cámara fotográfica, se han sucedido tanto autores locales como
foráneos. En general, la visión que unos y otros han ofrecido ha
sido similar, aunque distintiva en varios de sus rasgos. Si bien es
cierto que ambos grupos de fotógrafos se han detenido funda-mentalmente
en el paisaje, la naturaleza o los principales monu-mentos
históricos, la principal diferencia estriba en algunas de las
perspectivas que con frecuencia han proporcionado, en especial
en las imágenes costumbristas. Así, de una parte, los fotógrafos
Víctor J. 202 Hernández Correa; Manuel Poggio Capote
locales se han centrado en una perspectiva más idealizada, fo-calizada
en trajes típicos o productos artesanales. En cambio, los
técnicos foráneos han fijado su atención en encuadres más coti-dianos
o «naturales», vinculados en su mayor parte con el mundo
rural o urbano que conocieron durante su viaje a la isla.
Lo más notable es que estas series de instantáneas «turísticas»
han contribuido a crear unas estampas o formatos muy caracte-rísticos.
En buena medida, La Caldera de Taburiente, el conjunto
histórico de Santa Cruz de La Palma y sus principales edificios,
la Virgen de las Nieves, los conos volcánicos de Fuencaliente, la
cueva de Belmaco y sus grabados rupestres o algunas vistas gene-rales
de La Palma han sido estos hitos iconográficos. Sin duda, la
fotografía ha proyectado La Palma hacia el exterior, al otro lado
(a quien la desconoce), pero también ha conseguido moldear de
modo muy sólido un cuadro de la naturaleza y el paisaje local de
cara a sus propios pobladores.
La Palma —o mejor, el retrato perfecto de la isla— ha quedado
de este modo consignado a través de la fotografía. La representa-ción
turística, es decir, la imagen de La Palma proyectada hacia el
exterior ha quedado como una herramienta no solo promocional
sino que, además, ha servido para dibujar en la mentalidad de sus
moradores un retrato esquemático e ideal del terruño, contribuyen-do
a reconocer y, más tarde, a incorporar en el subconsciente colec-tivo
las «marcas» más significativas de la isla. Así, a pesar de que el
turismo desempeñó un papel muy secundario en la economía local
durante todo el período examinado, la propagación de estos retratos
panorámicos han servido, de manera relevante, para plasmar y, más
tarde, desarrollar una identidad icónica en torno a La Palma.
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