EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO
DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA DE
LA PRENSA PALMERA EN LAS POSTRIMERÍAS
DEL SIGLO XIX
J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS*
FÁTIMA LLARENA ASCANIO**
Fecha de recepción: 3 de febrero de 2011
Fecha de aceptación: 10 de agosto de 2011
Resumen: El presente estudio analiza dos publicaciones periódicas de la isla de
La Palma de fi nales del siglo XIX: El adalid y El noticiero. Dos de los tantos perió-dicos
marcadamente ideologizados que promovieron las propias fuerzas políticas
de la época, al servicio de sus clientelas electorales y alejados del periodismo de
claro perfi l informativo. El adalid y El noticiero, coetáneos y de existencia efímera
(ninguno de los dos superó el año y medio de vida, entre 1894 y 1895), son dos
ejemplos de prensa singularizada por su beligerancia partidista, liberal leonino el
primero, conservador el segundo, que contribuían a la formación de la opinión
pública defendiendo o criticando los asuntos de relevancia y la labor de los polí-ticos,
siempre según su adscripción partidaria, y polemizando con frecuencia entre
ellos mismos. Sobre las dos cabeceras, además de diversas cuestiones generales, se
analiza su formato y la distribución, ponderación y contenido de su información.
Palabras claves: El adalid; El noticiero; Periodismo canario; Periodismo político;
La Palma; Fernández de Henestrosa.
Abstract: The current study analyses two newspaper publications in the
island of La Palma at the end of the 19th Century. These are El adalid and El
noticiero, two amidst the numerous newspapers which were politically based
Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n. 8 (2012), pp. 135-158.
* Real Sociedad Cosmológica (Santa Cruz de La Palma). Correo electró-nico:
jjrodriguez.lewis@gmail.com.
** Casino de Tenerife. Ambos son técnicos de la Administración y licen-ciados
en Derecho y Periodismo.
136 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
and which promoted and infl uenced the political parties of the time, keeping
a clear distance from the objectivity and informative character they should
have had. El adalid and El noticiero, which coexisted in time but disappeared
quickly (none of them published longer that one year and a half, between 1894
and 1895), are two clear examples of a subjective press characterized by their
partisan argumentation, liberal and conservative respectively, which contributed
to develop a public opinion through the defense or criticism of relevant issues
and political policies. This was made according to their party assumptions and
often standing up to each other. Furthermore, this text analyses other general
issues such as format, distribution, praise and information content.
Keywords: El adalid; El noticiero; Canarian journalism; Political journalism; La
Palma; Fernández de Henestrosa.
1 ANTECEDENTES
1.1 LA IMPRENTA EN LA PALMA Y EL SIGLO DE ORO
Régulo Pérez1 ha defi nido la segunda mitad del siglo XIX en
La Palma como el “siglo de oro” de la isla, cenit de un renaci-miento
cultural que se habría producido desde fi nales del siglo
XVIII. Este periodo se iniciaría con la fundación de una escuela
primaria moderna de orientación lancasteriana (un sistema de
enseñanza basado en hacer que los alumnos mayores enseñaran
a los menos adelantados bajo la supervisión del maestro), en
pleno Trienio Liberal (hacia 1821), gracias a los auspicios del
insigne sacerdote Manuel Díaz, liberal e ilustrado, benefi ciado
de la parroquia de El Salvador desde 1800.
Aunque de vida efímera por los avatares de la época (desapa-recería
apenas dos años después), esta escuela —sin precedentes
en Canarias— ejerció una infl uencia notable en los educadores
y personajes palmeros que luego adquirirían gran prestigio ya
avanzado el siglo. La escuela lancasteriana de Santa Cruz de La
1. RÉGULO PÉREZ, Juan. «El cronista de La Palma Juan Bautista Lorenzo
Rodríguez: época, vida y obra». En: LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Noticias
para la historia de La Palma. La Laguna; Santa Cruz de La Palma: Instituto
de Estudios Canarios, 1987-2000, t. I, pp. XVII-XXIII.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 137
Palma formó la más relevante estirpe de eximios palmeros de
la centuria, la mayoría de adscripción masónica; entre ellos, los
hermanos Valeriano, Víctor y Juan Fernández Ferraz, Faustino
Méndez Cabezola, Antonio Rodríguez López o Manuel Gon-zález
Méndez. Etapa que coincide, además, con el apogeo de
la construcción naval en la isla y con la vida y obra de otros
palmeros ilustres en los más diversos campos, como Benigno
Carballo y Wangüemert, Elías Santos Abreu o Juan Bautista
Lorenzo Rodríguez.
Todos estos personajes tuvieron mucho que ver con la fértil
y liberal vida palmera que se desarrolló en la segunda mitad
del Ochocientos, que incluyó el restablecimiento de la Sociedad
Económica de Amigos del País, la llegada de la imprenta y el
nacimiento del periodismo insular, la creación del Colegio de
Segunda Enseñanza Santa Catalina y su erección como Instituto
Nacional (1869, aunque a partir de 1874 pasará a ser una fi lial
del Instituto de Canarias), y el nacimiento de múltiples sociedades
culturales, algunas aún existentes, como La Cosmológica (1881)
o La Investigadora (1883), entre muchas otras de existencia más
fugaz, como Amor Sapientae o el Urcéolo Obrero.
Por esta razón, resulta hasta sorprendente que la imprenta
recalara en La Palma de forma tan tardía. Como recoge El Time,
en sus ediciones de 3 y 10 de junio de 1866, la imprenta fue
introducida en la isla hacia 1835-1836 por José García Pérez,
que trajo de París una colección de tipos capaces de imprimir
8 páginas en 4º, sin prensa, con fi nes de mero entretenimiento.
Poco después, hacia 1841, Pedro Mariano Ramírez, el más im-portante
impresor de Tenerife, le fabricó una prensa de madera
con la que se hicieron los primeros impresos que se publicaron
en la isla, por ejemplo la primera «hoja de carácter político», que,
en puridad, constituye el primer precedente pseudoperiodístico
en La Palma2.
2. PAZ SÁNCHEZ, Manuel de. La ciudad: una historia ilustrada de Santa Cruz
de La Palma. Santa Cruz de La Palma: Ayuntamiento de Santa Cruz de La
Palma; La Laguna: Centro de la Cultura Popular Canaria, 2003, pp. 200-201.
138 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
Pero no fue esta imprenta la que posibilitó que viera la luz
el primer periódico palmero, pese a los denodados esfuerzos de
Méndez Cabezola y Rodríguez López que no lograron convencer
a su propietario (hacia 1855-1856), sino otra distinta que llegaría
a La Palma, adquirida en Londres el 25 de febrero de 1863, a
instancia de los mismos personajes y del propio alcalde de la
ciudad, Miguel Pereyra. Con la aparición de El Time el 12 de
julio de 1863 comienza la rica historia del periodismo palmero,
muy ligada a la masonería, que ofrecerá 123 títulos hasta 1948,
convirtiendo a La Palma —como ha señalado León Barreto3— en
la isla con mayor densidad periodística.
1.2 EL CONTEXTO HISTÓRICO-INFORMATIVO
A fi nales de 1874 el general Martínez Campos, en otro pro-nunciamiento
más del convulso Diecinueve español, proclamaba
rey a Alfonso XII y ponía fi n a la primera experiencia republicana.
Se ponía en marcha entonces el sistema de la Restauración, con
fuertes anclajes en la burguesía conservadora y provinciana, que
iba a posibilitar la etapa más larga de la historia constitucional
española (la nueva Constitución se aprobaría en 1876) y la
fi nalización de las fratricidas guerras carlistas.
Precisamente la estabilidad fue el mayor logro del sistema per-geñado
por Antonio Cánovas del Castillo. Régimen que utilizaba
al rey como árbitro del cambio político, y que luego refrendaba
un procedimiento electoral manipulado desde el poder, hasta que
a partir de 1885 (tras la muerte de Alfonso XII y con el inicio
de la regencia de María Cristina), comienza a sustentarse en un
acuerdo (denominado el Pacto de El Pardo) que aseguraba el
«turno» pacífi co entre los dos partidos pro sistema: el conservador
o liberal-conservador (del propio Cánovas) y el liberal fusionista
(representado por Práxedes Mateo Sagasta).
3. LEÓN BARRETO, Luis. El Time y la prensa canaria en el siglo XIX. Las
Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1990, p. 100.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 139
En 1890 se sancionaría defi nitivamente el sufragio universal
masculino, cuya amenaza a los pilares del sistema pronto se di-sipó
ante el control y la manipulación que se ejercía sobre las
elecciones. Un régimen, en defi nitiva, corrupto, que se debatía
entre la oligarquía y el caciquismo, especialmente en el ámbito
local y en regiones poco desarrolladas como Canarias. Como ha
apuntado García de Cortázar4, «el vocabulario español se enriquece
con términos procedentes de la práctica caciquil, tales como alcalda-da,
que defi ne el abuso de autoridad, o pucherazo, utilizada para
describir gráfi camente un determinado fraude electoral».
La primera parte de este prolongado periodo fi nalizaría con
el Desastre del 98, cuando España pierde sus últimas posesiones
de Ultramar, tras las sublevaciones por la independencia que se
producirían en 1895 (Cuba) y 1896 (Filipinas). Conviene reseñar,
por último, la ingente labor compiladora que se desarrolla en
esos años con la aprobación del Código de Comercio, la Ley de
Enjuiciamiento Criminal y el Código Civil, así como la existencia
balbuceante de las fuerzas políticas extrasistema: republicanismo,
socialismo (desde 1879), carlismo y los incipientes nacionalismos
catalán y vasco.
El contexto internacional, en los años de publicación de El
adalid y El noticiero (1894-1895), esta dominado por el imperia-lismo
y viene presidido por el aún hegemónico Imperio Británico,
por la caída de Bismarck en Alemania y por un agravamiento
de la situación internacional por la orientación imperialista y el
expansionismo liderado por Guillermo II. En este periodo Francia
se anexiona Madagascar, la guerra chino-japonesa culmina con la
Paz de Shiminoseki (1895) y se desarrollan la guerra greco-turca
(por la isla de Creta) o la primera guerra de Abisinia, donde
los italianos pretendían transformar el protectorado en colonia
sufriendo serios reveses. Italia fi rmaría fi nalmente el Tratado de
Addis Abeba (1896), en el que renunciaba a Abisinia a cambio
de que ésta reconociera las colonias italianas de Eritrea y Somalia.
4. GARCÍA DE CORTÁZAR, Fernando. Biografía de España. Barcelona: Mondadori,
2003, p. 535.
140 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
En 1894 sale a la palestra el conocido affaire Dreyfus, un hito
en la historia del antisemitismo y de la infl uencia de los medios
de comunicación.
En cuanto al periodismo canario, la estabilidad del sistema
de la Restauración y la ley de imprenta de 26 de julio de 1883,
que suprimía el depósito previo para los periódicos políticos,
entre otros avances, contribuyeron a asentar por un tiempo el
nuevo quehacer de la prensa insular, centrada, en especial, en
un periodismo fuertemente ideologizado. De forma paralela, el
desarrollo urbano de las ciudades portuarias canarias al fragor
de la exportación de plátanos, tomates y papas a Inglaterra y de
la situación en Europa, ponía las bases de un nuevo periodo de
crecimiento de la economía insular que lograba dejar atrás por
fi n la crisis de la cochinilla, durante una etapa el principal pro-ducto
de exportación de las islas (1840-1870). Las consecuencias
más notorias del proceso para el periodismo canario fueron, de
un lado, una leve regresión del analfabetismo (situado aún por
encima del 70 %, aunque un poco menor en La Palma), con el
correlativo aumento potencial de las clientelas de los periódicos;
y, de otro, las mejoras de las comunicaciones exteriores, sobre
todo tras el amarre del cable telegráfi co Cádiz-Tenerife (1883)
y su extensión a otras islas (a La Palma llegaría el 16 de no-viembre
del mismo año), con el consiguiente acercamiento de
la actualidad estatal e internacional al archipiélago. Sin embargo,
tales progresos (téngase en cuenta que el mercado lector seguía
siendo escaso, el nivel de vida bajo, las comunicaciones difíciles y
costosas, el teléfono apenas embrionario y la sociedad continuaba
bajo la égida del caciquismo) no bastaron para que remitiera
el éxodo migratorio hacia América (sobre todo hacia Cuba) ni
para que los periódicos más importantes pudieran librarse de las
tutelas de las formaciones políticas, en las cuales encontraban
lectores y anunciantes5.
5. YANES MESA, Julio Antonio. Historia del periodismo tinerfeño (1758-
1936). La Laguna; Las Palmas de Gran Canaria: Centro de la Cultura Popular
Canaria, 2003, p. 181.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 141
En consecuencia, la prensa isleña y palmera se caracteriza
por la proliferación de cabeceras y por su limitada permanencia
en el mercado. Ningún periódico solía disponer de imprenta
propia (en La Palma la tuvo El Time y más tarde La Asociación
y Diario de avisos), se imprimía todavía en máquinas planas
y los ejemplares no superaban, por regla general, las cuatro
páginas. Por lo demás, eran de formato poco atractivo: pocas
ilustraciones (grabados mayormente), textos muy largos y titu-lares
monótonos, normalmente a una columna. En sus páginas
abundaban las disputas ideológicas, sin trasfondo intelectual, y
los enfrentamientos personales. Por ello, la mayoría de las pu-blicaciones
periódicas no fueron más que la expresión pública
de las distintas formaciones políticas existentes, que gustaban
de disponer de este medio. Gráfi camente, Régulo Pérez6 ha
señalado que «los periódicos palmeros, en su mayoría, han sido
sólo el organillo de las fanfarrias de los caciques o jefes políticos
locales de turno, o de algún grupillo con pujos literarios o patriote-ros,
cuando no instrumentos de gárrulos zafi os y de chantajistas».
No obstante, de esta impresión general se salvan con dignidad
títulos como El Time (1863-1870), Germinal (1904-1910) o
Diario de La Palma (1912-1914), y más modernamente El
tiempo (1928-1936), Espartaco (1930-1936) o Acción social
(1931-1939), entre algunos otros.
El primer periódico político en La Palma fue La Asociación
(1879), de adscripción demócrata, partido que lideraba, en el
ámbito nacional, Emilio Castelar. Sin embargo, en la prensa pal-mera
también encontramos una honda preocupación por el bien
común y por tener informada a una ciudadanía esencialmente
analfabeta pero inquieta culturalmente e interesada por los
avatares de las islas, de la nación y de Cuba7. El citado El Time,
La luz (1886), Viola palmense (1889-1890) o Amor Sapientae
(1894), son ejemplos de este modelo de periodismo.
6. RÉGULO PÉREZ, Juan. «Los periódicos de la isla de La Palma». Revista de
historia, n. 84 (La Laguna, 1948), p. 338.
7. PAZ SÁNCHEZ, Manuel de. Op. cit., pp. 210-212.
142 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
Al tiempo que El adalid y El noticiero, se editaban también
en Santa Cruz de La Palma los periódicos Amor Sapientae
(hasta el 3 de agosto de 1894), literario y cultural; Diario de
avisos, independiente-informativo; y El dinamo (hasta el 17 de
agosto de 1895) y El grito del pueblo (desde el 14 de noviembre
de 1895), políticos, de adscripción democrática/republicana.
Por lo demás, conviene apuntar que la isla rondaba los 43.000
habitantes, de los cuales más de 10.000 residían en la capital.
2 EL ADALID
2.1 CUESTIONES GENERALES Y FORMATO
El adalid, que se intitulaba periódico político y de intereses
generales, comenzó a publicarse el 25 de agosto de 1894. Su
último número (n. 66) data del día 28 de diciembre de 1895,
aunque de su contenido no se deduzca que fuera su despedida.
Su director fue José Gabriel Pérez y Pérez, hasta que el 7 de
diciembre de 1895 lo sustituyera Manuel Acosta González.
El periódico se imprimía en la imprenta El Time, que mono-polizaba
la mayor parte de las cabeceras que iban apareciendo
en Santa Cruz de La Palma, en especial las de carácter «inde-pendiente
» o de orientación «pactista» (El Time, El pito, El cla-rín,
La Palma, La nueva Palma, El iris, La patria o El eco, entre
otras) y se editaba semanalmente. Esta periodicidad fue la más
común en la isla; apenas fueron diarios La constancia, Diario
de avisos, Fénix palmense, Diario de La Palma o El tiempo. De
los contemporáneos de El adalid, además del Diario de avisos,
su «adversario» El noticiero se publicaba tres veces a la semana,
aunque luego pasaría a dos, las mismas que El dinamo, que di-rigía
Augusto Cuevas Camacho.
El precio de la suscripción mensual era de una peseta. Téngase
en cuenta que aún no era común la venta al número, aunque
ya podía encontrarse en otros periódicos de la isla (El noticie-
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 143
ro, por ejemplo). Por resultar un tanto curiosa y recordarnos
algunas promociones actuales, conviene explicitar cómo se ha-cían
las suscripciones. Así, en su primer número, podemos leer
como «Advertencia» lo siguiente: «Todas las personas que se les
144 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
reparta el presente número, y no lo devuelvan, se les considerará
como suscriptores». La tirada no debía de superar los 120 o 130
ejemplares (repárese en que, en 1904, Diario de avisos imprimía
80, El grito del pueblo 130, Germinal 250, y Fénix Palmense 3008.
El periódico tenía cuatro páginas, el paginado normal en la
prensa insular de la época, tanto por las características de las
imprentas (máquinas planas) como por la carestía del papel y
la delicada situación económica. Este paginado no cambiará en
Canarias hasta bien entrada la década de los veinte del nuevo
siglo. Las ediciones se imprimían a cuatro columnas, siendo El
noticiero, en su primera versión (1872), el primer periódico de
La Palma que se editó con esta confi guración.
Lógicamente no encontramos ningún ejemplar de El adalid
que publicara fotografía alguna, «arte» aún incipiente en La
Palma y todavía más por desconocida la reciente invención del
fotograbado, que será lo que permitirá la reproducción de las
fotografías en los periódicos. Las ilustraciones, por tanto, se li-mitaban
a dibujos y grabados, por lo general, en la publicidad.
El semanario mantiene la estampa clásica de los periódicos
antiguos con el uso del corondel entre columnas, propio de la
impresión de los periódicos en máquinas planas de plomo, que
tenía como propósito que los renglones no se salieran de su
lugar mientras se conformaba la plana.
2.2 DISTRIBUCIÓN DE LA INFORMACIÓN
En este periódico las informaciones se disponen de manera
bastante desordenada, aunque con cierto criterio en ocasiones. Las
más importantes aparecen en la primera página, normalmente en
forma de editorial o de crónica política. La información local y el
resto de las noticias se insertan en las páginas segunda y tercera,
aunque de modo muy asistemático. La publicidad y los avisos
8. RÉGULO PÉREZ, Juan. Op. cit. (1948), p. 341.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 145
conforman, por lo general, la última página. Conviene advertir
que la mayor parte de las noticias se publicaban posiblemente
infl adas sobre como llegaban por el telégrafo, práctica bastante
generalizada entonces.
En El adalid apenas existía una sección fi ja; quizás la deno-minada
Cosas varias, que incluía información sobre vapores y
pequeñas gacetillas, por su repetición, puede considerarse como
tal. Con cierta frecuencia encontramos las «secciones» denomi-nadas
De todos lados (historias, cómics...) o Variedades. A partir
del n. 16 incluirá durante un tiempo el rótulo Últimas noticias
del Correo, y en 1895 comenzó a aparecer la sección Noticias de
Cuba, que recogía los sucesos relacionados con el movimiento
insurgente, ya convertido en guerra, que se desarrollaba en la
colonia española, dado el interés que esta información despertaba
en La Palma por los profundos lazos que había establecido la
emigración. La información local, por cierto, se centraba bási-camente
en Santa Cruz de La Palma.
En el semanario que dirigía José Gabriel Pérez no nos trope-zamos
con parte de la información no periodística, en sentido
estricto, que era típica en las publicaciones de la época: registro
civil (nacimientos, defunciones y matrimonios) o ecos de socie-dad
(viajeros, necrológicas...), ni las informaciones propias de
la comunicación de masas (deportes, cine, teatro, gallos, toros,
etc.). Las noticias sobre sucesos también son escasas, así como
los comunicados ofi ciales o la transcripción de normas; son fre-cuentes,
por el contrario, los discursos e intervenciones de sus
próceres políticos, algo absolutamente lógico dado el carácter
político del periódico.
La publicidad (la misma, por regla general) aparece siempre
en la última página. En dicha plana, los anuncios se muestran
normalmente apilados, reiterativos y mutuamente restados de
efectivos. No hay sección de gacetillas, esto es, la relación acotada
de breves anuncios económicos por palabras que luego fue común,
aunque ya existían los avisos por palabras, que en este caso se
ofrecían «por línea», a 12 céntimos cada una. Los anunciantes
146 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
más constantes eran el fertilizador Guano, el consignatario Juan
Cabrera Martín, los Vapores-Correos, las máquinas para coser
Singer, la propia Imprenta de El Time, la obra de Pedro J. de
las Casas Nociones de geografía universal y geografía particular de
San Miguel de La Palma, el hotel The Palma Hotel y algunos
jarabes pseudomilagrosos.
El adalid no publicaba esquelas, supuesto que solía indicar la
aceptación del periódico entre los ciudadanos, probablemente
por directriz editorial. Lo que sí publicaba, aunque esporádica-mente,
eran poemas. Con frecuencia incluía también informa-ciones
y referencias de otros periódicos, una suerte de revista
de prensa también habitual entonces, como de El defensor de
la patria de Las Palmas y El memorándum o La Orotava de
Tenerife, así como correspondencia de los suscriptores, como la
de uno que informa de las fi estas de Tazacorte, y telegramas.
Uno de sus números inserta a página completa el programa
de la Bajada de la Virgen de 1895, que aún se celebraba en
el mes de abril y que ya incluía la Danza de Enanos aunque
todavía de ambos sexos.
2.3 PONDERACIÓN Y CONTENIDO DE LA INFORMACIÓN
La información política ocupa casi todo el periódico. Nor-malmente
las refriegas con El noticiero o Diario de avisos y los
comentarios sobre las intervenciones o discursos de Sagasta o
del diputado cunero por La Palma Francisco Fernández de He-nestrosa
son las informaciones más destacadas. Desde agosto de
1895, estos contenidos, no obstante, ceden en parte en el interés
informativo del periódico ante el movimiento de insurrección
que comienza en Cuba. La escasa información local, centrada en
la capital de la isla, nunca se destaca como la de mayor interés.
Los titulares, si los hay, son poco atractivos, a una columna,
conformados por una palabra, o un sintagma lo más, y apenas
informativos.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 147
El género dominante va a ser, por razones obvias, el de
opinión. Todo el periódico es prácticamente un editorial, que
comprende toda la primera página y gran parte de la segunda.
La información se confunde con la opinión más partidista. Hasta
las propias noticias están henchidas de opinión y, a veces, con
tintes irónicos. Es frecuente la crónica política y la noticia apa-rece,
generalmente, en formato de breve.
El adalid se defi ne como periódico político, revelación que
modula con la apostilla «y de intereses generales». Responde, pues,
a ese tipo de periodismo predominante en la época, en el que
se defi enden los planteamientos de un partido o facción política,
del que estos periódicos se convierten en meros portavoces de
su ideario y de sus representantes. En su primer número, sin
embargo, El adalid reniega de explicitar su línea editorial y así
señala: «Desistimos de publicar artículo programa ya que un caso
reciente [se refi eren a El noticiero] ha patentizado que son pura
música celestial. Lo que un día se asegura de modo aparatoso se
infringe al siguiente; la música se troca en infernal, y para evi-tarnos
caer en ésta, ofreciendo aquélla, nos limitamos a decir que
seguiremos la línea de conducta que las circunstancias nos tracen».
No obstante, la línea editorial del semanario pronto lo sitúa
en la órbita liberal, muy próxima al Partido Liberal Canario
representado por Fernando León y Castillo. En el n. 3 afi rma
que sus promotores comulgan en la «iglesia liberal» y recono-cen
por jefes a Práxedes Mateo Sagasta y a Fernando León y
Castillo, lo que corroboran con el siguiente aserto: «las órdenes
y las inspiraciones de tan ilustres repúblicos seguiremos siempre».
Los contenidos temáticos del periódico son una constante
referencia a su colega conservador El noticiero (aparecido sólo
unas semanas antes). Una polémica que alcanza el enfrentamiento
enconado, aunque no pase de la típica gresca dialéctica entre
cabeceras de distinto signo político. El adalid critica permanen-temente
de su colega el pasado liberal de sus promotores, a los
que denomina con ironía «los grupistas» (antiguos liberales del
«Grupito»). El editorialista tacha al redactor jefe de El noticiero
148 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
de «pseudoconservador y republicano apóstata», a su «vocero» (el
periódico) lo llama «el órgano grupista», y a sus miembros, «his-triones
de circo».
La contienda periodística, aunque luego se extienda a otros
asuntos, comienza en relación con el carácter cunero del dipu-tado
por la isla, el abogado Francisco Fernández de Henestrosa
y Boza (parlamentario por este distrito desde las elecciones del
5 de marzo de 1893), sobre lo cual contraataca El adalid recor-dando
casos similares de los conservadores (los casos de Somogy
o Bernar)9. Incluso llega a inventar historias (en la sección de
Variedades), de tono sarcástico, a cuenta de esta pendencia po-lítica.
De este rifi rrafe se hacen eco, también, otros periódicos,
como Diario de Las Palmas, muy cercano a Fernando León y
Castillo y al Partido Liberal Canario.
A Henestrosa lo ensalzaba el semanario liberal haciendo aco-pio
de los asuntos que defendía en Madrid: nuevo estudio del
muelle, derribo del castillo de San Miguel, reparación del cable,
inclusión de la Dirección de Sanidad en el presupuesto, teléfono
para la villa de Los Llanos, estudio sobre el faro de Fuencaliente
o dotación de tropa para la isla. De León y Castillo afi rmaba lo
importante que había sido para La Palma.
Otra refriega periodística, aunque más moderada, se entabla
con el diario independiente, un tanto conservador, y que con-tinúa
publicándose en la actualidad, Diario de avisos (1890- ),
asimismo respecto del diputado Fernández de Henestrosa, al que
el Diario reprocha también su condición de cunero. El adalid
acusa al Diario de «sectario» y, como suele ser habitual, defi ende
9. Fernández de Henestrosa había sido elegido por el distrito de Guía
en las elecciones de 1891 y por el de Córdoba en 1884. Luego lo sería por
Orense en 1896. Fue también subsecretario de Gobernación y director general
de Administración Local. Juan Bautista Somogy y Gallardón fue diputado
por Santa Cruz de La Palma en 1886, sustituyendo a Miguel Castañeda y
Carmona, y Rafael Bernar y Llacer en 1891 por el mismo distrito, y luego
senador por otras provincias (Teruel, Lérida) y vitalicio. BARRIOS CURBELO,
María Bernarda. Diccionario biográfi co de diputados canarios. Madrid: Congreso
de los Diputados, 2006, pp. 810-811, 845-847, 1016-1017.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 149
a ultranza al diputado promovido desde el leonismo grancanario.
Para ello publica El adalid la defi nición que el diccionario prevé
para ‘cunero’, es decir: «Dícese del Diputado a Cortes impuesto
por el Gobierno en un distrito que no es el suyo» y señala que este
diputado no fue impuesto por el Gobierno sino aceptado por
los dos partidos políticos de la isla, por lo que no puede con-siderarse
cunero. Un asunto referido a la Dirección de Sanidad
enfrentó también a las dos cabeceras palmeras.
Fuera de estos confl ictos, El adalid solía incluir sueltos de la
prensa de Madrid (El heraldo, La época, El liberal, La correspon-dencia
de España, El tiempo, El imparcial...) y del propio Boletín
de sesiones del Congreso, que recogía las intervenciones del líder
de los liberales, Práxedes Mateo Sagasta, así como discursos de
éste y comentarios proclives a la fi gura de León y Castillo, o
las intervenciones de Henestrosa (sobre el asunto del cable La
Palma-Garachico, por ejemplo). Además, reproducía artículos de
revistas o periódicos extranjeros o peninsulares (Revue des deux
mondes, Las afortunadas de La Habana o El día de Madrid).
Finalmente, entre los temas de interés general local, que —como
ya señalamos— sólo de forma ocasional fueron objeto de trata-miento
por este periódico, debe mencionarse, por su reiteración,
el referido a la carretera de Santa Cruz de La Palma a Candelaria.
3 EL NOTICIERO
3.1 CUESTIONES GENERALES Y FORMATO
Igualmente El noticiero se defi ne, y subtitula, como periódico
político y de intereses generales. La publicación inicia su andadura
el 7 de agosto de 1894 y su último número ve la luz el día 24
de julio de 1895. Su director fue el masón Luis Vandewalle y
Quintana, marqués de Guisla-Guiselín, hasta el 8 de enero de
1895, que será sustituido por Juan José Rodríguez Hernández
hasta la desaparición de la cabecera antes de cumplir el primer
150 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
año de existencia. Entre el 23 de marzo de 1872 y el 24 de
noviembre de 1874 se publicó en Santa Cruz de La Palma un
semanario informativo también denominado El noticiero.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 151
El periódico se imprimía también en la imprenta El Time y
se publicaba tres veces a la semana (los martes, jueves y sábados,
excepto los días de fi esta), aunque a partir del n. 55, correspon-diente
al 5 de enero de 1895, comenzó a salir sólo dos veces
(en este caso, los miércoles y sábados).
El noticiero se vendía a 10 céntimos el número suelto, lo que
era una novedad. El precio de la suscripción mensual en la isla
era de una peseta, la trimestral, en la provincia, de 3’25 pesetas,
y en la península de 3’75. Por un año en la Antillas y extranjero
la suscripción ascendía a 25 pesetas. La tirada, por lo general,
era exigua, similar probablemente a la de El adalid, y apenas
por encima de los 100 ejemplares.
Como era habitual, el ejemplar tenía cuatro páginas y se
imprimía a cuatro columnas. Ningún número ofrece fotografías,
por las razones ya expuestas, y las ilustraciones con dibujos y
grabados aparecen normalmente en la cuarta y última página
en relación con la publicidad. Se usa también el corondel entre
columnas, que, como ya advertimos, era propio de la impresión
de los periódicos en máquinas planas de plomo.
3.2 DISTRIBUCIÓN DE LA INFORMACIÓN
La segunda y tercera páginas acaparan las noticias al margen
de su origen. La información se dispone también de forma des-ordenada,
siguiendo el criterio que impone la hora de entrada en
la redacción del periódico (probablemente tal y como llegaban
a través del telégrafo). Los numerosos artículos de opinión que
pueblan, por lo general, la publicación, se mezclan, sin la debi-da
separación, con la información, y la mayor parte de ésta se
dispone en formato de breve con pequeños subtitulares.
Las secciones fi jas se asoman siempre en la primera página del
periódico bajo distintos rótulos: Anuncios preferentes, Precios de
suscripción, Tarifa de anuncios, Estado actual de los cambios (en
España, Londres, París, respecto al oro) o Registro Civil (con datos
152 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
diarios de los nacimientos en los que se hace constar el nombre
y su condición de legítimo, natural o expósito; las defunciones,
con expresa referencia al nombre, años, estado civil, dirección y
causa de la muerte del difunto; matrimonios y efemérides co-rrespondiente
a los tres días siguientes), información esta última
que no comparte con El adalid. Además, el periódico cuenta con
una Sección comercial dedicada a la Bolsa y al sector del plátano,
el tomate y el mercado de la cochinilla, que lo separa un tanto
de la típica prensa partidaria.
Durante el año 1894, la primera y segunda páginas se editan
bajo un mismo formato, que sigue la tradición anglosajona, es
decir, se presentan divididas por la mitad: en la parte superior,
a cuatro columnas, se recogen en la primera página las seccio-nes
indicadas anteriormente, y en la parte inferior, con el fi n
posiblemente de ser recortada, a dos columnas sin corondel, la
normativa estatal que se va publicando en serie para ser colec-cionada.
A partir del 5 de enero de 1895 cambia el formato de
estas páginas, que pasan a ser a cuatro columnas sin divisiones,
manteniéndose en la primera página las mismas secciones cita-das,
pero introduciéndose tanto algún anuncio publicitario como
crónicas políticas.
En la segunda y tercera planas se combina la información
local, sobre todo de Santa Cruz de La Palma, con informaciones
provinciales, reproducciones atrasadas de periódicos de fuera de
la isla, artículos, crónicas y discursos políticos y telegramas. La
publicidad siempre aparece en la cuarta y última página. Los
reclamos publicitarios son casi siempre los mismos, distribuidos
en las cuatro columnas e ilustrados —no todos— con algún gra-bado
o dibujo. Los textos, para ser resaltados y darles atractivo,
se enlutan y bordean con distintos trazados. Los anunciantes
principales, pese al distinto marchamo ideológico, son práctica-mente
los mismos: la Imprenta de El Time, distintas clases de
jarabes, anuncios de ventas de casas y de vinos en el estableci-miento
El Palmense, el fertilizador Guano, la mencionada obra
de Pedro J. de las Casas y el referido hotel The Palma Hotel.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 153
Además, en la primera página se publica diariamente la tarifa de
los anuncios, establecida «a 10 céntimos de peseta la línea sencilla
en la 1ª plana, a 6 céntimos en la tercera y en la cuarta a precios
convencionales». Asimismo, en los números de 1895 aparece pu-blicidad
en la primera página, y en el publicado el 5 de enero se
incluyen anuncios en inglés (The Palma Hotel, Medical Springs),
síntoma del incipiente turismo enfocado a estancias con fi nes
terapéuticos y medicinales.
Bajo el título de Noticias de prensa, en la tercera página, se
recogen con asiduidad informaciones de otros periódicos na-cionales
y canarios (como El liberal, El imparcial, El tiempo, El
nacional o El memorándum), así como referencias a un diario de
La Habana, intitulado El león español. Periódicamente El noticiero
recoge extractos de noticias internacionales, aunque apenas se
hace eco de los grandes acontecimientos. Entre sus contenidos
incluye también Correspondencia y Cartas al director, y muchas
de las noticias breves aparecen bajo el título Telegramas, fre-cuentemente
fi rmadas por la Agencia Almodóbar.
3.3 PONDERACIÓN Y CONTENIDO DE LA INFORMACIÓN
La política de cualquier ámbito constituye el contenido
principal del periódico. La defensa de los intereses generales
de La Palma junto con las disputas ideológicas con otros repre-sentantes
de la prensa palmera ocupan la opinión, la crónica
y las noticias breves. Las informaciones más destacadas hacen
referencia a las intervenciones en el Congreso del diputado
Fernández de Henestrosa y de su predecesor Bernar, y a los
distintos discursos de Sagasta y Cánovas. La información local
ocupa un lugar destacado en los artículos de opinión y en
las noticias breves, normalmente con un tono crítico por la
desidia de los representantes públicos ante las necesidades
de la isla. Son constantes las alusiones a otros periódicos de
Santa Cruz de La Palma como El dinamo y, en especial, El
154 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
adalid, por su ideología liberal fusionista. Abundan también
las referencias a Puerto Rico, Filipinas y, en especial, a Cuba.
Los pocos titulares encontrados son a una columna, formados
sólo por una palabra y carentes de sensacionalismo y del más
mínimo atractivo.
El género dominante es la opinión, que se vierte, por regla
general, en la segunda y tercera páginas. No obstante, los gé-neros
no aparecen claramente diferenciados, y la opinión y la
información se confunden en demasía como era habitual en la
prensa política de la época. La noticia directa suele aparecer en
formato de breve y con frecuencia como extractos de informa-ciones
de otros periódicos.
El noticiero (como El adalid) se subtitula periódico político y
de intereses generales, el subtitular más frecuente en la prensa
canaria en la segunda mitad del siglo XIX. Aproximadamente
al mes de su nacimiento, en la edición de 11 de septiembre de
1894, el periódico señala: «Nuestra misión [...] exponer y defender
nuestro programa político y recabar para esta isla todas aquellas
mejoras que consideramos necesarias a su prosperidad [...] mante-niéndonos
a la altura que corresponde a la dignidad de la prensa
y a la cultura de esta población».
Nace esta publicación en pleno gobierno del Partido Liberal
o fusionista, que integraba a progresistas y demócratas bajo la
jefatura de Sagasta. La línea editorial lo sitúa claramente en
la esfera del Partido Conservador; así, en su número de 20 de
septiembre de 1894, bajo el título ilustrativo «Cómo piensan los
conservadores», declara: «vinimos a la vida de la prensa política
con la representación de los ideales del partido en que por honra
nuestra, militamos [...]. Un cambio de política, la caída del poder
del Gobierno y del partido liberal, la subida del partido conservador
y todo esto cuanto antes y con toda urgencia».
La polémica con su colega liberal El adalid marcará gran parte
de los contenidos del periódico. El enfrentamiento dialéctico nos
deja muestras como la siguiente alusión al periódico de inspiración
fusionista, en su edición de 27 de septiembre de 1894, bajo el
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 155
título de «Granzones»: «es [El adalid] un titiritero con gregüescos
de payaso que baila la isa, haciendo obscenas piruetas, cobrando
por tan poco envidiable ofi cio, buenos duros, que salen de la caja
que suelen tocar con frecuencia los inspiradores del épico cantar
del fusionismo leonino». En otras ocasiones, lo descalifi ca con ex-presiones
como «periodicucho» o le resta credibilidad tachándolo
de «periódico fusioleonino».
También encontramos otras polémicas mantenidas con otros
periódicos de la época, como con El defensor de la patria de
Las Palmas, con motivo del incumplimiento de los apoyos
que habían pactado en la diputación provincial los liberales
palmeros con los conservadores tinerfeños frente a los repre-sentantes
grancanarios (en la edición de 11 de diciembre de
1894). Pero no todo son críticas a los colegas; en ocasiones
nos topamos con algunas alabanzas, como las que observamos
en el número correspondiente al 1 de septiembre de 1894,
en el que se elogia una campaña promovida por el periódico
democrático-liberal El dinamo.
El tema principal, empero, era la defensa de los personajes
políticos a los que representaba el periódico o con cuyo signo
político comulgaban, así como las mejoras logradas para la isla
por éstos, que eran presentadas a la población como triunfos
de su actividad política (en las carreteras o en el puerto de
Santa Cruz de La Palma, por ejemplo). Mientras, el retraso en
esas mismas obras era el argumento para criticar al político de
turno no afecto al Partido Conservador, en este caso el diputado
leonino Fernández de Henestrosa.
También son constantes las críticas a Sagasta, a los distintos
miembros de su gobierno y a las sucesivas crisis y cambios de
ministros. Para ello se sirve de sueltos extraídos de la prensa
conservadora de Madrid: «los errores, las desgracias y las torpezas
del gobierno del Sr. Sagasta» (el 20 de septiembre de 1894), o
«Por decoro nacional no debe seguir gobernando por no saber hacer
nada para remediar la situación creada en Puerto Rico y Filipinas».
En cambio, son bien distintas las referencias a Cánovas, al que
156 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
se alude normalmente como «el ilustre jefe del partido liberal-conservador
» o en términos parecidos.
A lo largo de 1895 comenzó a publicarse con mayor frecuencia
información sobre el movimiento revolucionario en Cuba, lo que
ponía de manifi esto el interés que esta información despertaba
en la isla, independientemente de las ideologías políticas. El Pleito
insular, por el contrario, no es tratado con excesiva profusión, evi-denciándose
que era un problema más centrado en las islas mayores.
Como elemento estructural de la política canaria, las referencias se
hacían con mayor distanciamiento o beligerancia en función de la
coyuntura. Sufi cientemente ilustrativo resulta el ejemplo siguiente,
en torno a los resultados de las elecciones provinciales (el 15 de
septiembre de 1894): «¿Quién será electo Presidente de la Diputación?
Esta es la cuestión batallona que hoy preocupa a políticos de Tenerife y
Canaria [...] a la antigua rivalidad que entre ambas existe, la prensa
de ambas islas dedica preferente atención»10.
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA
- BARRIOS CURBELO, María Bernarda. Diccionario biográfi co de
diputados canarios. Madrid: Congreso de los Diputados, 2006.
- BRITO GONZÁLEZ, OSWALDO. Historia contemporánea: Canarias,
1876-1931: la encrucijada internacional. La Laguna: Centro de
la Cultura Popular Canaria; Cabildo Insular de Tenerife, 1989.
- GARCÍA DE CORTÁZAR, Fernando. Biografía de España. Barcelona:
Mondadori, 2003.
- HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, María Rosa. «Prensa y poder: los perió-dicos
de La Palma en la dinámica política de la Restauración».
Revista de historia canaria, n. 181 (La Laguna, 1999).
10. Los ejemplares de El adalid y El noticiero fueron consultados en la
Hemeroteca de la Universidad de La Laguna. También se encuentran números
de estos periódicos en la hemeroteca de El Museo Canario de Las Palmas
de Gran Canaria, y especialmente en la hemeroteca de la Real Sociedad
Cosmológica de Santa Cruz de La Palma.
EL ADALID Y EL NOTICIERO: UN MODELO DE PERIODISMO POLÍTICO Y POLEMISTA... 157
- HISTORIA de España. Madrid: Club Internacional del Libro,
1990, v. VII.
- KINDER, H.; HILGEMANN, W. Atlas histórico mundial, de la Revo-lución
Francesa a nuestros días. Madrid: Istmo, 1982.
- LEÓN BARRETO, Luis. El Time y la prensa canaria en el siglo
XIX. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran
Canaria, 1990.
- MACÍAS MARTÍN, Francisco J. Prensa y política en La Palma
durante el siglo XIX. Tegueste: Baile del Sol, 2002.
- MILLARES CANTERO, Agustín. «Escaños de muy poco o Pog-gio
sobre todo: las elecciones de diputados a Cortes de la
Restauración en La Palma (1876-1923)». Revista de estudios
generales de la isla de La Palma, n. 2 (Santa Cruz de La
Palma, 2006).
- NOREÑA SALTO, María Teresa. Canarias: política y sociedad du-rante
la Restauración. Santa Cruz de Tenerife: Cabido Insular
de Tenerife, 1977.
- PAZ SÁNCHEZ, Manuel de. Los Amigos del País de La Palma:
siglos XVIII y XIX. Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2006.
- PAZ SÁNCHEZ, Manuel de. La ciudad: una historia ilustrada de
Santa Cruz de La Palma. Santa Cruz de La Palma: Ayunta-miento
de Santa Cruz de La Palma; La Laguna: Centro de
la Cultura Popular Canaria, 2003.
- RÉGULO PÉREZ, Juan. «Los periódicos de la isla de La Palma».
Revista de historia, n. 84 (La Laguna, 1948).
- RÉGULO PÉREZ, Juan. «El cronista de La Palma Juan Bautista
Lorenzo Rodríguez: época, vida y obra». En: LORENZO RODRÍ-
GUEZ, Juan B. Noticias para la historia de La Palma. La Lagu-na;
Santa Cruz de La Palma: Instituto de Estudios Canarios,
1987-2000, t. I.
- VARELA ORTEGA, José (dir.). El poder de la infl uencia: geografía
del caciquismo en España (1895-1923). Madrid: Marcial Pons;
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2001.
- VIZCAYA CÁRPENTER, Antonio. Tipografía canaria: descripción
bibliográfi ca de las obras editadas en las islas Canarias desde
158 J. J. RODRÍGUEZ-LEWIS y FÁTIMA LLARENA ASCANIO
la introducción de la imprenta hasta el año 1900. Santa Cruz
de Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1964.
- YANES MESA, Julio Antonio. Metodología de la historia de la
comunicación social en Canarias. Tegueste: Baile del Sol, 2005.
- YANES MESA, Julio Antonio. Historia del periodismo tinerfeño
(1758-1936). La Laguna; Las Palmas de Gran Canaria: Centro
de la Cultura Popular Canaria, 2003.