CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 431
GERMÁN GONZÁLEZ GONZÁLEZ (1940-2011)
La práctica de la enseñanza en un sentido integral (entendida
ésta dentro de una perspectiva humanística y no sólo en los terrenos
académico o lectivo) no es, ni mucho menos, nueva. La puesta en
marcha de experiencias de este tipo con unos recursos materiales casi
siempre limitados y en unas instalaciones estrechas, con frecuencia
insufi cientes, han hecho mucho más meritorias estas prácticas. Una
de estas iniciativas formativas de vanguardia que de vez en cuando
salpican el panorama educativo podría señalarse en Santa Cruz de La
Palma (Canarias). En esta línea cabría encuadrar muchas de las activi-dades
y, sobre todo, el espíritu (o, si queremos, el arrojo) con que se
entendió la educación en el desparecido Colegio Público Sector Sur
de la capital palmera, en cuyo seno se puso en funcionamiento un
ejercicio docente que trascendió el marco de las aulas o el temario
impuesto por las leyes, acomodándolo a unas miras y objetivos más
amplios. Desde la creación de este centro educativo en 1962 hasta
casi su desaparición en 2001, el más tarde denominado Colegio José
Pérez Andreu no sólo se preocupó de transmitir conocimientos a sus
alumnos; además, en un plano de similar relevancia, la vieja escuela
fomentó tanto el interés de sus discentes por cuantos aspectos de la
cultura, el medio o la ciencia se cruzaban en cada curso escolar, como
el de sus progenitores, interesándoles por los métodos más adecuados
que emplear con sus hijos.
Esbozado así este impreciso cuadro, conviene fi jar la atención en
su pintor. La personalidad de Germán González González, director
del expresado centro entre 1973 y 1984, surge de este modo como
el eje vertebrador sobre el que pivotaron todos aquellos esfuerzos.
Nacido en Santa Cruz de La Palma el 11 de abril de 1940, se graduó
en la Escuela Normal de Magisterio de La Laguna (1960). Una vez
concluidos sus estudios, regresa a La Palma y, a partir de 1960, impar-te
docencia en varias escuelas y colegios públicos de la isla. Además,
entre 1964 y 1971 colabora como profesor de Pedagogía y prácticas
de enseñanza en la recién inaugurada Academia Insular de Magisterio
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y Comercio que, dependiente de la Escuela Normal de La Laguna y
patrocinada por el Cabildo de La Palma, formó a un buen número
titulados superiores procedentes de toda la geografía palmera. Es en
estas fechas cuando González González se incorpora también a la
plantilla del Sector Sur; así entre los años 1970 y 1974 participa en el
Programa de Experimentación de la Ley General de Educación, en los
denominados cursos de ensayo de 5º, 6º, 7º y 8º de EGB, siendo éste
el único centro palmero que llevó a cabo dicho rodaje. A lo largo de
estos ensayos, González fue profesor de Lengua, Ciencias Sociales y
Música, y, dentro de esta fase de prueba, en 1971 dirigió el seminario
Área de Experiencia, incluido en unas jornadas acerca del nuevo plan
de estudios de la EGB orientado al claustro general de la comunidad
educativa insular.
Con este bagaje, en el curso académico 1973-1974 se hace cargo
de las riendas del Sector Sur. Desde el seno de este colegio estableció,
durante toda la década de los setenta, un conjunto de refl exiones y
exploraciones en el terreno del aprendizaje. De este modo, conviene
recodar que entre 1974 y 1977 Germán González organizó una serie
de amplios debates entre profesorado y padres de alumnos relativos
a la renovación e innovación pedagógica; entre las conclusiones de
los mismos se llegó a elaborar un calendario anual de trabajo para el
colegio en el que se convino la división de las dos etapas de la EGB en
tres ciclos formativos, fórmula ésta que, a partir de 1981, tomó carácter
ofi cial. De manera paralela, entre 1975 y 1976 redacta el proyecto
denominado Transformación práctica de un centro de enseñanza primaria
en un colegio de EGB, aplicado entre 1977 y 1985. Por último, desde
1979 y hasta 1981, fue designado miembro de una comisión para el
estudio de la problemática educativa de la isla de La Palma. Fruto
de esta intensa labor fue la relevante circunstancia de que el Colegio
Pérez Andreu recibiese en los cursos escolares 1983-1984, 1984-1985
y 1985-1986 el Premio Canarias para Centros Escolares, distinción
concedida por la Consejería de Educación del gobierno autonómico.
Y aún más, dentro del mundillo social, el peso de este trabajo en el
Sector Sur respaldó el galardón «Famoso-87», otorgado por el rotativo
Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife) y adjudicado al maestro
Germán González por su dedicación y entrega a la enseñanza.
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Al unísono de este conjunto de iniciativas y primeros reconocimien-tos,
González ejerce como director del Centro Insular de Educación
Permanente de Adultos (1977-1984) y concluye en la Universidad de
Valencia la licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación (1978).
La culminación de este último grado propició su ingreso en la plan-tilla
del Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia de La Palma «Valeriano Fernández Ferraz», donde fue tutor
de Historia de la Educación y de Introducción a las Ciencias de la
Educación desde su fundación en 1978 hasta el año 2000; asimismo,
ejerció como secretario de dicha delegación entre el expresado año de
1978 y 1984. Llama la atención que, tras cesar en este último cargo,
fuese designado miembro permanente del patronato rector de dicho
centro; todo ello en virtud de su celo para la puesta en marcha en la isla
de esta institución educativa. La sobrada preparación y predisposición
de D. Germán —y es que así fue como le conocimos siempre todos
sus alumnos— facilitaron que en estas mismas fechas se incorporase
como profesor de Pedagogía en el Centro Colaborador de la Escuela
de Puericultura de Santa Cruz de Tenerife, ubicado en el Hospital de
Nuestra Señora de las Nieves de La Palma (1981-1982) o que recayera
en su persona la tarea de coordinación de los cursos de los Círculos
de Estudios para el Intercambio y la Renovación Pedagógica (CEIRES)
para la aplicación de los nuevos programas de la EGB del Ministerio
de Educación y Ciencia (1981-1983).
En cierta manera, y por propia decisión de González, este ciclo es
culminado en 1984, fecha en la que abrió una nueva etapa profesional
al incorporase como inspector de educación de la comunidad autóno-ma
canaria. No obstante, aparte de su trabajo burocrático y de veedor
de la calidad docente en La Palma, el recordado profesor aprovechó
para fundar en este mismo año de 1984 el Colectivo y Asociación
Rayas, responsable, a su vez, de la constitución del museo, biblioteca
y archivo homónimo, uno de los pioneros en historia de la educación
de España. D. Germán fue su promotor, presidente y director desde
el indicado año de 1984 hasta su fallecimiento en Santa Cruz de La
Palma el 4 de marzo de 2011.
El propósito de crear este museo se gestó en el curso académico
1979-1980, en el que González había formulado una propuesta en
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esta dirección. Sin embargo, no fue hasta su llegada como inspector
educativo, en 1984, cuando esta idea se fraguó plenamente. Con este
fi n, movilizó a un amplio grupo de profesores de enseñanza primaria
para rescatar mobiliario y material didáctico ya en desuso; asimismo,
con objeto de consolidar el proyecto y para garantizar su base jurí-dica,
el colectivo quedó constituido como asociación cultural. En sus
comienzos, las colecciones rescatadas en escuelas diseminadas por
todo el ámbito palmero se depositaron en dos aulas suprimidas, una
parte en el colegio de Las Ledas (Breña Alta) y otra en el Princesa
Arecida (Villa de Mazo). Más tarde, con la edifi cación de un inmueble
destinado a Escuela de Idiomas y Centro de Profesorado en Santa
Cruz de La Palma, la asociación logró, por parte de la Consejería de
Educación del Gobierno de Canarias, la construcción, en la plata alta
del expresado edifi cio, de un espacio específi co para las series reunidas,
llegándose, incluso, a imitar en esta nueva sede la arquitectura de las
antiguas escuelas de la isla.
De modo paralelo a esta labor de conservación del patrimonio
educativo, el entusiasmo de González se plasmó en numerosas activi-dades,
todas ellas coordinadas, comisariadas o simplemente impulsadas
desde el regazo de Rayas. Las más signifi cativas de aquellas propuestas
fueron la organización de diferentes exposiciones temporales, unas
con el material escolar salvaguardado y abiertas en La Palma, Tenerife
y Lanzarote (1985, 1990, 1993, 1996 y 2000); y otras de temática
monográfi ca, como las circunscritas a El Quijote (1997 y 2005) o a
Federico García Lorca (1998). Además, la contagiosa ilusión de D.
Germán incluyó en las programaciones de Rayas varios homenajes a
los docentes de primaria de La Palma jubilados (1985, 1990 y 2000),
conferencias, presentaciones, mesas redondas, jornadas, celebraciones
del Día del Maestro, conmemoración del II centenario de la creación
de la primera escuela pública en La Palma (1794) y la colocación de
un monumento en forma de banco escolar en el lugar donde se forjó
dicho establecimiento, así como varios intercambios educativos.
Este notable esfuerzo físico e intelectual era lógico que se conju-gara
en varias publicaciones. Quizás la más representativa haya sido la
edición de una revista de divulgación, titulada Rayas, que sólo vio un
número y que sirvió de cauce para exteriorizar los magnífi cos resultados
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del trabajo de la asociación. Entre estos asientos bibliográfi cos, basten
señalar las esporádicas colaboraciones de González en publicaciones
especializadas, como Zoras: revista del Centro Asociado de la UNED en La
Palma, Tagasaste: revista del CEP de la isla de La Palma, Boletín Millares
Carlo o Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio documental; y
en la prensa regional con artículos y entradas de opinión y divulgación
(Diario de avisos y El día). Si bien es cierto que fue en el terreno de
la literatura científi ca donde González se prodigó con menor asiduidad,
también es verdad que su producción bibliográfi ca no es ni mucho
menos corta. Cabría rememorar un juicio que el propio D. Germán
refería con frecuencia de sí mismo: «Me considero más una persona de
acción que de refl exión. Más ocupado en poner en marcha y consolidar
iniciativas, que de centrarme en las pacientes labores de compilación y
redacción que todo ensayo de investigación requiere».
No obstante, aparte de las entradas ya enumeradas cabría subrayar su
participación activa con varias comunicaciones en diferentes congresos
nacionales de pedagogía e inspección educativa, o la edición de algunas
de las monografías de los más célebres docentes del pasado palmero.
Así, es preciso reseñar su promoción en la reedición de Aritmética de
niños: arreglada para el uso de las escuelas (1849), de Blas Carrillo
(reimpresa en 2003), y de La isla de San Miguel de La Palma: su pa-sado,
su presente y su porvenir (1898) y Nociones de geografía universal
y geografía particular de la isla de San Miguel de La Palma (1984), de
Pedro J. de las Casas (reeditadas respectivamente en 2004 y 2006).
Estos tres nombrados libros contaron con la dedicación de D. Germán,
quien se ocupó no sólo de su cuidado, sino también de los obligados
preliminares (prólogos, introducciones, ilustraciones o coordinación de
otros colaboradores). A su muerte dejó en borrador dos monografías:
De la enseñanza conventual a la primera escuela pública municipal de
niños y niñas de La Palma e Historia de los primeros establecimientos
de enseñanza en Canarias. Otros trabajos suyos, publicados en libros,
folletos y periódicos, se centraron en aspectos relativos a la cultura
popular, en especial las tradicionales rondallas Lo Divino que todavía
hoy pueblan la Navidad de Santa Cruz de La Palma.
No menos relevantes fueron sus incursiones en el terreno social.
Así, Germán González fue el principal impulsor de una nueva etapa
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en la historia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de
La Palma, sin funcionamiento desde 1966. Su afán consistía en que,
reconstituida esta ilustre corporación, pasase enseguida a nuevas manos.
Y es que entre las cualidades de González se encontraba una hones-tidad
capaz de primar el interés general sobre el particular. Además,
consciente de las debilidades intrínsecas tanto de la Económica como
de Rayas, pretendió aunar ambas entidades como una sólida institución
local, sirviendo así la confl uencia de ambas como un foro de debate y
como un singular espacio museístico. Es decir, González entendía que,
convenientemente instalada en un lugar apropiado, la Real Sociedad
Económica de Amigos del País se erigiera en sede y regente del Museo,
Archivo y Biblioteca Rayas a la vez que en un centro cívico abierto
a la sociedad. Lamentablemente, por razones ajenas a su pericia, no
logró culminar esta iniciativa. Por último, entre otras facetas, deben
enumerarse: su participación como cofundador de la agrupación Viejos
Villanciqueros, denominada desde 1996 Renacer, o su afi ción por la
bibliofi lia, por la que fue capaz de aglutinar una envidiable colección
de Quijotes y compilar un estimable conjunto documental en torno a
las ciencias de la educación en La Palma.
Alcanzado este punto, no cabe duda de que la dilatada trayectoria
de D. Germán debía ser reconocida. Quien primero lo entendió así
fue el Gobierno de Canarias al dispensarle en 2001 el premio Viera y
Clavijo. El gobierno estatal, por su parte, distinguió en 2008 su fruc-tífera
labor con la concesión de la Encomienda y Medalla de Alfonso
X El Sabio. Sin embargo, como el propio González sabía muy bien, el
mejor premio era el que diariamente le ofrecían sus alumnos, autén-ticos
garantes y herederos de su labor, por cuyas obras se ha logrado
poner en valor en muy alto grado su ejemplo. Antes de su muerte, el
itinerario profesional del «antiguo director» fue glosado por el político
Asier Antona Gómez, por el ensayista José Amaro Carrillo y por el
cronista ofi cial de La Palma Jaime Pérez García, que incluyó una en-trada
con su nombre en la edición de 2009 de sus Fastos biográfi cos de
La Palma; tras su desaparición, el poeta y novelista Anelio Rodríguez
Concepción y la compañera en tareas docentes Nelsa González Cabrera
dejaron testimonio de su trayectoria, sólida, profunda y con porvenir.
Ahora, al rememorar al maestro, sólo resta mostrar nuestra gratitud a
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D. Germán por su legado. Y, como ocurre con sus admirados Manuel
Díaz (1774-1863) y Blas Carrillo Batista (1822-1888), su magisterio
puede felizmente resumirse en una sola obra, que no es otra que la
que enuncia la acepción más clásica del término, la de educador.
MANUEL POGGIO CAPOTE