AVANCE DE LA GUÍA-INVENTARIO
DE FONDOS Y COLECCIONES
FOTOGRÁFICAS DE CANARIAS
CARMELO VEGA DE LA ROSA*
Fecha de recepción: 18 de octubre de 2011
Fecha de aceptación: 2 de febrero de 2012
Resumen: Con el objetivo de activar en Canarias un recurso de informa-ción
general sobre el estado de nuestro patrimonio fotográfico, en 2008 se puso
en marcha un proyecto destinado a la confección de un mapa de colecciones
y fondos fotográficos del archipiélago. Esta guía-inventario permitirá evaluar la
verdadera magnitud de nuestro patrimonio fotográfico, fomentando la articu-lación
de políticas coordinadas de protección de estos materiales, además de
favorecer y facilitar futuras intervenciones en esos fondos y colecciones.
Palabras claves: Patrimonio fotográfico; Canarias.
Keywords: In order to activate a general information resource about our
photographic heritage, it began in 2008 a project to make a map of photographic
collections. This guide-inventory will allow evaluating the real magnitude of our
photographic heritage, promoting the preparation of coordinate policies to protect
these materials, as well as facilitating future interventions on these collections.
Keywords: Photographic heritage; Canary.
CONSTRUIR LA HISTORIA DE LA FOTOGRAFÍA
La historiografía española dedicada a los estudios de nuestra
historia de la fotografía presenta dos características esenciales que
la distinguen de propuestas y trabajos similares en otros países
Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 7 (2011), pp. 41-50.
* Profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universi-dad
de La Laguna.
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de nuestro entorno. Una de ellas sería el notable retraso con el
que aparecieron estos estudios, ya que hasta principios de los
80 —es decir, hace ahora exactamente treinta años— no se
publicaron las primeras aportaciones históricas sobre fotografía
española. La otra particularidad, que ha terminado identificán-dose
como el eje de un modelo diferenciado de análisis, ha sido
el notable desarrollo de las historias locales de la fotografía en
España que han tomado el ámbito provincial o regional como
marco geográfico de investigación.
Lo curioso del caso es que esas primeras propuestas se hicieron
partiendo de un conocimiento bastante limitado de los mate-riales
fotográficos objetos de estudio, dada la inexistencia de
centros de documentación especializados, la escasa información
sobre fondos y colecciones, el difícil acceso a los archivos de
fotografía o la ausencia de catálogos rigurosos de fondos foto-gráficos.
Más paradójico aún resulta el hecho de que una vez cons-truidas
estas historias de la fotografía, hayamos sido conscien-tes
de la necesidad de volver empezar a hacer las cosas de otra
manera, es decir a saber, determinar y documentar los límites
exactos y el valor ponderado y contrastado del patrimonio fo-tográfico
español. Es cierto que por el camino hemos asistido a
la pérdida irreparable de numerosos fondos y colecciones de
fotografía, pero también lo es el hecho de que cada vez esta-mos
más concienciados, social y culturalmente, sobre la obliga-ción
de conservar el legado fotográfico, tanto antiguo como re-ciente,
que ha llegado hasta nosotros.
En esta línea, en los últimos años han aparecido en el Esta-do
español algunos proyectos de inventario de fondos fotográ-ficos
que nos permiten indagar en su contenido, volumen y si-tuación,
así como rastrear el trabajo de innumerables fotógra-fos,
muchos de ellos no referenciados. En este apartado habría
que citar, por su carácter pionero, el libro 150 años de fotogra-fía
en la Biblioteca Nacional: guía-inventario de los fondos fotográficos
de la Biblioteca Nacional, de Gerardo Kurtz e Isabel Ortega,
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publicado en Madrid en 19891, al que siguieron otros como el
Llibre blanc del patrimoni fotogràfic a Catalunya, edición a car-go
de Cristina Zelich, en 19962, o la Guia d’arxius, col·leccions
y fons fotogràfics i cinematogràfics de les Balears, 1840-1967, di-rigida
por Catalina Aguiló y Maria-Josep Mulet y publicada en
20043. Igualmente, debemos mencionar las numerosas publica-ciones
del Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz (desde 1994), en
torno a sus colecciones fotográficas, o la edición en 1999 de
Girona: guia de fons en imatge, dirigida por Joan Boadas i Raset
y Lluis-Esteve Serra4, como ejemplos de aproximación a los fondos
fotográficos en la órbita de la actividad municipal.
EL CASO DE CANARIAS
En las últimas décadas hemos asistido en Canarias a un ex-traordinario
auge de actividades relacionadas con la recuperación,
la investigación histórica y la divulgación de las imágenes foto-gráficas.
La publicación de numerosos trabajos sobre la historia de la
fotografía en Canarias y la presentación de exposiciones
monográficas sobre la obra de algunos pioneros de la fotografía
han propiciado una creciente sensibilidad sobre los valores so-ciales,
culturales, documentales y artísticos de este tipo de imá-genes.
Sin embargo, esta renovación de las formas de ver y de pen-sar
las imágenes fotográficas como parte de nuestro patrimonio
histórico tropieza aún con una serie de limitaciones de carácter
coyuntural que, de no mejorarse, podrían llegar a afectar a la
preservación de nuestro legado fotográfico.
1. Madrid: Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y Biblio-tecas;
Ediciones El Viso.
2. Barcelona: Generalitat de Catalunya, Departament de Cultura.
3. Baleares: Universitat de les Illes Balears; Sa Nostra Caixa de Balears.
4. Girona: Ajuntament de Girona, Centre de Recerca i Difusió de la Imatge.
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En este sentido, convendría reseñar dos importantes lagunas
en este sector: por un lado, la falta de una legislación adecuada
que sirva de marco para la protección real de estos materiales
gráficos, ampliando el concepto obsoleto y restringido que se
propone tanto en la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias
(título III, capítulo II, artículo 73), como en el borrador de la
nueva Ley de Patrimonio Cultural de Canarias.
Por otro lado, la carencia de un organismo especializado de
carácter público y dimensión regional (Fototeca de Canarias),
capaz de potenciar una política coordinada y sistemática de
localización, recuperación, catalogación, conservación y seguimien-to
de materiales fotográficos existentes en el conjunto de las islas.
Este vacío de infraestructuras se ha visto compensado, no obs-tante,
con la creación de algunos centros (por ejemplo, el Cen-tro
de Fotografía «Isla de Tenerife», en Santa Cruz de Tenerife),
de fondos específicos (el Fondo de Fotografía Histórica de la
FEDAC, en Las Palmas de Gran Canaria), de proyectos de reco-pilación
digital de fotografías como Memoria Digital de Cana-rias
(Biblioteca Universitaria de Las Palmas de Gran Canaria) o
Memoria Digital de Lanzarote (Centro de Datos del Cabildo de
Lanzarote), y de otros archivos de menor magnitud y con un
ámbito de actuación más restringido.
UN PROYECTO DE GUÍA-INVENTARIO
Conscientes de la urgencia de activar en Canarias un recur-so
de información general sobre el estado de nuestro patrimo-nio
fotográfico, redactamos en el año 2008 un proyecto titula-do
Guía-inventario de fondos y colecciones fotográficas de Cana-rias,
con el apoyo del Departamento de Historia del Arte de la
Universidad de La Laguna y la Fundación Empresa-Universidad
de La Laguna. El proyecto fue financiado íntegramente por la
Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, a través del
programa Septenio. La duración del proyecto se ha estipulado
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en cuatro años (2009-2012), teniendo un ámbito de acción re-gional
que se completará con información de fondos y materia-les
sobre fotografía en Canarias existentes en la península y en
el extranjero. En su redacción final, la guía incluirá datos y re-ferencias
no sólo de fondos y colecciones de carácter público
(archivos históricos provinciales, archivos municipales, archivos
de organismos insulares, etc.), sino también de colecciones o fondos
de instituciones privadas.
Los objetivos centrales del proyecto de guía-inventario se
resumen en tres puntos:
1) Localizar, estudiar y clasificar el conjunto de estos fondos
y colecciones fotográficas vinculados con las islas Cana-rias.
2) Conocer con certeza, mediante la redacción de fichas de
contenido —hasta el nivel de serie—, qué es lo que hay
en estos fondos y colecciones de fotografía, dónde están
ubicados y en qué condiciones se encuentran los materiales
conservados.
3) Elaborar una guía —tanto en soporte papel como
informático (base de datos)—, de archivos, fondos y co-lecciones,
que garantice el acceso público y gratuito a toda
la información posible y disponible sobre los mismos.
A partir de estos tres objetivos básicos, entendemos que la
guía-inventario nos permitirá crear un censo o un mapa aproxi-mado
de fondos y colecciones, pero también evaluar la verda-dera
magnitud de nuestro patrimonio fotográfico, fomentando
la articulación de políticas coordinadas de protección de estos
materiales, además de favorecer y facilitar futuras intervencio-nes
en esos fondos y colecciones.
El trabajo de inventario se inicia con la localización de los fondos
y colecciones disponibles. Una vez analizados los contenidos ge-nerales,
se procede a la realización de una ficha descriptiva de las
características formales e iconográficas de las imágenes o de los
materiales fotográficos, incluyendo, entre otros, datos sobre ubi-
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cación (nombre de la entidad o de la colección, persona respon-sable,
dirección, teléfonos de contacto); origen y fecha de las
colecciones; estado de conservación y catalogación de las mismas;
tipologías, técnicas, soportes y cantidad de materiales conserva-dos;
descriptores geográficos; y autores de las fotografías.
En esas fichas no sólo se incorpora información del conjun-to
de las imágenes fotográficas existentes sino también datos sobre
publicaciones (libros y revistas relacionadas con la fotografía),
álbumes, postales, cámaras e instrumentos diversos de laborato-rio,
publicidad de los estudios, etc.
Para la difusión del proyecto contamos desde un primer
momento con una página web (http://www.inventariofc.com),
que nos sirve de carta de presentación de nuestro trabajo y de
repositorio de propuestas tangenciales al propio proyecto, orga-nizadas
en apartados como Biblioteca (con numerosos artículos
y entrevistas sobre temas generales vinculados a Archivos; Guías,
inventarios; La experiencia del coleccionista; Fondos y colecciones
fotográficas; y Exposiciones); Álbum (con una selección de imá-genes
sobre espacios de archivo, contenedores y contenidos fo-tográficos),
o Archivo imaginario, proyecto paralelo, aún en cur-so,
sobre el archivo como concepto y las experiencias de archi-vo
más significativas en el ámbito de la fotografía canaria (de
cuyas conclusiones deberá nutrirse, a su vez, un proyecto de
exposición que se presentará bajo el título homónimo de Archivo
imaginario).
Además, entre las actividades paralelas debemos citar también
la celebración de un ciclo de conferencias que, bajo el título de
Archivar la mirada, pretendía ofrecer con carácter anual una serie
de reflexiones complementarias de distinto signo, de profesio-nales
vinculados al patrimonio fotográfico, al archivo o al
coleccionismo en sus distintas variedades. Sin embargo, las cir-cunstancias
económicas adversas sólo nos han permitido llevar
a cabo, durante el año 2010, dos de las conferencias del ciclo
programado y previsto hasta 2012. Esas conferencias fueron
impartidas por Lee Fontanella («Memorias de un setentón:
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andanzas por la fotografía antigua en España», Espacio Canarias,
Madrid, 15 de septiembre de 2010) y Asunción Domeño Martínez
de Morentin («Fondo Fotográfico Universidad de Navarra: una
aproximación a las competencias de gestión, acceso y puesta en
valor de sus colecciones fotográficas», Facultad de Geografía e
Historia, Universidad de La Laguna, 3 de noviembre de 2010).
En las distintas fases del proyecto realizadas hasta la fecha
hemos trabajado en el inventario de los fondos y colecciones
fotográficas de las islas de La Palma, La Gomera, El Hierro,
Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. Hasta el momento —octu-bre
de 2011—, hemos recogido y procesado información en un
total de 103 centros o colecciones, con un volumen total de
material inventariado de 827.323 fotografías. Hasta final de este
año 2011 continuaremos nuestra labor en Gran Canaria, Lanzarote
y Fuerteventura, dedicando 2012 a completar y actualizar la
información de los fondos en las islas y a hacer un seguimiento
de fotografías sobre Canarias en archivos peninsulares.
ÚLTIMAS FOTOGRAFÍAS
Este proceso paulatino de trabajo nos ha enfrentado a dos
problemas concretos que nos han obligado a modificar algunos
planteamientos iniciales del proyecto. Uno de ellos tiene que ver
con el límite cronológico de los materiales incorporados al in-ventario.
Frente al uso de una fecha tope final (usada, por ejemplo,
en la ya citada Guia d’arxius, col·leccions y fons fotogràfics i
cinematogràfics de les Balears), optamos por incorporar los da-tos
de un volumen considerable de fotografías que encontramos
depositadas sobre todo en los archivos municipales —a veces en
álbumes con identificación de los eventos fotografiados y otras
veces en los propios sobres de los laboratorios fotográficos, sin
referencias alguna a los actos registrados en ellas— y que res-ponden
a un mismo patrón: copias modernas en color, fecha-das
entre finales de los años 70 y finales de los 90, en formato
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comercial estándar (10 × 15 cm), reveladas y copiadas de ma-nera
industrial, de escaso valor estético y formal, con un insig-nificante
sentido documental, y realizadas en ocasiones por fo-tógrafos
profesionales y otras veces por el personal más o me-nos
habilidoso con una cámara adscrito a las distintas concejalías
o centros municipales.
Sin embargo, esas fotografías que hoy nos pueden resultar
insulsas y que en apariencia no aportan nada por su relativa
inmediatez (actos oficiales, presentaciones, inauguraciones, acti-vidades
deportivas, lúdicas o culturales, fiestas, etc.) constituyen
un documento importante sobre la vida municipal en la demo-cracia
y reflejan un uso de la fotografía como registro de la
actividad pública.
Pero además, esas fotos —aún siendo de una calidad pésima—
constituyen, en el contexto histórico de la imagen fotográfica,
uno de los últimos ejemplos de la fotografía en soporte papel a
partir de negativos, antes de ser desplazada, en este mismo con-texto,
por las modernas cámaras digitales. Dentro de cincuenta
años, estas fotografías por las que hoy no mostramos interés alguno
(demasiado próximas, demasiado simples), tendrán para nosotros
y para las generaciones futuras el mismo valor, el mismo senti-do,
y el mismo encanto (ése que da el paso del tiempo y la
distancia con las cosas y con las personas) que ahora descubri-mos
en las fotografías de los años cincuenta. Incluir en nuestro
inventario esta clase de fotografías es hacer una apuesta hacia
el futuro, dejando constancia en estos momentos de conjuntos
significativos de fotografías que serán valoradas, en las próximas
décadas, como documentos de la vida pública de finales del si-glo
XX.
IMÁGENES DIGITALES
El segundo problema al que nos hemos enfrentado está rela-cionado
con el anterior, o, mejor dicho, constata ese desplaza-
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miento de la fotografía sobre papel en numerosas instituciones
públicas y privadas a favor de la fotografía digital. Lo digital es
un nuevo soporte y como tal debemos entenderlo. La aparición
de las tecnologías digitales ha permitido nuevas e interesantes
experiencias de recuperación —¿o habría que decir de reproduc-ción?—
de las imágenes fotográficas mediante proyectos de
digitalización.
Sin embargo, en algunos contextos de archivo, el uso de la
imagen digital resulta problemática ya que no se han aplicado
protocolos fiables (obviando, por ejemplo, algo tan simple como
el registro de datos de las fotografías «originales» que se digitalizan).
En la subversión del lenguaje analógico, lo digital desplaza el
significado tradicional de los conceptos: si antes hablábamos de
archivos de imágenes ahora hablamos de imágenes como archi-vos
depositados en carpetas ubicadas en ese espacio intangible
de los ordenadores o de la red. Se llame como se llame a las
cosas, para ser útil el archivo necesita un orden, una estructura,
un plano. Y nuestra experiencia al intentar inventariar miles de
imágenes digitales sin orden ni concierto, al intentar procesar el
sentido de miles de archivos sin nombre ni datos (imágenes mudas,
desligadas de un «original» con nombre y con datos) para con-figurarse
como otro original distinto —como si viviera una vida
aparte—, nos dice que aún queda mucho camino por recorrer
en este territorio digital. Por eso, sólo hemos incorporado a nuestro
inventario aquellas propuestas digitales que parten de una au-téntica
lógica de archivo, donde la fotografía reproducida se inserta
en un discurso previo de registro, en un sistema de reubicación
gráfica donde no sólo importa la imagen sino lo que la imagen
importa.
Nos contaron que una persona digitalizó una serie de foto-grafías
de paisaje del siglo XIX que tenía en su casa guardadas
en unas carpetas de cartón. Cuando las hubo escaneado, rom-pió
las fotos originales: convertidas en archivos digitales, esas
imágenes no ocupaban ya un molesto lugar físico y su contem-plación
en la pantalla del ordenador, tan brillantes y tan bru-
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talmente digitales —es decir, tan irreales—, debió de causarle a
nuestro protagonista una satisfacción muy intensa.
Y en otra isla tomamos los datos de miles de imágenes digitales
que los coleccionistas y los responsables de las instituciones nos
mostraban con entusiasmo, hasta que descubrimos que todas
aquellas fotos eran las mismas fotos, que todos, sin saberlo, te-nían
—compartían— las mismas imágenes, los mismos archivos.
Cuando preguntamos por las fotos «originales» nadie supo de-cirnos
dónde estaban y nadie sabía con exactitud de quién pro-venían
estas reproducciones digitales.
Fascinados y entretenidos con la imagen escaneada de las
fotografías, corremos el riesgo de perder para siempre eso que
un día llamamos fotografía.