CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 293
LA LAGUNA Y SU PATRIMONIO:
LA CASA DE OSSUNA
1. EL LEGADO
El coleccionista y bibliófilo Manuel de Ossuna dejó establecido en su
testamento (1950) un legado a la ciudad de La Laguna consistente en
su vivienda y cuanto hubiera en su interior para que, tras su muerte, se
abriera al público como archivo, biblioteca y museo.
En 1959, un año después de su fallecimiento, se inaugura la Casa Museo
de Ossuna, que después fue utilizada como sede del Instituto de Estu-dios
Canarios. Tiempo más tarde el edificio es cerrado para proceder a
su restauración, la cual no se lleva a cabo durante varios años en los que
el inmueble sufre graves deterioros. Finalmente, en agosto de 2010 co-mienzan
las obras de restauración, que concluyen en marzo de 2011 con
la adaptación de la vivienda a su fin museístico y de nuevo como sede
del Instituto de Estudios Canarios.
La Casa Ossuna responde al esquema de las llamadas «casas graneros»,
viviendas de tres plantas con balcón corrido en la última, que era la
destinada a granero, de gran arraigo en la ciudad principalmente durante
el siglo XVII. Buenos ejemplos son la casa Bigot (Herradores 60), posi-blemente
la pionera en seguir este modelo; la casa Olivera (San Agustín
73); o la fachada trasera de la casa Casabuena (Herradores 102).
En el caso de la vivienda que nos ocupa, se trata de un edificio de
planta rectangular casi en su totalidad, con la excepción de los patios trasero
y lateral.
Exteriormente responde al esquema ya citado; se trata de una facha-da
de mampostería en la que predomina la simetría en sus huecos, salvo
en el caso de la puerta principal, tachonada, que queda descentrada y en
la que los clavos se utilizan como decoración no sólo en las hojas de la
puerta sino también en su marco1. Casi a su mismo nivel hay que citar
1. MARTÍN RODRÍGUEZ, Fernando Gabriel. Arquitectura doméstica cana-ria.
2ª ed. Santa Cruz de Tenerife. Editorial Interinsular Canaria; Aula de Cultura
del Cabildo Insular de Tenerife, 1978, pp. 224-225.
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la presencia de tres ventanas enrejadas, situadas debajo de las ventanas
del primer piso, que se corresponden con el entresuelo, por lo que vista
desde el exterior da la impresión de ser una vivienda de cuatro plantas.
Se trata de una nota diferenciadora respecto de la estructura tradicional
de las «casas graneros» y también de gran parte del resto de viviendas
similares, ya que en ellas las ventanas de los entresuelos suelen dar úni-camente
a los patios interiores2.
Fachada del Instituto de Estudios Canarios, antigua
Casa Museo de Ossuna
2. SORIANO Y BENÍTEZ DE LUGO, Alfonso. Casas y familias laguneras: los
linajes y palacios de Nava-Grimón y Salazar de Frías. La Laguna: Ayuntamiento
de San Cristóbal de La Laguna. Concejalía de Cultura; Obra Social y Cul-tural
CajaCanarias, 2007, p. 110.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 295
Siguiendo con su fachada, en la primera planta encontramos cuatro
ventanas de guillotina con antepechos labrados, y en la segunda un lar-go
y estrecho balcón de madera con siete cuerpos, cerrado hasta su ba-randa
y con ocho pies derechos que soportan la cubierta de tejas; ocupa
todo el frente y se corresponde con el espacio utilizado como granero.
Respecto al resto de la fachada sólo merece reseñar la cantería vista
de las esquinas, que también constituye un elemento propio de este tipo
de arquitectura.
En cuanto al interior del inmueble, su distribución también es la tí-pica
de las casas de la época: planta baja destinada a dependencias de
servicio, planta primera utilizada como vivienda, y segunda planta ocu-pada
por el granero. Más concretamente, en la planta baja encontramos
un zaguán de entrada que lleva al patio principal, con suelo de losas de
piedra chasnera y en el que se encuentra un pozo de base cuadrada. Hacia
este patio están orientadas las dependencias de este piso, y en él se si-túan
los pies derechos que soportan la galería correspondiente al cuerpo
del inmueble que da a la fachada, mientras que las del resto de lados están
en voladizo3. No obstante, hay galerías en tres de los cuatro lados del patio,
y el situado en la parte derecha carece de ellas.
La casa cuenta con otros dos patios además de este principal: al fon-do
de la vivienda se encuentra el patio trasero o traspatio, al que se ac-cede
por un muro con almenas y que en su origen era utilizado como
huerta; además en la primera planta hay una galería orientada a este patio.
En el lado izquierdo del edificio está el patio lateral, en el que destaca
un horno tradicional.
En la parte trasera del inmueble están situadas las antiguas cuadras,
apuntaladas con tres pies derechos. Asimismo cuentan con un dornajo de
considerables dimensiones y que por sus características se identifica como
de servicio para caballerías. El pavimento combina el empedrado rústico
con una zona de paso, de losetas regulares de piedra basáltica4.
3. CONCEJALÍA DELEGADA DE TURISMO Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO
HISTÓRICO. Casa Ossuna. La Laguna: Ayuntamiento de San Cristóbal de La
Laguna, 2006, pp. 5-6.
4. BEAUTELL GARCÍA, Alejandro. «Rehabilitación de la Casa Ossuna».
REDAC: Revista digital de arquitectos de Canarias, nº 6 (Junio 2011).
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Existe un pequeño semisótano utilizado como almacén al que solía
llamarse «carboneras». Tiene una pequeña ventana hacia la fachada del
inmueble, en su extremo inferior derecho, bajo una de las ventanas del
entresuelo.
Volviendo a la zona de entrada, la escalera principal es de dos cuer-pos,
el primero realizado en piedra y el segundo en madera. En el des-canso
entre ambos cuerpos se encuentra la entrada al entresuelo, habita-ción
utilizada como gabinete o despacho, y cuyas ventanas son las que
dan a la fachada la apariencia de cuatro plantas.
En la misma galería donde termina la escalera, y situada tras su hue-co,
se encuentra otra escalera también de dos cuerpos pero esta vez ambos
están realizados en madera y menos trabajados, ya que en este caso se
trata de la escalera que lleva al granero y su uso es más funcional que
decorativo.
El primer piso, planta principal, era la vivienda propiamente dicha,
destacando el salón, la habitación de mayores dimensiones del inmueble,
ya que ocupa casi toda la superficie de la fachada. Se accede a él por
una puerta de doble hoja, con cuarterones y tachonada, cuyo marco está
labrado casi en su totalidad. Posee una techumbre plana con arrocabes
decorados (elementos de remate que permiten la transición de la pared
a la techumbre), tres ventanas con asientos, y además cuenta con la par-ticularidad
de cuatro columnas, dos adosadas a las paredes y dos exen-tas,
simulando los modelos clásicos y que servían para delimitar un es-pacio
que estuvo destinado a actuaciones teatrales5.
El resto de estancias de esta planta está distribuido en torno a las galerías
del patio, principalmente ocupadas por dormitorios, despachos o salas de
estar, y ya al fondo de este piso se situaban el comedor y la cocina, en
la que destaca la chimenea, dos hornos tradicionales y un lebrillo fijado
a la pared.
Por último, la segunda planta del inmueble carece de elementos
destacables, ya que está concebida en función de su uso como granero.
Este segundo piso cuenta con el ya citado balcón corrido a lo largo de
5. CONCEJALÍA DELEGADA DE TURISMO Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO
HISTÓRICO. Op. cit., p. 6.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 297
la fachada, así como con una galería hacia el patio principal pero que sólo
se corresponde con la parte del edificio orientada hacia la fachada, ya que
la estructura del resto de la vivienda es de planta baja y primer piso.
2. HABITANTES ILUSTRES
La casa fue mandada edificar en la segunda mitad del siglo XVII por
Juan Manuel Delgado, destacado comerciante que llegó a ser miembro
de las milicias provinciales y mantuvo estrechas relaciones con varias iglesias
y conventos de la isla. No tuvo descendencia, y a su muerte (1706) legó
su casa a la familia Róo, establecida en La Laguna y originaria de Amberes,
que también se dedicaba al comercio.
Tras varias generaciones, el inmueble fue heredado por Mónica de Róo
y Álvarez del Real, quien en 1775 contrae matrimonio con Lorenzo de
Montemayor y Vera (1740-1813), abogado de los Reales Consejos, sín-dico
personero general de Tenerife y administrador de las Reales Tercias
de la Hacienda. Fue también asesor del Real Consulado Marítimo y Te-rrestre
de Canarias y uno de los fundadores de la Real Sociedad Econó-mica
de Amigos del País de Tenerife, además de su director; asimismo,
representó a la ciudad de La Laguna en la asamblea celebrada el 11 de
octubre de 1808 para la creación de la Junta Suprema de Canarias.
Con Lorenzo de Montemayor se inicia una sucesión de habitantes del
inmueble que constituyeron figuras relevantes en las sociedades de sus
respectivas épocas y que se destacaron por su vocación de servicio y afán
de progreso para las islas en general y especialmente para La Laguna,
culminada con Manuel de Ossuna en la segunda mitad el siglo XX.
Del matrimonio entre Lorenzo de Montemayor y Mónica de Róo
heredó el inmueble uno de sus hijos, Lorenzo de Montemayor y Róo (1779-
1850), regidor del Cabildo de La Laguna, secretario del Real Consulado
Marítimo y Terrestre de Canarias, y síndico personero general de Tenerife.
Merece la pena reseñar una anécdota que sirve como muestra de la
entrega y la defensa de la ciudad de La Laguna por Lorenzo de
Montemayor. En 1819, al trasladarse violentamente el Real Consulado de
Canarias desde su residencia de La Laguna a Santa Cruz de Tenerife, el
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comandante general trató de impedir que embarcase el secretario don
Lorenzo de Montemayor a la península como representante de aquel
importante organismo; pero don Lorenzo burló la vigilancia y logró pa-sar
por la noche al Puerto de la Cruz, desde donde tomó un navío in-glés
que le llevó a Londres. Seguidamente se dirigió a Madrid, y en esta
capital, con el auxilio del arzobispo Bencomo, natural de La Laguna, obtuvo
la Real Orden de restitución del Consulado a esta ciudad6.
Contrajo matrimonio (1805) con Tomasa Key y Muñoz, y de sus hi-jos
heredó el inmueble el mayor, Lorenzo de Montemayor y Key (1805-
1876), alcalde de La Laguna, profesor de la antigua Universidad de San
Fernando, diputado provincial, miembro de la primera Asamblea de la
Restauración en 1875 y académico honorario de la Academia de Bellas
Artes en Canarias. Había casado en 1859 con María del Carmen van den
Heede y Mesa, viuda y con hijos de un primer enlace, a los cuales Lo-renzo
de Montemayor nombró herederos de la vivienda ante la ausencia
de hijos en su matrimonio.
Su esposa María del Carmen van den Heede había casado en prime-ras
nupcias (1836) con Manuel de Ossuna y Saviñón (1809-1846), di-putado
en las Cortes del Reino (1842), presidente de la Junta Central
de la Provincia (1843), director del Jardín Botánico de La Orotava, miembro
de diversas academias y sociedades científicas y literarias, como las Rea-les
Academias de Ciencias Naturales de Madrid o Barcelona, y autor de
varios estudios entre los que cabe citar Viaje al pico de Tenerife, o Catá-logo
de las plantas más curiosas que nacen en la isla de Tenerife7. Asimis-mo,
fue el primer naturalista en llevar a cabo la clasificación científica
de los insectos de la isla.
Tras la muerte de Lorenzo de Montemayor y Key pasó a residir en la
vivienda Manuel de Ossuna y van den Heede (1845-1921), licenciado en
Derecho y en Filosofía y Letras, profesor de Historia en el Instituto Pro-
6. PERAZA DE AYALA, José. «Montemayor». En: Nobiliario de Canarias.
La Laguna: J. Régulo, 1959, v. III, p. 439. Apud: IDEM. El régimen comercial
de Canarias con las Indias en los siglos XVI, XVII y XVIII. La Laguna: Facultad
de Filosofía y Letras, 1955, p. 157, nota 442.
7. Véase la casa «Ossuna y van den Heede» en «Mesa» historiada en: No-biliario
de Canarias. La Laguna: J. Régulo, 1952, v. I, p. 815.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 299
vincial de Segunda Enseñanza, y de Derecho Natural en la Universidad de
La Laguna, director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Tenerife y juez municipal. También fue miembro de número de la Real
Academia de Legislación y Jurisprudencia, correspondiente de las Reales
Academias de la Lengua y de la Historia, y de una gran variedad de cor-poraciones
científicas y literarias de diversos países. Sus estudios e inves-tigaciones
abarcan diferentes ámbitos, ya sean los llevados a cabo en su faceta
de historiador —donde destaca su obra más conocida El regionalismo en las
islas Canarias (dos tomos, publicados en 1904 y 1916), y otras menos
célebres como La inscripción de Anaga (1889), El problema de Canarias:
aclaraciones históricas (1911), o Cultura social de Canarias en los reinados
de Carlos III y Carlos IV (1914)— o también en relación con el derecho,
ya que publica en 1874 Consideraciones sobre el fundamento del derecho y
la ciencia política. Por último, otro de sus campos de estudio fue, al igual
que de su padre, el de las ciencias naturales, donde deja obras como Im-presiones
de viajes e investigaciones científicas (1912), Noticias sobre la flo-ra
y fauna de Anaga (1898), o Movimiento intelectual y científico de Canarias
desde 1874 hasta el presente (1920); en esta materia llegó a ser nombra-do
comendador de la Orden del Mérito Civil Agrícola por sus campañas
a favor del cultivo de los árboles y la repoblación de los montes.
Manuel de Ossuna y van den Heede contrajo matrimonio en 1893
con Nicolasa Benítez de Lugo y Benítez de Lugo, naciendo de esta unión
el último habitante de la casa, Manuel de Ossuna-Saviñón y Benítez de
Lugo (1896-1958), académico correspondiente de la Real Academia de
la Historia (1924), miembro de número de la Real Sociedad Geográfica
(1920), y también de varias sociedades francesas, italianas y argentinas
dedicadas al estudio de la genealogía. Fue secretario general de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, director de la Re-vista
de historia (siendo asimismo uno de sus fundadores), y formó par-te
de la Junta de Dirección del Nobiliario de Canarias. Sus trabajos, más
bien escasos en comparación con los de su padre y su abuelo, versan sobre
genealogía, y algunos llegaron a ser publicados, como por ejemplo La casa
de los antiguos condes de La Gomera8 (1923), o un estudio sobre las fa-
8. Nueva academia heráldica. Madrid, 1923, v. X, pp. 53-57 y 94-100.
300 NOTICIAS
milias Del Hoyo-Solórzano9 y Salazar de Frías10. Sin embargo fueron más
los que quedaron inéditos, como las investigaciones sobre las familias
Ossuna, Saviñón, Castro Carriazo, Anchieta, Castilla y Urtusáustegui11.
En el ámbito privado, se encargó de organizar y catalogar las colec-ciones
de su casa, que incluían un importante archivo y biblioteca y gran
variedad de objetos de arte y antigüedades. No sólo se ocupó del estu-dio
y el cuidado de su legado familiar, sino que lo enriqueció aún más
gracias a la adquisición de nuevas piezas de interés.
Manuel de Ossuna había casado en La Laguna (10 de enero de 1927)12
con Enriqueta de Torrecilla y Castro-Ayala, y falleció sin haber logrado
descendencia el 28 de agosto de 1958.
En el testamento ológrafo que otorgó el 1 de diciembre de 1950 deja
un legado a la ciudad de La Laguna consistente en la casa de su vivien-da
con todo lo que hubiera en su interior (archivo, biblioteca, obras de
arte, mobiliario, etc.) para que se abriera al público como biblioteca, ar-chivo
y museo bajo el nombre de Casa Museo de Ossuna13.
En este legado incluye una finca y la mitad de una casa situadas en
el municipio de Buenavista del Norte, y otra finca en Anaga (Santa Cruz
de Tenerife), para que con sus rentas se pudiera hacer frente al sosteni-miento
y conservación de la nueva entidad cultural.
Asimismo, dispone la creación de un patronato para la administración
del legado, cuyos miembros también designa, siendo éstos el alcalde de
la ciudad de La Laguna como presidente (en esos años Ángel Benítez de
Lugo), como secretario el investigador y profesor de la Universidad de
La Laguna Leopoldo de la Rosa, y como director el también profesor de
la misma universidad y director de Revista de historia Elías Serra.
9. Revista de historia, n. 1 (1924-1925), pp. 7-15, 74-82, 142-151 y 193-
198; n. 2 (1926-1927), pp. 39-45, 65-72 y 236-244.
10. IBIDEM, n. 1 (1924-1925), pp. 33-40, 105-112 y 160-177; n. 2 (1926-
1927), pp. 129-138.
11. PERAZA DE AYALA, José. «Don Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo».
Revista de historia [canaria], n. 123-124 (1958), pp. 300-303.
12. Gaceta de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife, 15 de enero de 1927),
p. 2.
13. AGUERE, Luis de. «Un legado para la ciudad de La Laguna» El día
(Santa Cruz de Tenerife, 13 de septiembre de 1958), p. 8.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 301
También forman parte de este patronato el Instituto de Estudios
Canarios, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, el
antiguo Instituto de Canarias, las esclavitudes de San Juan Evangelista y
del Cristo de La Laguna, las tres parroquias del casco de la ciudad (la
Concepción, la Catedral, y Santo Domingo), y de forma personal desig-na
también al profesor, investigador y editor Juan Régulo. Este patrona-to
fue constituido ante notario el 6 de julio de 1959.
Finalmente, el día 10 de agosto de 1959 se abre al público con el fin
establecido por Manuel de Ossuna, siendo este hecho recogido en la prensa
local14 y en Revista de historia15.
3. LA COLECCIÓN
Como queda dicho, el legado dejado a la ciudad de La Laguna por
Manuel de Ossuna estaba compuesto, además de por la casa de su vi-vienda,
por todo lo que hubiera en su interior, incluyendo archivo, bi-blioteca,
y mobiliario.
Mobiliario
Está formado por un gran número de piezas de interés, y reúne dife-rentes
estilos, entre otros, Imperio, Luis XV, Neoclásico, Isabelino, etc., siendo
la mayoría de dichos muebles de las últimas décadas del siglo XIX y las
primeras del XX.
Pintura
En cuanto a la parte de la colección compuesta por obras pictóricas,
hay que citar en primer lugar que se trata de un conjunto de alrededor
14. El día (Santa Cruz de Tenerife, 11 de agosto de 1959), p. 8.
15. SERRA RÀFOLS, Elías. «Varia». Revista de historia [canaria], n. 127-128
(1959), p. 302, y «Logros», n. 125-126, pp. 2 y 3.
302 NOTICIAS
de setenta obras, y que, salvo algunas excepciones, destacan más por su
variedad que por su calidad. Pertenecen a diferentes épocas y estilos, que
van desde el siglo XVII hasta las más recientes ya en el siglo XX.
Fundamentalmente esta colección pictórica podría dividirse en tres
bloques: retratos, paisajes y obras religiosas. Empezando por los retratos,
existen veinte obras de diferentes formatos; dentro de ellos los más des-tacados
por su calidad son los realizados por José Rodríguez de la Oliva
(1695-1777), siendo éstos una pareja de óleos que representan al matri-monio
formado por Lope Fernando de la Guerra y Ayala y María Antonia
Rosell de Lugo, que podrían fecharse en torno a 1729 y en los que so-bresale
la gran precisión de los rasgos, sobre todo en el retrato masculi-no.
En esta categoría también podría incluirse, aunque se desconozca a
su protagonista, un retrato de busto realizado por Luis de la Cruz y Ríos
(1776-1853), pintor de cámara de Fernando VII. Está ejecutado valién-dose
de un grabado holandés, y por lo que se advierte en su técnica es
posterior a 180116.
En cuanto a los paisajes, son casi exclusivamente obras de Alejandro
de Ossuna y Saviñón (1811-1887) debido al parentesco de este pintor
romántico con Manuel de Ossuna. Se trata de 18 óleos y 26 acuarelas
que muestran el sentido bucólico del paisaje y los rasgos de carácter ro-mántico
y costumbrista de la indumentaria campesina que predomina-ban
en este autor.
También dentro de esta sección hay que destacar la presencia de dos
paisajes de la mano del pintor Juan Botas y Ghirlanda (1882-1917): Paisaje
de La Laguna y Paisaje de la costa sur, ambos de hacia 1904.
En el ámbito de la pintura religiosa encontramos varias obras, en tor-no
a unas veinte, destacando en primer lugar La adoración de los pasto-res
de Gaspar de Quevedo (1616-1670), que llama la atención por sus
dimensiones (tres metros de largo por unos dos y medio de alto aproxi-madamente).
Realizado en la segunda mitad del siglo XVII, es una muestra
de la influencia que la escuela sevillana había ejercido en este autor.
Otra obra destacada en este apartado es la Virgen de los Reyes, de autor
anónimo y realizada en Sevilla entre 1761 y 1769 por encargo de Lo-
16. TARQUIS RODRÍGUEZ, Pedro. «Don Luis de la Cruz: su desarrollo técnico
y categoría regional y nacional». Revista de historia, n. 113-114 (1956), p. 47.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 303
renzo de Montemayor, como recoge una inscripción en el propio lienzo
además de la presencia de su escudo nobiliario. Posee una característica
peculiar, y es que, al no poseer bastidor, podía estar desplegado o enro-llado
para su mejor transporte.
También merece citarse la Virgen de Gracia, obra de autor anónimo
tinerfeño de la primera mitad del siglo XVIII realizada para la devoción
doméstica17.
Por último, no se puede dejar de hacer referencia a una obra de ca-rácter
histórico realizada por Juan de Miranda (1723-1805), conocido como
el Murillo canario. Es uno de los últimos, si no el último, de los trabajos
realizados por el artista, ya que está fechado en 1804 contando su autor
con 81 años, como dice una inscripción en la parte inferior del cuadro.
Se conoce como Sentencia y muerte de Tito y Tiberio y representa a los
cónsules romanos Junio Bruto y Colatino sentenciando y dando muerte
el primero a sus hijos Tito y Tiberio por conspirar contra la república.
Se trata de una copia de un grabado perteneciente al Compendio de la
historia universal de Anquetil, dato éste descubierto por el propio Ma-nuel
de Ossuna18. En la obra el estilo es frío y se aproxima más a los
planteamientos neoclásicos que al barroquismo dieciochesco de raíz ita-liana
que había integrado el lenguaje pictórico de Miranda desde años
atrás19.
Archivo y biblioteca
El archivo de la Casa Ossuna se encuentra en el Archivo Municipal
de La Laguna, del que forma parte bajo la denominación de Fondo Ossuna.
17. RODRÍGUEZ MORALES, Carlos. «Virgen de Gracia». En: Vestida de sol:
iconografía y memoria de nuestra señora de Candelaria. La Laguna: Obra Social
de CajaCanarias, 2009, pp. 263-264.
18. ALONSO, María Rosa. «Índice cronológico de pintores canarios. II. Rec-tificaciones
y adiciones». Revista de historia, n. 72 (1945), p. 449.
19. CASTRO BRUNETTO, Carlos Javier. «Juan de Miranda, pintor del siglo
XVIII». En: Luces y sombras en el siglo ilustrado: la cultura canaria del Sete-cientos.
Canarias: Gobierno de Canarias. Consejería de Educación, Universi-dades,
Cultura y Deportes, D.L. 2008.
304 NOTICIAS
Abarca desde el siglo XVI hasta el XX, y contiene documentos sobre antiguas
instituciones civiles, religiosas y culturales de la isla (antiguo cabildo de
la isla de Tenerife, Universidad de San Fernando, Real Sociedad Econó-mica
de Amigos del País de Tenerife, Esclavitud de San Juan Evangelis-ta,
etc.20). Asimismo hay que destacar la existencia de manuscritos del
célebre historiador Núñez de la Peña, o de obras de procedencia fami-liar,
como parte de los diarios del regidor José Antonio de Anchieta y
Alarcón (1705-1767), que comprenden los años de 1747 a 1764, en los
que hace gala de sus finas dotes de observación e ironía y describe la vida
principalmente de La Laguna y del Santa Cruz de la época a través de
análisis de personajes o citando anécdotas. También pertenece al archivo
otro diario, que aunque de menor relevancia también es digno de citar-se;
esta vez es el escrito por Juan Primo de la Guerra y del Hoyo (1775-
1810), tercer vizconde de Buen Paso, que abarca desde 1800 hasta 1810
y en el que, a través de la narración de su día a día, hace mención de
sucesos, lugares y personas de su entorno.
El archivo también está compuesto en gran parte por trabajos e in-vestigaciones
inéditos pertenecientes a distintos miembros de la familia,
cada uno dentro de su ámbito de estudio, ya sean del naturalista Ossuna
y Saviñón, del historiador Ossuna y van den Heede, o del último de los
Ossuna y sus estudios sobre genealogía.
El fondo también cuenta con una pequeña hemeroteca y con colec-ciones
de cartas, postales de finales del siglo XIX, partituras musicales y
un conjunto fotográfico de alrededor de 300 instantáneas de temas di-versos,
como escenas populares de la isla, rincones de la ciudad de La
Laguna o fotos de familia.
Ya en el terreno bibliográfico, existen ejemplares que comprenden desde
el siglo XVII hasta el XX. Es un conjunto muy numeroso y que alcanza
varios ámbitos, como la historia, la religión o las ciencias naturales. Pue-den
citarse un ejemplar de la obra de Viera y Clavijo Noticias de la his-toria
general de las islas Canarias, edición de 1772, un Quijote de 1787,
o una Biblia perteneciente a una edición impresa en Madrid a principios
20. CONCEJALÍA DELEGADA DE TURISMO Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO
HISTÓRICO. Op. cit., p. 7.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 305
del siglo XIX, cuyas estampas fueron contratadas con los principales pin-tores
y grabadores del momento y que tuvieron un gran éxito debido a
su riqueza editorial. En este último caso, el ejemplar de la colección Ossuna
fue adquirido en 1820 en Madrid por Lorenzo de Montemayor21. Esta
biblioteca también se encuentra en el Archivo Municipal de La Laguna.
También son de interés los restos arqueológicos reunidos por distin-tos
miembros de la familia y conservados en la vivienda, los cuales fue-ron
entregados en depósito al Museo Arqueológico del Cabildo Insular
y actualmente se encuentran en el Museo de la Naturaleza y el Hombre
en Santa Cruz de Tenerife.
4. REHABILITACIÓN Y REFORMA
El proyecto de rehabilitación de la Casa Ossuna no sólo ha consisti-do
en la recuperación del propio inmueble, sino también en su adapta-ción
al fin cultural determinado por Manuel de Ossuna en su testamen-to
en 1950. A ello hay que añadir el establecimiento en el edificio de la
sede del Instituto de Estudios Canarios, que ya lo había ocupado hace
años.
Se han invertido alrededor de 1’2 millones de euros; la mayor parte
de ellos, 800.000, destinados a la obra de rehabilitación del inmueble,
proceden del Fondo Estatal para la Sostenibilidad Local y el Empleo, y
los 400.000 restantes provienen del Ayuntamiento de La Laguna y se han
empleado en la adaptación del edificio como museo además de en la
restauración de importantes piezas del legado.
Iniciadas en agosto de 2010 y concluidas en marzo de 2011, el obje-tivo
inicial de las obras fue la mejora de las instalaciones eléctricas, la
impermeabilización de las cubiertas y el refuerzo de las paredes, tras lo
cual se abordó una de las prioridades esenciales del proyecto como era
la mejora de la accesibilidad, para lo cual se han instalado un ascensor
en el patio central, una rampa en el zaguán, y aseos adaptados.
21. LORENZO LIMA, Juan Alejandro. «La Biblia (Vulgata Latina)». En: Vestida
de sol: iconografía y memoria de nuestra señora de Candelaria. La Laguna: Obra
Social de CajaCanarias, 2009, pp. 167-168.
306 NOTICIAS
Otra de las reformas a destacar ha sido la de cubrir el patio principal
con un vidrio translúcido, que además de ser necesario por razones me-teorológicas,
ha permitido descubrir los corredores originales de la pri-mera
planta, que habían sido convertidos en galerías cerradas mediante
ventanas de guillotina. Con ello también se ha conseguido destacar la
estructura (pilaretes y barandilla de balaustres, sobre paño fijo de
cuarterones) y la carpintería de dichos corredores.
En este mismo patio se ha demolido una edificación añadida con
posterioridad a la construcción del inmueble, y su lugar ha sido ocupa-do
por una estructura metálica que cumple una doble función: alojar el
ascensor y cubrir el patio mediante una estructura en voladizo, sin apo-yos
en su perímetro22.
En el proyecto se incluye la eliminación de los elementos añadidos a
la estructura original del inmueble en varias reformas realizados por los
sucesivos propietarios en distintas épocas. Ejemplo de ello son la ya cita-da
eliminación de la construcción en cuyo lugar se ha ubicado el ascen-sor,
la apertura de los corredores del patio, la recuperación de las alme-nas
situadas en la pared del patio trasero o traspatio (las cuales habían sido
tapadas), la supresión de las ampliaciones realizadas en la galería de la parte
posterior del inmueble, la recuperación del entablonado original de ma-dera
de la cocina y el comedor al que se le había superpuesto un pavi-mento
hidráulico23, la eliminación de un zócalo imitando cantería de la
fachada, o la también supresión de los muros construidos en el patio al
nivel de la planta baja, que ocultaban las columnas que soportaban las
galerías superiores al dejarlas empotradas en la albañilería.
Por otro lado, también debe destacarse la restauración de elementos
de gran interés como el horno situado en el patio lateral, o el pozo del
patio central.
En cuanto a la adecuación del inmueble para servir a su nuevo uso
cultural, el Instituto de Estudios Canarios ocupará el primer y segundo
pisos, mientras que en la planta baja funcionará el Museo de Ossuna. El
salón principal situado en la primera planta será un espacio compartido,
22. BEAUTELL GARCÍA, Alejandro. Op. cit.
23. IBIDEM.
CARTAS DIFERENTES. REVISTA CANARIA DE PATRIMONIO DOCUMENTAL 307
utilizado como salón de actos por el Instituto de Estudios Canarios y como
espacio para exposiciones.
La disposición propuesta para los diferentes espacios es la siguiente:
en la planta baja estarían situadas la recepción, una librería, una sala de
usos múltiples y aseos adaptados; en la primera planta se ubicaría un salón
de juntas o de actos, una zona de museo, archivo, y sala de estudios-bi-blioteca,
además de la cocina original que estaría incluida dentro de la
zona de museo.
Por último, la segunda planta, antiguamente ocupada por el granero,
podría ser utilizada como sala de investigaciones y biblioteca.
5. PARA FINALIZAR
Con la reapertura de la Casa Ossuna se ha podido cumplir finalmen-te
la voluntad de Manuel de Ossuna a la vez que la ciudad de La Lagu-na
recupera uno de sus mejores ejemplos de arquitectura doméstica del
siglo XVII. Asimismo, también se podrá disfrutar de la colección reunida
por los miembros de la familia, cuya labor de defensa y entrega a su ciudad
durante generaciones llegó a su culmen con la donación hecha por Ma-nuel
de Ossuna unida al establecimiento de su finalidad para el uso y
disfrute de sus conciudadanos.
MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ