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GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA* JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA** Fecha de recepción: 24 de marzo de 2007 Resumen: Entre las fuentes fundamentales para la historia de Canarias se encuentra la obra Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, firmada por fray Juan de Abréu Galindo pero definitivamente atribuida en nuestros días a Gonzalo Argote de Molina. Se conocen varias copias manus-critas de esta obra, pero en ellas los copistas obvian, malinterpretan o añaden palabras y párrafos. En este artículo se trata de reconstruir el desaparecido manuscrito original de Argote mediante el análisis pormenorizado de las co-pias existentes. Palabras clave: Canarias; historia; manuscritos; Juan de Abréu Galindo; Gon-zalo Argote de Molina. Abstract: Among the fundamental sources for Canary Islands’ history there is the work of Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, by Friar Juan de Abréu Galindo, which nowadays is definitively attributed to Gonzalo Argote de Molina. There are several manuscripts of this work, but copyists of the time removed, misunderstood or added words and paragraphs to the ori-ginal text. The intention of this essay is to reconstruct Argote’s original missing manuscript through a thoroughly analysis of the existing copies. Key words: Canarias, history, manuscripts, Juan de Abréu Galindo, Gonzalo Argote de Molina. Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 4 (2008), pp. 17-104. * Este trabajo ha sido entregado para su publicación a la redacción de Cartas diferentes: revista canaria de patromonio documental por Carlos Gaviño de Franchy como parte del legado de José Antonio Cebrián Latasa. ** Zaragoza, 1942–Santa Cruz de Tenerife, 2006. 18 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA 0 PALABRAS PRELIMINARES Ha sido y es nuestro caso que, en nuestra labor de investiga-ción y análisis de materiales históricos canarios, hay algunos componentes que copan nuestras preferencias. Lo hizo fray Alonso de Espinosa (OP), para la parcela tradicional tinerfeña; y lo hizo «fray Juan de Abréu Galindo (OFM)», para la historia general tradicional de las islas Canarias. Tenemos que reconocer que lo que hayamos aprendido del hacer tradicional, bien o mal, se lo debemos a nuestro trabajo dedicado a la Historia de «Abréu». Mucho nos ha hecho traba-jar esta obra y, en razón de nuestras posibilidades de acceso a los manuscritos conservados, el proceso de reelaboración de su contenido fue continuo durante muchos años. La primera fase se hizo sobre la base de los manuscritos con-servados y conocidos, las distintas ediciones de «Abréu», la To-pografía de Sosa, el «Cedeño», la Historia de Marín, la Descrip-ción de Del Castillo, la Conquista y materiales de sustitución de Núñez, la Descripción de Glas y las Noticias de Viera y Clavijo. Todo ello configuró una aproximación preliminar. La segunda fase, y clave, fue nuestro descubrimiento de los «papeles» de Marín. Con él y lo hecho anteriormente, pudimos alcanzar el objetivo primero: hacer un trabajo profundo dedi-cado al «Abréu». Pero, esencialmente, la seguridad de que nues-tras conclusiones de la primera fase estaban acertadas; estába-mos convencidos de conocer lo que el «Abréu» era realmente. La tercera fase, por hacer, sería encontrar el «Abréu» original o los «papeles» de Núñez. Lo primero está por lograr; mientras que los segundos, que llegamos a conocer, poco aportaron. 1 INTRODUCCIÓN Con carácter de advertencia explicativa aclaramos al lector de este estudio que el mismo, por su propia naturaleza, no es GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 19 de lectura fácil para la generalidad. El tratar de reconstruir un manuscrito, que no nos ha llegado, y un proceso donde han imperado la técnica de copia sucesiva, la interpolación intere-sada y frecuentes errores, nos fuerza a pensar que no cabe duda de que estamos ante un problema complejo y que los caminos para resolverlo, asimismo, son extremadamente complicados. Exigen, por ello, conocimientos especializados en distintas par-celas de la historia de Canarias. Sin embargo, esa completa ex-posición erudita, exigible en teoría, luego en la realidad no debe darse, salvo que la pretensión sea dirigirse a un número cortísimo de lectores que no es lo que se debe buscar, sino lo contrario. Sepa el lector, pues, que los problemas que a lo largo del tiem-po se han ido introduciendo en la historia de Canarias son nu-merosos y complejos. En este estudio afrontamos el resolver la problemática deri-vada o contenida en el manuscrito Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, escrito en 1632 por fray Juan de Abréu Galindo, que se nos presenta como fraile franciscano de la provincia de Andalucía. Teníamos, pues, a la hora de en-carar la problemática, dos opciones a seguir: 1) Efectuar la exégesis mediante el método exhaustivo de explicar cada uno de los elementos intervinientes, direc-tos o indirectos, conforme aparecían en el propio completo desarrollo exegético, lo cual podría ser pedagógico pero, en definitiva, enrarecería y haría más larga y compleja la lectura. 2) Presuponer y solicitar credulidad en el lector, para mate-rias indirectas, y sólo presentar el tratamiento propio del tema en cuestión. Se ha optado por esta segunda. Al hacerlo así se reproduce la realidad y, a la vez, se proporciona al lector una enseñanza más: la paciencia y cautela que se deben tener ante problemas que se nos presentan sin aportar todos sus elementos. En otras 20 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA palabras: la precaución y el sopesamiento necesarios a la hora de introducir y funcionar con hipótesis. La exégesis trata de probar quién fue el autor prístino de la obra, en qué condiciones la hizo y dejó, y cómo fueron los pro-cesos siguientes de recomposición y los posteriores de copia y uso. Así el lector conocerá que no existió un franciscano fray Juan de Abréu Galindo y que no compuso obra alguna de historia canaria; que nuestro caso es estar ante un trabajo inacabado de Gonzalo Argote de Molina, llevado a cabo en la década de 1590; el posterior de reelaboración por amanuense anónimo en la década de 1630; y el siguiente, representado por el uso de todos aque-llos que tuvieron contacto con dicho manuscrito, bien para re-producirlo en copia íntegra (incluso interpolándola) o bien para hacerlo a modo de cita en obra particular. 2 UN PROBLEMA EN LA HISTORIOGRAFÍA CANARIA El estudio exegético de la serie pseudocronística «Cedeño» proporciona una fuente utilizada, aunque no identificada, que marca una diferencia importante respecto al material paralelo contenido en las pseudocrónicas locales que transmitieron el relato histórico tradicional. Leemos en el manuscrito «Cedeño-Milla-res »1, apócrifo con un proceso de sucesivas modificaciones du-rante el período 1620-1660, lo siguiente: a) Ejemplos del uso de la fuente por el método de hacer resumen por episodios: 1. Así llamamos al manuscrito copia Sedeño de mano de Agustín Milla-res Torres y a la reproducción fotográfica del original realizada por Agustín Millares Carlo, conservados en El Museo Canario, tomados sobre un manus-crito original que se custodia en el archivo condal de la Vega Grande de Guadalupe. Sirvió de base para la edición de 1936. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 21 Capítulo segundo —Monsiur Juan de Betancurt y Gadifer de la Sala, franceses, los primeros christianos que hicieron asiento en estas Islas y conquistaron cuatro, Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera. El Gadifer de la Sala murió en Francia yen-do a buscar gente y pertrechos para la conquista de las demás, año de 1402 y quedó solo mosén Juan de Betancurt, el cual fue a España en tiempos del Rey Enrique tercero a quien pertenecía la conquista destas islas, y se las dio a el Rey las conquistadas y le hizo reconocimiento y el Rey se las dio con título de Rey, año de 1403 y vino a estas islas con favor del Rey don Enrique ter-cero, año de 1404, y estuvo en ellas tres años y se fue a la Francia con deseo de ver sus tierras, año de 1408. Maciot de Betancurt fue el tercero señor destas islas y el rey don Juan segundo se las quitó por malos tratamientos, envió a Pedro Barba de Campos, natural de Sevilla, y vino y lo llevó a Castilla y se convinieron por bien de paz que él iría a Castilla a dar cuenta al Rey como su vasallo, y se presentó ante el Con-de de Niebla don Enrique de Gusmán, primero duque de Medina Sidonia, y vino año de 1418, y el conde trató de comprárselas, vistos sus derechos con sus títulos y se efectuaron; y el Duque le hizo merced de señor destas islas por los días de su vida y se fue a vivir a la isla de la Madera, casó allí una hija doña María de Betancurt con Rui González de la Cámara. Había en Sevilla un caballero llamado Guillén de las Casas, veinte y cuatro de Sevilla, y trató de comprar el señorío destas islas a el Conde año de 1427, cuyos herederos tienen hoy las cuatro de las ganadas, luego su hija Inés Peraza casó con Diego de Herrera, hijo de Pedro García de Herrera, mariscal de Ampudia, y vinieron a esta isla año de 1443, y tuvieron título de Reyes, hasta el año de 1476. Y por el Rey don Fernando y doña Isabel, porque no tuviesen título de Reyes estos vasallos, y por quejas de los natu-rales de Diego de Herrera, los envió a llamar y se trató pleito y Sus Altezas tornaron para sí las tres islas por ganar, Canaria, Tenerife y Palma y las dieron en cinco quentos de maravedises, y renunciaron al derecho y título de Reyes. 22 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Llamado Pedro de Vera, su solar de Soria, hijo del señor Diego Gómez de Mendoza, de los caballeros de la casa del Señorío de Hita y Buitrago, casado con doña María de Vera, hija de Gon-zalo de Vera, casado con doña Aldonza de Vargas. Pedro de Vera era criado del Rey don Enrique IV y se casó con una señora muy principal doña Beatriz de Hinojosa y Camargo; tuvo seis hijos: Rodrigo de Vera, Diego Gómez de Vera, Martín de Vera, don Jorge de Vera (éste fue canónigo y maestrescuela desta catedral de Canaria) [...] vino Pedro de Vera por gobernador y capitán ge-neral de las tres islas que estaban por ganar, fue primero alcai-de de Gimena y Arcos, frontera del reino de Granada, siendo de moros; fue corregidor en la ciudad de Cádiz y Carmona, hallóse después en la toma del Reino de Granada con título de maris-cal del ejército, y de Málaga, vino a Canaria a 8 de agosto de 1480 [...] [le dieron a Rejón] la conquista de Tenerife y La Pal-ma por intervención de mosén Hernando de Rejón, comendador de Santiago, y tenía a cargo de la artillería de las fronteras de la Andalucía. Capítulo catorce. —Estando ya la conquista apaciguada tuvo don Pedro de Vera recaudo de doña Beatriz de Bobadilla, seño-ra de la isla de La Gomera, donde le enviaba a pedir favor contra los gomeros, que le habían muerto a traición a Hernán Peraza, su marido, el cual fue porque la conocía en España por doncella de la Reina, y hizo castigo en los gomeros, haciendo morir a muchos y vendiendo a otros o los más, por lo que tuvo muchas diferen-cias con el obispo don Juan de Frías, le fueron causa de muchos trabajos, hasta que lo enviaron a llamar los Reyes Católicos para servirse dél en la toma de Granada, donde sirvió a Sus Altezas valerosamente, murió en Xerez de la Frontera, patria suya, y está enterrado en el convento de Santo Domingo en la capilla mayor, que es su entierro y del apellido de los Veras. b) Ejemplo de uso de otras noticias de la misma fuente, pero con el método de hacerlo de forma breve y entremezclándolas con las demás fuentes: GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 23 [Gran Canaria] la gente que había en la isla de pelea y que halló más de diez mil hombres de guerra. Estamos ante el texto que bautizaremos «Abréu-I». Juan Núñez de la Peña, en su Conquista acabada en 1674 (editada en 1676), hace uso de un fragmento de una fuente de autor desconocido. Aquí ahora sólo daremos unos breves ejem-plos, porque luego la estudiaremos más ampliamente. Valga el siguiente: Plinio, que escrivió de ellas en tiempo del Emperador Nerón, cinquenta y seis años después del Nacimiento de Nuestro Redemptor IESV Christo, haze mención [...] En un libro antiguo, escrito de mano en latín, que estava en el Archivo de la Santa Iglesia Cathedral de Canaria [...] según refiere el Rey Iuba de la Mauritania, parcionero de la pérdida pompeyana2. Ello hizo creer a Alejandro Cioranescu, en su edición del «Abréu» en 1955, en un contacto más temprano del lagunero con esa fuente. Sin embargo, todas esas noticias sabemos que están extraídas de un mamometro manuscrito que, en la actualidad, se custodia en la Biblioteca Universitaria de La Laguna, que luego detallaremos y que llamaremos A-BULL. De la versión «Cedeño», arriba reproducida, tomó parte de sus noticias fray José de Sosa para su Topografía acabada en 1678. Una vez para refutarlas y con el identificador «según dicen algu-nos »3; otra, para enriquecer su información: «Juan de Betancurt, 2. Cfr. NÚÑEZ DE LA PEÑA, Juan. Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria y su descripción... En Madrid: en la Imprenta Real, 1676, libro 1, capítulo 1. 3. SOSA, José de. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria, cabe-za de toda la provincia, comprehensiva de las siete islas llamadas vulgarmente Afortunadas... [1678], libro 1, capítulo 1. Biblioteca de la Sociedad Cosmológica, Santa Cruz de La Palma. 24 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA rei y señor de las yslas Canarias y murió año de mil quatrosiento y ocho siendo de edad de setenta años»4. Cuando alcancemos al doctor Tomás Marín de Cubas, entre 1682 y 1686, vendremos a conocer que ha contactado con un manuscrito, que estudió, seleccionó, resumió e incorporó a su material de trabajo a los efectos de utilizarlo como fuente para su Historia manuscrita de 1687. De esa manera compuso un cuadernillo5 que se inicia con un «P. Abreu I. Las islas que oi llamamos de Canaria fueron», se prosigue en doce capítulos y acaba con: «tiene este cavildo otros muchos honores i mercedes que fuera hacer un libro». Lo llamaremos A-MC. El teldense Marín de Cubas lo presentará como una historia de la conquista de las islas «recopiladas por el padre frai Juan Abreu Galindo, religiosso de nuestro Padre San Francisco, de la Provin-cia de Andaluzía, que las anduvo en vicita e inquirió papeles, memorias i antigüedades de que hizo un buen libro de cosas mui particulares [...] recopilosse año de 1632»6 y «nadie la trae sino el padre frai Juan de Abreu que scrivió por relaciones año de 1632»7. De inmediato lo llevó a una pseudocrónica que él se fabrica hacia 1686, la pseudoEscudero, donde recoge: «Primeramente esta isla de Canaria, según relación de los canarios, fue governada entre capitanes o muchos señores quando vino a ella Juan de Bethancourt ya había un Rey solo llamado Artemys, que murió en Agüimes en un reencuentro contra los franseses i este fue hijo de una varonil muxer llamada Atidamana»8. 4. IBIDEM, libro 1, capítulo 2. 5. Tiene dos numeraciones: una, que parece la más antigua (testada), 61; otra, 83. Alcanza, respectivamente, hasta 86v y 107v. 6. Vid. Archivo de El Museo Canario, fondos fotográficos donados por Millares Carlo, «papeles» de Marín de Cubas, «fray Juan de Abréu», ff. 84r- 62r de lo que hemos llamado A-MC. 7. IBIDEM, ff. 92v-70v. 8. Cfr. GÓMEZ ESCUDERO, Pedro. «Historia de la conquista de la Gran Canaria escrita por el capellán licenciado Pedro Gómez Escudero». El Mu-seo Canario, n. 121 (27 de abril de 1901), p. 161. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 25 En su consecuencia podremos leer ya en su obra: «y que la Reina doña Juana de Nápoles le hizo donación de estas islas por un navío suyo que aportó a ellas con temporal [...]. Dice el P. Fr. Jun Galindo en su manuscripto que el pueblo de Tagaos»9. Otros los ejemplos y con amplitud veremos más adelante. El siguiente transmisor será Pedro Agustín del Castillo, que, en su manuscrito de Descripción, de 1737, hace un uso conti-nuado de esa fuente, viniéndola a citar expresamente con su: «como lo dice fr. Juan Abreu»10 y «Fr. Juan Abreu, del de San Francisco, ambos extraños de estas Islas [...] y el segundo, con más generali-dad, dise de las Islas»11. Empleando una metodología diferente actuará el escocés George Glas que, en su The history, editada el año 1764, da una traducción libre de la nueva fuente: «translated from a spanish manuscript, lately found in the island of Palma (hoja de portada) [...] which is almost entirely a translation from a Spanish manuscript, written in the year 1632, in the island of Palma by Juan de Abreu de Galineo a franciscan friar a native of the province of Andaluzia in Spain (p. VIII)»12. La llamaremos A-GLAS. Finalmente, José de Viera y Clavijo, en el tomo 1º de sus Noticias de 1772, escribe: «Pero ninguno, que yo sepa, ha tenido estrella tan extraordinaria como el del P. fray Juan de Abreu Galindo, religioso de San Francisco. Cuando este fidedigno escribía aquellas memorias históricas que siempre citaremos con aplauso, ¿sabía que trabajaba para un extraño y, lo que más es, para un hombre sos-pechoso del país? Cualquiera que le hubiese dicho entonces que sus 19. Cfr. el ms. Conquista, 1686, libro 1, capítulos 1 y 2, copia del autor (ms. original en Archivo Condal de la Vega Grande de Guadalupe). 10. IBIDEM, libro 2, capítulo XXI. 11. IBIDEM, libro 2, capítulo XXVI. 12. «Traducido de un manuscrito español, recientemente encontrado en la isla de La Palma... el cual es casi enteramente una traducción de un ma-nuscrito español, escrito en el año 1632 en la isla de La Palma por Juan de Abréu Galindo, un fraile franciscano natural de la provincia de Andalucía, en España». 26 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA obras no verían nunca la luz pública en su original español, sino que, pasados ciento treinta y un [sic] años, las había de imprimir en Londres y en inglés un aventurero de Escocia, no le referiría, en su concepto, sino un sueño monstruoso; y, no obstante, esto mis-mo es lo que acaba de suceder. Las islas Canarias han visto con admiración salir de Inglaterra, en 1764, un libro con el título de historia suya, y que Jorge Glas, que se dice su autor, producía en la Europa, traducido casi literalmente, aquel manuscrito que nuestros archivos encerraban»13. A partir de este momento, nuestra fuente manuscrita se pro-pulsa hasta que, en 1848, ve su primera edición, aunque defi-ciente y carente de aparato crítico. Esta edición se lleva a cabo sobre sendos manuscritos conservados en los archivos de Fran-cisco María de León, conocido bibliófilo de Santa Cruz de Tenerife. Manuscritos que por decisión familiar acabaron siendo custodiados en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife, donde están referenciados como mss. 11.4.34 (escrito de dos manos y de finales del siglo XVIII, que en este estudio llamaremos A-BMSC) y 10.2.31 (copia del anterior y de mano de Andrés Amat de Tortosa). Se presenta como su autor un fray Juan de Abréu Galindo, franciscano de la provincia de Andalucía, que en 1632 data una Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. En 1941, en base a la anterior edición, se procedió a su reedición con más erratas si cabe que su modelo. Finalmente, en 1955, Alejandro Cioranescu la volvió a ree-ditar, esta vez de forma muy cuidada y acompañada con un estudio de conjunto que recogió en introducción y notas a pie de página14. El profesor rumano tomó como base el manuscrito A-BMSC, mientras que el estudio lo efectuó mediante investiga-ción documental y bibliográfica y recurriendo al método com- 13. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. «Noticias de la historia general de las islas de Canaria». Madrid: en la imprenta de Blas Román, 1772-1783, prólogo. 14. Sobre este tema ya he tratado en «Cioranescu y su Abréu» (1 y 2). Diario de avisos (7 de mayo de 1997), p. 2; (8 de mayo de 1997), p. 2. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 27 parativo. Usaría los fragmentos conservados en el manuscrito 83.2.17 de la Biblioteca Universitaria de La Laguna (A-BULL), que contiene incompleto el capítulo 1º del libro 1º, los capítu-los 2-6 de dicho libro 1º, y los capítulos 23 (incompleto), 24 y 25 (también inacabado), del libro 3º de nuestro «Abréu», aun-que de forma anónima y sin datación, y que utilizaría Núñez en su edición de 1676; el manuscrito 10.2.31 de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz; la obra de Núñez editada en 1676; la edición de Glas de 1764; y la edición «Abréu» de 1848. Previno Cioranescu que él había conocido otra copia manuscrita «Abréu»: «Uno, que se custodiaba hasta hace poco en la Bibliote-ca de la Real Sociedad Económica de La Laguna [sic], debía de pertenecer, si bien recordamos, al mismo tipo que el de la Munici-pal de Santa Cruz. Hemos podido examinarlo superficialmente, en mayo de 1954; y no hemos logrado localizarlo otra vez, en octu-bre siguiente, al tratar de cotejarlo con el texto de base. A pesar de las investigaciones y de todas las clases de facilidades amablemente otorgadas por los eminentes directivos de aquella Sociedad, toda-vía no ha sido posible averiguar el actual paradero de aquel ma-nuscrito que, con mucho pesar nuestro, tenemos que considerar como perdido»15. La llamaremos A-BRSE. Sabíamos ya por Miguel Santiago, en su estudio y edición de la Descripción de Pedro Agustín del Castillo de 1948, de la exis-tencia de ese manuscrito escamoteado en tiempos de Cioranescu: «y otra en la Biblioteca de la Sociedad Económica de La Laguna [sic], también del siglo XVIII»16. 15. Cfr. ABRÉU GALINDO, Juan de. Historia de la conquista de las siete islas de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1955, Introducción, p. XLII. En su recensión a esta edición diría, al respecto, Elías Serra Ráfols: «No sabemos si algún día cesarán las cavernosas hazañas destructivas de los bibliófilos (?), y si volverán a la luz estos preciosos manuscritos». Revista de historia canaria, n. 115-116 (1956), p. 141. 16. Cfr. CASTILLO, Pedro Agustín del. Descripción histórica y geográfica de las islas Canarias. Las Palmas de Gran Canaria: Gabinete Literario, 1948- 1960, tomo 1, fascículo 2, p. 498. 28 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Sufrió error en ficha Dominik J. Wölfel, como bien deduce Cioranescu, al consignar en su Die Kanarischen de 1940 (pági-na XVI), y, luego, en sus Monumenta de 1963 (I ## 210), la existencia de otro manuscrito «Abréu». El error puede estar entroncado con el manuscrito «Amat», que Wölfel también co-noció en la Biblioteca Municipal de Santa Crus de Tenerife y no relacionó, y con el resumen Marín, que el profesor austríaco sí conoció y se conserva en El Museo Canario. No obstante había más en El Museo Canario. Así, en lo que se ha venido a llamar Codoin-Millares (colección de documen-tos inéditos relativos a la Historia de Canarias, por Agustín Mi-llares Torres), en su tomo 3º, folios 22/25v, se reproduce un co-municado de Lope Antonio de la Guerra y Peña a José de Viera y Clavijo. Por él venimos a saber la existencia de otro manuscri-to «Abréu», éste de la mano de Núñez de la Peña: «y la que se ha tenido presente está copiada de su puño y letra»17. Lo llamaremos A-NP. Ejemplar pertinazmente mantenido fuera del conocimien-to público. Aquel primer contacto con el «Abréu» y su visita posterior a Gran Canaria, por parte del protopaleógrafo lagunero Núñez, vino a facilitarle la elaboración de su propia copia «Abréu» y la con-fección de un manuscrito rectificado y ampliado respecto a su edición de 1676, con ánimo de proceder a su reedición. A él se refería Guerra, en el anterior indicado lugar, al escribir: «la vol-vió a refundir de todo punto y el año 1679 ya tenía mamotreto para sacarla corregida y añadida en otra impresión». Lo que forzó a Viera a decirnos: «conoció sus propios errores y dejó de su puño varios apuntes en que los confesaba y enmendaba. Es verdad que aquellos errores corren todavía libremente por el mundo, mientras que las retractaciones y correcciones están ocultas en los desvanes de cierta pequeña biblioteca; pero tal suele ser el destino de la verdad»18. 17. Se conserva por extrañas razones en archivo privado, siendo su propie-tario persona totalmente inasequible para este autor. 18. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. Op. cit., prólogo. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 29 Tendríamos que esperar a que Buenaventura Bonnet, en 1948, describiera un manuscrito de Núñez, conservado en el archivo de José Vicente de Buergo y Oráa, comunicándonos: «para sub-sanar sus errores escribió “Idea de la conquista de esta isla de Canaria” últimamente añadida y enmendada año de 1679. Se trata de una serie de adiciones y enmiendas a su Historia, cuyo origi-nal está en poder de nuestro amigo don José Vicente de Buergo y perteneció a don Lope Antonio de la Guerra y Peña»19. Este conjunto descrito hasta aquí permite fijar el inventario, al presente, de los manuscritos «Abréu» que se ha podido co-nocer que existieron: —manuscrito original «Abréu I». —manuscrito copia-resumen A-MC. —manuscrito copia fragmentaria A-BULL. —manuscrito copia A-NP. —manuscrito traducido A-GLAS. —manuscrito copia A-BMSC. —manuscrito copia A-BRSE. Nos desentendemos de otros que, prosiguiendo con la exé-gesis, podríamos haber descubierto; el que dice usó Berthelot, por ejemplo. De ellos, el original, el A-NP y el A-BRSE nos fueron inalcanzables para nuestra exégesis en 1976-78, por lo que nos vimos forza-dos a establecer un stemma codicis que, a los efectos estructu-rales, estaba definido por dos líneas de transmisión: La grancanaria («Cedeño», Sosa, Marín y Del Castillo), y la tinerfeña (Núñez, Glas y Viera). Partíamos del tronco manuscrito original «Abréu I», del que derivábamos las líneas grancanaria A-MC y tinerfeña A-NP, la que por sernos desconocida denominaremos «Abréu II». 19. Cfr. BONNET Y REVERÓN, Buenaventura. «El Cronista D. Juan Núñez de la Peña». Revista de historia canaria, n. 81 (1948), p. 20. 30 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA La deducción extraída del elenco de la línea grancanaria, del A-BMSC, del A-GLAS y del uso que hiciera Viera del «Abréu II», nos forzó a pensar en un «Abréu II» copia interpolada o copia de copia interpolada. Siendo el A-BMSC una copia con correc-ciones o adaptaciones formales de aquel «Abréu II». Veremos el proceso exegético más adelante. Como no teníamos el A-NP («Abréu II») a la vista, no podía-mos fijar si Núñez fue copista fiel de su modelo o si fue interpolador de él. De ahí ese aglutinador o socorrido «Abréu II». En este punto empezamos reproduciendo nuestra exégesis «Abréu». Al atender a lo que toma «Cedeño» de esa fuente surge una pregunta de inmediato: vista la calidad y extensión de la fuen-te «Abréu», ¿Cabe un uso tan leve y de añadido como el o los componedores del «Cedeño» hacen? La respuesta es el propio «Cedeño» transmitido, donde su o sus componedores se limitan a rellenar con un resumen apresurado los episodios no directa-mente tratados desde su primera redacción y a glosar a perso-najes del propio relato. Como esto es exclusivo de la particular exégesis de la serie «Cedeño», es camino a abandonar; aunque sí hay que dejar dicho que «Cedeño» no es una historia o cró-nica de las Canarias, sino una tesis respecto a ciertos aspectos de la conquista de la Gran Canaria. Con lo que, en definitiva, el o los autores de «Cedeño» mantienen su opinión inicial y de fondo, pero la engalanan conforme alcanzan más fuentes relati-vas a la historia de Canarias. La tesis de fondo viene represen-tada por el manuscrito «Cedeño-Marín», mientras que el producto elaborado lo está por el manuscrito «Cedeño-Millares». No obstante, sí es ya propio de la exégesis del «Abréu» el determinar que su terminus ante quem está en una cifra com-prendida en ese periodo 1620-1660, de confección de la serie «Cedeño». Sí será propio de ella el atender a esa tertulia repre-sentada por los Cayrasco, Zervantes y Espino, entre los cuales va a circular en un momento determinado del primer tercio del siglo XVII el manuscrito o los «papeles» que llamamos «Abréu». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 31 La biografía y el hacer de Cayrasco deben determinar el terminus post quem, es decir, después del año 1610; la de Zervantes, 1658, el terminus ante quem. Asimismo, pertenece a la exégesis del «Abréu» el atender a aquella pregunta de si se puede o no pensar que la utilización tan somera referida puede ser indicio de que el «Abréu» por ellos conocido no era un manuscrito recogiendo una historia de Ca-narias tal como nos ha llegado. Si aceptáramos que podría tra-tarse de un conjunto de papeles o de materiales escritos enca-minados a configurar una historia de Canarias o una historia del Señorío de Canarias, parece que se puede conjugar mejor ese dilema representado por una fuente singular y el uso de ella. Son, pues, esos dos datos indiciarios elementos que hemos de man-tener en nuestra atención. Nos resta fijar las leves diferencias textuales entre fuente y usuario A-BMSC. Así, la fecha del año 1407 para la intervención de Guillén de las Casas, según A-BMSC, que en «Cedeño» es 1427; la de 1408 referida a la marcha de las islas por parte de Jean, que en el A-BMSC se convierte en año de su muerte; y la del 18 de agosto de llegada de Pedro de Vera, que nos dice el A-BMSC, que en el «Cedeño» aparece como 8 de agosto. Hemos de ver en ello error en el componedor del «Cedeño» o la condición de copia tardía del A-BMSC y, en ese caso, error de su copista o error de ambas partes. Al dar a la luz Núñez de la Peña, en 1676, su manuscrito de 1674, puso en evidencia el empleo de una nueva fuente, que va a proporcionarle datos relativos a la opinión de antiguos autores sobre las islas y sobre el tema «San Borondón». Al ser puntual-mente coincidentes con la materia contenida en el manuscrito A-BULL, es obligado aceptar que éste fue la dicha fuente informativa. Efectivamente, Núñez acude a ese manuscrito, si bien unas veces lo hace de forma literal, otras en resumen y otras en menciones indirectas englobadas con opiniones propias o de otras fuentes. Ya hizo eficaz y suficiente fijación Cioranescu sobre ese uso, aunque la modernización del lenguaje de su manuscrito-guía haga 32 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA que se le pierdan al lector detalles materiales. La calidad de ese trabajo nos ahorra efectuar aquí el detalle de las diferencias, que damos como asumido. Vamos, pues, a atender a conceptos más sustanciales que relacionan al A-BULL con Núñez. Así, donde Núñez puso: «Plinio, que escrivió de ellas en tiem-po del Emperador Nerón, cinquenta y seis años después del Naci-miento de Nuestro Redemptor IESV Christo, haze mención de ello; y Lucio Marineo Sículo, en el libro de las Cosas memorables nombra assimesmo ocho por sus nombres»20. El texto paralelo del A-BULL es: «Plinio que dellas escrivió que fue en tiempo del Emperador Nerón, cinquenta i seis años después del Nacimiento de Nuestro Señor JC, mención de ocho nombres de islas. Y Lucio Marineo Sículo, en el libro de Las Cosas memorables de España llamando a la isla del Hierro, que es la primera […] La última es San Borondón, a quien dicen i nombran Aprositus, isla inasesible». Donde Núñez escribió: «En un libro antiguo, escrito de mano en latín, que estava en el Archivo de la Santa Iglesia Cathedral de Canaria, que por poco cuidado desapareció dezía»21. El texto paralelo del A-BULL lo hace: «En la librería que la iglesia cate-dral de Señora Santa Ana desta ciudad Real de las palmas tenía estaba un libro grande, sin principio ni fin, muy estragado en el qual [...] y, según un libro escrito de mano en latín, que solía es-tar en el archivo de la catedral iglesia de Señora Santa Ana, que por mala custodia desapareció, se llama San Brandano, porque se dezía que en tiempo antiguo San Brandano estuvo en ella». Y acabando con los ejemplos, donde Núñez dijo: «según re-fiere el Rey Iuba de la Mauritania, parcionero de la pérdida Pompeyana, nueve años antes del Nacimiento de Nuestro Señor, sin la Isla Aprosito»22. Que tiene como texto paralelo en el A-BULL: «También se colige de la opinión del Rey Juba, que al tiempo que 20. Cfr. NÚÑEZ DE LA PEÑA, Juan. Conquista y antiguedades de las islas de la Gran Canaria y su descripcion. Madrid: Imprenta Real, 1676, p. 2. 21. Cfr. IBIDEM, p. 3. 22. Cfr. IBIDEM, p. 4. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 33 Nuestro Señor nació estas islas fuesen seis sin la de San Borondón, de la qual no haze mención porque poco antes deste tiempo fue el Rey Juba de la Mauritania parcionero de la pérdida pompeiana, cincuenta i nueve años del Nacimiento». No hay duda de la total identidad o dependencia. Como el A-BULL se conserva y lo hace formando parte de un cuerpo escrito de trabajo, que Núñez acredita haber utilizado, es de pensar que ese material lo era de Núñez, producto de su recopilación de fuentes para su Conquista. Y como Núñez, cuando entre 1671 y 1674 componía una nueva versión de su Conquista, nos dejó escrito que eran escasos los materiales que le remitie-ron de la Gran Canaria para servirle de fuentes, estamos obli-gados a aceptar que el A-BULL era uno de ellos y que en su ser porción se justifica la queja del lagunero. Si comparamos el A-BULL con el A-BMSC vemos que, efecti-vamente, ambos proceden de un mismo origen. Si bien, como ya hemos dicho, el primero es sólo una copia de parte de su modelo. Sin embargo, esa comparación nos dice más. Por las diferencias en sus textos se acredita error en el proceso de co-pia o que sus modelos son a su vez copias dentro de un proce-so que parte de un tronco común. Esas diferencias quedaron suficientemente establecidas por Cioranescu, aunque la modernización que hizo del lenguaje del manuscrito pudiera llamar a engaño si un estudioso se limitara a comparar el texto «Abréu» editado por Cioranescu con el manuscrito A-BULL. El simple análisis de los elementos materiales que forman el A-BMSC muestra su mayor modernidad respecto al A-BULL. Luego el A-BMSC no pudo ser el modelo del A-BULL. A su vez, como el A-BULL es sólo una copia incompleta, tampoco pudo ser el modelo de la A-BMSC. Del análisis comparativo surgen, asimismo, pruebas de que A-BULL seguía un modelo más antiguo que el A-BMSC. No es ne-cesario ser más prolijo. Mismo origen sí, pero desconexión y no identidad textual. 34 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Como también sabemos que, entre 1674 y 1679, Núñez al-canzó un manuscrito completo «Abréu» y lo copió íntegramen-te, sirviendo después de fuente para Viera —así lo dice Lope de la Guerra—, podríamos pensar que el A-NP es el A-BMSC por-que el texto que aprovecha Viera es: «El joven Juba, hijo de Juba rey de la Mauritania, PRISIONERO de César»23, que responde a la versión que ofrece el A-BMSC. Pero nos parece que el hecho discurrió por otros derroteros. Puestos a reconstruir el proceso, podríamos suponer que Núñez, al pasar a Gran Canaria durante los años 1674 y 1675 con ocasión de acompañar al obispo García Jiménez en su visita general, entretuvo su tiempo contactando con su corresponsal, suministrante del A-BULL, y accediendo al manuscrito «Abréu» modelo de éste, lo que le permitió alcanzar a poseer un manuscrito copia completo, que trasladó a Tenerife. Como Lope nos dice que Núñez efectuó su copia de puño y letra, es claro que el manuscrito A-BMSC no es el de éste. Así empezamos a pensar en que sobre el manuscrito A-NP se llevó a cabo la copia A-BMSC, tal vez para uso de Viera. En ese proceso de elaboración se pudo producir el error de copia. También, cabe pensar que el copista del A-BULL leyera mal en su modelo y, luego, Núñez corrigiera la errata. Esto sólo lo pueden decir los manuscritos A-NP e Idea, ambos de mano del historiador lagunero24. Sobre el tema que hemos tomado como ejemplo, Marín nos brinda un pequeño indicio más: «Juba, rey de Tánger, tubo dos [perros] mui grandes llevados de Canaria, quando vino a ellas Pompeio Grande, émulo de Julio Sézar»25. Lo que nos dice que la noticia, en su origen, hablaba de relación o alianza entre Juba y Pompeyo, que es lo que significa aquel «parcionero de la pér- 23. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. Op. cit., libro 3, capítulo 15. 24. Todo ello hace que nuestra exégesis fije, en este punto, un aglutinador «Abréu II», copia con variantes diversas del modelo original. 25. Cfr. MARÍN DE CUBAS, Tomás, libro 3º, capítulo 9º. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 35 dida pompeiana». En manos de un copista poco conocedor se convirtió en «prisionero de Pompeyo». Sin embargo, en el manuscrito de 1674 Núñez no parece sentirse confuso o incómodo ante el «parcionero». Ello nos está conduciendo a que aceptemos que lo copiado en el A-BULL era lo contenido en el original; mientras que el «prisionero» del A-BMSC sólo es producto de un copista tardío y poco conoce-dor. El otro elemento que hemos traído a esta exégesis es esa fuente del «Abréu I»: el libro «estragado» de la biblioteca catedralicia. De la lectura de Núñez se desprende que él no conectó con dicho libro, ni con noticia de él, salvo la que le ofrece el A-BULL. ¿Fue noticia directa del original? Sí, así lo recogen A-BULL y A-BMSC, que en la parte primera de la obra dicen que había per-dido su principio y su final estaba estropeado. El problema se nos presenta cuando, en la parte final de ella, el criterio pasa a ser que por poca vigilancia desapareció el manuscrito catedralicio. Esto puede estar indicándonos que nuestro manuscrito «Abréu» es obra de «parches» y hecha por fases. Dicha fuente catedralicia no está específicamente señalada por otros autores, aunque sí conocen la noticia que nos ocupa: En la pluma del mercader inglés Thomas Nichols, en 1583 (pero sobre noticias tomadas in situ en la década de 1560), el relato era: «Sobre el origen de esta población, algunos piensan que los romanos que moraban en África la habían desterrado allí, tanto a los hombres como a las mujeres, después de cortales la lengua en la boca por haber insultado a los dioses de Roma»26. Un coetáneo de «Abréu», Torriani, no dice haber conectado con él, aunque sí conoce su materia de fondo, y escribe: «Otros dicen que, mientras los africanos eran súbditos de Roma, mataron 26. Cfr. NICHOLS, Thomas. Descripción de las islas Fortunadas (1583). Trad. y ed. por Alejandro Cioranescu. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1963, p. 106. 36 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a los legados romanos; y los romanos, después de castigar a los caudillos de la rebelión, cortaron la lengua a sus seguidores y a las mujeres, y los mandaron a poblar estas islas; de donde resultó, según la opinión de éstos, que los descendientes de estos africanos usaron un lenguaje diferente de todos los demás»27. Para el portugués Gaspar Frutuoso será: «otros aseguran que [...] Sabido además por Trajano que siempre habían quedado sin castigo, dispuso para impedirles en lo sucesivo seguir su veleidad o codicia, que sus capitanes los matasen a todos salvo mujeres, vie-jos y niños, los que no podían tomar armas, y cortadas las lenguas aún a éstos, mandólos llevar en navíos con orden de que en el Océano navegasen cerca de las costas de África, rumbo SO, y que, en lle-gando a las islas Bienafortunadas, echasen aquellas gentes sin lenguas en ellas, repartidas entre las siete islas, para acabarlos y apartar-los de su mal nacimiento y para que los que les sucediesen no supieran dar noticia de su procedencia»28. Espinosa lo hará: «otros dicen que desciende de ciertos pueblos de África que se levantaron contra los romanos y mataron el pretor o juez que tenían, y que en castigo del hecho, por no matarlos a todos, les cortaron las lenguas, porque en algún tiempo no pudie-sen decir del levantamiento (como si faltara tinta y papel) y los embarcaron en unas barcas sin remos, dejándolos y encomendán-dolos al mar y a su ventura. Y éstos vinieron a estas islas y las poblaron. Pues si vinieron de gentes sin lenguas, ¿qué mucho no la tengamos de su origen?»29. 27. Cfr. WÖLFEL, Dominik J. Die Kanarischen inseln und ihre urbewohner: eine unbekannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590. Leipzig: K.F. Koehler, 1940, p. 60; TORRIANI, Leonardo. Descripción e historia del reino de las islas Cana-rias, antes Afortunadas, con el parecer de su fortificaciones. Ed. y trad. de A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1959, cap. 4, p. 20. 28. Cfr. FRUTUOSO, Gaspar. Las islas Canarias (de Saudades da terra). Ed. por E. Serra, J. Régulo y S. Pestana. La Laguna: Instituto de Estudios Cana-rios, 1964, libro 1. 29. Cfr. ESPINOSA, Alonso de. Historia de nuestra señora de Candelaria. Ed. por A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1967, libro 1, cap. 4. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 37 En la pluma de Cayrasco la noticia se trata así: «Ay en los pobladores destas yslas diversas opiniones. Lo más cierto es que fueron de la África vezina» (Templo militante, parte 2ª, san Pedro). Desconcierta que Cayrasco no llevara a sus menciones his-tóricas de Canarias el contenido de ese manuscrito catedralicio. Y en el Poema del vate Viana: «Otros dizen, que uvo un tiempo en África ciertos pueblos rebeldes, que se alçaron contra el romano imperio y que el castigo fue, que a los delinquentes y culpados en la mar desterraron en baxeles sin velas, xarcia o remo, a su fortuna, cortándoles un poco de las lenguas»30. Pero Marín, que sabemos que sí tuvo en sus manos el original «Abréu», nos da en su resumen de él lo siguiente: «Los canarios se tenían por los más nobles i fueron los que vinieron huyendo de la furia del emperador Claudio, que venció a Tholomeo en África, como lo trae Salustio lb. de bello africano contra Yugurta tirano de África [...]» Mientras que el teldense, en su obra, identifica el viejo li-bro catedralicio como un tratado de hagiografía o habitual Mar-tirologio (Calendario), cuyo texto es: «[...] otro libro hubo en esta cathedral que lo dio el capitán Pedro de Vera, que lo hubo en Gáldar, manuscripto en latín faltábanle ojas a el principio i fin. Era de los mallorquines, intitulado el testamento de los hermanos frailes, era de quartilla, en papel gruezo. Tampoco se save el fin que tubo, daba rasón de todas las Islas, i de otra llamada Tilla, que así llamaban La Madera [...] En el libro de los mallorquines se daba larga rasón destos sanctos; Blandano parece que era monje Benito o Bacilio, en 30. Cfr. VIANA, Antonio de. Conquista de Tenerife. Ed. por A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1968, canto I. 38 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA este tiempo floreció San Maclovio [...] pregunté por el libro de los mallorquines a algunos prebendados y decíanme que para qué, y respondiendo la causa que era saver de San Maclovio, Blandano y Avito, me dixo un canónigo: San Avito aquí fue mártir en la cima» (libro 3º, capítulos 3 y 4, manuscrito 1687), y «el capitán Pedro de Vera, quando acabó la conquista de Canaria tubo cierto libro, que le dieron los Guadartemes de Gáldar, que fue de los mallorquines, escripto en latín de folio, falto de ojas al principio y fin, que tractaba cómo en esta isla predicaron la fee algunos sanctos, como Blandano, Maclovio y otro Avito, el qual libro avía dado a la Catedral [...] Dice el padre frai Juan Galindo en su manuscrito de conquista, lo mismo siguiendo a Quirós, y añade otros tres más, dos frailes ma-llorquines, y otro fraile llamado Avito, todos menores franciscano» (libro 3º, capítulos 3 y 10, manuscrito 1694). Tenemos, pues, una mixtificación y una identificación. Al hacer identificable un libro anónimo y, por otro lado, ocultar su es-quemática naturaleza hagiográfica ¿qué se pretendía? ¿Se trató, por un lado, de no desmontar el run-run de la teoría de roma-nos y desterrados? Lo que habría sucedido si se hubiera identi-ficado al autor, Salustio y su Yugurta, lo que desvinculaba la noticia de canarios prehispánicos y de las Canarias. Con esa información estamos en disposición de hacer una somera reconstrucción de ese mamometro que, parece, trata de noticias derivadas, por deducción amplificadora, de Plinio y de la leyenda de Brandan. Libro que debía tener relación con la evangelización legendaria de las islas Canarias a través de la fi-gura de San Avito. El guión de fondo resulta claro. Unos africanos de la Mauritania Tingitana, vasallos del poder romano, se rebelan contra las autori-dades romanas de la zona. Una posterior misión punitiva reduce la rebelión y castiga a los cabecillas, produciendo una deportación del conjunto, al que también se le ha infligido castigo corporal. Si atendemos a Frutuoso, nos situaríamos en los primeros años del siglo II de nuestra era y, por lo tanto, enlazados con el in-ventado evangelizador de las islas, san Avito. La misma conclu-sión a la que llegará Marín en sus manuscritos de 1687 y 1694. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 39 Aquella opinión, derivada de gabinetes de estudiosos de los siglos XV y XVI, venía a tratar de explicar el poblamiento de las islas a partir del relato de Plinio, el origen de los canarios prehispánicos y la razón de por qué en cada isla se hablaba una lengua diferente. Esto lo vemos acreditado, de forma antecedente, en: «y según la manera de hablar parece creíble lo que cuentan de que un gran príncipe, por algún crimen, los hizo poner allí y les mandó cortar la lengua»31; y «E el que ordenó esta Corónica fizo mucho por saver de dónde e de qué gentes quedaron estos cana-rios [...] E unos dezían que avían sido de los que echó Tito Vespasiano en las barcas, quando conquirió a Iherusalem. E otros dizen que fueron aláraves moros de la mar, que aportaron a aquellas yslas de la tierra. La verdad que mejor dello se pudo saber, es que un Rei de Córdova, que llamaban Almançor, que por traición que le fizieron aquellas gentes los echó en aquellas yslas»32. Noticias que se conocen y se escriben antes de 1420, que dejan a las claras la falta de real conocimiento sobre el problema planteado y que justifican la leyenda que en base a ellas se forjará más tarde. Ese run-run nacido a finales del siglo XIV o principios del siglo XV en un centro erudito castellano, pero separado del contacto directo con las noticias de lo canario, sobre que unas gentes africanas fueron desterradas en castigo por los romanos y trans-portadas a las despobladas islas Canarias, donde fueron olvida-das, son versificadas hacia 1526 por el vate Vasco Díaz de Frexenal: Las ya mencionadas son siete regiones que los deslenguados indoctos poblaron 31. Cfr. BOUTIER, Pierre, LE VERRIER, Jean, y DE LA SALLE, Gadifer. Le Canarien: crónicas francesas de la conquista de Canarias. Ed. Elías Serra y Alejandro Cioranescu. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1959-1964, v. III, p. 128. 32. Cfr. CARRIAZO, Juan de Mata. «El capítulo de Canarias en la “Cróni-ca de Juan II” (versión original, inédita, de Alvar García de Santa María». Revista de historia [canaria], n. 73 (enero-marzo de 1946), pp. 7-8. Se trata de un manuscrito inédito de la Biblioteca Colombina, trascrito para su edición por Juan de la Mata Carriazo. 40 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA de los sucesores que dellos quedaron tomaron loquelas de estrañas diciones allí hasta ahora han hecho mansiones en siete quadrillas que más no se vieron y aquesta es la causa que no se entendieron desque los juntaron los centuriones33. Con estos antecedentes podemos entender bien lo que transmi-tieron nuestros autores de finales del siglo XVI y principios del XVII. El tema considerado por separado nos sirve, en esta exégesis, para ir fijando la cronología de la composición del «Abréu» y el proceso aglutinador e interpolativo: el autor trabajaba en su manuscrito en los últimos años del siglo XVI. Si añadimos lo deducido a partir de la serie «Cedeño» vamos confirmando la existencia de un proceso de copia, ya en el si-glo XVII, que incorporará otras noticias ajenas al original y las inevitables erratas. Dijimos que Marín conectó con el manuscrito original «Abréu», hizo para sí una copia en amplio resumen y lo utilizó para sus trabajos escritos referidos a la historia de Canarias. No podemos negar que el A-MC aporta los problemas propios de no ser una copia literal, sino una copia que hace un amplio resumen de la literalidad del texto. Sin embargo, no deja de ser fiel reflejo de la esencia de lo que el original contenía. Cuando Marín acabó en 1686 su manuscrito espúreo pseudoEscudero, dejó evidenciado su tardío conocimiento del manuscrito «Abréu», ya que su uso en esta ocasión es en luga-res que admiten añadidos (finales de párrafos, márgenes, etcé-tera). Así, su cita de la obra de Pedro Luxán, la de Luis de Casañas y Pedro de Aday, la de Esteban Pérez y Ruy Díaz, la del rey de Telde Bentago, la del final de la conquista de Gran Canaria (al margen, jueves) y las referencias históricas y anécdotas de los tiempos prehispánicos. 33. Cfr. RODRÍGUEZ MOÑINO, A.R. «Los Triumphos canarios de Vasco Díaz Tanco». El Museo Canario, n. 4 (septiembre-diciembre 1934), p. 24. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 41 Hasta el punto de que cuando, en su capítulo XXII, se va a ocupar de la historia de la conquista de La Palma, deja la ad-vertencia de que se vea en «fray Juan de Abreu». No ocurre lo mismo con relación a sus manuscritos de Con-quista de 1687 y 1694, donde «Abréu» es empleado adecuada-mente a tenor de los gustos y opiniones del autor. Es el efecto de trabajar con un material que ya se tiene bien controlado. Esa utilización unas veces se hace formando parte del texto, como algo asumido y sin determinar procedencia, y otras citando al autor como apoyatura. Ese segundo uso es el que, en primer lugar, nos interesa, porque nos «resucita» y acredita a nuestro «Abréu» estudiado. Así: «como dice el padre fray Juan Galindo en su manuscripto», «Dice que padre fray Juan Galindo en su manuscripto», «escrive el padre fray Juan Abreu Galindo de San Francisco de la Provincia de Andaluzía que vicitó todas las siete islas i hizo un copioso tractado de conquista y cosas particulares», «Dice el padre Galindo en su conquista», «Dice el padre Galindo que», «el padre fray Juan Galindo que escrivió la conquista dice»34; «dice el padre fray Juan Galindo en su con-quista », «que trae el padre Juan Abreu Galindo en su tractado de conquista y dice así»35; y «El padre frai Juan Galindo de la mis-ma Orden en su Conquista» y «que dice el padre Abreu»36; «El padre Galindo franciscano, en su manuscripto de conquista de las yslas de Canaria dice», «como lo dice el padre fray Abreu en su manuscripto de conquista de las Islas», «El padre Galindo Abreu ia citado en su manuscripto de conquista dice», «el padre frai Juan Galindo de Abreu que se recivió destas islas de Canaria comuni-có », «dice el padre Abreu Galindo»37; «que trae el padre frai Juan Galindo en su manuscripto de conquista», «el padre frai Juan 34. Cfr. Manuscrito de 1687, de Tomás MARÍN DE CUBAS, libro 1, capí-tulos 2, 12, 14 y 17. 35. IBIDEM, libro 2, capítulos 4 y 7. 36. IBIDEM, libro 3, capítulos 4 y 16. 37. Cfr. Manuscrito 1694 de Tomás MARÍN DE CUBAS, libro 1, capítulos 3, 15, 16, 18 y 19. 42 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Galindo en su manuscripto de la conquista», «En su manuscripto libro de conquista de las islas de Canaria dice el padre frai Juan Galindo», «lo mismo trae el padre fray Galindo en su manuscripto de conquista libº 1º cap. 12»38; «Dice el padre frai Juan Galindo en su manuscripto de conquista»39. Todo ello, por lo explícito, junto con la existencia de su copia-resumen y el propio contenido de su Conquista, recogiendo y adecuando el material que le ofrece «Abréu», fija de manera incues-tionable el contacto directo de Marín con el manuscrito «Abréu». Establecida esa realidad debemos, pues, buscar si lo que pre-senta o utiliza como procedente de su fuente «Abréu» coincide o no con lo que nos muestra el A-BMSC, o con lo que nos dan Del Castillo, Glas y Viera. La primera discrepancia que llama la atención es: Marín no recoge el doble episodio «Ruiz de Avendaño-Ico» y «los herma-nos Guanarame-Tinguanfaya»; tampoco lo hizo Del Castillo. Sí lo harán Glas, Viera y el A-BMSC. La segunda diferencia fija una cronología de conquista hasta 1476 que, parece, quiere indicarnos que el modelo del A-MC historiaba el señorío insular; mientras que el relato de la con-quista realenga estaba regido por el hacer tradicional, línea «Xaimes-Carvajal»40. Marín, que tiene a «Abréu» como una importante fuente, no se sale de la cronología de 1477 para el fin de la conquista de Gran Canaria; mientras que Del Castillo, que tiene a «Abréu» y a las pseudocrónicas como secundarias, fija el año 1484. La línea tiñerfeña, originada en el «Abréu II», se somete a la fecha de 1483. La tercera corresponde al episodio de la muerte de Hernán Peraza, «el mozo», que es contado con variantes respecto al A-BMSC y Viera. 38. IBIDEM, libro 2, capítulos 4, 9, 17 y 20. 39. IBIDEM, libro 3, capítulo 10. 40. Nos referimos a los códices «Lagunense-Quintana-Xerez» y Relación de Diego Carvajal Quintana. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 43 Junto a estas discrepancias episódicas existen diferencias de elementos sueltos. A saber: A-BMSC A-MC Donde dice «parece que a Lanzarote, Fuerteventura y Canaria, arribó...» suprime el «Canaria». (libº 1º, cap. 5) «Tegaste» (idem) «Tagaost» «Guadarfía» (varios) «Guarfía» se omite [escudo de armas de Juan de Betancurt] «Macion, maciote» «Maciot» «Malote» (I, 8) «Marlote» «mahos» (I, 9) «maxos» «altahay» (I, 10) «altihay» «Tibiabin» (I, 11) «Tibrabin» «1488» (I, 11) «1485 ó 1486» «Miguel Peraza de Ayala» (I,15) «Guillén Peraza de Ayala» «Almaluige» (I, 16) «Amaluige» «Masegue Conche» (idem) «Mategel Unchepe» «1384» (idem) se omite «1446» (I, 22) «1436» «De Guillén de las Casas» (idem) «Guillén de las Casas» «Chedey» (varios) «Ehedey» «Esperanza de las Casas» (I, 23) «Inés Peraza de las Casas» «Berne» (idem) «Verde» «doce escopetas» (I, 26) «doce espadas» «Trandarte» (I, 28) «Tixandarte» «Jerónimo Arias» (I, 30) «Hernán Arias» «faycag» (varios) «fayçag» «guanarteme» (varios) «guadarteme» «Diálogos matemáticos» (II, 3) «Diálogos matrimoniales» «Trinte» (II, 8) «Tunte» «su mujer» (II, 26) «su madre» «Herola» (III, 1) «Hera» «cap. 31» (III, 6) «cap. 21» «1407» (idem) «1427» «1484» (III , 7) «1480» Y existen otras, producto de omitir o trastocar líneas o pala-bras dentro de una frase: 44 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a) Confundir a Tasso con Horacio; errar las fechas biográfi-cas de san Buenaventura; «comenzó a reinar año de 1346 y reinó nueve años en Aragón, vino a la corte de este rey don Pedro» (debe decir: «comenzó a reinar años de 1336 y reinó cuarenta y nueve años en Aragón, vino a la Corte de este rey don Pedro en 1346») (Libro 1, capítulo 7). b) Los versos elegiacos a Guillén Peraza son endecasílabos. c) En el libro 1, capítulo 23 los dos párrafos dedicados a la familia de Diego de Herrera debían estar redactados: «Diego de Herrera era veinte y quatro de Sevilla, hijo de Pero García de Herrera, mariscal de Castilla, señor de Ampudia, hijo de García González de Herrera, mariscal de Castilla, capitán en las fronteras de Lorca, el qual fue casado con doña Inés de Roxas [...] los once varones, que fueron: don Juan y don Fernando de Herrera, que murieron sin dexar su-cesión; don García de quien descienden los condes de Salvatierra y en que vino la casa y estado de don Pero López de Ayala, mariscal de Castilla, señor de la tierra de Ayala y de la villa de Ampudia, merino mayor de la provincia de Guipuzcoa; el comendador Gómez de Herrera; Diego de Herrera, señor de las islas de Canaria por casamiento con doña Inés Peraza de las Casas; Pedro García de Herrera; Sancho de Roxas y Herrera; el arcediano de Burgos; fray Luis de Herrera; fray Martín de Roxas, fraile jerónimo del monas-terio de Almenilla y obispo destas islas y electo obispo de Zamora; Fernando de Ayala, el dezidor; y dos hijas que fueron». d) En libro 2, capítulo 30 dice: «Era hijo Pedro de Vera de Diego Gómez de Mendoza y Vera, vecino». Debía deci: «Era hijo Pedro de Vera de Diego Gómez de Mendoza, de la casa de Hita y Buitrago, y su mujer doña María de Vera». e) Los datos familiares de los Moxica y Ciberio debieron ser: «Tuvo este Juan de Civerio, conquistador de Canaria, en su muger, [por] hijos a Juan de Civerio y a Michel de Moxica, éste fue casa-do con Florencia Texada, en quien tuvo entre otros a Juan de Civerio, y a Bernardino Lezcano, éste fue casado con doña Isabel del Casti-llo, en quien tuvo siete hijos varones. Y Juan de Civerio fue casado con doña Francisca de Salazar en quien tuvo siete hijas». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 45 f) El párrafo dedicado al número de ingenios en tiempos del autor podía ser: «Mas en este tiempo no hay más que cinco inge-nios de agua, por haberse dado a plantar parrales, por el trato y comercio que hay de vinos que se llevan desta isla a las Indias. Ya no hay ningún ingenio movido por caballerías». g) Omitir los personajes gomeros Igalgan, etcétera, citados por Torriani y Viera, y que hacen compañía a los Aguacoromos y etcétera. Sólo podemos estar ante un manuscrito copia o manuscrito copia de copia, y además que ha sufrido interpolación y malas lecturas en el proceso. El stemma codicis podría ser: —De un «Abréu I» (original) se sacan una o más copias, al-gunas se interpolan y sufren errores en el proceso, las aglutinamos con el genérico «Abréu II»41, que llamamos línea tinerfeña. Del original, Marín copia en resumen y se genera su A-MC que lla-mamos línea grancanaria. La línea «Abréu II» sirve como mate-rial de consulta para Viera y de modelo para A-GLAS y A-BMSC. * * * Ya señalado lo que podríamos llamar errores y defectos ma-nuales, pasemos ahora a considerar cuestiones de fondo funda-mentales. A saber: ¿Quién fue fray Juan de Abréu Galindo? ¿Podía un hombre de su nivel cultural pasar desapercibido en la comu-nidad franciscana insular? ¿Podía una obra como su Historia ser tan desconocida en las islas? No existe en los registros canarios de franciscanos de finales del siglo XVI y principios del XVII fraile de ese nombre, ni hue-lla de haber sido capaz de escribir tal obra. No aparece en do-cumento protocolizado ante escribano público. 41. Pueden ser copias que sirven de modelo, una para la A-BULL y otra para la A-NP. 46 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA ¿Fue «Abréu» autor de su obra? Hemos conocido que todos los que vieron su o sus manuscritos así lo afirman y consta en los ejemplares conservados. No obstante, siendo un hecho descon-certante que no fuera registrado en las islas, siendo irrelevante la versión de Marín de que pertenecía a otra provincia y de que en las islas estuvo visitando, no es menos cierto que sus noticias sobre la provincia de Canarias tenían que haber llegado a los cronistas oficiales de su orden —aunque esto es discutible porque se pue-den engarzar diversas explicaciones verosímiles—. Pero si exami-namos el texto «Abréu» podemos leer: «Historia [...] escrita por el R.P. fray Juan de Abreu Galindo, del Orden de el Patriarca San Francisco, hijo de la Provincia de Andalucía, año de 1632». «Habían preso dos frailes juntamente con los mallorquines»; «Y a los frailes, por el respecto que les tenían»; «Este San Buena-ventura fue fraile de la Orden del Seráfico Padre San Francisco, y provincial de su orden»; «edificó un convento de frailes franciscos de la advocación de San Buenaventura»; «porque San Buenaven-tura nació año de 1417 y su muerte en año de 1470»; «Procuró luego con los naturales de la isla se convirtieran a nuestra sancta fee católica, por medio de ciertos clérigos»; «fue fraile de la Or-den de San Francisco, llamado fray Alberto de las Casas»; «los primeros frailes que a él vinieron fueron fray Juan de San Torcaz [...] Trujo este venerable padre consigo a fray Diego de San Ni-colás, fraile lego»; «Hay al presente en esta isla de Fuerteventura un convento de frailes de la orden de San Francisco, el primero que en estas islas se fundó»; «que fue don fray Alberto de las Casas, fraile francisco [...]»; «Vino en compañía de Diego de Herrera el sancto fray Diego y fray Juan de San Torcaz, con otros frailes que por todos fueron siete padres [...] se hace mención en la quinta parte de la Historia de frailes menores»; «junto al monasterio de San Francisco»; «Mandóse enterrar en el monasterio de San Bue-naventura que él había edificado, de la orden del seráfico San Francisco»; «que fundaron el convento de San Francisco de Garachico»; «hasta que los canarios echaron y martirizaron unos GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 47 frailes franciscos, echándolos en esta sima [...] junto al monaste-rio de San Francisco». (A-BMSC. libros 1º y 2º). Así no escribiría un franciscano. Ni una sola vez se relaciona la orden con el autor, ni una sola vez se da tratamiento parti-cular de relación respecto a san Francisco y san Buenaventura, los padres fundadores. No se hace mención de la santidad de fray Diego. Así ni siquiera se expresaría un franciscano copista. ¿Franciscano un autor que acude a tan numerosa bibliografía y hace tan pobre uso de fray Francesco Gonzaga y ninguno de fray Luis de Quirós? Si fuera anterior a fray Luis el argumento sería el mismo, pero a la inversa: ¿iba a ignorar fray Luis o dejar de utilizar semejante obra de un correligionario tan próximo? Hay, pues, que poner en duda la autoría de tal personaje. El porqué de la necesidad de ocultar el nombre real del au-tor tiene que estar relacionado con las circunstancias en que estaban envueltas las noticias que da la historia «Abréu I». Y si dudoso es el autor, no menos dudosa es la data de com-posición del original: 1632. El dato viene dado por tres veces en el texto A-BMSC y dos en el A-MC. Lo dan Glas y Viera. No obstante, la manera como viene dado por dos veces en el libro 2, capítulos 25 y 26 (ma-nuscrito A-BMSC), deja muchas sospechas de tratarse de una interpolación. Son una redundancia innecesaria. Todos los argumentos dados por Cioranescu en su estudio de su edición de 1955 son válidos42, salvo el referido al capitán Miguel Mujica, que murió después de 162143. 42. Ellos le afianzaron en la creencia de que la obra se escribió hacia 1602. Miguel Santiago pensaba inicialmente en la de 1632; pero el largo periodo de edición de la «Descripción» de Pedro Agustín del Castillo hace posible el contacto con Cioranescu y el cambio de pareceres, que le llevó a incorporar a su obra la data de 1592 a 1606. 43. Por ejemplo, como regidor decano intervenía en Cabildo el 2 de mayo de 1626: «y el 2 de mayo de 1626 [...] el capitán Miguel Mujica, decano, al-férez mayor y rejidor de la Isla, dio su parecer por escrito en seis hojas y media 48 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Bastaría con el solo argumento derivado de la mención que se hace del árbol del agua de Hierro. Quien eso escribió no puede hacerlo en 1632, 22 años después de que el árbol dejara de existir y de que constara oficialmente su destrucción en 1610. En todo momento se refiere al puerto de Las Isletas, nunca al de La Luz; da los torreones de la Isleta, Santa Ana y San Pedro, pero no el de San Francisco, ni el de Santa Catalina. En ningún lugar deja la impronta de los efectos de la entrada de Pieter van der Does, ni la razzia de 1618. La suya es una descripción an-terior a 1599. Cita dos veces a Cayrasco como canónigo únicamente, lue-go es fecha anterior al 2 de mayo de 1605, en que fue elegido, además, prior. Toda la bibliografía usada es anterior a 1590, y las fechas o menciones modernas que hace no pasan de 1591. Toma las noticias de fray Alonso de Espinosa cuando éste viene componiendo su libro, es decir, estamos hacia 1590. En este año aún nuestro «Abréu» no ha empezado su obra, porque Espino-sa no lo menciona en esa faena. No obstante, hemos de considerar que si bien el original o cuerpo básico es anterior a 1596, esto no quiere decir que un manuscrito recompuesto o una primera o sucesiva copia no fuera del año 1632. La pregunta clave que se nos planteó fue: pero ¿quién, en Canarias y en la segunda mitad del siglo XVI, tenía la capaci-dad para escribir una obra como la Historia de «Abreú»? En la tertulia Cayrasco no podía estar, porque el guiense nos habla históricamente con otra «sintonía». Confesamos que sólo se nos ocurrieron dos nombres: Gonzalo Argote de Molina y el licen-ciado Luis Melián Betancurt. De uno teníamos los datos deri- [...] como los jesuitas alegaban que había falta de confesores, los frailes se pudieron en los bancos para demostrar que para las catorce mil almas que contenía la Isla era sobrada pues no acudían y tenían que volverse a sus celdas». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 49 vados de su biografía; del otro, su confección de su Origen y conquista de las yslas de Canarias44. Nuestra metodología marxista nos forzaba a ir a una repues-ta ecléctica: Argote regenta la Casa Señorial y sus documentos; mientras que Melián hace labor de búsqueda y compilación documental para servicio de la Casa. Deben ser, pues, los dos los que participen en la confección de la Historia de «Abréu». Pero sopesamos algo más: Los biógrafos del primero nos transmitían, entre otros datos, que el escritor y pintor Francisco Pacheco, paisano y amigo de Argote, nos dejó escrito que éste estaba redactando una Histo-ria de las islas Canarias45. La muerte cortó en seco el intento. En el texto «Abréu» hay datos, provenientes del archivo se-ñorial, que no ha alcanzado Melián. Un genealogista experto sobrevuela la obra... La biografía de Argote, pues, impuso la respuesta. El autor se describe como andaluz, alumno de Thámara, aporta amplia bibliografía de calidad anterior a 1590, es un experto genealogista (no precisa citar fuente al respecto), reproduce la losa y epitafio de Diego de Herrera46, inventa una expedición en 1390 (o 1385) al mando de Hernán Peraza47, menoscaba los derechos señoriales de los Saavedra, reconduce todos los dere-chos hacia el marqués-conde Agustín de Herrera, tiene acceso a los archivos del marqués-conde de Lanzarote, es testigo del árbol del agua antes de su destrucción, es testigo de las viejas imáge-nes sacras antes de ser enterradas por orden obispal y contacta con el moro Helexgrut. 44. En carta particular para apoyar sus pretensiones, su hijo dirá de él que era el hombre que más sabía de todas las cosas y gentes de las islas. 45. El clérigo taurino Dámaso de Quesada y Chaves lo vio en Madrid, en la Real Biblioteca: «quedaron sin imprimir lo que de estas islas y genealogía de su suegro había escrito y se ven sus manuscritos en la Real Biblioteca de Madrid». 46. Lo que resultó un memorial de méritos. 47. Esto se hace sobre los datos facilitados por el cronista de Enrique III de Castilla, al referirse a la de 1393. Con el fraude se envejeció el derecho señorial de Hernán Peraza sobre las islas. 50 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Estamos haciendo el retrato robot de Gonzalo Argote de Molina, notable polígrafo. El mismo que satisface la queja de Espinosa, hacia 1590, sobre la interpretación de las letras de la orla de la imagen de la Candelaria y el que deja una historia de Canarias inacabada después de que se haya editado la de Espinosa. En el libro 2, capítulo 26 de su Descripción, Pedro Agustín del Castillo dice algo que llama la atención: «me avré de valer de lo que e logrado de los escriptos que en dichas islas pudieron investigar y recoger en tiempo más próximo a los sucesos los pa-dres Fr. Alonso Espinosa, del Orden de Predicadores, y Fr. Juan Abréu, del de San Francisco, ambos extraños de esta isla (que el primero aplicó a la conquista de Tenerife en su “Aparición y milagros de Nuestra Señora de Candelaria”, y el segundo, con más generali-dad, dise de todas las islas, UNO Y OTRO POR LOS AÑOS DE MILL QUINIENTOS Y NOVENTA)». ¿Alcanzó en el original a conocer paternidad y génesis? ¿O simplemente es una deducción a partir del texto galindiano: «Yo lo conocí y traté muchas veces, y me contaba muchas cosas. Mu-rió en Lanzarote, año de 1591»? Si Argote hubiera juntado la citada bibliografía, unido la in-formación derivada de su Nobleza del Andaluzía (tanto el tomo editado como el pendiente), que sabe que Hernán Peraza no es de la familia de los Marteles, aprovechado la obra de fray Alonso de Espinosa y el manuscrito llamado «Troya» por la investigación especializada48 y un manuscrito «Lagunense-Quintana», utiliza-do documentación dimanada del archivo señorial, etcétera, esta-ríamos con lo que bien podría haber producido un «Abréu I». Sin embargo, nuestro convencimiento pasa por ver que lo suyo buscaba hacer una historia del periodo señorial, una historia del derecho señorial a las islas, antes que una historia de la conquista de Canarias. Su condición de genealogista y de parte interesada hizo alterar ciertos elementos familiares. 48. Un tratado de etnología canaria prehispánica, particularmente amplio en lo referente a El Hierro, La Gomera, La Palma y Gran Canaria. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 51 Sabemos que abandonó la empresa de editar la segunda par-te de su Nobleza y que desde 1590 se puso a trabajar en una historia insular, dejándola inacabada en 159649. Al morir, junto con su manuscrito inacabado debió de haber quedado multitud de datos interpretables, borradores y materiales acotados con notas o referencias. Se habría necesitado un experto para poder rematar el trabajo y darlo acabado manteniendo el tratamiento del au-tor original, lo que no se dio en el amanuense del «Abréu I». Los pleitos habidos hacia 1630 entre los Herrera (Agustín de Herrera y Rojas y Luisa Bravo de Guzmán, su mujer) contra los Saavedra o el duque de Lerma son argumentos que justifican hacer un «memorial» de méritos y derechos de los detentadores, por más de 150 años, del señorío insular. En el año 1631 había muerto el marqués Agustín de Herrera Rojas, y en 1632 lo hacía su hijo, heredero y menor bajo la tutela de su madre doña Luisa. ¿Necesitaron Agustín y Luisa propulsar una obra del estilo «Abréu» para, luego, apoyar su memorial litigoso? No otra cosa que esa indicada Historia de Argote, acabada de en-cargo por mano ajena (copista poco conocedor de la materia, que hace labor de «zurcido» y de manera mecánica, poco pensada). Vivían por entonces en Lanzarote personajes como Juan de Quintana y Alonso de Xerez Cardona, muy vinculados a la pseudocrónica «Lagunense-Quintana», porque el primero disponía del original y el otro hizo una copia. 3 EL RESUMEN QUE MARÍN HIZO DEL ABRÉU. CONSIDERACIONES Entre los materiales fuentes que utiliza Marín para compo-ner su Historia se encuentra «Abréu». En este estudio lo hemos llamado A-MARÍN. Hace un doble uso del mismo: 49. Suspensión debida a los pleitos que tuvo en los últimos años de su vida. A saber: con su suegro contra los Saavedra; contra su suegro; contra la Inquisición, a su enfermedad y muerte en 1596. 52 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a) Traslada datos puntuales de la fuente a su manuscrito de historia. b) Hace resumen de la fuente y lo deja en su archivo como «papel de trabajo». Es cierto que Marín, y lo mismo hará con «Cedeño», no hace una transcripción literal, sino un Resumen libre, aunque no se aparta del contenido de su fuente. Además, no duda en hacer acotaciones y anotaciones marginales. Millares Carlo, en la revista El Museo Canario, ya hizo men-ción y consideraciones sobre este resumen. Había fotografiado en el archivo condal los originales con la idea de editarlo en su momento. Efectivamente, el resumen consta de 12 capítulos: —El primero responde a la conveniencia de condensar los primeros del «franciscano» y que reunían aquellas noticias de fondos clásicos o vinculados a las escuelas de Indias. —Del 2º al 5º recogen lo referido a las noticias etnológicas de las cuatro islas menores o de señorío, pero ceñido a los tiempos de Jean IV y las primeras visitas de europeos. —El 6º cierra el periodo de Jean IV y condensa el gobierno de Maciot hasta su partida a la isla de Madeira. —El 7º se dedica a Guillén de las Casas, Fernán Peraza y Diego de Herrera. —El 8º nos lleva al momento de la adquisición de las tres islas insumisas por la corona y sigue la suerte de la familia Herrera- Peraza hasta el ascenso de Guillén Peraza de Ayala en las islas de La Gomera y El Hierro. —Los capítulos 9º y 10º están dedicados a la etnología de los palmeses y su conquista por los europeos. —El 11º se concreta a la etnología de los guanches. —Y el 12º es un resumen de la conquista de Gran Canaria, desde Jean IV hasta su incorporación a Castilla, durante el cual Marín se vale de elementos ajenos, que complementan o susti-tuyen a los del «Abréu». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 53 Veamos el cuadro comparativo entre el Resumen y el «A-BMSC»: RESUMEN DE MARÍN A-BMSC capítulo 1 libro 1º, caps. 1-6 id. 2 id. 7-9 y 12, 13 y 16 id. 3 id. 10 y 11 id. 4 id. 14 y 15 id. 5 id. 17, 18 y parte 19 id. 6 id. Parte 19, 20 y 21 id. 7 id. 22-28 id. 8 id. 29-30 libro 2º, caps. 27-30 libro 3º, caps. 21-22 id. 9 id. 1-6 id. 10 id. 7-9 id. 11 id. 10-13 id. 12 Resumen libre haciendo su esquema de la Historia de la conquista de Gran Canaria, añadiéndolo material ajeno al «Abréu». Es un inicio de confección del pseudoEscudero (li-bro 2º, capítulos 2, 3, 4, 7 y 850). Los capítulos 14-20, del libro 3º, no son recogidos por Marín en el Resumen, porque los suple por los textos Espinosa, «Lagunense-Quintana» y «Alarcón». Los capítulos 23-26 son omitidos por razones obvias dada la propia naturaleza de esos capítulos (tema San Borondón). Vamos, ahora, a conocer los elementos ajenos que Marín in-troduce en su resumen «Abréu»: Capítulo 1º.—«Esta conquista de las Islas fueron recopiladas por el Pe. fr. Juan Abréu Galindo, religioso de nuestro P. S. Fran-cisco de la Provincia de Andalucía, que las anduvo en vicita e inquirió papeles, memorias i antigüedades de que hizo un buen libro de cosas mui particulares de la qual pondremos lo que faltó en los 50. Las palabras de la lengua grancanaria las llevará a su capítulo XI. 54 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA libros que hemos scripto de la conquista de Juan de Betencourt por el licenciado Le Berriel i de Canaria por manuscriptos deel Alfé-rez Alonso Xaimes; recopilosse año 1632. Con ánimo de imprimir la obra de mucha curiosidad». Con ello, en primer lugar, quedan confirmadas la autoría y la data que presentaba el manuscrito original. Nos transmite un matiz: él está convencido de que el autor no ha formado parte de comunidad religiosa alguna de las islas; es un visitante veni-do ex profeso para reunir información, escribir y publicar una historia de las islas. Además, Marín nos está informando de que él ya tiene escritos unos capítulos basándose en Le Verrier y el códice «Lagunense-Quintana-Xerez», es decir, su pseudoEscudero (lo veremos en su lugar). Capítulo 2º.—Nos encontramos con una anotación marginal referida a la cita sobre el martirio de los dos franciscanos. Dice que eran de la Orden de San Agustín («San Augustín»). «En esta zima ai tradición fue el martirio de San Avito, presbí-tero, año de Christo 106, spañol, de Toledo, discípulo de San Eugenio, arzobispo de Toledo. Trae la vida y martirio deste santo don Juan Tamayo de Vargas [sic] en el Martirologio spañol, tomo primero día 3 de enero», que nos conecta con una de sus fuentes de aquel tema que tanto le interesó al teldense. Se trata, en realidad, de Juan Tamayo de Salazar y su Martyrologium Hispanorum, obra editada en 6 volómenes antes de 1626. En la línea falsificadora que instauró Jerónimo Román de la Higuera. Tenemos otra nota marginal que nos apunta otra fuente: «Steban Garibai i Samalloa, lib. 14, cap. 6 i 21». Novedad interesante que no sabemos si procede del propio Marín o estaba contenida en el «Abréu I» es: «para rezarcir el gasto de los navíos i gente robaron la Imagen no pudiéndola haver la dexan en Tenerife». En clara referencia a la incursión castella-na de 1393. La anterior se ve acompañada por nueva nota marginal que indica: «fray Alonso de Spinosa en el lib. de los Milagros del Ori- GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 55 gen de Nta. Sra. de Candelaria, cap. 2, fol. 31, dise que en la computación de las lunas los antiguos naturales las usaban, fue la aparición desta milagrosa imagen por los años de 1400 y 105 antes que la isla fuesse conquistada i descendió sobre una peña a la orilla de la mar, en la boca de un barranco en un lugar desierto [roto]». La noticia, por otra que se relaciona y que más adelante ve-remos, parece apuntarnos a una tradición que recogió Marín en la Gran Canaria y que situaba la imagen primero en esta isla; pasando, de manos de los asaltantes, a los guanches. «Éstos [Los normandos] casaron con naturales menos los que traxeron familias de la Francia; Maciot de Betencourt, sobrino de mosén Juan, casó con hija de el Rei de Lanzarote i él era africa-no, como lo dice el licenciado Juan Le Berriel, lb. 1º, cap. 23 de la conquista de estas islas». Marín ha traído datos de dos fuentes: Le canarien y el «Cedeño». Estamos en la forja de los enlaces Maciot-Teguise y Andrés-Luisa, que se incorpora al pseudoEscudero. Capítulo 3º.—«llamada Tite» que, aplicado a Lanzarote como denominación prehispánica, es una aportación clara derivada de Le canarien, incorporada al pseudoEscudero. Capítulo 4º.—Al relatar la muerte de Artemys añade: «como largamente lo trae el libro de los franceses». Dejando así constan-cia de su preferencia y orden en el conocimiento de las fuentes. Capítulo 6º.—Igual que en el anterior, y al hablar de Jean IV, indica: a) «como todo consta de su historia». b) «año de 1425». c) «de hedad de zinquenta y tres años51; tiene por armas un león rapante negro en campo de plata, lengua i uñas rojas y añadióle 51. Rectificando, Marín ha sobreescrito un 55. 56 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA dos salvajes a los lados deel escudo. Vatió moneda de plata con armas de Aragón i Castilla i éstos andan en las islas con la mo-neda de Portugal llamados tostones i medio tostones». Antes de este párrafo está el 1400, año que da «Abréu» para la llegada de Jean IV. Encima de ese 1400 hay un «2», que nos indica el rectificado que hace Marín en función de la data de Le canarien: 1402. d) «casó con una hija del Rei natural de Lanzarote», refieriéndose a Maciot y procedente, como dijimos, del «Cedeño». e) «Maciot las vendió 1º a Pedro Barba con licencia del Rei. Maciot, 2º, vendió ael conde de Niebla. Maciot, 3º, vendió ael infante de Portugal, 1425». Es una nota al margen que complementa la noticia de la marcha de Maciot a la isla de Madeira. f) «fol 80». Indicación marginal, que se refiere al folio de esas cifras de este resumen, que da orden dentro del conjunto. Se trata del folio primero, de la primera numeración, 102 de la segun-da, correspondiente al capítulo XII. Es una llamada que se hace Marín para ayudarse al componer su Historia. g) «1433». Nota marginal referida al traspaso del derecho a las islas entre el conde de Niebla y Guillén de las Casas. Es una nota que corrige el texto, ya que la cronología del «Abréu» es 1427. Capítulo 7º.—«1433». Nota marginal de rectificación y acla-ración sobre el texto «Abréu». Se relaciona con la fecha de traspaso entre Guillen de las Casas y Fernán Peraza. Es curioso cómo Marín, influenciado por el dato de Pellicer-Núñez, comete un lapsus mental y escribe «cuñado» en lugar de yerno. El «Abréu» lleva al parentesco «yerno»; mientras que Pellicer y Núñez siembran la duda de ser cuñado. Todo se hace para introducir en escena a Fernán Peraza, omitido en el «Abréu»52: «vendiólas a su cuñado Fernán Peraza, vino a ellas i con su hijo Guillén». 52. Zona sin terminar de Argote. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 57 «Fernán Peraza i su hijo Guillén vinieron a las quatro islas, matáronle ael hijo en La Palma» es una nota marginal que tiene el mismo sentido que la interpolación anterior y que, como aclaración, acompaña a la secuencia de la venida y muerte de Guillén Peraza. «vino a Fuerte Ventura i Lanzarote Diego de Herrera i dª Inés 13 de julio de 1450; es lo más cierto» es otra nota marginal que corrige y amplía el texto galindiano. «aquí se quedaron religiosos» es otra nota marginal, de otra fuente, que amplía el texto de «Abréu», referido a la misión del obispo López de Illescas en las partes de Telde. «vino Diego de Silva a Lanzarote año 1464» es nota marginal de ampliación informativa. «Pedro Barba Campos, año 1427» es nota marginal de rectifi-cación sobre las citas de «Abréu», relativas a las incursiones de portugueses en las islas. Es un párrafo corrupto en nuestro A-BMSC que, en el «Abréu-I», ya arrastraba gravámenes de redac-ción y contenido. Sin embargo, el «Abréu-I» contenía elementos que se perdie-ron en el proceso de copia53. Así: «Havía juntamente grandes re-vueltas i guerras entre Castilla y Portugal con el Rey d. Henrique IV de Castilla i d. Alonso V de Portugal, alegando la reina de Castilla dª Juana que su padre el de Portugal le havía echo donación de estas islas; lo qual contradecía su tío el infante d. Fernando de Portugal». La noticia de fondo es la merced de Enrique IV al conde de Athouguia y los pleitos o contactos posteriores entre las dos Cortes. Marín es confundido por los gravámenes históricos en filiación que trae el Abréu-I: Juana de Portugal era hermana de Alfonso V y del infante Fernando, hijos todos del rey Duarte. Se comprende, por la redacción del «Abréu-I», la confusión de Marín trayendo a escena a Juana la Beltraneja, hija de Juan de Portugal y de paternidad políticamente discutida. 53. Son de la misma naturaleza de los que habíamos captado en Marín, referidos a confundir a la reina Juana, mujer de Enrique IV, con su hija Jua-na la Beltraneja. 58 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA En nota marginal da un dato de ampliación, a modo de re-cordatorio para él: «disen que Silva vino contra Canaria en tiem-po de Juan Rejón 1469, a fin del año». Para nosotros tiene mu-cho interés, porque si el dato le ha venido por el año estaría-mos ante la aglutinación de dos hechos diferentes. En otra nota entre línea, de carácter informativo, destaca la ubicación del Bañadero: «playa de sardina». Contenido en el texto resumen, salva un error del A-BMSC cuando, refiriéndose a los regalos que intercambian Silva y el guadarteme de Gáldar, escribió que Silva dio 12 «escopetas» a los gaires. Ahora vemos que el «Abréu-I» decía: «i doze spadas». «la prición destos dos Reies nadie la trae sino el Pe. fr. Juan de Abréu que scrivió por relaciones año de 1632, pudiera ser fuessen capitanes y assí la victoria fue por Herrera que pudo mui bien aora señorearla i no volverse como se volvió a Lanzarote». Y al margen añade: «esta batalla y prisión de Guadarteme la niegan todos».Cuya naturaleza define la intervención de Marín: comentar un texto galindiano con el que no está acorde y del que discrepan todas sus demás fuentes. Vuelve a sernos providencial el resumen de Marín, que nos aclara otra duda sobre el contenido del «Abréu-I», oscurecido en el A-BMSC. Dice Marín: «vinieron el Guadarteme de Gáldar y Egonaiga y Guanache Semidan con otros muchos i el faizag que es como religioso o consejero llamado Chanbeneder y el de Telde Guanariragua, también faizag, estos cuatro eran hermanos». El párrafo que seguía a la mención del guadarteme de Telde, Bentagoihe, parece decirnos que éste, el guadarteme de Gáldar, Chanbeneder y Guanariragua eran hermanos. Sin embargo, la mención de un Egonaiga y un Guanache Semidan, la omisión aquí del nombre del «sachem» galdárico, Egonaigachesemedan, y la diferencia con el texto del A-BMSC nos inducían a ver un lapsus de escritura en Marín. El texto en el A-BMSC nos dice: «Y luego vino el Guadarteme de Gáldar, Egonayga Guanachesemedan, con mucha gente, y vi-nieron los faysanes de Gáldar». Era un texto oscuro porque, en GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 59 relación al antropónimo del «sachem», cometía una desarmonía con el que le da en otras ocasiones: Egonaygachesemedan. Des-armonía y contradicción que se manifiestan al darnos, también, un Guanachesemedan para otro personaje: nuestro Fernando de Agalda (don Fernando Guadarteme). Estas dudas y la lectura del texto de Marín nos llevaron a pensar en el error del A-BMSC. Ahora tenemos un elemento de juicio nuevo. Así llegamos a que Marín pudo cometer lapsus calami al componer su resumen, que debía ser: «vinieron el Guadarteme de Gáldar [,] Egonaiga [,] y Guanache Semedan con otros muchos». Es decir, hemos suprimido el «y» entre «Gáldar» y «Egonayga», dejando a éste como el antropónimo del «sachem» que, al presentarse en escena, viene acompañado de Guanache Semedan54 y el resto de sus notables. Nos parece que así se racionalizan los textos de Marín res-pecto del A-BMSC, sacándose la conclusión de que Egonaigachese-medan, Guanachesemedan, Chanbeneder y Guanariragua eran cuatro hermanos: el «sachem», su sucesor y los doz faizanes o faiçanes de las subtribus. Estamos, pues, en la línea tradicional de que la infanta me-nor, hija del fallecido Egonaychesemadan, bautizada y casada luego como Catalina Guzmán, era sobrina de Guanachesemadan, nues-tro bautizado Fernando de Agalda. Nos restaba la inserción del dato posible que hacía a Bentagoihe hermano; es decir, que él era uno de los cuatro hermanos que cita el texto. Estaba reforzado con otro dato que hacía a sus hijos sobrinos del «sachem» de Gáldar. ¿Cómo resolver la cuestión? Simplemente, casando al teldense con una hermana de aquellos cuatro...; así Egonaygache seguía siendo tío de los dos infantes teldenses, sin ser hermano de Bentagoige. No obstante, el mayor éxito de este hallazgo radica en la fi-jación de la gran interpolación o sustitución falseada, que con-tiene A-BMSC: la situación de Fernando de Agalda a nivel insu-lar y el papel de su hija Margarita. 54. Su hermano y con preeminencias jerárquicas. 60 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Ya conocemos la línea que adoptó Marín como consecuen-cia de otra fuente (Carvajal) y vemos que el teldense no refuta o señala nada especial para el texto «Abréu-I». Esto nos lleva a situar la aparición de la versión «Abréu-II» con proximidad a Marín y fuera de su conocimiento. Estamos, pues, ante el «Abréu» lí-nea Tenerife, modelo de Núñez de la Peña, guía del A-BMSC. «1468» y «murió de modorra» son dos notas marginales infor-mativas que añade Marín, que sitúan elementos biográficos de Bentagoihe. Alcanzamos otro punto interesante: Marín se encuentra con un texto confuso y resuelve. El tema se refiere a la venida a Lanzarote de una embajada de grancanarios, que han viajado para tratar con Diego de Herrera. Es el dato contenido en el A-BMSC y que se acredita como la trascripción resumida de un documento visto por «Abréu-I». Marín, en el momento de dar el año, sufre duda y emborrona la cifra en base a escribir cifras sobre cifras: 1468 sobre 1476 ó 1476 sobre 1468. La duda le surge por el texto y contexto del relato y por el dato del pasaje en particular: el texto discurre por 1468 e, inopinadamente, se intercala una escena de 1476 con aparente correlación o continuidad. Marín trató, parece que de primera impresión, de fechar el documento dentro de la secuencia 1468; luego, considerando la claridad del dato, lo rectificó al suyo en 1476. Como última medida, racionalizó el conjunto: el documento y acto fueron en 1476; pero no durante o de inmediato al plei-to del señorío y la transacción con la corona. Esto fue lo que hizo Marín. Lo que debió de hacer «Abréu-I» fue, desde el momento de la transacción, cortar la continuidad de la totalidad de los he-chos relatados y concretarse, durante los restantes capítulos del libro 1º, a situar lo concerniente a los Herrera-Peraza, dejando para el libro 2º, lo relativo a la conquista realenga. Hace una nota informativa relativa a la misma materia: «pri-mero se cassó Saavedra que viniessen los rehenes de Canaria». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 61 Añade nota marginal que fecha el evento del texto: «1469». E interpola algo de su cosecha: «y porque pidió hazer maiorazgo de La Gomera i El Hierro se le dio título de Conde para uno de sus hijos». Es un texto que contradice otros textos de este «Abréu- I» y del A-BMSC. Marín lo debió de tomar de Núñez o Pellicer. En clara mención a la cita del compilador y su relación con el morisco Juan Camacho: — «el autor desta obra lo conoció i practicó algún tiempo». — «gobernaba con título de Conde las dos islas de Gomera y Hierro» y «fol 41». La primera nos sirve de apoyatura para ver en Marín al in-troductor de estos gravámenes. Su fuente vuelve a ser Pellicer o Núñez. La segunda es una llamada de trabajo que se hace Marín y que le lleva al capítulo del pseudoEscudero, que trata el tema de Fernán Peraza, hijo de Diego e Inés. «(como largamente en otras partes consta de su conquista)» y «Pe. Abréu». Es una acotación con referencia a la intervención de Vera en la Gran Canaria. Este añadido de Marín nos sirve de garantía para conocer que «Abréu-I» sí tuvo capítulos dedi-cados a la conquista de la Gran Canaria, y sabremos de inme-diato que debían de tener una línea tradicional acompañada de datos singulares, residuos de la fuente original o adquiridos del compilador. «para que trabaxasen en los ingenios de cañas (fue el año de 1488)». Añadido informativo de Marín referido al episodio de Vera y los gomeros. Marín nos permite comprobar que fue el compilador el que introdujo este desdoblamiento del episodio; es decir, ha-cer de unos mismos hechos dos relatos o acontecimiento diferentes. No otra cosa que utilizar un episodio y dividirlo en dos por efecto de unos datos más lejanos e incontrolados55. 55. Se remotan a los gomeros cautivados por armadores onubenses y li-berados en 1478, que quedaron en la conquista de Gran Canaria, se rebela-ron contra Rejón y, en tiempos de Algaba, fueron llevados a su isla. 62 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA De inmediato entra Marín a relatarnos el episodio de la muerte de Fernán Peraza. Advertimos que se sale de su línea de condensaciones y entra en una reproducción detallada. Por com-paración con lo que nos muestra el A-BMSC apreciamos notables y singulares diferencias; es decir, son dos textos diferentes que coinciden en el tema que tratan. Es, pues, un dilema interpretativo: Marín, en un trabajo de condensación, entra a tratar de un tema con notable extensión. A-BMSC, en una obra extensiva, da el tema tratado de modo diferente. Veamos ambos textos en paralelo y comprobemos lo afirmado: «ABRÉU-I» / MARÍN A-BMSC «Passados algunos días volvió a tractar con rigor a los gomeros el [¿Conde?] de que andaban mui disgustados; i mayormente dellos todos mui se-losos, tractaban con una hermosa gomera llamada Iballa que vivía en unas cuevas en el término de Gua-hedun onde Hernán Peraza tenía tierras i cortijos de sementera, i esta era la escusa conque iba siempre a verla, i tenía madre mui selosa i tíos; era por el mes de noviembre quando le avisaron que fuesse a sus tierras i dixole un viexo llamado Pablo Hapalupu que mirasse su señorío no le matasen los gomeros que había disgutado por el caso, de onde se indignó contra el viejo gravemente, algunos días primero que le matassen hicieron consulta sobre esto tres gomeros parientes de la Iballa, sobre una laxa de la mar onde se fueron a nado llamada Taguluche i tractaron de matarlo; echa [...] nos que que-rían prenderlo fuesse essa la seña, haviendo venido a tierra los tres dixo el uno ¿pues si le matamos no se ha «Pasados algunos días, Hernán Peraza se avenía mal con sus vasallos, tra-tándolos con rigor y aspereza, de-seándole los amigos y enemigos todo mal. No contento con la que en casa tenía, trató amores con una gomera hermosa, que vivía en unas cuevas en el termino de Guadehun, donde tenía sus tierras de sembrar; y, con achaque de que las iba a hacer sem-brar, se fue allá, que era por noviem-bre, con sólo un escudero y un paje. Habíale avisado un gomero, que se decía Pablo Hapalupu, viejo, a quien los demás reverenciaban y tenían por padre, que se guardase y tratase bien a sus vasallos; por lo cual Hernán Peraza lo quería mal y tenía por sos-pecha dél juntóse con los del ban-do de Mulagua, y fueron a una peña, donde hacían su consulta, en Tagulu-che, y trataron solamente de pren-derlo; y concertaron con la gomera de quien andaba Fernán Peraza ena-morado, lo mandase a llamar, y así lo hizo. Era Hernán Peraza valiente y animoso y atrevido. Aconsejóle su GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 63 de saver? Luego los dos mataron a éste i uno de ellos fue el viejo Pa-blo Hapalupu, que eran de los van-dos de Orone y Amulagua, i que la viexa avisasse de venir lo qual él hizo de buena gana i el paxe le decía que no fuesse onde estaba la gomera, i importunándoselo muchas veses, en-tró dentro de la cueba a cosa de las nueve de el día estaba sola la vieja la qual fue a avisar a un primo de la mosa, ganadero de Guahedun, lla-mado Pedro Hautacuperche que fuesse a dar aviso a los que havían de venir a prenderlo y la viexa se volvió a la cueba i serca de enme-diodía se oió un gran silbo sobre el risco de la cueba i salió afuera i dixo en su lengua que dentro estaba, oiéronse más i más silvos i la mosa se asustó i dixóle a el conde que que-rían prenderle, que saliesse disfrazado en traje de mujer, con una talla a una fuente que es por el camino onde te-nía el criado el vallo, un buen rato apartado y assí salió vestido de una saia i cubierta la caveza; quando dixo la viexa en su lengua ¡ai ba esse, seguidle!; i salió la ija i dixóle a Hernán Peraza que fuiese i se diesse priessa en su idioma que el bien entendía que fueron estas palabras AHELILES AJUXAQUES AVENTAMARES, ¡que te quieren matar!; entonces fue corriendo i llegando ya serca deel caballo llegaron los gomeros mui zerca y el criado hubo en él i allí lo atravezaron conun dardo sin hierro i fueron siguiendo a el criado por más de dos leguas i media hasta la torre onde entró huiendo i ael se-rrar la puerta clavaron en ella uno escudero no fuese donde la gomera le llamaba. No quiso, sino entrar donde la hermosa gomera estaba con una vieja, y solas en una cueva; y mandó al escudero y al paje se fue-sen a otra cueva. Los gomeros esta-ban avisados y juntos. Pablo Hupa-lapu con otros compañeros se fue-ron a la cueba donde estaba Hernán Peraza y a cuantos encontraban, avi-saban cómo lo iban a prender, que estuviesen aparejado. Todos eran de un acuerdo. Hupalapu como era vie-jo, se quedó un poco detrás; los de-más se adelantaron. Estaba un mozo, que se decía Pedro Hautacuperche, que guardaba su ganado en Aseysele, en el término de Guachedun, y pa-riente de la moza: dijéronle iban a prender a Hernán Peraza, que esta-ba con la parienta de Guahedun, y que Pablo Hupalapu venía con ellos al efecto. Éste era del bando de los de Mulagua. Muy atrevido, ligero y determinado; estaba sentido de Her-nán Peraza y deseaba se ofreciera ocasión para vengarse. Y, como en-tendió iba Hupalapu con ellos, tuvo más ánimo, por el respecto que to-dos le tenían. Dijo a los compañe-ros que no aguardase a Hupalapu, que era viejo; que él lo prendería, que bastaban. Y, puestos encima de la cueva donde Hernán Peraza esta-ba, la gomera, como estaba avisada y sintió el ruido, le dijo que se vis-tiese presto, que lo venían a pren-der sus parientes. Vistióse de pres-to; y, por disimular, se vistió una saya. Y, al tiempo que salía la vieja que estaba dentro, que era de la consulta, dijo: ¡Ése que sale es; prendedle, no 64 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA u dos dardos sin hierro; i púsose después una crus en el camino i citio onde mataron a Hernán Peraza a las doce deel día=El viexo Pablo Chupa-lapu lloró i sintió la muerte después de hecho como arrepentido i dixo ¡ai quedáis vosotros que pagaréis mui bien i vuestros hijos la muerte deel señor!, i pocos días después murió de pesar; los gomeros decían como por refrán: ¡Ya el ganigo de Guache-dun se quebró! i onde todos iban a veber leche, i era porque iban a vicitar a Hernán Peraza quando ve-nía a su cortijo. La viuda dª Beatriz de Bobadilla dio orden de enterrar a su marido i luego vinieron los gomeros a prenderla i la tubieron citiada muchos días i los culpados buscaban en la cierra onde forta-leserse ». se vaya! Como Hernán Peraza lo oyó tornóse dentro, viendo la gente que le estaba aguardando, diciendo que lo habían de prender o matar en hábito de hombre, y no de mujer. Y, poniéndose las corazas y embrazando la adarga y su espada, se puso a la puerta de la cueva. Estaba encima Pedro Hautacuperche, con una asta como dardo, con un hierro de dos palmos; y arrojándosela, metió por entre las corazas y el pescuezo, que lo pasó de arriba abajo, y luego cayó allí muerto. Mataron también el es-cudero y al paje que había llevado consigo. El viejo Pablo Hupalapu, como vio muerto a Hernán Peraza, lo lloró con mucho dolor, y dijo a los gomeros que allí estaban, que ellos y sus mujeres y hijos lo habían de lastar, que se guardasen; y den-tro de pocos días murió de pesar. Los gomeros que mataron a Hernán Peraza, subidos en los cerros, decían en su lengua: ¡Ya el ganigo se Guaha-den se quebró! Y ganigo es como cazuela grande de barro, en que comen muchos juntos; y porque todos iban a hacer reverencia y aca-tamiento a Hernán Peraza. Decían iban a beber leche en él, como gani-go. Hizo traer Beatriz de Bobadilla el cuerpo de Hernán Peraza, y con toda presteza lo hizo enterrar; y ella se recogió en la torre». Es claro, pues, que no hay resumen, sino un modo diferente de contar el episodio. Pero más nos interesa poner de relieve cómo van apareciendo elementos cuyo origen con garantías se nos ocultaba. En el episodio de enfrentamiento entre Vera y Frías, como consecuencia de la represión sobre los gomeros, Marín nos da GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 65 datos que difieren de los de la versión A-BMSC. Es consciente de que entre sus fuentes existen divergencias irreconciliables. Así, al fijar la cronología de la venida de Maldonado, dice «por fin deel año 1490, otros dicen 1488 i es cierto». Ese 1490 debe ser el contenido en el A-BMSC; mientras que 1488 responde a su fuente pseudoEscudero (vía «Cedeño»). Esta marcada preferen-cia, «i es cierto», nos indica que Marín entre A-BMSC y el pseudoEscudero56, cuando se presentan episodios paralelos pero encontrados, muestra inclinación por el segundo. No pensamos que Marín actúe alegremente57. Marín y el A-BMSC están erra-dos y los suyos son datos deformados sobre otros reales. Am-bos parten de que el pleito se dilucidó entre Vera y Frías. De-jando de estimar que tal pleito no existió, sí nos interesa más aquí resaltar que Frías no llegó a alcanzar el problema58. En su lugar estaba, desde el inicio del mismo, el obispo La Serna59. Por eso no podían encajar datos que relacionasen a Frías y la veni-da de Maldonado con el posterior nombramiento de La Serna. También existen divergencias de fondo en el episodio Hernando de Vera y Beatriz de Bobadilla, ya que el A-BMSC sostiene la lí-nea de que Beatriz quiso entregar a Hernando; mientras que Marín nos la presenta como una mediadora para que se le perdone. Al dar entrada a Guillén Peraza, hijo de Fernán y Beatriz, nos lo califica como «fue el primero que tubo título de conde de las dos islas Gomera y Hierro». En línea con el mensaje del A-BMSC y en contradicción con aquél otro proveniente de López de Gómara. Capítulo 8º.—«1468», nota marginal informativa que sitúa la escena de los pleitos entre Diego de Herrera y sus vasallos de Lanzarote. 56. Tómese éste como el conjunto ya perfilado por Marín, al haber agluti-nado o seleccionado datos de diversas fuentes sobre la Lagunense-Quintana. 57. Recordemos nuestra premisa sobre el teldense: Marín no miente, aunque sí se equivoca. 58. Realmente había muerto en 1485. 59. Electo en 1486. 66 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA «hallóse [ilegible] 3 instrumentos ante Juan Ruiz de Çumeta escribano de Lanzarote», es nota informativa referida al mismo asunto anterior. Capítulo 9º.—Al citar a Guillén Peraza, hijo de Hernán e Inés, trayéndolo a la conquista de La Palma, lo hace en el «año 1420». Inicialmente, atendiendo al texto y datos anteriores, se muestra como un lapsus calami en lugar de 1427, 1442, 1443... Si po-nemos nuestra atención en la Historia de Marín vemos que, en el pasaje equivalente, da 1440 (libro 2º, capítulo 19); aunque la convicción de Marín parece ser 1443. Tratándole de buscar un origen, hemos encontrado un dato en Espinosa —fuente de Marín— que podía actuar sobre el teldense: «hasta que el año de 1420, después que las islas de Lanzarote y Fuerteventura se pusieron debajo del yugo del Evan-gelio y vinieron en poder de españoles, por haberlas comprado a los franceses que las ganaron y poblaron, salían los moradores de ellas en navíos a saltear y llevar presos y cautivos los que desta isla podían haber; y uno de los primeros (si él no lo fue) fue un muchacho que a la boca de un barranco hallaron pescando y, lle-vándolo consigo, lo industriaron en la Fe y lo bautizaron, llamán-dolo Antón» (libro 2º, capítulo 7). Capítulo 10º.—Marín nos proporciona un dato biográfico concerniente a Alonso Fernández de Lugo: «cavallero gallego cassado en Carmona». Trae a una Beatriz de Fonseca como mujer de Lugo, pero al margen la salva con el patronímico de Luisa; es decir, «Abréu-I» traía Beatriz y Marín «subsanó» el error, a partir de sus otras fuentes. Da la salida «de el puerto de Santa María» para la expedición de Lugo, que viene a la conquista de La Palma. Alcanzamos así la cronología original del «Abréu-I» para esta conquista: 29 de septiembre de 1490 y 3 de mayo de 1491. No obstante, Marín apunta su disconformidad, aunque tam-poco conoce el dato exacto, y trata de alcanzar otro que sea GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 67 congruente con los episodios siguientes. Así, señala que el año está errado y que se ha de aumentar en un año: 29 de septiembre de 1491 y 3 de mayo de 1492. Capítulo 11º.—Para la conquista de Tenerife nos indica 3 de mayo de 1493 a 26 de julio de 149560. No entra Marín a re-producir elementos históricos de la conquista de Tenerife en razón a que, por su método, ya tiene el tema cubierto en otro lugar y con otro material: «Haviendo en otras partes scripto la conquista de esta isla que fue la última de las de Canaria, en este capítulo se ponen algunas particularidades que nuevamente están en auto-res fidedignos, aora halladas por ocultos i en manuscriptos por antiguos olvidados. De sus nombres más largamente hemos dicho en otra parte». Introduce algunos comentarios tales como: «otros pronuncian guanchinet», refiriéndose al nombre prehispánico de la isla; o «que duraba hasta que uno muriesse», haciendo indisoluble el matri-monio entre guanches; o «i otros guanchini», aumentando los apelativos de los guanches. Daba 1390 como el año aproximado de la aparición de la virgen de Candelaria, añadiendo «i disesse en todas las islas maiormente en Canaria y Thenerife que primero estubo algunos años en Canaria, en el citio que llaman Teror, no ai de ello ningún tes-timonio ni autoridad que aprueba ni reprueba lo que ellos dicen». Acaba Marín diciendo: «No ai memoria que aian venido a esta isla ni ellos los guanches permitiessen a nadie, ni aún a los ma-llorquines que tractaron con los canarios, se save haver aportado a ésta; tampoco se save que mosén Juan de Betencourt aportó a ella por ningún modo, quien hizo asalto primero que supiéssemos fue Guillén de las Casas [sic, por Fernán Peraza] i su ierno Diego de Herrera y otros capitanes desde Canaria y Lanzarote». Siendo el remate final un breve vocabulario guanchinesco, con cuatro palabras grancanarias. De entre ellas, destacamos que Marín 60. Recoge el 26 de junio de Abréu-I, aunque lo rectifica sobre la marcha. 68 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA da «Mencei» como rey y como el sol, llama al villano «achicasnai» y al criado «achicaxna», a la segada se dice «era», e introduce tres palabras de Viana: «guaicas» (=mangas), «juirmas» (=medias), y «jarcos» (=zapatos)61. Capítulo 12º.—Dedicado a reconstruir todos aquellos hechos que conciernen a la conquista de la Gran Canaria es, y lo sabe-mos de mano de Marín, el capítulo que más se aparta del tex-to «Abréu-I». En el que, por sus omisiones o coincidencias, Marín opta por: «Ya tenemos dicho en muchas partes como la primera venida de Juan de Betencourt a estas islas fue el año 1400 I SE-GUIREMOS EL TIEMPO MÁS PROPIO Y VERDADERO en que las co-sas han sucedido están en algunos autores mui variadas de su lugar, porque escrivieron después i no siguieron en todas las conquistas la misma igualdad que cada uno de ellos pudo tener en unas de dos partes y juntando de MUCHOS DEL MISMO TIEMPO que perso-nalmente estubieron y se hallaron en las guerras, se ha sacado fiel-mente al tiempo y años siguientes». Mantiene Marín, aquí, el año 1400 sin ni siquiera hacer una llamada sobre el 1402, que conocía. Nos parece más un lapsus que una fidelidad a «Abréu-I». «casado en Lanzarote con una hija deel Rey africano según dice el licenciado Juan de Verriel francés en el lib. que hizo», como el Le canarien no lo contiene y sí sabemos que el «Cedeño» mar-ca el inicio de esta noticia, partiendo de otra diferente de Cayrasco, es fácil entender lo que estimamos que es nuevo lapsus de Marín. Nos encontramos con el uso de «Su Magestad» o «Duque de Medina», gravámenes propios de redacciones tardías y tradicio-nales. Los «vendió tercera vez», referido a Maciot y sus sucesivas ventas de los derechos a las islas, ya no es otra cosa que la ac-ción de aglutinamiento que nos anunció Marín que iba a hacer en este capítulo. Y así un largo muestrario de ejemplos: 61. Los pudo tomar a través de la intermediación de Núñez. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 69 a) «Maciot se acojió a Francia», después de las ventas y su estancia en las islas de Madeira. Ya Marín había adoptado esta secuencia en los folios que fueron llamados «de autor desconoci-do », descrito por nosotros aquí al inicio. b) «los zinco religiosos que se ignoran sus nombres; éstos quisie-ron quedarse con los canarios», situando el dato de Gonzaga y dándole glosa durante el periodo de Diego de Herrera. c) «Juan Rejón, natural de León», manteniendo el dato reco-gido en su pseudoEscudero, de origen tradicional. d) «Alonso de Lugo, natural de Carmona i [roto62] gallego», dando entrada a datos recogidos en su rebusca bibliográfica. e) «disen venía por general Diego de Silva», complementando el episodio de la armada portuguesa que ataca a Rejón en Gran Canaria. Añade entre líneas: «vino a Canaria del África». f) «prenden allí a Guadartheme de Gáldar, llévanlo a Spaña y fue [enmendado: en Granada i] bautizado por el arzobispo de Toledo en Calatayud». Al margen: «1476». Lo que nos sitúa ante datos procedentes de dos fuentes distintas e importantes: Zuri-ta y la Información de Margarita Fernández Guadarteme, en 1526. g) «en Ancite junto [enmendado: Ajodar] Tirajana», situando así el lugar de la rendición final de los grancanarios. Debido a que las variantes de este capítulo del resumen son numerosas o generales vamos a reproducirlas y, comparativamente, en paralelo con los correspondientes del A-BMSC. A-MC / «ABRÉU-I» A-BMSC Periodo Jean IV de 1400 a 1407 (aunque no descartamos la posibili-dad de que Marín quiso datarlo partiendo de 1402). Sigue al Ca-narien- Bergeron. Viaje a Roma en 1407. Deja en su lugar a Maciot como gobernador de las cuatro islas Periodo de Jean IV años 1400-1407. Viaje a Roma. Sigue a la carta de Jean V en 1501. Queda como su go-bernador Maciot. Pleito con Mendo por las prácticas esclavistas. Interven-ción regia mediante armada de 5 naves al mando de Barba. Venta al 62. Debe de decir algo así como «de solar», «de origen», «oriundo». 70 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA conquistadas (introduce el dato ema-nado en «Cedeño» y mantenido por Sosa sobre su casamiento con «infan-ta » isleña). Pleito entre Maciot y fray Mendo como consecuencia de las prácticas esclavistas. Intervención regia por medio de Pedro Barba de Campos (armada de 5 naves). En 1417 vende Maciot a Barba el de-recho de las islas. Vende al conde de Niebla en 1418 (como conocemos por el capítulo 6º que el «Abréu-I» presentaba todos los elementos que no conserva el A-BMSC, por lo tan-to los agregados de Marín de otras fuentes son ya numerosos. Trata de poner en juego el dato tradicional del dominio de Barba, el libresco de la intervención de Fernán Pérez, Her-nán de Alarcón, duque de Medina, etc., no recogidos por los «Abréu». Son el fruto de sus fuentes Barros, Zurita, Espinosa, Viana, Pellicer, Garibay, Núñez, Sosa, etc.). Vuelta de Maciot a Lanzarote y tras-lado posterior a Madeira. Venta al infante don Enrique de Portugal en 1425. «[...]Volvió a Lanzarote Maciot a su cassa i hacienda porque la venta que hizo, a uno i otro, fue siendo governador de las islas por el tiempo que viviesse; mas no contentos los vecinos i él reselán-dose del hecho, se passó a vivir a la Madera llevando a una hija, doña María de Betencourt, que cassó con un capitán de la isla de San Miguel de las Terceras; y arrepentido Maciot de la venta la vendió tercera ves ael infante don Henrique de Portugal que estaba allí, hermano del rei don Alfonso Vº, hijos de Juan Iº, que le dio tierras i conde de Niebla en 1418. El Con-de las mantiene hasta 1427. Maciot ha quedado en Lanzarote, pero ter-mina pasando a Madeira. Vende su derecho al infante don Enrique de Portugal. Su venta a Guillén de las Casas. Las visita y las deja en herencia a su nieto Guillén Peraza. Éste, en su intento de conquista de La Palma, muere. Queda heredera su hermana Inés, que casa en 1443 con Diego de Herrera. Pasan a las islas en 1444. Con ellos vienen conquistadores y pobladores, y un grupo de francis-canos. Intervención de las gentes del infante don Henrique: Antono Gon-çalves, aunque lo hace en periodo tardío, próximo a 1466. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 71 heredades en que vivió gobernador de la Madera por toda su vida [...]». Al margen: «1425». «[...] Maciot se acojió a Francia; el Infante previno armada para ir con-tra Pedro Barba (1427) mas passó a Canaria según la orden primera; nom-bró por general a d. Fernando de Cas-tro i mil peones, cien cavallos i bue-nas armas; gastó el Infante 39.000 do-blas; en esta prevención salieron de Lis-boa, dieron vista a Lanzarote, previ-niose Pedro Barba mas vieron ir las caravelas la vuelta de Canaria; des-embarcaron en las Isletas; cargaron tantos canarios con sus acostumbra-das armas; hicieron tal mortandad en los portugueses que apenas pudo es-capar hombre; envarcáronse algunos i volviose la armada con grandísimo disgusto i pena deel Infante. Aiudaron nuebamente ael Infante el Rei su her-mano con más naves i gente disponien-do otra segunda armada, i por gene-ral a Antonio González, su guarda-rropa [...]». Sigue el episodio del desembarco fallido; pleito de Juan II ante el papa Eugenio IV que, en 1431, resuelve a favor de Castilla. Quedan las islas en Pedro Barba. Éste vende a Fernán Pérez. Aparece Hernán de Alarcón, cuyo derecho es reconocido. En 1433 se arregla el traspaso de su derecho a Pérez y éste vende todas las islas al conde de Niebla. Venta a Guillen de las Casas [al margen: «1442. Vino a ellas i era ya viexo»]. [Fol. 68]: «Haviendo hecho en ellas grandes costos i sin fructo ni cosa de provecho, teniéndolas nuebe años las vendió i traspasó a Guillén de las Ca- 72 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA sas o Cassaus, 24 de Sevilla i este cavallero las traspasó a su ierno Her-nán Peraza que viudo tenía dos hijos d. Guillén y dª Inés, dexó la niña a orden de d. Juan de Gusmán, duque de Medina. Passó a Canaria Hernán Peraza i traxo a su hijo Guillén y llegó a Lanzarote i Fuerteventura, tomó posse-ssión [...]». Marín está acreditando que su «Abréu» tampoco tenía a Fernán Peraza, por lo que el teldense trata de racionalizar el texto mútilo trayendo noticias de otras fuentes. Si-gue contando que pasaron a La Gomera y al Hierro; consigo ha traido franciscanos (Diego de Alcalá y sus compañeros) y llevó a cabo reforma en las obras religiosas ante-riores. En una entrada a La Palma muere Guillén, «el de la mala andan-za ». Regresa Fernán a Castilla y casa allí a su hija Inés con Diego de Herrera. En 1461 pasa Diego de Herrera con el obispo López de Illescas a la Gran Canaria. Igual en 1462 y 1464. Pa-san en 1464 a Tenerife. «[...] en este tiempo havía grandes gue-rras i revueltas en Castilla i Portugal sobre el derecho a estas Islas con d. Henrique IVº y Alfonso Vº de Portu-gal; el qual invió armada contra Diego de Herrera a Lanzarote i por capitán a Diego de Silva [...]» (Marín ha ra-cionalizado y completado el texto galindiano). Matrimonio de Diego Silva y María de Ayala, hija de Diego e Inés. Año 1466. Entrada de Diego y su yerno en Gran Canaria. Episodio de Gáldar. Retorno de Diego a Portugal, año 1467. Diego de Herrera y el obispo López de Illescas pasan a Gran Canaria en 1461, 1462 y 1464. En 1464 viajan a Tenerife. Periodo de guerra entre castellanos y lusos. Matrimonio de Diego y María, año 1466. Entrada de Diego y su yerno en Gran Canaria. Episodio de Gáldar. Retorno de Diego a Portugal. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 73 Nueva entrada de Diego y el obis-po en Gran Canaria. Erección de la torre de Gando. Quebratamiento de las paces y destrucción de la torre. Los vecinos de Lanzarote y Fuerte-ventura se quejan a los reyes. Son prevenidos por su otro yerno, Pedro Fernández de Saavedra, muerte de modorra del guadarteme de Telde el año 1468. Doramas se erige en gua-darteme de Telde y el de Gáldar recoge a sus dos sobrinos, hijos del guadarteme fallecido. Los reyes compran el derecho de las tres islas en 5 quentos, imponiéndo-les el que liberarán a su costa a los rehenes y les dan derecho de presa en Berbería, donde levantará Diego la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, dedicándose, desde enton-ces, a hacer entradas en aquella costa africana. Año 1468. Periodo de Rejón, 1469-1474. Periodo de Vera, 1474-1477. La conquista la siguen tal como la vemos en su Historia. Hace una hábil mezcla de la línea tradicional y Carvajal. Podríamos decir que de «Abréu» pero no tenemos base, y sí que la variante Carvajal fue llevada a «Abréu». Nueva entrada de Diego y el obispo en Gran Canaria. Torre de Gando. Quebrantamiento de las paces y des-trucción de la torre. Los vecinos ele-van su demanda a los reyes. Muerte del guadarteme de Telde, elevación de Doramas y custodia de los infan-tes por el guadarteme de Gáldar. Venida en 1476 de un grupo de grancanarios a tratar con Diego. En 1477 los reyes compran el derecho a las tres islas en 5 cuentos de mrs. y el título condal. Periodo Rejón, 1478-1480. Periodo de Vera, 1480-1483. Final en variante tomada de Carva-jal: la infanta retenida por los cana-rios es Tenesoya, hija de Fernando. No podemos saber por qué Marín, en su Resumen de «Abréu», se salió de él en lo referido a la conquista de Gran Canaria. Los elementos que en ese final o en ese modo de narrar la conquista de Gran Canaria tomó Marín de «Abréu-I» no son discernibles, pero sí lo es que dispone de otros relacionados que no pertenecen a «Abréu». Aunque consideráramos que «Abréu» contuviera los que nos pre-senta A-BMSC, aún continuaría mostrando diferencias con Carvajal. 74 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA No podemos saber con certeza si «Abréu-I» contenía a Cata-lina, llamada Tenesoya, como hija de Fernando; pero sí que es-tamos ante datos de distintas procedencias y significados. Lo que nos lleva a que «Abréu» los tomó mal de su fuente, la que fuere. Por contra, sí podemos saber que el dato «Jueves», aplicado al día de la conquista, estaba en «Abréu» y que nos lleva a la misma situación anterior: «Abréu» tomó mal los datos de su fuente. Si en lugar de «hija» ponemos «sobrina» y alteramos el papel de «Tenesoya»63 y «Tenaguana», podríamos estar ante algo más racionalizado. Cuando Marín presenta su final de secuencia de la conquis-ta, según «Abréu-I», aún no conoce a Carvajal; es decir, que si rectifica el final del «Abréu-I», lo hace en base al códice insular tradicional. Marín se pudo encontrar con un texto, derivado en parte de Carvajal, que contenía: Tenaguana, hija del guadarteme de Gáldar, es el baluarte de la resistencia de los grancanarios; mientras que Tenesoya es la hija del guadarteme de Telde fallecido, que que-dó bajo la protección del de Gáldar. La primera, bautizada Ca-talina, casará con Fernán de Guzmán; la segunda, bautizada Luisa, lo hará con Maciot, hijo de Juan Arrieta. «Abréu-I» tomará mal a su fuente y llevará el dato «jueves», día en que se celebró el Te Deum laudamus, a tenor de Carva-jal, al día de la conquista. Como no conocía el Carvajal aún, no conoce el antropónimo Arminda. De ahí que, ante la variante desconocida de «Abréu-I», opte por silenciar nombre alguno. Así nos da el siguiente final, rectificado o no, del «Abréu-I»: «i viendo esto el hijo deel Rey de Telde que traía consigo la prima, hija deel de Gáldar, sobrina de d. Fernando Guadarteme, 63. Tener siempre presente que, para Carvajal, don Fernando Guadarteme es Tenesort. De ahí que alguien entendiese que su hija había de llamarse Tenesoya. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 75 ni fue tal su voluntad i llegándose con un viexo que era faicag ael risco pendiente dixo atistirma atistirma se abrazó con el viexo i fueron avaxo; los demás canarios soltaron las armas i se vi-nieron con d. Fernando i se entregaron a los christianos, i ellos los recivieron con los brazos abiertos, allí estaba el obispo d. Juan de Frías que se holgó mucho el sancto prelado i cantó el te deum Laudamus i Pedro de vera lloró de contento i abrazó a d. Fer-nando Guadartheme i a los gaires o capitanes canarios. Sucedió esto a las dies horas deel día jueves 29 de abril de San Pedro Mártir año 1477, en Ancite junto [enmendado: Ajodar] Tirajana. Quedó Guadartheme con su sobrina en Tiraxana i otros ca-pitanes i nobles i el exército vinose ael real de Las Palmas, i el alférez Xaimes hizo la ceremonia con el pendón por los Reyes Ca-tólicos de Castilla i a ella la traxeron sus tíos i gente por Telde i fue a recibirla hasta medio camino el hijo de Pedro de vera, d. Fernando de Vera, a la tarde salió Pedro de Vera con los de a cavallo i la entregaron a el obispo i a Francisco Maiorga i su muger i a otros cavalleros». No tendremos todos los detalles, pero sí los fundamentales... gracias a Marín. La gran duda pendiente de resolver: ¿cuál fue la cronología real del «Abréu-I» para la conquista de Gran Ca-naria? ¿Por qué Marín aceptó la tradicional? Marín nos dejó su testigo: «i io como tal tomé este atrevimiento que puede servir para que otro adelante más este corto travaxo». 4 EL TEXTO «ABRÉU I». ESTUDIO Nos resta, pues, reconstruir en esquema el «Abréu I». Conta-mos para esa labor con el A-BULL, el A-MC y el A-BMSC, y el uso hecho en los manuscritos de Marín y en las obras editadas de «Cedeño», Núñez de la Peña, Sosa (y manuscrito de la Biblio-teca Cervantes de la Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de 76 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA La Palma), Del Castillo, Glas y Viera. Naturalmente, no se con-signan todos los lapsus calami, ni malas lecturas, etcétera por-que no hacemos, ni podemos con nuestros medios, una recons-trucción textual. El plan general de la obra debió de ser introducir unos capí-tulos genéricos referidos a la situación geográfica y disquisición sobre el nombre de las islas y el origen de sus primeros habi-tantes. Después, presentar cada isla al compás de su conquista, dándole a cada una tratamiento etnológico sobre sus morado-res prehispánicos y la historia del proceso de su redescubrimiento y conquista. Creemos que Argote dejó sin ultimar o sin hacer el periodo de Fernán Peraza «el viejo» y las conquistas de Gran Canaria y Tenerife. Para los asuntos etnológicos canarios prehispánicos utilizó la llamada fuente «Troya», que también lo era de Torriani; para la conquista de Gran Canaria, debía contar de base con el rela-to tradicional tipo «Lagunense-Quintana-Xerez»; para la de Tenerife empleó a Espinosa. A todo añádase la bibliografía que veremos que tiene y usa. Esquema del «Abréu I»64 LIBRO 1º, CAPÍTULOS I-VI Proceden de la mano de Argote. —Bibliografía que podría haber utilizado: la Biblia, Homero, Platón, pseudoAristóteles, Strabo, Mela, Horacio, Virgilio, Plinio, Salustio, Plutarco, Séneca, Josefo, Solino, Ptolomeo, Macrobio, Isidoro, Marsilio, etcétera. Es decir, un repertorio clásico normal para un hombre de estudios de la época. Y los Alonso de Palencia (Antiquitatum..., manuscrito), Martín Fernández de Enciso (Summa..., 1519), Lucio Marinero Sículo (De Rebus..., 1530), 64. Vamos a dar la bibliografía utilizada, se señalan las diferencias de texto entre el «Abréu I» y el A-BMSC, quedando el resto del texto de éste último como común para ambos. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 77 Gemma Frisio-Pedro Apiano (1539), Antonio de Nebrija (Rerum..., 1545), Pedro de Medina (Libro de grandeza..., 1548), Pedro Mejía (Historia..., 1547), Alonso de Venero (Enchiridión..., 1551), Fran-cisco López de Gómara (Historia..., 1552), Pedro Luján (Diálo-gos..., 1553), Florián de Ocampo (Crónica..., 1543-1553), Este-ban de Garibay (Compedio..., 1571), Antonio Guevara (Epísto-las..., 1575), Jerónimo Chaves (Chronographia..., 1576), fray Juan de Pineda (Monarquía..., 1588), etcétera., y una posible no corta lista de americanistas. Eran elementos de la biblioteca de un hombre estudioso de entonces. —A nivel insular, conoció las obras inéditas de Bartolomé Cayrasco (Tasso, Triunfo, etcétera), el De origen de Alonso de Espinosa, la Descripción de Torriani y un códice con un relato tinerfeño del tipo «Valcárcel». —Estos capítulos adolecen de no hacer mención de las islas de Lobos, Graciosa, Alegranza y resto del archipiélago Chinijo. — Respecto al A-BMSC, llaman la atención errores como: «parsionero de la pérdida pompeiana», que debía de correspon-der a ese «prisionero de Pompeyo»; «Diálogos matrimoniales» en lugar de «Diálogos matemáticos»; «Tasso» por «Horacio»; «Tagaost» en lugar de «Tegaste»; «Lanzarote y Fuerteventura» por «Lanzarote, Fuerteven-tura y Canaria»; «tamosen»
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Calificación | |
Título y subtítulo | Gonzalo Argote de Molina y su "Historia de Canarias" inacabada |
Autor principal | Cebrián Latasa, José Antonio |
Publicación fuente | Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio documental |
Numeración | Número 04 |
Sección | Estudios |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Breña Alta (Santa Cruz de Tenerife) |
Editorial | Cartas diferentes ediciones |
Fecha | 2008 |
Páginas | 017-104 |
Materias | Patrimonio documental ; archivos ; cultura ; Canarias |
Enlaces relacionados | Página de la revista: http://www.cartasdiferentes.com/revista.htm |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 313143 Bytes |
Texto | GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA* JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA** Fecha de recepción: 24 de marzo de 2007 Resumen: Entre las fuentes fundamentales para la historia de Canarias se encuentra la obra Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, firmada por fray Juan de Abréu Galindo pero definitivamente atribuida en nuestros días a Gonzalo Argote de Molina. Se conocen varias copias manus-critas de esta obra, pero en ellas los copistas obvian, malinterpretan o añaden palabras y párrafos. En este artículo se trata de reconstruir el desaparecido manuscrito original de Argote mediante el análisis pormenorizado de las co-pias existentes. Palabras clave: Canarias; historia; manuscritos; Juan de Abréu Galindo; Gon-zalo Argote de Molina. Abstract: Among the fundamental sources for Canary Islands’ history there is the work of Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, by Friar Juan de Abréu Galindo, which nowadays is definitively attributed to Gonzalo Argote de Molina. There are several manuscripts of this work, but copyists of the time removed, misunderstood or added words and paragraphs to the ori-ginal text. The intention of this essay is to reconstruct Argote’s original missing manuscript through a thoroughly analysis of the existing copies. Key words: Canarias, history, manuscripts, Juan de Abréu Galindo, Gonzalo Argote de Molina. Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 4 (2008), pp. 17-104. * Este trabajo ha sido entregado para su publicación a la redacción de Cartas diferentes: revista canaria de patromonio documental por Carlos Gaviño de Franchy como parte del legado de José Antonio Cebrián Latasa. ** Zaragoza, 1942–Santa Cruz de Tenerife, 2006. 18 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA 0 PALABRAS PRELIMINARES Ha sido y es nuestro caso que, en nuestra labor de investiga-ción y análisis de materiales históricos canarios, hay algunos componentes que copan nuestras preferencias. Lo hizo fray Alonso de Espinosa (OP), para la parcela tradicional tinerfeña; y lo hizo «fray Juan de Abréu Galindo (OFM)», para la historia general tradicional de las islas Canarias. Tenemos que reconocer que lo que hayamos aprendido del hacer tradicional, bien o mal, se lo debemos a nuestro trabajo dedicado a la Historia de «Abréu». Mucho nos ha hecho traba-jar esta obra y, en razón de nuestras posibilidades de acceso a los manuscritos conservados, el proceso de reelaboración de su contenido fue continuo durante muchos años. La primera fase se hizo sobre la base de los manuscritos con-servados y conocidos, las distintas ediciones de «Abréu», la To-pografía de Sosa, el «Cedeño», la Historia de Marín, la Descrip-ción de Del Castillo, la Conquista y materiales de sustitución de Núñez, la Descripción de Glas y las Noticias de Viera y Clavijo. Todo ello configuró una aproximación preliminar. La segunda fase, y clave, fue nuestro descubrimiento de los «papeles» de Marín. Con él y lo hecho anteriormente, pudimos alcanzar el objetivo primero: hacer un trabajo profundo dedi-cado al «Abréu». Pero, esencialmente, la seguridad de que nues-tras conclusiones de la primera fase estaban acertadas; estába-mos convencidos de conocer lo que el «Abréu» era realmente. La tercera fase, por hacer, sería encontrar el «Abréu» original o los «papeles» de Núñez. Lo primero está por lograr; mientras que los segundos, que llegamos a conocer, poco aportaron. 1 INTRODUCCIÓN Con carácter de advertencia explicativa aclaramos al lector de este estudio que el mismo, por su propia naturaleza, no es GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 19 de lectura fácil para la generalidad. El tratar de reconstruir un manuscrito, que no nos ha llegado, y un proceso donde han imperado la técnica de copia sucesiva, la interpolación intere-sada y frecuentes errores, nos fuerza a pensar que no cabe duda de que estamos ante un problema complejo y que los caminos para resolverlo, asimismo, son extremadamente complicados. Exigen, por ello, conocimientos especializados en distintas par-celas de la historia de Canarias. Sin embargo, esa completa ex-posición erudita, exigible en teoría, luego en la realidad no debe darse, salvo que la pretensión sea dirigirse a un número cortísimo de lectores que no es lo que se debe buscar, sino lo contrario. Sepa el lector, pues, que los problemas que a lo largo del tiem-po se han ido introduciendo en la historia de Canarias son nu-merosos y complejos. En este estudio afrontamos el resolver la problemática deri-vada o contenida en el manuscrito Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria, escrito en 1632 por fray Juan de Abréu Galindo, que se nos presenta como fraile franciscano de la provincia de Andalucía. Teníamos, pues, a la hora de en-carar la problemática, dos opciones a seguir: 1) Efectuar la exégesis mediante el método exhaustivo de explicar cada uno de los elementos intervinientes, direc-tos o indirectos, conforme aparecían en el propio completo desarrollo exegético, lo cual podría ser pedagógico pero, en definitiva, enrarecería y haría más larga y compleja la lectura. 2) Presuponer y solicitar credulidad en el lector, para mate-rias indirectas, y sólo presentar el tratamiento propio del tema en cuestión. Se ha optado por esta segunda. Al hacerlo así se reproduce la realidad y, a la vez, se proporciona al lector una enseñanza más: la paciencia y cautela que se deben tener ante problemas que se nos presentan sin aportar todos sus elementos. En otras 20 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA palabras: la precaución y el sopesamiento necesarios a la hora de introducir y funcionar con hipótesis. La exégesis trata de probar quién fue el autor prístino de la obra, en qué condiciones la hizo y dejó, y cómo fueron los pro-cesos siguientes de recomposición y los posteriores de copia y uso. Así el lector conocerá que no existió un franciscano fray Juan de Abréu Galindo y que no compuso obra alguna de historia canaria; que nuestro caso es estar ante un trabajo inacabado de Gonzalo Argote de Molina, llevado a cabo en la década de 1590; el posterior de reelaboración por amanuense anónimo en la década de 1630; y el siguiente, representado por el uso de todos aque-llos que tuvieron contacto con dicho manuscrito, bien para re-producirlo en copia íntegra (incluso interpolándola) o bien para hacerlo a modo de cita en obra particular. 2 UN PROBLEMA EN LA HISTORIOGRAFÍA CANARIA El estudio exegético de la serie pseudocronística «Cedeño» proporciona una fuente utilizada, aunque no identificada, que marca una diferencia importante respecto al material paralelo contenido en las pseudocrónicas locales que transmitieron el relato histórico tradicional. Leemos en el manuscrito «Cedeño-Milla-res »1, apócrifo con un proceso de sucesivas modificaciones du-rante el período 1620-1660, lo siguiente: a) Ejemplos del uso de la fuente por el método de hacer resumen por episodios: 1. Así llamamos al manuscrito copia Sedeño de mano de Agustín Milla-res Torres y a la reproducción fotográfica del original realizada por Agustín Millares Carlo, conservados en El Museo Canario, tomados sobre un manus-crito original que se custodia en el archivo condal de la Vega Grande de Guadalupe. Sirvió de base para la edición de 1936. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 21 Capítulo segundo —Monsiur Juan de Betancurt y Gadifer de la Sala, franceses, los primeros christianos que hicieron asiento en estas Islas y conquistaron cuatro, Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera. El Gadifer de la Sala murió en Francia yen-do a buscar gente y pertrechos para la conquista de las demás, año de 1402 y quedó solo mosén Juan de Betancurt, el cual fue a España en tiempos del Rey Enrique tercero a quien pertenecía la conquista destas islas, y se las dio a el Rey las conquistadas y le hizo reconocimiento y el Rey se las dio con título de Rey, año de 1403 y vino a estas islas con favor del Rey don Enrique ter-cero, año de 1404, y estuvo en ellas tres años y se fue a la Francia con deseo de ver sus tierras, año de 1408. Maciot de Betancurt fue el tercero señor destas islas y el rey don Juan segundo se las quitó por malos tratamientos, envió a Pedro Barba de Campos, natural de Sevilla, y vino y lo llevó a Castilla y se convinieron por bien de paz que él iría a Castilla a dar cuenta al Rey como su vasallo, y se presentó ante el Con-de de Niebla don Enrique de Gusmán, primero duque de Medina Sidonia, y vino año de 1418, y el conde trató de comprárselas, vistos sus derechos con sus títulos y se efectuaron; y el Duque le hizo merced de señor destas islas por los días de su vida y se fue a vivir a la isla de la Madera, casó allí una hija doña María de Betancurt con Rui González de la Cámara. Había en Sevilla un caballero llamado Guillén de las Casas, veinte y cuatro de Sevilla, y trató de comprar el señorío destas islas a el Conde año de 1427, cuyos herederos tienen hoy las cuatro de las ganadas, luego su hija Inés Peraza casó con Diego de Herrera, hijo de Pedro García de Herrera, mariscal de Ampudia, y vinieron a esta isla año de 1443, y tuvieron título de Reyes, hasta el año de 1476. Y por el Rey don Fernando y doña Isabel, porque no tuviesen título de Reyes estos vasallos, y por quejas de los natu-rales de Diego de Herrera, los envió a llamar y se trató pleito y Sus Altezas tornaron para sí las tres islas por ganar, Canaria, Tenerife y Palma y las dieron en cinco quentos de maravedises, y renunciaron al derecho y título de Reyes. 22 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Llamado Pedro de Vera, su solar de Soria, hijo del señor Diego Gómez de Mendoza, de los caballeros de la casa del Señorío de Hita y Buitrago, casado con doña María de Vera, hija de Gon-zalo de Vera, casado con doña Aldonza de Vargas. Pedro de Vera era criado del Rey don Enrique IV y se casó con una señora muy principal doña Beatriz de Hinojosa y Camargo; tuvo seis hijos: Rodrigo de Vera, Diego Gómez de Vera, Martín de Vera, don Jorge de Vera (éste fue canónigo y maestrescuela desta catedral de Canaria) [...] vino Pedro de Vera por gobernador y capitán ge-neral de las tres islas que estaban por ganar, fue primero alcai-de de Gimena y Arcos, frontera del reino de Granada, siendo de moros; fue corregidor en la ciudad de Cádiz y Carmona, hallóse después en la toma del Reino de Granada con título de maris-cal del ejército, y de Málaga, vino a Canaria a 8 de agosto de 1480 [...] [le dieron a Rejón] la conquista de Tenerife y La Pal-ma por intervención de mosén Hernando de Rejón, comendador de Santiago, y tenía a cargo de la artillería de las fronteras de la Andalucía. Capítulo catorce. —Estando ya la conquista apaciguada tuvo don Pedro de Vera recaudo de doña Beatriz de Bobadilla, seño-ra de la isla de La Gomera, donde le enviaba a pedir favor contra los gomeros, que le habían muerto a traición a Hernán Peraza, su marido, el cual fue porque la conocía en España por doncella de la Reina, y hizo castigo en los gomeros, haciendo morir a muchos y vendiendo a otros o los más, por lo que tuvo muchas diferen-cias con el obispo don Juan de Frías, le fueron causa de muchos trabajos, hasta que lo enviaron a llamar los Reyes Católicos para servirse dél en la toma de Granada, donde sirvió a Sus Altezas valerosamente, murió en Xerez de la Frontera, patria suya, y está enterrado en el convento de Santo Domingo en la capilla mayor, que es su entierro y del apellido de los Veras. b) Ejemplo de uso de otras noticias de la misma fuente, pero con el método de hacerlo de forma breve y entremezclándolas con las demás fuentes: GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 23 [Gran Canaria] la gente que había en la isla de pelea y que halló más de diez mil hombres de guerra. Estamos ante el texto que bautizaremos «Abréu-I». Juan Núñez de la Peña, en su Conquista acabada en 1674 (editada en 1676), hace uso de un fragmento de una fuente de autor desconocido. Aquí ahora sólo daremos unos breves ejem-plos, porque luego la estudiaremos más ampliamente. Valga el siguiente: Plinio, que escrivió de ellas en tiempo del Emperador Nerón, cinquenta y seis años después del Nacimiento de Nuestro Redemptor IESV Christo, haze mención [...] En un libro antiguo, escrito de mano en latín, que estava en el Archivo de la Santa Iglesia Cathedral de Canaria [...] según refiere el Rey Iuba de la Mauritania, parcionero de la pérdida pompeyana2. Ello hizo creer a Alejandro Cioranescu, en su edición del «Abréu» en 1955, en un contacto más temprano del lagunero con esa fuente. Sin embargo, todas esas noticias sabemos que están extraídas de un mamometro manuscrito que, en la actualidad, se custodia en la Biblioteca Universitaria de La Laguna, que luego detallaremos y que llamaremos A-BULL. De la versión «Cedeño», arriba reproducida, tomó parte de sus noticias fray José de Sosa para su Topografía acabada en 1678. Una vez para refutarlas y con el identificador «según dicen algu-nos »3; otra, para enriquecer su información: «Juan de Betancurt, 2. Cfr. NÚÑEZ DE LA PEÑA, Juan. Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria y su descripción... En Madrid: en la Imprenta Real, 1676, libro 1, capítulo 1. 3. SOSA, José de. Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria, cabe-za de toda la provincia, comprehensiva de las siete islas llamadas vulgarmente Afortunadas... [1678], libro 1, capítulo 1. Biblioteca de la Sociedad Cosmológica, Santa Cruz de La Palma. 24 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA rei y señor de las yslas Canarias y murió año de mil quatrosiento y ocho siendo de edad de setenta años»4. Cuando alcancemos al doctor Tomás Marín de Cubas, entre 1682 y 1686, vendremos a conocer que ha contactado con un manuscrito, que estudió, seleccionó, resumió e incorporó a su material de trabajo a los efectos de utilizarlo como fuente para su Historia manuscrita de 1687. De esa manera compuso un cuadernillo5 que se inicia con un «P. Abreu I. Las islas que oi llamamos de Canaria fueron», se prosigue en doce capítulos y acaba con: «tiene este cavildo otros muchos honores i mercedes que fuera hacer un libro». Lo llamaremos A-MC. El teldense Marín de Cubas lo presentará como una historia de la conquista de las islas «recopiladas por el padre frai Juan Abreu Galindo, religiosso de nuestro Padre San Francisco, de la Provin-cia de Andaluzía, que las anduvo en vicita e inquirió papeles, memorias i antigüedades de que hizo un buen libro de cosas mui particulares [...] recopilosse año de 1632»6 y «nadie la trae sino el padre frai Juan de Abreu que scrivió por relaciones año de 1632»7. De inmediato lo llevó a una pseudocrónica que él se fabrica hacia 1686, la pseudoEscudero, donde recoge: «Primeramente esta isla de Canaria, según relación de los canarios, fue governada entre capitanes o muchos señores quando vino a ella Juan de Bethancourt ya había un Rey solo llamado Artemys, que murió en Agüimes en un reencuentro contra los franseses i este fue hijo de una varonil muxer llamada Atidamana»8. 4. IBIDEM, libro 1, capítulo 2. 5. Tiene dos numeraciones: una, que parece la más antigua (testada), 61; otra, 83. Alcanza, respectivamente, hasta 86v y 107v. 6. Vid. Archivo de El Museo Canario, fondos fotográficos donados por Millares Carlo, «papeles» de Marín de Cubas, «fray Juan de Abréu», ff. 84r- 62r de lo que hemos llamado A-MC. 7. IBIDEM, ff. 92v-70v. 8. Cfr. GÓMEZ ESCUDERO, Pedro. «Historia de la conquista de la Gran Canaria escrita por el capellán licenciado Pedro Gómez Escudero». El Mu-seo Canario, n. 121 (27 de abril de 1901), p. 161. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 25 En su consecuencia podremos leer ya en su obra: «y que la Reina doña Juana de Nápoles le hizo donación de estas islas por un navío suyo que aportó a ellas con temporal [...]. Dice el P. Fr. Jun Galindo en su manuscripto que el pueblo de Tagaos»9. Otros los ejemplos y con amplitud veremos más adelante. El siguiente transmisor será Pedro Agustín del Castillo, que, en su manuscrito de Descripción, de 1737, hace un uso conti-nuado de esa fuente, viniéndola a citar expresamente con su: «como lo dice fr. Juan Abreu»10 y «Fr. Juan Abreu, del de San Francisco, ambos extraños de estas Islas [...] y el segundo, con más generali-dad, dise de las Islas»11. Empleando una metodología diferente actuará el escocés George Glas que, en su The history, editada el año 1764, da una traducción libre de la nueva fuente: «translated from a spanish manuscript, lately found in the island of Palma (hoja de portada) [...] which is almost entirely a translation from a Spanish manuscript, written in the year 1632, in the island of Palma by Juan de Abreu de Galineo a franciscan friar a native of the province of Andaluzia in Spain (p. VIII)»12. La llamaremos A-GLAS. Finalmente, José de Viera y Clavijo, en el tomo 1º de sus Noticias de 1772, escribe: «Pero ninguno, que yo sepa, ha tenido estrella tan extraordinaria como el del P. fray Juan de Abreu Galindo, religioso de San Francisco. Cuando este fidedigno escribía aquellas memorias históricas que siempre citaremos con aplauso, ¿sabía que trabajaba para un extraño y, lo que más es, para un hombre sos-pechoso del país? Cualquiera que le hubiese dicho entonces que sus 19. Cfr. el ms. Conquista, 1686, libro 1, capítulos 1 y 2, copia del autor (ms. original en Archivo Condal de la Vega Grande de Guadalupe). 10. IBIDEM, libro 2, capítulo XXI. 11. IBIDEM, libro 2, capítulo XXVI. 12. «Traducido de un manuscrito español, recientemente encontrado en la isla de La Palma... el cual es casi enteramente una traducción de un ma-nuscrito español, escrito en el año 1632 en la isla de La Palma por Juan de Abréu Galindo, un fraile franciscano natural de la provincia de Andalucía, en España». 26 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA obras no verían nunca la luz pública en su original español, sino que, pasados ciento treinta y un [sic] años, las había de imprimir en Londres y en inglés un aventurero de Escocia, no le referiría, en su concepto, sino un sueño monstruoso; y, no obstante, esto mis-mo es lo que acaba de suceder. Las islas Canarias han visto con admiración salir de Inglaterra, en 1764, un libro con el título de historia suya, y que Jorge Glas, que se dice su autor, producía en la Europa, traducido casi literalmente, aquel manuscrito que nuestros archivos encerraban»13. A partir de este momento, nuestra fuente manuscrita se pro-pulsa hasta que, en 1848, ve su primera edición, aunque defi-ciente y carente de aparato crítico. Esta edición se lleva a cabo sobre sendos manuscritos conservados en los archivos de Fran-cisco María de León, conocido bibliófilo de Santa Cruz de Tenerife. Manuscritos que por decisión familiar acabaron siendo custodiados en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife, donde están referenciados como mss. 11.4.34 (escrito de dos manos y de finales del siglo XVIII, que en este estudio llamaremos A-BMSC) y 10.2.31 (copia del anterior y de mano de Andrés Amat de Tortosa). Se presenta como su autor un fray Juan de Abréu Galindo, franciscano de la provincia de Andalucía, que en 1632 data una Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. En 1941, en base a la anterior edición, se procedió a su reedición con más erratas si cabe que su modelo. Finalmente, en 1955, Alejandro Cioranescu la volvió a ree-ditar, esta vez de forma muy cuidada y acompañada con un estudio de conjunto que recogió en introducción y notas a pie de página14. El profesor rumano tomó como base el manuscrito A-BMSC, mientras que el estudio lo efectuó mediante investiga-ción documental y bibliográfica y recurriendo al método com- 13. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. «Noticias de la historia general de las islas de Canaria». Madrid: en la imprenta de Blas Román, 1772-1783, prólogo. 14. Sobre este tema ya he tratado en «Cioranescu y su Abréu» (1 y 2). Diario de avisos (7 de mayo de 1997), p. 2; (8 de mayo de 1997), p. 2. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 27 parativo. Usaría los fragmentos conservados en el manuscrito 83.2.17 de la Biblioteca Universitaria de La Laguna (A-BULL), que contiene incompleto el capítulo 1º del libro 1º, los capítu-los 2-6 de dicho libro 1º, y los capítulos 23 (incompleto), 24 y 25 (también inacabado), del libro 3º de nuestro «Abréu», aun-que de forma anónima y sin datación, y que utilizaría Núñez en su edición de 1676; el manuscrito 10.2.31 de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz; la obra de Núñez editada en 1676; la edición de Glas de 1764; y la edición «Abréu» de 1848. Previno Cioranescu que él había conocido otra copia manuscrita «Abréu»: «Uno, que se custodiaba hasta hace poco en la Bibliote-ca de la Real Sociedad Económica de La Laguna [sic], debía de pertenecer, si bien recordamos, al mismo tipo que el de la Munici-pal de Santa Cruz. Hemos podido examinarlo superficialmente, en mayo de 1954; y no hemos logrado localizarlo otra vez, en octu-bre siguiente, al tratar de cotejarlo con el texto de base. A pesar de las investigaciones y de todas las clases de facilidades amablemente otorgadas por los eminentes directivos de aquella Sociedad, toda-vía no ha sido posible averiguar el actual paradero de aquel ma-nuscrito que, con mucho pesar nuestro, tenemos que considerar como perdido»15. La llamaremos A-BRSE. Sabíamos ya por Miguel Santiago, en su estudio y edición de la Descripción de Pedro Agustín del Castillo de 1948, de la exis-tencia de ese manuscrito escamoteado en tiempos de Cioranescu: «y otra en la Biblioteca de la Sociedad Económica de La Laguna [sic], también del siglo XVIII»16. 15. Cfr. ABRÉU GALINDO, Juan de. Historia de la conquista de las siete islas de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1955, Introducción, p. XLII. En su recensión a esta edición diría, al respecto, Elías Serra Ráfols: «No sabemos si algún día cesarán las cavernosas hazañas destructivas de los bibliófilos (?), y si volverán a la luz estos preciosos manuscritos». Revista de historia canaria, n. 115-116 (1956), p. 141. 16. Cfr. CASTILLO, Pedro Agustín del. Descripción histórica y geográfica de las islas Canarias. Las Palmas de Gran Canaria: Gabinete Literario, 1948- 1960, tomo 1, fascículo 2, p. 498. 28 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Sufrió error en ficha Dominik J. Wölfel, como bien deduce Cioranescu, al consignar en su Die Kanarischen de 1940 (pági-na XVI), y, luego, en sus Monumenta de 1963 (I ## 210), la existencia de otro manuscrito «Abréu». El error puede estar entroncado con el manuscrito «Amat», que Wölfel también co-noció en la Biblioteca Municipal de Santa Crus de Tenerife y no relacionó, y con el resumen Marín, que el profesor austríaco sí conoció y se conserva en El Museo Canario. No obstante había más en El Museo Canario. Así, en lo que se ha venido a llamar Codoin-Millares (colección de documen-tos inéditos relativos a la Historia de Canarias, por Agustín Mi-llares Torres), en su tomo 3º, folios 22/25v, se reproduce un co-municado de Lope Antonio de la Guerra y Peña a José de Viera y Clavijo. Por él venimos a saber la existencia de otro manuscri-to «Abréu», éste de la mano de Núñez de la Peña: «y la que se ha tenido presente está copiada de su puño y letra»17. Lo llamaremos A-NP. Ejemplar pertinazmente mantenido fuera del conocimien-to público. Aquel primer contacto con el «Abréu» y su visita posterior a Gran Canaria, por parte del protopaleógrafo lagunero Núñez, vino a facilitarle la elaboración de su propia copia «Abréu» y la con-fección de un manuscrito rectificado y ampliado respecto a su edición de 1676, con ánimo de proceder a su reedición. A él se refería Guerra, en el anterior indicado lugar, al escribir: «la vol-vió a refundir de todo punto y el año 1679 ya tenía mamotreto para sacarla corregida y añadida en otra impresión». Lo que forzó a Viera a decirnos: «conoció sus propios errores y dejó de su puño varios apuntes en que los confesaba y enmendaba. Es verdad que aquellos errores corren todavía libremente por el mundo, mientras que las retractaciones y correcciones están ocultas en los desvanes de cierta pequeña biblioteca; pero tal suele ser el destino de la verdad»18. 17. Se conserva por extrañas razones en archivo privado, siendo su propie-tario persona totalmente inasequible para este autor. 18. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. Op. cit., prólogo. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 29 Tendríamos que esperar a que Buenaventura Bonnet, en 1948, describiera un manuscrito de Núñez, conservado en el archivo de José Vicente de Buergo y Oráa, comunicándonos: «para sub-sanar sus errores escribió “Idea de la conquista de esta isla de Canaria” últimamente añadida y enmendada año de 1679. Se trata de una serie de adiciones y enmiendas a su Historia, cuyo origi-nal está en poder de nuestro amigo don José Vicente de Buergo y perteneció a don Lope Antonio de la Guerra y Peña»19. Este conjunto descrito hasta aquí permite fijar el inventario, al presente, de los manuscritos «Abréu» que se ha podido co-nocer que existieron: —manuscrito original «Abréu I». —manuscrito copia-resumen A-MC. —manuscrito copia fragmentaria A-BULL. —manuscrito copia A-NP. —manuscrito traducido A-GLAS. —manuscrito copia A-BMSC. —manuscrito copia A-BRSE. Nos desentendemos de otros que, prosiguiendo con la exé-gesis, podríamos haber descubierto; el que dice usó Berthelot, por ejemplo. De ellos, el original, el A-NP y el A-BRSE nos fueron inalcanzables para nuestra exégesis en 1976-78, por lo que nos vimos forza-dos a establecer un stemma codicis que, a los efectos estructu-rales, estaba definido por dos líneas de transmisión: La grancanaria («Cedeño», Sosa, Marín y Del Castillo), y la tinerfeña (Núñez, Glas y Viera). Partíamos del tronco manuscrito original «Abréu I», del que derivábamos las líneas grancanaria A-MC y tinerfeña A-NP, la que por sernos desconocida denominaremos «Abréu II». 19. Cfr. BONNET Y REVERÓN, Buenaventura. «El Cronista D. Juan Núñez de la Peña». Revista de historia canaria, n. 81 (1948), p. 20. 30 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA La deducción extraída del elenco de la línea grancanaria, del A-BMSC, del A-GLAS y del uso que hiciera Viera del «Abréu II», nos forzó a pensar en un «Abréu II» copia interpolada o copia de copia interpolada. Siendo el A-BMSC una copia con correc-ciones o adaptaciones formales de aquel «Abréu II». Veremos el proceso exegético más adelante. Como no teníamos el A-NP («Abréu II») a la vista, no podía-mos fijar si Núñez fue copista fiel de su modelo o si fue interpolador de él. De ahí ese aglutinador o socorrido «Abréu II». En este punto empezamos reproduciendo nuestra exégesis «Abréu». Al atender a lo que toma «Cedeño» de esa fuente surge una pregunta de inmediato: vista la calidad y extensión de la fuen-te «Abréu», ¿Cabe un uso tan leve y de añadido como el o los componedores del «Cedeño» hacen? La respuesta es el propio «Cedeño» transmitido, donde su o sus componedores se limitan a rellenar con un resumen apresurado los episodios no directa-mente tratados desde su primera redacción y a glosar a perso-najes del propio relato. Como esto es exclusivo de la particular exégesis de la serie «Cedeño», es camino a abandonar; aunque sí hay que dejar dicho que «Cedeño» no es una historia o cró-nica de las Canarias, sino una tesis respecto a ciertos aspectos de la conquista de la Gran Canaria. Con lo que, en definitiva, el o los autores de «Cedeño» mantienen su opinión inicial y de fondo, pero la engalanan conforme alcanzan más fuentes relati-vas a la historia de Canarias. La tesis de fondo viene represen-tada por el manuscrito «Cedeño-Marín», mientras que el producto elaborado lo está por el manuscrito «Cedeño-Millares». No obstante, sí es ya propio de la exégesis del «Abréu» el determinar que su terminus ante quem está en una cifra com-prendida en ese periodo 1620-1660, de confección de la serie «Cedeño». Sí será propio de ella el atender a esa tertulia repre-sentada por los Cayrasco, Zervantes y Espino, entre los cuales va a circular en un momento determinado del primer tercio del siglo XVII el manuscrito o los «papeles» que llamamos «Abréu». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 31 La biografía y el hacer de Cayrasco deben determinar el terminus post quem, es decir, después del año 1610; la de Zervantes, 1658, el terminus ante quem. Asimismo, pertenece a la exégesis del «Abréu» el atender a aquella pregunta de si se puede o no pensar que la utilización tan somera referida puede ser indicio de que el «Abréu» por ellos conocido no era un manuscrito recogiendo una historia de Ca-narias tal como nos ha llegado. Si aceptáramos que podría tra-tarse de un conjunto de papeles o de materiales escritos enca-minados a configurar una historia de Canarias o una historia del Señorío de Canarias, parece que se puede conjugar mejor ese dilema representado por una fuente singular y el uso de ella. Son, pues, esos dos datos indiciarios elementos que hemos de man-tener en nuestra atención. Nos resta fijar las leves diferencias textuales entre fuente y usuario A-BMSC. Así, la fecha del año 1407 para la intervención de Guillén de las Casas, según A-BMSC, que en «Cedeño» es 1427; la de 1408 referida a la marcha de las islas por parte de Jean, que en el A-BMSC se convierte en año de su muerte; y la del 18 de agosto de llegada de Pedro de Vera, que nos dice el A-BMSC, que en el «Cedeño» aparece como 8 de agosto. Hemos de ver en ello error en el componedor del «Cedeño» o la condición de copia tardía del A-BMSC y, en ese caso, error de su copista o error de ambas partes. Al dar a la luz Núñez de la Peña, en 1676, su manuscrito de 1674, puso en evidencia el empleo de una nueva fuente, que va a proporcionarle datos relativos a la opinión de antiguos autores sobre las islas y sobre el tema «San Borondón». Al ser puntual-mente coincidentes con la materia contenida en el manuscrito A-BULL, es obligado aceptar que éste fue la dicha fuente informativa. Efectivamente, Núñez acude a ese manuscrito, si bien unas veces lo hace de forma literal, otras en resumen y otras en menciones indirectas englobadas con opiniones propias o de otras fuentes. Ya hizo eficaz y suficiente fijación Cioranescu sobre ese uso, aunque la modernización del lenguaje de su manuscrito-guía haga 32 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA que se le pierdan al lector detalles materiales. La calidad de ese trabajo nos ahorra efectuar aquí el detalle de las diferencias, que damos como asumido. Vamos, pues, a atender a conceptos más sustanciales que relacionan al A-BULL con Núñez. Así, donde Núñez puso: «Plinio, que escrivió de ellas en tiem-po del Emperador Nerón, cinquenta y seis años después del Naci-miento de Nuestro Redemptor IESV Christo, haze mención de ello; y Lucio Marineo Sículo, en el libro de las Cosas memorables nombra assimesmo ocho por sus nombres»20. El texto paralelo del A-BULL es: «Plinio que dellas escrivió que fue en tiempo del Emperador Nerón, cinquenta i seis años después del Nacimiento de Nuestro Señor JC, mención de ocho nombres de islas. Y Lucio Marineo Sículo, en el libro de Las Cosas memorables de España llamando a la isla del Hierro, que es la primera […] La última es San Borondón, a quien dicen i nombran Aprositus, isla inasesible». Donde Núñez escribió: «En un libro antiguo, escrito de mano en latín, que estava en el Archivo de la Santa Iglesia Cathedral de Canaria, que por poco cuidado desapareció dezía»21. El texto paralelo del A-BULL lo hace: «En la librería que la iglesia cate-dral de Señora Santa Ana desta ciudad Real de las palmas tenía estaba un libro grande, sin principio ni fin, muy estragado en el qual [...] y, según un libro escrito de mano en latín, que solía es-tar en el archivo de la catedral iglesia de Señora Santa Ana, que por mala custodia desapareció, se llama San Brandano, porque se dezía que en tiempo antiguo San Brandano estuvo en ella». Y acabando con los ejemplos, donde Núñez dijo: «según re-fiere el Rey Iuba de la Mauritania, parcionero de la pérdida Pompeyana, nueve años antes del Nacimiento de Nuestro Señor, sin la Isla Aprosito»22. Que tiene como texto paralelo en el A-BULL: «También se colige de la opinión del Rey Juba, que al tiempo que 20. Cfr. NÚÑEZ DE LA PEÑA, Juan. Conquista y antiguedades de las islas de la Gran Canaria y su descripcion. Madrid: Imprenta Real, 1676, p. 2. 21. Cfr. IBIDEM, p. 3. 22. Cfr. IBIDEM, p. 4. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 33 Nuestro Señor nació estas islas fuesen seis sin la de San Borondón, de la qual no haze mención porque poco antes deste tiempo fue el Rey Juba de la Mauritania parcionero de la pérdida pompeiana, cincuenta i nueve años del Nacimiento». No hay duda de la total identidad o dependencia. Como el A-BULL se conserva y lo hace formando parte de un cuerpo escrito de trabajo, que Núñez acredita haber utilizado, es de pensar que ese material lo era de Núñez, producto de su recopilación de fuentes para su Conquista. Y como Núñez, cuando entre 1671 y 1674 componía una nueva versión de su Conquista, nos dejó escrito que eran escasos los materiales que le remitie-ron de la Gran Canaria para servirle de fuentes, estamos obli-gados a aceptar que el A-BULL era uno de ellos y que en su ser porción se justifica la queja del lagunero. Si comparamos el A-BULL con el A-BMSC vemos que, efecti-vamente, ambos proceden de un mismo origen. Si bien, como ya hemos dicho, el primero es sólo una copia de parte de su modelo. Sin embargo, esa comparación nos dice más. Por las diferencias en sus textos se acredita error en el proceso de co-pia o que sus modelos son a su vez copias dentro de un proce-so que parte de un tronco común. Esas diferencias quedaron suficientemente establecidas por Cioranescu, aunque la modernización que hizo del lenguaje del manuscrito pudiera llamar a engaño si un estudioso se limitara a comparar el texto «Abréu» editado por Cioranescu con el manuscrito A-BULL. El simple análisis de los elementos materiales que forman el A-BMSC muestra su mayor modernidad respecto al A-BULL. Luego el A-BMSC no pudo ser el modelo del A-BULL. A su vez, como el A-BULL es sólo una copia incompleta, tampoco pudo ser el modelo de la A-BMSC. Del análisis comparativo surgen, asimismo, pruebas de que A-BULL seguía un modelo más antiguo que el A-BMSC. No es ne-cesario ser más prolijo. Mismo origen sí, pero desconexión y no identidad textual. 34 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Como también sabemos que, entre 1674 y 1679, Núñez al-canzó un manuscrito completo «Abréu» y lo copió íntegramen-te, sirviendo después de fuente para Viera —así lo dice Lope de la Guerra—, podríamos pensar que el A-NP es el A-BMSC por-que el texto que aprovecha Viera es: «El joven Juba, hijo de Juba rey de la Mauritania, PRISIONERO de César»23, que responde a la versión que ofrece el A-BMSC. Pero nos parece que el hecho discurrió por otros derroteros. Puestos a reconstruir el proceso, podríamos suponer que Núñez, al pasar a Gran Canaria durante los años 1674 y 1675 con ocasión de acompañar al obispo García Jiménez en su visita general, entretuvo su tiempo contactando con su corresponsal, suministrante del A-BULL, y accediendo al manuscrito «Abréu» modelo de éste, lo que le permitió alcanzar a poseer un manuscrito copia completo, que trasladó a Tenerife. Como Lope nos dice que Núñez efectuó su copia de puño y letra, es claro que el manuscrito A-BMSC no es el de éste. Así empezamos a pensar en que sobre el manuscrito A-NP se llevó a cabo la copia A-BMSC, tal vez para uso de Viera. En ese proceso de elaboración se pudo producir el error de copia. También, cabe pensar que el copista del A-BULL leyera mal en su modelo y, luego, Núñez corrigiera la errata. Esto sólo lo pueden decir los manuscritos A-NP e Idea, ambos de mano del historiador lagunero24. Sobre el tema que hemos tomado como ejemplo, Marín nos brinda un pequeño indicio más: «Juba, rey de Tánger, tubo dos [perros] mui grandes llevados de Canaria, quando vino a ellas Pompeio Grande, émulo de Julio Sézar»25. Lo que nos dice que la noticia, en su origen, hablaba de relación o alianza entre Juba y Pompeyo, que es lo que significa aquel «parcionero de la pér- 23. Cfr. VIERA Y CLAVIJO, José de. Op. cit., libro 3, capítulo 15. 24. Todo ello hace que nuestra exégesis fije, en este punto, un aglutinador «Abréu II», copia con variantes diversas del modelo original. 25. Cfr. MARÍN DE CUBAS, Tomás, libro 3º, capítulo 9º. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 35 dida pompeiana». En manos de un copista poco conocedor se convirtió en «prisionero de Pompeyo». Sin embargo, en el manuscrito de 1674 Núñez no parece sentirse confuso o incómodo ante el «parcionero». Ello nos está conduciendo a que aceptemos que lo copiado en el A-BULL era lo contenido en el original; mientras que el «prisionero» del A-BMSC sólo es producto de un copista tardío y poco conoce-dor. El otro elemento que hemos traído a esta exégesis es esa fuente del «Abréu I»: el libro «estragado» de la biblioteca catedralicia. De la lectura de Núñez se desprende que él no conectó con dicho libro, ni con noticia de él, salvo la que le ofrece el A-BULL. ¿Fue noticia directa del original? Sí, así lo recogen A-BULL y A-BMSC, que en la parte primera de la obra dicen que había per-dido su principio y su final estaba estropeado. El problema se nos presenta cuando, en la parte final de ella, el criterio pasa a ser que por poca vigilancia desapareció el manuscrito catedralicio. Esto puede estar indicándonos que nuestro manuscrito «Abréu» es obra de «parches» y hecha por fases. Dicha fuente catedralicia no está específicamente señalada por otros autores, aunque sí conocen la noticia que nos ocupa: En la pluma del mercader inglés Thomas Nichols, en 1583 (pero sobre noticias tomadas in situ en la década de 1560), el relato era: «Sobre el origen de esta población, algunos piensan que los romanos que moraban en África la habían desterrado allí, tanto a los hombres como a las mujeres, después de cortales la lengua en la boca por haber insultado a los dioses de Roma»26. Un coetáneo de «Abréu», Torriani, no dice haber conectado con él, aunque sí conoce su materia de fondo, y escribe: «Otros dicen que, mientras los africanos eran súbditos de Roma, mataron 26. Cfr. NICHOLS, Thomas. Descripción de las islas Fortunadas (1583). Trad. y ed. por Alejandro Cioranescu. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1963, p. 106. 36 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a los legados romanos; y los romanos, después de castigar a los caudillos de la rebelión, cortaron la lengua a sus seguidores y a las mujeres, y los mandaron a poblar estas islas; de donde resultó, según la opinión de éstos, que los descendientes de estos africanos usaron un lenguaje diferente de todos los demás»27. Para el portugués Gaspar Frutuoso será: «otros aseguran que [...] Sabido además por Trajano que siempre habían quedado sin castigo, dispuso para impedirles en lo sucesivo seguir su veleidad o codicia, que sus capitanes los matasen a todos salvo mujeres, vie-jos y niños, los que no podían tomar armas, y cortadas las lenguas aún a éstos, mandólos llevar en navíos con orden de que en el Océano navegasen cerca de las costas de África, rumbo SO, y que, en lle-gando a las islas Bienafortunadas, echasen aquellas gentes sin lenguas en ellas, repartidas entre las siete islas, para acabarlos y apartar-los de su mal nacimiento y para que los que les sucediesen no supieran dar noticia de su procedencia»28. Espinosa lo hará: «otros dicen que desciende de ciertos pueblos de África que se levantaron contra los romanos y mataron el pretor o juez que tenían, y que en castigo del hecho, por no matarlos a todos, les cortaron las lenguas, porque en algún tiempo no pudie-sen decir del levantamiento (como si faltara tinta y papel) y los embarcaron en unas barcas sin remos, dejándolos y encomendán-dolos al mar y a su ventura. Y éstos vinieron a estas islas y las poblaron. Pues si vinieron de gentes sin lenguas, ¿qué mucho no la tengamos de su origen?»29. 27. Cfr. WÖLFEL, Dominik J. Die Kanarischen inseln und ihre urbewohner: eine unbekannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590. Leipzig: K.F. Koehler, 1940, p. 60; TORRIANI, Leonardo. Descripción e historia del reino de las islas Cana-rias, antes Afortunadas, con el parecer de su fortificaciones. Ed. y trad. de A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1959, cap. 4, p. 20. 28. Cfr. FRUTUOSO, Gaspar. Las islas Canarias (de Saudades da terra). Ed. por E. Serra, J. Régulo y S. Pestana. La Laguna: Instituto de Estudios Cana-rios, 1964, libro 1. 29. Cfr. ESPINOSA, Alonso de. Historia de nuestra señora de Candelaria. Ed. por A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Goya, 1967, libro 1, cap. 4. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 37 En la pluma de Cayrasco la noticia se trata así: «Ay en los pobladores destas yslas diversas opiniones. Lo más cierto es que fueron de la África vezina» (Templo militante, parte 2ª, san Pedro). Desconcierta que Cayrasco no llevara a sus menciones his-tóricas de Canarias el contenido de ese manuscrito catedralicio. Y en el Poema del vate Viana: «Otros dizen, que uvo un tiempo en África ciertos pueblos rebeldes, que se alçaron contra el romano imperio y que el castigo fue, que a los delinquentes y culpados en la mar desterraron en baxeles sin velas, xarcia o remo, a su fortuna, cortándoles un poco de las lenguas»30. Pero Marín, que sabemos que sí tuvo en sus manos el original «Abréu», nos da en su resumen de él lo siguiente: «Los canarios se tenían por los más nobles i fueron los que vinieron huyendo de la furia del emperador Claudio, que venció a Tholomeo en África, como lo trae Salustio lb. de bello africano contra Yugurta tirano de África [...]» Mientras que el teldense, en su obra, identifica el viejo li-bro catedralicio como un tratado de hagiografía o habitual Mar-tirologio (Calendario), cuyo texto es: «[...] otro libro hubo en esta cathedral que lo dio el capitán Pedro de Vera, que lo hubo en Gáldar, manuscripto en latín faltábanle ojas a el principio i fin. Era de los mallorquines, intitulado el testamento de los hermanos frailes, era de quartilla, en papel gruezo. Tampoco se save el fin que tubo, daba rasón de todas las Islas, i de otra llamada Tilla, que así llamaban La Madera [...] En el libro de los mallorquines se daba larga rasón destos sanctos; Blandano parece que era monje Benito o Bacilio, en 30. Cfr. VIANA, Antonio de. Conquista de Tenerife. Ed. por A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1968, canto I. 38 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA este tiempo floreció San Maclovio [...] pregunté por el libro de los mallorquines a algunos prebendados y decíanme que para qué, y respondiendo la causa que era saver de San Maclovio, Blandano y Avito, me dixo un canónigo: San Avito aquí fue mártir en la cima» (libro 3º, capítulos 3 y 4, manuscrito 1687), y «el capitán Pedro de Vera, quando acabó la conquista de Canaria tubo cierto libro, que le dieron los Guadartemes de Gáldar, que fue de los mallorquines, escripto en latín de folio, falto de ojas al principio y fin, que tractaba cómo en esta isla predicaron la fee algunos sanctos, como Blandano, Maclovio y otro Avito, el qual libro avía dado a la Catedral [...] Dice el padre frai Juan Galindo en su manuscrito de conquista, lo mismo siguiendo a Quirós, y añade otros tres más, dos frailes ma-llorquines, y otro fraile llamado Avito, todos menores franciscano» (libro 3º, capítulos 3 y 10, manuscrito 1694). Tenemos, pues, una mixtificación y una identificación. Al hacer identificable un libro anónimo y, por otro lado, ocultar su es-quemática naturaleza hagiográfica ¿qué se pretendía? ¿Se trató, por un lado, de no desmontar el run-run de la teoría de roma-nos y desterrados? Lo que habría sucedido si se hubiera identi-ficado al autor, Salustio y su Yugurta, lo que desvinculaba la noticia de canarios prehispánicos y de las Canarias. Con esa información estamos en disposición de hacer una somera reconstrucción de ese mamometro que, parece, trata de noticias derivadas, por deducción amplificadora, de Plinio y de la leyenda de Brandan. Libro que debía tener relación con la evangelización legendaria de las islas Canarias a través de la fi-gura de San Avito. El guión de fondo resulta claro. Unos africanos de la Mauritania Tingitana, vasallos del poder romano, se rebelan contra las autori-dades romanas de la zona. Una posterior misión punitiva reduce la rebelión y castiga a los cabecillas, produciendo una deportación del conjunto, al que también se le ha infligido castigo corporal. Si atendemos a Frutuoso, nos situaríamos en los primeros años del siglo II de nuestra era y, por lo tanto, enlazados con el in-ventado evangelizador de las islas, san Avito. La misma conclu-sión a la que llegará Marín en sus manuscritos de 1687 y 1694. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 39 Aquella opinión, derivada de gabinetes de estudiosos de los siglos XV y XVI, venía a tratar de explicar el poblamiento de las islas a partir del relato de Plinio, el origen de los canarios prehispánicos y la razón de por qué en cada isla se hablaba una lengua diferente. Esto lo vemos acreditado, de forma antecedente, en: «y según la manera de hablar parece creíble lo que cuentan de que un gran príncipe, por algún crimen, los hizo poner allí y les mandó cortar la lengua»31; y «E el que ordenó esta Corónica fizo mucho por saver de dónde e de qué gentes quedaron estos cana-rios [...] E unos dezían que avían sido de los que echó Tito Vespasiano en las barcas, quando conquirió a Iherusalem. E otros dizen que fueron aláraves moros de la mar, que aportaron a aquellas yslas de la tierra. La verdad que mejor dello se pudo saber, es que un Rei de Córdova, que llamaban Almançor, que por traición que le fizieron aquellas gentes los echó en aquellas yslas»32. Noticias que se conocen y se escriben antes de 1420, que dejan a las claras la falta de real conocimiento sobre el problema planteado y que justifican la leyenda que en base a ellas se forjará más tarde. Ese run-run nacido a finales del siglo XIV o principios del siglo XV en un centro erudito castellano, pero separado del contacto directo con las noticias de lo canario, sobre que unas gentes africanas fueron desterradas en castigo por los romanos y trans-portadas a las despobladas islas Canarias, donde fueron olvida-das, son versificadas hacia 1526 por el vate Vasco Díaz de Frexenal: Las ya mencionadas son siete regiones que los deslenguados indoctos poblaron 31. Cfr. BOUTIER, Pierre, LE VERRIER, Jean, y DE LA SALLE, Gadifer. Le Canarien: crónicas francesas de la conquista de Canarias. Ed. Elías Serra y Alejandro Cioranescu. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1959-1964, v. III, p. 128. 32. Cfr. CARRIAZO, Juan de Mata. «El capítulo de Canarias en la “Cróni-ca de Juan II” (versión original, inédita, de Alvar García de Santa María». Revista de historia [canaria], n. 73 (enero-marzo de 1946), pp. 7-8. Se trata de un manuscrito inédito de la Biblioteca Colombina, trascrito para su edición por Juan de la Mata Carriazo. 40 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA de los sucesores que dellos quedaron tomaron loquelas de estrañas diciones allí hasta ahora han hecho mansiones en siete quadrillas que más no se vieron y aquesta es la causa que no se entendieron desque los juntaron los centuriones33. Con estos antecedentes podemos entender bien lo que transmi-tieron nuestros autores de finales del siglo XVI y principios del XVII. El tema considerado por separado nos sirve, en esta exégesis, para ir fijando la cronología de la composición del «Abréu» y el proceso aglutinador e interpolativo: el autor trabajaba en su manuscrito en los últimos años del siglo XVI. Si añadimos lo deducido a partir de la serie «Cedeño» vamos confirmando la existencia de un proceso de copia, ya en el si-glo XVII, que incorporará otras noticias ajenas al original y las inevitables erratas. Dijimos que Marín conectó con el manuscrito original «Abréu», hizo para sí una copia en amplio resumen y lo utilizó para sus trabajos escritos referidos a la historia de Canarias. No podemos negar que el A-MC aporta los problemas propios de no ser una copia literal, sino una copia que hace un amplio resumen de la literalidad del texto. Sin embargo, no deja de ser fiel reflejo de la esencia de lo que el original contenía. Cuando Marín acabó en 1686 su manuscrito espúreo pseudoEscudero, dejó evidenciado su tardío conocimiento del manuscrito «Abréu», ya que su uso en esta ocasión es en luga-res que admiten añadidos (finales de párrafos, márgenes, etcé-tera). Así, su cita de la obra de Pedro Luxán, la de Luis de Casañas y Pedro de Aday, la de Esteban Pérez y Ruy Díaz, la del rey de Telde Bentago, la del final de la conquista de Gran Canaria (al margen, jueves) y las referencias históricas y anécdotas de los tiempos prehispánicos. 33. Cfr. RODRÍGUEZ MOÑINO, A.R. «Los Triumphos canarios de Vasco Díaz Tanco». El Museo Canario, n. 4 (septiembre-diciembre 1934), p. 24. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 41 Hasta el punto de que cuando, en su capítulo XXII, se va a ocupar de la historia de la conquista de La Palma, deja la ad-vertencia de que se vea en «fray Juan de Abreu». No ocurre lo mismo con relación a sus manuscritos de Con-quista de 1687 y 1694, donde «Abréu» es empleado adecuada-mente a tenor de los gustos y opiniones del autor. Es el efecto de trabajar con un material que ya se tiene bien controlado. Esa utilización unas veces se hace formando parte del texto, como algo asumido y sin determinar procedencia, y otras citando al autor como apoyatura. Ese segundo uso es el que, en primer lugar, nos interesa, porque nos «resucita» y acredita a nuestro «Abréu» estudiado. Así: «como dice el padre fray Juan Galindo en su manuscripto», «Dice que padre fray Juan Galindo en su manuscripto», «escrive el padre fray Juan Abreu Galindo de San Francisco de la Provincia de Andaluzía que vicitó todas las siete islas i hizo un copioso tractado de conquista y cosas particulares», «Dice el padre Galindo en su conquista», «Dice el padre Galindo que», «el padre fray Juan Galindo que escrivió la conquista dice»34; «dice el padre fray Juan Galindo en su con-quista », «que trae el padre Juan Abreu Galindo en su tractado de conquista y dice así»35; y «El padre frai Juan Galindo de la mis-ma Orden en su Conquista» y «que dice el padre Abreu»36; «El padre Galindo franciscano, en su manuscripto de conquista de las yslas de Canaria dice», «como lo dice el padre fray Abreu en su manuscripto de conquista de las Islas», «El padre Galindo Abreu ia citado en su manuscripto de conquista dice», «el padre frai Juan Galindo de Abreu que se recivió destas islas de Canaria comuni-có », «dice el padre Abreu Galindo»37; «que trae el padre frai Juan Galindo en su manuscripto de conquista», «el padre frai Juan 34. Cfr. Manuscrito de 1687, de Tomás MARÍN DE CUBAS, libro 1, capí-tulos 2, 12, 14 y 17. 35. IBIDEM, libro 2, capítulos 4 y 7. 36. IBIDEM, libro 3, capítulos 4 y 16. 37. Cfr. Manuscrito 1694 de Tomás MARÍN DE CUBAS, libro 1, capítulos 3, 15, 16, 18 y 19. 42 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Galindo en su manuscripto de la conquista», «En su manuscripto libro de conquista de las islas de Canaria dice el padre frai Juan Galindo», «lo mismo trae el padre fray Galindo en su manuscripto de conquista libº 1º cap. 12»38; «Dice el padre frai Juan Galindo en su manuscripto de conquista»39. Todo ello, por lo explícito, junto con la existencia de su copia-resumen y el propio contenido de su Conquista, recogiendo y adecuando el material que le ofrece «Abréu», fija de manera incues-tionable el contacto directo de Marín con el manuscrito «Abréu». Establecida esa realidad debemos, pues, buscar si lo que pre-senta o utiliza como procedente de su fuente «Abréu» coincide o no con lo que nos muestra el A-BMSC, o con lo que nos dan Del Castillo, Glas y Viera. La primera discrepancia que llama la atención es: Marín no recoge el doble episodio «Ruiz de Avendaño-Ico» y «los herma-nos Guanarame-Tinguanfaya»; tampoco lo hizo Del Castillo. Sí lo harán Glas, Viera y el A-BMSC. La segunda diferencia fija una cronología de conquista hasta 1476 que, parece, quiere indicarnos que el modelo del A-MC historiaba el señorío insular; mientras que el relato de la con-quista realenga estaba regido por el hacer tradicional, línea «Xaimes-Carvajal»40. Marín, que tiene a «Abréu» como una importante fuente, no se sale de la cronología de 1477 para el fin de la conquista de Gran Canaria; mientras que Del Castillo, que tiene a «Abréu» y a las pseudocrónicas como secundarias, fija el año 1484. La línea tiñerfeña, originada en el «Abréu II», se somete a la fecha de 1483. La tercera corresponde al episodio de la muerte de Hernán Peraza, «el mozo», que es contado con variantes respecto al A-BMSC y Viera. 38. IBIDEM, libro 2, capítulos 4, 9, 17 y 20. 39. IBIDEM, libro 3, capítulo 10. 40. Nos referimos a los códices «Lagunense-Quintana-Xerez» y Relación de Diego Carvajal Quintana. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 43 Junto a estas discrepancias episódicas existen diferencias de elementos sueltos. A saber: A-BMSC A-MC Donde dice «parece que a Lanzarote, Fuerteventura y Canaria, arribó...» suprime el «Canaria». (libº 1º, cap. 5) «Tegaste» (idem) «Tagaost» «Guadarfía» (varios) «Guarfía» se omite [escudo de armas de Juan de Betancurt] «Macion, maciote» «Maciot» «Malote» (I, 8) «Marlote» «mahos» (I, 9) «maxos» «altahay» (I, 10) «altihay» «Tibiabin» (I, 11) «Tibrabin» «1488» (I, 11) «1485 ó 1486» «Miguel Peraza de Ayala» (I,15) «Guillén Peraza de Ayala» «Almaluige» (I, 16) «Amaluige» «Masegue Conche» (idem) «Mategel Unchepe» «1384» (idem) se omite «1446» (I, 22) «1436» «De Guillén de las Casas» (idem) «Guillén de las Casas» «Chedey» (varios) «Ehedey» «Esperanza de las Casas» (I, 23) «Inés Peraza de las Casas» «Berne» (idem) «Verde» «doce escopetas» (I, 26) «doce espadas» «Trandarte» (I, 28) «Tixandarte» «Jerónimo Arias» (I, 30) «Hernán Arias» «faycag» (varios) «fayçag» «guanarteme» (varios) «guadarteme» «Diálogos matemáticos» (II, 3) «Diálogos matrimoniales» «Trinte» (II, 8) «Tunte» «su mujer» (II, 26) «su madre» «Herola» (III, 1) «Hera» «cap. 31» (III, 6) «cap. 21» «1407» (idem) «1427» «1484» (III , 7) «1480» Y existen otras, producto de omitir o trastocar líneas o pala-bras dentro de una frase: 44 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a) Confundir a Tasso con Horacio; errar las fechas biográfi-cas de san Buenaventura; «comenzó a reinar año de 1346 y reinó nueve años en Aragón, vino a la corte de este rey don Pedro» (debe decir: «comenzó a reinar años de 1336 y reinó cuarenta y nueve años en Aragón, vino a la Corte de este rey don Pedro en 1346») (Libro 1, capítulo 7). b) Los versos elegiacos a Guillén Peraza son endecasílabos. c) En el libro 1, capítulo 23 los dos párrafos dedicados a la familia de Diego de Herrera debían estar redactados: «Diego de Herrera era veinte y quatro de Sevilla, hijo de Pero García de Herrera, mariscal de Castilla, señor de Ampudia, hijo de García González de Herrera, mariscal de Castilla, capitán en las fronteras de Lorca, el qual fue casado con doña Inés de Roxas [...] los once varones, que fueron: don Juan y don Fernando de Herrera, que murieron sin dexar su-cesión; don García de quien descienden los condes de Salvatierra y en que vino la casa y estado de don Pero López de Ayala, mariscal de Castilla, señor de la tierra de Ayala y de la villa de Ampudia, merino mayor de la provincia de Guipuzcoa; el comendador Gómez de Herrera; Diego de Herrera, señor de las islas de Canaria por casamiento con doña Inés Peraza de las Casas; Pedro García de Herrera; Sancho de Roxas y Herrera; el arcediano de Burgos; fray Luis de Herrera; fray Martín de Roxas, fraile jerónimo del monas-terio de Almenilla y obispo destas islas y electo obispo de Zamora; Fernando de Ayala, el dezidor; y dos hijas que fueron». d) En libro 2, capítulo 30 dice: «Era hijo Pedro de Vera de Diego Gómez de Mendoza y Vera, vecino». Debía deci: «Era hijo Pedro de Vera de Diego Gómez de Mendoza, de la casa de Hita y Buitrago, y su mujer doña María de Vera». e) Los datos familiares de los Moxica y Ciberio debieron ser: «Tuvo este Juan de Civerio, conquistador de Canaria, en su muger, [por] hijos a Juan de Civerio y a Michel de Moxica, éste fue casa-do con Florencia Texada, en quien tuvo entre otros a Juan de Civerio, y a Bernardino Lezcano, éste fue casado con doña Isabel del Casti-llo, en quien tuvo siete hijos varones. Y Juan de Civerio fue casado con doña Francisca de Salazar en quien tuvo siete hijas». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 45 f) El párrafo dedicado al número de ingenios en tiempos del autor podía ser: «Mas en este tiempo no hay más que cinco inge-nios de agua, por haberse dado a plantar parrales, por el trato y comercio que hay de vinos que se llevan desta isla a las Indias. Ya no hay ningún ingenio movido por caballerías». g) Omitir los personajes gomeros Igalgan, etcétera, citados por Torriani y Viera, y que hacen compañía a los Aguacoromos y etcétera. Sólo podemos estar ante un manuscrito copia o manuscrito copia de copia, y además que ha sufrido interpolación y malas lecturas en el proceso. El stemma codicis podría ser: —De un «Abréu I» (original) se sacan una o más copias, al-gunas se interpolan y sufren errores en el proceso, las aglutinamos con el genérico «Abréu II»41, que llamamos línea tinerfeña. Del original, Marín copia en resumen y se genera su A-MC que lla-mamos línea grancanaria. La línea «Abréu II» sirve como mate-rial de consulta para Viera y de modelo para A-GLAS y A-BMSC. * * * Ya señalado lo que podríamos llamar errores y defectos ma-nuales, pasemos ahora a considerar cuestiones de fondo funda-mentales. A saber: ¿Quién fue fray Juan de Abréu Galindo? ¿Podía un hombre de su nivel cultural pasar desapercibido en la comu-nidad franciscana insular? ¿Podía una obra como su Historia ser tan desconocida en las islas? No existe en los registros canarios de franciscanos de finales del siglo XVI y principios del XVII fraile de ese nombre, ni hue-lla de haber sido capaz de escribir tal obra. No aparece en do-cumento protocolizado ante escribano público. 41. Pueden ser copias que sirven de modelo, una para la A-BULL y otra para la A-NP. 46 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA ¿Fue «Abréu» autor de su obra? Hemos conocido que todos los que vieron su o sus manuscritos así lo afirman y consta en los ejemplares conservados. No obstante, siendo un hecho descon-certante que no fuera registrado en las islas, siendo irrelevante la versión de Marín de que pertenecía a otra provincia y de que en las islas estuvo visitando, no es menos cierto que sus noticias sobre la provincia de Canarias tenían que haber llegado a los cronistas oficiales de su orden —aunque esto es discutible porque se pue-den engarzar diversas explicaciones verosímiles—. Pero si exami-namos el texto «Abréu» podemos leer: «Historia [...] escrita por el R.P. fray Juan de Abreu Galindo, del Orden de el Patriarca San Francisco, hijo de la Provincia de Andalucía, año de 1632». «Habían preso dos frailes juntamente con los mallorquines»; «Y a los frailes, por el respecto que les tenían»; «Este San Buena-ventura fue fraile de la Orden del Seráfico Padre San Francisco, y provincial de su orden»; «edificó un convento de frailes franciscos de la advocación de San Buenaventura»; «porque San Buenaven-tura nació año de 1417 y su muerte en año de 1470»; «Procuró luego con los naturales de la isla se convirtieran a nuestra sancta fee católica, por medio de ciertos clérigos»; «fue fraile de la Or-den de San Francisco, llamado fray Alberto de las Casas»; «los primeros frailes que a él vinieron fueron fray Juan de San Torcaz [...] Trujo este venerable padre consigo a fray Diego de San Ni-colás, fraile lego»; «Hay al presente en esta isla de Fuerteventura un convento de frailes de la orden de San Francisco, el primero que en estas islas se fundó»; «que fue don fray Alberto de las Casas, fraile francisco [...]»; «Vino en compañía de Diego de Herrera el sancto fray Diego y fray Juan de San Torcaz, con otros frailes que por todos fueron siete padres [...] se hace mención en la quinta parte de la Historia de frailes menores»; «junto al monasterio de San Francisco»; «Mandóse enterrar en el monasterio de San Bue-naventura que él había edificado, de la orden del seráfico San Francisco»; «que fundaron el convento de San Francisco de Garachico»; «hasta que los canarios echaron y martirizaron unos GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 47 frailes franciscos, echándolos en esta sima [...] junto al monaste-rio de San Francisco». (A-BMSC. libros 1º y 2º). Así no escribiría un franciscano. Ni una sola vez se relaciona la orden con el autor, ni una sola vez se da tratamiento parti-cular de relación respecto a san Francisco y san Buenaventura, los padres fundadores. No se hace mención de la santidad de fray Diego. Así ni siquiera se expresaría un franciscano copista. ¿Franciscano un autor que acude a tan numerosa bibliografía y hace tan pobre uso de fray Francesco Gonzaga y ninguno de fray Luis de Quirós? Si fuera anterior a fray Luis el argumento sería el mismo, pero a la inversa: ¿iba a ignorar fray Luis o dejar de utilizar semejante obra de un correligionario tan próximo? Hay, pues, que poner en duda la autoría de tal personaje. El porqué de la necesidad de ocultar el nombre real del au-tor tiene que estar relacionado con las circunstancias en que estaban envueltas las noticias que da la historia «Abréu I». Y si dudoso es el autor, no menos dudosa es la data de com-posición del original: 1632. El dato viene dado por tres veces en el texto A-BMSC y dos en el A-MC. Lo dan Glas y Viera. No obstante, la manera como viene dado por dos veces en el libro 2, capítulos 25 y 26 (ma-nuscrito A-BMSC), deja muchas sospechas de tratarse de una interpolación. Son una redundancia innecesaria. Todos los argumentos dados por Cioranescu en su estudio de su edición de 1955 son válidos42, salvo el referido al capitán Miguel Mujica, que murió después de 162143. 42. Ellos le afianzaron en la creencia de que la obra se escribió hacia 1602. Miguel Santiago pensaba inicialmente en la de 1632; pero el largo periodo de edición de la «Descripción» de Pedro Agustín del Castillo hace posible el contacto con Cioranescu y el cambio de pareceres, que le llevó a incorporar a su obra la data de 1592 a 1606. 43. Por ejemplo, como regidor decano intervenía en Cabildo el 2 de mayo de 1626: «y el 2 de mayo de 1626 [...] el capitán Miguel Mujica, decano, al-férez mayor y rejidor de la Isla, dio su parecer por escrito en seis hojas y media 48 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Bastaría con el solo argumento derivado de la mención que se hace del árbol del agua de Hierro. Quien eso escribió no puede hacerlo en 1632, 22 años después de que el árbol dejara de existir y de que constara oficialmente su destrucción en 1610. En todo momento se refiere al puerto de Las Isletas, nunca al de La Luz; da los torreones de la Isleta, Santa Ana y San Pedro, pero no el de San Francisco, ni el de Santa Catalina. En ningún lugar deja la impronta de los efectos de la entrada de Pieter van der Does, ni la razzia de 1618. La suya es una descripción an-terior a 1599. Cita dos veces a Cayrasco como canónigo únicamente, lue-go es fecha anterior al 2 de mayo de 1605, en que fue elegido, además, prior. Toda la bibliografía usada es anterior a 1590, y las fechas o menciones modernas que hace no pasan de 1591. Toma las noticias de fray Alonso de Espinosa cuando éste viene componiendo su libro, es decir, estamos hacia 1590. En este año aún nuestro «Abréu» no ha empezado su obra, porque Espino-sa no lo menciona en esa faena. No obstante, hemos de considerar que si bien el original o cuerpo básico es anterior a 1596, esto no quiere decir que un manuscrito recompuesto o una primera o sucesiva copia no fuera del año 1632. La pregunta clave que se nos planteó fue: pero ¿quién, en Canarias y en la segunda mitad del siglo XVI, tenía la capaci-dad para escribir una obra como la Historia de «Abreú»? En la tertulia Cayrasco no podía estar, porque el guiense nos habla históricamente con otra «sintonía». Confesamos que sólo se nos ocurrieron dos nombres: Gonzalo Argote de Molina y el licen-ciado Luis Melián Betancurt. De uno teníamos los datos deri- [...] como los jesuitas alegaban que había falta de confesores, los frailes se pudieron en los bancos para demostrar que para las catorce mil almas que contenía la Isla era sobrada pues no acudían y tenían que volverse a sus celdas». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 49 vados de su biografía; del otro, su confección de su Origen y conquista de las yslas de Canarias44. Nuestra metodología marxista nos forzaba a ir a una repues-ta ecléctica: Argote regenta la Casa Señorial y sus documentos; mientras que Melián hace labor de búsqueda y compilación documental para servicio de la Casa. Deben ser, pues, los dos los que participen en la confección de la Historia de «Abréu». Pero sopesamos algo más: Los biógrafos del primero nos transmitían, entre otros datos, que el escritor y pintor Francisco Pacheco, paisano y amigo de Argote, nos dejó escrito que éste estaba redactando una Histo-ria de las islas Canarias45. La muerte cortó en seco el intento. En el texto «Abréu» hay datos, provenientes del archivo se-ñorial, que no ha alcanzado Melián. Un genealogista experto sobrevuela la obra... La biografía de Argote, pues, impuso la respuesta. El autor se describe como andaluz, alumno de Thámara, aporta amplia bibliografía de calidad anterior a 1590, es un experto genealogista (no precisa citar fuente al respecto), reproduce la losa y epitafio de Diego de Herrera46, inventa una expedición en 1390 (o 1385) al mando de Hernán Peraza47, menoscaba los derechos señoriales de los Saavedra, reconduce todos los dere-chos hacia el marqués-conde Agustín de Herrera, tiene acceso a los archivos del marqués-conde de Lanzarote, es testigo del árbol del agua antes de su destrucción, es testigo de las viejas imáge-nes sacras antes de ser enterradas por orden obispal y contacta con el moro Helexgrut. 44. En carta particular para apoyar sus pretensiones, su hijo dirá de él que era el hombre que más sabía de todas las cosas y gentes de las islas. 45. El clérigo taurino Dámaso de Quesada y Chaves lo vio en Madrid, en la Real Biblioteca: «quedaron sin imprimir lo que de estas islas y genealogía de su suegro había escrito y se ven sus manuscritos en la Real Biblioteca de Madrid». 46. Lo que resultó un memorial de méritos. 47. Esto se hace sobre los datos facilitados por el cronista de Enrique III de Castilla, al referirse a la de 1393. Con el fraude se envejeció el derecho señorial de Hernán Peraza sobre las islas. 50 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Estamos haciendo el retrato robot de Gonzalo Argote de Molina, notable polígrafo. El mismo que satisface la queja de Espinosa, hacia 1590, sobre la interpretación de las letras de la orla de la imagen de la Candelaria y el que deja una historia de Canarias inacabada después de que se haya editado la de Espinosa. En el libro 2, capítulo 26 de su Descripción, Pedro Agustín del Castillo dice algo que llama la atención: «me avré de valer de lo que e logrado de los escriptos que en dichas islas pudieron investigar y recoger en tiempo más próximo a los sucesos los pa-dres Fr. Alonso Espinosa, del Orden de Predicadores, y Fr. Juan Abréu, del de San Francisco, ambos extraños de esta isla (que el primero aplicó a la conquista de Tenerife en su “Aparición y milagros de Nuestra Señora de Candelaria”, y el segundo, con más generali-dad, dise de todas las islas, UNO Y OTRO POR LOS AÑOS DE MILL QUINIENTOS Y NOVENTA)». ¿Alcanzó en el original a conocer paternidad y génesis? ¿O simplemente es una deducción a partir del texto galindiano: «Yo lo conocí y traté muchas veces, y me contaba muchas cosas. Mu-rió en Lanzarote, año de 1591»? Si Argote hubiera juntado la citada bibliografía, unido la in-formación derivada de su Nobleza del Andaluzía (tanto el tomo editado como el pendiente), que sabe que Hernán Peraza no es de la familia de los Marteles, aprovechado la obra de fray Alonso de Espinosa y el manuscrito llamado «Troya» por la investigación especializada48 y un manuscrito «Lagunense-Quintana», utiliza-do documentación dimanada del archivo señorial, etcétera, esta-ríamos con lo que bien podría haber producido un «Abréu I». Sin embargo, nuestro convencimiento pasa por ver que lo suyo buscaba hacer una historia del periodo señorial, una historia del derecho señorial a las islas, antes que una historia de la conquista de Canarias. Su condición de genealogista y de parte interesada hizo alterar ciertos elementos familiares. 48. Un tratado de etnología canaria prehispánica, particularmente amplio en lo referente a El Hierro, La Gomera, La Palma y Gran Canaria. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 51 Sabemos que abandonó la empresa de editar la segunda par-te de su Nobleza y que desde 1590 se puso a trabajar en una historia insular, dejándola inacabada en 159649. Al morir, junto con su manuscrito inacabado debió de haber quedado multitud de datos interpretables, borradores y materiales acotados con notas o referencias. Se habría necesitado un experto para poder rematar el trabajo y darlo acabado manteniendo el tratamiento del au-tor original, lo que no se dio en el amanuense del «Abréu I». Los pleitos habidos hacia 1630 entre los Herrera (Agustín de Herrera y Rojas y Luisa Bravo de Guzmán, su mujer) contra los Saavedra o el duque de Lerma son argumentos que justifican hacer un «memorial» de méritos y derechos de los detentadores, por más de 150 años, del señorío insular. En el año 1631 había muerto el marqués Agustín de Herrera Rojas, y en 1632 lo hacía su hijo, heredero y menor bajo la tutela de su madre doña Luisa. ¿Necesitaron Agustín y Luisa propulsar una obra del estilo «Abréu» para, luego, apoyar su memorial litigoso? No otra cosa que esa indicada Historia de Argote, acabada de en-cargo por mano ajena (copista poco conocedor de la materia, que hace labor de «zurcido» y de manera mecánica, poco pensada). Vivían por entonces en Lanzarote personajes como Juan de Quintana y Alonso de Xerez Cardona, muy vinculados a la pseudocrónica «Lagunense-Quintana», porque el primero disponía del original y el otro hizo una copia. 3 EL RESUMEN QUE MARÍN HIZO DEL ABRÉU. CONSIDERACIONES Entre los materiales fuentes que utiliza Marín para compo-ner su Historia se encuentra «Abréu». En este estudio lo hemos llamado A-MARÍN. Hace un doble uso del mismo: 49. Suspensión debida a los pleitos que tuvo en los últimos años de su vida. A saber: con su suegro contra los Saavedra; contra su suegro; contra la Inquisición, a su enfermedad y muerte en 1596. 52 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA a) Traslada datos puntuales de la fuente a su manuscrito de historia. b) Hace resumen de la fuente y lo deja en su archivo como «papel de trabajo». Es cierto que Marín, y lo mismo hará con «Cedeño», no hace una transcripción literal, sino un Resumen libre, aunque no se aparta del contenido de su fuente. Además, no duda en hacer acotaciones y anotaciones marginales. Millares Carlo, en la revista El Museo Canario, ya hizo men-ción y consideraciones sobre este resumen. Había fotografiado en el archivo condal los originales con la idea de editarlo en su momento. Efectivamente, el resumen consta de 12 capítulos: —El primero responde a la conveniencia de condensar los primeros del «franciscano» y que reunían aquellas noticias de fondos clásicos o vinculados a las escuelas de Indias. —Del 2º al 5º recogen lo referido a las noticias etnológicas de las cuatro islas menores o de señorío, pero ceñido a los tiempos de Jean IV y las primeras visitas de europeos. —El 6º cierra el periodo de Jean IV y condensa el gobierno de Maciot hasta su partida a la isla de Madeira. —El 7º se dedica a Guillén de las Casas, Fernán Peraza y Diego de Herrera. —El 8º nos lleva al momento de la adquisición de las tres islas insumisas por la corona y sigue la suerte de la familia Herrera- Peraza hasta el ascenso de Guillén Peraza de Ayala en las islas de La Gomera y El Hierro. —Los capítulos 9º y 10º están dedicados a la etnología de los palmeses y su conquista por los europeos. —El 11º se concreta a la etnología de los guanches. —Y el 12º es un resumen de la conquista de Gran Canaria, desde Jean IV hasta su incorporación a Castilla, durante el cual Marín se vale de elementos ajenos, que complementan o susti-tuyen a los del «Abréu». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 53 Veamos el cuadro comparativo entre el Resumen y el «A-BMSC»: RESUMEN DE MARÍN A-BMSC capítulo 1 libro 1º, caps. 1-6 id. 2 id. 7-9 y 12, 13 y 16 id. 3 id. 10 y 11 id. 4 id. 14 y 15 id. 5 id. 17, 18 y parte 19 id. 6 id. Parte 19, 20 y 21 id. 7 id. 22-28 id. 8 id. 29-30 libro 2º, caps. 27-30 libro 3º, caps. 21-22 id. 9 id. 1-6 id. 10 id. 7-9 id. 11 id. 10-13 id. 12 Resumen libre haciendo su esquema de la Historia de la conquista de Gran Canaria, añadiéndolo material ajeno al «Abréu». Es un inicio de confección del pseudoEscudero (li-bro 2º, capítulos 2, 3, 4, 7 y 850). Los capítulos 14-20, del libro 3º, no son recogidos por Marín en el Resumen, porque los suple por los textos Espinosa, «Lagunense-Quintana» y «Alarcón». Los capítulos 23-26 son omitidos por razones obvias dada la propia naturaleza de esos capítulos (tema San Borondón). Vamos, ahora, a conocer los elementos ajenos que Marín in-troduce en su resumen «Abréu»: Capítulo 1º.—«Esta conquista de las Islas fueron recopiladas por el Pe. fr. Juan Abréu Galindo, religioso de nuestro P. S. Fran-cisco de la Provincia de Andalucía, que las anduvo en vicita e inquirió papeles, memorias i antigüedades de que hizo un buen libro de cosas mui particulares de la qual pondremos lo que faltó en los 50. Las palabras de la lengua grancanaria las llevará a su capítulo XI. 54 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA libros que hemos scripto de la conquista de Juan de Betencourt por el licenciado Le Berriel i de Canaria por manuscriptos deel Alfé-rez Alonso Xaimes; recopilosse año 1632. Con ánimo de imprimir la obra de mucha curiosidad». Con ello, en primer lugar, quedan confirmadas la autoría y la data que presentaba el manuscrito original. Nos transmite un matiz: él está convencido de que el autor no ha formado parte de comunidad religiosa alguna de las islas; es un visitante veni-do ex profeso para reunir información, escribir y publicar una historia de las islas. Además, Marín nos está informando de que él ya tiene escritos unos capítulos basándose en Le Verrier y el códice «Lagunense-Quintana-Xerez», es decir, su pseudoEscudero (lo veremos en su lugar). Capítulo 2º.—Nos encontramos con una anotación marginal referida a la cita sobre el martirio de los dos franciscanos. Dice que eran de la Orden de San Agustín («San Augustín»). «En esta zima ai tradición fue el martirio de San Avito, presbí-tero, año de Christo 106, spañol, de Toledo, discípulo de San Eugenio, arzobispo de Toledo. Trae la vida y martirio deste santo don Juan Tamayo de Vargas [sic] en el Martirologio spañol, tomo primero día 3 de enero», que nos conecta con una de sus fuentes de aquel tema que tanto le interesó al teldense. Se trata, en realidad, de Juan Tamayo de Salazar y su Martyrologium Hispanorum, obra editada en 6 volómenes antes de 1626. En la línea falsificadora que instauró Jerónimo Román de la Higuera. Tenemos otra nota marginal que nos apunta otra fuente: «Steban Garibai i Samalloa, lib. 14, cap. 6 i 21». Novedad interesante que no sabemos si procede del propio Marín o estaba contenida en el «Abréu I» es: «para rezarcir el gasto de los navíos i gente robaron la Imagen no pudiéndola haver la dexan en Tenerife». En clara referencia a la incursión castella-na de 1393. La anterior se ve acompañada por nueva nota marginal que indica: «fray Alonso de Spinosa en el lib. de los Milagros del Ori- GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 55 gen de Nta. Sra. de Candelaria, cap. 2, fol. 31, dise que en la computación de las lunas los antiguos naturales las usaban, fue la aparición desta milagrosa imagen por los años de 1400 y 105 antes que la isla fuesse conquistada i descendió sobre una peña a la orilla de la mar, en la boca de un barranco en un lugar desierto [roto]». La noticia, por otra que se relaciona y que más adelante ve-remos, parece apuntarnos a una tradición que recogió Marín en la Gran Canaria y que situaba la imagen primero en esta isla; pasando, de manos de los asaltantes, a los guanches. «Éstos [Los normandos] casaron con naturales menos los que traxeron familias de la Francia; Maciot de Betencourt, sobrino de mosén Juan, casó con hija de el Rei de Lanzarote i él era africa-no, como lo dice el licenciado Juan Le Berriel, lb. 1º, cap. 23 de la conquista de estas islas». Marín ha traído datos de dos fuentes: Le canarien y el «Cedeño». Estamos en la forja de los enlaces Maciot-Teguise y Andrés-Luisa, que se incorpora al pseudoEscudero. Capítulo 3º.—«llamada Tite» que, aplicado a Lanzarote como denominación prehispánica, es una aportación clara derivada de Le canarien, incorporada al pseudoEscudero. Capítulo 4º.—Al relatar la muerte de Artemys añade: «como largamente lo trae el libro de los franceses». Dejando así constan-cia de su preferencia y orden en el conocimiento de las fuentes. Capítulo 6º.—Igual que en el anterior, y al hablar de Jean IV, indica: a) «como todo consta de su historia». b) «año de 1425». c) «de hedad de zinquenta y tres años51; tiene por armas un león rapante negro en campo de plata, lengua i uñas rojas y añadióle 51. Rectificando, Marín ha sobreescrito un 55. 56 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA dos salvajes a los lados deel escudo. Vatió moneda de plata con armas de Aragón i Castilla i éstos andan en las islas con la mo-neda de Portugal llamados tostones i medio tostones». Antes de este párrafo está el 1400, año que da «Abréu» para la llegada de Jean IV. Encima de ese 1400 hay un «2», que nos indica el rectificado que hace Marín en función de la data de Le canarien: 1402. d) «casó con una hija del Rei natural de Lanzarote», refieriéndose a Maciot y procedente, como dijimos, del «Cedeño». e) «Maciot las vendió 1º a Pedro Barba con licencia del Rei. Maciot, 2º, vendió ael conde de Niebla. Maciot, 3º, vendió ael infante de Portugal, 1425». Es una nota al margen que complementa la noticia de la marcha de Maciot a la isla de Madeira. f) «fol 80». Indicación marginal, que se refiere al folio de esas cifras de este resumen, que da orden dentro del conjunto. Se trata del folio primero, de la primera numeración, 102 de la segun-da, correspondiente al capítulo XII. Es una llamada que se hace Marín para ayudarse al componer su Historia. g) «1433». Nota marginal referida al traspaso del derecho a las islas entre el conde de Niebla y Guillén de las Casas. Es una nota que corrige el texto, ya que la cronología del «Abréu» es 1427. Capítulo 7º.—«1433». Nota marginal de rectificación y acla-ración sobre el texto «Abréu». Se relaciona con la fecha de traspaso entre Guillen de las Casas y Fernán Peraza. Es curioso cómo Marín, influenciado por el dato de Pellicer-Núñez, comete un lapsus mental y escribe «cuñado» en lugar de yerno. El «Abréu» lleva al parentesco «yerno»; mientras que Pellicer y Núñez siembran la duda de ser cuñado. Todo se hace para introducir en escena a Fernán Peraza, omitido en el «Abréu»52: «vendiólas a su cuñado Fernán Peraza, vino a ellas i con su hijo Guillén». 52. Zona sin terminar de Argote. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 57 «Fernán Peraza i su hijo Guillén vinieron a las quatro islas, matáronle ael hijo en La Palma» es una nota marginal que tiene el mismo sentido que la interpolación anterior y que, como aclaración, acompaña a la secuencia de la venida y muerte de Guillén Peraza. «vino a Fuerte Ventura i Lanzarote Diego de Herrera i dª Inés 13 de julio de 1450; es lo más cierto» es otra nota marginal que corrige y amplía el texto galindiano. «aquí se quedaron religiosos» es otra nota marginal, de otra fuente, que amplía el texto de «Abréu», referido a la misión del obispo López de Illescas en las partes de Telde. «vino Diego de Silva a Lanzarote año 1464» es nota marginal de ampliación informativa. «Pedro Barba Campos, año 1427» es nota marginal de rectifi-cación sobre las citas de «Abréu», relativas a las incursiones de portugueses en las islas. Es un párrafo corrupto en nuestro A-BMSC que, en el «Abréu-I», ya arrastraba gravámenes de redac-ción y contenido. Sin embargo, el «Abréu-I» contenía elementos que se perdie-ron en el proceso de copia53. Así: «Havía juntamente grandes re-vueltas i guerras entre Castilla y Portugal con el Rey d. Henrique IV de Castilla i d. Alonso V de Portugal, alegando la reina de Castilla dª Juana que su padre el de Portugal le havía echo donación de estas islas; lo qual contradecía su tío el infante d. Fernando de Portugal». La noticia de fondo es la merced de Enrique IV al conde de Athouguia y los pleitos o contactos posteriores entre las dos Cortes. Marín es confundido por los gravámenes históricos en filiación que trae el Abréu-I: Juana de Portugal era hermana de Alfonso V y del infante Fernando, hijos todos del rey Duarte. Se comprende, por la redacción del «Abréu-I», la confusión de Marín trayendo a escena a Juana la Beltraneja, hija de Juan de Portugal y de paternidad políticamente discutida. 53. Son de la misma naturaleza de los que habíamos captado en Marín, referidos a confundir a la reina Juana, mujer de Enrique IV, con su hija Jua-na la Beltraneja. 58 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA En nota marginal da un dato de ampliación, a modo de re-cordatorio para él: «disen que Silva vino contra Canaria en tiem-po de Juan Rejón 1469, a fin del año». Para nosotros tiene mu-cho interés, porque si el dato le ha venido por el año estaría-mos ante la aglutinación de dos hechos diferentes. En otra nota entre línea, de carácter informativo, destaca la ubicación del Bañadero: «playa de sardina». Contenido en el texto resumen, salva un error del A-BMSC cuando, refiriéndose a los regalos que intercambian Silva y el guadarteme de Gáldar, escribió que Silva dio 12 «escopetas» a los gaires. Ahora vemos que el «Abréu-I» decía: «i doze spadas». «la prición destos dos Reies nadie la trae sino el Pe. fr. Juan de Abréu que scrivió por relaciones año de 1632, pudiera ser fuessen capitanes y assí la victoria fue por Herrera que pudo mui bien aora señorearla i no volverse como se volvió a Lanzarote». Y al margen añade: «esta batalla y prisión de Guadarteme la niegan todos».Cuya naturaleza define la intervención de Marín: comentar un texto galindiano con el que no está acorde y del que discrepan todas sus demás fuentes. Vuelve a sernos providencial el resumen de Marín, que nos aclara otra duda sobre el contenido del «Abréu-I», oscurecido en el A-BMSC. Dice Marín: «vinieron el Guadarteme de Gáldar y Egonaiga y Guanache Semidan con otros muchos i el faizag que es como religioso o consejero llamado Chanbeneder y el de Telde Guanariragua, también faizag, estos cuatro eran hermanos». El párrafo que seguía a la mención del guadarteme de Telde, Bentagoihe, parece decirnos que éste, el guadarteme de Gáldar, Chanbeneder y Guanariragua eran hermanos. Sin embargo, la mención de un Egonaiga y un Guanache Semidan, la omisión aquí del nombre del «sachem» galdárico, Egonaigachesemedan, y la diferencia con el texto del A-BMSC nos inducían a ver un lapsus de escritura en Marín. El texto en el A-BMSC nos dice: «Y luego vino el Guadarteme de Gáldar, Egonayga Guanachesemedan, con mucha gente, y vi-nieron los faysanes de Gáldar». Era un texto oscuro porque, en GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 59 relación al antropónimo del «sachem», cometía una desarmonía con el que le da en otras ocasiones: Egonaygachesemedan. Des-armonía y contradicción que se manifiestan al darnos, también, un Guanachesemedan para otro personaje: nuestro Fernando de Agalda (don Fernando Guadarteme). Estas dudas y la lectura del texto de Marín nos llevaron a pensar en el error del A-BMSC. Ahora tenemos un elemento de juicio nuevo. Así llegamos a que Marín pudo cometer lapsus calami al componer su resumen, que debía ser: «vinieron el Guadarteme de Gáldar [,] Egonaiga [,] y Guanache Semedan con otros muchos». Es decir, hemos suprimido el «y» entre «Gáldar» y «Egonayga», dejando a éste como el antropónimo del «sachem» que, al presentarse en escena, viene acompañado de Guanache Semedan54 y el resto de sus notables. Nos parece que así se racionalizan los textos de Marín res-pecto del A-BMSC, sacándose la conclusión de que Egonaigachese-medan, Guanachesemedan, Chanbeneder y Guanariragua eran cuatro hermanos: el «sachem», su sucesor y los doz faizanes o faiçanes de las subtribus. Estamos, pues, en la línea tradicional de que la infanta me-nor, hija del fallecido Egonaychesemadan, bautizada y casada luego como Catalina Guzmán, era sobrina de Guanachesemadan, nues-tro bautizado Fernando de Agalda. Nos restaba la inserción del dato posible que hacía a Bentagoihe hermano; es decir, que él era uno de los cuatro hermanos que cita el texto. Estaba reforzado con otro dato que hacía a sus hijos sobrinos del «sachem» de Gáldar. ¿Cómo resolver la cuestión? Simplemente, casando al teldense con una hermana de aquellos cuatro...; así Egonaygache seguía siendo tío de los dos infantes teldenses, sin ser hermano de Bentagoige. No obstante, el mayor éxito de este hallazgo radica en la fi-jación de la gran interpolación o sustitución falseada, que con-tiene A-BMSC: la situación de Fernando de Agalda a nivel insu-lar y el papel de su hija Margarita. 54. Su hermano y con preeminencias jerárquicas. 60 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA Ya conocemos la línea que adoptó Marín como consecuen-cia de otra fuente (Carvajal) y vemos que el teldense no refuta o señala nada especial para el texto «Abréu-I». Esto nos lleva a situar la aparición de la versión «Abréu-II» con proximidad a Marín y fuera de su conocimiento. Estamos, pues, ante el «Abréu» lí-nea Tenerife, modelo de Núñez de la Peña, guía del A-BMSC. «1468» y «murió de modorra» son dos notas marginales infor-mativas que añade Marín, que sitúan elementos biográficos de Bentagoihe. Alcanzamos otro punto interesante: Marín se encuentra con un texto confuso y resuelve. El tema se refiere a la venida a Lanzarote de una embajada de grancanarios, que han viajado para tratar con Diego de Herrera. Es el dato contenido en el A-BMSC y que se acredita como la trascripción resumida de un documento visto por «Abréu-I». Marín, en el momento de dar el año, sufre duda y emborrona la cifra en base a escribir cifras sobre cifras: 1468 sobre 1476 ó 1476 sobre 1468. La duda le surge por el texto y contexto del relato y por el dato del pasaje en particular: el texto discurre por 1468 e, inopinadamente, se intercala una escena de 1476 con aparente correlación o continuidad. Marín trató, parece que de primera impresión, de fechar el documento dentro de la secuencia 1468; luego, considerando la claridad del dato, lo rectificó al suyo en 1476. Como última medida, racionalizó el conjunto: el documento y acto fueron en 1476; pero no durante o de inmediato al plei-to del señorío y la transacción con la corona. Esto fue lo que hizo Marín. Lo que debió de hacer «Abréu-I» fue, desde el momento de la transacción, cortar la continuidad de la totalidad de los he-chos relatados y concretarse, durante los restantes capítulos del libro 1º, a situar lo concerniente a los Herrera-Peraza, dejando para el libro 2º, lo relativo a la conquista realenga. Hace una nota informativa relativa a la misma materia: «pri-mero se cassó Saavedra que viniessen los rehenes de Canaria». GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 61 Añade nota marginal que fecha el evento del texto: «1469». E interpola algo de su cosecha: «y porque pidió hazer maiorazgo de La Gomera i El Hierro se le dio título de Conde para uno de sus hijos». Es un texto que contradice otros textos de este «Abréu- I» y del A-BMSC. Marín lo debió de tomar de Núñez o Pellicer. En clara mención a la cita del compilador y su relación con el morisco Juan Camacho: — «el autor desta obra lo conoció i practicó algún tiempo». — «gobernaba con título de Conde las dos islas de Gomera y Hierro» y «fol 41». La primera nos sirve de apoyatura para ver en Marín al in-troductor de estos gravámenes. Su fuente vuelve a ser Pellicer o Núñez. La segunda es una llamada de trabajo que se hace Marín y que le lleva al capítulo del pseudoEscudero, que trata el tema de Fernán Peraza, hijo de Diego e Inés. «(como largamente en otras partes consta de su conquista)» y «Pe. Abréu». Es una acotación con referencia a la intervención de Vera en la Gran Canaria. Este añadido de Marín nos sirve de garantía para conocer que «Abréu-I» sí tuvo capítulos dedi-cados a la conquista de la Gran Canaria, y sabremos de inme-diato que debían de tener una línea tradicional acompañada de datos singulares, residuos de la fuente original o adquiridos del compilador. «para que trabaxasen en los ingenios de cañas (fue el año de 1488)». Añadido informativo de Marín referido al episodio de Vera y los gomeros. Marín nos permite comprobar que fue el compilador el que introdujo este desdoblamiento del episodio; es decir, ha-cer de unos mismos hechos dos relatos o acontecimiento diferentes. No otra cosa que utilizar un episodio y dividirlo en dos por efecto de unos datos más lejanos e incontrolados55. 55. Se remotan a los gomeros cautivados por armadores onubenses y li-berados en 1478, que quedaron en la conquista de Gran Canaria, se rebela-ron contra Rejón y, en tiempos de Algaba, fueron llevados a su isla. 62 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA De inmediato entra Marín a relatarnos el episodio de la muerte de Fernán Peraza. Advertimos que se sale de su línea de condensaciones y entra en una reproducción detallada. Por com-paración con lo que nos muestra el A-BMSC apreciamos notables y singulares diferencias; es decir, son dos textos diferentes que coinciden en el tema que tratan. Es, pues, un dilema interpretativo: Marín, en un trabajo de condensación, entra a tratar de un tema con notable extensión. A-BMSC, en una obra extensiva, da el tema tratado de modo diferente. Veamos ambos textos en paralelo y comprobemos lo afirmado: «ABRÉU-I» / MARÍN A-BMSC «Passados algunos días volvió a tractar con rigor a los gomeros el [¿Conde?] de que andaban mui disgustados; i mayormente dellos todos mui se-losos, tractaban con una hermosa gomera llamada Iballa que vivía en unas cuevas en el término de Gua-hedun onde Hernán Peraza tenía tierras i cortijos de sementera, i esta era la escusa conque iba siempre a verla, i tenía madre mui selosa i tíos; era por el mes de noviembre quando le avisaron que fuesse a sus tierras i dixole un viexo llamado Pablo Hapalupu que mirasse su señorío no le matasen los gomeros que había disgutado por el caso, de onde se indignó contra el viejo gravemente, algunos días primero que le matassen hicieron consulta sobre esto tres gomeros parientes de la Iballa, sobre una laxa de la mar onde se fueron a nado llamada Taguluche i tractaron de matarlo; echa [...] nos que que-rían prenderlo fuesse essa la seña, haviendo venido a tierra los tres dixo el uno ¿pues si le matamos no se ha «Pasados algunos días, Hernán Peraza se avenía mal con sus vasallos, tra-tándolos con rigor y aspereza, de-seándole los amigos y enemigos todo mal. No contento con la que en casa tenía, trató amores con una gomera hermosa, que vivía en unas cuevas en el termino de Guadehun, donde tenía sus tierras de sembrar; y, con achaque de que las iba a hacer sem-brar, se fue allá, que era por noviem-bre, con sólo un escudero y un paje. Habíale avisado un gomero, que se decía Pablo Hapalupu, viejo, a quien los demás reverenciaban y tenían por padre, que se guardase y tratase bien a sus vasallos; por lo cual Hernán Peraza lo quería mal y tenía por sos-pecha dél juntóse con los del ban-do de Mulagua, y fueron a una peña, donde hacían su consulta, en Tagulu-che, y trataron solamente de pren-derlo; y concertaron con la gomera de quien andaba Fernán Peraza ena-morado, lo mandase a llamar, y así lo hizo. Era Hernán Peraza valiente y animoso y atrevido. Aconsejóle su GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 63 de saver? Luego los dos mataron a éste i uno de ellos fue el viejo Pa-blo Hapalupu, que eran de los van-dos de Orone y Amulagua, i que la viexa avisasse de venir lo qual él hizo de buena gana i el paxe le decía que no fuesse onde estaba la gomera, i importunándoselo muchas veses, en-tró dentro de la cueba a cosa de las nueve de el día estaba sola la vieja la qual fue a avisar a un primo de la mosa, ganadero de Guahedun, lla-mado Pedro Hautacuperche que fuesse a dar aviso a los que havían de venir a prenderlo y la viexa se volvió a la cueba i serca de enme-diodía se oió un gran silbo sobre el risco de la cueba i salió afuera i dixo en su lengua que dentro estaba, oiéronse más i más silvos i la mosa se asustó i dixóle a el conde que que-rían prenderle, que saliesse disfrazado en traje de mujer, con una talla a una fuente que es por el camino onde te-nía el criado el vallo, un buen rato apartado y assí salió vestido de una saia i cubierta la caveza; quando dixo la viexa en su lengua ¡ai ba esse, seguidle!; i salió la ija i dixóle a Hernán Peraza que fuiese i se diesse priessa en su idioma que el bien entendía que fueron estas palabras AHELILES AJUXAQUES AVENTAMARES, ¡que te quieren matar!; entonces fue corriendo i llegando ya serca deel caballo llegaron los gomeros mui zerca y el criado hubo en él i allí lo atravezaron conun dardo sin hierro i fueron siguiendo a el criado por más de dos leguas i media hasta la torre onde entró huiendo i ael se-rrar la puerta clavaron en ella uno escudero no fuese donde la gomera le llamaba. No quiso, sino entrar donde la hermosa gomera estaba con una vieja, y solas en una cueva; y mandó al escudero y al paje se fue-sen a otra cueva. Los gomeros esta-ban avisados y juntos. Pablo Hupa-lapu con otros compañeros se fue-ron a la cueba donde estaba Hernán Peraza y a cuantos encontraban, avi-saban cómo lo iban a prender, que estuviesen aparejado. Todos eran de un acuerdo. Hupalapu como era vie-jo, se quedó un poco detrás; los de-más se adelantaron. Estaba un mozo, que se decía Pedro Hautacuperche, que guardaba su ganado en Aseysele, en el término de Guachedun, y pa-riente de la moza: dijéronle iban a prender a Hernán Peraza, que esta-ba con la parienta de Guahedun, y que Pablo Hupalapu venía con ellos al efecto. Éste era del bando de los de Mulagua. Muy atrevido, ligero y determinado; estaba sentido de Her-nán Peraza y deseaba se ofreciera ocasión para vengarse. Y, como en-tendió iba Hupalapu con ellos, tuvo más ánimo, por el respecto que to-dos le tenían. Dijo a los compañe-ros que no aguardase a Hupalapu, que era viejo; que él lo prendería, que bastaban. Y, puestos encima de la cueva donde Hernán Peraza esta-ba, la gomera, como estaba avisada y sintió el ruido, le dijo que se vis-tiese presto, que lo venían a pren-der sus parientes. Vistióse de pres-to; y, por disimular, se vistió una saya. Y, al tiempo que salía la vieja que estaba dentro, que era de la consulta, dijo: ¡Ése que sale es; prendedle, no 64 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA u dos dardos sin hierro; i púsose después una crus en el camino i citio onde mataron a Hernán Peraza a las doce deel día=El viexo Pablo Chupa-lapu lloró i sintió la muerte después de hecho como arrepentido i dixo ¡ai quedáis vosotros que pagaréis mui bien i vuestros hijos la muerte deel señor!, i pocos días después murió de pesar; los gomeros decían como por refrán: ¡Ya el ganigo de Guache-dun se quebró! i onde todos iban a veber leche, i era porque iban a vicitar a Hernán Peraza quando ve-nía a su cortijo. La viuda dª Beatriz de Bobadilla dio orden de enterrar a su marido i luego vinieron los gomeros a prenderla i la tubieron citiada muchos días i los culpados buscaban en la cierra onde forta-leserse ». se vaya! Como Hernán Peraza lo oyó tornóse dentro, viendo la gente que le estaba aguardando, diciendo que lo habían de prender o matar en hábito de hombre, y no de mujer. Y, poniéndose las corazas y embrazando la adarga y su espada, se puso a la puerta de la cueva. Estaba encima Pedro Hautacuperche, con una asta como dardo, con un hierro de dos palmos; y arrojándosela, metió por entre las corazas y el pescuezo, que lo pasó de arriba abajo, y luego cayó allí muerto. Mataron también el es-cudero y al paje que había llevado consigo. El viejo Pablo Hupalapu, como vio muerto a Hernán Peraza, lo lloró con mucho dolor, y dijo a los gomeros que allí estaban, que ellos y sus mujeres y hijos lo habían de lastar, que se guardasen; y den-tro de pocos días murió de pesar. Los gomeros que mataron a Hernán Peraza, subidos en los cerros, decían en su lengua: ¡Ya el ganigo se Guaha-den se quebró! Y ganigo es como cazuela grande de barro, en que comen muchos juntos; y porque todos iban a hacer reverencia y aca-tamiento a Hernán Peraza. Decían iban a beber leche en él, como gani-go. Hizo traer Beatriz de Bobadilla el cuerpo de Hernán Peraza, y con toda presteza lo hizo enterrar; y ella se recogió en la torre». Es claro, pues, que no hay resumen, sino un modo diferente de contar el episodio. Pero más nos interesa poner de relieve cómo van apareciendo elementos cuyo origen con garantías se nos ocultaba. En el episodio de enfrentamiento entre Vera y Frías, como consecuencia de la represión sobre los gomeros, Marín nos da GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 65 datos que difieren de los de la versión A-BMSC. Es consciente de que entre sus fuentes existen divergencias irreconciliables. Así, al fijar la cronología de la venida de Maldonado, dice «por fin deel año 1490, otros dicen 1488 i es cierto». Ese 1490 debe ser el contenido en el A-BMSC; mientras que 1488 responde a su fuente pseudoEscudero (vía «Cedeño»). Esta marcada preferen-cia, «i es cierto», nos indica que Marín entre A-BMSC y el pseudoEscudero56, cuando se presentan episodios paralelos pero encontrados, muestra inclinación por el segundo. No pensamos que Marín actúe alegremente57. Marín y el A-BMSC están erra-dos y los suyos son datos deformados sobre otros reales. Am-bos parten de que el pleito se dilucidó entre Vera y Frías. De-jando de estimar que tal pleito no existió, sí nos interesa más aquí resaltar que Frías no llegó a alcanzar el problema58. En su lugar estaba, desde el inicio del mismo, el obispo La Serna59. Por eso no podían encajar datos que relacionasen a Frías y la veni-da de Maldonado con el posterior nombramiento de La Serna. También existen divergencias de fondo en el episodio Hernando de Vera y Beatriz de Bobadilla, ya que el A-BMSC sostiene la lí-nea de que Beatriz quiso entregar a Hernando; mientras que Marín nos la presenta como una mediadora para que se le perdone. Al dar entrada a Guillén Peraza, hijo de Fernán y Beatriz, nos lo califica como «fue el primero que tubo título de conde de las dos islas Gomera y Hierro». En línea con el mensaje del A-BMSC y en contradicción con aquél otro proveniente de López de Gómara. Capítulo 8º.—«1468», nota marginal informativa que sitúa la escena de los pleitos entre Diego de Herrera y sus vasallos de Lanzarote. 56. Tómese éste como el conjunto ya perfilado por Marín, al haber agluti-nado o seleccionado datos de diversas fuentes sobre la Lagunense-Quintana. 57. Recordemos nuestra premisa sobre el teldense: Marín no miente, aunque sí se equivoca. 58. Realmente había muerto en 1485. 59. Electo en 1486. 66 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA «hallóse [ilegible] 3 instrumentos ante Juan Ruiz de Çumeta escribano de Lanzarote», es nota informativa referida al mismo asunto anterior. Capítulo 9º.—Al citar a Guillén Peraza, hijo de Hernán e Inés, trayéndolo a la conquista de La Palma, lo hace en el «año 1420». Inicialmente, atendiendo al texto y datos anteriores, se muestra como un lapsus calami en lugar de 1427, 1442, 1443... Si po-nemos nuestra atención en la Historia de Marín vemos que, en el pasaje equivalente, da 1440 (libro 2º, capítulo 19); aunque la convicción de Marín parece ser 1443. Tratándole de buscar un origen, hemos encontrado un dato en Espinosa —fuente de Marín— que podía actuar sobre el teldense: «hasta que el año de 1420, después que las islas de Lanzarote y Fuerteventura se pusieron debajo del yugo del Evan-gelio y vinieron en poder de españoles, por haberlas comprado a los franceses que las ganaron y poblaron, salían los moradores de ellas en navíos a saltear y llevar presos y cautivos los que desta isla podían haber; y uno de los primeros (si él no lo fue) fue un muchacho que a la boca de un barranco hallaron pescando y, lle-vándolo consigo, lo industriaron en la Fe y lo bautizaron, llamán-dolo Antón» (libro 2º, capítulo 7). Capítulo 10º.—Marín nos proporciona un dato biográfico concerniente a Alonso Fernández de Lugo: «cavallero gallego cassado en Carmona». Trae a una Beatriz de Fonseca como mujer de Lugo, pero al margen la salva con el patronímico de Luisa; es decir, «Abréu-I» traía Beatriz y Marín «subsanó» el error, a partir de sus otras fuentes. Da la salida «de el puerto de Santa María» para la expedición de Lugo, que viene a la conquista de La Palma. Alcanzamos así la cronología original del «Abréu-I» para esta conquista: 29 de septiembre de 1490 y 3 de mayo de 1491. No obstante, Marín apunta su disconformidad, aunque tam-poco conoce el dato exacto, y trata de alcanzar otro que sea GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 67 congruente con los episodios siguientes. Así, señala que el año está errado y que se ha de aumentar en un año: 29 de septiembre de 1491 y 3 de mayo de 1492. Capítulo 11º.—Para la conquista de Tenerife nos indica 3 de mayo de 1493 a 26 de julio de 149560. No entra Marín a re-producir elementos históricos de la conquista de Tenerife en razón a que, por su método, ya tiene el tema cubierto en otro lugar y con otro material: «Haviendo en otras partes scripto la conquista de esta isla que fue la última de las de Canaria, en este capítulo se ponen algunas particularidades que nuevamente están en auto-res fidedignos, aora halladas por ocultos i en manuscriptos por antiguos olvidados. De sus nombres más largamente hemos dicho en otra parte». Introduce algunos comentarios tales como: «otros pronuncian guanchinet», refiriéndose al nombre prehispánico de la isla; o «que duraba hasta que uno muriesse», haciendo indisoluble el matri-monio entre guanches; o «i otros guanchini», aumentando los apelativos de los guanches. Daba 1390 como el año aproximado de la aparición de la virgen de Candelaria, añadiendo «i disesse en todas las islas maiormente en Canaria y Thenerife que primero estubo algunos años en Canaria, en el citio que llaman Teror, no ai de ello ningún tes-timonio ni autoridad que aprueba ni reprueba lo que ellos dicen». Acaba Marín diciendo: «No ai memoria que aian venido a esta isla ni ellos los guanches permitiessen a nadie, ni aún a los ma-llorquines que tractaron con los canarios, se save haver aportado a ésta; tampoco se save que mosén Juan de Betencourt aportó a ella por ningún modo, quien hizo asalto primero que supiéssemos fue Guillén de las Casas [sic, por Fernán Peraza] i su ierno Diego de Herrera y otros capitanes desde Canaria y Lanzarote». Siendo el remate final un breve vocabulario guanchinesco, con cuatro palabras grancanarias. De entre ellas, destacamos que Marín 60. Recoge el 26 de junio de Abréu-I, aunque lo rectifica sobre la marcha. 68 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA da «Mencei» como rey y como el sol, llama al villano «achicasnai» y al criado «achicaxna», a la segada se dice «era», e introduce tres palabras de Viana: «guaicas» (=mangas), «juirmas» (=medias), y «jarcos» (=zapatos)61. Capítulo 12º.—Dedicado a reconstruir todos aquellos hechos que conciernen a la conquista de la Gran Canaria es, y lo sabe-mos de mano de Marín, el capítulo que más se aparta del tex-to «Abréu-I». En el que, por sus omisiones o coincidencias, Marín opta por: «Ya tenemos dicho en muchas partes como la primera venida de Juan de Betencourt a estas islas fue el año 1400 I SE-GUIREMOS EL TIEMPO MÁS PROPIO Y VERDADERO en que las co-sas han sucedido están en algunos autores mui variadas de su lugar, porque escrivieron después i no siguieron en todas las conquistas la misma igualdad que cada uno de ellos pudo tener en unas de dos partes y juntando de MUCHOS DEL MISMO TIEMPO que perso-nalmente estubieron y se hallaron en las guerras, se ha sacado fiel-mente al tiempo y años siguientes». Mantiene Marín, aquí, el año 1400 sin ni siquiera hacer una llamada sobre el 1402, que conocía. Nos parece más un lapsus que una fidelidad a «Abréu-I». «casado en Lanzarote con una hija deel Rey africano según dice el licenciado Juan de Verriel francés en el lib. que hizo», como el Le canarien no lo contiene y sí sabemos que el «Cedeño» mar-ca el inicio de esta noticia, partiendo de otra diferente de Cayrasco, es fácil entender lo que estimamos que es nuevo lapsus de Marín. Nos encontramos con el uso de «Su Magestad» o «Duque de Medina», gravámenes propios de redacciones tardías y tradicio-nales. Los «vendió tercera vez», referido a Maciot y sus sucesivas ventas de los derechos a las islas, ya no es otra cosa que la ac-ción de aglutinamiento que nos anunció Marín que iba a hacer en este capítulo. Y así un largo muestrario de ejemplos: 61. Los pudo tomar a través de la intermediación de Núñez. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 69 a) «Maciot se acojió a Francia», después de las ventas y su estancia en las islas de Madeira. Ya Marín había adoptado esta secuencia en los folios que fueron llamados «de autor desconoci-do », descrito por nosotros aquí al inicio. b) «los zinco religiosos que se ignoran sus nombres; éstos quisie-ron quedarse con los canarios», situando el dato de Gonzaga y dándole glosa durante el periodo de Diego de Herrera. c) «Juan Rejón, natural de León», manteniendo el dato reco-gido en su pseudoEscudero, de origen tradicional. d) «Alonso de Lugo, natural de Carmona i [roto62] gallego», dando entrada a datos recogidos en su rebusca bibliográfica. e) «disen venía por general Diego de Silva», complementando el episodio de la armada portuguesa que ataca a Rejón en Gran Canaria. Añade entre líneas: «vino a Canaria del África». f) «prenden allí a Guadartheme de Gáldar, llévanlo a Spaña y fue [enmendado: en Granada i] bautizado por el arzobispo de Toledo en Calatayud». Al margen: «1476». Lo que nos sitúa ante datos procedentes de dos fuentes distintas e importantes: Zuri-ta y la Información de Margarita Fernández Guadarteme, en 1526. g) «en Ancite junto [enmendado: Ajodar] Tirajana», situando así el lugar de la rendición final de los grancanarios. Debido a que las variantes de este capítulo del resumen son numerosas o generales vamos a reproducirlas y, comparativamente, en paralelo con los correspondientes del A-BMSC. A-MC / «ABRÉU-I» A-BMSC Periodo Jean IV de 1400 a 1407 (aunque no descartamos la posibili-dad de que Marín quiso datarlo partiendo de 1402). Sigue al Ca-narien- Bergeron. Viaje a Roma en 1407. Deja en su lugar a Maciot como gobernador de las cuatro islas Periodo de Jean IV años 1400-1407. Viaje a Roma. Sigue a la carta de Jean V en 1501. Queda como su go-bernador Maciot. Pleito con Mendo por las prácticas esclavistas. Interven-ción regia mediante armada de 5 naves al mando de Barba. Venta al 62. Debe de decir algo así como «de solar», «de origen», «oriundo». 70 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA conquistadas (introduce el dato ema-nado en «Cedeño» y mantenido por Sosa sobre su casamiento con «infan-ta » isleña). Pleito entre Maciot y fray Mendo como consecuencia de las prácticas esclavistas. Intervención regia por medio de Pedro Barba de Campos (armada de 5 naves). En 1417 vende Maciot a Barba el de-recho de las islas. Vende al conde de Niebla en 1418 (como conocemos por el capítulo 6º que el «Abréu-I» presentaba todos los elementos que no conserva el A-BMSC, por lo tan-to los agregados de Marín de otras fuentes son ya numerosos. Trata de poner en juego el dato tradicional del dominio de Barba, el libresco de la intervención de Fernán Pérez, Her-nán de Alarcón, duque de Medina, etc., no recogidos por los «Abréu». Son el fruto de sus fuentes Barros, Zurita, Espinosa, Viana, Pellicer, Garibay, Núñez, Sosa, etc.). Vuelta de Maciot a Lanzarote y tras-lado posterior a Madeira. Venta al infante don Enrique de Portugal en 1425. «[...]Volvió a Lanzarote Maciot a su cassa i hacienda porque la venta que hizo, a uno i otro, fue siendo governador de las islas por el tiempo que viviesse; mas no contentos los vecinos i él reselán-dose del hecho, se passó a vivir a la Madera llevando a una hija, doña María de Betencourt, que cassó con un capitán de la isla de San Miguel de las Terceras; y arrepentido Maciot de la venta la vendió tercera ves ael infante don Henrique de Portugal que estaba allí, hermano del rei don Alfonso Vº, hijos de Juan Iº, que le dio tierras i conde de Niebla en 1418. El Con-de las mantiene hasta 1427. Maciot ha quedado en Lanzarote, pero ter-mina pasando a Madeira. Vende su derecho al infante don Enrique de Portugal. Su venta a Guillén de las Casas. Las visita y las deja en herencia a su nieto Guillén Peraza. Éste, en su intento de conquista de La Palma, muere. Queda heredera su hermana Inés, que casa en 1443 con Diego de Herrera. Pasan a las islas en 1444. Con ellos vienen conquistadores y pobladores, y un grupo de francis-canos. Intervención de las gentes del infante don Henrique: Antono Gon-çalves, aunque lo hace en periodo tardío, próximo a 1466. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 71 heredades en que vivió gobernador de la Madera por toda su vida [...]». Al margen: «1425». «[...] Maciot se acojió a Francia; el Infante previno armada para ir con-tra Pedro Barba (1427) mas passó a Canaria según la orden primera; nom-bró por general a d. Fernando de Cas-tro i mil peones, cien cavallos i bue-nas armas; gastó el Infante 39.000 do-blas; en esta prevención salieron de Lis-boa, dieron vista a Lanzarote, previ-niose Pedro Barba mas vieron ir las caravelas la vuelta de Canaria; des-embarcaron en las Isletas; cargaron tantos canarios con sus acostumbra-das armas; hicieron tal mortandad en los portugueses que apenas pudo es-capar hombre; envarcáronse algunos i volviose la armada con grandísimo disgusto i pena deel Infante. Aiudaron nuebamente ael Infante el Rei su her-mano con más naves i gente disponien-do otra segunda armada, i por gene-ral a Antonio González, su guarda-rropa [...]». Sigue el episodio del desembarco fallido; pleito de Juan II ante el papa Eugenio IV que, en 1431, resuelve a favor de Castilla. Quedan las islas en Pedro Barba. Éste vende a Fernán Pérez. Aparece Hernán de Alarcón, cuyo derecho es reconocido. En 1433 se arregla el traspaso de su derecho a Pérez y éste vende todas las islas al conde de Niebla. Venta a Guillen de las Casas [al margen: «1442. Vino a ellas i era ya viexo»]. [Fol. 68]: «Haviendo hecho en ellas grandes costos i sin fructo ni cosa de provecho, teniéndolas nuebe años las vendió i traspasó a Guillén de las Ca- 72 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA sas o Cassaus, 24 de Sevilla i este cavallero las traspasó a su ierno Her-nán Peraza que viudo tenía dos hijos d. Guillén y dª Inés, dexó la niña a orden de d. Juan de Gusmán, duque de Medina. Passó a Canaria Hernán Peraza i traxo a su hijo Guillén y llegó a Lanzarote i Fuerteventura, tomó posse-ssión [...]». Marín está acreditando que su «Abréu» tampoco tenía a Fernán Peraza, por lo que el teldense trata de racionalizar el texto mútilo trayendo noticias de otras fuentes. Si-gue contando que pasaron a La Gomera y al Hierro; consigo ha traido franciscanos (Diego de Alcalá y sus compañeros) y llevó a cabo reforma en las obras religiosas ante-riores. En una entrada a La Palma muere Guillén, «el de la mala andan-za ». Regresa Fernán a Castilla y casa allí a su hija Inés con Diego de Herrera. En 1461 pasa Diego de Herrera con el obispo López de Illescas a la Gran Canaria. Igual en 1462 y 1464. Pa-san en 1464 a Tenerife. «[...] en este tiempo havía grandes gue-rras i revueltas en Castilla i Portugal sobre el derecho a estas Islas con d. Henrique IVº y Alfonso Vº de Portu-gal; el qual invió armada contra Diego de Herrera a Lanzarote i por capitán a Diego de Silva [...]» (Marín ha ra-cionalizado y completado el texto galindiano). Matrimonio de Diego Silva y María de Ayala, hija de Diego e Inés. Año 1466. Entrada de Diego y su yerno en Gran Canaria. Episodio de Gáldar. Retorno de Diego a Portugal, año 1467. Diego de Herrera y el obispo López de Illescas pasan a Gran Canaria en 1461, 1462 y 1464. En 1464 viajan a Tenerife. Periodo de guerra entre castellanos y lusos. Matrimonio de Diego y María, año 1466. Entrada de Diego y su yerno en Gran Canaria. Episodio de Gáldar. Retorno de Diego a Portugal. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 73 Nueva entrada de Diego y el obis-po en Gran Canaria. Erección de la torre de Gando. Quebratamiento de las paces y destrucción de la torre. Los vecinos de Lanzarote y Fuerte-ventura se quejan a los reyes. Son prevenidos por su otro yerno, Pedro Fernández de Saavedra, muerte de modorra del guadarteme de Telde el año 1468. Doramas se erige en gua-darteme de Telde y el de Gáldar recoge a sus dos sobrinos, hijos del guadarteme fallecido. Los reyes compran el derecho de las tres islas en 5 quentos, imponiéndo-les el que liberarán a su costa a los rehenes y les dan derecho de presa en Berbería, donde levantará Diego la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, dedicándose, desde enton-ces, a hacer entradas en aquella costa africana. Año 1468. Periodo de Rejón, 1469-1474. Periodo de Vera, 1474-1477. La conquista la siguen tal como la vemos en su Historia. Hace una hábil mezcla de la línea tradicional y Carvajal. Podríamos decir que de «Abréu» pero no tenemos base, y sí que la variante Carvajal fue llevada a «Abréu». Nueva entrada de Diego y el obispo en Gran Canaria. Torre de Gando. Quebrantamiento de las paces y des-trucción de la torre. Los vecinos ele-van su demanda a los reyes. Muerte del guadarteme de Telde, elevación de Doramas y custodia de los infan-tes por el guadarteme de Gáldar. Venida en 1476 de un grupo de grancanarios a tratar con Diego. En 1477 los reyes compran el derecho a las tres islas en 5 cuentos de mrs. y el título condal. Periodo Rejón, 1478-1480. Periodo de Vera, 1480-1483. Final en variante tomada de Carva-jal: la infanta retenida por los cana-rios es Tenesoya, hija de Fernando. No podemos saber por qué Marín, en su Resumen de «Abréu», se salió de él en lo referido a la conquista de Gran Canaria. Los elementos que en ese final o en ese modo de narrar la conquista de Gran Canaria tomó Marín de «Abréu-I» no son discernibles, pero sí lo es que dispone de otros relacionados que no pertenecen a «Abréu». Aunque consideráramos que «Abréu» contuviera los que nos pre-senta A-BMSC, aún continuaría mostrando diferencias con Carvajal. 74 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA No podemos saber con certeza si «Abréu-I» contenía a Cata-lina, llamada Tenesoya, como hija de Fernando; pero sí que es-tamos ante datos de distintas procedencias y significados. Lo que nos lleva a que «Abréu» los tomó mal de su fuente, la que fuere. Por contra, sí podemos saber que el dato «Jueves», aplicado al día de la conquista, estaba en «Abréu» y que nos lleva a la misma situación anterior: «Abréu» tomó mal los datos de su fuente. Si en lugar de «hija» ponemos «sobrina» y alteramos el papel de «Tenesoya»63 y «Tenaguana», podríamos estar ante algo más racionalizado. Cuando Marín presenta su final de secuencia de la conquis-ta, según «Abréu-I», aún no conoce a Carvajal; es decir, que si rectifica el final del «Abréu-I», lo hace en base al códice insular tradicional. Marín se pudo encontrar con un texto, derivado en parte de Carvajal, que contenía: Tenaguana, hija del guadarteme de Gáldar, es el baluarte de la resistencia de los grancanarios; mientras que Tenesoya es la hija del guadarteme de Telde fallecido, que que-dó bajo la protección del de Gáldar. La primera, bautizada Ca-talina, casará con Fernán de Guzmán; la segunda, bautizada Luisa, lo hará con Maciot, hijo de Juan Arrieta. «Abréu-I» tomará mal a su fuente y llevará el dato «jueves», día en que se celebró el Te Deum laudamus, a tenor de Carva-jal, al día de la conquista. Como no conocía el Carvajal aún, no conoce el antropónimo Arminda. De ahí que, ante la variante desconocida de «Abréu-I», opte por silenciar nombre alguno. Así nos da el siguiente final, rectificado o no, del «Abréu-I»: «i viendo esto el hijo deel Rey de Telde que traía consigo la prima, hija deel de Gáldar, sobrina de d. Fernando Guadarteme, 63. Tener siempre presente que, para Carvajal, don Fernando Guadarteme es Tenesort. De ahí que alguien entendiese que su hija había de llamarse Tenesoya. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 75 ni fue tal su voluntad i llegándose con un viexo que era faicag ael risco pendiente dixo atistirma atistirma se abrazó con el viexo i fueron avaxo; los demás canarios soltaron las armas i se vi-nieron con d. Fernando i se entregaron a los christianos, i ellos los recivieron con los brazos abiertos, allí estaba el obispo d. Juan de Frías que se holgó mucho el sancto prelado i cantó el te deum Laudamus i Pedro de vera lloró de contento i abrazó a d. Fer-nando Guadartheme i a los gaires o capitanes canarios. Sucedió esto a las dies horas deel día jueves 29 de abril de San Pedro Mártir año 1477, en Ancite junto [enmendado: Ajodar] Tirajana. Quedó Guadartheme con su sobrina en Tiraxana i otros ca-pitanes i nobles i el exército vinose ael real de Las Palmas, i el alférez Xaimes hizo la ceremonia con el pendón por los Reyes Ca-tólicos de Castilla i a ella la traxeron sus tíos i gente por Telde i fue a recibirla hasta medio camino el hijo de Pedro de vera, d. Fernando de Vera, a la tarde salió Pedro de Vera con los de a cavallo i la entregaron a el obispo i a Francisco Maiorga i su muger i a otros cavalleros». No tendremos todos los detalles, pero sí los fundamentales... gracias a Marín. La gran duda pendiente de resolver: ¿cuál fue la cronología real del «Abréu-I» para la conquista de Gran Ca-naria? ¿Por qué Marín aceptó la tradicional? Marín nos dejó su testigo: «i io como tal tomé este atrevimiento que puede servir para que otro adelante más este corto travaxo». 4 EL TEXTO «ABRÉU I». ESTUDIO Nos resta, pues, reconstruir en esquema el «Abréu I». Conta-mos para esa labor con el A-BULL, el A-MC y el A-BMSC, y el uso hecho en los manuscritos de Marín y en las obras editadas de «Cedeño», Núñez de la Peña, Sosa (y manuscrito de la Biblio-teca Cervantes de la Sociedad Cosmológica de Santa Cruz de 76 JOSÉ ANTONIO CEBRIÁN LATASA La Palma), Del Castillo, Glas y Viera. Naturalmente, no se con-signan todos los lapsus calami, ni malas lecturas, etcétera por-que no hacemos, ni podemos con nuestros medios, una recons-trucción textual. El plan general de la obra debió de ser introducir unos capí-tulos genéricos referidos a la situación geográfica y disquisición sobre el nombre de las islas y el origen de sus primeros habi-tantes. Después, presentar cada isla al compás de su conquista, dándole a cada una tratamiento etnológico sobre sus morado-res prehispánicos y la historia del proceso de su redescubrimiento y conquista. Creemos que Argote dejó sin ultimar o sin hacer el periodo de Fernán Peraza «el viejo» y las conquistas de Gran Canaria y Tenerife. Para los asuntos etnológicos canarios prehispánicos utilizó la llamada fuente «Troya», que también lo era de Torriani; para la conquista de Gran Canaria, debía contar de base con el rela-to tradicional tipo «Lagunense-Quintana-Xerez»; para la de Tenerife empleó a Espinosa. A todo añádase la bibliografía que veremos que tiene y usa. Esquema del «Abréu I»64 LIBRO 1º, CAPÍTULOS I-VI Proceden de la mano de Argote. —Bibliografía que podría haber utilizado: la Biblia, Homero, Platón, pseudoAristóteles, Strabo, Mela, Horacio, Virgilio, Plinio, Salustio, Plutarco, Séneca, Josefo, Solino, Ptolomeo, Macrobio, Isidoro, Marsilio, etcétera. Es decir, un repertorio clásico normal para un hombre de estudios de la época. Y los Alonso de Palencia (Antiquitatum..., manuscrito), Martín Fernández de Enciso (Summa..., 1519), Lucio Marinero Sículo (De Rebus..., 1530), 64. Vamos a dar la bibliografía utilizada, se señalan las diferencias de texto entre el «Abréu I» y el A-BMSC, quedando el resto del texto de éste último como común para ambos. GONZALO ARGOTE DE MOLINA Y SU HISTORIA DE CANARIAS INACABADA 77 Gemma Frisio-Pedro Apiano (1539), Antonio de Nebrija (Rerum..., 1545), Pedro de Medina (Libro de grandeza..., 1548), Pedro Mejía (Historia..., 1547), Alonso de Venero (Enchiridión..., 1551), Fran-cisco López de Gómara (Historia..., 1552), Pedro Luján (Diálo-gos..., 1553), Florián de Ocampo (Crónica..., 1543-1553), Este-ban de Garibay (Compedio..., 1571), Antonio Guevara (Epísto-las..., 1575), Jerónimo Chaves (Chronographia..., 1576), fray Juan de Pineda (Monarquía..., 1588), etcétera., y una posible no corta lista de americanistas. Eran elementos de la biblioteca de un hombre estudioso de entonces. —A nivel insular, conoció las obras inéditas de Bartolomé Cayrasco (Tasso, Triunfo, etcétera), el De origen de Alonso de Espinosa, la Descripción de Torriani y un códice con un relato tinerfeño del tipo «Valcárcel». —Estos capítulos adolecen de no hacer mención de las islas de Lobos, Graciosa, Alegranza y resto del archipiélago Chinijo. — Respecto al A-BMSC, llaman la atención errores como: «parsionero de la pérdida pompeiana», que debía de correspon-der a ese «prisionero de Pompeyo»; «Diálogos matrimoniales» en lugar de «Diálogos matemáticos»; «Tasso» por «Horacio»; «Tagaost» en lugar de «Tegaste»; «Lanzarote y Fuerteventura» por «Lanzarote, Fuerteven-tura y Canaria»; «tamosen» |
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