Cartas diferentes. Revista canaria de patrimonio documental, n.o 6 (2010), pp. 97-106.
* Correo electrónico: manuel.ch89@gmail.com.
UN NUEVO EJEMPLAR MANUSCRITO DE
LA MORAL DE LA INFANCIA
DE JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO
MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ*
Fecha de recepción: 30 de agosto de 2010
Fecha de aceptación: 17 de septiembre de 2010
1 INTRODUCCIÓN
La obra del ilustrado José de Viera y Clavijo (1731-1813)
abarca temas tan dispares como la historia y las ciencias, el teatro
y los asuntos eclesiásticos, o la poesía y los dictámenes acadé-micos;
con todo, por encima de esta variedad de materias des-taca
la elevada cantidad de obras. Las traducciones constituyen
una notable faceta de su producción: en ella encontramos la obra
sobre la que trata este trabajo, La moral de la infancia, un poe-ma
sobre normas de buena conducta destinado a los niños, es-crito
por el francés Carlos Morel en 1790 y traducido por Vie-ra
en 1800.
José de Viera y Clavijo nace en el Realejo Alto (Tenerife) el
28 de diciembre de 1731, hijo de Gabriel del Álamo y Viera y
de Antonia Clavijo y Valladares. En 1757 se traslada a La La-guna
como párroco de la iglesia de Los Remedios. En esta eta-pa
concurre a la famosa Tertulia de Nava, donde recibe la in-fluencia
francesa dominante en las tertulias aristocráticas de la
época, incrementada con el estudio de sus principales obras y
autores; Viera pertenece a la pléyade de escritores que pensa-
98 MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ
ron que el ejemplo francés podía ayudar a la renovación de la
literatura y del pensamiento español1. En 1770 se establece en
Madrid, ya que consigue el puesto de preceptor del joven mar-qués
del Viso, hijo primogénito del marqués de Santa Cruz. Con
ellos viaja por toda Europa, destacando su estancia en París, donde
conoce a Condorcet y a D’Alembert y se reafirma la influencia
que Voltaire venía produciendo en Viera desde sus años de ju-ventud.
En 1777 es elegido socio supernumerario de la Real
Academia de la Historia, siendo propuesto por el director de la
misma, el conde de Campomanes, ministro de Hacienda durante
el reinado de Carlos III. En 1782 solicita el arcedianato de
Fuerteventura en la catedral de Las Palmas, y tras serle conce-dido
se establece en esta ciudad en 1784, donde se dedica a
actividades propias de su calidad de eclesiástico, a las que le
corresponden como miembro de la Sociedad Económica de
Amigos del País, y a sus trabajos literarios, particularmente nu-merosos
en estos años. Finalmente, en febrero de 1813 fallece
en la ciudad de Las Palmas cuando contaba 81 años de edad2.
En cuanto a su obra, convendría recordar que, por lo nume-rosa,
la producción de Viera se puede considerar verdaderamente
excepcional; en sus Memorias autobiográficas cita varios aparta-dos
para referirse a sus obras: de carácter histórico, diarios y viajes,
temas eclesiásticos, obras de carácter científico, didácticas, pro-ducción
teatral, obra poética, correspondencia, etc.3. En este amplio
repertorio la mayor trascendencia le corresponde a sus Noticias
de la historia general de las islas Canarias (1772-1783), surgi-das
con la idea de crear una historia de Canarias que sirviera
como referente a los estudios posteriores y se basara en nuevas
investigaciones. A pesar de que ha llegado hasta nuestros días
1. CIORANESCU, Alejandro. «José Viera y Clavijo y la cultura francesa».
Revista de historia, n. 88 (oct.-dic. de 1949), p. 329.
2. MILLARES CARLO, Agustín; HERNÁNDEZ SUÁREZ, Manuel. Biobibliografía
de escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII). Las Palmas de Gran Canaria:
El Museo Canario; Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975-1992, v. VI, p. 442.
3. IBIDEM, p. 443.
UN NUEVO EJEMPLAR MANUSCRITO DE LA MORAL DE LA INFANCIA 99
principalmente por su faceta de historiador, fueron las ciencias
naturales su vocación innata, en las que se instruye en sus via-jes
por Europa y sigue cultivando en sus últimos años4. Dentro
de esta rama destaca su Diccionario de historia natural de las islas
Canarias (1799), notable en primer lugar por las calidades so-bresalientes
de su prosa5.
José de Viera y Clavijo en 1780. Grabado de José
Joaquín Fabregat inserto en algunos ejemplares de la
edición príncipe de las Noticias de la historia ge-neral
de las islas de Canaria. Fotografía: El Museo
Canario
4. TABARES DE NAVA Y TABARES, Tomás. «Miranda». En: Nobiliario de
Canarias. La Laguna: J. Régulo, 1958, v. III, p. 301.
5. CIORANESCU, Alejandro. «Introducción». En: VIERA Y CLAVIJO, José de.
Noticias de la historia general de las islas Canarias. 8ª ed. Santa Cruz de Tenerife:
Goya, 1982, v. I, p. XL.
100 MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ
Ya en su condición de preceptor del joven marqués del Viso
encontramos varios trabajos de carácter didáctico, entre ellos Al
globo aerostático (1783), Los aires fixos (1779) o Las bodas de
las plantas (1804). En cuanto a las traducciones, éstas ocupan
un lugar considerable en su producción debido a su elevado
número, ya que, citadas por el propio autor en sus Memorias,
alcanzan la cantidad de 28 asientos, sin contar las que actual-mente
se encuentran desaparecidas. La mayor parte de ellas se
dieron en los años de estancia canaria, destacando las de proce-dencia
francesa, principalmente poemas descriptivos con temas
como la filosofía, la naturaleza, la elocuencia o la moral6. Den-tro
de éste último, pero también relacionada con las activida-des
pedagógicas de sus años de preceptor, se encuentra la obra
objeto de este trabajo, La moral de la infancia.
Se trata de un extenso poema destinado a la formación de
los niños y de espíritu moralizante. Es una traducción de la quinta
edición de La moral de la infancia de Carlos Morel, hecha en
París en 1800 y traducida por Viera en Gran Canaria ese mis-mo
año. En ella transforma los 490 cuartetos franceses de la obra
original en 429 redondillas castellanas (una estrofa de cuatro versos
octosílabos con rima consonante según el esquema abba). En varias
ocasiones el número de las estrofas de la obra original no coin-cide
con el de la traducción, y tampoco el orden de los capítu-los,
que ha sido alterado7. El prólogo Viera explica las variacio-nes
entre la obra original y la traducción, destacando dos: la
primera es que en ocasiones para convertir los cuartetos fran-ceses
(12 sílabas) en redondillas castellanas (8 sílabas) ha teni-do
que plasmar la síntesis del pensamiento del autor y obviar
los cuartetos que lo desarrollaban; y la segunda diferencia con
la obra original es que se ha variado el orden de los temas de-bido
a que al aumentar Morel su obra en cada nueva edición
6. GALVÁN GONZÁLEZ, Victoria. «La poesía traducida de Viera y Clavijo».
Dicenda: cuadernos de filología hispánica, v. 20 (2002), pp. 74-75.
7. IBIDEM, pp. 97-98.
UN NUEVO EJEMPLAR MANUSCRITO DE LA MORAL DE LA INFANCIA 101
ya no existe una correcta correspondencia entre las materias. La
división por temas es la siguiente: «De los deberes y su división»
(estrofas 1 a 6), «deberes para con Dios» (7-19), «deberes para
con los padres y madres» (20-44), «para con los parientes» (45-
50), «para con los que nos instruyen» (51-59), «para con los
ancianos» (60-62), «para con los amigos» (63-74), «para con los
criados» (75-80), «para con la patria» (81-89), «para con el prójimo
en común» (90-96), «para consigo mismo» (97-114), «de las
pasiones viciosas» (115-239), «de las virtudes sociales» (240-387),
«a las hijas» (388-…) esto se debe a que en el ejemplar hallado
las páginas finales están desaparecidas. Hay que destacar la im-portancia
que da el autor a «las virtudes sociales», a las que dedica
el mayor número de estrofas, seguidas de «las pasiones viciosas»,
y en menor medida de los «deberes para consigo mismo».
Como apuntábamos, el autor del libro traducido es Charles
Gilbert Morel de Vindé (1759-1842), vizconde de Morel-Vindé.
Nace en París y muy pronto ocupa puestos de importancia, pri-mero
en el Parlamento y poco después como juez de uno de los
seis tribunales de París. Con al estallido de la Revolución Francesa
abandona sus cargos y se dedica a actividades agrónomas, consi-guiendo
ser nombrado miembro de varias sociedades agrícolas
debido a sus trabajos en este campo. Ya en la Restauración se le
concede la Legión de Honor y es nombrado par (título de nobleza
de mayor nivel jerárquico en Francia, que permitía participar en
el poder legislativo a través de la Cámara de los Pares), y poco
después entra en el Consejo Superior de Agricultura. En 1824 es
elegido miembro de la Academia de Ciencias por la sección de
economía rural, y se convierte en miembro del Instituto Real de
Francia. Finalmente fallece en París el 19 de diciembre de 1842.
En su obra destacan las investigaciones relacionadas con la agri-cultura
y la ganadería, principalmente con el ganado ovino, muy
avanzadas para su época. También escribe otras obras, entre ellas
algunas novelas, pero la de mayor difusión en su tiempo es un
tratado sobre la moral dedicado a los niños, La moral de la infancia
(1790), sobre el que versa este trabajo.
102 MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ
UN NUEVO EJEMPLAR MANUSCRITO DE LA MORAL DE LA INFANCIA 103
2 EL NUEVO EJEMPLAR DE LA MORAL DE LA INFANCIA (ca. 1800)
Se trata de una copia manuscrita e incompleta compuesta por
53 hojas que se divide en 26 cuadernos numerados en el mar-gen
superior derecho a modo de signaturas tipográficas. Está escrita
a tinta con la letra humanística propia de finales del siglo XVIII
y principios del XIX, y la base es de papel verjurado. Carece de
encuadernación, y las hojas están cosidas. El estado de conser-vación
en general es bueno, excepto en la primera página que
sirve como portada, en la que aparecen manchas de humedad,
y en los bordes de algunas, que están deteriorados o con restos
de tinta en las esquinas inferiores. La distribución del texto es
de cuatro estrofas completas por página con contadas excepciones.
De las 429 redondillas de la traducción de Viera, aquí están hasta
la 412, ya que las últimas páginas están desaparecidas. En algu-nas
estrofas, concretamente en las n. 49, 72, 96, 120, 144 y 363,
aparece una nota marginal con el nombre «Antonio» o «Antonia»,
esta duda surge de la inferior calidad de la caligrafía de estas notas
respecto a la usada en el resto de la obra, que no ha hecho posible
una clara interpretación del nombre. También merece la pena
citar un error en la numeración de las estrofas que se da al lle-gar
a la n. 356, ya que de ésta se pasa a la n. 358, sin hacer
ningún tipo de mención al motivo por el que se omite la n. 357.
En algunas aparecen aclaraciones junto al número de la estrofa,
referidas al tema sobre el que va a tratar, como por ejemplo
«Buena fama» en la n. 102, «Pereza» n. 168, o «Paciencia» n. 360.
El trabajo de la profesora de la Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria Victoria Galván La poesía traducida de Viera y
Clavijo8, presenta algunos fragmentos de esta obra como ejem-plo
de los cambios en el orden de las materias hechos por Vie-ra,
y mientras que en esas estrofas no aparecen las anotaciones
nombradas, en las de Santa Cruz de La Palma sí, por lo que es
posible que estas aclaraciones sólo se den en esta copia.
8. IBIDEM, p. 98.
104 MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ
El ejemplar ha sido hallado en la biblioteca de Luis Cobiella
Cuevas en Santa Cruz de La Palma. La descripción bibliográfi-ca
del mismo es como sigue:
[VIERA Y CLAVIJO, José de (1731-1813)]. La moral de la infan-cia.
[S.l.], [ca. 1800].
Dimensiones y colación: 4º (22 cm); 1-262, faltan últimos cuadernos;
53 h.
Contenido: p. [1]: hace la función de portada, título «La moral
de la infancia» y debajo «De los deberes y su división»; p. [3];
«Deberes para con Dios», p. [6]; «Deberes para con los padres y
madres», p. [13]; «Deberes para con los parientes», p. [14]; «De-beres
para con los que nos instruyen», p. [17]; «Deberes para con
los ancianos», p. [18]; «Deberes para con los amigos»,p. [21];
«Deberes para con los criados», p. [22]; «Deberes para con la patria»,
p. [25]; «Deberes para con el prójimo en común», p. [27]; «De-beres
para consigo mismo», p. [32]; «De las pasiones viciosas»,
p. [63]; «De las virtudes sociales», p. [100]; «A las hijas».
Tipografía y papel: Letra siglos XVIII-XIX. Papel verjurado.
Notas: Ejemp. cosido, falto de las últimas páginas.
Localización: Biblioteca Luis Cobiella Cuevas (Santa Cruz de La
Palma)
En cuanto a otras ediciones de la obra localizadas, cabe desta-car
la que se encuentra en la biblioteca de la Universidad de La
Laguna, editada en Santa Cruz de Tenerife en 1867 en la imprenta
de José Benítez, quien declara que el original formaba parte de la
biblioteca de Alejo González de Ara. También está localizada una
copia manuscrita en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de
Tenerife, obra de Antonio Pereira Pacheco. Asimismo el periódi-co
palmero El pito recoge en su edición del 20 de agosto de 1866
que en Santa Cruz de La Palma se editó esta obra en la impren-ta
de José Lorenzo Ferrer (calle Jorge Montero n. 12)9.
9. MILLARES CARLO, Agustín; HERNÁNDEZ SUÁREZ, Manuel. Op. cit., v.
VI, pp. 590-592.
UN NUEVO EJEMPLAR MANUSCRITO DE LA MORAL DE LA INFANCIA 105
3 CONCLUSIONES
Las particularidades de la obra analizada se encuentran vin-culadas
al florecimiento de la cultura de la ilustración en La Palma,
favorecido por las intensas relaciones de la isla con el resto de
Europa a través del comercio marítimo. La finalidad de estas líneas
ha sido dejar constancia de este manuscrito a través de su estu-dio
y descripción, con el que se amplía el catálogo de las obras
conocidas de Viera a la vez que permite profundizar en sus
relaciones con el reducido grupo de ilustrados establecidos en
La Palma.
Ahondando en este terreno cabe recordar algunos de sus vín-culos
con isla; el más relevante es la correspondencia manteni-da
con el historiador y político palmero José Antonio van de Walle
de Cervellón y Guisla (1734-1811), diputado por las islas Ca-narias
en la Corte de Carlos III y autor de varios trabajos de
carácter histórico, político y administrativo. Asimismo, Van de
Walle intervino en las diversas cuartillas de añadidos que cie-rran
cada uno de los seis «Libros» del ejemplar manuscrito de
la Historia de Canarias localizado en la Real Sociedad Cosmológica
(Santa Cruz de La Palma), ya que Viera repartió entre varios
amigos borradores de la obra para que éstos completaran, co-rrigieran
o rectificaran lo que considerasen oportuno10. En sus
cartas, además de lo relacionado con la preparación de la Histo-ria,
también tratan del interés común por las rocas y minerales,
algunos propios de la isla que fueron enviados por Van de Walle
a Viera para su estudio. Queda constancia de la cordial relación
entre ambos no sólo por las propias cartas, sino también por el
prólogo del tomo tercero de la Historia, donde el autor hace
referencia a Van de Walle por haberle facilitado diversos docu-mentos.
10. POGGIO CAPOTE, Manuel; REGUEIRA BENÍTEZ, Luis. «José Blas Mo-reno
y Zabala: ¿escritor canario?» Cartas diferentes: revista canaria de patri-monio
documental, n. 2 (2006), pp. 38-39.
106 MANUEL COBIELLA HERNÁNDEZ
De igual manera, aunque de menor importancia por no tra-tarse
del propio Viera, merece la pena reseñar la relación epis-tolar
de sus hermanos María y Nicolás con el también ilustra-do
y bibliófilo palmero Nicolás Massieu Salgado (1720-1791),
autor de varias obras líricas en prosa y en verso, la mayoría in-éditas.
Como curiosidad añadiremos que en el inventario de bienes
muebles realizado a la muerte del aristócrata (1791), en la sec-ción
referente a la biblioteca, aparece un ejemplar de la Histo-ria
de Canarias de Viera11.
Para concluir se deja abierta la hipótesis del poseedor origi-nal
de la copia hallada en Santa Cruz de La Palma, que podría
haber sido algún miembro del linaje de los Van de Walle, uno
de los cuales era el citado José Antonio van de Walle de Cervellón,
y que a través de varios enlaces habría pasado a sus familiares
los Pinto de Guisla, ya que es a través de éstos por donde ha
llegado la obra a su localización actual.
11. LORENZO TENA, Antonio. «La librería de Nicolás Massieu Salgado
(1720-1791)» Cartas diferentes: revista canaria de patrimonio documental, n.
4 (2008), p. 188.