BOTÁNICA MACARONESICA 12-13(1984)
DISTRIBUCIÓN DE ESPECIES SIGNIFICATIVAS PARA LA
COMPRENSIÓN DE LAS FORMACIONES BOSCOSAS EN
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS). I.
JULIO D. RODRIGO PÉREZ
VÍCTOR MONTELONGO PARADA
Jardín Botánico Canario "Viera y Clavijo" del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria.
RECIBIDO: 6 Diciembre 1985
RESUMEN
Utilizando como base la proyección UTM (Universal Transversa Merca-tor),
se representa sobre cuadrículas de 1 Km^ la distribución en Gran Canaria
de las siguientes especies: Juniperus phoenicea L., Pistacia atlántica Desf.,
Pistacia lentiscus L., Olea europaea L. ssp. cerasiformis (Webb et Berth.)
Kunk. et Sund. y Dracaena draco (L.) L.
SUMMARY
Using as a basis the UTM prpjection (Universal Transverso Mercator), the
distribution in Gran Canaria of the species: Juniperus phoenicea L., Pistacia
atlántica Desf., Pistacia lentiscus L., Olea europaea L. ssp. cerasiformis
(Webb et Berth.) Kunk. et Sund. y Dracaena draco (L.) L. is plotted using 1
Km^ grid squares.
METODOLOGÍA
Este trabajo ha sido una consecuencia de la realización del Plan Especial
de Protección de los Espacios Naturales de Gran Canaria y el resultado del
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FORMACIONES BOSCOSAS EN GRAN CANARIA
mismo, junto con otros datos, ha servido para el establecimiento de las áreas
potenciales del bosque termófilo de origen mediterráneo en la isla de Gran Canaria
cuyo mapa se da a conocer en este mismo número. Se han marcado
aquellas cuadrículas en las que se ha detectado la presencia de algún ejemplar
de las especies indicadas. No hemos tenido en cuenta los restos de tocones ni
los testimonios orales de la gente del lugar para la elaboración de las fichas pero
sí las hemos estimado para la elaboración del mapa de vegetación potencial.
INTRODUCCIÓN
La vegetación de bosques termófilos situada entre el piso basal y el montano
ha sido generalmente arrasada en casi todas las islas debido a que sus
áreas potenciales corresponden a las zonas más favorables para el establecimiento
de las grandes poblaciones y caseríos, así como para los cultivos que
llevan aparejados. Este es el motivo por el cual sólo se pueden ver restos aislados
y fragmentados en las zonas más inaccesibles o menos aptas para el cultivo.
Estos bosques se sitúan entre los 50-500 metros según la orientación y no
se hallan afectados directamente por el mar de nubes, cuyo límite inferior
marca por lo general, la transición entre ambas formaciones (Santos, 1983).
Juniperus phoenicea
La sabina se extiende desde las Islas Canarias hasta Arabia y Jordania. En
el archipiélago está presente en todas las islas excepto Lanzarote y Fuerteven-tura,
aunque es probable que también existieran en éstas últimas pero la escasez
de bosques llevaría a una rápida extinción para emplearla como combustible.
Las mejores manifestaciones de los sabinares se encuentran en las islas
de El Hierro y La Gomera.
En El Hierro las formaciones han sido muy alteradas por la actividad humana.
Dentro de las vertientes meridionales semiáridas se encuentran restos
de sabinares de composición y estructura simple en el sector SO-S, mientras
que en las laderas del sector SE-E, este tipo de vegetación queda relegado a
las gargantas de los barrancos y a sabinas aisladas. En toda la zona meridional
y en la parte más térmica de la septentrional, la sabina tiene un papel predominante,
llegando, en las zonas del sur, a ser la única especie arbórea que origina
potencialmente sabinares de cobertura del 100 por 100 (Santos, 1980).
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En La Gomera se conservan varias manifestaciones relícticas o residuales
entre las que destacan los sabinares ubicados en gran parte del sector NE-NO
de la isla. Se trata de sabinares empobrecidos que en su límite inferior se
mezclan con los tabaibales de Euphorbia aphylla llegando casi al nivel del mar.
En la zona media y superior de este sector aumenta la riqueza florística, siendo
frecuentes las situaciones de ecotono con el monteverde. La fisonomía típica
de sabinar aclarado se asienta sobre las divisorias con suelo escaso y compactado
y preferentemente en orientaciones de solana excepto los pequeños
núcleos situados en la vertiente más seca que se instalan en los escarpes de
menor insolación. En el resto de la isla (vertiente meridional) las manifestaciones
son más escasas debido al avanzado estado de degradación localizándose
ejemplares sueltos en distintos puntos del sur y oeste.
En La Palma, las formaciones de sabinas son poco relevantes: algunos
ejemplares en los malpaíses de Fuencaliente desde el caserío de los Quemados
hasta Flores (Mazo), formaciones arbustivas cerca de Montaña la Breña,
ejemplares aislados en barrancos al sur de Santa Cruz. Es constante pero escasa
en todos los barrancos de la mitad norte de la isla, y diversos ejemplares
en el sector SO de Fuencaliente así como en la zona inferior del Barranco de
las Angustias. Todas ellas se localizan entre las cotas 50 y 400 metros, exceptuando
un ejemplar a 700 m. (Santos, 1983).
En Tenerife, la distribución de la sabina es circuninsular, entre 200 y 500
metros en la fachada norte, y entre 300 y 800 metros en la sur. Puede agruparse
en bosquecillos (Afur: Anaga), a veces con Pistacia atlántica, generalmente
sobre piedemontes y casi nunca en fondos de vaguada. Prefiere terrenos
arenosos estables. Se encuentra en recuperación, como por ejemplo ocurre
en La Sabinita (Los Aricos), donde está ocupando nuevo territorio pues hay
bastantes individuos jóvenes creciendo incluso sobre huertas abandonadas
(Barquín, 1984).
En Gran Canaria son escasos los ejemplares de sabina que aún quedan en
pie, reduciéndose a la presencia de un sólo ejemplar la mayoría de las veces, y
a lo sumo 4 o 5 individuos, siempre de manera fisurícola y en paredes inaccesibles.
A pesar de lo dicho, varios factores dan a entender que esta especie
fue relativamente abundante, como así lo atestigua la toponimia insular, la
presencia de madera de leña y de tocones como en el Barranco de Los Secos,
la aparición de raíces al roturar terrenos para el cultivo (Veneguera, zona del
Furell-Las Tabladas en La Aldea). La distribución altitudinal de los ejemplares
hallados van desde los 200-300 metros en el Barranco de Tauro hasta casi los
1.200 m. en los Andenes de Tasarte.
FORMACIONES BOSCOSAS EN GRAN CANARIA
En la región mediterránea, Juniperus phoenicea se desarrolla en dos habitáis
principales como son las arenas costeras y las altas planicies y montañas
del interior. Está en su mayor parte confinado al piso semiárido (entre 500
y 700 mm. de precipitación anual) en el cual se encuentra sobre una gran variedad
de suelos. En Marruecos a menudo se encuentra situado en una franja
intermedia entre formaciones boscosas de Quercus ilexy Tetraclinis pero en
las partes más frías del piso semiárido es reemplazado por ésta última. En Argelia
está a menudo mezclado con Pinus halepensis pero es en el Atlas saha-riano
donde consigue su mayor extensión. J. phoenicea áomma localmente
en zonas del interior cuando los suelos son demasiado superficiales como para
soportar el bosque. En la región del Gran y Medio Atlas se encuentra sobre
los 2.200 metros.
Pistacia atlántica
El almacigo se distribuye por el Norte de África, desde las Islas Canarias
hasta Afganistán. En el archipiélago canario está ausente en las islas de El
Hierro y Lanzarote y es en las dos centrales donde mejores rnuestras hay de
estas formaciones. Antiguas crónicas y la toponimia parecen confirmar que
esta especie debió ser frecuente en las islas occidentales en época no lejana,
debiéndose su escasez al aprovechamiento de su madera y su resina medicinal.
En La Palma es un árbol muy raro, existiendo un grupo importante en la
bajada a San Andrés (200 m.). Escaso en otras localidades como La Punta (Ti-jarafe),
al sur dé Puntallana (Barranco del Agua), alrededores de Argual,
sobre Santa Cruz (Santos, 1983). Estas dos últimas localidades son las que se
encuentran más al sur.
En La Gomera también es escasa y muy esporádica.
En Tenerife tiene una distribución circuninsular situándose en la vertiente
norte desde casi el nivel del mar hasta los 500 metros con un óptimo entre los
200-300 m., y, en la vertiente sur entre los 200 y 800 metros con un óptimo
entre los 400-700 m. Es característica del bosque termófilo del piso submonta-no
de Tenerife y se encuentra en franca recuperación observándose la formación
de rodales. Tiene tendencia a crecer sobre sustratos porosos y suele formar
rodales en vaguadas. Existen buenas manifestaciones en diversos puntos
de Buenavista, Los Silos y Garachico. Sin embargo, muchas poblaciones se
ven amenazadas por construcciones (El Sauzal, Tamaide...) (Barquín, 1984).
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En Fuerteventura se localiza en los Riscos del Carnicero (Vega de Río Palmas)
y cercanías formando restos de comunidades arbóreas potenciales (620
m.) (Santos y Fernández, 1984).
En Gran Canaria puede ser observada en el sector norte, comenzando a
ser relevante desde el Barranco de Moya (200-300 m.) y con exposición NO-NE,
dejando patente sus apetencias umbrófilas. Abandonada la tala para la
obtención de madera y resina, se puede observar la recuperación de estas formaciones
en los Barrancos de Agaete (Los Berrazales) y Guayedra, y en la
Cuenca de La Aldea. En ésta última es bastante patente dicha recuperación
desde el abandono de las tierras roturadas, pudiéndose observar en la emisión
de la foto aérea del año 1962 la presencia de 1 o 2 almacigos solamente (Pérez
Chacón y col., 1984). Actualmente son las mejores formaciones de almacígales
de la isla.
En África, en la región del Magreb es una de las especies más ampliamente
distribuidas pero se le encuentra como individuos aislados (no formando
bosques). Tiene su máximo desarrollo en el piso semiárido cálido (500-700
mm. de precipitación anual y temperatura mínima media del mes más frío superior
a 7° C), ascendiendo hasta los 2.000 metros en el este y 3.000 en el oeste.
La escasez actual se debe a su susceptibilidad al ramoneo y al fuego cuando
jóvenes y a la intensa erosión, en el caso de suelos poco profundos. Mon-jauze
(1968) postula que sobre suelos profundos en el piso semiárido el bosque
climax está formalmente dominado por Pistacia atlántica mezclada con
especies del género Quercus.
Pistacia ientiscus
El lentisco tiene una distribución circunmediterránea, llegando hasta el
archipiélago canario donde no se encuentra en todas las islas. Falta en El
Hierro, La Gomera y La Palma; es muy escasa en Tenerife (donde sólo se conocen
dos localidades: Santa Úrsula y en el sur de Anaga) y rara en la actualidad
en Lanzarote y Fuerteventura.
En Fuerteventura se encuentra formando matorrales residuales en los
Riscos de Jandía, a una altitud de 500 metros junto con acebuches, Rhamnus
crenulata, Phiilyrea angustifoiiay otros. También se encuentra formando parte
de comunidades arborescentes potenciales en el Barranco de Esquinzo
(oeste de La Oliva, 400 m.) (Santos y Fernández, 1984).
En Lanzarote está presente en los Riscos de Famara (500 m.).
FORMACIONES BOSCOSAS EN GRAN CANARIA 1J_
Pero es en la isla de Gran Canaria donde se localizan las mejores formaciones
de lentiscos. Estas se distribuyen por el sector noreste de la isla alcanzando
altitudes entre 200 y 500 metros. A menudo mezclado con el acebuchal,
tiende a ocupar zonas más desfavorables.
Olea europaea ssp. cerasiformis
La forma espontánea del olivo, 0/ea europaea var. silvestris, se encuentra
más o menos distribuida por toda la región mediterránea, siendo la
subespecie exclusiva de las Islas Canarias, la cual está presente en todas las
islas. Algunos autores consideran que las subespecies macaronésicas están
más próximas taxonómicamente a las especies africanas O. ¡aperriniy O.
chrysophylla.
En El Hierro, el acebuche forma parte del cortejo florístico de los sabinares
septentrionales, más húmedos, junto con Rhamnus crenulata, Hypericum
canariense, Jasminum odoratissimum, etc. (Pérez de Paz y col., 1981).
En La Palma es un componente de las formaciones arbustivas de la zona
media localizándose en diversos puntos de los barrancos del N y NE, mal-paises
de Breña Baja, Mazo y Fuencaliente (Santos, 1983), fundamentalmente,
en altitudes óptimas entre los 200 y 350 m.
En Tenerife está muy replegado a refugios topográficos, observándose
en la actualidad alguna recuperación como, por ejemplo, en la Ladera de
Güimar, y en el sur de Anaga. En la vertiente norte de la isla se le encuentra
desde los 200 hasta los 600 metros de altitud, teniendo un máximo de presencia
entre los 300-400 m. En la vertiente sur se distribuye desde los 300 metros
hasta los 800, alcanzando su óptimo entre los 500-700 m. Su distribución es
circuninsuiar (Barquín, 1984).
En Lanzarote se encuentran acebuches en la zona de Haría y Los Valles.
En Fuerteventura existen varias localidades (Jandía, Montaña Cardones,
Macizo de Betancuria, La Oliva).
En Gran Canaria se encuentra distribuido principalmente por el sector noreste,
en cotas comprendidas entre los 200 y los 1.000 metros de altitud. En algunas
zonas aún se encuentran formaciones cerradas de acebuchales a pesar
de que grandes zonas de dominio potencial se encuentran ocupadas por cultivos
y asentamientos humanos.
En la región mediterránea, es posible que la vegetación climax que se encuentra
sobre suelos arcillosos en el piso semiárido, sea a lo más bosques de
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FORMACIONES BOSCOSAS EN GRAN CANARIA ^ 13^
arbustos dominados por Olea europaea; sin embargo, hace tiempo que la vegetación
original virtualmente ha desaparecido a lo largo de centurias de cultivos
intensivos, lo que dificulta su reconstrucción.
En el Magreb es característica del piso semiárido aunque se encuentra ex-cepcionalmente
en el piso subhúmedo (con precipitaciones anuales entre 700
y 1.000 mm.). El límite superior en las montañas depende de la humedad. Asciende
solamente 1.200 m. en el Tell argelino pero alcanza los 1.650 m. en el
Gran Atlas seco. Emberger sugiere que fue un matorral o bosque arbustivo
dominado por Olea europaea y Pistacia lentiscus con Pistacia atlántica y Cha-maerops
humilis.
En Marruecos, el matorral de Pistacia lentiscus y Olea europaea también
se encuentra [ocalmente sobre suelos arcillosos en el piso subhúmedo en Tánger.
Mazzolani et Altamura (1978, 1979), en su estudio sobre la revisión del
género Olea, define el complejo de Olea chrysophylla Lam. (= O. africana
Mili.) en el que agrupa especies que pueden ser consideradas sinónimos taxonómicos,
en base a la comparación de sus rasgos morfológicos y a la evaluación
de otros autores. Tales comparaciones comprueban la existencia de
afinidades que justifican la colocación como sinónimo heterotípico.
Dentro de dicho complejo incluye 55 taxones (especies, subespecies y
variedades) entre las que se encuentran las dos subespecies Macaronésicas
(Olea europaeaL. ssp. maderensisLowe y O. europaeassp. cerasiformis), así
como O. laperriniBan. et Tr., entre otras. Esta última está recluida en los macizos
montañosos del Sahara (Tefedest, Tassili n'Ajjer, Mouydir, Ahaggar y
Air) y Jebel Marra (Etiopía).
Olea chrysophylla es una especie africana que se distribuye por el territorio
montano intertropical en alturas comprendidas entre 1.000 y 3.500 metros.
En África oriental se encuentra aislada o bien en selvas entre 1.000 y 1.500
metros; sólo en la región interior de Abisinia es posible encontrarla a cotas superiores
(2.800-3.500 m.).
Dracaena draco
El drago es un endemismo macaronésico que en las Islas Canarias sólo
está presente de forma asilvestrada en las islas de La Palma, Tenerife y Gran
Canaria.
14 JULIO D. RODRIGO PÉREZ & VÍCTOR MONTELONGO PARADA
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Su crecimiento depende del sustrato adquiriendo porte simétrico cuando
el suelo es profundo; en condiciones extremas con muy poco suelo, la ramificación
es irregular y escasa. Es heliófila y de crecimiento lento durante los primeros
años, no soportando la competencia con plantas de gran desarrollo ni
la actividad de los herbívoros de mediano tamaño (cabras, conejos). Por ello
en la actualidad está acantonada en los riscos, sobre todo en las partes más
antiguas de la isla de Tenerife (Barquín, 1984). En el Barranco de Taborno,
entre los 200 y 400 m. se localizan más de 100 individuos. También son importantes
las poblaciones del Barranco del Infierno (Adeje), Roque de Tierra, Roque
de las Animas (Taganana), Punta de Anaga, Masca.
En La Palma son frecuentes en diversos puntos de la mitad septentrional,
desde Breña Baja hasta Punta Gorda. También son de destacar los dragos de
Las Tricias.
En Gran Canaria, los dragos silvestres se localizan todos ellos en lugares
inaccesibles, del sector S y SO de la isla. Los puntos señalados en el mapa
corresponden a las siguientes localidades: Barranco de Pino Gordo, Andenes
de Tasarte (un ejemplar). Barranco de Arguineguín, Pilancones (un sólo
ejemplar). Barranco de los Vicentes donde hay una docena de dragos (alguno
ramificado), y el drago de Pino Santo.
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