Bot. Macaronésica 22: 35-47 (1995) 35
ESTUDIO DE LA DINÁMICA DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE LA
CLASIFICACIÓN CRUZADA "RÁSTER"
AGUSTÍN NARANJO CIGALA & LUIS HERNÁNDEZ CALVENTO
Sección de Geografía (DACT), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Recibido: marzo 1995
Palabras clave: Clasificación cruzada, paisaje vegetal, dinámica, SIG.
Key-yvords: Cross clasification, plant landcape, dynamlc, GIS.
RESUMEN
El análisis cartográfico del paisaje vegetal a través de la tabulación cruzada nos permite llevar a
cabo un diagnóstico rápido y eficaz de la magnitud del cambio del paisaje. Asimismo, los resultados
obtenidos ofrecen una visión de la estabilidad, en el caso de que se produzca, y la tendencia de la
dinámica de las unidades que presentan algún cambio. Este método proporciona las herramientas de
partida para reflexionar sobre los factores que intervienen en tales procesos. A modo de ejemplo
presentamos un ensayo sobre la Cumbre Central de Gran Canaria.
SUMMARY
The mapping analysis of the plants landscape through the cross-clasification permits us the carry
out a quickiy and efficaclous diagnosis of the landscape change extent. ükewise, the results offer
a visión of the stability, in the case it is produced, and the trend of the dynamic of the units that
show some change. This method give us the previous tools to think about the factors that take part
in such processes. As a case study, we present a test about the Cumbre Central of Gran Canaria.
INTRODUCCIÓN
La cartografía dinámica estructural
El territorio es, en sí, un fenómeno dinámico, cambiante, en continua
evolución; en definitiva, algo vivo. Su externalidad es la consecuencia de un
conjunto de hechos que definen su funcionamiento. Estos hechos, como la
actividad antrópica sobre un determinado territorio o la dinámica de los factores
ISSN 0211-7150
3 6 A. NARANJO CIGALA & L. HERNÁNDEZ CALVENTO
naturales, dejan su huella sobre el espacio, de tal manera que lo determinan y
confeccionan. Así, el análisis de su fisionomía en el pasado y en el presente nos
muestra las claves espaciales que permiten al planificador emprender una labor
de futuro con argumentos mucho más sólidos, cuyo valor esencial reside en
caracterizar la realidad geográfica de la cual dependen la mayoría de las
actividades del Hombre. En un estudio de estas características, el observador
percibe los elementos que conforman el territorio, seleccionando aquellos que
ayudan a definir su perfil fisionómico y que son una expresión clara de los
procesos que se producen en su seno. A partir de una base cartográfica
compuesta de estos elementos fisionómicos, podemos abordar el análisis de los
mismos para entresacar sus relaciones funcionales (SANCHO et al., 1993).
Si, además, la observación y su plasmación cartográfica se realiza en dos
momentos cronológicamente diferentes sobre un mismo territorio, estamos
poniendo las bases de lo que puede ser un análisis multitemporal o diacrónico.
Es decir, un análisis que no se conforma con estudiar los diferentes momentos
de un determinado espacio para explicar cada uno de ellos, sino que es el
cambio, precisamente, lo que se dilucida. No se sustenta de "momentos
cartográficos" concretos, sino que permite elaborar una nueva cartografía
"dinámica", producto de las anteriores "estáticas".
Estas ideas son los principios en los que se apoyan los estudios de cartografía
dinámica estructural, que se basan en el análisis de los cambios morfo-paisajísticos
producidos en un territorio entre dos instantes cronológicos para
conocer y determinar el cambio estructural del sistema, ya sea éste agrario,
urbano, "natural" o de cualquier otra índole.
Si bien la base del análisis fisionómico multitemporal sigue siendo la
elaboración de un producto, derivado de la comparación de los documentos
cartográficos correspondientes a las coberturas del suelo, en dos períodos
diferentes de tiempo (análisis multianual o análisis multiestacional), el uso de
sistemas alfanuméricos que permiten calcular superficies y realizar operaciones
matemáticas con los datos cartográficos, ha facilitado enormemente las tareas
de cálculos planimétricos y estadísticos (SANCHO & BOSQUE, 1990). La
aplicación de los SIG (Sistemas de Información Geográfica) ha supuesto,
ciertamente, una revolución en el campo de la cartografía y el análisis territorial,
principalmente por la facilidad de manejo y actualización de la información, por
la creación de nuevos documentos cartográficos producto de la combinación y
análisis de los existentes y, por supuesto, lo que debe ser el fin de todo
planificador territorial, la modelización de los fenómenos espaciales (BOSQUE,
1992; COMAS &RUIZ, 1993).
A través de este artículo queremos poner de manifiesto las facilidades que
pueden ofrecer estas herramientas en un estudio territorial de objetivos diversos,
que conlleve un análisis multitemporal o diacrónico.
METODOLOGÍA: LA CLASIFICACIÓN CRUZADA EN UN SIG "RÁSTER"
Entre los procedimientos de análisis que se pueden llevar a cabo mediante un
SIG de tipo "ráster", podemos hacer una división entre aquellos que utilizan para
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 37
METODOLOGÍA PARA EL
ESTUDIO DE LA
DINÁMICA DEL PAISAJE VEGETAL
Generación de
cartografía temática
analógica
Conversión a
formato digital
Conversión a
formato ráster
Control de
calidad
Análisis
estructural de la
dinámica
Foto
interpretación
Trabajo de
campo
Digitaiización
semiautomática
vectorial
Rasterización
Análisis
comparativos
J Cobertura vegetal A
f Cobertura vegetal ^
"\ 1992 J
J Cartografía ^
" \ vectorial J
J Cartografía ^
^ ráster J
I ^ Tablas A
/ \^ comparativas J
I Clasificación / ^ / ^ Cartografía > ^
7 cruzada / *\ "inamica 1
I / \^ estructural ^
Figura 1.- Organigrama de la nnetodología.
3 8 A. NARANJO CIGALA & L. HERNÁNDEZ CALVENTO
SU desarrollo la totalidad de los fenómenos cartográficos en su conjunto y los
que actúan sobre algunas de las localizaciones espaciales que es posible
diferenciar en el mapa como el "pixel", la vecindad o la zona (MARTÍNEZ, 1989).
El método de la clasificación cruzada se basa en un análisis local, realizándose
la operación pixel a pixel. Se trata, sin embargo, de una operación en la que se
tienen en cuenta dos mapas, a partir de los cuales se realiza una intersección o
cruce.
Esta operación resulta ser semejante a la tabulación cruzada de variables en
el análisis estadístico, que se realiza mediante una tabla de contingencia. Es ésta
una operación muy habitual entre dos variables normalmente nominales u
ordinales. Para su realización se utiliza una tabla de doble entrada donde, en las
filas, se colocan las modalidades de una de las variables, mientras, en las
columnas, se colocan las modalidades de la otra variable. En el cruce se coloca
un número que indica cuántos casos tienen simultáneamente una modalidad de
la variable filas y de la variable columnas. Este ejercicio resulta de gran utilidad
en la determinación de la posible relación entre las dos variables. Las
modalidades temáticas producidas resultan ser el producto de las dos variables
iniciales utilizadas en la entrada de los datos.
En el caso de la cartografía ráster, la intersección de mapas está precedida de
la tabulación cruzada de los dos mapas usados en la entrada. En las filas y
columnas se sitúan las diferentes modalidades adoptadas por las dos variables
temáticas iniciales y en el cruce de cada fila y columna el número de pixeis que
en el nuevo mapa presentarán esta específica combinación. A partir de esta tabla
es posible realizar la intersección. Ésta se realiza a partir de una sucesión de
superposiciones empleando el "Y" de la lógica booleana. El resultado es un mapa
que muestra la posición de todas las combinaciones de las variables de los
mapas originales en una nueva imagen ráster.
De esta manera, en cada pixel del nuevo mapa se expresará una modalidad
de acuerdo con las que existían en los pixeis de los mapas fuente de tal manera
que, en el nuevo mapa, los valores temáticos asignados a cada pixel resultan de
las diferentes combinaciones posibles entre las categorías de los mapas iniciales.
A continuación se debe proceder a una reclasificación de las categorías
obtenidas, a fin de eliminar aquellas que sean repetitivas y agrupar las comunes.
ÁREA DE ESTUDIO: LA CUMBRE CENTRAL 1960/1992
La elaboración del ejercicio partió de la generación de la cartografía de
coberturas del suelo en el sector de la cumbre central de Gran Canaria (Fig. 2)
mediante un ejercicio de fotointerpretación para la década de los 60, que
permitió el establecimiento de unidades de paisaje vegetal definidas
temáticamente, así como la consiguiente expresión cartográfica. Como
consecuencia de un trabajo de campo sistemático, apoyado en los resultados
cartográficos obtenidos para la década de los 60, se consiguió elaborar la
cartografía de coberturas de 1992 y la contrastación de los atributos temáticos
de las clases escogidas (NARANJO, 1992, 1994).
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 39
Esta acción determina que las unidades establecidas sean las siguientes:
Cultivos: en estas unidades se han incluido aquellas parcelas que presentan
algún grado de explotación agrícola en cualquiera de sus modalidades, oscilando
desde pequeñas áreas de cultivos de subsistencia con algunos bancales
insinuados, preponderantes en los sesenta, hasta las explotaciones recientes de
frutales en zonas de escasa pendiente y con sistemas modernos de riego.
3115
3110
3105
3100
3095
3090
3085
3080
3075
3070
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Figura 2.- Localización del área de estudio: cumbre central.
4 0 - A. NARANJO CIGALA &L. HERNÁNDEZ CALVENTO
Cultivos abandonados: que vienen determinados por las áreas que presentan
huellas de un abandono más o menos reciente (algunas décadas) y aún no se
encuentran colonizados por los primeros estadios de recolonización vegetal. El
recubrimiento vegetal -Micromeria lanata (Chr.Sm. ex Link) Benth., M. benthamii
Webb et Berth., Sideritis dasygnaphala (Webb et Berth.) Clos, etc.- de algunas
unidades es, en algunos casos aparente pero no representa un mínimo de
homogeneidad y densidad para incluirlas en la categoría de matorral disperso.
Pastizales: cuya fisionomía está caracterizada por un manto más o menos
continuo de diversas herbáceas pratenses y de otras especies de escaso porte
Y densidad. En algunos casos presentan claros debidos a afloramientos rocosos
puntuales, que no representan una distorsión considerable de las características
generales de estas unidades. En definitiva, son zonas marginales con suelos de
escaso potencial ecológico aunque no presentan, por lo general, pendientes
acusadas.
Matorral disperso: que, por su parte, presenta obviamente unos índices de
recubrimiento total algo inferior y bastante más variables que los del matorral
denso. Es decir, su grado de cobertura puede oscilar entre un 20 y un 50%, pero
el predominio de los estratos inferiores (subarbustivo y sobre todo el herbáceo)
proporciona una mayor riqueza florística donde la retama amarilla (Teline
microphylla (DC.) Gibbs et Dingw.) comparte el territorio con otras especies
como la salvia blanca {Sideritis dasygnaphala), los tomillos (l\/licromeria spp.), la
magarza de cumbre (Argyranthemum adauctum (Link) Humphr.), el alhelí
(Erysimum scoparium (Brouss. ex Willd.) Wettst.) var. lindleyi (Webb ex Christ)
Kunk., la gamona (Asphodelus aestivus Brot.), cañaheja {Férula linkii Webb),
cardos {Carlina salicifolia (L. fil.) Cav. y C. texedae Marrero), etc.
Matorral denso: unidades que se caracterizan por constituir conjuntos de
vegetación arbustiva, subarbustiva e incluso de porte herbáceo con un
porcentaje de recubrimiento general bastante alto. El predominio del retamar en
esta categoría es evidente, especialmente en el estrato subarbustivo,
acompañadas por el codeso {Adenocarpus foliolosus (Ait.) DC.) y el escobón
{Chamaecytisus proliferus (L. fil.) Link) en el estrato arbustivo junto con algún
pino aislado, mientras que en el estrato herbáceo presenta las mismas
características que en los matorrales dispersos pero aumentando los índices de
recubrimiento.
Pinar: unidades que se han caracterizado en función del predominio de esta
especie {Pinus canariensis DC.) con independencia del estrato en el que
predomine y del estado de crecimiento de la repoblación (fustal, latizal o monte
bravo). Estos matices no se consideraron en el análisis cartográfico, al tratarse
de coberturas, pero sí en el posterior trabajo de campo, pues las variaciones del
sotobosque en estas unidades de pinar sí constituye un indicador fundamental
para resaltar las valoraciones cuantitativas y cualitativas del estado actual de la
vegetación de la cumbre central (Fig. 3).
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 41
CARTOGRAFÍA Y CARGA DE DATOS EN EL SIG
Una vez consumado el análisis de los fotogramas aéreos v el estudio
sistemático de campo, se procedió a consolidar ios resultados sobre un mapa
topográfico a escala 1:25 000, que nos pareció la más adecuada dada la
resolución de las fotos aéreas (1:18 000) y la consiguiente refutación en el
análisis de campo. El siguiente paso imprescindible para nuestros objetivos fue
la conversión a formato digital de la cartografía analógica elaborada. Se
procedió, por consiguiente a digitalizar los datos cartográficos mediante el
sistema de digitalización manual georreferenciada usando el "software"
ATLAS*GIS (STRATEGIC MAPPING INC., 1992) y tableta digitalizadora.
La adaptación de las coberturas en formato vectorial se realizó mediante la
importación de los ficheros de ATLAS*GIS al formato vectorial de IDRISI
(EASTMAN, 1992) y, desde aquí, al formato ráster de este mismo programa. La
realización de este proceso, que se conoce como "rasterización" de la
información vectorial, se basa en volcar la información sobre las celdas de un
mapa ráster mediante un procedimiento de presencia-ausencia. Si bien es cierto
que este método supone una pérdida de exactitud, que se debe a la
generalización de la información, también lo es que los datos, ya representados
por medio de un sistema con características vectoriales, ya por medio de uno
con características ráster, no dejan de ser una abstracción de la realidad, una
imagen figurativa y conllevan, en cualquier caso, una generalización, por lo que
nos sirven únicamente para trabajar con modelos y los modelos siempre son una
aproximación a la realidad. En este sentido, creemos que resulta muy importante
para cualquier estudio geográfico, más que una precisión geométrica "al
milímetro", una exactitud temática y un conjunto de relaciones espaciales
(topológicas) coherentes de las entidades geográficas establecidas.
El único método que existe para corregir, en parte, el posible error que se
genere de esta transformación, es el de la corrección del tamaño del pixel.
Existen numerosas claves destinadas a elaborar una norma de aplicación general
en el tamaño que debe tener el pixel, dependiendo de la escala de la cartografía
con la que se trabaja. La mayoría de las veces, estas claves no son aplicadas,
pues, normalmente, la cartografía se adapta a una serie de objetivos particulares,
de investigación puntual, que no siempre están de acuerdo con los principios
oficiales. Por ello, son muchas las ocasiones en que se aplica una norma que
corresponde a los productos cartográficos originados por el tratamiento de
imágenes de satélite, que es el de utilizar como tamaño del pixel la cuarta parte
de la unidad mínima cartografiable ó 0,2 mm nominales en la escala visual, de
tal manera que el observador no sea capaz de visualizar la estructura
cuadriculada de la cartografía ráster. En nuestro caso, el tamaño del pixel que
elegimos fue el de un milímetro en la escala del mapa, es decir, 25 metros en el
terreno, ya que la transcripción cartográfica después de la fotointerpretación y
del trabajo de campo se realizó originalmente a escala 1:25 000, como ya hemos
dicho.
42 A. NARANJO CIGALA & L. HERNÁNDEZ CALVENTO
Esta decodificación de la información vectorial a formato ráster,
imprescindible para la posterior tabulación cruzada, requirió un oportuno control
de calidad que verificara tanto el proceso de conversión de formato como la
idoneidad del tamaño del pixel escogido, comparando la superficie resultante de
las unidades en ambos formatos. Las diferencias que se obtuvieron en cuanto
a la superficie de las categorías que correspondían a las coberturas vegetales,
tras el cambio de formato, se exponen en la Tabla 1.
Como se puede comprobar, las diferencias son casi imperceptibles, de tal
manera que las mayores que se observan rondan los cien metros, si bien,
debemos considerar que las cifras se han redondeado. Si tenemos en cuenta que
el pixel es de 25 metros, el error entre los mapas vectoriales y los ráster no
superan los cuatro pixeis que, a la escala a la que se está trabajando, no
representa ningún problema de magnitud.
Tabla 1.- Superficie de las coberturas vegetales para los años 1960 y 1992 en vectorial y ráster.
SUPERFICIE DE LAS COBERTURAS VEGETALES (km')
AÑO
COBERTURAS
Cultivos
Cultivos Abandonados
Pastizal
Matorral Disperso
Matorral Denso
Pinar
1960
VECTORIAL RÁSTER
1992
VECTORIAL
0,89 0,89 1,17
2,96 2,95 0,71
4,93 4,93 0,67
3,64 3,64 2,87
8,05 8,05 5,03
1,21 1,21 11,23
RÁSTER
1.17
0,70
0,67
2,88
5,04
11,22
DISCUSIÓN Y RESULTADOS
En el cruce de mapas resultantes se obtuvieron 38 categorías
correspondientes a valores de dinámica/estabilidad. De ellas, ocho pertenecían
a los valores estables, es decir, los pixeis que habían permanecido con el mismo
valor entre las dos fechas. En el mapa que los representa se puede comprobar
que el área de la superficie que ha permanecido estable es mucho menor que la
que ha experimentado cambios (en realidad, 15,89 km^ de superficie dinámica -
70%- frente a sólo 6,81 km^ de superficie estable -30%-).
El resto de las nuevas clases obtenidas correspondía a aquellas que habían
experimentado un cambio entre las dos fechas. Se puede realizar una doble
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 43
lectura de ellas. Por una parte, establecer "a qué han cambiado" las diferentes
categorías y, por otra parte, establecer, desde esta óptica, "quién ha cambiado".
Dado que la primera expresión es mucho más fácil de representar por medio de
un documento cartográfico, la siguiente imagen corresponderá a una
reclasificación general de las categorías obtenidas, donde aparecen tanto los
pixeis que han permanecido estables como los que han experimentado cambio,
indicándose su destino (Fig. 4, mapas 3-4).
Como se puede comprobar, la imagen resultante muestra una gran categoría,
"a pinar" que es el paso que otras categorías que no eran pinar en 1960 han
experimentado a ésta (Fig. 4, mapa 5). En la Tabla 3 se puede comprobar la
extensión superficial que tiene esta categoría frente a las otras a que han
cambiado los pixeis que conformaban las categorías dinámicas desde 1960 a
1992.
Tabla 2.- Superficie de las coberturas vegetales estables entre los años 1960 y 1992.
COBERTURAS ESTABLES
Cultivos
Cultivos Abandonados
Pastizal
Matorral Disperso
Matorral Denso
Pinar
SUPERFICIE (km^)
0,07
0,34
0,54
1,58
2,30
1,15
Dado que es ésta la categoría destino a la que han cambiado varias categorías
desde 1960, nos proponemos, en nuestro guión de trabajo, analizar las razones
de este cambio, con lo que entraríamos en la fase del análisis estructural de la
evolución de los pinares de la cumbre central de Gran Canaria.
Las formaciones de pinares en 1992 constituyen el hecho más importante en
la cartografía de coberturas vegetales (Fig. 3, mapa 2). Asimismo, estas
unidades representan la dinámica superficialmente más importante desde la
década de los 60 hasta 1992, año en el que se realizaron las campañas de
campo de comprobación (Tabla 1).
El análisis de este proceso revela varios aspectos que caracterizan el cambio.
La declaración del Decreto de 18 de diciembre de 1953 por el que se constituía
el Perímetro de Repoblación Forestal Obligatoria, afectó totalmente a la cumbre
central, limitando las actuaciones de origen antrópico y potenciando las tareas
de repoblación. Este efecto se aprecia desde los inicios de nuestro análisis
diacrónico, donde ya encontramos las primeras áreas repobladas en la zona del
Pico de Las Nieves (Fig. 3, mapa 1). La continuación de tales labores,
determinan, por consiguiente, que las masas de pinares de la cumbre sean
44 A. NARANJO CIGALA & L. HERNÁNDEZ CALVENTO
bastante importantes (Fig. 3, mapa 2) a costa de las unidades de matorrales y
pastizales presentes en 1960 (Fig. 4, mapa 5). Las características de esta
evolución que se expresan cartográficamente en la Fig. 4, mapa 5 y
cuantitativamente en la Tabla 4, revelan la indiscriminación y la variabilidad de
las unidades procedentes, dada la determinación impuesta por el Decreto sobre
la propiedad de los terrenos.
Tabla 3.- Superficie de las coberturas vegetales dinámicas entre los años 1960 y 1992. Cambio a..
COBERTURAS DINÁMICAS (Cambios a...)
Cultivos
Cultivos Abandonados
Pastizal
Matorral Disperso
Matorral Denso
Pinar
SUPERFICIE (km')
6,19
1,09
0,35
0,13
1,30
10,07
Tabla 4.- Superficie de las coberturas vegetales que han experimentado cambios a pinares entre los
años 1960 y 1992.
CAMBIOS A PINARES
Desde U. de Cultivos
Desde U. de Cultivos Abandonados
Desde U. de Pastizal
Desde U. de Matorral Disperso
Desde U. de Matorral Denso
SUPERFICIE (km')
1,15
0,31
1,22
2,27
1,15
Los pinares actuales pues, sustituyen especialmente a matorrales dispersos
y en menor medida a cultivos y matorral denso y pastizales, hecho, junto con
otros, que tipifica la naturaleza de las masas actuales de pinares en la cumbre
central.
En definitiva, queda de manifiesto que las diferencias entre vector y ráster,
a la hora de ofrecer definición cartográfica, son mínimas si se escoge el tamaño
adecuado del pixel. Asimismo, también se pone de relieve las posibilidades que
ofrece la tabulación cruzada de mapas ráster para caracterizar la dinámica
evolutiva de las coberturas analizadas y del paisaje vegetal en sentido estricto.
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 45
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Cultivos
Cultivos abandonados
Pastizal
Matorral disperso ^Q) Agustín Naranjo Cigala
Matonral denso & Luis Hernández Calvento
Pinar
Afloramientos rocosos
Presas
Figura 3.- Mapas de coberturas.
46 A. NARANJO CIGALA & L. HERNÁNDEZ CALVENTO
Dinámica (1960-92)
U. permanentes 1960-1992
Cambios a cultivos
Cambios a cultivos aband.
Cambios a pastizal
Cambios a matoo'al disperso
Cambios a matorral denso
Cambios a pinar
Cambios a afloramientos rocosos
Cambios a presas
Permanencias (1960-92)
Unidades que cambian (1960-92)
Cultivos que permanecen %
C. abandonados que perman. ^
Pastizales que permanec.
Matorral cBsperso que permanece
Matorral denso que permanece
Pinar que permanece
Afloramientos rocosos que perman^
Presas que penmanecen
A pinares (1960-92)
U. de pinares permanentes (60)
Desde cultivos
Desde cultivos abandona
Desde pastizales
Desde maton-al disperso
Desde matonal denso
Desde aíloramierjtos rocosos
Figura 4.- Resultados cartográficos de la clasificación cruzada "ráster"
ESTUDIO DEL PAISAJE VEGETAL MEDIANTE EL SIG "RÁSTER" 47
GLOSARIO
Creímos conveniente introducir una somera explicación del significado de
algunos conceptos que aparecen reflejados en la metodología de nuestro estudio,
con el objeto de que contribuyan a facilitar la comprensión del análisis que
hemos efectuado.
Ráster: Sistema de codificación de la información geográfica en el que se usa
una malla de unidades regulares en las que se registra el valor temático de la
variable que se quiera representar. La exactitud posicional de los elementos
representados con este sistema está condicionada por el tamaño de cada unidad
o celda, es decir, por su resolución.
Pixel: La palabra pixel proviene de la conjunción y abreviatura de las inglesas
Picture x Element (Pl X EL). Es el elemento más pequeño representado en un
modelo de datos ráster. La longitud del pixel debe ser la mitad de la longitud más
pequeña que sea necesario representar de todas las existentes en la realidad
(Star y Eyes, 1990), citado por BOSQUE (1992).
Lógica booleana: Las funciones de los operadores lógicos de Boole (AND, OR,
NOT, XOR, IMP y EQV) son usados en los SIG, no sólo en la búsqueda selectiva
de información temática sino también en la geométrico-cartográfica.
Coberturas: El término cobertura procede del inglés coverage y se entiende como
la ocupación (land cover) del territorio en un momento concreto.
REFERENCIAS
BOSQUE, J . , 1992.- Sistemas de Información Geográfica. Rialp, Madrid. 451 pp.
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Geografía, Barcelona. 295 pp.
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178 pp.
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dinámicos de ocupación y uso del suelo. Estudios Geográficos, 195: 235-258.
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- J . BOSQUE & F. MORENO, 1993.- La dinámica del Paisaje. Aplicaciones de un SIG ráster al ejemplo
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STRATEGIC MAPPING INC, 1992.- ATLAS «GIS v. 2.0, & Reference manual, Santa Clara, CA (USA).