Boletín Millares Carlo
30, 2014, 138-148
I.S.S.N.: 0211-2140
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¿TODAVÍA HAY ESPACIO PARA LA ÉTICA EN LA ERA DE LA TÉCNICA?
Pietro Piro
Università di Roma Tre
RESUMEN
En este breve artículo, tratamos de responder a la pregunta: ¿hay todavía lugar para la ética en la era de la tecnología? Para responder a esta pregunta se tiene que ir a la raíz de la técnica: el deseo para el bienestar humano. La ética es posible, si la técnica sigue siendo una herramienta para el deseo humano de bienestar. De lo contrario, es posible desarrollar una técnica que puede excluir el hombre como sujeto ético.
Palabras clave: ética, la técnica, deseo de bienestar
ABSTRACT
In this short article, we try to answer the question: is there still room for ethics in the age of technology? To answer this question you need to go to the root of the technique. The desire for human welfare. Ethics is still possible, if the technique remain a tool in the human desire for welfare. Otherwise, you may develop a technique that can exclude a man like ethical subject.
Keywords: ethics, technology, desire for wellnessPietro Piro
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A G. Pasqualotto,
navigator entre Oriente y Occidente.
En este pequeño artículo se intenta de responder a una pregunta muy actual: ¿todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica? Para responder a la demanda actual, es necesario dar un paso atrás. A la raíz de la técnica. Sólo cuando la causa profunda sea descubierta, seremos capaz de dar respuestas significativas. Esto es lo que vamos a tratar de hacer, tratando de decir lo esencial, entrando sin demasiados rodeos en el núcleo de la cuestión.
I
El tema de la ética se ha debatido ampliamente en todos sus aspectos; una inmensa cantidad de libros llena los departamentos de las universidades y cada año decenas de publicaciones renuevan la discusión con las aportaciones más variadas. La ética se ha analizado tanto desde el punto de vista histórico1 como desde el punto de vista comparativo.2 Más que de una sola ética, habría que hablar de varias éticas.3 Sin embargo, a pesar de los numerosos esfuerzos, el tema de la ética sigue siendo peligroso y, con la incesante proliferación de los distintos “puntos de vista”, es cada vez más una cuestión que no puede generar un consenso compartido universalmente. Éticas distintas y de una naturaleza diferente se enfrentan en una batalla por la hegemonía4, cuyo único propósito parece ser el dominio y el control. Los grandes aparatos productivos, burocráticos, económicos, mediáticos, religiosos o ideológicos producen constantemente unas éticas propias, cuya naturaleza intrínseca se muestra como un intento fundativo de justificación, que parece ignorar la búsqueda universal de una ética común que acerque a los pueblos para ayudarles a superar las inevitables diferencias que a menudo conducen al conflicto. Estas éticas de conveniencia no tienen la fuerza suficiente para llegar a los corazones de los hombres, sino que son el resultado de una manera de pensar derivada
1 Véase: C. Preve, Storia dell'etica, Petite Plaisance, Pistoia 2007; J. Rohls, Storia dell’etica, Il Mulino, Bolonia 2001; L. Fonnesu, Storia dell'etica contemporanea: da Kant alla filosofia analitica, Carocci, Roma 2006; J. V. Bourke, Storia dell’etica: Esposizione generale della storia dell’etica dai primi pensatori greci ad oggi, Armando Armando, Roma 1972; G. Lukács, Contributi alla storia dell'etica, Feltrinelli, Milán 1975.
2 Véase: G. Sabattini, Globalizzazione e governo delle relazioni tra i popoli, Franco Angeli, Milán 2003; L. Valle, Dall’ecologia all’ecosofia. Percorsi epistemici ed etici tra Oriente e Occidente, tra scienza e saggezza, Ibis, Como-Pavía 2011; T. Brescia, Le eterne leggi dell'anima: tra Oriente e Occidente, per una pace interiore e universale: l’etica olistica, MIR, Montespertoli 2004. Para una primera aproximación a algunos temas de la “ética” oriental véase G. Pasqualotto, Estetica del vuoto. Arte e meditazione nelle culture d'Oriente, Marsilo, Venecia 2003.
3 Cfr. E. Bonan-C. Vigna (eds.), Etica del plurale: giustizia, riconoscimento, responsabilità, V&P, Milán 2004; C. Vigna (ed.), Libertà, giustizia e bene in una società plurale, V&P, Milán 2003.
4 Se retoma el pensamiento de A. Gramsci según el cual la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos maneras: como dominio y como dirección intelectual y moral; y puesto que, del mismo modo en que se gana la hegemonía también puede perderse, cuando la clases políticamente dominantes ya no pueden ser líderes de todas las clases sociales, es decir, no pueden resolver los problemas de la comunidad en su conjunto y a imponer a toda la sociedad su concepción global del mundo, la crisis actual se manifiesta en forma crítica en la separación entre el dominio y la dirección. Las clases dominantes mantienen su dominio con firmeza pero ya no son capaces de proporcionar respuestas adecuadas a la cuestión ética (dirección). Para superar la dinámica hegemónica es necesario poner en cuestión la lógica de la hegemonía en su fundamento mismo, como sugiere: R. J. F. Day en Gramsci è morto. Dall’egemonia all’affinità, Elèuthera, Milán 2008 (cuyas conclusiones no comparto totalmente pero sí algunas de sus esperanzas), quien identifica una posible alternativa en la creación de relaciones no universalizantes, no jerárquicas, no coercitivas y basadas en la ayuda y el compromiso mutuos y comunes.¿Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica?
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del interés privado, e inevitablemente chocan con una realidad compleja que no puede aceptar una ética que no sea fruto de un diálogo entre las mejores mentes de todos los pueblos de la Tierra; además, y muy especialmente, de aquellos pueblos que no han tenido voz en el curso de la historia y que siempre han formado parte de los explotados, pero son los portadores de un ética antigua y noble, todavía en contacto vital con la Madre Tierra.
La necesidad de una ética común compartida es aún más urgente en un mundo que se autoproclama como globalizado y que rompe las fronteras, un mundo donde se amplifica el movimiento de las personas y las ideas a través de una poderosa movilización técnica que tiene el carácter de una loca carrera contra el tiempo5. Dada la brevedad de mi artículo, no puedo tratar ni de lejos todos los aspectos de la cuestión ética, por lo que elegí abordar la influencia de la tecnología sobre la ética. Voy a tratar de llegar a la raíz, sin perderme en el análisis de cómo los distintos instrumentos técnicos hayan podido generar e influir en los diferentes comportamientos actuales.
II
No estoy de acuerdo con la afirmación radical de Ortega y Gasset6 de que el hombre es esencialmente técnico. Creo que es una proyección retroactiva a partir de un estado actual. Una forma de ver las cosas siempre a través del cristal de lo útil. El hombre es un organismo natural, y como todos los organismos naturales, se ha dado a sí mismo una forma y una organización7. Forma y organización que han cambiado considerablemente a lo largo de los milenios. El hombre no siempre ha sido un fabricante de herramientas. Los primeros recolectores no necesitaban de herramientas8. Su cuerpo era todo lo que necesitaban. Los cazadores, sin embargo, sintieron la
5 «“Campo di sterminio per il tempo”, è un’espressione indovinata. È interessante come questi campi si moltiplichino in maniera esponenziale proprio insieme alle retoriche che definiscono il tempo come un bene scarso.[…] Il tempo appare particolarmente scarso quando non si riesce a distruggerne abbastanza in una volta sola. Ogni nuovo canale televisivo, ogni nuova rivista, ogni nuovo sito, moltiplica la possibilità di distruzione del tempo. Cerchiamo di consolarci dicendo che, in questo modo, aumentano anche le possibilità d’informarsi. Troppo bello per essere vero. Un’informazione, nel senso proprio del termine, ha bisogno di estendersi e dilatarsi nel tempo, perché l’intelligenza, la memoria e i sentimenti richiedono tempo per recepire ed elaborare le notizie ricevute. Avere maggiori possibilità d’informazione non significa più informazioni, almeno che anche il tempo non aumenti in maniera proporzionale.[…] La difesa contro gli attacchi diretti a sterminare il tempo - un formidabile fuoco di fila incrociato - divora sempre di più il tempo, fino a farlo sparire. Intanto l’industria, con la massiccia produzione dei telefoni cellulari, portatili collegabili alla rete e altri mezzi di comunicazione, fa di tutto affinché neppure un minuto del tempo non programmato, che eventualmente potrebbe restare libero, sfugga alla morsa fagocitatrice della tecnica». Cfr. L. Baier, Non c’è tempo! Diciotto tesi sull’accelerazione, trad. it. de Barbero Lenti O., Boringhieri, Turín 2004, p. 87.
6 Cfr. J. Ortega y Gasset, El mito del hombre allende la técnica, ed. de M. Martín Serrano, Teorema vol. XVII/3 (1998), p. 1.
7 «Spesso si ha l’impressione che l’organismo opponga resistenza all’organizzazione. Già gli organi di struttura più semplice sembrano sottrarsi a essa per costruirsi; il bios tende essenzialmente a preferire formazioni sferiche, ovali, a forma di calice o di goccia, oppure, ancora, gli stati fluidi. Per influsso dell’organizzazione s’introducono invece i modelli lineari, a raggiera, rettangolari. Ciò risulta evidente ogni qual volta in un popolo venga introdotta una forma di Stato, che sia il favo di un’arnia, o la veduta aerea di una città industriale che sorge nel mezzo di una foresta.» Cfr. E. Jünger, Lo Stato Mondiale. Organismo e organizzazione, trad. it. de Iadicicco, Guanda, Parma 1998, p. 66.
8 En realidad, una hipótesis más verdadera es la que nos lleva a pensar que las herramientas de los recolectores fueron tan suaves y ligeras que no dejaron rastro, a diferencia de las de los cazadores y agricultores, que se elaboraron con materiales duros para resistir el paso del tiempo. Sobre este punto, véase J. Tattersal, Il mondo prima della storia. Dagli inizi al 4000 a.C., Cortina, Milán 2009, p. 42.Pietro Piro
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necesidad de organizarse a través del uso de las herramientas para matar
9. Oswald Spengler hace del hombre un cazador10 y amplifica esta visión a toda la raza humana. Ciertamente, la elección humana primordial, fue la de los cazadores, y agricultores11. No es casualidad que los más antiguos restos arqueológicos sean en su mayoría herramientas de caza. Herramientas que se han fortalecido y perfeccionado continuamente hasta ahora. Sin embargo, los primeros artefactos tenían la intención de matar. Después de todo, dos piedras usadas como una piedra de molino se utilizan principalmente para destruir las semillas. ¿Cuál son, pues, las raíces profundas de la producción técnica?
III
El animal humano (y esto significa el hombre dominante, el cazador-agricultor) no acepta los límites impuestos por el medio ambiente. Es un organismo vivo que quiere más. Quiere sentirse mejor. Evitar el dolor y maximizar su bienestar. El hombre quiere sentirse bien. Siempre y en todas partes. Pasar de una situación a otra, buscando siempre las mejores condiciones de vida. No tiene escrúpulos a la hora de someter a todos los demás organismos vivos. Como ser indeterminado por excelencia12, el hombre no acepta las limitaciones de su entorno e intenta por todos los medios crear las condiciones que le son favorables. El instrumento técnico nace del deseo profundo, que es inextricablemente psico-físico, fruto de una idea de bienestar que sólo más tarde se hace concreta. Así que antes de ser fabricadas, todas las herramientas técnicas han sido diseñadas y deseadas. Son hijas del deseo de bienestar del hombre. Por supuesto, el bienestar tiene tantos matices como hombres que desean, que viven, que sueñan. A toda nueva idea de bienestar le corresponde una innovación técnica. Esta proliferación, a veces lenta y acumulativa y a veces rápida e innovadora, ha acompañado al hombre desde sus orígenes y pervive hoy con nuevos e inquietantes desarrollos.
9 Para una visión general sobre el papel de la caza en la historia humana, véase para empezar: P. Galloni, Storia e cultura della caccia. Dalla preistoria a oggi, Laterza, Roma-Bari 2000.
10 «El hombre es un animal de rapiña. […] El mundo es la presa; y de este hecho, en último término, ha nacido toda la cultura umana». Cfr. O. Spengler, El hombre y la técnica, trad. es. de M. Morente, Espasa-Calpe, Madrid 1934, pp. 29-37.
11 «Invece di vivere all’interno della natura come parte dell’ambiente, i primi agricoltori si trovarono in opposizione alle forze della natura. […] Quando le persone sono alle strette dai capricci del clima, iniziano a sentirsi in contrasto con la natura, cominciano a perdere il senso d’integrazione con il loro ambiente naturale. La vita diventa una lotta per avere la meglio sulla natura: per modificarla, e se possibile, per dominarla.» Cfr. J. Tattersal, op.cit., p. 163.
12 «El hombre, dijimos el otro día, es un perenne inadaptado e inadaptable, por eso tropieza con el mundo y por eso tiene mundo. Porque el mundo no existe sino porque es tropiezo. De aquí que la conducta del hombre sea inversa de los demás animales, lo cuales se adaptan al medio, mientras que él procura adaptar el medio a su persona. En esta circustancia, el destino del hombre implica tener que adaptar, por algún esfuerzo enérgico y continuado, este mundo a sus exigencias constitutivas, esenciales, que son precisamente aquellas por las cuales él es un inadaptado. Tiene, pues, que esforzarse en trasformar este mundo que no coincide con él, que le es extraño, que no es por tanto, el suyo, trasformarle en otro en que se cumplan sus deseos. Porque el hombre es un sistema de deseos imposibles en este mundo. Crear, pues, otro mundo del que pueda decir que es su mundo. La idea de un mundo coincidente con el deseo es lo que se llama felicidad. El hombre se siente infeliz y, precisamente por ello, su destino es la felicidad. Ahora bien, no tiene otro instrumento para trasformar este mundo en el mundo que puede ser suyo y con él coincidir que la técnica, y la física es la posibilidad de una técnica ilimitada. De donde tenemos que la física es el órgano de la felicidad humana y que la instauración de esta ciencia ha sido dentro de lo humano el hecho más importante de la historia universal». Cfr. J. Ortega y Gasset, Una interpretación de la historia universal (En torno a Toymbee), Revista de Occidente, Madrid 1958, p. 269.¿Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica?
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IV
Decir que la técnica se deriva de un deseo de bienestar implica un diagnóstico antropologico concreto. El hombre es un organismo inestable, hambriento, insaciable, depredador e inventor. A diferencia de todos los demás organismos, no tiene una posición que lo satisfaga plenamente, que lo sacie del todo. Esta inestabilidad y falta de centro lo lleva a ser capaz de elegir y esta posibilidad puede ser su felicidad o el origen de su desgracia. La ética nace precisamente cuando se puede elegir cómo y el por qué. Mientras se permanece atrapado en el nivel de las necesidades instintivas de la naturaleza viva, no hay lugar para la ética, en el sentido, obviamente, de la ética humana. Tenemos la sospecha de que existe una ética natural que posee un lenguaje secreto13 y escondido, un lenguaje de la totalidad viviente, un lenguaje que el hombre también comprendía hasta que decidió hacer de la naturaleza una enorme reserva de «materias primas» que poder utilizar en su beneficio. A partir de entonces se inició un largo silencio, interrumpido raramente a lo largo de los siglos por los diálogos de los místicos14, los poetas y los chamanes.
V
El desarrollo técnico ha pasado por varias fases. Desde el sílex pulido hasta los microprocesadores. Desde el arco y las flechas hasta el radiocontrol de misiles. A lo largo de este proceso, nunca se ha agotado el empuje del ser humano de ir más allá de los límites impuestos por su propio cuerpo. El cuerpo meramente humano es insoportable para los hombres. El desarrollo de la técnica responde a las nuevas y cada vez más sofisticadas exigencias de bienestar. Resulta imposible determinar con antelación los límites de este proceso. Si tales límites fueran posibles, sólo podrían surgir de una mayor conciencia de la naturaleza dolorosa del proceso continuo de producción de deseos siempre nuevos. En efecto, el deseo de bienestar no es fácil de satisfacer y renueva continuamente la sensación de carencia, de insuficiencia, de fragmentación. Satisfacer todos los deseos, incluso los más recónditos, no significa alcanzar ni la paz, ni la realización, ni el bienestar psico-físico. Los místicos de todas las religiones han descrito el ser prisionero de los deseos como la condición menos favorable para la salvación. Una ética que desee fundar una nueva sociedad basada en los principios de justicia social y de desarrollo económico, debe necesariamente abordar el problema de los deseos de bienestar. Si estos deseos son manipulados por quienes obtienen beneficios (la industria publicitaria es un potente sistema capaz de crear deseos cada vez nuevos y efímeros), entonces habrá un impulso a la multiplicación infinita y la expansión sin control. Un movimiento caótico al que la ética no puede hacer frente, ya que es demasiado rápido y demasiado «líquido» respecto a la capacidad de la ética para penetrar en el tejido social y regularlo.
13 Durante más de 2.500 años la naturaleza ha sido interpretada a la luz del «segreto invisibile che regola tutto ciò che è visibile» (p. 30), «vale a dire la forza, la ragione invisibile, di cui il mondo visibile non è che la manifestazione esterna» (p. 32), fenomenológica. Así pues, se asoma aquí en toda su centralidad el aforisma heraclitiano según el cual «la natura ama nascondersi» (af. 123). Cfr. P. Hadot, Il velo di Iside. Storia dell’idea di natura, trad. it. de D. Tarizzo, Einaudi, Turín 2006.
14 ¿No revela también el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís un diálogo con todo su entorno natural, entendido como una totalidad en la que es imposible distinguir entre criatura y Creador? Sobre el Cántico véase Giovanni Pozzi, «Il Cantico di Frate Sole di San Francesco» en Letteratura Italiana Einaudi. Le Opere, vol. I, dir. A. Asor Rosa, Einaudi, Turín 1992. Véase asimismo E. Leclerc, Le Cantique des créatures ou les symboles de l'union, París 1976; F. Bajetto, «Un trentennio di studi (1941-73) sul Cantico di Frate Sole», L'Italia francescana XLIX (1974), pp. 5-62.Pietro Piro
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VI
La técnica se está propagando con creciente ubicuidad, porque el deseo de bienestar del hombre es cada vez más ilimitado. Una vez eliminados los frenos inhibitorios de las imágenes de referencia de la religión, la política, la ética o la cultura, las industrias que basan su actividad en la manipulación y la producción de un nuevo imaginario distorsionado y fin en sí mismo ocupan cada vez más espacio, y prometen mediante la posesión de los objetos técnicos un ideal de felicidad y de bienestar que se basa esencialmente en tener. Tener, en este caso, significa tener acceso a un sueño de bienestar15. Una tierra prometida a la que se accede por la riqueza y no por elección. Sin embargo, incluso los consumidores más maliciosos de la era digital podrían darse cuenta de que este ideal no tiene ningún fundamento, sino que se basa esencialmente en una farsa en la que el consumidor y el productor se sostienen mutuamente, regalándose miradas de aprobación recíproca en un teatrillo vacío y desnudo.
VII
No debemos permanecer en silencio ante otra de las raíces de la técnica. El deseo de vencer al tiempo. El hombre sabe que debe morir. Desde su más tierna infancia, se da cuenta de que el cambio continuo a lo largo del tiempo conduce inevitablemente a un declive lento e inexorable. El joven se vuelve viejo. La materia orgánica en inorgánica. Frente a este deterioro, la técnica promete una posible alternativa. En tanto que sucedáneo de la inmortalidad del alma, la técnica promete un futuro diferente y más optimista. Un retorno a la Edad de Oro16. Si la muerte todavía no ha sido derrotada, es sólo cuestión de tiempo. Al final, deberá tener éxito el experimento decisivo, que permitirá al final vencer la pesadilla de la muerte. Mientras tanto, incluso poder prolongar un solo año la duración de la vida, gracias a los últimos hallazgos técnicos, significa participar en una esperanza, un sueño colectivo, una proyección inconsciente que guía el comportamiento humano. Derrotar al tiempo, sin embargo, no significa llenarlo de significado. Es probable que la inmortalidad que ofrece la técnica pueda resultar en una existencia monótona y vacía, carente de emociones17 y carente de ese profundo sentido del límite de la muerte, que no sólo es el origen de la
15 «Il narcisismo collettivo fa si che gli uomini compensino la coscienza della loro impotenza sociale, che penetra dentro le stesse costellazioni pulsionali individuali, e, insieme, il senso di colpa per non essere e fare ciò che dovremmo essere e fare secondo il proprio concetto, con l’appartenenza, reale o soltanto immaginaria, ad un mondo superiore, completo, a cui attribuiscono le proprietà di tutto ciò che a loro manca, e da cui ricevono in cambio qualcosa che sostituisce la partecipazione a quelle qualità. L’idea di Bildung è a ciò predestinata, perché – analogamente al delirio razziale – esige dall’individuo solo un minimo, affinché egli possa raggiungere la gratificazione del narcisismo collettivo; è già sufficiente aver frequentato una scuola superiore, e talvolta la semplice supposizione di provenire da una buona famiglia. L’atteggiamento in cui convergono la Habildung e il narcisismo collettivo dell’iniziato che dispone, che ha voce in capitolo, si atteggia a specialista, è del numero». Cfr. T. W. Adorno, Teoria della Halbbildung, trad. it. A. Solmi Marietti, Il melangolo, Génova 2010, pp. 40-41. Sobre el significado de «elección» véase también J. Baudrillard, La società dei consumi: i suoi miti e le sue strutture, Il Mulino, Bolonia 2008, p. 53. Sigue siendo una lectura esencial como elemento clave para «entrar» en la cuestión de la relación entre el dinero y la ideología: M. Weber, L’etica protestante e lo spirito del capitalismo, Rizzoli, Milán 1997.
16 «Gli uomini della razza d’oro appaiono senza ambiguità come dei Reali, dei basilees, che ignorano qualsiasi forma di
attività esterna al campo della sovranità. Due elementi infatti, caratterizzano negativamente il loro modo di vita: essi non conoscono la guerra e vivono tranquilli […] Essi non conoscono nemmeno la fatica, poiché la terra produce per loro spontaneamente beni innumerevoli». Cfr. J. P. Vernant, Mito e pensiero presso i greci. Studio di psicologia storica, trad. it. de M. Romano-B. Bravo, Einaudi, Turín 2001, p. 24.
17 «Nella nostra società le emozioni in generale vengono scoraggiate. Benché senza dubbio il pensiero creativo − come¿Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica?
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conducta ética, sino que es lo que nos ha proporcionado el sentido de todos nuestros instantes terrenales. Gracias a la muerte, podíamos tener un punto de referencia imprescindible que además de ser común a todos los seres vivos también era el motor de la producción del sentido último hacia el que que durante siglos hemos tratado de llevar nuestras existencias caídas en el tiempo.
VIII
El sentido profundo de la técnica aparece así en su sencilla inmediatez: aliviar y eventualmente eliminar el sufrimiento, la enfermedad y la muerte. La técnica promete un retorno a una época feliz, a una época adánica, antes de la caída en el pecado. Antes de trabajar con el sudor de su frente. Antes de dar a luz con dolor. Esta promesa es tan fuerte y tan profunda como para generar un imaginario potente, difícil de menoscabar, incluso cuando la técnica fracasa incluso en su propósito más inmediato y simple. La técnica se convierte entonces en portadora de un destino escatológico18. Consecuencia de ello, es que cada vez sea más difícil establecer un parámetro ético que sea exclusivamente humano, con la exclusión de la técnica y de su ética intrínseca.
IX
El hombre ha construido (hasta ahora) sus parámetros éticos, incluida la técnica como un mero instrumento. Un objeto inanimado para ser utilizado a su voluntad, para a continuación deshacerse de él sin tener que preocuparse demasiado. La idea de que la tecnología no es ni buena ni mala, sino que todo depende de su uso, está muy extendida. Esto significa (desde este punto de vista) que los objetos técnicos tienen un carácter neutral. En cambio yo creo que todo objeto es en primer lugar fruto de un pensamiento y de una idea de bienestar que, por lo tanto, nunca podrá ser neutral, porque siempre está pensado con un propósito. Una bomba atómica, una mina, una silla eléctrica, ¿cómo pueden no utilizarse para otro propósito distinto de aquel para el que se fabricaron? ¿Se trata de objetos neutros? Una excavadora quizás expresa el mismo deseo de cavar la tierra que una pala de madera prehistórica y no es más que la extensión, con el apoyo de la fuerza técnica, de la misma necesidad. Creemos que la técnica, lejos de ser neutra, tienen una función precisa: aumenta las necesidades y aumenta la voluntad de poder y dominación.
ogni altra attività creativa − sia inseparabilmente legato ad emozioni, è diventato un ideale pensare e vivere senza emozioni. Essere “emotivo” è diventato sinonimo di instabile e squilibrato. Nell’accettare questa regola, l’individuo si è
molto indebolito; il suo pensiero si è impoverito e appiattito. D’altro canto, le emozioni, non potendo essere completamente eliminate, debbono avere un’esistenza totalmente separata dall’aspetto intellettuale della personalità; il risultato è il sentimento a buon mercato e insincero con cui i film e le canzonette nutrono milioni di consumatori emotivamente affamati». Cfr. E. Fromm, Fuga dalla libertà, trad. it. de C. Mannucci, Edizioni di Comunità, Milán 1983, p. 211.
18 «Particolarmente importante a livello psicologico perché l’idea di una mancanza di senso ultimo è assolutamente spaventosa per l’uomo. Per questo le società umane hanno sempre tentato di creare qualche forma di quadro di riferimento, per dare alla storia e alle nostre vite personali un qualunque significato». Cfr. P. S. Boyer, When Time Shall Be No More: Prophecy Belief in Modern American Culture, Belknap Press, Cambridge-Londres 1994, pp. 24 ss.Pietro Piro
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También tengo que mencionar un aspecto importante que está en la raíz de la técnica: el deseo de control. Para muchos individuos la imposibilidad de controlar las variables del medio ambiente resulta insoportable. La técnica (en su mayoría el resultado de la lógica de causa y efecto) le permite crear entornos artificiales donde el nivel de previsibilidad de los acontecimientos es mayor al que ofrece el entorno natural. El control reduce la ansiedad, aumenta la percepción del propio poder, reduce y simplifica las variables del pensamiento, alivia la sensación de desorientación. El control, sin embrgo, a menudo degenera en el delirio de omnipotencia y cuando, por el contrario, no es factible, conduce a la ansiedad y al ataque de pánico. En muchas obras literarias19 y cinematográficas20 el futuro distópico se describe como una sociedad totalitaria controlada por los señores de las máquinas, quienes sentados en las amplias salas de control y a través de las órdenes impartidas por los teclados luminosos, determinan la evolución de la vida social, controlando y regulando todos los más mínimos aspectos de la vida.
XI
Hemos mencionado las raíces de la técnica y la forma en que esta responde a las necesidades profundas y arraigados en el ser humano. Pero debemos dar un paso adelante. El hombre siempre ha fundamentado la ética incluyendo en su horizonte a la técnica como un objeto inanimado que sirve como trasfondo para su vida, pero que en esencia no participa en la fundación de la ética. La principal diferencia entre el hombre (dotado de una ética) y una máquina (que carece de ella) ha sido siempre la conciencia. El hombre es consciente de ser un hombre, la máquina no. Sólo la conciencia puede determinar el valor de la vida y, en consecuencia, la necesidad de regular la vida en común por medio de normas que protejan ese valor. Si las máquinas toman conciencia de su ser (¿Cuál es realmente el objetivo de todos los experimentos de inteligencia artificial, de las redes neuro-electrónicas, de las memorias interactivas conectadas en red, de la aplicación de la microingeniería electrónica a los organismos vivos, de las simulaciones del lenguaje humano, de los experimentos con las máquinas que se autocorrigen y aprenden de sus errores?), ¿quién nos podrá asegurar que las máquinas, al desarrolar su propia autoconciencia, se impongan una ética que esté de acuerdo y en armonía con la nuestra? ¿Quién puede estar seguro de que esta ética propia de la técnica no excluya al hombre?
XII
Desde esta hipótesis tan extrema (aunque en el fondo no lo sea tanto) tenemos que partir para construir una ética de la responsabilidad21. Una ética de las consecuencias a medio y a largo
19 En particular: E. Zamjatin, Noi, Feltrinelli, Milán1963; A. Rand, Antifona, Liberilibri, Macerata 2003, A. Huxley, Il mondo nuovo e Ritorno al mondo nuovo, Mondadori, Milán 1991 y G. Orwell, 1984, Mondadori, Milán 2000.
20 Me refiero en particular a dos importantes películas: Metrópolis de 1927, dirigida por Fritz Lang, y El hombre que escapó de un futuro (THX 1138) de 1971, dirigida por George Lucas. Véase: P. Bertetto, Fritz Lang: Metropolis, Lindau, Turín 1990.
21 Cfr. M. Weber, L’etica della responsabilità, La Nuova Italia, Florencia 2000; G. Lazzarini, Etica e scenari di responsabilità sociale, Franco Angeli, Milán 2007; G. Lissa, Etica della responsabilità e ontologia della guerra: percorsi levinasiani, Guida Editori, Nápoles 2003; V. Franco, Etiche possibili: il paradosso della morale dopo la morte ¿Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica?
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alcance. Una ética que nos enseñe el verdadero respeto por la Madre Tierra. No sabemos lo que significa en lo profundo introducir una innovación técnica en el medio ambiente humano22. La introducción del uso del arado significó cambiar radicalmente el paisaje de regiones enteras del planeta. Donde había bosques de árboles centenarios, el hombre tuvo que preparar el terreno para utilzar el arado. Sin embargo, el arado es, en su origen, un objeto bastante inofensivo. Los primeros arados eran de madera y muy pequeños. Tal vez el primer arado era impulsado por una única mano humana. Sin embargo, el arado cambió el curso de la historia, introdujo nuevas relaciones sociales, mutó los hábitos de miles de pueblos y produjo enormes trastornos en el Medio Ambiente.
Si dos piezas de madera ensambladas han sido capaces de hacer todo esto, ¿qué impacto puede tener sobre el destino del hombre una central nuclear, un escudo antimisiles conformado con satélites, un acelerador de partículas, un robot que puede aprender de sus errores? La técnica requiere una reflexión más profunda y colectiva, mucho más intensa de las que le hemos dedicado hasta la fecha.
XIII
Me gustaría de señalar, aunque sólo pueda hacer una breve mención a ello, que para superar el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, el hombre ha inventado rutas alternativas a las de la técnica. En todas las tradiciones místico-iniciáticas23 se recurre a técnicas del alma, ejercicios espirituales, meditaciones y oraciones, que tienen como fin transformar el cuerpo mortal en un cuerpo inmortal. Un largo proceso que va desde el sentimiento de fragmentación de la persona hasta su reintegración con el Todo. Es un conocimiento refinado, muy profundo, que al haberse acumulado celosamente por las diversas tradiciones, ha llegado casi sin cambios hasta nuestros días. Se trata de un complejo aparato de técnicas del alma24, que preserva el medio ambiente natural y permite al hombre superar
di Dio, Donzelli Editore, 1996; C. Dovolich, Etica come responsabilità: prospettive a confronto, Mimesis Edizioni, Milán 2003; H. Jonas, Tecnica, medicina ed etica, Prassi del principio responsabilità, Einaudi, Turín 1985.
22 «L’esperienza ci ha insegnato che gli sviluppi di volta in volta avviati, con obiettivi a breve termine, del fare tecnologico presentano la tendenza a rendersi autonomi, ossia ad acquisire una propria dinamica coattiva, un impeto automatico in forza del quale non soltanto diventano irreversibili, come è stato detto, ma acquistano una funzione propulsiva al punto da trascendere la volontà e i piani degli attori. Ciò a cui un tempo è stato dato avvio ci sottrae di mano la legge dell’agire e i fatti compiuti sfociano nella normatività della coazione a ripetere. […] qui più che altrove si
verifica che, al secondo e a tutti gli altri successivi siamo già schiavi». Cfr. H. Jonas, Il principio responsabilità. Un etica per la civiltà della tecnologica, trad. it. de P. P. Portinaro, Einaudi, Turín 1990, p. 41.
23 «Gioia sarebbe in realtà la semplicità di vita sparsa nel mondo da una intuizione mistica diffusa; gioia anche quella che seguisse automaticamente ad una visione dell’aldilà in una esperienza scientifica ampliata […] L’umanità geme, semischiacciata dal peso del progresso compiuto. Non sa abbastanza che il suo avvenire dipende da lei. A lei di vedere prima di tutto se vuole continuare a vivere; a lei domandarsi poi se vuole soltanto vivere, o fornire anche lo sforzo perché si compia, anche sul nostro pianeta refrattario, la funzione essenziale dell’universo, che è una macchina destinata
a creare delle divinità». Cfr. E. Bergson, Le due fonti della morale e della religione, trad. it. de M. Vinciguerra, Edizioni di Comunità, Milán 1979, p. 270.
24 «El pueblo en que predomina la idea de que el veradero ser del hombre es ser bodhisatva no puede crear una técnica igual a quel otro en que se aspira a ser gentleman. Ser bodhisatva es, por lo pronto, creer que esistir en este mundo de meras aparencias es precisamente no exisistir de verdad. La veradera existencia consiste para él en non ser individuo, trozo particular del universo, sino fundirse en el Todo y desaparecer en él. El bodhisatva, pues, aspira a no vivir o a vivir lo menos posible. Reducirá su alimento al mínimo; ¡mal para la técnica de la alimentación! Procurará la inmovilidad máxima, para recogerse en la meditación, único vehículo que permite al hombre llegar al éxtasis, es decir a ponerse en vida fuera de este mundo. No es verosímil que invente el automóvil este hombre que no quiere moverse. En cambio, sucitará todas esta técnica tan ajenas a nostro europeos como son las de los fakires y yoguis, técnicas del éxtasis, técnicas que no producen reformas en la naturalezza material, sino en el cuerpo y la psique del hombre. Por Pietro Piro
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sus miedos más profundos, que son en primer lugar enfermedades del alma. A partir de estas técnicas25 tenemos que aprender una profunda lección: que el hombre puede desarrollar una ética del ser o una ética del tener, todo depende de sus sueños y sus deseos. Deseos cuya realización no está exenta de consecuencias trágicas.
XIV
Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica, pero sólo si la técnica en sí queda relegada a mero instrumento, una herramienta inanimada e inconsciente, objeto de nuestros deseos y medio para la realización de nuestras necesidades. De lo contrario, debemos esperar que la responsabilidad de nuestros propios errores no recaiga sobre nosotros.
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ejemplo la técnica de la insensibilidad y la catalepsia, de concentración, etc.». Cfr. J. Ortega Y Gasset, Meditación de la técnica y otros ensayos, Revista de Occidente, Madrid 1977, p. 70-71.
25 Para un primer análisis de algunas de estas técnicas, por supuesto exotéricas y populares, véase: C. Lamparelli, Tecniche della meditazione orientale, Mondadori, Milán 2010; Id., Tecniche della meditazione cristiana e pagana, Mondadori, Milán 1995; E. Conze, Meditazione buddhista, Astrolabio-Ubaldini, Roma 1977; C. Luk, I segreti della meditazione cinese: l’auto-sviluppo mediante il controllo della mente, come è insegnato dalle scuole Ch’an, Mahayana e Taoista della Cina: antiche formule mediche cinesi, Ubaldini, Roma 1965; I. Robinet, La meditazione taoista, Ubaldini Editore, Roma 1984; M. Eliade, Tecniche dello yoga, Bollati Boringhieri, Turín 2003; D. Goleman, Esperienze orientali di meditazione: manuale di psicologia degli stati alterati di coscienza e delle tecniche di meditazione, Savelli, Roma 1982.¿Todavía hay espacio para la ética en la era de la técnica?
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- ZOLLA E., (1959), Eclissi dell'intellettuale, Bompiani: Milán.
- Id., (1962), Volgarità e dolore, Bompiani: Milán.
Obras del autor del artículo sobre el mismo tema:
Artículos en revistas
− Dos meditaciones sobre la técnica: El hombre y la técnica de Oswald Spengler y Meditación de la técnica de Ortega y Gasset, en: «REVISTA LAGUNA», 32; Abril 2013, pp. 43-58.
− La “Meditación de la Técnica” di J. Ortega y Gasset e “L´impossibile ritorno” di E. Zolla, en: «ENDOXA», N. 3, vol. 28, pp. 179-202.
− Insieme ma soli. Perché ci aspettiamo sempre più dalla tecnologia e sempre meno dagli altri, en: «CQIA RIVISTA», vol. 5, p. 257-260.
− Tecnica e Democrazia. Un dibattito che manca (appunti sulla democrazia), en: «CRITICA LIBERALE. IL LUNEDÌ DELLA CRITICA», n. 30 - 7 October 2013, http://www.criticaliberale.it/settimanale/1646
Monografías
− Il dovere di continuare a pensare. Interventi, saggi, recensioni, Petite Plaisance, Pistoia 2013.
− Non c’è tempo per l’uomo. Una discesa nel maelström della tecnica, Edizioni La Zisa, Palermo 2012.
− La terra rotta. Una risposta alle lettere del lago di Como di Romano Guardini, Palermo, Edizioni La Zisa 2012.
− La peste emozionale. L’uomo-massa e l’orizzonte totalitario della tecnica, Mimesis, Milano-Udine 2011.