Boletín Millares Carlo
30, 2014, 112-118
I.S.S.N.: 0211-2140
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EXPRESAR LO IMPENSABLE: ESCRITURA Y PODER
Domingo Fernández Agis
Universidad de La Laguna
RESUMEN
Partiendo de la comparación entre un verso de José Ángel Valente y una sentencia de Lao Zi, se exponen en este trabajo algunas ideas acerca de la posibilidad de forzar el lenguaje, haciéndolo llegar hasta los límites de lo pensado y aún de lo impensable, intentando construir así una nota más a pie de página del discurso en torno a las relaciones entre escritura y poder.
Palabras Clave: Escritura, Metáfora, Poder, Discurso, Derrida, Foucault, Novarina.
ABSTRACT
Based on the comparison between a verse from Jose Angel Valente and a sentence of Lao Zi, this paper presents some ideas about the possibility of forcing the language, making it reach the limits of thought and even the unthinkable, trying to build and a note in the footnotes of discourse on the relationship between writing and power.
Keywords: Writing, Metaphor, Power, Discourse, Derrida, Foucault, Novarina.Domingo Fernández Agis
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Es autor el poeta José Ángel Valente de un verso, enigmático como pocos pueden llegar a serlo, que encontramos entre los textos recogidos en Fragmentos de un libro futuro. Es el siguiente: “Alrededor de la hembra solar aún sigue girando oscuro el universo”1.
Es posible que advirtamos al leerlo cierto timbre familiar con el que esas palabras resuenan en nuestra cabeza, pues es verdad que no puede dejar de pensarse que en ese verso de oculto sentido el poeta da la vuelta -¡y de qué manera!- a lo expresado por Lao Zi en su Tao Te Ching. Es cierto que podemos leer allí estas palabras, no menos imbuidas del peculiar susurro con el que en ocasiones se dirige a nosotros lo innombrado: “En el umbral de la hembra oscura reside la raíz del universo”2.
En todo caso, en el verso de Valente podemos rastrear el impulso originario de un tipo de poesía que intenta extender lo dicho hasta el límite de lo expresable y, a través de la cual el poeta sumerge su mirada en las raíces de lo pensable, hasta encontrar allí lo no pensado. No es extraño, por tanto, que sea posible para él encontrar cierta luz donde desde siempre el hombre ha visto oscuridad y oscuridad donde ese viejo logos que tanto debe al predominio de lo masculino había vislumbrado en torno a él orden luminoso, por eso logra darle la vuelta de forma tan admirable y precisa a la sentencia de Lao Zi. Este último, por su parte, siguió en su momento el camino inverso –tendríamos que preguntarnos aquí si es ésa la vía originaria o si Lao Zi conoció un verso anterior que daba cuenta de un giro diferente, ahora perdido, no visible e impensable, impenetrable, a esa misma idea- expresando en lenguaje poético un profundo pensamiento metafísico.
En todo caso, queda fuera de cuestión que ambos acuerdan una fuerza equivalente a la relación entre el pensamiento y la expresión poética. Como también al principio femenino, origen del mundo, plenitud o vacío, según se mire, aunque en ambas circunstancias soporte esencial de cuanto existe. Modos de ejemplificar la adversidad a la tendencia descrita no faltan en la historia de Occidente. Tal vez podría destacarse, por su carácter paradigmático, la cosmovisión que se deriva de las ideas de Carl Scmitt, en las que la lucha permanente queda situada en el centro de la sociedad y la historia, un centro permanentemente roto por la dicotomía amigo/enemigo o, por decirlo de otro modo, partidario/adversario. Es muy significativo que, como advierte Jacques Derrida, la mujer esté ausente de esa teoría. En efecto, en una primera tentativa de deconstrucción, señala Derrida a propósito de las ideas de Carl Schmitt:
"Si la mujer no aparece en la teoría del partidario, es decir, en la teoría del enemigo absoluto, si ella no sale jamás de la clandestinidad forzosa, una tal invisibilidad, una tal ceguera da que pensar: ¿y si la mujer fuera el partidario absoluto? ¿Y si ella fuera el otro enemigo absoluto de esta teoría del enemigo absoluto, el espectro de la hostilidad a conjurar por los hermanos jurados, o la otra del enemigo absoluto convertida en la enemiga absoluta que no se debería ni reconocer en una guerra regular? Aquel que, según la lógica misma de la teoría del partidario, deviene una enemigo, que embruma, ella embruma y parasita los límites seguros entre la hostilidad y el odio, pero también entre la enemistad y su contrario, las leyes de la guerra y de la violencia sin ley, la política y su otros, etc."3
1 VALENTE, J. A., Fragmentos de un libro futuro, Barcelona, Círculo de Lectores, 2000, p. 47.
2 LAO ZI, Tao Te Ching, New York, Pargon House, 1989.
3 DERRIDA, J., Politiques de l'amitié, Paris, Galilée, 1994, p. 181.Expresar lo impensable: escritura y poder
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Tendríamos que situarnos en esa iteración e indexación de lo femenino allí donde apreciamos su ausencia, allí donde dicha ausencia se traduce en exaltación de la relación partidario/adversario, en definitiva, en una apelación a la violencia en cualquiera de sus múltiples formas. En todo caso, una violencia que proviene del no comprender, del no tener ni el saber ni el poder necesarios para actuar sin el amparo de la jauría.
Pero, más allá de tales puntos de encuentro, más allá incluso del sustrato discursivo que pueda ser común a ambos versos, hay algo que trasciende el pensamiento y la realización expresiva que los dos, Lao Zi y Valente, tan distantes en el tiempo, alcanzan. Se trata de la densidad del anudamiento entre poesía y filosofía que este y otros muchos episodios vienen a poner de relieve. Aludimos, por tanto, a un espacio de libertad en el que el que se intenta explorar el modo de expresión que conviene a un pensamiento aún tentativo, inconcluso o abierto. Con acierto ha escrito Michel Foucault que "la literatura no es el leguaje que se aproxima a sí mismo hasta el punto de ser su ardiente manifestación, es el lenguaje situándose lo más lejos posible de sí mismo; y si, en esta puesta 'fuera de sí' desvela su propio ser, esta claridad revela a menudo un desmarque antes que un repliegue, una dispersión antes que un volverse los signos sobre sí mismos"4.
No obstante, hablar de poesía y filosofía o, en términos más generosos, o simplemente más difusos, de literatura y filosofía, puede acabar siendo también intentar hablar de la relación que existe entre el discurso establecido y el poder. En este sentido sería pertinente evocar aquí los análisis de la literatura realizados por Foucault, situados hoy en un segundo plano frente a otras facetas de su obra que son objeto de un gran número de trabajos, en los que no ha dejado de abordar esta cuestión, comprometida y crucial como pocas5. A través de ellos comprendemos que también constituye una forma de resistencia luchar contra la tendencia a encerrar la expresión literaria en los límites del discurso que la crítica y el canon literario establecido han creado, en el que los ecos salvajes de la palabra de otra manera dicha son limados por la acción sistemática del poder, por la violencia ejercida desde la economía simbólica impuesta.
La magnitud del ejercicio de ese poder, como asimismo ha sabido ver Derrida, no alcanza tan sólo a lo que sucede en el interior del espacio de la producción del discurso. Por el contrario, ejerce su influjo, a veces decisivo, en otros terrenos, como la política. Así, la política de la lengua tiene una centralidad, referida a la acción política, que no alcanzan otras dimensiones de ésta, en apariencia vinculadas de forma más directa con su núcleo mismo. "Política de la lengua -señala Derrida- (que puede dar lugar, aunque no lo haga siempre, a violencias estatales), política de la educación, política de la
4 FOUCAULT, M., La pensée du dehors, Paris, Fata Morgana, 1986, p. 13.
5 “Foucault critica la sociedad no con la intención de mejorarla, sino para cuestionar las relaciones de poder que la estructuran". Y añade que "cabría establecer una analogía profunda entre la posición de Michel Foucault y la de Pierre Bourdieu. Es cierto que Foucault y Bourdieu constituyeron sistemas de pensamiento muy diferentes, pero atribuyen la misma importancia a la comprensión de las relaciones de dominio –lo que Foucault llama ‘poder’ y Bourdieu ‘violencia simbólica’- , que son omnipresentes. Para ellos pensar es resistir, no resignarse a este orden de cosas que refleja una injusticia inmensa”. CASTEL, R., “Crítica social. Radicalismo o reformismo político”, en VVAA, Pensar y resistir. La sociología crítica después de Foucault, Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2006, p. 9.Domingo Fernández Agis
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inmigración, comportamiento en relación al 'extranjero' en general. Esto afecta a todas las instituciones sociales -y no es indispensable movilizar el código de la lucha de clases para tenerlo presente. Esto afecta, en términos generales, a todo, simplemente a todo: a la manera de 'vivir', de 'hablar', de 'escribir'. Todo esto es política, de un extremo a otro, pero no es solamente política"
6. En este contexto, Derrida sostiene que su método de trabajo, la tan afamada como mal comprendida deconstrución es, ante todo "un análisis práctico de lo que llamamos lo parasitario y de las axiomáticas a partir de las cuales lo interpretamos"7. En este sentido, lo esencial y lo parasitario, el centro y la periferia, lo masculino y lo femenino, así como otras muchas aporías fundamentales han de ser reconsideradas en una lectura deconstructiva que ponga de relieve nuevos perfiles, desesperadas razones, inesperadas ideas.
Es verdad, por otra parte, que hay una forma peculiar de ejercer la violencia en ese intento de provocar el cierre del espacio literario sobre sí mismo. Consideradas así las cosas, habrá que convenir en que la creación literaria no merece ser interpretada como mera ficción, cuya realidad no trasciende los límites del espacio eventualmente creado por el escritor.
La obra de Raymond Roussel es quizá el mejor ejemplo que Foucault podría proponer para explicar las relaciones entre literatura y poder. En el ensayo que dedica a ella, trata de demostrar qué tipo de servidumbres impone al pensamiento y a la acción claudicar ante el discurso impuesto. También pone de relieve los riesgos que corre quien no se somete, quien lucha contra la violencia simbólica que se quiere ejercer sobre él8. Porque los libros de Raymond Russel nos ofrecen, sin duda sin que su autor fuera ajeno a ello, una sistemática elucidación de las relaciones entre las prisiones y las torturas que puede padecer un ser humano, considerado en su corporeidad viviente, y esos peligrosos juegos de liberación y enclaustramiento que pueden narrarse partiendo de nuestra relación con el lenguaje9.
En cualquier caso, ese tipo de obras nos recuerdan también que el origen de la escritura ha de buscarse analizando su configuración a partir de las imágenes representadas, que serían el antecedente más remoto de la representación conceptual. Nuestra escritura alfabética nos ha hecho olvidar esa vinculación con lo concreto, que se manifiesta a través de la imagen10. Ese olvido hace más fácil la tarea de dominación del universo simbólico a partir de la imposición de un discurso.
Otro autor, Valère Novarina, puede ayudarnos a profundizar en los entresijos de esa contradictoria relación. En efecto, en el extraordinario libro que lleva por título Devant la parole, Novarina ha ido desgranando algunas de las claves de la relación entre palabra y ser. Intencionadamente escribo ser con minúsculas, pues me refiero mediante este término a lo existente, a eso que se ha tratado de colocar en un segundo plano remarcando la ilusoria diferencia ontológica entre el ser y el ente, y en particular a la
6 DERRIDA, J., Limited Inc., Paris, Galilée, 1990, pp. 249- 251.
7 Ibid., p. 251.
8 FOUCAULT, M., Raymond Roussel, Paris, Gallimard, 1963, p. 19.
9 FOUCAULT, M.,Ibid., pp. 22 y ss.
10 CHRISTIN, A.-M., "De l'image à l'écriture",VVAA (Sous la direction d'Anne-Marie Christin), Histoire de l'écriture, Paris, Flammarion, 2001, p. 9.Expresar lo impensable: escritura y poder
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existencia humana real, antes que a ninguna forma de trascendencia, para la que el ancestral respeto o el más añejo de los temores imponen siempre la letra mayúscula. En ese impresionante texto nos dice Novarina:
“¿Qué es lo que las palabras nos dicen en el interior donde ellas resuenan? Que no son ni instrumentos que se intercambian, ni herramientas que se toman se dejan, sino que tienen su palabra que decir. Saben sobre el lenguaje mucho más que nosotros. Saben que son cambiadas entre los hombres no como fórmulas y eslóganes, sino como ofrendas y danzas misteriosas. Saben más que nosotros. Se llaman las unas a las otras desde mucho antes que nosotros lleguemos allí. Las palabras preexisten a tu nacimiento. Han razonado antes que tú. Ni instrumentos ni herramientas, las palabras son la verdadera carne humana y como el cuerpo del pensamiento: la palabra nos es más interior que todos los órganos de ahí adentro”11.
De nuevo volvemos al principio, volvemos al resonar, a los ecos de lo indecible en lo dicho. Ese resonar es también producto de un modo de transcurrir por, de una forma de pasar. “Lo más bello del lenguaje es que pasamos con él"12, dice Novarina. Pero ese pasaje nuestro contrasta con su permanencia. Quizá sea ésta el acontecimiento esencial, el acontecer imposible que abre toda posibilidad. Derrida nos ha enseñado a buscar y esperar ese acontecimiento. Sin embargo, éste se ha producido ya. El acontecimiento imposible es la existencia del lenguaje y su permanencia más allá de cualquier otro acontecer.
Acontecer que hace posible cualquier otro acaecer, puesto que "el lenguaje es el lugar de aparición del espacio”13. El lenguaje abre un espacio que acaba siendo el espacio, el único espacio habitable para el ser humano.
Nos encontramos entonces en disposición de entender el calado de una definición de pensamiento en la que cabe lo no pensado e incluso lo impensable, en la que pueden acomodarse el verso de Valente y la sentencia de Lao Zi:
“Pensar no es tener ideas, deleitarse con una sensación, poseer una opinión, pensar es esperar en lo pensado, tener cuerpo y espíritu de acogida. El pensamiento no escoge ni posee nada; vigila, espera. De la misma forma, hablar no es tener alguna cosa que decir y saber expresarse, sino esperar también la palabra. La palabra es siempre como una danza de espera que esperaría la palabra. No alguna cosa que se emite sino alguna cosa que se recibe”14.
Frente a este pensamiento vigilante, esperanzado en la espera, el regocijado rodar de una razón que es incapaz de escuchar nada que no provenga de sí misma, que ni siquiera es capaz de oírse a través de su vieja osamenta.
11 NOVARINA, V., Devant la parole, Paris, POL, 1999, pp. 15-6.
12 NOVARINA, V., Ibid., 1999, p. 19.
13 NOVARINA, V., Ibid., 1999, p. 19.
14 NOVARINA, V., Ibid., 1999, pp. 25-6.Domingo Fernández Agis
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“Los vasos que comunican, las máquinas que comunican, los comunicadores que comunican como máquinas, no dicen nunca lo que saben. Al igual que los ojos frente a la imagen no ven lo que ellos ven; la palabra, por el contrario, pasa más allá de sí misma, viene de más lejos que ella misma, va más allá de lo que puede decir. Entiende lo que no sabe; espera. Hablamos de lo que no podemos nombrar. De forma muy precisa, cada palabra designa lo desconocido. Lo que no sabes, dilo. Lo que no posees, dalo. Es por tanto lo que no puede decirse lo que es preciso decir”15.
No se puede atesorar lo decible, tan sólo aquello que pueda guardarse en la más absoluta oscuridad, allí donde las palabras no pueden alcanzarlo. Maldición caída sobre la obra de arte en un cofre guardada, en oscuros sótanos, en cámaras acorazadas. Silencio impuesto al lenguaje del dibujo, al lenguaje del color, al lenguaje de la imagen que no puede ser vista por quienes podrían hablarla, hacerla discurso16. Lengua que quiere ser oída, pues “la palabra nos ha sido dada no para hablar sino para escuchar. La palabra tan sólo nos ha sido dada para entender lo que significa tú”17. Tú que me hablas, que te dices al decirme, que me haces pensar en un nosotros que nos trasciende en el lenguaje. En un nosotros que es oscuridad y a veces eco. “En lo más profundo de la persona, nadie. En el fondo de nosotros y más íntimo que nuestro nombre: el lenguaje”18.
En, Pendant la matière, Novarina había logrado ya una primera formulación de algunas de las tesis que hemos recogido y comentado hasta aquí. En todo caso, en esta obra encontramos también algunos aforismos que no podemos dejar de reseñar en estas líneas finales. En ellas hemos hablado de lenguaje y pensamiento, sin hacer abstracción de lo que, frente a uno y otro, somos. Sobre ello insiste también Novarina cuando escribe:
“No somos nosotros los que nacemos en el mundo, es el mundo el que nos aparece, el que nace en nosotros. En el curso de nuestra vida, somos el teatro del mundo que nace en nosotros. No morimos: el mundo se retira de nosotros”19.
El mundo abandona al actor, no lo reclama ya a escena. La muerte adopta diferentes formas, según sea ese abandono, pero ha de haber en ella soledad, por piadoso que el mundo sea con nosotros. El eco de la palabra no es suficiente para conjurar esa soledad. Pese a que, como él mismo nos dice, “la palabra ha aparecido un día, como un agujero en el mundo hecho por la boca humana y el pensamiento al principio como un vacío, como un hueco, como un golpe de vacío dado en la materia”20. El agujero se cierra cuando nada más puede ser dicho, pero no se hace el silencio completo, pues éste
15 NOVARINA, V., Ibid., pp. 28-9.
16 “Todo está ordenado en el mundo y es esto lo que asusta extremadamente al hombre. Nada más terrorífico que esta gloria de lo real no hecha para nuestros ojos”. NOVARINA, V., Ibíd. Pero me atrevo a pensar que ese orden no proviene de la materia ni es un descubrimiento de la mirada. Ese orden depende del lenguaje, es el lenguaje que piensa y nos piensa el que ordena el mundo. El lenguaje nos ofrece la única epifanía que está al alcance del ser humano.
17 NOVARINA, V., Ibid., p. 31. La cursiva es mía.
18 NOVARINA, V., Ibid., p. 35. La primera frase del texto original en francés dice: “Au plus profond de la personne, personne”.
19 NOVARINA, V., Pendant la matière, Aforismo XXII, Paris, POL, 1991, p. 12.
20 NOVARINA, V., Ibid., Aforismo XLVII, Edic. Cit., p. 18.Expresar lo impensable: escritura y poder
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depende del callar de otros. Por eso, aún asumiendo que se dejará de contar con nosotros, “la palabra es la trayectoria del pensamiento, el camino de nuestra salida de aquí”
21.
Enigma encerrado en el verso, luminosa oscuridad en la sentencia de Lao Zi, muestras de un misterio que “es incomprensible porque él te comprende”22. En efecto, nunca sabremos si él te comprende en la misma forma en que tú desearías comprenderlo pero, en todo caso, el misterio te encierra pues eres lo que eres dentro de él. No hay afuera.
BIBLIOGRAFÍA
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VALENTE, J. A., Fragmentos de un libro futuro, Barcelona, Círculo de Lectores, 2000.
VVAA (Sous la direction d'Anne-Marie Christin), Histoire de l'écriture, Paris, Flammarion, 2001.
21 NOVARINA, V., Ibid., Aforismo XLVIII, Edic. Cit., p. 18.
22 NOVARINA, V., Ibid., Aforismo LXXXVIII, Edic. Cit., p. 29.