Los primeros pasos de la radiodifusión
en las Islas Canarias
MARÍA INMACULADA GARCÍA RODRÍGUEZ
Licenciada en Ciencias de la Información
RODRIGO FIDEL RODRÍGUEZ BORGES
Dpto. de Ciencias de la Información,
Universidad de La Laguna
(Las Palmas de Gran Canaria)
Boletín Millares Carlo, núm. 28. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2009.
Resumen: Situar cronológicamente la trayectoria vital de un periódico resulta relativa-mente
sencillo, aunque se trate de una cabecera centenaria. Mayores dificultades plantea
determinar en qué momento preciso arrancaron las emisiones de una estación de radio en
los primeros tiempos de la radiodifusión, cuando no existía aún una regulación administra-tiva
de esta actividad y la frontera entre las emisiones de meros radioaficionados y las de
la radio profesional no estaba nítidamente marcada. Radio Club Tenerife ostenta el título
de emisora decana de Canarias; sin embargo, pudo tener una predecesora en Gran Cana-ria:
Radio Club Canarias. Este artículo repasa las fuentes disponibles para fijar cronológi-camente
los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias.
Palabras clave: radiodifusión, Radio Club Tenerife, Radio Club Canarias, Radio Las
Palmas, Islas Canarias.
Abstract: It turns out to be relatively simple to locate chronologically the history of a
newspaper turning to documentary sources, even for a hundred year old publication. Ma-jor
difficulties appear when determining the very moment of the start of a radio station in
the early days of broadcasting when there was no regulation for this activity and the bor-der
between mere amateurs and professional radio stations were not clearly marked. Ra-dio
Club Tenerife holds the title of the oldest radio station of the Canary Islands but could
have a predecessor in Gran Canaria: Radio Club Canarias. This article reviews the availa-ble
sources to set chronologically the first steps of broadcasting in the Canary Islands.
Key-words: broadcasting, Radio Club Tenerife, Radio Club Canarias, Radio Las Palmas,
Canary Islands.
1. INTRODUCCIÓN
La antigüedad es un grado y una fuente de prestigio. Por esa razón, cual-quier
empresa que pueda permitírselo no duda en alardear de una larga tra-
118 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
yectoria profesional. Nada tiene de particular, entonces, que los medios de
comunicación, si es el caso, blasonen de veteranía en el convencimiento de
que su longevidad prueba que su quehacer informativo ha logrado el res-paldo
del público. Se explica así que un periódico presuma de ser el decano
de la prensa en un determinado ámbito territorial. En el caso de las publi-caciones
periódicas, la tarea de determinar qué cabecera puede atribuirse
la condición de decana resulta relativamente sencilla porque la actividad de
un periódico deja tras de sí un rastro material: su colección de números
editados. Basta entonces con acudir a las hemerotecas y localizar el ejem-plar
con la fecha más antigua para emitir un dictamen avalado documental-mente.
Pero si nos referimos a las emisoras de radio, la cuestión se torna bas-tante
más compleja. La propia naturaleza evanescente del medio hace que
gran parte de los contenidos se pierda en el mismo momento de su emisión
sin dejar rastro. Este condicionante negativo es aún más evidente cuando
retrocedemos en el tiempo a unos años en los que todavía no existían dispo-sitivos
de grabación que conservaran fragmentos de las emisiones. Otro fac-tor
que complica la labor de datación tiene que ver con la propia evolución
de la radio como medio de comunicación de masas: la radiodifusión tal como
ahora la conocemos requirió un proceso madurativo de años durante los que
convivieron y, con frecuencia, colisionaron el uso de la radio como sistema
de comunicación punto-a-punto, las actividades de los radioaficionados ama-teurs
y formas embrionarias de radiodifusión comercial1. De añadidura, duran-te
buena parte de esa pre-historia de la radio las estaciones radiodifusoras
operaron al margen de toda regulación administrativa, lo que convierte en
inútil acudir a los archivos oficiales en busca de alguna prueba documental.
Un último aspecto viene a completar este repertorio de inconvenientes: tra-tándose
de emisoras que habitualmente eran impulsadas por meros aficiona-dos
a la radio (por más que andando el tiempo se reconvirtieran en empre-sas
profesionales), no resulta nada sencillo localizar documentos fiables que
den noticia de los periodos de emisiones en pruebas, que podían durar me-ses
e incluso años hasta que el proyecto fraguara.
Con este conjunto de inconvenientes a la vista, es fácil entender que las
investigaciones no siempre consigan establecer concluyentemente qué emi-sora
puede reclamar con razones fundadas la condición de decana, máxime
1 Ese periodo se conoció en Estados Unidos como los años del «caos del éter», cfr.
Barnouw, E., A Tower in Babel. A History of Broadcasting in the United States to 1933,
Oxford University Press, New York, 1966, cap. 3 y Archer, G. L., History of the Radio
to 1926, The American Historical Society, New York, 1938, cap. 17. Una información de
The New York Times, aparecida el 28 de febrero de 1922, recogía la preocupación de
Herbert Hoover, secretario de Comercio ante la situación creada. El texto puede verse
en <http://query.nytimes.com/mem/archive-free/pdf?_r=2&res=9B05E2DE1F30EE3
ABC4051DFB4668389639EDE>. Consulta: julio de 2009.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 119
cuando esa condición puede depender del criterio de evaluación elegido. Así,
por ejemplo, ¿debe considerarse como emisora más veterana aquella que fue
la primera en salir al aire, aunque estuviera operando en pruebas, sin conti-nuidad
en sus emisiones y sin programación estable? ¿Debemos, por el con-trario,
reservar esa distinción para aquella que primero se dotó de una pro-gramación
y horarios de emisión regulares? ¿Deberíamos considerar
exclusivamente aquellas estaciones comerciales y dejar al margen las de los
radioaficionados? Finalmente y adoptando un punto de vista restrictivamen-te
administrativo, ¿ha de considerarse como la más antigua la primera emi-sora
en obtener una licencia de emisión?
Es obvio que dependiendo del criterio elegido, el resultado puede variar.
Un ejemplo emblemático lo encontramos en el arranque de la radiodifusión en
Estados Unidos. La regulación introducida por la Secretaría de Comercio en
1912 clasificaba las estaciones en 8 categorías, pero en ninguna de ellas se
hacía referencia a emisiones para una audiencia amplia y dispersa («broadcas-ting
»)2. A resultas de la confusión que acompañó esos primeros momentos, no
existe un acuerdo unánime sobre qué emisora merece el título de decana de
la radio norteamericana: algunos autores señalan la estación creada por Char-les
D. Herrold en California, pero otros consideran que tal mérito correspon-de
a la WHA-9XM de la Universidad de Wisconsin, a la 8MK Detroit News o
a la neoyorkina 2XG High Bridge Station de Lee de Forest. No son pocos tam-poco
los que apuntan a la KDKA de Westinghouse en Pittsburgh, sucesora de
la experimental 8XK montada por el ingeniero Frank Conrad3.
En sus inicios, la radiodifusión española también conoció momentos de
confusión. Baste señalar que la primera emisora en emitir de manera regu-lar
y con una programación definida, Radio Ibérica, no fue, sin embargo, la
primera en obtener una licencia de emisión, mérito que correspondió a Ra-dio
Barcelona, a la que por ese motivo se le asignó el indicativo EAJ-1. Un
retraso en la formalización de su solicitud hizo que Radio Ibérica obtuviera
finalmente el indicativo EAJ-6. Al margen de su reconocimiento oficial,
no existe acuerdo sobre el comienzo de sus emisiones regulares. Michael
Keith señala el 23 de marzo de 1924, Ezcurra lo retrotrae mes y medio atrás
2 El término «broadcasting» no aparece hasta 1919 y su introducción se atribuye al
ingeniero de la Westinghouse Frank Conrad, cfr. Rodríguez Borges, R. F., Radio e in-formación.
Elementos para el análisis de los mensajes radiofónicos, Servicio de Publicaciones
de la Universidad de La Laguna, La Laguna, 2006, cap. 1. Sobre los avatares de la pro-gresiva
transformación de la telegrafía sin hilos en radiodifusión comercial en Estados
Unidos, cfr. Douglas, S., Inventing American Broadcasting, 1899-1922, The Johns Hopkins
University Press, Baltimore, 1987, cap. 9.
3 La KDKA, la Universidad de Wisconsin y la KCBS —heredera de la estación de Herrold—
reivindican la condición de primera emisora norteamericana. Cfr. http://www.kdkaradio.com/
pages/15486.php.; http://web.archive.org/web/20080108020456/http://www.portalwisconsin.
org/9xm.cfm; y http://www.kcbs.com/pages/3504672.php Consulta: julio 2009.
120 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
y Garitaonandia lo aplaza hasta mayo de ese año4. Contando con estos ante-cedentes
no resulta extraño que la fecha precisa del arranque de la radiodi-fusión
en Canarias esté sujeta a imprecisiones. En las páginas que siguen tra-taremos
de aportar algunos datos que pueden ayudar a disolverlas.
2. LA CREACIÓN DEL RADIO CLUB TENERIFE
El 15 de junio de 1924 aparece la Real Orden por la que se aprueba el
«Reglamento para el establecimiento y régimen de las estaciones radioeléctri-cas
particulares», texto que en opinión de Ezcurra fue recibido con entusias-mo
por los radioaficionados, dado el amplio régimen de libertad de emisión que
les reconocía5. Al amparo de esta regulación, durante el verano de 1924 se
hicieron efectivas las primeras concesiones que recayeron en Radio Barcelo-na
EAJ-1, Radio España de Madrid EAJ-2, Radio Cádiz EAJ-3, Radio Castilla
EAJ-4, Radio Sevilla EAJ-5 y Radio Ibérica EAJ-6. A pesar de las favorables
expectativas despertadas, el Reglamento no logró impulsar la radiodifusión
comercial en España. Aún debieron pasar algunos años y fue preciso introdu-cir
un nuevo instrumento jurídico para lograr ese propósito. El Decreto de 8
de diciembre de 1932, que facultó a la Dirección General de Telecomunicacio-nes
para «autorizar la instalación de estaciones radiodifusoras de pequeña
potencia y carácter local», resultó ser la herramienta decisiva. En los dos años
siguientes a su publicación se pusieron en funcionamiento 59 emisoras de 200
vatios, diseminadas por todas las regiones españolas, entre las que habrían de
estar Radio Club Tenerife EAJ-43 y Radio Las Palmas EAJ-50.
No obstante, la otorgación de la licencia a la emisora tinerfeña requirió
que previamente sus impulsores recorrieran sucesivas etapas de no siempre
sencilla reconstrucción. Distintas fuentes6 coinciden en señalar una particu-laridad
enormemente singular que concurre en los inicios de la radiodifusión
canaria. La radio habría llegado al archipiélago de la mano de Juan (¿acaso
Hans?) Meinke y Arthur Gerbahuer, dos técnicos radiotelegrafistas alemanes
cuyos navíos de guerra quedaron en los puertos canarios tras el armisticio
4 Cfr. Keith, M., Técnicas de producción de radio, IORTV, Madrid, 1992, p. 13; Ezcurra,
L., Historia de la radiodifusión española. Los primeros años, Editora Nacional, Madrid,
1974, p. 46; y Garitaonandia, C., La radio en España 1923-1939. De altavoz musical a arma
de propaganda, Siglo XXI de España y Universidad del País Vasco, 1988, p. 17. Ángel
Faus atribuye a Radio Madrid la condición de primera emisora regular de España. Cfr.
Faus, A., La radio en España (1896-1977). Una historia documental, Taurus, Madrid, 2007,
p. 205 y sig.
5 Ezcurra, L., op. cit., p. 81.
6 Cf. Platero, C., «Orígenes de la radio en Canarias», Revista Aguayro, nº 152, marzo-abril
de 1984, p. 24-26; Alemán, G., Aproximación a la historia de la radio en Canarias,
original inédito, 1997, p. 1 y 2; y Pardellas, J. A., Oh, la radio, Ediciones Idea, Santa Cruz
de Tenerife, 2008, p. 180.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 121
de 1918. Como veremos más adelante, Gerbahuer reunió en torno a sí a los
aficionados a la naciente radiodifusión en Las Palmas de Gran Canaria y
Meinke hizo lo propio con los que serían los radiomaniáticos promotores de
Radio Club Tenerife: Francisco González, Héctor de Armas, Juan Padrón,
Honorio Arienza y Jacinto Reyes. Gracias a su preparación técnica, Meinke
entra a trabajar en la empresa de Santiago Cruz Gómez, importadora de ma-terial
eléctrico, para la que diseña y fabrica distintos prototipos de emisores
y receptores de radio. Su afición a la radiodifusión la canaliza instalando una
pequeña emisora en la finca El Palomo en Santa Cruz, tarea en la que parti-cipan
sus amigos radioaficionados. En 1927 Meinke traslada su residencia a
la localidad de La Cuesta donde los futuros fundadores de Radio Club Tene-rife
salen al aire con la pequeña estación de onda corta EAR 58, realizando
un programa diario entre las 9 y las 11 de la noche. Tiempo después, el 23
de noviembre de 1929 el Gobierno Civil de Santa Cruz de Tenerife respon-de
favorablemente a la solicitud de legalización presentada por los promoto-res
de Radio Club Tenerife, aprobando los estatutos que habrían de regir la
nueva sociedad7. La primera junta directiva estuvo formada por Eduardo Gál-vez8,
presidente; Carlos Rizo, vicepresidente; Jacinto Casariego, tesorero;
Fernando Torres, secretario; y Pedro Martínez, Leopoldo Pardo y Juan Valls,
vocales. El control técnico quedó en las manos de Juan Meinke con la ayuda
de Casariego.
Entre 1930 y 1933 la emisora se traslada al santacrucero barrio de Sala-manca
y de allí a la calle Álvarez de Lugo, inicialmente al nº 29 y luego a la
tercera plata del nº 1 sobre la farmacia de El Chinito. Por el camino, los 44
socios que entonces componían la entidad han logrado reunir 540 pesetas para
remozar su equipo emisor de onda corta y ampliar su potencia9. El 2 de agosto
de 1932 la asamblea de socios, presidida ya por José Artengo Vidal, acuerda
adquirir una emisora de onda media que, respetando el límite de 200 vatios
de potencia fijado para las emisoras locales, diera un nuevo impulso a la ac-tividad
de la emisora. Con enormes dificultades se pudo reunir el dinero ne-cesario,
contando además con la colaboración del Cabildo insular, el ayunta-miento
de Santa Cruz, el Centro de Telégrafos y la Compañía Telefónica para
agilizar los trámites exigidos por la normativa. Una circular de 2 de diciem-
7 Mateu, J. C. (coord.), Aquí, Radio Club Tenerife, EAJ-43, Cadena Ser: 20 años de
los premios «Teide de Oro», Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de Tenerife,
2005, p. 15.
8 Perdomo Alfonso, por error en el apellido, señala como primer presidente a Eduardo
Chávez, confusión que reproduce Mateu. Véanse Perdomo Alfonso, M., «De EAR 58 a EAJ-
43 Radio Club Tenerife, la primera emisora de las Islas Canarias», Canarias Gráfica, nº 200,
abril-julio 1981, p. 4, y Mateu, J. C., op. cit. 15. La condición Gálvez como primer presidente
de la sociedad se recoge en una información firmada por Antonio Delgado en Gaceta de
Tenerife, 13 de mayo de 1934, p.3.
9 Gaceta de Tenerife, 13 de mayo de 1934, p. 2.
122 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
bre de 1933, dictada para reasignar las frecuencias de emisión de las esta-ciones
de onda media a la vista del denominado Plan Lucerna, reflejaba la
existencia de más de medio centenar de emisoras de esta naturaleza entre
las que ya estaban la EAJ-43 de Santa Cruz de Tenerife —con longitud de
onda de 201,1 metros y 0,2 kw de potencia, y concedida a José L. Camps—
y también la EAJ-50 —con longitud de onda de 200,0 metros y 0,2 kw de po-tencia,
y concedida a Pedro Pastor10.
La inauguración oficial de las emisiones de Radio Club Tenerife con la
autorización de la Dirección General de Telecomunicaciones tuvo lugar a las
3 de la tarde del domingo 13 de mayo de 1934. Al acto acudieron numerosas
autoridades e invitados. La crónica aparecida en Gaceta de Tenerife el martes
15 detallaba el trascurso de aquella emotiva jornada inaugural:
Atentamente invitados asistieron los señores comandante militar de la
Región, don Enrique de Salcedo y Molinuevo; gobernador civil, don Rafael de
Pina; presidente de la Mancomunidad, don Ramón Gil Roldán; delegado ma-rítimo,
don José Montero Ríos; jefe del Centro de Telégrafos, don Vicente
Sánchez Segui; director de la Compañía Telefónica, don Demetrio Mestres;
concejal de este Ayuntamiento, don Jerónimo Fernaud; los cuales dirigieron
desde el micrófono un saludo afectuoso a los radio-escuchas, y también hicie-ron
resaltar el esfuerzo de los dirigentes del Radio Club para llegar a dotar a
Santa Cruz de una Emisora de la potencia de la que se inauguraba.
También hicieron uso de la palabra don José Artengo Vidal, actual presi-dente
de la sociedad, don Carlos Rizo y don Felipe P. Ravina, los cuales ex-hortaron
a todos los tinerfeños a que la labor realizada no pare con esta inau-guración,
sino para que todos aporten sus entusiasmos a fin de que esos es-fuerzos
tengan gran éxito.
Después de los discursos, dio comienzo el concierto extraordinario que
se había anunciado, a cargo del Trío Vasco, la excelente pianista señorita Vic-toria
Carvajal y el no menos excelente tenor ruso Constantin Sadko, los cuales
deleitaron con la maestría a que nos tienen acostumbrados.
Durante el concierto se sirvió un «lunch» a los invitados, desviviéndose
en galanterías los directivos para todos y mostrando, con un orgullo que era
difícil ocultar, las distintas instalaciones de la Emisora, que despertaron las
felicitaciones y asombro de los concurrentes (…)
Reciba la directiva del Radio Club, así como toda aquella persona que haya
aportado su cooperación para realizar la obra que ya en parte vemos realiza-da,
nuestra más cordial felicitación, teniendo la seguridad de que Gaceta de
Tenerife estará siempre dispuesta a defender lo que sea concerniente a esa
Emisora, porque con ello defenderemos la cultura y el nombre de Tenerife11.
Desde esa fecha y durante décadas los oyentes de Canarias y de fuera
de Canarias pudieron escuchar el saludo que lanzaba al aire la emisora tiner-
10 Ezcurra, op. cit., p. 243 y 245.
11 Gaceta de Tenerife, 15 de mayo de 1934, p. 3. Véase también la crónica aparecida en
la primera página de La Prensa en esa misma fecha.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 123
feña: «Transmite Radio Club Tenerife con su estación emisora EAJ-43 desde
Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España, ondas normal de 201,1 me-tros
y onda corta de 41 metros y 48 centímetros».
3. RADIO CLUB LAS PALMAS. UN SINUOSO Y LARGO CAMINO
La inauguración oficial de Radio Club Canarias12 el 20 de septiembre de
1929 supuso la culminación de un sinuoso y largo camino de cerca de un lus-tro,
comenzado en 1925. Se hacía por fin realidad los deseos de aquellos en-tusiastas
de la radio de ofrecer a los radioescuchas de la ciudad de Las Pal-mas
emisiones completas y regulares. Conformaban el grupo promotor de la
emisora abogados, médicos, ingenieros y empleados, entre los que se encon-traban
José Quevedo, Federico León Santanach, Luis Junco, Santiago Barry
Hernández, Pedro Reixachs Torres y los hermanos Rafael y Prudencio Gar-cía
Pérez, Luis Ley Wood, León Wallachs y Eugenio Jong. El primer direc-tor
fue Celestino Pérez de La Sala y el técnico especialista, no podía ser
menos, Arturo Gerbahuer13. La primera locutora con que contó aquella emi-sora
fue Teresa Banjul, joven actriz aficionada que intervino con un pequeño
papel en la película La hija del mestre14.
Platero sitúa los primeros balbuceos de la emisora en el año 1925 y da
como primera sede el nº 69 de la calle Constantino, perpendicular a Triana15.
Una información aparecida en Diario de Las Palmas, en noviembre de 1926,
anticipa a 1924 el inicio de las actividades del radio-club grancanario al seña-lar
que «desde hace dos años el Club Radio Canarias viene efectuando ensa-yos
para conocer de una manera más precisa las condiciones más favorables
que debe poseer una estación para que instalada en Las Palmas dé el máxi-mun
de rendimiento proporcional a la fuerza base de la emisora». Al tiempo,
el periódico encarece al Cabildo Insular y al Ayuntamiento para que presten
«su cooperación más decidida hasta conseguir que la Estación de Las Palmas
lleve por medio de su antena a todos los hogares los latidos de su arte y las
bellezas de su música»16. Ese requerimiento fue finalmente atendido por el
ayuntamiento de Las Palmas, que en sesión permanente celebrada a finales
de diciembre acuerda conceder una subvención de 2.000 pesetas «al Club
12 En numerosas referencias de prensa Radio Club Canarias también es denominada
Club Radio Canarias.
13 Platero, C., op. cit., p. 25-26.
14 La película, dirigida por Carlos Luis Monzón y Francisco González González, se es-trenó
en el Cinema Royal de Las Palmas el 3 de abril de 1928. Datos complementarios del
film en la dirección http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_video_f.php?accion=Video&id=
89&vol=no. Consulta: julio 2009.
15 Platero, C., op. cit., p 26.
16 Diario de Las Palmas, 22 de noviembre de 1926, p. 1.
124 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
Radio de Las Palmas» para el establecimiento de una estación emisora ra-dio-
telefónica»17.
También en noviembre de 1926 se produce un hecho enormemente re-levante:
el Gabinete Literario de Las Palmas firma un convenio de colabora-ción
con los promotores del Radio Club Canarias por el que autoriza la ins-talación
de la emisora en su sede. Con fecha de 13 de noviembre de 1926, el
Libro de Actas de Sesiones de la entidad cultural da cuenta de la aceptación
por Radio Club Canarias de los términos del convenio cuyas once cláusulas
se detallan pormenorizadamente. En esencia, el acuerdo contempla la insta-lación
de la estación de radio en dos habitaciones de la planta alta del edifi-cio
de su sede donde se ubicarían los aparatos transmisores y el estudio. El
Radio Club, a su vez, se compromete a ubicar «un aparato receptor de ra-dio-
telefonía provisto de altavoz para que los socios [del Gabinete Literario]
puedan disfrutar dentro del edificio social de las emisiones o audiciones»18.
El acuerdo deja claro, asimismo, que todos los gastos de sostenimiento de la
estación quedan por cuenta del Radio Club, así como la conservación del lo-cal,
y que cuando la Junta Directiva del Gabinete Literario lo estime oportu-no
podrá dejar sin efecto la autorización, concediendo un plazo de tres me-ses
para desmontar la emisora y retirar sus aparatos.
Cinco meses después de la firma del convenio, la actividad de la emiso-ra
en su nueva sede encuentra eco en la prensa local, a la que se invita a vi-sitar
las nuevas instalaciones. Una información aparecida en Diario de Las
Palmas aporta una detallada descripción de los equipos y los proyectados con-tenidos
de las emisiones, que por su relevancia reproducimos por extenso:
Hemos visto la magnífica instalación que Club Radio Canarias se halla
ultimando, y hemos de confesar ingenuamente que nos sorprendió. En las
habitaciones de estudio, departamento del «speaker» y sala de espera, nada
ha escapado a la más sutil previsión; y en cuanto a la elegancia y buen gusto
con que están adornadas —obra del entusiasta amigo don Pedro Rexachs—
de seguro llamarán la atención de cuantos visiten la nueva estación.
Los aparatos instalados son: cuadro de entrada de la corriente, transfor-mador
de alta tensión, rectificador, emisor compuesto del oscilador y
modulador, amplificador del micrófono y baterías de alta y baja tensión, ne-cesarias
para la instalación del amplificador del micrófono. La instalación es
perfecta con sujeción al más escrupuloso tecnicismo y competencia: todo ello,
obra del inteligente D. Arturo Gebaner19, persona que une a sus entusiasmos
por estos progresos radiotelefónicos, un amplio conocimiento de cuantos se-cretos
encierran tales aparatos. Los operadores maniobrarán con todas las
facilidades necesarias, dada la distribución admirable que se ha hecho de los
aparatos mencionados.
17 Diario de Las Palmas, 24 de diciembre de 1926, p. 2.
18 Cláusula séptima del Convenio, Acta de la sesión de 13 de noviembre de 1926.
19 Se refiere a Gerbahuer.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 125
La potencia del transformador es de 0,47 kilovatios, y eleva la corrien-te
alterna a 50 periodos de 190 voltios, a dos fases opuestas de 1.800 voltios
cada una.
Operará la nueva estación de Club Radio Canarias con longitudes de onda
de 250 a 350 metros; ello encierra una ventaja para los radio-escuchas, pues
se logran de este modo objetivos en beneficio de la Radiodifusión, precisamen-te
por tratarse de ondas de pequeña longitud. No molestará la radiotelegra-fía
de los barcos, pues la onda de Club radio quedará por debajo de aquéllos,
no impidiendo escuchar a las demás estaciones, ya que todas tienen longitu-des
de onda superiores a 350 metros, o sea de onda ultracorta por debajo de
los 100 metros.
Muy pronto, pues, los radio-escuchas de esta isla tendrán ocasión de dis-frutar
de las buenas emisiones que Club Radio Canarias prepara: lecturas ins-tructivas,
conciertos magníficos, conferencias, etc., y los numerosos galenistas
de Las Palmas igualmente recogerán en esos minúsculos aparatos cuanto de
sorprendente y admirable lleven en su vuelo las ondas misteriosas (…) Por
lo que ello representa, alientos y estímulos merecen los elementos que for-man
la directiva de Club Radio Canarias, ansiando por nuestra parte no les
falte nunca el apoyo económico de nuestras corporaciones y de cuantos es-tén
penetrados de la trascendencia de este admirable signo de progreso20.
Pese los esfuerzos de la directiva, presidida en ese momento por Fede-rico
León, la ausencia de apoyos oficiales impide que la emisora se convier-ta
en una realidad plenamente consolidada. A comienzos de 1929 los recto-res
de la estación radiodifusora hacen partícipe al Gobernador civil de la
provincia Cáceres Martínez de las dificultades que atraviesan, al tiempo que
se reiteran las peticiones de ayuda a «nuestras corporaciones»21. La crea-ción
del Servicio Nacional de Radiodifusión, mediante el Real Decreto de
26 de julio de 192922, fue interpretada como una ocasión propicia darle un
impulso definitivo a la estación. El pliego de condiciones del concurso pre-veía
la instalación de emisoras entre 0,5 y 1 kw de potencia en Málaga, Ciu-dad
Real, Palma de Mallorca y Tenerife o Las Palmas, circunstancia que lle-va
a Diario de Las Palmas a pedir que las instituciones grancanarias se
adelanten a las tinerfeñas para reclamar para Las Palmas la instalación de esa
emisora23:
20 Diario de Las Palmas, 1 de abril 1927, p. 1.
21 Diario de Las Palmas, 7 de marzo de 1929, p. 2.
22 Real Decreto de 26 de Julio de 1929, publicado en Gaceta de Madrid, n.º 208, de 27
de julio.
23 Diario de Las Palmas, 2 de agosto de 1929, p. 2. La prensa tinerfeña, por el contra-rio,
apenas prestó atención a la convocatoria del concurso. En los días posteriores a la apa-rición
del decreto apenas encontramos 3 breves referencias al mismo en el diario La Prensa
(días 27 de julio, p. 7; 30 de julio, p. 5; y 7 de agosto, p. 3). Este hecho podría indicar que
en esa fecha las actividades de Radio Club Tenerife no habían concitado el mismo interés
en Santa Cruz de Tenerife que las de Radio Club Canarias en Las Palmas.
126 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
En Las Palmas se está instalando desde hace tiempo una magnífica es-tación
de Radiodifusión gracias a entusiastas elementos y a la cooperación del
Cabildo y parecería lógico que en el decreto se figurase esa estación como de
servicio nacional, y no como aparece para instalarse en Tenerife o Las Pal-mas,
cuando precisamente en la primera no existe ni ha existido estación algu-na24.
Sobre el hecho llamamos la atención del Cabildo Insular y del Ayunta-miento
de Las Palmas para que desde ahora hagan las debidas gestiones.
Un mes después, gracias al apoyo de la Casa Philips en Las Palmas, se
hacen realidad las emisiones, que logran salir al aire el 20 de septiembre de
1929, tras un acto inaugural en el que no faltaron los patrocinadores, los pro-motores
y las autoridades locales, con gran impacto periodístico:
Conforme habíamos anunciado, anoche a las diez tuvo lugar en los salo-nes
altos de la Sociedad Gabinete Literario, donde tiene su domicilio Radio
Club de Las Palmas, la inauguración oficial de la estación Radio de Canarias-
Las Palmas, acto que se vio concurridísimo y satisfechos y orgullosos pueden
sentirse los señores León Santanach, Barry, Junco y Richard25, elementos
entusiastas del Radio Club, por el éxito obtenido anoche, al ver realizados
sus esfuerzos de tantos años de trabajo. A la inauguración asistieron el
gobernador civil de esta provincia, señor Cáceres Martínez, el alcalde la ca-pital,
señor Bello del Toro, el presidente del Cabildo Insular de Gran Cana-ria,
los presidentes de las Sociedades de Las Palmas y representantes de la
Prensa.
En el Parque de San Telmo se habían congregado más de dos mil perso-nas,
con objeto de oír por los cuatro altavoces allí instalados todos los núme-ros
del variado y selecto programa, asimismo, en la playa de las Canteras. En
las casas particulares, los radioescuchas que tienen estaciones esperaban con
ansiedad el momento oficial de la inauguración. A las nueve y media, se dio
por la estación emisora la onda, y los aparatos de particulares y las pequeñas
estaciones sintonizaron los suyos.
A las diez y unos minutos, comenzó el presidente de la Radio don Fede-rico
León su discurso de satisfacción; hizo luego historia del funcionamiento
de la estación, recordando las dificultades tenidas durante los pasados cinco
años para llegar hoy a la inauguración26, que no es más (según dijo), que el
principio del fin, pues lo hecho es la demostración de que hay ya en Las Pal-mas
una estación emisora, cuya existencia debe convencer a todos: a las au-toridades,
que asisten a la inauguración, a los incrédulos ya que la oyen, y a
los entusiastas porque han visto los progresos obtenidos. Pide finalmente, el
señor León, apoyo a todas las autoridades para que la estación no muera, ya
que no debe morir, primero por patriotismo y en segundo lugar para que no
se diga que en Las Palmas no vive una idea, que en todas las poblaciones que
ha germinado, ha florecido con arrogante lozanía. Fue muy elogiado el discur-so
del señor León y debemos registrar el hecho de que los oyentes del Par-
24 Cursivas nuestras.
25 Probable error del periódico, refiriéndose en realidad a Pedro Reixachs.
26 Cursivas nuestras.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 127
que de San Telmo le tributaron una ovación al finalizar sus alentadoras y her-mosas
palabras.
(…)
Mr. Youg, apoderado de la casa Philips, encomió la labor de la Junta di-rectiva
del Radio Club y pidió a las autoridades la protección necesaria para
que fuera Las Palmas una estación a la altura de las europeas. Recordó las
veces que ha dirigido la palabra a los canarios desde la estación PCJ., de Ho-landa,
y ofreció que la casa Philips estaba dispuesta a seguir ofreciendo el
apoyo al Radio Club, como hasta el presente.
El programa se cumplió en un todo, siendo muy felicitados y aplaudidos
todos los números, encomendados a elementos del país que prestaron su co-operación
desinteresada. El trío de los señores Prieto, Ribó y Conchs, una vez
más, con su proverbial galantería, cooperó al éxito del programa ejecutando
«Thannhauser», con su acostumbrada maestría.
Durante el descanso, en que radiaron unos discos gramofónicos del me-jor
gusto, se obsequió por la casa Philips y Junta directiva a todos los invita-dos,
con champaña, dulces y helados, siendo la impresión general de que se
acababa de dar un gran paso en la historia de la radiotelefonía canaria, y de
que las autoridades todas estaban dispuestas a ayudar al Club Radio-Canarias-
Las Palmas, como esta isla merecía.
Reiteramos nuestra sincera felicitación a los entusiastas elementos de
Radio Club, pues gracias a su perseverancia y constantes esfuerzos cuenta ya
esta capital con una estación de radio emisora modelo, que proporcionará gran-des
ventajas y beneficios a la isla27.
Sucesivas referencias a la programación de la emisora, aparecidas en la
prensa local, dan testimonio de la continuidad de la emisora, al menos hasta
el 19 de diciembre de 192928. Ofrecía en ese momento la estación emisiones
fundamentalmente musicales, que se escuchaban mediante potentes altavo-ces
en diversas plazas públicas de la ciudad. Igual testimonio de continuidad
ofrece el Libro de Actas de Sesiones del Gabinete Literario, donde se reite-ra
el compromiso adquirido por el Radio Club de instalar un altavoz en la sede
social y, en fecha posterior, la comunicación de la solución de dicha deman-da29.
A partir de esa fecha, desaparece toda pista de Radio Club Canarias.
La memoria popular menciona un fuerte temporal30 que aprovechó el descuido
27 Diario de Las Palmas, 21 de septiembre de 1929, p. 2.
28 Diario de Las Palmas, 27 de septiembre de 1929, p. 2; Diario de Las Palmas, 28 de
septiembre de 1929, p. 2; Diario de Las Palmas, 15 de noviembre de 1929, p. 2; Diario de
Las Palmas, 4 de diciembre de 1929, p. 2; y Diario de Las Palmas, 19 de diciembre de 1929,
p. 2.
29 Véanse las anotaciones correspondientes a los días 26 de octubre y 29 de noviembre
de 1929.
30 En 1966, una adversidad meteorológica similar derribó la antena de Radio Catedral,
provocando el final de sus emisiones. Cfr. García Rodríguez, M. I. y Rodríguez Borges, R.
F., «Radio Catedral de Las Palmas (1958-1966): Prédica y púlpito en la emisora del obispo
Antonio Pildain», Boletín Millares Carlo, n.º 26, 2007, pp. 85-104.
128 María Inmaculada García Rodríguez y Rodrigo Fidel Rodríguez Borges
de una ventana abierta para inutilizar los equipos y callar para siempre la voz
de una emisora que había empezado a hacer familiar entre su pequeña au-diencia
su pomposo arranque: «¡Aquí Radio Club Canarias transmitiendo para
todo el mundo desde Las Palmas!»31. Casi a un tiempo y con el impulso del
propio Federico León, comenzó a emitir otra estación radiofónica en las proxi-midades
de la Plaza de San Antonio Abad de Vegueta, Radio Publicidad Ca-narias,
que funcionó hasta 1934, y a la que se considera precursora de Radio
Las Palmas.
4. CONCLUSIONES
Con la documentación que hemos manejado podemos concluir que, en
efecto, Radio Club Tenerife es la emisora más veterana de Canarias entre las
actualmente existentes. Desde el punto de vista administrativo, la EAJ-43
tinerfeña fue la primera en recibir una licencia de emisión en los términos
previsto en el decreto de 8 de diciembre de 1932. El hecho de que Radio Las
Palmas recibiera el indicativo EAJ-50 indica, sin ningún género de dudas, que
su solicitud fue tramitada con posterioridad. Bien es cierto que, como hemos
señalado, a las alturas de diciembre de 1933 ambas estaciones disponían de
autorización oficial para emitir.
Mucho más complicado resulta establecer qué emisora canaria fue la pri-mera
en adoptar un régimen de emisiones regulares y dotarse de una pro-gramación
estable, y aún más difícil determinar cuál fue la primera en salir
al aire aunque fuera de manera esporádica. La imposibilidad de distinguir
hasta dónde llegaron las emisiones de unos meros radioaficionados y dónde
comenzaron las de una radiodifusión con aspiraciones comerciales multiplica
las dificultades del empeño. En todo caso, de ser cierto el concurso decisivo
de los técnicos alemanes Gerbahuer y Meinke en el arranque de la radiodi-fusión
canaria, podemos hipotetizar que se trató de un proceso que marchó
en paralelo en las dos capitales del archipiélago con muy poca diferencia en
el tiempo.
En el caso de Radio Club Canarias, las reiteradas menciones aparecidas
en la prensa de 1926 —año de la firma del convenio con el Gabinete Litera-rio—
indican que la estación venía efectuando ensayos desde dos años an-tes,
aunque sin llegar a precisar si se trataba de una actividad amateur o ha-bía
unas pretensiones más profesionales. En todo caso, sí parece razonable
afirmar que en esa fecha el proyecto de Radio Club Las Palmas había des-pertado
ya el interés de la prensa y la opinión pública de la ciudad y parecía
marchar por delante del de Radio Club Tenerife. Pero, a la postre, fue la emi-sora
tinerfeña la que logró sobreponerse a todas las dificultades y perseve-
31 Platero, C., op. cit., p. 26.
Los primeros pasos de la radiodifusión en las Islas Canarias 129
rar en el tiempo hasta la actualidad. Con todo, no resulta aventurado supo-ner
que si el proyecto de Radio Club Canarias hubiera tenido continui-dad,
existirían razones fundadas para cuestionar el decanato de la emisora
tinerfeña.
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